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Alimentación Consciente

Información general:

Alimentación consciente para el cuerpo y el espíritu

En la actualidad, la alimentación poco a poco está recuperando la importancia


que hace muchos años atrás poseía, y que por distintas cuestiones
relacionadas a la forma de vida que fueron adoptando las sociedades, fue
perdiendo, para pasar a ser en la mayoría de las personas, un aspecto sin
demasiada importancia en sus vidas, que puede satisfacerse de manera rápida
y sin demasiadas complicaciones “gracias” a las opciones modernas hoy
ofrecidas e impuestas publicitariamente, sin que tengamos conciencia de la
importancia que ella posee en nuestra salud y en nuestra calidad de vida diaria.
Esto se ve empeorado en situaciones donde la alimentación ha pasado a ser
una carga a resolver de la forma más rápida y económica posible, o una forma
de descargarse emocionalmente.

La sociedad actual ha ido estableciendo pautas que degradan poco a poco


nuestra calidad de vida: estrés, aceleramiento cotidiano, presiones constantes,
falta de tiempo para nosotros mismos (familia, amistades, ocio, desarrollo
personal y espiritual, proyectos personales). Esto se puede ver claramente
reflejado en la vida de nuestros niños (agendas repletas de actividades,
trastornos psicológicos a temprana edad, sufrimiento de enfermedades de
gente adulta, dificultades de aprendizaje, etc.) y ancianos (etapa de la vida que
actualmente se disfruta mucho menos que en generaciones pasadas y que es
acompañada por numerosos problemas de salud).

Esta sección dará una visión cuestionadora del actual paradigma de la


salud, que no considera a la persona como una unidad y que atiende a la
misma de acuerdo adonde se hagan visibles sus problemas de salud en forma
aislada y generalmente, solo reprimiendo los síntomas. Esto lejos está de un
enfoque integral en búsqueda de soluciones para los problemas crónicos y
degenerativos actuales que sufre la sociedad, cuya causa real y profunda,
como iremos viendo, es el ensuciamiento corporal.

Tener una calidad de vida saludable no es solamente la ausencia de


enfermedades, sino que se orienta a lograr un estado psico-físico óptimo que
nos permita contar con suficiente energía (física y mental), estar libres de
desordenes en nuestra salud (mal llamados enfermedades) y retardar el
proceso de envejecimiento. A través de una alimentación saludable (conocer
los alimentos adecuados y la forma de utilizarlos), podemos obtener un
fármaco potente y confiable, ya que será algo que ingerimos regularmente,
todos los días de nuestra existencia.

Todos somos capaces y podemos lograr esta plenitud, donde encontraremos


salud, energía, armonía, bienestar y vitalidad.
Para ello, consideraremos un punto de vista integrador de mente, cuerpo y
espíritu. El camino hacía una armonía y equilibrio físico e interior, es un trabajo
constante, donde nuestros cuerpos energéticos, empezando por el de vibración
más lenta y sólida (cuerpo físico) y continuando con los cuerpos emocional y
mental (de vibraciones más rápidas), deberán cooperar recíprocamente, ya que
todo lo que afecte a uno estará directamente relacionado con el otro.
Si bien una alimentación saludable es muy importante, existe otro factor a tener
en cuenta, con el cual se complementan y apoyan mutuamente, que es nuestro
desarrollo interior y espiritual, la ampliación de nuestra conciencia, nuestro
autoconocimiento y el manejo emocional de las situaciones que vivimos
diariamente. Podemos tener una alimentación casi perfecta, pero si nuestro
organismo está sometido a un excesivo estrés, presiones, si estamos
desestabilizados emocionalmente y nuestra mente está todo el día
abrumándonos, seguramente no podremos disfrutar de todos los beneficios
que los alimentos que ingerimos nos brindan. Así mismo, si nos encontramos
transitando un camino espiritual, intentando expandir nuestra conciencia y
buscando paz interior, pero tenemos una alimentación pobre, donde estén
presentes alimentos de nulas o bajas vibraciones (refinados, con componentes
tóxicos, animales, etc.), que no nos aportan casi nada nutricionalmente y hasta
actúan como “ladrones” de aquellos alimentos que si lo hacen, estaremos
desaprovechando la posibilidad de profundizar aún más en nuestro desarrollo
espiritual como seres de luz que somos. Si bien el tema se tratará luego, está
comprobado cómo una alimentación saludable incide en nuestro sistema
nervioso y energético: somos más receptivos y sutiles a la energía, nos
refinamos y mejoramos como canales de luz, no incorporamos energías
densas como puede ser la de un animal que sufrió durante su crecimiento y
posterior muerte, obtenemos las vibraciones de la tierra, del sol, del agua y del
aire a través de semillas, verduras, frutas y otros alimentos.
Todos somos distintos, por lo que no existe una alimentación puntual a
cumplirse de forma estricta (sea veganismo, naturismo, macrobiótica,
crudivegana, etc.) que sirva indistintamente para todas las personas. Cualquier
postulado o enfoque teórico tomado con fanatismo (sea una alimentación
determinada o una rama de la espiritualidad), por lo general no es
recomendable. Si bien puede darnos resultados favorables, no nos permitirá
ver las distintas opciones que existen, y seguramente cada una de ellas tendrá
aspectos a considerar e incorporar y aspectos a dejar de lado.
Si bien desarrollaremos un enfoque definido (alimentos saludables, su
preparación, depuración del organismo, alimentos tóxicos o desancosejados,
alimentación y espiritualidad, etc.) orientado a lograr nuestra plenitud, cada uno
de nosotros debemos equilibrar nuestras necesidades únicas, que variarán
según nuestra la edad, constitución física, rasgos emocionales y carácter de la
persona, forma de vida y propósitos vitales. Debemos buscar y encontrar
nuestra propia forma de encontrar la armonía interior. Lo mejor será ir
ampliando nuestra conciencia, mejorar nuestra intuición, desarrollar nuestra
sensibilidad y ver cómo responden nuestros cuerpos y así poder ir adoptando
de forma gradual y con inteligencia hábitos saludables para nuestra
alimentación e ir abandonando aquellos que percibimos que no lo son, que
implican el desequilibrio, la carencia o el exceso (no tan solo referidos a
nuestra alimentación, sino también a nuestra parte emocional).

Debemos recuperar nuestra energía, poder manejar el estrés, no resignarnos a


la mediocridad. No pensemos que la plenitud es solo para unos pocos elegidos,
confiemos en nuestra capacidad de sanarnos, aprendamos a leer y limpiar
nuestro organismo, no esperemos soluciones o pastillas mágicas, no
deleguemos nuestra calidad de vida a las manos de terceros, derribemos el
mito de que todo se debe a genes, virus o estrés, vivamos todas las etapas de
nuestra vida con dignidad, y por último, no esperemos un diagnóstico grave
para empezar a cambiar nuestros hábitos.
Esta es una buena manera de asumir nuestra responsabilidad, de
evolucionar, de autogestionar nuestra salud, y así podremos elegir lo que
deseamos crear en nuestras vidas, elegir los frutos que deseamos recoger en
relación a las semillas plantadas.
Este es un trabajo que requiere claridad, propósito, flexibilidad, conciencia y
coraje.
¿Qué es la enfermedad?
Lo que habitualmente llamamos enfermedad, es solo un síntoma del estado
de desorden al cual hemos llevado a nuestro organismo a través del tiempo. En
sí mismo, el cuerpo humano tiene gran cantidad de maravillosos mecanismos
para resolver problemas a los que puede verse sometido: excesos, carencias,
toxicidad, etc. Pero nuestro moderno estilo de vida se las ha ingeniado para
colapsar esa increíble armonía, malogrando la natural capacidad de adaptación
a los inconvenientes.
Asumir esta realidad, representa el cincuenta por ciento de la solución de
nuestros actuales problemas de salud. Y ese es el objetivo, que la persona
comprenda cómo él mismo ha generado tal situación de desorden y -por
sobre todo- cómo él mismo puede remediar tal problema, en la medida que
retorne a los hábitos saludables que nunca debió abandonar.
En este camino no hay secretos ni misterios, pero tampoco soluciones
mágicas. Los errores se generan principalmente por desinformación (donde se
mezclan por un lado la poca difusión de hábitos y alimentos saludables, y por el
otro la excesiva publicidad, no muy clara por lo general y a veces con mensajes
subliminales con dudosas intenciones que intentan movilizarnos por ejemplo a
través de nuestra familia, de productos supuestamente beneficiosos para
nuestra salud).
En la medida que vayamos aprendiendo como opera la inmensa inteligencia
corporal y comprendamos sus mecanismos, veremos que es muy sencillo jugar
a favor (y no en contra, como muchas veces solemos hacer sin siquiera
saberlo) de nuestra propia naturaleza humana. Entenderemos que no habrá
medicamento alguno que pueda remediar los problemas, mientras no
dejemos de boicotear nuestro organismo con hábitos que van en contra de
las leyes naturales que lo crearon.
Inicialmente debemos comprender como funciona el mecanismo de la
intoxicación cotidiana y el ensuciamiento corporal, y aprender que alimentos y
prácticas colaboran con ello. Si diariamente incorporamos más tóxicos de los
que podemos evacuar, no necesitamos ser científicos para entender que la
acumulación de toxinas acabará por generar un colapso tóxico. Esa es la
causa profunda de la mal llamada enfermedad: desde calambres, alergias,
problemas de calvicie, acidez estomacal, desorden hormonal, impotencia
sexual, colesterol alto, irritabilidad, problemas de circulación, asma,
osteoporosis, hasta un cáncer, todo responde al mismo mecanismo de
generación. Solo difiere el grado de toxemia y el órgano mediante el cual,
nuestro organismo expresa su claudicación y colapso.
Para el correcto funcionamiento corporal es importantísimo el rol que cumple
la correcta nutrición, pero de poco servirá una alimentación de alta calidad en
un contexto de ensuciamiento corporal crónico. El mejor de los alimentos
puede ser mal aprovechado, como consecuencia de estar atrofiados los
mecanismos de la química corporal para su correcta síntesis, a causa del
colapso tóxico. La analogía con un automóvil puede ayudarnos a comprender
mejor este concepto.
Si su vehículo está carbonizado y fuera de punto, debido al uso de combustible
incorrecto, seguramente usted haría limpiar el motor y cambiaría la calidad del
combustible. ¿Serviría hacer sólo una de las dos cosas? Con el cuerpo pasa
exactamente igual. De poco sirve una sola acción. Hay que depurar para
eliminar los desechos que impiden el normal funcionamiento. Y también hay
que cambiar la calidad del “combustible” para que no vuelva a “carbonizar”
la estructura.
Una persona que decida recuperar por sí misma su natural estado de salud y
equilibrio, debe abordar irremediablemente el trabajo depurativo como
prioridad absoluta y paralelamente la incorporación de alimentos y hábitos
saludables. Es evidente que si no comenzamos por “destapar” nuestros filtros
orgánicos y moderar el nivel de toxemia, todo lo que hagamos en procura de la
salud, perderá bastante efectividad. Viceversa, cualquier práctica terapéutica
se beneficiará de la tarea depurativa y de una nutrición saludable y no
ensuciante.
Ejercer nuestro natural derecho a un óptimo estado de salud, se parece mucho
a una mesa apoyada en tres patas: todas deben estar fuertes y en equilibrio.
Por ello, la tarea de limpieza orgánica se potenciará enormemente con un
simultáneo freno al ingreso de nuevas toxinas y aporte de los nutrientes
esenciales que estaban faltando. Trabajar separadamente cada aspecto,
conspira contra una rápida recuperación de la salud y el equilibrio, implicando
un mayor esfuerzo y tiempo.

¿Para qué comemos?

El efecto vitalizante
La pregunta tiene muchas respuestas. Pareciera obvio que para aportar
nutrientes al cuerpo. Sin embargo hay gente (y cada vez son más), que con
una preparación adecuada, pueden vivir sin ingerir alimentos físicos. Esto no es
algo nuevo, pues los antiguos yoguis hindúes practicaban esto de vivir del
prana, solo practicando técnicas de respiración. Prana es una palabra en
sánscrito que hace referencia a "lo vital", la fuerza de las cosas vivas y la
energía vital en el proceso natural del universo. A través de técnicas de
respiración (pranayama) es posible controlar los flujos de prana o energía vital
de nuestro organismo. Actualmente se están difundiendo los movimientos
respiratorianos y también técnicas para nutrirse mediante la captación de
fotones del sol, desarrollando celularmente la misma capacidad que tienen los
vegetales para captar energía lumínica (fotosíntesis).

Más allá de conceptos y prácticas que exigen cierto nivel de preparación y


pueden parecernos radicales, esto demuestra que es posible vivir sin nutrientes
de estructura física y que en realidad el alimento cumple una función
vibracional. Como se sabe, las células funcionan e intercambian información,
resonando en una frecuencia electromagnética perfectamente medible.

Por lo tanto, la función del alimento es vitalizar y garantizar dicho metabolismo


energético, basado en fenómenos de transmutación biológica, sintonización y
resonancia entre órganos y alimento. En definitiva el cuerpo humano
(saludable) resuena en una determinada frecuencia oscilatoria (entre 6.200 y
7.000 Ä). Las mediciones vibracionales del alimento permiten verificar que hay
sustancias nutricias que resuenan por encima o por debajo de dicha
frecuencia.

Al ingerir alimentos de igual o superior longitud de onda, el cuerpo no tiene


dificultades en metabolizarlo y generar los fenómenos de intercambio,
beneficiándose del aporte. Cuando ingerimos alimentos de inferior oscilación
vibratoria, el organismo se ve perjudicado, pues debe elevar dicha
frecuencia, a fin de establecer el adecuado intercambio metabólico.

Si este último tipo de alimentos se hace abundante y cotidiano, a largo andar el


cuerpo se agota, baja su frecuencia, se desvitaliza y comienza a resonar en
niveles inferiores, que son justamente los que emite una persona
enferma(4.800 Ä en el caso de pacientes con cáncer) y en los cuales se
desarrollan virus y parásitos.

De allí la importancia de nutrirse prevalentemente de alimentos superiores,


como frutas, hortalizas y semillas (si son activadas mejor aún), que, como
vimos, resuenan por encima de los 8.000 Ä y por tanto vitalizan al organismo,
evitando el ámbito para el desarrollo del desorden energético, que luego se
traduce en enfermedad, envejecimiento prematuro y muerte.

Al comer una hoja de rúcula lo que hacemos es recibir la energía lumínica que
el vegetal captó y convirtió en energía química (clorofila). Al exponer dicha
hoja al fuego, alteramos ese patrón ordenado y obligamos al cuerpo a elevar
dicha frecuencia, para poder resonar y metabolizar adecuadamente. Por ello la
importancia de destruir y alterar lo menos posible nuestro alimento cotidiano,
concentrándonos, por el contrario, en procesos que lo vivifiquen y
elevenvibratoriamente.
Esa es la mejor forma conocida para revertir y evitar situaciones de desorden y
enfermedad. Si bien desarrollaremos a través de los contenidos, un enfoque
de Depuración y de Nutrir sin ensuciar, considerado un primer escalón en
este proceso consciente, entonces luego estaremos en condiciones de abordar
este nivel ulterior y vitalizante.

Más allá de los beneficios en salud y rejuvenecimiento, esta propuesta


generará otros efectos positivos a nivel de pensamientos y actitudes. Como
dijera un conocido maestro espiritual: “Según sea tu alimento, así será
tu mente; según sea tu mente, así será tu pensamiento; según sea
tu pensamiento, así será tu actitud”.

La Energía del Alimento


Si bien los alimentos aportan nutrientes estructurales (aminoácidos, grasas,
azúcares, minerales), tal vez la principal propiedad no sean solo sus valiosos
componentes físicos, sino su acción vitalizante sobre nuestro metabolismo
energético. Recientes investigaciones muestran que el factor primordial en la
calidad de un alimento, es su energía solar (fotones). A través del alimento,
absorbemos biofotones (partículas luminosas), que transmiten a las células
importante información biológica para modular procesos vitales del cuerpo.

Los biofotones poseen una gran fuerza de organización y regulación que


proporciona al organismo mayor movimiento y orden, lo cual se traduce en
una marcada sensación de vitalidad y bienestar. Cuanta más energía
lumínica pueda almacenar un alimento, mayor su valor. Por ejemplo, un fruto
madurado al sol es mucho más saludable que aquel madurado artificialmente.

Por consiguiente, la capacidad de almacenamiento de biofotones es una


medida objetiva de la calidad de nuestros alimentos. Las algas espirulina,
mediante un complejo único de pigmentos, puede almacenar todo el espectro
solar: verde (clorofila), azul (ficocianina), amarillo, naranja y rojo (carotenoides).
La medición de los biofotones confirma que la espirulina recién cosechada es
un excelente colector de energía solar.

Es un hecho que todos los seres vivos (hombres, animales y plantas), somos
seres luminosos que vivimos de estructuras de orden. El girasol, por ejemplo,
es un depósito de luz excelente, captando y almacenando energía fotónica, y
transmitiendo dicha propiedad a sus semillas e incluso al aceite con ellas
obtenido. Por tanto, nuestro alimento es portador de luz.

Cuanta más luz contengan nuestros alimentos, mayor es su valencia


biológicay menor es la cantidad de masa alimenticia que necesitamos. Así
se explica que un tomate precioso, grande y rojo de cultivo en invernadero,
madurado en cámara mediante exposición a gas etileno, tenga menos valencia
biológica que un tomate pequeño, con manchas y mal formado, pero que ha
crecido al aire libre y ha almacenado energía fotónica del sol en su maduración
natural.

Casi no conocemos el concepto de alimento vivo, puesto que hemos


aprendido a confiar solo en los análisis bioquímicos de las sustancias. El
químico analiza en sus probetas los productos químicos y como mucho, la
reacción entre ellos, pero la vida no se podrá comprobar de esta manera.
Un pequeño ejemplo: tomemos dos puñados de semillas; un puñado lo
colocamos 10 segundos en un microondas. Si luego analizamos químicamente
ambos puñados, no habrá diferencia. Sin embargo, si los ponemos a germinar,
el puñado de semillas del microondas habrá perdido esa cualidad; están
muertas. La vida en sí no es visible, pero sí sus efectos.

Alcalinidad, la llave de la salud

Muchos desconocen el significado de alcalinidad, como concepto opuesto a


acidez. Incluso este término se interpreta en forma muy limitada, asociado
sobre todo al clásico ardor estomacal o a los reflujos ácidos. Sin embargo, no
es exagerado afirmar que la adecuada comprensión -y la posterior corrección-
de la acidificación orgánica, serviría para resolver la mayor parte de los
grandes problemas que afligen a la salud pública. Estos conceptos han sido
científicamente demostrados por grandes investigadores de nuestro siglo y
utilizados desde tiempos remotos en la medicina oriental. Este texto intenta
explicar la problemática, procurando la imprescindible toma de conciencia y la
propuesta de sencillas correcciones caseras, al alcance de todos.
Para comenzar, conviene explicar lo que significa acidez y alcalinidad. Estos
dos términos responden a la forma de clasificar la reacción de cualquier
elemento, sobre todo en medios líquidos. El grado de acidez o alcalinidad se
mide a través de una escala de pH (potencial de hidrógeno), que va de 0
(extremo ácido) a 14 (extremo alcalino), ubicándose en el centro (7) el valor
neutro. O sea que entre 0 y 7 tenemos valores de acidez y de 7 a 14, de
alcalinidad. Esto no quiere decir que lo ácido sea “malo” y lo alcalino “bueno”,
dado que ambos se necesitan y se complementan en las reacciones químicas.
Por ello se habla de equilibrio o balance. En medicina oriental, lo ácido se
clasifica como yin y lo alcalino como yang, siendo deseable la tendencia al
equilibrio entre los extremos.

Dado que la química corporal genera infinidad de reacciones y exigencias


específicas, intentaremos comprender aquí como funciona el mecanismo base
del equilibrio ácido-alcalino a nivel celular. Los trillones de células que
componen nuestro organismo, necesitan alimentarse, eliminar residuos y
renovarse constantemente. A fin de satisfacer esta exigencia vital, la sangre
cumple dos funciones vitales para el correcto funcionamiento
celular: llevar nutrientes (sobre todo oxígeno) y retirar los residuos tóxicos que
genera la transformación (metabolismo) de dichos nutrientes. A nivel celular se
produce una especie de combustión interna, que libera calor corporal. Los
residuos que se originan en este proceso de combustión, son de
naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo mediante la sangre, a
través de las vías naturales de eliminación (hígado, riñones, pulmones, piel).

Para cumplir eficazmente dicha tarea, y por otra cantidad de razones


orgánicas, el plasma sanguíneo debe mantener a ultranza un ligero nivel
de alcalinidad. El pH de la sangre puede oscilar en un estrecho margen:
entre 7,35 y 7,45 (“arriba de siete”, significado de una popular marca de
gaseosas que muchos asocian, erróneamente como veremos luego, con la
salud). Al transgredir estos límites, la sangre pierde capacidad de almacenar
oxígeno en los glóbulos rojos y también pierde eficiencia en la tarea de
eliminación de los residuos celulares. En pocas palabras, la sangre no
nutre y no limpia las células, génesis profunda de cualquier enfermedad. Para
dar una idea del estrecho margen de maniobra del pH sanguíneo, digamos que
al descender de 7 se produce el coma diabético y la muerte.

Cuando se incrementa el nivel de acidez sanguínea, varios mecanismos


buscan reestablecer este vital equilibrio. En todos los casos se requiere la
suficiente presencia de bases (álcalis) que neutralicen los ácidos. O sea que
un eficiente metabolismo celular exige un constante flujo de
sustancias alcalinas, con el fin de poder neutralizar los ácidos provenientes
del alimento y del metabolismo celular.
En primera instancia, y como mecanismo más simple, la sangre debe obtener
suficientes bases de los alimentos. En caso de carencia (tanto por exceso de
ácidos circulantes como por deficiencia nutricional de bases), la sangre echa
mano a dos mecanismos de emergencia para preservar su equilibrio. Uno
consiste en derivar ácidos, depositándolos en los tejidos a la espera de un
mayor aporte alcalino. Esto genera reuma, problemas circulatorios,
afecciones de piel, etc. El otro mecanismo es recurrir a su reserva alcalina:
las bases minerales (calcio, magnesio, potasio) depositadas en huesos,
dientes, articulaciones, uñas y cabellos. De este modo, la sangre se convierte
en un "saqueador" de la estructura orgánica, con el único objetivo de
restablecer el vital equilibrio ácido-básico que permite sostener el correcto
funcionamiento orgánico.

Esta lógica funcional es la homeostasis orgánica, que significa “mantener la


vida generando el menor daño posible”. Para el organismo, una menor
densidad ósea no significa peligro para la vida, pero sí un pH ácido en la
sangre. Así funciona el mecanismo de la descalcificación y
la desmineralización. Los huesos ceden calcio en forma de sales alcalinas, se
hacen frágiles y hay osteoporosis; las piezas dentales se fisuran con facilidad y
surgen caries; las uñas muestran manchas blancas y se toman quebradizas;
las articulaciones degeneran y hay artrosis; el cabello se debilita y se cae; se
advierten lesiones en las mucosas, piel seca, anemia, debilidad, problemas
digestivos, afecciones de vías respiratorias, infecciones, sensación de frío, etc.

Normalmente no se asocian estos síntomas con la acidez. Un ejemplo es


la osteoporosis, clásica enfermedad de acidificación. Sin embargo se la
combate inadecuadamente con alimentos (por ejemplo con lácteos) que,
por su aporte ácido, agravan el problema. Otro ejemplo es la anemia, cuadro
que consiste en la baja capacidad de los glóbulos rojos para suministrar el
oxígeno adecuado a los tejidos del cuerpo. Como vimos, esto es consecuencia
de la acidificación sanguínea. El sentido común nos indica que frente a
osteoporosis y anemia, lo correcto es atacar la causa profunda del
problema: alcalinizar el organismo para neutralizar su acidez.

De lo visto, podemos concluir que para permitir el normal trabajo de la sangre y


las células, debemos ser cuidadosos en el aporte que realizamos a nuestro
cuerpo a través de los alimentos que ingerimos. Por un lado tratando
de evitar alimentos (y situaciones, según veremos más
adelante) acidificantes, y por otro incrementando la provisión de bases a
través de una mayor ingesta de alimentos alcalinizantes. Todo esto
complementado por un buen aporte de oxígeno, a través del necesario
movimiento, y un correcto funcionamiento de los órganos depurativos
encargados de eliminar los ácidos.
La orina como indicador

Dado que los ácidos en exceso son eliminados a través de los riñones y la
orina, tenemos allí un modo simple y preciso de verificar que está sucediendo
en nuestro organismo. Este método de verificación fue descubierto por el
científico húngaro Erik Rucka y desarrollado por la Dra. Catherine Kousmine,
investigadora suiza, creadora de un sistema terapéutico basado en la
alimentación natural. "Una persona sana y bien equilibrada, que recibe
suficiente cantidad de sustancias alcalinas en su alimentación -nos dice la Dra.
Kousmine en el libro “Salve su cuerpo!”- tendrá en la segunda orina de la
mañana un pH ligeramente alcalino, idéntico al de la sangre. La primera orina
no sirve para el control por ser naturalmente ácida, ya que el reposo nocturno
sirve para que los riñones eliminen los productos ácidos de desecho". El
sistema para verificar este valor es sencillo y se basa en el simple uso de tiras
de papel reactivo. Al contacto con unas gotas de orina, el color del papel nos
brinda de inmediato el valor.

"Si el control de la segunda orina del día nos da valores próximos a 5 y no ha


habido esfuerzo físico de por medio (el ácido láctico también se elimina por la
orina), quiere decir que el cuerpo está sufriendo una acumulación anormal de
sustancias ácidas o carencia de bases (calcio, magnesio, sodio). Aquí pueden
aparecer manifestaciones tan variadas como palidez, dolor de cabeza, dolores
reumáticos, neuralgias; todos síntomas que desaparecen en breve tiempo y
sin uso de analgésicos, con el simple aporte de sustancias
alcalinas (citratos o bicarbonatos). La permanencia en valores cercanos a pH 5
está también relacionada con una constante sensación de cansancio
injustificado o la aparición de momentos de debilidad improvisa, en los
cuales uno se siente completamente vacío. Por cierto nuestra vida moderna
es muy sedentaria, tiene poca oxigenación y esta basada en una alimentación
muy pobre en bases. Por ello es muy fácil sufrir malestares debido a la
acumulación de sustancias ácidas. Si hemos pasado un período de excesiva
tensión o hemos estado enfermos, el organismo acumula una gran cantidad de
sustancias ácidas y para eliminarlas lleva tiempo. A mí me ha sucedido que
luego de un período de excesivo trabajo me ha llevado más de un año hacer
retornar la orina al valor normal. El control del pH urinario y su
normalización, debe formar parte integrante del plan terapéutico de todo
tipo de enfermedad crónica".

Además de saber que sucede con nuestra alimentación, este sistema permite
monitorear otros aspectos importantes de nuestro equilibrio corpóreo. "Me ha
sucedido -dice la Dra. Kousmine- que luego de cinco horas de intenso trabajo
en un ambiente poco aireado, el pH era cercano a 5. Pero luego de un paseo
de una hora en un parque arbolado, el pH volvía a su valor normal, siendo que
estaba ayunando y por tanto no aportaba bases a través del alimento. El
resultado fue una sensación de mayor bienestar. Esto significa que una mejor
oxigenación permite quemar los ácidos orgánicos, convirtiéndolos en
anhídrido carbónico, eliminado luego por los pulmones". Estos conceptos
demuestran la incidencia de factores externos a la alimentación (estrés,
campos electromagnéticos, contaminación ambiental, sedentarismo, etc.) como
causa suplementaria de acidificación orgánica. También pone en evidencia la
importancia de la actividad física, no solo para quemar grasas, sino como
eficaz complemento de una alimentación alcalinizante.

Visiones pioneras

Según los estudios del Dr. Ragnar Berg -médico sueco fallecido en 1956,
pionero en la investigación de la alimentación alcalinizante- un 85% de nuestra
dieta debe estar compuesta de elementos ricos en bases (de los cuales una
parte debe estar en estado crudo) y sólo un 15% debería estar reservado a los
alimentos acidificantes. Si bien Berg combatía los procesos de acidificación con
preparados de sales alcalinas y citratos, sostenía que la mejor terapia era la
de jugos frescos de frutas y verduras.

