~CÁTEDRA ~CÁTEDRA
Artes visuales en Occidente
desde la segunda mitad del siglo xx
1.• edición: ~015
CAPÍTULO 60De cuerpo entero ··o•••oo o o ••·o·· ··o· · · o o •• o ••••• o o · · · · · · · · o · · · o · · · · ··o·•o.. 115
El cuerpo del delito o o • • o 0 0 . o o . o • • • o . •o o o , . 00 • • • o 00 • • o o • • • • o • • O o o • • • o • • • o o • • o 00 • • • o o . o o o • • o . 11 7 CAPÍTULO 1
Feministas ... o . . . . 00 . . . . . . . . . . . . . o . . . . . . . . 00 . . . . o . . oooooo . . o . . . o . . 00 . . ooooooo . . . . o . . . . . . . . . . . . . 0 . . 120
El cuerpo incómodo .... 126
Entre cuerpos
o . . ooooooo . . . . . . . ooo• ooooooooo . . . . . . . . . o . . . . . . . oo oo ooo . . . . . . . . 0 . . .
LA EscuELA DE NUEVA YoRK la critica>>, ya que los complejos orígenes y desarrollo del movimiento
tienen poco que ver con lo que dice la historia que m~s frecuenten~ente
~n la primavera de 1945 la marchante, amiga de artistas, millonaria < ircula: no se trata solo de un híbrido entre automatismo surreahsta y
Y am~adora cul~ral Peggy Guggenheim inauguraba en su gaJeria neo- apuesta abstracta, en el caso estadounidense un tipo de ab~tracción in-
yorquma Art of thts Century -abierta tres años antes, en 1942-la mues- terior que poco tiene que ver con la de Kandinsky o Mon.dnan, una a~s
tra Un problema para la crítica, que acabarla por convertirse en un auténtico tracción que no abstrae formas sino que libera lo inconsctente, se replte.
~roblema para la critica a la hora de acotar y definir el nuevo arte ame- La Escuela de Nueva York es, como apunta Guilbaut, más bien una
ncano. En la muestra se exponían obras de algunos surrealistas -Hans compleja operación de Estado cuyos orígenes se hallan en el dese~ mis-
Arp, André Masson y Joan Miró- y de un grupo de artistas norteameri- mo de buscar, desvelar y construir la «americanidad» en cuanto rn1to co-
canos, al menos de ad~pción, entre ellos, los citados Hans Hofmann y lectivo. Por esta razón, hablar del movimiento como el resultado espon-
Jackson Pollo~k -el mas veterano y el más joven del grupo, respectiva- táneo del encuentro de los viejos maestros europeos con los jóvenes
~ente-, Arshile Gorky, Adolph Gottlieb y Mark Rothko. Estos artistas, artistas norteamedcanos no es solo reduccionista, sino impreciso. Es cier-
JUnto con otros como Robert Motherwell, Willem dP Kooning, Barnett to que el descubrimiento de los europeos -con posiciones abstractizan-
Newman o Clyfford Still, formarian lo que la historia del arte ha dado les y surrealizantes en su mayoría, de Mondrian a ~ax Ernst-, en Nu.eva
en llamar Escuela de Nueva York o expresionismo abstracto, movimien- York tiene mucha importancia para los jóvenes artistas que aun se sien-
to que esa historia más contada suele entender como el cambio de he- ten deslumbrados por la luz parisina, como probaría el testimonio de
gemonía de París a Nueva York y que se desarrolla entre 1942 - año de Motherwell al decir que había tcntonces dos alternativas: irse a Paris o
la inauguración de Art of this Century- y 1956 -fecha de la muerte tumbarse en el diván del psiconalista. Aun así, los factores políticos - el
de Pollock. Cercano a ellos plantea su trabajo el escultor David Smith triunfo de los Estados Unidos como únicos vencedores en la guerra y su
prendido de ~a tr~dición de los «viejos herreros» -Picasso, González...-: consciencia de hegemonía económica- desempeñan un papel trascen-
de las expem~nctas constructivistas e intrigado por la sólida obra de Jental en los encuentros; un papel de construcción del mito que se de-
Henry Moore, uno de los más originales escultores de nuestro siglo. tecta, al menos como deseo, ya en los 30, cuando se crea la WPA (~ork
La pregunta parece inevitable: ¿es la Escuela de Nueva York una Progress Administration), organismo oficial pensado para dar trabaJO _a
producción e~pontánea o se ajusta a unas necesidades políticas? Y, en los artistas desempleados con una finalidad clara: impulsar las obras pu-
caso de ser cierta la segunda hipótesis, ¿¿e qué modo pudo colaborar blicas. Es también parte de una necesidad de crear un arte local y fuerte,
Peggy Guggenheim con la citada muestra al malentendido? ¿Lo hizo so- con algo dirigista en su esencia y que se basa en el modelo puesto en es-
bre todo de una manera consciente? cena por Vasconcelos y los muralistas mexicanos una década antes..Des-
. En todo cas~, parece curioso que se utilice la palabra «escuela» para de algunos puntos de vista, en ese deseo de crear un arte estadoumden-
designar a eso~ pmtor~s, sobre todo por las implicaciones de grupo com- se local y fuerte por parte de la WPA puede encontrarse el embrión de
pacto que al tiempo tienen y no tienen. Y parece más curioso todavía la mencionada Escuela de Nueva York.
que se d~no.mine~ «expresionistas abstractos», teniendo en cuenta lapo- Repasemos, pues, muy rápidamente la situación nort~americana en
derosa stgmficacwn que ambas palabras tienen en la historia del arte. los 40, como la plantea Guilbaut. En el país se da, en p~~er.l_ugar, un
D~ lo ~ue n.o cabe la menor duda es del reduccionismo que ambos tér- fuerte sentimiento nacionalista ante la guerra; una despohtizacwn de los
mt_nos tmphcan _Y ~e la complejidad que el fenómeno entraña -pues artistas e intelectuales -tal vez demasiado protegidos desde la oficiali-
mas que de movimiento artístico habría que hablar de fenómeno. La lla- dad-, y una postura anticomunista que intensifica ~a. Guerra Fria. -:v
mada Escuela de Nueva York representa realmente «un problema para tiempo, una nueva clase enriquecida va tomando postctones en la socte-
Hi
/IRTE:; VISUALF.S t:N < lCCIIli::NTt 1.1. l'l!'JAL Ut::L MARCO CI.ASICO 17
dad y parece dispuesta a imponer sus gustos. El Museo de Arte Moder- De esta manera, lo único que parece unir a los artistas norteameri-
no (MoMA), inaugurado en Nueva York a finales de los 20, es una dé- canos del periodo es la intencionalidad de movimiento casi desde fuera
cada más tarde la institución consolidada que se impone como modelo del grupo y, en ningún caso, las propuestas particulares. Nacidos en su
del gusto colectivo -y lo será luego también fuera de los Estados Uni- mayoría a principios del siglo xx, afincados algunos en los Estados Uni-
dos- y poco a poco van surgiendo algunas galerías de arte apoyadas en dos siendo ya artistas maduros, como Hofmann, que llega al país con
el nuevo coleccionismo. Lo esencial será, por tanto, crear un arte de con- cuarenta y dos años, no todos tienen raíces surrealistas y no todos en-
senso que todos sientan como «americano» y que no moleste a nadie tienden la abstracción del mismo modo. Si tomamos como caso de
para borrar de Jacto la realidad del país: plural y plagado de diferencias. t•studio a Willem de Kooning, cuya serie de mujeres mantiene un ine-
Porque si Norteamérica es grande, tendrá por fuerza que ser una. Ade-
quívoco vestigio figurativo [2], es fácil comprobar cómo antes de su ll~
más, ese arte no deberá describir historias cargadas políticamente, sino gada a Estados Unidos ha tenido muchos contactos con la vanguard1a
presentarse como el producto ambiguo que no despierte sospechas. De- <·uropea, pero pocos con el surrealismo: De Kooning se siente más cer-
berá sobre todo ser «moderno».
ca de Mondrian y Van Doesburg después de su paso por la Academia de
Se opta, así, por cierto tipo de abstracción que termina imponién- Bellas Artes de Rotterdam. Podríamos decir que se trata de un caso ais-
dose como una forma de arte superior, superioridad basada en valores lado, pero lo cierto es que, analizando la trayectoria de los componen-
formales que el crítico Clement Greenberg, el más relevante de los lC's de la «escuela>>, todos acaban por ser casos particulares con historias
años 40-50, se encarga de refrendar en su obsesión por el idealismo ale- particulares. La misma presencia de Breton en Nueva York debe ser
mán. De hecho, la abstracción que «promueve» la Escuela de Nueva
t·valuada con sumo cuidado: se recuerda que con frecuencia manifestó
York está ligada a la pureza en el arte, a esa eliminación de la sensación . , u rechazo a aprender inglés, motivo que sitúa sus tan comentadas re-
espacial -la ventana albertiana- que ni el mismo Mondrian ha conse-
laciones e influencias en los norteamericanos en una posición tan incó-
guido suprimir del lienzo, en palabras de Greenberg. Dicho de otro moda como escurridiza.
modo, la abstracción simboliza la confirmación del progreso en las for- Así pues, la herencia del automatismo surrealista en la generación
mas artísticas hacia la verdad absoluta, hacia la pureza absoluta. de los 40 es, al menos, relativa, tanto como las afinidades entre los miem-
Como parece fácil de adivinar, se trataba solo de una excusa. La bros de la «escuela». Es cierto que muchas de las obras de los expresio-
abstracción norteamericana era otra peculiar vuelta al orden extraordi- nistas abstractos están formalmente basadas en un uso diferente del es-
nariamente politizada -se anunciaba- que, además, surge en el seno
1>acio del lienzo como lugar de la metáfora interior, pero es absurdo
mismo del poder y sus estrategias de control: cuando los cuadros apa- gt·neralizar: cada uno resuelve el problema -el dilema- de un modo
rentan no narrar nada, se despolitizan y complacen a todos. Es una arti- distinto. El expresionismo abstracto dura demasiados años y reúne a de-
maña repetida que conocen las minorías: para hablar de los problemas lllasiados artistas de tendencias y formaciones opuestas para unificarlos
en los periodos donde es preciso disimularlos hay que «volverse abstrac- d<· un plumazo. Gorky es más contenido y más cálido; Gottlieb tiende
to». Sobre este punto parece también claro el caso en la España de los 50: a lC'rritorios que se expanden y a representaciones de lo alegórico;
el gobierno franquista exportaba el «arte moderno» de Tapies sencilla- 1)e Kooning es el más figurativo; Motherwell tiene afinidades con los
mente porque era abstracto, porque parecía menos peligroso que deter- t•uropeos en sus metáforas; Rothko, quien manifiesta su odio hacia la
minados tipos de arte social, sin entender que se trataba de un arte po-
crítica y en especial hacia Harold Rosenberg, representa cierta tenden-
lítico con apariencia despolitizada. A veces, ser moderno puede ser un cia misticista con superficies limpias, centrando su obra en el ritmo del
acto político en sí mismo, un modo de rebelarse -y así lo era en la Es-
mlor y en las fótmulas repetitivas, siempre poéticas.
paña de los 50 e incluso años más tarde.
