EDUCACIÓN SECUNDARIA
ORIENTACIÓN
EDUCATIVA
Atención a la diversidad
y educación inclusiva
15 Vol. II
Elena Martín
Facultad de Psicología. UAM
Teresa Mauri
Facultad de Psicología. UB
Isabel Cuevas
Facultad de Psicología. UAM
Gerardo Echeita
Facultad de Formación de Profesorado
y Educación. UAM
Ricardo García
Facultad de Educación. USAL
Ana Martín
Equipo Educativo de Orientación
y Psicopedagógico de Moncloa-Chamberí.
Madrid
José Orrantia
Facultad de Educación. USAL
Emilio Sánchez
Facultad de Psicología. USAL
Marta Sandoval
Departamento de Psicología Evolutiva
y de la Educación. UAM
Cecilia Simón
Departamento de Psicología Evolutiva
y de la Educación. UAM
FORMACIÓN DEL PROFESORADO. EDUCACIÓN SECUNDARIA
ORIENTACIÓN
EDUCATIVA
Atención a la diversidad
y educación inclusiva
15 Vol. II
Formación del Profesorado. Educación Secundaria
Serie:
Director de la colección: César Coll
Coeditan
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Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional
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Reprográficos, www.cedro.org).
ÍNDICE
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
8. Los problemas de comportamiento, Cecilia Simón, Marta Sandoval y Ana Martín . . . 147
Los problemas emocionales y de conducta en el aula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Barreras para el aprendizaje y la participación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Claves para una respuesta eficaz desde el aula y el centro: prevención
e intervención. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
Actividades/Fuentes y recursos/Referencias bibliográficas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
PRESENTACIÓN
Por fortuna, los implicados en los procesos educativos escolares –docentes, directivos, fami-
lias, estudiantes, responsables de la política educativa– han ido tomando conciencia de la
complejidad que implica aprender y, por tanto, enseñar. Entre los factores que contribuyen
a esta complejidad se encuentran todos aquellos que remiten a las características psicológi-
cas de quienes aprenden y a las consideraciones pedagógicas que es preciso tener en cuenta
para favorecer lo más posible una enseñanza que responda a la peculiar forma en la que
cada alumno y cada alumna van construyendo su aprendizaje.
Los profesionales responsables de esta orientación educativa –los orientadores, las orienta-
doras– tienen ante sí una tarea difícil que requiere de la colaboración de otros profesionales
expertos, pero que demanda ante todo una sólida formación, inicial y a lo largo de todo su
desarrollo profesional. Los tres volúmenes de esta colección pretenden contribuir a la fase ini-
cial de esta formación. En primer lugar, acotando el modelo teórico que fundamenta la in-
tervención de los orientadores (volumen I). En segundo, desarrollando los principios básicos
de la educación inclusiva, aquella que podría permitir que todos los alumnos y las alumnas
encontraran en su centro escolar una respuesta ajustada a su particular forma de aprender
(volumen II). Por último, el tercer volumen de la colección busca recordar que los orienta-
dores deben promover la innovación asesorando en aquellos procesos de mejora que todo
centro educativo necesita impulsar en el día a día si quiere dar respuesta a la complejidad a
la que aludíamos al comienzo de esta presentación.
7
INTRODUCCIÓN
La educación inclusiva figura en este momento en las agendas de todos los organismos
internacionales educativos, pero, lo que es más importante, ha comenzado a ser un valor
asumido por una mayoría de la sociedad. Quienes comparten el convencimiento de que
cualquier persona debe poder ver realizados en su vida los derechos de todo ser huma-
no, comprenden con facilidad que, si la educación escolar quiere contribuir a esta meta,
las escuelas deben ser lugares de inclusión.
Contribuir a que los centros escolares sean cada vez más inclusivos implica ajustar la ayuda
que se brinda a cada alumno o alumna a sus peculiares formas de aprender. La atención a
la diversidad se convierte entonces en la clave de la educación inclusiva, como se viene po-
niendo de manifiesto en los resultados de las evaluaciones internacionales de la calidad de
los sistemas educativos. El concepto de calidad que subyace a estos estudios implica un
equilibrio entre excelencia y equidad. Es decir, un sistema es de mayor calidad en la medi-
da en la que todos sus alumnos aprenden lo más posible. La excelencia de los sistemas edu-
cativos o de los centros escolares se mide a través de sus niveles de rendimiento, pero
¿cómo se mide la equidad?
¿Es posible que existiendo igualdad de oferta educativa no se alcance la igualdad de resul-
tados? Por desgracia, se ha comprobado que sí sucede. Mantener a todos los alumnos jun-
tos en una misma vía educativa hace más difícil la enseñanza precisamente porque aumenta
8 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Con este marco teórico de referencia, esta obra se organiza en nueve capítulos. El primero
de ellos, de Gerardo Echeita e Isabel Cuevas, «La educación inclusiva», se dedica –como
no podía ser de otra manera– a definir las claves de la educación inclusiva, sus principios,
sus retos, los logros que se van alcanzando y las barreras que siguen existiendo. En el capí-
tulo 2, «La atención a la diversidad en la escuela inclusiva», Elena Martín y Teresa Mauri
analizan cuáles son las diversas medidas que los centros inclusivos ponen en marcha para
responder a la diversidad del conjunto de su alumnado, tanto desde el punto de vista del
currículo como de la flexibilidad en la organización y el funcionamiento del centro.
Cuando no se consigue ajustar la ayuda educativa a las particulares necesidades del alum-
nado, se incrementa la probabilidad de que se produzcan dificultades de aprendizaje. Esto
puede suceder en cualquiera de los ámbitos del currículo, pero en esta obra se ha conside-
rado que existen dos que resultan especialmente relevantes por su carácter instrumental: la
comunicación a través de la lengua escrita y el conocimiento matemático. Por ello, los ca-
pítulos 3 y 4, «Las dificultades de aprendizaje: la lectura y la escritura», de Emilio Sánchez,
Ricardo García y Héctor García Rodicio y «Las dificultades de aprendizaje: las matemáticas»,
de José Orrantia, analizan la naturaleza de las dificultades de aprendizaje en estas compe-
tencias. Los primeros se ocupan de la lectura y de la escritura y el segundo aborda las situa-
ciones que suelen producirse en uno de los aprendizajes esenciales de las matemáticas como
es el proceso de solución de problemas. En ambos casos, los autores han tenido que acotar
drásticamente el contenido del capítulo y, por otra parte, han enfocado el análisis de estas
dificultades desde su origen en los primeros años de la educación obligatoria, ya que es en
este período durante el que se generan estos problemas que, de no atajarse, se arrastran du-
rante toda la escolaridad. Los orientadores, que pueden trabajar en centros tanto de educa-
ción infantil, como de educación primaria o secundaria, deben ser expertos en la prevención
de este tipo de dificultades, lo que significa que deben ser capaces de asesorar a los docen-
tes en los principios psicopedagógicos que subyacen en la enseñanza de estas aprendizajes.
La diversidad del alumnado puede alcanzar, en algunos casos, umbrales que exigen res-
puestas específicas para superar las barreras que ponen en riesgo su inclusión. Determina-
das características de los alumnos y alumnas exigen cambios sustantivos en las formas de
enseñanza, entre los que se incluyen, en ocasiones, la incorporación de nuevos recursos
materiales y personales. La Administración debe garantizar estos recursos. Por esta razón,
INTRODUCCIÓN 9
María José Montón analiza en el capítulo 5, «La atención a los alumnos y alumnas en des-
ventaja cultural», la forma más adecuada de organizar la escolarización de los alumnos
cuyo origen sociocultural puede suponer una desventaja para el aprendizaje, a no ser que
se tengan en cuenta sus peculiaridades al organizar la enseñanza. En el capítulo 6, de María
Luisa Galán y Gerardo Echeita, «La atención al alumnado con necesidades educativas
especiales», estos autores describen la evolución que ha tenido la forma de entender las de-
nominadas necesidades educativas especiales y cómo habría que atender a este alumnado
en los centros inclusivos.
El marco general que se establece en este texto se va concretando a continuación para co-
lectivos concretos. Así, en el capítulo 7, «La atención al alumnado con altas capacidades»,
Mercè Martínez aborda la respuesta a los alumnos y las alumnas con altas capacidades. En
el capítulo 8, «Los problemas de comportamiento», Cecilia Simón, Marta Sandoval y Ana
Martín se ocupan de cómo afrontar los problemas de comportamiento y, finalmente, en el
capítulo 9, «La atención al alumnado con problemas de salud mental», Isabel Gómez
Alemany analiza las dificultades que los centros educativos están teniendo para identificar,
entender y responder a las necesidades de los alumnos y las alumnas con problemas de
salud mental, un ámbito de intervención especialmente complejo, entre otros factores, por
la exigencia de trabajo intersectorial que implica.
11
1. LA EDUCACIÓN INCLUSIVA
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Gerardo Echeita
Facultad de Formación de Profesorado y Educación. Universidad Autónoma de Madrid
Isabel Cuevas
Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid
Alguien ha dicho que una de las características más distintivas de los humanos es nuestra ca-
pacidad de «soñar mundos posibles». Gracias a ello somos capaces de imaginar, por ejemplo,
un mundo en el que fuera una realidad el reconocimiento de la diversidad humana y la igual-
dad de oportunidades de hombres y mujeres, sin distinción de rezo, clase social, origen, pro-
cedencia o capacidad. Pero no sólo somos capaces de soñarlo, rememorando la famosa arenga
de Martin Luther King, «I have a dream», en la difícil y racista década de 1960, sino que tra-
bajamos duro por conseguirlo, alcanzando primero en el mundo virtual de las leyes, lo que tar-
dará luego mucho tiempo en ser o parecerse a una práctica coherente con ese mismo sueño y
los valores que encarna.
A este respecto basta una simple mirada a nuestras principales leyes y normas educativas
vigentes, ciertamente con un poco de benevolencia, para constatar que se hacen eco y com-
parten, en efecto, la meta de un sistema educativo orientado por valores y principios inclu-
sivos. Véase, como muestra de ello, nuestra Constitución o el artículo 1 de la Ley Orgánica
de Educación (LOE, 2006), en el que se recogen los principios de ésta.
Pero, ¿qué queremos decir cuando hablamos de inclusión educativa? Nos ha parecido opor-
tuno antes de tratar de definir o concretar de qué hablamos cuando nos referimos a la in-
clusión educativa, compartir una metáfora basada en un hecho cotidiano como es «cruzar
una calle», para explicar, a su vez, un concepto muy relevante para la práctica profesional
como es el de perspectiva.1 Una de las ideas centrales de este volumen es que el sistema
educativo, desde sus administradores hasta el profesorado, pasando por los servicios de
orientación y llegando a las familias, deben revisar la perspectiva dominante desde la cual
han interpretado cómo enfrentarse a la diversidad del alumnado y, en consecuencia, revi-
sar también las prácticas de distinto tipo que han llevado a la acción, movidas por sus cre-
encias o concepciones.
Tú que lees este libro, cada vez que te aproximas a la acera de una calle concurrida con la
intención de cruzarla, de manera más o menos imperceptible –incluso para ti mismo– girarás,
aunque sea ligeramente, la cabeza a la izquierda, pues de ahí suelen venir habitualmente
los vehículos que transitan por nuestras calles, avenidas o carreteras. Se trata de un esque-
ma muy básico, aprendido en parte por la paciente insistencia de nuestros progenitores y en
buena parte, también, por un aprendizaje inconsciente, a fuerza de observar cómo otros
cruzan las calles y de cruzarlas nosotros mismos. Por mucho que nos parezca un esquema
1. La noción de perspectiva es muy importante en la comprensión del mundo social. Booth y Ainscow (1998, p. 8) se
refiere a este concepto como el constructo que nos ayuda a explicar un hecho, como por ejemplo, las dificultades que
experimentan algunos alumnos para aprender, resaltando del mismo qué vemos (y, por lo tanto, también qué deja-
mos de ver o considerar), cómo lo interpretamos y, en consecuencia, cómo actuamos al respecto. Las perspectivas
ponen de manifiesto, en último término, el conjunto de concepciones y teorías implícitas que tenemos sobre un de-
terminado hecho o proceso social.
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA 13
muy normal no hace falta sino trasladarnos al Reino Unido para comprobar que, o bien
aprendemos otra forma de cruzar en dicho país –habida cuenta de que en esos lares tienen
la costumbre de circular de derecha a izquierda–, o bien antes que después terminaremos
con nuestros huesos rotos en un hospital británico lamentándonos de lo «especiales» que
son los ciudadanos de ese Reino.
Terminamos la metáfora con dos análisis pertinentes al caso que nos ocupa. El primero es
que, la inmensa mayoría de las veces, los continentales terminamos por aprender a cruzar
las calles inglesas de forma adaptativa a la nueva situación de isleños, no sin que ese apren-
dizaje se vea facilitado con algunas ayudas o apoyos, que en los últimos años se han incor-
porado al diseño urbano británico, como son unas llamativas advertencias escritas en el
suelo de muchos lugares de cruce, en los que imperativamente se lee: «¡Preste atención y,
por favor, mire a la derecha!». Por lo tanto, aunque nos cueste, ¡podemos aprender y cam-
biar! esquemas muy básicos y muy automatizados de nuestro repertorio, si queremos con-
seguir nuestros más preclaros objetivos (en el ejemplo que nos ocupa, terminar felizmente
nuestra estancia en el Reino Unido). Segunda enseñanza: que sólo cuando nos hemos visto
insertos de pleno en otro contexto social en el que nuestros esquemas (rutinas, conceptos o
valores) resultan ineficaces o poco adaptativos para nuestros objetivos, nos hacemos cons-
cientes de lo relativo de dichos esquemas y quién sabe también si, en algún caso, de lo in-
adecuados o perfectibles que pudieran ser algunos de ellos. Por lo tanto, para conocernos
y para valorar si nuestras concepciones y aprendizajes más implícitos y profundos son
los adecuados a los nuevos territorios que queremos explorar, tendremos que adentrarnos
en ellos sin remedio y con valor, lo que no resta para que sean bienvenidas todas las ayu-
das, asesoramientos y apoyos que nos sirvan para que la exploración pueda llevarse a cabo
finalmente con éxito.
El proceso interminable de avanzar hacia una educación de calidad para todas y todos los
alumnos y alumnas vulnerables a los procesos de exclusión, fracaso escolar o marginación
posee elementos isomórficos con la metáfora que acabamos de presentar (evidentemente
también otros que les son propios). Podríamos afirmar, en primer lugar, que supone un fas-
cinante (y también muy difícil) viaje a una tierra desconocida, por explorar, de la que se nos
ha dicho que es mejor que en la que ahora vivimos. En este caso esa tierra ignota es el
territorio de la igualdad, de la no discriminación por razones de sexo, capacidad, proce-
dencia, origen o cualquier otra de las que explican al ser humano. Es la tierra de la equi-
paración de oportunidades y la de valores como la justicia, la equidad, la compasión, el
respeto, la fraternidad o la convivencia pacífica. Esa meta, ese territorio en buena medida
todavía inexplorado, es la que está ya conseguida en tantas Constituciones, leyes y decla-
raciones nacionales e internacionales que nos afectan, la última de las cuales es la de la
Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (UN, 2006)
que en su artículo 24 establece el derecho a una educación inclusiva. Lo que hoy sabemos,
14 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
con total certeza, es que para explorar ese territorio no nos van a servir los esquemas
(las concepciones, las estrategias y los valores educativos), que hemos aprendido (¡durante
mucho, mucho tiempo!) en el mundo escolar en el que todavía habitamos, pues éste no
fue creado para atender a la diversidad del alumnado, sino, como bien sabemos, bajo el cri-
terio de ofrecer «algo de educación para todos, más educación para algunos y una educa-
ción diferente para otros» (Black-Hawkins, Florian y Rouse, 2007, p. 8). Tendremos,
entonces, que cambiar radicalmente de perspectiva (como debemos cambiar la dirección
hacia donde miramos al cruzar las calles en el Reino Unido), pues de lo contrario nuestros
avances hacia esa meta serán limitados, contradictorios y, a la larga, frustrantes.
Pero, ¿cuál es esa perspectiva dominante que debemos cambiar? Las concepciones y los mo-
delos de actuación que han predominado en los responsables de organizar la respuesta
educativa para el alumnado más vulnerable han recibido, según el caso, varios nombres:
«individual», «esencialista», «remedial» o «médico» pero todas estas denominaciones asu-
men, en general, los principios que se presentan en el cuadro 1.
Sólo este pequeño grupo La educación especial o en su caso «compensatoria» tiende a organi-
de alumnos y alumnas re- zarse en un esquema de «todo o nada». Los alumnos o alumnas que
quiere ayuda especial. son considerados especiales tienen toda la ayuda especial que cada sis-
tema educativo puede prestarles. El resto del alumnado permanece en
los centros ordinarios sin ningún sistema complementario de ayuda y,
si lo hay, éste es mínimo.
Los problemas que origina la Si un alumno o alumna presenta dificultades para aprender es, en lo fun-
educación de estos alum- damental, porque tiene algo mal, algún déficit o limitación o caracte-
nos y alumnas tienen que rística social o familiar que interfiere con el proceso de aprendizaje. Se
ver, fundamentalmente, con trata de una importación del denominado modelo clínico o médico;
sus deficiencias o con sus li- cualquier dificultad de aprendizaje es vista como un síntoma de un déficit
mitaciones personales. que debe ser diagnosticado y tratado individualmente.
Las ayudas especiales que Las ayudas especiales se concentran en escuelas especiales o clases es-
precisan los alumnos espe- peciales (o con otras denominaciones) desde donde es posible ejer-
ciales se prestan mejor en cer una discriminación positiva, en la medida que se supone que se
grupos homogéneos de ni- rentabiliza a los especialistas y los recursos especiales invertidos. La
ños y niñas con idénticos educación de este alumnado debe ser responsabilidad de un profe-
problemas. sorado también especial, en términos de conocimientos, destrezas y
habilidades propias para trabajar con el mismo.
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA 15
Una vez que un grupo es de- Separados los alumnos y alumnas especiales, se considera que el resto
finido como especial, el res- de los alumnos y alumnas normales no van a precisar ninguna ayuda
to de la población escolar especial y, en consonancia, no se presta ninguna ayuda extraordina-
puede considerarse como ria al profesorado y a los centros que trabajan con alumnos y alum-
normal. nas normales. Se refuerza una valoración dual de las diferencias
humanas (nosotros, normales-los otros, especiales).
Fuente: basado en Ainscow (1995 y 2001).
¡Detente ahora! Antes de continuar, es necesario que te pares a pensar (¡hacia qué lado de
la calle estás mirando!), pues no sería extraño que todas o buena parte de las anteriores
ideas te parezcan adecuadas y sean aquellas en las que crees. ¿Dónde está el problema?,
podrían preguntarse algunos. El problema está en las consecuencias que esta forma de pen-
sar y actuar ha tenido y tiene, no sólo para sus esperados destinatarios, sino también para
el conjunto del sistema educativo en relación con su capacidad para responder con equidad
a la diversidad del alumnado con derecho a aprender. Veamos algunas de ellas, analizadas
más detalladamente en otro trabajo (Echeita y Simón, 2007).
