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Darío Sztajnszrajber

La Posverdad

Estudiantes: Lujan, Claudia; González, Micaela; Alaniz, Nahuel; Ramos


Francisco.

Profesora: Rodríguez, Anastacia.

Materia: Perspectiva Filosófico-Pedagógica.

Instituto: ISFDyT Nro. 42 Leopoldo Marechal.


En el presente trabajo nos proponemos analizar el tema de la posverdad, qué
es y como está presente en nuestro diario vivir. Para ello, haremos un tratamiento
de la exposición dada por el filósofo argentino Darío Sztajnszrajber, que tuvo
lugar el martes 7 de noviembre de 2017 en la Universidad de General Sarmiento.

Fue la primera de una serie de charlas acerca de filosofía, no solo para expertos
y estudiantes de la materia, sino también para estudiantes de otras carreras y el
público en general.

Se analizará a la posverdad, así como también a la filosofía en sí y como se


hizo un tratamiento de la verdad desde los inicios de la humanidad.
Algo notable de los profesores de filosofía es que dan clases a gente que no le
interesa la filosofía, ya que cuando estudian para tal profesión, la carrera es
endogámica, es decir, que uno piensa que le va a dar clase a gente que entiende
de la filosofía. La academia, la investigación se distancian de la docencia. Por
eso, la importancia de las clases que dan a otros, gente que no sea propia del
campo de la filosofía, ya que esto termina siendo lo más usual; la importancia de
charlas de filosofía al público en general sin duda es interesante, ya que invita a
ver a la filosofía no como algo difícil de entender, sino mas bien asequible a
todos.

Hay un principio de la otredad en la filosofía. Esto es, pensar desde el otro,


desde lo otro. Así le sucedió inclusive a Sócrates, que fue incomprendido por sus
coterráneos en Atenas. Hasta tal punto fue así, que el dijo: “vengo a hablar como
un extranjero”. Teniendo presente que Sócrates era el más ateniense entre todos
ellos, aun así, afirmo sentirse un extranjero. Esto fue porque Sócrates hacía
filosofía. En este momento, Darío se detiene y pregunta:

¿Quién puede entender las pavadas que se pregunta un filósofo?

Sin duda, cae como respuesta que la filosofía tiene una vocación disruptiva; no
viene a acompañar lo que se dice y afirma, sino más bien a cuestionarlo.

Ahora nos adentramos en el tema de la posverdad, palabra muy recurrente en


los medios de hoy en día. La posverdad, ¿Qué es?

A primera instancia parece un simple término de moda como el posmodernismo,


o como planteó Zygmunt Bauman, hablando de la modernidad liquida.1 El
concepto de posverdad es usado en gran manera en los medios, redes sociales
y demás espacios.

1
La modernidad líquida es una “sociedad líquida o amor líquido para definir el actual momento de la
historia en el que las realidades sólidas de nuestros abuelos, como el trabajo y el matrimonio para toda
la vida, se han desvanecido. Y han dado paso a un mundo más precario, provisional, ansioso de
novedades y, con frecuencia, agotador”.
Extraído de http://www.lavanguardia.com/cultura/20170109/413213624617/modernidad-liquida-
zygmunt-bauman.html
El lado de la academia, por su parte, rechaza las palabras de moda, como
sucede con la posverdad, entendiéndola como palabra de moda. Tal fue el caso,
que la palabra Posverdad fue elegida la palabra del año 2016, muy asociada a
la asunción de Donald Trump y al Brexit, es decir, a la salida de la Unión Europea
por parte del Reino Unido.

La palabra posverdad es también asociada a la política y a los medios de


comunicación, y lo mismo ocurre con la revolución tecnológica de la informática.
La revolución tecnocrática constela la filosofía, la política y la revolución tecno
mediática de manera conjunta. La filosofía, no obstante, tiene una cuestión
diferente con el tiempo la posverdad toma mucho de la tradición de la historia de
la humanidad, La palabra verdad está en juego todo el tiempo, lo estuvo en el
comienzo de la humanidad, y lo está ahora cuando se dice que la verdad esta
puesta en la tecno informática, o sea ese conjunto de dispositivos tecnológicos
mediáticos desde los cuales hoy se hace política.