Este hecho resulta fácilmente comprobable cuando realizamos un día de


ayuno bebiendo solamente jugos de frutas. Al día siguiente sentimos una
sensación de alivio general en todo el organismo, ya que estamos permitiendo
el proceso de purificación de los residuos ácidos, gracias al aporte exclusivo de
bases.

El Dr. Berg determinó que las verduras silvestres poseen mayor cantidad de
sales alcalinas que las de cultivo. Esto ha sido confirmado por estudios
franceses y alemanes, que demuestran una disminución de estos valores (y de
otros nutrientes importantes), inversamente proporcional al aumento del uso de
abonos químicos. Ello se debe a la disminución de minerales alcalinos y a la
presencia de residuos ácidos. También se ha probado experimentalmente
que la fruta madurada artificialmente (en cámara) deja de comportarse
como alcalinizante en el organismo. Son comprobaciones científicas de la
involución cualitativa de la producción industrializada de nuestros alimentos.

William Howard Hay, creador de la dieta Hay que se popularizó en los años 30,
sugería una proporción en volumen del 20% en alimentos acidificantes y 80%
en alcalinizantes. Arnold Ehret, propulsor de la dieta cruda, sugería eliminar
todos los alimentos acidificantes. Paavo Airola, naturópata europeo, sostenía
que necesitamos ambos tipos de alimentos, en sintonía con el concepto de
balance yin-yang de los orientales.
En nuestro ámbito, el médico rosarino Samuel Sack hizo un aporte interesante
al tema del equilibrio ácido-básico, desarrollando una técnica de remojo de
alimentos ácidos en soluciones alcalinas (caldo de repollo blanco o agua
bicarbonatada). Su sistema se basa en las propiedades alcalinizantes y
neutralizantes de ácidos del repollo blanco. Estas virtudes se encuentran
mayormente en el repollo crudo y en el agua de su cocción. El remojo de los
alimentos en caldo de repollo no altera su calidad ni su sabor, sino por el
contrario, facilita su asimilación y transformación en el organismo, influyendo
positivamente en el equilibrio ácido-básico. Al hervir, el repollo libera álcalis
que pasan al agua y el proceso de neutralización de los alimentos
sumergidos en ella se realiza en forma directa.

Este sistema resulta muy útil para personas que realizan una transición de una
dieta "normal"a una dieta alcalinizante. A través del repollo (o el agua
bicarbonatada) puede neutralizarse gran parte de la componente ácida de
quesos, manteca, legumbres, aceites y huevos. Sack sugería usar agua de
repollo (o introducir una hojita de repollo) en la preparación de salsas,
cocción de pastas, huevos, legumbres y verduras (sobre todo acelga, espinaca
y remolacha), así como en el remojo de legumbres, frutas secas y carnes (ver
recuadro). También el Dr. Sack recomendaba agregar apenas una hojita de
repollo crudo a las ensaladas (en exceso produce gases), desaconsejando en
cambio el consumo del repollo hervido.

Alimentos alcalinizantes y acidificantes

Veamos que se entiende por alimentos acidificantes y alcalinizantes. Nuestros


nutrientes (como todos los elementos de la naturaleza) tienen distintos grados
de acidez o alcalinidad. El agua destilada es neutra y tiene un pH 7.
Básicamente todas las frutas y verduras resultan alcalinizantes. Si bien la
fruta tiene un pH bajo (o sea que resulta ácida), debemos evitar una
generalizada confusión: no es lo mismo la reacción química de un alimento
fuera que dentro del organismo. Cuando el alimento se metaboliza, puede
generar una reacción totalmente distinta a su característica original. Es el caso
del limón o de la miel. Ambos tienen pH ácido, pero una vez dentro del
organismo provocan una reacción alcalina. Distinto es el caso de las células
animales. Tanto la desintegración de nuestras propias células como la
metabolización de productos de origen animal, dejan siempre un residuo
tóxico y ácido que debe ser neutralizado por la sangre.

Así vemos la diferencia básica entre un alimento de reacción ácida (que obliga
a robar bases del organismo para ser neutralizado) y un alimento de reacción
alcalina (que aporta bases para neutralizar excesos de acidez provocados por
otros alimentos o por los propios desechos orgánicos del cuerpo). A fin de
servir como referencia didáctica, veamos la tabla que expresa en grados de
acidez o alcalinidad, la reacción metabólica de ciertos alimentos en el
organismo humano. Esta información es muy interesante a título orientativo,
pues nos permite comprender cómo funcionan ciertos alimentos en nuestro
cuerpo.

ALIMENTOS DE REACCIÓN ALIMENTOS DE REACCIÓN


METABÓLICA ALCALINA METABÓLICA ÁCIDA

Pasa de uva 23,7 Panceta de cerdo 28,6

Porotos blancos 18,0 Pollo hervido 20,7

Almendras 12,0 Pavo asado 19,5

Dátiles 11,0 Carne de novillo 13,5

Remolachas 10,9 Maní 11,6

Zanahorias 10,8 Clara de huevo de gallina 11,1

Apio 8,4 Salmón fresco 11,0

Melón 7,5 Caballa fresca 9,3

Galletitas crackers
Damascos 6,8 8,5
integrales

Pomelos 6,4 Nueces 8,4

Pan de harina de trigo


Repollo 6,0 7,3
integral

Tomate 5,6 Queso de vaca 5,5

Limón 5,5 Ricota de vaca 4,5

Manzana 3,7 Manteca de maní 4,4

Zapallo 2,8 Pan de harina de trigo 2,7


refinado

Nabo 2,7 Arroz blanco hervido 2,6

Uva fresca 2,7 Fideos refinados hervidos 2,1

Valores que indican grado de alcalinidad y acidez. Tabla elaborada por Bridges y
modificada por Cooper, Barber y Mitchell

También los minerales juegan un rol importante en el comportamiento


acidificante o alcalinizante de los alimentos y ello nos permite hacer una
elección más consciente. Por lo general resultan acidificantes aquellos
alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro. En cambio
son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis de calcio, magnesio,
sodio y potasio.

En general los cereales generan desechos ácidos al ser metabolizados: ácido


sulfúrico, fosfórico y clorhídrico. Esto resulta más marcado en el trigo y el maíz
(los indígenas americanos remojaban el maíz en agua de cal). El mayor
contenido en minerales alcalinos hace que otros cereales resulten
más alcalinizantes: mijo, cebada, quinoa, trigo sarraceno. El arroz integral
es considerado como neutro en la dietética oriental. Por su parte
las legumbres y las semillas son ligeramente acidificantes por su contenido
proteico, aunque no todos por igual, con excepciones como las almendras y los
porotos blancos, aduki y negros. Los lácteos son elementos acidificantes,
aunque la leche fresca sin pasteurizar sea ligeramente alcalina. La
pasteurización acidifica la leche y por tanto a todos sus derivados.

Mientras la dietología clásica y la ciencia de la alimentación no dan importancia


o ignoran totalmente esta distinción, en una Nutrición Consciente es muy
importante conocer la reacción de los alimentos. Además es importante
manejar otros aspectos que tienen que ver con la preparación misma de las
comidas. Por ejemplo: se ha demostrado que un 40-60% de los elementos
minerales y un 95% de las vitaminas y bases se pierden en el agua de cocción
de las verduras. Resulta entonces que el alto contenido de bases que poseen
las verduras -y que resulta tan útil para el equilibrio sanguíneo- se desvaloriza.
Incluso las verduras llegan a presentar naturaleza ácida cuando se tira el agua
de cocción (clásico ejemplo de acelga o espinacas).

De allí la importancia del sistema oriental de cocer las verduras al vapor en


cestas de acero o bambú, o sea sin que estén en contacto directo con el agua.
También comprendemos el alto valor terapéutico de los caldos, que conservan
todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en,
enfermos y convalecientes.
Lamentablemente la acidosis (disminución de la reserva alcalina en la sangre)
se está convirtiendo en una enfermedad social que provoca grandes problemas
y que generalmente no se diagnostica. Sin embargo nadie se preocupa por
advertir sobre el problema. Por el contrario, el bombardeo publicitario incita al
consumo masivo de productos industriales, que resultan altamente
acidificantes. Dejemos de lado (por lo obvio) carnes y hamburguesas, que
muchas personas logran disminuir o evitar. Gaseosas basadas en azúcares
refinados y compuestos acidulantes; bebidas alcohólicas, alimentos elaborados
con cereales, grasas y azúcares refinados; lácteos industrializados y
especialmente quesos; aditivos alimentarios, conservantes… forman un
explosivo cocktail que se ingiere los 365 días del año, varias veces por día y en
grandes cantidades.

Ácidos buenos y malos

Claro que no todos los ácidos son malos. En nuestros alimentos hay ácidos
beneficiosos y otros perjudiciales. Entre los beneficiosos podemos citar a los
frutales. El caso de los ácidos: cítrico, málico, tartárico, fumárico, etc. Estos
ácidos orgánicos débiles, una vez metabolizados en el organismo se combinan
con minerales (sodio, calcio, potasio) y dan lugar a sales minerales, carbonatos
y citratos (elementos que tienen la capacidad de fluidificar y alcalinizar la
sangre) o bien se oxidan en la sangre y son eliminados del organismo como
anhídrido carbónico, activando a ventilación pulmonar. He aquí la explicación
del efecto del limón, cuyo jugo ácido es utilizado para la hiperacidez de
estómago.

En cambio otros ácidos -como el oxálico, el benzoico, el tánico- pueden no ser


tan buenos para el organismo. El oxálico (presente en acelgas, espinacas,
cacao y remolacha), además de su acción acidificante, disminuye la absorción
de calcio y daña los riñones. El ácido benzoico (presente en las ciruelas) está
contraindicado en gota y reumatismo. El ácido tánico (café, té negro, vino tinto,
fruta verde o poco madura) está acusado de precipitar la pepsina clorhídrica y
bloquear o limitar la digestión de las proteínas. Esto no quiere decir que
debamos rechazar las verduras citadas (sobre todo la alcalinizante remolacha),
pero sí moderar el uso si se es propenso a la problemática citada.

Definitivamente nefastas para el organismo resultan las bebidas gaseosas, hoy


omnipresentes en la cotidianeidad alimentaria. Los azúcares de por sí generan
ácidos en su proceso metabólico (ácido acético). A ello se agregan los aditivos
acidulantes (ácido fosfórico) y el ácido carbónico, generándose un cocktail
dañino, que se potencia con los grandes volúmenes de consumo diario.

Párrafo aparte para los ácidos presentes en carnes, embutidos y lácteos (úrico,
láctico, butírico, nítrico, sulfúrico). Como decíamos al
principio, todadesintegración de células animales -de nuestro propio cuerpo o
de alimentos animales- deja un residuo tóxico y ácido. Estos residuos,
además de consumir bases para poder ser neutralizados en la sangre, deben
ser luego eliminados del organismo. En la juventud, el buen funcionamiento de
los órganos de eliminación (principalmente riñones y piel), hacen que los ácidos
sean eliminados satisfactoriamente. Pero con el correr de los años, al
acentuarse los efectos nocivos de la acidificación en el organismo, estos
órganos pierden eficiencia.

Al no poder ser eliminados del organismo, el ácido úrico y otros residuos


metabólicos de naturaleza ácida, son retenidos fundamentalmente por el tejido
conjuntivo, así como por los huesos y cartílagos del cuerpo, con el objetivo de
retirarlos del flujo sanguíneo y poderlos eliminar más adelante. Esto sirve de
origen a dolencias tales como: artritis, artrosis, reumatismo, fibromialgia,
enfermedades del corazón, de los nervios, ciática, alergias, eccemas,
herpes, urticaria, asma, nefritis, hepatitis, cálculos, arteriosclerosis y un
estado de enfermedad latente pronto a manifestarse.

Las consecuencias que tiene para la salud una acumulación persistente de


residuos o escorias (que el organismo debería eliminar y no puede), son
funestas. Según la naturaleza de cada persona, comenzarán a presentarse a
corto plazo los primeros síntomas del padecimiento de una u otra enfermedad
(signos de alarma), que variarán según cuales sean los tejidos u órganos
afectados.

Una alimentación pobre en bases entorpece el normal proceso de combustión


en los tejidos celulares, dando lugar a la formación de estos residuos de
naturaleza ácida, muchos de los cuales no pueden ser eliminados por la orina.
Aportando una alimentación rica en bases y/o disminuyendo el contenido
proteico, posibilitamos una eliminación masiva de estos desechos, depurando
así el organismo.

Todo esto nos permite comprender que aún una dieta que excluya la carne
(vegetariana) puede no ser ideal y puede resultar acidificante si se consumen
en exceso: huevos, quesos, legumbres, oleaginosas, cereales refinados,
café, té, chocolate, gaseosas y azúcar blanca. En una clásica expresión que
oímos de mucha gente, se puede advertir este involuntario pero grave error de
concepto. "Pero si como sano; no como carne; como acelga hervida, un poco
de queso, fideos, tomo té negro con galletitas y mermelada..." ¡¡¡O sea, todos
alimentos acidificantes!!!

Para finalizar, debemos considerar otros perjudiciales ácidos no alimentarios,


presentes en nuestra jornada cotidiana y que colaboran con la acidificación
corporal. Nos referimos al ácido nicotínico del tabaco, el ácido acetilsalicílico de
los analgésicos, el ácido clorhídrico que genera el estrés y los ácidos
provenientes del smog y la contaminación ambiental. También debemos tener
en cuenta los ácidos generados en la mala función intestinal, a raíz de los
procesos de putrefacción y fermentación.

Consejos para una dieta alcalina

Ante todo debemos hacer del comer, un acto consciente. El estrés, las
obligaciones y las tensiones, han provocado la transformación de nuestra
nutrición en algo mecánico o apenas placentero. Nuestros problemas de salud -
que todos arrastramos, como consecuencia de años de errores- nos deben
servir como incentivo para que comencemos a modificar nuestros hábitos,
prestando atención a qué y cómo comemos.

Tampoco es cuestión de caer en extremismos y andar contabilizando y


estudiando cada cosa que llevamos a la boca. Pero sí comenzar a mejorar la
calidad de nuestra nutrición y en definitiva la calidad de vida. Atender al
equilibrio ácido-básico de nuestro organismo nos permitirá eliminar una gran
cantidad de síntomas, muchos de los cuales ya los consideramos normales, de
tanto convivir con ellos.

El éxito del cambio de actitud se basa en el gradualismo. Teniendo noción


sobre que alimentos son acidificantes y cuales alcalinizantes, es bueno
comenzar a modificar la ecuación de nuestra ingesta diaria. Proponerse
inicialmente un 2 a 1 (dos partes de alcalinizantes por cada parte de
acidificantes) para luego llegar a un óptimo 4 a 1. No tener miedo a exagerar
con los alimentos alcalinizantes. Ya vimos que el problema esta dado por el
exceso de ácidos. De haber exceso de bases -cosa muy poco probable en
organismos recargados de desechos- hay siempre en la sangre grandes
cantidades de anhídrido carbónico para neutralizarlos.

También es importante que cada persona adecue la alimentación a su realidad


orgánica, social y laboral. Las personas nerviosas, delgadas, friolentas,
alérgicas, con dolores articulares, neuralgias, con tendencias a caries, cálculos
u osteoporosis; obviamente tendrán mayores necesidades de alcalinización.
Así como no todos somos iguales, tampoco todas las épocas del año exigen
los mismos nutrientes.

Lo importante es basarnos en el abundante consumo de frutas (de estación y


bien maduras) y verduras (crudas, cocinadas al vapor o consumidas con su
agua de cocción en forma de sopas). Hacer mucho uso de repollo blanco
(crudo), zanahoria, apio, papa, batata, nabos, hojas de ensalada, berenjenas,
pepino y tomate. Las algas, por ser verduras marinas, corresponden a este
grupo y son muy alcalinizantes debido a su riqueza en minerales básicos
(magnesio, calcio, sodio, potasio). Entre las frutas, usar: limón, caqui, cereza,
manzana, melón, sandía, naranja, mandarina, pomelo, damasco, ananá,
banana, durazno, pera, arándano y uva.

Demás esta decir la importante que es consumir frutas y verduras de cultivo


natural o silvestres, dada la mayor acidez que generan los cultivos
industriales. Esto puede parecer difícil en las grandes ciudades, pero es bueno
insistir en la búsqueda de productores orgánicos que están apareciendo en los
cinturones verdes de las urbes.

Usar los cereales menos acidificantes (arroz, trigo sarraceno) o alcalinizantes


(quinoa, mijo o cebada). Entre las frutas secas preferir almendras, dátiles,
pasas de uva y castañas. Dentro del grupo de legumbres, los porotos blancos,
negros y aduki resultan ser los más alcalinizantes. Como endulzante preferir la
miel de abejas, stevia o el azúcar mascabo integral.

A nivel hierbas, se destacan como alcalinizantes: el diente de león, la bardana,


la ortiga, la congorosa, el incayuyo y el té verde. También hay hierbas de
marcado efecto depurativo como el mil hombres, el palo azul, la espina
colorada, la ulmaria o la zarzaparrilla.

La macrobiótica tiene muchos alimentos alcalinizantes (tal vez poco


difundidos entre nosotros). Nos referimos a la salsa de soja (no pasteurizada),
el sésamo, la raíz de bardana, las algas, el poroto aduki (protector de la
importante función renal), el té de banchá, la raíz de loto y las ciruelas
umeboshi.

Todo esto no quiere decir que debamos dejar totalmente de lado los alimentos
"acusados"como acidificantes; simplemente debemos ingerirlos balanceados
por los alcalinizantes. Es el caso de las legumbres (lentejas, arvejas,
garbanzos, soja, arveja), los cereales clásicos (trigo, avena, centeno), los
huevos, el pescado o las semillas oleosas (nueces, maní, pistachos, girasol,
aceitunas).

Por último, una recomendación importante. También se ha demostrado que


el exceso de alimento es causa de acidificación corpórea. O sea que hay
una razón más para que nos nutramos con moderación y al simple efecto de
saciar necesidades básicas. Algo difícil de lograr cuando el alimento se
convierte en una descarga emocional o, peor aún, en una adicción.

COMO ALCALINIZAR ALIMENTOS: EL METODO DEL DR. SACK

El sistema se basa en la utilización de Caldo de Repollo (CR), que se obtiene


hirviendo una hoja de repollo blanco o verde claro, nunca colorado, en un litro de
agua. También puede utilizarse Agua Bicarbonatada (AB) que se prepara
diluyendo media cucharadita de bicarbonato de sodio en un litro de agua. El
Caldo de Repollo (CR) no altera el sabor de los alimentos. Nunca usar recipientes
de aluminio. He aquí las indicaciones para cada elemento:

Leche: Hervir 15' con una hoja de repollo blanco.

Manteca: Remojar el pan de manteca troceado durante 72 hs en CR o AB,


cambiando el líquido cada 24 hs.

Ricota: Remojar en CR o AB durante 1 hora.

Quesos duros: Remojar tajadas de 4 cm en CR o AB durante 6 hs.

Dulce de batata: Remojar tajadas de 4 cm en CR durante 3 hs.

Dulce de membrillo: Hervir 15' en CR.

Frutas desecadas y aceitunas: Remojar 6 hs en CR o AB.

Semillas: Remojar sin cáscara 6 hs en CR o AB.

Chocolate: Remojar de 1 a 6 hs según el espesor.

Legumbres secas: Remojar 6 hs en CR o AB, enjuagar y cocinar en agua


natural.

Verduras: En caso de acelga o espinaca, cocinar en CR ó en agua con una hoja


de repollo, ó remojar 3 horas en AB y cocinar en agua natural.

Papas o batata: Cocinar en CR ó agua con una hoja de repollo. Para freír,
remojar una hora en CR o AB. Para el horno, remojar 3 hs en CR o AB.

Cereales y pastas: Cocinar en CR.

Huevos: Remojar con cáscara una hora en CR o AB.

Aceites refinados: Colocar una cucharadita de bicarbonato de sodio en la


botella, agitar bien y dejar luego 24 hs en reposo. El bicarbonato neutraliza los
vestigios de ácidos y solventes utilizados en la industrialización, formándose en el
fondo de la botella un sedimento (la reacción del bicarbonato sobre los ácidos)
que no debe ser utilizado.
Hígado, termómetro de la Salud

Si todo anda bien, no tenemos motivo para darnos cuenta del trabajo del
hígado: la digestión se realiza sin problemas y el cuerpo funciona normalmente.
Por el contrario, los inconvenientes digestivos en general, suelen advertirnos
que algo anda mal en el sistema hepatobiliar. Sin embargo, y dado que el
hígado interviene en gran cantidad de funciones corporales, los síntomas de su
malfunción son muy variados y normalmente no se relacionan con su desorden
funcional.

Un hígado cansado y sobrecargado genera gran variedad de síntomas


físicos, como: dificultades para asimilar alimentos, inapetencia, dolores de
cabeza luego de comer, boca pastosa, lengua blancuzca o amarillenta, sabor
amargo en la boca, hinchazón de vientre, acumulación de gases, nauseas,
vértigo, piel amarillenta, cutis graso, granos, catarro, estreñimiento, heces en
forma de confites o poco consistentes y de color amarillento, insomnio en las
primeras horas de la noche y dificultades para despertar por la mañana,
picazón de piel, caspa, caída del cabello, migrañas, cefaleas, dolor en la nuca,
síndrome premenstrual (catabolismo hormonal), fatiga muscular, edemas,
calambres, mala circulación venosa, coloración verdosa del rostro y los ojos,
fobia a la luz, dificultad para permanecer al viento, problemas de visión,
afecciones oculares, precoz pérdida de la vista, entre otros.

La relación hígado/visión, ampliamente conocida por la antigua medicina


oriental y totalmente ignorada por la ciencia occidental, es fácil de verificar
dado el estrecho vínculo entre ambos órganos y la rápida respuesta que se
genera. Una depuración hepática, incrementa automáticamente la capacidad
visual. Esto hemos podido experimentarlo personalmente y a través de
testimonios impactantes: una persona nos refería haber tenido que desechar
nuevos anteojos con mayor aumento, apenas después de haber concluido una
primera limpieza hepática profunda.
Dos líneas verticales en el entrecejo, nos indican un hígado agotado. Cefaleas
y migrañas aparecen cuando este órgano se siente afectado y no llega a
desempeñar su función de empujar y distribuir la energía hacia la cabeza y las
extremidades; entonces la cabeza se congestiona y se calienta, al mismo
tiempo que las manos y los pies se enfrían.

Dado que el hígado es responsable de la formación de la albúmina y las


hormonas, su malfunción repercute directamente en los
sistemas inmunológico y hormonal. Una alergia está indicando claramente
que algo no marcha bien a nivel hepático. Es notable la rapidez con que
remiten las reacciones alérgicas, una vez que hemos depurado el hígado.

Existe una relación albúmina defectuosa-células tumorales, por lo cual


un cáncerno es más que el reflejo de un hígado colapsado. Y pensar que
una persona con cáncer es sometida a potentes drogas que no hacen más que
agravar el colapso hepático. En general puede afirmarse que todas
las enfermedades crónicas y degenerativas reflejan el mal estado hepático
o, mejor dicho, resultan su consecuencia directa.

La medicina oriental clasifica a hígado y vesícula como órganos pares, es


decir que se afectan mutuamente: si está mal uno, también está mal el otro y
viceversa. Los síntomas físicos del desorden vesicular son: dolores de
caderas, migrañas (localizadas sobre todo en la sien derecha), boca amarga
por la mañana, vómitos ácidos, tensiones en el hombro derecho, dolores en las
articulaciones (rodillas en particular), cuello rígido, ansiedad e insomnio. El
color de la piel suele ser pálido o amarillento, tonalidad que también se
evidencia en los ojos.

Hígado y Emociones

El estado emocional y la claridad mental de una persona, dependen de la


libre circulación de la energía y la sangre. Precisamente es el hígado quien
controla ambos factores, y por tanto la estabilización del equilibrio
emocional. Un hígado sano proporciona juicio claro y decisiones firmes; la
acción que genera es rápida y consecuente. La emoción positiva de un hígado
sano es el idealismo.

El bloqueo de la energía del hígado, crea un estado depresivo y de agobio.


La tendencia psíquica negativa es la cólera, que se produce como reacción a la
depresión y es acompañada por crisis de irritabilidad, mal humor, ira y
violencia. Las crisis de cólera son normalmente reprimidas hasta el momento
en el cual se liberan, desembocando en verdaderas erupciones volcánicas, con
deseos de gritar y pegar. Esta emoción se considera la más dañina, pues
condiciona todas las funciones del sistema energético, al alternarse euforia con
depresión.

Los desequilibrios biliares se asocian con rigidez de pensamiento, cólera,


excesiva preocupación por los detalles, frustraciones y miedo hacia lo
desconocido. Decisiones y acciones quedan paralizadas.

Según la medicina tradicional china, el hígado es el “maestro de la astucia y de


la acción”, así como la vesícula biliar lo es de la “fuerza de decisión”. La salud
de ambos órganos determina la capacidad de ser un líder; es el “eterno
ganador”. La capacidad de previsión, o sea de anticipar la realidad interior y
exterior, depende de la salud del sistema hígado/vesícula.

Los Cálculos Biliares

Como hemos visto, todo tiene que ver con la correcta función hepática. Nuestro
laboratorio interno cumple gran cantidad de funciones y casi todo lo que ocurre
en el cuerpo tiene que ver con su estado. A raíz del ensuciamiento
alimentario y la consiguiente permeabilidad de la mucosa intestinal, grandes
cantidades de sustancias inconvenientes alcanzan el hígado y generan
un crónico colapso tóxico, que repercute en muchos ámbitos y que
generalmente no es tenido en cuenta a la hora de abordar un problema
concreto de salud.

Es el caso de los cálculos biliares, que se generan dentro de la estructura


hepática (cálculos intra hepáticos). Pese a comprometer en grado sumo la
eficiencia del hígado y sobre todo el correcto flujo de bilis, es un tema que la
medicina alopática no atiende como debiera. Lo que aquí se propone, es
sencillamente un método de limpieza para eliminarlos del cuerpo; esto
permite recuperar la correcta funcionalidad del hígado y resolver graves
desordenes crónicos (tema que merecerá un contenido aparte).

Los cálculos intra hepáticos (como los que se aprecian en las fotografías)
están constituidos por colesterol, fragmentos de bilis coagulados, calcio y
pigmentos, como la bilirrubina. Además tienen desechos coloidales (moco),
toxinas, bacterias y parásitos muertos. Siendo el colesterol el principal
ingrediente, son poco perceptibles en la tecnología de diagnóstico por rayos o
ultrasonidos. A lo sumo, en muchos casos se diagnostica a la persona
como hígado graso (aparecen zonas blancas en los exámenes por
ultrasonidos). Es posible que una persona con este diagnóstico tenga cientos o
miles de piedras de distintos tamaños, alojadas en su hígado.

Imagen simplificada que muestra los cálculos alojados en los conductos biliares
del hígado, en la vesícula y en el conducto que transporta la bilis hacia el
intestino. Notar que dicho conducto descarga en el mismo lugar que el
páncreas (círculo). Por tanto su obstrucción, afecta el arribo de ambos fluidos al
intestino.

No debemos confundirnos con los cálculos vesiculares, ya calcificados, que


se detectan sencillamente con radiografías y que generan reacciones
dolorosas, las cuales concluyen con intervenciones que “mutilan” este órgano
importante de la función digestiva e intestinal. Los cálculos en la vesícula
deben ser considerados apenas la “punta del iceberg” respecto a lo que se
encuentra alojado en el hígado.

Las personas con enfermedades crónicas, seguramente tienen centenares


de cálculos obstruyendo los conductos biliares intra hepáticos. La bilis es un
fluido amarillo verdoso y alcalino, esencial en la química corporal. Además de
colaborar en los procesos metabólicos de grasas, proteínas y minerales, la bilis
mantiene el orden de las grasas en sangre, elimina material tóxico del hígado,
alcaliniza los intestinos y evita la proliferación de microorganismos nocivos en
el colon, entre otras cosas.