18 ARTES VIS UALES E.'l OCCJDF.NTE 1 IN,\1. !JF.J. MARCO Cl .ÁSJCO 19
naturaleza, mucho más compleja que las historias sentimentales que cir-
culan. De hecho, recuerda Rosalind Krauss cómo frente a los primeros
trabajos «chorreados» alguien le había dicho lo magníficos que eran .
.. ¿.Y qué piensas hacer ahora, cómo seguirás desarrollando esta línea?»,
había preguntado Tony Smith en los primeros 50.
¿y luego qué? ¿Qué se puede hacer después de tener el coraje de
pisar la propia obra, botas de artista en el trabajo, botas trabajadas y vie-
pts, un poco las de Van Gogh, que ponen sobre el tapete cómo hay ma-
neras de ver el mundo desde arriba y romper de este modo cualquier
consenso espacial? ¿Qué cabría esperar de un artista que construye sus
pinturas como quien ve las imágenes de un libro colocado horizontal-
mente sobre la mesa? ¿Qué, después de haber seguido a Picasso obsesi-
vamente, sin siquiera abandonarle cuando dejaba que su inconsciente
trabajara, después de haberle pisoteado y con él a toda la tradición pic-
tórica occidental corno se la conocía hasta entonces?
«Hay que pintar desde (sacando) el inconsciente» -out ofthe incons-
cious-, dicen que solía repetir. De hecho,Jackson Pollock mostró muy
tempranamente un interés poco usual hacia el psicoanálisis jungiano
-por otra parte, muy en boga durante esos años en la escena cultural
norteamericana, como muestran las películas de una cineasta excepcio-
nal de aquellos años, Maya Deren-; un genuino interés, teórico incluso,
se comenta. De hecho, su afición no se limitaba a la práctica terapéutica:
el psicoanálisis se enredaba de forma insidiosa en la producción artísti-
ca, en especial en los dibujos que usaba en sus sesiones de terapia.
«Desde el inconsciente»... ¿Qué querría decir exactamente Jackson
Pollock con una frase tan ambigua que, sin embargo, ha sido colateral-
2. Willem de Kooning, Mujer y bicicleta, 1952-1953, Nueva York, mente explotada como clave de lectura tanto para sus primeras obras
Museo Whitney corno en los sucesivos intentos de interpretación de las equívocas pintu-
21
20 i\lUl::.s VlSUi\l.l::.s !'N OCCIPF.NTE 1 1-1 \AL lltl. M/\lKXl Cl.AS!CO
1\Rf}~~ V 1Sl1A LF.S t:l-l üCCllll.!lo JI .¡ J l l', l ll liJ·.' JOS t'IHJIW\ NllS
...
En ese mismo 1956, en Londres, aparecía una obra que iba a revo-
lucionar la mirada: ¿Quéhace a los hogares de hoy tan diferentes, tan atractivos?
[12], el pequeño collage del inglés Richard Hamilton. La ohra volvía los
ojos hacia los objetos cotidianos, y en ella se reunían muchas de las cla-
ves para comprender los cambios que estaban a punto de ocurrir, esos
cambios que se acercaban al arte de las cosas corrientes también en
Europa, a los objetos cotidianos de la sociedad ele consumo que se exhi-
ben abigarrados en la obra del británico.
De hecho, en el collage no falta ninguno de los elementos de lo mo-
derno, desde un remedo ocurrente de Angelo Siciliano -más conocido
por Charles Atlas, denominado en 1921 por Physical Culture el «hombre
más perfectamente desarrollado del mundo»-, que nos mira sostenien-
do con su brazo musculoso un «tootsie pop», hasta la «pin-up» provoca-
tiva con sombrero de lámpara que sostiene con su mano empulserada
uno de los senos. Completan la escena una suculenta y gigantesca lata
de jamón, un cómic convertido en póster, la televisión, un magnetófono
de bobinas, el aspirador que llega «allí donde usted lo necesite» y otros
elementos de los hogares modernos, presidido el ambiente por el retra-
to de un señor v~tusto, a primera vista el único representante de la alta
cultura. Arriba, en el techo, un fragmento espacial sacado de algún re-
portaje científico hace reflexionar sobre los acontecimientos de la actua-
lidad.
La imagen de Hamilton es una imagen de la abundancia, muy
próxima a las revistas de los 50, a esos anuncios de sopas Campbell
donde todo aparece acumulado. No obstante, se trata, en su caso, de
una modernidad ajena, recortada de las revistas estadounidenses, que
poco o nada. tiene que ver con la realidad inglesa de entonces, sumer-
gido aún el país en la posguerra y gobernada la escena artística por los
paisajes nostálgicos de la colonia de St. Yves en Cornualles. De hecho,
aquello que Hamilton reunía representaba la realidad de otro, al ser
Hamilton un chico inglés hablando del sueño americano : los hogares
modernos tan atractivos, tan diferentes, que no eran sus hogares mo- 12. Richard Hamilton, ¿Q_ué hace a los hog~res de hoy tan dijrrmtrs.
dernos. En este malentendido estriba la magia de la obra que da inicio tan atractivos?, 195b
al pop inglés.
40
ARTJ::S VISUA L.t::S tN OCCIDENTT·
l tl 1<l.' OIH ~~I'OS COTl!>IANOS 41
1111 llll f'Vo estilo que se rebelaba contra propuestas anteriores, aunque, en
• 1 • 1•,o de Inglaterra, no era el expresionismo abstracto, sino los citados
¡ r.1 1 . tp·s bucólicos, tan dentro de la tradición inglesa.
• t··rnplo la obra $he -la «s» como el símbolo del dólar-, de Harnilton,
dnr1de los objetos cotidianos han sido reducidos a líneas. Toma paródi-
' .tliH'nte el doble papel de la mujer en la publicidad, derivado de las
¡> t i 'puestas de los anuncios en los 50: por una parte, consumidora, y, por
l.t otra, objeto para ser consumido.
Sea como fuere, en aquellos momentos, en el verano de 1956,
1• ,do era novedad, imprevisible, igual que el famoso collage de Ha-
'ni!ton o los de Paolozzi. Los jóvenes ingleses se habían propuesto
11 ansformar el mundo, porque lo que allí se planteaba era el futuro -lo
oli·svelaba el propio título de la exposición que en agosto de aquel mí-
lrco 1956 se inauguraba en la Whilechapel Gallery de Londres: This Is
li"Jmorrow.
O mañana es ahora, como se podría pensar viendo una exposición
capaz de congregar a músicos, poetas, arquitectos, escultores o teóricos
ligados de forma más o menos próxima al Independent Group, el con-
13. David Hockne n
y. un ha .
c. '{Ju;:.on más grande, 1967 junto de jóvenes británicos que desde el propio !CA ideaban una revolu-
ción que, a diferencia de lo que ocurría en los Estados Unidos con el pop
en esencia pictórico, representaba una curiosa comunidad de disciplinas.
Aunque _no solo. Frente a la escena nort . . Así, los propios Hamilton o Paolozzi compartían espacio con Magda
desmoronada, persiguiendo un oc , :g
dor en los pnncipios de los años 50 I 1 eamencana de prus vence-
~terra, en medio de una Europa
trataba de hallar su image b p o e rure ~as las secuelas de la guerra
Cordell, con fotógrafos como Nigel Henderson, arquitectos como Ali-
son y Peter Smithson, teóricos como Lawrence Alloway, poetas como
n, uscar nuevas form 1 l ' Reyner Banham o diseñadores como Edward Wright, autor del icónico
entonces aparece el Independent Gro . u as pa~a e relato. Justo y radicalísimo catálogo en espiral que, si en 1956 fue una absoluta sor-
porary Art (ICA) londt"n up, ligado al Institute of Contero-
. ense, centro ind' fbl d presa, hoy es un clásico del diseño gráfico de los años inmediatamente
mauguración. Como en el caso de] h Isc~ e e vanguardia desde su posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
o ns y auschenberg, se trataba de
,.~ , 111 .: ¡,os OllJl'TOS cOTlDIAl'üS
42 1\RTF.~ VISUALES ~: N OCCJDENn:
Fuentes
muy pocos términos en el mundo del rute. Poner rótulos es una forma ex-
tendida de hacer frente a las cosas. [...]
La bibliografía sobre el 0
también muy abundante p pl p -y so1ol en lo referido a las fuentes- es !Aspiras a la objetividad?
' or o que resu ta com 1 · -· Mis cuadros no son meros gestos expresivos. Algunos los he concebi-
títulos. Un texto básico q d P ejo cemrse a unos pocos
ue pue e resultar de til"d d do como actos, o sea que en alguna medida tuvieron la intención de ex-
ocurre con el pop y después del o desde u I a para to~o lo que
presar que una cosa po~ee una naturaleza determinada[...]. Me interesa el
perado pese a su temprana fechapdp, bl. ll_l~chos puntos de VJsta no su-
F. D e pu Icacwn es el des· ' M eh' hecho de que algo deje de ser lo que era, la transformación de algo en otra
Iz, el arte objetual al arte de concepto (7960-7974.1 . Imon ar an cosa distinta de lo que es.
Akal, 2012 con motivo de sus . ti . - -¡, reJmpreso en Madrid,
vem cmco anos de · ·- E
edición previa, de 198S e íl apancwn. xiste una
' on un ep ogo sobre la "bilid d Tom Wesselmann, «V\That and Who Was Pop?», ModemPainters,otnño, 1991
y un cm-yunto de textos tradu .d d sens¡ a posmodema
más, de un libro muy útil paraCI o% ed~na enorme utilidad. Se trata, acle-
Para tener u 1.d ~ro n Izar en la situación española. Mi trabajo era una reacción contra el tipo de abstracción que hacía
na ea aproXImada del 0 .
recomiendan los catá]o,us de d . p p norteamencano e inglés se De Kooning. Aunque esa reacción se basaba en un amor y una envidia in-
.
