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ARTE ISLÁMICO

JAIME ARTURO DE LUNA PÉREZ

HISTORIA DEL
ARTE ISLAMICO
ARQ. MIGUEL ANGEL VALDERRABANO
GONZÁLEZ
Arte en China

El arte chino ha tenido una evolución más uniforme que el occidental, con un
trasfondo cultural y estético común a las sucesivas etapas artísticas, marcadas por
sus dinastías reinantes. Al igual que la mayoría del arte occidental tiene una
importante carga religiosa y de comunión con la naturaleza.

Los chinos valoraban por igual la caligrafía, la cerámica, la seda o la porcelana, que
la arquitectura, la pintura o la escultura.

Dinastía Shang

(1600-1046 a.C.) Destacó por sus objetos


y esculturas en bronce, especialmente
vasijas decoradas en relieve y máscaras y
estatuas antropomórficas. Se han
encontrado restos arqueológicos de varias
ciudades en la zona de Henan,
amuralladas y con una retícula
rectangular. En estos asentamientos se han hallado igualmente tumbas con ricos
ajuares de armas, joyas y diversos utensilios en bronce, jade, marfil y otros
materiales.

Dinastía Zhou

(1045-256 a.C.) Los Zhou crearon un estilo decorativo


y ornamentado evolucionado desde el arte Shang,
continuando el trabajo en cobre de figuras estilizadas
y dinámicas. El imperio se fragmento en pequeños
reinos debido a una invasión nómada en 771 a.C., a
pesar de ello florecieron la agricultura y la metalurgia,
apareciendo estilos artísticos locales en el llamado
Periodo de los Reinos Combatientes. Destacó el trabajo en jade, decorado en
relieve, y apareció la laca.

Dinastía Qin

(221-206 a.C.) Bajo el reinado de Qin Shi


Huang se construyó la Gran Muralla para
evitar invasiones exteriores. Destaca el
gran hallazgo arqueológico del Ejército de
terracota de Xian. Está compuesto por
cientos de estatuas de terracota de
guerreros a medida natural, incluidos
varios caballos y carros, con gran naturalismo y precisión en la fisonomía y los
detalles.

Dinastía Han

(206 a.C.-220 d.C.) Época de paz y prosperidad, se


introdujo el budismo, que tuvo una implantación lenta
pero progresiva. Destacó por sus capillas funerarias,
con estatuas aladas de leones, tigres y caballos. La
pintura se centró en temas de la corte imperial, nobles
y funcionarios, con un sentido confucianista de
solemnidad y virtud moral. Los relieves en santuarios
y cámaras de ofrendas, generalmente dedicados a
motivos confucianistas, en un estilo lineal de gran
simplicidad.
Periodo de las Seis Dinastías

(220-618 d.C.) Se difundió más ampliamente el


budismo, construyéndose grandes santuarios con
estatuas colosales de Buda. Junto a esta religión y
gracias a la ruta de la seda, se recibieron diversas
influencias procedentes del oeste asiático.

Dinastía Tang

(618-904 d.C.) Fue uno de los periodos mas


florecientes del arte chino, destacando por su
escultura y sus celebres figuras de cerámica. La
figura más representada siguió siendo Buda,
destacando la estatua en madera policromada de
Guan Yin. En arquitectura la tipología principal
fue la pagoda. En pintura apareció el paisaje,
género inicialmente de signo elitista, destinado a
reducidos círculos culturales.

Dinastía Song

(960-1279 d.C.) Época de gran


florecimiento de las artes, se alcanzo
un nivel de elevada cultura que sería
recordado con gran admiración en
posteriores etapas. Apareció el
grabado sobre madera, impregnada de
tinta sobre seda o papel. En
arquitectura continuo la construcción de pagodas, en pintura continuo el paisaje,
con dos estilos: el septentrional, de
dibujo preciso y colores nítidos, con
figuras de monjes o filósofos, flores e
insectos; y el meridional, de pinceladas
rápidas, colores ligeros y diluidos, con
especial representación de paisajes
nublados.

Dinastía Yuan

(1280-1368 d.C.) Dinastía de origen mongol


en la cual se desarrollaron especialmente
las artes decorativas: se manufacturaron
alfombras, se produjo cerámica con nuevas
formas y colores, y se elaboraron obras de
metalistería de gran riqueza. En pintura
proliferaron los temas religiosos,
especialmente los taoístas y budistas.