Una persona saludable produce aproximadamente un litro diario de bilis. En


cambio, individuos con cálculos biliares y enfermedades crónicas, llegan a
producir apenas un tercio o menos de esa cantidad. Por lo tanto serán
personas con mala digestión del alimento (dispepsias), desorden en los
triglicéridos, acidificación intestinal, toxicidad hepática, desorden en la flora del
colon, etc.

Síntomas de presencia de cálculos biliares

• Acidez estomacal
• Adormecimiento o calambres en piernas
• Alzheimer, Parkinson, trastornos cerebrales
• Artritis y gota
• Asma
• Cabello graso o calvicie
• Carencia vitamínica
• Colesterol elevado
• Congestión linfática
• Debilidad
• Desorden hormonal
• Diabetes
• Dolores de espalda y hombros
• Escoliosis
• Evacuaciones claras
• Extremidades frías
• Gastritis
• Hemorroides y várices
• Hepatitis y cirrosis hepática
• Impotencia sexual
• Infecciones (cándidas, herpes)
• Inflamación vesicular
• Irritabilidad y cólera
• Mala digestión
• Manchas en piel (brazos, espalda, rostro)
• Mareos y desmayos
• Obesidad
• Ojos hinchados y/o amarillentos
• Osteoporosis
• Pancreatitis y tumores pancreáticos
• Pesadillas
• Piel amarillenta
• Problemas circulatorios y cardíacos
• Problemas de visión
• Problemas dentales o de encías
• Problemas intestinales
• Problemas renales y urinarios
• Rigidez articular y muscular
• Sabor amargo en boca
• Tono oscuro y “bolsas” bajo los ojos
• Ulceras y aftas bucales

Factores generadores de cálculos biliares

• Sobrealimentación
• Cenas copiosas
• Exceso de proteínas
• Ingesta de almidones sin procesar
• Consumo de lácteos
• Aceites industrializados y margarinas
• Alimentos refinados (sal, azúcar, harinas)
• Colesterol oxidado (leche y huevo en polvo)
• Productos bajos en grasa (lights)
• Alimentos con conservantes
• Adelgazamientos rápidos
• Deshidratación
• Empleo de anticonceptivos
• Terapia de sustitución hormonal
• Fluorado del agua
• Uso de fármacos
• Alteración de los ciclos naturales (día/noche)
• Exceso de televisión
• Estrés emocional (causa/consecuencia)

Nativos Americanos
Menopausia, vivirla con plenitud
¿Cómo se vive actualmente la menopausia?
La menopausia implica el cese de la ovulación en la mujer y se caracteriza por
la detención de la menstruación, por lo general en el período entre los 45 y 55
años.
Este período de la vida, se vive hoy, de forma muy diferente a cómo se lo vivía
hace 30 ó 40 años atrás, hasta llega a considerárselo como un problema.
Hoy se teme envejecer, hay un concepto acerca de que lo viejo no sirve, se lo
considera descartable, a tal punto que en las ciudades económicamente
avanzadas uno puede armar su casa con los objetos que la gente tira y que se
encuentran en las calles y basureros, nada se conserva por mucho tiempo. Lo
viejo es visto como algo negativo.
El modelo social actual es el de la eterna juventud física, con pieles estiradas,
cuerpos perfectos, sonrisas exultantes y las personas exitosas en la vida son
las que tienen menos de 40 años. Las arrugas en el rostro y en la piel se
asocian con el deterioro y la decadencia, lo mismo que los kilos de más, el
cabello blanco y las carnes flojas.

¿Cómo no vivir, entonces, hoy, la menopausia de forma conflictiva?


Nunca antes hubo tantos problemas con el período de la menopausia en
la vida de una mujer adulta como los que hoy en día existen. Hace 50 años
atrás se podría escuchar acerca de los calores, pero no sobre el reemplazo
hormonal, ni sobre el insomnio, ni sobre tantos problemas digestivos e
hipertensión. La menopausia era tomada como algo natural donde la mujer
dejaba de menstruar, ya no podía engendrar y entraba naturalmente a otra
etapa de su vida, con la enorme riqueza que ello implica, tiempo de mayor
sosiego, relajación, una mirada mayor hacia adentro de uno mismo, más
dedicación a tareas creativas como la cocina, la costura, las plantas, la
literatura, pintura, el disfrute de los nietos. Se daba mayor importancia a las
pequeñas cosas de la vida, las cuales tienen por su misma simpleza, una
enorme grandeza.
Incluso las mujeres que hoy tienen 70 años y viven en el campo, han pasado
su menopausia en su mayoría, sin ningún tipo de trastornos. Hoy la vida
agitada de las ciudades, el condicionamiento social en relación al modelo social
que hay que cumplir, la hiperactividad, la valoración de mujeres
superproductivas laboralmente, la falta de un proyecto de vida relacionado con
algo no material, la vida sedentaria, la mala alimentación, el consumo de tanta
química y excitantes del sistema nervioso, el estrés, la insatisfacción y
frustración personal, la resistencia al cambio, hacen que la mayoría de las
mujeres pasados los 40 años, sino antes, tengan trastornos relacionados
con el funcionamiento hormonal.

El conflicto con lo femenino


La mujer de hoy sufre un conflicto grave con su feminidad. El exceso de
trabajo intelectual, mental ha ido en detrimento de su capacidad sensual, lo
mismo que de su receptividad, atributos bien femeninos. Es muy común
escuchar a mujeres decir que no les interesa la maternidad, también es común
que tantas estén solas y que sea tan difícil generar vínculos estables con el
hombre, más allá de que el hombre también vive una crisis en relación a su
masculinidad. La mujer en su mayoría ha perdido esa actitud de entrega, de
soltarse frente a las diferentes situaciones, de abrirse y confiar, también esto
tiene que ver con la falta de capacidad contenedora en el hombre. Este
debilitamiento de la función femenina psicológica llega al cuerpo, al punto que
ya muchas mujeres, a los 35 años ya viven la menopausia y muchas a esas
mismas edades han sido operadas extirpándoles el útero, lo cual implica la
anulación de toda su capacidad reproductora y la alteración psicológica que
esto significa, dificultando un encuentro sólido y realmente amoroso con el
hombre. El mundo en que hoy vivimos enaltece a la mujer hiperactiva, por lo
tanto esa hiperactividadluego significa mayor fuerza de sus dotes masculinas
que femeninas y por lo tanto todo lo relacionado con lo femenino se vive
críticamente. Es muy común ver hoy a chicas ya desde los 25, 28 años con
problemas de quistes, fibromas, menstruaciones irregulares y traumáticas.

El miedo a envejecer
Por otro lado casi todas las mujeres pasados los 40 años, sino antes, buscan
afanosamente no envejecer, tener la misma imagen a los 50 que a los 30 y eso
es visto como sinónimo de virtud. Se sufre si aparecen arrugas, canas o si el
cuerpo pierde esbeltez. No se acepta el correr del tiempo y la belleza que esto
encierra, con su cuota de vivencias adquiridas, de comprensiones y también de
sabiduría. Tanto hombres como mujeres buscan la “eterna juventud” y pagan
cifras siderales para lograrlo, para eso existen las mil y una operaciones y
tratamientos y también las famosas “pastillitas anti- envejecimiento”.

¿Porqué uno no acepta la arruga, el cabello blanco, la carne más floja?


Cuando existe el cuidado personal, pero no aquél que se hace para estar más
joven, sino por una actitud de amor hacia uno mismo y hacia la vida toda, y se
está tranquilo con lo que se hace, satisfecho con los vínculos que se tienen,
con el trabajo, cuando hay una actitud amorosa hacia uno mismo que implique
comer bien, cuidar el cuerpo, moverlo, cuando se cuida la mente estando
atento a los pensamientos, cuando todo uno se mantiene en bienestar en
función de la edad que se tenga y no hay necesidad de querer ser lo que no
se es, utilizando elementos artificiales para aparentar ser algo distinto, con el
objetivo de ser reconocido y aceptado socialmente, adviene en uno cierta
seguridad que permite la aceptación de lo que la vida va poniendo a cada
momento.
Que hermosa imagen es la de aquella mujer de 60 años con su cabello
plateado, su cuerpo esbelto, su piel tersa, mostrando las arrugas de los años,
donde cada una de ellas habla de vivencias, de situaciones transcurridas,
surcos que la vida va dejando a través de los años, su rostro limpio, sin
maquillaje, su vitalidad porque sí, propia de una vida tranquila, sana. Todo su
ser trasluce la satisfacción de aceptarse como es y una mirada de bondad y de
estar libre de lo que los demás piensen y sientan de ella. Uno no se topa
frecuentemente con seres así, pero cuando eso sucede ve que es posible y
que la felicidad y la plenitud pasan por la valoración de otros aspectos, aquellos
relacionados con la posibilidad de sentirse libre de los condicionamientos.
Somos dependientes acerca de lo que los demás piensan y sienten sobre
nosotros, tenemos pavor a ser rechazados y desvalorizados y como toda la
sociedad, se viva en el país en que se viva, valora lo estético, lo material, si no
cumplimos con ese mandato social nos sentimos desgraciados e inseguros.
Esa búsqueda de seguridad en querer cumplir con el condicionamiento social
puede que nos haga parecer más jóvenes y lindos, pero internamente
seguimos siendo inseguros y estamos insatisfechos, porque la verdadera
seguridad no pasa por parecer menos años, sino por tener los que se tienen
y entregarse a cada momento de la vida con lo que ésta trae aparejado y
cuando esto sucede la juventud emana de uno a partir de tener una mente
inocente, pura, aunque se tenga el cabello absolutamente blanco y el
rostro inundado de arrugas.
El cambio que la menopausia implica
Existe un cambio hormonal, desaparecen los estrógenos, lo cual implica un
reacomodamiento físico y psicológico, el terminar con una forma anterior desde
el punto de vista químico, que abarca también al aspecto emocional- anímico y
pasar a una nueva forma de funcionamiento químico-psíquico. Para que este
cambio no sea traumático es necesario estar blando y abierto frente a él.
El período de la menopausia implica abrirse a otro estadío de la vida que
significa vivir con más sosiego, más compromiso, mayor responsabilidad, la de
ser más conciente respecto a los propios conflictos y poner la atención en los
aspectos que tienen que ver con lo esencial, lo verdadero, lo profundo de la
vida, con otros valores mucho más humanos que materiales.
El hecho de terminar con algo en lo químico-físico como es la producción de
estrógenos, que a su vez implica la no posibilidad de engendrar, es un inicio
de desapego, es aprender a morir a cada instante. La menopausia es la
posibilidad que nos da la vida de prepararnos para la muerte, saber renunciar a
algo conocido para entrar en otra etapa desconocida. Ya esto lo hemos vivido
en la adolescencia y también en la maternidad.
El temor que acompaña a este período se debe, en parte, al hecho de perder
juventud, atractivo, sensualidad, potencia y deseo sexual. Pero sucede
contrariamente e eso que cuando se aprende a desapegarse a un modo de ser,
de funcionar, se siente uno más libre, más seguro y eso justamente sensualiza,
relaja. Una persona relajada es sensual en el sentido que no está parloteando
mentalmente si esto, si aquello, si hice, si no hice, si me dijo, si no me dijo, la
persona está conectada con el presente, con lo que “es”, con los sentidos
y las sensaciones y eso libera.

La sobrecarga que implica la ausencia de menstruación


Sobrecargamos emociones, exceso de comida, tensiones, energía en general.
La menstruación permite la descarga de todo lo acumulado mes a mes.
Mediante ella se descargan los excesos. La menstruación es, entre otras
cosas, la posibilidad que nos da la naturaleza de sacar afuera las toxinas del
cuerpo, de la mente y el exceso de energía que se materializa como mucus y
ácidos grasos, que a partir de dicha descarga permite llevar nuestro cuerpo-
mente a un estado de mayor equilibrio. Cuando se corta la menstruación y
comienza la menopausia esa descarga desaparece con lo que manifestaciones
como insomnio, calores, trastornos digestivos, hipertensión, dolores de cabeza,
y otros, son muy comunes. Estas manifestaciones se deben, entre otros
tantos motivos a que el organismo ya no tiene la posibilidad que tenía de
eliminar los excesos y por lo tanto, esa acumulación de energía se
materializa en estos tipos de síntomas. Por eso es tan importante
aprender a no sobrecargar.
Algunos de los trastornos más comunes a partir de la menopausia
El hígado se alimenta de estrógenos, cuando estos desaparecen, éste
funciona a menor capacidad con lo cual el trabajo que el hígado desarrolla que
es actuar como laboratorio del cuerpo, eliminando las toxinas, se ve dificultado,
con lo que las descargas son menores y todo nuestro sistema físico-químico y
psicológico se ve sobrecargado también.
Cuando el hígado se ve sobrecargado, se dificulta la capacidad circulatoria lo
cual explica los comunes dolores de cabeza. También la hipertensión puede
estar asociada a una sobrecarga hepática, y al exceso de hierro ú otros
minerales en el organismo.
Al sobrecargarse la función hepática aparecen también trastornos digestivos,
ya que la misma disfunción hepática genera sobrecarga en estómago e
intestino, con los consabidos dolores de estómago e irregularidades intestinales
(diarreas, estreñimiento, gases, etc.).
La falta de estrógenos está asociada también a la incapacidad de conciliar el
sueño, es decir con el insomnio. Al disminuir o quedar eliminada la
menstruación, la sobrecarga en todo el organismo es mayor, la parte digestiva
y circulatoria se ve alterada, además un canal de eliminación ya no existe por lo
que todo lo que uno ha venido sobrecargando en los últimos tiempos antes del
cese de la menstruación, no sale, por lo que hay en uno inquietud interna,
psicológica, también un miedo profundo al cambio y a situaciones no resueltas
de la vida.
La falta de estrógenos genera sequedad vaginal, asociada con la falta de
lubricación; la sequedad vaginal dificulta la relación sexual. En relación a la
sexualidad podemos decir que a partir de la menopausia, al cambiar la química
del organismo, cambia también la psiquis y uno está ubicado en un lugar
diferente al anterior en relación a varios aspectos que hacen al vivir cotidiano,
la sexualidad es uno de ellos, con lo que la misma naturaleza exige a uno llevar
una vida sexual con total compromiso, es decir no hacer el amor porque sí. Si
bien es cierto que la falta de estrógenos genera sequedad y existen formas
prácticas de ayudarse respecto a esto, es cierto que cuando la sexualidad es
comprometida en el sentido de hacer el amor con amor y si existe una real y
profunda atracción y el saber manejarse uno con las sensaciones y no con el
pensar, cuando se está realmente relajado, los líquidos y lubricantes del cuerpo
fluyen a pesar de la falta de estrógenos. Como posibilidad de lubricar la zona
vaginal es bueno introducir una gasa embebida en aceite de germen de trigo o
de girasol, que aportan vitamina E, que favorece a las mucosas de esa zona.
También ayuda la crema o el aceite de hipérico, como así también consumir
alimentos ricos en vitamina E, como los aceites antes mencionados y semillas
de zapallo. Todo esto funciona terapéuticamente no como remedio en sí, sino
en un contexto dónde la alimentación es buena, hay una verdadera conexión
con el cuerpo y se investigan las causas profundas de las disfunciones que a
uno le aquejan.
La suba de temperatura, calores, sensación de sofoco, está íntimamente
ligada a lo que se ingiere y a la ausencia de actividad física. La mayoría de las
mujeres que llevan una dieta vegetariana no padecen estos síntomas e incluso
si no se consumen demasiados lácteos ni huevos, los calores no existen. Esos
estados de calor también se asocian a la actividad circulatoria y la presencia de
una actividad física cotidiana impide que este síntoma exista. Los calores o
sofocos tienen que ver con un exceso de energía en el cuerpo y la mente,
que al quedar eliminada una posibilidad de descarga, como la menstruación, se
vive como exceso de calor. Esa energía acumulada necesita ser movida, a
través de la comprensión de los estados emocionales, de la actividad física,
de ejercicios respiratorios, automasajes, movimientos con el cuerpo que
impliquen la posibilidad de alivianar, de dejar salir. La dieta vegetariana ayuda
a evitar los excesos energéticos debido a la ausencia de grasa animal, la cual
genera una sobrecarga muy grande.
Otro de los malestares está relacionado con los dolores articulares y problemas
en la masa ósea del cuerpo, la llamada osteoporosis, que significa huesos
porosos. En general este problema se lo relaciona con el momento de la
menopausia. Se la asocia con la falta de calcio en la dieta pero esto no es real
ya que tiene que ver con muchas otras razones que incluyen lo hormonal, el
estilo de vida, factores nutricionales y medioambientales.
La osteoporosis tiene que ver con un debilitamiento de la estructura, sería
algo así como que el derrumbe en un edificio tiene que ver con la fortaleza o
debilidad de los cimientos. Hoy en día la mayoría de los enfermos internados
en hospitales están allí por rotura de cadera. Muchos años atrás no existía esta
problemática en la gente, hoy pasados los 50 años, la gente se cae y se
fractura. Esto habla de un debilitamiento de la condición en general y de la
calidad de la sangre. La sangre normalmente es alcalina, el exceso de grasa
animal, de ingestión de química, de contaminación ambiental, de comida
rápida, de mala sangre (estrés, tensiones, miedos, angustia, inquietud), de
azúcar, acidifican la sangre. Una sangre acidificada pierde minerales, no solo
calcio sino tantos otros como magnesio, zinc, yodo, etc.
Justamente en países donde el consumo de lácteos es mayor y también el
de carnes los índices de osteoporosis son mayores y en países como
Japón donde se consumen pocos lácteos y poca grasa animal disminuye el
tema de la osteoporosis. En investigaciones recientes ha aumentado la
preocupación con respecto a la posibilidad de que una mayor ingestión de
calcio genere un incremento de los cálculos renales de oxalato cálcico lo que
implica la pérdida de calcio y la formación de cálculos. La vida sedentaria tiene
que ver con todo esto también. Hábitos como el consumo de alcohol, tabaco,
café, hierba mate y té negro acidifican la sangre y quitan minerales del cuerpo.
Una sensación profunda de debilitamiento, desde el punto de vista psicológico,
es decir “el sentirse débil” contribuye a que la estructura de uno sea débil.
Con respecto al calcio es más importante ver cómo hacer para que no
desaparezca que el intentar de cualquier modo incorporarlo. Este intento a
ultranza de incorporar calcio arriesga la condición de todo nuestro sistema, ya
que el exceso de éste genera muchas otras enfermedades. Si bien es cierto
que los factores hormonales existen, es mucho más rico para uno poder ver la
problemática desde un ángulo relacionado con el modo de vida y con los
condicionamientos, ya que de esta manera salimos mucho más fortalecidos de
la enfermedad.

Visión de la medicina alopática frente a la menopausia


Se la ve más que como un acontecimiento natural de la vida, como a una
enfermedad.
Es cierto también que las mujeres hoy en día, tienen una intolerancia a la más
mínima dificultad como sentir calor, no dormir bien, algún dolor articular,
sentirse diferente. Los médicos no saben explicar a sus pacientes en relación a
este momento, la belleza que encierra dicho cambio, con lo que trastornos que
tal vez podrían ser pasajeros se agravan por la implicancia que se le pone al
poner a la menopausia como una disfunción, un conflicto. Debido a esta
demanda de los mismos pacientes y a la visión intervencionista que la medicina
convencional tiene, se busca resolver los trastornos menopáusicos a partir
del reemplazo hormonal, incorporando estrógenos ya sea en forma de
parches o por vía oral, con los sabidos inconvenientes que esto apareja en el
organismo, ya que el exceso de estrógenos está relacionado con el aumento
de peso y la aparición de cánceres femeninos diversos.
Recientemente en Congresos Médicos relacionados con esta temática se llegó
a la conclusión de la necesidad de evitar el uso de tratamientos de reemplazo
hormonal.
También los médicos recetan, por temor a la osteoporosis, calcio y el consumo
de lácteos en cantidad, con lo que pueden generarse otros inconvenientes
como sobrecarga hepática y a partir de ella hipertensión y luego a partir del
antihipertensivo generarse depresión, con lo cual una mujer cuyos índices de
calcio eran un poco bajos termina tomando un antidepresivo.

Tratamiento natural frente a los trastornos de la menopausia


Alimentación:
Muchas plantas contienen fitoestrógenos, cuya estructura molecular es
semejante a la del estrógeno humano, pero cuyo efecto es diferente y más
débil. Así, el estrógeno vegetal, siendo menos potente, es más lento en su
acción. Sin embargo, parece ser más seguro, puesto que no implica el riesgo
de los efectos secundarios del estrógeno sintético. Además algunos alimentos,
en especial las verduras de la familia del repollo, aumentan la tasa a la cual se
utiliza y se dispone del estrógeno circulante en el organismo. Las leguminosas,
en especial los porotos de soja, cumplen una fuerte actividad estrogénica.

Alimentos con capacidad fitoestrogénica:


Ajo, té de anís, Té de salvia, Té de regaliz, Té de Cola de Caballo, avena, arroz
yamaní, brócoli, repollito de bruselas, coliflor, porotos de soja (como queso de
soja), semillas de lino, aceite de lino para condimentar verduras, maíz no
transgénico, manzana, papa, ananá, repollo, zanahoria.

Alimentos que agudizan los trastornos de la menopausia:


Carnes, café, té, hierba mate, harinas blancas, embutidos, gaseosas, alcohol,
empaquetados, enlatados, enfrascados, grasas animales. Además estos
alimentos ayudan a eliminar el calcio en el organismo, lo mismo que otros
minerales.

Alimentos para evitar la pérdida de calcio


En relación al tema de la osteoporosis y la dieta lo más importante es evitar los
alimentos tales como grasas, azúcar, lácteos industrializados, tabaco, alcohol e
incorporar a la comida diaria cereales integrales que contienen silicio y que por
transmutación biológica se transforman en calcio en el organismo, lo mismo
sucede con el Boro de la fruta que se transforma en calcio, también fuentes de
calcio son el repollo, brócoli, coliflor, semillas de sésamo, algas, queso de soja,
garbanzos, yogur orgánico y ricota casera.
El exceso de lácteos industrializados (manteca, leche, quesos estacionados
y quesos blandos) disminuyen el calcio del organismo porque acidifican la
sangre. La industrialización por otro lado implica el uso de conservantes,
blanqueadores, aromatizadores, etc., que generan trastornos como alergias y
tantos más, que terminan eliminando los minerales del cuerpo.
Una dieta rica en cereales, legumbres, semillas, frutas, algunas veces yogur
orgánico, ricota casera y huevo de campo, permiten un nivel óptimo de calcio
en el organismo.

La Actividad física:
Se ha comprobado como la actividad física es preventiva de todo tipo de
trastorno relacionado con la menopausia. En la famosa pirámide nutricional
hasta hace poco tiempo atrás en la base estaban los cereales integrales, frutas
y verduras, luego los azúcares y por último las grasas animales, recientes
estudios hechos en la Universidad de Harvard ponen a la actividad física junto
al consumo de cereales, frutas y verduras. Es tan importante comer bien como
mover el cuerpo. Se ha comprobado que la vida sedentaria es causante de un
sin fin de enfermedades. Una buena actividad física implica activación
circulatoria, lo mismo que el desbloqueo energético en algunas zonas del
cuerpo y la posibilidad de aumentar la capacidad de flexibilización de la
columna vertebral y articulaciones.
Se ha comprobado que el ejercicio físico consistente en una hora de actividad
moderada, 3 ó más veces por semana, previene la pérdida ósea. La
inmovilidad duplica la tasa de excreción de calcio urinario y fecal y produce un
desequilibrio negativo en cuanto al calcio se refiere y también a otros minerales
del cuerpo.

Otros tratamientos:
Los ejercicios respiratorios cotidianos, los automasajes en piernas y brazos, los
movimientos de pelvis que ayudan a mover la energía estancada del cuerpo y
permiten parar la cabeza generando una frecuencia vibratoria distinta y que a
su vez ayudan a bajar los decibeles, son fundamentales para movilizar la
energía bloqueada y ayudar a evitar la sobrecarga física y emocional.

Tratamiento a partir de lo psicológico


• Comprender las sobrecargas, ¿porqué uno se carga de emociones,
tensiones, presiones internas y externas, miedos, ansiedad, angustia?.
• Estar atento a la mecanicidad del pensamiento, comprender el parloteo
mental, la inquietud interna, el caos interno que uno tiene, la necesidad de ser
valorado, reconocido, querido, la búsqueda de poder, la poca capacidad de
quedarse con lo que “es” a cada instante, a cada momento, la incapacidad de
estar conectado con las sensaciones, la falta de sensualidad, verlo, entenderlo,
sin querer ser distinto, sino comprendiendo lo que se va manifestando a cada
momento.
• Comprender el condicionamiento personal y social en relación a no aceptar el
paso del tiempo y comprender el esfuerzo por querer ser” siempre joven”.
• Comprender la actitud que se tiene frente a las dificultades, ver el dramatismo
que se pone frente a la adversidad. Ver si minimizamos o maximizamos
nuestros trastornos y frente a ello darse cuenta cómo desaparecen los
síntomas, no al negarlos pero sí al no exagerarlos.
• Comprender la resistencia al cambio, a crecer, a estar más grande, que es
distinto a estar más viejo.
• Comprender el “morir” a cada etapa, a cada momento, como forma de
renacimiento.
• Comprender el debilitamiento interno, psicológico, que genera la pérdida de
estructura ósea.
• Ver la falta de proyectos propios humanitarios que uno tiene y ver si es que
uno no tiene como única meta en la vida el trabajo, los hijos, los placeres
cotidianos como el cafecito de la mañana, el diario del domingo, la seguridad
económica.

¿Cómo contrarrestar los efectos de la computadora?

Ese maravilloso aliado, la computadora, a la que muchos de nosotros hoy


accedemos, nos ofrece cantidades de ventajas en cuanto a comodidad, orden,
información y ahorro de tiempo pero está siendo una grave amenaza para
nuestra salud física y emocional.

La radiación electromagnética está íntimamente relacionada con la posibilidad


de salud y enfermedad. De forma general se puede decir que dicha radiación
produce la depresión del sistema inmunitario. En España se han realizado
algunas investigaciones en este campo. Un equipo del hospital Ramón y Cajal,
dirigido por J.L. Delgado y Jocelyne Leal, ha llegado a la conclusión de que las
radiaciones electromagnéticas tienen efectos nocivos sobre el desarrollo
embrionario de animales, produciendo malformaciones genéticas y muerte
embrionaria. Tanto los equipos españoles como los extranjeros señalan, a
través de experimentación animal, que las radiaciones electromagnéticas
afectan la glándula pineal y hacen bajar el nivel de secreción de melatonina
(hormona fundamental como sustancia anticancerígena).

En lo que respecta directamente a las computadoras y que incluye también a


los aparatos de TV, existe el famoso informe de la doctora Marylin Goldhaber,
publicado en 1988 en EE.UU. La investigación se centró en 1583 mujeres que
durante 3 años habían sido sometidas a la radiación de pantallas de
computadoras, por períodos superiores a 20 horas semanales.
Estadísticamente estas mujeres mostraron el doble de abortos que las mujeres
de parecida actividad laboral que no estuvieron expuestas al trabajo de las
computadoras.

Se determinaron además dolencias sintomáticas como jaquecas, migrañas,


agotamiento crónico, depresiones, insomnio y alteraciones de la presión y el
ritmo cardíaco.

Por otro lado, todos conocemos los dolores de espalda, sacro, lumbares y
cervicales que se generan al estar horas sentadas frente a estas pantallas,
además del estado de embotamiento mental y excitación del sistema nervioso.

¿Qué es la melatonina?
La glándula pineal es la encargada de sincronizar los ritmos de vigilia y sueño,
la melatonina es una hormona segregada por esta glándula que a su vez es el
verdadero marcapasos interno. Nuestros antepasados se regían por la luz
solar, se levantaban al amanecer y se acostaban al anochecer. Desde hace
unos 300 años las máquinas comenzaron a marcar el ritmo de vida de las
personas y nos hemos alejado de lo que naturalmente nuestro cuerpo necesita
para convertir la luz solar en señales para nuestro biorritmo corporal. De hecho,
entonces carecemos de un buen funcionamiento de esta glándula y de la
necesaria cantidad de melatonina para el buen equilibrio psico-físico.

¿Qué hacer?
Como primer paso es fundamental adquirir una computadora de baja radiación;
en la actualidad existen pantallas de cristal líquido con una radiación
electromagnética muy baja.

