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UNIVERSIDAD PRIVADA DE ICA

Resolución Nº 009-2007-CONAFU
Resolución Nº 269-2009-CONAFU

FACULTAD DE INGENIERIA Y CIENCIAS ECONOMICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN:

“PROBLEMÁTICA EN TORNO AL RÉGIMEN DE

ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO EN EL PERÚ”

PARA OPTAR EL TÍTULO DE:

ABOGADO

PRESENTADO POR:

EDMARA ANTHOANET BARRETO ESPINOZA

ASESOR:

DR. JOSE JORGE CAMPOS MARTINEZ

ICA - 2018

1
DEDICATORIA:

El presente trabajo de investigación está dedicado a mi hijo y a mi madre, quienes son


mi motor y motivo para salir adelante. A ellos me debo y son la fuente de mi
inspiración.

2
RESUMEN

A continuación se abordará el tema de la economía social de mercado en el Perú, y


cómo ha incidido la problemática en torno a su implementación, a raíz de la dación de
la vigente Constitución Política del año 1993.
Se abordará su evolución histórica, así como la naturaleza del capítulo económico de
las Constituciones, denominado: “Constitución Económica”. Así mismo, el rol del
Estado en la economía, y lo que realmente rige en el Perú en materia económica, que
no es sino una mezcla de mercantilismo y populismo.
Por otro lado, se precisarán los alcances de la implementación y la problemática de la
economía social de mercado, desde el crecimiento económico, y la tutela de los
derechos de tanto los consumidores y usuarios como de los trabajadores.
Palabras clave: economía social de mercado, mercantilismo, populismo,
consumidores, usuarios, trabajadores, crecimiento económico.

3
ABSTRACT

The following will address the issue of the social market economy in Peru, and how it
has impacted the problem around its implementation, following the enactment of the
current Political Constitution of the year 1993.
Its historical evolution will be addressed, as well as the nature of the economic chapter
of the Constitutions, called: "Economic Constitution". Likewise, the role of the State in
the economy, and what really governs in Peru in economic matters, which is nothing
but a mixture of mercantilism and populism.
On the other hand, the scope of the implementation and the problems of the social
market economy, from the economic growth, and the tutelage of the rights of both
consumers and users as well as workers will be specified.
Key words: social market economy, mercantilism, populism, consumers, users,
workers, economic growth.

4
ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN 7

II. PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN 11

a. DESCRIPCIÓN DE LA REALIDAD PROBLEMÁTICA 11


b. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA 13
c. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 13
d. HIPÓTESIS 14
e. VARIABLES 15

III. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN 16

a. OBJETIVO GENERAL 16
b. OBJETIVOS ESPECÍFICOS 16

IV. MARCO TEÓRICO 17

4.1. La Constitución Económica 17


4.2. Un poco de historia 22
4.3. El régimen en la Constitución 28
4.4. El rol del Estado 31
4.5. Problemática en torno al régimen de economía social
de mercado en el Perú 34
4.6. La corrupción: fruto del mercantilismo y del populismo 41
4.7. La tutela de los derechos de los consumidores y usuarios 43
4.8. La tutela de los derechos de los trabajadores 47
4.9. La tutela de los derechos de los consumidores y usuarios 50
4.10. La tutela de los derechos de los trabajadores 53

V. MÉTODOS O PROCEDIMIENTOS 58

5.1. Tipo y nivel de investigación 58

5
5.2. Método y diseño de investigación 58
5.3. Técnicas e instrumentos de Recolección de datos 59

VI. RESULTADOS 60

a. CONTRASTACIÓN DE LA HIPÓTESIS 60

VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 68

a. CONCLUSIONES 68

b. RECOMENDACIONES 70

BIBLIOGRAFÍA 72

6
I. INTRODUCCIÓN

La actual y vigente Constitución Política del Estado peruano cuenta ya con


cerca de 25 años. Dada luego del autogolpe de Estado perpetrado por el
entonces Presidente Alberto Fujimori, y a instancia de organizaciones
internacionales como la OEA para restablecer la democracia en el Perú, se dio
la vigente Carta Magna, aplaudida por muchos por los logros económicos
obtenidos, y tildada por otros de inclusive ser un simple documento.

Es en el contexto de la dación de la nueva Constitución Política, que se


implementaron una serie de medidas de corte económico para liberalizar a la
economía nacional insertándola en el concierto internacional, desregulando al
mercado y atrayendo inversiones privadas extranjeras.

Recuérdese que los años 90 del siglo XX significaron el apogeo del


denominado “Consenso de Washington”. Un conjunto de medidas económicas
para que los países en desarrollo superaran la crisis, y lideradas por el
economista John Williamson, basadas en la libertad de los mercados.

Fue así que se introdujo en la Constitución Política un capítulo destinado a


desarrollar el contenido del régimen económico que rige en nuestro medio, el
cual se distancia del también denominado régimen de economía social de
mercado implementado en la Constitución Política de 1979.

Así es, si hoy se quiere realizar una suerte de comparación entre ambas
Constituciones, la de 1979 y la de 1993, la Constitución de 1979 es fiel reflejo
de la Constitución española de 1978 y se inclina por una mayor protección del
factor trabajo. Mientras que la del 93 es más flexible en cuanto a las relaciones
de trabajo, a través de la desregulación de los mercados, incluido el laboral.

Es bajo este nuevo marco normativo y constitucional del régimen de economía


social de mercado, que los diferentes agentes del mercado tienen asignados
distintos roles, desde las empresas privadas, los consumidores y usuarios, los
trabajadores y, el Estado.

7
Sin embargo, todas las personas potencialmente podemos ejercer
indistintamente cualquiera de los roles que asigna la economía social de
mercado. Desde el abogado que se convierte en un proveedor de sus servicios,
y que al mismo tiempo es un usuario de los servicios de telefonía.

La economía social de mercado básicamente se reduce a la siguiente frase:


cuando mercado sea posible y cuanto Estado sea necesario. Bajo este modelo,
se deja que los agentes del mercado se guíen bajo la máxima de dejar hacer y
dejar pasar, pero reservándole al Estado el rol de regularlo sin desnaturalizar
su esencia.

Aquí debemos cuestionarnos hasta cuánto puede regular el Estado al mercado


para precisamente no desnaturalizar su esencia.

Sin embargo, la regulación del mercado por parte del Estado se ha justificado
bajo el argumento de que se presentan algunas relaciones jurídicas y
económicas de asimetría, correspondiéndole precisamente al Estado equilibrar
aquellas situaciones para salvaguardar los intereses de los agentes
económicos del mercado.

Los consumidores y usuarios, así como los trabajadores, son claros ejemplos
de partes débiles de sus respectivas relaciones, frente a los proveedores y
empleadores.

Ahora bien, la economía social de mercado en el Perú ha generado cierta


problemática. Y si bien pareciera que hoy en día existe un cierto consenso en
torno al tema, no menos cierto es que la economía social de mercado aún no
ha resuelto el problema de la pobreza y el subdesarrollo en algunos segmentos
de la sociedad.

Efectivamente, uno de los grandes retos del régimen de economía social de


mercado, cuando se implementó en el Perú allá por la década de los 90 del
siglo XX, es que el gobierno se había planteado luchar contra la pobreza,
precisamente con un conjunto de medias económicas. Sin embargo, ello iba de
la mano con el proceso de pacificación de la sociedad, dado que sufríamos los
embates del terrorismo por parte de Sendero Luminoso y el MRTA.

8
No se podían implementar las grandes reformas económicas de la economía
social de mercado, si es que a su vez no se daban las condiciones de
estabilidad política y social que se requerían para atraer a la inversión privada
extranjera.

La problemática en torno a la implementación del régimen de economía social


de mercado será objeto del presente trabajo de investigación, con el único
propósito de despertar el interés en tan importante tema, dado que como
profesionales dedicados al estudio del derecho, muy bien tenemos presente
que el ordenamiento jurídico encabezado por la Constitución Política, es
determinante para el comportamiento de los agentes económicos del mercado.

Apoyándonos en algunos conceptos de la moderna herramienta jurídica del


Análisis Económico del Derecho (AED), intentaremos dar una explicación
jurídica respecto de la problemática generada a raíz de la implementación del
régimen económico de economía social de mercado en el Perú.

Es cierto que el derecho tiene como principal valor a la justicia, mientras que la
economía se basa en la eficiencia. Ambos no necesariamente tienen que estar
separados. Aunque como veremos, las soluciones más justas a veces resultan
no ser tan eficientes. O las decisiones eficientes también pueden ser injustas.
El punto en cuestión es encontrar un equilibrio entre los derechos de todos los
agentes del mercado, sin desperdiciar los recursos de que disponemos en la
sociedad.

La economía social de mercado apunta precisamente a maximizar en lo posible


los recursos, reconociendo las instituciones jurídicas que emplean los agentes
del mercado: derechos de propiedad, privada, contratos, libertad de empresa,
libertad de trabajo, entre otros aspectos fundamentales e importantes,
precisamente sobre los cuales se edifica tal régimen económico.

Necesitamos un estado de derecho que apunte a consolidar un modelo político


y económico, en función a la fórmula contenida en nuestra Carta Magna, que
se desprende de interpretar conjuntamente sus artículos 43 y 58. Tal modelo
no es sino el Estado Social y Democrático de Derecho, que es el contexto
constitucional en el que se desenvuelven los agentes del mercado.

9
Debe tenerse presente pues a la fórmula del Estado Social y Democrático de
Derecho. Esto es así por cuanto lo político y lo económico están íntimamente
vinculados, como los veremos en las siguientes páginas del presente trabajo de
investigación.

10
II. PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN

a. DESCRIPCIÓN DE LA REALIDAD PROBLEMÁTICA

La implementación del régimen de economía social de mercado con la


Constitución Política del Estado del año 1993, ha traído exitosos
resultados en materia económica. El gobierno de entonces logró frenar
problemas macroeconómicos como el de la hiperinflación, la recesión, la
balanza comercial, la inversión extranjera directa, la deuda externa, los
niveles de crecimiento, entre otros, logrando además que nuestro país
se reinsertase en el concierto internacional.

Sin embargo, el modelo no es capaz de solucionar en su totalidad el


gran saldo de pobreza y subdesarrollo que aún persiste en el país.
Sumado a ello, existe descontento entre segmentos de la sociedad
respecto de los logros obtenidos por el régimen, que no traducen en
todos. En otras palabras, no todos los peruanos se han beneficiado del
régimen.

El sector privado, amparado en el libre mercado, abusa de su posición


de dominio, cobrando tarifas excesivas, abusando de los derechos del
trabajador sin reconocer una serie de derechos sociales. Los
consumidores y usuarios se ven avasallados en sus derechos por las
grandes empresas y centros comerciales. Los organismos reguladores
brillan por su ausencia, y el Estado se desentiende de su rol tuitivo ante
los más desprotegidos.

Y los organismos reguladores brillan por su ausencia por cuanto son


capturados por los grupos de poder económico, favoreciendo a las
grandes empresas en desmedro de los pobres y cautivos consumidores
y usuarios. A eso, como veremos en el desarrollo del presente trabajo
de investigación, se le denominado mercantilismo.

En tres aspectos fundamentales ha incidido la implementación del


régimen de economía social de mercado en el Perú: (i) el crecimiento

11
económico, (ii) la protección de los consumidores y usuarios y, (iii) la
tutela de los derechos de los trabajadores, pieza fundamental del
proceso productivo del mercado.

El crecimiento económico se ha visto favorecido con el régimen de


economía social de mercado. Pero según los indicadores del desarrollo
sostenible, el desarrollo no sólo puede medirse en crecimiento, es decir,
en cifras o números, sino también desde lo social, político, cultural,
ambiental, territorial. Éste es precisamente uno de los aspectos
fundamentales del concepto de desarrollo sostenible o sustentable.
Éste, se mide en función a todas sus aristas y no sólo desde lo
económico.

Habiéndole asignado al mercado el rol de distribuir la riqueza y los


recursos, los consumidores y usuarios no han quedado desamparados a
su suerte, sino que el Estado ha asumido su defensa y tutela.

Y tampoco se ha desentendido de los derechos de los trabajadores,


implementando una legislación que les reconoce una serie de derechos
sociales, atendiendo también a la flexibilidad laboral. Esto es
fundamental, por cuanto como veremos más adelante, los costos
laborales son significativos para la inversión privada.

Es sobre la base de esta realidad problemática, que se abordará el tema


del régimen de economía social de mercado en el Perú.

La descripción de la realidad problemática debe centrarse en el entorno


que rodea al problema. Es evidente que un problema de contenido
jurídico y social no está aislado de la sociedad, sino que forma parte de
la misma. La sociedad, de esta manera, resulta ser un engranaje de
situaciones que están íntimamente relacionadas.

En cuanto a la realidad problemática que rodea al problema que


formularemos a continuación, la economía social de mercado influye
significativamente en las relaciones de consumo, los derechos de los
consumidores, las relaciones de trabajo, así como en el accionar de los
agentes económicos y del mercado, en la inversión privada.

12
Como se ha advertido, en realidad lo que rige por suelo patrio y
nacional, es el mercantilismo, socio de populismo. Ambos obedecen a
criterios de privilegios y favoritismos desde el gobierno. Lo cual es
totalmente ajeno a los principios sobre los que reposa la economía
social de mercado, la cual en principio se basa en cuanto mercado sea
posible y cuanto Estado sea necesario.

b. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

Problema principal : ¿En qué medida el régimen de


economía social de mercado contemplado
en la Constitución Política del Estado
incide en el crecimiento y desarrollo del
país?

