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Enfermedades Cardiovasculares

Enfermedades cardiovasculares se refiere a todo tipo de enfermedades relacionadas con


el corazón o los vasos sanguíneos (arterias y venas). Este término técnicamente se refiere
a cualquier enfermedad que afecte al sistema cardiovascular (usado en MeSH), es
utilizado comúnmente a aquellos relacionados con la arteroesclerosis (enfermedades en
las arterias). Estas condiciones tienen causas, mecanismos, y tratamiento similares. En la
práctica, las enfermedades cardiovasculares son tratadas por cardiólogos, cirujanos
torácicos, cirujanos vasculares, neurólogos, y radiólogos de intervención, dependiendo
del sistema del órgano tratado. Existe un considerable enlace entre estas especialidades, y
es común para ciertos procesos que estén diferentes especialistas en el mismo hospital.1

La mayoría de los países están confrontando con altas y crecientes tasas de enfermedades
cardiovasculares. Cada año más americanos mueren de enfermedades del corazón que de
cáncer.

Esta es la causa número uno de muerte y discapacidad en Estados Unidos y de la mayoría


de países europeos (datos disponible hasta 2005). Un amplio estudio histórico (PDAY)
indica que los daños vasculares se acumulan desde la adolescencia haciendo los esfuerzos
primarios necesarios desde la niñez.

Para el momento que los problemas del corazón son detectados, la causa fundamental
(arterosclerosis) es usualmente ya avanzada, habiendo desarrollándose por décadas. Por
lo tanto, hay mayor énfasis en la prevención de la arteriosclerosis mediante la
modificación de los factores de riesgo, tales como la alimentación sana, el ejercicio y
evitando fumar.

Biomarcadores

Algunos biomarcadores están hechos con el propósito de brindar detalladamente los


riesgos de una enfermedad cardiovascular. Sin embargo, el valor clínico de estos
biomarcadores es cuestionable. Actualmente los biomarcadores que pueden reflejar un
mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares incluyen:

• Mayor fibrinógeno y concentraciones de sangre PAI-1.


• Elevada homocisteína, o incluso nivel más de la mitad
• Niveles elevados de sangre de dimetil arginina asimétrica.
• Elevada inflamación medida por el reactivo-C proteína.
• Niveles elevados de sangre del péptido natriurético cerebral (también conocido
como tipo-B) (BNP).
Prevención

A pesar del éxito de las investigaciones de Dean Ornish en los años ochenta y noventa, la
mayoría de las personas y doctores están sin creer de las investigaciones realizadas que
demuestran que la reducción del estrés y la dieta pueden prevenir, eliminar, y reducir casi
todas los tipos de enfermedades del corazón. A la vez que muchas personas confían en
medicamentos (como la aspirina) que pueden disminuir los factores de riesgos como
ataques del corazón, pero incrementan otros como la hemorragia y a menudo al final no
tienen impacto alguno en la morbilidad a largo plazo. La hemorragia también viene dada
por el primer momento en el acto payaso de sexo en el que el himen se rompe.

Tratamiento

A diferencia de otras condiciones médicas crónicas, las enfermedades cardiovasculares


son tratables y reversibles, incluso después de llevar un largo tiempo con la enfermedad.
El tratamiento está enfocado en la dieta y la reducción del estrés.

Inicia joven

Estudios basados en la población joven muestran que los predecesores de las


enfermedades de corazón empiezan en la adolescencia. El proceso de arterosclerosis se
desarrolla en décadas, y comienza en la infancia. Las determinantes pato biológicas de la
arterosclerosis en estudios basados en jóvenes demostraron que las lesiones íntimas
aparecieron en todas las aortas y más de la mitad de las arterias coronarias derecha de
infantes de 7 a 9 años. Sin embargo, la mayoría de los adolescentes están más
preocupados por otras enfermedades como el VIH, accidentes, y cáncer que de las
enfermedades cardiovasculares. Es extremadamente importante considerar que 1 de 3
personas mueren de complicaciones atribuidas a la arterosclerosis. Con el fin de detener
la marea de las enfermedades cardiovasculares, la prevención primaria es necesaria. La
prevención primaria se inicia con la educación y la conciencia de que la enfermedad
cardiovascular representa la mayor amenaza y las medidas para prevenir o revertir esta
enfermedad deben tomarse.