Tomar conciencia de la importancia de la exposición a la luz solar,


especialmente aquella temprana por la mañana. La melancolía invernal, que es
una depresión mental muy común, que genera una necesidad muy grande de
comer carbohidratos, necesidad de dormir, fatiga y aumento de peso está
asociado con ritmos anormales de melatonina. Es posible en cada uno poder
modificar este proceso. Evitar la exposición superflua a la computadora, es
decir estar cuando es absolutamente imprescindible, tener un programa diario
de actividad física, ya que a través de ella se evita la acidificación de la sangre,
tierra fértil para la formación de radicales libres que promueven la carencia de
melatonina.

Realizar caminatas a primera hora de la mañana, preferiblemente en un parque


o plaza, para poder realizar una buena respiración y recibir los primeros rayos
del sol, genera una condición de vitalidad y optimismo, alcalinizando la sangre
y ejerciendo una buen activación circulatoria.

Por otro lado a través de una actividad física como el yoga, por ejemplo,
realizando ejercicios que ayuden a relajar la columna vertebral, es posible
desentumecer las zonas afectadas a causa de pasar horas sentado, en estado
de gran concentración y la mirada muy fija frente a la pantalla. En este sentido
es fundamental utilizar las llamadas sillas ergonómicas, que permiten a través
de la postura, modificar la posición de la pelvis y mantener la curvatura normal
de la columna. También son útiles en este sentido los “espaldares” elásticos,
que permiten enderezar la columna llevando los hombros hacia atrás y también
son muy beneficiosas las almohadas para dormir rellenas de semillas de trigo
sarraceno que permiten activar la circulación, enfriar la cabeza y relajar la zona
cervical.

Alimentos a consumir:
En lo que respecta a la alimentación consumir alimentos ricos en calcio:
semillas de sésamo, algas marinas, cereales integrales, que contienen silicio y
que por un proceso de transmutación biológica se transforman en calcio dentro
del organismo; brócoli, repollo, coliflor; alimentos ricos en magnesio como:
arroz integral, mijo, copos de avena, germen de trigo, nueces, porotos de soja,
frutas secas (damascos, dátiles, higos, pasas de uva). Alimentos que
levantan el sistema inmunológico como los hongos Shiitake, que según
informes recientes están siendo utilizados con mucho éxito en enfermos con
SIDA. También es importante incorporar Jengibre que actúa como
desinflamatorio de las articulaciones y activador de la circulación sanguínea, lo
mismo que la pimienta de cayena.

Considerar siempre el consumo de frutas y verduras que protegen a las células


saludables del cuerpo, actuando como antioxidantes. Todo esto es válido
también en un marco donde desaparezcan o existan en poca cantidad
alimentos excitantes como alcohol, café, yerba mate, tabaco, exceso de carnes
y azúcar, productos químicos, enlatados, envasados y medicamentos.

¿Qué pasa con nuestro sistema nervioso?


Para nadie es extraño el hecho que horas frente a la computadora
desequilibran el sistema nervioso, generando la excitación de dicho sistema,
contribuyendo a una actitud individualista, ya que poco se precisa del contacto
directo con el que está al lado, adormeciendo así nuestra percepción. Por eso
otro aspecto fundamental a tener en cuenta es la posibilidad de generar
espacios de silencio interior, poder parar la mente y ser conscientes del
incesante parloteo que implica un desgaste enorme de energía; esto es
prioritario para el buen funcionamiento de nuestras células cerebrales
permitiendo que las glándulas en su totalidad segreguen las hormonas
necesarias para nuestro equilibrio psico-físico.

Más allá de todo lo enunciado anteriormente, la computadora está siendo un


aliado de gran utilidad; no se trata de prescindir de ella, está en cada uno poder
darle el uso necesario y aprender a equilibrar los diferentes aspectos de la vida,
disfrutar y aprovechar toda la tecnología, sin que eso signifique ir en detrimento
de nuestro cuerpo y sin perder nuestra sensibilidad frente a todo lo que nos
rodea, la maravilla de un amanecer, el perfume de las flores, la sonrisa de los
niños, las caricias del sol, el alimentarse con alimentos naturales, frescos, de
procedencia orgánica, respirar un aire puro, flexibilizar el cuerpo; todos
aspectos a los que debemos considerar con extrema atención para poder
funcionar con el mínimo de equilibrio necesario y no caer en los estados que
aquejan hoy a muchos de los humanos.

El aprender a escuchar nuestro cuerpo

En este contenido vamos a referirnos a la importancia que tiene el aprender a


escuchar nuestro cuerpo.

Para aprender a escuchar el cuerpo primero que nada necesito


tener concienciade cómo soy, es decir qué pienso, qué siento y cómo actúo,
cómo vivo: sexo, edad, lugar en el que vivo, tipo de clima, actividad laboral, si
soy soltero o vivo en pareja, si vivo en casa o departamento, en la ciudad o en
el campo, comprender mi historia personal y familiar, si tengo una vida social
intensa o no, mis características psicológicas y emocionales, qué como y cómo
como, si hago actividad física y si así fuera cuál, si hago actividades
expresivas, si tengo una vida sexual activa o no.
Profundizando más para conocer mi cuerpo necesito saber si estoy en
primavera, verano o invierno, ya que dependiendo de cada estación mis
órganos y mi psiquis van a funcionar distintos, ya que cada época del año tiene
que ver con ciclos dentro de la naturaleza que permiten estados diferentes. Por
ejemplo el otoño es un período de descarga, por algo las hojas caen de los
árboles, y en nosotros ocurren descargas similares.

El estómago, el páncreas y el bazo son los órganos más afectados en esa


época, además comienza un tiempo de meterse hacia adentro con lo cual el
sentimiento de introspección y nostalgia es más fuerte; el invierno tiene que ver
con la quietud, con el silencio hay un meterse para adentro más hondo y eso
conlleva a una situación anímica determinada que afecta el funcionamiento de
nuestro estado general. Es decir, cada estación, con sus características y
diferencias, genera en los seres humanos estados psico-físicos distintos.

Si la luna está llena, creciente, decreciente o nueva, también afecta a nuestra


naturaleza, ya que si las mareas y los cultivos son afectados por el ciclo lunar
lo mismo ocurre con nosotros. Por ejemplo, los días de luna llena estamos
mucho más energetizados, excitados y se duerme menos horas o bien
tenemos más dificultades en conciliar el sueño. El índice de humedad, la
presión atmosférica, la temperatura, los vientos, la lluvia, la presencia del sol, la
presencia de nubes, la calidad del aire que respiramos, todo afecta
íntimamente nuestro estado.

¿Qué es lo que nos impide escuchar el cuerpo?


Entre las distintas razones podríamos decir, en primer lugar, que tiene que ver
con la falta de sensibilidad. Esta falta de sensibilidad está relacionada por un
lado con un incesante parloteo mental que genera un estado de embotamiento.
El parloteo mental es producto de la falta de meditación, entendida ésta como
una posibilidad de conocimiento propio, es decir darse el tiempo y el espacio
para quedarse con uno y entender todos esos pensamientos que responden a
situaciones no terminadas, no comprendidas y también darse cuenta de la
mecanicidad de la mente.

También el miedo en todas sus formas es responsable de la falta de


sensibilidad, éste miedo a su vez endurece, encierra y esto quita capacidad de
sentir, éste se manifiesta por ejemplo, cuando tenemos un malestar físico y
creemos que esto nos puede llevar a una enfermedad terminal, y esto a su vez
se ve exacerbado por la actitud que tiene la medicina convencional de
funcionar a través de generar temor en las personas. Sucede, en general,
que si una persona con un dolor de estómago va al médico, éste primero que
nada le manda a hacer una serie de estudios los cuales dan cifras. La lectura
de estas cifras se dan en función de promedios donde se leyeron a unas ciertas
cantidades de personas, pero fuera de éstas existen otras tantas que tal vez
funcionen bien y no responden a esos parámetros. También aquí existen
intereses creados ya que muchos laboratorios medicinales pagan cifras muy
grandes para que los parámetros sean de tal forma como para vender más de
ciertos medicamentos. Determinar, por ejemplo, que el índice de colesterol sea
tal, que haya que vender más medicamentos que ayuden a bajarlo.
Volviendo a la persona con dolor de estómago, ésta sale de su médico con una
serie de medicamentos para aliviar su estado, eliminar el síntoma y además
con el temor de que si no lleva adelante este tratamiento puede desembocar en
algo “peligroso”. Este accionar genera insensibilidad, en primer lugar porque se
actúa a partir del miedo, se bloquea la posibilidad del organismo de expresar su
sentir a partir de una descarga necesaria, es decir, se insensibiliza al no dejar
salir las toxinas que están pidiendo ser eliminadas, y estas toxinas son
producto tanto del cuerpo como de la mente. En segundo lugar se está
ingiriendo una serie de medicamentos, que por su misma química y las
contraindicaciones que tienen, insensibilizan los órganos, alteran la calidad de
la sangre y la claridad del pensamiento.

Empezar a escuchar el cuerpo sería estar atento y perceptivo al síntoma,


descubrir el miedo que hay atrás de toda sensación de malestar, con lo cual
probablemente más del 50% de los síntomas desaparecerían. Tomar
medicamentos para eliminar el síntoma significa eliminar la posibilidad de
entender, comprender todas las motivaciones subyacentes que hay detrás
de toda manifestación física. También es importante buscar la información
necesaria acerca de cómo resolver malestares, investigando uno mismo a
través de una bibliografía adecuada, de profesionales responsables que
ayuden a prevenir y trasmitan conocimientos como para generar la
independencia. Es importante también no derivar a otro la
responsabilidad sobre nuestros problemas físicos y psicológicos, es decir
poner interés en aprender y dar posibilidad de ir siendo uno mismo su propio
curador.

Jung decía: "La enfermedad es la expresión que tiene el cuerpo de


mostrar lo que la mente no ha llegado a comprender".

Estas manifestaciones están sustentadas en una forma de ser y de funcionar


frente a la vida, por lo tanto en lugar de actuar sobre el síntoma, lo importante
es poder cambiar la forma de actuar, de funcionar, con lo cual los síntomas
desaparecerían.
Es aquí dónde la meditación tiene su validez, ya que permite llegar a la raíz de
nuestros conflictos y esto permite cambios naturales, profundos y sustentables
en el tiempo, que fortalecen a la persona.

Hoy existe lo que se llama una “Nueva Medicina”, que intenta curar por medio
de la meditación y de los elementos que la naturaleza ofrece a través de la
nutrición, la actividad física, el contacto con el aire, el fuego, el agua, la tierra y
la capacidad de vivir creativamente. Existen muchas evidencias al respecto,
dónde se ha podido comprobar la capacidad curativa de la meditación y de
estos elementos.

Esta manera de cambiar, producto de la comprensión que tiene que ver con el
no esfuerzo y con la no lucha dan lugar a una vida plena, con paz interior y
libertad.
Sensibilidad, fortaleza, humildad, coraje y fundamentalmente un gran interés en
generar un cambio es la conjunción necesaria para que lo anterior sea posible.

Esa es la belleza de la vida.

Nativos Americanos
Hígado, alimentos favorables y desfavorables
Como órgano responsable de la vitalidad corporal, el hígado se ve
favorecido por la ingesta de alimentos vivos; por el contrario, los alimentos
muertos representan una carga tóxica. Por alimentos vivos entendemos frutas y
verduras frescas, semillas germinadas (brotes) o fermentados (chucrut, miso,
salsa de soja, kéfir, pickles en salmuera). En los alimentos fermentados, es
fundamental que no hayan sido alterados por conservantes o procesos de
pasteurización, en cuyo caso pasan al bando opuesto.

En el grupo de los alimentos muertos están: los refinados de todo tipo (azúcar
blanca, sal refinada, harina blanca, aceites industriales), el alcohol y las
sustancias sintéticas (margarinas ó aceites hidrogenados, vitaminas,
saborizantes, colorantes, conservantes). Resulta sencillo imaginar el daño que
genera, sobre todo en los niños, la abundante y periódica ingesta de gaseosas
y jugos industriales, compuestos totalmente por sustancias muertas (azúcar,
edulcorantes, acidificantes, colorantes, conservantes, etc).

El tema de los conservantes es gravísimo en la función hepática, pues


precisamente el poder inhibitorio que los hace útiles para la preservación de
alimentos, interfiere seriamente en los numerosos y vitales procesos
enzimáticos que todo el tiempo realiza el hígado.

Además, los conservantes son ingeridos en cantidades elevadas y con gran


regularidad, pues están presentes en todos los alimentos industriales de
consumo masivo. Por lo tanto, es muy importante para el hígado, el efecto
benéfico de las enzimas alimentarias, localizadas en vegetales crudos,
fermentados y germinados.

Otros alimentos especialmente perjudiciales para la función hepática, son


los lácteos vacunos y el trigo. Los numerosos factores que se analizan en
“Los alimentos suma”1 y el exuberante consumo al que nos vemos expuestos,
terminan repercutiendo sobre la delicada trama de quehaceres a cargo del
hígado. Con la complicidad de la mucosa intestinal permeable, el hígado debe
lidiar con sus aportes tóxicos y reactivos: proteínas antigénicas (detonantes de
alergias), hormonas sintéticas, carga tóxica. (en otros contenidos veremos las
consecuencias negativas que poseen el consumo de lácteos y trigo)

Una sustancia útil para el hígado es el ácido láctico, elemento resultante de


muchos procesos ancestrales de conservación de alimentos: los fermentos. Un
gran generador de ácido láctico es el repollo blanco encurtido en sal y su forma
más conocida es el tradicional chucrut de la Europa fría.

Muchas hortalizas pueden fermentarse y resultar así un interesante aporte


alimentario y terapéutico para la función hepática, por su contenido en ácido
láctico, enzimas y vitaminas.

Además del repollo, las mejores hortalizas para el hígado son: zanahoria,
alcaucil, escarola, endibia, apio, rabanito, bardana, nabo, remolacha y las hojas
verde oscuras (diente de león, achicoria, perejil, berro, espinaca). Como
veremos en las hierbas, debemos preferir siempre aquellas verduras de sabor
amargo, que benefician particularmente al hígado.

Entre las frutas favorables a la función hepática podemos citar: uva, ciruela,
manzana (sobre todo las verdes), palta, cítricos (limón, lima, naranja, pomelo) y
frutos de bosque (frutilla, arándano, frambuesa, mora, cereza). El azúcar de las
frutas, la fructosa, se metaboliza en el hígado y colabora en su depuración.

No debemos confundir al azúcar de la frutas con el nocivo jarabe de maíz de


alta fructosa (JMAF), edulcorante refinado obtenido por hidrólisis del almidón.
Debido a la errónea asociación, mucha gente cree que el JMAF es
saludable, e incluso se lo recomienda a diabéticos. Pero la realidad es muy
distinta. Cuando comemos fruta, la fructuosa ingresa al cuerpo acompañada
de fibra y otros componentes de la fruta, que amortiguan su paso al flujo
sanguíneo.

Al consumirse el JMAF refinado, no existe tal amortiguación y se genera


una rapidísima absorción a nivel celular. Esto lo convierte en una fuente
incontrolada de carbono, que a su vez se transforma en colesterol y
triglicéridos, generando “hígado graso”2. Otro problema es que la ingesta del
JMAF no activa los controles cerebrales de saciedad (como ocurre con
otros azúcares), por lo cual su consumo genera más apetito.

Otro alimento benéfico para el hígado es la miel de abejas, dado que estimula
su metabolismo y su capacidad depurativa. La miel se utiliza en la recuperación
de cirróticos y alcohólicos; asimismo se aconseja luego de haber consumido
mucho alcohol, para mitigar la resaca. El néctar de las abejas aporta su riqueza
en fructosa, microminerales (unos 30 oligoelementos), aminoácidos (17),
ácidos orgánicos, acetilcolina, enzimas, vitaminas y antioxidantes.

Para el hígado también son importantes los alimentos ricos en cromo, mineral
traza clave en la función hepática y carente en la moderna alimentación
refinada. Su escasez desestabiliza el control del azúcar en sangre, la eficiencia
de la insulina y el equilibrio del colesterol. Son buenas fuentes alimentarias: la
levadura de cerveza, el cacao amargo, el azúcar integral de caña, la miel de
abejas, el centeno integral, el germen de trigo, la cebolla.

El rubro grasas es clave en la función hepática, siendo el órgano encargado de


su metabolismo. El hígado depende de la provisión externa de los ácidos
grasos esenciales, así llamados al no ser sintetizados en el organismo. Estos
AGE (omega 3 y 6) son claves en el metabolismo hepático y están presentes
en las semillas y/o aceites de lino, chía, girasol y sésamo, el aceite de soja, el
germen de trigo y las nueces.

En el caso de aceites, resultan fuentes útiles solo aquellos de presión en frío y


no refinados. Cita especial para las aceitunas y el aceite de oliva de primera
presión en frío, que aunque no contienen AGE, son saludables y base de una
de las técnicas depurativas.

Siguiendo con las grasas, veamos aquellas inconvenientes para el buen


funcionamiento del hígado y decididamente desaconsejables en un proceso
depurativo. Nos referimos a las nefastas margarinas (aceites vegetales
hidrogenados) como producto sintético, absolutamente privo de vitalidad e
intoxicante del organismo todo.
Luego debemos citar a las grasas saturadas, sobre todo aquellas provenientes
de animales de cría industrial, que incluyen alto contenido de antibióticos,
hormonas sintéticas y metales pesados. En este rubro se encuadran
los lácteos y sus derivados, que además reciben el aporte de conservantes y
aditivos químicos de síntesis.

Por último debemos citar las frituras, generalmente realizadas con aceites de
pésima calidad y escasa renovación, que recargan la función hepática
con compuestos tóxicos y mutagénicos. Estos mismos compuestos se
generan en todos los procesos de cocción que superan los 100º de
temperatura (horno, grillado, presión, etc).

[1] Ver libro “Nutrición Depurativa”


[2] Investigadores de EEUU consideran al JMAF como la principal causa de
hígado graso en ese país y tal vez la mayor razón del aumento de colesterol de
los últimos 20 años. Ver libro “Ultra metabolismo” del Dr. Mark Hyman (Editorial
Norma).

Ayuno semanal frutal, reposo digestivo

Todos los ritmos naturales parecen seguir la ley del péndulo, es decir, del ritmo;
así existe la ley de que toda actividad debe ir acompañada del reposo. Es fácil
comprobar que quien deja de reposar por la noche, perjudica su salud. Cuando
se está enfermo, el tratamiento básico en la antigua medicina se basaba
en tres pilares fundamentales: el reposo, la dieta y la medicación; ésta
última solo en caso que fallaran los otros recursos. Pero hoy se ha olvidado
tanto el reposo como la dieta y se pretende solucionar todo a base del mágico
medicamento. Así, poco a poco va cayendo en el olvido este importante pilar
mantenedor de la salud y firme apoyo en la recuperación de la misma.
Es obvio que la sociedad occidental moderna come en exceso. No se hace
suficiente ejercicio para conseguir la comida y la costumbre de hacer varias y
abundantes comidas al día, resulta excesiva para cualquier aparato digestivo.
Es necesario, por tanto, tener en cuenta el reposo digestivo como el más
preciado de los reposos, y así ha estado considerado desde la antigüedad.

La práctica del ayuno era algo habitual en las culturas ancestrales e incluso
estaba prescripto en las antiguas tradiciones religiosas, como condición
necesaria para purificar el cuerpo ante las prácticas espirituales. Dada la
necesidad biológica del organismo de contar con suficiente energía para
poder evacuar la toxemia acumulada, el reposo digestivo es algo que nos
puede ayudar muchísimo para recuperar el equilibrio perdido y eliminar
obstrucciones de vieja data.

El ayuno consiste en generar un período sin trabajo digestivo ni exigencia


metabólica, durante el cual, el organismo pueda concentrar todo su
potencialen la tarea de eliminación. Incluso hay gente que realiza un reposo
digestivo diario, con solo cenar muy temprano y desayunar tarde, lo cual
deja un periodo de 14/15 horas sin exigencia digestiva.

Si bien hay muchas formas de ayuno, sugerimos aquí un método sencillo de


realizar (no se necesita pasar privaciones) y totalmente seguro (no tiene
contraindicaciones ni requiere supervisión externa, como otro tipo de ayunos):
elayuno semanal frutal. Esta saludable práctica permite reducir casi a cero la
habitual exigencia metabólica, en razón de ingerirse sólo el alimento más
fisiológico y de más fácil asimilación: la fruta. La eficacia del método se
basa en su regularidad, por lo cual debemos abordarla con constancia y
perseverancia.

La técnica consiste en satisfacer nuestro apetito, un día a la


semana, exclusivamente con frutas. Conviene elegir un día fijo, durante el
cual desarrollemos poca actividad. Una buena opción es el sábado, que está
a caballo entre la semana laboral y el domingo familiar. Durante ese día,
cuando sentimos apetito, nos limitamos a ingerir solamente frutas. Podemos
ingerir toda la fruta que deseamos, pero de un solo tipo por vez (no mezclar
variedades en la misma ingesta, a fin de minimizar la exigencia digestiva),
bien madura, de estación y si es posible, de producción local y orgánica.

Cualquier fruta va bien. En el caso de la banana, valen algunas


recomendaciones. Por ser una fruta exótica en muchas latitudes, es casi
imposible conseguirla madurada en la planta. Además, siendo una fruta rica en
almidón, demanda mayor exigencia metabólica. Por ello, si la consumimos
durante el ayuno, tratar que sea fruta bien madura y tener la precaución
de masticarla e insalivarla muy bien.
Durante el ayuno, también podemos adicionar infusiones de hierbas
depurativas. En época invernal o cuando sentimos frío, además de reposar
bien cubiertos, se puede hacer uso de caldos de verdura (solo líquido) con el
agregado de especias caloríficas (jengibre, pimienta de cayena, etc).

Si nos sentimos con ganas, lo ideal es prolongar la depuración un día más: el


domingo. Tratemos de usar este tiempo para la introspección,
el reposoreconstituyente y para percibir cómo el cuerpo responde al sosiego.
Podemos tener los síntomas de un profundo proceso de purificación:
lengua pastosa, sabor a alquitrán en la boca (aunque no fumemos), fuerte olor
corporal, micciones frecuentes y urticantes, abundantes evacuaciones,
eventuales mareos y dolores de cabeza. Ello es bueno; indica que el cuerpo
tiene energía vital y está removiendo sustancias acumuladas en el tiempo y
ello es lo mejor que nos puede suceder. Luego nos sentiremos aliviados y
con mayor energía.

Una recomendación útil: cuidar que las comidas anterior y posterior al ayuno
sean livianas y poco elaboradas, sin refinados, lácteos, ni productos cárnicos y
con predominio de verduras cocidas.

Si somos constantes en la práctica de este tipo de reposo digestivo, los


resultados serán evidentes y luego sentiremos placer respondiendo al pedido
del organismo por un… sábado de gloria!

Células y toxemia, la unidad vital

En estos tiempos, esta fuera de discusión el hecho biológico de nuestra


constante renovación orgánica. Diariamente estamos produciendo millones de
nuevas células que reemplazan a las más viejas. Aunque la gente piense que
su cuerpo es una estructura estática que envejece, el organismo está en
estado de renovación permanente: a medida que se descartan células viejas,
se generan otras nuevas para reemplazarlas.

Cada clase de tejido tiene su tiempo de renovación, que depende del trabajo
desempeñado por sus células. Las células que recubren el estómago, viven
sólo cinco días. Las células de los glóbulos rojos, después de viajar casi 1.500
kilómetros a través del “laberinto” circulatorio, sólo duran alrededor de 120 días
antes de ser enviadas al “cementerio” del bazo. La epidermis (capa superficial
de la piel) se recicla cada dos semanas. El hígado, desintoxicante de todo lo
que ingerimos, tiene un tiempo de renovación total calculado entre 300 y 500
días.

Otros tejidos tienen un tiempo de vida que se mide en años y no en días, pero
están lejos de ser perpetuos. Hasta los huesos se renuevan constantemente:
todo el esqueleto de un adulto se reemplaza celularmente en menos de diez
años. Recientes estudios demuestran que incluso las células cerebrales -
consideradas hasta hace poco, elementos vitalicios del organismo- se
renuevan periódicamente.

Jonas Frisen, biólogo celular del Instituto Karolinska de Estocolmo, ha


demostrado que la edad promedio de todas las células del organismo de un
adulto puede ser tan sólo de entre siete y diez años. Esto ya lo sabían los
intuitivos maestros orientales, pues en los antiguos textos hablaban de un
período de siete años para la completa renovación del organismo.

Ahora bien, la pregunta del millón es: ¿por qué tenemos órganos
defectuososcuando periódicamente los estamos renovando? ¿Por qué una
persona “sufre” del hígado, si sus células hepáticas viven solo seis semanas y
en el arco de un año las habrá renovado por completo?

Para encontrar respuestas, debemos perder algo de tiempo y comprender


como funciona esta unidad orgánica que es la célula. En realidad no es “perder
tiempo”, sino invertirlo en conocimientos básicos que nos harán más sanos y
menos dependientes de curaciones externas. En la correcta renovación
celular encontraremos la clave para recuperar la salud y la plenitud. El
cuerpo sabe mejor que nosotros lo que conviene hacer a cada momento. Solo
se trata de “no poner palos en la rueda” de la infinita magia corporal…pero a
veces parece que nos empeñamos en ello.

Por otra parte, tomar consciencia de esta realidad nos permitirá abandonar el
estado de resignación a la mediocridad. No ejercemos plenamente nuestro
natural derecho a la plenitud física y mental. Nos parece que estar al 100%
de nuestro potencial es utópico; por ello nos resignamos y aceptamos andar al
50%. Nos condicionan a pensar que el estado mediocre es “normal”. Siempre
“algo” hay que tener, ya sea por envejecimiento, genética o virus. Y esto no es
verdad. Ese “algo” no es natural y es sólo la expresión del desequilibrio que
nosotros mismos generamos por desconocimiento, malos hábitos o
condicionamiento mental, obstaculizando la “magia” de la permanente
renovación celular.
Célula, la unidad vital

Así como una colmena se compone de miles de abejas, nuestro organismo se


compone de billones de células. Todo se reduce a grupos de células: sangre,
huesos, órganos. Si pudiésemos disponer todas las células de un cuerpo
humano sobre un plano, veríamos que estamos compuestos por unas 200
hectáreas de tejidos celulares (la superficie de 200 manzanas de una ciudad).
Todo el organismo no es más que un reflejo directo de la eficiencia funcional de
estas microscópicas unidades vitales.

Cada célula, independientemente de la función que cumpla en el organismo,


tiene similares mecanismos de acción: se reproduce, se nutre, se desintoxica y
desarrolla una tarea específica. Esto nos permite entender que, además de la
información presente en su material genético, la célula depende de dos
factores externos que condicionan su funcionamiento: la calidad de
nutrientes que reciba y la calidad del medio en el cual deba actuar.

Comprendiendo que el organismo humano se origina a partir de un par de


células, es sencillo darse cuenta que la calidad del organismo dependerá
directamente de la calidad celular; ésta a su vez dependerá de la calidad de
nutrientes que tenga a disposición y la calidad del medio en que se mueva.
Si bien el primer factor tiene mucho que ver con la nutrición de la persona,
ambas variables están condicionadas por el grado de intoxicación del
organismo.

Los miles de millones de células que componen un cuerpo humano, se


mueven en un verdadero “mar interior”. El 70% de nuestro cuerpo es agua;
fundamentalmente sangre, linfa y líquido intracelular. Antiguamente se hablaba
de “humores” corporales; hoy se habla de “terreno”. Dado que la mayoría de los
tejidos celulares no pueden desplazarse o lo hacen localmente, la calidad de
dicho terreno es fundamental para asegurar, tanto la correcta nutrición como
la eficiente evacuación de los desechos que las células generan.

Cien mil kilómetros de capilares sirven para irrigar aquellas doscientas


hectáreas de tejidos celulares que citamos anteriormente. Pese a disponer de
pocos litros de fluidos, el cuerpo está preparado para cumplir esta delicada
función gracias a tres variables: la velocidad de circulación, la irrigación
diferenciada y la calidad de estos fluidos. La sangre fluye a gran velocidad
por la red de capilares, tardando solo un minuto en dar una vuelta completa al
cuerpo.