Una categoría ancestral de filosofía es que es originaria, es decir está desde lo


existencial de lo humano; la verdad pasa a ser una cuestión que está en la
humanidad desde el principio de los tiempos. Esto quiere decir que viene a
romper con lo clásico o lo tradicional, ya que en la palabra posverdad se haya la
palabra verdad que viene acompañada de todas esas preguntas ancestrales que
se hace el ser humano y que vienen siendo siempre acompañadas de la gran
incógnita de no ser respondidas.

Un ejemplo podría ser Heráclito2 que se preguntaba así mismo acerca de la


verdad, y cuestionaba al resto; también hay otros ejemplos como Platón o los
mismos evangelios que expresan su filosofía de verdad. Pero regresando a la
cuestión de esta palabra “posverdad” también debemos aclarar el prefijo tan
cuestionado, que es el “pos” antes de la palabra “verdad”, un prefijo mal visto en
las instituciones académicas generalmente, que le viene a dar a esta última
mencionada, el significado de lo contemporáneo, de lo actual. El prefijo pos-
también viene a detectar lo limitado que es nuestro lenguaje, y a poner en tela

2
Nació hacia el 544 antes de Cristo, aproximadamente, y vivió en Éfeso, ciudad enclavada en la costa
Jonia, al norte de Mileto, hasta su muerte, en el 484 antes de Cristo.
de juicio todo lo ancestral de la palabra verdad. En una sola palabra se cruzan
esos dos aspectos, lo transitorio y lo eterno.

Los seres humanos, tal vez sin darnos cuenta, somos grandes filósofos en la
vida cotidiana, como por ejemplo cuando cuestionar una pregunta como qué es
el amor. Una palabra que puede parecer tan sencilla de mencionar para algunos,
pero que a otros en ciertos puntos de la vida les puede llegar a parecer como
una pregunta sin respuesta; esto en algunos genera un vacío existencial, ya que
les da paso a cuestionarse hasta sobre si mismos al ser esta una pregunta que
se hace la humanidad desde siempre. Por ejemplo, cuando una pareja termina
la relación, la parte que es dejada se cuestiona: “¿Qué es el amor? ¿Por qué
amamos?” Y preguntas por el estilo.

Una pregunta muy frecuente es:

¿En que se puede diferenciar la posverdad de la verdad?

Tal vez para sorpresa de muchos, en realidad el nuevo termino no viene a


cambiar nada, solo que el planteamiento contemporáneo de un tema clásico
adquiere una nueva fisonomía. No es que hay una única verdad que se
manifiesta con distintos términos como la fe, por ejemplo. No es que hay un ser
o una verdad que es la misma desde siempre, y que según la época o la
actualidad que lo aborde le proporciona a la verdad un nombre distinto. Un
ejemplo es la definición misma de la verdad, ya que hay muchas de ellas y
algunas son contradictorias entre estas, por lo que sería incomprensible buscar
la definición de verdad, ya que debería haber una sola.

Es una pregunta hoy en día no muy cuestionada, ya que generalmente las


personas van en busca de la seguridad, y no se cuestionan cosas “normales”
como “¿Qué será la verdad?” pero se le puede decir a la filosofía que es una
cuestión de buscar cierta libertad existencial, y quitar las ataduras de lo que no
vemos, cuestionarnos y repreguntar el porqué de las cosas, entender lo
entendido, y buscar algo más allá de lo que nos dijeron que es. Se dice que la
filosofía es el arte de rascar donde no pica, pero después enterarnos de que el
cuerpo estaba adormecido y en realidad estaba picando, pero nunca nos
enteramos.

Un aspecto que digno de mención es aquel que se cuestiona “¿De dónde viene
nuestra idea de verdad?” se dice que es una derivación de nuestros
pensamientos religiosos, o sea que el monoteísmo se vuelve ontomonoteísmo,
esto significaría o daría a entender que si creemos que en el cielo hay un único
ser que gobierna o un único Dios, creeríamos que acá en la tierra la
representación de ese dios seria esa única verdad. Pero hay veces que en la
filosofía se cuestionan que hubiese pasado si el politeísmo hubiese ganado en
el cielo, en el que convivieran dioses y que implicaría que no habría una verdad
divina que proliferara sobre el resto. Esto da a pensar que hay una cuestión de
política, o de poder sobre lo que se realiza en base a lo que es la verdad. La
pregunta seria “¿Quién encarna a la verdad?”.