Es una opinión compartida por los expertos que han analizado esta forma de pensar y actuar
que el resultado de estos planteamientos lo que ha hecho ha sido reforzar:
• El condicionamiento a la baja de las expectativas (del profesorado y de las familias
principalmente), por efecto del proceso de etiquetaje.
• El encasillamiento de las actuaciones didácticas.
• La limitación de oportunidades, que finalmente terminan padeciendo los alumnos y
las alumnas considerados con necesidades educativas especiales.
• El refuerzo de la idea de que la educación de este alumnado es una cuestión funda-
mentalmente de más recursos.
• La segregación escolar y la «invisibilidad» de los afectados.
• El mantenimiento del statu quo.
16 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Cualquier alumno o alumna puede ex- Se asume que todos los alumnos y alumnas pueden tener difi-
perimentar dificultades para aprender en cultades para aprender en un momento determinado, y por ra-
un momento u otro de su escolarización. zones diversas, no sólo un grupo concreto considerado especial.
Las dificultades educativas resultan de Se adopta una perspectiva interactiva a la hora de analizar
la interacción entre las características las dificultades de aprendizaje. Éstas no pueden entender-
del alumno o alumna y el currículo que se sin tener en cuenta la intervención educativa (enseñan-
la escuela le ofrece. za) que se ofrece desde el centro escolar.
Los sistemas de ayuda y apoyo deben Los sistemas de ayuda y apoyo, incluido el asesoramiento
estar disponibles para todo el alumna- psicopedagógico, deben organizarse pensando que cual-
do que lo precise. quier alumno o alumna puede necesitarlo en diferentes
momentos a lo largo de su escolarización.
La inclusión social se prepara en la La escuela ordinaria debe ser un lugar privilegiado para
inclusión escolar. combatir las actitudes discriminatorias, y crear comunida-
des de acogida, en definitiva, para ayudar a construir una
sociedad incluyente y cohesionada.
Todos los profesores deben asumir la La educación de todos los alumnos y alumnas es respon-
responsabilidad del progreso de todos sabilidad del profesor regular del aula y no de un profesora-
los alumnos o alumnas, sin exclusiones. do especial.
Deben organizarse sistemas de apoyo El profesorado debe contar con las ayudas y apoyos
al profesorado para que éste pueda necesarios para responder de forma adecuada a las nece-
asumir sus responsabilidades con la to- sidades de todos y cada uno de sus alumnos y alumnas.
talidad del alumnado.
Desde otro punto de vista podría decirse que esta perspectiva se basa en el principio de que
lo que necesitamos aprender es que todos estos niños y niñas, adolescente y jóvenes
a los cuales hoy reconocemos como más vulnerables a los procesos de exclusión, margi-
nación o fracaso escolar por razones diversas, tienen derecho a que ello no sea así, esto es,
a una educación de calidad en el más amplio y profundo sentido del término calidad.
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA 17
Los esfuerzos y trabajos que se lleven a cabo desde esta perspectiva del derecho a lo que
habrán de estar atentos, como nos señala Lema (2009, p. 32), en relación con el alumnado
con discapacidad (pero igualmente aplicable al resto de los que están en condiciones de
vulnerabilidad), es a «la creación de las condiciones para que estos derechos sean reales y
efectivos, lo que necesariamente incluirá cambios sociales importantes más allá de las leyes
y los tratados internacionales». En otras palabras, estamos obligados a crear esas condicio-
nes, así como a reconocer y eliminar las barreras escolares de distinto tipo (Booth y Ains-
cow, 2002), que limitan el ejercicio efectivo de ese derecho, pues como ha señalado la
propia presidenta del Tribunal Constitucional español «… la imposibilidad del ejercicio de
los derechos no es cosa distinta, en sus efectos, a la ablación llana y lisa de su titularidad»
(Casas, 2007, p. 43). En este sentido, el concepto de barreras, que se origina en los estudios
sobre la discapacidad (Barton, 2009), se configura ahora como nuclear en la tarea de hacer
frente a la diversidad del alumnado en la escuela, sin perder de vista a los que se encuen-
tran en mayor riesgo de fracaso, marginación o exclusión educativa.
En todo caso, y al igual que hemos aprendido a partir del ejemplo de cruzar las calles, la única
forma de aprender consistentemente esta nueva perspectiva es adentrarnos de lleno en ese te-
rritorio, aunque, paradójicamente, no estemos plenamente preparados para ello. De hecho, los
orientadores y orientadoras en el ejercicio de sus funciones se enfrentan a diario a la ansiedad
que subyace a esa paradoja cuando, por ejemplo, tienen que realizar un dictamen profesional
sobre alguna de las modalidades de escolarización posibles hoy día respecto a los alumnos
y alumnas con necesidades educativas especiales (al respecto véase el capítulo 6, «La atención
al alumnado con necesidades educativas especiales», de Galán y Echeita, en este volumen).
Ciertamente éste es el punto más problemático, dilemático y sensible del asunto (y en el cual
las diferencias con la metáfora usada son evidentes) pues, en efecto, no cabe duda de que
es muy complejo y controvertido tomar decisiones en un escenario educativo del que somos
conscientes no reúne las condiciones adecuadas para un desarrollo plenamente satisfacto-
rio de esta perspectiva inclusiva y que, por ello, mientras se va cambiando este panorama,
los alumnos y alumnas integrados en los contextos ordinarios, con sus familias al frente, van
a vivir en primera persona la frustración de desear algo que, al mismo tiempo, les crea o les
puede crear mucho dolor e insatisfacción.1
No obstante, la alternativa no puede ser tampoco la de esperar, sin más, a que el contexto
cambie, pues, como bien hemos querido ilustrar con la metáfora que venimos utilizando,
sólo si nos forzamos a adentrarnos en los nuevos contextos saldrán a relucir las concepciones
y las prácticas que sostienen una manera de enseñar injusta con el objetivo de atender a la
diversidad del alumnado y que son, precisamente, las que debemos cambiar. Buena parte
de las emociones contradictorias que estamos viviendo respecto del proceso de inclusión
educativa, tanto en nuestro país como en otros de nuestro entorno, quedarían bien englo-
badas en aquel refrán que afirma «quien bien te quiere te hará llorar».
Por estas razones es básico, como futuros actores en este escenario, comprender muy bien
la naturaleza dilemática de este proceso y estar preparados para participar en los continuos
procesos de toma de decisiones respecto a lo que algunos autores han llamado, no sin
razón, el dilema de las diferencias (Dyson y Milward, 2000). Para entender mejor todo ello,
proponemos analizarlo ahora desde sus principales dimensiones o variables.
A este respecto no está de más recordar que, entre las consideraciones que más han contri-
buido recientemente a mejorar nuestra comprensión de los procesos de enseñanza y de
aprendizaje, se encuentra que este último difícilmente puede llegar a cobrar significado para
los alumnos y las alumnas si, al mismo tiempo, ellos no son capaces de atribuirle un sentido,
esto es, de elaborar algún tipo de respuesta positiva a preguntas del tipo: «¿tengo alguna razón
personal por la que considere que valga la pena aprender esto que me propone el profesor?»,
«¿me hace sentir bien esta tarea de aprender?», «¿cómo me están considerando los demás
compañeros?» (Miras, 2001). Entre las razones que, sin lugar a dudas, van a contribuir a que se
considere que vale la pena aprender, se encuentran las vinculadas con la creación de sentimientos
de valía y de autoestima, así como las relaciones de pertenencia y de participación en su
grupo o en el centro. Lo contrario, esto es, todo aquello que, como resultado de la forma de
organizar la enseñanza, el aprendizaje y la convivencia escolar (agrupamientos, estructura
de la interdependencia de la tarea y la recompensa en clase, etiquetas, señalamientos, ma-
nejo de los conflictos, etc.), contribuya al desarrollo en determinados alumnos y alumnas de
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA 19
Es más, cabría decir incluso que el concepto de participación refleja algunos matices im-
portantes que el propio concepto de inclusión, con toda su valía, en ocasiones ensombre-
ce. En efecto, como nos han hecho ver Blak-Hawkins, Florian y Rouse (2007, pp. 48-49) el
término «inclusión», al igual que ocurre con el de «integración», indica una cierta pasivi-
dad, en este caso diríamos que por parte de los miembros de una escuela, mientras que el
de participación refuerza la noción de un sentimiento activo de «unirse a». La inclusión
puede hacer pensar en un sentido condicional: son algunos los que permiten a ciertas personas
–incluso les animan– a estar incluidos. Por el contrario, la idea de participación es un de-
recho compartido por todos que, además, implica una responsabilidad recíproca.
determinación!–, a innovar sus prácticas en sintonía con los valores hacia la inclusión que con
solemnidad declaramos en los textos, normas y declaraciones nacionales e internacionales y
que, sin embargo, con tantas dificultades, reticencias y restricciones llevamos a la práctica.
2. www.miguelcatalan.org
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA 21
Desde esta dimensión del aprendizaje, trabajar para la inclusión educativa es tratar de lle-
var a cabo lo que Coll y Miras (2001) han denominado enseñanza adaptativa, esto es, asu-
mir en todos los planos de la acción educativa que es necesario, ajustar, adaptar o
diversificar las ayudas pedagógicas que se prestan al alumnado, tanto como sea necesario,
para que éstas promuevan el desarrollo de aprendizajes con significado y sentido (actuan-
do para ello, desde el exosistema de los proyectos, planes, programas o la organización es-
colar hasta el microsistema, en el que se sitúa un alumno o alumna en particular en el aula).
El trabajo de Onrubia (2004) es una ayuda precisa y completa para comprender y desarro-
llar este principio-guía de la enseñanza adaptativa –que va mucho más allá de la simple
idea de eliminar o reducir objetivos o contenidos y que se ha aplicado también al propio
diseño general del currículo que, como es sabido, tiene que ser adaptado en sucesivos ni-
veles de concreción–. Para el profesorado, guiarse por el criterio de intentar llevar a cabo
una enseñanza adaptativa es un paso imprescindible para hacer posible el derecho a una
educación inclusiva que, en todo caso, debe hacerse en conjunción o a la luz de otro prin-
cipio igualmente importante que está recibiendo diversos nombres: el de diseño universal
de aprendizaje (CAST, 2008) diseño instruccional universal (Brysom, 2003) o planificación
multinivel y personalizada (Ruiz, 2007):
Como muchas otras buenas ideas, el UDL (Universal Desing for Learning) es, de entrada, muy sim-
ple: se trata de pensar en las necesidades de todo el alumnado que, en este momento, participa en
entornos normales y en aquel alumnado que podría ser que participara, en un futuro, de estos entor-
nos, y se trata de diseñar el currículo, los materiales, los métodos y los entornos, considerando la to-
talidad del alcance y de las dimensiones de las necesidades de todo este alumnado, de manera que
pueda proporcionarse apoyo a cada uno de los alumnos y alumnas de forma tan apropiada y con-
sistente como sea posible. (CAST, 2008)
No menos importante que diseñar desde el inicio el currículo para todos o llevar a cabo
adaptaciones de éste cuando se precisan es la tarea de revisar la tendencia a sobrecargar de
competencias y contenidos los currícula actuales (Coll y Martín, 2006), lo que, sin lugar a
dudas, es una barrera de primer orden en este dilemático equilibrio al que estamos llaman-
do inclusión educativa:
En muchos países, amplios sectores del profesorado de la educación básica coinciden en valorar,
y nosotros compartimos dicha valoración, que es más bien imposible que el alumnado pueda
aprender y que el profesorado pueda enseñar todos los contenidos ya incluidos en los currícula vi-
gentes. (Es necesaria la) revisión del currículo en una dirección opuesta a la anterior, es decir,
orientada más bien a reducir los contenidos de aprendizaje. En efecto, las implicaciones altamente
negativas para la calidad de la educación escolar de unos currícula sobrecargados y excesivos son
de sobra conocidas... Los currícula sobrecargados que no tienen en cuenta este hecho son un obs-
táculo para el aprendizaje significativo y funcional, una fuente de frustración para el profesorado
y el alumnado y una dificultad añadida para seguir avanzando hacia una educación inclusiva.
(Coll y Martín, 2006, pp. 4-5)
22 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Asesorar al profesorado sobre la concreción que éste hace del currículo en el marco de
sus proyectos curriculares o en las programaciones de las áreas o materias de enseñanza
que le correspondan, para que éstos incorporen prioritariamente los contenidos y compe-
tencias imprescindibles (Coll y Martín, 2006), es una tarea de primer orden de importancia,
en el ámbito de las funciones de los orientadores, para remover esta importante barrera de
la sobrecarga de contenidos.
Una y otra vez nos estamos refiriendo a esta faceta o dimensión crítica de la inclusión edu-
cativa, que es la relativa a sacar a la luz, precisamente, las barreras de distinto tipo y con-
dición que, establecidas por la tradición escolar y reforzadas por determinadas culturas
escolares, interactúan de forma negativa con las condiciones personales, sociales o familia-
res de determinados alumnos y alumnas, y limitan, por ello, su presencia, su aprendizaje o
su participación en condiciones de igualdad con sus iguales. Por cierto, son las mismas ba-
rreras que no pocas veces quedan enmascaradas y lejos del análisis crítico a cuenta de las
políticas focalizadas de «atención a la diversidad». Hay que resalar que hoy día poseemos
numerosos instrumentos y estrategias para guiar estos procesos de indagación crítica sobre
culturas, políticas y prácticas, entre los que habría que destacar, por un lado, el Index for In-
clusion (Booth y Ainscow, 2002) y, por otra, la opción de escuchar la voz de los propios
alumnos y alumnas en circunstancias vulnerables, cuyo sentido y fundamentación puede
encontrarse en el trabajo de Susinos y Parrilla (2008). El «Programa EGERIA» (Aguado de la
Obra y otros, 2007) o las pautas para una educación intercultural de Carbonell (2002) son
otros instrumento valiosos, planteados con el mismo objetivo aunque, en estos últimos
casos, con la mirada puesta en el alumnado con padres inmigrantes.
Volviendo a los análisis que hemos realizado anteriormente sobre la naturaleza de este pro-
ceso, a nadie puede escapársele, a estas alturas, que la aspiración por una educación más
inclusiva es de todo menos sencilla. Más bien parece ser una empresa compleja, incierta,
sujeta a fuertes conflictos de valor y, por lo tanto, dilemática, lo que resulta ser un proceso
generador de contradicciones y paradojas (Dyson y Millward, 2000; Echeita y otros, 2009;
Norwich, 2008). En suma, una y otra vez las administraciones, los asesores, el profesorado
y las familias se enfrentan a dilemas de distinto grado y a diferentes niveles con respecto a
la tarea de encontrar una respuesta justa para todos a las tensiones entre presencia, apren-
dizaje y participación, lo que se configura entonces como la quintaesencia de la tarea de
inclusión –y que lejos de tener una respuesta técnica, única o sencilla– obliga (debería obli-
gar) continuamente a las comunidades educativas implicadas a dialogar, negociar y re-
construir su significado en cada momento y lugar, una actividad que ya realizan quienes
entre nosotros se consideran como comunidades de aprendizaje (Elboj y otros, 2002).
Lo problemático del dilema de la inclusión educativa es, finalmente, que en lugar de man-
tenernos en constante tensión y atención por mejorar ese equilibrio entre presencia,
LA EDUCACIÓN INCLUSIVA 23
ACTIVIDADES
1. Reflexiona sobre factores de protección y de riesgo para la inclusión educativa vinculados a al-
gunas variables relativas a la organización y funcionamiento «tradicional» que tienen muchos
institutos de enseñanza secundaria.
Se recomienda que, tras analizar el presente capítulo, se realicen las lecturas sugeridas a con-
tinuación con el fin de poder responder (de forma individual o en grupos de tres o cuatro
personas) a las siguientes cuestiones:
• ¿Cuáles son las principales barreras que, desde el punto de vista de la organización y el fun-
cionamiento tradicional de la educación secundaria obligatoria, pueden limitar la presencia, el
aprendizaje y la participación del alumnado más vulnerable en esta etapa?
• ¿Qué obstáculos cabe anticipar por parte del profesorado a la hora de proponer cambios o
mejoras que limiten o minimicen dichas barreras? ¿Qué modelo de asesoramiento ayudaría a
promover tales procesos de mejora?
2. Esta actividad tiene como objetivo reforzar la capacidad de análisis sobre estereotipos y pre-
juicios hacia la diversidad del alumnado y sobre las concepciones que subyacen a ellos.
En ocasiones algunas personas con discapacidad rompen los estereotipos y los prejuicios que
suelen asignarse a su grupo de referencia, lo que puede ser tomado, por algunos, como «una
simple excepción que confirma la regla» o, por otros, como una oportunidad para reflexionar
críticamente sobre sus concepciones y valores al respecto. Un caso llamativo a estos efectos
es el de Pablo Pineda, un joven con síndrome de Down, maestro y licenciado en psicopeda-
gogía, protagonista, recientemente, de la película Yo También:
• Busca información sobre este caso (hay una entrevista con él en el número 399 de Cuader-
nos de Pedagogía) o sobre otro similar que te parezca pertinente, indaga sobre su historia
educativa, y relaciona tus hallazgos y análisis con las diferentes «perspectivas» educativas
que se han analizado en el capítulo.
• ¿Qué es lo que más te ha sorprendido y hecho pensar de este caso? Anota tus ideas y, en
la medida de lo posible, compártelas y debate al respecto con otros compañeros.
FUENTES Y RECURSOS
Libros
SÁNCHEZ CANO, M. y BONALS, J. (2007). Manual de Asesoramiento Psicopedagógico. Bar-
celona: Graó.
Este extenso manual es un texto de gran ayuda pues facilita desarrollar prácticas coherentes
con la perspectiva de la inclusión educativa. La visión sistémica que subyace al proceso de
inclusión educativa se ve bien reflejada en el libro, con propuestas que van desde aspectos
vinculados a la intervención en el centro escolar o en la comunidad, y llegan a propuestas
sobre distintos grupos de alumnos vulnerables. En el capítulo 1, de Echeita y Rodríguez, se
analizan, además, el sentido y la utilidad del Index for Inclusion y se relaciona con la fun-
ción de asesoramiento para la mejora que de él puede derivarse.
Sitios web
UNESCO.
www.unesco.org/en/inclusive-education
La página web de la UNESCO sobre educación inclusiva es una fuente documental de pri-
mer orden para asentar el concepto de inclusión trabajado en este capítulo. El apartado de
recursos dispone de un grupo seleccionado de videos, publicaciones, guías –tanto prácticas
como para el diseño de políticas educativas– y pequeños documentos de carácter divulgati-
vo (toolkits). Por su parte, el apartado «otros documentos» dispone de una base de datos con
más de 234 textos accesibles. También se encuentran los documentos oficiales de las gran-
des conferencias mundiales sobre educación inclusiva –promovidas por la UNESCO– y co-
mentadas en este capítulo.
