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Jean Arz

Amiga, Compañera y
Aventurera
Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

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Ser o no ser, esa es la cuestión:
si es más noble para el alma soportar
las flechas y pedradas de la áspera Fortuna
o armarse contra un mar de adversidades
y darles fin en el encuentro. Morir: dormir,
nada más. Y si durmiendo terminaran
las angustias y los mil ataques naturales
herencia de la carne, sería una conclusión
seriamente deseable. Morir, dormir:
dormir, tal vez soñar.

William Shakespeare, Hamlet


Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

ÍNDICE

Argumento: ____________________________________________________ - 4 -
Capítulo 1: Una Luz ____________________________________________ - 5 -
Capítulo 2: Amiga ____________________________________________ - 14 -
Capítulo 3: Cambio, Noticia y Tragedia _______________________ - 19 -
Capítulo 4: Desilusión, Desilusión, ¡Desilusión! _______________ - 25 -
Capítulo 5: El Testamento ____________________________________ - 30 -
Capítulo 6: Enamorada _______________________________________ - 36 -
Capítulo 7: Si Yo Fuera Tú ____________________________________ - 41 -
Capítulo 8: Compañera _______________________________________ - 48 -
Capítulo 9: Mi Primera Vez ___________________________________ - 64 -
Capítulo 10: Recuerdos Olvidados ____________________________ - 68 -
Capítulo 11: Oscuridad _______________________________________ - 76 -
Capítulo 12: Aventurera ______________________________________ - 82 -
Capítulo 13: Descumbimiento ________________________________ - 89 -
Capítulo 14: Lento ____________________________________________ - 93 -
Capítulo 15: Hoy ______________________________________________ - 99 -
Epílogo: Sólo Por Un Instante ________________________________ - 104 -
Agradecimientos: ____________________________________________ - 108 -

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Argumento:
¿Quién soy? No preguntes, ¿por qué?, simple: no hay respuesta.
Si quieres saber algo más de mí, es mejor que vayas leyendo,
entonces quizá sepas lo que pasa entorno a mi vida, por que ahora, no
sé responder a la simple pregunta de: ¿quién eres?
Me puedes llamar de mil maneras, pero no creo que llegues a dar
con la palabra justa con ninguna de ellas, solo sé que soy una chica
con complejos, con defectos, con virtudes, con deseos, con anhelos,
frustraciones, y sobre todo: con sentimientos.
No hay más en mi vida, solo un mundo en blanco y negro que quizá
pueda obtener un poco de color, pero solo quizás…

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Capítulo 1
Una Luz

Había una vez en un bosque muy lejano, una ninfa llamada


Azzura, como todas las ninfas era de esperarse que
tuviera enemigas, pero de entre ellas seguramente la más
despiadada era Michletos…

— ¡Melanie! Deja de leer tantas de esas cosas, te vas a quedar loca.


Mejor no, en vez de Michletos llamemos a la bruja como Miranda, si claro, como
si en verdad hubiera diferencia.
—Mary, es tarde, ¡realmente tarde! —levanté la cabeza detr{s del libro ‚El
Espejo Inalcanzable‛—. ¡Buh! — ¿Cómo sonó eso? ¡Ah!, soné como una
descerebrada.
—Mary, por Dios, deberías tener más imaginación, te recomiendo que leas<
Miranda alzó las manos hasta lo más alto para acallarme.
— No gracias, después voy a terminar deseando cosas que no podré tener, así
estoy bien —. Ajá, ¿cosas que no podría tener? ¿Y para eso es necesario leer?, me
pregunté a mi misma.
— Mary, tú ya deseas cosas<
— Cállate, ¡alguien puede oírte! —Miranda me tapó la boca tan rápido que ni
cuenta me di del instante en que esto sucedió. Yo solo hablé tras las manos de
Miranda, ella al ver que mi cara se ponía de un color morado decidió quitar sus tan
femeninas manos de mi boca.
— ¡No hagas eso Miranda! Un día juro que me vas a matar.
— ¡Melanie! No exageres, no vas a morir por algo tan simple.
— ¿Estás segura?
— ¡Por supuesto!
Entendido, quizás yo no iba a ser la muerta esa mañana, pero como no quería un
cad{ver sobre mi conciencia, decidí dejar a mi tan buena ‚amiga‛ sentada en la
biblioteca de la escuela.
Se supone que debería estar en clase de Literatura con la profesora Vieve, una
mujer de edad avanzada con una gran obsesión por las letras, Dios, esa mujer lee
más de lo que yo nunca podré leer en mi vida, bueno, también debemos darle
crédito a eso por que es una profesora con un currículo excesivamente bien
cuidado. Por suerte, Vieve no fue este día a la universidad.

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‚¡¿Hundirme en la lectura?!‛ Me pregunté de repente. En parte era verdad,


pues, ¿para que enamorarse de alguien de carne y hueso cuando puedes tener a
muchos a la vez? Es mejor enamorarte de alguien ficticio que sabrás nunca podrá
hacerte daño, que de alguien que con el pasar de los años te dirá que te has puesto
fea, ya no eres la misma o el cl{sico ‚no eres tú, soy yo‛, tonterías, una vez te ven
con una arruga se pierde el encanto, y nos dicen a nosotras: ‚¿superficiales?‛, ¡aja!
Como si ellos no fueran lo suficientemente superficiales para andar buscando
mujeres con medidas exuberantes, no, no, no y ¡no!, mejor me dejo por novio a
Acheron1. Sí, es lo mejor, no importa la cantidad de mujeres que también desean a
Acheron, para eso existen los clones<
— ¿Se le ha quitado el dolor de cabeza? —una voz masculina sonó tras mi
espalda, seguramente tenía que ser<
— ¿Joaquín? —pregunté al verlo—, digo —me soné la garganta—, ¿director? —
corregí, no es que sea raro ver a algunos alumnos tutear al director de la
Universidad, pero yo aún vivía en el siglo anterior, el director es mi superior, no
puedo andar tuteándolo como si fuera un compañero más.
—Si, soy yo, señorita Rodríguez —. Vaya, al menos el director sabe lo que dice.
‚Señorita‛ ¡si! Soy Señorita< aún.
—Si, se me ha quitado el dolor de cabeza, pero ahora tengo un gran paquete de
hojas que revisar<
—Claro, la dejo entonces —el director se marchó, me encogí de hombros e
inhalé aire excesivamente.
Mis compañeros hombres< me ven como algo poco atractivo, solo corren a mí
cuando tienen dudas sobre las materias, o cuando necesitan saber si se ven bien,
cuando quieren saber que comprar para sus novias< ¡en fin! etc., etc., ¡etc.!
Podríamos hacer toda una lista interminable pero no tengo el tiempo requerido
para ello.
¿Fea? ¿Soy fea? Eso me pregunto a menudo, y la respuesta es: ¡no!, no soy fea,
pero soy cero atractiva, veamos, explicaré la diferencia: ‚guapa‛ lo podríamos
resumir en Regina, la chica popular de la escuela, vestida al último grito de la
moda (o eso piensa pues), calzando con zapatos de diseñadores, con alhajas hasta
por el< dedo índice, con medidas que dejan embobados a todos los hombres: 90,
60, revienta. Ahora: ‚cero atractiva‛ es alguien que no viste con ropa de ‚marca‛,
ni va a las discotecas más in de la ciudad, alguien que siempre anda con gafas
redondas por todo el lugar, una joven que siempre anda con una falda que le llega
hasta debajo de los talones (literalmente), trae puesta sobre sí un suéter color azul
intenso, carga sobre sus manos los libros de ‚La odisea‛ y ‚La ileada‛ sobre otro
más pequeño, ¡Jesús!, ¡una descripción precisa de mi!

1
Acheron: Personaje literario creado por la autora Best-Seller Sherrilyn Kenyon.

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Dejando toda esa perorata a un lado me dirigí a la lonchería más cercana que
hay por la Universidad, solo entrar en el lugar los hombres se me acercaron tan
rápido como mosquitos buscando sangre fresca.
— Melanie, ¿me ayudas con esto? —dijo Sebastián, un compañero sumamente
atractivo, con un rostro tan espectacular que podría abortar su carrera como
historiador e ir a una agencia de modelos y quitarle el trabajo a William Levy 2.
— Melanie, ¿podrías decirme como hacerle aquí? —dijo a voz en grito Mauricio,
un joven con cara mediamente atractiva, pero con un cuerpo<
— Melanie, ¿por qué no vas con un diseñador? — ¿diseñador?, me dije.
— Rebeca vez y busca a otra persona a quien joder, no tengo tiempo ni espacio
para ti —. Dejé a la amiga de Regina junto a los demás chicos que solo querían
llenarme de más conocimiento del cual ya poseo.
Pedí mi "comida" para después sentarme en la única mesa que había libre.
— Hola —. Cuando el sándwich casi toca mi boca para ser absorbido una voz
muy profunda me habló, era una voz desconocida, y la sorpresa al alzar la vista me
encontré con un joven de edad más o menos de 20 años, con piel muy bien
bronceada, unos ojos azules como el cielo, una estatura que sería casi imposible de
creer, y un cuerpo< Dios mío, que cuerpo, esos brazos me pedían ser tocados,
‚Melanie, compórtate o te doy una buena tunda‛.
Dejé el sándwich sobre la mesa para atender a mi interlocutor.
— ¡Hola! —respondí con un susurro casi inaudible, el joven se percató de ello.
— ¿Por qué esa reacción? —me recompuse tan rápido que casi me caigo de la
silla, el desconocido me ayudó para no caerme en medio de tal multitud.
— No, perdón, ¿en qué materia tienes dudas? —dije llegando al punto exacto
del por que un hombre así me estuviera hablando.
— ¿Materia? No, nada de eso, es solo que soy nuevo< — ¡Ah! Menos mal, era
nuevo, hmmm, ahora solo falta saber en que sentido<—, me he inscrito ayer, y
hoy es mi primer día de clases, pero< las chicas por aquí son algo, dr{sticas con
sus gustos.
No entendía, yo lo único que sabía era ‚esto es un sueño‛.
— ¿Sigues ahí? —preguntó el chico.
— Sí, pero no entiendo, si no quieres ayuda, entonces por que estás aquí
compartiendo mesa conmigo<
— Ah, simple, me llamó la atención el brillo de tus ojos, ¿te han dicho que son
muy bonitos? — ¡No! Nadie jamás, este tipo seguramente me estaba haciendo una
mala broma. Me paré del lugar en un santiamén, el desconocido se desconcertó
cuando me vio salir de la lonchería tan deprisa, pero no hizo nada más, solo se

2
William Levy: Actor y modelo cubano considerado por muchos como el Brad Pitt de su país.

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limitó a volverse a sentar dentro del lugar, o al menos hasta que un gran numero
de mujeres de todos ‚olores y sabores‛ llegaron a él.

Corrí y corrí hasta verme a salvo tras una barda inmensa en el lado oeste de la
Universidad. ‚Respira Melanie, solo respira‛, claro, era lo b{sico que tenía que
hacer en esos casos, era eso o morir por falta de oxigeno, ¿eso suena tan tonto?, ah
pues no lo es, una vez por olvidarme de respirar me estaba muriendo en pleno
centro de la ciudad, hmmm, ¿por qué me ahogaba? Hmmm, ya recuerdo, una
‚pizza gigante‛ me metió un susto de muerte al andar caminando por un puesto
de comida r{pida, bueno, bueno omitiré todo eso, es lo mejor<
Inhalando por última vez antes de dirigirme a mi siguiente clase volví a
avanzar, pero esta vez de manera natural (o eso suponía mi andar).
— Ha llegado tarde señorita —. Charlie, ¿ese profesor la trae contra mi o qué?
— No señor< lo que pasa<
— Nada, ¡salga del salón inmediatamente! — Mi cara se volvió de un segundo a
otro de un color rojo oscuro, solo me giré autómata en la puerta para cerrarla con
tanta fuerza que el sonido del choque contra la pared resonó en todo el pasillo,
algunos alumnos se voltearon para ver que provocó ese ruido tan estrepitoso, y al
final, nadie le dio importancia.
Iba avanzando cuando una mano masculina me detuvo por la muñeca< era<
— ¿Qué quieres? —dije girándome hacia al desconocido de hace un momento.
— Pedirte disculpas, creo que me mal interpretaste hace un momento —claro
que no, había sabido reaccionar ante tal acercamiento del chico.
— No sé siquiera como te llamas —. Hablé cuando sentí que mis mejillas se
volvían rosadas.
— Es verdad, me llamo William.
— ¿Levy?
— ¿Eh? —el que se hacia llamar William enarcó ambas cejas cuando de mi boca
salio el apellido ‚Levy‛.
— Oh, lo siento, tengo una obsesión por ese hombre.
— ¿Por quién? —preguntó.
— Por William Levy —. Al acabar de decir aquello el chico que estaba junto a mi
me regaló tal sonrisa que casi me voy de espaldas, esos dientes perfectamente bien
cuidados, tan blancos, tan limpios.
— ¿Entonces me disculpas? —volvió a preguntarme.
— Claro, ¿pero una duda? — alcé una mano como si fuera una chiquilla de
primer grado de educación básica.
— ¿Cuál?
— Sino me hablaste para que te ayudara con alguna materia, ¿entonces para
qué?

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— Ya te lo dije, me llamó la atención el brillo de tus ojos, pero si te ofendiste por


eso<
— No, no, no, es solo que< —pensé por un momento—, no olvídalo.
— Vale, y tú —el chico carraspeó—, bueno, ¿nos podemos tutear verdad?
— Desde luego —respondí.
— Perfecto, entonces te decía, ¿cómo te llamas?
— Melanie, mucho gusto —extendí una mano para estrechar la de William.
— El placer es mío —. ¿Placer? Dios, en verdad que algo tan simple nadie nunca
jamás me lo había dicho, me sonrojé a tal grado que sentí la necesidad de ir
corriendo por una bolsa de hielos y ponérmela sobre la cara.
— Mi mano —. Sacudí la cabeza cuando William volvió a hablar.
— ¿Qué pasa con ella? —dije sacudiendo de nuevo la cabeza.
— Sigue flotando en el aire —. Era verdad, la mano de William aún estaba junto
a la mía, lo solté tan deprisa que casi me vi como una mal educada.
— Lo siento —murmuré volteando la cara a la dirección opuesta de la de
William.
— No tienes por qué—. William me tomó por la barbilla para mirarme
directamente a los ojos, esta vez me quedé sin respirar por un minuto entero, pero
recobré la compostura, no podía dejar que mis hormonas me hicieran una mala
jugada.
— ¿Podemos dar la vuelta por la Universidad? —preguntó William.
— Claro.
Al decir mi respuesta dejamos de estar en pleno pasillo para poder dar un
‚tour‛ por toda la Universidad, los campos eran espectaculares, seguramente
muchos envidiarían ver tanta vegetación junta, las instalaciones arquitectónicas de
la Universidad eran algunas de doble planta, y otras, aunque la minoría, de 3 o 4
pisos.

— Bonita historia del por qué decidiste estudiar Filosofía —me elogió William,
viéndome aún con su sonrisa tan espectacular, yo solo apreté los dientes, no es que
tenga una sonrisa fea, pero prefiero no enseñar todos mis dientes.
— ¿Lo crees? Mis papás me dijeron que estaba loca, Filosofía< —recordé como
mi mamá me estaba casi gritando que escogiera otra carrera, y mi pap{<
Prácticamente me corrió de la casa, primero mi mamá que quería para mi algo
como: Gastronomía, con eso que ella quería ser chef pero se quedó en el intento, y
luego mi papá que quería algo relacionado con construcciones, pero ¡no!, yo no iba
a estudiar algo que no me apasionara, antes muerta.
— Deberían sentirse orgullosos —retomó su elogio mi acompañante, y bueno
escogí Filosofía por una simple razón, el ver a tan pocas personas interesadas por
esta carrera, y con mis sueños muy altos, ya que publicar un libro hoy en día ya no

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se ve como lo m{ximo, ahí tenemos a muchos ‚famosos‛ que en su vida han


tomado un lápiz y papel para escribir, pero sacan al mercado su libro, claro que
siempre suelen ser fracasos comerciales, pero lo sacan, ese tipo de personas hacen
que la gente vea a ‚escribir‛ un libro como algo simple, y no lo es, recordemos:
todos podemos escribir, pero muy pocos saben como hacerlo correctamente.
— Cambiemos de tema —dije al alzar la cabeza y ‚tronarme‛ los huesos de la
columna —. ¿Y tú por qué estás aquí? —pregunté.
— Ah, es verdad, me cambié de Universidad, en la que estaba no me sentía a
gusto, además que un cambio de ambiente me hace bien.
— ¿Entonces vienes de otra Universidad?
— Así es, vengo del Tecnológico de Monterrey —. La sangre abandonó mis
mejillas, el Tecnológico de Monterrey es una de las Universidades más caras en
México, allí ‚enseñan‛ a los estudiantes a ser ‚dueños‛, no a ser ‚empleados‛.
— ¿Enserio? —musité con una vocecilla muy tímida.
— En verdad.
— ¿Y por qué no te sentías a gusto allí? —me aventuré curiosa a preguntar.
— Son poco realistas en esa escuela.
— ¿En que sentido?
— Es largo de decir, pero solo no me gusta como ven a las personas en general.
— ¿Cómo nos ven? —dije entrecerrando los ojos.
— Como< Poca cosa, claro hay excepciones. Pero mejor olvidémoslo, ¿o eso en
verdad importa?
— En realidad, no.
Cuando pasó una hora completa ya sabía lo indispensable del chico nuevo, por
ejemplo sabía en que parte lado de la ciudad vivía.
La mañana en la Universidad acabó, me sentí vacía por un momento,
seguramente ese chico no me volvería a buscar, solo había entablado conversación
conmigo para no sentirse solo en el pequeño tiempo libre que tuvimos en la
Universidad.
Caminé con un montón de libros sobre mis manos directo a la salida de la
escuela, mi automóvil me esperaba, no era el m{s lujoso, pero aún podía ‚avanzar‛
en cuatro llantas.
— ¿Te ayudo? — ¿otra vez él? Me dije.
— Supongo que sí.
— ¿Supones? —habló enarcando una ceja.
— Bueno, si me puedes ayudar, gracias—. Entonces él se acercó más para
quitarme más de la mitad de libros de las manos.
— ¿Es mucho no crees? —William se retuvo a ver un rato el paquete de libros.
— Lectura ligera —contesté.
— Ah, si claro —. ¡Su sonrisa! ¡Dios, su sonrisa!

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— ¿Podemos salir? —me invitó, ¿Una cita? ¿Era una cita?


— ¿A dónde? —dije extrañada.
— A dar la vuelta.
— Pero si no te conozco< — William sólo dejó los libros sobre el asiento
delantero del vehículo, el cual ya estaba abierto por que yo había desbloqueado las
puertas.
— Para eso, para conocernos mejor.
— Bueno< —no acabé de hablar, y William tomó ese ‚bueno‛ como un
‚acepto‛.
— Paso por ti a< ¿qué dirección?
— Avenida Independencia, número 29.
— Entendido —. Entonces me dejó sola en las afueras de la Universidad,
reaccioné en cuanto oí unas vocecitas acercándose.
— ¿William Montenegro estaba aquí? — Regina, odiaba a esa mujer.
— No sé —. Y me metí al automóvil, arranqué y pisé el acelerador hasta el
fondo. Regina y sus amigas sólo se empezaron a carcajear cuando vieron que me
alejaba del lugar.
Llegué a mi casa para encontrarme con mi mamá preparando un estofado; vale,
en realidad no guisa tan mal, pero< ¿estofado otra vez? Eludí el pensamiento.
— Ya llegué mamá.
— Ya casi está lista la comida, ¿o es cena? Bueno ya casi está.
— Ajá, subiré a mi habitación.
Dejé a mi mamá a solas en la cocina, subí a la segunda planta de mi casa, donde
la primera habitación que hay al llegar a esa planta es la mía. Giré el picaporte para
encontrarme con mi hermana menor peinándose el cabello.
— ¡Fátima deja mis cosas! —grité como una niña de 10 años.
— Melanie no seas tan mezquina, préstame tu secadora un rato.
— No, no, nada de eso, sal, sal, ¡sal! —le grité para empujarla por la salida.
— Estás en tus días —me gritó una vez estar fuera del cuarto.
— ¡Estúpida! —empecé a gritar fuertemente, luego más despacio, hasta que mi
voz se perdió en la nada.
Me solté a reír, quizá estaba loca, pero era ¿reír o llorar?, una de esas dos
opciones, y como no soy de las que andan por todos lados regateando amor, la
primera opción se me hizo más indicada.
Me metí a dar una ducha con el agua bien fría, la escogí así para alejar todo mi
estrés, el agua fría me relajaba más que la tibia.
Me paré frente al espejo para ver mi cabello castaño caer hasta mi cintura, un
cabello bonito, cierto, pero aún así, eso no quita lo poco sexy que me veo; me sequé
completamente el cabello hasta que me di cuenta de algo, algo parecido a un lunar
estaba entre mi abdomen, un poco más abajo del ombligo, lo toqué para ver que

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era, no parecía nuevo, seguramente ya lo tenía, pero con eso que no le doy
importancia a pequeñeces como aquella<

— ¿Vas a salir? —mi mamá puso cara de sorpresa al verme arreglada.


— Si< —Respondí en un leve susurro.
— ¿Con quién?
— Con, un compañero —. No era mentira, ya que sí era un compañero, quizá no
de clases, pero si de la misma escuela.
— ¿Y no te piensas arreglar? — Ahora si ahorcaba a Fátima, me fui directo sobre
ella para asfixiarla, pero no lo logré, la muy descarada se escondió tras de mi
mamá para salvar su vida.
— Siéntense, parecen niñas de primaria —. Caso perdido, obedecí para comer,
cenar, o lo que sea que fuera.
Terminamos justo a tiempo, ya que con solo haberme cepillado los dientes un
automóvil sonó en la entrada de la casa.
— Nos vemos luego —. Les dije a ambas mujeres que estaban aún en la cocina,
las dos se giraron para verme, Fátima solo se empezó a reír, pero ya no había
tiempo para golpearla.
Quedé shockeada al ver el convertible ‚Continental GTC‛ color gris plateado
aparcado a un lado de la banqueta correspondiente de mi pequeña casa. Sentí el
impulso de regresarme directamente por donde había venido, pero me contuve.
— Bonito automóvil —. Dije tratando de ocultar mi voz de sorpresa, a la vez que
llegaba hasta el vehículo de William.
— No me gusta —. ‚¿Me lo regalas?, sacaría un muy buen dinero por este
automóvil tan lujoso‛, pensé por un segundo.
— ¿Por qué no?
— Es muy ostentoso, muy llamativo, no me gusta llamar la atención.
— ¿Aja? ¿Entonces por qué lo cargas?
— Por mi padre, o es este automóvil, o es la cancelación de todo lo que poseo.
‚Un hijo de papi, ya empezamos mal<‛ dije para mis adentros
— ¿Tu papi? —enfaticé la última palabra.
— ¿Por qué ese tono? No creas que todo me lo regala mi padre ¡eh! — Ajá si
claro, y yo soy La madre Teresa de Calcuta en uno de los bikinis de Lorena
Herrera3.
— Sube —me incitó William. Accedí a su petición, al estar dentro sentí el olor de
su perfume tan fino entrar por cada poro de mi ser; no era un perfume con olor a
alcohol, sino un perfume muy suave, que darían ganas de abrazar al portador de
dicha fragancia.

3
Lorena Herrera: Conocida Modelo de Televisión y Calendarios desde inicios de los 90s.

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Ya habíamos avanzado la avenida completa, cuando una luz apareció de la


nada, un instante antes estaba llenándome los pulmones con ese perfume tan
exquisito y al siguiente, nos habíamos estrellado contra un trailer de 2000 Kg.

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Capítulo 2
Amiga

— ¡Reacciona! ¡Reacciona Melanie! ¡Reacciona por favor! — Unas manos me


sacudían, y alguien me hablaba.
— ¿Qué pasó? ¿San Pedro4? No es justo, no merezco morir tan pequeña, solo
tengo 19 años, ¡solo 19! ¡no, no, no! —empecé a patalear como una bebé, pero
después abrí los ojos y< No estaba muerta, los ojos que me veían no eran los de un
anciano decrepito, solo eran los ojos de William mirándome como quien ve a una
loca.
— Perdón —me recompuse y sacudí la falda, después me puse erguida sobre el
sillón del vehículo—, ¿qué pasó? —pregunté deseando saber por que mi vida no
había culminado en esa luz.
— Frené a tiempo< —fue lo único que alcanzó a decir William, un escuadrón
de policías, bomberos y hasta paramédicos llegaron al lugar de los hechos, el trailer
tampoco había sufrido daño alguno, solo el susto para el chofer que aún tenía los
ojos desorbitados.
— Joven, ¿me podría mostrar su permiso para conducir? —un oficial había
llegado hasta la ventana de William.
— Si claro, lo traigo por aquí —William empezó a buscar entre sus cosas, en su
cartera, por la tapicería del vehículo, por todos lados, pero nada—, ‚mierda‛ —oí
que murmuró un segundo antes de pararse de debajo del volante del convertible.
— No lo encuentro<
— Lo siento, baje inmediatamente del automóvil, nos va a tener que acompañar
a la comisaría —. William me lanzó una mirada fugaz, para luego cerrar los ojos
con impotencia.
— Le juro que lo traía< —no habló por un momento—, Melanie, podrías
pararte un momento, por favor —. Absorta por el modo tan amable que me había
pedido aquello accedí gustosa, al momento que me levantaba del asiento William
sacó de encima de éste su credencial para conducir.
— Aquí esta oficial —le pasó la credencial al oficial, y un par de minutos más
tarde este se la regresó.
— Está bien, dado el hecho que no hay perjuicios por ambos lados de los
conductores, esto no podrá proceder, y por favor señor Montenegro, tenga más
cuidado—. Otro de los oficiales se acercó al primero que había llegado, alcancé a
oír como decían: ‚millonarios, nunca saben lo que pueden provocar‛, William
4
San Pedro: Apóstol de Jesucristo.

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también escuchó esto, y se aferró al volante tan fuertemente que casi se me va el


aire al verlo.
— Lo siento Melanie —. Solo dijo eso.
— No hay problema, al menos aún puedo respirar otro día —. Una ligera
sonrisa curvó los labios de William.
— Creo que sí, pero si gustas te puedo dejar en tu casa.
— ¡No! — Rayos, había gritado, me aclaré la garganta—, digo, no pasó nada,
aún podemos salir —. ¿Quién había dicho eso?, ¿Yo?, ¡Jesús! nunca en mi vida me
había comportado de tal manera. William asintió y ensanchó su sonrisa.
Un hombre con pinta de bombero tocó la ventana de mi lado, y nos señaló que
avanzáramos, William volvió a poner en marcha el convertible.
— Ejem —soné mi garganta—, ¿a dónde vamos?
— Es sorpresa —. Tuve que hacer una mueca para verificar si aún respondía mi
cara.
— ¿Por qué ese gesto? —preguntó él.
— No me iras a llevar a<
— ¿A dónde? —dijo curioso el hombre.
— ¿A un motel? — William empezó a reírse tan fuerte que yo me sentí ofendida,
o se burlaba por una de dos razones, la primera: soy demasiado fea para él, o la
segunda: mi imaginación ya no da para más que empiezo a desvariar.
— ¿Por qué te ríes? —le dije, él al verme tan seria se tranquilizó un poco.
— Lo siento, pero creo que vez muchas películas —. Enarqué una ceja, ¿yo ver
muchas películas?, Por Dios, la TV nunca la prendo, salvo cuando tengo que hacer
una investigación para la escuela.
— En realidad leo muchos libros —. Falta de sencillez, decir eso era falta de
sencillez, pero bueno, no me iba a retractar ya que era verdad.
— Como sea, pero no tiene nada que ver lo que acabaste de decir con lo que yo
tenía pensado —. Aguarden un momento, ¿qué hacía yo allí platicando con un
chico que apenas tenía horas de conocer?, ni siquiera habían pasado 24 horas, y ya
hasta íbamos a quién sabe dónde, para hacer quién sabe qué.
— ¿Entonces? —curvé los labios mientras decía eso—, ¿me podrías decir? —mi
paciencia cada vez se agotaba más—, ¡o me dices o grito! —acabé diciendo.
— No, no tendrías por que, pero aguarda un momento, ya verás —. Hmmm,
quizá gritar no era la mejor de las ideas, así que acepté en ir con él.
Ninguno de los dos habló por varios minutos, minutos que para mi eran horas,
creo que cuando habían transcurrido 14 minutos más llegamos a nuestro destino, o
eso supuse, ya que William se había detenido frente a<
— ¿Sweet Beauty? —pregunté anonadadísima, ese restaurante era carísimo, si
bien sabía, el más caro de donde vivo.