Ahora viendo la verdad como el uso cotidiano del uso que le damos a ésta
podemos ver la definición que Aristóteles da. Dice que la verdad es una relación
entre lo que decimos y lo que es, a lo que luego le daría el nombre de teoría de
la verdad por correspondencia, o sea que tiene que haber un puente o una
adecuación entre lo que uno dice y lo que se es. Esto es lo que uno le exige a la
verdad ancestral ya que, si uno ve a un presidente afirmando algo en un discurso,
al comprobarlo luego, las conclusiones siempre dependerán del sujeto que vea
las estadísticas. Y aunque haya determinados consensos públicos que digan que
eso que se iba a mejorar, la realidad siempre es incomprobable.

Siguiendo la línea de lo que es lo verdadero y lo que es incomprobable nos


podemos cuestionar, “¿Es necesaria la verdad para hacer política?” Damos el
siguiente ejemplo: si un presidente revela todos los secretos de estado del país
que gobierna, éste sería apuntado como un traidor a la patria. En este aspecto
se puede ver como la verdad puede ser utilizada o manipulada por aquellos que
estén a cargo del poder, ya que al pueblo a veces sería mejor mentirle, no decir
ciertas cosas, para no generar cierto temor y descontrol. Por estos casos
recordaremos que el estado se asimila el poder de normalizador, y no un sistema
que impone lo prohibido y lo que se puede hacer. Así le daremos paso a otro
punto importante en el sentido de lo que se relaciona al poder y la verdad, que
es ni más ni menos que la justicia.

Verdad y Justicia; Verdad y Poder

Para mencionar brevemente con un ejemplo de lo que vemos en la justicia


haremos mención de la historia en la que Sócrates es invitado a participar de
una charla sobre lo que la justicia es para ellos (un grupo de filósofos) y en la
que se dice en cierto punto, que la justicia es el derecho que impone el que tiene
el poder. En ese momento, Sócrates desacuerda totalmente a esa idea, ya que
esa definición se asemejaría más a la idea de injusticia. Es por eso por lo que
luego los nueve libros de La Republica3 intentan explicar que esa definición de
justicia no es real.

Viendo así extemporáneamente la idea de la verdad yendo de la mano y su


relación estrecha con la política vamos a mencionar ciertos ejemplos actuales de
películas.

Primeramente, podemos dar el ejemplo de la película de “The Truman Show”


en la que podemos ver en el final de la película como el protagonista va en barco,
y que tiene miedo de ir viajando ahí por el temor que le habían impuesto. Luego
en un intento de que Truman no deje el programa y siga su rumbo a las Islas Fiyi
el productor del programa se le presenta y le dice esto: “Truman no te vayas,
¿Sabes quién soy? Yo soy Cristo; no te vayas, no hay más verdad allá afuera
que en este mundo que yo cree para vos, vos acá viste muchas mentiras y
muchos engaños, ¿Qué te crees que te espera allá afuera? En mi mundo no vas
a tener nunca nada que temer.” En ese momento, lo que Truman hace es irse
al camarín y llega a otra representación teatral, ya que encarna en su vida como
actor; va a la realidad, si se quiere, es Jim Carrey.

Y en segunda instancia podemos considerar otra película en la que Batman se


asocia a la policía, y ambos deciden que el pueblo necesita un héroe porque los
valores morales del pueblo parecían necesitar de cierta motivación. Por eso,

3
El tema central de la República es la reflexión sobre qué es la justicia y cómo se expresa en el hombre,
lo que lleva a Platón a abordar la organización de la ciudad-estado ideal.
seleccionan a un fiscal para que sea ese héroe. En resumen, el fiscal se vuelve
un villano, y Batman debe asesinar a ese héroe que necesitaban y decide
mentirle al pueblo y decir que él es un villano y asesinó al nuevo héroe. El pueblo
no puede saberlo, debido a este razonamiento: “a veces la verdad no basta, a
veces la gente merece más”.

