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LAS ROSAS DE LA LITERATURA HELENICA

Introducción:
a Lo largo de la historia humana, muchos autores han marcado el curso de la humanidad y la
manera en la que nos vemos como seres humanos, pero ninguno ha sido capaz de destronar
la percepción humana que construyo homero hace tantos siglos atrás.

En sus obras, la Ilíada y la Odisea, nos muestran desde las más altivas cualidades que puede
poseer un hombre, y los más oscuros deseos a los que puede sucumbir. Su literatura muestra
los diferentes matices por los que está compuesta la naturaleza de los seres humanos.

Muchos analistas se han cuestionado la verdadera autoría de estos poemas, se han basado en
ciertas incongruencias entre los dos cantos épicos, como el cambio radical entre personajes;
como es el caso de Aquiles, que se presenta en la primera obra como un valeroso héroe
guiado por el honor, y cambia a un hombre temerosos y arrepentido, para el cual la gloria y
el honor han dejado de tener el mismo significado; incluso algunas discrepancias que se
encuentran entre los dos textos. Una de estas, es la concepción femenina.

Dentro de las obras homéricas, y generalmente dentro de la cultura helénica, la mujer era
comúnmente vista como fuente de infortunios, esto tomando ejemplo de varios mitos
particulares de la obra, tales como la manzana de la discordia( la cual dice la historia fue la
causante de la guerra de Troya dentro de la mitología griega)en la cual la diosa de la
discordia deja caer una manzana dorada en una reunión en el olimpo con la inscripción ;
para la más hermosa de las diosas; por esta manzana se disputaran 3 diosas, Hera reina de
los dioses, Atenea diosa de la sabiduría, y Afrodita diosa del amor, y Zeus, rey de los dioses,
dará la tarea de elegir al príncipe parís de Troya. Cada diosa le ofrecerá un regalo, cada uno
más mundano que el otro, sin embargo, la sabia diosa del amor fue quien hizo la oferta que
el joven príncipe troyano escogería, le prometió el amor de la mujer más hermosa en las
tierras de Grecia, lo que llevo al príncipe a raptar a la reina Helena, motivo que desencadeno
la guerra de Troya.

Dentro de esta guerra, y empezando a tratar las obras homéricas, se muestran dos
perspectivas opuestas del componente femenino. La primera que podemos ver es en la
Ilíada, donde Helena actúa como antagonista, este relato lo conocemos por labios del rey
Menelao; que cuenta que en medio de la guerra, cuando los griegos se hallaban dentro del
caballo de Troya, ingeniosa idea de Odiseo para entrar en la ciudad amurallada; la reina de
lacedemonia imito las voces de las esposas de los más valerosos guerreros para intentar
averiguar si se trataba de una trampa y de sr si, hacer que estos salieran del caballo para que
los troyanos pudieran darles muerte

“¡Que no hizo aquel fuerte varón en el caballo de pulimentada madera, cuyo


interior lo ocupábamos los mejores argivos, para llevar a los troyanos la
carnicería y la muerte! Viniste tú en persona- pues debió de moverte algún
numen que anhelaba dar gloria a los troyanos- y te seguía Deifobo,
semejante a los dioses. Tres veces anduviste alrededor de la hueca
emboscada, tocándola y llamando por su nombre a los más valientes
danaosy, al hacerlo, remedabas la voz de las esposas de cada uno de los
argivos. Yo y el Tidia, que con el divinal Odiseo estábamos en el centro, te
oímos cuando nos llamaste y queríamos salir o responder desde entro;” (110,
canto IV, homero,2012)

Otro gran ejemplo es Clitemnestra, la Orestiada, la cual engaño y traiciono a su marido, para
después llevarlo a una certera muerte. Esta mujer es conocida dentro de los ámbitos
literarios como prestigio de maldad o sinónimo de traición. Era la mujer del rey Agamenón
el cual participo de la guerra de Troya, ella no se reconoce como la madre o esposa amorosa,
sino como la llamada FEMME FATALE, la peligrosa e irresistible amante, embellecida por
las negras telas que cubren su figura, es la exótica rosa rodeada de mortíferas espinas,
Clitemnestra se hizo con el peor de los prestigios que podían esperar los griegos en una
mujer, la calculadora y fría belleza que asesino a sangre fría a su esposo embaucando a su
amante para cometer tal crimen a su nombre. La reina es el sinónimo de desconfianza, que
puede ser comparado con los textos bíblicos; en el libro Genesis, cuando Eva es la causante
de la expulsión del Edén de los seres humanos, y se le castiga a sufrir una infinidad de
dolores a lo largo de su vida; la mujer movida por el odio; causado al principio por la
indiferencia de su marido y que incrementara más adelante, ya que este sacrificara a su hija
en nombre de la diosa Artemisa; se convertirá en el símbolo griego de la tiranía y la
ambición de poder.