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— Si, ¿no te gusta? — Dios, ¿gustarme?, pero si jamás en mi vida había podido
acceder a ese restaurante de elite.
— No he entrado, jamás —. Me sonrojé muchísimo cuando dije eso.
— Te gustará —‚¿Sólo eso dices?‛, me pregunté.
— Eso espero< —musité solo para oírme yo misma.
A la par que nosotros abandonábamos el automóvil un joven con fachada de
mesero tomó las llaves del convertible. Este restaurante tenía una arquitectura que
de verdad, nada del castillo de Rapunzel5, la entrada del restaurante se veía mil y
un veces mejor que el castillo de esa princesa, ‚muérete de la envidia Rapunzel‛,
pensé, pero alejé el pensamiento, aún no era tiempo para salirme de mis cabales.
La entrada relucía en un color caoba, y las escaleras parecían tener diamantes
bajo de ellas, el vidrio corredizo era simplemente espectacular, y yo vestida con
una falda azul, un suéter clásico de mi abuelita, mis gafas redondas aún sobre mi, y
unos zapatos< bueno, mejor no digo como eran mis zapatos.
Nada más entrar mis ojos casi se chispan de sus respectivos lugares, la luz del
lugar era gloriosa y cegadora, una lámpara del estilo meramente de un castillo
estaba incrustada sobre el techo que tenía terminación en forma de medio círculo,
las mesas eran blancas inmaculadas, y la gente, pura gente de alcurnia, una señora
con aspecto de ser la mamá del Príncipe Carlos me miró como si estuviera
observando al mismísimo Osama vin Laden, ya que dejó caer su cubierto sobre la
mesa.
— ¿Tan mal me veo? —pregunté en voz alta que ni cuenta me di.
— Claro que no, esa mujer que vez ahí —a la que se le había caído el cubierto,
supuse—, es Victoria de Limantuor, siempre es así, se la pasa juzgando a todas las
personas, si puedes solo ignórala —. Asentí, pero eso no quitaba el hecho que mis
pensamientos estaban colapsando en por qué yo estaba dentro de un lugar así.
Seguimos avanzando y llegamos a una mesa con vista hacia la ciudad, pero<
¿estábamos sobre la ciudad? Cómo era esto posible.
— William, ¿cómo es esto posible? —hablé señalando todas las luces que se
distinguían por la ventana.
— Ah, es que la arquitectura de este restaurante es algo peculiar, esta sobre 5
niveles, pero no se ve a simple vista ya que los dueños pidieron al encargado de la
construcción que lo hiciera por escalas, levemente inclinado, y que los escalones no
se notaran mucho, yo aún sigo sorprendido, es magnifico este lugar, ¿a que sí? —
fruncí el ceño, pero asentí. Recordé algo de repente: ¿Cómo se usaban todos los
cubiertos?, cuando yo había visto películas (muy raramente) las mujeres usaban

5
Rapunzel: Princesa ficticia creada por Disney, su principal característica es el cabello exageradamente
largo.

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tenedores hasta para tomar una tortilla, oh, aguarden, ni siquiera usaban tortillas,
eran panes< raros.
— ¿Qué desean los señores? — Un hombre solemnemente bien pulido llegó
hasta nuestra mesa.
— Lo mismo que la señorita —dijo William, el respaldo de mis silla casi se va
para un lado cuando pegué un respingo—, ¿qué deseas cenar Melanie? —tragué
saliva, y William me pasó la carta de la casa. Tantos platillos, tanta variedad, y
tantas cosas que nunca había oído mencionar, al final no pude decir nada.
— ¿Melanie? — Preguntó mi acompañante, yo literalmente me empequeñecí en
mi silla, ‚tr{game tierra‛, me dije, y es que< ¿cómo había llegado a estar en esta
situación?
— En realidad no sé que pedir —. Respondí honestamente, el mesero casi se ríe,
pero solo casi, William le lanzó una mirada asesina, luego habló.
— Espagueti a la boloñesa, dos capuchinos, y< luego regresa, ¿por favor? —el
mesero se fue enseguida, yo me le quedé mirando a William, solo para después
volver a recomponerme.
— Lo siento, lo que pasa es que< —William me tapó una mano con la suya, yo
solo miré directo hacia la mesa.
— No hay problema, es una lata estar fingiendo lo que no somos, por eso
prefiero comer lo que me gusta, no lo que me impongan —por Dios, solo lo decía
para consolarme, era seguro—, no me mires así — ¿así cómo?, me pregunté—, es la
verdad, entre más sencillas son las mujeres, más me atraen —. Me ahogué, juro que
me ahogué con mi saliva, por suerte logré reajustarme a las circunstancias.
— Melanie —volvió a hablar, ‚Dios, este hombre me va a matar‛.
— ¿Sí? —respondí.
— Te gustaría< ser<
— ¿Sí?
— Mi<
— ¿¡Aja!?<
— ¿Mi amiga? — Mi cara calló de golpe sobre la mesa, William se asustó de tal
acto que se paró de su silla para llegar hasta donde me encontraba, bueno, no era
muy lejos, pero llegó hasta mí. ¿Solo su amiga?, ¿para eso me da tantas vueltas?
¿Su amiga? ¡Hombres! así son todos<
— ¿Te encuentras bien Melanie? —claro que no estaba bien, ¿cómo me pudo
decir que si quería ser su amiga? Era obvio que sí, sino ni de chiste me encontraría
en ese preciso momento allí con él.
— Si, muy bien —. William solo asintió, me miró con suspicacia, pero luego
regresó a su lugar.
— Aquí están sus platillos señor Montenegro.

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Este mesero ya no era el mismo de hasta hace un momento, ahora veía otro<
más guapo, ¿esto qué era?, ¿un restaurante finísimo, o una agencia de modelos?
Quizás las dos cosas.
Cenamos pacíficamente, solo la señora que se hacia llamar Victoria aún me veía
como un bicho raro, pero como dijo William ‚siempre es así, se la pasa juzgando a
todas las personas, si puedes solo ignórala‛; eso hice, la ignoré a tal grado que me
acostumbré y no me percaté de cuando abandonó el restaurante.
Al final habíamos cenado< bueno, en realidad no sabía exactamente que
habíamos cenado, salvo el espagueti, los capuchinos, y un postre que parecía
pastel, de los otros dos platillos no tenía idea de cómo se llamaban, supongo que
uno era la ensalada, y el otro el plato fuerte.

Al mismo tiempo que aparcaba su convertible frente a mi casa, William me


abrió la puerta del vehículo, yo salí con un caminar algo torpe, por lo que William
me retuvo de no caerme. Su boca quedó solo a escasos milímetros de la mía, su
nariz casi rozaba con la mía, sentía su respiración entrecortada golpeando mi cara,
luego desvié la mirada, él hizo lo mismo por su parte.
— ¿Nos vemos mañana? —me preguntó.
— Supongo que< —al ver su expresión cambié el término—, por supuesto que
sí.
William sonrió, luego me dijo al oído: ‚Buenas noches‛, un escalofrío me
recorrió desde la nuca hasta los dedos del pie.
— Hasta mañana —. Alcancé a decir cuando él estaba a medio trayecto para
abandonar la avenida.
Me di la media vuelta y vi como una sombra se escondía detrás de un arbusto
en el patio contiguo al mío, miré fijamente, y luego una sensación de ser observada
me invadió, por lo que me metí a mi casa enseguida, no esperé mi medio segundo;
giré el picaporte de ésta, y mi mamá estaba sobre el sillón de la sala de estar,
seguramente me estaba esperando.
— Mamá, ya llegué —le susurré al oído, ella se paró al instante.
— Oh, yo, pensé que llegarías más tarde —miró el reloj de pared tras ella—, son
las 10:30 de la noche, no es tan tarde, ¿quieres merendar?
— Gracias mamá, pero ya cené —. Ella asintió y me besó en la mejilla para
después irse a dormir, un minuto después subí a mi habitación, me puse el pijama,
y tomé el 3er libro de JR Ward6, tenía que terminar la lectura del libro.
Al pasar dos horas, el sueño me venció, un instante antes de quedar dormida
pensé tristemente: ‚¿solo su amiga?‛, y quedé completamente dormida.

6
JR Ward: Escritora Best-Seller creadora de la serie La Hermandad de la Daga Negra.

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Capítulo 3
Cambio, Noticia y Tragedia

Me desperté muy temprano al día siguiente, otra vez vi a Fátima secándose el


cabello con mi secadora, ‚Dios mío, que clase de hermana me has dado‛, dijo mi
interior.
— Sal de aquí cucaracha —. Le dije a Fátima apaciguadamente, ella sólo me hizo
un ademán no muy grato con el dedo central de la mano, me limité a aventarle una
almohada y luego reír.
Me bañé y bajé corriendo hacia el comedor de la casa, mi mamá ya tenía listo el
desayuno, por lo cual no demoré mucho en acabar, y al final me despedí de mi
mamá.

— ¡Melanie esperame! — ‚¡No es posible!‛, me dije, y es que Miranda suele ser


de lo más inoportuna.
— ¿Y ese milagro? —pregunté a mi ‚amiga‛.
— ¿Cuál?
— Qué me hallas esperado para irnos a la Universidad.
— Ah, si, ya vez, así somos las amigas —. Aja, si claro, el término ‚amiga‛ para
ella difiere del mío.
— He visto que estás saliendo con William —hizo una pausa—, cuéntamelo
todo —al momento que acabó de hablar se puso frente a mí, obstaculizando así el
que yo pudiera seguir avanzando.
— Miranda no hay tiempo< —estaba por subir a mi automóvil cuando el
sonido del claxon de otro vehículo resonó por todo lo ancho y largo de la avenida.
— Suban guapas —. Por un momento creí que era un tipo queriendo
engatusarnos, pero rápidamente me di cuenta que era William, solo que<
‚¿guapas?‛, hice una mueca por ese término, después me auto-señalé en el pecho
hacia William, éste asintió, pero yo seguía inmóvil.
— Melanie, nos hablan, ¡reacciona caramba! — Nada, yo seguía parada
esperando, o al menos hasta que Miranda me empezó a jalar hacia el interior del
vehículo.
— ¿Qué haces loca? —ella no se ofendió con mis palabras, y creo que hasta el
efecto contrario tuvo.
— Salvándote el día corazón —y solo decir eso casi me aventó hacia el interior
del convertible, mi cara se volvió de todos colores. Bueno, Miranda si era guapa,
alta, con piernas torneadas, piel casi perfecta, por no ser una pequeña cicatriz en el

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lado derecho de su pómulo, siendo esbelta, y con ojos color miel, bien podría ser la
chica más nice de mi salón, solo su sentido tan frío de ver las cosas la hace algo
pesada.
— Buenos días Melanie —dijo William.
— Buenos días —contesté cruzando las manos sobre el pecho, William enarcó
una ceja.
— ¿Y esa cara? —cuando sus ojos casi se topan con los míos tuve que desviar la
mirada.
— ¿A quiénes le dijiste ‚guapas‛? —dije lanzando una mirada asesina a
William, él aún más sorprendido me miró con ojos llenos de< ¿ansiedad?
— Miranda —comenzó esbozando una sonrisa de anuncio para pasta dental—,
¿vez a otra chica más linda que Melanie por aquí cerca? —mis ojos se fijaron sobre
Miranda, ella se limitó a sonreír.
— ¡Claro! ¡Yo! Soy guapísima —dijo Miranda, ¿ven a lo que me refiero con decir
que Miranda no es la más nice de mi clase?, tiene un autoestima no alto, sino lo que
le sigue.
— Hmmm, las dos son lindas —. William aún tenía la vista fija sobre mí, pero
tras decir eso comenzó a avanzar el vehículo, yo empecé a jalar lentamente el
cabello de Miranda, lentamente, suavemente, cariñosamente, tan ‚cariñosamente‛
que ella gritó.
— ¡Ay! —exclamó Miranda.
— ¿Qué pasa? —preguntó William.
— Nada —Miranda hizo una pausa para verme de soslayo—, supongo que una
abeja menopausica me picó —. William quedó estoico, sin expresión alguna, pero
luego se echó a reír con carisma impecable.

— ¿Nos vemos en la salida? —preguntó William.


— ¡Claro! Encantada de la vida —contestó Miranda, William carraspeó y luego
añadió:
— Quise decir: Melanie, ¿nos vemos en la salida? —de un momento a otro el
rostro radiante de Miranda se hizo añicos para ceder a una cólera incontrolable.
— V{yanse a la< —Miranda se iba alejando con paso firme y veloz, lanzando
una de maldiciones al aire que el ‚trompabulario‛ de Niurka Marcos7 sería poco.
— Fue mejor así —comentó William.
— Will —me pausé justo cuando empecé a hablar—, perdón, ¿William por qué
haces todo esto?

7
Niurka Marcos: Pseudo actriz y cantante cubana, conocida en México principalmente por sus escándalos.

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— Hmmm, me puedes llamar Will, aunque no me sea del todo grato el


sobrenombre, y con lo segundo, ¿hacer cuál? — Me quedé pensando un breve
lapso de tiempo, luego continué.
— No nada<
— Entonces nos vemos —dicho esto me abrazó ligeramente, y< Dios bendito,
que perfume, que olor a masculinidad.

Sin darme cuenta empecé a garabatear las iniciales ‚W M & M R‛ sobre mi


butaca, el profesor en turno me miró con una cara de reprobación.
— Señorita Rodríguez, ¿Qué es esto? —señaló las iniciales.
— Letras —respondí aparentando ingenuidad, pero no resultó, el profesor me
sacó de la clase al instante, empecé a replicar pero esto hizo que el profesor se
enojara aún más, por lo cual decidí mejor salir del aula y dejar las cosas así, al fin y
al cabo quizá el profesor tenía razón, no estaba en edad de garabatear las iniciales
del chico guapo de la escuela junto a las mías.
Suspiré cuando empecé a caminar entre el suave lloviznar del mes de Junio,
caminando sin rumbo fijo dentro de la escuela, decidí ir al baño para acomodarme
el cabello.
— Melanie —‚conozco esa voz, sé que la conozco‛, me dije. Para cuando voltee
los labios de William chocaron directo con los míos, él se sonrojó al igual que yo,
luego carraspee para romper la tensión tan diminuta que se había formado entre
ambos.
— ¿Qué haces fuera de clases? —pregunté con cara de pocos amigos, por algo
extraño me molestaba que William no estuviera cumpliendo con su deber de
estudiante.
— No hago nada malo, la profesora Margarita se ha sentido un poco mal, y no
hay ningún maestro que la pueda cubrir en esta hora, así que nos dieron la clase —
. Extraño, el director había cedido a dar una clase libre, pero tratándose de la
profesora Margarita, era creíble.
— ¿Y tú? —preguntó.
— ¿Yo qué? —respondí con ojos soñadores.
— ¿Qué haces fuera?
— Ah, eso, supongo que me quedé sin clases por un rato —al darme cuenta que
no le podía decir la razón concreta sin que se empezará a mal viajar, opté por
cambiar de tema.
— Nos estamos mojando —dije eludiendo la pregunta anterior de William.
Él no siguió cuestionándome, y corrimos hacia la cafetería más cercana, quizá no
había realizado el acto que deseaba al ir al baño, pero ahora eso era lo de menos.

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— ¿Qué estudias? — pregunté al estar salvaguardados de la lluvia.


— Comunicación y Periodismo —. Contestó de manera cortante.
— ¿No te gusta? —pregunté.
— No mucho<
— ¿Por qué? — ‚mujer que chismosa eres‛, pensé que respondería, pero no fue
así.
— Lo estudio por que mi papá quiere, le parece ridículo que quiera estudiar
Medicina —. ¿Medicina?, me pregunté, esperaba que por lo menos me dijera
‚modelaje‛.
— Entonces, ¿te gustaría ser doctor? —dije animándolo.
— Si, pero es algo imposible< —lo corté para que no continuara.
— No lo es, si no te gusta lo que estudias, aborta la idea, sino< te sentir{s
frustrado con el tiempo, bueno supongo que ya lo est{s< —la última palabra la
dije con un susurro, él me sonrió con amabilidad.
— Tal vez —fue lo único que dijo.
— Sabes, me gustaría que siendo uno de los mejores doctores de México, me
mandaran a los lugares donde parece que Dios se ha olvidado de ellos, pero es solo
un sueño<
— Eso es un buen fin, pero, ¿estás seguro que eso querrás en unos años?
— Quizá —se toco la barbilla—, cambiemos de tema, ¿vale?
Asentí con la cabeza. Al final de la charla nos conocíamos aún m{s, ‚¿qué te
pasa Melanie?, reacciona, Tierra llamando a Marte, solicitamos que Melanie se
centre un poco, empezar a fijarse en un chico como William es querer tocar las
estrellas con los dedos‛, mi subconsciente tenía toda la razón, por lo que sacudí la
cabeza para no seguir pensando cosas obscenas sobre William y yo.

Miranda seguía molesta, o eso decía ella, se notaba que quería hablarme, pero su
ego tan grande no se lo permitía, además, ¿quién necesitaba que le hablaran?, yo
no, mejor así.
Subí a mi pequeña ‚carcacha‛ (término empleado por F{tima para dirigirse a mi
bocho modelo 97); mi pequeño ‚bulto con ruedas‛ estaba en la Universidad por
que mi papá lo había traído después de ver con quién me fui esa mañana, bueno,
mejor así, no tenía que ir en pesero.
William ya no me había invitado a salir más con él, eso indicaba algo bueno, mi
mente no iba a seguir procesando cosas inapropiadas.
Al avanzar por las calles de la ciudad me relajé, el viento golpeaba contra mi
frente como una caricia delicada, y al llegar a mi casa, la caricia se volvió una
cachetada.
Bajé muy deprisa para ver que pasaba, un automóvil ultimo modelo estaba
estacionado enfrente de mi casa, esto no auguraba nada bueno, ese automóvil era

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de mi abuelo materno, un magnate empresario que cortó todo lapso con mi mamá
cuando esta se casó con un simple empleado de recepción en una empresa.
Al entrar a mi casa, todo cambió, algo no encajaba, lo sentía<

Tic-toc, tic-toc, tic-toc. ‛Estúpido reloj‛, me dije cuando entré a la sala de estar, el
reloj de pared era lo único que sonaba dentro, me voltee para lanzar una mirada de
crueldad hacia el absurdo sonido, quizás estaba más loca de lo que suponía, ya que
eso era soberbiamente ridículo.
— ¿Qué pasa? —pregunté al aire, ya que todos se miraban fijamente, al decir
todos me refiero a mi papá, mi mamá, mi abuelo y< su abogado—. ¿Qué pasa? —
Volví a preguntar con un ligero tono de desesperación—. ¿Qué pasa? —acabé
gritando.
— Malas noticias —respondió mi madre.
— Sí, muy malas; me temo —continuó mi padre.
— ¿Me van a decir que diantre está pasando? —dije a voz en cuello, esto me
comenzaba a desesperar, me giré hacia mi abuelo para buscar algún indicio del por
qué estaba allí, pero él instantáneamente giró la cabeza para luego prender un
puro.
— Tu abuela ha fallecido —contestó al final mi mamá, que tenía lágrimas
sumamente notorias en el contorno de sus ojos, pero seguramente no iba a llorar en
presencia de todos.
— ¿Qué? —Pregunté como si no hubiera escuchado tan claramente la noticia—,
no puede ser cierto, es un tipo de broma, ¿verdad? —fijé la vista suplicante hacia
mi mamá—, ¿verdad? —luego hacia mi papá—, ¿VERDAD? —grité como una loca
en múltiples direcciones. Me empecé a jalar los cabellos, no sentía tristeza, sentía
rabia, ella me había prometido no morir< ‚lo prometió‛<
Mis rodillas se tambaleaban cada vez con más persistencia, hasta que hubo un
momento que caí con los brazos apoyados sobre el piso azul cielo de la sala de
estar, mi mamá me levantó despacio para poder consolarme, la alejé bruscamente,
no quería consuelo, es más, esa palabra no tenía cavidad en mi vocabulario, sin
darme cuenta corrí hasta mi habitación para encerrarme, mi papá trataba de
alcanzarme, pero mi mamá lo retuvo por la muñeca para que no lo hiciera.
Cerré con un golpe sordo la puerta de mi recamara, luego fui cayendo de nueva
cuenta sobre mi propio eje, a tal grado que quedé en estado fetal< ahora sí era
hora de llorar, ya que nadie me podía ver en ese estado, nadie podía ver mi
debilidad, era una promesa, estúpida quizás, pero antes que pedir compasión,
preferiría que un remolque pasara sobre mi; me tapé la cabeza con mis manos,
luego las lágrimas empezaron a salir velozmente, cada vez más rápido, hasta que
sentí que ya no podía más salí de la habitación con un aire de incomprensibilidad

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en el rostro, bajando silenciosamente cada uno de los escalones llegué de nuevo


hasta donde se encontraban mis parientes.
Lo primero que hice fue llegar hasta mi abuelo que me miraba con unos ojos de
desprecio, luego lo empecé a asfixiar, hasta que su abogado me quitó de encima.
— ¿Por qué no me lo había dicho? —pregunté con odio.
— No era necesario —respondió él aún con esa cara de desagrado.
— ¿QUÉ NO ERA NECESARIO? ¡AJA! ¿QUÉ NO ERA NECESARIO? —me
pausé un momento—, anciano sin sentimientos —. Acabé de decir, casi le escupo
en la cara, pero no era la idea más inteligente.
— ¡Exijo verla! —le grité a mi dizque abuelo.
— ¡Claro! —dijo él con pereza.
— Los espero en su funeral, por que después hay que leer el testamento de
Esperanza.
— ¿Testamento? ¿Ha dejado testamento? —preguntó aventurera mi mamá.
— Por supuesto, pero creo que no dirá nada bueno, solo espero que Roberto y
Lucía no falten, aunque a ellos el testamento les dará igual, no necesitan el dinero
tanto como tú —hizo una breve pausa para lanzar una mirada déspota hacia mi
papá—. Entonces los espero, por que si no, el testamento no se puede leer.
Y dicho eso salio casi corriendo de la casa, todo sentimientos triste desapareció,
ahora sentía una impotencia inimaginable, mis tíos, ¡Dios mío! ¡Mis tíos!; Roberto
es el dueño de una cadena de supermercados de gran prestigio, y Lucía es<
esposa de un Diputado.
— ¿Iremos? —pregunté a mis papás.
— Si, pero ahora a dormir —dijo mi mamá restándole una importancia casi
ofensiva al acto.
Asintiendo me fui a mi habitación, sin poder conciliar el sueño me puse a leer,
retomando ahora la lectura, eso sirve mucho para olvidarse momentáneamente de
las cosas, ya que al estar tu mente absorta en imaginar como es cada parte expuesta
en las letras, no tiene tiempo para seguir procesando información ‚real‛.
Al final apagué la lámpara que estaba sobre la mesa de noche.

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Capítulo 4
Desilusión, Desilusión, ¡Desilusión!

— ¿Quién es Homero? —preguntó el maestro al estar en plena clase,


seguramente eran las doce del medio día.
— Un personaje de Los Simpson —respondió Martín en burla desde el otro lado
del salón.
— Reprobado señor Domínguez, ahora mismo salga de mi clase —Martín estaba
empezando a replicar, pero fue cortado — ¡ya! —dijo con supremacía el profesor.
— ¿Y bien? ¿Señorita Rodríguez? —volvió a preguntarme directamente.
— Una época en la historia, podríamos deducir que un ‚grupo de personas‛ que
nos dejaron grandes obras literarias —eso que acababa de decir salio de manera
robótica.
— Muy bien señorita Rodríguez —. Cuando el profesor seguía avanzando mi
mente volvió a hundirse en cual sería el final de Zsadist8 con Bella9.
El profesor me preguntó un par de veces más, obviamente respondí con toda
certeza, leer tanto ayuda bastante<

— Melanie, ¿dónde tienes la cabeza? —preguntó Sasha.


— ¿Ah? —respondí con un gesto de boba.
— Melanie, ¿estás bien?
— ¿Ah? —volví a responder. Sasha si era una amiga, no como Miranda.
— Si quieres podemos hablar< —propuso mi querida Sasha.
— ¡Claro! —dije gritando, por lo cual un grupo de chicas me vieron con un gesto
de reprobación.
Le conté todo a Sasha, desde el hecho de conocer a William que rápidamente se
volvió hiper-popular en la Universidad, hasta lo de la muerte de mi abuela
Esperanza.
— ¿Pero qué tiene de malo William? Yo lo veo súper bien, es más que hermoso,
¡lo que le sigue! —una ligera sonrisa curvó en mis labios, Sasha tenía razón,
William es simplemente precioso.
— Si Sasha, pero ambas sabemos que William no se fijaría en mí<
— ¿Estás segura? —me interrumpió Sasha.
— Por supuesto —hice una pausa para sonreír con desprecio—, mírame, soy pa-
té-ti-ca —dije marcando cada palabra.

8
Zsadist: Protagonista masculino en el cuarto libro de La Hermandad de la Daga Negra.
9
Bella: Protagonista femenina en el mismo libro que Zsadist.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Que bajo tienes el autoestima Melanie, ¿sabías que nada es im-po-si-ble? —


dijo Sasha imitando la misma forma en que yo había dicho la palabra patética.
— Sasha, seamos realistas< —iba a continuar cuando él llegó.
— ¿Estás ocupada? —preguntó lanzando una mirada significativa a Sasha.
— Oh, ya me voy, Melanie, te veo después, y recuerda lo que te acabé de decir
—y solo decir eso salio digamos ‚corriendo‛ de allí.
— ¿Qué pasa? —pregunté poniendo ojos de borrego a medio morir.
— Nada en especial —dijo, pero pude notar como pensaba decir algo, pero no lo
hizo, hmmm, algo andaba mal.
— ¿Seguro? —pregunté.
— Si, claro, ¿qué harás esta tarde? —veamos, ir a la casa de mi abuelo, al cual
odio, esperar los insultos de mis tíos, los cuales detesto, sentarme a ver como mis
papás se dejan insultar de tal manera, deprimirme todo el resto del día por que mi
abuela ha fallecido, y sobre todo, gritar como loca en la regadera por que cada día
me gustas más—. Salir con mis papás —respondí.
— Ah, pensé que< —se pausó William.
— ¿Pensaste cuál? —lo incité a que continuara.
— No nada, olvídalo, entonces, imagino que te invitaré otro día al cine —dijo él.
— Supongo que sí —respondí tristemente, secamente, estúpidamente, ¿salir al
cine? ¿Cómo para qué?, me dije.
— Bien, nos vemos —se despidió William, pero algo había caído, un pedazo de
papel sobre la mesa, me apresuré para tomarlo, ¿debería tomarlo y leerlo, o
regresárselo a William? La segunda opción se me hizo más indicada, cuando tomé
el papel de la mesa, decía esto:

¿A qué no te llevas a la cama a la más fea de la Universidad?


¿Cuánto apuestas?
Propón algo.
Tu Laptop.
¿Mi Laptop?
¿Juega?
¿Quién será la “victima”?
Melanie.

Para cuando terminé de leer sentí una desilusión terrible, las letras expuestas allí
eran sumamente claras, yo era una broma, ¡una apuesta! ‚¡Estúpidos hombres! Me
volveré lesbiana, ¡oh no!, ¡eso no!, pero no sé que hacer‛, dijo mi interior.

- 26 -
Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¿Melanie te encuentras bien? —preguntó Sasha. Le respondí pasándole el


papel que había encontrado, cuando lo acabó de leer, me miro con lástima, o
supongo que eso quería decir su mirada.
— ¿Qué piensas hacer? —preguntó Sasha.
— Nada, le seguiré el juego —y me limpié un par de lágrimas del rostro—, a ver
quien va a llorar al final —acabé diciendo con una ligera sonrisa sardónica.
— Melanie, esa no eres tú —Sasha se detuvo—, ¡pero me gusta eso! —Sasha
empezó a sonreír—. Te puedo ayudar —ahora su rostro estaba impregnado de una
sonrisa maligna.
— ¿Cómo? —pregunté.
— Ya verás —respondió.

— ¿Qué me harás Sasha? —pregunté enarcando una ceja.


— Solo déjate guiar —contestó con una sonrisa esplendida.
Cuando empezó a sacar mil productos de ‚belleza‛ para cabello, cara y cuerpo,
me paré enseguida, Sasha estaba loca si creía que me iba a dejar hacer un cambio
de imagen.
— No, lo siento, pero no, me rehúso —dije cuando me paré de la silla para salir
de la casa de Sasha.
— Pero Melanie —habló ella, esperando a que dijera algo más—, ya te he dicho
que un cambio te vendría bien —acabó de decir.
— Y yo ya te he dicho que me niego—. Era mi ultimátum, mi respuesta final;
Sasha suspiró indignada y exageradamente, entonces continuó hablando.
— Vale, entonces no sé como ayudarte.
— Mejor comamos palomitas —propuse; Sasha asintió y nos fuimos directo a su
cocina para preparar palomitas, ¿engordar? Claro que no podríamos engordar, ya
estamos gordas, bueno, en realidad no lo estamos, pero como dicen ‚todo esta en
la mente‛, si me veo gorda yo misma, es por que los demás me verán así.

— Sasha es tarde —me pausé para mirar el reloj—, muy tarde, y tengo que ir
con mis papás a la casa de ese señor.
— Entiendo —contestó eufórica.
— Deséame suerte.
— Claro que no —dijo pensativa.
— ¿Por qué no? —pregunté con ambas cejas alzadas.
— Por que la suerte es para los juegos de azar, solo espero que salgan bien las
cosas —culminó con una sonrisa.
Me marché de la casa de Sasha para dirigirme a la mía, al entrar me di cuenta
que mis papás solo estaban esperándome para irse.
— Oh, lo siento —dije a modo de disculpa.

- 27 -
Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Tonta, nos haces esperar mucho —dijo Fátima.


— Cállate —repliqué con una mirada cruel.
— Nos vamos ya —continuó mi mamá, mirando de reojo a mi padre—, o
llegaremos tarde —terminó mirando hacia todas direcciones.
Salimos de la casa con mucha prisa, el automóvil de mi papá era pasable, del
año 2000, bueno, dije pasable, mas no de lujo.

El vehículo iba avanzando muy rápido por todas las calles, cuando entramos a
una calle privada, las casas eran gigantes, muy muy grandes, súper lujosas, con
colores muy tenues, y puertas que parecían de roble o caoba, todas estaban
cortadas por la misma tijera, exceptuando que unas cuantas tenían más cosas que
otras, de ahí en sí, parecían clones.
Mi papá se detuvo en una casa de color crema, con puertas inmensas de metal
como entrada principal, una fuente consecutivamente poco después de la puerta, y
un jardín que Dios mío, en mi vida había visto algo así, en realidad, jamás había
visto la casa de mis abuelos.
— Melanie, cierra la boca —Fátima estaba riéndose de mí, y bueno, era verdad,
mi boca estaba abierta como la de un oso invernando, por lo cual tuve que cerrarla
enseguida, que el sonido de mis dientes superiores chocando contra los inferiores
sonó en el automóvil.
— Por favor niñas compórtense —mi mamá interrumpió lanzando una
advertencia.
Tanto Fátima como yo asentimos, mi mamá se bajó momentáneamente del
automóvil para tocar el timbre, una luz roja que estaba un poco más arriba de éste
parpadeó un par de veces, luego las puertas se abrieron de par en par, y mi boca se
volvió a abrir.
Pasamos dentro de la mansión, y si por fuera se veía bien, por dentro aún más,
al bajar todos del vehículo, un mayordomo con aspecto de jugador olímpico llegó
hasta nosotros, nos guió por toda la entrada, hasta llegar a la biblioteca de la casa,
claro, el mayordomo se veía a leguas que lo hacía de mala gana, pero no le
quedaba de otra.
— Aquí los están esperando —nos dijo el mayordomo, para después irse, mi
mamá tocó a la puerta de la Biblioteca, una voz masculina que yo bien conocía
contestó en el interior.
— Adelante —dijo mi abuelo.
La primera en pasar fue mi mam{, después mi pap{, luego< F{tima me empujó
para pasar ella primero, entonces al final entre yo. Si mi mandíbula ya estaba hasta
el suelo, con solo ver tremenda biblioteca se cayó aún más, decenas, cientos, miles
de libros habían dentro.

