Anda di halaman 1dari 4

3 razones por las que los

jóvenes dejan la iglesia


22 NOVIEMBRE, 2017 | Steven Martins

COMPARTIR
MINISTERIO

Es común escuchar a pastores y líderes hablar sobre cómo los jóvenes y adolescentes están abandonando
la iglesia. En los Estados Unidos está sucediendo un éxodo masivo de adolescentes que abandonan la
iglesia al ingresar a la educación superior. Estoy seguro que si tienes algunos años en el ministerio,
también has visto esta realidad. Posiblemente pueda venir a tu mente ahora mismo muchos nombres de
jóvenes que han abandonado tu congregación, sin tú encontrar una razón suficiente. Dada mi propia
experiencia personal, y al escuchar lo que otros adolescentes dicen, aquí hay tres razones predominantes
por las cuales los jóvenes abandonan la iglesia.

1. Preguntas sin respuestas

La educación recibida por un estudiante en instituciones seculares siempre provocará preguntas que
desafíen la autoridad e integridad de la Palabra de Dios. En Génesis leemos de Dios preexistiendo; es
decir, Él existe antes del tiempo y el espacio. Él es el agente soberano de la creación. Pero nuestros
sistemas escolares enseñan de un relojero ciego orquestando de manera aleatoria la belleza que es el
cosmos. Esto es un completo antiteísmo.

En muchas clases sobre religión se enseña que todas las creencias religiosas son iguales en verdad,
ninguna superior a la otra, mientras que la Biblia establece claramente la naturaleza exclusiva de la
creencia cristiana. La persona histórica de Jesús es cuestionada por los eruditos y ateos liberales,
distorsionando y corrompiendo la imagen bíblica perfecta de Cristo relatada en los Evangelios. Es
natural que un estudiante en una sociedad anticristiana y secular enfrente desafíos a su propia fe que
inevitablemente provoquen preguntas escépticas de todo tipo.

¿Qué tipo de respuesta reciben estos jóvenes cristianos de sus líderes ministeriales? En la mayoría de los
casos, ha habido una falla en el púlpito, y más particularmente en su programación para jóvenes y
adultos jóvenes. Dondequiera que he impartido charlas, conferencias, y sermones, los adolescentes se
quejan de que las preguntas que plantean a menudo no reciben respuesta. Estas son experiencias que
conozco muy bien, habiendo luchado con el creacionismo y la evolución, el ateísmo y el teísmo,
mientras que no tenía un líder local que me guiara a través de estos temas. Ha sido una tendencia
evangélica común el dejar el cerebro en la puerta, abrazar el emocionalismo y el espiritualismo, y
etiquetar las experiencias subjetivas como fe. Las iglesias que respaldan el movimiento de “relación, no
religión” no reconocen que hacen más daño que bien, promoviendo experiencias subjetivas por encima
de la enseñanza de la doctrina y la verdad.
Ha sido una tendencia evangélica común el dejar el cerebro
en la puerta, abrazar el emocionalismo y el espiritualismo,
y etiquetar las experiencias subjetivas como fe.
Es un concepto erróneo que el cristianismo no es una religión, cuando en realidad es la única religión
verdadera, una visión del mundo y la vida proporcionada por las Escrituras. ¿Qué diferencia hay entre un
cristiano y un ateo cuando se trata de creencias? Cada uno tiene una creencia con respecto al origen,
significado, moralidad, y destino, que son las cuatro preguntas requeridas de cada cosmovisión, de cada
“religión”.

Estar fuera de contacto con el intelecto es alienar a los jóvenes que se están preparando para dejar su
marca en este mundo, haciéndolos creer que el intelecto no juega un papel importante en su fe. Esta es la
razón por la cual los estudiantes buscan los debates, diálogos, y otros eventos intelectualmente
estimulantes, pues están hambrientos y buscando.

Esto también explica por qué muchos jóvenes y adultos jóvenes abandonan la iglesia. Al no tener
respuestas satisfactorias, implícitamente perciben que no hay respuestas, y por lo tanto la fe cristiana no
es esa cosmovisión exhaustiva que alguna vez pensaron que era. Por esta razón, la apologética es
absolutamente necesaria para la iglesia, ya que avanza la fe cristiana en una sociedad secular, y reforma
la cultura en la arena pública. Mientras que descuidemos esto, el éxodo continuará, y nuestros jóvenes
sufrirán.