Problemas específicos : ¿En qué medida el régimen de economía


social de mercado contemplado en la
Constitución Política del Estado incide en
la garantía de los derechos de los
consumidores y usuarios?
¿En qué medida el régimen de economía
social de mercado contemplado en la
Constitución Política del Estado incide en
la garantía de los derechos de los
trabajadores?

c. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

Como futuros profesionales del derecho y de la abogacía, debemos


encontrar la justificación legal del vigente régimen de economía social
de mercado contemplado en la Constitución Política del Estado. Más
aún cuando dicho régimen es el que condiciona el crecimiento y el
desarrollo del país.

13
Como profesionales del derecho, muy bien sabemos que las normas
jurídicas generan incentivos a los agentes económicos del mercado.
Éstos ven en las normas jurídicas un factor por medio del cual,
realizando un racional ejercicio de ensayo y error, y de análisis costo y
beneficio, deciden si cumple o no a la norma.

Es por ello que creo fundamental una justificación legal de este trabo.
Pues los abogados no sólo nos debemos a los tribunales de justicia,
sino también a la realidad socio-jurídica de la que formamos parte.

Frente a la problemática social que existe en el país, dado que aún no


existe un consenso generalizado respecto de la legitimidad del régimen
de economía social de mercado como el factor que promueve el
crecimiento y general al mismo tiempo el desarrollo, es que en la
presente investigación se intentará dar una explicación legal y
doctrinaria respecto de las ventajas y desventajas del régimen en
cuestión.

Pero esa justificación legal, respecto de la legitimidad del régimen de


economía social de mercado, debe ir acompañada de un estudio de las
demás variables del desarrollo sostenible o sustentable. Pues ninguna
variable en particular nos ayudará a medir aisladamente al desarrollo.
Todas deben concurrir de manera simultánea como ya lo hemos venido
sosteniendo.

Finalmente, creo que como ciudadana, consumidora y usuario,


aprovechando los valiosos conocimientos jurídicos impartidos en mi
Universidad, puedo contribuir a un mayor entendimiento legal respecto
del régimen de economía social de mercado en el Perú.

Los profesionales del derecho no podemos ser indiferentes a la realidad


problemática del régimen de economía social de mercado, y dejarles el
problema a otros profesionales, como los economistas o sociólogos.
Pues todos, desde nuestro ámbito de acción, podemos contribuir en
algo.

14
d. HIPÓTESIS

Hipótesis principal : El régimen de economía social de


mercado contemplado en la Constitución
Política del Estado incide en el crecimiento
y desarrollo del país en grado significativo.

Hipótesis específicas : El régimen de economía social de


mercado contemplado en la Constitución
Política del Estado incide en la garantía de
los derechos de los consumidores y
usuarios en grado significativo.
El régimen de economía social de mercado
contemplado en la Constitución Política del
Estado incide en la garantía de los
derechos de los trabajadores en grado
significativo.

e. VARIABLES

Variable independiente : Régimen de economía social de mercado.

Variable dependiente : Crecimiento y desarrollo del país.

15
III. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

a. OBJETIVO GENERAL

Determinar en qué grado el régimen de economía social de mercado


contemplado en la Constitución Política del Estado incide en el
crecimiento y desarrollo del país.

b. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Determinar en qué grado el régimen de economía social de mercado


contemplado en la Constitución Política del Estado incide en la garantía
de los derechos de los consumidores y usuarios.

Determinar en qué grado el régimen de economía social de mercado


contemplado en la Constitución Política del Estado incide en la garantía
de los derechos de los trabajadores.

16
IV. MARCO TEÓRICO

4.1. La Constitución Económica

La Constitución es la norma jurídica y política de mayor jerarquía dentro


del ordenamiento jurídico de los Estados. Es norma jurídica porque
regula las funciones del Estado y reconoce derechos. Es norma política
porque es dada por un Congreso con facultades constituyentes.

La Constitución dentro de la jerarquía normativa se encuentra en el


primer nivel. Así, siguiendo los importantes aportes de Hans Kelsen en
su “Teoría Pura del Derecho”, la Constitución se convierte en la norma
fundante del ordenamiento jurídico. De ella se desprende y legitima todo
el derecho dado por los órganos competentes para ello.

Efectivamente, la Constitución establece los límites formales y


materiales para la dación de las demás normas jurídicas que
constituyen el ordenamiento jurídico de un Estado.

Como muy bien precisa el constitucionalista Bruno Águila Grados, sobre


la Constitución:

“Es un cuerpo de normas jurídicas fundamentales que contienen los


derechos esenciales de las personas y que determinan la organización
del Estado y constituye la base del ordenamiento jurídico de un país”1.

La Constitución es la norma fundamental de un Estado. Su función no


sólo se limita a reconocer y garantizar un conjunto de derechos para las
personas, sino también a estructurar los poderes del Estado. Esto es
fundamental por cuanto la Carta Magna se centra en lo esencial es una
sociedad organizada política y jurídicamente, dando lugar al Estado.

1
Águila Grados, Bruno. El ABC del Derecho Constitucional. EGACAL-Editorial San Marcos.
Lima, 2007, p. 65.

17
Al conjunto de normas que desarrollan lo que la Constitución regula, se
le denomina el bloque de constitucionalidad. Así, el bloque de
constitucionalidad en materia del régimen de economía social de
mercado, estaría integrado por el conjunto de normas que establecen
los mecanismos procesales de los organismos reguladores, los
derechos del consumidor, así como las que se refieren a las prácticas
monopólicas.

Modernamente la Constitución es el texto que, desde la Carta Magna de


1215, limita el poder del soberano para proteger los derechos de las
personas. De esta suerte, originariamente la función de una
Constitución radica en colocarle límites a quien detenta el poder.

Hoy en día el exceso de constitucionalismo ha dado lugar a que todas


las áreas del derecho pretenden ser regulados en la Constitución. Si no
se encuentra regulado en la Carta Fundamental entonces carece de
amparo y protección por parte del derecho y del Estado.

Cuando la tradición constitucionalista siempre fue la de establecer


principios generales y abstractos que se vayan adaptando a las
circunstancias, sin aludir a nadie en particular, pues la ley debe ser igual
para todos.

Esa es la naturaleza de la Constitución, la de establecer los límites en el


ejercicio del poder. Y garantizar los derechos y las libertades inherentes
de las personas o agentes económicos del mercado. Pero la
Constitución no se debe poner del lado de nadie, para precisamente
garantizar la estabilidad.

Actualmente se reconocen hasta tres partes en la estructura de las


Constituciones. Una primera parte, la dogmática, que reconoce una
serie de derechos a favor de las personas.

Una segunda parte, la orgánica, que contempla la estructura orgánica


del Estado, desde las relaciones entre sus tres poderes (Ejecutivo,
Legislativo y Judicial) hasta los distintos organismos constitucionales
autónomos.

18
Finalmente, se ha reconocido una tercer parte en las Constituciones, la
denominada Constitución Económica, que contempla las reglas bajo las
cuales se desenvuelven los agentes económicos, y sus relaciones con
el Estado.

Ésta es pues la estructura de la Carta Magna. De conformidad con el


constitucionalista Darío Herrera Paulsen, sobre el objeto de la
Constitución podemos precisar lo siguiente:

“La Constitución de modo genera, organiza el ejercicio del Poder. Esta


organización puede descomponerse en un cierto número de reglas que
determinan el estatuto de los gobernantes y paralelamente precisan los
fines de su actividad. El objeto de la Constitución es, pues, doble: de
una parte, designa los funcionarios a quienes corresponde decidir las
cuestiones del Estado, fijando su competencia y las modalidades de su
ejercicio y, de otra, dice Burdeau, “también indica qué doctrina de
organización de organización social y política representan los
gobernantes y, en esto, ella identifica la idea de Derecho que será la
idea de obra de la institución estatal”2.

Por otro lado, como bien precisa el constitucionalista Domingo García


Belaunde respecto de la Constitución Económica:

“(…) por tal debemos entender la parte económica que aparece en las
constituciones contemporáneas, en especial, las dictadas en el período
de entreguerras, y más en concreto, en la segunda post-guerra (…).
En efecto, la constitución económica es, en rigor, el aparato estatal de la
economía (debidamente normativizado) que, en síntesis, coincide con
los objetivos del llamado derecho económico. En consecuencia, y como
quiere que el derecho constitucional es el que posibilita y da razón de
ser del derecho económico, (…)”3.

2
Herrera Paulsen, Darío. Derecho Constitucional e Instituciones Políticas. Editorial y
Distribuidora de Libro S. A. Lima, 1987, págs. 144 y 145.
3
García Belaunde, Domingo. La Constitución en el péndulo. Editorial UNSA. Arequipa, 1996, p.
159.

19
En realidad, existe un sector de la doctrina que sostiene que las
Constituciones deben ser neutrales en el extremo de incluir determinado
régimen económico, y sólo deben limitarse a garantizar derechos y
libertades.

Pues no cabe duda que los regímenes económicos obedecen a


determinadas orientaciones políticas e ideológicas, sobre las cuales es
difícil lograr determinados consensos para la legitimidad de las Cartas
Fundamentales.

En nuestro país, la vigente Constitución Política del año 1993,


contempla a la economía social de mercado como el régimen
económico que le asigna al Estado un rol regulador pero con amplios
márgenes de libertad económica para los agentes del mercado.

El artículo 58 de la Constitución Política del Estado señala lo siguiente:

“La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de


mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y
actúa principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud,
educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura”.

Del artículo en cuestión, el Estado se limita a cumplir un rol regulador y


subsidiario, promoviendo y orientando el desarrollo, mientras que el
sector privado en el mercado es la fuente generadora de trabajo y de
riqueza.

En ese sentido, la década del `90 del pasado siglo significó el comienzo
de las grandes transformaciones estructurales. Efectivamente, se
llevaron a cabo las denominadas reformas de primera generación, y que
abarcaron básicamente: eficiencia en el gasto público, reducción del
aparato estatal, proceso de privatizaciones, control de la inflación,
reinserción en el crédito internacional. Con esto el Perú ganó prestigio y
se convirtió en una plaza atractiva para la inversión extranjera.

Sin embargo estas reformas se hicieron con mano dura. Los exitosos
primeros años de gestión de Fujimori, gracias a una mezcla de

20
neoliberalismo, mercantilismo y populismo (entiéndase: asistencialismo)
lo ensimismaron en el poder, a tal punto que intentó entornillarse en el
mismo, erosionando la frágil democracia peruana. La corrupción se
hace evidente con un video, y la sociedad civil organizada se lanza a las
calles para deslegitimar a un gobierno que se caía.

Posteriormente, Alejandro Toledo continuó y profundizó las reformas


económicas liberalizadoras, pero ahora bajo cauces democráticos. La
clase política y la sociedad en general se dan cuenta que la receta para
combatir el subdesarrollo consiste en el modelo adoptado.

Así, comienza una nueva etapa de apertura con la suscripción de


acuerdos comerciales con otros países, los cuales precisamente han
dinamizado la economía nacional, siendo que el gobierno de Alan
García cosechó sus frutos, quien se vio favorecido por los altos precios
internacionales de los minerales. El líder aprista, como una manera de
reivindicarse con el Perú por su desastroso primer gobierno, afirmó el
modelo.

Si bien es cierto, el régimen le ha dado crecimiento al país, por otro lado


no ha logrado reducir la brecha entre ricos y pobres. El gran reto de los
sucesivos gobiernos consiste en redistribuir la riqueza y combatir la
pobreza. Sin embargo, no puede ni debe apartarse del camino ya
trazado, y que tanto sacrificio le ha costado al país. Hacer lo contrario,
significaría echar por la borda tantos años de esfuerzo en ir moldeando
un modelo que muchos reconocen como “el milagro peruano”.

La idea de implementar una Constitución Económica, es decir, un


capítulo dedicado a regular los aspectos de las relaciones económicas,
en la Constitución, fue la de dotas de las herramientas jurídicas y
legales a los agentes del mercado.

Y es que sin reglas de juego los agentes económicos quedan sujetos a


excesos y abusos. La tarea del Estado y de la Constitución consiste
precisamente en dotar de seguridad jurídica a las relaciones jurídicas,
incluidas las relaciones del mercado.

21
Por otro lado se ha sostenido que el modelo es un régimen político. Por
cuanto básicamente se centra en establecer las funciones del Estado en
el mercado o en la economía.

El punto en cuestión consiste en determinar los alcances del Estado.


Por cuando lo que debe prevalecer es que el mercado puede por sí
mismo darle solución a las denominadas fallas.

4.2. La economía social de mercado: un poco de historia

El modelo económico adoptado fue implementado por los alemanes


luego de la Segunda Guerra Mundial, con su Canciller Konrad Adenauer
y el Ministro Ludwig Erhard. Este modelo se basó en el libre cambio que
prospero durante el siglo XIX en la denominada Época Victoriana,
época en la que resaltó el gobierno liberal de William Gladstone.

Recoge así mismo la doctrina socialcristiana, la cual propone un rol


social asignado al Estado en la economía. De esta manera, se busca un
punto de encuentro entre el individualismo liberal y la solidaridad
cristiana.

Como se ha precisado en un interesante trabajo de doctorado de la


Universidad Privada de San Martín de Porres, respecto de los orígenes
de la economía social de mercado:

Ahora bien, los agentes del mercado no sólo deben obedecer a sus
satisfacciones particulares, sino que deben conciliar sus particulares
intereses con el nacional y el bien común.