N acwnal o os exposiciOnes· Artep0,;, M d ·d finitos. Era el tipo de trabajo que quería hacer, pero me di cuenla de que
Centro de Arte R · S fi · .r' a n , Museo
ema o 1a 1992 Th. ]¡ d
guerra británica y la estética de la ab d' . V,~ ~ n ependent Group: la pos- tenía que negarme aquello que tanto envidiaba. Así que opté por elegir lo
visión de Warhol en algunas ~bnl anczal, a enCia, IVAM, 1990. Para una más opuesto posible. Mi meta entonces, y la que sigue siendo mi meta hoy,
.
d nd, La Casa Encendida 'J007 pos¡ es re ecturas T#z h l b '"r. h era hacer un arte figurativo Lan interesan le como lo eran para mí esas abs-
., r: o so re rYar: ol, Ma-
• -
Barcelona, Tusquets 1981 y A , . M , Y sus texlos Mzfiloso~ d A B tracciones de los SO.
d . . 'J'a e a y deBa A,
S b ' ' merzca, a nd S1ruela, 2014
o re Jasper Johns )' Robert Rauschenb~r . .
bre su relación se puede " J"llJ h g Y algunas cuestiones so- Andy Warhol, América [1985], Madrid, Siruela, 2014, págs. 14-17
. ' ver 1 o nston jashe T. h . Pr. ·te
tzon, Nueva York y Lon.J Th ' r rJO ns. wz ~ed Informa-
<~ res, ames and Huds 1996 S b
las cuestiones relativas a este . on, . o re algunas de Todo el mundo tiene su propia América y hu~go tiene los trozos de
«pnmer pop>> se pued u1
Pop: American Art in Transition 7955-62 ( ' 1 e cons tar Hand Painted una América de fantasía que creen que está ahí, en alguna parte, pero que
1 M ~~&exp~~)LoAn- no pueden ver. De pequeño jamás salí de Pensilvania, así que solía fanta-
es, useum of Contemporary Arl, 1993. , s ge-
El manifiesto de los realistas franceses d p· sear sobre las cosas que creía estarían ocurriendo en el centro o el sur del
realistas, fue traducido en Buen A.i p ~ , Ierre Restany, Los nuevos país o en Texas, esas cosas que tenía la sensación de estar perdiéndome.
os res por rudos, en 1969. Pero no se puede vivir en más de un sitio a la vez. Y tu vida, mientras está
pasando, no parece tener nada de ambiente hasta que no se ha converti-
Textos seleccionados do en recuerdo. Por eso tienen tanto ambiente los rincones de la América
de fantasía, porque son escenas de película, música y trozos de libros que
se juntan. Y vives en tu América soñada, la que has creado a tu gusto con
• ~~nerjohns, «¿~ué es el pop art? Entrevistas (1963)», en Simón M un poco de arte, sensiblería y emociones, tanto como vives en tu Améri-
, 'Del arte objetual al arte de concepto (1960-79741 M d "d Ak ar- ca real. [...]
pag. 352 ·¡, a n , al, 1988, Las películas son las que han gobernado América desde que se inven-
taron. Te enseñan lo que debes hacer, cómo debes hacerlo, cuándo debes
iYo no soy un artista pop! En cuanto se - . hacerlo, qué debes sentir y qué aspecto tener al sentirlo. Es estupendo cuan-
mundo intenta referirlo aJ máximo d establece un termmo, todo el do te muestran cómo besar como James Dean, hacer la calle como Jane
e gente que puede, porque existen Fonda o ganar como Rocky.
CAPÍTULO 3
Concretos y minimalistas
CAPÍTULO 3
Concretos y minimalistas
,,
1
' IO., llal» de los 60-70 a la cual pertenece, entre otros,Joan Brossa- y sus
11 1\ ilaciones al des-aprendizaje de las leyes culturales impuestas por la
, , ¡c·nl(' resco pa
ra mcorporar a es
¿· d de los ?O (Lippard, 197oa, · 238) .·
¿MINJMALISTAS CÁI.lDos? . d Arttfirumame Ia os . h -
1 ·' 1 d ''·' Ltppar en . d'fi ·¡ ente clasificable mcluso oy y
'"da más cierto. :u-lista Il CJ m la década de los 70-, llegaba
d d 1 arametros a uso en t
Aunque cómo exponer las obras de Clark sin poner en peligro la.~ '"" .ltJII es
11.1 1.1 los anos o
-
eO()os. p orada por casi. todos para convertirse,. .dedrepen
Ign d te'rrru·no sobreutihza o y, as-
h e,
piezas para usar en su conservación, se pre,srunta el museólogo. Muy Sl'll . d h · aposmo erna», . ·
'11 1111.1 espeCie
cilio, tratando de preservar su esencia hasta donde sea posible sin porwr be« erOin1 De hech o, en L ouI·se Bourgeois se reuman casi
L• ' wr!o punto, ana . . dazos los conflictos en torno a 1a cons-
en peligro la integridad. Si por razones de conservación no se puede p<•r
ltulm los traumas del SUJeto a pe , y rascinada por el final del Gran
d~ jerarquizad~,
mitir que los espectadores toquen las esculturas, en el caso de las «máscara... 1 ·d fdad que esa epoca, l· .t
1111<' tún de a 1 en I . la mirada única y necesi a-
sensoriales» o los «parangolés» se acudirá a copias que se puedan «vestír»,
¡:, I.Jto y el tambaleamJento, . narrativas. Entonces el discurso he-
1'·1 ~ 1<' las nuevas formas artlsbcasl_Y
como se ha hecho últimamente en la gran antológica del MoMA de 20 1·1.
era puesto en tela de juicio; eran
Sin embargo, los «neoconcretos» no eran los únicos artistas que st· . cial el mascu mo- . d 1 t -
enfrentaban a !os rninimalistas y trataban de recuperar Io «cálido» drl
•·•·tnomco
. -en
. espe l . ,. enes d e la t eon·a y a la reescntura e as au o
.IIIU'> son1eildos a os vatv . '1· ·s en los cuales las propuestas
arte, algo que, no cayendo en la autocomplacencia sin límites y la pa- d· r el pstcoana tst ' ,
1•u 'grafías gobema. as po bien - uede verse en la pieza Mama, con
sión de la Escuela de Nueva York, buscaba recuperar lo propio, lo tan-
.¡, Bourgcois encapban muy .P d l Guggenheirn de Bilbao [21].
gible, otra vez lo metafórico, partiendo de la propia noción de «literali- - d 1999 en el extenor e
llltl\1a de arana, e , , .. , . la onían en relación con e1cuerpo,
Otros revisaban la repehcto~ly . p 1 'an la mirada hacia lo auto-
dad». En aquellos años gobernados por neones, los años en los que la
escena artística neoyorquina estaba secuestrada por el minimalismo -arte . ·. d 1 s matena es, ovo VI . d
' 'lll la consistenCia e o S as quien realiza una sene e per-
1>~ograftco -es e cas
masculino por excelencia, la más implacable de las vanguardias-, algu- .. 1 . .0 de Lucas amar , A ids
. . y primeros 70, los utoporo '
nas mujeres trataban de reformular el mundo apelando a materiales sen- tr. tos en los u1timos 60
suales, próximos a otras formas de acercarse al acontecimiento. lltrbadores autorre a . ifi del 73 ' en las cuales d.rs tor-
ll••ra llegar a las liran.'Jor ...¡; maczones fotugra cas
. 1 , emulsiones. Entre los artis-
.
Era el camino elegido por Lynda Benghs -con sus esculturas infor- .. rl un JUego con as d l
\tona la imagen a parllJ f' . t, c)ra se podría incluir la obra e
mes, con sabor al calor d e cuerpos-, Eva Hesse o Louise Bourgeois, 1 erpo como me aH d
l¡¡s que toman e cu . entaciones con neones es-
quien, desde los trabajos elegantes, evanescentes, casi próximos al Gia- B N man cuyas expenm fri 1
cometti de finales de los 40, llegaba a mediados de los 60 con unas es- lll<'ncionado ruce au ' . que fluctúan entre lo o -e
· · los del orgamsmo d )
culturas orgánicas, montículos conformados por partes connotadas de niben pmtcs 1 ál y movuruen E traste inquietante presenta, e a -
tH'Ún- . o e 1 .d el cuerpo
t o - uesta por .la fiISlCl se con
. 'da d -«literalidad»- mm¡ma · · ¡·l Sta al
cue1pos humanos, fragmentos antitéticos y reunidos que serían, ya para
siempre, el leitmotiv en el
cosiendo lo hecho añicos.
trab~o de la artista, a cada paso cosiendo y re-
guna manera, a ap
'>ervicio de las nuevas metaforas,
, las ue hablan del yo.
~ de Eva Hesse Carl Andre,Jas-
Ri h d S rra -am1go '
Por su parte, e ar e d 1 h blaremos en el capítulo corres-
Y, pese a todo, quién sabe si por el poder inmenso del mencionado rJerJohns y Robert Smiths~n, e que ata la experiencia física directa
a~ ~ que e.1 recaleaba a partir no solo de 1os mat e-
minimalismo en la escena internacional, el talento de Louise Bourgeois 1 L d t asptraba a resca r
pondiente
propuesta por a an los mznzrnal
ARTJo:S Y!SUAI.E~ EN OCCIDJ~-.¡'f'l·
, IU ros Y MlNl:v!AI.lST.'\S
riales, sino del acto mismo de realizar la escultura -ahí queda clara la
influencia de johns, la consciencia del proceso mismo mientras el pro-
ceso se está llevando a cabo. El contraste de los materiales utilizados -go-
mas y neones, como en Cinturones-le enraíza además con el g¡upo de
artistas que plantean la relación con las formas orgánicas, como la pro-
pia Bourgeois.
Contra el marco
lh;UYS EXPLICANDO LA HISTORIA DEL ARTE A UNA LIEBRE
\ OTROS PROCESOS
1 pacio del otro lado>> (Warhol, 1981, 127). Era el exceso que se intuía
1
EuRoPA Y LA INTERNACIONAL SITUACIONISTA 1
r
Por esos mismos años 60 y contra las propuestas norteamericanas
. scultura viviente, 1969
reaccionaban algunos europeos o, al menos, se reaccionaba desde Alema- 25. Narn June Paik, Televisión sujetador para e
nia a través de Fluxus, grupo de trayectoria complejísima, que en 1962
formarán el americano George Maciunas, el alemán Wolf Vostell - en di s van a tener en
cuyo museo en Malpartida de Cáceres es posible ver algunas de sus . 1 . ortancia que 1os me o ,
Paik se pone de mamfiesto a unp l d la experimentacion. Fluxus
obras míticas-, la japonesa Yoko Ono, una artista d e gran relevancia a las producciones de los 70 como ug: c:ácter más minimalista y con
opta por un tipo de_ puesta e~~s~:~ ::omento, entre otros, los cilados
pesar de que su obra conceptual haya sido eclipsada por su condición
de viuda dejohn Lennon, y el coreano Namjune Paik, quien más tarde ellos colaboran artistas nota e ·o
dedicaría buena parte de su trabajo al vídeo de artista. En sus clásicas
Christo y Joseph Beuys. a: u e olvidar cómo antes de esos años 6 ,
producciones, la modelo y artista y música Charlotte Moorman -quien, De cualquier manera, no h y q d'a parisina plantea las ral-
enferma de cáncer, es una de las primeras mujeres que usa su enferme- tado- la vanguar 1 1l
- tal y como se ha comen . . cluso antes que Kaprow, al cua a
dad como lugar de reflexión a propósito del cuerpo- aparece tocando y del cambio hacia la teatralidad m . , Desde Malhieu hasta
un chelo con partes de su cuerpo cubiertas por monitores, tal y como se ces 1 , .t de la transformaoon.
historia oftcial da e men o
presenta en Televisión sujetador para escultura viviente, de 1~69 [25]. Con
ARTI::.S YI.Sl:A LK~ EN 0CCIIJI-.N 11 , IU El. M/\RCO
i·. l,·in, con sus monocromos azules, los franceses buscan modos alterna-
''\ Ds de desmaterializar la obra y hacer realldad lo que IIuebler propo-
111' < ·n un mundo demasiado lleno de objetos. Es el propio Klein quien
¡¡,.\'a un paso más allá el experimento de Pollock cuando, en lugar de
ll'><t r latas de pintura o palos, se sirve de las propias modelos para que
~~~ cuerpos desnudos pinten sobre el lienzo en Antropometrías de la época
'' ,ul, una performance del9 de marzo de 1960 en la Galería Internacional
'll' Arte Contemporáneo de París [26]. La subversión era enorme y no
.olo porque rompía con la noción del marco de una forma inesperada:
,(' daba además la vuelta al papel tradicional de la modelo, esencial en
la historia de la pintura occidental, que dejaba de ser pintada y se con-
w rtia en cuerpo-pincel.