Ministerio de Educación.
www.isftic.mepsyd.es/formacion/enred/formamos/curso_einclusiva_iguales.php
El Ministerio de Educación, a través del Centro de Tecnologías Educativas, dispone de un
curso on-line sobre Educación inclusiva. Iguales en la diversidad. Coordinado por M. Sando-
val y con la participación de Cecilia Simón, Mauricio López y Gerardo Echeita, consta de
tres grandes bloque de contenido (bloque I: Comprender y definir la inclusión educativa para
llevarla a la práctica; bloque II: La inclusión educativa en acción. De las concepciones a la
práctica escolar, y bloque III: Promover, sostener y evaluar procesos de innovación y mejo-
ra en los centros con una orientación inclusiva), que servirían para profundizar y completar
los principales contenidos desarrollados en este capítulo.
26 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
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A17158-17207.pdf>.
29
2. LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD
EN LA ESCUELA INCLUSIVA
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Elena Martín
Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid
Teresa Mauri
Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona
Como se ha planteado de forma extensa en el capítulo anterior del libro, todas las personas
somos diversas, peculiares, diferentes. No hay nadie igual a otro. Esta afirmación, que la psi-
cología asume como un supuesto básico, posee importantes repercusiones en el ámbito de
la educación en general y de la educación escolar en particular. De hecho, habitualmente la
diversidad de los aprendices suscita más problemas en la educación formal que en otros
contextos educativos, como la familia o las asociaciones juveniles de ocio y tiempo libre.
Muchos padres, sin haber recibido instrucción expresa, saben que para ayudar a que todos
sus hijos lleguen a una misma meta, tienen que hacer cosas distintas con ellos. En su forma
de educarlos demuestran entender que para conseguir lo mismo con todos no pueden tra-
tarles igual, ya que cada uno es diferente y necesita que se le ayude de manera ajustada a
su específica forma de ser.
30 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Sin embargo, en la escuela, sobre todo en determinadas etapas educativas, la diversidad del
alumnado se vive a menudo como una dificultad para la enseñanza. Quienes así lo perci-
ben no dejan de tener una cierta razón, sobre todo cuando se concibe que enseñar supone
transmitir unos mismos conocimientos que todos los alumnos y las alumnas tienen que
aprender mediante unas actividades que, si están bien diseñadas, serán útiles para cualquier
estudiante. Cuando a la educación accedía un porcentaje reducido de la población, podía
sostenerse la fantasía de que, si se planificaba para un «alumno medio», se conseguiría un
razonable éxito. Hoy día, afortunadamente desde nuestro punto de vista, la enseñanza
obligatoria se ha extendido abarcando a unos alumnos y alumnas cuya diversidad es tan evi-
dente que obliga a replantearse una educación basada en una respuesta homogénea para
todo el alumnado. Enseñar ajustando la ayuda a la diversidad es mucho más difícil, pero es
la única forma de conseguir que todos los alumnos y las alumnas aprendan lo más posible; la
única vía para avanzar hacia una educación inclusiva.
El objetivo de este capítulo es analizar cómo puede organizarse un centro escolar para res-
ponder lo mejor posible a la diversidad de formas de aprender de sus alumnos y alumnas
durante la educación obligatoria. La enseñanza adaptativa, a la que ya se ha hecho men-
ción en el capítulo anterior, supone ajustar la enseñanza a las características de todos y cada
uno de ellos (Coll y Miras, 2001) y ello implica, a su vez, actuar en distintos niveles –aula,
curso, centro– y en diferentes ámbitos –currículo, organización académica, estructuras de
coordinación del profesorado, etc.–. A lo largo del texto se irán destacando los aspectos más
relevantes de cada uno de estos planos de la respuesta educativa y se analizará también qué
papel puede desempeñar el orientador en la coordinación de estas actuaciones.
Para ello, el capítulo se organiza en cinco apartados. El primero aborda las características pro-
pias de un centro inclusivo. Los dos siguientes se ocupan de las medidas de atención a la di-
versidad en las distintas unidades o espacios de actividad conjunta de profesores y alumnos que
existen o pueden existir en los centros. Mientras el segundo apartado se centra en el espacio más
habitual, el aula, el tercero aborda otros tipos de agrupamientos de profesorado y alumnado po-
sibles para una actuación inclusiva de los centros, que contribuyen a diversificar las oportuni-
dades de ajuste de la ayuda educativa a las necesidades de todos los alumnos y alumnas.
Las decisiones acerca de los espacios de organización de la actividad conjunta son esen-
ciales para atender a la diversidad, pero igualmente lo son las que se refieren al currículo
que se enseña y aprende en estos espacios. Por ello, el cuarto apartado se centra en las ac-
tuaciones de flexibilización de aquél en los centros inclusivos y profundiza en las condi-
ciones que favorecen la implicación del alumnado, al intentar garantizar que logren los
aprendizajes básicos con significado y con sentido. Las actuaciones para flexibilizar el
currículo contribuyen a decidir mejor qué ayudas son prioritarias, así como su ajuste.
Aunque las diferentes medidas se tratan en este capítulo en apartados distintos, en la práctica
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 31
se deciden de modo relacionado y deben ser llevados a cabo también de manera integrada
y coherente. El quinto apartado se ocupa de algunas medidas que dan cuenta de la educa-
ción como una responsabilidad compartida por todos los agentes educativos del contexto
territorial y sociocultural del alumnado. Finalmente, se revisa el papel del orientador en el
plan de atención a la diversidad.
Los centros que tienen como meta prioritaria atender a la diversidad de su alumnado para
garantizar su inclusión se caracterizan por un funcionamiento en el que pueden reconocer-
se una serie de supuestos educativos básicos que conviene hacer explícitos antes de pasar
a analizar las actuaciones más específicas en las que finalmente se concretan.
En primer lugar, son centros que acogen a toda la población de su entorno, sin seleccionar
al alumnado. Se trata, por tanto, de colegios o institutos que comparten la idea de que un
centro de calidad es aquel que consigue que todos sus alumnos y alumnas aprendan lo más
posible. Es decir, que asume que la calidad implica simultáneamente excelencia y equidad:
ayudar a que los alumnos, todos ellos, desarrollen al máximo sus competencias (véase la
«Introducción» de este volumen para profundizar en estos conceptos). No todos los centros
están igual de comprometidos con este concepto de calidad y una primera decisión donde,
por tanto, se manifiesta inequívocamente la apuesta por la inclusión es en la acogida, sin
reservas, de todos aquellos niños y jóvenes que solicitan la admisión en el centro. Por su-
puesto, aceptarles es sólo el primer paso, el reto consiste en que luego la escuela les ofrez-
ca una respuesta ajustada a sus necesidades que haga posible que participen
provechosamente en todas las actividades escolares y aprendan con ello lo más posible.
Por otra parte, son instituciones conscientes de que la inclusión no puede tener éxito si se
afronta de manera exclusiva con los recursos del propio centro. Asumen que la educación
trasciende la escolarización, pero que, además, la propia escuela necesita coordinarse con
otros grupos sociales y otros servicios educativos y de otro tipo sin los cuales no es posible
abarcar la complejidad de la respuesta que los estudiantes y sus familias requieren. En la so-
ciedad actual (del conocimiento, del aprendizaje a lo largo de la vida) la escuela no es el
único escenario educativo; el territorio y la comunidad poseen una gran importancia en la
educación y es necesario replantearse sus implicaciones en el papel de la escuela llevando
a cabo actuaciones intersectoriales e interniveles (véase el capítulo 9, «Orientación y tra-
bajo intersectorial», de Bassedas, en el primer volumen de esta colección; Subirats, 2002).
Avanzar hacia propuestas diversificadas deberá hacerse integrando las iniciativas que
32 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
surgen de las políticas generales y de las locales, y coordinando las actuaciones con otros agen-
tes educativos desde el convencimiento de que los profesores no son las únicas figuras que ejer-
cen influencia en la socialización, el desarrollo y la formación de las nuevas generaciones. Un
centro que ofrece una adecuada respuesta a la diversidad es, por tanto, aquel que asume que
la educación inclusiva es responsabilidad de la sociedad en su conjunto. Desde esta perspec-
tiva, los ayuntamientos se consolidan, por su cercanía con la realidad, como las instituciones
mejor situadas para identificar demandas sociales emergentes, analizar la multidimensionali-
dad de los problemas y poder encarar éstos de una manera flexible y adaptada. Por este medio
se convierten en articuladores de un proyecto educativo de ciudad capaz de contribuir a una
mayor equidad y a la cohesión e integración social (Brugué y Gomà, 2002).
de este libro. Por otra parte, el aprendizaje de la competencia social y ciudadana, o de la auto-
nomía e iniciativa personal, sólo es posible cuando se favorece la participación en las situacio-
nes cotidianas de los centros. Es la experiencia de ejercer la participación y la reflexión sobre
esta experiencia la fuente de este aprendizaje. Esto nos conduce al penúltimo de los supuestos.
Los centros inclusivos muestran una inusual lucidez en la selección de sus intenciones edu-
cativas. Cuando seleccionan su currículo distinguen claramente lo que es esencial para el
desarrollo de las competencias y lo que, siendo muy interesante, no es igual de necesario.
Utilizando la nomenclatura propuesta por César Coll (Coll, 2007; Coll y Martín, 2006), son
colegios e institutos que centran su intervención en garantizar el currículo básico impres-
cindible –aquel que de no aprenderse sitúa al alumno o alumna en desigualdad de oportu-
nidades para afrontar su vida cuando abandona la escuela–, sin por ello renunciar a que el
alumnado aprenda lo más posible del currículo básico deseable. El currículo básico im-
prescindible remite a aprendizajes funcionales y relevantes, en último término a aquellos
que hacen más competentes a las personas (véase el capítulo 2, «El asesoramiento a la elabo-
ración, el seguimiento y la mejora de proyectos curriculares de centro basados en competencias»,
de Martín y Luna, en el tercer volumen de esta colección). Son aprendizajes que se adquie-
ren en situaciones auténticas, es decir, que reflejan las condiciones y criterios que el alumno
o alumna tendrá que afrontar en la vida cotidiana (Gulikers, Bastiaens y Kirschner, 2004;
Hung y Der-Thanq, 2007). El currículo básico imprescindible busca desarrollar tanto la di-
mensión intelectual del alumno o alumna como la afectiva y la emocional. En el primer caso,
la meta es que el alumnado aprenda a aprender, es decir, que sea capaz de gestionar su pro-
pio aprendizaje de forma progresivamente más autónoma. En el ámbito emocional, el objeti-
vo es que los alumnos y alumnas elaboren su propia identidad, sintiéndose emocionalmente
seguros, capaces y confiados en sus posibilidades para abordar los retos que se les plantean.
Finalmente, en los centros inclusivos la mayoría de los docentes tienen unas concepciones
sofisticadas acerca de lo que supone aprender y desarrollarse y, como consecuencia, sobre
qué significa enseñar. Esta última característica subyace a todas las anteriores. Si no se dis-
crimina en la selección del alumnado, se planifica la intervención del centro desde un enfo-
que sistémico e intersectorial, se enfatiza la participación, todo ello como medios para
conseguir que los alumnos vayan haciéndose más competentes intelectual y emocional-
mente, es precisamente porque quienes ejercen la influencia educativa la conciben de una
determinada manera. Apostar por la inclusión implica asumir el desarrollo y el aprendizaje
como procesos en los que intervienen de manera interactiva aspectos del que aprende y de
la ayuda que se le presta, que permiten, por tanto, transformar a las personas y que rechazan
con ello posiciones estáticas acerca de la inteligencia y del resto de las diferencias indivi-
duales. Las investigaciones acerca de las concepciones de los profesores –y de los propios
estudiantes– a este respecto muestran que esta forma de representarse el aprendizaje y la en-
señanza no es la mayoritaria (Martín y otros, 2006; López, Echeita y Martín, 2009). Por ello,
34 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Los supuestos que hasta aquí se han presentado presiden las decisiones y actuaciones que los
centros inclusivos llevan a cabo en los distintos niveles de la práctica educativa (aula, curso,
etapa, centro) y en los diversos ámbitos de su organización y funcionamiento (currículo,
organización o relaciones). La inclusión de los alumnos y alumnas en los centros para dis-
poner de ayuda educativa ajustada para el logro de los objetivos escolares se hace median-
te su participación tanto en el aula ordinaria (aquella a la que los alumnos o alumnas
pertenecen por edad o por nivel), como también en otros posibles agrupamientos que
responden a criterios específicos de atención a la diversidad (agrupamientos flexibles, des-
doblamientos, grupos que siguen en algún momento programas de refuerzo, etc.). La pro-
puesta conjunta de todos los posibles tipos de agrupamiento de los alumnos en el centro es
una muestra del grado de flexibilidad de la organización de los mismos para lograr incluir
a todos y responder a sus necesidades educativas. Estas medidas y otras actuaciones se ana-
lizan en los siguientes apartados.
El aula constituye el espacio interactivo en el que toman forma los procesos enseñanza y
aprendizaje y en donde, en último término, debe producirse el ajuste entre la actividad del
alumno o alumna y la ayuda del profesor en el contexto de la tarea concreta que se esté lle-
vando a cabo en cada momento. Realizar este ajuste a las distintas formas de aprender de
los alumnos de la clase supone, ante todo, conocerlos lo mejor posible. Es decir, entender
cómo aprenden, tanto desde el punto de vista cognitivo (estilos de aprendizaje, conoci-
mientos previos), como desde el afectivo y social (seguridad ante el aprendizaje, tipo de mo-
tivación, actitud ante el trabajo en grupo o el individual, etc.). Conocer en profundidad a
los alumnos y alumnas permitirá al docente ajustar su ayuda en cada caso.
Para ello es necesario adoptar formas de enseñanza que trasciendan los modelos organiza-
dos en torno a explicaciones verbales del docente, tras las cuales los alumnos y las alumnas
realizan las actividades. Resulta mucho más adecuado utilizar los enfoques de aprendizaje
basado en problemas y el enfoque de proyectos que otorgan el protagonismo a la actividad
del alumnado y que respetan los principios de funcionalidad y autenticidad a los que se ha
hecho alusión en el apartado anterior. Los planes de trabajo permiten ritmos más indivi-
dualizados de trabajo, formas distintas de afrontar la tarea, y grados de aprendizaje diver-
sos. En el diseño de las tareas es preciso cuidar que puedan resolverse en distintos niveles
de logro, es decir, que puedan abordarse partiendo de diferentes grados de competencia y
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 35
no obstante poder afrontarlas. Esto remite, sin duda, a actividades de aprendizaje relevan-
tes, enjundiosas y no meros ejercicios de carácter repetitivo.
Organizar así un aula es, sin duda, una tarea muy exigente para el docente, por ello resulta es-
pecialmente interesante romper la estructura tan asentada de un solo profesor en el aula con su
grupo clase. Las experiencias de docencia compartida se están mostrando sumamente interesan-
tes, sobre todo desde la perspectiva de la atención a la diversidad (véase el capitulo 3, «El centro
educativo como ámbito de intervención», de Huguet, en el primer volumen de esta colección).
De poco sirve diversificar las actividades de enseñanza y aprendizaje si luego se lleva a cabo
una evaluación que sólo permite mostrar un nivel de competencia. Realizar la evaluación
de acuerdo con la meta de poder acceder a los distintos grados de aprendizaje que, de
hecho, se habrán producido en la clase, es una de las tareas más difíciles de la práctica
docente. No es el objetivo de este capítulo desarrollar en detalle cómo resolver con éxito
36 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
este reto (véase el capítulo «La evolución de los aprendizajes en la educación secundaria
obligatoria, de Mauri y Rochera, en Coll, 2010).
Finalmente, es esencial recordar que sólo se puede aprender cuando uno se siente capaz de
hacerlo. Cuando los docentes expresamos desánimo por la falta de motivación de nuestros
alumnos conviene recordar que, si bien es cierto que los alumnos a veces no aprenden por-
que no están motivados, no lo es menos que muchas veces no están motivados porque no
aprenden. Atribuir sentido al aprendizaje, es decir, tener la capacidad de enfrentarse a la
tarea viviéndolo como un reto estimulante que exige sin duda esfuerzo pero pensando que
es posible conseguir la meta, es un requisito imprescindible para seguir aprendiendo (Solé,
1993; Miras, 2001). Los alumnos son también muy diferentes en esta dimensión y la ayuda
del docente tiene que ajustarse igualmente en este ámbito. El objetivo es que todos com-
prueben que pueden aprender y ello supone plantearles tareas cuya dificultad se corres-
ponda con sus competencias; no tareas que ya saben hacer, pero sí demandas que se
encuentran dentro de su zona de desarrollo próximo. Cuando se ajusta la ayuda a las ca-
racterísticas del alumno la probabilidad de que éste tenga éxito es mayor y esto lleva a su
vez a que su identidad de aprendiz mejore, lo que a su vez hace que se enfrente al apren-
dizaje con mayor seguridad y motivación.
El centro inclusivo contempla, además del aula, otras unidades de participación de los
alumnos y alumnas en la propuesta educativa con la finalidad de favorecer su desarrollo y
aprendizaje. La propuesta resulta de una organización flexible del centro que abre a los es-
tudiantes, por una parte, la posibilidad de integrarse en diferentes agrupaciones en las que
recibir ayuda educativa ajustada a sus necesidades y, por otra, de dejar de pertenecer a ellas
cuando ya no lo necesitan, en cualquier momento del curso. Para elaborar la propuesta
de agrupamientos del centro se tienen en cuenta aspectos estructurales, organizativos y
curriculares. La concreción final de dicha propuesta dependerá de una serie de factores,
entre los que podemos señalar los siguientes:
• La diversidad de características y necesidades educativas del alumnado del centro.
• Los recursos personales, técnicos y materiales de que dispone.
• La idea de centro inclusivo y de proceso de enseñanza-aprendizaje que el profesorado
comparte.
• El grado de consenso de los equipos docentes y de los departamentos para trabajar en
colaboración.
• Las posibilidades que el centro ofrece de facultar progresivamente al alumno como
aprendiz experto, dándole la oportunidad de reflexionar sobre sus propias necesida-
des e intereses y de responsabilizarse de forma progresiva de su aprendizaje.
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 37
La puesta en marcha de una propuesta de estas características no es fácil, puesto que re-
quiere del compromiso operativo de los claustros, los departamentos, los equipos docentes
de ciclo y/o de nivel, y también del trabajo en equipo e implica, además, optar claramente
por la evaluación continuada del alumnado. La formación del profesorado es un elemento
muy importante en la concreción y el alcance educativo de dicha propuesta en la práctica.
Agrupamientos específicos
La diversidad de agrupamientos que componen la propuesta de organización flexible del
centro se dirige fundamentalmente a garantizar el logro por todos los alumnos de aprendi-
zajes básicos imprescindibles y de las competencias que evitan su exclusión social y favore-
cen que puedan seguir aprendiendo, a las que ya se ha hecho referencia en el apartado
anterior. Esta propuesta debe contemplar que los alumnos y alumnas de un mismo ciclo o
nivel educativo dispongan de docentes preparados para llevarla a cabo con éxito y de es-
pacios y horarios que faciliten que el proceso de enseñanza y aprendizaje se lleve a cabo
en las condiciones adecuadas (por ejemplo, elaborar planes horarios que contemplen uni-
dades temporales variables y aulas equipadas con materiales específicos, etc.). Las nuevas
tecnologías pueden contribuir en gran manera al ajuste de la ayuda, siempre que se usen de
forma conveniente.