De esta manera, la economía social de mercado se encuentra entre la


economía centralmente planificada y la economía de libre mercado.

En la economía de libre mercado el mercado se autorregula a sí mismo,


como resultado de la interacción libre y espontáneo de los agentes
económicos. Rige la ley de la oferta y de la demanda, la cual fija los

22
precios de los bienes y servicios que se intercambian para la
satisfacción de las necesidades y por medio de la valoración subjetiva.

En la economía centralmente planificada, el Estado es el agente sobre


el cual gira toda la economía. Realiza actividad empresarial estatal, fija
los precios, los tributos, los aranceles, planifica el desarrollo. No existen
libertades económicas.

Libertades económicas, derechos de los consumidores, rol subsidiario,


promoción del desarrollo y, políticas de inclusión social, serían las
columnas del régimen de economía social de mercado, de lo que se
desprende la sentencia citada por el Tribunal Constitucional.

Es ilustrativa la comparación que realiza Bruno Leoni en torno a los dos


regímenes económico en comparación con los sistemas jurídicos. Así,
para Leoni, la economía de libre mercado va de la mano con el sistema
jurídico anglosajón, en la medida que se basan en las libertades
individuales. Mientras que la economía centralmente planificada va de la
mano con el sistema jurídico romano – germánico, en la medida que
ambos necesitan de la ley para planificar y ordena la convivencia social.

Como ha quedado claro, la economía social de mercado recoge lo


mejor de cada régimen económico, siendo un modelo intermedio entre
los dos antagónicos.

La economía social de mercado, como ya se ha precisado, es un


modelo ecléctico entre la economía de libre mercado y la economía
centralmente planificada. Para ello debemos remontarnos
históricamente a las primeras organizaciones políticas y económicas.

Así, en la Edad Antigua, el comercio surgió con los fenicios. Es en mar


Mediterráneo donde encontramos los primeros atisbos del comercio y el
tráfico mercantil entre las culturas fenicia y griega. Las democracias
griegas establecieron una suerte de globalización a escala menor. Más
adelante sus conquistadores, los romanos, expandieron el derecho a
todos los pueblos conquistados, estableciendo relaciones comerciales y
de subordinación a su imperio.

23
Con la caída del Imperio Romano, durante la Edad Media, en lo
económico rigió el feudalismo. Un régimen basado en la propiedad
sobre la tierra. La autoridad la concentraba el Señor Feudal, quien era
propietario de grandes extensiones de tierra. Parte de su tierra se la
daba a sus vasallos, con quienes celebraba una suerte de contrato por
medio del cual aquellos producían para su subsistencia y cambio de
pagaban en tributo al Señor y se sometían a su autoridad.

Con el Renacimiento Comercial el capitalismo reemplazó al feudalismo.


En adelante la riqueza ya no reposará en la propiedad sobre la tierra
sino en las relaciones mercantiles y comerciales. Los individuos
abandonaron el campo y se trasladaron a las ciudades a ofertar sus
fuerzas de trabajo, en las relaciones comerciales. Durante la Baja Edad
Media ya se habían ido formando los elementos que más tarde
configurarían al Mundo Moderno.

Sin embargo, durante la Edad Moderna, la Europa Continental


sucumbiría por el mercantilismo, propios de los regímenes absolutistas.
La frase “dejar hacer, dejar pasar”, fue una frase que denunció la
libertad de empresa e industria y la libertad de comercio, entre las
personas al margen de sus nacionalidades.

El capitalismo floreció durante el siglo XIX, cuando las naciones, y


principalmente El Imperio Británico apostaron por el libre comercio. Sin
embargo, los excesos en las relaciones laborales, las jornadas que
sobrepasaban las ocho horas diarias, ínfimas remuneraciones, las
precarias condiciones, dieron lugar a la creación de organizaciones
sindicales, socialistas y anarquistas que abogaron por los derechos de
los trabajadores.

En Inglaterra, por ejemplo, la Sociedad Fabiana dio lugar más tarde a la


creación del Partido Laborista. Los múltiples movimientos anarquistas
en España e Italia, competían con las organizaciones socialistas y
comunistas, que más tarde llevaron a la práctica las ideas en la
Revolución Rusa.

24
En adelante, las legislaciones del mundo se adhirieron a toda la
corriente en pro de los derechos de los trabajadores. Es así como en el
derecho constitucional se reconocieron legalmente una serie de
derechos, de contenido económico, social y cultural. Los denominados
derechos de segunda generación.

En América Latina, durante la década de los años 60 y 70, se


implementaron una serie de medidas económicas tomando como
modelo a las políticas de la Comisión Económica para América Latina –
CEPAL, que se reducían a la industrialización por sustitución de
importaciones. El modelo consistía en que los países latinoamericanos,
para promover a sus industrias nacionales, elevaran las tasas de los
aranceles para la importación de bienes, favoreciendo el consumo de
productos nacionales.

Esas medidas, a la larga, aislaron del comercio internacional a los


países latinoamericanos, mientras que otros países, especialmente los
denominados “tigres asiáticos”, desregulaban sus mercados y
aperturaban sus economías al comercio internacional.

En el caso del Perú, toda la década de los años 70 del siglo pasado, y la
década de los 80, significaron un tiempo perdido, porque no se
implementaron las medidas económicas que nos permitieran sacar
provecho no sólo de los vastos recursos naturales, sino también del
talento de nuestra gente.

Es así como llegamos a los años 90, en que se dio la vigente


Constitución, la cual es precisamente la que regula a la economía social
de mercado, inclinándose más a las relaciones del mercado, la
promoción de la inversión, los derechos de los consumidores y usuarios,
los derechos de los trabajadores, el desarrollo sostenible, entre otros
aspectos fundamentales.

Si nos queremos remontar a la historia reciente, debemos referirnos a la


“Guerra fría”. Fue un periodo comprendido entre el fin de la Segunda
Guerra Mundial y los últimos años de la década de los ´90. Durante este
periodo, dos grandes potencias políticas, económicas, militares y

25
diplomáticas, como fueron los Estados Unidos de Norteamérica y la ex
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se vieron
enfrascadas en una suerte de carrera armamentista, y además de
mostrarle al mundo cuál de los dos modelos que abrazaban cada uno
de ellos, era el mejor para brindarle prosperidad a las naciones del orbe.

Así, mientras los Estados Unidos de Norteamérica se adscribía al libre


mercado del capitalismo y la democracia, la URSS lo hacía a la
economía centralmente planificada y el totalitarismo.

Fueron la caída del Muro de Berlín y la desmembración de la Unión


Soviética lo que le demostró a las naciones del mundo que no existía
mejor receta para lograr el crecimiento económico y el desarrollo de los
pueblos, que el libre mercado, el capitalismo y la democracia liberal en
estado de derecho. Así lo sostuvo el futurólogo Francis Fukuyama en
“El fin de la historia y el último hombre”.

Hoy en día, el reto de los regímenes económicos radica en lograr la


inclusión social de miles y millones de personas que sobreviven en la
pobreza. En el caso del Perú, se vienen haciendo grandes esfuerzos, a
pesar de problemas como la corrupción, para ese cometido.

En el ámbito nacional, la clase política tradicional que había gobernado


durante los años 80, se había desprestigiado ante la opinión pública por
sus gobiernos que insistieron con políticas económicas proteccionistas y
de aislamiento del comercio internacional. Se tenía como modelo a lo
que en Europa denominaban el Estado de Bienestar. La Constitución de
1979, como se ha precisado, estaba en esa corriente, al ser una copia
de la Constitución española de 1978. La idea era que el Estado
garantizara un mínimo de seguridad a los ciudadanos.

El enfoque de la economía social de mercado en la anterior Constitución


de 1979 se centraba en los derechos de contenido social. Pues se
inspiró en la Constitución española de 1978, cuando España restauraba
a su Monarquía y un régimen constitucional de partidos, luego de la
dictadura de Francisco Franco.

26
A su turno, el jurista peruano Enrique Chirinos Soto en su momento al
realizar unos comentarios a la anterior Constitución Política del Perú del
año 1979, ha precisado las siguientes ideas en torno al régimen
económico –también de economía social de mercado- que rigió en
aquella Constitución y contenido en su artículo 110, en los siguientes
términos:

“Por lo pronto, el artículo bajo comentario define principios inobjetables.


Se declara, por ejemplo, que el desarrollo económico y social se
alcanza por medio del incremento de la producción y la productividad.
Incrementar la productividad significa producir mejor. Significa obtener
racionalmente el máximo del esfuerzo humano. Para distribuir, hay que
empezar a producir. No es lo mismo que determinar la prioridad entre el
huevo y la gallina. No. No se puede distribuir la riqueza que todavía no
se ha producido. Tal es una de las leyes de hierro de la economía.

En cuanto al trabajo, ya se ha declarado que en el Preámbulo que “es


deber y derecho de todos los hombres y representa la base del
bienestar nacional”. En el artículo 42, que es “fuente principal de la
riqueza”. En el artículo 79, que la República del Perú se basa en el
trabajo”4.

Hoy en día pueden vislumbrarse los efectos de haberse aplicado un


modelo en el que se ahogó desmedidamente de gasto y presupuesto
público al Estado de Bienestar. Consecuencias que está pagando la
Unión Europea con una crisis que ha sacudido a países como España y
Grecia.

El gasto desmedido sin prever las fuentes, es en materia económica


totalmente irresponsable. Ello, a la larga, condena a las generaciones
futuras a asumir los costos de las decisiones de las generaciones
presentes. En economía existe un principio básico, que consiste en que
no se puede ni se debe gastar más de lo que ingresa.

4
Chirinos Soto, Enrique. La Nueva Constitución al alcance de todos. Editores Importadores S.
A. Lima, 1986, p. 122.

27
4.3. La economía social de mercado contenida en la Constitución

Política del Estado

Bajo el antecedente histórico de la implementación de la economía


social de mercado en la vigente Constitución, uno de los progresos que
ha traído la vigente Constitución en cuanto a su capítulo del régimen
económico, es el reconocimiento de un derecho de los consumidores y
usuarios, como lo veremos más adelante.

Como ha sostenido Lourdes Flores Nano, respecto de la economía


social de mercado en el Perú:

“Creemos que el desafío de los próximos cinco años es profundizar en


ella, precisamente para hacerla accesible a aquellos que no están en el
mercado. Desde una perspectiva privada esto consiste en dejar que la
inversión privada venga, crear las reglas más simples y permitir que
haya el mayor despliegue a partir de la inversión. Desde una
perspectiva pública la tarea promotora del Estado consiste, en nuestro
concepto, no en el asistencialismo, el populismo o el subsidio
indiscriminado, sino en favorecer las inversiones para que el mercado
sea accesible a las unidades productivas ahora ausentes en un número
importante”5.

El reto en el Perú, radica pues en encontrar un punto de equilibrio entre


los fines públicos que debe garantizar el Estado, con lo privado, donde
prevalece la inversión de las empresas privadas que son las que
generan los puestos de trabajo. El Estado asume, en el contexto de la
economía social de mercado un rol promotor.

Carlos Guillermo Morales6, en un interesante estudio en torno al rol del


Estado en la economía social de mercado contemplado en la

5
Flores Nano, Lourdes. La Reforma Constitucional desde la perspectiva de Unidad Nacional.
En: “Reforma del Estado Reforma de la Constitución”. Comisión Andina de Juristas – Konrad
Adenauer Stiftung. Lima, 2005, pp. 143-162, p. 147.
6
Guillermo Morales, Carlos. El rol del Estado en una economía social de mercado. En: “Temas
de pensamiento político”. Fundación Konrad Adenauer en el Perú. Instituto Peruano de
Economía Social de Mercado. Lima, 2003, pp. 63-90.

28
Constitución, al mismo tiempo que precisa cuál es el rol del Estado en
la economía, precisa el contenido constitución del régimen económico
en cuestión, en mérito a los siguientes puntos:

1. Reconoce como principio fundamental que la iniciativa privada es


libre, y que se ejerce en una Economía Social de Mercado (art.
58º).

2. El Estado cumple un rol promotor en el desarrollo del país,


actuando principalmente en las áreas de promoción del empleo,
salud, educación, servicios públicos e infraestructura (art. 58º).

3. El Estado puede cumplir un rol empresarial subsidiario en la


economía, sólo autorizado por ley expresa, o por razón de alto
interés público o de manifiesta conveniencia nacional (art. 60º).

4. La actividad empresarial pública o privada recibe idéntico


tratamiento legal (art. 60º).

5. El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda


práctica que la limite, así como el abuso de posiciones de
dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede
autorizar monopolios (art. 61º).

6. La libertad de contratar garantiza que las partes pueden pactar


válidamente según las normas vigentes. Dichos términos
contractuales no pueden ser modificados por leyes u otras
disposiciones (art. 62º).

7. Mediante contratos – ley el Estado puede establecer garantías u


otorgar seguridades a los contratantes. Dichos contratos tampoco
pueden ser modificados legislativamente, sin perjuicio de la
protección otorgada a la propia libertad de contratar antes indicada
(art. 62º).

8. La inversión nacional y la extranjera reciben idéntico tratamiento


legal. En todo contrato estatal debe constar el sometimiento de los

29
contratantes a las leyes y tribunales de la República y su renuncia a
reclamación diplomática. Se exceptúa de lo dispuesto
anteriormente a los contratos de carácter financiero (art. 63º).