“Por eso ya nunca seas ingenuo con una mujer, ni le reveles todas tus
intenciones, las que tú te sepas bien, más dile una cosa y que la otra
permanezca oculta. (…) Te voy a decir otra cosa que has de poner en tu
pecho: dirige la nave a tu tierra patria a ocultas y no abiertamente, pues
ya no puede haber fe en las mujeres”. (231, canto XI, Homero)

Estas mujeres anteriormente mencionadas, representan la oscuridad disfraza de tiernas


caricias, las cómplices y estrategas del enemigo, representan una de las dos caras de una
moneda, la mirada oscura de la luna, sin embargo, el tema central a tratar será el punto
medio entre estas dos caras, el matiz de grises entre estos opuestos. La odisea, como
mencionamos anteriormente, muestra las características humanas desde sus cimientos, por lo
tanto, no es de extrañar que Homero nos muestre la discreta comparación entre estas dos, el
poeta da a conocer las dos perspectivas del amor griego, y un solo hombre víctima de estas
dos criaturas, de belleza superior. Esta es la problemática principal de la comparación entre
los cantos V y XIX del poema Homérico.

Para los griegos, el amor podía dividirse en 4 categorías, Ágape, Eros, Philia, y storge,
dentro de estos siendo los que más contrastan Eros, el amor carnal, y Ágape, El amor
incondicional. Calipso, la divina entre las diosas, quien estuvo con Odiseo en su isla por 7
años, ofreciéndolo los placeres de la carne, tales como comida y comodidad, así como
calmar una de las más comunes preocupaciones humanas, la muerte. La diosa promete
hacerlo inmortal si este decide quedarse a su lado. La diosa representa la parte Eros del
amor, la que llena los placeres de la carne, el amor efímero e intenso; el cual es el más
común entre los dioses olímpicos; calipso intenta convencer al héroe por medio de su
belleza y de su cuerpo, para que se quede eternamente a su lado, aun sabiendo que este
añora regresar a su casa y a su matrimonio.

“si tu inteligencia conociese los males que habrás de padecer fatalmente


antes de llegar a tu patria, te quedarías conmigo, custodiando esta morada
y fueras inmortal, aunque estés deseosos de ver a tu esposa, de la que
padeces soledad todos los días. Yo me jacto de no serle inferior ni en el
cuerpo ni en el natural” (135, canto V, 2012)

Esta diosa muestra un amor egoísta y vanidoso, un amor que solo satisface al cuerpo y al
orgullo. Este tipo de amor se clasifica como uno muy efímero, guiado por el impulso y la
idealización del momento. Esta diosa a su vez también representa el aspecto dionisiaco
dentro de la vida de Odiseo, ya que vive en una isla paradisiaca, en la cual no tiene
responsabilidad alguna, ya que el tiempo no tiene peso sobre ella. Esta incita al héroe a
unirse a ella en su eterna fiesta del disfrute, que se olvide de las responsabilidades que le
esperan en su casa; hay que tomar también en cuenta que en el momento en que la diosa
comunica esto a Odiseo, l héroe se encuentra en total esperanza, y casi ni se asemeja al
guerrero que nos narra Homero en la Ilíada y justamente estos sucesos son los que dan el
inicio al viaje del rey de Ítaca;

En el otro lado dela balanza se encuentra Penélope, a quien llaman la prudente, la esposa fiel
que espera a su marido, y crea artimañas para evitar que otro ocupe su lugar, la reina de
Ítaca representa el Ágape del amor, lo puro, el cariño sincero, que se mantiene a pesar de
todo. Es un amor profundo y casi inquebrantable, es un amor puro que no espera nada a
cambio. Este personaje es muy difícil de encontrar dentro de la literatura helénica, que
siempre presenta a la figura femenina como parte de los antagónicos de la historia, se podría
decir que es prácticamente único.

Penélope se presenta a nosotros como la esposa fiel, pero en ella también hay reflejos de
calipso, y en la diosa se ve reflejada la reina de Ítaca. La diosa deja ir al valeroso Odiseo por
mandato divino, sin embargo, en la última acción que estos do s comparten se denota los
brotes de un tímido amor que ha nacido en ella en base a la convivencia que han tenido. Y la
reina también muestra ápices de vanidad, cuando el divinal Odisea exalta su gran belleza y
sus gracias, esta dice que, aunque es poseedora de ellas no son lo que podrían ser en
compañía de su esposo o lo que antes habían sido.

“¡Forastero! Mis gracias -la belleza y la gala de mi cuerpo- destruyeronlas


los inmortales cuando los argivos partieron para Ilion y se fue con ellos mi
esposo Odiseo. Si este, volviendo, cuidara de mi vida, mayor y más hermosa
fuera mi gloria” (352, canto XIX, 2012)

CONCLUSION
Una vez más, homero nos convence que los seres humanos no nos inclinamos hacían un solo
lado de la balanza entre el bien y el mal, que estamos compuestos por diversos matices, que,
aunque hay personas que tienen más características de uno de estos, no se componen
únicamente de este, son todos diferentes mesclas entre estos conceptos básicos.

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