Detección

Complejos de fibrina y de [plaquetas] pueden ser vistos con la técnica de microscopía de


campo oscuro. Son mucho más grandes que los glóbulos rojos y fácilmente pueden
bloquear los capilares. Estos complejos son claramente visibles en un campo oscuro, pero
no en las muestras de campo teñido brillante porque los diferentes métodos de teñido los
opacan. Este método de detección temprana permite identificar a las personas en
situación de riesgo y tomar las medidas oportunas.
Tipo de enfermedades cardiovasculares

• Aneurisma
• Angina
• Ateroesclerosis
• Accidente cerebro vascular apoplejía
• Enfermedades cerebro vasculares
• Insuficiencia cardíaca congestiva
• Enfermedad de la Arteria Coronaria
• Infarto agudo de miocardio (Ataque de Corazón)
• Enfermedad vascular periférica

Investigación

Las causas, prevención y/o tratamiento de todos los tipos de enfermedades


cardiovasculares son campos activos de la investigación biomédica, con cientos de
artículos científicos publicados semanalmente. Un énfasis reciente es un enlace entre la
inflamación de bajo grado que y sus posibles intervenciones. La proteína de reactivo-C
(CRP) es un marcador inflamable que puede estar presente en pacientes con riesgo a
enfermedades cardiovasculares con elevados niveles en la sangre.

Las dolencias cardiovasculares representan cerca del 40% de las muertes por enfermedad
en nuestro país. Aquí tiene un retrato de las más habituales.

 Arteriosclerosis
 Angina de pecho
 Infarto de miocardio
 Accidentes vasculares cerebrales
 Hipertensión

Arteriosclerosis

¿Qué es?

Por arteriosclerosis entendemos la pérdida de elasticidad y el estrechamiento de las


arterias que se produce como consecuencia de la acumulación de grasa en sus paredes,
que empieza a producirse ya desde los primeros años de vida, hasta convertirse en placas
de ateroma, las lesiones principales de esta enfermedad, compuestas por colesterol y
derivados. La distribución de la arteriosclerosis en la red arterial no es homogénea.
Afecta sobre todo a la aorta, a las arterias de las piernas, las coronarias y las arterias que
conducen la sangre hacia el cerebro.
Las placas de ateroma se desarrollan en zonas de gran turbulencia de flujo sanguíneo,
sobre todo donde hay bifurcaciones. Estas placas provocan una reducción del diámetro en
la zona de arteria donde se sitúan, esto hace que la sangre circule con más dificultad,
pudiendo tener como consecuencia la falta de oxigenación en el área que depende de esas
arterias.

Las placas también pueden sufrir un proceso de ulceración y dar lugar a que se formen
trombos, es decir, coágulos de sangre. Esos trombos pueden obstruir por completo la
zona de la arteria donde se forman, produciendo una trombosis. El trombo puede
desprenderse y entrar en la circulación sanguínea. Dependiendo de sus dimensiones
podrían provocar la obstrucción de una arteria y una embolia en el organismo.

¿Cómo se reconoce?

En realidad, la arteriosclerosis como tal no produce manifestación alguna hasta que tiene
lugar, como consecuencia de la misma, la disminución o la interrupción del aporte de
sangre a algún tejido. Es entonces cuando tiene lugar, por ejemplo, la angina de pecho, el
infarto de miocardio o el accidente vascular cerebral, que se describen a continuación.

Un dolor súbito intenso en las piernas, no justificado (que no haya sido causado por un
golpe, por ejemplo, puede ser también el resultado de una afectación arterial, que si no se
trata adecuadamente puede conducir a la gangrena.

¿Qué hacer?

Unos hábitos más saludables, con la dieta alimentaria adecuada son el tratamiento básico
para prevenir y paliar la arteriosclerosis. El especialista establecerá, en función de la
existencia de otros factores asociados (hipercolesterolemia, hipertensión, etc.) si hay que
seguir un tratamiento farmacológico, con medicamentos especiales para reducir el
colesterol y, a veces otros fármacos, antiagregantes, anticoagulantes, antihipertensivos,
etc.

Angina de pecho

¿Qué es?

La angina de pecho se produce cuando hay un aporte insuficiente de sangre y, por tanto,
oxígeno al músculo cardiaco debido a un estrechamiento o a una obstrucción de una
arteria coronaria (por ejemplo, por las placas de ateroma).

La angina indica que el músculo cardiaco está afectado, y que precisa un tratamiento.

Cuando el músculo del corazón no recibe el oxígeno que necesita para trabajar (lo que
ocurre más fácilmente en el transcurso de un esfuerzo físico prolongado, o si hace mucho
frío), sufre, y este sufrimiento se traduce en unos síntomas concretos: la angina de pecho.
La víctima de una crisis de angina nota una sensación de angustia, de peso en el pecho,
tras el esternón, que puede irradiar a los brazos, costado, cuello, maxilares, y a veces se
combina con unos síntomas similares a los de una indigestión. El malestar puede
desaparecer con el reposo. Si usted nota estos síntomas, busque rápidamente atención
médica.