Por otra parte, no toda la red de capilares esta llena al mismo tiempo; sólo las
partes más activas disponen de abundante irrigación: los músculos cuando
trabajamos, el estómago cuando digerimos, etc. Aquí comprendemos
rápidamente dos cosas muy útiles: una, la importancia de la calidad del sistema
circulatorio y dos, lo contraproducente que resulta hacer varias cosas al mismo
tiempo!

La comida de los niños en las diferentes etapas de la vida y del


grupo familiar

La Importancia De Una Buena Alimentación

Cada vez es mayor la conciencia de la importancia de una buena alimentación


en relación a la salud. Las personas se están interesando en la posibilidad que
tiene el alimento como forma de encontrar bienestar, prevenir y resolver temas
concretos de salud.

La realidad es que la sociedad se encuentra colapsada por enfermedades que


ya son llamadas epidemias, no porque sean contagiosas, sino porque son
demasiadas las personas que las padecen y los consultorios médicos se
encuentran abarrotados de consultas al respecto.

Cada vez, también, son más frecuentes los problemas de salud en niños. Es
común escuchar de niños que padecen trastornos de ansiedad, síndrome de
hiperactividad, alergias, problemas digestivos severos, sobrepeso-obesidad,
diabetes, infecciones respiratorias, intolerancias alimenticias, dolores de
cabeza, enfermedades del sistema nervioso, como por ejemplo el autismo.

Todo esto nos está diciendo algo. Tal vez, que algo esté errado en nuestra
forma de vivir.

El nivel de sobrecarga que el ser humano recibe y genera en sí mismo es alto.

Sobrecarga que el mismo planeta vive a partir del cambio climático. El planeta
está estresado y cada uno de nosotros también, la sobrecarga
electromagnética (wi-fi, TV., celulares, teléfonos inalámbricos) invade nuestra
vida cotidiana y la de nuestro entorno familiar. Cuanto más sensible es un ser
humano, mayor es la sobrecarga que recibe. Los niños son los más receptivos
a la sobrecarga electromagnética.

El comer demás, la química de los alimentos, el exceso de grasas saturadas de


leche, queso, manteca, yogur, crema de leche, embutidos, los aceites
hidrogenados, todo aquello que generan las famosas grasas trans, que activan
los procesos inflamatorios, el exceso de carbohidratos simples (azúcares,
harinas, alcohol) están relacionados con muchas de las enfermedades
mencionadas. Los químicos en general, como resaltadores de sabor,
colorantes, espesantes, la repostería en general, galletitas, pastas
empaquetadas, huevos de criadero, leche industrial, exceso de hormonas en
los alimentos, fertilizantes, pesticidas, insecticidas, actúan de la misma manera.

¿Qué Significa Un Ser Humano Saludable?

Un niño y un adulto sano serían aquellas personas que pueden equilibrar su


fuerza, su energía, no agrediendo, ni enojándose continuamente. Serían
aquellos que pueden poner límites sin violencia, sin vivir a la defensiva, sin
dejar de expresarse. Una persona sana es aquella que puede florecer en la
bondad y tener un sentimiento de gratitud hacia la vida.

El órgano más difícil de nutrir es el sistema nervioso, el cual se beneficia, a


partir del buen funcionamiento de todos los órganos del cuerpo físico.

Una buena alimentación permite equilibrar el funcionamiento de los órganos del


cuerpo y del sistema nervioso. Cuando el hígado, el intestino, el riñón, etc.
funcionan bien, el ánimo cambia, se estabiliza. El alimento cotidiano tiene que
cumplir la función de lograr equilibrar lo físico, lo anímico y lo espiritual. Cuando
hablamos de lo anímico, nos referimos a las emociones y cuando hablamos de
lo espiritual nos referimos a la capacidad de sensibilidad, el estar atento,
perceptivo a todo lo que ocurre alrededor de uno, incluidas las cosas más
pequeñas e ínfimas de la vida cotidiana, también a la posibilidad de ser
amoroso con todo lo que a uno le rodea.
Hoy es muy común encontrarse con personas y niños tristes,
abúlicos, desmotivados, jóvenes sin incentivo o bien con conductas opuestas
a esto. El comportamiento emocional está íntimamente relacionado con el
alimento diario.

Los Neurotransmisores Y La Salud

Los neurotransmisores, hormonas ó péptidos, regulan las conductas


emocionales. Son segregados por el cerebro. A su vez el cerebro para
funcionar bien necesita de oxígeno, glucosa y grasa. El oxígeno es necesario
para la vida, por lo cual si bien lo obtenemos de la respiración, es necesario
adquirirlo a través de la actividad física o de permanecer en lugares que lo
provean y no que lo quiten. De ahí que en los edificios cerrados, los
inteligentes, los lugares en dónde predomina el cemento, hay escasez de
oxígeno, lo cual genera un detrimento en el funcionamiento del cerebro y todos
los órganos del cuerpo.

El equilibrio entre la glucosa (carbohidratos) y las grasas, está relacionado con


la alimentación cotidiana.

De todo esto se deduce que nuestras conductas emocionales están


íntimamente ligadas al oxígeno que recibimos y generamos (actividad física, y
en la caso de un niño, correr saltar, subir y bajar) y la comida.

Los neurotransmisores son la manifestación biológica de las emociones, se


sintetizan a partir de aminoácidos presentes en la comida. La serotonina por
ejemplo que es un neurotransmisor relacionado con estados de bienestar y que
cuya ausencia genera depresión, se sintetiza a partir del triptófano, un
aminoácido presente en el pescado, las legumbres (poroto de soja, negro,
aduki, lentejas, garbanzos), los frutos secos. Pero para asimilarlo el cerebro
necesita que se ingiera suficiente cantidad de hidratos de carbono de absorción
lenta.

Los hidratos de carbono de absorción lenta son los cereales integrales (avena,
arroz, trigo, mijo, cebada, maíz, quínoa, amaranto, centeno), estos alimentos
contienen el complejo vitamínico B, en proporciones importantes, de ahí que su
consumo permita ayudar en casos de depresión, puesto que la Vit. B es
reguladora del sistema nervioso.

Lo Que Generan Los Diferentes Tipos De Alimentos

Hay muchos alimentos relacionados con las enfermedades de la época, tanto


físicas como psicológicas.

El principal tema es la acidificación de la sangre. La sangre de un ser humano


tiene que ser alcalina, es decir tiene que tener un pH entre 7,35 a 7,45.
Cuando la sangre se acidifica, es decir tiende al 7,35, se pierden minerales que
son básicos para la salud, como hierro, calcio, magnesio, zinc, yodo. La falta de
minerales genera muchos de los problemas que hoy se padecen.

El exceso de adrenalina acidifica la sangre. La adrenalina se asocia con


estados de ansiedad, hiperactividad, nerviosismo, estrés, lo mismo pasa con el
cortisol, que son las hormonas llamadas del estrés.

La sangre se acidifica también por el exceso en el consumo de grasas


saturadas, azúcares, harinas, alcohol, cafeína y productos químicos. Estos
alimentos a su vez son generadores de adrenalina.

Dentro de los químicos que se usan en la industria alimenticia cabe destacar lo


que generan las hormonas artificiales como los estrógenos y también los
colorantes del tipo Azo-Colorantes, el chocolate, el benzoato de sodio, la
eritrosina, etc.

El siguiente estudio nos da una idea de cómo se origina, entre otras causas,
el síndrome de hiperactividad en niños:

Del Departamento de Inmunología y Psicología infantil y del Instituto de


Salud del niño y del hospital para niños enfermos de Londres

“Si analizamos nuestra alimentación industrializada que comienza en la década


del 50 (1959) con la gran industria de los enlatados, con preservativos, aditivos,
colorantes y sabores artificiales con aproximadamente 359 aditivos, podemos
explicarnos el origen de este "síndrome"... y hoy contamos con más de 65.000
que es la lista publicada por la EPA en 1989. De estos, 1600 salen del alquitrán
de Hulla y más de 14.000 productos artificiales. Estamos hablando de más de
34 años de estar consumiendo:

Tartrazina, Dióxido de Azufre, Nitrato de Sodio, Colorante Amarillo # 5 y # 6,


Nitrato Sódico, Amaranto, Butilhidroxianisol BHA, Bultilhidroxitolueno BHT,
Colorante Punzón 4R, Eritrosina, Benzoato Potásico, Colorante Rojo 29,
Benzonato de Calcio, Colorante Carmín de Indigo 4, Hidroxibenzonato de
Estilo, , Colorante Azul Brillante FCF, Colorante Azul # 1 y # 2, Derivado de
Sódico de Eter, Caramelo, Etílico de Acido 4, Negro PN, Hidroxibenzóico,
Colorante Marrón FK4, Hidroxibenzonato de Metilo, Colorante Amarillo Ocaso
FCF, Galato de Propilo, Cochinilla, Galato de Dodecilo, Acido Benzoico,
Benzonato Sódico de Sodio, 5 Ribonucleotico de Sódico, Hidrógeno L
Glutamato, Hihidrogenodi L. Glutamato de Potasio de Calcio Guanosina 5
(Fosfato Desódico, Iosina 5 (Fosfato Disódico).

Esta pequeña lista de aditivos, colorantes, sabores y preservativos artificiales


químicos sólo 16 de ellos son conocidos como Azo-colorantes que tienen una
estructura química especial de los átomos de una sola molécula; muchas
personas son sensibles a estos colorantes debido a su construcción
"AZO", aparte de producir reacciones, produce contracciones de los bronquios,
ataques de asma, urticaria, ojos llorosos y destilación nasal, visión borrosa,
hinchazón en la piel con supuración de líquido y en casos extremos conmoción
y reducción de la sangre de anticuerpos antiplaquetas (las plaquetas
contribuyen a la coagulación de la sangre para la cicatrización de las heridas).

Estos Azo colorantes están incluidos en: alimentos enlatados o envasados,


corteza de queso, bacalao y abadejo ahumado (Pez comestible del Mar Caribe
distinto al bacalao) goma de mascar (chicle), caramelos, jugo de limón
(artificial), aderezo para mariscos, salsa y gelatina de menta, adornos para
postres envasados, rellenos para tortas de fruta, arvejas y choclo enlatados,
salsas para aderezos, galletas envasadas, masa de pan, salsa
marrón, bebidas gaseosas, envoltura de cápsulas medicinales, polvos para
chocolate en taza, sopas enlatadas, batida de yogurt, galletas con jalea o
mermelada de china, salsa de queso, sopa de sobre, mezcla para hacer tortas,
polvos para gelatina rápida, frutillas enlatadas, salchichas, productos de carne
cocida, comida condimentada preparada, etc.

La Eritrosina (otro azo-colorante) causa: fototoxicidad, es decir sensibilidad a la


luz. Esta contiene 577 mgs. de yodo por gramo, así que el consumo de
cantidades grandes de alimentos con este colorante rojo aumenta la actividad
de la hormona tiroidea hasta niveles altos produciendo hipertiroidismo, así que
lo encontramos en cerezas rojas (cherry), fresas enlatadas o envasadas,
mezcla para hacer gelatina, galletas, mezcla para hacer bizcochos y cerezas
escarchadas.

El Azul Patent V, colorante violeta azulado oscuro y agente para diagnosticar


utilizando para colorear los vasos linfáticos. Se debe evitar en pacientes que
tengan un historial alérgico, puede producir reacciones alérgicas
inmediatamente o a los pocos minutos, en hinchazón, sensibilidad a la piel y
urticaria; pueden presentarse reacciones graves como conmoción, problemas
respiratorios, náuseas, hipertensión y temblores.

El Caramelo producido con amoníaco causa: deficiencia de vitamina B-6, y


esta coherencia produce alteraciones cutáneas, dermatitis alrededor de los ojos
y de la boca, lesiones inflamatorias de la lengua (glositis), alteraciones
gastrointestinales, náuseas, vómitos, alteraciones nerviosas, convulsiones,
somnolencia, confusión mental, anemia hipocrónica (poca hemoglobina),
disminución de los linfocitos (tipos de leucocito "glóbulo blanco" que se forma
en los ganglios y tejidos linfáticos).
Acido Benzoico (sintético o artificial) - Su función es conservar, se encuentra
en las cervezas, mermeladas, cremas para postres, pulpa de puré de frutas,
pepinillos. Produce desordenes neurológicos.

Benzoato Sódico - lo encontramos en la margarina, bebidas no alcohólicas,


salsa de barbacoa, pasteles de queso, salsa de soya jugos de china (artificial).

Así que aparte de producir todo esto y mucho más - Si usted apreciado lector y
amigo reflexiona un poco y hace un recorrido a lo que comemos no le estaría
dando tanta química a sus hijos y si una alimentación más sana, enseñándolos
a masticar correctamente, y así hacer una buena digestión, para una buena
absorción y luego una buena utilización de los nutrientes para luego hacer una
buena excreción; pero esto no es así, nadie mastica pues no tienen el tiempo ni
para pensar en la comida, por lo tanto esto se va a depositar en alguna parte
del cuerpo. Es posible que aparte de todos estos residuos químicos se
depositen en las gónadas (Nuestro sistema reproductor). Al concebir nuestros
herederos, vemos los resultados en niños que solo duermen unas pocas horas
al día. Los niños nacen o les aparecen a los pocos meses: eczemas, asma, sed
excesiva, predispuestos a tener dificultades respiratorias. A medida que van
creciendo se vuelven más activos, se lastiman con más facilidad, tienen
problemas de aprendizaje aún cuando su coeficiente intelectual sea alto,
problemas del lenguaje, de equilibrio y coordinación motora.

Estudios Recientes Hechos Por:

Dr. Ben Feingol demostró que el 50% de la hiperactividad de los niños es


producida por el chocolate.

Eggar y Carter, del Departamento de Inmunología y Psicología infantil y del


Instituto de Salud del niño y del hospital para niños enfermos de Londres,
demostraron que al suministrarles los aditivos y colorantes anteriormente
mencionados estos les producían hiperactividad.

Mc. Goveran, hizo un estudio similar con 30 niños hiperactivos y demostró que
el 57% de los niños no solo los colorantes les producían la hiperactividad sino
también la contaminación ambiental y los reactivos químicos como los fenoles
influían en su comportamiento hiperactivo.

La Alimentación Durante El Embarazo

La salud de un ser humano comienza 2 ó 3 años antes de gestarlo.

La alimentación en este momento tiene que ser amplia, teniendo en cuenta las
características personales, carente de químicos, que contenga fibra para evitar
las hemorroides, tan características en este momento.

Por lo cual es importante la menor cantidad posible de grasas saturadas.


Evitar el azúcar ya que quita minerales y éstos son necesarios, puesto que la
exigencia de estos elementos en la madre, es mayor que en otro momento,
debido a que tiene que alimentar al bebé. El consumo de cafeína actúa
excitando al sistema nervioso de la madre y del bebé, además de quitar hierro
y calcio.

Es importante consumir estos minerales, no tanto a través de carnes, leche y


derivados sino a través de alimentos como pescado, queso de soja, furikake
(un polvito de hojas de mora ú otros vegetales que contengan hierro), algas
marinas, gomasio (sésamo integral y sal marina), miso (pasta de soja). Es
importante el consumo de fitoestrógenos para incorporar estrógenos
naturalmente y equilibrar todo el sistema hormonal, de manera de beneficiar la
función del parto, el post parto y la lactancia, como por ejemplo: quínoa,
amaranto, arroz moti, tofu (queso de soja), garbanzos, porotos negros.
Consumir avena como fuente de Vit. E y grasas naturales, también arroz
integral como fuente de serotonina y fibra para evitar el estreñimiento y nivelar
el sistema nervioso. Consumir legumbres (poroto aduki, garbanzos, poroto
negro) que son proteínas vegetales que contienen triptófano que ayuda a
sintetizar la serotonina.

La leche materna consta de 6 nutrientes fundamentales: carbohidratos,


minerales, vitaminas, grasas y agua. Estos componentes tienen que estar a lo
largo de la vida de un ser humano en la proporción adecuada.

Los Primeros Meses. La Lactancia Materna

La madre para tener leche ya antes de parir tendría que consumir


fitoestrógenos:

Garbanzos muy cocidos, Arroz moti, quínoa, tofu. También cereales integrales
que ayudan a nivelar el sistema nervioso. Verduras y frutas de estación.
También pescado, de vez en cuando una carne magra o pollo de campo y
queso de buena calidad no industrializado y con un tenor no demasiado alto de
grasa.

De la comida de la madre depende la calidad de la leche materna y la buena


nutrición y constitución del bebé.

Lo que la madre come es lo que el bebé recibirá.

Si come muchos azúcares esto recae en el bebé, si come mucha cebolla, la


colita del bebé se irritará...

La leche materna siempre está, es cuestión de paciencia y de las posibilidades


de cada uno. No hay dudas de los beneficios que el amamantamiento genera,
levanta el sistema inmune de un bebé, le da fuerza contra las infecciones,
mejora la calidad de su intestino, hígado y previene de muchas enfermedades
futuras. Incluso se han hecho investigaciones en dónde se ha comprobado
estadísticamente que muchos cánceres se generan con mayor frecuencia en
adultos que no han sido amamantados.

La paciencia es el valor más importante a la hora de amamantar, si se


persevera en este sentido, la leche viene.

Pero sucede que a veces hay imposibilidades de que eso ocurra y en muchas
madres primerizas el llanto del bebé resulta difícil de sostener, uno se pone
más ansioso aún, con lo que se termina recurriendo a la leche de fórmula.

Las Leches De Fórmula

En estas leches los porcentajes de caseína y lacto-albúmina (60 y 40%) se


invierten para obtener un producto más digestivo, pero más alergizante debido
al incremento de lacto-albúmina. Como la caseína coagula en copos gruesos,
lo cual genera problemas digestivos, estas leches se acidifican para que la
caseína (disminuida) coagule en copos más finos. Dado que se trata de un
producto acidificante se trataría de compensar con una alimentación más
alcalina de parte de la madre. En el caso de que el bebé no reciba leche
materna, se pude contrarrestar la falta con leche de arroz que es más alcalina o
bien con leche en polvo, por ej. NIDO, diluida en un té alcalinizante como por
ej. semillas de habú o té de marcela, dependiendo del intestino del bebé. Si el
intestino es contraído, será el té hecho con las semillas de habú y si es más
bien expandido, será té de marcela.

Cuando no hay leche materna y el bebé no tiene tolerancia a la leche de


fórmula, y si a partir de los 4 ó 5 meses el niño presenta problemas digestivos,
respiratorios o cutáneos, se puede retirar la leche completamente y sustituirla
por leche de arroz e ir probando con otras leches de cereales. Ciertos niños
crecerán mejor así, ya que se solucionarán sus problemas de piel, bronquiales,
o digestivos y se puede realizar una alimentación sin leche de vaca desde esa
edad. Luego comenzará más temprano a consumir alimentos más sólidos,
como para incorporar otro tipo de nutrientes.

Entre Los 6 Y Los 12 Meses

El niño comienza a incorporar alimentos, primero verduras como zapallo y


zanahoria Luego frutas como manzana, pera cocida y al aparecer el primer
diente puede ya incorporar cereales. Depende de la estación, pueden
incorporarse ambas cosas a la vez.

Es mejor evitar las verduras verdes ya que acumulan exceso de nitritos. La


papilla de frutas debe enriquecerse con cereales integrales como por ejemplo
avena cocida o bien arroz socado o triturado. Hay que cuidar el consumo de
avena ya que produce mucosidades. Siempre es mejor ofrecerla cocida.

Se le puede dar sémola de maíz, polenta, fideitos municiones de maíz o de


trigo, vale la pena usar los granos para evitar la oxidación de la harina, que
pone rancio al alimento. Es ideal un molinillo de cereales. Las harinas generan
mucosidades. Lo ideal es darle arroz socado y risotto de cebada muy cocinado.
Ver recetario de Las Dalias en el blog. Es ideal que los granos sean ecológicos
ya que de esta manera el bebé obtiene una riqueza en vitaminas, minerales y
fibra que no existen en las harinas blancas o cereales refinados.

En el octavo mes se introducen las legumbres como poroto aduki y se añaden


en un volumen del 10%, se preparan con el pasa-todo para evitar que el
intestino se irrite por la cáscara, o bien se consume el caldo del aduki, ver
recetario.

El pescado y la carne conviene incorporarlas al año, se puede comenzar con


el pescado en principio. Las proteínas del pescado se aprovechan mejor que
las de la carne, tienen menos contaminantes químicos y van acompañadas de
grasas más saludables. Con el pescado el niño recibe Vit. B12. Siempre es
mejor consumir pescados de mares profundos: abadejo, brótola, lenguado.
Evitar la merluza que está sobre-explotada

La carne es mejor darla después que el pescado, empezar por la blanca, tipo
pollo, pavo.

A partir del año y medio ya puede incorporar huevo, tomando ½ yema 1 vez a
la semana. La clara no debería darse hasta los 2 años ya que es uno de los
alimentos que puede generar una respuesta alérgica más aguda. Aquí en la
yema se incorpora la Vit. B12. Siempre tratar que el huevo sea de procedencia
orgánica.

A medida que el niño va creciendo tiene que ir aumentando la cantidad de


sólidos a ingerir esto lo va a ayudar en su maduración afectiva e intelectual.

De 12 a 18 meses: 25% de cereales preferentemente integrales, 10% de


proteínas, por ej., legumbres 4 días por semana y pescado 2 días- el 7° día una
semana se da carne y la otra yema de huevo. 35 a 40% de verduras cocinadas,
más al vapor tipo puré, midiendo la cantidad de aceite, 25 % de fruta,
preferentemente cocida. 2 veces al día producto lácteo

De los 18 a los 36 meses: 30 % de cereales integrales, 12% de proteína, a


partir de los 2 años ya se da huevo completo, igual que antes respecto al
pescado y carne.25 % de verduras cocinadas, rehogadas o al horno con aceite
de maíz, en poca cantidad, 15 % de verduras y frutas crudas, evitando las
hojas verdes.
La Alimentación Para El Grupo Familiar

Lo ideal es que en determinado momento todos coman lo mismo. Ya a partir de


los 2 años y medio el niño ha de consumir prácticamente lo mismo que sus
padres, obviamente comiendo ellos una alimentación natural y teniendo en
cuenta que existen situaciones particulares. Es importante la presencia de
cereales integrales, proteínas animales (carnes, huevos quesos) y vegetales
(porotos aduki, garbanzos, lentejas, porotos negros, tapé, de soja, zeitán) y
verduras

El desayuno: tiene que haber un té de hierbas para los adultos, bancha,


llantén, diente de león, marcela, pan de arroz, bollitos de arroz con manzanas,
pan de sartén, pasta de manzana, yogur natural, ricota orgánica o queso de
cabra o de búfala, cereal en grano hecho papilla, o avena cocida, con yogur y
manzanas cocidas o bien una sopa de verduras con miso y algas o bien
cremita de palta o zanahoria con un pan tostado, un poco de yogur y peras o
manzanas cocidas.

Almuerzo: Para lograr un buen equilibrio químico, que implica consumir todos
los nutrientes y permitir de esta manera nivelar el funcionamiento de los
órganos y del sistema nervioso en general, es importante que siempre estén
presentes cereales + proteínas + verdura.

Por ej.: arroz integral + pescado+ verduras crudas y/o cocidas

Mijo + porotos aduki + verduras crudas y/o cocidas

Quínoa + garbanzos + verduras crudas y/o cocidas

Fideos integrales + revuelto de zapallitos con huevos + verduras crudas o


cocidas

Merienda: fruta cocida (trufas, torta Hebe, torta de peras, pasta de manzana) +
cereal + té de marcela o cedrón o melisa. (Ver recetario en el blog de Las
Dalias)

Cena: sopa de verduras + arroz socado + verduras rehogadas o budín de


zanahoria y papa o zanahoria y ricota o cazuela de zuchini y zanahoria,
croquetas de papa o de zapallo, etc.

Ver recetario.

La Alimentación Para Un Niño De Acuerdo A Su Personalidad

El niño apocado o el hiperactivo deben minimizar los alimentos dulces, ya que


afectan su sistema nervioso y le quitan energía.
Existen niños con un sistema nervioso frágil, que se enojan mucho, que son
agresivos. En este caso, habría que regular su hígado, evitarles el exceso de
carbohidratos y proponerles más grasas de buena calidad como por ej. :
Pescado y queso de cabra. También es importante que consuma cereales en
todas sus comidas, especialmente avena, quínoa, arroz integral, cebada
perlada.

Los niños con mucha energía que sin ser hiperactivos necesitan correr mucho,
que ocupan el rol de líder, que son muy creativos, a ellos se les puede dar
para consumir más alimentos dulces. Los niños en general pueden comer más
alimentos dulces que los adultos, tratando en lo posible que sean dulces de
buena calidad y no con tanto contenido en azúcar industrializada y alimentos
que no contengan químicos. Se trata de prepararles u ofrecerles alimentos que
contengan en su preparación frutas un poco de azúcar integral, miel o
fructuosa.

No obstante, para equilibrar el consumo de alimentos dulces, es necesario que


consuman alimentos salados, en forma de proteínas, verduras y cereales.

El Niño Que No Come

¿Qué es lo que hace, que a pesar de una comida rica y sana, luego el niño no
quiera comer?

Hay que tener en cuenta varios aspectos.

Puede que existan problemas físicos, en el sentido que el niño pueda estar
incubando alguna enfermedad, que tenga mucosidad o que esté su hígado
cargado por algo que comió y no le hizo bien. Sin embargo, ocurre en muchos
casos que el niño no come si no es que se le ofrecen: fideos, pan, queso,
carne, harinas de cualquier tipo o dulces.

¿Porqué los niños no aceptan verduras, otros cereales, legumbres? ¿Porqué


están tan cerrados a otros tipos de comida y porqué no aceptan a veces lo que
sus padres les ofrecen?

Por un lado hay que tener en cuenta que la leche materna está constituida por
carbohidratos, minerales, proteínas, grasas y agua, en una proporción de una
mayor cantidad de carbohidratos, luego de grasas y luego proteínas. Con lo
que cualquier alimento que recuerde químicamente, el alimento que consumió
el niño de bebé, va a ser más codiciado que otro. De ahí el gusto por las
harinas, quesos, yogur, azúcar, miel, leche, fideos, pizza, carnes.

Si bien la madre ha sido quién amamantó, la nutrición luego del destete es


ofrecida, hoy en día, por ambos padres, de manera que ambos deben
responsabilizarse por la alimentación del niño: madre y padre.
Es importante que los padres enseñen al niño nuevos sabores luego del
destete, que se abra a lo nuevo. Su relación con la comida, los primeros años
de vida va significar su vínculo con la comida cuando sea adulto e incluso su
relación con los otros y con la vida misma.

Es necesario pensar que la apertura en relación a la comida, es la apertura al


mundo y a otros aspectos de la vida…. Por eso es necesario incorporar las
cremas de legumbres (garbanzos, aduki), el mijo, la avena, el arroz, y verduras
diferentes: zapallo, zanahoria, zuchini, brócoli, coliflor, zapallito, arvejas,
choclos, remolachas….

Pero para esto, los padres tienen que pensar en la comida, darse tiempo para
organizar, contar con los elementos necesarios y sobretodo cocinarlos o
encargar a alguien que los haga.

Los niños comen croquetas, panqueques, tartas, empanadas, hasta pizza de


verduras, rehogaditos de verduras, purés, croquetas de pescado, de quínoa,
de arroz, de mijo, milanesas horneadas de poroto aduki, garbanzos, etc.

El punto es el tiempo…. No hay tiempo, nadie tiene tiempo. Se vive corriendo,


así que quién se va a poner a pensar, cuando más fácil es hacer un puré y
unos fideos o comprar una pizza o poner un lomo a la plancha con papas.

También hace falta autoridad, firmeza, que no es enojo. Uno no se puede


enojar con el hijo porque no coma o consentirlo en su necesidad. El niño tiene
que comer lo que le dan, no lo que él quiere. El hambre es un instinto natural,
tarde o temprano necesitamos comer para subsistir, tiene que ver con el
instinto de supervivencia y ese lo tenemos todos. Si no come lo que le dan, no
come, ni siquiera luego el postre o la merienda o la mamadera antes de dormir.
Hay que encontrar la manera de que el niño no maneje a sus padres a través
de la comida y esto tiene que ver con el TIEMPO Y EL ESPACIO, que ellos le
den.