La adscripción del alumnado a los diversos agrupamientos previstos debe tomar como refe-
rencia el proceso personal del alumno o alumna, sus posibilidades de acceso al currículo
de la etapa, y el tipo y el grado de ayuda que necesita para alcanzar los objetivos educati-
vos. Si resulta aconsejable para atender a la diversidad, pueden forman parte de un agru-
pamiento específico aquellos alumnos que procedan del mismo ciclo o nivel educativo y
también los de distintos ciclos o niveles. Aunque uno de los criterios de dicha adscripción
debe ser el relativo al dominio de los aprendizajes alcanzados –que permite identificar en
qué ámbitos destacan qué alumnos y el grado de significatividad de sus aprendizajes– exis-
ten otros, no menos relevantes, que optimizan el valor de la propuesta de agrupamientos es-
pecíficos. Así, en la adscripción de los alumnos o las alumnas a los grupos, el centro también
debe tener en cuenta la complementariedad de enfoques de aprendizaje y de intereses entre
los alumnos, y la confianza que muestran en sus posibilidades para seguir aprendiendo. Sin
duda ello favorece el uso de determinadas metodologías de enseñanza, como la elabo-
ración de proyectos, la resolución de problemas y el análisis de casos que, como ya hemos
comentado, favorecen la influencia educativa entre iguales y que alumnos y alumnas con ca-
pacidades diferentes puedan sentirse igual de competentes en el momento de abordar una
misma tarea, ya que ésta puede ser resuelta de maneras muy variadas y, al mismo tiempo,
todas válidas.
En cada agrupamiento que el centro cree, seguirán dándose necesidades educativas dife-
rentes entre los alumnos y las alumnas que lo componen –ya que no se trata de utilizar esta
38 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
flexibilidad para crear grupos homogéneos–, por lo que los profesores deberán velar de ma-
nera específica por:
• Establecer las condiciones que favorecen la implicación de todos ellos en la propuesta.
• Crear retos alcanzables y orientar, sostener y guiar la actividad de cada alumno para
que logre aprender.
• Incrementar su grado de autorregulación y autonomía progresivas del aprendizaje.
• Seguir su proceso de aprendizaje, evaluar sus avances y decidir la modificación de
su adscripción a agrupaciones específicas contando con la ayuda de los orientadores.
En consecuencia con lo expuesto, uno de los criterios que deben seguirse en la concreción
del tipo de agrupamientos en los centros es que, el que finalmente se establezca, debe per-
mitir a los profesores responsables de los grupos una práctica de la atención individualiza-
da basada en la propia de una evaluación continuada de todos y cada uno de los alumnos
y alumnas que componen dichos grupos.
No existe una única propuesta generalizable a todos los centros , lo realmente necesario es
evaluar qué tipo de organización flexible de agrupamientos se considera la más adecuada
y modificarla siempre que se considere necesario para atender a la diversidad en el con-
junto del centro, ya que, de lo contrario, puede ser que ésta se establezca definitivamente
o de forma crónica y pierda de vista la finalidad para la que realmente se había creado: in-
cluir a todos para lograr que aprendan (Albericio, 2000; Blanchard y Muzas, 2005; Martín
y Tirado, 1996).
Los desdoblamientos
Es un tipo de agrupación específica que concreta la propuesta de organización flexible de
un centro para atender a la diversidad. En este caso, los alumnos de un grupo clase se divi-
den para componer dos grupos con un número de alumnos menor. La finalidad de la me-
dida es reducir la ratio de alumnos y alumnas para lograr individualizar la enseñanza y
atender a la diversidad. Los objetivos y contenidos de aprendizaje suelen ser los mismos
para ambos grupos resultantes, pero el desdoblamiento se dirige a facilitar que los profeso-
res de cada grupo diversifiquen las ayudas que prestan a los diferentes alumnos, ajustadas
a sus necesidades. Esta medida suele emplearse, por ejemplo, para ayudarles a dominar de-
terminadas competencias o habilidades específicas (prácticas de laboratorio, comunicarse
en una lengua extranjera, usar nuevas tecnologías con fines diversos, etc.), y para posibili-
tarles el acceso a los contenidos de áreas o materias curriculares cuando los alumnos lo re-
quieren de manera especial. Todo ello se logra si se crea una estructura de participación en
la que al alumno o alumna le sea posible implicarse de forma activa en el aprendizaje y que
le permita elaborar significado y atribuir sentido a éste, pudiendo relacionarlo con sus pro-
pios intereses.
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 39
La flexibilidad curricular
La finalidad que persigue esta medida es evitar las barreras que en ocasiones genera el
currículo para lograr alcanzar las competencias y los objetivos generales de la etapa. Para
ello, la propuesta curricular que se elabore debería conectar mejor con las experiencias, los
conocimientos iniciales y las posibilidades e intereses de aprendizaje del alumnado. La
(re)elaboración de aquélla habría de ser llevada a cabo de acuerdo con los criterios que se
han venido señalando:
• Presentar los contenidos de forma más próxima a la realidad en que está inmerso.
• Proponer tareas y situaciones auténticas que, por una parte, contribuyen a motivarle
y a transferir lo aprendido a aquellas situaciones en las que debe usarlo.
• Realizar el seguimiento y la evaluación continuados de sus aprendizajes.
A lo largo del apartado trataremos acerca de las posibles medidas de flexibilización del
currículo, entre las que se encuentran las siguientes:
• La de ofrecer un currículo integrado en ámbitos de conocimiento y experiencia am-
plios y globales.
• La optatividad, que configura, junto con la parte obligatoria, el currículo de la etapa.
• La permanencia de un año más en el mismo ciclo o curso («repetición»).
• Los programas de diversificación curricular.
Nos referiremos también a los programas de cualificación profesional inicial, aunque, como
se explica más adelante, suponen ya una ruptura notable con respecto a la educación se-
cundaria obligatoria.
puede organizar la propuesta tomando como eje los contenidos de tipo procedimiental y/o
actitudinal, en lugar de considerar únicamente los de tipo conceptual.
Optatividad
Aunque las sucesivas normativas que han regido la concreción del currículo de educación
secundaria en los últimos años han ido reduciendo de forma sensible el número de horas
de optatividad, ésta sigue siendo un elemento fundamental de la composición de la pro-
puesta educativa en esta etapa, que otorga a profesores y alumnos la posibilidad de crear
itinerarios de acceso al currículo diversificados y personalizados.
La optatividad persigue el alcance de las mismas finalidades y objetivos educativos que la parte
obligatoria del currículo, por lo que debe ser considerada una medida esencial e indispensable
del logro de aquéllos. En consecuencia, la propuesta debe diseñarse tomando como base las
competencias y los objetivos generales de la etapa que el centro considere prioritarios para
responden a las necesidades educativas de todos los alumnos. Dichas competencias transversa-
les pueden ser el referente fundamental de la organización de la optatividad; por ejemplo, en al-
gunos centros la competencia de inserción en el mundo social y profesional puede convertirse
en uno de los fundamentales de la elaboración de la optatividad. En definitiva, ésta constituye
una vía más de que dispone el centro para ayudar al alumnado a alcanzar las competencias ne-
cesarias si estructura la propuesta sobre temáticas cercanas a sus intereses, a sus modos de apren-
dizaje y a los contextos y situaciones de su experiencia, y si logra que la perciban como útil para
abordar sus problemas y cultivar sus intereses. Metodologías como proyectos, solución de pro-
blemas, análisis de casos, y formas de organización del aula que alternen el trabajo individual
y de grupo pueden ser las más adecuadas, ya que facilitan un abordaje de las temáticas global y
variado y que el acceso a ellas pueda ser significativo y con sentido para los alumnos y alumnas.
De este modo, aquellos contenidos que éstos podrían inicialmente percibir como complejos, los
valorarían como necesarios para abordar el proyecto o resolver el problema y podrían esforzarse
en aprenderlos con la intención de realizar dicho proyecto o alcanzar una solución al problema.
Diversificación curricular
Para concluir lo que venimos exponiendo sobre la flexibilidad del currículo y los agrupa-
mientos específicos, el centro inclusivo puede proponer programas de diversificación curri-
cular. Se trata de una medida excepcional y con carácter extraordinario, que se elabora para
eliminar las barreras a la inclusión que pueden surgir de la estructura en vigor del sistema
educativo y de la propuesta curricular establecida con carácter general. Se trata de una
propuesta que permita la respuesta más individualizada posible en una oferta educativa nor-
malizada o inclusiva.
Dicha medida supone, para determinados alumnos, la posibilidad de acceso a una organi-
zación diferente del currículo que les ayude a alcanzar los objetivos y las competencias
básicas de la etapa y a lograr el título de graduado de la educación secundaria obligatoria. Su
elaboración comporta la colaboración del equipo de profesores, orientadores y otros servi-
cios educativos en la elaboración de una modificación sustancial del currículo que incluye
la sustitución de áreas o materias curriculares de la etapa y de los objetivos generales, los
contenidos y los criterios de evaluación de la etapa. El programa de diversificación curricu-
lar responde a una organización mixta del currículo; es decir, organizado en ámbitos de
conocimiento y experiencia –ámbito lingüístico y social; ámbito científico, y ámbito
técnico-práctico, y en materias o áreas curriculares–, las no integradas en dichos ámbitos,
incluida la oferta de optatividad. Los temas de orientación profesional serán muy relevantes
en esta propuesta. Una organización como ésta reúne las ventajas que se han señalado an-
teriormente al hablar de los ámbitos, pero añade otras nuevas como un número máximo de
quince alumnos, mayor tiempo dedicado a la tutoría y ser impartido por profesores que
deciden asumir esta responsabilidad y coordinarse de forma continuada para garantizar
que la interpelación curricular y la dimensión aplicada y práctica se den realmente.
El centro debe justificar la necesidad de una propuesta curricular de este tipo, fundamen-
tándola a partir del análisis de las diferentes medidas de atención a la diversidad de que éste
dispone para responder a las necesidades de alumnos, que presentan dificultades generali-
zadas de aprendizaje y que se encuentran en riesgo evidente de ser excluidos de las pro-
puestas de la educación obligatoria. Se trataría de estudiantes que, una vez cursado segundo
curso, no estén en condiciones de promocionar a tercero, o que hayan repetido ya, al
menos, un curso en secundaria.
El centro organizará los espacios, los horarios y los recursos para optimizar al máximo la
implementación de esa organización mixta del currículo. En consecuencia, dichos alum-
nos –que siguen integrados en su grupo clase de referencia para cursar una parte de las
áreas o materias– participan también en otras agrupaciones específicas de profesores y
alumnos del centro que les posibiliten el acceso al currículo organizado en los ámbitos de
conocimiento y experiencia a que acabamos de referirnos en el apartado anterior. En la im-
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 43
Los centros deben establecer criterios específicos de acceso de los alumnos y alumnas a di-
chos programas, en concreto, a los referidos a la evaluación psicopedagógica y al diseño
específico de la propuesta curricular (objetivos, contenidos, criterios de evaluación y meto-
dología específica). La guía y el asesoramiento de los orientadores –los departamentos de
orientación del centro– serán fundamentales en el desarrollo de la propuesta, ya que ga-
rantizan su evaluación y su seguimiento.
Acertar en el empleo combinado de las tres últimas medidas a las que se ha hecho referen-
cia –repetición, diversificación y programas de cualificación profesional inicial– exige, sin
duda, tener en cuenta las distintas condiciones administrativas de acceso a cada una de
ellas, pero supone sobre todo aprovechar al máximo el potencial educativo específico de
unas y otras, valorando cuál es la que en un momento determinado mejor se ajusta a las ca-
racterísticas y necesidades del estudiante concreto.
Estos programas constituyen otra de las medidas cuya pretensión es garantizar el grado
de equidad de la educación y la mejora de la calidad educativa del entorno en que los
44 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
alumnos están inmersos. Dichas propuestas consideran la educación como una responsabi-
lidad compartida por todos los agentes educativos del contexto territorial y sociocultural
de los alumnos y alumnas (más allá de la escuela) y crean redes de colaboración mutua para
elaborar una propuesta de calidad –coherente, coordinada y complementaria– para atender
las necesidades de los alumnos gravemente expuestos a situaciones de riesgo y exclusión
sociocultural. Estos programas no son estrictamente de índole curricular, suelen incorporar
a los alumnos una vez finalizado el horario escolar y pretenden atraer a todos con pro-
puestas muy diferentes.
Entre todas las propuestas que existen, podemos señalar las que se derivan del «Plan PROA»
(Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo). Dicho plan surge de la cooperación entre el
Ministerio de Educación y Ciencia y las comunidades autónomas, y persigue también los
tres objetivos estratégicos señalados:
• Lograr el acceso a una educación de calidad para todos.
• Enriquecer la capacidad educativa del entorno de los alumnos.
• Implicar a la comunidad local.
Ofrece recursos a los centros educativos para que, junto a los demás actores de la edu-
cación, trabajen en la doble dirección de contribuir a debilitar los factores generadores de
la desigualdad y garantizar la atención a los colectivos más vulnerables para mejorar su
educación y prevenir los riesgos de exclusión social. Entre las modalidades existentes se
encuentran las siguientes: el programa de acompañamiento escolar de secundaria, el pro-
grama de apoyo y refuerzo en educación secundaria, y el programa de apoyo y refuerzo
a centros de educación secundaria. A modo de ejemplo, entre las líneas de actuación que-
remos destacar la destinada a mejorar las perspectivas escolares de determinados alum-
nos que no logran avanzar adecuadamente sólo con las actividades ordinarias y que
requieren de un apoyo específico (por ejemplo, dos tardes a la semana y en horarios fuera del
habitual de las clases) mediante la obtención de un refuerzo en distintos ámbitos –materias
instrumentales y, en caso necesario, otras materias, técnicas de estudio, formas de orga-
nización del trabajo, etc.– que complemente la ayuda que reciben en las propias aulas.
Otra de las líneas de actuación son las actividades extraescolares, cuyo objetivo es po-
tenciar la oferta de actividades culturales y deportivas, con carácter voluntario y en hora-
rio de tarde, para que contribuyan a la formación integral del alumnado. Dichas
actividades se llevan a cabo en colaboración con instituciones del centro, como las aso-
ciaciones de padres (APA), o de su entorno, como el Ayuntamiento, las asociaciones de
vecinos o las entidades del movimiento asociativo, entre otras. Suponiendo que un cen-
tro ofertara ambas propuestas de manera simultánea, posiblemente contribuiría a atraer al
centro al alumnado que necesita refuerzo muchos más que si sólo oferta la primera de las
dos líneas expuestas.
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 45
ACTIVIDADES
En las páginas precedentes hemos intentado caracterizar las medidas de que puede valerse un cen-
tro inclusivo para responder a las necesidades educativas de todos sus alumnos. En las líneas que
siguen os pediremos que, a partir de las prácticas docentes que estéis desarrollando en los centros
escolares, consideréis las características de un centro inclusivo.
1. El capítulo incluye una serie de criterios, actuaciones y medidas propias de un centro inclusi-
vo para atender a la diversidad:
• Revisa el proyecto educativo de centro y los demás documentos declarativos y programas que
lo integran para identificar hasta qué punto el centro inclusivo así caracterizado en el capítulo
tiene vigencia en ese proyecto.
• Valora qué aspectos están mejor reflejados y cuáles se contemplan de forma insuficiente o no
se contemplan en absoluto.
• Identifica algunos factores que están impidiendo que algunas de esas propuestas se den o se
den parcialmente.
2. Tomando como referencia la práctica del orientador o la del profesional o equipo de profe-
sionales que hayas observado en los centros en los que has realizado tu período de prácticas,
valora qué tareas o actividades están directamente relacionadas con la atención a la diversi-
dad. Justifica tu respuesta.
FUENTES Y RECURSOS
Libros
COLL, C. (director) (2007). Currículo i ciutadania. El què i el perquè de l’ educació escolar. Bar-
celona: Mediterrània.
Se trata de un proyecto de investigación impulsado y financiado por la Fundación Jaume Bofill
para responder a la siguiente cuestión: qué conocimientos y qué adquisiciones debían ser
considerados básicos, en el sentido de imprescindibles, y cuáles únicamente como deseables
para lograr que los jóvenes puedan abordar los retos que les plantea el futuro inmediato en una
sociedad cada vez más compleja.
BOOTH, T. y AINSCOW, M. (2002). Index for inclusión. Developing leaning and participation
in schools (2.ª ed.). Manchester: CSIE [Trad. cast.: Guía para la evaluación y mejora de la edu-
cación inclusiva. Madrid: Consorcio Universitario para la Educación Inclusiva].
LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA ESCUELA INCLUSIVA 47
Sitio web
Ministerio de Educación.
www.educacion.es/educacion/comunidades-autonomas/programas-cooperacion/plan-
proa/lineas-actuacion-proa-html
www.mec.es/educa/proa
En las anteriores direcciones electrónicas pueden consultarse las diferentes propuestas del
programa de refuerzo, orientación y apoyo.
48 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Emilio Sánchez
Facultad de Psicología. Universidad de Salamanca
Ricardo García
Facultad de Educación. Universidad de Salamanca
Y para llevar a cabo esas tareas, nuestro orientador ideal debe manejar ciertos conocimien-
tos. Éstos son de dos tipos: los relativos a lo que necesitan los estudiantes para hacer un uso
satisfactorio de la lengua escrita, y los relativos a las necesidades de los profesores y de otros
agentes educativos para atender a los primeros. Se trata, entonces, de una doble visión que
es peculiar de los orientadores y que, obviamente, debe ser más compleja que la que deben
asumir los profesores de apoyo y los tutores ante estos mismos problemas.
Cabe precisar aún más esta doble visión distinguiendo los tipos de conocimientos recogidos
en el cuadro 1. Según lo que se expone en éste, el conocimiento sobre los procesos implica-
dos en la lectura y escritura («Procesos») nos ayuda a entender el desarrollo de los alumnos
«normales» y de quienes presentan dificultades («Adquisición y dificultades»). Estos cono-
cimientos, a su vez, nos permiten usar los instrumentos para identificar al alumnado con di-
ficultades y elaborar un plan de intervención («Intervención»). También puede apreciarse que
el estudio de las dificultades puede refinar los conocimientos sobre la lectoescritura y que la
intervención puede hacer progresar el resto de los conocimientos. Desde el punto de vista
educativo, los contenidos de estos tres primeros cuadros son los que nos permiten entender
las necesidades de aprendizaje que experimentan los alumnos en el proceso de convertirse en
lectores y escritores competentes, incluidos los que presentan dificultades.
Colaboración
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LA LECTURA Y LA ESCRITURA 53
El cuadro 1 resume los conocimientos que sustentan el trabajo de los orientadores para co-
laborar en la atención a las dificultades de aprendizaje de la lectoescritura. «Procesos» y
«Adquisición y dificultades» nos permiten entender las necesidades del alumnado, «Inter-
vención», el tipo de ayuda que precisaría, y «Análisis de la práctica educativa», las necesi-
dades de los profesores para proporcionar dicha ayuda. A modo de ejemplo, los cuadros se
han cumplimentado con lo que sabemos sobre el reconocimiento de las palabras escritas,
pero lo mismo podría hacerse con respecto a la comprensión, a la escritura de palabras o a
la composición escrita.