Las causas son variadas: puede ser producida por una aterosclerosis de las arterias
coronarias (lo más habitual), por espasmo de las arterias coronarias, por una dolencia
congénita...

La angina de pecho puede evolucionar, espontáneamente, en varios sentidos:

La dolencia puede mantenerse estable varios años y producir un malestar llevadero, que
exige hacer algunas modificaciones en los hábitos de vida.

Las crisis pueden hacerse más frecuentes e intensas, traduciendo la inestabilidad de una
placa de ateroma. Esto puede llegar a tener consecuencias fatales.

O bien, esas crisis de angina se van haciendo cada vez más raras, hasta llegar a
desaparecer. Esto sucede si en la zona se desarrolla una circulación paralela eficaz, es
decir, las arterias colaterales consiguen suplir el trabajo de la arteria afectada.

¿Cómo se reconoce?

Se diagnostica a partir de los síntomas descritos por el paciente (peso, opresión y angustia
en pecho, brazos, cuello...). En algunos casos la enfermedad cursa de forma silenciosa,
esto sucede por ejemplo con los diabéticos, y sólo hay unos síntomas vagos, como falta
de aire o fatiga, que pueden llevar a sospechar de la enfermedad.

No se debe confundir una crisis de angina de pecho con otros trastornos que también
pueden provocar dolores parecidos: acidez, reflujo gastroesofágico, úlcera de estómago,
infección pulmonar, dolores musculares, pericarditis (inflamación de la mucosa que rodea
al corazón) o crisis de ansiedad.

¿Qué hacer?

El tratamiento médico de la angina de pecho depende de su gravedad.

En principio, se recurre a los medicamentos. Además de los fármacos para reducir los
niveles de colesterol, la hipertensión o la diabetes (indicados o no según las
circunstancias de cada paciente), hay otros específicos contra la angina. Son los nitratos
(que actúan dilatando las arterias coronarias y pueden administrarse por vía oral, como
comprimidos que se colocan bajo la lengua, con parches en la piel o en inyecciones), los
betabloqueantes, que al reducir la frecuencia cardiaca reducen también las necesidades de
oxígeno del corazón, o los antagonistas del calcio, que inducen a la dilatación de las
arterias coronarias y las venas periféricas, reduciendo así la tensión arterial y la
frecuencia cardiaca.
El ácido acetil salicílico (por ejemplo, aspirina) suele usarse como tratamiento
complementario, ya que reduce la posibilidad de que las plaquetas sanguíneas se agrupen
formando trombos.

Cuando la medicación no basta, es necesario recurrir a un tratamiento quirúrgico. Hay


varias alternativas, pero es muy frecuente la angioplastia, que consiste de dilatar
mecánicamente los vasos coronarios. Se suele realizar con anestesia local y no requiere
hospitalización.

Otra alternativa es sustituir la arteria afectada por un injerto de un vaso localizado en otra
zona del cuerpo, con la técnica denominada by-pass.

Y otra técnica que se utiliza mucho en la actualidad es introducir un dispositivo, que se


llama stent y es parecido a una espiral, dentro del vaso estrechado, para de esta forma
mantenerlo "abierto".

Estas distintas técnicas tienen diferentes indicaciones: la elección de una u otra se hace de
forma individualizada, según el paciente.

Infarto de miocardio

¿Qué es?

La palabra infarto significa "zona de necrosis", es decir, de muerte de los tejidos de un


determinado órgano, debido a una importante disminución de la circulación. En el infarto
de miocardio, esa necrosis afecta al propio músculo cardiaco o miocardio.

El infarto de miocardio se produce cuando se da una interrupción total y persistente de la


circulación de una determinada zona de una arteria coronaria. Su gravedad es variable. Si
afecta a un área pequeña o que no incluye ningún elemento importante del corazón,
podría incluso pasar desapercibido. Si el área afectada es más extensa, las perturbaciones
serán graves, incluso mortales.

¿Cómo se reconoce?

El infarto de miocardio se manifiesta, la mayoría de las veces, con un dolor, peso u


opresión en el pecho, una sensación semejante a la de la angina de pecho, pero más
intensa y/o más duradera. La sensación puede extenderse al brazo izquierdo, y también al
cuello, costado, estómago... y puede prolongarse durante varias horas. Al contrario de lo
que pasa con la crisis de angina, el reposo o el comprimido de nitroglicerina no ocasionan
ningún alivio.

