El timorato ignora lo que es estar solo: detrás de su sillón siempre hay un enemigo.
En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier
mono.
Es sencillo hacer que las cosas sean complicadas, pero difícil hacer que sean sencillas
Algunas madres necesitan tener hijos infelices, pues de otro modo su bondad maternal
no puede manifestarse.
En este mundo de imágenes creado por nosotros mismos, nos hemos inventado como
unidad, como aquello que permanece constantemente en cambio.
El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Lo mismo que al árbol. Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto
más fuertemente tienden sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo
profundo, – hacia el mal.
En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.
También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los
cobardes. ¡Sí, los cobardes son astutos!
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis
hecho para superarlo?
Lo que más me molestó no es que me hayas mentido sino que, de aquí en adelante, no
podré creer en ti.
La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se
puede amar es que es un tránsito y un ocaso.
El hombre se define como ser que evalúa, como ser que ama por excelencia.
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los “cómos”.
La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba
cuando era niño.
El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero
no de épocas felices.
Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso, pues ellos
son los que pasan al otro lado.
Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.
Lo que hacemos no es nunca comprendido, y siempre es acogido sólo por los elogios o
por la crítica.
Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la
olvida.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el
silencio.
Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido
de él lo imposible, como todos los amantes.
Cuando se tienen muchas cosas que meter en él, el día tiene cien bolsillos.
Nuestro destino ejerce su influencia sobre nosotros incluso cuanto todavía no hemos
aprendido su naturaleza; nuestro futuro dicta las leyes de nuestra actualidad.
Yo necesito compañeros, pero compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que
llevar a cuestas por donde vaya.
El hombre parece tener más carácter cuando sigue su temperamento que cuando sigue
sus principios.
Las convicciones son más peligrosos enemigos de la verdad que las mentiras.
Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de
ella.
Si sólo se dieran limosnas por piedad, todos los mendigos hubieran ya muerto de
hambre.
Hay almas esclavizadas que agradecen tanto los favores recibidos que se estrangulan
con la cuerda de la gratitud.
La demencia en el individuo es algo raro; en los grupos, en los partidos, en los pueblos,
en las épocas, es la regla.
Mucho tienen que hacer los padres para compensar el hecho de tener hijos.