Dinastía Ming

(1368-1644 d.C.) Supuso la restauración de una


dinastía autóctona tras el periodo mongol,
retornando a las antiguas tradiciones chinas. El
tercer emperador de la dinastía trasladó la
capital de Nankín a Pekín, construyendo un
Palacio Imperial (La Ciudad Prohibida). La
pintura de esta época era tradicional, de signo
naturalista y cierta opulencia. También destacó la porcelana, muy ligera y de tonos
brillantes, generalmente en blanco y azul, y comenzó la decoración de vasijas de
bronce en esmalte.

Dinastía Qing

(1644-1911 d.C.) Dinastía de origen


manchú, en el arte supuso la continuidad
de las formas tradicionales. La pintura
era bastante ecléctica, dedicada a temas
florales, religiosos, paisajes, etc. En
arquitectura, se continuo la construcción
y en algunos casos la restauración del
recinto imperial, con el mismo sello
estilístico, al tiempo que se edificaban nuevos templos y villas aristocráticas,
destacando la riqueza de los materiales. Continuo igualmente la tradición en las
artes aplicadas, especialmente ebanistería, porcelana, tejidos de seda, lacas,
esmalte, jade, etc.

Arquitectura

La arquitectura china se caracteriza por


distribuir el espacio en unidades
rectangulares que se unen para formar
un todo. El estilo chino combina
rectángulos de diferentes tamaños y en
diferentes posiciones de acuerdo con la
importancia de la organización del
conjunto, ahí sus construcciones
piramidales: utiliza el Feng Shui.
En la arquitectura tradicional china, la distribución de las unidades espaciales se
rige por los principios de equilibrio y simetría. En las viviendas tradicionales, por
ejemplo, las habitaciones se asignan según la posición de cada persona en la
jerarquía familiar. La cabeza de familia ocupa el cuarto principal, los miembros de
mayor edad de la familia de éste viven en la parte de atrás y los más jóvenes, en
las alas izquierda y derecha; los mayores en la izquierda y los más jóvenes en la
derecha.

La arquitectura china se caracteriza


también por el uso de una estructura de
vigas y pilares de madera y un muro
de adobe que rodea tres de los costados
del edificio. La madera representa la vida y
ésta es la principal idea que la cultura
china, en sus múltiples manifestaciones, trata de comunicar.

El uso de la madera dio lugar a ciertos rasgos arquitectónicos característicos. En


primer lugar, la anchura y profundidad del espacio interior vienen determinadas por
la estructura de madera. En segundo lugar, se desarrollaron técnicas de lacado con
el fin de conservarla.

Existe la técnica de elevar la estructura sobre una plataforma a fin de evitar daños
provocados por la humedad. La altura de la plataforma depende de la importancia
del edificio. Una plataforma elevada añade fuerza, sofisticación y elegancia a los
grandes edificios.

Los tejados suelen ser a dos aguas en las


casas tradicionales del sur de China, incluido
Taiwan, su divisoria se adorna con cerámica,
rompiendo así la continuidad de líneas de los
edificios. La típica curva de los tejados
chinos, tan admirada por muchos visitantes,
simboliza el espíritu de la cultura china. Este rasgo se corresponde con el
paralelismo entre las líneas de la arquitectura tradicional china y los trazos de su
caligrafía.

En los templos chinos encontramos una amplia gama de estilos arquitectónicos.


Las religiones a las que se hallan
consagrados estos templos son,
fundamentalmente, budismo, taoísmo
y religiones ancestrales y
tradicionales; pero todos ellos
comparten una misma estructura.

Ciudad Prohibida

La Ciudad Prohibida fue


el palacio imperial chino desde
la dinastía Ming hasta el final de
la dinastía Qing. Se encuentra en el
centro

de Pekín, China. Construido entre 1406 y 1420, el


complejo alberga 980 edificios y ocupa 720 000
m². El conjunto ejemplifica la arquitectura palacial
tradicional de China y ha influido en el desarrollo
cultural y arquitectónico de Asia oriental y otras
partes del mundo.
La Ciudad Prohibida sigue siendo
importante en el trazado urbano de
la ciudad de Pekín, pues su eje
central norte-sur es el eje central de
la capital china.

La Ciudad Prohibida está rodeada


por una muralla de 7,9 metros de
altura y un foso lleno de agua de 6 metros de profundidad por 52 m de ancho. Estos
muros servían tanto como murallas defensivas como muros de contención de la
Ciudad y fueron construidos con un núcleo de tapial recubierto con tres capas de
ladrillos especialmente cocidos por ambas caras y unidos con mortero.