Sin embargo, no deja de ser un gesto atrapado en la lógica hegemó-
~-~ . -·. "i_i,~ nica de lo masculino, en especial, comparado con la propuesta de la japo-
...-.,.:s> . . ·-· ~. •..• nesa Shigeko Kubota, quien, en el Perpetual F1uxus Festival de 196S, pin-
ta de rojo una superficie blanca con un pincel colocado en la vagina [27].
~~
o.>
26. Yves Klein Su gesto, muy asociado a la revisión de la lógica establecida por parte de
Antropometrías de Fluxus, revisa también el gesto de Pollock, enraizado, igual que toda la
la época azu~ 1960
Escuela de Nueva York, en la pasión y la masculinidad del genio.
La idea del cuerpo como pincel o hasta lienzo aparece unos años
antes, en 1961, de la mano del artista conceptual italiano Piero Manzo-
ni, cuando firma el cuerpo de una modelo poniendo sobre el tapete las
estrategias del mercado: el valor de las cosas depende de lo que se con-
sensúe como tal [28]. Sus propuestas, irónicas respecto a la trascenden-
cia de Klein, culminan con otra obra, expuesta ese mismo año 61 en
una galería italiana, y una de sus producciones más notorias: la «mierda
de artista». Se trata de una serie de latas pequeñas con la siguiente eti-
queta: «Mierda de artista. Contenido neto: 30 gramos. Conservada al
natural. Producida y envasada en mayo de 19Gl». El texto, escrito en in-
glés, italiano, francés y alemán, juega a la doble vertiente de objeto de
consumo, seriado, y obra de arte, ya que todas las latas están firmadas y
numeradas en la parte superior, hecho que las convierte en objetos ar-
tísticos únicos. A pesar de que nadie conoce a ciencia cierta el contenido
27. Shígeko Kubota · . d real de las latas -abrirlas y comprobarlo sería destrozar una obra de
pmtan ~ con la vagina en el Perpetua! Flux
Festival de 1965 us arte-, en el momento actual la obra alcanza cifras astronómicas -enton-
ces se vendieron al precio literal del oro. También esta obra, aunque de
ARTES VISUALE.~ EN OCCJDEN 11 , ••:IRA F.L M ARCO
la vuelta al propio concepto: sus pinturas por metros de 1958 -la «pin- de Lacaton y vassa Y
1
d
1 , de los «arquitectos estrella>>
desde la crisis de 2008 ha clausu~a o ~er:ún entre los países de econo-
tura industrial»- son un buen ejemplo.
Si la I. S. entiende que el st.Yeto revolucionario ambicionará cons- y la «arquitectura-escultura», tan ~ mo ; d 1 G lfo
truir «situaciones» en las cuales moverse, también ¡·echaza la absurda mías emergentes, por ejemplo, Chma o os e o .
promesa de felicidad que invade el falaz proyecto urbanístico de la mo-
dernidad, en el cual todo se supone creado para el bienestar de quienes
ÜTRAS PROPUESTAS POLÍTICAS DESDE LA SUPUESTA «PERIFERIA»
se limitan a habitarlo de manera pasiva. Por este motivo, frente a lapa-
sividad, la acción; frente a las situaciones que dicho proyecto moderno
. .. E - a y pese al franquismo,
impone, la batalla por ser artífices y protagonistas de esas otras «situa- A finales de los años GO tambten en t spl~znan'tes de raíz política, so-
ciones» que terminan por ser la garantía contra el aburrimiento, aquellas 11 d puestas concep ua I
se iban desarro an o pro 1 . . tento de modernidad era
que rescatan lo cotidiano y le devuelven ese halo de unicidad que persi- omento cua qmer m
bre todo porque en ese m l do l<l69 es el año de Ordena-
guen los miembros del g¡upo. El mensaje parece claro: hemos sido en- ! nclado en e pasa · ~ '
un ataque a statu quo,.: - . de formas plásticas, donde participa,
gañados respecto a las ciudades contemporáneas que, pese a lo que la dores en el arte: generaczon automatzbca . o'x¡'mos a cierto geometrismo
propaganda quiere hacernos creer, no son el lugar divertido y excitante El _ A · s y sus tra aJOS pr
entre otros, ena sm N Bald weg arquitecto estuvo pre-
donde todo, lo que cada uno desee, es posible -muy al contrario. Más . Juan avarro e ' ' .
y hasta concretismo. b 1 blemas de la informática aph-
aún: se diría que únicamente rescatando el lado borrado, secreto, sin 1 ·ones so re os pro 1
sente en a gunas ses¡ - . t de ligado a la experiencia de
manufacturar; arrancando «los misterios de las aceras», como proclama- cados a la arquitectura. Estara mas arl onceptualismo en los años 70
ba Ivan Chtcheglov en 1953 (Plant, 1992, 57), es posible devolver a las «regreso de la pintura» y es su pasolpor ~te- ·ca en los 80 lo que puede
ciudades la viabilidad revolucionaria a través de una de las técnicas fa- .
Y posterior mcorporacwn · - a la vue ta pie on
d' tender la complementarie-
voritas de la I. S.: el détournement, una desviación, un sacar del contexto, de estu 10 para en
ser tomado como caso b o uestas en esos años como par-
un desplazamiento de significados. En suma, esas estrategias de cons- dad que, en el fondo, tienen aro ~s pr ~ guardisla que toma for-
trucción del hecho visual y arquitectónico que tanto van a influir en la . da «resistencia» van
te de la misma mencwna L . d Pablo Halffler y Tomás
producción de los años 90 del siglo xx y los primeros años del xxr. t Por su parte, ms e '
mas incluso
Marco en las ap¡·Icacwne
opues as.
se ocuparon . s informáticas en la música, po-
!11
!JO t'ONTRJ\ EL MARCO
AIUF.S VISUA I.t:S !::N OCCIDF.NTE
LAND AI<T
!l7
!J() ARTES VISUAJ.ES EN OCCU)J;NTJ•, • 1 INTRA EL MARCO
' ' Y e l ro e Alexand Alb presentación de obras de arte del pasado tiende no solo a eliminar ese con- 1
Art and the Politics ofPublicity, Cambrid e ( ) er erro, Conceptual texto, sino a re-contextualizar la obra a fin de re-construir nuevos significa-
una revisión del problema Sob F1 g MA ' The MIT Press, 2004, para dos necesarios para el conservador o la institución, lo cual es más fácil lle-
· re uxus y en la 1 · · d
Nerea de suma til'd d co eccwn e la editorial var a cabo con obras catalogadas como «maestras>> porque se adecuan a
tanta bibliografía disponible Iñaki E t ~a ~fue os temas donde no hay
' u 1 a en castellano p ll
las necesidades de un público al que se ha enseñado a ver la obra como
2012. Para el arte de acción, Sa . se a, uxus, San Sebastián, Nerea,
dotada de un significado fijo. Esto proporciona al conservador un vocabu-
tián Nerea 2000 D 1 . , grd_ano Azoar, El arte de acción, San Sebas-
lario establecido con el que puede alimentar de manera creativa su propio
se_ pue en ~onsultar el libro sobre
, ' · e a misma e ttorial d
instalaciones dejosu Larraña a el d
Javier Arnaldo sobre Yves KJ.g·, e Toma RaqueJO sobre land arty el de discurso histórico del arte.
em. Dicho discurso se tonta como «objetivo>> y permite, dentro de su di-
Sobre la Internacional Situacioni ta . . . námica, la continua presentación y reevaluación de las obras maestras[...].
Acuarela Libros baio el . ul d As son tmprescmdtbles los textos de Si queremos entender el arte del siglo próximo, deberemos entender
. ' " tmp so e mador R • d S
Ptero Manzoni el catálogo de la F d . . eman. ez- avater, y sobre que Picasso realizó «obras maestras>> y pertenece a los coleccionistas. Du-
1991. Sobre los años 70 en E - un _aoon .«l_a Catxa>>, Piero Man,zoni,
champ no las creó y pertenece a los artistas.
Marchán, Del arte objetual al a:fea;a un hbro clastco es el citado de Simón
logo de la exposición del ne· Se cf~ncdepto, y sobre Cildo Meireles, el catá-
~ ma o ta e 2012. 8 Allan Kaprow y Robert Smithson, «What Is a Muscum?», Arts Year-
book, The Museum World, 1967. Reimpreso en Robert Smithson: The
Collected Writings (ed. de Jack Flam), Berkeley, Los Ángeles y Lon-
Textos seleccionados dres, University of California Press, 1996, págs. 44-46
siciones. Por ejemplo, con frecuencia tengo que hacer concesiones sociales
en mis happenings, mientras tú y el resto de los que teneis objeciones hacia
los museos seguís exponiendo en ellos.
FEMINISMO Y TEORÍA DE GÉNERO
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l o~ representante fortuita de una forma artística que requería ser esencial-
lllcnte imprevisible y ponía de manifiesto, una vez más, las mismas con-
? tradicciones del discurso dominante.
Quizás, esos jefes intolerantes, que obligaron a la mujer a dejar su
IGOTUPAf trabajo tras el acto transgresor, se paseaban entre muestras de copy art
~.34 A.M . por cualquier galería a la moda. De hecho, los 70 son el momento en el
Mr. Kasper Konig cual las formas de arte cambian y empiezan a aparecer opciones que re-
tan al sistema y sus estrategias habituales de representación. Si con el
ON KAWAf'• bS East Broadway, arte conceptual de los años 60 los productos iban dejando paso a los
HOTEL MONTE" CARL.C New York, N. Y. llt0 2 procesos, una década más tarde se asiste a la agudización de las posicio-
AV. lJ,_UijiU4\' ff US" S. A. nes que se habían ido gestando.