9. El Estado y las demás personas de derecho público pueden


someter sus controversias a tribunales o arbitraje nacional o
internacional, en la forma que disponga la ley (art. 63º).

10. El Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios,


garantizando el derecho a la información sobre los bienes y
servicios en el mercado (art. 65º).

El Supremo Intérprete de la Constitución ha precisado los principios


constitucionales que informan al modelo económico. La garantía a estas
libertades es fundamental en un régimen de economía social de
mercado. Por cuanto sin derechos de propiedad los agentes
económicos no se sienten incentivados para invertir, al no sentir la
seguridad que el Estado y las leyes protegen lo suyo. Eso es libertad de
empresa.

Sumado a ello, el mercado y los intercambios sólo operan allí donde


existen derechos de propiedad, y donde la propiedad está
descentralizada entre miles y millones de personas, que intercambian
las titularidades de dichos bienes y servicios. Y eso es libertad de
contratación y de comercio.

No puede desarrollarse una economía de mercado donde no hay


derechos de propiedad privada. Pues los intercambios por medio de los
contratos, opera cuando existen titulares de los bienes. Precisamente,
los derechos de propiedad privada permiten maximizar y sacar el mejor
provecho de los bienes, asignándoles un valor.

En suma, el régimen de economía social de mercado, que realza al


mercado como el escenario de interacción de los agentes económicos,
con un rol social del Estado, no opera sin la garantía a dichas libertades
económicas.

30
En el contexto en que en el Perú se debatía dentro del Congreso
Constituyente Democrático la dación de una nueva Constitución, la de
1993, el Centro de Investigación y Estudios Legales – CITEL, editó un
texto de Bernard H. Siegan titulado: “Reforma Constitucional Esbozando
una Constitución para una República que emerge a la libertad”. En
dicho texto, el autor precisó lo que una Constitución debe contener en
materia económica:

“(…) las regulaciones económicas son impuestas por una o ambas de


las siguientes razones: primero, para intentar mejorar el funcionamiento
del sistema económico, esto es, para remediar o eliminar los excesos o
las limitaciones del mercado; segundo, para asegurar ventajas
económicas a una persona, sociedad o grupo económico, mediante la
eliminación o restricción de negocios, ocupaciones, productos o
servicios competitivos”7.

En materia económica, es controvertido el aspecto que reserva a la


Constitución una función reguladora. Se ha sostenido que en cambio las
Constituciones debieran evitar pronunciarse sobre el régimen
económico, es decir, asumir una cierta neutralidad que sería resuelta
por los propios tribunales de justicia o tribunales administrativos en
casos concretos y particulares.

Ahora bien, lo que debemos cuestionarnos es si realmente la economía


social de mercado contemplada en la Constitución Política se verifica en
la realidad.

4.4. La relación de la economía social de mercado con la fórmula

política

No puede desconocerse el hecho de que lo político y lo económico


están íntimamente vinculados el uno al otro. Se condicionan
mutuamente. En lo político, la forma de gobierno en nuestro país, el

7
Siega, Bernard H. Reforma Constitucional Esbozando una Constitución para una República
que emerge a la libertad. CITEL. Lima, 1993, p. 79.

31
Perú, es la democracia representativa. De conformidad con el artículo
43 de la Constitución, la cual establece textualmente que:

“La República del Perú es democrática, social, independiente y


soberana.
El Estado es uno e indivisible.
Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza
según el principio de la separación de poderes”.

Somos pues una democracia representativa, una República social.


Siendo el Estado unitario y descentralizado, organizándose en función a
la separación de poderes.

Es en mérito a ello, que el Estado Social y Democrático de Derecho le


asigna al Estado una serie de funciones en lo social y económico. Su
función o rol, como veremos más adelante, se centra en garantizar una
estabilidad política y social para que los agentes del mercado puedan
desenvolverse eficaz y eficientemente, pero teniendo como norte el bien
común.

Así es, el Estado es el garante del bien común, pues la economía social
de mercado se enmarca dentro de aquella lógica. Es cierto que los
agentes del mercado en principio buscan satisfacer necesidades o
incrementar sus ganancias. Pero deben hacerlo legítimamente en
armonía con el bien común.

Ahora bien, debe precisarse que estos conceptos de Estado Social y


Democrático de Derecho, Estado Constitución de Derecho, o simple y
sencillamente Estado de Derecho, se circunscriben a establecer un
marco normativo sobre el que tanto los poderes del Estado como la
sociedad civil, interactúan. La idea es que nadie esté por encima de la
ley, ni gobernantes ni gobernados.

Como se ha precisado, nuestro sistema político es la democracia


representativa. Implica un sistema por medio del cual los ciudadanos
eligen a sus representantes, quienes toman decisiones por la

32
ciudadanía en mérito a funciones, competencias y atribuciones
previamente señaladas en la Constitución y demás leyes.

Pero la democracia no significa atropello de derechos, al margen que


exista una mayoría que gobierne. Las funciones de quienes ejercen una
representación política están señaladas en la Constitución. Esto es, en
suma, el Estado de Derecho.

Lo que los ingleses conocen como the rule of law, por nuestro sistema
jurídico en el Perú, nos inclinamos por el estado de derecho, que implica
básicamente tres aspectos: que gobiernen las leyes, que haya
separación de poderes y, que rijan plenamente los derechos de las
personas.

Esto es fundamental por cuanto sin libertades y derechos políticos, la


economía social de mercado no puede prosperar. Es lo que viene
criticándosele al régimen de partido único en la República Popular
China. Ésta se ha adscrito en su totalidad al régimen del capitalismo que
se basa en las libertades del mercado. Pero sin una sólida democracia
que garantice derechos civiles y políticos, de nada servirán las
libertades económicas.

En el Perú, nuestra democracia se encuentra en plena consolidación.


Pues venimos celebrando elección, a pesar de los problemas que
existen. La historia de nuestro país es de dictaduras militares y civiles.
Raramente hemos gozado de democracia. Es la excepción. A pesar de
ello, el reto radica en consolidar una clase media capaz de asumir el
reto de defender sus derechos de propiedad.

Se ha sostenido que la democracia se edifica sobre la base de las


clases medias. Cuando éstas tienen derechos que defender, entonces
se consolida la democracia.

Sin embargo, la democracia tampoco puede operar sin un régimen


económico que garantice las libertades económicas: derechos de
propiedad privada, contratos, libertad de empresa y, libertad de trabajo.

33
A continuación, precisaremos el contenido jurídico de estos aspectos
fundamentales para que opere la economía social de mercado.

4.5. Derechos y libertades garantizados por la economía social de

mercado

Una economía social de mercado, como mínimo debe garantizar ciertos


derechos y libertades, básicos para que el mismo régimen económico
pueda funcionar. Estos derechos y libertades al mismo tiempo son
derechos de contenido civil y político. Son: el derecho de propiedad, la
libertad de contratación, la libertad de empresa y, la libertad de trabajo.

El derecho de propiedad es una institución del derecho civil. Surge en


Roma como la propietas. Hoy en día el derecho de propiedad no sólo
tiene un contenido civil, sino también constitucional. En Roma se
asumía que el derecho de propiedad confería a su titular un conjunto de
atributos y facultades que podía ejercer sobre el bien, esto es: jus
utendi, jus fruendi, jus abutenti, jus persequendi; es decir, usar, disfrutar,
abusar, disponer y, reivindicar.

Pero como se ha precisado, la propiedad tiene una connotación


constitucional. Está reconocida en nuestra Constitución en su artículo
70. Y bajo el esquema de la economía social de mercado, la propiedad
debe ejercerse en armonía con el bien común y dentro de los límites de
ley.

Por ello, el derecho de propiedad faculta a su titular para usar, gozar,


explotar y disponer de ella, siempre y cuando, a través de su uso, se
realice la función social que le es propia. De ahí que el artículo 70.° de
la Constitución precise que el derecho de propiedad se “ejerce en
armonía con el bien común”. Y no solo esto; además, incluye el derecho
de defender la propiedad contra todo acto que tenga efectos de
privación en la integridad de los bienes protegidos”.

Ahora bien, desde el análisis económico del derecho, se asume que


establecimiento de derechos de propiedad privada genera incentivos a

34
los agentes económicos. En la medida que el propietario que sabe que
la ley garantiza su derecho de propiedad, invertirá para maximizar el
bien o recurso.

Sin embargo, existe una limitación constitucional al derecho de


propiedad reconocido en el propio artículo 70 de la Constitución, que es
la expropiación. La expropiación es la pérdida del derecho de propiedad,
que efectúa el Estado en razón a dos causales: seguridad nacional o
necesidad pública. Pero debe ser declarado por ley y previamente debe
pagarse en efectivo una indemnización justipreciada que comprenda a
su vez compensación por algún eventual perjuicio.

Esta es la que se conoce como la expropiación directa, que en el fondo


es el despojo de la titularidad sobre el bien que efectúa el Estado sobre
la persona propietaria.

Existe sin embargo otra clase de expropiación que no se encuentra


regulada en la ley, pero sí en pronunciamientos de los tribunales de
justicia como el Tribunal Constitucional y el Indecopi. Se trata de la
expropiación indirecta o regulatoria.

Efectivamente, con el voto del magistrado César Landa Arroyo, que se


introduce jurisprudencialmente en el Perú, la figura de la expropiación
indirecta o regulatoria, bajo los siguientes alcances:

“La noción de expropiación indirecta o expropiación regulatoria se utiliza


tanto en derecho internacional como en derecho interno. A nivel de
derecho internacional se ha empleado expresamente dicha noción en el
reconocimiento del deber de protección del Perú frente a inversionistas
extranjeros en Tratados Bilaterales de Promoción y Protección
Recíproca de Inversiones, reconociendo el derecho de dichos agentes a
ser indemnizados si son expropiados regulatoriamente.

(…)

A nivel interno, entendemos por expropiación indirecta o expropiación


regulatoria aquellas en donde la Administración Pública a través de uno

35
sobre regulación priva (total o parcialmente) al propietario de un bien de
uno o todos los atributos del derecho de propiedad (ya sea del uso, del
disfrute o de la disposición). El derecho de propiedad sobre bienes tiene
sentido en tanto permiten extraerle un mayor provecho a los bienes. Si
no se puede disponer, usar o disfrutarlos bienes, gozar de su titularidad
carece de relevancia”8.

Así es. Aquella se presenta cuando como consecuencia de la actividad


regulatoria del Estado, la persona propietaria no puede ejercitar los
atributos que confiere precisamente el derecho de propiedad, esto es,
usar y disfrutar. Propiamente no existe un despojo del derecho de
propiedad, sino que simple y sencillamente resulta imposible ejercer los
atributos del derecho de propiedad. Es decir, la persona sigue siendo
propietaria, sigue siendo titular, pero no puede ejercitar plenamente las
facultades del derecho de propiedad.

La función del derecho consiste en garantizar el derecho de propiedad,


que es piedra fundamentar sobre el que reposa tanto el sistema político
como el sistema económico.

Por otro lado, un régimen de economía social de mercado no


funcionaría si es que no se garantiza la libertad de contratación.
Precisamente, el mercado es un espacio donde miles y millones de
personas intercambian bienes y servicios. Siendo el contrato el
instrumento jurídico por el cual operan tales transacciones.

La Constitución Política garantiza a todas las personas en su artículo 2


inciso 14 el derecho a “contratar con fines lícitos, siempre que no se
contravengan leyes de orden público”. Sin embargo, la libertad de
contratación, como todo derecho constitucional y fundamental, tiene
limitaciones, dado que ningún derecho es absoluto. La propia
Constitución establece que tal limitación es el orden público.

Efectivamente, siendo el contrato un acto jurídico y una figura del


derecho civil, de conformidad con el artículo V del Título Preliminar del

8
Sentencia del expediente 01735-2008-PA/TC.

36
Código Civil, “es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan
al orden o a las buenas costumbres”.

Ahora bien, la libertad de contratación a su vez comprende dos


libertades: (i) la libertad de contratar y, (ii) la libertad contractual.

La libertad de contratar significa la posibilidad que tiene cada persona


de celebrar o no un contrato, y de decidir con quién celebrar ese
contrato. Por otro lado, la libertad contractual implica ponerse de
acuerdo con la otra parte en cuanto al contenido del contrato, es decir,
en cuanto a las cláusulas que gobernarán y regirán el acuerdo.

Es pues la libertad de contratación, piedra fundamental del régimen de


economía social de mercado. Gracias a este instrumento jurídico, miles
y millones de personas lograr los intercambios mercantiles en los
mercados, logrando satisfacer necesidades.

El contrato es el instrumento jurídico por excelencia que permite y


facilita los libres intercambios. El comercio, propio del libre mercado, se
basa en el contrato. A nivel internacional, instituciones como el
UNIDROIT, la Cámara de Comercio Internacional de París, el
UNCITRAL, abogan por la difusión de los principios del contrato en
general.

Debe distinguirse que existen contratos de naturaleza civil y contratos


de naturaleza comercial. En el caso del Perú, las normas del contrato en
general están contenidas en el libro VII del Código Civil. Dichas normas
resulta aplicables a todos los contratos en general, sean civiles,
comerciales, administrativos, laborales.

La principal fuente normativa de los contratos civiles es el Código Civil.


Mientras que la principal fuente normativa de los contratos comerciales
es la costumbre. Ello es así por cuanto el comercio y las relaciones
mercantiles son dinámicas, y legislar en materia de contratos como la
franquicia, el joint venture, el know how, etc., resulta un tanto forzar a
estas figuras contractuales que encajan mejor con lo consuetudinario.