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— Solo los esperábamos por que la voluntad de tu madre fue que estuvieran
presentes —dijo mi abuelo a mi mamá, con una sonrisa hipócrita.
— Hemos llegado —dijo ella sentándose en una de las sillas desocupadas.
— Entonces, daremos lectura al testamento.

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Capítulo 5
El Testamento

— Perdón el retraso —dijo la persona que yo menos me esperaba encontrar allí.


— Adelante señor Montenegro, adelante —habló el abogado, yo miré a mis
papás para ver si algo raro ocurría, pero no, todo parecía normal.
— ¿Qué haces tú aquí? —pregunté hacia William, que aparentemente no se
sorprendió mucho de verme allí; en vez de responderme fue hacia un asiento
vacío, al lado de mis tíos; un momento, Lucía Armendáriz de Montenegro, el
nombre de casada de mi tía, entonces, el esposo de mi tía se llama: Eduardo
Montenegro Barragán, oh por Dios, William era mi primo cercano, mi cara
empalideció de manera súbita.
— ¿Podemos empezar? —rompió el silencio Eduardo, el abogado asintió, abrió
el testamento que bien eran solo un par de hojas.
Me sentía incómoda, estaba viendo a William que aparentemente me estaba
evitando, tenía la vista muy fija sobre el testamento; el testamento fue leído, no
puse atención a él hasta el momento en que mi abuela nombró a sus herederos:

… y como es mi voluntad, dejo a mis 2 nietos, Cynthia Melanie Rodríguez


Arredondo junto a William Montenegro Armendáriz como herederos universales
de todas mis propiedades, en pleno uso de mis facultades les cedo en partes
unitarias cada una de mis cuentas bancarias, mis propiedades en Europa, en
América Latina y parte de Asia…

El abogado prosiguió leyendo, solo hizo otra pausa, donde había una cláusula
en el testamento.

… Si antes de que alguno de los dos cumpla 21 años, y no tienen hijos, todo pasará
a manos de un orfanato…

‚Entonces estoy jodida, no podré tener un hijo antes de un año y medio, y


menos ahora, él hombre que en verdad me gustaba resultó ser mi primo.‛
Al final como era de esperarse mis tíos empezaron a protestar.

— Pero no es posible, ahora la hija de Sofía compartirá herencia con mi hijo —


Sofía, el nombre de mi mamá—, esto es injusto, mi mamá nunca supo hacer las
cosas bien —Lucía quería seguir con su letanía, pero Eduardo se lo impidió.

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— Lucía compórtate, estamos en una reunión de carácter político —hizo una


pausa para dirigirse al abogado—, entonces licenciado, supongo que los 2 tienen
que tener un hijo antes de los 21, ¿verdad?, o ¿solo uno de ellos lo tiene que tener
para el goce de ambos?
— Entendió bien, antes de los 21 cada uno tiene que tener un hijo, si uno lo tiene
y el otro no, el que lo tiene puede gozar de su fortuna, y el que no, que se despida
de esta<
— Me rehúso —dije levantándome de mi asiento—, yo no voy a tener un hijo
solo por una herencia —‚bueno, es mentira, no creo que en menos de año y medio
pueda comprometerme con alguien, pero de que quiero la herencia, la quiero, ‘a
caballo regalado, no le mires el diente’ ‛.
— Hija por favor siéntate —dijo mi mamá, pero yo seguía parada viendo al
abogado.
— Si esa es su decisión, solo tenemos que esperar que el tiempo pase, y si como
dice no ha tenido un hijo, perderá todo, y usted señor Montenegro, ¿qué piensa? —
el abogado se dirigió a William.
— Es un tiempo considerable, pero<
— ¿Pero qué? —preguntó Eduardo.
— Ni siquiera tengo prometida—culminó William.
— Pero la puedes tener, ¿no me estabas hablando de una chica justamente hace
unas horas?
— Si pap{, pero< —se pausó para lanzarme una mirada que no pasó
desapercibida para nadie—, no sé.
— Ya lo veremos, ¿es todo licenciado Trujillo? —preguntó el papá de William.
— Así es, se pueden retirar—. Entonces todos empezaron a salir de la biblioteca,
todos menos William; me acerqué a él.
— Melanie, yo< —William no dijo nada más, le lancé una mirada de asco, y
acto consecutivo, le di una cachetada que retumbó por toda la biblioteca, algunos
libros vibraron por el impacto, y el abogado por su parte se aclaró la garganta, para
luego también abandonar la biblioteca.
— Eres un desgraciado —dije mientras William se sobaba la cara.
— Pero yo no lo sabía< hasta ayer, y adem{s< —vaya, el tonto no sabía de que
hablaba.
— Se te hace conocido esto —metí una mano en mi falda, luego la saqué con un
papel, William lo reconoció.
— ¿De dónde has sacado esto? —preguntó.
— No te importa —él trató de hablar, pero yo ya iba de salida, cuando me tomó
por la mano, cerré los ojos, luego me giré y le di una cachetada doblemente más
fuerte que la anterior, William se enfureció al instante, salió dejándome sola en la
biblioteca.

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Mi mamá venía entrando cuando él iba saliendo, la miré un momento, y luego


me dispuse a salir.
— ¿Por qué tu primo llevaba esa cara? —preguntó mi mamá reteniéndome por
los hombros.
— No lo sé mamá; no lo sé.
— Si lo sabes, dime Melanie, ¿qué ha pasado?
— Tu hija a abofeteado a mi Will, eso ha pasado, de tal palo, tal astilla, hermana
siempre fuiste una corriente, y veo que eso se hereda —mi tía buscó mi cara, yo le
sostuve la mirada.
— Tía, no creo que quiera probar mis delicadas manos sobre su pulida piel,
¿verdad?
— Melanie por favor, compórtate —me reprendió mi mamá.
— Madre, es mi tía la que llega a provocarme.
— No es así niñita, mi hijo iba casi llorando cuando venía por él, cuando lo vi
bien, me di cuenta de tremenda cachetada que tenía, eso se lo hiciste tú —me
estaba señalando con el dedo índice.
— Si señora, y sostengo, no querrá probar también como cacheteo ¿verdad? —
desafié a mi tía, esta solo me barrió de pies a cabeza.
— Agh, hermana, please, educa un poco mejor a tus cachorritos —mi mamá
agachó la cabeza, pero yo no, estaba llegando hacia mi tía para enseñarle un poco
de box, cuando mi mamá me gritó.
— ¡MELANIE YA BASTA! —le hice caso solo por que era mi mamá.
— Bueno, al menos Roberto no tuvo que pasar por esto —mi tía había hablado,
y ahora que lo pensaba bien, mi tío Roberto no estaba allí.
— ¿Qué pasó con mi tío Roberto? —pregunté al aire.
— La abuela no quería saber nada de él—. Contestó Eduardo que acababa de
entrar.
— ¿Por qué? —pregunté extrañada.
— Además de que ahora es accionista de Soriana10, mi suegra no lo perdonó.
— ¿Perdonar de qué? —volví a preguntar al aire.
— Su sexualidad —contestó mi padre, que también había entrado a la biblioteca.
— ¿A qué se refieren? —dije más extrañada que antes.
— Digamos que mi hermano se casó con Esteban —respondió mi mamá.
— Oh, ya veo —carraspee, y continué hablando más calmada—, ¿nos vamos? —
pregunté hacia mi mamá.
— Claro —contestó ella con un alivio en el rostro.
Cuando avancé y pasé junto a mi tía, esta me hizo una mueca de desprecio, no
me resistí y la aventé con mi hombro, ella se movió unos centímetros, y de no

10
Soriana: Supermercado mexicano con muchísima importancia.

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haber sido por que su esposo estaba allí, hubiera caído al suelo, que gusto me
hubiera dado.
Estábamos subiendo al automóvil de mi papá, cuando vi a William, tenía la
cabeza gacha en una limosina, seguramente de sus padres.
— Melanie no me has dicho que pasó con William —me recordó mi madre, tan
inoportuna como siempre.
— Nada mamá, nada.
— ¿Segura? —insistió.
— Si mamá, no pasó nada, no veas cosas donde no las hay.
— Está bien.
— ¿A qué te refieres mujer? —le preguntó mi papá.
— Nada mi amor, nada —mientras decía eso lo besó suavemente.
— Melanie, solo espero que no estés metida en nada malo, ¿entendido?
— Entendido papá, entendido.
— Melanie deja de hablar así, me pones histérica —habló Fátima.
— Ay Fátima, tú eres histérica todo el tiempo, así que no me culpes de tu
enfermedad.
Fátima entrecerró los ojos, luego buscó ayuda en mis papás, pero ésta no llegó.
— ¿Y por qué la abuela no me dejó nada a mí? —preguntó Fátima ahora con un
tono de severidad.
— No lo sé, pero si esa es su voluntad, debemos aceptarla —contestó mi mamá
apaciguadamente.
— Vieja mediocre, al fin que ni quería nada —dijo Fátima, mi mamá le lanzó
una mirada significativa.
— ¿Qué? ¡No me dejó nada! Ojala ahora esté retorciéndose en el inframundo.
Me reí de tal comentario, mi mamá se enfureció al instante.
— Por Dios Fátima, no digas eso, la abuela ha de haber tenido sus razones.
— ¿Cuáles razones? Miren que al tal Wilfrido<
— William —la corregí, ella me miró con más desprecio.
— ¡Como sea! Al tipo ese ni lo conocíamos, y ¡también lo heredó!
— ¡Por favor Fátima Zoraida! ¡Compórtate! —me partí de risa, mi hermana
odiaba que le dijeran Zoraida, para cuando me di cuenta que mis papás me veían,
carraspee y luego hablé.
— ¿De cuanto dinero estamos hablando? —pregunté.
— No lo sé, pero supongo que más o menos de, hmmm —se paró un momento
mi mamá—, la última vez que hablé con mi madre, tenía aproximadamente 11
millones de euros<
— ¿11 MILLONES DE EUROS? —dije a voz en cuello; yo a duras penas lograba
reunir de mis domingos unos 100 dólares.

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— Si, e imagino que para estas alturas, podrían ser en total unos 15 millones de
euros<
— Sofía, no pronostiques nada, puede que sea mucho menos —dijo mi padre.
— No papá, déjala, así esta bien —mis ojos brillaron con malicia cuando dije
eso—, ¡soy multimillonaria! ¡Yay11! —mi hermana carraspeó.
— No hermanita, para ti no hay nada, bueno, si aceptas ser mi sirvienta todo un
año entonces quizás te pueda dar unos cuantos pesos —Fátima se me aventó
encima, me jaló el cabello con tal brutalidad, que al mismo ‚Cibernético‛ le
hubiera dado coraje de ver esa técnica tan perfeccionada para jalar el cabello.
— Zoraida< —empezó a hablar mi mamá.
— Fátima madre, ¡FÁ-TI-MA!.
— Zoraida, no me levantes la voz, y siéntate ahora mismo —‚la zorra ida‛ hizo
caso y se sentó como toda una señorita.
Cuando mi papá estaba apretando el acelerador, lancé una última mirada a
William, que extrañamente también volteó al mismo instante que yo, por lo cual
nuestras miradas se cruzaron unos segundos, luego el automóvil de mi papá
avanzó, dejando aquella ‚mansión maldita‛ atr{s de nosotros.
Al llegar a mi casa fui la que más deprisa bajó, mi hermana me miró como quien
mira a una loca, pero la ignoré, pasé de largo frente a sus narices, era hora de una
terapia de lectura.
Al cabo de unas 2 horas, ya había terminado los primeros 5 libros de La
Hermandad de la Daga Negra12, aunque a partir del tercero lo tuve que leer en mi
pequeña PC modelo Intel Celeron, ensamblada por supuesto, ya que soy pobre, de
familia numerosa, vivo en proletariado, y trabajo para mantener a mis 8 hijos, oh,
aguarden, eso último no, no trabajo, y no tengo hijos ni mucho menos. Empecé a
buscar que leer ahora, cuando encontré en Internet algo singular, que nada tenía
que ver con vampiros:

William Montenegro. Hijo de uno de los hombres más conocidos e importantes en


México declaró que el Tecnológico de Monterrey es una basura, ahora se encuentra
estudiando en una Universidad pública en la ciudad de Puebla, Puebla…

‚¿Qué rayos? Eso a mi no me importa, por mi que William se muera en el


primer avión que aborde.‛ Cuando me di cuenta estaba llorando, de coraje claro
est{< apreté las manos, luego empecé a mover el mueble de la PC, hasta que hubo
un momento que ya no pude más, di un puñetazo sobre el mueble, la maldita
máquina vieja que tenía por computadora empezó a sonar como tractor antiguo,

11
Yay: Expresión en inglés, se emplea para demostrar muchísima emoción.
12
La Hermandad de la Daga Negra: Serie de libros en género romántico-paranormal escritos por JR Ward.

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me desesperé que lo aventé del mueble, la PC, ahora había pasado a mejor vida,
empezó a sacar humo, y luego explotó, grité horrible cuando se fue la luz en toda
la casa, ya era de noche, por lo cual mi mamá vino directo a mi cuarto. La luz de la
luna lograba hacer que mi habitación no estuviera completamente a oscuras,
cuando mi mamá vio lo que acababa de hacer, me regalo una mirada negativa.
— ¿Por qué lo hiciste Melanie?
— Este< yo no quería, esa estúpida PC que no dejaba de sonar como matraca<
— Melanie, ahora te has quedado sin computadora.
— No lo creo, ya va siendo hora de que me compren mi Laptop.
— No lo creo<
— Yo si lo creo, dispongo de millones de euros<
— No en su totalidad, por ahora solo tienes una mensualidad de 2000 euros.
— Eso es más que suficiente, quiero una Laptop con Windows Vista —bueno,
mejor sin Windows Vista—, ¡quiero una Laptop! —exigí.
— Cuando llegue tu primera mensualidad te compras lo que quieras<
— Ay lo supuse, esta loca esquizofrénica nos dejó sin luz —dijo Fátima—, ahora
no podré ver el final de la novela —culminó.
— Ha dormir las 2, no abra cena, a dormir, vamos, vamos, ¡vamos! —mi mamá
primero sacó a mi hermana de la habitación, luego se giró para verme.
— ¡Duérmete Melanie!
— Si mamá, ya voy —contesté como robot.
Miré con odio a la ahora ‚PC difunta‛, aventé con el pie una de las partes que
había salido disparada con la explosión.
Luego me dispuse a meter en la cama; estaba dentro de ésta, pero no podía
dormir, pasaron 2 horas, 3, 4, hasta que dieron las 3 de la madrugada, me paré para
asomarme un rato por la ventana, cuando llegué a ésta, casi me voy de espaldas,
otra vez esa sombra de hace poco estaba detrás de los arbustos, se movía
sigilosamente, tan sigilosamente que si yo no fuera tan observadora ni la hubiera
visto, me dio tanto miedo que me regresé a la cama, para ahora concentrarme más
en dormir; ‚contando borreguitos‛ me dieron las 4 de la mañana.

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Capítulo 6
Enamorada

— ¡Melanie levántate! ¡Es tardísimo! —mi mamá estaba moviéndome de atrás


para delante en mi propia cama, aún con sueño me senté sobre el borde de ésta,
viendo un rato el reloj sobre mi mueble de noche me di cuenta de la hora.
— Madre, ¿por qué no me has levantado más temprano? —me paré de un solo
brinco, en media hora tenía que estar en la Universidad.
—Lo hice, pero me decías cosas que no entendía, hasta ahora he logrado que te
despiertes —me reprendió, pero yo ya iba de salida, de echo ya estaba en el baño
cuando dijo aquello. Acabé y bajé a toda velocidad a la primera planta.
— ¿Melanie no vas a desayunar? —preguntó mi mamá.
— ¡No! Madre es tardísimo, no llegaré.
— Apúrate gorda —dijo Fátima.
— Si claro, ¿verdad que yo soy la gorda bulímica y anoréxica? —me dirigí hacia
Fátima.
— Yo no soy bulímica, y mucho menos anoréxica —eso no lo sabía, pero
entonces ¿por qué mi hermana si parecía de esas chicas salidas de revistas de
sociedad?, quizás no vestía con las prendas y accesorios más caros, pero mi
hermana a diferencia de mi si era bonita, bueno bueno, bonita hasta cierto grado.
— Yo también te quiero hermanita —entonces la besé en la mejilla, ella hizo una
mueca de asco, luego se limpió las manos con el delantal que llevaba puesto, y
enseguida se empezó a limpiar la cara como un gato ‚bañ{ndose‛.

Salí al exterior con mucha prisa, al momento que abría la puerta una ráfaga de
aire se estampó directo en mi cara; mis cabellos se movieron en zigzag y un libro
calló en cascada desde mis manos, me agaché para cogerlo del suelo, para cuando
regresé a mi estado anterior antes de la caída, ese rufián estaba plantado frente a
mí.
— A un lado baboso, a un lado —casi casi decía ‚va’l golpe va’l golpe13‛.
— Melanie, necesito hablar contigo —William me tomó por los hombros, yo giré
mi cabeza de izquierda a derecha en forma circular, luego me detuve cerca de la
cara de William, lo observé con compasión, dos segundos después le di un
rodillazo en los genitales, él me soltó enseguida, cubriéndose los genitales con
ambas manos, se detuvo en el picaporte de la puerta, luego me miró suplicante.

13
“Va’l golpe”: Expresión usada en algunos lugares de México; se emplea en mercados ambulantes para
decir a la gente de manera mal educada “con permiso”.

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— Melanie por favor, escúchame —dijo con una expresión que hasta al mismo
Bush le hubiera dado lástima, hmmm, ¡y hacer que a Bush le de lástima algo es un
verdadero milagro!
No lo escuché, o fingí no escucharlo, me subí a mi ‚bulto con ruedas‛ en un
santiamén, mi bocho por milagro de Dios sacó polvo cuando arranqué, esto le hizo
dar un efecto m{s del estilo ‚el viejo oeste‛ a la escena.
Bajé precipitadamente de mi vehículo, sacando mis mil cosas (literalmente claro
está) del interior del automóvil, si es que a eso se le puede llamar automóvil,
‚necesito un Ferrari, me lo compraré muy pronto‛, me dije.
Por primera vez desde el inicio de semana volví a ser la primera en llegar al
aula.
Uno, dos, tres< cinco< diez minutos pasaron hasta que la siguiente alma hizo
presencia en el salón; y era para mi desgracia, Regina. Se acercó poco a poco cerca
de mí, luego me echó un vistazo.
— Melody —empezó a hablar, se había confundido de nombre a propósito,
¡seguro!
— Melanie —la corregí por puro orgullo, ella sonrió como una boba, luego
continuó.
— Melanie, ¿me perdonas por todo lo que te he hecho? —me quedé de piedra,
¿aún seguía dormida?, ¿había oído bien?
— No hay problema —contesté con una sonrisa forzada.
— ¿Entonces, amigas? —preguntó ella.
— Claro —contesté extendiendo mi mano para estrechar la de ella.
— Ni loca mamacita, primero me meto a un table dance antes que ser tu amiga —
entonces se paró y me enseñó un celular que llevaba, la maldita bruja había
grabado aquella charla.
— He ganado la apuesta —dijo a sus otras amigas que llegaron como por arte de
magia.
— Si, ya lo vimos, vamos fuera, ésta cosa nos está viendo —una de las amigas de
Regina, Susan me señalaba; ‚¿otra apuesta?, ¿tan estúpida soy?, y las estúpidas no
van al cielo, ejem, eso dice Cándida Morales14‛, me reí del puro pensamiento.
Todas las aburridas clases pasaron sin pena ni gloria, tuve todas y cada una de
las materias, las más aburridas eran las del profesor Ernesto y la profesora Vieve;
Ernesto era el profesor que siempre me sacaba del aula, y sorprendentemente este
día no lo hizo.

14
Cándida Morales: Personaje protagónico femenino en la telenovela mexicana “Las Tontas No Van Al
Cielo”.

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—Melanie esperame —me habían hablado, no logré reconocer la voz a la


primera, pero cuando volvió a hablar la mujer supe quien era.
— Vale, Sasha apúrate —me voltee hacia ella cuando dije eso, casi no frecuento
pararme en medio trayecto cuando alguien me detiene de esa manera, pero por
tratarse de una amiga lo hice.
— ¿Qué ha pasado?, en todas las clases estabas ida.
— ¿Se me notó mucho? —pregunté limpiándome el labio.
— La verdad si, parecías zombi.
— Oh, ¿zombi?, ¿tanto así?
— Si —respondió con toda seguridad Sasha.
— Es que< —no continué, ya que el motivo de mi estado somnoliento había
llegado hasta nosotras.
— ¡Ya me tienes harta! ¡Entiendes! ¡HARTA! —le grité a William.
— No, ahora no, me tienes que escuchar —habló mirando a Sasha.
— Te veo después —dijo ella, ‚traidora, y te dices ser mi amiga‛, pensé.
Estaba empezando a hablar pero no lo logré, William lo hizo primero.
— ¿Acaso no sabes leer? —dijo exasperado.
— Tonto, por supuesto que sí, en inglés, italiano, francés, latín, alemán y español
—otra vez yo y mi falta de sencillez.
— ¡Ah! ¡Pues está perfecto! —se pausó—, mira, si lees bien el papel decía
claramente una apuesta no realizada, o a ver —sacó el papel de la bolsa de su
pantalón—, ¿dónde vez que dice la palabra ‚acepto‛? —. Eso no lo había pensado,
en realidad no había pensado en nada, pero ahora que veía bien las cosas, no decía
‚acepto‛, solo decía a quién.
— Pero —empecé a interpelar, y de nueva cuenta fui cortada.
— Pero nada, no aposté nada, ¿y sabes por qué? —al ver que no respondía
decidió auto-contestarse, por que Mauricio es un vago sin oficio ni beneficio, no me
interesó en lo más mínimo esa apuesta.
— ¿Entonces por qué tenía más de una contestación? —pregunté sin asomo de
remordimiento.
— Es lógico, o ¿tú nunca has respondido por simple curiosidad a algo similar?
—me miró desafiante.
— ¡No! —dudé un segundo—, ¡nunca! —grité, pero había mentido.
— ¿Cómo era? Ah sí, ‚Aja claro, y yo soy la madre Teresa de Calcuta en uno de
los bikinis de Lorena Herrera‛; ¿nunca verdad? —lo primero que sentí fue risa, ya
que se había burlado de mis súper palabras, y es que no solo las decía mentalmente
cada vez que algo me parecía ridículo, sino también en voz alta cuando algo se me
hacia absurdo; luego sentí tristeza, ahora ya no le tenía coraje.
— Será mejor que me vaya —le respondí saliendo casi llorando de allí, él me
miró con ojos desilusionados, ambos sabíamos el motivo de esa desilusión.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¿Qué ha pasado Melanie? —preguntó Sasha cuando la encontré fuera de la


Universidad.
— William es mi primo hermano —contesté con la voz quebrada.
— Oh, válgame Dios, ¿en verdad?
— Si< —no seguí hablando, mi voz se hizo añicos, me subí precipitadamente a
mi bocho, en mi casa me podía derrumbar en mil pedazos, pero en publico jamás.
— Melanie esperame —dijo Sasha tratando de alcanzarme.
— Lo siento Sasha, luego te veo —dije un poco más tranquilizada.

Llegué a un terreno vacío, apreté fuertemente el volante, y después azoté mi


cabeza sobre él.
Las lágrimas no se pudieron contener ni un segundo más, empezaron a salir a
borbotones, el sabor salado de éstas fue lo que probé al sollozar, estaba
enamorándome de un imposible, William era mi primo, mi primo hermano, sin
contar que parecía una tonta, ya que lloraba por alguien que no conocía, de unas
cuantas pláticas sí, pero no lo suficiente; es más, tenía un punto a mi favor<
¿quién dijo que el amor tiene una regla a seguir? El amor no tiene una regla, ya que
es algo que surge, no te das cuenta, no sientes cuando llega, solo sientes cuando ya
est{s enamorado, y lo que siento ahora< ‚empieza a convertirse en amor‛, me
contesté, ‚tengo que parar esto‛, me reté, de alguna manera tenía que parar el
sentimiento, no podía llegar al extremo de desear a mi propio primo; no podía, no
debía<
Sacudí la cabeza después de llorar a moco tendido.
En un tiempo record llegué a mi casa, bajé con todas mis cosas, cuando estuve
en mi habitación me puse a ver una película, era ‚El Diario de una Pasión‛, entre
tanto llanto por ver la película me quedé dormida, para cuando desperté ya era de
noche.
Cené con mi familia, Fátima empezó a hacer burlas sobre mi persona como era
costumbre, sólo que esta vez no le hice caso.
— ¿Melanie estás bien? —preguntó alarmada mi hermana.
— ¿Eh? Aja —respondí parándome de la mesa, mis tres miembros familiares se
miraron entre sí, luego siguieron hablando bajamente, eso no importaba.
Cuando subí a mi habitación, sentí la necesidad de agarrar un cuchillo y
desangrarme< ‚Melanie no seas estúpida, no seas estúpida, esto es patético, tú
eres patética, todo es patético, no te puedes deprimir por algo tan irrelevante como
esto, ubícate por Dios, mejor has algo para distraerte‛, mi subconsciente tenía
razón, pensar en cortarme las venas era el peor de los pensamientos, ‚pero es que a
veces, en situaciones como estas< no, no, ¡no! ¡Basta Melanie! ¡basta! Ahora mismo
dejas de pensar esas burradas‛.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Suspiré indignada, al menos aún estaba cuerda como para darme cuenta de lo
tonta que era.
Me puse a ver otras 3 películas de género romántico, lloré como nunca y como
siempre. Me sentí gastada al final del día, gastada por tantas cosas que me habían
pasado<

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 7
Si Yo Fuera Tú

— ¡Ah! —grité en la oscuridad, me limpié el sudor que tenía en la frente,


‚pesadilla tonta‛, dije para mis adentros, ‚pero m{s tonta tú por levantarte‛, me
dijo mi interior; bueno, había que concederle la victoria a mi interior<
‚Rayos, ¿pero qué he soñado?, ya no recuerdo‛, dije a la par que me sentaba de
nuevo sobre la cama, luego me volví a acurrucar entre mis cobijas.

Ring, ring, ring, ¡despierta floja! Ring, ring, ring...


‚Maravilloso, estos tonos de celular son geniales‛, me auto-dije juguetona.
Di un largo y hondo bostezo antes de pararme de una vez por todas de la cama.
Me puse las pantuflas para bajar a la cocina, tenía hora y media antes de que mi
primera clase diera comienzo, cuando me estaba sirviendo cereal la puerta
principal se abrió, con un fuerte giro me di la vuelta tomando de entre el lavabo un
cuchillo.
— ¡Ah! —exclamé cuando el cuchillo me cortó la muñeca.
— ¡Shhh! —susurró ella.
— ¡Hija de tu<! —Fátima ya estaba frente a mí cubriéndome la boca.
— Cállate Mel, cállate, no me pueden ver así —esta mujer olía a alcohol.
— Suéltame —logré decir aventando a Fátima.
— Hermana, hermana preciosa, ¿quién la quiere?, a ver a ver, ¿quién la quiere?
—la tonta me estaba chantajeando.
— No lo sé, y si crees que no diré nada, estás mal, ¡vieja borracha! —le espeté
poniéndole una leve cachetada, no para golpearla, sino para advertirla.
— ¡Va! Entonces alguien tendrá que decir a mamá quién se robó el año pasado
su esclava< —me chantajeo.
— ¡Ah! Báñate y cámbiate antes de que despierten —cedí a su chantaje, bueno,
el año pasado por andar corta de dinero tomé la esclava más cara de mi mamá para
empeñarla, al final no pude recuperarla, cuando se dio cuenta de que faltaba su
joya casi se muere en el acto, pero juro que solo la tomé prestada, lástima que al
final se perdió en la casa de empeño<
Mi hermana iba subiendo cuando mi mamá iba bajando.
— ¿ESTÁS BORRACHA? —gritó tan fuerte que me tapé los oídos. ‚Ups, F{tima
se acabó de meter en problemas, ¡yeah!‛, dije satisfecha, sonriéndole al platón de
cereal que tenía entre mis manos.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¡BO-RRA-CHA! —le grité a Fátima mientras salía de la casa, mis papás se


quedaron regañándola, ella sólo se cubrió la cara con ambas manos.
— ¡Hola! —dijo mi vecino de al lado.
— ¡Hola Hill! —respondí con una sonrisa casi forzada.
— ¿Te acompaño? —preguntó él.
— ¿A dónde? —dije extrañada.
— A< no nada, lo siento, adiós —dijo mientras intentaba irse, no lográndolo
por que lo detuve por la mano.
— ¡Claro! Podemos llegar juntos a la Uni, no veo inconveniente —él sólo sonrió
con un ángel en el rostro. Hill Lanfire, hijo de los vecinos de al lado, buen chico,
guapo, familia estable (supuestamente), de mi edad, simpático, tiene pareja y se
llama< Rubén. Suspiré con indignación, Hill me gustaba, hasta un día hace 3 años
que decidió salir del clóset, una lástima para mi pesar.
Cuando llegamos a la Uni me sentí incomoda, Rubén esperaba a Hill en la
entrada, con una sonrisa de izquierda a derecha, y a su lado estaba Darío, un
compañero de Rubén, de Gastronomía, quizás no el más guapo de la Uni, pero
muy atractivo si he de reconocerlo.
— Buenos días —dijo Darío, ya que Rubén se fue directo con Hill.
— Eh, buenos días —respondí cuan ‚señorita educada‛.
— Te parece si les damos privacidad —habló Darío mientras me señalaba a Hill
con la cabeza, yo sólo carraspee en señal de aprobación.
— ¿Y tu novio? —preguntó Darío.
— ¿Novio? —dije alzando una ceja.
— Si, el Montenegro —contestó de manera seca.
— ¡Ah! No que va, es mi< —me atraganté con los pensamientos—, primo —
culminé la oración con desgana.
— Ah, pensé que eran novios —volvió a insistir Darío.
Entrecerré los ojos, por lo cual Darío tuvo que cambiar la conversación.
Íbamos hablando cosas sobre el tiempo, nada interesante, cuando me dejó en el
salón.
— ¡Nos vemos! —me dijo de manera atractiva, lo más lindo de Darío eran
quizás sus ojos; Darío Zavaleta, conocido mío por algunas campañas de escuela
que hemos hecho, atractivo, más no hermoso, alto, como de 1.80 m., con unos ojos
verdes impactantes, a simple vista parecen normales, pero viéndole fijamente te
atrapa su vista, buen cuerpo, bonita sonrisa, un buen partido para toda mujer,
menos para mí. Pisé enérgicamente la entrada del salón, los chicos que ya
concurrían el aula me miraron con extrañeza, yo por mi parte los ignoré por
completo, me fui a mi asiento de costumbre para leer algo.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Crepúsculo15, ya lo había leído 5 veces de lo que iba en el mes, pero bueno, nada
mejor que hacer.
El profesor llegó, entonces tuve que cerrar el libro para poner atención.