Escultura

La escultura en piedra se inició como majestuosa y


representativa decoración de los caminos funerarios
de las tumbas imperiales en la Dinastía Han.
Grandes animales reales y mitológicos,
representación de los estamentos sociales -letrados,
militares, extranjeros, etc.- fueron los temas elegidos
para dignificar el poder.

Por ello es un arte anónimo, creación de talleres


colectivos, en donde la piedra se tallaba
monolíticamente en cuanto material y concepto. La
escultura tuvo también fines religiosos ligados a la difusión del budismo en China.
Las grutas de Yungang, Longmen y Dunhuang, muestran el trabajo
en piedra, ladrillo y estuco, que dio forma al panteón budista.
Pintura

Los origines de la pintura tradicional china se remontan a las


más tempranas épocas de la historia de este país. Durante
la primera mitad de la dinastía T'ang, el paisaje y las pinturas
que representaban flores y pájaros comenzaron a ganar
importancia. Los cuadros con montañas, bosques, campos y
jardines nos permiten evadirnos de los sinsabores de este
mundo y penetrar en el reino de la paz y la tranquilidad.

También son muy admirados los árboles, piedras, praderas,


flores pájaros y otros animales que aparecen en las pinturas
de flores y pájaros, dotadas de gran viveza y energía. Así
pues, las tres categorías principales de la pintura tradicional china serían el paisaje,
flores y pájaros y las representaciones de figuras humanas de la primera época.

El grado de realismo de la pintura china ha sido fuente


de frecuentes debates. Algunos pueden pensar que no
es en absoluto realista, pero eso sólo es parcialmente
cierto. El realismo en la pintura china culminó durante
las dinastías T'ang y Sung. Sin embargo, no se trata
de un realismo que trate de reflejar objetivamente el
objeto como tal y como éste es captado por los
sentidos, sino que más bien trata de expresar de forma
subjetiva lo que se esconde tras la apariencia de las
cosas.
Arte en India

El arte de la India se caracteriza


principalmente por ser un reflejo de la
compleja sociedad india, multiétnica y multi
cultural. Así mismo tiene un carácter
principalmente religioso, sirviendo
el arte como medio de transmisión de las
distintas religiones que han jalonado
la India: hinduismo, budismo, islamismo, cristianismo, etc.

Uno de los hechos determinantes en la


construcción de la cultura india ha sido
la diversidad étnica de los múltiples
pueblos que han ido llagando a sus
tierras: desde los aborígenes de tez
oscura ancestros de los actuales drávidas, fueron llegando en sucesivas oleadas
pueblos protoaustraloides, protomediterraneos mesolíticos, mongoloides, arios,
persas y griegos, partos y protomongoles, hunos, árabes, turco-afganos, turco-
mongoles y británicos.

Esta mezcolanza de pueblos y culturas ha producido un arte de gran diversidad


estilística y formal, conviviendo diversas tendencias artísticas según la región.
El arte indio ha sido principalmente
una manifestación religiosa, una
forma de conectar el mundo humano
con la trascendencia de lo divino. En
ese sentido han trabajado desde
antaño artistas y arquitectos, cuyos
nombres no han trascendido en una
gran mayoría de los casos, dejando
una serie de obras anónimas donde lo
importante no era la huella personal de su creador, sino su unión con el entorno y
con el mundo de la divinidad.

Entre las diversas manifestaciones


artísticas destaca sin duda la
escultura, el principal vehículo indio de
representación de lo humano y lo
divino; incluso la pintura y
la arquitectura indias tienen una cierta
plástica escultórica, ya que es el
terreno donde más se desarrolló la
creatividad del artista indio, donde
surgieron la mayoría de
técnicas y estilos presentes en el arte
indio en general.

Otro factor a tener en cuenta es la diversidad racial y cultural, que ha provocado un


arte ecléctico y sincrético: los primeros pobladores, de raza negroide, formaron la
etnia drávida, que se situó en el sur de la India (Tamil Nadu) tras la llegada de
los arios y, posteriormente, los musulmanes.
Del Paleolítico se han hallado diversos utensilios de cuarcita y sílex tallado o pulido,
en consonancia con los hallados al mismo tiempo en el continente europeo.