37
Sería como encasillarlas o tomarles una fotografía del momento, cuando
la realidad de estos contratos evoluciona momento tras momento.

Como ha quedado claro, el contrato es fuente generadora de


obligaciones. Las obligaciones surgieron en Roma. En Roma se
establecieron las obligaciones de dare, facere, y non facere (dar, hacer
y no hacer). En un contrato, que es el acuerdo de voluntades, ambas
partes ganan derechos y adquieren obligaciones.

El contrato sólo vincula jurídicamente a las partes que lo han celebrado.


Es decir, los terceros, quienes no han participación en la celebración del
mismo, ni ganan derechos ni adquieren obligaciones. Sin embargo, en
el caso de los sucesos, éstos adquieren los derechos y obligaciones de
su causante.

El objeto del contrato es establecer una relación jurídica obligacional


entre acreedor y deudor. Siendo que el objeto de dicha relación jurídica
obligacional son las recíprocas prestaciones que se deben ambas
partes. En adelante, lo que vincula jurídicamente a ambos extremos de
la relación, no es el contrato, sino precisamente la relación
jurídicamente obligacional.

Los intercambios que se producen a través del contrato operan a través


de la subjetividad. El valor de los bienes que se intercambian es
enteramente subjetivo. Un bien, en el mercado, vale de acuerdo a su
escasez o a su abundancia, por medio de la ley de la oferta y la
demanda. Cuanto más escaso sea un bien y mayor su demanda, valdrá
más; sin embargo, mientras abunde más en el mercado y su demanda
sea menor, su valor se verá reducido. Somos las personas quienes les
asignamos valores a los bienes. Los bienes en sí no tienen un valor
objetivo, intrínseco. Sin embargo, hay que distinguir el concepto de valor
de otros conceptos como precio y costo. El precio es como se oferta al
mercado, mientras que el costo es lo que se invierte en la producción de
dicho bien.

No se puede garantizar un régimen de economía social de mercado, si


es que no se dejan amplias libertades para que sean las personas

38
quienes les asignemos valores a los bienes y a las cosas. El Estado no
fija los precios de los bienes y servicios. El precio se fija y establece por
la espontánea concurrencia de ofertantes y demandantes en el
mercado. Cuando el Estado fija los precios, nos encontramos en
realidad en una economía centralmente planificada.

Así mismo, la economía social de mercado debe garantizar la libertad


de empresa. Ésta no es más que una forma del emprendimiento del
agente económico. La empresa, que en el fondo es un concepto más
económico y de la administración y gerencia, que jurídico, es la
aventura de una persona de negocios, en ver una verdadera
oportunidad de maximizar ingresos en una determinada actividad
económica.

Es pues la libertad de empresa pieza fundamental en el juego


económico de los agentes del mercado. La idea es que el Estado facilite
y vigile la libre competencia, combata las prácticas que limiten la libre
competencia, y al mismo tiempo combata el abuso de las posiciones
dominantes o monopólicas. La libre competencia se convierte así en el
escenario en el que los agentes del mercado compiten por los
consumidores y/o usuarios. Ello permite abaratar costos y brindar
productos y servicios a mejor calidad. El beneficiado de ello es el
consumidor y/o usuario.

La libre competencia es que los agentes del mercado compitan. Y la


función del Estado se reduce a garantizar un juego limpio sobre las
reglas de juego dadas, y que se desprenden del régimen de economía
social de mercado contenido en la Constitución Política.

Bajo las reglas de la economía social de mercado, se garantiza que


todos los agentes económicos gocen de la posibilidad de acceder al
mercado como proveedores. Además, la Constitución Política garantiza
que tanto la inversión privada nacional como extranjera se sujetan a las
mismas reglas, sin mayores privilegios.

Lo cierto es que el monopolio es una figura que naturalmente se


produce en el mercado. Ello es así por cuanto los agentes económicos

39
aspiran a ser los únicos proveedores de un producto y servicio, y
tienden a eliminar a la competencia, abaratando sus costos o brindando
servicios de mejor calidad. Los grandes beneficiados del régimen de
competencia, finalmente son los consumidores y/o usuarios, que
acceden a productos o servicios de calidad a bajos costos.

En algunos rubros, como los servicios públicos y básicos, como es el


caso de los servicios de saneamiento y energía eléctrica, resulta más
rentable económicamente que sea un solo proveedor el encargado de
brindar el servicio, pues si se introdujera un régimen de competencia en
estos rubros, ello implicaría que la empresa que ingresa al mercado, en
el caso de los servicios de saneamiento tendría que establecer su
propia red de suministro de agua potable y alcantarillado para sus
usuarios, lo mismo que la empresa que ingrese en el rubro de energía
eléctrica tendría que tender sus propia red de suministro. En estos
casos, se produce el monopolio natural.

Así mismo, el régimen económico debe garantizar la libertad de trabajo.


Ahora bien, hay que distinguir entre derecho al trabajo y libertad. De
trabajo. El Estado y la Constitución garantizan el derecho al trabajo,
esto, la posibilidad de acceder a un trabajo formal, con todas las
garantías y beneficios que la ley prevé. Sin embargo, ello no significa
que el Estado debe estar obligado a proporcionar puestos de trabajo,
sino que serán las condiciones de la economía las que generen los
puestos de trabajo que demanda la sociedad. Es tarea del Estado
generar las condiciones para que el sector privado pueda invertir y
generar así los puestos de trabajo necesarios. Por otro lado, la libertad
de trabajo significa que toda persona tiene la posibilidad de
autogenerarse la oportunidad de trabajo.

Lo cierto es que la realidad peruana demuestra altos índices y grados


de informalidad laboral. Masas de trabajadores que son
sobreexplotados en los mercados informales, laborando más de ocho
horas diarias bajo salarios ínfimos, sin derechos sociales, sin seguro, ni
pensiones, en situaciones precarias, exponiendo su seguridad e
integridad en una gran mayoría de circunstancias.

40
No menos cierto es que el enfoque legalista y del análisis económico del
derechos nos indica que, en realidad, la regulación laboral que exige a
las empresas que quieren ser formales, a que cumplan con una serie de
derechos y beneficios a los trabajadores, constituye una barrera para la
formalización. Cumplir la legalidad es costoso en el Perú. Son pocas las
empresas que pueden pagar un sueldo mínimo vital. Ello a la larga
promueve el desempleo, pues cumplir la norma empuja a los
empleadores a desemplear a varios trabajadores, pues no están en
condiciones de pagarles un sueldo mínimo vital.

De lo que se trata es de encontrar un punto de encuentro entre el


derecho de los trabajadores y la promoción de la inversión privada, que
es la que genera los puestos de trabajo mediante el factor de
producción del capital. La seguridad laboral o la flexibilidad laboral son
conceptos que deben ser asumidos en el real contexto del régimen
económico peruano. Ver a estos conceptos como instrumentos que
permitan sacar el máximo provecho de la masa laboral peruana. No sólo
como meros conceptos que obedecen a determinadas ideologías.

Los radicalismos a veces son perjudiciales. De tal suerte que lo utilitario


resulta encontrar un punto de equilibrio entre las demandas laborales de
los trabajadores, las cuales son legítimas, pues lo que buscan es una
calidad de vida y digna, para ellos y sus familias; mientras que el
empleador busca maximizar sus ingresos en procura de una mayor
inversión a largo plazo, que genere a su vez más puestos de trabajo.

Como veremos más adelante, el trabajo es fundamental en las


relaciones del mercado. Es el trabajo el factor de producción que genera
la riqueza. Pero para ello Es función del Estado garantizar este derecho
que al mismo tiempo es una libertad.

4.6. El rol del Estado en la economía social de mercado

En los últimos años se ha logrado un cierto grado de consenso respecto


al rol del Estado en el régimen de economía social de mercado. De esta
manera las leyes del mercado rigen en plena libertad, siendo que el

41
Estado propicia las condiciones de la libre competencia, permitiendo
que los agentes del mercado interactúen libre y espontáneamente.

Así, al Estado se la asignado la triple función en la economía,


consistente en: (i) regular al mercado, (ii) promover y orientar el
desarrollo nacional y, (iii) realizar actividad empresarial subsidiaria.
Según la ONG Agenda Perú, las funciones genéricas del Estado son las
siguientes:

1. Garantizar la seguridad externa e interna.


2. Establecer y mantener la estabilidad de las reglas de juego para la
participación y representación política.
3. Establecer las normas jurídicas y administrar la provisión de justicia.
4. Promover la equidad, la integración y la justicia social.
5. Establecer, vigilar y cautelar la estabilidad de las reglas de juego
para los agentes económicos.
6. Promover una adecuada inserción del sistema productivo en la
división internacional del trabajo.
7. Promover el respeto a la diversidad y el sentido de identidad
nacional.
8. Orientar, normar y ejecutar el planeamiento estratégico para el
desarrollo.

Habiendo asumido el Estado, principalmente el rol de regular al


mercado, amparando al derecho de los consumidores y usuarios, se
constituyeron los organismos reguladores, cuya función básica y
esencial consiste en actuar como factor de equilibrio y recomposición de
los diferentes intereses en juego, sin perjuicio de la posibilidad de que
los afectados por sus decisiones promuevan el control judicial en
defensa de sus derechos.

En principio, como ya se ha señalado, es rol del Estado garantizar las


reglas de la libre competencia. Ello implica establecer un marco
normativo e institucional al cual deben sujetarse los agentes del
mercado.

42
Ahora bien, ¿hasta cuánto puede regular el Estado al mercado, para
precisamente no denaturalizar su esencia? Pues en principio deben
prevalecer la libre competencia y el libre mercado.

Otro de los roles asignados al Estado en la economía social de mercado


consiste en promover y orientar el desarrollo, que se infiere de
interpretar los artículos 44 y 58 de la Constitución.

Promover el desarrollo no es lo mismo que planificar el desarrollo. Éste


último se asocia al modelo de economía centralmente planificada. En la
economía social de mercado, el mercado es el asignador de los
recursos y el espacio de distribución de la riqueza.

Finalmente, el tercer rol asignado al Estado en la economía social de


mercado consiste en realizad actividad empresarial subsidiaria, en la
medida que al sector privado no le resulte atractivo, en actividades
considerada de alto interés público o de manifiesta conveniencia
nacional.

El Estado, en la economía social de mercado, no asume un papel


pasivo, sino que por el contrario, desempeña un rol protagónico, como
se ha visto.

4.7. Problemática en torno al régimen de economía social de

mercado en el Perú

La economía social de mercado implementada con la vigente


Constitución Política de 1993 ha generado una serie de polémicas y
controversias.

Se ha denunciado su falta de sensibilidad con los derechos de los


trabajadores, dada la flexibilidad laboral implementada en el contexto
del referido régimen económico. Así mismo, se ha denunciado el
desamparado de los consumidores y usuarios frente a los excesos y
abusos de las empresas prestadoras de servicios públicos.

43
Por otro lado, se ha denunciado el hecho de que si bien el régimen de
economía social de mercado ha permitido que el país obtenga altos
índices de crecimiento económico, no menos cierto es que ese
crecimiento no se ha traducido en un desarrollo sostenible que incluya a
todos los segmentos de la sociedad.

En su momento se deslizó la idea del famoso chorreo económico, es


decir, que gradualmente la riqueza alcanzaría a todos los sectores de la
sociedad, por medio de la inversión privada y la generación de puestos
de trabajo.

Se ha propuesto retornar a la anterior Constitución Política de 1979, de


la que se ha dicho tiene una mayor sensibilidad social, con los
trabajadores, los consumidores y usuarios. En el sentido que dicha
Constitución, que en el fondo se inspiró en la Constitución española de
1978, tiene una mayor sensibilidad social.

No han faltado las críticas al régimen económico vigente en la


Constitución Política, de tildarlo de modelo neoliberal, aludiendo a la
ideología del liberalismo, que coincidió durante la década de los ´90 con
el denominado “Consenso de Washington”.

Al respecto resulta oportuno precisar que, en realidad, la economía


social de mercado, como se ha explicado en su evolución histórica, se
basa en la doctrina social cristiana que se forjó en la Alemania
Democrática después de la segunda guerra mundial.

El liberalismo clásico en realidad floreció durante el siglo XIX, en la


denominada época Victoriana, cuando los ministros ingleses apostaban
por el libre cambio. Es más bien cuando surgen las ideologías de
contenido social, que el Estado empieza a asumir ciertas funciones de
bienestar social. Las primera Constituciones del mundo que tuvieron
una orientación social en el rol del Estado fueron la de Querétero de
1917 y la de Weimar de 1920.

Lo que debe quedar claro, es que en sí el modelo o régimen económico


no es el único factor del que dependa el desarrollo sostenible del país,

44
De la mano deben implementarse otras medidas económicas, política y
sociales. Así, se ha sostenido que lo que realmente rige en nuestro país,
en materia económica, es una mezcla de mercantilismo con populismo.

El crecimiento económico no necesariamente asegura el desarrollo


sostenible de un país. Esto es evidente por cuanto el desarrollo debe
ser entendido bajo toda sus aristas.

Mientras que no internalicemos una conjunto de principios y de valores


que van de la mano con el modelo de economía social mercado, de
nada valdrán que tendamos las mejores leyes y Constituciones,
mientras que las personas no asumamos esos principios y valores.
Resulta interesante en ese sentido tomar como referencia las
conclusiones a las que el sociólogo alemán Max Weber arribó cuando
intentó de dar una explicación con relación al origen del capitalismo, en
su famoso libro titulado: “La ética protestante y el espíritu del
capitalismo”.