Entonces, ¿qué se puede hacer? Si eres un pastor o líder de jóvenes, prepara espacios donde tus ovejas
puedan hacer preguntas. Tal vez considera abrir el micrófono cada cierto tiempo a un tiempo de
preguntas y respuestas. Procura crear espacios donde los jóvenes sientan que es seguro preguntar. Si eres
un joven, debes saber que la fe cristiana sí tiene respuestas; no te quedes sin buscarlas. Pregúntale a tus
pastores, y consulta sitios web como este mismo para las preguntas que tienes. Igualmente puedes buscar
buenas recomendaciones de libros que puedan ayudarte.

2. Sermones sin relevancia

Otra razón por la cual los jóvenes abandonan la iglesia es porque hay una falta de relevancia en las
enseñanzas y los sermones que escuchan. ¿Cuántas veces se sientan durante sermones sobre el hijo
pródigo, las bienaventuranzas, u otros pasajes, y salen igual que como entraron? Un pastor local en el sur
de Ontario compartió recientemente con un grupo de estudiantes que, a pesar de que sus sermones eran
“expositivos”, nunca tocaron temas culturalmente relevantes, como el aborto o el matrimonio entre
personas del mismo sexo. Puede que no te sorprenda cuán común es esto.

Los jóvenes son muy conscientes de lo que sucede en la plaza pública: están expuestos a ella a diario, y
es infructuoso cuando se les enseña la Biblia sin su aplicación. Los pastores están sirviendo mal la
Palabra de Dios, y le hacen un mal también a sus congregaciones, si no demuestran la relevancia
perdurable de la Escritura en toda la vida. Es emocionante escuchar el sermón del pastor y descubrir que
la Biblia sí tiene un mensaje sobre los eventos actuales en nuestra sociedad.

Desafortunadamente, a los estudiantes a menudo se les hace creer que la Biblia habla simplemente de
transformación personal y nada más. No se dice mucho sobre asuntos culturales, ya que los temas
polémicos se evitan por miedo, por desconocimiento, o porque se los considera “irrelevantes”. El
deterioro moral del Occidente no es una preocupación urgente para la mayoría de las iglesias, y ahora
vemos lo que está sucediendo en países como Canadá y Estados Unidos. De hecho, los jóvenes se
sorprenden al enterarse que la iglesia en América del Norte alguna vez proporcionó servicios de
educación y atención médica al público, y que Canadá, por ejemplo, era una nación bastante cristiana,
pintando una imagen de la iglesia muy diferente a la que conocemos. La iglesia hispana en
Latinoamérica tiene la oportunidad de ser una luz en medio de la oscuridad en un tiempo crucial como el
que vivimos. De lo contrario se quedará obsoleta en su impacto en la sociedad, como ya ha sucedido en
otros países.

La relevancia de la iglesia y su mensaje evangélico de Cristo como Rey y Redentor ciertamente fue de
alto impacto en el pasado, mucho más que la iglesia del siglo XXI. Para la mayoría de los jóvenes,
aplicar la verdad bíblica a los diferentes aspectos de la sociedad es algo nuevo, y representa una visión
más amplia de las vastas implicaciones de la enseñanza bíblica. Considerar asuntos de construcción
nacional, reformas legislativas, provisiones educativas, y otros asuntos similares, revela un evangelio
relevante y aplicable a cada caso, escenario, y época.

Debemos hacer todo lo posible por aplicar la verdad bíblica, y al hacerlo, aprenderemos cuán inagotable
es la Palabra de Dios. Imagine la enseñanza de ser una “ciudad asentada en una colina” (Mt. 5:14-16).
¿Qué significa eso exactamente? ¿Y cómo lo aplicamos? Si los jóvenes no encuentran relevancia en la
iglesia, la encontrarán en otro lado. Este mundo está trabajando horas extra para que los jóvenes crean
que la relevancia y la verdad se pueden encontrar en cualquier otro lugar menos Cristo. Así que los
pastores deben ser muy intencionales y tomar decisiones estratégicas, como las que ya se han
mencionado antes, para que los jóvenes puedan ver la importancia y relevancia de la cosmovisión
cristiana.