MEXICO f, D. F.. MEXICO Dentro de este arte que aspiraba a poner patas arriba y de forma
l rJ C. o t ~drol ¿. Jtw\ ~•ico )' El S.ogr o rio Merrop ol•tono
~" '"lonte-. el Z6f'a to M li;uco D F V te .,.. of thr Zo<olo
1
itTemediable la unicidad de la obra de arte se encuentran propuestas
l ·'< th~ C otJ..~ ::froJ of M~,.ico lorge-t1 in Mr;c•tu
P"nh• h) M.u .. r .•. k como las postales que On Kawara [33] va enviando a sus amigos desde
mediados de los 60 y que constituyen una muestra del llamado mail art,
l'n esa proliferación de «estilos>> a la cual se asiste en la década de los 70.
Provocaciones sexuales -arte erótico, kinky u homosexual, según la cla-
~13. On Kawara, Mail Art, años (j()
sificación de Lucie-Smith- ; provocaciones políticas -pacifistas, feminis-
11!)
1JH ARTES VI."; UAI.E$ 1::.1\' OCC JI)EN ll t 1 1.1\1'0 E:'<II::JU l
circunstancias extrañas. La cubana Mendieta propone acciones ~ lét' 11 ,1, • m n el discurso hegemónico. Los y las artistas de los 80 demuestran
cuaJes está implicado el cuerpo completo, a veces incluso violentado uho 11 d )('r aprendido la lección y abren sus propuestas hacia territorios im-
gado, fundido y confundido con la naturaleza; acciones de cuerp~s d<·l 1'' 11sables diez años antes.
entre~e.dias que beben d~ las fuentes de la antropóloga y escritora Lydia De este modo, muchas creadoras de los 70 decidían librarse del
Cabre1~, en cuyos escntos recupera las tradiciones de su Cuba natal, , 1 wr¡m al uso, porque es bien cierto que en todos los relatos masculinos
pero, mas Importante aún, la idea misma de crear una escritura híbrid<1 ,¡,. la historia del arte el cuerpo es siempre el vehículo privilegiado para
ese.territOJio que cultiva en cada obra Mendieta también. Es otra de la~ 11 .tnsmitir la narración impuesta, y el cuerpo de las mujeres, pintadas a
mUJeres que representan la esencia de un arte que, en pleno minimalis- 1 1 largo de la historia, ha sido siempre pasivo. Más concretamente, en
mo, propone soluciones diferentes y una de las primeras creadoras Iati- 1," ~dí os 70 las mujeres artistas, en consonancia con el citado movimien-
noamencanas con visibilidad en el mundo del arte neoyorquino. 1• 1 sociocultural, se empezaban a preguntar si existía un teiTitorio artísti-
Claro que no es la primera vez que el cuerpo es el protagonista ' 1 1 suvo - lo habían anunciado Benglis o Bourgeois en pleno auge del
-como p~ueban Kaprow, Klein o Shigeko Kubota, quienes habían apos- minir:zal. Era la cor~unción privilegiada del interés por el cuerpo impe-
tado por mcorporar la teatralidad al arte, revisando la misma noción de 1 ,mte desde mitad de los 60 y los nuevos modos de acercarse a ese dis-
teatro Y las implicaciones con la corporeidad. Si en la escena el actor se 1 urso hegemónico por parte de las mujeres: se planteaba la revisión de
preparara el papel, :nos idean p~ezas donde los actores se ven obliga- 1 it>rtos códigos arraigados en la cultura occidental que desde la apari-
dos a actu~r ~spontaneamente, sm guion previsto y a menudo sin diá- 1 ión de los primeros textos, ya comentados, iban a modificar la propia
logo. El pubbco conforma el espectáculo con sus protestas -el nortea- historia del arte y la producción de los y las artistas.
mericano .Chris Burden e~ l~s 70- o hasta con su horror, igual que en No faJtaban, desde luego, el humor y el descaro a la hora de plantear
las actuacwnes de los accwmstas vieneses en los 60 -Hermann Nitsch el trastocamiento del canon impuesto. Lo demuestra a mediados de los 70
o ¿.mulf ~a~n.er, quienes llevan a cabo rituales sangrientos donde se im- la propia Benglis, cuando propone una imagen que aparece publicada
p~lca lo. h1stoncamente borrado y lo incómodo del cuerpo: la san¿,rre, la en Artforum y que asombra a la siempre comervadora comunidad del
vrolenc1a.
arte internacional: un cuerpo femenino, sexy y desnudo, con gafas de
sol y gesto desafiante, sostiene con una mano un falo postizo. La idea es
FEMINISTAS clara: cualquiera puede ser un hombre porque lo masculino es otra con·
vención consensuada y postiza. Tiene mucho de la tradición subversiva
que ha sido continuada por las Guerrilla Girls, el grupo de. mujeres. ~ue,
Sea como fuere, la gran aportación de la década de los 70 es el modo disfrazadas de orangutanes, en los últimos años HO se dedtcan a cntrcar
e~ el cuaJ el «arte feminista» - y sus implicaciones con el cuerpo- em- el mundo del arte establecido con sus exclusiones de mujeres en los mu-
pieza a florecer, sobre to,do en los Estados Unidos e Inglaterra, dado que allí
seos, las galerías de arte y las revistas y periódicos.
es _donde surge la teona -corno se ha venido explicando-, aunque en Otra vía de la reivindicación llevaba a las mujeres a rescatar lo fe-
pa1ses, co~o España encontramos a Esther Ferrer, en Italia a Gina Pane menino olvidado, desde los bordados -tal es el caso de Polly Hope- a
Y en Francra a Orlan .-que se comentará en la última parte de este capí- lo femenino tabú, como ocurre con la Bandera roja deJudy Chicago [35],
tulo-, todas ellas ponrendo en solfa el sistema a través de sus peiformances. donde un tampax: es protagonista. De igual modo, se retomaban temas
Son estas mujeres las que preparan el terreno de todo lo que va a ocurrir tradicionales revisitados, por ejemplo, la maternidad, desde siempre
en los BO y.l~s 9?, un tipo de arte que revisa aJ sujeto impuesto, la unici- idealizada por el discurso del poder con los cuadros de las madres feli-
dad Y la ongmaJ1dad de la obra, todas cuestiones claramente relaciona- ces, tan abundantes en la historia de Occidente, y desenmascarada por
AKIT.S VISl'ALI::S EN OCC'IJH:N 11
,, iiU'Iii·:SH JUl
I'!IJ ARTE> Vi~UAU::S f:N OCC'JIJI·: N'II ' 1 " ' '!>ENTERO
EL CUERPO iNCÓMODO
En todo caso, y más allá de la catarsis del copylbody art, algunas artis-
tas, como la francesa Orlan, proponían su cuerpo como lugar vendible
en los años 70 del siglo xx, plateando ese cuerpo incómodo que tanto da-
ría que hablar en las décadas posteriores. Así, en 1977, Orlan ponía de
manifiesto, muy descaradamente, la trampa del artista como objeto cuan-
do a la entrada del Grand Palais, sede de la F1AC -la feria de arte de Pa-
rís-, y haciendo alarde de un humor corrosivo, exhibía la foto de un tor-
so convertido en máquina tragaperras: si alguien echaba la moneda en
una ranura entre los senos, la artista emergia y premiaba al atrevido con
:17. Gilbert and George,
un beso. N o se trataba de un beso robado, sino de un beso vendido en Shitted, 19H3
una doble trampa: su puesta en escena se refería a la transferencia histó-
rica que sufren las mujeres -la de sus cuerpos-, pero aludía también al
arte contemporáneo, donde todo se compra y se vende. Orlan se vendía , . a Lravés de un ordenador, iba escogicn-
como artista y como mujer y desenmascaraba dos trampas a un tiempo. rófano, como h~Cla Orlan~¿:e;~ algunos cuadros clásicos de la historia
Podemos preguntamos, no obstante, dónde se halla entonces la di- do las partes mas conno. , io rostro a través de opera-
ferencia entre las distintas ventas históricas, si se trata de simples ventas del arte e iba reco~p~menHdolas enbsutanpr~p una diferencia básica entre
al fin y al cabo. ¿Qué hace de estas mujeres unas «insurrectas de la re- o.·ones d e ctruo-
· oía plastica. ay, no. ,of s ' a mejorar su imagen y esta
presentación» si parecen representarse como aquello que se espera de las mujeres que pasan por el qmro tn~ par o de masas· Orlan siempre
ellas? La búsqueda última es hacer patentes las estrategias del poder artista que en los 90 ~lega a ser un eno_menseñora des~ cuerpo que, en
precisamente a través de sus mismas estrategias: lo esencial no es lo que se opera bajo anestesta local y es la duena y . . te incómodo casi
estos desvelamientos, termina por ser extraordt~~namen e y carne '
se ve, sino cómo se ve -la intencionalidad. Las acciones de Orlan no se- d fil a en plena operacwn: sangr .
rían las mismas -se leerían de distinta manera- de no existir la decisión s:::
cscatDológic~, c~anm~~: lugar a dudas, quienes trabajan más ce~tera-
previa de autoconformarse como objeto y sujeto de su propia represen- e cua qmer ' . , modo son los ingleses Gtlbert
ENTRE CUERPOS
Textos seleccionados
• Ana Mendieta, <<Arte y política», en Gloria Moure, AnaMendieta, Barce-
lona, Polígrafa, 1996, págs. 167-168. Texto leído porla artista ell8 de fe-
brero de 1982 en el New Musemn for Contemporary Art de Nueva York
La irrupción de la fotografía
y otros mitos de los 80
Tc>DOS FOTÓGRAFOS: NUEVOS MEDIOS, NUEVOS COLECCIONISTAS
!
del arte -y parece que también la historia de la fotografía. Es más, son el
conjunto de artistas que en los 80 -y desde mitad de los 70, en algunos
casos- rompen con lo sagTado del arte a través de la foto, y viceversa. Al
replantearse el canon, hacen tambalear las categorias, borran las clasifica-
ciones y desconciertan a la mirada. El ataque al canon viene desde frentes '
muy diversos: en Kruger es formal y, en Mapplethorpe, de contenido.
Quizás sea este artista uno de los casos más interesantes, sobre todo
desde el punto de vista político, por estar unido a la iconografía gay y
ser una de las primeras víctimas del sida, y por la censura que sufrió su
exposición del año 1Sl89 -al poco de su muerte- en la Corearan Art
Gallcry, una de las más antiguas e influyentes de Washington D.C. Se or- 4'2.. Loma Simpson, Stereo Styles, \ 9HH
ganizaba la exposición individual del fotógrafo sin haber consensuado
antes su contenido, dicen alhrunos, y la supuesta sorpresa no se hizo es-
perar, dado que en dicha muestra se exponían algunas imágenes de con-
tenido sexual explícito, como a menudo ocurre con el artista.
