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ENSAYO DEL CRIMEN

ORGANIZADO Y LA LUCHA
CONTRA EL ESTADO.
Una revisión histórica de la lucha del crimen
organizado.

Diplomado en psicología criminológica.

Autor: Ivan Uriel Cerqueda Morales


Introducción.

El concepto de delincuencia organizada surgió de la necesidad de clasificar un nuevo tipo de


delincuencia que se “profesionalizó” lo que aumento su peligrosidad y poder. Aunque ya había
organizaciones criminales en el pasado, eran apoyadas por reinos para provocar daños a las
naciones rivales, como por ejemplo los piratas.

Fue en ese entonces que el concepto empezó a emplearse en 1991, en Estados Unidos, entre
los miembros de la Comisión del Crimen de Chicago, organización cívica que se creó en ese
mismo año por banqueros y abogados que promovían cambios en el sistema de justicia criminal
con el objeto de enfrentar mejor el problema de la criminalidad organizada. La idea original con
que surgió el concepto fue, más que hacer referencia a un tipo de organización criminal la de
distinguir las condiciones que permitan que un amplio número de individuos, concebidos como
clase criminal, se dedicara el desarrollo de actividades ilícitas, con impunidad ante el gobierno
e incluso con simpatía popular, y obtener de ellas un ingreso regular.

También podemos advertir que la delincuencia organizada es un sinónimo de mafia, esta última
palabra tiene su origen en Sicilia, Italia, donde grupos de delincuentes operaban ya desde el
siglo XVII, cometiendo robos, fraudes, estafas y sobornos contra personalidades públicas y
pequeños empresarios; pero la mafia italiana no es el origen histórico de la delincuencia
organizada, sino más bien un suceso dentro de su evolución; la delincuencia organizada tiene,
según diversas opiniones, una variedad de manifestaciones históricas, la forma más primitiva
de la delincuencia organizada sería la asociación delictuosa, concepto que debe ser entendido
no bajo la ideas Modernas del derecho penal, sino como una simple conjugación de personas
para cometer algún delito.

Es por eso que es muy importante que el Estado cree una serie de estrategias para poder
contrarrestar las acciones de esta clase de criminales antes de que se hagan demasiado
poderosos al punto que se vuelvan una fuerza con la que se tenga que negociar.
El papel del estado y las políticas criminales.

El poder del crimen organizado en México ha llegado a niveles insospechados en tan sólo unas
cuantas décadas. En la actualidad, el crimen organizado ha rebasado las fronteras nacionales
y ha creado redes criminales transnacionales que constituyen una fuerte amenaza para la
seguridad nacional y la soberanía de algunos Estados Nación.

En el caso de México, en particular, el crimen organizado ha usurpado muchas de las funciones


propias del Estado, tales como:
 Usar armamento bélico contra otros grupos criminales rivales, la población civil o las
fuerzas de seguridad pública.
 Dan la oportunidad de que sus integrantes puedan ascender en la escala social y
económica mediante una forma de vida basada en la ilegalidad.
 La imposición de sus propias “leyes” para la impartición de “justicia”.
 La recaudación de dinero para permitir a la gente trabajar en ciertas áreas geográficas.
 La generación de empleos dentro de la propia organización criminal.
 Contratar a expertos en diferentes disciplinas para la creación de tecnología.
 Inician con actividades de reclutamiento masivo y la capacitación de ciudadanos para
ciertas labores.
 Multiplicar sus bases de apoyo con la realización de obras públicas y espectáculos
masivos que le permiten.
 La difusión de una ideología (en ocasiones percibida como una religión, una doctrina,
una cultura o, en otras palabras, toda una forma de vida).

 Entre muchas otras cosas.