La primera gran civilización india, de signo neolítico, se produjo entre el 2500 y


el 1500 a. C. en la zona del río Indo (actual Pakistán y noroeste de la India). Esta
región, entre los montes Zagros, el Hindu Kush y el Himalaya, ha sido desde
antiguo una importante ruta comercial entre el Mediterráneo y el Lejano Oriente,
hecho del que se beneficiaron los pueblos de la zona.

Al parecer, esta civilización


mantuvo contactos
con Mesopotamia, y desarrolló
un sistema de escritura que aún
no se ha descifrado. La
construcción se realizaba
con barro cocido y ladrillo, con
casas con un sistema de
conducción de agua bastante
avanzado.

Del Mesolítico se han encontrado numerosos


utensilios similares a las cuchillas en forma de media
luna naturales del Próximo Oriente, Europa oriental y
norte de África.

Del Neolítico cabe destacar los yacimientos de


Adichanallur y Brahmagiri, donde se ha hallado un tipo
de cerámica negra y roja, así como diversos
monumentos megalíticos, especialmente dólmenes.
Período védico

(Siglos XV-VI a. C.) En esta etapa se introdujeron


los pueblos arios, apareciendo las religiones
tradicionales indias. Los arios introdujeron el
lenguaje sánscrito, así como el hierro y animales
como el caballo, y crearon pequeños reinos
regidos por el sistema de castas, donde
los sacerdotes tenían una posición preeminente. Existen pocos restos
arqueológicos de esta etapa, apenas algunos objetos de bronce y cerámica, por lo
que existe una gran laguna entre la cultura del Indo y el arte Mauria. Ello se debe
principalmente a la utilización de materiales perecederos como la madera y el barro
cocido.

Arte Mauria

(Siglos III-I a. C.) La dinastía Mauria expulsó a los


sucesores de Alejandro Magno de la India septentrional,
ocupando todo el curso medio del Indo y la parte central
de la península del Deccán.

Se han testimoniado numerosos contactos comerciales


con Persia, Grecia, Egipto, Sri Lanka y el sudeste asiático.
La piedra sustituyo al ladrillo como material de
construcción, resultando edificaciones más duraderas que
las de períodos anteriores. Los primeros vestigios se
encuentran en los santuarios rupestres de Barābar y en el Palacio de Aśoka en
Pātaliputra.
El monumento característico de este
período es el stūpa, túmulo funerario que
servía de relicario ―contenía reliquias
corporales de Buda, que el rey Aśoka
repartió entre las principales ciudades de
su imperio―, a la vez que tenía carácter
conmemorativo, ya que su planimetría
simbolizaba el universo: sobre una gran plataforma que significaba la Tierra, se
situaba una cúpula semiesférica que representaba la bóveda celeste, aplanada en
su parte superior, donde se situaba una empalizada cuadrangular con una
estructura en forma de mástil que simbolizaba el eje del mundo, y tres discos
decrecientes en forma de sombrilla que representaban las Tres Joyas del budismo
(Buda, la ley y los monjes).

La arquitectura estaba íntimamente ligada a la naturaleza, descollando ―además


del stūpa― dos tipologías diferenciadas de edificios: el santuario y
el monasterio. Generalmente eran santuarios rupestres, excavados en cuevas y
laderas de montañas, donde la escultura tenía un papel fundamental, a la que a
menudo estaba supeditada la propia arquitectura.

La escultura se desarrolló principalmente


en los capiteles, con influencia persa en la
representación de animales, y pese a un
acentuado hieratismo se reconoce por su
modelado y equilibrio de masas, que serán
prototípicos en la posterior escultura india.
El alto relieve era más estático, mientras
que el bajo relieve tenía carácter más narrativo, adornando las balaustradas y las
puertas de las estupas.
Arte de Gandhāra

(Siglos I a. C.-I d. C.) El arte de Gandhara se


desarrolló en el ámbito indogriego, de
tradición grecobudista, con
influencia helenística y sasánida destacándose
por la representación directa de la imagen de
Buda cambio propiciado por el budismo
mahayana, que empezó a ser venerado como un
dios, junto a un panteón de figuras como
los bodhisattvas, que renunciaron al nirvana para
enseñar la salvación a los hombres.

Surgió así la iconografía más típica de Buda: se solía representar con el mandala,
aureola o nimbo de santidad.

En el terreno de la arquitectura, los


monasterios estaban compuestos por
santuarios, celdas y salas de reunión.
Evolucionó la tipología del stūpa: la
cúpula se situaba sobre un
alto tambor cilíndrico colocado sobre
una base cuadrada. Un buen ejemplo
es el de Kaniśka, en Peshāwār.