Pero si la sorpresa -de verdad relativa para el que conozca el traba-
jo del fotógrafo- no se hizo esperar, la reacción tampoco tardó en pro-
ducirse. Escandalizados por el contenido abiertamente homoerótico de
las imágenes y, sobre todo, porque parte del presupuesto para la muestra
había estado a cargo de una subvención pública, la exposición se clau-
suraba organizando una buena polvareda por la censura indiscutible.
Luego el conjunto de obras se mostraría en un lugar alternativo y, claro,
las colas fueron enormes, porque no hay nada mejor que prohibir algo
para asegurar su éxito. La polémica estaba servida: ¿puede financiarse
con dinero de todos algo que molestaba a algunos? Y, más aún, ¿por qué
les molestaba? ¿No debe ser el «arte» leído como «arte» y, por lo tanto,
fuera de toda sospecha? De hecho, no es lo mismo una escena sadoma-
soquista de Mapplethorpe que la misma escena producida para y publi-
cada en una revista pornográfica -entre otras cosas, porque las fotos de
Mapplethorpe son impecables desde el punto de vista técnico: es un ex-
celente fotógrafo clásico.
A partir de ese momento Mapplethorpe se convertiría en un símbo-
lo, y es aquí donde se pueden encontrar las explicaciones a la reacción
desmesurada más allá del cont<'nido sexual de su u·abajo: eran años de 4:; . Roberl Mapplethorpe, Autorretrato, 19HO
miedo a la enfermedad y. sobre todo, de culpabilizar al colectivo gay,
111
ARTF.) VISlli\I.ES I::N üCCmENTE
, 11\l\IJ PCION DE LA füTOGRA1'1A Y OTROS MITOS DE LOS HU 115
... \'t
.. . <~ños
Sin embargo, el enorme poder de la ciudad de Nueva York en los
XO eclipsó lo que no ocurría allí, como sucede a menudo con los dis-
... ~!'~)a cursos desde el poder. Aunque, sin embargo, fue Nueva York el lugar don-
-· ---:'~
de la transacción ocurría indefectiblemente, entre otras cosas, desde allí
44. Andreas Gursky, Piscina de Ratingen, l9H7 .~e certificó el regreso de la pintura y todas las cuestiones que se debatie-
ron entonces. En Nueva York fueron manufacturándose, además, los
primeros «artes de minorías», que encontraban en el mercado de esta
-·-·--- .' -- ----- ciudad un territorio de visibili:.~;aciones. Es, pues, posible que los 80 en
Nueva York pasen a la historia como la década de los neos (neominimal,
neopop, neoexpresionismo, etc.), las «apropiaciones» (de ideas, de imá-
genes, de iconos...) y el citado arte de las minorías (continuación de las
experiencias de la década anterior, solo que entonces incluso desactivado
y convertido en un producto de consumo). Además, pasarán sobre todo
a la historia como los años en los que se vuelve al objeto artístico vendi-
ble después de las experimentaciones de los primeros 70, en especial a
través de la foto, quizás porque la foto es mucho más eficaz a la hora de
cuestionar territorios como la autoría, la unicidad y la subjetividad.
Entre las diferentes propuestas, es el «apropiacionismo» el que más
comentarios generó. Estas formas de arte «apropiacionistas» tomaban la
foto como punto de partida, así como la recurrencia a la distorsión de
las imágenes de los medios y, naturalmente, cierta sorpresa de descon-
45. Dayanit.a Singh, Privacy, 2004 textualizaciones que es, por otro lado, muy mediática. Robar iconos era
algo que ya había hecho Rauschenberg y que retoman algunos artistas
li!J
¡·¡ ¡·¡·
11
¡~ lll:: I.A FOTOGI\At'i.t\ Y OTROS MITOS D~ LOS ~ll
1-1~ ARH:S Vl.Sl;AI.F$ KN OCl'lll F,N II
Walker Evans, por ejemplo, y, como hace Sherrie Levine, la fmnan con su tl( 'oyorquinas -hacia 198R más de doscientas _en la clUdad. Fue ese un
no~bre. Si el clic, el acto de hacer la foto es lo importante, ellos son l111zamiento sistemático y sin fisuras, que lleno Nueva York con 1~ pro-
qmenes la hacen. No se trata de una copia del negativo original, sino dl' ' hwción soviética. Los rusos hablaban de sus raíces, de la memona, re-
una nueva foto con un nuevo negativo, con un nuevo dic. Además sr- ' , 1nstruían el sufrimiento, la reclusión, y esos eran lemas que gustaba ver
guía diciendo la crítica del momento, ¿no se había basado el mi~mo ,.,¡mestos, que parecían apropiados para los círculos elegant~s y deseo-
~vans en modelos anteriores, al menos en el territorio de lo formal? ' l'> de configurar una nueva «corrección política». La memona era, ade-
cNo se había «apropiado» de esos modelos? ¿No es la historia del art<' tnús, tema recurrente entre los artistas europeos -como ocurre con el
un robo a través de préstamos, un robo también a la naturaleza cuando ¡ ancés Boltanski y su obra de esas mismas fechas donde plantea cues-
se hace la foto de un paisaje? 1
''oncs unidas al Holocausto- y ciertos sectores que investigaban la sub-
A t~avés de ese acto, los «apropiacionistas» ponían en tela de juicio ¡dividad, por ejemplo, producciones feministas o_multiculturales, resca-
el propiO concepto de ori~~alidad -al tratarse de un nuevo negativo,
taban con frecuencia temas cercanos a \a memona.
hay que hablar de obra ongmal- y a través de su acción revisaban los Sin embargo, pocos serían los artistas rusos que sobrevivirían al fi-
modelos anteriores que habían conformado de forma indirecta nuestros 11al de la moda y seguramente lo hicieron aquellos que planteaban pro-
mod?s de ver. En sus propuestas «a la manera de», Levinc jugaba a trans- blemas más allá de los locales. Una buena muestra es la producción de
gredt~ y replan~eaba críticamente conceptos como «el genio», del cual tlya Kabakov, que, más allá de los propios recuerdos y las propias reclu-
h~ Sido exc~mdas las mujeres, al analizar la comentada originalidad '>iones revisa cuestiones asociadas a la pintura y \os problemas que su
~da al.p~opw ~on~epto de unicidad: ¿cuál de las fotos «apropiadas» es uso si~mpre plantea. De hecho, en algunas de 1~ instalaciones, co~o
mas «ongt~al»? t. Donde empieza y termina la copia? ocurre con la obra de los tempranos años 90, Inctdente en el museo, se Slr-
Es un JUeg? de desplazamientos que invade las propuestas de mu- ve de objetos reales, buscados, encontrados ... a vece~ al_lado d~ cuadros
chos. de los artistas norteamericanos del momento, quienes toman los realistas, anticuados, que nos sitúan frente al temtono ambiguo que
me?ws como punto de partida para hacer tambalear la mirada que
cre1amos segu:a. Tal es el caso dejenny Holzer, quien trabaja desde luga- plantea la pintura en los 80. .
En el caso concreto del artista ruso, parece que los usos y funcwnes
res para ser vtstos y no mirados y coloca en ellos mensajes desagrada- de esos cuadros son obvios, pero, en otras ocasiones, el público -e in-
bles Yfuera de contexto. En Times Square, en el mismo centro de Nueva cluso la crítica- tuvieron que enfrentarse con un diagnóstico much~
York, donde se concentran teatros y «sin techo», colocaba su célebre más enrevesado. Cuando \a galería Bess Cutler de Nueva York present~
frase «la falta de carisma puede ser moral». La frase iba corriendo como al fmal de los 80 una exposición de cuadritos de pequeño formato cas1
u~ ~ót~lo l~inoso,. dand? la impresión de estar frente a una frase pu- cercanos al paisajismo del siglo xvm, en una ciudad rebosante de con-
bl~Clt~na o mformativa mas. Solo al mirarla se tambaleaba la costumbre ceptualismo objetual, muchos se prehruntaron qué e:a aquel~o que _se
e mvttaba a reflexionar. vendía, parecería que muy bien, pese a su aspecto anticuado. cE~a «pm-
~~-mercado ~eoyorquino, siempre ávido y buscando otros focos de tura como pinturaJ>o era simple parodia? ¿~~~1 era la cla~: del exito d~
atencwn pa:a saCiar su infinita voracidad, también iba recuperando paí- ese «nuevo realismo»? ¿La vuelta a la tradicwn o un gumo a la tradl-
ses, tend~nClas a las que a veces se colocaba el citado neo delante. Primero
se apropiaron de los alemanes -Anselm .Kiefer, Georg Baselitz, un grupo ción?
1 1 ¡·¡ '11 JI' lll". LA t'üTOGRAt'lA y OTROS MITOS !lE !.OS 80
J.'>() ARrES VISUAL~ EN ()('l'llll· r.. 11
EL REGRESO DE LA PINTURA
Textos seleccionados La distinción genérica que estoy tratando de abordar entre el uso de
la fotografía por la posmodemidad y la fotograña artística radica en lapo-
tencialidad de la primera para la critica institucional y/o de representa-
• ~raig Owens, «El discurso de los otros: las feministas 1 d
msmo» en H 1Fl t ( d ) Y e pasmo er- ción, análisis [...] y la falta de capacidad de la segunda para ser consciente
, ' a os er e ·'La posmodernidad [1983] B 1 Ka'
ros, 1985, págs. u 5. 188 ' arce ona, 1- siquiera de la necesidad de pensar en estos asuntos. La posición contradic-
toria en la cual se halla la fotografía artística respecto a su definición y la
trampa institucional respecto a su estatus recién adquirido no se halla en
Per
. o e· que- s¡gm
· 'fiIca afirmar que estos artistas hacen visible 1 . . .
