Es un aceite blando en principio, ya que no se congela hasta bajas temperaturas,
pero produce un jabón bastante duro. No obstante, al mojarse es un jabón lamioso, sobre todo si tiene un sobre engrasado alto, que tiende a gastarse pronto. Además no produce demasiada espuma pero es un jabón suave que deja la piel mejor que ningún otro. Se suele usar de un 50 a un 100%(jabón de Castilla) en la fórmula. Aceite de coco Se puede encontrar en farmacias puro, aunque es bastante más caro que el de oliva. Sin embargo es un ingrediente casi imprescindible para la jabonería. Su principal particularidad es la cantidad de espuma que produce y su enorme limpieza. Limpieza no implica que sea mejor jabón que los otros ni que los demás no limpien, sino que éste barre mucho la suciedad de las superficies como por ejemplo, la piel, lo que es muy bueno para pieles grasas porque elimina la grasa pero malísimo para las pieles secas o deshidratadas porque les aumenta la sequedad y la deshidratación. Proporciona bastante dureza al jabón lo cual lo hace un buen complemento para el aceite de oliva. Se suele usar de un 10 (pieles secas) a un 30% como máximo (pieles grasas). Aceite de ricino aunque parezca que no, no es tan difícil de encontrar. En algunas droguerías lo venden para modelismo pero hay que asegurarse de que se trata de primera presión en frío y que es de grado cosmético. El de ricino es un aceite muy espeso. Medio marciano. Proporciona acondicionamiento al jabón. Viene muy bien para hacer champú y jabones para el cuidado de la piel pero, por su extrema solubilidad, no conviene usarlo en exceso. Produce un jabón muy duro pero al contacto con el agua se deshace completamente. Es un aceite que acelera bastante la traza. Se suele usar de un 5 a un 10% como máximo Manteca de cacao es un ingrediente que por ser más caro se usa en menor cantidad. Proporciona suavidad, emoliencia, dureza y cremosidad en la espuma. Además, aunque también la hay desodorizada, proporciona muy buen aroma a chocolate. Es muy duro y tiene un punto de fusión bastante alto. Se usa de un 5 a un 15% preferiblemente. Aceite de palma se usa por su característica de dar cuerpo al jabón, haciéndolo más duro y con un tacto más untuoso. Es un aceite relativamente barato y produce una espuma muy cremosa. Se suele usar de un 10 a un 30%. Aceite de palmiste o hueso de palma, procedente del hueso de la palma, tiene características casi idénticas al de coco pero resulta un poco más suave y se puede usar en mayor cantidad. Es un aceite bastante duro pero no tanto como la manteca de cacao. Aceite de maíz es un aceite barato que produce burbujas y acondicionado de la piel pero no conviene abusar de él pues tiene tendencia al enranciamiento. Se puede alargar su tiempo de vida añadiendo vitamina E pero en ese caso no se si resulta rentable su utilización. Se puede usar de un 5 a un 15%. Del mismo modo el aceite de girasol no conviene para la elaboración de jabones por su facilidad de enranciamiento Aceites de lujo Aceites Esenciales Saponificación o empaste: Las materias primas (grasas o aceites) se funden en calderas de forma cilíndrica y fondo cónico. Se agrega una solución concentrada de un hidróxido fuerte (lejía). La masa se mezcla y agita mediante vapor de agua inyectado en el seno del líquido. Después de unas cuatro horas, se ha formado el jabón. Salado: Consiste en el agregado de una solución concentrada de sal común (cloruro de sodio, NaCl) para separar el jabón de la glicerina formada y del exceso de hidróxido de sodio. Como el jabón es insoluble en el agua salada, se acumula en forma de grumos y sube a la superficie por su menor densidad. Después de varias horas, se extrae por la parte inferior la mezcla de glicerol y agua salada. Moldeado: El jabón fundido se vuelca en moldes de madera donde, por enfriamiento lento, toma la forma de panes o pastillas; mediante equipos desecadores, se disminuye el contenido de humedad hasta el 20%