Arte de Mathurā

(Siglos I-IV) Este estilo se localiza en la ciudad de Mathurā,


situada en la cuenca superior del Ganges, entre Agra y Delhi,
capital del reino Kuśāna. Desarrollaron una importante escuela
artística que se difundiría por el resto de la India e influenciaría
al arte Gupta. La imagen de Buda era más puramente india que
en Gandhāra, generalmente en postura sedenta, con las
piernas cruzadas en forma de yoga, y con ruedas incisas en manos y pies. Cuando
aparece rodeado de otras figuras, tiene mayor tamaño que éstas, mostrando un
orden representativo de tipo jerárquico.

Arte de Amarāvatī

(Siglos II-III) Fue un estilo coetáneo del de Mathurā, también de influencia


grecorromana, como lo demuestra los restos hallados en Virapatnam (Pondicherry).
Al igual que los estilos anteriores, sus obras principales son monasterios y stūpas,
sobresaliendo el gran stūpa
de Amaravati, de 30 metros
de altura. La escultura se
caracteriza por una
composición centrada y
personajes colocados
generalmente en grupos, sin
dejar apenas espacios
vacíos, con una peculiar
sonrisa en los rostros femeninos, y reinterpretando los estilos anteriores en un
lenguaje ecléctico.

Arte Gupta

(Siglos IV-VIII) La época gupta es la más arquetípica


del arte indio, la época clásica por excelencia. Es la
época de expansión del budismo por el resto de Asia,
de la creación de los grandes sistemas filosóficos y
de la literatura dramática. Su arte es una evolución
de los estilos anteriores, caracterizado por el purismo
formal, la armonía de proporciones y la idealización
de la figura humana. Los stūpa son más verticales y
otorgan mayor relevancia a la decoración escultórica, realizada en bajorrelieves de
piedra y revestimientos de estuco.

La escultura de esta época es serena y equilibrada, siendo


representado Buda de forma idealizada y con una dulzura
y espiritualidad procedentes del estilo de Mathurā. La
principal representación continuó siendo la de Buda
sentado en el trono, en actitud de meditación, con las
piernas cruzadas en postura de yoga y las manos en las
distintas posiciones.

El arte Gupta se extendió por casi todo el Deccán,


generando una serie de estilos que se suelen denominar “posgupta”

Los templos hindúes se solían construir alrededor de antiguas capillas sacerdotales


que custodiaban imágenes de dioses o símbolos sexuales, sobre las que se
construía un edificio circular para la deambulación sagrada. Generalmente la planta
del edificio se situaba en posición este-oeste, siguiendo el movimiento del sol, y su
construcción se planificaba según estudios astrológicos. Las medidas seguían una
cuidadosa escala de proporciones, emulando la estructura del universo. Utilizaban
un sistema adintelado y, aunque
conocían el arco y la bóveda, no lo
empleaban. La decoración
escultórica se situaba
preferentemente en el exterior,
mientras que el interior solía ser
oscuro para no desviar la atención
del culto sagrado.
Arquitectura en India

Los monumentos más antiguos de


la India a los cuales tan remota fecha
señalaba el filosofismo del siglo
XVIII pretendiendo hallar en la misma un
argumento contra la Biblia cristiana. Hubo,
sin duda, en aquellas regiones, edificios de
fechas más antiguas, pero aquéllos
construidos de madera y adobe desaparecieron sin apenas dejar rastro de su
existencia.

No es posible ordenar de forma rigurosa por orden


cronológico los monumentos hindúes, ni es fácil
tampoco reducirlos a tipos uniformes si no es
considerándolos en sus líneas más destacadas. La
mayoría de los monumentos conocidos son religiosos
correspondientes a las religiones bramánicas
y budistas allí dominantes. No se conocen palacios
antiguos en la arquitectura india, pues los de fecha más
antigua datan del siglo XV habiéndose construido los
anteriores con material de baja calidad y los que se hallan de arte indio (que no son
de arte musulmán) son muy escasos. Lo mismo ocurre con las tumbas o
monumentos funerarios que no son religiosos.

Los tipos más comunes de arquitectura india son:

 La estupa o tope junto con la vihara.


 La pagoda al aire libre.
 La gopura.
 La sikhara.
 Las puertas y columnas conmemorativas.
Templos subterráneos

Los templos subterráneos son grutas artificiales (o naturales,


pero labradas como las de Ajanta) dispuestas con techos
generalmente planos y con gruesas columnas, extrañamente
molduradas, que en su estructura general recuerdan las
construcciones de ensamblaje o de madera las cuales debieron
ser las primitivas de la India.