Con estos dos ejemplos queremos referirnos a como en el mundo de las


películas también se hace presente la verdad y la posverdad, y como ésta va a
la par del bien y del mal, de cómo el poder da la decisión de elegir a aquel que
lo rige, cual es la verdad que se quiere impartir. También se desprende que
podemos elegir que verdad creer, ya que como mencionamos anteriormente la
humanidad se rige por cierto temor existencial a cuestionarse las cosas y vivir en
lo ya aprendido.

Por último, daremos un ejemplo sacado de la Biblia. Es propio del libro de Job,
en la que Dios y el diablo se proponen poner a prueba al mejor de los siervos de
Dios. Por eso, Dios deja que el diablo le quite todo, pero que no toque el alma
de Job. Así es como pierde todo, pero Job sigue creyendo en Dios; ya cansado,
Job le ruega a Dios que pare tanto mal. Y allí Dios le habla, y le dice que se
quede tranquilo, que hay misterios que el hombre no puede entender.

Así es como también vemos como en pos de un objetivo, Job sobrepasa todos
esos males, y también como el poder deja la opción de decidir cuál es el objetivo
de decir o no una verdad. Ya que Job no hubiese comprendido el por qué. Dios,
entonces, decide decirle una verdad lejos de la otra, y que Job no pierda su fe,
ya que si seguía así quizás se podría perder del buen camino que había seguido
durante toda su vida.

A continuación, Darío fundamenta su concepto de verdad mencionando la


siguiente historia: Un hombre andaba por el mundo buscando la verdad y no la
encontraba. En ese camino de búsqueda encuentra una casa repleta de velas
de distintos tamaños, entra a la casa y se encuentra con un viejito, quien le
pregunta, qué está haciendo él ahí. El protagonista del cuento responde “Estoy
buscando la verdad” y luego le pide información sobre las velas prendidas por la
casa, a qué se debe. El viejito le responde: Cada vela representa el tiempo de
vida que le queda a cada persona en la tierra. El hombre más joven, asombrado
por los distintos tamaños de cada vela imaginando cuánto le queda de vida a

muchas personas. Éste sigue recorriendo la casa hasta que encuentra la vela
que representa la vida de él mismo, descubriendo que no le queda mucho tiempo
de vida, entonces viendo que la vela de al lado contiene más aceite, decide
“robárselo” y echárselo para que su propia vela dure muchísimo más tiempo. De
repente aparece el anciano y le pregunta “¿No era que estabas buscando la
verdad?”. Entonces, podríamos reflexionar: ¿Acaso vemos la “verdad” que solo
queremos ver? ¿Buscamos una “verdad” que se adecue a nuestros deseos, y
todo lo opuesto a esto lo vemos como una mentira?

Poniéndole fin a ese cuento, comienza hablando de un relato escrito en la


Biblia, el cual consiste en el momento en que Jesús es llevado frente a Poncio
Pilato, quién lo recibe y escucha a Jesús decir: “Yo no soy un rey, yo para esto
nací y para esto vine al mundo: Par dar testimonio de la verdad” “Todo el que
está de parte de la verdad, escuche mi voz” a lo que Poncio se cuestiona “¿Qué
es la verdad?” Pregunta que no es respondida por nadie.

Platón dijo: “La verdad, si la hay, no está en este mundo” y Sócrates afirmó:
“Yo hay una única cosa que sé, que todo el que habla en nombre de la verdad
me está engañando, entonces mi propósito en la vida es cuestionar a todo aquel
que habla en nombre de la verdad”. De eso se trata la filosofía, de desacralizar
la verdad. Nadie puede venir a dar testimonio de la verdad en este mundo; el
que habla en nombre de la verdad, está anteponiendo su propio interés o su
propia lectura como si fuese la única, la quiere naturalizar y normaliza un estado
de cosas en función de su interés. La verdad es una aliada del poder. Están
fuertemente asociados. Verdad y Poder pasan a estar en una relación inherente,
si se quiere.