— Hola, hola, hola, ¡hola! —‚¿qué rayos?‛.


— Juanito por favor< —el hijo de la encargada de la lonchería me estaba
haciendo gestos de lo más lindos al tiempo que corría a mi alrededor, hasta que
otras compañeras de clases me vieron y señalaron no me comporté como debería,
le seguí la corriente al niño.
— Bueno, Juanito ya es mucho por hoy, luego sigo jugando contigo —despedí al
niño que me miró con gesto de inocencia, me agaché para regalarle un pequeño
beso en la frente.
— Hola Mel —dijo un hombre. Me giré de puntillas hacia él.
— Hola Darío, ya saliste, ¿eh? —le dije mientras me acababa de levantar del
beso de mi pequeño noviecito lindo hermoso y precioso.
— Ya, es una lata esto de la Gastronomía, ¿y tú qué tal?, ¿dónde dejaste al
galán? —‚tenía que preguntarlo‛, me dije.
— Que no es mi novio<
— ¿Entonces no tienes? —preguntó con ojos de lo m{s< ¡extraños!
— Ah, lo siento, apuestas conmigo ya no —y me eché a caminar a grandes
zancadas, Darío hizo lo mismo por su parte logrando caminar al mismo tiempo
que yo.
— ¿Apuesta? —dijo, luego vi como en su cara cruzaba una ráfaga de
entendimiento.
— ¿William te apostó como premio? —habló sin pelos en la lengua.
— ¿Ah? —pregunté haciéndome la tonta, no iba a decírselo, algo tan humillante
no tenía por que saberlo Darío—, no, y no sigas con el tema.
— Oh, lo siento —suspiró mientras me lanzaba una sonrisa.
— Nos vemos —acabé de decir ahora si corriendo por toda la banqueta hasta
donde se hallaba mi carcachita.
— Melanie espera espera, por favor espera —decía una loca a mis espaldas.
— ¿Deseas? —le espeté de manera cortante, era Miranda.
— Que me ayudes con< —no terminó de decir, mi verdadera amiga llegó.
— Melanie es urgente —me jaló Sasha para sacarme del alcance de Miranda; al
estar a una distancia considerablemente lejos de Miranda, Sasha habló.
— ¿Vamos de compras?
— ¿Compras? —pregunté sin aliento por tanto correr.
— Si de compras —siguió hablando, pero ella sin asomo de falta de aire.

15
Crepúsculo, Un Amor Peligroso: Serie de libros escritos por Stephenie Meyer.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— No tengo dinero —contesté apenadísima.


— Te presto, cuando tengas me lo pagas —ofreció gentilmente Sasha.
— Pero<
— Si yo fuera tú me compraba más cosas, ¡tienes mucho dinero! —sacó a relucir
Sasha.
— Hmmm, pero<
— Si yo fuera tú lo haría —me atajó de nuevo.
— Es que<
— Si yo fuera tú< —intentó hablar, pero ahora la corté yo.
— Está bien, está bien, vamos de compras, pero te advierto que quiero una
Laptop<
— ¿QUÉ? Pretendes que te preste tanto —gritó mi amiga, haciéndose notar por
toda la banqueta y demás lugares de alrededor.
— Si yo fuera tú, le prestaría a la pobrecita de Melanie —dije sonriendo a Sasha,
ella hizo lo mismo.
— ¡Pero me vas a pagar eh! —sentenció con una mueca< una mueca extraña.
— ¡Claro!, o ¿cuando te he quedado ha deber? —ella iba a responder, pero
añadí—: ¡No me contestes! —entonces las dos reímos al unísono.
— ¿Entonces? ¿Cuánto necesitas para saber si me alcanza? —dijo curiosa Sasha,
metiendo su mano derecha en su monedero, sacando una tarjeta de crédito
American Express.
— Unos 2000 dólares.
— Es broma ¿verdad? —habló con la boca hasta el suelo.
— Eh< ¡no! Es verdad.
— Vale, pero espero me los regreses al final del mes.
— Oh si claro, es más, en 8 días te los devuelvo, se acerca mi primera
mensualidad.
— ¡Genial! —volvió a gritar Sasha, pero esta vez de una forma menos penosa.
— Vamos —dije tomando de la mano a Sasha, una costumbre que ya no
habíamos echo hasta ahora.
— ¡Ay! —gritó ella.
— Ay que tonta eres mujer —le regañe mientras la levantaba del suelo—, no
traigo pala y tú cayéndote.
— ¡Hey! En primera no me caí, así camino yo.
— ¿Y en segunda? —pregunté aún riendo por la caída.
— En segunda: ¡que buena amiga eres! —me reprendió mirándome
aparentemente molesta.
— ¿Ya viste? —le dije mientras le señalaba con el dedo a muchos grupos de
jóvenes riendo.
— Se ríen de ti —dije con una leve sonrisa.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Ay claro que no, se han de reír de otra cosa —se defendió mi amiga.
— Aja sí —repliqué aún con mi sonrisa maliciosa.
— ¡Bueno ya! ¡Cualquiera se ha caído una vez! —gritó para que la escuchara
todo el mundo ahí presente. Algunas risas cesaron, pero otras se incrementaron, al
final salimos de la escena con la mayor discreción posible, si es que se puede
llamar discreción al hecho que media Universidad te esté observando como al
bicho raro de la escuela.

Pasé a dejar a Sasha a su casa, quedando en que a las siguientes dos horas
regresaría por ella.
Llegando a mi casa me encuentro con unas maletas al pie de la puerta principal.
— ¿Qué pasa? —pregunté al examinar las maletas.
— Me voy de la casa —dijo Fátima, con sus lágrimas de cocodrilo, eran más
falsas que una telenovela de TV Azteca16.
— Que te vaya bien hija mía —mientras le decía eso la persigné con mucha
alegría—, ¡y no regreses! —dije al final, pero mi mamá había aparecido.
— ¡Melanie! —me reprendió muy toscamente.
— Madre, hasta crees que se va a ir.
— ¿Por qué no?, Sólo tengo dos años menos que tú<
— Sí, pero no sabes hacer nada, no te podrás solventar tú sola —dije triunfal.
— Puedo usar ‚cuerpomatic‛ —replicó mi hermana con descaro.
— ¿Venderte? —dije con asombro.
— ¡Fátima ya basta! —exigió mi mamá mientras se acercaba más a Fátima.
— ¡Como si nunca lo hubieras echo tú! —gritó Fátima a mi mamá, sólo vi el
impacto de una cachetada al ‚dos por uno‛ en la mejilla de F{tima.
— ¡Sube a tu habitación! ¡Ahora mismo!
— ¡Me voy de la casa! —siguió insistiendo la testaruda, tocándose la mejilla que
ahora estaba roja como un tomate.
— ¡Vas a subir a tu habitación! —ahora era yo la que había tomado el control de
las cosas, aventé de un manotazo la maleta que obstaculizaba el paso hacia Fátima,
la tomé por la muñeca para que me siguiera, ella se rehusó, pero al ver que no
podía empezó a jalarme el cabello, jamás lo hubiera echo por que la jalé como a
una ladrona, llevándomela a rastras por las escaleras, aunque seguía pataleando y
gritando como un animal logré hacer que entrara a su cuarto, cerrando la puerta
con llave volví a bajar con mi mamá.
Ella estaba sollozando en un sillón de la sala de estar.

16
TV Azteca: Televisora mexicana con transmisión a nivel nacional.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Mamá, cálmate —le susurré mientras la abrazaba de la manera más suave


que encontré, ella cedió a mi abrazo, le acaricié el cabello hasta que mi papá entró
por la puerta.
— ¿Qué ha pasado? —dijo asustado cuando ya estaba frente a nosotras dos.
— F{tima pap{, es lo que ha pasado<
— ¿¡Que ha hecho ahora!? —gritó mi señor padre.
— Insultó a mi mamá —dije sin trabas.
— Me va ha oír —y sólo decir eso se fue casi corriendo al cuarto de Fátima,
cuando regresó venía más molesto que antes.
— Se fugó por la ventana —dijo con coraje.
Las cosas se calmaron dos grados, pedí permiso para salir con Sasha, ninguno
de mis dos papás puso objeción.

— Llegas tarde —habló Sasha.


— Lo siento, tuve un pequeño problema —dije con aire pensativo.
— ¿Cuál?
— Problemas familiares —contesté carraspeando para que entendiera la
indirecta.
— Lo siento, bien, vamos por tu Laptop —dijo resplandeciente, logrando
subirme un grado el ánimo.

— ¡Ésta! —le dije al encargado de la sucursal de computadoras—, ¿me la podría


mostrar?
— ¡Por supuesto señorita! —respondió con una sonrisa fingida.
— ¿3000 dólares? —exclamé a voz en cuello—, no, creo que checaré más —
terminé de decir apenada por mi falta de dinero.
Seguimos observando más equipos portátiles, algunos muy caros, y otros más
económicos, pero poco llamativos a mi gusto; al final salí de la sucursal con una
Dell Inspiron 1420 Intel Core Duo.
— Entonces no vas a necesitar los otros 1000 dólares ¿verdad? —preguntó
Sasha.
— No, y ¡MUCHAS GRACIAS! —dije mientras gritaba y saltaba de emoción, ¡ya
tenía una Laptop!
— De nada, ¡es sólo un préstamo!
— ¡Oh que sí! Ya sé que es sólo un préstamo, no me traumatices Sasha, no me
traumatices —dije juguetona.
— Vale —fue lo único que dijo Sasha; entonces volví a abrazarla para darle las
gracias por décima vez.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Hice todo lo necesario para empezar a usar la Laptop de una vez por todas,
cuando estaba por entrar al Messenger, tocaron el timbre, una, dos, tres veces,
hasta la cuarta vez es que fui a abrir, ya que nadie lo había echo; me pare de la
cama para ir a contestar, al llegar a la puerta allí estaba él.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 8
Compañera

— Hola —habló Darío.


— Este< ¿hola? —contesté dubitativa, viendo alrededor por si no habían
cámaras de vídeo ocultas o algo por el estilo.
— ¿Qué pasa? —preguntó viendo por las mismas direcciones que yo.
— Hmmm, no nada, ¿qué quieres? —exclamé cortante, secamente.
— ¡Hey! ¿Por qué ese tono? —me dijo mientras se metía las manos entre las
bolsas de los jeans azules que traía.
— Lo siento, pero en verdad, ¿qué se te ofrece? —Darío sólo enarcó una ceja,
Dios, ¡por que los demás esperan siempre que les respondas con gentileza!, ¡a
veces tenemos días malos!, ¡deberían entenderlo más personas!
— No perdón, nada —entonces se fue, subió a un automóvil medianamente
lujoso, ‚no como el de<‛ eludí el pensamiento tan r{pido como había llegado.
Regresé a mi cuarto y por fin logré conectarme al Messenger, esos servidores,
son una porquería, y dicen que Bill Gates hace cosas buenas, aja claro, por eso su
última plataforma es un asco, me quedé mirando fijamente el monitor de la
Laptop, quizás el diseño gráfico del sistema operativo Windows Vista era
llamativo, pero de eso a ser mejor que el XP, ni un poco, ‚regresaré al XP, al Vista
le hace falta madurar, quizás con el SP217 del Vista podría mejorar‛, pensé cuando
me llegó un mensaje.
Era de un remitente desconocido, sólo decía: te estamos vigilando, cuídate mucho, o
algo grave podría pasarte…
Un chiste, seguro era un chiste, suprimí el mensaje para no crearme falsas
teorías del por qué del mail, muchas bromas para una sola semana, ya no estaba de
humor para otra más.
Cuando pasaron varias horas más, me tuve que ir a dormir, ya era muy tarde,
las 3 am, en tan sólo 3 horas más habría de levantarme para ir a la Uni.

— ¿Qué pasa? —pregunté al hombre que estaba de espaldas a mí.


— ¡¿Eres tú?! —contestó con gran asombro el hombre, me percaté que
estábamos en una playa, el sonido del mar, las olas chocando contra unas rocas
cerca muy cerca, era lo único que se oía.

17
SP2: Iniciales en inglés de: “Sistem Pack Two”, que en español seria como: “Segundo paquete del
sistema”, en éste caso es “El segundo paquete sistemático de Windows Vista”.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¿Quién eres? —pregunté al hombre que traía una capucha negra, él se giró
hacia mí, cuando le vi la cara se me fue el aire, era un ser espantoso, la cara llena
de venas al rojo vivo, unos ojos amarillos siniestros, unos dientes muy afilados, y
unas manos, ¡no!, ¡un cuchillo estaba entre sus dedos!

— ¡Ah! —exclamé lo más fuerte que pude al pararme de la cama, mi respiración


estaba entrecortada, mi pulsación era inimaginable, y mi grito, ¡fue horrendo!
— ¿Qué te pasa? —habló mi mamá mientras prendía la luz.
— Una pesadilla —‚pesadilla, pesadilla pesadilla pesadilla, ¡buh!‛
— Duérmete de nuevo, no pasa nada —mi mamá había hablado a modo de
consuelo.
— Si má, ya voy —respondí con cero entusiasmo pero con mucho miedo.
‚Padre nuestro que est{s en el cielo, santificado sea tu nombre<‛ empecé a
rezar antes de quedar dormida, ¿qué rayos<? sólo fue una pesadilla, no es para
tanto‛, me regañé.

¡Es hora de levantarte dormilona! ¡Arriba Arriba Ariiba!


Me paré con un hondo bostezo, después apagué la alarma de mi móvil.
Lo primero que hice fue ir directo al baño, una buena ducha después de un
sueño tan feo sirve a veces.
Al bajar a desayunar Fátima aún no estaba presente, curiosa, muy curiosa me
atreví a hablar.
— ¿No volvió Fátima?
— No —fue lo único que dijo mi mamá, tenía los ojos llenos de ojeras.
— Mamá, no dormiste bien, ¿verdad?
— No mucho mi cielo, no mucho.
— Duerme, yo me encargo —ofrecí a mi mamá para que pudiera dormir un
poco.
— No, así es mejor, mantengo mi cuerpo en acción —contestó con desgana.
— ¿Ya avisaron a las autoridades? —pregunté a mi papá, quien respondió con
una larga perorata, aún no se podía dar por desaparecida a Fátima.

— Nos vemos má, nos vemos pá —dije besando a ambos en la mejilla en el


orden mencionado; enseguida salí al exterior de la casa.
Antes de salir por completo me cercioré de que ninguna persona conocida
anduviera cerca, bien, cuando ya estuve 100 % segura de que no había nadie salí de
una buena vez.
— Mel, ¿de quién te escondes? —Hill había hablado mientras yo reaccionaba
con un respingo exagerado.
— ¡Hill! —lo reprendí por su llegada tan súbita.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¿Qué? —dijo él con cara de inocencia.


— No nada, es sólo que no me di cuenta de donde te encontrabas.
— Iba saliendo cuando te vi en la puerta de tu casa, y bien, ¿de quién te
escondías? —volvió a insistir.
— No, claro que no, ¡de nadie!—mentí como toda una diputada, si señor, ‚la
abogada Rodríguez me dicen, ¡cool!‛, después de pensar eso me reí como una loca.
— Melanie, ¿estás bien? —Hill aún seguía de pie frente a mí con el ceño
fruncido.
— Si, claro que sí.
— Bueno, en ese caso, ¡nos vemos! —dijo Hill mientras se dirigía al coche de
Rubén, un vehículo azul muy llamativo y ostentoso.
Después de que Hill me dejará me dirigí a mi ‚cosa con llantas‛, ésta no prendió
hasta la tercera vez, el motor estaba sonando muy fuertemente cuando se apagó, lo
intenté prender de nuevo, pero no respondió, se me hacia tarde, entonces tuve que
bajar de ‚la cosa esa‛ para tomar un taxi, era eso o no llegar a tiempo.
Esperando a que un taxi pasara, vi a William acercarse peligrosamente.
— ¡Hey hey hey! —empecé a ‚chiflarle‛ a un taxi que se aproximaba, me paré
en medio de la calle como una completa borracha, ‚¡que India María18 ni que nada!
¡Corta se queda a mi lado!‛, en ese momento la decencia era lo que menos me
importaba, subí precipitadamente al taxi para no tener que ver la carota de
William, mi sentimiento positivo hacia él moría poco a poco< supongo.

Ya habían pasado varias horas después de eso, pero qué más daba, William era
sólo otro prototipo masculino, ‚yo-ser-macho-rudo; tú-ser-hembra; yo-ser-sexo-
adicto‛; sí, seguramente era eso.
Mirando de reojo por la ventana del lado en donde me encontraba sentada en el
salón no divisaba más que unos colegiales con cara de despistados, debatiendo
sobre cosas<
— Jóvenes, para mañana quiero un informe completo de la vida de Shakespeare
—al profesor se le daba bien eso de dejar tareas innecesarias, toda la clase asintió
sin pizca de entusiasmo, mirando solo el reloj de pared que determinaba la hora de
salida y entrada—, bien, nos vemos muchachos —nadie respondió, todos
apresuradamente se dispusieron a meter sus cosas dentro de sus mochilas, por mi
parte tardé más de lo que sería requerido.
— Melanie, ¿podemos hablar? —era Darío, asentí con un entusiasmo repentino.
— ¿Pero, sobre qué? —pregunté tratando de anticipar el tema a charlar.
— Sobre< vamos a la cafetería —propuso, asentí de nuevo, salimos del salón al
final, justo después de Clodia, una compañera regordeta con un humor

18
La India María: Personaje de comedia mexicana.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

inconfundible, la amargada de la clase, perfecto, al menos ese título no me lo había


ganado yo.
Cuando estábamos por entrar al negocio allí estaba William, primero tragué
saliva, luego elevé la cabeza hasta lo más alto, haciéndome notar por sobre todos
los demás, esa actitud no la usaba mucho, pero tenía que dejar claro al tipo ese que
su vida me importaba lo que a un asesino matar a un anciano por un millón de
euros.
— ¿Melanie estás bien? —preguntó Darío, me giré instantáneamente, mirándolo
con curiosidad, era la primera vez que oía su voz tan nítidamente, una voz ronca
con un ligero acento europeo.
— ¿Eh? ¿Si, por qué lo dices? —hablé elevando un poco más la cabeza, no traía
tacones, por lo que era eso o verme como una enana de 1.10 m contra alguien de
1.80 m; bueno, en realidad medía poco más de 1.70 m, una estatura que muchas
mexicanitas envidiarían tener, sonreí al pensar en ello, mi estatura, mi intelecto, mi
obsesión por la perfección, sólo que... en mi estúpida vida había tenido una pareja,
o bueno, ¿Carlos cuenta?, ¿Cuánto duramos? ¿5 minutos?, sí, creo que fueron
escasos 5 minutos, después el muy bastardo se ‚arrepintió‛ de ‚salir‛ conmigo, en
fin< un peso menos sobre mis hombros, de haber sido así ahora estaría llorando
como muchas otras por un amor que se deterioró, mejor así, sin pareja está mejor.
— Es que tu cuello esta más arriba de tus hombros —me sentí como una tonta
cuando me dijo eso, regresé mi cabeza al estado que debía ser el establecido, no
quería luego un dolor de espalda por tener la cabeza en esa posición.
— ¿Nos sentamos? —propuse tomando de la mano a Darío, éste me miró con
una mirada eufórica, pero se limitó a asentir con la cabeza.
Al pasar por delante de la mesa de William éste me dio una sonrisa más que
seductora, luego siguió platicando con sus< amigos, supongo.
— ¿De qué quieres hablar? —ahora sí tenía oídos para Darío.
— Verás —comenzó con mucha timidez aparentemente, lo tomé de la mano
para darle valor—, este< —tragó un poco de saliva para hacer tiempo—, al grano,
me gustas mucho —cuando dijo eso retiré la mano que ésta fue a dar contra la
espalda de<
— Estúpida, mira lo que me has hecho —ahora Regina tenía toda la blusa
manchada con bebida de cola—, te odio Melanie, ¡te odio! —gritó Regina
parándose instantáneamente, su novio la acompañaba, pero él sólo se reía del
estado de ella, cuando menos me di cuenta ya tenía la mano de Regina sobre mi
mejilla, todos se callaron por un momento, levanté la cabeza lentamente, dejando
ver sólo mis ojos tras el cabello que me caía en cascada.
Soporto que me digan cualquier cosa, soporto que me vean como un bicho raro
que no encaja en un grupo determinado, soporto todo, menos que alguien me
abofetee, me paré precipitadamente, tomando por el cabello a Regina, la azoté tan

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

fuerte en el piso que ella gritó como si la estuvieran matando, bueno, en realidad
esa era la intención; cuando le di tres cachetadas, una en el lado izquierdo, y las
restantes en el lado derecho, alguien me jaló con brusquedad de encima.
Cuando casi estaba parada, William llegó para hacer que mi captor me soltara,
me di cuenta que mi captor era Felipe, el novio en turno de Regina, esa mujer
cambiaba de novio como de calcetines, bueno, no tanto así, los calcetines se deben
cambiar una vez al día, los novios de Regina son más pasajeros.
— ¿Qué te pasa? —aventó William a Felipe, él segundo lo miró con el ceño
fruncido.
— No me dirás que Melania —otro que se confundía de nombre con toda la
intención—, es tu novia —terminó de decir con una sonrisa envenenada.
— ¿Y de ser así qué? —retó William con el coraje tangible en las palabras.
— No, esperen —empecé a hablar—, ni es mi novio, y ni necesito que me
defiendas —al tiempo que decía eso llegué hasta Felipe para darle un rodillazo en
los genitales, él maldijo por lo alto, en lo que yo tomaba mis cosas de la mesa en la
cual estaba sentada minutos antes.
— ¡Con permiso! —grité para que todos me oyeran.
— ‚Estúpidos‛ —susurré cabizbaja; saliendo del local con mucha prisa tomé
aire excesivamente ‚calma, calma, que no panda el cúnico, no pasó nada, vamos
vamos, inhala, exhala, así es, 1, 2, 3, inhala, exhala‛, una vez estuve relajada
levanté la cabeza del volante.
— En marcha —le dije a mi bocho con mucho cariño, al fin y al cabo el pobre no
tenía la culpa de nada.
El tráfico era insoportable por no decir otra cosa, el maldito calor me estaba
asfixiando, esos cambios brutales de temperatura, un rato con lluvia, otro con frío,
otro con calor< ‚Dios, la ciudad y el mundo entero est{n de cabeza‛, pensé
mientras me soplaba con la mano, al final con dos detestables horas metida entre
tanto carro llegué finalmente a mi jacal (sí, ‚jacal‛, ¿qué otro término pues?).
— ¿Y Fátima? —fue lo único que pregunté al cerrar la entrada.
— No aparece —dijo mi mamá con una angustia infinita.
— Ya lo hará —contesté como quien no quiere la cosa.
— Pues no lo sé, pero —hizo una breve pausa, mirando por enésima vez el reloj
de pared—, no está con ninguna de sus amigas, Melanie estoy preocupada —y si
que lo estaba, era la primera vez que oía a mi mamá hablando de esa manera.
— Vamos mamá, aparecerá —susurré levemente, cuando la entrada fue re-
abierta.
— ¡FÁTIMA! —gritó mi mamá como toda una soprano, ¡que Emma Shapplin19
ni que nada!, ‚Sofía Shapplin ser{‛.

19
Emma Shapplin: Cantante de Ópera-Pop.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¿Dónde estabas? —pregunté desde mi lugar, Fátima me miró con malicia.


— ¿Te importa? —replicó con un ligero susurro.
— En realidad, la verdad la verdad —me detuve mientras me dirigía a las
escaleras—, sí —terminé, pero no continué allí de pie, subí a mi habitación.
Tiré de un solo golpe mis útiles escolares, prendí el ordenador portátil un rato,
era hora de leer, leer, leer, leer y ¡leer! hasta que mis ojos ya no soportaran, y no es
que me gustara la piratería de libros, pero muchos, demasiados, bastantes, artos,
un chorro de estos libros no se consiguen en México, y la única manera de acceder
a ellos es mediante e-books. Indignada conmigo misma por no tener al alcance
libros de tinta y papel para leer me metí al Microsoft Word, donde por milagro de
Dios abrió a la primera, de verdad, necesitaba cambiar el Vista por el XP, lo antes
posible.
‚Bicho raro, Melanie eres un bicho raro, leer 2 libros en 5 horas, ¿est{s demente
o qué?‛, me regañé, y es que sí, en 5 horas ya había terminado los 2 primeros libros
de ‚La Órden de la Academia Spence20‛. Con un sabor agridulce en la boca cerré el
software para continuar con mi investigación ‚exhaustiva‛ sobre Shakespeare.
Al final terminé, cerré e imprimí el texto completo, unas 39 hojas, no sabía si era
mucho o poco, pero fue todo lo que pude encontrar; justo después el teléfono sonó,
el identificador mostraba un número local, cuando contesté, quise colgar
r{pidamente, pero no lo hice, la voz al otro lado de la línea me dijo ‚espera, no
cuelgues‛.
— ¿Qué deseas?, al punto al punto, no tengo mucho tiempo —incité a William
que esperaba mi contestación al otro lado.
— Te veo en unos minutos, voy por ti —había abierto la boca como pescado,
pero la cerré, el descarado me colgó antes de que pudiera terminar.
Miré mi aspecto, aún tenía puesta la misma ropa que había llevado esa mañana
a la Uni, sin pensar en lo más mínimo en negarme a hablar con William me fui
precipitadamente al baño, en unos pocos minutos más tarde ya me había bañado,
otro par de minutos y ya estaba cambiada, aclaro: cambiada, mas no ‚arreglada‛,
arreglarse es para una cita, y como en toda mi vida no había tenido una<
Poco después de que estuviera lista llamaron a la puerta, mi mamá ya había
abierto cuando yo bajé para hacerlo.
Por la entrada pasó lo más hermoso que había visto, y es que William no sólo
venía igual de guapo que de costumbre, sino que además, traía un traje que le daba
una elegancia infinita, me detuve, no iba a presentarme con él de esta forma, con
una vestimenta como si fuera a entrenar al parque de la ciudad, regresé a mi
habitación, corriendo me tropecé en el último escalón, sentí la necesidad de gritar,
no lo hice por que no podía quemarme en una situación tan bochornosa; estando

20
La Órden de la Academia Spence: Serie de libros en género juvenil-fantástico escritos por Libba Bray.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

en mi cuarto me jalé el listón rojo que llevaba sobre el cabello a forma de moño,
apreté las manos, luego me tapé la cara con impotencia, en realidad lo que menos
me importaba era en si William era mi primo o no, eso era sólo una barrera para
salvaguardarme de lo que en verdad me dada miedo; intimar con otra persona.
Frustrada y con un hombre esperándome en la sala de estar me tumbé en estado
fetal sobre la cama, pocos segundos después entró Fátima.
— F{tima vete a la< —no terminé, Fátima me guiñó un ojo.
— ¿Y eso? —pregunté con cara de incredulidad, Fátima jamás me había guiñado
el ojo de tal manera, cuando éramos más pequeñas convivíamos como verdaderas
hermanas, pero ahora< parecíamos desconocidas.
— Ven acá —me dijo como si yo fuera la más pequeña de las dos, le hice caso
parándome lentamente de la cama, cuando llegué hasta donde ella estaba me dijo
algo que me hizo pensar seriamente.
— Desnúdate —mis ojos se chisparon de sus orbitas, esto me estaba asustando.
— No seas bruta Melanie, no es para lo que piensas, y si fuera así, creeme que
no te lo pediría a ti —cuando dijo eso sonreí.
— ¿Para qué? —pregunté aún con toda extrañeza.
— Sólo hazlo, por favor date prisa, ese galanazo te está esperando —. Me
empecé a desnudar, con un poco de pena al final terminé, Fátima pasó a mi
alrededor como si me estuviera examinando.
— Bonito trasero —dijo mientras me daba una ligera palmada.
— Fátima me estás asustando —acepté con mucha vergüenza.
— No seas bruta ya te dije —me tranquilizó—, a ver, bonito pecho —dijo
mirando hacia dicho lugar.
— Te quedará un vestido que tengo.
— ¡No! —grité a voz en cuello, ella salio del cuarto haciendo caso omiso de mi
respuesta, poco después regresó con un vestido al estilo La Nueva Cenicienta 21,
blanco inmaculado, con un encaje hermoso en mangas y cuello.
— Pontéelo —me incitó—, Pero Melanie por Dios apúrate —me empujó el
vestido para que me lo pusiera, sólo pasaron un par de minutos antes de que
estuviera lista.
— Te presto estos zapatillas —sabía que después de eso me iba a ver ridícula,
pero lo hice, me puse las zapatillas de charol con lasos rojos, cuando tenía puesto
todo eso me añadió otra cosa, en vez de Melanie parecía Sam Montgomery22.
— Me veo ridícula Fanny —le dije Fanny de nuevo, sólo le decía así cuando
estaba muy de buenas, y de buenas no con el mundo, sino de buenas con ella.

21
La Nueva Cenicienta: Película protagonizada por Hilary Duff.
22
Sam Montgomery: Personaje encarnado por Hilary Duff en La Nueva Cenicienta.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Claro que no —viendo mi cabeza añadió—: ahora te arreglaré el cabello —


sacó un cepillo para cabello y otros objetos para estilizarme un peinado; cuando
terminó me volví a ver el cabello en el espejo, parecía el de Christina Aguilera en
portada de Back to Basic23, sólo que el mío mucho más largo y en color castaño.
— Me veo como imitación barata de La Nueva Cenicienta —hablé tocándome
con extrañeza los caireles del rostro.
— Que no, mujer te queda perfecto —hmmm, eso no lo sabía verdad, dando
una vuelta frente al espejo me sonreí, para parecerme por completo a Sam me
faltaba sólo cortarme el cabello y teñírmelo de rubio.
— ¿Estás segura de que me veo bien?
— ¡QUÉ SÍ! —gritó mi hermana a forma de ultimátum.
— Bueno, ¿ahora? —dije con el ceño fruncido.
— Sales, vas con William, por que obvio te va a llevar a un lugar ‚especial‛, sino
no vendría tan bien arreglado —Fátima ya me estaba sacando por la puerta,
persignándome bajé el último escalón para estar en la sala de estar.
— Hola —dije a William, éste tenía un vaso sobre las manos pero cuando me vio
lo dejó enseguida sobre la mesilla de la sala.
— Hola —respondió mientras se paraba.
— Oh Por Dios —mi mamá estaba tras de mí con unos bocadillos—, te vez
hermosa.
— Gracias mamá.
— Sí, muy hermosa —me elogió William con una cara de asombro, sus ojos me
miraban con deseo nato.
— ¿Nos vamos? —me atreví a preguntar, ya que estaba vestida de esa manera
tan extravagante mínimo esperaba que sí fuéramos a algún lugar donde no me
vería como una completa loca, este tipo de vestidos se siguen usando, sólo que en
ocasiones muy especiales, ‚F{tima, en que me has metido‛, pensé, pero luego me
di cuenta que en esto me había metido sola, sola y sin ayuda.

