El suelo es una mezcla de materiales sólidos, líquidos y gaseosos. La
adecuada relación entre estos componentes determina la capacidad de resistencia de una edificación. La proporción de los componentes determinan una serie de propiedades que se conocen como propiedades físicas y mecánicas del suelo: textura, estructura, color, permeabilidad, porosidad, consolidación entre otras.
Adicionalmente el suelo puede también contener materias orgánicas que
afectan sus propiedades físicas. Las partículas minerales son gránulos de diferentes tamaños, composición y características que no se hallan firmemente ligados entre sí. Pr ende los suelos depende no solamente de la resistencia de sus gránulos aislados sino también de las fuerzas de adherencia o atracción que existen entre ellos y los agregados. Estas fuerzas son de naturaleza muy compleja y responden a campos de energía externa o interna que tienen su origen en fuerzas moleculares.
Cabe destacar que las propiedades físicas de un suelo permiten identificarlo y
clasificarlos dentro de una amplia gama de posibilidades que existen en la naturaleza. Estas propiedades dependen además de la posición geográfica del suelo y la profundidad y espesor del estrato. Estos estudios permiten tener una apreciación del tipo de suelo con que se va trabajar y la influencia que tendrá en el medio ambiente. Es importante señalar que el ingeniero civil debe saber analizar e interpretar los resultados.