LAS CARICIAS
Las primeras caricias son importantísimas para el niño teniendo en cuenta las creencias
que durante años muchos niños fueron criados “científicamente”. Los padres tenían un
comportamiento y unas reglas tan estrictas que en vez de seguir a sus sentimientos se
separaban del niño creándoles esa inseguridad. Los alimentaban con un horario creado
por ellos o por el pediatra y no cuando lloraban o sentían hambre. Estas norma que daban
los pediatras estaba basadas bajo de las influencias por los primeros psicólogos behavioristas con el
fin de preparar al niño para un mundo frio y duro. Ahora vemos que la mayor preparación para vivir
en el mundo está en todos los mimos, contactos y caricias que los padres puedan dar a sus hijos.
Pero el amor no solo es bastante con tocar al niño y acariciarle o tenerlo en brazos. Si se le quita la
expresión de lo que siente y tiene que reprimir parte se sí mismo, cabe la posibilidad de que aunque
los padre le cojan en brazos y lo acaricien, seguirá sintiéndose no querido. Esa importancia de la
libre expresión del niño puede determinar su destino para el resto de su vida.
El niño que ha pasado por esta fase se pasará gran parte de su vida adulta tratando de tapar su dolor
con nuevos amores, historias sentimentales y flirteos. Cuantas más historias de este tipo tenga
aumentará su posibilidad de sentir, será una historia interminable porque sentirse amado o amada
significa primero resentir con toda intensidad el viejo dolor de no ser querido.
Cuando alguien dice “Me haces sentir una mujer” “Contigo me siento querido”, por lo general quiere
decir que no lo siente y que necesita actos simbólicos del exterior para lograr el convencimiento de
ser amado.
Ese niño en su desdicha de ser querido con su conflicto biológico, con sus enfermedades creadas, su
agresividad y sus fracasos escolares, trata de decir a los padres “por favor quererme, sino tendré que
seguir viviendo es esta mentira”. Pero mientras se mantiene la mentira, la cortesía, el desamparo, la
inutilidad la independencias y la falta de sinceridad, tanto el niño como sus padres se
autoconvenceran de que hay un intercambio de amor. El problema del niño es que no pone fin a la
mentira por temor a no ser querido.
En las constelaciones primales se trabaja con la persona llevándola a la situación que en su día
ocasionó esa falta de amor y represión haciéndola resentir todo el proceso traumático de entonces. A
veces la persona entra en catarsis, el recuerdo reprimido durante tanto tiempo, lo que generara un
"desbloqueo" súbito de dicha emoción o recuerdo, pero con un impacto duradero y le permitirá luego
a la persona, tomar conciencia de dicha emoción o evento o incluso poder hablar ampliamente sobre
ello para liberar esa represión