— Primero, señora, ¿puedo llevar a Melanie a cenar? —obviamente se dirigía a


mi mamá.
— Oh, claro que sí, claro, puedes llevarla, sólo que no regresen muy noche —esa
era mi mamá, en verdad que ella parecía la urgida en tener novio y no yo.
— Se la regreso antes de las 11.
— ¡Hey! —grité exaltada—, ¡no soy objeto! Se dice: ‚est{ bien, REGRESAMOS
antes de las 11.
— Vale, ¿señora<? —William se detuvo para que alguna de las dos añadiera el
nombre de mi mamá.

23
Back to Basic: Material discográfico de Christina Aguilera.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Sofía —dije respondiendo a la pregunta no formulada de William.


— Señora Sofía regresamos antes de las 11.
— Eso espero joven.
— No tenga cuidado.
— Ahora sí, ¿nos vamos? —preguntó en mi dirección.
No respondí, sólo pasé primero para llegar al convertible, William venía
pisándome los talones, mi mamá le dio una palmada cariñosa en el hombro,
después se puso a mi lado.
— En verdad te vez preciosa —‚preciosa‛, ese término suena m{s sencillo de lo
que se aprecia a primera instancia.
— Gracias< supongo.
— Melanie, no supongas, en verdad te vez preciosa.
— Ya entendí, me veo bien, sólo eso, ¿vale? —William abrió el coche para
cederme el paso, pasé y él enseguida se dirigió al asiento del conductor, prendió el
motor y el automóvil avanzó.
— ¿Te gusta Dido24? —William me desconcertó al preguntarme sobre si me
gustaba o no Dido.
— ¡Por supuesto! —grité, luego me contuve, estaba haciendo el oso, William
hizo una simple pregunta y yo ya estaba haciendo de eso una ofensa—, digo, si me
gusta, ¿a ti?
— También —entonces puso la música de Dido en el vehículo, pasaron 2, 3,
hasta 4 canciones, después la voz de Dido ya no se me hacia tan apetecible.
— ¿Podrías cambiar la música? —es que en verdad, Dido por mucho tiempo te
deprime horrores, y ahora no tenía ganas para deprimirme.
— ¿Cómo cuál? —me dijo con una sonrisa leve.
— No sé, algo diferente, Tokio Hotel25, ¿te parece?
— ¿Tokio Hotel? —al mencionar el nombre de la banda alemana se le salieron
los ojos.
— ¿Qué? Me gusta, mucho —enfaticé ‚mucho‛—, ¿a ti no?
— Este< ¡si! —gritó para después poner la canción ‚Monsoon‛, empezamos a
tararear, luego a cantar juntos, hasta que llegamos al mismo restaurante al cual
habíamos ido hace poco.
— ¿Allí vamos? —pregunté sin muchas ganas.
— Sí —fue lo único que dijo.
— Hmmm, ¿por qué?, me pudiste haber preguntado primero, la ‚fonda‛ esta
linda —claro que no era fonda, pero lo había dicho para quitarle importancia a
semejante restaurante.

24
Dido: Cantautora inglesa.
25
Tokio Hotel: Grupo musical alemano.

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— Pero vienes acorde para ésta cena.


— ¿Vengo acorde?, ¿entonces la otra vez no estaba ‚acorde‛? —ensanché los
ojos mirándolo fijamente.
— No quise decir eso.
— ¿Entonces? —seguí ensanchando los ojos.
— Está bien, podemos ir a cualquier lugar que desees —le restó importancia a
mi repentino enfado.
— ¿En verdad? —ahora estaba mucho más calmada.
— Claro, puedes decirme y yo conduzco.
— Vamos a< —no sabía que responder—, alguna pizzería —a la hora de hablar
titubeaba.
— ¿Pizzería? ¿Segura?
— ¡Por supuesto! ¿O qué? ¿Tan fresa26 eres?
— No soy fresa, vamos a Domino’s —no pude decir nada más, William había
arrancado para ir al Domino’s más cercano, ahora que lo pensaba iba muy ridícula
para entrar allí así, por suerte, debajo de semejante vestido llevaba algo más
primaveral, unos jeans ligeros con una blusa que le tiraba a top.
— ¿Me das unos minutos? —hice la petición con algo de pena.
— ¿Para qué? —William tenía ambas cejas levantadas.
— Para poder quitarme éste vestido.
— ¿QUÉ? —gritó mirándome fijamente.
— Bueno, es que no pensarás que voy a meterme a una pizzería así, ¿verdad?
— Ah, ya veo, ¿pero traes otra ropa?
— Debajo de ésta —señalé mi pecho, él asintió luego se alejó un poco del lugar.
En menos de 3 minutos ya me había despojado de todo, quedándome solamente
con lo que ya había mencionado.
Cuando salí del carro William ya no tenía el saco puesto, ni la camisa azul cielo
con esa corbata tan elegante, ahora sólo llevaba una playera con estampado del
Cruz Azul27.
— ¿Le vas al Cruz Azul? —pregunté con ojos poco amigables.
— Sí, ¿por qué?
— No nada, me es indiferente, te vez bien —me sonrojé cuando me había dado
cuenta de lo que acababa de decir; se veía bien, pero no para subirle el ego de esa
manera.
— Tú igual, ¿que te parece sin poses?
— ¿Cómo que sin poses? —pregunté extrañada.

26
Fresa: Expresión mexicana que hace referencia a alguien extremadamente presumido y delicado.
27
Cruz Azul: Equipo de fútbol mexicano.

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— Seamos tal cual, sin poses ni nada así, no quiero que me deslumbres, ni tú
tampoco quieres que yo te deslumbre, ¿no?
— Exacto, es una lata eso de fingir quien no somos, entonces, sin poses.
— Es un acuerdo —contestó y entramos al Domino's con una sonrisa de
izquierda a derecha, ambos íbamos ahora más naturales; o eso supuse.
Estábamos comiendo pizza, cuando la rockola empezó a sonar, William me hizo
una cara de niño para luego extenderme una mano.
— ¿Qué? —pregunté.
— ¿Bailamos? —propuso alegremente.
— ¿Aquí?
— Sí, aquí.
— Este< —miré alrededor para cerciorarme que nadie conocido me viera.
— Pero no sé, y además es una pizzería.
— No importa, te enseño, y al encargado no le molestará —eso ya lo había
supuesto, por que algunos clientes más estaban bailando al compás de la música.
— Es música muy empalagosa —me seguía resistiendo a bailar en publico,
quizás frente al espejo me podría aventar la canción completa de Destination
Calabria28, pero en publico, no me hacía mucha gracia.
No respondí por que William me tomó por la mano para llevarme a lo que
parecía una pista de baile; justo al tiempo que ya estábamos en la pista, la canción
cambió, pasó de ser romántica para convertirse en algo mucho más movido, una
canción desconocida, que tiempo después me enteré que la artista era Ida Corr.
Iba tomando en cada minuto más confianza, mucha mucha más confianza,
cuando ya hasta parecía una bailarina profesional me senté en la mesita más
cercana.
— ¡Bien! Y dices que no sabías bailar —William estaba con un par de refrescos
ante mí, bebí uno de un solo tirón, luego agarré el otro y me lo tomé de igual
manera.
— Aunque no lo creas así es.
— Te creo, pero aprendes rápido —me puse roja, no sabía como me veía
después de estar bailando como trompo, pero seguramente no traía buen aspecto.
— ¿Ya nos vamos? —pregunté sin muchas ganas, pero ya eran 15 para las 11
pm.
— No, espera; seré directo —William se sonó la garganta—, aunque no quería
pedirlo aquí, además, el orden de los factores no altera el producto, así que sería
igual decirlo aquí o en Roma —‚¿de qué hablas?‛, me dije— ¿te gustaría ser mi
novia? —me atraganté con el tercer refresco que bebía esa noche, casi escupí en la
mesa, pero me aguanté como toda una profesional.

28
Destination Calabria: Dueto entre la cantante Crystal Waters y el DJ Alex Gaudino.

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— ¿Es broma?
— No, no es broma —William puso cara de pocos amigos—, y no me gusta que
lo tomes así —culminó con una sonrisa de doble fondo, de enfado y de entusiasmo.
Me quedé pensando por un largo rato, al final ya tenía mi decisión.
— No, verás, eres lindo y así, pero no puedo aceptar, no te conozco, ¡y eres mi
primo! —tenía un mejor argumento que ese, y es que no había tenido novio, no me
podía dar el lujo de tenerlo, y peor siendo tan guapo como él, sería la versión de la
bella y la bestia con los papeles invertidos; además, ya lo había dicho ¿para qué un
novio real?, se pueden tener muchos a la vez, ¡y si a eso le súmanos que es mi
pariente cercano!
— Te entiendo, te invitó mañana al cine, ¿va? —debería de poner objeción, pero
no lo hice, acepté.
— Sin plan romántico, ¿verdad? —William movió la cabeza de manera
positiva—, entonces, ¿nos podemos ir? —pregunté ahora con todas las ganas del
mundo.
— Si gustas<
— Si, además es tarde, mi mamá puso toque de queda.
— Entendido, nos vamos, deja pago la cuenta y listo —William pagaba la cuenta
y yo seguía cantando al ritmo de Time to Pretend de MGMT; William después de
todo no parecía afectado por el rechazo que le di, pero yo si estaba al borde del
llanto, aunque no pareciera me hubiera gustado que insistiera m{s< ‚¿qué se
sentir{ tener un novio?‛.

La respuesta nunca llegó, William ya había pagado todo, entonces lo seguí hasta
la salida.
— Will —dije con un susurro.
— ¿Sí? —respondió él con una ráfaga de esperanza en los ojos.
— No te molestaste, ¿verdad? —William contestó con una risa, una risa que
luego se convirtió en burla; cerré los ojos fuertemente para no seguir presenciando
el acto.
— Melanie, perdóname, no me reía de ti, es sólo que no estoy molesto —ahora
se había calmado un poco; sólo un poco.
— ¿En verdad?
— ¡Enserio! No estoy molesto, pero< —se pausó y ahora se puso serio, muy
serio.
— ¿Qué? —lo incité, la curiosidad me mataba.
— Hay algo que debes saber —William estaba hablando con mucha seriedad.
— ¿Ah, sí? —dije mirándolo desafiante, sus ojos me resultaron muy pesados
para sostenerle la mirada, por lo que giré mi cabeza a otra dirección.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Aún seguía un poco molesta por su risa de hace un momento.


— Es algo que tienes que saber —volvió a insistir, tomándome con gentileza pero a
la vez con fuerza por la cintura, tragué saliva, sus manos me encendieron con solo
hacer eso.
— ¡Ya! ¡Dime! —mi paciencia en verdad estaba llegando al límite.
— Soy<
— ¡Ya dilo William!
— Soy adoptado —‚¡¿Qué?!‛ me grité interiormente.
— ¿Qué estás diciendo? —grité en voz alta.
— Que<
— ¿Qué acabas de decir? —mi cara estaba apunto de explotar de coraje, como
me pudo ocultar algo así.
— Soy adoptado —enfatizó la última palabra, con una dicción perfecta.
— ¿En verdad? ¿Adoptado? ¿Siempre lo supiste? —mi enojo se estaba
incrementando al triple.
— Sí< —él apenas había abierto la boca, cuando me solté de su agarre,
mirándolo a unos escasos centímetros.
— ¿Y por qué diantre no me lo habías dicho antes? ¿Eh? ¿Eh? ¿¿¿EH???
— No pensé que fuera necesario, Melanie ni siquiera sabía que eras mi prima —
eso que acababa de decir me tranquilizó, más no logró que me controlara.
— William, déjame en mi casa —dije enojada.
— Pero<
— ¡Ya mismo! —entonces me dirigí a su convertible, de haber llevado dinero
habría tomado un taxi, pero no traía ni para tomar un pesero, bueno, a esa hora de
la noche ya no habían peseros, sólo enfermos psicópatas capaces de cualquier cosa
con tal de violar a jóvenes como yo.
William subió con cara de pena al automóvil, trato de hablarme un par de veces,
pero al ver mi reacción al estilo La Chilindrina29 decidió abortar la idea de entablar
conversación conmigo, no tenía sentido.
Cuando llegamos a mi casa azoté la puerta del vehículo de William, no lo dejé
que me alcanzara, abrí y cerré la puerta de mi casa muy rápido, indignado y
frustrado se fue enseguida, yo esperaba a que tocara el timbre en cualquier
momento, pero no lo hizo. Fui a mi habitación donde Fátima comía palomitas de
maíz.
— Fátima, ¿qué haces? —pregunté con la voz ligeramente apagada.
— Eh, viendo Sailor Moon —fruncí el ceño, mi hermana ya estaba grande como
para ver eso, pero luego me recompuse, en realidad yo también veía Sailor Moon.
— Oye, ¿por qué me ayudaste? —pregunté extrañada.

29
La Chilindrina: Personaje de la comedia mexicana.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Ah, estoy yendo a un grupo de Alcohólicos Anónimos —sacudí la cabeza,


¿eso era verdad?
— Nah, ¿en verdad? ¿Enserio? ¡No te creo!
— Es la verdad, y me están ayudando mucho —contestó muy animada.
— ¿Eres alcohólica?
— Claro que no, pero es un ‚cuarto y quinto paso‛, van alcohólicos,
drogadictos, depresivos, neuróticos, toda clase de personas, deberías ir< —me
invitó.
— Ni loca, quedaré como una mojigata.
— ¿Más? —dijo sarcástica Fátima.
— Fátima, no soy una mojigata.
— ¡Ah!, ¿no? —habló aún con su sonrisa fingida.
— Claro que no —contesté con un poco de enfado.
— ¿Cómo te fue con William? —preguntó saliéndose del tema.
— Este< mal —acepté con desgana.
— ¿Me contarás? —la curiosidad de mi hermana no tenía límite.
Le conté más de lo que debía, desde aquella primera vez que lo vi en la cafetería
de la Uni, hasta hace un par de minutos.
— ¿Entonces no es nuestro primo? —vaya, Fátima una de dos, o está retrasada,
o está sorda.
— Fátima, me sorprendes, deberías inscribirte en un concurso de inteligencia —
hablé riendo.
— ¿De qué te ríes? —preguntó ahora ella enfadada.
— De nada, y sí, William no es nuestro primo, al menos no biológicamente.
— Punto a tu favor, pueden casarse, y construir su casa, y viajar juntos, y tener
relaciones sin protección, y, y, y, y< y tener unos nueve hijitos—‚¿nueve?‛ me
dije, Fátima estaba desvariando.
— Nada de eso, Fátima, tengo sueño, mañana hablamos.
— ¿Eh? Pues, eres una tonta si no le haces caso, no somos primos de sangre,
imagínate, te casas con él y heredan una fortuna increíble.
— ¡Fátima! ¡Que tengo sueño! —fue lo único que dije cuando la estaba
empujando hacia la salida de mi cuarto.
— Y sí, 9 hijitos, son un número promedio.
— Estás loca —ahora yo estaba sonriendo.
— Un poco, hasta mañana —se despidió dejándome parada en la entrada.
Antes de dormir cheque mi correo, un mensaje de entre 11 mil (11 mil en
verdad, no literalmente) me llamó la atención, era de William, ‚Dios, tal parece que
tiene un pacto con el diablo‛ me dije asustada, ‚sabe mi número sin que se lo haya
dado, ahora mi MSN y tampoco se lo di‛.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

¿Estás en línea? Supongo que no, pero Melanie en verdad me gustas, y lo de


nuestro parentesco, no veo el problema… Conéctate, sé que estás allí…

Ahí terminaba el correo, ‚en verdad que tiene un pacto con Hades o algo por el
estilo‛.
Entré al MSN, allí estaba él, con un nick muy original ‚William‛, ¡aja! ¡que m{s
originalidad que poner tu nombre!, me burlé de él a mi pesar.

— Hola —se abrió la clásica ventana de Hotmail.


— Hola —contesté como si fuera una chica de secundaría chateando con una
cita a ciegas por Internet.
— ¿Te enojaste mucho? —‚es tonto o qué, claro que me enojé‛, está bien,
enojarme enojarme, no verdad, sólo que me lo pudo haber dicho desde un
comienzo y no hacerme tener remordimientos de conciencia por pensar en que
estaba deseando a mi primo.
— Un poco —contesté mintiendo—, ¿por qué dices que te gusto? —pregunté eso
en el MSN, sabía que personalmente no lo podría decir, así que escogí ese
momento para hablar de cosas que en verdad me interesaban.
— Porque es verdad, me gustas mucho, no sé por que te niegas a mí.
¿Negarme a él? Ni que tan bueno estuviera.
— No me niego, es sólo que soy muy tímida —la verdad más absoluta sobre la
faz de la tierra, ‚tímida‛ es mi otro nombre.
— ¿En verdad no te gustaría ser mi novia? —ahí iba otra vez él, pero eso me
gustaba, podía decirle sí, pero si lo hacía, sería muy loco por mi parte darle una
respuesta afirmativa.
— ¿La verdad?
— Aja —apareció al instante en que se mandó el anterior mensaje.
— No sé —claro que sabía, pero no se lo podía decir< Aún.
— ¿No sabes? ¿Qué no sabes…?
— Me encantaría —en cuanto mandé eso quise borrarlo o no haberlo echo, pero
ya era tarde.
— ¿Entonces aceptas? — ¡que romanticismo! ‚Ligando‛ en el MSN como un
niño de 14 años. ‚Esto es ridículo‛.
— Este… —‚si quiero, pero<‛
— ¿Sí?
— Este… —seguía pensándolo—, sí —otra de mis burradas, yo y mi
bipolaridad.
— Te quiero —me dijo, y me sentí triste y feliz a la vez, ahora eso si me parecía
romántico en verdad, pequeños detalles nunca valieron tanto.
— ¿Me quieres?

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Sí.
— Pero ni me conoces —de verdad, el premio a la anti-romántica me lo llevaba
yo, dejando a todos hasta el fondo.
— Aún así, te quiero —preferí no decir nada más, no vaya a ser que estropeara
todo.
— Yo… también —lo estaba diciendo sinceramente aunque no se notara.
— Te veo mañana, tenemos que dormir.
— Sí, te veo mañana.
— Está bien, cuídate, sueña lindo.
— Tú también…
Así pasaron como otros 20 mensajes instantáneos, hasta el final decidimos
desconectarnos al mismo tiempo, ¿qué había echo?, no lo sabía, pero ahora era la
‚novia‛ de William, y si esto en verdad era ‚formal‛, entonces por defecto también
era su ‚compañera‛, que hermoso sonaba el pensamiento<
Me acosté en la cama, esperando a que todo se me aclarara, pero eso jamás se
pudo, me dormí sin siquiera saber qué haría al día siguiente, sin saber si esto era
bueno o malo, sin saber que mi destino se estaba empezando a marcar<

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 9
Mi primera Vez

‚Lalara-larala-lalara‛ estaba cantando mientras me cepillaba los dientes. Terminé


viendo mi cara, pasándome la lengua por los dientes ahora limpios, es que después
de despertarse y pararse pareces el clon de la llorona sólo que en región cuatro.
— ¡Fátima! —grité para ver si lo de anoche no había sido un sueño.
Fátima no respondió, en su lugar empezó a sonar el despertador; un minuto
completo más tarde salía Fátima de su habitación con los cabellos muy revueltos,
lo dicho, parecía la llorona.
— ¿Eres parte de Doble A30? —pregunté con la esperanza que dijera que no.
— Si, anoche te lo dije, oye, me voy a bañar —y me dejo parada allí, entonces, lo
del chat no había sido un sueño, ‚mierda, ¿qué he hecho?‛.
Me mordí las uñas para relajarme, aunque< ¡No! ¡Fumar no! Yo no fumo,
suspiré y me mordí las uñas, mis uñas ya estaban largas, y algo cuidadas, ahora
pasaron a la historia.
Un rato después me encontraba en la cocina, con mis pap{s aún ‚regañando‛ a
Fátima, sólo que ahora ya no le gritaban, al parecer el cambio de Fátima iba por
buen camino, sólo esperaba que ese cambio fuera permanente.

— ¡Nos vemos en la tarde! —grité a la hora de salir de la casa, me persigné para


desearme ‚suerte‛ en lo que pasaría en el día.
Y allí estaba su convertible. Me giré autómata sobre mi eje, queriendo abrir la
puerta, pero no fue posible, William ya me había visto, aunque para mi buena
suerte — ¿o mala suerte? — venía con Rubén, y Hill se aproximaba a ellos.
— ¡Hola Hill! —le grité a mi amigo para que me ‚ayudara‛, pero el pasó de
largo, me saludó de lejitos pero no se detuvo a platicar conmigo ‚el Plan A fue un
fracaso, habr{ que poner en pr{ctica el Plan B‛.
— Hola William —al tanto que me acercaba a él lo saludé.
— Melanie —dijo, luego se acercó a escasos centímetros de mí—, vamos, te llevo
a la Uni, me encantaría que fuéramos juntos —‚aja, ¿y luego qué haré?‛ pensé
preocupada<
— Pero tengo mi propio automóvil —dije tratando de escudarme, pero no
funcionó, el me sonrió a forma de insistencia.
— Pero< —traté de hablar.

30
Doble A: Alcohólicos Anónimos (A. A.)

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Por favor, vamos juntos —dijo mientras Hill ya entraba al convertible de


William, junto con Rubén.
— Vale —acepté, al fin y al cabo no íbamos a estar juntos, la compañía de Rubén
y Hill serviría para prolongar el acto que más miedo me daba hacer ahora; hablar
con William.
Asentí con la cabeza y me introduje dentro del convertible, en el asiento
contiguo al del conductor claro está.
El trayecto me resultó incomodo hasta decir ¡basta!, Rubén y Hill no eran de
ayuda, ¡se estaban besando tras nosotros!, ah pero como comían pan frente a los
pobres, bueno, ahora podría decirse que yo era millonaria, con William a mí lado...
Y siendo su ‚novia‛.
— Ya chicos, ¡basta! —grité por que ya no soportaba verlos por el espejo
delantero del vehículo.
Rubén hizo caso omiso de mi grito, pero Hill entendió la indirecta muy directa,
o eso creo, porque amablemente apartó a Rubén de él, suspiré con alegría.
— Gracias, así está mejor.
— Deberías hacerlo con Montenegro —‚Rubén te voy a ahorcar‛, me dije, y si
seguía así seguro que lo haría.
— ¿El cuál? —pregunté como si no hubiera entendido la propuesta.
— Besarte pues, ¿qué más? —respondió con gesto de entusiasmo.
— No me voy a< —estaba hablando cuando Rubén me interrumpió.
— Si son novios.
— ¿Qué? ¿Quién ha dicho eso? —grité parándome sobre el asiento para mirar
directamente a los ojos de Rubén.
— Él —dijo señalando a William, éste sólo hizo una curva con los labios, pero
seguía sin hablar.
Ya no repliqué, me estaría quemando sola si lo hacía, Rubén retomó sus besos, y
William iba serio, viéndome de soslayo cada que podía.
Llegamos a la Uni, y Hill junto a Rubén salieron apresuradamente, dejándome
sola con William<
— Es tarde para mi primera clase —dije tratando de escapar del auto.
— No es verdad, llegamos varios minutos adelantados, es temprano —era
verdad, pero tenía que salir como el correcaminos de allí, o sino me pondría como
el demonio de tasmania.
— Pero< —articulé tratando de ser escuchada.
— Vamos fuera si te sientes incomoda aquí dentro —propuso William, yo sólo
bajé al instante, era justamente lo que quería—, vamos a<.
— A clases —respondí cortante.
— No, vamos aquí —dijo señalando la cafetería que teníamos al lado.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

No asentí, él hizo algo que nunca pensé que haría, me tomó de la mano para
llevarme dentro, no supe que hacer por lo que no objeté nada, tampoco me rehusé
ni mucho menos.
Avanzando fue ‚empeorando la cosa‛, ahora me llevaba abrazada por el lado
izquierdo de mi hombro; y tampoco me rehusé al acto.
Seguramente ya más de uno se había dado cuenta de que William y yo<
No me percaté de a qué hora llegamos a una mesa desocupada, pero ya
estábamos sentados cuando me di cuenta de eso.
— ¿Melanie? —habló William pasándome la mano por el rostro, para verificar
que aún estaba conciente, ya que tenía la vista perdida en la tercera dimensión.
— ¿Eh? —pregunté tontamente.
— ¿Qué te pasa? —William estaba serio.
— ¿Eh? —volví a preguntar estúpidamente.
— Melanie, no me hagas esto.
— ¿Eh?
— Melanie, por favor<
— Sí William, aquí estoy —dije reaccionando por primera vez en el día,
despertando de un estado somnoliento.
— Pero no me estás haciendo caso.
— Claro que sí —repliqué enseguida.
— ¿Te gustaría ser mi novia? —preguntó William, ‚¿qué no se supone que ya
había aceptado?‛.
— Pero< —musité apenada.
— Ya sé lo que pasó en la madrugada, pero quiero pedírtelo oficialmente,
¿quieres ser mi novia? —habló con un tono más fuerte de lo requerido, varias
personas en la cafetería nos observaron.
— Este< —contesté sin contestar.
— ¿No? ¿Sí? —William parecía confundido.
Podría aceptar, mi primer novio, William sería< Mi primer pareja.
— Sí —no había respondido mi mente, lo había echo algo más allá de eso.
William me miró con mucha alegría, luego me entregó una libreta.
— Anotaremos todo lo bueno y malo aquí, servirá de recuerdo —dijo
empezando a escribir sobre la libreta, al final terminó y me la pasó, él había puesto
cosas sorprendentes sobre mí, yo< no sabía que escribir, al final puse unas cuantas
palabras, estas rezaban:
La esperanza es un acto de fe, y la fe es un poco de esperanza.
Quedaba sobreentendido que nada tenía que ver con lo que William quería que
escribiera, pero sonrió, sonrió sólo para mí.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Justo cuando me tomó la mano para darme ánimo a seguir escribiendo, la hora
de entrada había llegado, pero ahora no me quería parar, claro que no, me estaba
gustando la sensación de estar junto a William.
— Te la puedes llevar, le escribes en tus ratos libres —‚seguro‛, me dije, y si
pensaba escribirle, desahogaría todo mi potencial como escritora allí mismo,
descargaría a mi escritora frustrada en ese cuaderno.
— Está bien —acepté con mucha ilusión, con muchas ganas y mucha esperanza.
Salimos de la cafetería, ahora era su novia, no cyber-novia, era su novia, pero<
¿y el beso? Las parejas se besan<
William me volvió a tomar de la mano, muchos de los estudiantes me miraron,
¿cómo una Betty31 como yo estaría tomando de la mano a William Montenegro?
— ¿Te da vergüenza? —William me saco precipitadamente de mis
pensamientos.
— Claro que no< —entonces pasó.
William se acercó a mis labios soltándome con gentileza de la mano, agarró
entre sus manos mi cabeza, un segundo después me besó, me besó con mucho
público mirando, lo primero que sentí fueron ganas de correr, luego< un
cosquilleo recorrió todo mi estomago, sentí mil mariposas revoloteando al unísono
en espiral dentro de mí, y el sabor de William< sabía a naranja, un sabor cítrico
acorde con su personalidad, después cerré los ojos, dejándome llevar por
momento, continué el beso como una loca, loca por que lo besaba de una manera
inaudita, un beso francés al principio, después terminó en beso de esquimal.
— Nos vemos —William chocó delicadamente su frente contra la mía.
— Sí< —susurré muy bajamente, estábamos a pocos metros del aula donde
tomaría mi primera clase.
Vi a William alejarse, luego muchas mujeres me miraron con la baba cayendo de
su boca (literalmente), pero mi saliva no estaba cayendo, estaba ahora
entremezclada con la de William< ‚gu{cala" pensé, es que siempre había sido de
las que pensaban que un beso no era más que un intercambio de babas y bacterias,
si que se nota lo poco romántica que soy.
— ¿Melanie? —Sasha estaba a mi lado—, ¿qué he visto?
No le pude contestar como debía a mi amiga, ya que el profesor estaba entrando
al aula.
— Luego te cuento< —dije con un sonido muy bajo.
Y entonces entramos al aula, había sido mi primera vez, mi primer beso real,
nada de besos imaginarios, había sido mi beso, mi sentir; y nunca lo olvidaría.

31
Betty la Fea: Historia de comedia colombiana.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 10
Recuerdos Olvidados

— Melanie, cuéntame qué ha pasado pues —susurró Sasha estando dentro del
salón, miré primero al profesor para ver si no nos veía, luego le mandé una notita a
Sasha contándole lo que había pasado exactamente en las últimas horas.
Sasha me respondió con otra nota, eso era ridículo, ya no estábamos en la
primaria para hacer aquello<
El profesor en dos horas que duró la clase calificó nuestra investigación de
Shakespeare.
— Señorita Rodríguez, la felicito, su trabajo ha sido el mejor —‚tr{game tierra‛,
pensé ya que no me gustaba lucirme por cosas como esas, la humildad por delante,
aja claro.
— Gra-gracias profesor —entonces señaló todos los trabajos para que los
junt{ramos, Regina y compañía me fulminaban con la mirada, ‚viejas patéticas
envídienme‛, me dije con satisfacción.