Estupas

La estupa (voz del idioma sánscrito que


significa tumba o túmulo) es un edificio circular,
terminado en forma semiesférica y destinado a
guardar reliquias de Buda o de un santón indio.
Se construían en ladrillo y piedra y solía
situarse sobre plataformas circulares,
accesibles por dos rampas y se rodeaba de
columnas o de una empalizada.

Gopuras

Las gopuras son entradas monumentales al


recinto de la pagoda o del templo subterráneo,
las cuales constan de una puerta coronada por
una compleja torre, escalonada al modo de la
pagoda. Hay también puertas monumentales
cuadradas y columnas sueltas todas ellas
llenas de esculturas mitológicas que tienen por
objeto la conmemoración de algún hecho importante.
Pintura en India

La pintura de la India es una forma de arte de la India.


Las primeras pinturas de la India fueron las pinturas
sobre roca realizadas en épocas pre-
históricas, petroglifos tales como los que se observan
en Bhimbetka, algunos de ellos se remontan a antes
del 5500 a C. Tales obras continuaron en el tiempo
por varios milenios, luego en el siglo VII los pilares
tallados de Ellora, en el estado de Maharashtra es un
muy buen ejemplo
de pintura de la
India, sus colores,
principalmente tonos de rojo y naranja, se
consiguieron a partir de pigmentos minerales.

Las pinturas de la India poseen un continuo


estético que se extiende desde las primeras
civilizaciones hasta nuestros días. En sus
comienzos su naturaleza era esencialmente
religiosa, pero luego la pintura de la India
evolucionó a través de los años para convertirse
en una fusión de varias culturas y tradiciones.
Arte en Japón

El arte de Japón es una expresión de la cultura japonesa,


desarrollado a lo largo del tiempo en diversos períodos y
estilos que se han ido sucediendo de forma cronológica,
en paralelo al devenir histórico, social y cultural del pueblo
japonés. Como en el arte occidental, las principales
manifestaciones artísticas han tenido su origen en
la religión y el poder político.

Una de las principales características del arte japonés es


su eclecticismo, proveniente de los diversos pueblos y culturas que han arribado a
sus costas a lo largo del tiempo. Los primeros pobladores instalados en Japón
conocidos como los Ainu pertenecían a una rama caucásica procedente del norte y
este de Asia, llegados posiblemente cuando Japón aun estaba unido al continente.

A esta mezcolanza racial se debe añadir la


influencia de otras culturas, debido a su
insularidad, Japón ha estado asilado buena parte
de su historia, pero a intervalos ha ido recibiendo
la influencia de las civilizaciones continentales,
sobre todo de China y Corea.
El arte tiene en la cultura japonesa un gran sentido
introspectivo y de interrelación entre el hombre y
la naturaleza, representada igualmente en los
objetos que le envuelven, desde el más ornado y
enfático hasta el más simple y cotidiano. Esto se
pone de manifiesto en el valor otorgado a la
imperfección, al carácter efímero de las cosas, al
sentido emocional que el japonés establece con su
entorno. Para los japoneses, la paz y la armonía están asociadas a la calidez y la
comodidad, cualidades a su vez que son fiel reflejo de su concepto de la belleza.
De igual manera, los artistas y
artesanos japoneses tienen un elevado
grado de vinculación con su obra, sintiendo
los materiales como parte esencial de su vida
y de su comunicación con el ambiente que
les rodea.

El arte japonés, como el resto de


su filosofía o, simplemente, su forma
de ver la vida es propenso a
la intuición, la falta de racionalidad,
la expresión emocional y la sencillez
de actos y pensamientos,
expresados a menudo de
forma simbólica. Dos de sus
características distintivas son la simplicidad y la naturalidad: las manifestaciones
artísticas son reflejo de la naturaleza, por lo que no requieren una elaborada
producción, sino que se basan en una economía de medios que otorga al arte una
gran trascendencia, como reflejo de algo más elevado que queda tan sólo
esbozado, sugerido, siendo posteriormente interpretado por el espectador.
Esta simplicidad
provocó en pintura una
tendencia hacia
el dibujo lineal,
sin perspectiva, con
abundancia de espacios
vacíos, que sin embargo se integran armoniosamente en el conjunto.
En arquitectura, queda plasmada en diseños lineales, con planos asimétricos, en
una conjunción de elementos dinámicos y estáticos. A su vez, esta simplicidad está
relacionada con una innata naturalidad en la relación entre el arte y la naturaleza,
que para los japoneses es reflejo de su vida interior, y la sienten con un delicado
sentimiento de melancolía, casi de tristeza.