Cuando se sospecha la posibilidad de un infarto, hay que realizar un electrocardiograma


de inmediato.

¿Qué hacer?
Esta es una situación de urgencia, y el afectado debe ser trasladado lo más rápidamente
posible a un centro de cuidados intensivos. La actuación inmediata salva muchas vidas.

Los medicamentos que se usan en la fase aguda son analgésicos especiales, combinados
con nitratos y betabloqueantes y también con fármacos que actúan sobre la coagulación,
como los fármacos fibrinolíticos, capaces de disolver los trombos intracoronarios y que
son muchos más eficaces si se aplican en las primeras horas siguientes al infarto.

En algunos casos hay que recurrir a una angioplastia urgente. En la fase aguda del infarto,
la cirugía cardiaca queda reservada los enfermos que presenten complicaciones
mecánicas (la rotura de un músculo papilar o de una pared ventricular, por ejemplo).

Después del infarto, el paciente debe guardar un reposo absoluto, en cama.

Accidentes vasculares cerebrales

¿Qué son?

Hay un conjunto de lesiones en las arterias cerebrales que pueden producir un accidente
cerebral, que puede ser:

 Una embolia cerebral, una obstrucción brusca de un vaso cerebral por un trombo
originado en otro punto de la circulación sanguínea.
 Una trombosis cerebral, que es una obstrucción brusca de una arteria cerebral por
un trombo que se producido en esa misma arteria.
 Una hemorragia cerebral, que se debe normalmente a la ruptura de un vaso
cerebral dañado.

¿Cómo se reconocen?

Los síntomas dependen de la zona de cerebro afectada. Pueden consistir en alteraciones


de la fuerza o de la sensibilidad, dificultad para hablar, dificultad para tragar,
inestabilidad al caminar… Suelen ocurrir bruscamente. En ocasiones duran solo unos
minutos (accidente isquémico transitorio) lo que puede constituir un aviso de que algo
más grave puede ocurrir.

¿Qué hacer?

Ante la sospecha de un accidente vascular cerebral, conviene acudir a urgencias cuanto


antes. En algunas ocasiones es posible el uso de fármacos fibrinolíticos que contribuyen a
disolver un posible trombo. En cualquier caso, la intervención precoz, controlando la
oxigenación, la temperatura y los niveles de glucemia (azúcar en sangre) ayuda a
minimizar las posibles secuelas.

La rehabilitación será tanto más fácil cuanto menor sea la cantidad de secuelas y menos
graves sean. También entra en juego el estado del enfermo antes de sufrir el accidente.
Hipertensión

¿Qué es?

Además de ser un factor de riesgo importante respecto a otras dolencias coronarias, la


hipertensión es en sí misma una enfermedad cardiovascular. Esta afección obliga al
músculo cardiaco a aumentar su carga de trabajo y es un factor de riesgo para la
arterioesclerosis y los accidentes vasculares cerebrales. Además, una hipertensión
prolongada puede provocar insuficiencia renal y daños en los vasos que irrigan la retina.

La tensión arterial es la presión que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias de
gran circulación.

En general, se considera una tensión arterial alta a una máxima (presión sistólica) igual o
superior a 140 y una mínima (presión diastólica) igual o superior a 90. Si la máxima
supera 159 o la mínima supera 109, se habla de hipertensión severa.

¿Cómo se reconoce?

En sí misma, la hipertensión no tiene ningún síntoma característico. Se suele descubrir en


el transcurso de un examen médico. Los adultos de más de 35 o 40 años deben tomarse la
tensión una vez al año, sobre todo si hay antecedentes familiares de hipertensión.

El diagnóstico definitivo de la hipertensión debe basarse en varias mediciones. Una vez


confirmada, hay que realizar exámenes clínicos más profundos, para identificar si hay
una causa subyacente, por un lado, y por otro, evaluar los posibles daños motivados por
la hipertensión, con pruebas cardiológicas, renales y oftálmicas, sobre todo.

¿Qué hacer?

Si se trata de una hipertensión ligera, unas sencillas medidas preventivas, como perder
peso, hacer ejercicio con regularidad, adaptar la alimentación (reduciendo el consumo de
sal, evitando alcohol y grasas...) pueden bastar para mantener la tensión en sus niveles
normales.

Si no es así, se optará por un tratamiento farmacológico. Hay muchos y diversos


medicamentos con efectos antihipertensores: el médico determinará cuál es el más
adecuado para cada paciente, según sus circunstancias.

Tenga en cuenta que el tratamiento de la hipertensión no la hace desaparecer


definitivamente, simplemente la mantiene "a raya", dentro de unos límites y de esta forma
atenúa sus consecuencias.

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