La realidad es que todos estamos inmersos en un mundo acelerado donde la


tarea laboral es lo más importante. Es necesario tomar conciencia de lo
principal y de lo secundario en la vida, poder tener una mente proyectada al
futuro y saber que la inversión de tiempo que hoy ponga en mi hijo es algo que
redundará en enormes beneficios, no solo para él, fundamentalmente, sino
para uno mismo. Porque cuando nuestros hijos están bien, nosotros estamos
bien.

Creemos que darles amor a nuestros hijos es trabajar muchas horas para que
no les falte nada, buena ropa, buen colegio, buenas actividades, un televisor
mejor para ver sus dibujitos. Pero lo que los niños necesitan es nuestro tiempo,
nuestra dedicación.
El niño que no come o es como vulgarmente se dice, “mañoso”, está buscando
atención, tiempo, y no el tiempo de pasar horas a su lado, sino calidad de
tiempo, tal vez poco pero total, sentir que sus padres están entregados a él,
que juegan, que cuando están con él, están con él y no chateando, hablando
por teléfono. Estar al 100% aunque sea unos pocos minutos. Este es el
verdadero alimento de un niño. Cuando eso ocurre, el niño acepta lo que sus
padres le dan. Pruébenlo….

Jueguen un poco con sus hijos y vean si luego acepta o no la comida que le
ofrecen.

El Niño Que Come Mucho

Tanto para un adulto o joven o niño, la voracidad por la comida puede estar
asociada a diferentes aspectos:

Químicos: debido a una alimentación muy desordenada y de mala calidad, con


demasiados carbohidratos refinados, productos químicos, grasas de mala
calidad que generan una sobrecarga de las funciones corporales, hígado,
intestino, páncreas y terminan generando una hipoglucemia que hace a la
necesidad de seguir comiendo. Muchos de los problemas en niños obesos
viene desde la concepción, del mal funcionamiento de los órganos en los
padres y el niño nace con un desequilibrio de la glucosa.

Psicológicos: la necesidad de comida va más allá de la calidad del alimento,


el niño es voraz o la persona es voraz por ansiedad, por necesitar llenar un
vacío, por insatisfacción. Aunque si hay ansiedad también puede ser por un
factor químico, por que al niño le falta algún componente, nutriente que le
genere ansiedad.

En el caso de un niño que come mucho, la madre tiene que ver qué pasa con
él, tal vez la comida no le satisface y necesite una proporción mayor de grasas
en su ingesta diaria o de carbohidratos de combustión lenta para evitar el
hambre o ansiedad que genera el exceso de carbohidratos simples. Si
equilibrando esto el hambre o la voracidad persiste, habrá que investigar la
calidad del “alimento afectivo” que el niño recibe y porqué esa voracidad.

En este caso será necesario también el tiempo y el espacio, en el sentido de


dar calidad de tiempo, de poder estar atento a sus necesidades profundas,
acompañarlo, ayudarlo y entender porqué necesita llenar su vacío con la
comida.

Alimentos y hábitos saludables


Esta sección brindará información sobre distintos alimentos beneficiosos para nuestro
organismo y de aspectos generales que son importantes para transitar hacia una
Alimentación Consciente, como por ejemplo utensilios de cocina

Chia, herencia Maya

Pese a la devastadora “conquista” española (recordemos la quema de cultivos


indígenas por el carácter sagrado que adquirían los alimentos para estos
pueblos), hemos recibido de los mayas preciosos tesoros nutricionales. Luego
del amaranto y las algas espirulina (temas que se desarollarán en otra
oportunidad), ahora la moderna investigación científica ha “redescubierto” las
semillas de chía.

Para los mayas, la chía (Salvia hispanica) era uno de los cuatro cultivos
básicos destinados a su alimentación, junto al maíz, el poroto y el amaranto.
De allí que ofrendaban estas semillas a los dioses, en agradecimiento por las
cosechas. El uso y el cultivo de la chía en el valle de Méjico, se remonta a unos
3.500 años a.C.

Aunque no se la conozca demasiado, la chía resulta muy confiable como fuente


alimentaria, algo demostrado por los mayas en su extendida utilización. A estas
conclusiones arribaron los investigadores de la Universidad de Arizona (EEUU),
promoviendo la recuperación de este cultivo subtropical en dicho país, Méjico y
Argentina.

Los aztecas usaban la chía en distintos preparados nutricionales y medicinales,


como así también en la elaboración de ungüentos cosméticos. Era fuente de
energía para travesías prolongadas y alimento para los guerreros, combinada
con maíz. La harina de chía tostada se utilizaba en la preparación de una
popular bebida refrescante y nutritiva, costumbre que, con variantes, hoy
persiste en Centroamérica y se denomina “chía fresca” (agua, limón y chía).
Los ceramistas y pintores utilizaban el aceite de chía para la preparación de
barnices y pinturas, que se destacaban por su brillo y resistencia al
envejecimiento. La harina de chía podía ser almacenada mucho tiempo, podía
transportarse fácilmente en viajes largos y se utilizaba como moneda de pago
para tributos y transacciones.

Características nutricionales

Si bien la moderna investigación de la chía se basa en su gran aporte


de ácidos grasos esenciales, estas pequeñas semillas deben ser
consideradas como excelentes integradores alimentarios, dada su riqueza en
componentes nutricionales. Las semillas de chía representan la fuente vegetal
con más alta concentración de omega 3. Poseen un 33% de aceite, del cual
el ácido linolénico (omega 3) representa el 62% y el linoleico (omega 6) el 20%.
La chía es el cultivo con mayor porcentaje de AGE (ácidos grasos esenciales)
al tener el 82% de sus lípidos con dicha característica.

Los AGE, y sobre todo los omega 3, cumplen importantísimas funciones


orgánicas (dado que el tema excede a este contenido, se tratará puntualmente
en otro informe). Aquí nos limitamos a indicar sus principales beneficios para
la salud: disminuyen el índice de enfermedades coronarias; ayudan a
normalizar la presión arterial elevada; reducen el nivel de colesterol; protegen
al corazón contra daños causados por ataques cardíacos; juegan un papel
fundamental en el mejora de los sistemas nervioso e inmunológico; ayudan en
el sano desarrollo del embarazo y del crecimiento infantil.

Pero además de los AGE (o tal vez por eso), la semilla de chía está muy bien
dotada de antioxidantes, los cuales, además de resultar un saludable aporte
dietario y terapéutico, sirven a la buena conservación del aceite. Esto explica
como los mayas, sin grandes técnicas de conservación, podían almacenar la
harina de chía durante largos períodos sin que se pusiese rancia, algo poco
habitual en semillas oleaginosas. Los antioxidantes, además de proteger los
ácidos grasos, nos protegen de tumores, afecciones cardiovasculares,
inflamaciones, virus y radicales libres. Es importante señalar la importancia de
los antioxidantes naturales que contiene la chía (principalmente flavonoides),
en relación al amplio uso de compuestos sintéticos que hace la industria para
preservar los aceites; los antioxidantes sintéticos están sospechados de ser
cancerígenos y de inhibir el efecto de ciertas medicaciones.

Más allá de su excelente perfil lipídico, la chía tiene buena dosis


de proteína(23%), sin ausencia de los aminoácidos esenciales y con buen
contenido de lisina, aminoácido limitante en los cereales. La chia no posee
gluten, o sea que puede ser consumida por los celíacos. En materia
de vitaminas, es una buena fuente del grupo B. La carencia de vitamina B es
uno de los factores que incrementan el índice de homocisteína en sangre, lo
cual favorece la formación de depósitos de placas en las paredes arteriales e
incrementa el riesgo de afecciones cardiovasculares y apoplejía.
Pero es en materia de minerales que la chía vuelve a destacarse. En materia
de calcio, posee 714 mg en la semilla entera y 1.180 mg en las semillas
parcialmente desgrasadas (harina); para dar una idea, la leche tiene apenas
125 mg, o sea entre 6 y 10 veces menos. Además posee gran riqueza
en magnesio(390 mg), potasio (700 mg) y fósforo (1.057 mg), minerales
sinérgicos al calcio. En materia de oligoelementos, la chía es una gran fuente
de hierro (16,4 mg). Este valor trepa a 20,4 mg en la harina y casi triplica al
hígado vacuno. La chía también contiene buenos valores de cinc y manganeso,
siendo muy pobre en sodio.

Otra virtud de la chía es su buena cantidad (27%) y calidad de fibra, sobre todo
en forma de fibra soluble (mucílagos). Este tipo de fibra retarda el índice de
glucosa en sangre y reduce la absorción de colesterol.

Propiedades terapeúticas

Las semillas de chía aportan los siguientes efectos: antioxidante,


antiagregante plaquetario, antiinflamatorio, antimutagénico,
anticarcinogénetico, antiviral, laxante, hipotensor, hipocolesterolemiante,
hipoglucemiante, inmunoestimulante, tónico cardíaco y nervioso, y alimento
mineralizante, vitamínico y proteico.

El consumo de chía resulta útil en casos de celiaquía, depresión, estrés,


diabetes, obesidad, problemas gastrointestinales, tumores, artritis, asma,
afecciones cardiovasculares y pulmonares, soriasis, arteriosclerosis, anemias,
embarazo, lactancia, crecimiento, convalecencias y debilidad inmunológica.

Usos y aplicaciones

La chia puede utilizarse a través del aceite de sus semillas, obviamente


cultivadas en forma orgánica, prensadas en frío y sin proceso de refinado.
Dado su alto contenido de omega 3, bastaría con ingerir apenas unos gramos
de aceite (una cucharadita) en crudo, a fin de cubrir las necesidades diarias de
ácido linolénico. Dada la baja proporción de omega 6 en su composición, la
mezcla con aceite de girasol permite obtener un equilibrado suplemento de
AGE, con la relación ideal entre los omegas 6 y 3: 4 a1. Obviamente que son
aceites para consumir en frío y sin proceso alguno de cocción, a fin de
preservar sus delicados principios nutricionales.

Asimismo, el consumo de las semillas de chía es una buena forma de


beneficiarse con su aporte de omega 3. Incluso tras ser prensada para generar
aceite, la semilla de chía continúa sorprendiendo por su buena concentración
de AGE y de otros nutrientes (como los 1.180 mg de calcio y los 20,4 mg de
hierro); de allí su empleo en forma de harina, técnicamente llamada semilla
parcialmente desgrasada.

La riqueza nutricional de la chía, la convierte en ingrediente ideal


para adicionara productos de panificación y a un sinnúmero de preparaciones
culinarias y bebidas. Los requerimientos diarios de omega 3 se cubrirían con
apenas cuatro gramos de harina. En el caso de consumir la semilla entera,
conviene ingerirla molida (harina) o muy bien masticada, para permitir su
correcta metabolización.

Tal vez los factores limitantes para una mayor difusión del consumo de la chía
sean, por el momento, el desconocimiento de sus virtudes y el económico.
Dado que no se trata de una semilla oleaginosa propiamente dicha, y que se
procesa artesanalmente en frío, la producción de su aceite es más costosa.
Pero este argumento se neutraliza con la baja dosis diaria que se requiere para
cubrir las necesidades mínimas. Además siempre se puede consumir la semilla
(entera o en forma de harina), alternativa mucho más económica y que permite
capitalizar nutrientes que no están presentes en el aceite (el caso de minerales
y fibra).

Alga Espirulina, el alimento del futuro

Los mayas eran grandes consumidores de espirulina, alga de agua dulce,


rica en proteínas (posee 21 de los 23 aminoácidos y los 8 esenciales, sobre
todo triptofano que es un potente antidepresivo), vitaminas (es la fuente natural
más rica en B12), minerales (hierro, magnesio, potasio), enzimas, antioxidantes
y ácidos grasos esenciales.

Como vegetales -acuáticos, pero vegetales al fin- las algas tienen la capacidad
intrínseca de sintetizar AGE (ácidos grasos esenciales). Este hecho convierte a
las algas en fuente proveedora de poliinsaturados para el reino animal (peces y
humanos). Debido a que se consumen en bajas dosis (son más bien un
acompañamiento de cereales, legumbres y hortalizas) y luego de procesos de
cocción, no podemos considerar a las algas como fuentes principales de
lípidos. Sin embargo, este ejemplar de agua dulce merece un especial
comentario en este ámbito, dado la cantidad y calidad de nutrientes útiles que
ofrece.

La espirulina (Spirulina maxima) es una primitiva alga unicelular cuya historia


se remonta a unos 3.500 millones de años; es una de las plantas más antiguas
del mundo y sin dudas la más pequeña. Esta microscópica alga azul verdosa
crece espontáneamente en lagos alcalinos (como el Texcoco de Méjico o el
Lago Chad del homónimo país africano), cuyas condiciones impiden el
desarrollo de otros organismos vivos. Esto convierte a la espirulina en un
producto confiable, pues en aguas alcalinas hay muy pocas bacterias. Siendo
un alimento que no recibe más tratamiento que el secado, su posible
contaminación bacteriana resulta insignificante. Además la espirulina posee
una enzima de restricción (SPL1) que inhibe el crecimiento de microbios,
hongos y levaduras, y que la protege de virus y bacterias.

La espirulina era parte esencial de la dieta de mayas e indígenas africanos,


que practicaban su recolección y secado. En el futuro puede convertirse en un
alimento estrella, ya que puede producirse rápidamente (duplica su biomasa en
4/5 días) en estanques poco profundos, brindando un rendimiento proteico por
unidad de superficie 20 veces superior a la soja, 40 veces superior al maíz y
400 veces superior al ganado vacuno. Actualmente existen gran cantidad de
emprendimientos en el mundo que se dedican a su cultivo.

La investigación científica ha verificado la gran riqueza constitutiva de la


espirulina; ya se llevan aislados más de 60 componentes y se presume que la
tarea está incompleta. Es una de las fuentes naturales más proteicas; casi el
70% de su peso está constituido por aminoácidos. Su proteína es completa y
de alto valor biológico: posee 21 de los 23 aminoácidos (todos los esenciales)
en proporción casi ideal, destacándose el triptofano (antidepresivo por
excelencia) y la fenilalanina (otorga sensación de saciedad) como los de
mayor concentración.
A nivel de lípidos, si bien la espirulina no posee abundancia (llega a un 7%),
tiene gran calidad de AGE (ácidos grasos esenciales), los cuales se reparten
entre omega 3 y 6, destacándose la presencia de un importante ácido graso
activado: el GLA (gamma-linolénico), clave en la síntesis de los eicosanoides
benéficos.

La espirulina contiene entre un 15 y un 25% de azúcares, lo cual proporciona


energía rápida sin sobrecargar el páncreas ni desencadenar hipoglucemia.
Entre estos glúcidos se destaca la presencia de un raro azúcar natural
(ramnosa) que favorece el metabolismo de la glucosa y posee un efecto
favorable en la diabetes. Diez gramos de esta alga aportan solo 36 calorías,
razón por la cual es muy recomendada en dietas de adelgazamiento.

En materia vitamínica, la espirulina posee una gran riqueza. Además de


vitaminas A (diez veces más concentración que la zanahoria y en la forma
segura de betacarotenos), B1, B2, B5, B6, ácido fólico, E y H, se destaca por
ser la fuente natural más rica en B12 (pocos gramos cubren las necesidades
diarias de dicha vitamina, siendo totalmente asimilable al no haber proceso de
cocción). Resulta entonces un complemento ideal en dietas vegetarianas
estrictas.

En cuanto a minerales, la espirulina es especialmente rica en hierro altamente


asimilable (cinco veces más que el hígado); diez gramos satisfacen las
necesidades diarias de un adulto. Pero también contiene calcio, fósforo,
magnesio, potasio, manganeso, selenio, cromo, cobre, cinc y germanio, con
escasa presencia de sodio. También está bien dotada de clorofila, carotenos,
ácidos nucleicos, enzimas y fibra soluble (mucílagos).

Acaso la principal propiedad de las algas espirulina no sean sus valiosos


componentes físicos, sino su acción vitalizante sobre nuestro metabolismo
energético. Recientes investigaciones muestran que el factor primordial en la
calidad de un alimento, es su energía solar (fotones). A través del alimento,
absorbemos biofotones (partículas luminosas), que transmiten a las células
importante información biológica para modular procesos vitales del cuerpo. Los
biofotones poseen una gran fuerza de organización y regulación que
proporciona al organismo mayor movimiento y orden, lo cual se traduce en una
marcada sensación de vitalidad y bienestar. Cuanta más energía lumínica
pueda almacenar un alimento, mayor su valor. Por ejemplo, un fruto madurado
al sol es mucho más saludable que aquel madurado en cámara. Por
consiguiente, la capacidad de almacenamiento de biofotones es una medida
objetiva de la calidad de nuestros alimentos. Las algas espirulina, mediante un
complejo único de pigmentos, puede almacenar todo el espectro solar: verde
(clorofila), azul (ficocianina), amarillo, naranja y rojo (carotenoides). La
medición de los biofotones confirma que la espirulina recién cosechada es un
excelente colector de energía solar.

La estructura celular (membranas plasmáticas) de la espirulina, carente de


celulosa, facilita la rápida asimilación de sus nutrientes (sobre todo las
proteínas), aún en personas con dificultades digestivas y de absorción. Es
recomendada en depresión, osteoporosis, arteriosclerosis, problemas
circulatorios y dermatológicos, diabetes, estreñimiento, hepatitis,
colesterol, obesidad, tumores, quimioterapia, desorden de flora intestinal,
anemias, embarazos, convalecencias, desnutrición, reuma, geriatría,
dificultades visuales, agotamiento, intoxicación, infecciones y dietas
vegetarianas estrictas.

La combinación del Betacaroteno (más de 30 a 50 veces el contenido de la


zanahoria), la enzima superóxido dismutasa (S.O.D.) (la mayor fuente conocida
en la naturaleza - más de tres veces superior al contenido de la carne bovina),
el Selenio, el Germanio, y la Vitamina E, presentes en importantes
proporciones en la Espirulina, actúan como potentes antioxidantes retardando
el envejecimiento de células y tejidos al neutralizar los peligrosos "radicales
libres".

Este efecto antioxidante se extiende a la protección de los ácidos grasos


insaturados y poliinsaturados, preservándolos de la degradación y consecuente
formación de las peligrosas placas u obstrucciones arteriales. En el mismo
sentido, ejerce una acción preventiva del cáncer -sobre todo en fumadores-
derivado del tabaco, el alcohol, la polución ambiental y el estrés. En este último
factor mencionado, la Espirulina participa en la formación de hormonas
antiestrés en la sangre.

La digestibilidad (disponibilidad del cuerpo para absorber los nutrientes) de las


microlagas Espirulina es otros de sus aspectos destacados, siendo variable
entre el 88 al 92 % (promedio: 90 %). Este hecho singular señala que la
biodisponibilidad de esta microalga más que duplica la del resto de los
alimentos. Por ejemplo: la carne bovina, ovina o porcina, o las proteínas
derivadas de la soja, tienen una digestibilidad que no supera el 35 %. Esta
enorme diferencia tiene lugar únicamente con la Espirulina, debido a
las características propias de su constitución celular, cuya membrana está
compuesta de compuesto fácilmente degradables por el sistema digestivo
(mucopolisacáridos), a diferencia de la mayoría de las células vegetales que
presentan otra constitución (celulosa). Ello determina que la biodisponibilidad
de sus principios nutritivos sea casi inmediata, sin demandar al organismo
gastos energéticos adicionales para disponer de los nutrientes, tal como
sucede con la mayoría de los alimentos, siempre y cuando este proceso sea
factible.

En un hecho que resalta sus valiosas propiedades nutricionales, la N.A.S.A. la


ha incorporado como parte de la ingesta de los astronautas, habiendo sido
propuesto su cultivo en las futuras mega-estaciones espaciales, no solamente
como alimento y sostén de vida, sino como importante generadora de oxígeno,
dado que estas microalgas son fotosintéticamente (proceso natural de
generación de oxigeno por parte de la plantas) mucho más eficientes que las
plantas superiores.

Dada la fragilidad de los vitales componentes de la espirulina, es recomendable


espolvorearla sobre las comidas (sopas, ensaladas, cereales), evitando su
exposición al calor. Un especiero es el dosificador más práctico para la
presentación en fino polvo, que resulta la más indicada y natural. Su ingesta a
través de comprimidos o cápsulas, agrega procesos y elementos innecesarios;
solo encarecen y en ciertos casos hasta pueden degradar sus virtudes. En
curas de adelgazamiento conviene consumirla media hora antes de las
comidas. No tiene contraindicaciones de ningún tipo en dosis de algunos
gramos diarios.

Sal Andina, la sal que cura

Cuando terminaba el segundo milenio, un grupo de jóvenes científicos e


investigadores alemanes llegó a una conclusión: había que desarrollar una
nueva rama del conocimiento para abordar la comprensión de fenómenos sin
respuesta en los ámbitos estancos de la biología, la química y la física. Por ello
decidieron crear una disciplina integradora que llamaron biofísica y que desde
entonces ha ido ganando adeptos en todo el mundo.

Precisamente los primeros trabajos de estos investigadores se centralizaron en


la distinción entre sustancias vivas y muertas, abordando una serie de
preguntas sin solución desde el punto de vista fisicoquímico convencional.

¿Porqué el agua del río sagrado de los hindúes (el Ganges), pese a su alta
carga de contaminantes puede curar, mientras que la transparente y
purificada agua de canilla de ciudades europeas puede enfermar? ¿Por
qué los terneros morían luego de pocos días de estar alimentados con
leche que sólo era pasteurizada tras ser ordeñada de su vaca madre?
¿Por qué las semillas de trigo expuestas al microondas perdían luego la
capacidad de germinar en el suelo? ¿Por qué morían los gatos de un
estudio británico, correctamente nutridos con alimentos previamente
pasados por microondas? ¿Cuál es la diferencia en un organismo
evaluado minutos antes y después de la muerte, sin cambios materiales
apreciables?

Todas las respuestas apuntan a una cuestión central: el aspecto energético.


El poder organizador de la energía fue el tema central de los biofísicos
alemanes. Las implicancias del concepto biofísico son de extraordinaria
importancia en el campo de la nutrición. Aquí nos concentraremos sólo en los
aspectos relacionados con la sal y la salud, aprovechando la visión integradora
que genera esta nueva rama de la ciencia.

Sabemos que la vida sobre la tierra se generó a partir del plasma marino,
combinación básica de agua y sal que, a millones de años de distancia, sigue
siendo la base de los fluidos internos de vegetales, animales y humanos. En
ese “caldo original” se originó la síntesis de aminoácidos que dio lugar a la vida
que conocemos. El plasma sanguíneo de los mamíferos mantiene y necesita
ese equilibrio original para sostener las funciones vitales. A imagen del planeta,
somos 70% agua (pero no cualquier agua) y 1% sal (pero no cualquier sal). Y
aquí encontramos una clave. Normalmente se define a estos elementos como
H2O (agua) o ClNa (cloruro de sodio); pero es una definición reductiva, que no
toma en cuenta la innegable importancia de la geometría energética.

En la visión biofísica se habla de patrones de frecuencia electromagnética


altamente ordenados. Cada elemento tiene su campo de vibración
electromagnética. La sal presente en el plasma marino posee 84 elementos
constitutivos alojados en su estructura cristalina; por tanto, incorpora los
campos electromagnéticos inherentes a cada uno de ellos. En contraposición,
la sal refinada de mesa ha sido artificialmente reducida a dos elementos: cloro
y sodio. Por tanto, electromagnéticamente se ve también reducida a la
desequilibrada presencia de esos únicos dos patrones vibratorios. No
olvidemos además los daños que generan los procesos industriales usados en
distintos lugares del mundo para la refinación y la producción: recordemos
aquello de las elevadísimas temperaturas utilizadas (670ºC) y la alta tensión
del sistema de intercambio de iones (3000 voltios y 120 amperes).

También sabemos que la sal es responsable de


generar conductividad eléctricaen el agua, algo que aprendimos en la
escuela secundaria. Sin sal no hay conductividad y sin conductividad adecuada
no puede haber funciones normales en el organismo. El pensamiento o la
comunicación hormonal, son funciones que se basan en la transmisión de
iones (átomos cargados eléctricamente) entre células. No es difícil intuir que
sucede en el organismo cuando hay carencia de sal con un patrón de
frecuencia ordenado. Pero atención, no confundir el habitual exceso de sal
refinada con la también extendida carencia de sal de buena calidad.

Otro aspecto importante de la red cristalina de la sal marina, es su capacidad


intrínseca de almacenar la energía del sol (energía fotónica). Los quantos de
luz se almacenan en la red cristalina de la sal, pasando luego al estado líquido
cuando las moléculas de sal se recombinan con moléculas de agua.
Recordemos que el termino sajón “sole” (salmuera), proviene justamente del
latín “sol”. Por ello, cuando los biofísicos hablan de la solución obtenida por
mezcla de agua con cristales de sal de roca, hablan de “sol líquido”.

Cuando se disuelven cristales de sal de roca en agua, los iones de la sal se


hidrolizan. En este proceso, las estructuras geométricas de la sal y del agua
dan lugar a la formación de una nueva estructura de tercera dimensión. La
estructura cristalina de la solución salina es tan profunda, que conserva su
patrón vibratorio intacto durante 24 horas en nuestro organismo. Esta
frecuencia es medible y coincide con el patrón vibratorio del planeta
(resonancia Schuman), del cual todos los seres vivos somos dependientes
para mantenernos en equilibrio funcional. Cuando perdemos este patrón
energético, las células, en lugar de trabajar en resonancia, comienzan a
funcionar en disonancia. Esto, que en música sería “falta de afinación”, según
la biofísica, explica el origen de las más de 40.000 enfermedades clasificadas
por la medicina moderna.

Nuestras células solo pueden absorber los minerales orgánicamente


disponibles, a través de mecanismos iónicos y coloidales. Todo elemento
mineral que no tenga esta capacidad bioeléctrica para transponer las
compuertas de las membranas celulares, no solo será inútil para nuestro
cuerpo, sino que además provocará una pesada carga para generar su
eliminación como sustancia tóxica. Este discurso es válido para todos los
elementos que ingresan al organismo y la sal es uno de ellos. Solo la sal
natural e íntegra, con un patrón vibratorio ordenado, tiene la capacidad
de penetrar en las membranas celulares, mientras que la sal
refinada no puede lograr ese cometido. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el
hierro: una molécula presente en un vegetal se asimila fácilmente, mientras que
una limadura metálica resulta tóxica para el organismo. Aunque burdo, este
ejemplo sirve para explicar la escasa utilidad de los suplementos minerales
y vitamínicos producidos sintéticamente en laboratorios.

El empleo de microscopios electrónicos de alta potencia, permite visualizar en


imágenes todo lo que expresamos en palabras sobre las diferentes sales. A
continuación reproducimos fotografías de distintos cristales de sal, publicadas
en el libro “Agua & Sal” de lo doctores alemanes Barbara Hendel (médica) y
Peter Ferreira (biofísico). Para dar una idea de lo reciente de estos
conocimientos, digamos que dicho volumen fue editado en Alemania en 2001 y
traducido al inglés recién en 2003.

Cristal de Sal de Roca

Cristal de Sal Marina


Cristal de Sal Refinada

Los cristales de sal andina muestran una estructura cristalina equilibrada, bien
ramificada, sin sombras o bordes ásperos. El cristal no se aísla de los
elementos minerales constitutivos, sino que se conecta con ellos en estado
armonioso. Esto indica un contenido de energía, en forma de minerales,
equilibrado y fácilmente metabolizable. Este cristal, pleno de vida, tendrá un
efecto vitalizante en el cuerpo y el resultado será ampliamente positivo, con
una ganancia neta de energía y esfuerzo nulo en el proceso de asimilación.

Los cristales de sal marina de simple evaporación son irregulares, con


estructuras cristalinas aisladas y desconectadas de los elementos naturales
que los rodean. Debido a esto, los minerales presentes exigirán del organismo
un gran expendio de energía para vitalizarlos y metabolizarlos. El balance de
dicha ingesta será ligeramente positivo, dada la pérdida de energía requerida
para su asimilación.