Esta naturalidad se refleja


especialmente en la arquitectura,
que se integra de forma armoniosa
en su entorno, como se denota en
la utilización de materiales
naturales, sin trabajar, mostrando
su aspecto rugoso, áspero,
inacabado. En Japón, naturaleza,
vida y arte están indisolublemente unidos, y la realización artística es un símbolo de
la totalidad del universo.

La estética japonesa busca encontrar el sentido de la


vida por medio del arte: belleza equivale a armonía, a
creatividad; es un impulso poético, un camino sensorial
que lleva a la realización de la obra, que no tiene
finalidad en sí, sino que va más allá.
El arte no está basado en las cualidades sensibles, sino en
las sugestivas; no ha de ser perfecto, sino expresar una
cualidad que lleve a la totalidad. Se pretende captar lo
esencial a través de la parte, que sugiere la totalidad: el
vacío es un complemento de aquello que existe.

En Japón, el arte, tiene un sentido más trascendente, más


inmaterial que el concepto de arte aplicado en Occidente:
es cualquier manifestación del espíritu –entendido como
energía vital, como esencia que insufla vida a nuestro
cuerpo–, haciendo que éste se desarrolle y evolucione,
consiguiendo una unidad entre cuerpo, mente y espíritu.

Durante la Edad Media japonesa


(periodos Kamakura, Muromachi y Momoyama), en paralelo
al militarismo de la sociedad feudal japonesa, se impuso el
concepto de dō (vía), que ponía énfasis en el proceso
creativo del arte, en la práctica ceremonial de los ritos
sociales. En estas prácticas no importa el resultado, sino el
proceso evolutivo, el devenir en el tiempo, así como el talento
demostrado en la perfecta ejecución de los ritos, que denota
destreza, así como un empeño espiritual de búsqueda de la
perfección.

En estos nuevos conceptos tuvo una influencia


decisiva una variante del budismo llamada zen,
que hacía hincapié en unas determinadas
“reglas de vida” basadas en la meditación, donde
la persona pierde la conciencia de sí mismo. Así,
cualquier labor cotidiana trasciende su esencia
material para significar una manifestación
espiritual, la cual queda reflejada en el movimiento y el paso ritual del tiempo.
El zen se basa en siete principios
estéticos: fukinsei (asimetría), forma
de negar la perfección para conseguir
el equilibrio presente en la
naturaleza;kanso (austeridad),
eliminar lo innecesario y superfluo
para descubrir la simplicidad de la
naturaleza; kokō (dignidad solitaria),
cualidad que las personas y objetos
adquieren con el paso del tiempo y les proporciona una mayor pureza de su
esencia; shizen (naturalidad), que está ligada a la sinceridad, lo natural es auténtico
e incorruptible; yūgen (profundidad), esencia verdadera de las cosas, que
trasciende su mera materialidad, su aspecto superficial; datsuzoku (desapego),
libertad en la práctica de las artes, cuya misión es liberar el espíritu, no controlarlo
–así, el arte prescinde de todo tipo de normas y reglas–; seiyaku (serenidad interior),
estado de quietud, de sosiego, necesario para que fluyan los seis principios
anteriores.

Arquitectura

Es más naturalista que sus hermanas


orientales, la India y la China. Estas
son más aisladas y desprovistas del
entorno natural. En cambio, la
arquitectura japonesa no tiene sentido
sin el jardín, los cerezos, el lago, la
piedra, el paisaje evocador. Y es a la vez más cautivadora, a la que importan menos
las proporciones y el tamaño, para lo cual la revisten de todos los accesorios que la
hagan más atrayente. Lo que pierde en técnica constructiva, lo gana en la impresión
del conjunto y en la ascesis del espíritu.
Heian

(794 a 1185 d.C.) La arquitectura budista


japonesa también adoptó el stupa en su
forma china de pagoda.