Además, en el cuadro 1 se observa que los orientadores necesitan analizar la práctica de los
profesores para entender cuáles son sus limitaciones y posibilidades y, como consecuencia,
sus necesidades para responder al alumnado. A partir del conocimiento de la práctica, cabe
encontrar en las actividades de los docentes recursos de instrucción satisfactorios para los
alumnos y las alumnas y concebir cambios en ellas que sean, a la vez, relevantes (atendien-
do a cuanto sabemos sobre la lectura y las necesidades de los alumnos y alumnas respecto de
su adquisición) y posibles (esto es, ajustados a las posibilidades de los docentes). Conjugar
ambas dimensiones es, según lo ya expuesto, la esencia de la labor de los orientadores.
Un paso adicional que debe darse para «armar» estas páginas es recordar que el aprendi-
zaje de la lengua escrita requiere reunir cuatro grandes grupos de competencias muy dife-
rentes entre sí:
• Reconocer las palabras escritas con fluidez y precisión.
• Comprender y aprender de los textos, seleccionando, organizando e integrando la
información que transmiten en la que ya se sabe.
• Escribir o transformar con precisión y rapidez sonidos en signos ortográficos.
• Redactar o expresar nuestros pensamientos teniendo en cuenta las necesidades y
posibilidades de la audiencia a la que nos dirigimos.
En consecuencia, cabe encontrar alumnos y alumnas con dificultades en cada una de ellas: al-
gunos alumnos sólo tienen problemas en el primer grupo de competencias, otros en el segundo,
y así sucesivamente, y no debe descartarse haya alumnos que reúnan diversos problemas.
Desgraciadamente, estas páginas no pueden dar cabida a todo cuanto sabemos sobre las ne-
cesidades de alumnado y profesorado en relación con estas competencias. De ahí que el
objetivo de cuanto sigue sea más bien mostrar cómo puede montarse el rompecabezas que
permite realizar una práctica profesional, centrando nuestra atención en las dificultades
que experimentan los alumnos para identificar las palabras escritas. Por consiguiente, en la
segunda parte, se presentan sinópticamente los conocimientos mencionados en el cuadro 1,
referidos en exclusiva a las dificultades en el aprendizaje de la lectura. En la tercera parte
se presentarán los protocolos o tareas que deben seguirse en la práctica profesional, asu-
miendo que lo segundo (tareas) depende estrechamente de lo primero (conocimientos).
54 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Se desprende de todo lo expuesto que si hay dificultades para realizar estas «tontas» opera-
ciones que median en el reconocimiento de las palabras escritas, las consecuencias habrán
de ser muy importantes, como se expone con mayor claridad en el siguiente apartado.
1. Por si esto le ha ocurrido al lector con la palabra «trombidiidae», diremos que es el nombre de una peluda familia
de ácaros que vive, especialmente, en zonas tropicales.
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LA LECTURA Y LA ESCRITURA 55
En este largo proceso hace falta ir pertrechándose con ciertas competencias y contar con
ciertas condiciones (véase el cuadrante 2 del cuadro 1). Por lo que se refiere a las compe-
tencias, cabe mencionar tres: conciencia fonológica, principio alfabético y conocimiento
del código. Las repasamos a continuación.
¿Es capaz el lector –damos por hecho que sí– de imaginar la pronunciación de una palabra
(/kasa/) e invertir sus sonidos (/asak/)? Ésta es una tarea clásica para evaluar la conciencia fo-
nológica, esto es, la capacidad para aislar y manipular los segmentos sonoros del lenguaje
oral. Dichos segmentos pueden ser más o menos amplios (sílabas, rimas o fonemas), pero
el aprendizaje de la lectura en los sistemas de escritura alfabéticos, como el nuestro, exige
llegar al mayor grado de finura posible: el fonema (Morais, 1998).
Además, el aprendiz de lector debe entender que nuestro sistema de escritura representa,
precisamente, estos fonemas y no, como ocurre en otras lenguas, las sílabas o palabras. En
esto consiste comprender el principio alfabético, un principio que muchos niños pueden
descubrir de manera espontánea generando y probando hipótesis cada vez más acertadas
sobre lo representado por el lenguaje (Ferreiro y Teberosky, 1979).
Finalmente, como no puede ser de otra manera, es preciso aprender el código o, lo que
es lo mismo, las correspondencias que cabe establecer entre fonemas o grafías para, dada
una configuración gráfica determinada, ser capaz de generar los sonidos que representa
(Rueda, 2003).
Por lo que se refiere a las condiciones de las que depende tener éxito, cabe resaltar dos de ellas
que todo orientador debería tener presentes: exposición a lo escrito y motivación más volición.
Por otro lado, es innegable que leer mucho también depende de la motivación del lector
–que le llevará o no a comprometerse con esas lecturas–, y de su volición –que le llevará a per-
severar en ellas–. Repárese que aquí se está distinguiendo entre las razones que nos impulsan,
en forma de motivos, y animan, en forma de creencias sobre nuestras posibilidades, capacida-
des y competencias, a elegir un camino en vez de otro (por ejemplo, adentrarnos en un deter-
minado texto; Solé, 2009), y los procesos que nos permiten conservar nuestras decisiones a lo
largo del tiempo, lo que, de forma inevitable, nos lleva a renunciar a otras actividades poten-
cialmente motivadoras (Kuhl, 1984).
del alumno o alumna, que son tanto frías (su menor competencia lectora) como cálidas (su,
probablemente, escasa motivación por la lectura y su menor compromiso a la hora de llevar
término las actividades iniciadas). Cuanto más específicas sean las dificultades de los alum-
nos (es decir, cuanto más nos acerquemos a una dificultad de aprendizaje o dislexia), más
necesario (aunque insuficiente) será el trabajo en la primera vertiente. Por el contrario, el tra-
bajo en la conciencia fonológica y el código podrá pasar a un segundo plano –o ser com-
pletamente prescindible– en la medida en que las dificultades de lectura no se deban a un
problema específico y puedan explicarse por razones más generales (falta de oportunidades
educativas, retraso general o desinterés, entre otras). La intervención deberá ajustarse, por
tanto, a las características de cada individuo. Imaginemos, no obstante, que tuviéramos que
ofrecer la dieta completa. Entonces cabría hacer lo siguiente:
• La intervención sobre el alumno: recomponiendo las «piezas deterioradas». Los niños
y las niñas con dificultades específicas de lectura necesitan una intervención siste-
mática y organizada que les dote de una mayor capacidad de análisis del lenguaje
oral (conciencia fonológica) y de un adecuado conocimiento de las reglas de conver-
sión grafema-fonema, algunas de las cuales no son sólo de tipo fonológico, sino tam-
bién contextual, como asignar el sonido correspondiente a la letra «g» en función de
la vocal («a», «i») o vocales («ui») que la sigan. Una intervención sistemática y orga-
nizada quiere decir (Torgesen y otros, 1997): explícita (llamando la atención, expre-
samente, sobre la manera en la que las grafías representan los sonidos), intensiva (si
es posible, con sesiones diarias), prolongada, con atención tanto individualizada
como dentro del aula ordinaria y con abundantes oportunidades para practicar. Sin
embargo, incluso contando con condiciones de intervención tan favorables, sabemos
que los resultados tienden a ser limitados, siendo mejor el pronóstico para la preci-
sión (donde es posible normalizar o igualar al alumno con su grupo de referencia) que
para la fluidez (Torgesen y otros, 1997). En consecuencia, el reto suele ser –¡y no es
poco!– evitar que la brecha que separa a los lectores competentes de los que no lo
son se haga cada vez mayor.
Las condiciones de trabajo que acabamos de describir son tan exigentes que, para que
el alumno o alumna esté implicado y comprometido con ellas, será conveniente
hacerle copartícipe de la definición de los objetivos perseguidos, así como de la eva-
luación de los avances que se vayan dando. Con ello, además, se espera que, de
forma paulatina, los lectores con dificultades sean capaces de regularse a sí mismos y
enfrentarse de un modo estratégico a la lectura (para una justificación y ejemplifi-
cación de esta propuesta, véase Sánchez y Rueda, 2002).
• La intervención sobre el contexto: motivos para leer y ayudas. Como hemos destacado
anteriormente, leer peor suele conducir a leer menos. Esto, a su vez, puede deteriorar
aún más esas exiguas habilidades de partida y, paralelamente, hacer que leer sea visto
como una tarea poco atractiva y viable. Todo ello nos lleva a la importancia del con-
texto y del tipo y modo de organizar las actividades en las que la lectura desempeña
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LA LECTURA Y LA ESCRITURA 59
algún papel: ¿cómo se justifica la lectura?, ¿qué tipo de apoyos reciben los alumnos
en su transcurso? Para que la lectura sea más deseable, los fines que se persiguen con
ella también deben serlo (Mateos, 2009): disfrutar, evadirse o tratar de encontrar la so-
lución a un problema (en lugar de leer para responder a unas preguntas que sean la
excusa para tener que repetir o parafrasear el texto). Y, para que la lectura sea más
viable, los profesores pueden proporcionar ayudas con las que clarificar lo que se es-
pera obtener de la lectura, describir las estrategias que pueden emplearse para tener
más éxito o hacerse cargo de una parte del proceso de lectura para que el alumno
pueda experimentar los beneficios que supone comprender lo leído (Sánchez, García
y Rosales, 2010).
La práctica educativa es compleja y su análisis no puede serlo menos. Ante ella, cabe
adoptar distintas lentes –con más o menos aumentos– y observar diferentes fenómenos
(véase el monográfico sobre el tema en el número 346 de la Revista de Educación). No te-
nemos espacio en este capítulo para presentar toda la gama de posibilidades (lo hemos
hecho con detalle en Sánchez, García y Rosales, 2010), por lo que nos limitaremos a poner
un único ejemplo. Imaginemos que, dada la evolución de un caso, se considera necesario
que el profesor-tutor ofrezca a sus alumnos mejores motivos para leer. ¿No sería conve-
niente, antes de proponer ningún cambio, analizar lo que ese profesor ya hace de acuer-
do con algún protocolo suficientemente sensible como para detectar, en lo que se hace,
tanto las carencias como los aciertos? De acuerdo con este instrumento podríamos ver que,
por ejemplo, las lecturas son introducidas con un episodio de planificación en el que se
dice para qué se va a leer («Vamos a ver cuáles son las partes del sistema circulatorio y
qué hace cada parte») y cómo («Leed recordando que no todo es importante, que lo im-
portante es lo que he dicho: partes y función»). Pero, también de acuerdo con ese proto-
colo, podríamos darnos cuenta de que un listado de temas no es lo mismo que un objetivo
(«Cómo funciona el sistema circulatorio») y echar en falta una justificación de la propues-
ta de lectura, es decir un porqué: («Sabemos ya cómo funciona el sistema respiratorio y
60 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
que está conectado con el circulatorio, pero no sabemos qué consecuencias tiene esa co-
nexión»). Obviamente, los cambios que este profesor podrá asumir serán distintos de los que
tendremos que imaginar para un profesor que ni siquiera abre la lectura con un episodio
de planificación o que planifica sólo cómo se va a leer pero sin aclarar para qué o por
qué. Al mismo tiempo, este orientador pertrechado de conocimientos para analizar la
práctica podrá hacer que cada profesor particular se vea reconocido en las propuestas que
se le plantean, lo que podrá facilitar la colaboración. De esta última, entre otros aspectos,
trata la tercera parte de este capítulo.
Con respecto al primer objetivo, existen cuatro cuestiones diferentes que deben responder-
se y cada una de ellas cuenta con ciertos instrumentos para llegar a la respuesta deseada.
• ¿Hay un retraso significativo? Para responder es necesario valorar si el alumno mues-
tra una discrepancia entre el rendimiento real en la lectura de palabras y el esperado
por su edad y su experiencia escolar. Cuando la discrepancia es de, al menos, dos
años de retraso con respecto a la norma, la respuesta a la pregunta es afirmativa. Ha-
bitualmente, en educación secundaria estas discrepancias aparecerán en la rapidez
con la que se leen palabras y no en la precisión que, como sabemos, suele ocasionar
menos problemas, incluso en alumnos de educación primaria con dificultades.
• ¿Es un retraso inesperado? En este apartado es necesario evaluar la capacidad intelec-
tual mediante el empleo de una prueba estandarizada (por ejemplo, el WISC-R). Se en-
tiende que un retraso significativo en el reconocimiento de las palabras no puede
deberse a un cociente intelectual (CI) inferior a la media, dado que sabemos que ape-
nas hay relación entre CI y éxito en el aprendizaje en el reconocimiento de palabras.
Por otro lado, es necesario recabar información sobre la historia del niño: enfermeda-
des, posibles deficiencias, escolarización, etc.; ello nos ayudará a descartar la presencia
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LA LECTURA Y LA ESCRITURA 61
En definitiva, allí donde la respuesta a estas cuatro preguntas sea afirmativa, con mayor
razón podemos llegar a la conclusión de que nos encontramos ante una dificultad específi-
ca. Y, por el contrario, cuando la respuesta sea negativa, o en la medida en que lo sea, será
necesario pensar en la existencia de otros tipos de problemas: déficits visuales, auditivos,
emocionales, intelectuales (si el retraso es muy pronunciado) o educativos (si la historia es-
colar o el análisis de la práctica así lo pone de relieve).
Más relevante todavía es el segundo objetivo que distinguimos, esto es, analizar el modo de
leer de los alumnos. Y, aquí, es necesario interpretar su comportamiento lector y especial-
mente sus errores. Así, por ejemplo, podemos constatar que, si en un test como el PROLEC-
SE (Cuetos y Ramos, 1999) el niño tiene dificultades al leer palabras nuevas o extrañas como
«caropeto», cabe suponer que estamos ante un problema fonológico y, si se enfrenta a las
palabras conocidas como «suave» de una manera lenta descifrando cada uno de los térmi-
nos que la componen, podrá interpretarse que nos encontramos ante un problema léxico.
Es importante destacar que en esta evaluación del modo de operar (evaluación funcional) no
importa demasiado si un alumno tiene o no dos años de retraso comparado con sus iguales
o si tiene o no una capacidad intelectual normal. Lo importante es poder describir sus pun-
tos fuertes y sus puntos débiles y, a partir de este examen, diseñar estrategias de intervención.
Codiseñar la intervención
Es obvio que los orientadores no tienen una responsabilidad directa en la intervención, pero
cumplen un papel decisivo en implicar al mayor número posible de agentes educativos. Re-
párese, como vimos en su momento, que, además de la intervención específica, destinada
62 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
a reconstruir las habilidades nucleares, es necesario asegurar el mayor contacto posible con
lo impreso (para reducir el «efecto San Mateo») y la mayor continuidad entre el tratamien-
to específico (lo que se hace en el aula de apoyo) y la experiencia curricular (lo que se hace
en el aula ordinaria). En consecuencia, cabe concebir tres planos diferentes en la inter-
vención: local, curricular e institucional.
• Local. Es la intervención que llevan a cabo los profesores de apoyo y, en algún grado,
los padres o allegados cuando deben desarrollar programas específicos. En princi-
pio, debería existir un consenso entre profesores de apoyo y orientadores respecto de
lo presentado en el apartado «Conocimientos sobre la intervención». No obstante, in-
cluso partiendo de él, el ajuste con cada alumno puede requerir algún apoyo del
orientador a la hora de determinar cuáles son los puntos débiles que reclaman una
atención preferente y cómo promover la implicación del alumno durante el trata-
miento creando metas compartidas y manteniendo el esfuerzo volitivo que toda exi-
gencia sostenida conlleva. La atención a los padres es crucial a la hora de compartir
con ellos la definición del problema que presenta el alumno o alumna y de suscitar
su colaboración para que proporcionen experiencias de lectura compartida.
• Curricular. El papel del orientador puede ser muy importante a la hora de ayudar a de-
terminar cómo dar continuidad en el aula ordinaria al tratamiento proporcionado en
el aula de apoyo. ¿Qué se puede pedir a los tutores?, ¿cuándo pedirlo? o ¿cómo ha-
cerlo? son alguna de las preguntas de las que depende una fructífera colaboración.
Para ello, parece necesario analizar al alumno en el aula y el tipo de experiencias lec-
toras a las que está habituado, incluyendo en este análisis el tipo y cantidad de ayu-
das que recibe, tal y como se sugirió en el apartado «Análisis de la práctica
educativa». Sabido todo ello, cabe anticipar cómo concebir cambios que sean a la vez
relevantes y viables.
• Institucional. Finalmente, a través del trabajo con los equipos directivos, cabe conce-
bir un tercer plano en la intervención que sirva para diseñar protocolos de actuación
que fijen, por poner dos ejemplos:
- Momentos en los que hay que revisar la marcha de los alumnos (reuniones perió-
dicas en las que se valora la marcha de los alumnos con dificultades, organizadas
desde la jefatura de estudios).
- Procedimientos para la detección precoz de alumnos con dificultades (lo que inclu-
ye precisar cuándo se harán, con qué instrumentos, etc.).
ACTIVIDADES
1. A continuación presentamos un caso ficticio sobre un niño de 10 años susceptible de tener di-
ficultades en lectura. Te invitamos a tratar de resolverlo apelando a lo que se ha expuesto en
el capítulo. Específicamente, te invitamos a:
• Determinar si existe una dificultad específica.
• Analizar los puntos fuertes y débiles en la lectura del chico.
• Esbozar una intervención adecuada al caso.
Supongamos que una maestra acude a nosotros preocupada por un alumno suyo. Nos cuenta
lo siguiente: «Se atasca con algunas palabras que no suponen un problema para sus compa-
ñeros. Tarda mucho en leerlas o las deforma y te dice /pata/ donde se lee “plata” o /persa/
donde pone “presa”. Cuando comete esos errores le pido que deletree la palabra y entonces
necesita mucho tiempo o también lo hace mal. Y en el patio de recreo es un terremoto, no para
ni un segundo quieto. Cuando tenía seis años se lesionó una pierna y pasó una temporada en
cama sin poder asistir a clase. Es verdad que, cuando está tranquilo, entiende todo lo que se
le explica…».
2. Realiza un mapa conceptual a partir de los contenidos del capítulo. Recuerda: usa globos para
representar conceptos, líneas para plasmar relaciones y la altura donde se coloquen los globos
para reflejar distintos niveles de importancia.
64 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
FUENTES Y RECURSOS
Para el lector interesado en profundizar en los grandes bloques desarrollados en este ca-
pítulo, hemos seleccionado algunos libros y artículos que cubren los distintos aspectos aquí
tratados.
Libros
CUETOS, F. (2008). Psicología de la lectura: diagnóstico y tratamiento de los trastornos de es-
critura. Barcelona: Wolters-Kluwer España.
Puede consultarse para profundizar en los procesos implicados en la lectura. Este libro pro-
porciona una descripción detallada y actualizada de los procesos mentales que realizan los
lectores, ofreciendo un contraste que puede resultar clarificador entre lectores sin dificultades
y lectores con dificultades. Además, estos procesos se ponen en relación con los mecanismos
neurológicos que los sustentan, proporcionando así una visión más holística de un fenómeno
aparentemente tan sencillo como es leer una palabra.