Finalmente los cristales de sal de mesa refinada se muestran artificiales,


aislados entre sí y muertos. No hay estructura cristalina vital y faltan los
minerales complementarios. El organismo debe expender grandes cantidades
de energía para neutralizar su reactividad, sea por medio del aporte de
reservas minerales orgánicas, como de agua intracelular. El balance de su
ingesta será ampliamente negativo, pues hay drenaje de reservas y energía,
no hay aportes y además hay aumento de toxicidad corporal.

Esta analogía podemos extenderla sencillamente a nuestras fuentes habituales


de azúcares, ya que se aprecia una escala de valores análoga entre miel de
abejas, azúcar integral de caña y azúcar refinada.

• La miel de abejas aporta una gran riqueza constitutiva (enzimas vitales,


vitaminas, minerales y azúcares de calidad) y no exige esfuerzo metabólico
alguno para su asimilación. El balance resulta ampliamente positivo.

• El azúcar mascabo aporta elementos importantes (sobre todo minerales),


pero exige cierto esfuerzo energético para el proceso de metabolización, ya
que el organismo debe poner en juego enzimas y vitaminas propias. El balance
de su ingesta resulta entonces ligeramente positivo.

• Por su parte, el azúcar blanco refinado no aporta nada interesante al


organismo; solo calorías vacías. En cambio exige un gran esfuerzo energético
para neutralizar su toxicidad y poder combustionar su poder calórico. Por tanto
el balance de su consumo resultará ampliamente negativo.

La visión biofísica nos permite entender cuan importante resulta


aportar energía y vitalidad al organismo a través del alimento diario, en lugar
de mermar dicho caudal. El aporte positivo de energía
significará salud y equilibrio vital, mientras que la sustracción periódica
acabará generando desorden y enfermedad.

Alternativas a la Sal refinada

Tras haber abordado la cuestión energética y las disparidades entre cristales


naturales y refinados, conviene detenernos en las diferencias que existen entre
las distintas opciones naturales de sal. Vimos que en la antigüedad, una de
ellas estaba reservada a la nobleza (sal de roca) y otra a la plebe (sal de mar).
Ahora veremos los motivos de esta discriminación, quedando la duda si ello se
hacía por cuestiones esotéricas o intuitivas.

Ambas tipos de sal provienen del plasma marino, y se originan como


consecuencia de la evaporación del agua. La sal marina natural se produce
generalmente en zonas costeras, a través de una antigua técnica de
evaporación en cuencas comunicadas por canales. En este caso, es evidente
que el estado de contaminación del mar repercutirá en la contaminación de la
sal así obtenida. Antiguamente esto no era un problema. En cambio, hoy día
todos los mares y sobre todos aquellos de los litorales habitados, están
recibiendo la descarga de desechos cloacales e industriales. A esto se agrega
el efecto provocado por la navegación y sus continuos e inevitables accidentes.
La contaminación no solo se visualiza en términos de metales pesados e
hidrocarburos, sino en la consiguiente incorporación de los patrones vibratorios
disonantes, propios de estos desechos.

Otra fuente de sal marina son las minas a cielo abierto, donde simplemente se
recogen antiguas evaporaciones que han quedado ahora circunscriptas a
territorios mediterráneos.En el caso de nuestro país, podemos citar los salares
de La Pampa, San Luis o Córdoba. En estos casos es habitual el procedimiento
de “limpieza” o “lavado”, consistente en extraer “impurezas”, que no son otra
cosa que preciosos oligoelementos (minerales traza) claves para nuestra salud.
El mayor o menor grado de esta inútil intervención humana, que quita
microminerales claves para la salud, determina la mayor o menor calidad del
producto final. Obviamente, cuanto más blanco y corredizo, más refinado y
empobrecido. Aquí no nos referimos a la refinación industrial para obtener
cloruro de sodio puro, sino simplemente al lavado que se realiza para “mejorar”
la presentación del producto, o bien para cumplir con los grados de pureza que
exige la ley a través del Código Alimentario.
En el caso de la sal andina, estamos hablando de residuos de evaporaciones
ocurridas hace 250 millones de años, que luego de capturar la energía fotónica
del sol, han sido sometidos a inmensas presiones de antiquísimos
plegamientos. Estas transformaciones biotectónicas, han impreso un particular
patrón energético en su estructura cristalina y la han preservado de
contaminaciones. La sal de cristal de roca o sal gema se encuentra en
brillantes venas blanquecinas o rosáceas, lo cual obliga a un proceso extractivo
artesanal.

Técnicamente, el cristal de sal de roca (o gema, según la legislación nacional)


recibe el nombre de halita y su disponibilidad está limitada a ciertas regiones
del planeta. Por ejemplo, existen vetas en el Himalaya, sobre las cuales
recientemente se han realizado importantes estudios y análisis que
revalorizaron su potencial y generaron la reactivación de su explotación
manual. En nuestro continente tenemos depósitos de estos preciados cristales
a lo largo de los plegamientos andinos. Sin embargo, el desconocimiento y la
prohibición para consumo humano (aquí es sumamente necesario hacer la
distinción entre prohibición y que no sea apta para consumo, ya que puede
consumirse sin ningún inconveniente), hacen que sólo las poblaciones
locales hagan uso de este recurso y, más que para el uso humano, ¡para
complementar la dieta de sus animales de pastoreo! Pero estas cosas no
suceden solo por presunta “ignorancia campesina”. Es interesante notar que el
Código Alimentario Argentino permite para consumo humano solamente
aquellos cristales transparentes y de gran pureza (99,5 % de cloruro de sodio).
En cambio “la sal gema impura, blancuzca o grisácea… podrá
expenderse para la alimentación de animales únicamente”.

Con el devenir de la revolución industrial, las minas de cristal de roca fueron


cayendo en el abandono, no pudiendo competir a nivel de volúmenes y costos
de extracción y transporte, con el sencillo sistema de los salares a cielo abierto.
También por esta causa fue perdiendo importancia económica la producción de
sal por evaporación, en los litorales marinos. Finalmente la abundante y
económica oferta de sal industrial refinada, terminó por generar un cono de
sombra sobre ambas fuentes de sal natural.

Más allá de la pureza, garantizada por la presencia de los cristales enteros, la


diferencia fundamental entre la sal marina y la sal andina tiene que ver con el
aspecto energético. Sería como comparar un guijarro de arroyo y un diamante.
Los elementos del guijarro son de composición grosera, pues no han estado
sometidos a grandes presiones durante millones de años. En cambio los
cristales de roca muestran una composición más refinada, por efecto de estas
antiquísimas compresiones tectónicas. Y es esta sutil energía, también llamada
por los biofísicos “patrón energético altamente ordenado”, la que se libera al
disolver los cristales en agua. Por este sencillo proceso, más conocido como
hacer salmuera y que veremos luego en detalle, también estamos disolviendo
los quantos de luz (los biofotones más puros) fijados en la red cristalina. De ese
modo obtenemos una sopa primaria, similar a la que originó la vida en la tierra,
similar al líquido amniótico del vientre materno y similar también a nuestro
plasma sanguíneo.

Por último, existen alternativas desarrolladas con el fin de ennoblecer el tenor


mineral de este condimento básico; nos referimos a la sal andina enriquecida.
Como hemos visto, la aditivación mineral se convierte en un factor tóxico
cuando se realiza a partir de compuestos refinados o de síntesis química. Esto
lo sabían los orientales, que desarrollaron un excelente suplemento
mineralizante: el furikake. Se trata de un artesanal preparado japonés,
resultado de combinar hojas escaldadas y pulverizadas (mora, escarola,
zanahoria, nabo, etc). Dichas hojas poseen una característica en común: la alta
cantidad y calidad de los minerales orgánicos contenidos, fácilmente
asimilables por el organismo. En el caso de la sal andina enriquecida, se
agregan también pulverizados de hojas condimentarias (salvia, orégano, apio,
perejil, espinaca y romero) y algas (kelp y espirulina), lo cual aporta gran dosis
de sabores y principios activos, nutricionales y terapéuticos. Al combinar la sal
andiina con este pulverizado de hojas y algas, el resultado es un exquisito
aderezo saborizante y mineralizante, ideal para usar en la preparación de
rehogados, nitukes, estofados, guisos, caldos, ensaladas, etc.

Aceite de Oliva, milagro de la naturaleza

Es indudable que se trata de uno de los productos grasos más nobles y


antiguos, desarrollado en la cuenca mediterránea del Viejo Mundo, a partir de
la simple presión del fruto del olivo.
La composición química del aceite de oliva (Olea europaea) destaca la
marcada presencia del ácido oleico (más del 70%), monoinsaturado no
esencial que forma parte de la familia de los omega 9. Luego posee un 7-8%
de ácido linoleico (omega 6) y una pequeña presencia (0,5-1%) de ácido
linolénico (omega 3). Por su alto contenido en monoinsaturados, el aceite de
oliva resulta ser el más estable y por tanto el más adecuado para la cocción,
en relación a los aceites con predominio de los termosensibles ácidos grasos
poliinsaturados. Sin embargo el aceite de oliva no puede ser el único aceite de
una dieta saludable, dado que no satisface nuestros requerimientos en
materia de ácidos grasos esenciales; salvo que
consumamos abundante cantidad de semillas y pescados marinos que
suplementen dichas carencias.

Más allá de su perfil de ácidos grasos, su estabilidad y su exquisito sabor,


debemos considerar otras importantes propiedades del aceite de oliva. Se trata
de un producto muy afín a nuestro metabolismo graso y de alta
digestibilidad,por lo cual es recomendado a embarazadas, niños y ancianos.
No olvidemos que posee una composición muy similar a la leche materna. En
base al aceite de oliva se ha realizado un índice de digestibilidad de las grasas,
correspondiendo el 100 al oliva, el 83 al girasol, el 57 al sésamo y el 36 al maíz.

El oliva es emoliente, es decir que ejerce un efecto suavizante y


antiinflamatorio sobre la piel y las mucosas, sobre todo a nivel estomacal, por lo
cual es excelente en gastritis. También es laxante suave, pudiéndoselo tomar
para tal fin en ayunas, con lo cual también facilita la expulsión de parásitos
intestinales.

Un punto fuerte del aceite de oliva es su condición de colagogo, es decir que


facilita el vaciamiento de la vesícula biliar, aliviando las molestias debidas a su
mal funcionamiento y estimulando la apertura del esfínter de Oddi (su
contracción provoca cólicos). Además, la bilis vertida al intestino facilita la
digestión. El uso continuado del aceite de oliva genera un marcado
efecto reductor del nivel de colesterol en sangre. El aceite de oliva aumenta
las lipoproteínas de alta densidad (HDL), encargadas de transportar en la
sangre el tipo de colesterol llamado “bueno”. Esto y su estabilidad a la
oxidación, explican la relación entre el consumo de aceite de oliva y el menor
riesgo de arteriosclerosis e infarto de miocardio.

Un reciente estudio realizado en 5 países europeos (España, Dinamarca,


Finlandia, Italia y Alemania) demostró la capacidad antioxidante del aceite de
oliva, debida a su alto contenido en polifenoles (tirosol e hidroxitirosol). Luego
de 3 semanas de consumo de aceite de oliva con alto contenido en polifenoles,
los pacientes mostraron incremento de colesterol “bueno” (HDL)
y disminución de colesterol “malo” (LDL), triglicéridos y estrés oxidativo.
Este último factor es considerado uno de los principales factores de riesgo para
arteriosclerosis y afecciones cardiovasculares. El estudio también confirmó que
el efecto de los polifenoles se da mientras estos antioxidantes operan en su
matriz natural (el aceite) y no bajo forma de suplementos. Los polifenoles se
pierden en el proceso de refinación del aceite y su corta permanencia en el
organismo obliga a reponerlos a través del consumo habitual de aceite de oliva
extra virgen en las comidas.

Pese a no contener ácidos grasos poliinsaturados, el aceite de oliva ha sido


revalorizado como protector cardiovascular, confirmando los beneficios de la
dieta mediterránea, también rica en pescados que aportan los ausentes
esenciales del olivo. En las aceitunas, y por consiguiente en un aceite obtenido
por simple presión en frío, existe oleuropeína, una sustancia también presente
en hierbas como la valeriana, la eufrasia o la genciana. Dicho componente, aún
en pequeñas dosis, favorece la irrigación del corazón, ensancha las arterias
coronarias, elimina arritmias cardíacas y además tiene efecto antiespasmódico.
Este no es un buen dato para la gran industria de las grasas, pues tanto la
oleuropeína como otras sustancias moduladoras presentes en las semillas
oleaginosas, son eliminadas por los procesos de refinación. Y la gran industria
no puede prescindir de la refinación.

Recientemente, científicos de la Universidad de Pensilvania (EEUU) aislaron


otro componente saludable del aceite de oliva, al cual
denominaron oleocanthal. Esta sustancia, responsable del cosquilleo que
produce en la garganta un buen aceite de oliva extra virgen, tiene la misma
efectividad que fármacos antiinflamatorios y analgésicos como el ibuprofeno,
pero sin sus contraindicaciones. Como dicha droga, el oleocanthal actúa
inhibiendo enzimas pro inflamatorias y se supone que el mecanismo de acción
opera sobre la síntesis de nuestros conocidos eicosanoides.

Otro efecto benéfico del aceite de oliva es que tiene poder antiviral, pues sus
lipoproteínas aumentan 400 veces nuestras defensas contra virus. Además es
un buen protector del envejecimiento óseo (osteoporosis, fracturas, etc.) pues
el ácido oleico facilita la absorción intestinal del calcio, a tal punto que en
Grecia se suelen agregar unas gotas de aceite de oliva en la mamadera de los
bebes.

En síntesis, el aceite de oliva :

 Reduce el nivel de colesterol.


 Disminuye el riesgo de infarto
 Reduce las probabilidades de trombosis arteriales.
 Disminuye la acidez gástrica.
 Ofrece una acción eficaz de protección contra úlceras y gastritis.
 Estimula la secreción de la bilis, y es el mejor absorbido por el intestino.
 Regula el tránsito intestinal.
 Beneficia nuestro crecimiento óseo y permite una excelente
mineralización del hueso.
 Es el más conveniente para prevenir los efectos deterioradores de la
edad sobre las funciones cerebrales y sobre todo el envejecimiento de
los tejidos y de los órganos en general.

Los problemas del Oliva

Para disfrutar de las excelentes propiedades del aceite de oliva, debemos


disponer de un aceite extra virgen de origen confiable. Para evitar sorpresas,
conviene conocer mejor distintos aspectos de la moderna realidad productiva.
Hasta la reciente aparición de pequeñas prensadoras artesanales de semillas
(lino, girasol, sésamo, chía, etc), el oliva era la única forma de acceder a un
aceite de primera prensada en frío sin refinación (calidad extra virgen). El
proceso del oliva era realizado con las antiguas técnicas europeas, artesanales
y bastante simples. Tras un lavado, el fruto maduro era pasado por un molino
de rodillos y posteriormente por muelas de granito. La pasta obtenida se
comprimía con prensas hidráulicas a temperatura ambiente y el fluido obtenido
era simplemente decantado, para separar por densidad el alpechín (agua y
pigmentos de la aceituna) y el aceite. Así se obtenía antiguamente la mayor
parte del aceite de oliva, considerado extra virgen, tanto en grandes como en
pequeños emprendimientos. Hoy en día, esta forma de obtener el aceite de
oliva está tendiendo a la desaparición. Por una cuestión de aprovechamiento
económico y eficiencia industrial, los rodillos y las muelas han pasado a los
museos. Muy pocos realizan el proceso de decantación tradicional; la
separación del aceite y el agua (alpechín) se realiza a través de un eficiente
proceso de centrifugación de alta velocidad, el cual atenta contra las
propiedades biológicas del aceite.
Por otra parte, el alto precio del oliva estimula el máximo aprovechamiento del
remanente de aceite que queda en la torta residual del primer prensado, el cual
antiguamente se descartaba o se destinaba a nutrición animal. Extraer dicho
remanente oleoso requiere la utilización de técnicas industriales
de refinaciónsimilares a las utilizadas en las semillas: temperatura, solventes,
neutralización, desodorizado y correcciones químicas. El aceite así obtenido es
obviamente de baja calidad; por ello la legislación prevé ocho categorías
inferiores al extra virgen, establecidas en función a valores de acidez,
peróxidos e impurezas: virgen, virgen corriente, virgen lampante, refinado,
simplemente oliva, orujo de oliva crudo, orujo de oliva refinado y orujo de oliva.
Los tecnólogos logran corregir ciertos parámetros con auxilio de la química y de
la mezcla de distintas calidades y tipos de aceite, con lo cual se puede
ascender en dichas categorías y revalorizar comercialmente el decadente
producto refinado. La nocividad de estos procesos ha quedado puesta de
manifiesto por las recientes normas de la Comunidad Europea, que a partir de
agosto del 2001 han prohibido la comercialización del aceite de oliva
refinado en el ámbito de su territorio. ¿Qué hacen los europeos con su aceite
refinado? Acertó: lo exportan al tercer mundo, donde las legislaciones son
flexibles y tolerantes. Por ello aparecen en nuestras góndolas, declarados
como importados o no, aceites de oliva con las leyendas “puro” o “fino”.

Otro aspecto que atenta contra la buena calidad del aceite de oliva, es la
tendencia al prensado de la aceituna verde, es decir sin que haya completado
plenamente su maduración en la planta. La aceituna madura (o negra) adquiere
una tonalidad oscura y se convierte en un fruto más saludable. La moda de
prensar en verde proviene de los industrializados sistemas europeos de
recolección mecánica. Allá, debido a los costos de mano de obra, nadie
cosecha a mano y ello obliga al uso de tecnologías mecánicas, más eficientes
con el fruto inmaduro. Esto modifica la característica del
aceite, desapareciendo los sabores frutados y los colores intensos,
propios de la presión de la aceituna madura.

Un problema no menor es el alto precio internacional del aceite de oliva, que no


refleja los reales costos de la producción local, sino que responde a la próspera
demanda del primer mundo. Esto hace que gran parte de la producción
nacional se exporte. En el mercado interno, la elevada cotización “incita” a
la mezcla con aceites de menor calidad. El consumidor no puede detectar la
presencia de aceites procesados o residuos de técnicas de refinación o
de reconstrucción química de ciertos parámetros (color, olor, sabor) en base
a aditivos. Caseramente sólo puede comprobarse la mezcla con aceites
extraños, mediante la exposición al frío (heladera). Esto es posible gracias a
sus distintos puntos de cristalización, pues el aceite extra virgen de oliva
tiene bajo punto de cristalización, solidificando antes. Resumiendo, coloque
una muestra del aceite a verificar en recipiente de vidrio y en heladera. Luego
de varias horas, aquello que no solidifica por completo como pan de
manteca, no es oliva extra virgen.

El tema de las mezclas no debe asociarse únicamente al fraude y a la


adulteración comercial. Las propiedades del oliva (estabilidad, sabor,
propiedades terapéuticas) y sus carencias (Ácidos grasos esenciales), lo
hacen indicado para combinarlo con aceites complementarios, ricos en AGE,
pero menos estables y sabrosos. El lector puede probar, partiendo siempre de
aceites extra vírgenes, a combinar oliva con girasol y lino, oliva con soja y
lino u oliva con chía. Estas mezclas nobles y de alta calidad, serán siempre
para usar en frío, debiendo reservarse el aceite puro de oliva para emplearlo
en cocciones. Cuando hablamos de cocción, no debemos pensar solo
en comidas, sino también en panificados (panes, galletas, tortas), los cuales
realzan su sabor gracias al aporte del oliva. Al igual que otros aceites extra
vírgenes, el oliva requiere siempre protección del aire, la luz y el calor, para
preservar su calidad.

Finalmente recordemos que, tal como sucede con otras oleaginosas, es


interesante el consumo de los frutos del olivo. Comer aceitunas, cuyo
prensado da origen al aceite, es la forma más natural y segura de ingerir sus
principios nutricionales y terapéuticos. Ante todo debemos preferir siempre
las negras, que no son una variedad distinta, sino simplemente el fruto
completamente maduro. Además de la inmadurez, las verdes ofrecen otro
problema: el tratamiento químico. Como su piel es más dura, se las debe
atacar con sustancias agresivas (como la soda cáustica) a fin que suelten el
amargor. Las aceitunas maduras (negras) no necesitan tal agresión y pueden
ser “curadas” simplemente con sal. Este sistema también se usa para
las deshidratadas o “griegas”, presentación altamente recomendable,
tanto secas como preparadas con aceite de oliva y condimentos.

Uso terapéutico del aceite de oliva

El aceite de oliva tiene un aspecto terapéutico poco difundido y muy interesante


con respecto al hígado, órgano con permanentes necesidades depurativas, y
especialmente en primavera. Transcurrido el invierno, el hígado intenta
desembarazarse de todos los excesos acumulados en la época de los
alimentos densos y calóricos. Una técnica que permite remover y expulsar los
residuos grasos del hígado es la cura de aceite de oliva. Consiste en ingerir
durante 15 días, dos cucharadas de aceite en ayunas (una sola cucharada en
casos de cálculos vesiculares), pudiendo agregarse unas gotitas de jugo de
limón para mejorar el sabor y la efectividad de la depuración.
Quinoa y Amaranto, cereales sagrados

Desde hace un tiempo ha comenzado a revalorizarse la importancia de la


quinoa y el amaranto en la alimentación. Sin embargo, aún pocos conocen el
gran valor nutricional de estos granos, que llegaron a ser sagrados para las
civilizaciones Inca y Azteca.

La conquista de América significó no sólo una dominación política y social para


las civilizaciones indígenas, sino también un avasallamiento de su
alimentación. Cultivos resistentes al frío, la sequía, la altura y los suelos
pobres, permitían a los indígenas mantener correctamente nutrida a su
población, que hacía alarde de fuerza, resistencia y desarrollo mental. De allí
que los mayas, aztecas e incas consideraran sagrados a granos como el
amaranto (kiwicha para los incas) y la quinoa. Otro alimento muy presente en la
alimentación de los Mayas, fue la chía.

Cuando llegaron los españoles, decidieron exterminar estos cultivos por sus
implicancias religiosas y el significado de autosuficiencia que tenían para los
nativos. Las plantaciones fueron quemadas y su consumo fue prohibido,
dándosele el rotulo despectivo de “alimentos para salvajes”.

Cinco siglos después, la FAO (Naciones Unidas) declaró que “la quinoa posee
el balance de proteínas y nutrientes más cercano al ideal de alimento para
el ser humano”. Por su parte la NASA eligió a la quinoa como el alimento
nutritivo por excelencia para los viajes espaciales, teniendo en cuenta que por
sí sola puede proveer una dieta balanceada. Irónicamente son ahora europeos
y estadounidenses quienes nos enseñan cómo consumir los granos bases de
las civilizaciones madres latinoamericanas.

La quinoa y el amaranto no son en realidad cereales, sino que pertenecen a


otra rama botánica (quenopodiáceas) que incluye a verduras como la acelga y
la espinaca. Sin embargo -y a pesar que sus hojas tiernas son también
utilizadas en alimentación- son sus semillas las que despiertan gran interés
nutricional a causa de estudios que demuestran su gran potencial proteico.
Características nutricionales

Quinoa y amaranto tienen una composición mucho más equilibrada que los
cereales convencionales y sobre todo mayor cantidad y calidad de
proteínas. Ambas semillas poseen similar composición, razón por la cual las
consideramos en conjunto. Más allá de poseer un 18% de proteínas contra un
10-14% de los cereales convencionales, lo que importa es el valor
biológico de estas proteínas. Este índice se define en base a la presencia de
los distintos aminoácidos que permiten construir las proteínas, que luego son
utilizadas por el organismo. El valor más alto (95) corresponde al huevo y
significa que cada 100g de proteínas ingeridas, 95 son asimiladas. Para la
quinoa el índice es 75, considerado alto si lo comparamos con la carne (60), la
leche (72), el trigo (60) y el maíz (44). La explicación de este elevado valor
biológico tiene que ver con su equilibrada composición de aminoácidos
esenciales. Los cereales clásicos tienen carencias de lisina, metionina y
cisteína, punto fuerte de estos granos. Por ejemplo, la quinoa tiene 5 veces
más lisina y más del doble de metionina que el trigo. Tanto la quinoa como el
amaranto no tienen gluten, razón por la cual pueden ser consumidas por
celíacos.

Esta calidad de aminoácidos favorece incluso el aprovechamiento proteico de


los cereales convencionales cuando se consumen juntos. En su intuitiva
sabiduría, es lo que hacían mayas y aztecas, combinando estos granos con
maíz. La explicación de esta calidad proteica reside en la gran cantidad de
germen que posee la semilla. En la quinoa el germen representa un 30% del
peso total del grano, mientras que en cereales convencionales es apenas el
1%.

Pero no solo en proteínas son fuertes la quinoa y el amaranto. Son


también pobres en grasas y más ricos en hierro, calcio, fósforo, fibra y
vitamina E, con respecto a los cereales clásicos. También poseen apreciable
cantidad de vitaminas del grupo B. Agregar un 30% de quinoa a una dieta
totalmente carente de vitamina B, basta para garantizar un desarrollo orgánico
normal. Quinoa y amaranto son pues alimentos adecuados para celíacos,
diabéticos, regímenes hipocalóricos, niños, adolescentes, ancianos y
convalecientes.

Usos y aplicaciones

Ambos granos son de cocción rápida y poseen un sabor suave y agradable,


similar al mijo, aunque de textura más crocante. Como otros cereales, se
benefician de un ligero tostado previo, pero en el caso del amaranto debemos
ser cuidadosos. Este grano tiene un comportamiento similar al maíz pisingallo,
es decir que explota y se convierte en grano inflado. Precisamente es una de
las formas populares de su consumo en Centroamérica; las palomitas
o inflados de amaranto se venden por las calles y se utilizan en el desayuno.
Para hacerlas se utiliza la misma técnica empleada para el pororó, usándose
las semillas que no se abren, como si fuese sésamo tostado.

Volviendo a la cocción base de estos cereales, luego del lavado y un breve


tostado, se adiciona doble cantidad de agua y se cocinan durante 15 minutos a
fuego lento. No debe agregarse sal durante la cocción. Generalmente triplican
el volumen una vez cocinados. Pueden usarse en rellenos, budines, tartas,
ensaladas, sopas, pizzas, croquetas, tortillas, etc. (recetas a disposición de
quien las solicite).

Maca, energizante natural

En los últimos tiempos, muchas raíces y plantas de origen totalmente natural


están siendo revalorizadas por la fitoterapia, las terapias alternativas e incluso
la medicina tradicional. Y es que las sabidurías milenarias dejaron un legado, y
sólo se trata de indagar en él para apreciar su sabiduría. La maca es una
planta que crece en los Andes centrales de Perú y fue una de las primeras
raíces que consumieron en el período incaico, por sus propiedades
energizantes y nutritivas.
La maca es una fuente maravillosa de nutrientes vitales naturales. La
sinergia de tantos aminoácidos, vitaminas, y minerales en sus estados
naturales puede incrementar la asimilación, absorción, y utilización de ellos por
el cuerpo, resultando ser un multi-vitamínico natural.

Es un tubérculo andino, usado antiguamente por los incas como alimento,


pero sobre todo como estimulante sexual y para aumentar la fertilidad.
Modernos estudios confirman estas y otras propiedades del llamado “ginseng
andino”. Es muy rico en proteínas (contiene 18 de los 20 aminoácidos),
minerales (calcio, magnesio, fósforo, hierro, potasio, silicio, zinc, yodo y otros
importantes oligoelementos) y vitaminas (A, B1, B2, B3, B6, C y
E). Recompone el equilibrio físico y mental, mejora el manejo del estrés,
actúa como antidepresivo natural, estabiliza la presión arterial, mejora la
función tiroidea (hipotiroidismo), es afrodisíaco y aumenta la fertilidad, estimula
la inmunidad, alivia trastornos climatéricos, equilibra desórdenes hormonales,
calma dolores premenstruales y regula el ciclo. Útil en anemia, osteoporosis,
convalecencias, debilidad o fatiga, impotencia, anorgasmia, desórdenes
menstruales, premenopausia, menopausia y posmenopausia, dolores
articulares, hipotiroidismo, exigencia deportiva y falta de memoria.