Los templos erigidos para esta nueva secta


fueron construidos en las montañas, a lo
lejos de la corte y el laicado de la capital. La
topografía irregular de estos sitios forzó a
arquitectos japoneses a replantear los problemas de la construcción de templos, y
así escoger los elementos más indígenas de diseño. Las azoteas de corteza de
ciprés substituyeron a aquellas de azulejo de cerámica, tablones de madera fueron
usadas en vez de pisos de tierra, y un área de adoración separada para el laicado
fue añadida delante del santuario principal.

Dos nuevas formas de arquitectura fueron


desarrolladas en respuesta al cima
militarista de la época: el castillo, una
estructura defensiva construida como casa
de un señor feudal y sus soldados en
tiempos de problemas; y el shoin, un
pasillo de recepción y área de estudio
privado diseñada para reflejar las
relaciones de señor y vasallo dentro de la sociedad feudal.

Escultura

Es casi siempre monumental. En ella no puede


buscarse la elegancia de líneas, ni la perfeccionista
ejecución, ni el modelado de los elementos
constructivos. La escultura budista fue introducida
en Japón desde China y Corea, y a partir del siglo VI y
hasta el VIII, siguió de cerca los modelos continentales.
Cerca ya de fin del siglo VIII, con el traslado de
la capital desde Nara a Heiankyo (actual Kioto)
y el inicio del periodo Heian (794-1185),
la madera es elegida como el material favorito
para las esculturas y continúa como tal hasta el
periodo moderno. Al principio, la mayoría de las
estatuas eran esculpidas a partir de un gran
bloque de madera, pero hacia el siglo XI, con el aumento de la demanda de
esculturas, la carpintería era el método preferido y más eficaz. El periodo Heian
presenció la aparición de monjes escultores budistas y de una casta de escultores
como fuerza artística y económica en Kioto y Nara.

Pintura

La pintura japonesa alcanzo metas como


ninguna otra manifestación artística. En
ella destacan los ambientes paisajísticos,
los motivos naturalistas, la creación de
ambientes íntimos con figuras femeninas
de suaves líneas y rebuscadas posiciones
para incrementar la impresión del
movimiento. Ricas de color, de dibujo simple, de acción sencilla y de temática
atrayente y diversificada.

El verdadero desarrollo de la pintura japonesa ocurriría en el período Heian, con el


surgimiento del estilo tradicionalista nipón denominado Yamato-e. En la época
Kamakura se prolongaría la elaboración de los emakis, pero con un enfoque hacia
la pintura religiosa, en especial las representaciones de Buda Amitābha ejecutadas
por la secta Shingon.
En el período Azuchi-Momoyama la pintura
decorativa de palacios adquiriría una gran jerarquía,
exaltando el uso de láminas de oro sobre superficies
a gran escala. Esta tendencia pictórica fue
patrocinada por los shōgunes y fue categorizada
como el arte oficial por excelencia de esta clase social.

A inicios del período Meiji la pintura japonesa sufrió un


cambio profundo debido a que el gobierno japonés
promulgó una campaña de occidentalización fomentando
la pintura Yōga en la que se promovía un enfoque en la
cultura europea. Esta tendencia perdió fuerza a medida
que surgió un género artístico opuesto que buscaba
recuperar las raíces culturales japonesas que se habían
debilitado y que se lo denominó Nihonga.

La pintura en Japón tiene su inicio posiblemente durante el período prehistórico


japonés. Algunos diseños geométricos y figuras simples se pueden encontrar
trazadas sobre la cerámica neolítica del período Jōmon y en las campanas de
bronce o dōtaku del período Yayoi. Con la influencia de la cultura China en Japón
durante el período Asuka,
especialmente la introducción del
sistema de escritura kanji, el sistema de
administración gubernamental, y
el budismo, muchas de las obras de arte
eran importadas al Japón desde China
y Corea, motivando la producción de
copias locales muy similares al estilo
pictórico del Este de Asia.
Con la propagación del budismo en Japón durante
los siglos VI y VII, floreció la pintura con motivos
religiosos con el objetivo de decorar los múltiples
templos construidos por las clases gobernantes.
El estilo guarda semejanza con la pintura china de
la dinastía Sui correspondiente a la época de
los Dieciséis Reinos. Con el desarrollo de las
sectas budistas esotéricas de Shingon y Tendaishū en los
siglos VIII y IX en Japón, la imaginería religiosa,
especialmente las pinturas o representaciones
de Mándala se volvieron predominantes. Numerosas
versiones de Mándala, en particular él mándala del Mundo
del Diamante y él Mándala del Úterofueron creados como
pergaminos colgantes, y también como murales para las
paredes de los templos.

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