SÁNCHEZ, E., GARCÍA, J.R. y ROSALES, J. (2010). La lectura en el aula: qué se hace, qué se
debe hacer y qué se puede hacer. Barcelona: Graó.
Se desarrolla con detalle un sistema de análisis con el que cartografiar la práctica educativa y
ese sistema se aplica a un amplio número de clases en las que la lectura desempeña algún
papel. Finalmente, el libro puede ayudar a los orientadores a pensar en la manera de utilizar
el conocimiento generado por este tipo de análisis a la hora de proponer cambios relevantes
y viables a los profesores.
Para una mayor comprensión de lo que significa colaborar y ayudar a ayudar, recomendamos
la lectura de este capítulo.
Revistas
ALEGRÍA, J. (2006). Por un enfoque psicolingüístico del aprendizaje de la lectura y sus difi-
cultades –20 años después–. Infancia y Aprendizaje, 29 (1), 93-111.
Ofrece un resumen detallado y clarificador de la manera en la que adquirimos la lectura, así
como de las dificultades que pueden surgir en ese proceso y el modo de explicarlas. Al mismo
tiempo, este artículo permite aproximarse a la multitud de líneas de investigación e hipótesis
que están siendo exploradas y desarrolladas en torno a este prolífico ámbito.
66 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
SÁNCHEZ, E., RUEDA, M.I. (2002). La intervención educativa en alumnos con dificultades de
aprendizaje. Barcelona: UOC.
SOLÉ, I. (2009). Motivación y lectura. Aula de Innovación Educativa, 179, 56-59.
TORGESEN, J.K., y otros (1997). Contributions of phonological awareness and rapid automa-
tic naming ability to the growth of word-reading skills in second- to fifth-grade children.
Scientific Studies of Reading, 1(2), 161-185.
69
CONTENIDO DE CAPÍTULO
José Orrantia
Facultad de Educación. Universidad de Salamanca
El objetivo de este capítulo es plantear un marco desde el cual los orientadores puedan ana-
lizar las dificultades en el aprendizaje de las matemáticas para, de esta forma, poder imagi-
nar la respuesta educativa a los alumnos que presentan dichas dificultades. Para ello, y
como ya se ha planteado en el capítulo anterior dedicado a las dificultades en el lenguaje
escrito (véase cuadro 1 en el capítulo 3, p. 52), los orientadores deben contar con conoci-
mientos que les permitan entender los procedimientos y conocimientos implicados en las
tareas matemáticas, cómo se adquieren y qué dificultades pueden aparecer, cómo interve-
nir en ellos y, en última instancia, situar estos aspectos en las prácticas educativas.
Sin embargo, los contenidos en el área de las Matemáticas, y por lo tanto las dificultades
que pueden surgir en ellos, pueden ser muy variados. No obstante, existe una tarea que re-
presenta la síntesis de las dificultades: la resolución de problemas, dado que la mayoría
de los conceptos y procedimientos relacionados con las matemáticas confluyen en esta
tarea, además de permitir desarrollar en los estudiantes las habilidades sobre cuándo y
cómo aplicar sus conocimientos matemáticos a situaciones de la vida cotidiana. Por lo
70 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
tanto, nuestro foco de atención será la resolución de problemas. Somos conscientes de que
al situar los contenidos del capítulo en el contexto de esta tarea no reducimos el problema
de la variedad de dificultades que pueden aparecer, ya que los propios problemas a los que
se enfrentan los alumnos pueden ser muy diferentes, en especial si consideramos que los
orientadores deben intervenir en los distintos niveles educativos. Por ello, y dadas las limi-
taciones de espacio, nos centraremos fundamentalmente en la educación primaria, con el
propósito de que el planteamiento adoptado pueda generalizarse a otros niveles. No obs-
tante, entendemos que las dificultades en el aprendizaje surgen en esta etapa, y son la base
de las que posteriormente puedan aparecer.
Problema 1
A Elena le gusta jugar a las canicas. Ha ido a jugar una partida con 8 canicas, y al terminar ha comprobado que
tiene 15 canicas. ¿Cuántas canicas ha ganado?
Problema 2
Pedro quiere poner una nueva instalación eléctrica en tres de las habitaciones de su casa. Él estima que le
hacen falta 130 metros de cable eléctrico, 6 interruptores y 9 enchufes, así como varias bombillas. Le
quedan, de una instalación anterior, 37 metros de cable eléctrico que quiere utilizar. Está, pues, obligado a
comprar cable nuevo. Después de haber terminado la instalación, Pedro se da cuenta de que ha utilizado
4 metros de cable menos de lo que tenía previsto, y le han sobrado 11 metros. ¿Cuántos metros de cable
eléctrico ha comprado?
Problema 3
El propietario de un bar quiere saber cuánto dinero ganará con una nueva botella de licor que le cuesta 8 €.
La botella tiene una capacidad de 3/4 de litro y los vasos con los que sirve son de 1/8 de litro. Si vende cada
vaso a 2 €, ¿cuánto dinero ganará con cada botella?
¿Hacia dónde tiene que dirigir la mirada un orientador para entender las dificultades que
pueden presentarse en la resolución de estos problemas? Un primer aspecto que salta a la
vista es que unos problemas son más difíciles de resolver que otros. Así, un alumno de 3.º
de primaria no tendría dificultades para resolver el problema 1, pero no podría resolver el
problema 3, al incluir conocimientos (división de fracciones) propios del ciclo superior.
Pero, ¿qué ocurre con el problema 2? En principio es un problema que se resuelve con
sumas y restas, pero el lector convendrá con nosotros en que posiblemente este alumno no
lo resolverá de forma correcta. La cuestión es por qué. Y si nos situamos en un alumno del
primer ciclo de secundaria, no debería resultarle difícil resolver ninguno de los problemas,
pero la realidad nos dice que no es así, en especial si consideramos que el alumno presenta
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LAS MATEMÁTICAS 71
dificultades en las matemáticas. La casuística puede ser aún más compleja si atendemos al
nivel representacional en el que situar la resolución del problema. Por ejemplo, un alumno
de 1.º de primaria puede que no pueda resolver «formalmente» el problema 1 con una resta,
pero si le proporcionamos objetos concretos puede que «informalmente» vaya añadiéndo-
le canicas a 8 hasta obtener las 15 para llegar al resultado.
A la luz de los ejemplos propuestos podemos extraer algunas conclusiones para respon-
der a la pregunta planteada anteriormente. Así, entender las dificultades que pueden
surgir en la resolución de problemas pasa por analizar éstos desde diferentes perspecti-
vas relacionadas entre sí. Por un lado, debemos analizar los problemas no sólo por las
operaciones implicadas para resolverlos, sino también por su estructura semántica. De
hecho, no son las operaciones las que hacen un problema más difícil que otro, sino su
estructura, aunque también puedan surgir dificultades en las propias operaciones. Por
otro lado, necesitamos tener en cuenta qué procedimientos y qué conocimientos con-
ceptuales serían necesarios para resolver cada problema, además del curso evolutivo que
sigue su adquisición. Sólo desde este análisis se puede contar con procedimientos para
identificar a los alumnos y alumnas con dificultades y planificar la respuesta educativa.
Éstos son los aspectos sobre los que girarán las siguientes páginas.
Es importante analizar la estructura semántica de los problemas porque entre los facto-
res que explican las dificultades que tienen muchos estudiantes en la resolución de
problemas se encuentran el tipo de estrategias que ponen en juego y los conocimientos
conceptuales que necesitan para resolver ciertos problemas. Pero estos factores (relacio-
nados entre sí) están mediatizados por el grado de dificultad de los problemas, el cual
depende fundamentalmente de su estructura semántica. Así, ciertos problemas necesita-
rán estrategias más sofisticadas y conocimientos más avanzados, mientras que en otros
ocurrirá lo contrario. En este sentido, la «dieta» de problemas a los que se enfrentan
los estudiantes condiciona el tipo de estrategias y conocimientos que se promueven.
Cada situación incluye tres cantidades, una de las cuales es la desconocida. Esto supone
que en cada situación podemos encontrar diferentes subtipos de problemas dependiendo de
cuál sea la categoría de la estructura del problema que actúe como desconocida. Así, en las
situaciones en las que se produce un cambio sobre una cantidad inicial para dar un resul-
tado, la cantidad desconocida puede ser el resultado, el cambio (como el «Problema 1», p. 70)
o la cantidad inicial. Y algo similar podemos decir de las demás estructuras (para una revi-
sión de los distintos tipos de problemas y sus posibles combinaciones cuando incluyen más
de una operación, véase Orrantia, González y Vicente, 2005).
Es importante que tengamos en cuenta esta distinción en subtipos dentro de cada cate-
goría, ya que las situaciones de suma y resta deben ser diferenciadas de las operaciones
de suma y resta que se llevan a cabo para encontrar la respuesta o cantidad desconocida.
En algunos casos pueden coincidir, como en las situaciones denominadas canónicas o
consistentes, en las que la situación de suma (o resta) se resuelve con una operación de
suma (o resta); es el caso, por ejemplo, de las situaciones de cambio con el conjunto
resultado desconocido. Pero, en otros casos, no existe esta correspondencia; son los
problemas inconsistentes, en los que la situación de suma (o resta) requiere una resta (o
suma) para encontrar la respuesta como, por ejemplo, las situaciones de cambio que pre-
guntan por la cantidad inicial. Evidentemente, los problemas inconsistentes son más di-
fíciles de resolver y necesitan conocimientos y estrategias más avanzadas, como veremos
más adelante.
multiplicador), este tipo de problemas reflejan situaciones asimétricas. Esta asimetría tiene
como consecuencia que en esta categoría de problemas podamos distinguir dos tipos de di-
visión, dependiendo del papel que desempeñe la pregunta del enunciado en la estructura
subyacente; si el término desconocido es el número de objetos en cada grupo o multipli-
cando, la división es por reparto, y si la pregunta se refiere al número de grupos o multiplica-
dor, la división es por agrupamiento. La situación de grupos iguales puede también
expresarse en términos de una razón: «Si hay 4 libros por estantería, ¿cuántos libros habrá
en 3 estanterías?», lo que hace que estas situaciones sean la antesala de otras más comple-
jas, como las reglas de tres, las proporciones o las funciones.
Comparación «Emparejamiento»
Hay 5 pájaros y hay 3 niños; 1. Crear dos filas de objetos para representar cada conjunto.
¿cuántos pájaros se quedarán sin 2. Contar el número de objetos no emparejados en la fila del
nido? (*) conjunto mayor.
(*) Ésta es una versión más sencilla que la estándar con «más que».
Ahora bien, para poner en marcha procedimientos como los descritos en el cuadro 2 se ne-
cesitan ciertos requisitos, entre los que destaca, como hemos indicado en otras ocasiones,
el conocimiento del conteo, ya que esta habilidad se considera fundamental para el
desarrollo del número y de la aritmética.
conjunto una vez y sólo una), el principio de orden estable (el orden de la serie numérica
debe ser invariante) y el principio de cardinalidad (la última etiqueta de la serie numéri-
ca representa el cardinal del conjunto) establecerían las reglas procesuales sobre «cómo
contar», y proporcionan la estructura esquelética para el conocimiento del conteo. Y los
principios de abstracción (cualquier conjunto homogéneo o heterogéneo puede contar-
se) e irrelevancia del orden (el que se comience a enumerar los elementos de un con-
junto es irrelevante para su designación cardinal) sirven para generalizar y flexibilizar el
rango de aplicación de los principios anteriores. Algunos autores consideran importante
distinguir las características esenciales del conteo, como los principios procesuales sobre
cómo contar, de las características no esenciales, entre las que se incluyen, entre otras,
la adyacencia (el conteo consecutivo de objetos contiguos) o la dirección estándar (el
conteo procede de izquierda a derecha), dado que numerosos alumnos pueden conocer
las características esenciales del conteo, pero también creer que la adyacencia o la di-
rección estándar son características esenciales para contar. Por ejemplo, se ha compro-
bado que alumnos que pueden contar un conjunto de objetos y establecer la numerosidad
pueden ser incapaces de detectar errores cuando otro cuenta, o considerar verdaderos
errores las características no esenciales del conteo. Esta distinción entre la habilidad para
contar objetos correctamente y la habilidad para juzgar el conteo de otros puede
emplearse para explorar el desarrollo del conocimiento conceptual y procedimental
del conteo.
Así, sabemos que los alumnos y alumnas que comienzan a tener dificultades en las mate-
máticas son capaces de identificar conteos correctos, así como violaciones de muchos de
los principios del conteo. Sin embargo, muchos de estos alumnos, en comparación con
los que no presentan dificultades, no entienden el principio de irrelevancia del orden y
creen que la adyacencia es una característica esencial del conteo. Además, identifican
errores de doble conteo de un elemento al final de la secuencia de conteo, manifestando
una comprensión del principio de correspondencia uno-a-uno, pero no cuando el doble
conteo es al inicio de la secuencia, lo que indica que muchos de estos alumnos no pue-
den mantener en la memoria de trabajo el error mientras se supervisa el proceso de con-
teo. En términos globales, estos patrones sugieren que estos alumnos parecen entender el
conteo como una actividad mecánica y memorística.
La estrategia más elemental para la suma se denomina contar todo; con ella, los alumnos
representan los dos sumandos con dos conjuntos de objetos que previamente han contado para
formarlos. Estos objetos, que pueden ser también sus dedos, son nuevamente contados
para hallar el resultado total. En el caso de la resta se utiliza la separación, representando
con objetos (o dedos) el número mayor para después separar tantos elementos como marca
el menor y contar los que han quedado. La estrategia de emparejamiento se emplea para las
situaciones de comparación o igualación.
Es interesante considerar que en este nivel también es posible utilizar el modelado di-
recto para situaciones con una estructura multiplicativa sin hacer referencia explícita a
la multiplicación o a la división. Por ejemplo, en un problema de grupos iguales del tipo
«dos grupos de tres elementos», los alumnos pueden modelar la situación representando dos
grupos en los que incluyen tres elementos en cada uno, para posteriormente contar
todos los elementos y llegar a la respuesta seis. Y, de la misma manera, pueden llevar a
cabo divisiones por reparto y agrupamiento modelando de manera directa la situación.
Así, con las extensiones del conteo, como el número anterior y posterior de un número
dado, contar a partir de cualquier número de la secuencia, contar hacia atrás, contar por
saltos (dos, cuatro, seis…), transición desde el cardinal al conteo (identificar el último ob-
jeto como el cardinal sin necesidad de contar los objetos), etc., los alumnos y las alum-
nas emplean procedimientos abreviados para llegar al resultado. En el caso de la suma,
aparecen contar a partir del primero (para tres más cinco: «tres; cuatro –que es uno más–,
cinco –que es dos más–, seis –que es tres más–, siete –que es cuatro más–, ocho –que
es cinco más–; ocho»), o contar a partir del mayor. Y en el caso de la resta, aparecen el
retroconteo (para nueve menos cuatro: «nueve; ocho –que es uno menos–, siete –que es
dos menos–, seis –que es tres menos–, cinco –que es cuatro menos–; cinco») y la cuen-
ta progresiva, que utiliza el conteo hacia delante (para nueve menos cuatro: «cuatro;
cinco, seis, siete, ocho, nueve», con algún procedimiento para llevar la cuenta de los ele-
mentos contados). De la misma forma, para resolver situaciones multiplicativas aparecen
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LAS MATEMÁTICAS 77
estrategias basadas en la suma y resta repetida (sólo para situaciones asimétricas). Por
ejemplo, dos grupos de tres elementos se contarían verbalmente: «tres –es un grupo–,
seis –son dos grupos–; seis». O para la división por agrupamiento, como seis elementos
agrupados en pilas de dos se contaría: «seis; cuatro –es una pila–, dos –son dos pilas–,
cero –son tres pilas–; tres», pudiendo ser también una suma repetida desde divisor hasta
el dividendo: «dos –es una pila–, cuatro –son dos pilas–, seis –son tres pilas–», con pro-
cedimientos para llevar la cuenta.
A partir de la descripción de las estrategias que emplean los alumnos es fácil anticipar qué
dificultades pueden aparecer. Así, se ha comprobado que, en comparación con sus igua-
les sin dificultades, los alumnos con dificultades cometen más errores, son más lentos eje-
cutando las estrategias, usan estrategias de conteo evolutivamente menos maduras (contar
todo frente a contar a partir de uno de los sumandos) y confían más en el conteo con
dedos que en el conteo verbal, aunque estas dificultades suelen considerarse, en nume-
rosas ocasiones, un retraso evolutivo. Además, muchos de estos alumnos no muestran un
cambio desde la resolución basada en el conteo a la resolución basada en la recupera-
ción. De hecho, uno de los hallazgos más consistentes de los estudios llevados a cabo con
estos alumnos es que presentan, en relación con sus iguales sin dificultades, un problema
en la recuperación de hechos desde la memoria. Y al contrario que ocurre con las estra-
tegias de conteo, este déficit parece persistir a lo largo del desarrollo. Cuando estos alum-
nos recuperan hechos, cometen más errores y presentan tiempos de respuesta
asistemáticos y una falta de automatización, lo que posiblemente refleje una representa-
ción atípica de hechos en la memoria. Y esto ocurre, incluso, cuando se compara a estos
alumnos con otros sin dificultades de menor edad, lo que reflejaría un déficit específico
78 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
en esta tarea (Orrantia y otros, 2002). Si planteáramos un paralelismo con la dislexia, ésta
sería la característica fundamental de la discalculia.
Estas estructuras parten de la concepción unitaria que los alumnos adquieren a partir de
su experiencia con el conteo y con los números de una cifra. Así, antes de que los alum-
nos se enfrenten a los números de dos dígitos, han aprendido a leer y decir las palabras
correspondientes de los números escritos de uno a nueve, a escribir los numerales co-
rrespondientes a cada palabra numérica, y a contar cantidades para estos números. De
esta manera, puede establecerse una estructura compuesta de tres elementos: una can-
tidad, su expresión verbal y su expresión escrita, que conforman una tríada con relacio-
nes bidireccionales, como se refleja en el cuadro 3.
La primera estructura que aparece para dos dígitos, la denominada concepción unitaria
multidígitos, es una extensión de la estructura anterior con las mismas relaciones en la
tríada. Así, 43 se considera un conjunto de cuarenta y tres elementos, el 4 y el 3 no
tienen un significado especial para la cantidad, y «cuarenta y tres» es un número de la
secuencia numérica que va detrás del cuarenta y dos y antes del cuarenta y cuatro.
