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Protección posesoria

El poseedor cuenta con los interdictos para demandar el reconocimiento o


protección de su posesión frente al despojo. Existen dos grupos de interdictos
para proteger la posesión. Unos se ejercen ante la amenaza de despojo, y son
aquellos que sirven para retener la posesión interdicta possessionis; se utilizan
antes de que el despojo se consume, esto es, cuando alguien perturba la
posesión. Los otros se utilizan cuando el despojo ya se realizó, para pedir la
restitución del objeto: son los interdictos que sirven para recuperar la posesión
interdicta rescuperandae possessionis.

La posesión, aun cuando no sea un derecho sino un hecho, no puede ser


arbitrariamente violentada, ni siquiera por aquél que tiene derecho sobre la cosa
poseída por otro. A nadie debe permitírsele aleterar una situación fáctica cual es la
posesión, tengo o no derecho a ello; si se cree con derecho deberá acudir al
Magistrado, ejercitando una acción contra el poseedor ilegítimo para exigirle la
entrega de la cosa.

Se llaman acciones posesorias las que tienen por objeto proteger


la posesión contra los ataques que la perturben o destruyan. El pretor introdujo, en
Derecho romano, dos clases distintas de acciones posesorias contra dichos
ataques arbitrarios, a saber: los interdicta retinendae possessionis y los interdicta
recuperandae possessionis. En la Instituta se combinan con los interdicta
adipiscendae possessionis; pero como éstos no sirven para proteger la posesión,
sino para adquirir la que nunca se ha tenido, no puede decirse que pertenezcan
verdadera y propiamente a la clase de acciones posesorias.

- Interdicta retinendae possessionis

Estos interdictos se conceden al poseedor cuya posesión se perturba. Se dice que


se perturba la posesión cuando la voluntad de un tercero se opone a la voluntad
del poseedor, ya porque dicho tercero ejercite él mismo el poder sobre la cosa (1),
bien porque impida al poseedor ejercitar el suyo (2). De estas perturbaciones nace
en el poseedor el derecho de pedir la cesación de las mismas, o sea la
conservación de la posesión, y la reparación de los daños sufridos a consecuencia
de la lesión realizada.

- En el Derecho romano el Pretor protege la posesión

Perturbar al poseedor, o despojarlo sin más de la cosa porque creamos tener


derecho a ello (por ejemplo, porque somos propietarios), sería tomarse la justicia
por su mano, alterando el orden social y jurídico. Es éste el motivo por el cual en el
Derecho romano, el Pretor protegió a la posesión, entre otras razones porque
entre dos personas, el poseedor por el mere hecho de serlo, tiene más derecho
que aquél que no posee (D. 43, 17, 2).

Interdictos para retener la posesión o interdicta retinendae possessionis

Dentro de los interdictos para retener la posesión o interdicta retinendae


possessionis podemos distinguir dos clases:

encontramos uno referente a la posesión de bienes inmuebles, que se llama


interdicto Utti Possidetis: Esta protección posesoria se encargaba de salvaguardar
al poseedor actual de un bien inmueble.
Su respectivo nombre corresponde a las primeras palabras del interdicto. En el uti
possidetis salía vencedor el que en el momento de pronunciar el interdicto
(interdicto reddito) poseía nec vi, nec clam, nec precario enfrente de su adversario.

Servía para conservar o retener la posesión de bienes inmuebles. Se otorgaba al


que estuviera poseyendo, vale decir, al poseedor actual del inmueble, para que se
defendiera de cualquier perturbación. De este modo, el poseedor lograba
mantener la posesión actual, siempre y cuando ésta no fuera viciosa, pues si la
había obtenido con violencia, de forma clandestina o en razón de un precario, en
relación con el adversario, el pretor le ordenaría devolver el inmueble. Es un
interdicto dúplex porque cualquiera de los litigantes podía tener el papel de
demandante o de demandado, por ello el magistrado lo dirigía a ambos, en los
mismos términos, ordenándoles no perturbar la posesión actual.

Interdicto utrubi
Es el más antiguo. Se trata de un interdicto doble pues se dirigía a ambas partes
y se utilizaba para conservar la posesión de las cosas inmuebles.

. Utrubi: Esta se encargaba de proteger la posesión de aquellas personas que


habían poseído una cosa mueble en un período largo del año inmediatamente
anterior a aquel en el cual se había proferido el interdicto.
Defendía la posesión de las cosas muebles. Se protege al que hubiera poseído
durante más tiempo en el año anterior a contar desde el otorgamiento del
interdicto

Se usaba para conservar la posesión de bienes muebles. Se otorgaba al litigante


que hubiera poseído el objeto en cuestión por más tiempo durante el último año.
Era también dúplex, aunque su carácter fuera esencialmente prohibitorio, también
podía servir para recuperar la posesión.