— Y entérese todo mundo, aquí mi amiga es novia, repito NOVIA de William


Montenegro —dijo Sasha un segundo antes de salir del salón, la miré con el ceño
fruncido, luego hablé molesta.
— ¿Por qué has hecho eso?
— ¿Cuál? —dijo Sasha como si no supiera a qué me refería.
— Gritar lo de William —respondí más molesta.
— ¿Qué? —Sasha me veía con inocencia—, no te molestaste ¿verdad? —había
perdido la ‚batalla‛, Sasha sabía como calmar mi enojo.
— La verdad, un poco, pero da igual, supongo que se tenían que enterar<
— Así que es verdad el chisme, la naca pueblerina de Melanie es novia del
Adonis-William.
Esa cantidad de veneno sólo lo podría soltar una mujer<
— Regina, ¿no te llenaste la última vez? —me refería a las clases de boxeo que le
había dado hace poco.
— Estúpida —me dijo tratando de lanzar una cachetada, pero por desgracia el
profesor iba saliendo del aula.
— Hasta mañana señoritas —dijo Charlie.
Regina se quedó con las ganas de cachetearme, aunque ambas sabíamos quién
ganaría al final.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— En fin, te decía< —dije dirigiéndome hacia Sasha, ya que Regina y sus


dizque amigas se acababan de retirar de allí.
— Cariño —dijo William—, aquí estás.
— ¡Hola! —gritó Sasha.
— Hola —respondió William.
— Soy Sasha Georgina —dijo mi amiga extendiendo la mano—, y soy amiga de
Mel —acabó de decir.
— Sí, ya lo había notado, y en vista que no nos habían presentado —William se
pausó un momento—, soy William Montenegro —volvió a hacer una pausa—, el
novio de tu amiga —extendió la mano él y cuando ambos se saludaron Sasha me
lanzó una mirada fugaz.
— Bien, les dejo privacidad —Sasha se iba, ¡se iba sin mí!—, nos vemos Mel —se
despidió con un beso rutinario en la mejilla.
Intenté retener a Sasha para que no me dejara sola, pero sabía que era inútil, una
de las cosas que nunca hacia Sasha —o casi nunca— era hacer mal tercio, y la
verdad en lo hondo de mi ser se lo agradecía; aunque no me gustara la idea de
quedarme sola con Will.
— ¿Nos vamos? —preguntó William una vez estar solos.
— Sí —respondí con las palabras articuladas sin sonido alguno.
— Melanie, ¿qué tienes? —mi ahora ‚novio‛ se acercó para tocar y elevar mi
barbilla cerca de su cara.
— Nada, es sólo que< no, nada. ¿Qué me decías? —dije dándome cuenta que
había respondido a la anterior pregunta de William sin saber qué había dicho.
— Melanie, no me gusta verte así.
— ¿Así cómo? —pregunté sin saber de nuevo a qué se refería.
— Así, cada que te hablo parece que no me escuchas —me recompuse en el
mismo instante que William decía aquello, la razón por la que me quedaba en ese
estado incrédulo era simple, me parecía irreal que William me hubiera pedido ser
su novia< Pero si ya lo era entonces tenía que sentirme a gusto, no al contrario de
cómo me sentía ahora.
Tomé por la mano a William para salir al exterior de la Uni, él me sonrió como
nunca creí que se pudiera hacer, si ya su sonrisa era espectacular, en ese momento
eso se cuadriplicó.
— Me gustas más así —William con sus comentarios me hacia sentir realmente
bien.
— ¿A qué te refieres? —pregunté sólo por no tener nada más que hacer.
— Que te sientas segura, a gusto<
— Ah, ya entiendo< —entendía a medias, pero el chiste es que le gustaba así,
me sonreí a mi misma.
— Y más aún con esa sonrisa.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Repito: William con sus comentarios me hace sentir divina.


— Gracias.
— ¿Melanie me regalas algo?
— ¿Qué? —pregunté enseguida, no iba a ser en una de esas que quería mi
virginidad, por que ni loca se la daba.
— ¿Un beso? —volví a sonreír, me pedía sólo un beso, y se lo di.
— No, así no —me regañó juguetón, y es que lo había besado en la mejilla.
— ¿Entonces? —pregunté también juguetona.
— Así —dijo mientras juntaba con cariño sus labios entre los míos; anonadada
por su sabor cítrico lo seguí besando, por un breve lapso, unos segundos más.
— William< —hablé mordiéndole el labio superior.
— Sí, perdón, pero no me resistí —y allí fui yo, lo besé, esa sensación me
empezaba a gustar, sentir sus labios húmedos contra los míos, su sabor mezclarse
conmigo era algo que no podría describir, lo que si puedo decir es que se sentía
hermoso, realmente hermoso. Y un beso no sólo es un intercambio de bacterias,
¡no! Estaba aprendiendo que un beso es una demostración de amor, aunque quizás
en éste caso aún no era amor con el tiempo las cosas se pulen por sí solas.
— William —murmuré insistiendo por la pena de besarme allí.
— ¿Qué pasa? —preguntó como si no supiera que estábamos sólo a escasos
centímetros fuera de la Universidad.
Paré el beso inmediatamente en cuanto un profesor se acercaba, ya estaba en la
Universidad pero eso no descartaba mi vergüenza por andarme besando frente a
mucho público.
Me sonrojé a un punto exagerado.
William sólo sonrió, y ante tal sonrisa reaccioné con la mía propia, enseñando
todos los dientes, tomándome el cabello en una cola, levantando mis ojos con
entusiasmo mis dientes brillaron con más blancura de lo necesario, el sol provocó
un efecto flash en mi dentadura.
— ¡Vamos! —dijo William como si fuera un boy scout, me reí por la manera en
que le salieron las palabras.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes? —habló él con un tono de falsa ofensa.
— Nada cariño — ¡Jesús, María y José! ¡Le había dicho ‚cariño‛!
William seguía sonriendo, y más aún cuando le dije cariño, me levantó del suelo
para darme una vuelta y después dirigirse a su convertible; estaba por arrancar
cuando un automóvil ostentosísimo llegó, tocando el claxon hacia el vehículo de
William.
— Mierda —dijo él dándose cuenta de quien era.
— ¿Quién es? —pregunté con un mohín contrariado.
— Mi pap{< —en cuanto contestó un señor con una edad más o menos de 30 y
tantos años llegó hasta la ventana.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Tenemos que hablar William.


— Papá, ¿ahora?
— ¡Sí! ¡Ahora! —cuando Eduardo me vio se tranquilizó un poco—, hola
Melanie, disculpa por favor, pero tengo que hablar con mi hijo, ¿a dónde se
dirigían?
— A mi casa< —respondí cuan ladrona con las manos en la masa.
— Bien, Arnulfo mi chofer te llevará.
— Pero< —intenté hablar, no pude porque el papá de William me sacó de una
manera casi educada, casi por que abrió la puerta del carro sin que hubiera
respondido a su propuesta.
— Hasta mañana< William —dije saliendo fuera del vehículo y lanzándole una
mirada de reprobación a Eduardo—, hasta mañana señor —hablé saliendo con
mucha prisa de la escena, sólo alcancé a ver como Eduardo le indicaba a William
que prendiera su automóvil, después arrancaron dejándome sola con el chofer.
— ¿A dónde señorita? —preguntó el conductor viéndome como a una
pordiosera.
— Usted con su patrón, yo a mi casa —el chofer pensaba preguntar que quería
decir exactamente con eso, pero no se lo permití ya que me apresuré a paso veloz
para no tener que irme con ese chofer tan tonto, ‚mirarme como una pordiosera,
como si el fuera el dueño de HSBC, ¡Ja!‛.
Por suerte cuando estaba por tomar un pesero Sasha pasó con< aguarden,
Sasha estaba subida en un automóvil último modelo.
— ¡Mel! ¡Sube! —Sasha tenía una sonrisa esplendorosa, mostrando así aunque
no lo dijera a pleno pulmón que ese vehículo era suyo, un Ferrari color plateado
con unas llantas resplandecientes en dorado, llamativo por supuesto, pero acorde
con la personalidad de Sasha, Sasha no es la menos conocida en la Uni, al
contrario, es una de las más conocidas, es hija del actual presidente de donde vivo,
aunque su papá está por terminar con su sexenio su familia desde antes tiene
mucho dinero, y cuando digo mucho es ¡MUCHO!
— ¡Wow! —musité con los ojos muy abiertos—, ¿siempre sí te dio tu papá el
Ferrari?
— ¡Sí! ¡Es genial! ¿Verdad? —respondió Sasha con mucha alegría, una alegría
que le llegaba hasta los ojos, y no es que Sasha sea una mujer superficial, pero<
¿quién no se alegraría de tener un Ferrari nuevo salido de paquete? (léase en tono
al estilo Sábado Gigante).
— ¡Que regio! —enfaticé la última palabra.
— Ya lo creo< pero anda sube, hay que dar una vuelta —. Acepté gustosa en
dar una vuelta con Georgina, abandonó la calle de la Universidad para adentrarse
en el tráfico, la cantidad de automóviles esperando a que se movieran era enorme,
un ciento de cláxones sonaban al unísono.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Odio cuando la ciudad se colapsa de ésta manera —Sasha habló mientras


prendía el aire acondicionado.
— Yo también, ¡es horrible! — Sasha conectó su IPOD al estéreo del vehículo,
ambas nos relajamos hasta que los automóviles se movieran, para esto ya
habíamos perdido mucho tiempo.
Por suerte después de eso nos dirigimos a la autopista, la circulación era menos
turbia que en las calles comunes de la ciudad, Sasha manejaba a gran velocidad
mientras yo gritaba por el vértigo en mi estomago.
— Sasha, para, me estoy mareando —justamente cuando Sasha se detuvo salí
corriendo, tenía que<
— Melanie, ¿estás bien? —Sasha pensó que sólo había sido un simple mareo,
pero cuando vio lo que pasaba me trajo un par de pastillas.
— Lo siento —dije secándome la boca, acababa de vomitar.
— No, la culpa es mía, manejo muy rápido, por eso mismo mi papá me compró
el Ferrari hasta ahora —asentí con la cabeza, esperando a que las pastillas para el
mareo me hicieran efecto, cuando estaba segura que no me volvería a marear le
pedí a Sasha que me llevara a mi casa.
No llegamos rápido claro está, desde la salida de la ciudad hasta donde
habíamos ido a dar le vuelta eran como 2 horas, m{s el tr{fico de regreso<
logramos llegar a mi casa cuando ya casi oscurecía.
— ¡Melanie! —Fátima gritaba a unos pasos de mí.
— ¿Qué? —respondí desafiante, sabía por que Fátima me había gritado.
— Est{s manchada con< —Fátima se dio cuenta de qué era aquella cosa que
traía en la blusa, me voltee para mirar con los ojos entrecerrados a Sasha, ella sólo
se reía<
— No es gracioso, nos vemos —había dejado a Fátima para que se riera junto a
Sasha. Entrando a mi casa yo también me empecé a reír, era asqueroso lo que me
había pasado, cierto, pero sino te ríes de la vida, ella se ríe de ti.
Justamente acababa de cruzar el último escalón cuando mi móvil sonó.
— ¿Diga? —contesté automáticamente.
— Melanie, discúlpame por lo de hace un momento —era William—, nos vemos
en media hora, ¿vale?
— No te preocupes, yo entiendo —claro que entendía, no era de las chicas que
se acomplejan por ese tipo de cosas—, y sí, nos vemos en media hora —William
pensaba colgar, cuando pregunté—: ¿cuál es tu dirección?
— ¿Eh? —respondió, al parecer no había oído mi pregunta.
— ¿En dónde vives?
Ésta vez sí respondió, era el nombre de una calle privada, la había leído en
algunas revistas de sociedad, habitaban puros< millonarios.

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— Yo voy a tu casa —ya lo había dicho, qué más daba, una mujer tomando la
iniciativa, ¡claro que sí! Para que luego no digan que no tenemos agallas.
— ¿Qué? —preguntó William como si hubiera sido chiste, se rió ligeramente al
otro lado de la línea.
— No es broma, yo paso por ti.
— Está bien, te esperare entonces, nos vemos.
— Adiós< —respondí.
Me di cuenta de algo, ¡casi estaba besando el celular! Lo dejé caer rápidamente
en la cama, si alguien me hubiera visto pensaría que estaba loca.
Ésta vez cuando me cambié decidí ponerme un poco más guapa, sacando de
entre mi armario mis mejores trapitos, claro que no iba a exagerar, pero tenía que
empezar a buscar una manera más actual para vestir.
Vi hasta el fondo del clóset una minifalda, no me resistí a la tentación de
ponérmela, una vez me la puse me dirigí al espejo, me veía bien, sólo que el cabello
tan largo desentonaba con la prenda. Me la quité para ponerme algo más sencillo.
Después de probarme muchas cosas en tan poco tiempo opté por algo casual,
unos jeans azules deslavados y ligeramente acampanados, una blusa blanca
descotada, y unas zapatillas blancas, no de esas zapatillas exageradas, ¡claro que
no! Eran de las comunes para salir a cualquier lado.
La puerta de mi habitación sonó.
— Pasen —contesté, vaya, por fin habían aprendido a tocar antes de entrar.
— ¿Otra vez saldrás? —preguntó mi hermana.
— Sí —respondí sonrojándome.
— Déjame adivino con quién —propuso Fátima.
— Sí, es con él, y ¿qué crees? ¿Pero qué crees? —le dije a Fátima con aire de
misterio.
— No sé, ¿qué pasó? ¿Siempre sí eres adoptada? —respondió fingidamente.
— Por supuesto que no, William es mi novio —Fátima quedó estupefacta, con la
boca hasta el suelo, parpadeó muchas veces antes de volver a hablar.
— Nah, ¡no juegues! Ya dime qué pasó.
— Es verdad —Fátima se dio cuenta que no bromeaba, luego me acribilló a
preguntas, desde como me lo había pedido hasta como fue el primer beso.
— Que simples son, esos besos parecen de niños jugando a ser novios —eso me
ofendió.
— ¡Claro que no! F{tima es tarde, me tengo que ir<
— Ah, y Don Wilfrido<
— ¡William! —la corregí pero sabía que lo decía en plan de broma.
— Aja, y Don Wilfrido no va a pasar por ti, ¿o qué?
— No, yo le pedí que fuera así; yo pasaré por él.

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— Dios mío, estos jóvenes ya no son los de antes —me empecé a reír, Fátima
decía cada cosa. Fátima me había ayudado en recogerme el cabello en un peinado
muy actual, o al menos tratamos de que quedara un peinado más o menos actual,
pero con tanto cabello no era muy posible.
Después de eso pedí permiso a mi mamá para salir, ella aceptó, sólo que me
ponía toque de queda otra vez, había que decirle que ya no era una niña, sino toda
una Universitaria.
El tráfico en la noche no era demasiado como en el día, las calles estaban
notablemente menos colapsadas.
Ya sabía la dirección de William, ahora sólo faltaba no perderme< ya que era
posible. No ocurrió, logré llegar a la mansión de William, cuando había oído de los
labios de Will su dirección pensé algo, mejor dicho: recordé algo, en esos lares
vivían narcotraficantes.
Tragué saliva, ya que los narcotraficantes se mezclan más que bien entre la
sociedad; allí tenemos a todos los políticos que por temor a ser matados ocultan
tras una serie de mentiras los hechos verdaderos de asesinatos.
Había llegado a la casa de William, una mansión impresionante, con varias
fuentes de agua, las paredes encaladas altísimamente, una mansión en toda la
extensión de la palabra, volví a tragar saliva cuando bajé de mi cosa esa.
Una discusión sonó dentro de la mansión, dos hombres peleaban por<
— ¡Aléjate de ella he dicho! Corre peligro, si estamos en esto es mejor no
involucrar a m{s gente<
— No, no me alejaré<
— ¡William por Dios! Entiende, ¿o ya olvidaste lo que le hicieron a tu abuela?
— ¡No<! Pero<
— ¡Aléjate!
— ¡Pensé que era tema olvidado!
— ¡No es así!
— ¡Papá! —un sonido sordo reinó después de un estruendo dentro de la
habitación donde se formaban dos siluetas masculinas, alguien había lanzado el
primer golpe.
— ¡Y es mi última palabra! ¡ALEJATE! —dijo un hombre como ultimátum.
Después de haber escuchado sin querer todo aquello, salio William, que venía
echando humo.
— ¿Qué pasa? —pregunté con naturalidad, esperando que mi voz no delatara lo
que acababa de oír.
— Nada, sólo recuerdos olvidados< —contestó William con el semblante de
preocupación.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Bien —musité no creyéndome aquello, algo ocurría, es cierto que hasta en las
mejores familias se pelean, pero al punto de que los gritos suenen hasta afuera de
las casas< no, algo no encajaba.
— Vamos —me invitó William dirigiéndose de nuevo adentro de su casa,
alcancé a ver como el papá de William se escondía tras la ventana.
— William, traigo mi auto< —pero William no me oía—. William —dije
parándome frente a él—, traigo mi automóvil.
— Perdón, lo había olvidado por completo.
William me siguió de regreso, ambos estábamos por subir al automóvil cuando
algo ocurrió< Un gran número de luces se apagaron, solo la luz intermitente de
un par de vehículos cobraba forma en medio de la calle.

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Capítulo 11
Oscuridad

William me abrazó con tanta fuerza que casi sentí como si los huesos
abandonaran mi cuerpo.
— Quédate cerca —dijo aún apretándome más contra sí.
— ¿Qué pasa? —me empezaba a preocupar enserio, la situación ya no era nada
normal.
— Shhh, silencio —me puso sus dedos en la boca, un escalofrío recorrió todo mi
ser, definitivamente no podía ser normal.
Uno, tres< cinco< siete balazos sonaron, uno de ellos pasó cerca de nosotros. Si
antes sospechaba que el apagón era intencional, lo había confirmado.
Eduardo salió corriendo de la casa, con una mirada de horror primero sacó un
arma de fuego dentro de su chaqueta, luego cubriéndose con ésta se dirigió directo
a nosotros.
— William, sal de aquí inmediatamente —Eduardo veía con pánico a su hijo.
— Pero pap{<
— ¡POR UNA VEZ EN TU VIDA, HAZME CASO!
William asintió; me tomó con mucha presión de la mano, olvidándose por
completo de su convertible me pidió las llaves de mi bocho.
— Melanie, no te asustes, estoy aquí< —el demonio personalizado había
llegado, dos segundos tomaron para que cinco o seis hombres nos agarraran por
sorpresa, sentí las manos de alguien sobre mi boca, me había puesto un trapo con
algo< seguramente era una formula química para dormirme, porque después de
eso no supe nada más.

Desperté con las manos amarradas, sobre la boca tenía un trapo que me impedía
poder hablar, y sobre mis pies< estaba William inconsciente, igualmente estaba
atado de manos, pies y boca. Girando la cabeza con mucho terror me di cuenta que
estábamos en una bodega, a esas alturas había deducido algo, la familia de William
se dedicaba al narcotráfico; o qué otra explicación lógica podría tener eso.
La habitación era completamente oscura, con una ligera luz asomándose por el
traga luz del techo, de no haber sentido el cuerpo de William bajo mis pies no
hubiera sabido que se trataba de él.
Un sonido estruendoso sonó delante de nosotros, una puerta había sido abierta;
segundos después alguien estaba riendo en el cuarto.

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— No ha despertado el bello durmiente —ya sabía algo, era un hombre—, es


mejor que no duerma mucho o podría amanecer muerto —otra oleada de espanto
cruzó por mi ser; hace poco estaba por tener una cita m{s con mi novio, y ahora<
Me encontraba de rehén en un lugar extraño<
Estaba procesando más cosas cuando las luces de la bodega fueron prendidas.
Lo primero que hice fue cerrar los ojos con fuerza, la luz había invadido la
habitación, y mi vista se nubló ante tanto brillo, para cuando volví a abrir los ojos
me encontré con un hombre desconocido.
— Muchacha —empezó el desgraciado que se había reído hasta hace un
momento—, no eres tan fea —cuando dijo aquello sentí ganas de darle una buena
bofetada, nadie me decía fea en mi presencia—. ¡Qué va! como si eso importara.
La sonrisa de aquel hombre era odiosa, unos dientes mal formados y sucios, y
además de que no era una maravilla en belleza, al contrario de eso, quizás tenía ya
sus 50 años, pero por su forma de hablar tenía que tener menos, su complexión era
descomunal, debía pesar más de 100 Kg.
La puerta volvió a ser abierta.
— Señor, lo busca Christopher< —el hombre que estaba frente a mí reaccionó
con una sonrisa diabólica, se giró con gran pesadez, debido a su físico eso le debió
de haber costado bastante.
— Ya voy Michell —la muchacha asintió con la cabeza.
— Como usted diga señor, lo esperamos —la joven que sí era atractiva, o al
menos más que yo, se retiró con un avanzar resplandeciente, una mujer así metida
en algo como esto, eso confirma la teoría que las apariencias engañan.
— Los veré más tarde —y entonces se fue, las luces se apagaron de nuevo.
La oscuridad volvió a reinar, mi cuerpo ya estaba teniendo las primeras
reacciones de pánico, mi estomago se contrajo en un cólico insoportable, cada poro
de mi cuerpo empezó a sudar, un sudor frío que se iba incrementando con más
prisa de la que esperaba.
No sé precisamente cuanto tiempo estuve así, pero cuando sentí que algo se
movía bajo de mí me cercioré inclinando mi cuerpo para ver qué era; era obvio,
sólo podía ser una persona despertando.
William se puso rígido inmediatamente, intentaba buscar mi cara, pero la
oscuridad se lo impedía, la situación era de impotencia.
Quise gritar, salir huyendo, lo que sea, pero no seguir allí, ¿cómo algo así me
podía estar ocurriendo? ‚Melanie la aburrida, secuestrada sin saber por quién,
atada junto a un hombre exageradamente atractivo‛.
William al fin había logrado poner su rostro cerca del mío, apenas y lograba
distinguir sus ojos, esos ojos claros en medio de tanta oscuridad no mostraban
brillo alguno. Mi novio estaba murmurando algo entre dientes, algo que no era
entendible, apenas podíamos movernos un poco.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

‚Juro que jam{s vuelvo a dudar que existes, pero s{lvame Dios mío‛, sonaba
patética, pero en situaciones como esas hasta un ateo cree en Dios, ¡mi vida estaba
sin futuro! Secuestrada no podía tener los nueve hijitos que deseaba para sobrinos
F{tima< ‚y tampoco le vuelvo a decir palabras obscenas a F{tima, pero quiero
irme de aquí‛.
Definitivamente ya estaba desvariando, pero qué otra cosa podía hacer, el miedo
era más fuerte que yo, mi vida en manos de nadie.
La puerta del cuarto se abrió y otra vez la luz había sido prendida.
— Veamos que hay aquí —una mujer hablaba mientras encendía el
interruptor—. ¡Vaya! Pensé que tardarían más en traerte aquí — ¿me conocía
aquella mujer? ¿O por qué me hablaba con tanta confianza? ‚Melanie, deja de decir
tonterías, estás apresada con una bola de psicópatas y te preocupas en sí te conoce
o no‛—. Querida, sí te conozco —seguramente mi semblante de extrañeza le había
dicho las preguntas que había generado mentalmente—, ¿o ya no recuerdas las
anteriores noches? — ‚¿anteriores noches?‛ Me pregunté—, yo fui la encargada de
vigilar tu casa, y déjame te digo que tienes una vida horriblemente aburrida —‚ni
falta decirlo‛ ¡Diablos! otra vez estaba empezando a desvariar—, y ya arregla esos
arbustos que tienes en el pequeño patio delantero, la segunda noche que me
escondí allí fue espantoso, un montón de hormigas me picaron, ese apagón creo
que las sacó de quicio—. ¿Sacar de quicio? ¿Hormigas? ¿Apagón? ¿Vigilarme?
¿Britney Spears es una puta? ¿El papa Juan Pablo II es mucho mejor que Benedicto
XVI? ¡¿POR QUÉ ME PASA ESTO A MÍ?!
— Chicos, lamento que no puedan decir nada, pero ordenes son ordenes —
¡Maldita bruja! Esa sonrisa era más falsa que el acento europeo de Paulina Rubio—,
en fin, los dejo —al decir su última palabra besó en la frente a William, entonces
salió por completo volviendo a apagar las luces.
‚William‛, pensé al no poder verlo, hace un instante no había podido voltear
para mirarle bien la cara, pero seguramente estaba igual de asustado que yo<
bueno bueno, ejem ejem ¡ejem! No creo que él tanto, ya que es hombre<
Empecé a bajar lentamente hasta la cara de William, cuando sentí que estaba
junto a mí froté su mejilla contra la mía, él reaccionó con un sonido sordo que se
desprendió de su nariz.
Otra vez esa maldita luz que había sido prendida.
— Hola jóvenes —el hombre que acababa de hablar< lo conocía, pero de
dónde, ¿de dónde?—, aquí estás —estaba señalando a William—, que bien que
bien, y traes a tu novia —ahora el desgraciado me señalaba a mí, ya que estuvo
más cerca de nosotros me di cuenta que se parecía a Daniel, el novio de Cristian
(para ser más honestos creo que es el único que ha tenido), una maestra y amiga
mía de la Universidad.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Exceptuando que la persona que estaba frente a mí no era ni de lejos tan joven
como Daniel.
— Lo siento, les dedicaría más tiempo pero ahora tengo otro asuntito que
arreglar, tengo una profesora y un monito de calenda que atender.
Bien, había salido de la habitación, pero se olvidó de apagar las luces, eso en
algo tenía que ayudar.
Y sí que ayudó, la bodega estaba completamente iluminada, podía ver todo
alrededor, sólo faltaba encontrar algún objeto punzante para cortar las cuerdas que
nos tenían capturados.
William me estaba mirando fijamente, con la mirada estancada en la bolsa de su
pantalón, estaba viendo< ¡que inoportuno! Él pensando en sexo y yo pensando en
cómo salir. ¡Hombres!
Me miró con el ceño fruncido, luego empezó a mover los ojos señalando su
miembro, entrecerré la vista poniendo cara de enfado, él negó con la cabeza, siguió
insistiendo en señalar su miembro; pasó un poco de tiempo hasta que me pude dar
cuenta que no señalaba lo que yo creía, señalaba una bolsa delantera junto a éste,
de la manera menos incómoda que encontré empecé a codear la bolsa de William
para que saliera nuestra salvación, era una navaja suiza.
La navaja por fin salió, ésta cayó con un sonido sordo sobre el suelo,
apresurándome hasta el objeto puse mis manos cerca de la navaja, por milagro de
Dios al momento de caer se estiró uno de sus filos, dejando así que cualquiera con
un poco de cerebro cortara hilos o cuerdas fácilmente.
‚Dios sí existe‛, me dije triunfal tras lograr soltarme las manos y acto seguido
con una prisa devastadora me apresuré a cortar las cuerdas de mis pies, por último
me quité el trapo que me cubría la boca, William estaba perplejo por la rapidez de
mis actos, ¡claro que sí! ¡No soy bonita pero soy chingona! ¡Viva México cabrones!
¡Dios! Ni estando en ese tipo de circunstancias podría dejar de desvariar.
Alejando esos pensamientos que eran meramente fuera de lugar corté las
cuerdas de las manos de Will, y antes de que pudiera continuar con las siguientes
cuerdas empezó a sonar una alarma en toda la casa.
Un hombre acababa de entrar por la puerta. Era el padre de William.
— Muchachos, aquí están, vamos, hay que salir —Eduardo estaba sudando,
William tomó precipitadamente de mis manos la navaja, se quitó por completo
todas las cuerdas, después se dirigió hasta su padre.
— Papá, aquí estabas, pero< ¿por qué no te encerraron en la misma bodega que
nosotros, dónde te ‚encarcelaron‛ a ti?
— William ahora no hay tiempo de explicar, ¡salgamos! Pero antes tomen esto.
Eduardo nos entregaba unas gorras para poder disimular un poco nuestras
caras; los tres nos pusimos las gorras con mucha urgencia.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Unos guaruras pasaron fuera de la bodega, lo sorprendente es que no nos


vieron, se fueron de largo, al parecer alguien más se les había escapado.
Salimos de la bodega con mucha prisa, a grandes zancadas logramos alcanzar
un pasillo que parecía prometer la salida de ese lugar.
— Mierda, por aquí no es —Eduardo ahora sudaba más que hace un momento.
— ¿Entonces? —preguntó William con un ligero tono de desesperación, me
estaba mirando preocupado—, vamos papá, tenemos que salir.
— Sí William, pero tú sabes muy bien cómo es de difícil escapar de Christopher
Zavaleta, ¡y ésta mansión es gigante!
Will reconoció el nombre, por un segundo creí ver que se estremecía, pero no
fue así, solamente era yo que esperaba esa reacción por parte de él.
— Es por acá —el padre de William retomó el andar, entramos y salimos por un
par de pasillos, cuando una balacera se empezó a oír, ya era tarde, estábamos en la
cuna de lobos.
Quedé como imbécil al ver quien lanzaba los balazos, era mi amiga Cristian; yo
era la más joven de nuestro grupo de amigas —un grupo muy raro por cierto—,
Gloria era la exótica y la más grande de todas, luego Sasha —que no es la misma
amiga que tengo en la Uni— es la casada y la más sencilla, Sayana era la que más
viajaba por el mundo, luego Fanny —que tampoco es mi hermana— es la< m{s<
cómo decirlo< la m{s ‚f{cil‛ podría ser el término.
Rápidamente regresé de mis pensamientos dándome cuenta que Cristian estaba
lanzando una patada muy profesional, y era ayudada por dos hombres, uno muy
atractivo, y el otro< ¡no tanto! M{s bien parecía muy tonto.
Ellos tres habían logrado derribar al montón de guaruras que intentaban
capturarlos, Eduardo y William tenían la boca abierta.
— Al parecer es el día de los secuestrados —dijo William con sarcasmo—,
Melanie, a esa mujer la conozco, la he visto<
— En la Universidad, sí, es maestra de historia, y por cierto es mi amiga —si
antes me sentía orgullosa de Cristian, al ver lo que acababa de hacer me sentí
doblemente más orgullosa.
— Ya decía yo, y no crees que nos podrían ayudar a< —antes de que William
pudiera continuar Cristian y compañía ya no estaban.
— ¡Corramos! —grité al ver que ya nadie estaba vigilando la entrada, al estar
más cerca de la salida alcanzamos a ver a Cristian, ésta creo que no me reconoció
por que aceleró el paso, y cuando nosotros íbamos saliendo de la mansión ellos ya
habían abierto y arrancado un automóvil, primero empecé yo a maldecir, luego
William, y al final no quedó más remedio, Eduardo también maldecía.
Mi amiga y sus acompañantes ya se habían ido, ahora tendríamos que escapar
solos.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Ese hombre hizo esto —William se acercaba a un jeep. Dio un fuerte golpe
sobre éste, el vidrio se quebró y Will metió su mano para poder abrir las puertas.
— ¡Vaya! No sabía que también podías hacer eso —mis palabras resultaron
entretenidas para Will, porque empezó a sonreír.
— Hay varias cosas que no sabes de mí, ahora suban porque tenemos que irnos.
Eduardo no tardó mucho en hacer caso, de hecho casi me empujó para poder
salir él primero, ¿y no qué las mujeres somos las cobardes? ¡Que va! Son simples
mitos, los hombres son iguales o más cobardes.
— ¿Sabes encender un vehículo sin llaves? —pregunté curiosa.
— Claro cariño, es sencillo, mira —justo cuando acababa de hablar el motor del
jeep empezó a sonar, lo había conseguido, el vehículo ahora estaba avanzando;
pero lo que no avanzaba eran las mil dudas que tenía sobre lo que había vivido
hace un momento, tenía que saberlo; de alguna u otra manera.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 12
Aventurera