Para Weber el capitalismo se originó como consecuencia de la ética de


los protestantes europeos quienes empezaron a internalizar y cultivar
una serie de principios y valores con el propósito de servir a sus
semejantes y al mismo tiempo agradar a Dios. La disciplina, la
constancia, el ahorro y la inversión, muy pronto dieron lugar a una clase
capitalista, sobre la cual precisamente se edificó el moderno
capitalismo.

Lo que en ese sentido debemos cuestionarnos es porqué se critica al


régimen de economía social de mercado, mientras que al mismo tiempo
no internalizamos ni asumimos esos principios y valores que deben ir de
la mano.

Bajo este enfoque, el crecimiento económico y consecuentemente el


desarrollo se medía en función al gasto público del presupuesto estatal,
que genera los incentivos para lograr que las familiar tuvieron poder
adquisitivo y capacidad de gasto, con los consecuentes resultado de las
compras y la reactivación de la economía.

45
El mercantilismo se reduce a la tristemente célebre frase del ex
Presidente Oscar R. Benavides: “Para mis amigos, todo; para mis
enemigos, la ley”. Consiste en que determinados grupos de poder
económico logra ventaja gracias a los favores del gobierno de turno.

Frente al mercantilismo, como en su oportunidad lo resaltaron De Soto,


Ghersi y Ghibellini:

“Se ha iniciado ya una revolución contra el mercantilismo, que ha estado


en gestación por décadas, pero que solo en los últimos años ha
empezado a mellarlo fuertemente: la informalidad”9.

La informalidad no es el problema. Es la solución que miles de peruanos


han hallado frente al estado de cosas imperante, mercantilista que cierra
filas entre los empresarios cortesanos que capturando el poder estatal,
diseñan una legislación que lo encarece todo.

Los costos de la formalización son diametralmente opuestos a los altos


índices de informalidad en el Perú. Sin embargo, estos miles de
peruanos que no pagan impuestos, operan sin licencias, trabajan más
de ocho horas diarias sin beneficios sociales, han diseñado sus propios
códigos como el resultado de la interacción espontánea entre los
mismos.

Por otro lado, el populismo consiste en que el gobierno de turno, con el


propósito de mantenerse en el poder, implementa programas y políticas
públicas de contenido social para así obtener impacto entre el
electorado y mantenerse en el poder.

En resumidas cuentas, más allá de lo que diga la Constitución, y más


allá de los modelos económicos a nivel internacional, lo que realmente
rige en el Perú es el mercantilismo y el populismo.

Si por economía social de mercado entendemos un régimen en el rigen


las leyes del libre mercado con ciertos grados de regulación estatal,

9
De Soto, Hernando. El otro sendero. Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005, p. 321.

46
entonces ello dista mucho de la realidad peruana. Ahora bien, no menos
cierto es que esos grados de regulación estatal en el fondo constituyen
una válvula de escape para que se camuflen las políticas de corte
asistencial y planificador, en el que el Estado es el protagonista de la
economía.

Sumado al Estado mercantilista y populista que rige en el Perú, a todo


ello se suma el gran costo que implican los altos índices de corrupción.
Ésta no es más que el resultado de un exceso de legislación que lo
encarece todo. De esta manera, para eludir la aplicación de las costosas
leyes, comprar funcionarios –o como coloquialmente se dice, aceitarlos-
es una alternativa rentable.

4.8. La corrupción: fruto del mercantilismo y del populismo

Uno de los grandes problemas de la sociedad peruana es la corrupción.


Es un desafío el erradicarla. El historiador peruano Alfonso Quiroz
Norris (1956-2013), nos ofrece un interesante estudio titulado “Historia
de la corrupción en el Perú”. Así, nos precisa, refiriéndose a la
publicación en cuestión, que: “El presente estudio analiza la importante
histórica de la corrupción en el Perú, paradigmáticamente expuesto a su
perniciosa influencia. Los esfuerzos t escritos de quienes se opusieron a
sucesivas olas de corrupción ilimitada y sistemática brindan los hilos
conductores para detectar ciclos y deshilvanar causas y consecuencias
de una gobernación corrupta que puede rastrearse desde la época
colonial. Varias generaciones de redes corruptas adeptas a la violación
endémica de reglas establecidas, así como sus afines interconexiones
internacionales, surgen como factores que ligan las prácticas corruptas
en las esferas pública y privada”10.

El mercantilismo es la causa de la corrupción. En realidad, lo es el


empoderamiento del gobernante y de determinados grupos de interés
que cierran las puertas a los demás, estableciendo una suerte de club y
marginando a la generalidad.

10
Quiroz, Alfonso W. Historia de la corrupción en el Perú. Instituto de Estudios Peruano. Lima,
2013, p. 31.

47
La tradición legalista peruana es la de la historia de la corrupción. Como
sostiene Enrique Ghersi, desde el enfoque del análisis económico del
derecho, la corrupción es el resultado de la excesiva legalidad. Es
producto del costo de ser formal o de cumplir la ley.

Refiere Ghersi que: “La corrupción es pues, desde mi punto de vista, un


efecto y no una causa. Es un efecto del alto costo de la legalidad.
Mientras no lo veamos así, podemos llenarnos la boca con fórmulas
retóricas y con condenas más o menos generales, pero nunca
produciremos instituciones más honestas”11.

Siguiendo la idea central de Ghersi, podemos sostener, que


efectivamente la corrupción no es la causa. Es el efecto del acto costo
de ser formales o legales en el mercado. De esta excesiva legalidad es
que el funcionario público saca provecho. La corrupción resulta ser una
suerte de prima o seguro que el interesado le paga al corrupto
funcionario para eludir la aplicación de la ley. O que se haga de la vista
gorda frente a sus ilícitas actividades.

La economía social de mercado, que tiene del libre mercado el


elemento de que todos los agentes económicos deben interactuar en
plena libertad bajo la idea de que todos somos iguales ante la ley, no
encaja con el sistema mercantilista y corrupto. La corrupción es propia
del mercantilismo.

Pues determinados grupos de poder económico sacan provecho gracias


a los favores del gobierno de turno, o eluden la aplicación de la ley,
abstrayéndose de la generalidad.

Si se pretende legitimar a la economía social de mercado como el


régimen que le ha permitido al Perú lograr el crecimiento con equidad,
es necesario combatir decididamente a la corrupción y al mercantilismo,
que terminan empañando los buenos resultados de la economía social
de mercado.

11
Ghersi, Enrique. Economía de la Corrupción. CEDICE. Rescatado de:
http://www.hacer.org/pdf/ghersi3.pdf, p. 8.

48
Durante los últimos años la corrupción se ha incrementado. Hoy es uno
de los principales problemas sociales que se deben afrontar,
conjuntamente con la inseguridad ciudadana. El sonado caso “Lava
Jato” en el Brasil ha repercutido no sólo en el Perú sino en una gran
mayoría de países latinoamericanos, comprometiendo a políticos y
hasta a ex Presidentes. La corrupción se encuentra en las grandes
esferas del poder.

Y ese es el mensaje que se le da a la sociedad: el que no es corrupto es


un tonto, pues para obtener éxito hay que sacarle la vuelta a la ley o
comprar conciencias y funcionarios. De allí también los altos índices de
inseguridad ciudadana. Las personas que delinquen llegan a la
conclusión de que si los políticos y funcionarios delinquen, ellos también
pueden hacer lo mismo, pues hay que sacar ventaja a como dé lugar.

La corrupción eleva los costos de transacción, pues a mayor corrupción


mayores reglamentos y normas que la pretendan frenar. Y más normas
es una invitación a darle mayor poder de arbitrariedad al funcionario
para cobrar cupos o abstraer de la aplicación de la ley a quien lo
compra.

La corrupción no calza con el régimen económico adoptado, en la


medida que ésta premia el esfuerzo y el talento de los agentes
económicos del mercado en un clima de libre competencia.

Ahora bien, ¿cómo combatir la corrupción en una sociedad que siente


que la misma forma parte de su idiosincrasia? El problema entonces es
cultural, siendo ésta una de las dimensiones del desarrollo sostenible.

Cuando la corrupción se ha internalizado tan profundamente en la


conciencia popular, al extremo que las personas la perciben como algo
normal, entonces debemos empezar a cuestionarnos sobre la
legitimidad de las instituciones.

La pregunta que debemos hacernos además es la siguiente: ¿el


problema de la corrupción es un problema de valores o de instituciones?

49
Los valores es ya un tema de formación personal. Sin embargo, como
ha quedado demostrado, los sistemas legales pueden generar los
incentivos para que las personas sean más o menos corruptas. El
objetivo consiste entonces en quitarle poder a quienes ejercen el poder
para que no tengan capacidad de arbitrariedad.

Y como se ha precisado, la idea es que el marco legal ayude en ese


proceso. En realidad no hacen falta las leyes. Cuantas menos leyes
haya es mucho mejor. La corrupción, es pues el resultado del exceso de
leyes.

4.9. La tutela de los derechos de los consumidores y usuarios

Uno de los aspectos fundamentales del régimen de economía social de


mercado, es la apertura de los mercados, tanto internos como
internacionales. Las relaciones de consumo se han incrementado
precisamente con la apertura hacia los capitales internacionales.
Nuevas y mayores cadenas comerciales se han instalado en el Perú,
precisamente por las reglas de juego que incentivan la inversión privada
en territorio nacional.

En ese sentido, la economía social de mercado ha priorizado a las


relaciones de consumo, al extremo de tutelar prioritariamente al
consumidor o usuario, por ser precisamente la parte débil de la relación
de consumo. Según la Constitución Política, el Estado vela por los
derechos de la salud, la información y la seguridad de los consumidores
y usuarios.

Esto es fundamental, porque en las relaciones de consumo se


presentan situación de asimetría informativa. Es por ello que se obliga a
los proveedores a que informen sobre la inocuidad de los productos y
servicios que ofertan a los consumidores y/o usuarios, en salvaguarda
de su salud.

Los precios los fija la ley de la oferta y la demanda. Pero en el ámbito de


los servicios básicos, como agua y saneamiento, electricidad, telefonía,

50
son regulados por los organismos reguladores, que cautelan y tutelan
los derechos de los usuarios.

Ahora bien, ¿qué entendemos por consumidor o usuario en el marco de


la nuestra vigente legislación? Al respecto, el Tribunal Constitucional, en
la sentencia recaída en el expediente 008-2003-AI/TC, ha definido a los
consumidores o usuarios bajo los siguientes términos:

“(…) El consumidor –o usuario- es el fin de toda la actividad económica;


es decir, es quien cierra el círculo económico satisfaciendo sus
necesidades y acrecentando su bienestar a través de la utilización de
una gama de productos y servicios. En puridad, se trata de una persona
natural o jurídica que adquiere, utiliza o disfruta determinados productos
(como consumidor) o servicios (como usuario) que previamente han
sido ofrecidos en el mercado (…)”.

Esta definición es fundamental para saber si nos encontramos a un


consumidor de productos, o un usuario de servicios. El consumidor o
usuario es fundamental pues en las relaciones de consumo. Todo el
proceso productivo de se centra en la satisfacción de las necesidades
de los mismos.

Así mismo, el propio Tribunal Constitucional, ha precisado que:

“El artículo 65º de la Constitución prescribe la defensa de los


consumidores y usuarios, a través de un derrotero jurídico binario, a
saber: a) establece un principio rector para la actuación del Estado; y, b)
consagra un derecho personal y subjetivo.

En el primer ámbito, el artículo 65° de la Constitución expone una pauta


basilar o postulado destinado a orientar y fundamentar la activación del
Estado respecto a cualquier actividad económica. Así, el juicio
estimativo y el juicio lógico derivado de la conducta del Estado sobre la
materia tiene como horizonte tuitivo la defensa de los intereses de los
consumidores y usuarios.

51
En el segundo ámbito, el artículo 65º de la Constitución reconoce la
facultad de acción defensiva de los consumidores y usuarios en los
casos de transgresión o desconocimiento de sus legítimos intereses; es
decir, reconoce y apoya el atributo de exigir al Estado una actuación
determinada cuando se produzca alguna forma de amenaza o
afectación efectiva de los derechos del consumidor o del usuario,
incluyendo la capacidad de acción contra el propio proveedor”12.

En suma, el Estado adopta una función tuitiva con relación a los


consumidores y usuarios, dado que en la relación de consumo son la
parte débil. Y el Estado, en el propósito de salvaguardar la igualdad,
equilibra esa relación, reconociéndole una serie de derechos a los
consumidores y usuarios: a la información, a la salud y, a la seguridad.

Esto es fundamental, por cuanto no basta que se establezcan los


derechos de los cuales gozan los consumidores y usuarios si es que al
mismo tiempo éstos no encuentran tutela procesal efectiva en el Estado.

Así es, no basta el reconocimiento de los derechos, si es que no se


implementan los mecanismos y las instituciones de tutela a tales
derechos. En el caso de los consumidores y usuarios, el INDECOPI es
la institución rectora que los tutela. Además de los organismos
reguladores de determinados servicios, en campo de la telefonía, los
servicios de saneamiento, los servicios de energía eléctrica, los
servicios educativos y de salud.

Los derechos de los consumidores y usuarios que el Estado cautela,


son los de información, seguridad y salud. Es evidente que la
información es un elemento fundamental en el proceso de formación de
la voluntad del consumidor, pues sin la misma no podrá tomar la
decisión respecto de si contrata o no el servicio o si compra o no el
producto.