::~rumen:e en~·. ~ultma en que la la v;,;bHidad "tá,;,m;e~,;~~~ ningún lugar mejor ilustrado que en los quebraderos de cabeza y la falta
de decisión de los conservadores de museo, quienes se hallan frente a fren-
e ~~o y a mvlSlbihdad en el femenino? ¿y qué está di . d al te con la misión de construir un tipo de marco lógico donde tengan cabida
te la cntica cuando d c1en o re men-
{esta última palabra a ee1ara que estos
. artista 1
s reve an, exponen, <<desvelan» las inclusiones (y exclusiones) de la fotografía en el museo. (...]
programas .d 1- . par:e repetidamente en todo el texto de Buchloh) Con el fin de trazar una topografía de la práctica fotográfica como se
Así, cuand~ ;~ec;;;;os o~ tos en la i.magineria de la cultura de masas?[...]. presenta hoy, he construido una oposición entre una fotografía artística ins-
u r_tl. E d 1 Levme se apropia, toma literalmente las fotografias de titucionalizada y las prácticas artísticas de la posmodemidad que se sirven
vvi:U.l\.er vans e os campe smos
· · , con mayor pertinencia, las fotos
o qmzas,
1.'1(1 ARTES VISUALES EN OCCIDt:NTE
MuLTICULTURALIDAD
que est~ hecho. causa entre la gente que va encontrando. Piper diseñó 1 de América Latina, primero, parte de las estrategias del voraz mer~a-
' lt siones que se han llevado a cabo en la historia ?~1- arte de ~~as1cos
~etect~r que se trataba de una persona de color, hacían algún comenta- 11
ra.. Art of the Fzrst A~s~ralzans recogia dos tradiciones: la que preservaba poscoloniales»- es algo que habria que disentir: _st bten .parece claro
la tdea del arte tradtcwnal y la que unía contaminaciones occidentales a
que, pese a todo, fue esencial para la transformacwn.de~ ~tscurso.
ese mismo arte tradicional para mostrar las contradicciones del discurso Quizás los primeros síntomas se detectan a ~nnoptos de. los 90,
e:no~áfico, ~ociop~lítico, artístico y hasta geográfico. Aunque quizás se-
cuando prima el interés por abrir el campo de accwn, ?or ter~ar con
na ~as prectso dectr que el orden mundial ha cambiado, Occidente ha algo que se podria denominar «centralis_m?» neoyo:qmno a traves de. las
perdtdo su sup.remacía en favor de América Latina o Asia y el concepto bienales del Museo Whitney, evento artlstlco a traves del cual es postble
de «otredad» tiene ahora unas acepciones impensadas años atrás. seguir los avatares artísticos de la ciudad: en 1991, la que mostraba :a
obra de Félix González-Torres, el artista de origen cubano que proponta
obras en las cuales invitaba al visitante a llevarse algo -por ejemplo, un
AMÉRICA LATINA: MÁS QUE UN DESCUBRIMIENTO
póster- y, a veces, a devolverlo al final de la muestra, ~iendo uno ?e lo_s
DEL MERCADO NEOYORQUINO
primeros ejemplos de lo que va a llamarse «arte relac10nal», por tmpb-
«¿Dónde está el propio "sitio"? Esta pregunta es fundamental a la car de forma directa al visitante.
Aquel año 1991 era un año de crisis -el dólar por .los suelos, el im-
hora de hablar del impacto de la colonización y afecta a todos y cada uno pacto del sida...- y, aunque fuera de manera tímida, la tdea de centro se
de los aspectos de la sociedad colonizada. Las cuestiones alrededor del empezaba a tambalear y se hablaba d e los final:s del «ce~tro» Y la «pe-
concepto de "sitio" -cómo se concibe, cómo se diferen cia del "espacio" riferia»; se mencionaba cómo esas nociones se tban romptendo: lo pro-
o "1ugar, , como
, entra en la consciencia cultural y la produce, cómo se
169
11 oH ARTES V ISUAL!i.S F.N UCCIDENH.
1 • o >IHilGRMÍAS' I.A l'RO~IA VIO!\, I.A VIDA m: 1.< lS OTROS
Como ya se explicaba, para la mayor parte de esta información, los lvo Mesquita, Cartografias, Madrid, Fundación «la Caixa>>, 1995, pág. 1,~
catálogos de exposición resultan las fuentes de mayor utilidad. Así ocurre
con el catálogo de N. Rosenthal et al., Senw.tion.: Young British Artists from the Como evento -una acción en el tiempo y en el espacio- la exp~~í-
Saatchi Collection, Londres, The Royal Academy of Arts, 1997, para el arte . . . rimero presentar una selecc10n
ción Cartographies persigue d os o b~etivos. p , . . .
inglés, y Cartografias, Madrid, Fundación «la Caixa», 1995, y F(r)iccianes, "o'n artística contemporánea <<latinoamencana» y partictpar
d
d e 1a pro ucc1 , , ti . gundo
Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2000-2001, para en el debate actual en tomo de esta supuesta categona artis ca, se ., '
América Latina. Para cuestiones teóricas de América Latina, una fuente proponer una metodología de curadoría capaz de abor~ ~~ pr_od~:~?:
esencial es N. Tomassi, M.J.Jacob e I. Mesquita (eds.), American Visions 1 artística contemporánea, enfrentando críticamente la tr 1~10~ ms ct
Visiones de las Américas, Nueva York, American Council for the Arts, 1994. nalizada y preservando la especificidad de los dis~ursos plas~~~sd!~~l:
Sobre la multiculturalidad se puede consultar Lucy Lippard, Mixed Bles- lado, el proyecto pretende examinar si lo que rectbe.e~ no~ tar d~
sings: New Art in a Multicultural America, Nueva York, Pantheon, 1990; y . las artes visuales es capaz de descnbtr e mterpre
noamencano>> en .
para la estética relacional, el libro de Nicolas Bourriaud, Estética relacional, , tegra y productiva el arte producido en el continente corres-
una manera m 1 d d art
Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2008. pendiente; por otro, intenta someter a debate _el p_a_Pel de cura or d e ~ ~
contemporáneo considerando su institucionalizacton como p~to e re ~
rencia del conocimiento y poder en el circuito de las artes visuales en a
Textos seleccionados
actualidad. [...] tit d de via
De esta manera la exposición requiere del visitante una ac u , d l -
• Norman Rosenthal, «The Blood Must Continue to Flow», en N. Ro- ·ero· un ser con historia e identidad guiado por los senti~os a traves e e os
J · b Pr cada visitante se trans1or-
senthal et al., Sensation: Young British Artists from the Saatchi Collection, terrilurios que recorre y descu re. opone que ., U b. , re-
Londres, The Royal Academy of Arts, 1997, pág. 8. Traducido en me e invente su propio territorio, ya que por exlens~o_n, e ~~r;: te:
tende hacer explícita una actitud ante la vida: ser VlaJero Sl¡:,u.utca u~
pcar
E. de Diego (ed.), «La hora de los monstruos: imágenes de lo prohibi-
una existencia casi permanente en el tiempo presente, e~ constante es-
do en el arte actual», mongráfico de Revista de Occidente, febrero, 1998,
lazamiento en condición de etemo extranjero, con ratees no en la na-
págs. 121-122
~ionalidad si~o en aquellos territorios bajo el dominio del deseo, de la sen-
lQué tiene entonces de diferente el arte de Sensation?lPor qué ha al- sibilidad y del conocimiento.
canzado semejante repercusión pública, sin parangón en este país desde la
llegada de la generación pop, muchos de cuyos componentes son hoy por
supuesto miembros distinguidos de la Royal Academy? La respuesta está
seguramente en la actitud totalmente nueva y radical de esta generación
frente al realismo, o más bien frente a la realidad o la vida real misma. Los
nuevos artistas combinan esto con un complejo conocimiento de los últi-
mos movimientos artísticos en Gran Bretaña y en el extranjero, movimien-
tos que ellos, ambiciosamente, desean poner a prueba y llevar todavia más
lejos. El visitante de esta exposición que tenga una mentalidad abierta y
antenas bien desarrolladas percibirá un espejo excepcionalmente claro de
CAPÍTULO 9
artista chino muy mediático: a pesar de que sus obras eran de partidu
«crítica institucional» y pese a su carácter combativo, cuando instala los
millones de pipas pintadas a mano en la Tate para reflexionar sobre l'l
fmal de las tradiciones artesanas, ¿sigue siendo tan radical como cuando
tenía solo un blog crítico y algunos seguidores? Se trata, quizás, de pre-
guntas sin respuesta, dado que las posibles soluciones conducen a una
aporía: o no se entra en los circuitos del poder y entonces menos perso-
nas reciben el mensaje o se entra y se institucionaliza la obra. Quizás
por eso muchos artistas han decidido apostar por espacios alternativos,
lugares fuera del circuito donde mostrar sus obras protegidas de la su-
puesta institucionalización.
Frente a los espacios alternativos, en el momento actual quizás tan ac-
tivos como en los 70, en los últimos treinta años han ido proliferando los
lugares para el arte contemporáneo, por una prute a través del modelo
kunsthalle, importado de la Europa central-un tipo de sala de exposición sin
colección propia-, hasta casos como el de España, que desde los años 90
. 1 e ntro Georges Pompidou,
ha ido construyendo museos a veces sin coh~cción. A este fenómeno se !iO. Regreso de una exposición legendana en ,e e
han ido sumando algunos de los paises emergentes -los del Golfo o Rusia, Magiciens de la terre, 20 14
en cuya capital se ha abierto un museo de arte contemporáneo. Sea como
fuere y pese a los cambios en el panorama del arte, algunos de los grandes
centros siguen ostentando un enorme poder en el diseño del gusto. Tal es el tal pasarían a la década posterior y hasta al siglo siguie~~e. u ;o
caso del MoMA de Nueva York, el Pompidou de París o la Tate Modern y como . . los de este tipo de exposición comentadíslma ue
de Londres, abierta en el año 2000 y dedicada por completo al arte con- de los pnmeros ejemp abría en el Centro Georges Pompidou de Pa-
temporáneo. Una cosa ha cambiado de manera drástica desde los 80: la 1~ mues~a ~u~ en 19]89 s~uberl Martín. Magiciens de la terre {60] se con-
Tate Modem es el tercer museo más visitado del mundo después del ns, comtsana a por ean . .. . . rada en el MoMA cuatro
Louvre o el Museo Británico, particular que deja clara la fascinación ac- figuraba como la repuesta_ a ~n;ztwzsm~~~:~ Rubín y Kirk Vamedoe.
años antes, en 1984, comlsa.Il.a a por d' prirnitivismo ob·
tual que el arte contemporáneo ejerce sobre el gran público. . d 1 tea las relaciones entre vanguar ta y
St la segu_n a p an bl . lícitos en las relaciones «coloniales», la
vianda ctertos pro emas tmp b nos de dichos problemas, si
1
EL TRIUNFO DE LAS EXPOSICIONES TEMPORALES ~uestra f~an~:sa ~:a~;~: !~r~~ ~~~=: i~sperados. E~ ~ualquier c~o,
blen termma P t el interés p or reVlsttar las relaclO-
En cualquier caso, en los últimos treinta años el lugar privilegiado lo importante de estas ~ro?ues :s s~;.iendo los presupuestos de los 80,
para hablar de los cambios han sido las exposiciones temporales, tal y nes e~trea~::~~ ::ye~tz:~;o~~ s~ desarrolla en torno a la «rnulticultubra·
como se anunciaba. Esas grandes exposiciones -muchas de ella ideadas pasanan , . ., lobal y local que ha go er-
lidad» lo «poscolonial» y la opostcton entre g 1 . . d 2008 Dicho
por los «comisarios estrella»- se vislumbraban a finales de los 80 como nado ¡ambién el siglo XXI , al menos hasta la actua cnsts e .
otro territorio de construcción de significados y, por lo tanto, de poder,
IX 1
aJlncada en el D.F. desde los 80, o hasta con el propio Santiago Sien·u,
que representó a España en 2003 cuando su carrera se había desarrolla
do sobre todo en el propio D.F.