— Tengo una pregunta a todo esto —mi boca estaba temblando suavemente, las
circunstancias eran sumamente extrañas.
— ¿Cuál? —dijo William tratando de esquivar la pregunta.
— ¿Por qué nos secuestraron? —lo había dicho, que más daba, ahora sólo tenía
que esperar una respuesta.
— Melanie, hay algo< que tienes que saber —ese tono de voz no auguraba
nada bueno, tragué saliva para asentir con la cabeza.
— Todo empezó< sólo hace unos cuantos meses. Mi pap{ estaba a cargo de los
cateos generales que se dan para combatir el narcotráfico en México, hubo un error
de c{lculo<
— Un error que costó la vida de Esperanza —ahora el que hablaba era Eduardo,
yo quería hablar, pero mi lengua se quedó pegada en mi paladar, sentí la saliva
hasta el cerebro—. Te tengo que contar todo —Eduardo dio un hondo suspiro, me
miró con precaución mientras seguía avanzando el jeep.
— Melanie, si eres cardiaca dilo, no queremos que te de un infarto —sonreí con
amargura, al menos yo no era la única que conservaba el estilo hasta en los peores
casos, negué con la cabeza para indicar que no era cardiaca, Eduardo continuó tras
mi respuesta—, mis superiores me encargaron el cateo de la mansión de un
colaborador de Christopher —al ver mi cara de incomprensibilidad agregó—:
Christopher es el hombre que salió al final, el último que los fue a ver en la bodega,
y su colaborador se llama Patricio, creo que él nunca entró a la bodega —sólo
asentí—, pero repito que todo salió mal, el día en que hicimos el cateo a la
‚fortaleza‛ de Patricio no había nada, buscamos por todos lados, no había ni rastro
de drogas, sólo un montón de aparatos electrodomésticos que al parecer estaban
legalmente ordenados, hasta allí nada grave, pero cuando regresé a mi casa me
encuentro con el mismo diablo; Christopher y Patricio estaban esperando en la sala
de estar, dijeron que tenían algo que mostrarme —la voz de Eduardo estaba
perdiendo fuerza con cada palabra pronunciada.
— Melanie, lo peor de todo fue cuando llegamos a la casa que yo muy bien
conocía; la casa de mis suegros —se refería a la casa de mis abuelos maternos—, al
entrar todo estaba esparcido, no habían manchas de sangre pero eso no impidió lo
peor, Esperanza yacía muerta boca arriba al pie de las escaleras con una rosa negra
en el pecho —me extrañé, ¿una rosa negra?—, sí, era una rosa negra, la marca de
ellos —bien, quizás la rosa estaba teñida.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Tu abuelo se encontraba junto a ella, él no estaba herido, sólo tenía unos


ligeros rasguños. Christopher y Patricio abandonaron la mansión sin que me diera
cuenta; dejaron una nota al pie de la casa, advertían claramente que si intentaba
otra vez hacer un cateo a sus ‚hogares‛ entonces no sería otro miembro de mi
familia el muerto, serían todos; comprenderás que mi vida y la de mis seres
queridos corrían peligro, así que dejé todo tal cual, entregué un informe completo a
las oficinas correspondientes para asegurar que no había nada turbio en el caso que
me habían asignado<
— Disculpe, ¿pero que no usted es diputado? —estaba siendo inoportuna, pero
la duda no se podía quedar en mi cerebro.
— No, no soy diputado, soy parte del FBI.
— Ah, ya entiendo —Eduardo me estaba contando una historia que me debería
de hacer sentir con miedo, pero mi reacción no fue esa; leer tanto a JD Robb 32 te
llega a traumar.
— Melanie, no pareces muy asustada —William me estaba observando con las
cejas ligeramente levantadas.
— No lo estoy, creo que he resuelto casos más espeluznantes que éste.
Tanto William como Eduardo fruncieron el ceño al mismo tiempo.
— Me refiero a que hay libros donde he podido resolver los casos antes de llegar
al final<
— Pero eso es ficción, estamos hablando de lo que nos est{ pasando<
— No, no todo es ficción, he leído casos que los mismos autores dicen que han
sido situaciones reales. Tengo una duda —me toqué la barbilla para formular con
claridad un argumento seguido de una pregunta—. Por lo que me contó puedo
deducir que hay un soplón entre ustedes, me refiero a que ni Patricio ni
Christopher se hubieran podido enterar del cateo que darían lugar, sólo alguien les
pudo dar un aviso anticipando su llegada. Mi pregunta es: ¿saben cuál de los dos
fue el maldito que mató a mi abuela? —ahora la sangre me hervía.
— Sí, fue Patricio.
— Entonces dejaremos a Christopher a un lado< por ahora; nos tendremos que
centrar en encontrar todo lo posible para dar pruebas contundentes sobre Patricio;
la curiosidad me mata, ¿cómo es Patricio?
— Físicamente es un hombre pasado de peso, no es guapo claro está, tiene unos
dientes no feos, lo que sigue.
— Un hombre así entró a la bodega, y llamó a una vieja tonta Michell<
— ¡Es él! Patricio es él, su esposa se llama Michell.
— ¡Que horror! ¡Pobre mujer! Ese tipo está horrendo, no entiendo como se pudo
casar con él; aguarden, pero la mujer ésa le llamó ‚señor‛ todo el tiempo.

32
JD Robb: Pseudónimo de la escritora Best-Seller Nora Roberts.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Así es, lo hacen para guardar las apariencias, en su ‚negocio‛ no pueden


relacionarse sentimentalmente, eso les da armas a sus perseguidores y seguidores
para hacerles daño.
— Como si ellos no hicieran daño —mi enojo estaba por explotar—. Tiene que
haber algo para poder capturar al tal Patricio.
— Lo hay, se llama Bryan Murgia, actualmente fue despedido por Christopher,
pero la verdad tras eso es que fue intencional, Bryan antes de ser el licenciado
personal de Christopher fue el abogado de Patricio, conoce muy bien los pasos que
han hecho ambos, además que el par de mafiosos piensan que Bryan es sólo un
tonto que hace lo que los demás digan, te aseguro que ni por un instante se les ha
pasado por su diminuto cerebro que hemos retomado la investigación, pero ahora
sí caerán; además de que quien está al mando de estos dos casos es muy
inteligente, no pueden cometerse errores ésta vez.
— Tengo que ayudar —dije parándome con suma decisión.
— Melanie es peligroso< —Eduardo había hablado.
— Eso no importa, voy a ayudar y punto, usted puede hacer que sea posible.
— ¿Qué? ¿Posible cuál? —preguntó extrañado Eduardo.
— Que pueda ayudar, vamos a donde está el tal Bryan, tengo que cruzar unas
cuantas palabras con él.
William sonrió y asintió ligeramente, Eduardo le regresó el gesto y cambió de
dirección.
El trayecto pasó en silencio, mi mente procesaba mil maneras para poder
encontrar datos dañinos hacia Patricio, el bastardo tenía que pagar, la muerte de
mi abuela no podía quedar impune, en eso estaba cuando una duda me asaltó.
— Disculpe< —empecé a hablar, carraspee para llamar más la atención.
— ¿Sí? —contestó Will.
— ¿Por qué el abuelo no dijo la verdad ocurrida?
— Quería mantenerlos lo más lejos posible, mientras menos nos relacionáramos
con ustedes era mejor.
— Entonces, ¿exactamente hace cuanto murió mi abuela? —tenía que saberlo,
tenía que saberlo.
— Hace como un mes, pasado mañana lo cumple — ¿UN MES?, me pregunté,
mi sangre ahora sí hirvió.
— ¿Por qué tardaron más de lo debido en dar la noticia?
— Melanie creeme que fue lo mejor, aunque siento que hubiéramos dejado
pasar más tiempo, de haber sido así quizás no te estarías involucrando en esto.
— Me molesta que me escondan las cosas< —acepté con enfado, pero
empezaba a comprender, aunque fuera a medias.
— Creo que a todos nos molesta. Hemos llegado —dijo por fin Eduardo.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Nos encontrábamos en las afueras de algo que a primera vista parecía una
oficina policíaca, todos salimos rápidamente, todos hasta yo.
Entramos al lugar donde un gran número de personas se concentraban; está
bien, no era un gran número, pero para poder dar todos dentro en una dimensión
tan pequeña sí que lo era.
— Bryan, aquí estás —Eduardo señalaba a un hombre sumamente atractivo, con
una belleza casi femenina.
— Lalo, que alegría verte por aquí, déjame adivino, vienes por el otro caso que
estamos intentando resolver, en verdad estamos hechos unos psicópatas, tenemos
a dos completos mafiosos sueltos allá fuera —después de que Bryan terminara de
hablar una mujer carraspeó apareciendo en la escena.
— Hola Lalo —dijo con una voz melódica.
— Hola Alex —contestó Eduardo.
— ¡Vaya! Eres el único que me dice Alex, estos que están aquí no me tienen
respeto —la mujer hizo un sollozo fingido, señalaba a otro par de hombres—,
Frank con cuidado, sabes muy bien lo peligroso que es Christopher —el hombre
que ya estaba casi en la salida asintió, después salió—, a qué debemos tu grata
presencia —le preguntó la mujer a Eduardo.
— ¿Cómo van con el caso de Patricio? —habló éste.
— Otro de nuestros grandes problemas, Dios, tenemos un mundo
completamente loco; verás, Christopher ya casi cae en las manos de la justicia, pero
Patricio es otro caso, hemos descubierto que es el jefe supremo de una línea de
mafiosos, hasta podríamos decir que nuestras teorías son falsas, al parecer
Christopher no es el más importante aunque lo conocemos de mucho tiempo atrás,
ya no tenemos las cosas tan claras< —la voz de la mujer se fue perdiendo en la
habitación.
— Pues les daremos una ayudadita —dije hablando por primera vez.
— ¿Y tú quién eres? —preguntó la que se hacía llamar Alex.
— Melanie, mucho gusto —extendí la mano a forma de saludo.
— Hola Melanie —respondió también extendiendo la mano—, y dime ¿qué
estudiaste? ¿Periodismo? ¿Criminología? ¿Leyes? No por favor, leyes no, ya con
una rata tenemos suficiente.
— ¡Hey! —dijo el tal Bryan— ya sabes que no soy una rata sólo por ser abogado.
— Cómo sea, ¿cuál es tu nivel de estudios y en qué rama? —ahora dudaba que
en verdad pudiera ser de ayuda.
— Estudio Filosofía< —cuando dije eso en la cara de Alex se hizo un gesto muy
extraño.
— Cariño, una Filósofa entre nosotros no creo que sirva de mucho<
— Yo sí creo que nos puede ayudar —William había salido en mi defensiva.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— William dos, aquí est{s, bueno ya te había visto, pero una Filósofa< nuestros
superiores podrían enojarse, de hecho esto va contra el reglamento, no podemos
andar aceptando a desconocidos así como así.
— Melanie no es ninguna desconocida, es la nieta de Esperanza, mi abuela.
— Vaya, son primos; William a ti te aceptamos porque estudias Periodismo,
pero tu prima<
— He leído más de lo que todos ustedes juntos.
— Interesante —dijo Alex pensativa—. He de admitir que también me gusta la
lectura, pero sigo sin ver de qué podrías ayudar< —mi paciencia estaba llegando
al límite.
Decidí hablar, contando un libro completo de suspenso que había leído, hacía
preguntas y pausas a mis oyentes para ver si alguno tenía idea de qué seguía
después, pero nadie respondía; todos me oyeron hasta el final— < y fue así que lo
atraparon, el padre de Sophie resultó ser el gerente del banco, y por lo tanto el
causante del robo del siglo.
Todos pestañearon, hasta Alex parecía confusa.
— Muy buena historia, pero te recuerdo que esto es realidad y no ficción.
— Yo sí creo que nos puede ayudar —admitió Bryan.
— Sí, quiz{s, veamos que puedes hacer< —Alex me puso una breve explicación
de un caso que también les había dado mucho problema por resolver, me contó
sólo los datos clave para ponerme a prueba—, ¿entonces, quién es el responsable
del crimen?
— La ama de llaves, es lógico porque fue la única presente, nadie más pudo ser,
podríamos señalar al jardinero o a los demás empleados, pero ninguno de ellos es
el asesino por razones obvias, la única con acceso por toda la casa es la ama de
llaves.
— Pero< —intentó hablar Alex.
— No hay peros, podríamos decir que son más los que viven en la mansión,
pero todos mostraban miedo a la hora de ser investigados, la ama de llaves no, eso
es un punto clave, deberían leer más.
Lo había conseguido, Alex me empezó a aplaudir.
— Niña, tienes talento, estás dentro. Ahora tenemos que ir a una casa
abandonada, estamos casi seguros que allí están todas las toneladas de droga que
sacaron hace unos meses de la casa de Patricio.
— Claro —otra vez yo estaba hablando—, no ha salido la droga por precaución,
que mejor opción que dejar la droga en un lugar del que nadie sospecharía,
mientras todas las autoridades andan buscando en aeropuertos y terminales de
auto transportes, ellos aprovechan para esconder todo, al fin y al cabo la droga
nunca se devalúa, al contrario.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Chica, me gusta tu forma de ver las cosas, un genio entre nosotros ayudará
más de lo que parece.
— Gracias Alex, y sí, después de estudiar letras lo que más me apasiona son los
casos de misterio, suspenso o terror.
— No lo sabía< —murmuró William.
— Cielo, no sabes muchas cosas de mí —dije usando la misma forma en la que
William me había sorprendido hace unos minutos.
— Cierto —admitió él.
— Muchachos, luego continúan con su juego de marido y mujer, ahora tenemos
que ir rápidamente.
— ¡Que no escape! —grité hacia la salida.
— ¿Quién? — preguntó extrañada Alex.
— Ese hombre, después de oír todo intenta irse, estoy segura que es el soplón
entre ustedes —Alex giró la mirada a la salida.
— No es m{s que< Es el intendente del edificio, aguarden cuando ocurrió el
último cateo el estaba limpiando donde nos encontrábamos, no, es mentira, él
siempre ha estado presente en las pl{ticas< —Alex salió corriendo de allí.
La seguimos hacia fuera, Alex lanzó un disparo que fue a dar en la pierna del
joven intendente.
— Mierda —gritó el muchacho.
— ¡Hijo de puta! Tú eres el que ha estado echando a perder todos nuestros
planes.
— Alessandra esa boquita por favor —Bryan estaba tras Alex diciendo aquello.
— Silencio Bryan, y mejor lleva a este hombre dentro, hoy no nos puede
arruinar el día.
— Entendido patrona.
— No hay tiempo para tu sarcasmo. ¡Sólo hazlo!
Bryan vio el enfado en los ojos de Alex por lo que ya no objetó nada, se llevó al
joven que habían capturado hacia dentro.
— Melanie, en verdad que eres muy inteligente, yo jamás lo habría observado.
— Es que sí, las personas que menos parecen sospechosas resultan ser un punto
crucial entre resolver o no un caso.
Alessandra asintió. Regresamos dentro donde Alessandra empezó a movilizar
un gran número de personas, todas parecían ir corriendo, subiendo y bajando
escalones/elevadores.
— No quiero que ninguno se exponga, por favor, hagan caso, hoy no quiero
perder a ninguno de mis hombres —al parecer Alessandra era la encargada al
mando—, si alguno es herido con arma de fuego quiero que deje la escena
inmediatamente —Bryan y otros chicos intentaron repelar ante eso—, sí, ya sé, la
seguridad de la nación es más importante que nuestras vidas, pero repito: ¡HOY

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

NO QUIERO VER MUERTO A NADIE! —Se quedó un momento observando a


todos, y ya que nadie intentó volver a hablar, continuó—. Melanie, ¿estás segura
que quieres ir?
— Completamente segura, palabra de boy scout —estaba sonriendo cuando me
percaté que no había dicho lo más cuerdo de mi vida.
— Melanie, a partir de este momento se acabaron las bromitas, todo es seriedad
por favor, y no quiero que me veas como una amiga, eso lo podemos ser fuera del
trabajo, cuando entramos en acción llámame Señorita Lagunas.
— Entendido< Señorita Lagunas —me sentí como una niña reprendida por
hacer una travesura, sólo que se me pasó muy rápido la sensación, Alex tenía
razón, esto era serio, mucho muy serio.
— Ahora todos ya saben que hay que hacer, muévanse, ¡vamos vamos vamos!
Todos asintieron y salieron del diminuto cuarto.
— Melanie tú vas conmigo, me serás mucho más útil estando cerca de mí.
Eduardo, tú vas con William, alguien tiene que ser el despiste, Eduardo ya sabes lo
que tienen que hacer, por favor no fallen, ya parezco disco rayado pero no quiero
la muerte de nadie, ¿entendido?
— Sí Señorita Lagunas —entonces Eduardo jaló a William para que salieran, me
sorprendí de ver la gran autoridad que tenía Alex, nunca creí que una mujer en
realidad pudiera ser tan autoritaria y firme, dejando a un lado sus sentimientos
para involucrarse únicamente en lo profesional.
— Con cuidado< —mi advertencia se perdió antes de que William pudiera
verme.
— No te preocupes Melanie, todo estará bien, confía en nosotros.
Asentí levemente, la aventura de mi vida estaba comenzando, a Melanie
Rodríguez por fin le ocurría algo; un poco de acción nunca le viene mal a nadie.
— ¿Cuál es nuestro objetivo? —pregunté
— Impedir que Patricio se escape otra vez.
Volví a asentir, me tenía que convencer a mí misma de que era una chica
aventurera y que esto no era más que otro de esos casos en las que tantas veces me
estremecí por no saber a ciencia cierta quién era el responsable, intentaba imaginar
que esto sería como en todos esos cientos de páginas que leí alguna vez, tenía que
estar segura; de hecho estaba segura, la vida aventurera que tanto quería estaba en
pleno apogeo.
— Hay que irnos —Alex habló con un poco menos de autoridad, creo que entre
mujeres es menos el tono de supremacía; tragué saliva para salir rumbo el caso tan
espeluznante y peludo que había allí fuera; y no me refiero al abominable hombre
de las nieves, ¡no! Me refiero al tal Patricio.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 13
Descubrimiento

‚Hoy voy a morir; y si no muero al menos me da un infarto‛.


Eso fue mi último pensamiento antes de subir a un Bugatti Veyron; y según
recordaba es uno de los automóviles más caros en el mundo, con un precio
superior al más costoso de los Porsches, Mercedes o Ferraris. El vehículo lujosísimo
frente a mí era de color azul plateado, de hecho el Veyron es un superdeportivo.
— Que auto< —murmuré.
— Ya lo creo —dijo Alex mirándome con normalidad.
— Yo ni en sueños me podré comprar uno< —una pequeña mentira, aunque
monetariamente sería muy caro, me podía dar el placer de comprarme varios de
esos superdeportivos, aunque eso me dejara sin dinero; ‚idea estúpida‛, regañé a
mi subconsciente.
— Si eres la tan famosa novia de William seguro que puedes; él tiene mucho
dinero, y éste automóvil que vez aquí me costó bastante, he ahorrado casi toda mi
vida para darme el ‚lujito‛, en realidad es importado, viene de Europa —. Eso de
‚si eres la TAN famosa novia de William‛ me molestó, ya que ni era tan famosa, y
ni era su pareja por conveniencia. Al final decidí omitir mi enojo para continuar
hablando con normalidad.
— ¿Y su precio?
— En cifras redondas, un millón de euros.
— ¡Oh my god! —mi inglés salió de manera perfecta, si me oyera cualquiera diría
que soy una estadounidense y no una mexicana.
— En fin, Melanie, te voy a dar algo súper importante, es un estudio completo<
no primero, ¿lees rápido?
— Rapidísimo, he acabado libros con más de 800 páginas en cuatro o cinco
horas, depende de lo entusiasmada que esté, o de qué tan buena sea la trama.
— ¡Perfecto! Entonces podrás con un estudio de poco más de 200 páginas, ¿crees
poder leer todo y analizarlo en menos de una hora?
— No lo sé, es un tiempo considerable, pero< ¡vamos dame el informe! Yo sé
que puedo —mi seguridad en estos últimos días había crecido de manera rápida y
positiva.
Alex sacó de tan lujoso vehículo un fólder con muchas hojas sueltas pero
acomodadas de forma correcta.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Para llegar a la casa abandonada era un camino de hora y media, justo en el


minuto 46 después de haber empezado a leer el informe ya casi llegaba al final, tres
hojas más y habría rotó mi propio record, habría leído 200 hojas en 47/48 minutos.
— ¡Terminé! —grité con una voz muy fuerte.
— Wow, ¿en verdad?
— Sí, le llamo lectura en cascada; leo todo de manera corrida, como mi mente ya
conoce qué significa un punto, una coma, o cualquier otro signo de puntuación;
además de que la mayoría de términos en español ya sé qué significan, me es muy
simple leer a tal velocidad, leo sin pausas aparentemente, pero sé que allí est{n<
— No entiendo, lo mío lo mío no es la lectura compulsiva —mi acompañante
habló con un mohín contrariado.
Empecé a sonreír, Alex no era tan ruda como cuando se pone en plan de ‚jefa
superior‛.
— ¿El informe? —apresuro Alex para que dijera lo que según mi mente había
deducido.
— Hay espacios vacíos, y supongo que es natural, no pueden tener todo
ciertamente, sino esto no fuera un caso tan difícil; Christopher es hermanastro de
Patricio, el segundo se cambió el nombre para hacer esto m{s complicado<
— ¿Cómo supiste eso? ¡Nunca leí sobre ello! —Alex tenía el ceño severamente
fruncido.
— La información está entre líneas; mira, al tal Julio que encontraron en las
muertes provocadas por Patricio, nunca existió, fue una muerte ficticia podríamos
decir, allí murió Julio Zavaleta y nació Patricio Figueroa.
— No entiendo.
— Es muy simple, lo hizo con el fin de poder introducirse en el mercado sin
tener expedientes con referencias negativas.
— Por eso hemos hallado una diminuta parte de Patricio< Melanie, ¿no te
interesaría trabajar para el FBI?
— Gracias, pero honestamente no; prefiero entrar a la NASA.
— La NASA —musitó Alex—, tengo un amigo allí, con tu cerebro podrías
entrar.
— ¡Hey! No te me aceleres Alex, antes de todo está mi sueño.
— ¿Cuál es?
— Publicar un libro, y ser Best-Seller33 por supuesto.
— Difícil, pero no imposible, lo lograr{s< Pero basta de charlas, ¿hay algo m{s?
¿del informe?
— Sí, un detalle minúsculo.

33
Best-Seller: Se llama Best-Seller cuando algún objeto, producto u obra tienen miles de ventas alrededor
del mundo.

- 90 -
Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— ¿Cuál es?
— Vamos por buen camino, efectivamente la droga está allí, no ha podido ser
movida, de hacerlo sería muy obvio.
Había algo más, sólo una cosa que no me quedaba del todo clara, no lograba
esclarecerse entre tanta información.
— ¿Melanie pasa algo? —preguntó Alex preocupada.
— ¿Crees en los sueños?
— Definitivamente no. ¿Por qué?
Había recordado, el sueño que había tenido hace unos días, quizás sonará tonto,
pero el sueño me advertía algo, lo sabía; alguien estaba en mi casa ahora mismo,
tenía que advertirles que Darío es el hijo mayor de un asesino en serie.
— Da la vuelta Alex.
— Melanie por Dios, ¿qué está pasando?
— Conozco a alguien.
— ¿Qué?
— Conozco al hijo de Patricio o Julio como se llame, es Darío, un alumno en mi
Universidad.
— ¿Es posible?
— Lo es< —mis recuerdos estaban llegando de manera precisa, aquella mañana
en la que había salido por primera vez con William allí estaba Darío con una
mirada de repugnancia hacia William; la vez que me mojé en la lluvia fuera del
baño de mujeres allí estaba Darío; saliendo de la pizzería estaba Darío; ¡TODO EL
TIEMPO ALLÍ HABÍA ESTADO DARÍO! y ¡el chico que estaba ayudando a mi
hermana era Darío! ¡Dios mío! Cómo no me llegué a dar cuenta antes, por eso
intentaba conquistarme, sólo quería llegar primero a mí para cumplir la amenaza
de su padre con la familia de William, no era una apuesta, era peor que eso, ¡quería
enseñarle a su progenitor que él igual podía ser perverso sin que se dieran cuenta!
Por eso no terminaba de gustarme, podía parecer buena persona, pero no lo era, su
mirada no era limpia, estaba moteada de una maldad, maldad que seguramente se
forjó con el pasar de los días, meses y años.
— No podemos volver Melanie.
— ¿Un celular? Pásame un celular, seguro traes uno.
— Sí, por aquí anda< —Alex comenzó a buscar a tientas dentro de la tapicería
del vehículo, al final logró encontrar lo que buscaba, era un celular rosa con
muchas calcomanías a forma de adorno.
Tomé el celular sin que Alex terminara de dármelo, marqué el número de mi
casa, sonaron 4 timbres hasta que Fátima respondió.
— ¿Y Darío?
— ¿Qué? —respondió ella con extrañeza.
— ¿Dónde está Darío?

- 91 -
Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Viene en camino, ¿pero cómo supiste que es mi novio?


La sangre se me heló.
— Sal de allí inmediatamente, Darío no es para nada de fiar, su padre fue el que
mató a la abuela; y ahora mismo va tras ustedes.
— Melanie, estás loca.
— ¡FÁTIMA HAZME CASO! ¡SAL DE LA CASA! VETE DE ALLÍ CON MIS
PAPÁS, PERO HAZLO YA ANTES DE QUE LLEGUE, CIERRA LA CASA
PERFECTAMENTE, VEZ CON SASHA, YA SABES COMO LLEGAR, ¡PERO YA!
— Melanie, ¿estás hablando enserio?
— ¿CREES QUE ESTOY JUGANDO? —definitivamente no, mi voz por primera
vez era puros gritos.
— ¿Dónde estás?
— Sal de la casa y luego te cuento.
Ya había colgado, esperaba en que Buda, María, Zeus, Jesucristo, o el mismo
Hades le concediera conciencia a mi hermana para que se diera cuenta que no
estaba bromeando y que mi teoría era verdad, tanto como el sonido de mi corazón
palpitando mil veces por segundo.
Mi corazón seguía palpitando rápidamente al momento que Alex frenó el
automóvil de manera repentina.
— Alex, al parecer tenemos compañía —Bryan estaba al lado del vidrio de
Alessandra.
— Ya veo —a primera vista no me di cuenta, pero estábamos en un terreno
baldío, al lado de éste había una casa muy vieja y sucia.
Aquí era, la casa del terror estaba frente a nosotros.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Capítulo 14
Lento

— Alex< —murmuré muy bajamente.


— Espera aquí —se limitó a decir Alessandra, bajó del superdeportivo con un
avanzar perfecto, digno de envidia.
Alex hablaba con Bryan mientras yo sólo me comía las uñas, confiaba en que mi
hermana no fuera tan cabezota como para no darse cuenta de que no le mentí.
He aquí el por qué no es bueno confiar en las personas así como así.
Primero William que no me dijo desde el comienzo que éramos primos, luego
tampoco me contó sobre la investigación de su papá, enseguida Fátima que me
escondió a su novio, posteriormente Darío resulta ser hijo de uno de los hombres
más buscados por el FBI; y finalmente me encuentro a punto de presenciar la
balacera del siglo, vale lo reconozco, no es la balacera del siglo, pero mínimo si un
tiroteo muy sangriento.
— Melanie, pase lo que pase no salgas del vehículo —era Alex hablando del
lado en mi vidrio.
— ¿Qué pasa? —pregunté intranquila
— Si te dijera que nada sería una vil mentira, pero creo que la droga tiene
alguien que la está cuidando, a ese alguien le podemos decir dos docenas de
hombres.
Pensaba hablar, y lo hubiera hecho de no haber sido porque Alessandra ya no
estaba parada a mi lado.
A una milésima de segundo estuve de salir del automóvil; la balacera que tanto
esperaba empezó a sonar.
— Bryan, cúbrete bien —Alex tenía la voz tranquila y serena, igual y era porque
pertenecía a la FBI.
Dos disparos sonaron. No pasó nada, sólo era una gaviota tras un árbol. Al
menos hasta que un fuerte estruendo llegó por todo el lugar.
La verdadera balacera dio comienzo, Bryan empezaba a lanzar balazos con gran
precisión. Dos hombres cayeron al suelo, no sabía si habían muerto, pero el punto
aquí es que ya no estaban de pie, y al menos no habían sido del lado nuestro; más
hombres aparecieron fuera de la casa, si al principio habían sido cinco, ahora la
cantidad se triplicó; aunque nada comparado con el cuerpo completo del FBI, en
número los superaban.