En términos de posverdad, Nietzsche plantea que “No hay hechos sin


interpretaciones”. Entonces, la verdad siempre es un ejercicio de interpretación.
Si es así, se trata entonces de un caso de una compulsa interpretativa. Tomemos
como ejemplo el caso Maldonado, sucedido hace unos meses, partiendo de las
variadas interpretaciones y “verdades” relatadas por distintos grupos políticos-
sociales. Cada grupo va a presentar una teoría para la cual va a “querer
encontrar” datos que lo fundamenten, pero siempre dependiendo de cómo se

interpreten los datos dados por los especialistas. Ninguna teoría va a pesar más
que la otra, sino que se va a fundamentar por cómo se interprete y lo que alguien
más quiera creer. Con este ejemplo está más que claro eso que Darío trata de
explicar sobre la verdad. Nadie sabe más que aquel testigo seguro o el mismo
fallecido lo que pasó en toda la situación. Los demás que vemos las noticias
somos los que formulamos teorías a partir de aquello que leemos y escuchamos
y va a ser esa teoría nuestra propia “verdad” pero no es la única. Por lo tanto,
notamos que los medios intentan normalizar cierta “verdad” para moldear un
pensamiento; nuevamente, Verdad y Poder están en un interjuego constante.

Mentira vs Verdad

El filósofo Jacques Derrida en uno de sus textos diferencia la verdad de la


mentira, diciendo que “El que miente sabe la verdad”; aquel no la dice. Mentir no
tiene que ver con lo que se dice sino con el uso de lo que se dice, no es una
cuestión informativa, sino ética, política. La mentira en la verdad es una cuestión
política. Aquel que miente busca un beneficio a partir de su engaño.

Es imposible probar que alguien está mintiendo, aun cuando se pueda probar
que no dijo la verdad. Porque la mentira no tiene que ver con lo que se dice, sino
con el uso o intención.

“La verdad es la mentira más eficiente” dice Nietzsche. Entonces ¿Qué es la


verdad? Una mentira que logra su objetivo, el cual es que le creamos, es decir,
que se haga verdad. No hay una verdad, son mentiras que logran que les
creamos y hay otras mentiras incompletas, imperfectas que no logran ese
objetivo. Siendo así, el mentirse a sí mismo, y aun sabiendo que estamos
mintiendo, nos terminamos creyendo, entonces esa mentira también se vuelve
realidad para nosotros.
A modo de cierre, es imperioso ponerse a pensar en la verdad; porque a lo largo
de la vida, siempre nos preguntamos por la verdad. Entonces, dado ya el
tratamiento del tema, ¿Qué es la verdad?

Alguien podría decir que la verdad es decir la realidad de las cosas. Pero
también pensamos que la verdad no la decimos solamente, sino que también la
vemos, la tocamos, la oímos. Sin embargo, la verdad no es algo que se pruebe
de manera empírica. Por un lado, se podría aplicar la verdad por
correspondencia. Se dice lo que es y si es lo que se dice, entonces algo es
verdadero, se convierte en verdad. No obstante, “No hay verdad sin
interpretaciones”, dice Nietzsche, y por lo cual vemos que toda construcción de
verdad es subjetiva.

El lenguaje también es subjetivo; por ende, si la verdad es decir la realidad de


las cosas, debemos preguntarnos según quien esa realidad es algo real,
verdadero. Toda construcción del lenguaje es una impresión de la persona que
la hace, así que no hay una única verdad. De determinado hecho, cada persona
hará su lectura y construirá su verdad. La misma palabra verdad tiene 11
definiciones, al menos. Esto ya es de por sí contradictorio, pues uno esperaría
hallar una sola. Hablar de posverdad es hablar de verdad, pero con el añadido
de lo actual, lo contemporáneo de nuestros días, donde los medios y el poder
tienen una fuerte relación. Además, la opinión pasa a tener más peso que los
hechos concretos y todo pasa a ser cuestionado.

Hablar de verdad es sin dudad una cuestión existencial, que ha atravesado al


hombre desde que se tiene noción del tiempo. Queda en cada uno plantearse
como percibimos la realidad, como sabemos que algo es verdad. Es, por así
decirlo, rascarse donde no pica; es problematizar hasta una verdad clara, si se
quiere. Tal vez, hacer filosofía es la única manera de encontrar la verdad,
probar si algo es verdadero y de como lo subjetivo da cuenta de ello.

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