La asociación de las «representaciones nacionales» y los tics colonia
listas tampoco es nueva, a pesar de que, desde hace años, todos han bus-
cado encontrar su «visibilidad» por países en la ciudad. Ahí radica partP
de la trampa, dado que en muchos casos han tenido que situar sus «sedes
nacionales» fuera de los Giardini, diseminadas las muestras por la ciu-
dad como «sedes de segunda», lejos del recinto donde están las nacio-
nalidades «de toda la vida». Tanto es así que cuando Robert Storr -otro
«comisario estrella», junto con Hans Ulrich Obrist, probablemente el
nombre con más poder en el territorio del arte contemporáneo- fue co-
misario de la Bienal en 2007, la representación de África se colocaba den-
tro del reciento de los Giardini como acto de buena voluntad. Las críticas
a ese proyecto, para muchos neocolonial, no tardaron en llegar, y de for-
ma muy violenta: ¿se puede hablar de «África» como de un país?
Muy distinta es la citada Bienal de Sao Paulo, que, desde su creación
en 1951, ha ido evolucionando dentro del espléndido edificio de Nieme-
yer [61). En primer lugar, hace ya bastantes ediciones que han desapare-
cido las «representaciones nacionales» elegidas en cada caso por comi- ()l. Edificio de Osear Niemeyer para la Bienal de Sáo Paulo
sarios de cada país. Ya en la citada Bienal de Paulo Herkenhoff, de 1998,
la decisión estaba tomada: ¿no se deben eliminar las <<representaciones
nacionales» y dejar que el comisario general tome todas las decisiones? El andes bienales, aunque más jóve-
modelo se iba poco a poco configurando y se hacía realidad con la pro- Luego quedan, claro, las otras lgrd s·dney y la de Estambul, cuya
1 · nacidas son a e 1 ·
puesta inteligente y radical de Ivo Mesquita -quien apostaba por una nes: dos de as mas co . b b ·e lo público, las acciones cm-
bienal de silencio y reflexión y no por un caos de obras mezcladas, última edición de 2013 reflexwna a .so 1 bam·os cuestiones can-
d f mac10nes en ...,
como han sido a veces las bienales- y se ha proseguido en la edición de dadanas, las políticas e trans or d 1 además de la citada do-
1 t 1 Estambul y que an uego, l
Luis Enrique Pérez Oramas, de 2012, en la cual cada artista ha tenido su dentes en a ac. ua .. les acontecimientos internaciona es,
espacio separado en un ejercicio elegante de poesía del espacio, tam- cumenta, otras mnumerables bien~ y as en países africanos, otras en
bién. Sin embargo, la opción de acabar con lo <<nacional» no es la única desde Manifesta a Monumenta, gu~ . de arte bienales y un sinfín
de modo que entre 1enas '
diferencia entre Sao Paulo y Venecia: si la segunda es un reducto de ex- países emergent es, d 1 to actual es la manera en 1a
lo interesante e momen
pertos y turistas a menudo de espaldas a la ciudad, la segunda es un lugar de eventos, porque t e cto de la industria cultura1, un
h do a ser un nuevo ar ela 1
vivísimo, un acontecimiento integrado en la ciudad misma, un evento que e1arte a pasa d asar el año entero -si a eco-
que, en la ciudad y desde su inauguración, ha supuesto una oportuni- nuevo incentivo para el turismo, se ~u~ ~ Pglobo <<viendo arte contempo-
dad única de ver arte. Lo fue en los 50, cuando, entre otras obras, llegó nomía lo permite- de un lugar a o o e
el Guernica, y lo es ahora en una capital llena de cosas para ver y hacer. ráneo>>.
IXH
1\RT~;s VISUA!.ES EN OCCIDENn;
\ lliSE:OS, CENTROS DE ARTF., Bl.ENALES: LA CRÍTICA INSTITUCIONAL 189
Textos seleccionados
• Carolyn Christov-Bakargiev, «The Dance Was Frenetic, Lively; Ratt-
ling, Clanging, Rolling, Contorted, and Lasted for a Long Time», en
The Book ofBooks (catálogo de exposición), Kassel, documenta 13, 2012
Los problemas de hoy en día son sobre todo las diferencias agudas y
crecientes entre los ricos y los pobres en el mundo en este principio del si-
glo XXI, la subyugación de la economia, la sociedad y la naturaleza a los
sistemas financieros interconectados con avances en el poder informático
en lugar de la producción de bienes materiales [...].
Pero documenta 13 no se organiza en tomo a cualquier intento de
leer las condiciones históricas a través del arte o las formas en las cuales los
lenguajes y los materiales del arte pueden representar esas condiciones his-
tóricas. Más bien mira hacia momentos de trauma, de cambios, acciden-
tes, catástrofes, crisis... eventos que hablan de los momentos en los cuales
el mundo cambia.
1'10 ARTES VISUALES EN OCCIDENn:
sus acciones, que «documenta>> la fotografía [66]. Poco tienen que ver
con esas realidades que, pese a ser tales, tienen algo de «actuación» para
la foto, el mismo conflicto entre «realidad» y «realidad escenificada» que
va apareciendo en el vídeo o en el cine, ambas, técnicas de enorme in-
terés desde finales de los 90; propuestas tan variopintas como las de Eija-
Liisa Ahtila y sus videoinstalaciones, donde se describen dramas huma-
nos que «podrían» ser reales; el famoso Cremaster de Matthew Bamey,
ciclo comenzado a mediados de los 90 y en el cual el autor indaga en la
psicología humana a partir de un mundo y de unos personajes mitológí-
cos de los que va organizando su producción (67]; las películas de Yang
Fudong y su cine crítico basado en la filmografía clásica china, o la pro-
ducción Zidane (2006), de Douglas Gordon y Philippe Parreno, proyecta-
da al mismo tiempo en el Festival de Cannes y en la Feria Internacional
de Arte de Basilea.
El cambio en la actualidad radica en el fmal de cierto «arte espec-
o4.J urte Mehretu, Intenswe
. Cartog;raphies, Stadia !1, 2004 táculo», por una parte, y la aparición de nuevos focos creativos y nuevos
centros de exhibición, aunque los clásicos mantengan su imán de siem-
197
. . NSFORMI>.C !ÓN {!>. MüiJO m: f.PÍLOGO)
ARTES VISUAL.E.S I::N üCl'lllEN 11 1 ~l l 'I\ D ü h N TRA •
prr - y sirvan Nueva York y Londres como claros ejemplos. Se trata, <'11
pocas palabras, de un cambio de paradigma que rescata lugares anl<'s
ignorados, como ocurre en el caso de India, el Golfo o China. Así, en d
caso de la primera, van surgiendo colecciones dedicadas al arte conten1·
poráneo como la de Kiran Nadar, que se expone en el Museo de Artl'
Kiran Nadar, p1ivadu pero sin ánimo de lucro. Esponsorizado por la
Fundación Shiv Nadar y abierto en enero de 2010, dicho museo parecr
un ejemplo privilegiado para el coleccionismo indio que, poco a poco,
vuelve la mirada también hacia el arte producido ahora mismo y que, a
través de las iniciativas privadas, trata de paliar el aún escaso interés ha-
cia este tipo de arte por parte de las instituciones públicas del país.
De hecho, si el coleccionísmo siempre ha existido en India, la ma-
yor parte de las grandes colecciones se han centrado en arte clásico o
premoderno y, a veces, hasta en áreas de interés muy reshingidas -des-
de juegos de ajedrez hasta manuscritos. Aun así, en Delhi siempre se ha
66. Zhang Huan, La subida del nivel del agua en un estanque
comprado y se ha vendido arte, parecería, a pesar de que personajes
de peces, 1997
como la propia ffiran Nadar o Lekha Poddar -otra de las t,rrandcs co-
leccionistas- y su hijo Anupam Poddar hayan cambiado el perfil al uso
por un mayor interés hacia el arte contemporáneo, fenómeno hasta hace
pocos años impensable en el país. De este modo van apareciendo los jó-
venes creadores que alcanzan puestos en la escena local y, poco a puco,
en la internacional también. No se limita, así, el coleccionismo al arte
clásico, sino que la producción actual pasa a formar parte del interés de
los grandes mecenas.
Se van abriendo nuevas g-<~.lerías en dos de las principales ciudades,
Delhi y Bombay, y una reciente feria de arte en la capital, aún joven, The
India Art Fair, busca su lugar en el panorama internacionaL Si bien es
cierto que las galerías extranjeras tienen aún una tímida participación en
dicha feria, las galerías locales se esfuerzan por mostrar, al lado de los
maestros clásicos, a algunos jóvenes que entran con fuerza en el merca-
do. Al mismo tiempo, van apareciendo otros fenómenos como la recien-
te bienal de Kochi, en Kerala, a cuya última edición en 2013 fue invitado
el chileno Alfredo Jaar, y que completan el cambio rubricado por la pro-
pia Tate Gallery, donde se ha empezado a crear un fondo para adquirir
obra producida en Asia, semejante al constituido para comprar arte de
6 7. Matthew Barney; Cremaster, 2000
América Latina de hace algunos años -justo cuando esa parte del m un-
199
•'SfüRMAClÓN (A MODO DE J::~it.OGO)
I!IH ARTF$ VISUA I.E.~ EN OC('ll>hN 11 • 11 :--iDO EN TRA"
Así que, una vez más, la polémica estaba servida de la mano del co-
nocido artista. ¿De verdad se pueden presentar las «nuevas direcciones»
del arte chino a través de un número reducido de artistas, excluyendo a
alguien como el propio Ai Weiwei, por citar un ejemplo claro? Es ver-
dad que los organizadores se apresuraban a hablar de esa transforma-
ción como algo menos político y más ligado a los principios «oticnt.ales»
de cómo el mundo se organiza en un continuo cambio, nunca quieto,
pasado, presente y futuro inscritos en un mismo inslanle. <<El arte chino
es un producto», aclaraba Ai Weiwei. «El esfuerzo del gobierno por pre-
sentar una cara amable del país y su arte que nada o poco tienen que
ver con la realidad», seguía diciendo.
China es, pues, un ejemplo de los países que más titulares aportan
-. .
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a la discusión internacional, junto con Rusia y los países del Este y coin-
cidiendo con los cambios generados por la nueva situación política, cen-
.....: ··- ~ _......~- • "") ~- - ~ - :t'-
r - "'l: - .. : -·::. - .. : :
sura incluida. Son países que se visibilizan ahora de forma más clara,
68. Rabih Mroué Busca d b . . -- --.
' n o a un tra a;ador desaparecido, 2003 dado que su presencia lleva años en el mercado. Es algo parecido a lo
que había pasado con los países árabes -en especial, los del Golfo, aun-
que Líbano, con Rabih Mroué [68] y sus reflexiones en tomo a los estra-
gos de la guerra, entre otros, ha sido un lugar de reflexión desde hace
tiempo-, que, poco a poco, han ido también tomando posiciones en el
mercado internacional, como prueba la artista de origen iraní Shirin
Neshat [69], residente en Nueva York y cuyos vídeos giran en torno a
cuestiones de su país de origen y los papeles masculino y femenino.