Es por ello que en la denominada etapa precontractual, es decir, cuando


se está celebrando el contrato, el proveedor tiene la obligación de

12
Sentencia del expediente 1865-2010-PA/TC.

52
brindador al consumidor o usuario toda la información que sea
necesaria para que éste pueda tomar la decisión adecuada. Si bien es
cierto que aún no hay contrato, pero ya las partes están obligadas a
brindarse toda la información para el correcto proceso de formación de
la voluntad.

Efectivamente, una de las principales circunstancias que se presenta


entre proveedores y consumidores, es la asimetría informativa. Es el
proveedor quien se encuentra en una mejor situación respecto del
conocimiento sobre el producto o servicio. Y es sobre quien recae la
obligación de brindar la información al consumidor o usuario.

Con relación al derecho a la seguridad de los consumidores y/o


usuarios, este derecho es fundamental, por cuanto de por medio está la
integridad física y emocional de los mismos, y si esto no se cumple,
puede dar lugar a situaciones de daños y perjuicios que deben ser
reparados por medio de la indemnización.

Finalmente, las mayor parte de los productos que compramos, los


consumimos, siendo que de una u otra manera producen un efecto
sobre nuestra salud. La información está asociada a este derecho, por
cuanto la inocuidad de los productos debe verificarse con las
reglamentaciones que dicta el Estado en salvaguarda de la salud
pública.

4.10. La tutela de los derechos de los trabajadores

Si bien, como ya se ha precisado, la vigente Constitución ha introducido


al régimen de economía social de mercado, que prioriza al mercado
como el escenario de reparto de la riqueza y de la generación de
puestos de trabajo, sin embargo, ello no significa que la Constitución y
el Estado dejen en desamparado a los trabajadores y sus derechos.

Así, en el artículo 22 de la Carta Magna se precisa que: “El trabajo es


un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de
realización de la persona”.

53
Así mismo, en el artículo 24 se establece que:

“El trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y suficiente,


que procure para él y su familia, el bienestar material y espiritual.
El pago de la remuneración y de los beneficios sociales del trabajador
tiene prioridad sobre cualquiera otra obligación del empleador.
Las remuneraciones mínimas se regulan por el Estado con participación
de las organizaciones representativas de los trabajadores y de los
empleadores”.

De ello se puede colegir, que la Constitución no ha desamparado a los


trabajadores, que son piezas fundamentales en las relaciones
económicas del mercado. El factor trabajo en el proceso productivo es
importante. Es por ello de vital importancia incentivar significativamente
a la clase trabajadora para que tenga ingresos dignos que cubran su
calidad de vida.

Esto es fundamental, por cuanto el trabajador tiene derecho a conservar


el puesto de trabajo y no ser despedido sino por causa justa.

Sin embargo, no puede desconocerse el hecho que los mercados


laborales requieren de incentivos. Y ello implica reducir los costos para
que las empresas privadas puedan invertir y así generar puestos de
trabajo.

Y al igual que en el ámbito de tutela de los derechos de los


consumidores y usuarios, es necesario que el Estado implemente los
mecanismos procesales y las instituciones que tutelen los derechos de
los trabajadores. Así, se cuenta con el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo, así como con la Superintendencia Nacional de
Fiscalización Laboral (SUNAFIL).

Los derechos de los trabajadores en una economía social de mercado


no quedan desamparados, por cuanto partiendo del modelo político y
económico contemplado en la Carta Magna, partimos del Estado Social
y Democrático de Derecho, en el que si bien se garantizan las libertades

54
individuales, no menos cierto es que esa libertad debe estar limitada por
los derechos sociales.

En el caso que nos ocupa, los derechos de los trabajadores, como


derechos fundamentales, se desprenden de la dignidad humana.
Efectivamente, la dignidad humana:

“Es la piedra angular de los derechos fundamentales de las personas,


así como el soporte estructural de todo el edificio constitucional, tanto
del modelo político como del modelo económico y social. Siendo esto
así: ¿Cuáles son los medios para procurar la defensa de la persona,
según enuncia nuestro texto constitucional? En el Estado Social y
Democrático de Derecho, estos medios son precisamente los derechos
fundamentales, los cuales se constituyen como una forma de tutelar de
manera óptima al hombre en su dignidad y libertad, en tanto son aquel
conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histórico,
concretan estas exigencias, las cuales deben ser reconocidas
positivamente”13.

El punto de quiebre de la economía social de mercado, en cuanto a las


relaciones laborales entre trabajadores y empleadores, radica en
precisamente colocar un punto de equilibrio. Por cuanto si bien es cierto
que el factor capital es fundamental para la generación de trabajo, no
menos cierto es que sin el trabajo humano no sería posible la creación
de riqueza.

El derecho no puede dejar desamparados a los trabajadores, por cuanto


éstos desempeñan una tarea importantísimo en la sociedad. Merecen
un trato digno acorde con la calidad de vida. Ahora bien, hacer
responsables de ello al sector privado, constituye un exceso, por
cuando nadie es responsable que las condiciones económicas se hayan
dado de esta manera.

Ya el Tribunal Constitucional ha precisado que:


13
Landa Arroyo, César. El derecho del trabajo en el Perú y su proceso de
constitucionalización: análisis especial del caso de la mujer y la madre trabajadora. En: “Themis
Revista de Derecho”. Rescato de:
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/viewFile/10870/11375, pp. 219-241, p. 220.

55
“El artículo 22 de la Constitución Política del Perú establece lo siguiente:
“El trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y
medio de realización de una persona”. Mientras que el artículo 27 de la
Carta Magna señala: “La ley otorga al trabajador adecuada protección
contra el despido arbitrario””14.

En ese contexto, uno de los argumentos que se ha esgrimido a favor de


una cierta discrecionalidad que podría tener el empleador para poner fin
al vínculo laboral con el trabajador, es la situación económica propia del
mercado, en el sentido que el empresario o empleador se mide en
función a sus costos laborales, siendo los trabajadores un costo que
muchas veces los empleadores no quieren asumir en determinadas
circunstancias.

Es por ello que la ley protege la estabilidad laboral, sancionando los


despidos arbitrarios, es decir, aquellos que se dan por causal que no
esté prevista en la ley.

Pero sí el gobierno es responsable de brindar las garantías de un orden


tanto político como legal en que pueda prosperar la inversión privada
que genera puestos de trabajo. Son los gobernantes los responsables
que se establezcan las condiciones de estabilidad. Ello se logra con una
legislación y un marco jurídico que genere los incentivos para la
inversión privada, tanto nacional como extranjera.

Por otro lado, no puede dejarse de mencionar el hecho de que las


demandas de contenido laboral son muchas veces aprovechadas por
sindicatos de trabajadores que politizan las demandas de la sociedad, al
extremo de violentar a la propiedad pública y privada, en función a
agendas político – partidarias de determinados grupos políticos que
tienen sus propis intereses al margen de las amplios intereses
nacionales, y especial de la clase trabajadora.

14
Sentencia del expediente 00512-2016-PA/TC.

56
Es por ello de vital importancia despolitizar al derecho laboral, y
construir una agenda entre todos los sectores involucrados: Estado,
empresa privada, clase trabajadora, sociedad civil. Ello se logra
estableciendo mecanismos y puentes de diálogo entre todos los
involucrados. Correspondiéndole al Estado hacer las veces de
intermediario.

57
V. MÉTODOS O PROCEDIMIENTOS

5.1. Tipo y nivel de investigación

Este estudio reúne las condiciones metodológicas de una investigación:

a. Tipo

Es descriptiva, porque en ella se define de manera detallada el


tema materia de estudio, esto es, la problemática en torno al
régimen de economía social de mercado en el Perú.

b. Nivel

Con respecto al nivel de la presente investigación, se trata de


una investigación explicativa, pues se explica la problemática
sobre el régimen de economía social de mercado en el Perú.

5.2. Método y diseño de investigación

a. Método

La presente investigación es una mezcla de lo inductivo con lo


deductivo. La inducción implica ir concluyendo las ideas
centrales de la investigación de lo particular a lo general
Mientras que la deducción implica concluir las ideas de la
investigación de lo general a lo particular. Esta mezcla de
inducción y deducción retroalimenta a la investigación, pues el
todo es la suma de sus partes, y las partes no son tales sino no
conforman un todo.

b. Diseño

Bajo un enfoque cualitativo, pues se ha realizado un análisis


subjetivo del tema investigado, esto es, la problemática en torno

58
al régimen de economía social de mercado en el Perú, sobre la
base de información teórica y una variada literatura de autores
varios versados en el tema.

5.3. Técnicas e Instrumentos de Recolección de datos

a. Técnicas

Se ha recurrido a la técnica del análisis documentos, dado que


se han tenido que consultar diversos textos, entre libros,
artículos, ensayos en pdf y virtuales, relacionados al tema
investigación.

b. Instrumentos

Los instrumentos de recolección de datos han consistido en


fichas de observación, precisamente destinadas al análisis
documental, dado que el trabajo investigado ha tenido un diseño
y enfoque cualitativo respecto de la problemática en torno al
régimen de economía social de mercado contemplado en la
Constitución Política.

59
VI. RESULTADOS

a. CONTRASTACIÓN DE LA HIPÓTESIS

En este estadio del presente trabajo de investigación nos avocaremos a


la contrastación de la hipótesis, recurriendo a la interpretación de la
información como técnica descriptiva.

Siendo el problema principal: ¿En qué medida el régimen de economía


social de mercado contemplado en la Constitución Política del Estado
incide en el crecimiento y desarrollo del país? La hipótesis principal a la
que se ha arribado, y que es una respuesta a tal problema principal, es
la siguiente: El régimen de economía social de mercado contemplado en
la Constitución Política del Estado incide en el crecimiento y desarrollo
del país en grado significativo.

Al respecto debe precisarse que, como consecuencia de la


implementación del régimen de economía social de mercado en la
vigente Constitución Política desde el 1 de Enero de 1994, el Perú ha
mostrado altos índices de crecimiento económico y desarrollo social.

Sin embargo, ese crecimiento no sólo se ha debido al nuevo régimen


económico, sino a un conjunto de medidas económicas y políticas
implementadas por el gobierno de entonces durante la década de los
´90, esto es, estabilización de la moneda, reducción de la hiperinflación,
agresivo programa de privatizaciones, asumiendo el Estado un rol
regulador del mercado, siendo el sector privado el motor para la
generación de puestos de trabajo y el crecimiento económico.

La tasa de crecimiento del PB per cápita del Perú durante el quinquenio


1991-1995 superó el 3%, en comparación al quinquenio 1986-1990 que
fue de -4%. Durante el quinquenio 1996-2000 apenas llegó al 1%,
habiendo mostrado una recuperación para el periodo 2001-2005 que
superó el 2%.

60
En el siguiente gráfico puede apreciarse la evolución de dicha tasa de
crecimiento que comprende desde el año 1961 al 2005:

En un estudio titulado: “Panorama de la Economía Peruana 1950-2016”


del Instituto Nacional de Estadística e Informática, se aborda el período
2001-2010, que es el que nos interesa para medir el impacto de las
medidas económicas de primera generación que se implementaron
durante la década de los ´90, y que concluyeron con el fin del régimen
fujimorista, dando paso a la democracia.

Se ha sostenido la idea de que tales reformas económicas que


liberalizaron a la economía nacional no podían haberse dado en
democracia, pues se necesitaba un gobierno con autoridad y mano
dura, frente al contexto del terrorismo y la violencia social.

En el referido estudio del INEI se precisa que: “En esta década el PBI
creció 5,6% promedio anual, la tasa más alta en los decenios
transcurridos desde 1950. El PBI por habitante creció a una tasa media
anual de 4,3%, pasando de 8 mil 552 nuevos soles por persona en el
año 2000 a 12 mil 969 nuevos soles en el año 2010”15.

15
INEI. Panorama de la Economía Peruana 1950-2016. Lima, mayo 2017. Rescatado de:
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1424/libro.pdf, p.
47.

61
Debe precisarse que en dicho periodo, ya recuperada la democracia, los
gobiernos empezaron a suscribir una serie de acuerdos comerciales con
otros países, para aperturar los mercados internacionales y diversificar
los destinos de los productos nacionales. Un factor determinante
también fue el favorable precio internacional de los minerales, siendo el
Perú un país minero.

Efectivamente, durante la década de los ´90 “(…) se implementó un


programa de estabilización y reformas, con el acompañamiento de los
organismos internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco
Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo), que privilegió el
mercado como institución para la asignación de recursos, reduciendo
significativamente la participación del Estado en la economía. A lo largo
de los años 90 se implementó el proceso de privatización, las
principales se realizaron en los sectores de las telecomunicaciones,
electricidad, sistema financiero, hidrocarburos, minería y la siderurgia. El
proceso de reforma estructural, significó un profundo cambio en la
institucionalidad en relación a la prevaleciente en los años 70”16.

Ahora bien, respecto de las hipótesis específicas, que son respuestas a


los problemas específicos, debe precisarse que:

El problema específico planteó la interrogante siguiente: ¿En qué


medida el régimen de economía social de mercado contemplado en la
Constitución Política del Estado incide en la garantía de los derechos de
los consumidores y usuarios? Frente a ello, la hipótesis específica
respondió: El régimen de economía social de mercado contemplado en
la Constitución Política del Estado incide en la garantía de los derechos
de los consumidores y usuarios en grado significativo.