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LAS MATEMÁTICAS 79
1 2 3 4 1 2 3
diez dieces dieces dieces
•••
Uno, …, cinco
•••
••• ••• ••• •••
Cantidad
••• ••• ••• ••• • • •
cuarenta cuarenta cuarenta
y uno y dos y tres
• • • •
Cinco Palabra numérica Marcador 5
numérico
Concepción unitaria
cuarenta y tres 43
•• ••••••••••• •• ••••••• • • •
y uno y dos y tres
••••••
••• • ••
cuarenta
43 cuarenta y tres 43 (403)
y tres
cuarenta unos, a verlos como cuatro grupos de diez, de tal forma que ahora el 4 de 43 posee
el significado de «cuatro» pero entendido como cuatro grupos de diez; esto supone el aban-
dono de la concepción unitaria anterior. Posteriormente, los elementos que conforman la
decena pueden ser entendidos, aunque no necesariamente, como agrupados, esto es, se
consideran grupos más que elementos en los grupos. Esto supone pasar de diez, veinte,
treinta.... como grupos de dieces de objetos individuales, a un diez, dos dieces, tres dieces,
etc. Así, una cantidad de dos dígitos se compone de dos tipos de unidades separadas, uni-
dades de diez y unidades de uno. Y ambos tipos de unidades se cuentan por unos: «1, 2, 3,
4 dieces y 1, 2, 3 unos». De esta forma los alumnos construyen una concepción multiuni-
taria de los números de dos cifras, como se recoge en el cuadro 3.
No cabe duda de que este planteamiento del desarrollo del concepto de valor posicional tiene
importantes consecuencias para el aprendizaje de las operaciones de suma, resta, multiplica-
ción y división con números de dos o más dígitos. Pensemos, por ejemplo, qué consecuencias
podría tener para un alumno con una concepción unitaria multidígitos que se enfrente a una
operación de resta (47 – 23). Estaremos de acuerdo en que su resolución «significativa» sólo
sería posible construyendo por conteo un conjunto de 47 elementos y separar 23 (o mediante
una cuenta progresiva contar desde el 23 hasta el 47), puesto que quitar 3 de 7 (o contar desde
el 3 hasta el 7) no tendría significado para él. De hecho, está demostrado que los alumnos con
un mayor desarrollo del conocimiento conceptual del valor posicional rinden mejor en las
operaciones multidígitos. Y también está demostrado que los alumnos con dificultades en la
aritmética rinden peor que los alumnos sin dificultades en tareas relacionadas con este cono-
cimiento conceptual.
Esto permite que en este nivel se resuelvan los problemas que anteriormente llamábamos in-
consistentes, que de ninguna manera pueden ser resueltos modelando el enunciado de forma
directa. La resolución de estos problemas requiere razonar desde un conocimiento conceptual
más avanzado, como el relacionado con la composición aditiva de los números o la reversibili-
dad entre operaciones. Tomemos como referencia un problema de comparación inconsistente:
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LAS MATEMÁTICAS 81
«Juan tiene 53 €; él tiene 25 € más que Pedro; ¿cuántos euros tiene Pedro?». Los tres conjuntos
mencionados son el conjunto referente (los euros de Pedro), que ha sido comparado a otro, el
conjunto comparado (los euros de Juan), y la diferencia entre los dos conjuntos, el conjunto di-
ferencia. Desde las proposiciones de la segunda frase del enunciado se infiere si el conjun-
to referente es el conjunto mayor y el conjunto comparado es el menor, o viceversa, de
tal forma que, desde la composición aditiva, se conoce que «conjunto menor = conjunto ma-
yor − conjunto diferencia» o «conjunto mayor = conjunto menor + conjunto diferencia», y así
transformar la información textual en una ecuación matemática. En el problema que nos ocupa,
y con la ayuda de esta transformación matemática, se infiere que el conjunto comparado es el
mayor y el conjunto referente (el desconocido) es el menor, y así decidir hacer una resta.
De la misma manera, en un problema de cambio añadiendo del tipo «conjunto inicial des-
conocido + conjunto cambio = conjunto final» («Juan tenía algunos euros; entonces su
abuelo le dio 25 €; ahora tiene 53 €; ¿cuántos euros tenía al principio?»), su resolución im-
plica identificar el conjunto inicial desconocido como más pequeño que el conjunto final;
por ello, se podría resolver partiendo del conjunto final, al que se le quita los euros que le
dan para saber cuántos tenía en el conjunto inicial. Esta inversión, al igual que en los pro-
blemas de comparación, implica entender la naturaleza recíproca entre la suma y la resta,
y las relaciones parte/todo que se establecen en cualquier tríada numérica, base para la
comprensión de la composición aditiva de los números (Orrantia, 2003).
Por lo tanto, una parte importante de las dificultades en la resolución de problemas pueden
ser explicadas desde el conocimiento conceptual implicado en éstos, bien porque no se ha
desarrollado o bien porque no se hace uso de él. De hecho, muchos alumnos y alumnas
con dificultades (e incluso sin dificultades) comprenden los enunciados guiándose no por
su estructura semántica, sino por aspectos superficiales, como las «palabras clave»” (como
«ganar» o «más que»), lo que les lleva a plantear operaciones (sumas) que serían incorrec-
tas si el problema es inconsistente. No obstante, esta conducta puede estar mediatizada por
la «dieta» de problemas a los que los alumnos se enfrentan de manera habitual. En uno de
nuestros trabajos (Orrantia, González y Vicente, 2005) pudimos comprobar que los proble-
mas más habituales utilizados en las aulas son los más sencillos consistentes, en lo que la
palabra clave puede ser una estrategia efectiva. Incluso es una estrategia promovida en las
propias aulas. No es extraño, entonces, que se generalice a cualquier situación.
A lo largo de estas páginas hemos descrito algunos de los conocimientos con los que debe
contar un orientador para entender las dificultades en el aprendizaje de las matemáticas.
Ahora es el momento de considerar cómo identificarlas y planificar la respuesta educativa.
82 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Para ello, vamos a tomar como referencia los tres problemas considerados en el inicio del
capítulo (p. 70), con la intención de que éstos sirvan de ejemplo para algunas de las cuestiones
que queremos plasmar. Antes debemos mencionar que, por razones de espacio, obviamos
cualquier planteamiento clasificatorio o de categorización a partir de pruebas normativas
(véanse, para ello, las reflexiones del apartado «¿Qué tareas tiene que saber hacer un orien-
tador?» del capítulo anterior), para centrarnos en lo que el alumno o alumna necesita.
Un aspecto importante que debe tenerse en cuenta es el nivel representacional en el que si-
tuemos la tarea. Esta cuestión ya la adelantábamos con el problema 1 (p. 70). Resolver este
problema formalmente supone plantear una operación de resta (15 – 8 = ), por lo que el
alumno necesita entender la relación inversa entre la suma y la resta, y la estructura
parte/todo de los números: «si a 8 le añadimos un número para dar 15, entonces si a 15 le
quitamos 8 nos dará ese número». Por lo tanto, para operar en este nivel representacional
es necesario contar con el conocimiento conceptual de las propiedades aditivas, algo que,
por supuesto, es evaluable en sí mismo. Es posible que el alumno no pueda resolver el pro-
blema en este nivel representacional, por lo que podríamos evaluar la posibilidad de que lo
resuelva en otro nivel, por ejemplo, modelando de manera directa la situación. En este caso,
nos centraríamos en las estrategias de conteo que el alumno utiliza. Así, si sus estrategias de
conteo se encuentran poco desarrolladas, por ejemplo sus estrategias habituales implican
contar todo, tendría pocas posibilidades de resolver el problema de forma significativa, ya
que en este problema necesita un desarrollo del conocimiento conceptual del conteo que
le permita emplear procedimientos abreviados, como contar a partir del primer sumando.
Vemos, entonces, que dependiendo del nivel representacional, nuestra mirada se dirigirá a
analizar qué conocimientos y procedimientos son necesarios para resolver la tarea, y hasta
qué punto el alumno o alumna es capaz de operar con ellos con ayudas. Si no es capaz de
razonar con las propiedades aditivas, analicemos sus estrategias de conteo. Si sus estrate-
gias están poco desarrolladas analicemos su conocimiento conceptual del conteo. Es más,
analicemos incluso si puede razonar con las propiedades aditivas en un nivel manipulativo.
En resumen, busquemos el punto de partida para reconstruir el proceso.
Este mismo planteamiento también lo podemos considerar con el problema 3 (p. 70). En
este caso se combina una estructura aditiva con una multiplicativa e incluye números ente-
ros y fraccionarios. La parte compleja del problema posiblemente sea la división de frac-
ciones. Es más, un alumno que se haya aprendido (¿significativamente?) el algoritmo de la
división de fracciones (3/4: 1/8 = 6 desde 3 × 8 = 24: 4) puede no identificarlo en el pro-
blema. Existen dos tipos de conocimiento conceptual implicados en esta parte del proble-
ma: el concepto de fracción (que por espacio no hemos desarrollado), al menos en su
constructo más elemental parte/todo («tres partes de cuatro partes iguales») y la división, en
este caso en su concepto menos habitual que más atrás hemos denominado por agrupa-
miento. Así, si un alumno no es capaz de razonar formalmente con estos conceptos para
LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE: LAS MATEMÁTICAS 83
resolver el problema, podemos analizar hasta qué punto es capaz de hacerlo con ayudas en
otro nivel representacional, como se recoge en el cuadro 4.
1/4
3/4
=
1/8 1/8
A veces es posible que el alumno cuente con los conocimientos necesarios para resolver el
problema pero que no haga uso de ellos, bien porque no sepa cómo hacerlo, o porque le
suponga tanto esfuerzo que tienda a simplificar la tarea. Por ejemplo, el problema 2 (p. 70)
requiere hacer uso de las propiedades aditivas y, si acaso, del concepto de valor posicional,
dado que incluye números de más de una cifra. Sin embargo, muchos alumnos al final de
la educación primaria no resuelven este problema, aun suponiendo que puedan contar con
el conocimiento conceptual necesario. En este caso, para identificar las dificultades de un
alumno las ayudas se dirigirán a la comprensión del enunciado, la selección de la informa-
ción relevante de la que no lo es y la planificación de la resolución. Por ejemplo, puede or-
ganizarse la información del enunciado en función de los datos conocidos y los
desconocidos para desechar lo irrelevante y considerar posibles preguntas intermedias.
En este problema, y a partir de la pregunta del enunciado, puede descartarse la información
no relacionada con los metros de cable y quedar como relevante: «estima que le hacen falta
84 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
130 metros, ya tenía 37 metros, utiliza 4 metros menos de lo previsto y le sobran 11 metros
al final». Quizá con esto no sea suficiente y haya que considerar preguntas intermedias,
como «¿cuánto cable utilizó en realidad?», o incluso, «¿con cuánto cable comenzó la ins-
talación?». Estas preguntas intermedias pueden no ser evidentes, por lo que se podría pro-
porcionar más ayuda para organizar la información del enunciado a partir de la estructura
de éste, por ejemplo, con algún tipo de representación gráfica. Atendiendo a las categorías de
problemas descritas anteriormente, nos encontraríamos ante un problema de cambio complejo,
el cual, desde las representaciones gráficas del cuadro 1, podría representarse como se recoge
en el cuadro 5.
Compra Utiliza
37 11
Tenía al Le sobra
principio
Desde esta representación, se hacen más visibles qué preguntas intermedias son necesarias
para llegar a la solución y, por lo tanto, para planificar las operaciones necesarias: «130 – 4
= 126 para saber el cable que utilizó»; «126 que utilizó más 11 que le sobró para saber que
comenzó la instalación con 137, que además son los que tenía después de comprar cable»;
«como tenía 37 metros de cable, 137 – 37 nos lleva a cable que compró». Lógicamente, el
razonamiento para plantear estas operaciones está mediatizado por el conocimiento con-
ceptual de las propiedades aditivas, el cual damos por hecho que el alumno maneja. Si no fue-
ra éste el caso, nos encontraríamos ante un problema poco apropiado para este alumno.
ACTIVIDADES
Mario es un alumno de 9 años que cursa 4.º de educación primaria. La profesora-tutora se pone
en contacto con la orientadora para mostrarle su preocupación, ya que Mario se está retrasando
mucho respecto a sus compañeros en Matemáticas. Comete muchos errores en las tareas de cálculo,
fundamentalmente cuando realiza operaciones de sumas y restas con llevadas. Aunque se ha
aprendido la tabla de multiplicar (con algún pequeño error en la del 7 y el 8) no domina el algo-
ritmo de la multiplicación, y con la división no ha comenzado. Cuando resuelve problemas
no sabe qué operación utilizar, en especial cuando son de dos operaciones. Suele ser muy impul-
sivo resolviendo los problemas, ya que habitualmente elige las operaciones al azar con los núme-
ros del enunciado. A pesar de que su lectura es regular, la tutora indica que los problemas en el
área de lengua son de menor importancia. Cuando la orientadora observa a Mario en el aula, com-
prueba que en muchos casos utiliza los dedos para calcular, aunque tiende a esconder las manos
porque le da cierta vergüenza.
A partir de esta descripción identifica qué aspectos serían necesarios analizar para entender las
dificultades de Mario y cómo hacerlo.
Actividad 2
Imagina que un centro que incluye educación infantil y educación primaria se propone
desarrollar un plan para mejorar las competencias matemáticas, ya que en una evaluación previa
se ha constatado un alto índice de fracaso en los alumnos. Como orientador de este centro reali-
za una propuesta para llevar a la CCP en la que se incluyan los siguientes aspectos:
• Cuáles son las adquisiciones más relevantes que deben tenerse en cuenta en cada uno de los
ciclos en términos de conocimientos conceptuales y procedimientos. Para ello, puede ser útil
partir de qué tipos de problemas se resolverían en cada ciclo y en qué nivel representacional.
• Qué tipo de decisiones podrían adoptarse para prevenir las dificultades que puedan surgir en
cada momento, planteando criterios para identificar a los alumnos con riesgo de presentar difi-
cultades y medidas curriculares para intervenir precozmente.
86 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
FUENTES Y RECURSOS
Libros
National Council of Teachers of Mathematics (NCTM).
www.nctm.org
En el apartado de libros, la página web del National Council of Teachers of Mathematics in-
cluye numerosos libros relacionados con el tema, tanto para los distintos niveles educativos
como para contenidos específicos (números, operaciones, resolución de problemas, etc.).
Entre ellos, de especial interés por constituir una referencia obligada es:
LESTER, F.K. (ed.) (2007). Second Handbook of Research on Mathematics Teaching and Le-
arning. Charlotte, NC: Information Age Pub. [ISBN 978-1-59311-176-2].
Revistas
Existen en nuestro país una serie de revistas relacionadas con la didáctica de las Matemá-
ticas en las que se pueden encontrar recursos relacionados con su proceso de enseñanza
y aprendizajes: Números, de acceso gratuito (www.sinewton.org/numeros), Suma, Uno o
Epsilon, entre otras. Fuera de nuestro país son de especial interés las revistas publicadas por
el National Council of Teachers of Mathematics (www.nctm.org).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
FUSON, K.C., y otros (1997). Children’s conceptual structures for multidigit numbers and
methods of multidigit addition and subtraction. Journal for Research in Mathematics
Education, 28, 130-162.
ORRANTIA, J. (2003). El rol del conocimiento conceptual en la resolución de problemas
aritméticos con estructura aditiva. Infancia y Aprendizaje, 26, 451-468.
— (2005). Diferencias individuales en aritmética cognitiva. Influencia de los procesos de
recuperación de hechos numéricos. Cognitiva, 17, 71-84.
ORRANTIA, J., GONZÁLEZ, L.B. y VICENTE, S. (2005). Un análisis de los problemas aritmé-
ticos en los libros de Educación Primaria. Infancia y Aprendizaje, 28, 429-451.
ORRANTIA, J., y otros (2002). Dificultades en el aprendizaje de la aritmética. Un análisis
desde los modelos cronométricos. Cognitiva, 14, 183-201.
VERGRAND, G. (1991). El niño, los matemáticos y la realidad. Problemas de la enseñanza de
las matemáticas en la escuela primaria. México: Trillas.
89
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Numerosos datos sobre la situación actual en nuestro país resultan representativos del cam-
bio que se ha producido en los últimos tiempos. España ha pasado de ser un país de emi-
gración a ser un país de acogida de personas inmigrantes y la mayor parte de este colectivo
procede de los países del Tercer Mundo.
En general, las personas que inician un proceso migratorio lo hacen en busca de un futuro me-
jor para ellos y especialmente para sus hijos e hijas. No se trata, pues, de un fenómeno migra-
torio pasajero, sino de una población con intención de quedarse definitivamente en el país de
acogida. Por tanto, se trata de una inmigración eminentemente económica.
La crisis económica actual provoca una nueva situación que consiste en una mayor movi-
lidad de las familias dentro del territorio, lo que comporta en ocasiones numerosos cambios
de centro escolar.
90 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
La llegada constante de alumnos procedentes de otros países, con lenguas y culturas diferen-
tes a la nuestra, ha ido incrementando progresivamente la diversidad de la población escolar
y esta situación obliga a pensar y a poner en práctica formas de enseñar también diversas.
Las propuestas que se encontrarán a lo largo de este capítulo se enmarcan dentro de un con-
texto inclusivo de atención a la diversidad del alumnado del centro, en un intento de promo-
ver la mayor normalidad de las acciones, su globalización y funcionalidad (Montón, 2003).
El capítulo está organizado en siete apartados: el primero se dedica a la acogida del alum-
nado inmigrante, el segundo a la importancia de la tutoría, en el tercero se aborda el
aprendizaje de la lengua o de las lenguas de la sociedad de acogida, en el cuarto se ex-
ponen algunas estrategias metodológicas y de adaptación del currículo de la clase, en el
quinto se aborda el tema de la atención a las familias, seguido de un sexto apartado de-
dicado al enfoque intercultural y, finalmente, en el séptimo se trata el tema de aprender
en el tiempo de ocio.
centro, las normas y los hábitos escolares, los derechos y deberes del alumnado, los ma-
teriales necesarios, el tipo de apoyo que recibirán, el aprendizaje de la lengua, las sali-
das, las actividades extraescolares, la relación con los padres, etc.
• Facilitar información sobre los recursos sociales, culturales sanitarios, deportivos, de
ocio, etc., del barrio y ciudad.
• Intervenir cuando se percibe algún tipo de desorientación y/o confusión en las familias.
Conviene recordar que el centro cuenta con información relevante proporcionada por los do-
centes de educación primaria y por otros especialistas; dicha información resulta de gran utili-
dad en la formación de los grupos de 1.º y en el conocimiento inicial de los alumnos y alumnas.
Un plan de acción tutorial ordinario, mínimamente bien organizado, debería contar con
propuestas como las que mencionamos a continuación:
1. Actividades de acogida previas al inicio de curso. Especialmente destinadas al alum-
nado que llegan por primera vez al centro, ya sea por iniciar la etapa, por cambiar
92 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
de centro o por ser inmigrante. Las actividades programadas para este momento
deben favorecer la adaptación inicial derivada de la nueva incorporación.
2. Acogida de todos los alumnos y alumnas al grupo. Presentación del tutor o tutora.
Presentación de los alumnos para favorecer el conocimiento mutuo. Favorecer la re-
lación y la integración de los alumnos dentro del grupo y dentro del conjunto de la
vida del centro. Fomentar el desarrollo de actitudes participativas y favorecer la in-
clusión social de todo el alumnado. Estas acciones están encaminadas a construir un
grupo potente y cohesionado.
3. Conocimiento del centro. Favorecer el dominio del espacio físico con propuestas de
visitas a las instalaciones y dependencias. Informar de la estructura organizativa y del
funcionamiento del centro para ayudar a los nuevos alumnos a situarse con mayor
facilidad.
4. Organización y funcionamiento del grupo. El profesorado necesita disponer con an-
telación de los datos e informaciones previos a la acogida de su grupo de alumnos.