Este mundo está trabajando horas extra para que los


jóvenes crean que la relevancia y la verdad se pueden
encontrar en cualquier otro lugar menos Cristo.
3. Iglesia sin misión

Una última razón a considerar por la que los jóvenes abandonan la iglesia es por la falta de misión en la
iglesia. Hay un clamor que pide algo más que transformación personal. Hay un clamor por formar parte
de una narrativa más grande, por cumplir un papel fundamental en el plan de Dios en la renovación de su
creación. Hay un deseo de luchar por un objetivo, trabajar hacia un fin, ser parte de algo más grande y
significativo.

Los jóvenes modernos ven a la iglesia como un club social transitorio, una comunidad aislada que
adopta una mentalidad de escape. Los adultos jóvenes no quieren sentarse sin un objetivo en mente,
esperando a que Jesús regrese. Ellos quieren saber que están siendo preparados y discipulados para dejar
una huella en su mundo, comisionados para llevar a cabo una tarea divina: el avance del reino de Dios en
la tierra.

Considere la declaración de la misión de la iglesia en Mateo 28:19-20:

“Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con
ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
¿Cuáles son las implicaciones de esto? La gran comisión es la proclamación de las buenas nuevas que
Cristo es Rey. Él se sienta en su trono, habiendo expiado el pecado, y quita las manchas de injusticia de
aquellos que se arrepienten y se vuelven a Él. Este evangelismo tiene que ver con la salvación del
individuo y de la nación, el conjunto de individuos; y es una comisión a discipular a las naciones. Esto
incluye aplicar la verdad bíblica a cada área de la vida, incluyendo el gobierno nacional, la ley federal, el
cuidado de la salud, etc. Las implicaciones son de largo alcance e incorporan la cultivación cultural. ¿De
qué otra manera podemos esperar ver una renovación nacional?

Enseñar la salvación personal, la transformación, y la renovación, son todas bíblicas, y de hecho


centrales para el cambio de una nación; pero no estamos limitados a ello. La Escritura nos anima a
enfocarnos más allá de la persona (singular) hacia las personas (plural).

Considera lo que Jeremías escribió a los israelitas que fueron llevados al exilio: “Y busquen el bienestar
de la ciudad adonde los he desterrado, y rueguen al Señor por ella; porque en su bienestar tendrán
bienestar” (Jer. 29:7). Esto implica que si caía juicio sobre esa nación, ellos también serían afectados.

Tenga en cuenta el alcance internacional del reinado del Mesías, en el que el salmista escribe: “Domine
él de mar a mar, y desde el Río Eufrates hasta los confines de la tierra” (Sal. 72:8). Una iglesia sin
misión es una iglesia sin identidad, ya que identificarse con Cristo es ser una “ciudad situada sobre un
monte” (Mt. 5:14). La ciudad de luz es la que proclama al mundo la verdad objetiva y la justicia moral.
Los jóvenes quieren formar parte de esto, de una gran narrativa, de un trabajo maravilloso que glorifica a
Dios, de un lugar donde puedan usar sus habilidades y dones para avanzar el reino de Dios.

Pastor: ¿qué estás haciendo para que tu iglesia refleje esta visión? ¿Qué cambios estás dispuesto a hacer?
La juventud de tu iglesia está lista y sedienta, pero necesita un liderazgo bíblico que pueda guiarlos a
través de una cultura que necesita redención pero que busca ahogarlos.

A pesar de las malas noticias, ciertamente hay buenas también. Hay iglesias y líderes ministeriales que
han identificado correctamente estos problemas y están trabajando para abordarlos dentro de sus propias
comunidades.

Entonces, preguntas con respuestas, sermones con relevancia, y una iglesia con una misión; abordar
estas áreas de preocupación ayudará a remediar la crisis juvenil y reflejará un cambio en las estadísticas
del abandono de la fe. Cada creyente debe orar para que la iglesia reclame su identidad bíblica como
iglesia misionera, y que invierta en sus adolescentes y jóvenes adultos para evitar perderlos en el
creciente secularismo y humanismo. El cambio es posible, pero se requerirá un esfuerzo concertado, de
los líderes, y de los jóvenes que serán líderes.

IMAGEN: LIGHTSTOCK.

Steven Martins es Apologista, Escritor y Director de Desarrollo y Avance Ministerial en


el Ezra Institute for Contemporary Christianity. Tiene una Licenciatura en Administración
de Recursos Humanos de la Universidad de York (Toronto, Canada), y está estudiando para
su Maestría en Artes en Apologética Cristiana en el Veritas International
University (California, USA). Steven vive en Toronto con su esposa Cindy y su hijo
Matthias.

Anda mungkin juga menyukai