Se considera que uno de los más grandes esfuerzos internacionales en México que se han
hecho para combatir el crimen organizado es el “Plan Mérida” en el que podemos observar que
los esfuerzos de las dirigentes nacionales se han concentrado en el aspecto bélico como medida
para combatir el poderío bélico de las organizaciones, mejorar las actividades de espionaje y
contraespionaje, así como encontrar una manera de frenar a la industria armamentista para que
deje de proveer armamento a los criminales, esfuerzo que las estadísticas marcan que han sido
improductivas y poco eficaces para acabar con la delincuencia organizada, pues se centra en
capacitar al personal policiaco del gobierno pero al desatender la corrupción como un problema
que debilita la institución es entonces que por más entrenados que se encuentre el personal,
este puede ser usado para otros fines en lugar de una lucha directa al problema de los
criminales, y aun cuando los enfrenten, existe poco o nulo apoyo para fortalecer a los recursos
humanos una vez acabado el entrenamiento.

En el informe de Índice de Desarrollo Policiaco de la asociación civil Causa Común A.C. evalúa
los objetivos plateados por el poder ejecutivo en 2008 donde se habla de cómo el mismo estado
descuida al personal policiaco permitiendo la humillación dentro de la corporación en el treinta
por cierto del personal policiaco, los bajos sueldos que permiten que las bandas criminales
capten a estos cuerpos, es por eso que es necesario de políticas públicas, fortalecer a las
instituciones civiles e implementar reformas estructurales en los sistemas de policía y justica
del país.

Algunos estudios internacionales demuestran que no resulta efectivo negociar con el crimen
organizado, ya que estas negociaciones dependen de los gobiernos en turno y de su actitud
frente a cada uno de los cárteles, así como del beneficio que pudieran llegar a obtener
de cada uno de ellos. A estos argumentos, hay que agregar y recordar el hecho de que la
obligación del Estado es brindar seguridad a sus ciudadanos, evitar la privatización de la
violencia, y de las instituciones encargadas de combatirla, y ubicarse como el actor
principal para velar por el cumplimiento de la ley, para eso la mayoría de los estudios
recomiendan los siguientes cuatros ejes para poder cambiar la criminalidad del país:

1) Coordinación entre fuertemente eficaz entre las instituciones de gobierno entre órganos
de Inteligencia, Hacienda, policía, fiscalías y jueces, dirigida al desmantelamiento patrimonial
de las empresas legales e ilegales relacionadas con las organizaciones delictivas.

2) Impulsar el combate y la prevención de la corrupción política, mediante la restricción de


la “inmunidad” de los funcionarios, la investigación y la creación de redes estatales y federales
que reúnan evidencias sobre el tráfico de influencias, el conflicto de intereses, el
enriquecimiento ilícito, la malversación, el peculado, el encubrimiento, etc., con el fin de
formular acusaciones y dictar sentencias.

3) Es necesario fortalecer la relación internacional en materia de seguridad para alcanzar


el nivel más alto de cooperación con otros países para incautar y decomisar activos
patrimoniales ligados a grupos criminales en empresas legales.

4) Es importante que los ciudadanos participen por medio de la creación de una Red
nacional de prevención del delito y de los factores de riesgo, que esté en manos de la sociedad
civil y de las ONG, y esté coordinada por los estados, en materia de salud, educación,
mercado laboral, violencia intrafamiliar, etc.

Conclusión:
Es importante que el gobierno haga caso de las recomendaciones de los académicos y de los
estudios de política criminal con el fortalecimiento de las instituciones ya que de lo contrario no
podrá acabar con el crimen organizado, y a nivel internacional la relación con Estados Unidos
parece vital para poder solucionar nuestro problema, algo bastante difícil de conseguir con la
administración actual del Poder Ejecutivo de EUA.

Bibliografía
Galindo, V. (2013). La estrategia mexicana contra el crimen organizado en el marco de las relaciones México-
Estados Unidos (2008-2011). UNAM.

Hernández, J. (2008). El crimen organizado en Ámerica Latina y el Caribe: Amenazas y Perspectivas. Fundación
Friedrich Ebert.

Maihold, G. (2013). Historia global del crimen organizado. División de Ciencias Sociales y Económico
Administrativas.

Rivera, J. (2011). El crimen organizado. INSTITUTO DE ESTUDIOS EN SEGURIDAD.

Sánchez, E. (1993). Instrumentos jurídicos contra el crimen organizado. PGR, pp 41.

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