En esa medida, debe precisarse que de conformidad con lo previsto en


la Constitución Política, en su artículo 65 se estipula que: “El Estado
defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para tal efecto
garantiza el derecho a la información sobre los bienes y servicios que se

16
INEI. Op. cit., p. 49.

62
encuentran a su disposición en el mercado. Asimismo vela, en
particular, por la salud y la seguridad de la población”.

Efectivamente, en el marco del nuevo régimen económico, el Estado


asumió un rol regulador, velando principalmente por los derechos de los
consumidores y/o usuarios, que vienen a ser la parte débil de las
relaciones de consumo.

Según Herbert Tassano, entonces Presidente del Consejo Directivo del


Indecopi: “Hay un balance positivo porque se ha generado un mayor
conocimiento de los derechos que tienen los consumidores y sobre
cómo ejercerlos frente a los proveedores Esa evolución se refleja en el
incremento de las atenciones que el Indecopi hace a los consumidores,
las cuales aumentan en promedio en un 23% cada año y un 70%
aproximado de los reclamos han sido declarados fundados, es decir
dándole la razón al denunciante”17.

Sumado a ello, es importante resaltar que la propia sociedad civil se ha


organizado en torno a Asociaciones de Defensa de los Consumidores,
velando por los derechos de los consumidores y usuarios. Si bien el
Estado tutela tales derechos, son los propios ciudadanos quienes dan
impulso a los trámites administrativos de reclamaciones ante los
organismos reguladores como el Indecopi, el Osiptel, el Osinergmin, la
Sunass, etc., en el contexto del Código de Protección y Defensa del
Consumidor.

Por otro lado, con relación al segundo problema específico: ¿En qué
medida el régimen de economía social de mercado contemplado en la
Constitución Política del Estado incide en la garantía de los derechos de
los trabajadores?, la hipótesis específica correspondiente es: El régimen
de economía social de mercado contemplado en la Constitución Política
del Estado incide en la garantía de los derechos de los trabajadores en
grado significativo.

17
Rescatado de: http://udep.edu.pe/hoy/2015/cada-ano-ejercemos-mas-y-mejor-nuestro-
derecho-de-consumidores/.

63
Debe precisarse que, en el contexto del régimen de economía social de
mercado, que prioriza al mercado como el escenario de asignación
eficiente de recursos y de generación de puestos de trabajo, el mercado
laboral se ha flexibilizado. Ello no significa un desamparo legal de los
derechos de los trabajadores. Si no más bien crear las condiciones de
incentivos para que los agentes económicos y la inversión privada
puedan crear puestos de trabajo.

Así, “El crecimiento económico ha permitido un mayor dinamismo del


mercado laboral urbano y rural durante el periodo 2005-2011. La tasa de
desempleo total ha pasado de 9.5% en 2005 a 5.8% en 2011. Los
ingresos laborales han seguido una tendencia creciente tanto a nivel
nacional como regional, lo que ha permitido percibir una convergencia
salarial departamental. Además, las oportunidades para conseguir un
empleo de mejor calidad han ido en aumento. La proporción de
trabajadores subempleados ha decrecido 23 puntos porcentuales en
siete años. La proporción de trabajadores informales también ha
mostrado una tendencia decreciente, que va de la mano con la mayor
proporción de trabajadores dependientes (44% a 2011)”18.

Debe recordarse que antes de la implementación del régimen de


economía social de mercado, las cifras laborales no eran muy
alentadoras. Altas tasas de desempleo y subempleo, con salarios
mínimos y derechos laborales recortados. Si bien existía informalidad
laboral, aquella se debía al alto costo que significa la formalización
laboral.

Es precisamente con la flexibilización laboral que trajo el nuevo régimen


económico, que las empresas privadas han reconocido los incentivos
para invertir y generar puestos de trabajo.

La economía social de mercado, como ha podido advertirse, debe


garantizar una serie de derechos y libertades, que son básicos, y son
sobre los cuales precisamente descansa este régimen. Estos derechos
son: propiedad privada, libertad de contratación, libertad de empresa,

18
MACROCONSULT. El Mercado laboral peruano Evolución en un periodo de crecimiento.
Rescatado de: http://lampadia.com/archivos/MACROCONSULT.pdf.

64
libertad de trabajo. Los agentes económicos del mercado se verían
imposibilitados de interactuar en el mercado si es que no se les
garantiza este mínimo de derechos y libertades.

De esta manera, desde el derecho y las leyes, se garantiza un orden


económico en el que la interacción espontánea de los agentes del
mercado opera de tal suerte que lo que marca la pauta es la voluntad
privada de las personas, en obligarse y ganar derechos.

La economía social de mercado no puede operar si es que al mismo


tiempo no se garantizan las libertades políticas. No es posible garantizar
solamente la libertad económica que se ejerce en el mercado, sin que
se garantice la libertad política que se ejerce en la democracia. La
libertad es una sola. Es decir, no puede haber mercado sin democracia.

En conclusión, la democracia y el mercado son dos aspectos


fundamentales del estado de derecho. Éste, es una fórmula política por
medio de la cual se garantizan hasta tres aspectos: supremacía de las
leyes, separación de poderes, y plena vigencia de los derechos de las
personas. Así mismo, no puede haber democracia sin economía de
mercado. Son dos espacios en los que las personas ejercemos, por un
lado, nuestros derechos políticos, y por otro lado nuestros derechos
económicos.

La libertad no es algo que pueda retacearse, es una sola. No se puede


otorgar solamente libertad política sin libertad económica, o solamente
libertad económica sin libertad política. De ello se debe encargar el
gobierno, de garantizarle a todas las personas, el pleno ejercicios de
sus derechos y libertades.

A nivel internacional, el caso emblemático es el de la República Popular


China. Como consecuencia de las reformas económicas, la China se
inclinó hacia el capitalismo, a la economía de mercado. Sin embargo,
carece de libertades políticas, pues no hay democracia ni estado de
derecho. A la larga, la consolidación de una clase de propietarios exigirá
elecciones y el reconocimiento de derechos políticos en democracia.

65
En resumen, creemos que si bien el régimen de economía social
implementado en la Constitución Política de 1993 ha traído grandes
progresos para la sociedad, no menos cierto es que el cambio legal no
bastó, sino que debió ir acompañado de medidas económicas, entre
ellas la liberalización del mercado y su desregulación, la estabilización
de la moneda, la celebración de una serie de acuerdos de libre
comercio.

El reto sin embargo también radica que legitimar al modelo ante la


opinión pública y la sociedad, pues tantos años de sacrificios por parte
de la sociedad podrían venirse abajo, si es que no se logra que todos
los segmentos de la sociedad sientan suyos los beneficios del régimen
de economía social de mercado, para precisamente mantenerlo
sostenidamente en el tiempo.

Sin embargo, cada cinco años cuando debemos en el Perú Presidente


de la República y Congresista, saltan a la palestra candidatos
antisistema de gran raigambre popular entre los sectores excluidos por
el sistema, que proponen medidas y planes de gobierno radicales, que
significarían un gran retroceso.

A esos candidatos antisistema, que si bien es cierto compiten en


democracia por el poder, sin embargo sería beneficioso colocarles un
límites desde las leyes, para evitar que siquiera tienen el poder. El
Acuerdo Nacional podría significar una valiosa herramienta, en la
medida que obliga moralmente a todas las fuerzas políticas de la
sociedad a respetar el mantenimiento de la democracia, el estado de
derecho y el régimen de economía social de mercado.

Sea cual fuere el gobierno, y sean cuales fueren sus inclinaciones


ideológicas, debe garantizarse la continuidad en el modelo o régimen
económico de economía social de mercado, por cuanto sólo insistiendo
en el mismo y profundizando las reformas se podrán lograr los objetivos
de desarrollo económico, social y político, del que se sientan
representados todos los segmentos de la sociedad, para precisamente
lograr la legitimidad del modelo, y así neutralizar a los candidatos
antisistema que constituyen una gran amenaza, no sólo para las clases

66
pudientes, como habitualmente se cree, sino principalmente a los más
pobres, porque los más perjudicados de medidas extremistas son los
excluidos.

67
VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

a. CONCLUSIONES

Del estudio y desarrollo del tema que nos ha convocado, sobre la


problemática en torno a la economía social de mercado, pueden
arribarse a las siguientes conclusiones:

Primero.- El régimen de economía social de mercado es un régimen que


en el Perú se implementó por primera vez en la Constitución Política de
1979, pero sin embargo, con un mayor contenido social que la actual
Constitución de 1993. Se trata de un modelo ecléctico entre la
economía de libre mercado y la economía centralmente planificada.
Como experiencia, fue recogido de la Alemania Occidental después de
la Segunda Guerra Mundial.

Segundo.- El régimen de economía social de mercado implementado en


la vigente Constitución de 1993 tiene un corte más pro mercado. Es
decir, se reduce a la siguiente frase: cuanto mercado sea posible y
cuanto Estado sea necesario. Es decir, prioriza al mercado como el
escenario idóneo para la asignación eficiente de recursos y creación de
riqueza.

Tercero.- En el vigente régimen de economía social de mercado, el


Estado básicamente cumple tres funciones: (i) regular normativamente
al mercado, (ii) realizar actividad empresarial subsidiaria y, (iii) promover
y orientar el desarrollo. Todo ello en un régimen de libre competencia.

Cuarto.- Sin embargo, el contenido social del régimen de economía


social de mercado se circunscribe a que el Estado no se desentienda de
los aspectos básicos de la sociedad, como son la provisión de servicios
básicos, entre ellos educación, salud, vivienda, agua y desagua,
electricidad. Pero debe tenerse presente que, de conformidad con el
artículo 58 de la Constitución, el Estado cumple un rol subsidiario, es
decir, es en primer plano el sector privado el encargado de proveer
estos servicios en un régimen de mercado regulado, y si no lo hace

68
porque quizás no le resulte rentable, lo hace el Estado
subsidiariamente, es decir, en reemplazo.

Quinto.- El régimen de economía social de mercado tiene ya cerca de


25 años implementado desde la vigente Constitución Política de 1993.
Sin embargo, si bien es cierto ha incidido significativamente en los
índices de crecimiento económico y de desarrollo, aún no ha logrado
erradicar al 100% la pobreza y el subdesarrollo.

Sexto.- El tema sensible del derecho del consumidor y el derecho de


los trabajadores, la economía social de mercado ha dado alta prioridad
a que se respeten los derechos de la parte débil de una relación de
consumo, como son los consumidores y usuarios, quienes se
encuentran en una situación de desventaja por las asimetrías
informativas frente a los proveedores. El Estado vela principalmente por
los derechos a la información y a la salud de los consumidores y
usuarios. En el plano del derecho de los trabajadores, la legislación
laboral que se ha dado, si bien ha tendido a generar los incentivos
reduciendo los costos laborales para que las empresas inviertan y
generen puestos de trabajo, ello no ha significado un desconocimiento
de los derechos laborales de los trabajadores.

Sétimo.- El reto más importante para lograr una mayor legitimidad de la


economía social de mercado implementada en la Constitución Política
vigente del Perú, es en plano de las ideologías políticas. Son los grupos
radicales de extrema izquierda los que pretenden implantar un modelo
económico en el que el Estado tenga un mayor protagonismo en la
economía, al extremo que aquel la planifique, fije los precios, realice
actividad empresarial.

Octavo.- La economía social de mercado ha logrado en cierta medida


conciliar los intereses del sector privado con los intereses nacionales.
Pues si bien las empresas privadas tienen todo el derecho de lucrar, no
menos cierto es que el Estado debe ser el garante de los intereses
nacionales o colectivos.

69
Noveno.- Finalmente, al margen de los diga la Constitución en materia
económica, lo que realmente rige en el Perú, no es la economía social
de mercado sino una mezcla de mercantilismo y de populismo.

c. RECOMENDACIONES

Del estudio y desarrollo del tema que nos ha convocado, sobre la


problemática en torno a la economía social de mercado, pueden
formularse a las siguientes recomendaciones:

Primero.- Para lograr mayor legitimidad del régimen de economía social


de mercado, se recomienda que el gobierno recurra a la comunicación
con la sociedad civil para que tome conciencia de los beneficios del
régimen económico en cuestión, de las bondades, ventajas y buenos
resultados que viene dando su implementación.

Segundo.- Para lograr que el régimen de economía social de mercado


siga rindiendo sus resultados y frutos, se recomienda que el gobierno
insista con su implementación, que no caiga en el facilismo de modificar
el actual régimen, porque ello significaría un retroceso en los grandes
logros obtenidos, echando por la borda todos los sacrificios de muchas
generaciones.

Tercero.- Para lograr un mayor consenso entre la clase política en torno


al régimen de economía social de mercado, se recomienda insistir en la
suscripción de pactos políticos que comprometan a los políticos a insistir
en el régimen económico, en toda instancia de toma de decisiones
públicas.

Cuarto.- Para lograr mayor legitimidad del régimen de economía social


de mercado, se recomienda que se combata la corrupción propia del
mercantilismo y del populismo. En realidad, lo que distorsiona la buena
imagen y los buenos resultados de la economía social de mercado, son
los grandes problemas de la sociedad, como la corrupción.

70
Quinto.- Para lograr la estabilidad en el tiempo del régimen de economía
social de mercado, es necesario que la clase política, con la sociedad
civil y el gobierno, suscriban una suerte de pacto o acuerdo por el cual
se comprometan a dale continuidad a las políticas de Estado en cuanto
a la economía social de mercado.

71
BIBLIOGRAFÍA

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