Interdicto para recuperar la posesión o interdicta recuperandae possessionis

En esta clase de interdictos posesorios existían dos maneras o formas:


interdictum de vi, a favor de quien había sido despojado de la posesión de un
inmueble por medio de la fuerza.
Por la fuerza o de vi: Este interdicto posesorio obligaba a aquella persona que se
había apoderado de un edificio o feudo a través del uso de la fuerza a restituirlo al
poseedor que había sido despojado.
Servía en los casos en que se era desposeído por la fuerza, vilentamente, de un
inmueble. Aparecía en dos formas distintas: de vi y de vi armata, la última era para
defenderse cuando la desposesión se había realizado con la ayuda de hombres
armados.

El interdicto de vi se concede al que ha sido violentamente despojado de la


posesión de un inmueble. No es, sin embargo, necesario que la violencia se haya
ejercido a mano armada, o consista en hechos más o menos graves; basta sea tal
que el poseedor no haya podido resistirla y haya sido privado, bajo la presión de la
fuerza, de continuar en su posesión. Tampoco importa que la violencia se haya
cometido por el mismo expoliador o por medio de otros, ni que el expoliador haya
obra en nombre propio o en nombre ajeno.

El interdicto de vi tiene por objeto obtener la restitución de la posesión y la


reparación de todos los daños. No puede ser actor más que aquel que tenía la
posesión jurídica, y demandado el deiciens, conserve o no la posesión.
Transcurrido un año desde el momento de la expoliación, el autor de la misma no
es responsable más que eo, quod ad eum pervenerit. Sus herederos en ningún
caso responden más que de este lucro, aunque sean demandados dentro del año,
y lo mismo cabe decir de aquel en cuyo nombre se ha cometido la expulsión,
siempre que no la haya ordenado o ratificado. Prescindiendo de este caso, el
interdicto de vi no procede contra el tercer poseedor. Contra este interdicto no
cabe admitir la excepción de que el actor posee viciosamente enfrente del
demandado.

el interdictum de precario, a favor de quien había cedido a otro la posesión de una


cosa de manera precaria, es decir, con la condición de poderla recobrar a su
voluntad
Si el poseedor precario no quería restituir la cosa, el poseedor cedente, por el solo
hecho de su posesión anterior, podía recobrarla mediante el interdicto de precario.
Cuando no era posible hacer uso de los interdictos posesorios, v. gr., para el caso
de despojo violento de la posesión de una cosa mueble, siempre había protección
posesoria mediante el ejercicio de otras acciones, fundadas en el principio
prohibitivo del enriquecimiento sin causa.

Lo otorgaba el magistrado para pedir la restitución de una cosa mueble o


inmueble- que se había dado a título de precario- cuando el precarista se negaba
a devolverla.

Interdictum de precario

El interdicto de precario tiene por objeto obtener la restitución de una cosa cedida
a otro con la condición de poderla recuperar a voluntad del que la cede. Si el
cesionario rehusa restituir la cosa, el cedente puede exigirla por medio de
interdicto de precario en apoyo de su anterior posesión, sin necesidad de
fundarse, como podría hacerlo, en la relación contractual mediada entre él y el
precarista.

En el derecho antiguo existía también el interdictum de clandestina possessione,


el cual, respecto a las usurpaciones clandestinas de inmuebles, producía los
mismos efectos que el interdicto de vi en el caso de expulsión violenta; pero una
vez establecido el principio de que la posesión de un inmueble no se pierde sin
conocimiento del poseedor, tal interdicto resulta superfluo.

Por violencia a mano armada o de vi armata: Este era un interdicto posesorio que
obligaba a la restitución de los bienes inmuebles arrebatados por medio del uso de
armas, así la posesión interrumpida tuviera algún vicio y aun después de que
cualquier intervalo de tiempo hubiese transcurrido.

Por otra parte, los interdictos no defienden la possessio vitiosa salvo en caso de
despojo mediante la violencia armada. Se entiende por possessio vitiosa, aquélla
que se inicia vi, clam o precario respecto al autor de la perturbación. Así tres
causas pueden viciar la posesión: violencia, clandestinidad y precariedad. Posee
precario, como dijimos, quien habiendo obtenido la posesión a título de favor y a
ruego suyo, se niega a devolverla cuando se le reclama. Existe clandestinidad
cuando se ocultó el acto de adquirir al anterior poseedor para evitar su resistencia.
La posesión se inicia con violencia si se despoja de ella al anterior poseedor
violentando su persona o su voluntad, mediante fuerza o amenaza. Un ejemplo
clarificaría los conceptos. El propietario que posee la cosa actualmente, puede
tener una posesión viciosa, si recobró la cosa despojando violentamente al que la
poseía con anterioridad: contrario sensu, el ladrón que posee la cosa
injustamente, puede defenderse con los interdictos posesorios frente a las
perturbaciones de cualquier tercero que no sea la víctima, puesto que respecto a
ellos inició la posesión sin violencia, sin clandestinidad y sin precariedad.

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