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Vi como lentos balazos iban y venían por ambos lados: los chicos malos contra
los chicos buenos. Más hombres cayeron, lo alarmante no fue que cayeran, lo era el
simple hecho que tales hombres formaban parte de los chicos buenos.
Quedaban fuera de la casa un par de hombres, y al lado contrario una docena de
ellos; habíamos ganado. Un balazo dio directamente a Alessandra; retiro lo dicho,
no habíamos ganado.
— Alex< —Bryan estaba hablando intentando llegar con Alessandra; no pudo,
Alessandra alzó la mano derecha para indicar que siguiera con su objetivo, ya que
la mano izquierda la tenía cubriendo su pierna herida. Bryan comprendió, retomó
su misión; ver para creer, William acabó con los últimos dos hombres, éstos
terminaron en el suelo con un sonido sordo.
— Que no escape Patricio, por él estamos aquí —era Alex gritando con mucha
fuerza, al parecer una pierna herida no significaba impedimento para que le saliera
aquella voz de autoridad. El último hombre salió de la casa, tenía una sonrisa
perversa.
— Mis queridos compatriotas —empezó a gritar para que lo oyéramos todos los
ahí presentes—, hoy ganaron, y veo que no fueron tan idiotas como para continuar
sin darse cuenta quién me decía las cosas que pasaban en sus oficinas, me dan
tanta lástima, de haber sido un poco menos brutos y más inteligentes me hubieran
capturado hace mucho tiempo atr{s< —el hombre se silenció, una jeringa se clavó
en su pierna.
— Cierra el hocico —gritó Alex.
Patricio cayó al suelo con mucho pesar. Sus ojos parpadeando de manera
intermitente se fueron apagando.
¿Ya? ¿Eso era todo? ¿Para eso tanto suspenso? ¡Qué decepción! Los chicos malos
no fueron tan perversos, en sólo unos pocos minutos los chicos buenos habían
acabado con los chicos malos.
Ahora sí bajé del vehículo para poder entrar en la escena, William me vio y
corrió hasta mí.
— Gracias a ti ganamos Melanie —dijo él con voz cantarina.
— No hice nada —contraataqué a lo que dijo él.
— Sí hiciste, y bastante —no era William quien habló, era Alex.
— De no haber estado hoy con nosotros esto hubiera sido un fracaso.
— Sí, eres una genio Melanie —Bryan estaba tras de Alex—. ¡Cabezota! —le
gritó a Alex—, tenias que abandonar, no quedarte y dar el remate a Patricio.
— Primero relájate que soy tu superior —habló sin regaño—, ¿y cuándo haz
visto que un jefe al mando abandone su misión? Bryan te queda mucho por
aprender.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Señorita Lagunas, hemos perdido a tres hombres —Alex empalideció de


manera súbita, la sangre se le fue de las mejillas. Corrió como pudo hasta los dos
hombres que ahora estaban< muertos.
Había comprobado que efectivamente estaban muertos, cerró los ojos del único
que tenía la vista aún perdida en el horizonte. Me llevé las manos al pecho.
— Por Dios —musité.
— Melanie —William ya me estaba abrazando. Me aferré a su abrazo cerrando
los ojos y presionándome contra su pecho. Lentamente habíamos ganado, aunque
sólo fuera exteriormente, ya que también habíamos perdido, perdido a tres
hombres que cumplieron con su misión, aunque esto les costó la vida.
Todo había ocurrido tan rápida y lentamente que no supe cuándo comenzó y
cuándo terminó. Sollocé, la muerte de alguien me dolía, aunque no lo conociera,
nadie merecía morir así.
— Melanie tranquila< —de una extraña manera las palabras de William me
sirvieron de confort; una sensación de ser protegida me invadió.
— ¡Mis papás! —había gritado rompiendo el momento.
— ¿Qué pasa con ellos? —preguntó William.
— Necesito saber cómo están.
— ¿Qué?
— ¿Conoces a Darío?
— Sí, es amigo de Rubén, aunque yo no lo he tratado.
— Es el hijo de Patricio —William no entendió hasta el minuto después.
— ¿Y qué con él?
— Fátima, mi hermana es su novia y estaban por verse en mi casa —William
pensaba hablar, pero continué—, le hablé a Fátima para advertirlos, pero no sé si
me hizo caso o no, necesito saberlo; ¿traes celular?
— No<
— Ayúdame a buscar uno.
Empezamos a buscar uno, ya que el de Alex se había quedado sin batería, al
final de entre andar buscando un móvil con todos me encuentro con que Bryan
tenía uno; me enojé conmigo misma, comencé a buscar del lado equivocado, había
comenzado a buscar un móvil por el lado izquierdo, de haber empezado por el
lado derecho ya no estaría con los nervios a flor de piel.
Marqué el número de Sasha. Nadie respondió. Para ser precisos la línea estaba
muerta.
Intenté con el número de mi casa, ésta si daba línea, aunque nadie respondió,
entró al buzón de voz directamente.
Me tranquilicé un poco, si nadie contestaba era quizás por que si se habían
salido de la casa; o porque Darío los había raptado —sonaba casi imposible, pero

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nada en esta vida es seguro—, me alarmé, pedí a William que me llevara a casa de
Sasha.
— Alex tenemos que irnos —dijo él a la mujer.
— Oh Dios, se me olvidó por completo, a ver, vas con un par de refuerzos para
encontrar al tal hijo de éste —estaba viendo con asco al cuerpo que yacía
desmayado en una patrulla—, cualquier cosa sabes mi número, iría con ustedes
pero primero tenemos que arreglar esto, la prensa está por llegar y honestamente
no tengo ganas de responder por el momento a la televisora, ya sabes como son de
exagerados e inoportunos —William asintió, él sabía que a Alex no le gustaba eso
del mundo de la farándula.
— Andando —les dijo William a un par de hombres con aspecto de judiciales,
estos hombres eran hermosos físicamente, cualquier mujer ya los habría
desnudado con la mirada. Asintieron y nos siguieron por el camino de regreso que,
asombrosamente fue mucho más rápido salir de lo que había resultado entrar, mi
corazón de manera insistente estaba palpitando. A unas cuadras y estaba la casa de
Sasha.

Salí pitando del vehículo en el cual había viajado para llegar a la casa de mi
amiga.
Toqué desesperadamente el timbre, nadie respondía, probé a tocar de nuevo,
sólo que ahora en la puerta. Nada. Seguían sin responder, los latidos de mi corazón
iban en aumento.
— William, no hay nadie —hablé estando de regreso al lado del automóvil.
— ¿Sasha tiene celular?
— Sí; ¿alguien trae un móvil? —uno de los dos hombres que nos acompañaban
asintió, me pasó un celular.
Marqué el número de Sasha, ésta respondió al primer llamado.
— Sasha soy Mel< —me quedé con las palabras trabadas en la lengua.
— ¿Enserio? —pregunté con cara de incredulidad—, voy para allá.
— ¿Qué pasó? —William me veía con extrañeza.
— Vamos a la estación de policías.
— ¿Por qué?
— Al parecer la mani{tica de F{tima atrapó a Darío<
— Pero cómo<
— ¡Vamos! —había dicho un segundo antes de subir al vehículo.
El hombre que traía a cargo el volante asintió y puso en marcha el automóvil.
Increíblemente mi estado de preocupación cambió al instante por un semblante
de satisfacción. Fátima había atrapado a Darío, la pregunta era: ¿cómo?
Buscaba mil maneras de visualizar a Fátima entrando en acción, pero ninguna
de ellas me parecía la correcta, ya la había visto hasta con un traje extravagante de

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Geisha y seduciendo a Darío, pero dado que mis papás estaban allí con ella, era
imposible, ni de lejos mi mamá le dejaría ponerse un vestido tan exótico.
— Aquí es —señaló el hombre al lado contiguo del conductor, miré a donde
señalaba, ya estábamos en la comandancia.
Rápido, muy rápido salí del coche, a una velocidad casi imposible de creer.
Ya estaba dentro de la comandancia cuando el aire se me fue. Había caído
desmayada, lo último que vi fueron los ojos de William sobre mí.

— ¿Está bien? —preguntó alguien a mi lado.


— Sí, sólo fue un desmayo por tanta presión.
— ¿Nada más? —ya había reconocido la voz, era mi mamá, me paré con un
fuerte salto, abrazando a mi mamá; me alegraba tanto que no le hubiera pasado
nada.
— Mamá —dije con los ojos llenos de lágrimas.
— Tranquila Melanie, no pasó nada.
— Pero... ¿qué fue? Cómo fue eso de que Fátima atrapó a Darío.
— Simple hermanita. Muy simple, el tonto pensó que no sabía nada, cayó
redondito.

— Darío, pensé que ya no venías.


— Fátima cómo crees eso, por ti iría hasta la última constelación.
— ¿Seguro?
— Sí.
— Pues ya mismo estás viendo estrellitas.

— Entonces le di tan fuerte en la cabeza que cayó inconsciente en la entrada


principal.
— ¿Tan simple? —pregunté atónita.
— Seh, recuerda que los hombres son muy confiados<
— ¡Hey! —gritó William desde un rincón de la enfermería.
— Wilfrido<
— ¡William! —sentenció y corrigió él.
— Cuñado —me sonrojé con esas palabras—, ya te dije que no hagas eso, ¿qué
es eso de ‚hey‛? m{s educación por favor.
William sólo rió, de hecho todos los que estaban allí rieron, hasta el doctor que
nada tenía que ver. Me contagié con las risas, estaba sonriendo placentera.
Reí hasta que el estomago me dolió, reí más que todos, ha paso lento habíamos
conseguido resolver uno de los dilemas más espeluznantes en mi vida.
— ¿Y dónde está Darío? —pregunté borrando por completo la sonrisa de mi
rostro.

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— Abajo, apunto de ser llevado a un separo para ser juzgado más tarde —era
William que ya estaba a mi lado, al lado de mis papás, al lado de Fátima.
Se veía bien mi familia, una familia donde incluía a William.
Era tonto decir eso, pero quería a William, lo quería; lo amaba.
— Que bien.
— Señorita ya se puede ir, no ha pasado nada —el doctor me miró con gesto
alegre.
Todos asentimos. Era hora de regresar a casa, al menos hasta que nos mandaran
llamar para declarar.

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Capítulo 15.

Hoy.

— No Fátima, no me voy a cambiar de look.


Fátima aún insistía para que accediera a cambiar mi forma de vestir y peinar.
— Pero ya habíamos dicho que sí —. Sasha la traidora segundaba a Fátima.
— ¿Seguras que me vendrá bien? —me resistía a cambiar.
— ¡Qué si! —gritaron al unísono las dos.
Asentí, dejando que la estilista del salón de belleza donde nos encontrábamos
me empezara a cambiar el peinado. Tragué saliva, no sabía si era bueno o malo.
Veía como Soledad —la estilista preferida de Sasha, ya que según es la mejor en
la región—, cortaba mi hermoso cabello, tan largo y sedoso, veía caer cada trozo de
cabello sobre el piso, seguro que iba a extrañarlo.
— ¡Bualá! —dijo tras terminar de cortar el cabello, no me había dado cuenta que
tenía los ojos cerrados.
— Mademoiselle, ya podes abrir los ojos.
Sabía que al abrirlos me encontraría con una Melanie que jamás había visto.
— Melanie, abre esos ojos.
— Pero Fátima.
— Ábrelos por Dios.
Agitando la cabeza de manera negativa opté por abrir los ojos lentamente.
Impactada, así quedé, impactada, el color de mi cabello ya no era castaño, ahora
era rojo cobrizo con luces de color rosa, lo tenía degrafilado a la altura de los
hombros, era un peinado casual, muy normal, pero que asombrosamente cambiaba
la forma de mi cara, ahora se veía más limpia, menos tosca, mucho más femenina.
Me toqué con cuidado las puntas del cabello, se veían bien, como todo el cabello
en sí, estaba sonriendo a mi pesar. ¡Hombre! Fea no soy. Además mujeres feas no
habemos, que estemos mal vestidas es otra cosa.
— Soledad eres un ángel —era yo que acababa de hablar, desde ahora Soledad
también sería mi estilista personal, ya sabía por qué Sasha la prefería a ella sobre
todos los estilistas a la redonda.
— Sí, ahora levántate de allí que vamos por un buen juego de ropa.
— Sasha, ¿es necesario? —pregunté.
— ¡Claro que sí! —todas gritaron al unísono, todas hasta Soledad.
Asentí con timidez, Sasha pagaba la cuenta mientras yo seguía tocándome el
cabello.
— Melanie por acá —Fátima me estaba llamando desde atrás.

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Obedecí ya que mis pasos me estaban llevando por un lado erróneo, el Ferrari
de Sasha estaba retrocediendo unos 10 pasos.
Llegar a una boutique no costó mucho, sólo unos pocos minutos.
— Melanie, ya deja de comportarte como una niña —mi hermana menor me
regañaba, era vergonzoso y cómico.
— Mira, la puberta me dice eso.
— Sí, aja, puberta y todo, pero no me comporto así como tú.
— Está bien, ya me dejaré de comportar así —el peso de esas palabras era
mucho más del que parecía.
Entramos a la boutique con gran naturalidad, la empleada del lugar me vio y
supo que ere yo por quién estaban allí, ya que como dije antes Fátima se sabe
arreglar sin ayuda, y Sasha< ni se diga, una chica tan guapa y regia como ella no
hay.
— Tengo un modelo perfecto para usted —dijo la empleada. Era la primera vez
que me llamaban de usted, se sentía bien, sonreí con normalidad—. Este —me
estaba mostrando un modelo casual, un top con una minifalda, adoraba las
minifaldas, nunca me las ponía por vergüenza a verme patética, pero ahora con mi
cabello, hoy me podía dar ese lujo.
Tomé el juego de ropa sin pensarlo, me cambié tan rápido que se quedaron
boquiabiertas.
— Te queda perfecto.
— Sí, perfecto.
— Concuerdo.
Primero Fátima, luego Sasha, y al final la empleada me dijeron lo mismo, sonreí
para dirigirme a un espejo al lado de la entrada.
No me reconocía, la minifalda café rojizo y el top blanco me quedaban más que
bien, como habían dicho: perfecto.
Sólo que< mi zapatos no cuadraban.
— Aquí tienes —dijo de nuevo la empleada, mostrando en sus manos unas
zapatillas rojas con un moño en la parte trasera, me quedarían bien.
Me las puse aventando muy lejos a mis zapatos estúpidos, los zapatos negros no
me asentaban bien, lo mío lo mío eran los colores vivos y llamativos.
Sasha regresó con un juego de pulseras, muchas pulseras de fantasía acabadas
en color rojizo.
Ya estaba, mi cambio de look ya había acabado.
Me miré por última vez en el espejo.
Me veía muy bien, mi cabello, el juego de ropa, las zapatillas y las pulseras, todo
combinaba, un cambio muy sorprendente, Regina se quedaba corta a mi lado,
desde ese momento decidí que así me vestiría de ahora en adelante.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

¿No qué las inteligentes somos feas? ¡No! Nadie es así. Para feos Cuasimodo, y
hasta eso, se quedó con la más bonita del cuento.
— Mañana te vas así a la Uni, más de una se quedaran con la boca congelada —
Sasha me estaba animando a presentarme en la Universidad así, no era muy
elegante la forma en que me encontraba vestida, pero lo que las demás personas
opinen sale sobrando mientras yo me sienta bien.
Mañana ya era lunes, habían corrido los rumores de lo que acababa de pasar
hace dos días, seguramente a éstas alturas ya me había vuelto hiper-popular.
Nos quedamos en la tienda hasta más tarde, comprando más ropa; Fátima se
probaba cada cosa que me hacía reír, desde un vestido encantador hasta un traje
espantoso, una cosa es verse bien y otra muy diferente es parecerse a La Tigresa34.
Casi a las 11 de la noche estábamos de regreso en mi casa, ya que, después de ir
de shopping nos largamos a un restaurante para comer a lo grande, las tres juntas
ahora parecíamos Las Chicas Súper Poderosas. Sólo que nosotras, obviamente,
mucho más bonitas y elegantes.
Abrí la puerta para poder meter todo lo que llevábamos en el Ferrari de Sasha,
unas 10 bolsas de pura ropa, estaba loca por haber gastado tanto en simples trapos,
pero aguarden, no eran trapos, eran mi pase a la belleza completa, y no me
arrepentía de ello.
— ¡Mamá! ¡Papá! —gritó Fátima—; ¡por favor ayuda<!
Mis papás bajaron al instante con mucha prisa, mi mamá era la que parecía
asustada, pero en cuanto vio por qué Fátima pedía ayuda se tranquilizó. O al
menos hasta que me vio.
— Melanie, ¿qué es eso? —señalaba mis piernas.
— M{< —intenté articular.
— Te vez muy bien, recuerdo cuando yo las usaba —me tranquilicé, no había
mayor problema en la forma que iba vestida.
— Mi hija ya ha crecido; pero niñas, nunca aprenden —era mi papá fulminando
con la mirada todas esas cajas.
— Papi, menos plática y más movimiento, aún faltan las cajas de calzado — mi
papá puso los ojos en blanco, Fátima aún seguía con la obsesión por las compras;
eso ni volviendo a nacer se le podría quitar.
Una vez terminamos de bajar todas las cosas del Ferrari nos sentamos en familia
a ver una película, aunque era una de terror me sentía cómoda, un momento así
casi no tenía.

34
La Tigresa: Irma Serrano, cantante y actriz de cine y televisión.

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El lunes, ese día ya había llegado, alcé los ojos con un gran esfuerzo, quería y no
quería ir a la Uni hoy, no sabía cómo me verían mis compañeros ahora, pero hoy
tenía que verlo por mi misma.
Me deslicé sigilosamente de la cama hasta verme en la regadera cantando como
una completa cantante frustrada, los gallos que de mi boca salían eran más que
horribles. En fin, cada cual con su voz, ¿no?
— Hoy< —murmuré.
— Sí, hoy —dijo Fátima a mi lado.
Me persigné para subir al convertible de Will. Él no me había visto; y se dio
cuenta de mi cambio, me miró con el ceño demasiado fruncido, lo sabía, me veía
mal.
— ¿Qué?
— Nada, sólo que esos zapatos no creo que se vean tan bien con esa faldita.
Voltee extrañada a mis zapatos, eran los negros de siempre, me sonrojé tan feo
que sentí mil colores llegar a mi rostro.
— Vengo enseguida —salí corriendo del convertible hasta mi cuarto, mis papás
me vieron pasar con tal velocidad, pero no preguntaron nada. Busqué entre mis
cosas unas zapatillas negras con unos tacones alto, me las pondría ya que sabía
caminar a la perfección con tacones, practicaba diario en mi cuarto, aunque sabía
que nunca usaría las zapatillas con ese tipo de tacones lo hacía, sólo por si acaso.
Ya estaba de regreso en el vehículo.
— Espectacular, te vez muy bien.
— Gracias.
No dijimos nada más, el beso más tierno que jamás me dieron estaba
desarrollándose en mis labios, pasó un poco para desprender nuestras bocas al
mismo tiempo.
La pasamos genial en el camino a la Uni, tanto que estaba riendo a pleno
pulmón, no me importaba nada ni nadie, reía y sonreía para mi misma, y porque
no, también para William.
— Llegamos —dijo él.
— Sí<
Antes de salir del convertible observé la cafetería de al lado, esa cafetería había
sido testigo de mi primer encuentro con William; también fue en parte partícipe
del incremento de cariño de mi parte para William; adoraba esa cafetería.
Bajé con elegancia impecable del convertible, inicialmente puse el primer pie
fuera del automóvil, luego ya estaban los dos pies andando solitos directo al salón
de mi primera clase.
William a mi lado y yo sonriendo cómo todos me veían con gran asombro, sí
que sabía caminar con zapatillas de tacón, ya que hasta la mismísima Regina tenía
la boca en el suelo.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Apartir de allí ya nadie más me cuestionó por lo mal que me vestía, está bien,
Regina solo unas cuantas veces hacía bromas sobre mi cambio, la verdad ya no me
ofendían, al contrario, me gustaban, para que viera que no es la única nice del
lugar.
— Te amo —le dije a William mientras lo tomaba por el cuello, no importaba
que una multitud de estudiantes y escueleros me vieran hacer aquello, merecía
todo eso, merecía a William, siempre lo merecí.
— Y yo te adoro —contestó él separándose con ligereza de mi labio inferior.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Epílogo

Sólo Por Un Instante


Dos semanas después.

3 de Febrero del 2007.


“No lo puedo creer”.
Estoy frente al espejo observándome detenidamente, aún sigo
en el shock de no reconocerme en mi reflejo.
Desde ese día con mi cambio tan drástico me gané más
admiradores, vale, de hecho nunca los tuve; me encanta ver la
cara de enfado de William, sus celos me gustan y disgustan a
la vez, pero creo que al final está aprendiendo que celarme
no lleva a nada bueno.
— ¿Nos vamos Melanie? —William me está hablando, así que en
cuanto regrese continúo escribiendo...

Un mes después.

8 de Marzo del 2007.


Ayer no pude escribir, lo que pasó es que William me encontró
en el jardín del centro platicando con Alex, desde aquel día
en que formamos equipo para atrapar a Patricio nos hemos
vuelto amigas, y bueno… Hoy estoy muy atareada con eso que
Fátima regresa de su retiro espiritual, hay que rogarle a la
virgen María para que se componga un poco, por favor, sólo un
poquito…

Seis meses después.

7 de Septiembre del 2007.


Hoy William por fin me pidió lo que tanto esperaba.
— ¿Sasha qué pasa? —le pregunto a mi amiga que me está
llevando dentro de mi propia casa con los ojos vendados.
Cuando entro me doy cuenta de lo que ocurre a mis espaldas,
es una conspiración para…
— ¿Te quieres casar conmigo? —mis ojos se nublan con una gran
neblina de lágrimas, William está de rodillas frente a mí con
el anillo más bonito que jamás he visto, mis papás están
abrazados viendo con cara de satisfacción, sé que William les
agrada mucho, eso me gusta…
— Te amo… —contesto tomando el anillo e inclinándome para
darle un beso totalmente apasionado en la sala de estar,
todos nos ven y aplauden, me siento realmente bien.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Un año Después.

3 de Febrero del 2008.


Hoy es la fecha, mi libro está por ser publicado, me dirijo a
la editorial que publicará la historia que me llevó 6 meses
en construir, en borrador son poco más de 400 hojas, pero
seguramente con la edición y corrección de estilo serán un
poco menos.
Al menos eso creía. Estoy saliendo de las oficinas de la
editorial, han rechazado mi historia y me siento frustrada,
William está en su convertible esperándome.
Me anima a seguir tocando más puertas.

19 de Marzo del 2008.


Al final una editorial que apenas fue fundada ha aceptado mi
novela, la publicarán en dos meses; no seré una autora Best-
Seller, pero he comenzado con buen pie. O por el exterior así
parece.
Aguarda un momento por favor, tengo que verificar la prueba
de embarazo ya que William está desesperado por irse a comer
fuera.

— Melanie se hace tarde para irnos< —William me vio con el ceño fruncido.
— ¿Qué pasa? —preguntó con extrañeza.
— Estoy embarazada<
No había acabado de decirlo cuando William pegó un grito sorprendente, estaba
feliz, seria papá.
— ¿Que será?
— No sé, pero quiero que sea niña, como yo —dije.
— Ni de chiste, niño para que pueda jugar fútbol conmigo.
— ¡William!
— ¡OK! ¡Pero que sea niño!
William salió corriendo desde el cuarto donde me encontraba para gritar en la calle
‚voy a ser pap{‛, me sonreí, era plenamente feliz.

Dos años Después.

1 de Febrero del 2009.


Mi libro fue un fracaso comercial, poco más de 320 personas
lo han comprado, tengo que pensar en algo creativo para
mandar a las editoriales, no me daré por vencida tan
fácilmente, ha pasado año y medio desde que comencé mi primer
novela, ahora estoy por terminar la octava; deséame suerte,
la necesitare, oh aguarda, mejor deséame éxito es lo mejor.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

— Melanie< —es William susurrando tras mi oído.


— ¿Sí?... —no acabé, William me acostó en la cama para seducirme, no seria mi
primera vez, pero siempre se sentía como si lo fuera.
— Deja cierro esto y ya.
Me dirigí a mi diario, mi noveno diario, el primero fue la libreta que me regaló
William.
William refunfuñó mientras me estaba esperando en la cama.
Acabé de anotar lo que me pasó en el día, y me dirigí directo a William; saltando
alegremente sobre él nos reímos por la manera tan graciosa en que las cosas se
dieron.

La noche pasó pacíficamente, William sólo me miraba con mucha ternura, algo hay
en su mirada que me fascina.
Me paré con mucha prisa, abriendo los ojos por completo veo entrar la luz por la
ventana.
Sophie empieza a llorar por lo que me voy directo a donde está para abrazarla y
darle los buenos días, ya son seis meses desde que di a luz a mi pequeña Sophie.
Ya no hay muchos problemas, sólo los típicos en una pareja común y corriente,
hemos recibido la herencia como se esperaba, aunque el dinero no importa,
decidimos casarnos por bienes mancomunados. Ahora vivimos en Madrid,
España; y aunque aún no nos hemos graduado en nuestras carreras, esperamos con
ansias el día.

Cinco años después.

4 de Febrero del 2012.


Mi décimo libro publicado por fin dio frutos, ha vendido más
de mil copias en sólo una semana, ha este paso pronto llegaré
a ser Best-Seller.

7 de Abril del 2012.


Hoy tengo que regresar a México, las bodas de plata de mis
papás están por festejarse.

— ¿Estás lista? —me preguntó William estando justo a mi lado.


— Sí, sólo cambio a Sophie y listo.

Bueno, como verás William me está apurando, así que ya me


voy, ya no más llamadas por teléfono, hoy veré por fin a
Fátima, a mis papás, a mis amigos.
Todos estarán allí en la boda. Rubén con Hill, que se han
casado y los adoro; Arturo y Sebastián, que asombrosamente
los considero mis amigos, pese a que personalmente no los

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

traté mucho, sólo convivimos por poco más de tres meses;


Sasha con Bryan, que, milagrosamente mi amiga está por
comprometerse después de varios años de noviazgo; Cristian
con Daniel, que por cierto jamás me enteré qué pasó con
Christopher, tendré que preguntarles; Alessandra también
estará, y por cierto la muy cobarde no me ha querido decir
aún quien es su novio, ya pronto me enterare; y Fátima con
Felipe, que al parecer es el novio definitivo de mi querida
hermanita…
Querido diario, de verdad que estando así me doy cuenta de
algo: siempre seré de William su amiga, compañera y
aventurera, en donde esté, yo estaré. Con que no sea en un
estadio de fútbol todo perfecto, no sé que le dio por ese
tipo de gustos, ahora se dice ser fanático del Real Madrid.

— Melanie, el avión ya casi sale.


— William, un minuto por favor.

Te tengo que dejar, pero en cuanto llegue a Puebla continúo


con lo que pasará hoy.

— Melanie, ¿ya?
— ¡Ya voy!
Cerré el diario con gran naturalidad, William ya estaba al pie de la entrada con las
maletas, y en sus brazos cargaba a Sophie.
— Somos una gran familia —murmuré gloriosa—. Una foto<
Saqué mi celular y presioné el botón para que se pusiera en modo de cámara, tomé
una foto justo cuando William tenía los ojos cerrados.
Me reí mientras observaba como salió, por el gesto de William seguro que también
le daba un poco de gracia —vale, lo acepto, no le daba nada de gracia—.
Los tres quedamos retratados en la fotografía exprés, yo como la señora de
Montenegro, y mi pequeña hijita como Sophie Montenegro Rodríguez.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Fin.

Agradecimientos:
No hubiera terminado de escribir ésta historia de no haber sido por las fabulosas
sugerencias y ánimos que me dieron diversas personas a lo largo del desarrollo de la
trama, a todos por anticipado: ¡GRACIAS!

Las magníficas chicas de Novelass


Forum:
Danaita y Maribel por ser las primeras en leer la historia.
Danaita, muchas gracias por seguir la trama hasta el mero final, la cachetada
guajolotera para con Fátima, algún se la darás, jeje.
Y Maribel, aunque no seguiste al pie de la letra la trama eres parte de las personas que
me ofrecieron su apoyo.
Patri y Nataly por segundar a Danaita y Maribel.
Patri, muchas gracias por ser la lectora más constante; me seguiste casi desde el
comienzo, y hasta el mismísimo final, muchas pero ¡muchísimas gracias!
Nataly, por esos comments que dejabas sobre los personajes, ¡jaja! Lo de la india
María… ¡sin comentarios! =PP
Saneral Ciel y Noelia mil gracias por seguir la historia, aunque no fueron de las primeras
en descubrir la novela sí fueron de las que más constantes se mantuvieron.

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

Saneral Ciel, un montón de gracias por animarme con cada mensaje, activamente no
estás en Novelass Forum, pero para mí sigues presente; ¡te adoro! Y dedico ésta
historia a ti también.
Noe, no sabes que alegría me dio ganar una lectora más, aunque sí como dices, la
novela al principio está muy floja... Al final se volvió mucho más activa, cada mensaje
que me dejabas me sacó una sonrisa, ¡GRACIAS!
MissCullen y Dreamer les doy mis agradecimientos de todo corazón.
MissCullen, aunque fuiste la última en unirte a la lectura disfruté cada post, y sí, ya
mismo te mandé un agente del FBI para tu completo placer, yeah! I’m a angel!
Dreamer, no creas que me olvidé de ti, claro que no, sólo que escogí así para ponerlos
en parejas; al igual que los demás formas parte de mis primeros lectores, eso se
agradece arto, ¡MUCHAS GRACIAS DREAMER!
Fabii, Brizz y Bella By también un montón de gracias.
Fabii, que aunque te perdiste en algún lado de la novela te anexo en mis
agradecimientos, por el simple hecho de ser una de las primeras en apoyarme.
Brizz, te perdiste más que las otras, espero te pongas al corriente, y te sientas parte de
éste pequeño apartado en la historia.
Bella By, niña, tu primer mensaje que me dejaste fue genial, nunca lo olvidaré, un millón
de millones de gracias por leer ésta historia.

Y fuera de Novelass Forum:


Sobresalto, que sólo leíste el comienzo, pero ese comentario sobre la historia me
ánimo a cambiarle algunos aspectos.
Eduardo, ¡que genial! Fuiste de los primeros en leer mis borradores, y no sólo en ésta
historia, sino en algunas otras.
Tomás, aunque no acabaste de leer, te comprendo y agradezco mucho, sé que no
todos son fanáticos por la lectura, así que tu intención por querer leer me basta y
sobra.
William, ¡jaja! Como escritor no sirves, ¡te mueres de hambre! xDD
No importa, me gusta saber lo que piensas de todo lo que escribo.
Libia, espero algún día termines de leer, estaré esperando tu opinión (si es que acabas).
Michell, eres y serás siempre primera en leer el borrador de aquella historia, seguiste
leyéndome en Clóset, y ahora lees la trama de ésta novela, ¡te adoro Michell!
Y también a Edgar, mi hermano, por desesperarse tanto mientras ocupo la PC, para
tener 13 años haces bien en enterarte de todo lo que leo y escribo, te estoy
culturizando… =PP

Pero sobre todo a ti, que si no estás en la lista


de arriba siéntete a gusto de anexar tu nombre,

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Mundos Paralelos Amiga, Compañera y Aventurera… Jean Arz

no cualquiera se atreve a leer a un escritor


amateur o nuevo, muchas gracias, te pondré en mi
siguiente dedicatoria, claro, siempre y cuando me
lo hagas saber.

¡MUCHAS GRACIAS!

Con mucho cariño:


Noel.

- 110 -

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