La raíz posee sustancias naturales que estimulan el sistema endócrino:


activan la pituitaria y el hipotálamo, y estas glándulas, a su vez, ponen en
actividad los ovarios, las adrenales, los testículos, la tiroides y el páncreas, lo
que mejora su funcionamiento. Posee zinc, que es un poderoso antioxidante,
muy importante para prevenir y evitar la caída del pelo. Por su alto contenido
en hierro y calcio, estimula la formación y maduración de glóbulos rojos, lo
que, a su vez, estimula las buenas defensas. Por sus alcaloides, favorece la
formación y mantenimiento de los huesos y los dientes. Además, ayuda en el
proceso de coagulación sanguínea y el buen funcionamiento del corazón.

La presencia de ciertos aminoácidos favorece su función antiestrés y


antidepresiva. Además aumenta el flujo sanguíneo y tiene una acción
vigorizante de la zona pélvica en ambos sexos. De ahí proviene su fama de
aumentar la libido y el apetito sexual. Contiene un aminoácido que interviene
en la fertilidad masculina, activando la formación y movilidad de los
espermatozoides. Este aminoácido favorece la generación de óxico nítrico, un
poderoso antioxidante general del organismo y particularmente utilizado para
solucionar la impotencia masculina. Para lograr beneficios en relación a esto
último, es necesario su consumo durante un mínimo de tres meses. La maca
ha sido utilizada por siglos en los Andes para incrementar la fertilidad en
humanos y animales. Al poco tiempo de que los españoles conquistaran
América del Sur, ellos encontraron que el ganado se estaba reproduciendo
pobremente en las tierras altas. Los indios locales recomendaron que se
alimente a los animales con maca; los resultados fueron tan admirables que las
crónicas españolas dieron reportes en profundidad.

En la raíz de la Maca se han encontrado celulosa y lingina, es decir, una amplia


cantidad de fibras. Tanto interés en las fibras surge de las investigaciones que
dieron como resultado que una gran cantidad de fibra disminuye el riesgo de
cáncer del intestino grueso, estimulando el funcionamiento intestinal ayudando
al organismo a eliminar los residuos alimenticios que no se aprovechan.

Se la ha incluido en la alimentación de los astronautas, ya que aumenta la


concentración y los reflejos y disminuye la fatiga.

La raíz molida se consume directamente (no precisa ningún proceso de


cocción, remojo u otro), puede adicionarse a comidas como un condimento, a
jugos, desayunos o al mate. Se recomienda consumir 1-2 cucharaditas de té
por día, repartidas en dos ingestas.
Única contraindicación, es en casos de hipertensión, donde se recomienda su
consumo moderadamente.

Recetas con maca


Jugo energético
Ingredientes:
1 manzana
1 taza de arándanos
Agua
1 cucharada de postre de maca
Miel a gusto

Preparación:
Licuar la manzana y la tasa de arándanos, con 200 cm de agua y la maca en
polvo. Endulzar con miel a gusto. Ideal para deportistas.

Desayuno de avena
Ingredientes:
4 cucharadas de avena arrollada fina
2 cucharadas soperas de semillas de sésamo integral (idealmente molido)
4 almendras picadas o molidas
2 manzanas o 1 manzana y 1 pera u otra fruta de estación, excepto cítricos,
melón y sandía
1 cucharada de levadura de cerveza virgen
1 cucharada de maca en polvo
Miel o azúcar mascabo a gusto

Preparación:
Colocar en un recipiente todos los ingredientes secos. Hidratar con agua como
para obtener una crema homogénea. Mezclar bien e incorporar las frutas
cortadas. Endulzar a gusto y volver a mezclar.

Mate energizante
Ingredientes:
Yerba orgánica
1 cucharadita de maca en polvo
Té verde en hojas o en hebras

Preparación:
Poner yerba hasta la mitad del mate. Agregar 1 cucharadita de maca y otra de
té verde. Completar con yerba y cebar.

Sésamo, tesoro culinario

Es uno de los cultivos más antiguos de la humanidad. En la tumba del faraón


Ramses III (siglo XIII a.C.) hay indicaciones sobre su uso culinario. En la
tradición hindú, el sésamo representa el principio de la vida. En la antigua
Grecia era conocido y apreciado, recomendándolo Hipócrates en sus escritos.

Se cree que procede de Oceanía, de donde paso a India y luego llegó a Egipto.
Otras teorías lo conciben originario de los Himalayas y hay quienes sugieren un
origen africano. El sésamo (Sesamum inducum) es una planta oleaginosa cuyo
cultivo se ha extendido a todas las regiones tropicales y subtropicales del
planeta. Hay muchas variedades que producen semillas de distintos colores:
negras, marrones y blancas; éstas dan aceite más fino y de mejor calidad.
En la antigua Grecia era muy apreciado y los soldados llevaban una bolsita de
supervivencia con semillas de sesamón. Hipócrates y Discórides
recomendaban sésamo en sus prescripciones curativas. Los árabes la
llamaban alcholcholén y de allí viene otro de sus denominaciones: ajonjolí. En
países de Oriente, como Japón y China, el sésamo constituye un alimento
tradicional, pues posee la facultad de fortalecer el sistema nervioso, mejorar el
metabolismo y prevenir varias enfermedades, entre ellas la arteriosclerosis y la
hipertensión arterial, retardando el envejecimiento celular y favoreciendo la
longevidad. En la India es símbolo de inmortalidad, representando el principio
de la vida.

Características nutricionales

Las semillas de sésamo contienen una amplia variedad de principios nutritivos


de alto valor biológico. Tienen un 52% de lípidos, de lo cuales el 80% son
ácidos grasos insaturados, principalmente omegas 6 y 9, lo cual les confiere
una gran eficacia en la regulación del nivel de colesterol en sangre. Entre estos
lípidos se encuentra la lecitina, grasa fosforada que desempeña una
importante función en el organismo: es componente esencial del tejido
nervioso, se encuentra en la sangre, el semen, la bilis e interviene en la función
de las glándulas sexuales. La lecitina es un poderoso emulsionante que facilita
la disolución de las grasas en medio acuoso, previniendo el agotamiento
nervioso y cerebral. En la sangre mantiene disuelto el colesterol, evitando así
su depósito en las paredes arteriales (arteriosclerosis). El sésamo es, junto a la
soja, el vegetal más rico en lecitina.

El sésamo tiene un 20% de proteínas, de alto valor biológico, formadas por 15


aminoácidos distintos con una elevada proporción de metionina (uno de los 8
aminoácidos esenciales). Su valor proteico se potencia cuando se lo combina
con legumbres y cereales. Un ejemplo de esto es el hummus de Medio Oriente,
una pasta de sésamo y garbanzo; o el arroz con gomasio de los orientales.

A nivel de vitaminas, el sésamo posee dos del complejo B (B1 o tiamina y B2 o


riboflavina), en cantidad mucho más elevada que cualquier otra semilla
oleaginosa. También aporta buena cantidad de vitamina E (tocoferol), que es
antioxidante y responsable de los siguientes procesos orgánicos: retardar el
envejecimiento, reducir la tasa de colesterol, eliminar los metales tóxicos,
mantener el tono muscular y nervioso, la fertilidad, la virilidad y el índice de
coagulación. Además el sésamo posee vitaminas B3, B5, B6, K, ácido fólico,
biotina, inositol y colina.

En minerales es donde el sésamo se destaca, sobre todo por su alto contenido


de calcio biodisponible, cuyo tenor es superior a cualquier alimento natural, a
excepción de algún tipo de queso duro (ciertas variedades superan los
1.100mg, contra los 120mg de la leche). Pero la relevancia del sésamo
respecto a los lácteos, es que también esta bien dotado de los minerales
necesarios para que ese contenido de calcio pueda ser fácilmente asimilado
por el organismo; nos referimos al magnesio, el fósforo, el silicio, el cinc, el
cobre y el boro. Además el sésamo posee la mayoría de los demás nutrientes
sinérgicos al calcio: ácidos grasos esenciales, vitaminas y aminoácidos.
También posee cantidades importantes de potasio, hierro (10,4 mg contra 7,9
mg del “afamado” hígado), selenio, yodo y cromo.

Otros componentes interesantes del sésamo son sus antioxidantes,


pertenecientes a la familia de los lignanos. Entre ellos: sesamin, sesamolin,
sesamol, sesaminol, sesamolinol y pinoresinol. Estos compuestos fenólicos
aportan estabilidad a los acidos grasos presente en la semilla, razón por la cual
el aceite de sésamo, aún siendo poliinsaturado, es muy utilizado en la cocina
oriental. Pero más allá de esto, los antioxidantes del sésamo han demostrado
producir los siguientes efectos: retardan el envejecimiento celular, prolongando
la vida útil de las células; actúan contra hongos y bacterias; inhiben el
desarrollo de células cancerígenas; poseen acción antiparasitaria; eliminan
radicales libres, interrumpiendo procesos de oxidación celular; se potencian
con la vitamina E (alfa tocoferol) presente en la semilla, mejorando su
absorción en el organismo y, en consecuencia, su acción antioxidante.

Completa la riquísima composición del sésamo, su excelente calidad de fibra.


Además de la fibra insoluble, están los mucílagos presentes en la semilla, los
cuales le confieren una suave acción laxante y un importante efecto protector
de la flora intestinal.

Propiedades terapéuticas

En síntesis podemos concluir que se trata de un alimento de gran calidad,


alcalinizante de la sangre, energético, mineralizante, reconstituyente muscular
y nervioso, potenciador de la memoria y las facultades intelectuales, protector
circulatorio y laxante. Indicado en estados carenciales como osteoporosis,
debilidad ósea, pérdida del cabello, caries, encogimiento de las encías y
debilidad pulmonar.

El sésamo es útil frente a problemas nerviosos: agotamiento, estrés, pérdida


de memoria, depresión, irritabilidad, insomnio. Es un excelente complemento
nutritivo para personas sometidas a gran actividad mental o intelectual.
También ayuda a soportar exigencias físicas: prácticas deportivas, embarazo,
lactancia o períodos de convalecencia. Como sumatoria de estas virtudes se
explican sus tradicionalmente reconocidas características afrodisíacas, pues
ayuda a mantener la capacidad sexual.
Otro campo terapéutico del este magnífico complemento nutritivo es el de
los problemas circulatorios. Su capacidad de disminuir el colesterol en
sangre lo hace indicado en arteriosclerosis, prevención de infarto de miocardio
y de trombosis arterial. También es útil en casos de hemorroides e
irregularidades menstruales (amenorrea y dismenorrea). En otro orden, los
yoguis hindúes recomiendan una ingesta diaria de 25 gramos a fin de generar
tejidos sutiles en el organismo.

Usos y aplicaciones

Hay muchas maneras de consumir las versátiles semillas de sésamo. Además


de aprovechar sus magníficas propiedades, se puede disfrutar de su exquisito
sabor, tanto en preparaciones saladas como dulces. Si bien lo ideal es ingerir
las semillas crudas, es muy difícil extraer su riqueza interna, pues se requeriría
una excelente y meticulosa masticación. Por ello, es tan recomendado el
popular Gomasio (que significa "sal de sésamo"), de amplia difusión en Oriente
para condimentar cereales y verduras. Se realiza con un ligero tostado de las
semillas, las cuales luego se muelen y se mezclan con sal marina. El gomasio
ayuda a reducir el uso de sodio, sin sacrificar el sabor. También el sésamo
molido puede combinar con otras semillas; es el caso del
preparado Multisemilla, donde está mezclado con girasol y lino; o el Queso
Rallado Vegetal, donde además se agrega: germen de trigo, levadura de
cerveza y algas en polvo.

Otra antigua forma de consumir el sésamo, es a través de pastas que se


forman con las semillas molidas. Si se mezclan con agua, obtenemos el Tahin;
si se mezclan con miel de abejas, se logra el Halva, exquisita pasta dulce y
energética, ideal para niños y adolescentes. En ambos casos el resultado es un
excelente concentrado de energía y vitalidad, que puede consumirse a
cucharadas, untado, o combinado con otros alimentos (con pasta de garbanzos
se obtiene el popular hummus). En el caso del Tahin, también
llamado manteca de sésamo, estamos en presencia de un excelente y
ventajoso sustituto de lácteos. No solo reemplaza a la manteca o a la crema,
sino que diluido permite obtener rápidamente una exquisita leche de sésamo.
También es conocido el uso del sésamo adicionado a productos de
panificación: tartas, panes, bizcochos, tortas y pastelería.

Menos difundido es el uso del aceite de sésamo. Es un aceite de gran calidad


y sobre todo de gran estabilidad. Esto se debe a su contenido en compuestos
antioxidantes, que le garantizan una larga vida e impiden que se enrancien,
tanto el aceite como los alimentos preparados con él (panes, galletas, etc). Lo
importante es que se trate de aceite de primera presión en frío y sin proceso
alguno de refinación; esto lo hace de precio algo elevado para el consumo
cotidiano y ello conspira contra su masificación. Obtenido de semillas sin tostar
(los comedores orientales suelen usar la versión más aromática, realizada a
partir de semillas tostadas), también es un excelente aceite para masajes,
cosmética (previene la formación de arrugas y se usa como protector solar) y
terapia (regenera estrías post embarazo).

Algunas recetas con sésamo

Manteca de sésamo (Tahin)


Tostar ½ kilo de sésamo blanco en sartén seca. Enfriar y procesar adicionando
agua hervida (a temperatura ambiente) y sal andina líquida hasta obtener una
pasta consistente. Envasar en frasco de vidrio y guardar siempre en heladera.

Leche de sésamo
Moler ¼ taza de sésamo blanco en un molinillo. Agregar ½ litro de agua y licuar
bien ambos ingredientes. Dejar macerar unas 3 horas, luego filtrar y endulzar.
Otro sistema consiste en mezclar en licuadora una taza de tahin con dos tazas
de agua.

Bechamel sin lácteos ni harinas


Colocar el tahin en un jarro. Agregar agua caliente y revolver hasta lograr la
consistencia de “salsa blanca”. Condimentar con nuez moscada y sal marina
enriquecida a gusto.

Queso mantecoso vegetal


Procesar 300g de tofú, 2 cucharadas salsa de soja, 2 cucharadas de tahin, 2
cucharadas de aceite de oliva y 1 cucharadita de condimento para pizza. Si
fuese necesario agregar agua tibia hasta lograr la consistencia cremosa. Cubrir
la pizza precocida, completar con cebolla salteada, morrones asados y
aceitunas. Terminar la cocción en horno caliente.

Bolas de mijo y sésamo


2 tazas de mijo cocido, 2 cucharadas de tahin, 2 cucharadas de sésamo
tostado, 1 cucharada de pasa de uva sin semilla, 1 cucharada de miel, esencia
de vainilla, coco rallado y canela molida.
Aromatizar el mijo con canela y vainilla. Mezclar el tahin con la miel. Unir todos
los ingredientes. Hacer pequeñas bolas y rebozar con el coco rallado. Guardar
en heladera.

Galletas de avena y sésamo


350g de tahin, 150g de azúcar integral mascabo, 150g de semillas de girasol
peladas, 6 cucharadas de ralladura de limón, 350g de avena fina, 2 cucharadas
de semillas de sésamo.Mezclar en un cuenco el tahin y el azúcar; añadir las
semillas de girasol y la ralladura de limón.
Incorporar la avena, agregando agua hasta obtener una masa fluida y ligera.
Aceitar una bandeja de horno, disponer montoncitos de masa con ayuda de
una cuchara, presionar ligeramente, espolvorear con las semillas de sésamo y
hornear de 15 a 20’ en horno mediano.

Bomboncitos de sésamo
Lavar ½ kilo de sésamo, escurrir y tostar en sartén seca. Moler en procesadora
y mezclar con ½ kilo de miel. Formar los bomboncitos y pasar por coco rallado.
Guardar en heladera.

Paté de garbanzos (Hummus)


Procesar hasta lograr una pasta homogénea: 300g de garbanzos hervidos bien
cocidos (150g secos), 2 cucharadas de tahin o manteca de sésamo, 2 dientes
de ajo machacados, 1 cucharadita de comino molido, 1 rama de perejil picado,
½ cucharadita de pimentón, jugo de medio limón, 3 cucharadas de aceite de
oliva y sal marina enriquecida. Consumir fresco o guardar en heladera en
recipiente cerrado.

Pasta para sándwich


En una taza de tahin incorporar una cucharada de salsa de soja, una
cucharadita de cúrcuma y dos cucharadas de aceite de oliva extra virgen.
Mezclar y usar para untar a modo de mayonesa.

Pasta con aceitunas para copetín


Procesar: 300g de tofú, 2 cucharadas de tahin, 1 cucharada de pasta de
aceitunas o 15 aceitunas negras descarozadas, 1 pizca de cúrcuma, 2 dientes
de ajo y 3 cucharadas de salsa de soja. Espolvorear con 3 cucharadas de
perejil crudo picado.

Nativos Americanos
Lácteos vegetales, un reemplazo eficiente
Frente a la indiscutible problemática generada por el consumo masivo de
productos lácteos de origen animal (para mas información puede leer el
contenido “Lácteos, blancos ensuciantes y perjudiciales”), estas recetas
pretender servir como alternativa natural y casera destinada a niños y adultos.

Se pueden obtener exquisitas leches vegetales a partir de semillas licuadas,


con similares texturas a las de origen animal, pero con mejor sabor, mayor
cualidad nutricional, alto poder vitalizante y ningún efecto negativo. Se
trata de elaboraciones necesariamente artesanales y caseras, dada su baja
conservación (2-3 días en heladera), pero sencillas y rápidas, en la medida
que organicemos y regularicemos los procesos previos.

Es absolutamente recomendable y necesario, el proceso previo de


activación(remojado; luego en otro contenido explicaremos todas las
propiedades de este proceso) de las semillas a utilizar. Esta hidratación (los
tiempos se verán en este contenido futuro en la tabla de germinados,
igualmente puede consultarlos previamente), no solo despierta importantes
procesos transformativos a nivel nutricional, sino que facilita el
procesamiento, mejora la textura del producto final y optimiza
su digestibilidad.

Para obtener los mejores resultados en las leches, es aconsejable


una licuadora de potencia (buen filo de cuchillas y alta velocidad), a fin de
procesar la mezcla el tiempo suficiente y necesario para desmenuzar
adecuadamente la semilla y permitir la máxima transferencia de nutrientes al
agua. También puede usarse un mezclador de mano (mixer) o una licuadora
convencional.

La proporción de agua y la técnica a utilizar, depende de aquello que


deseamos a nivel de sabor y textura. Hay quienes trabajan con poca agua al
inicio, licuando un puñado de almendras peladas con el agua
suficiente para un correcto procesamiento. Luego se filtra el licuado con auxilio
de un lienzo, estrujando a fondo para extraer todo el líquido posible (el
residuo sólido puede utilizarse en granolas o galletas), siendo las últimas
gotas las más importantes. El fluido se licua nuevamente, agregando ahora el
resto del agua (en total se usan 2 litros), 2 cucharadas de miel de abejas, 1
cucharada de aceite de oliva virgen, esencia de vainilla y 1 cucharadita de
salmuera (sal de roca líquida). Así obtenemos 2 litros de leche de textura
sedosa y cremosa, que podemos conservar 2-3 días en heladera.

Otra técnica trabaja con toda el agua al comienzo y luego filtra con colador.
Este procedimiento es más rápido y solo requiere algo más de
procesamientoen licuadora para lograr un buen desmenuzamiento de la
semilla, aunque el resultado final sea tal vez menos cremoso y sedoso al
paladar respecto a la técnica anterior. Los residuos colados son siempre
aprovechables para otras preparaciones (galletas, patés, salsas, rellenos). De
todos modos, el colado de estas leches vegetales no es algo
imprescindible desde el punto de vista nutricional o digestivo, al contrario; solo
se hace para imitar la textura láctea a la cual estamos familiarizados.

En todos los casos, si bien se usa agua común, es siempre recomendable


emplear agua enzimática y de ser posible, dejar unos minutos a temperatura
ambiente para que se active el proceso fermentativo, tras lo cual se guarda
en heladera. Ciertas semillas brindan mejores sabores y texturas (similar al
yogurt) luego de estacionarse unas horas, conservando luego en heladera.

Además de las semillas oleaginosas, también podemos hacer


interesantes leches vegetales con cereales como la quínoa, el amaranto, la
cebada o la avena. Dada la alta presencia amilácea, es recomendable una
buena activación, el uso del agua enzimática y la maceración de unas horas
para asegurar el correcto desdoblamiento de los almidones. En función al bajo
contenido grasode estas semillas, conviene enriquecer las leches de cereales
con unas cucharadas de aceite de presión en frío (oliva, girasol, chía, lino,
sésamo), que mejoran la textura y el contenido en ácidos grasos esenciales.

A nivel gustativo, la posibilidad de experimentar con distintas semillas y


sabores, es un beneficio nada despreciable que permite evitar la monotonía,
descubrir nuevos gustos, sorprender y sorprendernos. En este sentido,
las especias serán de gran ayuda, digestiva y gustativa. Podemos emplear
las clásicas (extracto natural de vainilla, canela en polvo) o bien experimentar
con sabores no convencionales (cardamomo, clavo de olor, regaliz).
Sugerimos agregar siempre unas gotas de salmuera (sal de roca líquida), cuya
presencia realza sabores y valores nutritivos por el rico aporte
de oligoelementos.

Pero las especias no son los únicos acompañamientos enriquecedores para


nuestras leches vegetales. Podemos hacer uso de una batería de recursos de
alta calidad nutricional y buen sabor. Un ejemplo es la harina de algarroba,
totalmente soluble y asimilable, rica en azúcares naturales, con un exquisito
sabor a cacao y un alto contenido en fibra soluble; es el ingrediente ideal para
obtener deliciosas “chocolatadas” vegetales. Incluso el cacao amargo,
aunque nutricionalmente inferior a la algarroba, es también recomendable.

Otro acompañamiento energizante y estimulante, es la raíz de maca en polvo


(puede leerse un contenido referido a la misma aquí). Este tubérculo, llamado
el “ginseng andino”, tiene muchas propiedades y debe usarse con moderación
debido a su alto efecto energético. También podemos usar algas en
polvo(espirulina, kelp), que en baja dosis aportan un excelente toque
enriquecedor.

Además de la harina de algarroba, otros endulzantes recomendables para


nuestras leches vegetales son la miel de abejas y el azúcar mascabo.
También podemos hacer uso de frutas,
tanto frescas como deshidratadas (higos, pasa de uvas, dátiles, peras,
duraznos); en este último caso previo remojo en agua tibia al menos 30-60
minutos.

El uso principal de las leches vegetales es como bebida altamente nutritiva, y


si bien resultan fáciles de digerir (aún por parte de estómagos delicados o
ancianos), siempre vale la recomendación de no exagerar; en general su poder
saciante evita tal descontrol. Se pueden emplear en desayunos, meriendas o
entre horas; siendo bebida ideal para bebes, deportistas e intelectuales.
También se prestan para interactuar con otros alimentos: sirven para
preparar el kéfir de leche, salsas como la clásica bechamel, desayunos como el
porridge o las granolas, licuados frutales o sopas sustanciosas.

Otras semillas como los cereales, suelen ser sometidas a la cocción para dar
lugar a leches vegetales; es el caso del arroz, la cebada, la quínoa o el maíz
blanco partido. En este último caso estamos hablando de la
ancestral mazamorra, preferible siempre con maíces andinos, no transgénicos.
Genéricamente debemos remojar los cereales con 10 partes de agua, durante
10-12 horas (toda la noche). Por la mañana llevamos a hervor (se puede
agregar chaucha de vainilla, canela en rama o cáscaras de cítricos) y luego
bajamos a fuego mínimo, cocinando con difusor de calor durante una hora
(media hora en el caso de la quínoa). Luego colamos (los granos pueden
utilizarse aparte, o dejarlos como en el caso de la mazamorra) y podemos
endulzar con miel de abejas, azúcar mascabo y/o harina de algarroba.

Recetas de leches vegetales:


Para la preparación se requiere una licuadora, un molinillo de semillas, un
colador de malla fina y un trozo de liencillo. Estas leches no se conservan más
allá de 48 horas en heladera, siendo lo ideal consumirla dentro de las 24 horas.
Utilizar en lo posible agua filtrada o embotellada.
El endulzado es siempre opcional, pudiendo utilizarse miel de abejas, azúcar
mascabo ó yerba dulce (stevia rebaudiana). Lo ideal es acostumbrarse a los
sabores genuinos. Estas leches pueden complementarse con jugo de frutas o
verduras (manzanas, uvas, duraznos, zanahorias, apio, etc). También puede
elevarse su tenor graso con la adición de aceites vegetales prensados en frío
(oliva, soja, lino, girasol, chía, sésamo). El residuo de la elaboración de estas
leches, puede utilizarse para enriquecer masas, rellenos u otras preparaciones.

Leche de almendras
• quince almendras peladas
• medio litro de agua
Pelar las almendras y agregar el agua. Dejar 12 hs en remojo y luego licuar
todo. Filtrar y endulzar.
Variante: utilizar semillas de girasol o nueces, o mezclas.
La almendra es una de las semillas oleaginosas más nutritivas y es altamente
alcalina. Contiene proteínas de alto valor biológico, minerales, vitaminas y
ácidos grasos esenciales. Aporta más calcio que la leche vacuna: 100g de
leche de almendras aportan 252mg de calcio. Esta leche es ideal para el
sistema nervioso y muy digestiva (no produce fermentaciones). Se aconseja
para los niños, deportistas, embarazadas y madres en lactancia.

Leche de arroz
• una taza de arroz integral
• diez tazas de agua
• cuarta cucharadita de sal marina fina
Lavar y tostar el arroz a fuego mínimo sin utilizar vehículo graso, hasta que se
dore. Revolver con cuchara de madera. Agregar el agua y cocinar durante unas
2 horas tapado y a fuego lento. Luego filtrar y endulzar.

Leche de avena
• media taza de avena arrollada
• un litro de agua
Mezclar la avena con el agua y llevar al fuego hasta que hierva, bajar el fuego
al mínimo y cocinar 3’. Al apagar el fuego mezclar bien y dejar reposar 10’.
Licuar la preparación y filtrar, exprimiendo bien el filtro.
Esta leche favorece el peristaltismo intestinal y actúa como un gel que suaviza
las mucosas intestinales. La avena es sedante y relajante del sistema nervioso.
La leche de avena puede utilizarse a nivel externo para trabajar sobre lesiones
en piel, dado que es emoliente. Usar en las enfermedades eruptivas de los
niños, eczemas, reacciones alérgicas. Se pueden hacer baños de inmersión
poniendo la leche en la bañera, completándola con el agua. Al filtrar la leche
hacer una muñeca y utilizar para aplicar sobre la piel como si fuese una
esponja.

Leche de lino
• una taza de semillas de lino
• un litro de agua
Pasar las semillas por un molinillo y luego licuar con el agua. Dejar reposar 2 a
3 horas, filtrar y endulzar.
Es una leche altamente nutritiva y proteica. Aporta ácidos grasos esenciales,
sobre todo los imprescindibles omega 3. Ideal para trastornos intestinales y
constipación. Sus mucílagos son óptima nutrición para la flora intestinal y para
proteger las mucosas.

Leche de quinoa
• dos cucharadas de quinoa
• una taza y media de agua caliente
Remojar el grano al menos dos horas. Llevar a hervor y cocinar a fuego mínimo
unos minutos. Colar con un lienzo y endulzar si es necesario.
Esta leche es utilizada en los países andinos para alimentar a los bebes. No
resulta alergénica y es muy alcalina y proteica.

Leche de sésamo
• cuarta taza de semillas de sésamo integral
• medio litro de agua
Moler las semillas en un molinillo. Agregarles el agua y licuar bien ambos
ingredientes. Dejar macerar unas tres horas, luego filtrar y endulzar. Otro
sistema para obtener leche de sésamo consiste en mezclar en licuadora una
taza de manteca de sésamo (tahin) con dos tazas de agua.
Las semillas de sésamo son muy ricas en ácidos grasos esenciales, lecitina,
minerales y vitaminas. La lecitina es una grasa fosforada y un nutriente de las
células cerebrales. La leche de sésamo tiene más calcio que la leche vacuna:
100g de semillas de sésamo sin tostar contienen 1.125mg de calcio, mientras
que dos vasos de leche vacuna contienen sólo 500mg.

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