Datos personales, culturales, rendimiento, características del grupo, dificultades de
aprendizaje, alumnos con necesidades educativas especiales, alumnos inmigrantes,
etc. Estas informaciones servirán para contextualizar más adecuadamente las prime-
ras sesiones de trabajo en común. También servirán para favorecer las relaciones, la
formación de los grupos y la creación de comisiones específicas.
5. Organización y funcionamiento de la clase. Hablar de los derechos y deberes. Infor-
mar de las funciones como tutor, invitarlos a participar en la propuesta de las activi-
dades, informar y consensuar las normas de funcionamiento de la clase, las normas de
convivencia, los horarios o la elección del delegado. Estas actividades realizadas en
los espacios de tutoría contribuyen a sentar las bases del trabajo en equipo.
6. Colaboración en el desarrollo personal de los alumnos y en la adaptación escolar. Ac-
tividades que fomenten la participación de todos los alumnos y alumnas del grupo,
que ayuden a desarrollar las habilidades sociales, que potencien la autoestima indi-
vidual de cada miembro, la convivencia, las interacciones entre los alumnos y con el
tutor, son imprescindibles para construir un grupo equilibrado y con buenas aptitu-
des y actitudes personales.
7. Conocimiento de la situación de cada alumno o alumna dentro del grupo. Es absolu-
tamente necesario familiarizarse con la dinámica interna del grupo para realizar
intervenciones ajustadas y proponer medidas de mejora también ajustadas. Conocer
el entorno familiar, social y cultural de cada alumno o alumna favorecerá la integra-
ción social y escolar, y permitirá disponer de informaciones relevantes para la pre-
paración de las entrevistas familiares individuales.
8. Participación de las familias. Generalmente éstas conocen el centro y se relacionan
mediante las reuniones grupales que se organizan al inicio de cada curso y muy es-
pecialmente al inicio de la etapa. Conviene, pues, aprovechar estos espacios de re-
lación para informar de forma detenida sobre aspectos generales del funcionamiento
LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS Y LAS ALUMNAS EN DESVENTAJA CULTURAL 93
del centro y de la clase, y también para dar confianza y seguridad a los padres. Otros
momentos importantes para las familias, para el alumno y también para el tutor son
las entrevistas individuales, que deben prepararse con antelación, recogiendo el fun-
cionamiento académico del alumno en cada una de las áreas y también la evolución
del proceso de socialización. Merece la pena aprovechar estos espacios para invitar
a las familias a que participen en las actividades del centro.
Éstas y otras propuestas constituyen el plan de acción tutorial del centro que también nece-
sita dotarse de canales de información fluidos accesibles a todo el profesorado. El consen-
so de las propuestas de actividades y acciones favorecerá su aplicación y dará coherencia
al trabajo de implantación de los hábitos y de las normas de convivencia y participación, lo
cual facilitará los diferentes niveles de coordinación.
Como hemos mencionado anteriormente, la tutoría no debe ser un espacio exclusivo del tutor,
ni debe recaer por completo en los especialistas. Tampoco en el caso de los alumnos inmi-
grantes. Este caso es un buen ejemplo de propuesta de una tutoría compartida. Partimos de
la premisa de que el alumnado inmigrante no pasa toda la jornada escolar fuera de la clase y,
por tanto, la tutoría debe ser compartida desde los inicios con el profesorado que realiza el
apoyo escolar. Se supone que el diseño de las actividades tutoriales es compartido por todo
el equipo docente más el profesorado que ejerce funciones de apoyo, indistintamente de la
modalidad organizativa. En consecuencia, corresponde a este equipo decidir qué actividades
de acogida y de seguimiento deben compartirse. De este modo, se evitará la realización de
actividades paralelas diseñadas en exclusiva para un colectivo minoritario de alumnos y, a
menudo, descontextualizadas. En caso de no proceder así, se corre el riesgo de delegar en los
profesores de apoyo esas responsabilidades y de que ni el tutor ni el equipo docente se im-
pliquen en la acogida de los alumnos inmigrantes ni en su proceso de aprendizaje.
Potenciar la tutoría entre iguales y el trabajo cooperativo son también opciones que favore-
cen el desarrollo de las capacidades sociales. El instituto es un lugar de convivencia y un
lugar en el que se convive. El aprendizaje de la convivencia se produce no tanto a través
de los mensajes explícitos sino, y especialmente, a través de cómo se convive. Enseñar a
94 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
convivir significa desarrollar toda una serie de capacidades sociales. La forma de agrupar a
los alumnos y alumnas puede favorecer o dificultar una determinada manera de convivir. Si
se encuentran agrupados de forma que no se les facilita la comunicación y la ayuda mutua,
difícilmente podremos pedir la realización de una tutoría entre iguales para favorecer, entre
otras, la integración del alumnado inmigrante. Si se propone únicamente en estas situacio-
nes no dejará de percibirse como algo especial y diferente. Por tanto, la propuesta de la tu-
toría entre iguales debe responder a los principios de atención a la diversidad, entre los que
el aprendizaje y la ayuda entre iguales poseen una especial relevancia.
En una clase en la que el papel del profesor no aparece como la única fuente de transmi-
sión del conocimiento y se apuesta por construirlo de forma conjunta resultará mucho más fá-
cil abordar la diversidad del alumnado. Cuanto mejor y más inclusivo sea el entorno de
enseñanza y de aprendizaje, menos acciones diferenciadas serán necesarias y resultará más
confortable trabajar con alumnos y alumnas de diferentes niveles y de diversas proce-
dencias. Las acciones puntuales encaminadas a resolver situaciones individuales difícil-
mente contribuyen por sí solas a conseguir mejoras en la institución.
Pero dentro del colectivo de alumnos inmigrantes existe la misma diversidad que podemos en-
contrar en el colectivo de alumnos autóctonos. No podemos esperar, por lo tanto, situacio-
nes homogéneas, ni organizar los apoyos de forma indiscriminada por el único hecho de
ser inmigrante. Una propuesta de organización de acogida cerrada o casi cerrada no es, a
nuestro entender, una buena propuesta para la adquisición del lenguaje, ya que en estos
casos el alumnado inmigrante dispone de muchas menos oportunidades reales de estable-
cer contactos con el alumnado autóctono.
Cuando existen problemas de comunicación iniciales resulta difícil averiguar lo que sabe el
alumno o la alumna al realizar una primera evaluación de sus aprendizajes y, en ocasiones,
podemos incluso obtener informaciones parciales que no reflejan esa realidad. Por lo tanto,
hay que dejar tiempo para ajustar las informaciones y las propuestas. Es importante que el
estudiante encuentre sentido a la propuesta de trabajo y que ésta sea funcional. Para ello
conviene realizar una selección de contenidos que, por su funcionalidad, podrá aplicar con
rapidez y que lo predispondrá a mostrar más interés para aprender. Los contenidos selec-
cionados deben tener una organización interdisciplinaria, empleando como instrumento de
comunicación la lengua vehicular del centro.
96 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Dar respuesta a la diversidad de los alumnos de la clase no es una tarea fácil y exige al pro-
fesorado la aplicación de diversas estrategias facilitadoras de los aprendizajes. Individuali-
zar o personalizar los aprendizajes no significa que cada alumno realice un trabajo
diferente, lo que resultaría imposible e inadecuado. Significa que cada estudiante aprove-
che lo máximo posible el trabajo de la clase, participe y aprenda. Algunos alumnos inmi-
grantes por sus características personales pueden tener poca autonomía para realizar las
tareas y necesitan más acompañamiento y un seguimiento más individualizado. En estos
casos, la realización de una tutoría compartida con el profesorado de apoyo puede facilitar
el trabajo. También da buenos resultados la propuesta de compartir con el profesorado
de apoyo la selección de los contenidos prioritarios de determinadas áreas, realizando un
trabajo anticipado con ellos en las clases de apoyo.
Cuanto más variadas y diversas sean las estrategias que se apliquen en la clase, más facili-
tarán la realización de actividades con diferentes niveles. En las clases en las que el profe-
sor aparece como única fuente de información y donde los alumnos permanecen en un
plano más pasivo, se observan mayores dificultades para integrar la información en el caso
de los alumnos con niveles más bajos. Así pues, se aconseja que las clases con un formato
mayoritariamente expositivo vayan acompañadas de otras sesiones en las que los alumnos
sean más protagonistas, puedan buscar información, compartirla entre ellos, buscar dife-
rentes caminos para resolver la tarea, negociar, compartir dudas, etc. El trabajo en grupos
reducidos es también un momento óptimo para socializarse aprendiendo.
El alumnado inmigrante necesita ayudas del profesorado, pero también de sus propios com-
pañeros. Para que ello sea posible se requiere una planificación previa y no puede ser fruto
LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS Y LAS ALUMNAS EN DESVENTAJA CULTURAL 97
Un buen recurso para trabajar con la diversidad de los alumnos es la participación de dos
docentes en la clase. Uno de ellos puede ser el profesor que realiza los apoyos, aunque no
es la única opción. También puede ser cualquier otro profesor del equipo docente. Con esta
modalidad de intervención se garantizan más las ayudas individuales o de grupo reducido
y el seguimiento del alumnado con mayores dificultades. El hecho de compartir un mismo
espacio educativo favorece también el enriquecimiento personal de los docentes, amplía la
visión de conjunto del grupo de alumnos, facilita compartir dudas y aportar soluciones, fa-
vorece la posibilidad de realizar observaciones sobre el proceso de aprendizaje de los alum-
nos, etc. Esta metodología propicia la diversificación del agrupamiento de los alumnos y
alumnas, de las actividades y favorece la autonomía y el trabajo en equipo. Para que esta
modalidad de trabajo tenga éxito es muy importante el acuerdo de los docentes, la distri-
bución de las responsabilidades, la preparación conjunta de las tareas y crear desde los
inicios un buen clima de confianza.
La práctica más usual empleada para enseñar y aprender se realiza con ayuda de las infor-
maciones que aparecen ya organizadas en los libros de texto. Por tanto, es dicho material
común el que ha de ser objeto prioritario de adaptación. Existen algunas editoriales que
cuentan con propuestas de libros de texto ya adaptados y presentados bajo el título de ma-
terial para la diversidad, cuyo diseño sigue los mismos contenidos y la misma estructura or-
ganizativa del material ordinario, aunque simplificando el contenido de los enunciados y de
las actividades (Carbonell, 2003). De este modo, todos los alumnos disponen del mismo
libro y se puede trabajar mejor en función de los diferentes niveles. Cuando se dispone de
estos materiales, la primera adaptación resulta más fácil.
La manera en la que el profesor aborda las explicaciones y las informaciones facilita la asi-
milación de éstas o las dificulta. A continuación aportamos algunas sugerencias que
promueven la asimilación de los aprendizajes y que sirven para que todo el alumnado
aprenda mejor, favoreciendo de este modo, el trabajo con los alumnos inmigrantes:
• Iniciar la exposición de un tema con un sondeo sobre las informaciones que ya tie-
nen los alumnos en relación con los contenidos que se van a trabajar, con el fin de
representarse mejor las ideas previas, reconducirlas y ajustarlas.
• Informar sobre lo que se va a aprender y para qué les va servir.
98 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Un buen plan de acogida debe incorporar también, necesariamente, acciones de acogida di-
rigidas a las familias del alumnado del centro, incluidas las familias de los alumnos inmigran-
tes. Así pues, y siguiendo la línea de trabajo presentada a lo largo del presente capítulo, no
aconsejamos hacer un plan de acogida diferente para este colectivo. Nuevamente apuntamos
algunas ideas para elaborar un plan de acogida en el que aparecen algunas intervenciones
pensadas especialmente para el colectivo de padres y madres procedentes de la inmigración.
Al igual que el colectivo de padres y madres autóctonos, las familias de los alumnos inmi-
grantes son muy diferentes entre sí y no sería correcto tratarlas como si perteneciesen a una
sola categoría. Un aspecto importante que debe abordarse es la representación que nos so-
lemos hacer de este colectivo, representación que no destaca habitualmente por sus aspectos
positivos, sino por el imaginario colectivo que circula en relación con algunas minorías.
El deterioro de los servicios públicos, el incremento de la inseguridad ciudadana, el dete-
rioro de la convivencia en los barrios en los que existe una mayor presencia de inmigran-
tes, la percepción de que colapsan parte de las ayudas sociales, becas de libros, becas de
comedores escolares, etc., son informaciones que circulan y que deterioran la convivencia,
haciendo aparecer a los inmigrantes como un colectivo amenazador, en especial en tiem-
pos de crisis. Este imaginario puede ser el inicio de un conflicto que conviene tener presente
para abordarlo cuando la situación lo requiera y que también nos puede ayudar a entender
mejor las reacciones de algunos alumnos y alumnas.
Otro problema importante que debe tenerse tener en cuenta y que no facilita la relación tiene
que ver con las dificultades de comunicación a causa de la lengua, con el desconocimiento
LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS Y LAS ALUMNAS EN DESVENTAJA CULTURAL 99
de los recursos, las limitaciones formativas de las familias, las diferencias religiosas y cultura-
les, el desconocimiento de las normas sociales y culturales de la sociedad de acogida, etc.
Desde los centros educativos también hay que trabajar para mejorar la adaptación y la
comunicación de las familias y con este objetivo proponemos aprovechar los diferentes
momentos y espacios ya establecidos en los centros:
• Uno de los objetivos prioritarios es el establecimiento de un marco de confianza en
donde la relación y la comunicación se realice de manera confortable para las fami-
lias y para el centro. Cuando el desconocimiento de la lengua aparece como una ba-
rrera, conviene recurrir a un mediador que facilite la comunicación, preparando las
entrevistas con antelación siempre que sea posible. Se puede recurrir a un alumno
del centro siempre y cuando las informaciones que se requieran sean de carácter ad-
ministrativo y no vulneren la confidencialidad.
• Las familias deben entender el funcionamiento del centro educativo, horarios, asis-
tencia, tutoría, materiales, salidas, convivencia, disciplina, deberes, relación padres-
centro y colaboración mutua, recursos extraescolares y de ocio, becas, etc. Para una
familia nueva no resulta fácil entender el funcionamiento de nuestro sistema educa-
tivo y por ello es importante dedicar tiempo a la información, siendo pacientes cuan-
do aparecen disfunciones propias de una situación de cambio.
• Las entrevistas individuales en las que se intercambia información sobre los hijos e
hijas, su evolución escolar, las impresiones sobre la adaptación y las primeras viven-
cias, hay que realizarlas con mimo, procurando recabar también información y apor-
tando siempre inicialmente algún tipo de valoración positiva del alumno. Estas
entrevistas deben servir también para solicitar de las familias ayuda con el fin de re-
conducir situaciones que deben mejorar. Hay que evitar culpabilizar a los padres de
los problemas y apuntar siempre posibles expectativas de mejora.
• Otro momento importante de relación con las familias es el de la toma de decisiones
en relación con la orientación profesional o laboral de sus hijos e hijas, colaborando
a ajustar expectativas y a potenciar la continuación de los estudios postobligatorios
cuando se considere viable.
Algunas familias inmigradas pueden estar en situaciones precarias a causa de las dificulta-
des de comunicación, sociales, económicas, personales, etc. Estas situaciones las colocan
en un plano de inferioridad que puede provocar momentos de desconfianza, haciendo que
no deseen informar sobre sus problemas, no quieran manifestar sus opiniones o simple-
mente no asistan a las reuniones. Las diferencias culturales y las costumbres en relación
con el papel que desempeña la escuela en sus países de origen llevan a que cueste tam-
bién encontrar el equilibrio entre sus costumbres y nuestras exigencias. De cualquier
modo, conviene dar tiempo y adoptar una actitud acogedora, abierta, respetuosa y con
buenas expectativas.
100 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
El enfoque intercultural
Para conseguir estos objetivos, hay que programar una serie de contenidos que se deben en-
señar, aprender y aplicar de forma continuada en el centro.
LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS Y LAS ALUMNAS EN DESVENTAJA CULTURAL 101
Las personas inmigrantes se encuentran, al llegar, con un entorno desconocido, así como
con una presión social que les exige un comportamiento como el de las personas autóc-
tonas. El centro escolar no debe ser la única institución que contribuya a mejorar el proceso
de adaptación a la nueva situación. El marco natural de intervención es la ciudad y más
concretamente los barrios y entornos próximos. Desde estos entornos se debe contribuir a
la educación de sus ciudadanos y ciudadanas, ofertando actividades culturales y formativas,
aportando recursos deportivos y de ocio, favoreciendo el impulso de movimientos asociati-
vos, movimientos juveniles, etc. Siendo deseable el desarrollo de proyectos en toda la ciu-
dad, su puesta en marcha resulta absolutamente imprescindible en aquellos entornos en los
que se observan mayores necesidades culturales y educativas por la presencia de colecti-
vos sociales desfavorecidos.
En nuestra opinión, no se trata de desarrollar una red paralela de recursos dirigida al colec-
tivo de alumnos inmigrantes, sino de informar de los recursos existentes y potenciar su uso,
acompañando desde los servicios sociales cuando la situación lo requiera. Es también muy
importante hacer un esfuerzo para que los niños y las niñas, los adolescentes y los jóvenes
conozcan y participen de las diferentes formas y manifestaciones culturales que la ciudad
tiene programada. El centro puede contribuir a la difusión de la agenda cultural, invitando
a participar y contribuyendo a comprender mejor su significado.
Propiciar en el barrio un entorno en el que los alumnos y las alumnas puedan realizar las
actividades escolares como los deberes o el estudio, gestionados por profesionales que pue-
dan resolver dudas y puedan contribuir también a su educación, facilitaría el conocimien-
to y la relación entre compañeros, vecinos, etc., y favorecería, al mismo tiempo, la mejora
del rendimiento escolar.
Otra forma de relación social entre iguales es la red de jóvenes voluntarios que colabo-
ran facilitando el conocimiento del entorno, acompañando en los lugares de ocio, en las
fiestas y manifestaciones culturales, etc. Todos ellos son espacios de comunicación y de
relación espontáneos y funcionales que deberían potenciarse mucho más de lo que se
hace actualmente.
LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS Y LAS ALUMNAS EN DESVENTAJA CULTURAL 103
ACTIVIDADES
A lo largo del presente capítulo hemos intentado aportar propuestas para trabajar con el alumnado
inmigrante que tienen como marco de referencia la atención a la diversidad y la inclusión de todo
el alumnado en el sistema educativo ordinario. El alumnado inmigrante también forma parte de esa
diversidad. Para la elaboración de los supuestos prácticos, sugerimos la lectura reflexiva del capí-
tulo, así como la consulta de otros documentos que se pueden encontrar en «Fuentes y recursos»
y en «Referencias bibliográficas».
3. Los cambios metodológicos suelen ser los más difíciles de aplicar en la educación secundaria.
Imagina una clase de 2.º de educación secundaria obligatoria en la que la diversidad de
niveles en los alumnos es elevada. En el grupo hay cinco alumnos inmigrantes incorporados
al sistema educativo entre 5.º y 6.º de educación primaria:
• Realiza una propuesta para trabajar una de las áreas curriculares de tu interés, priorizan-
do los contenidos que, a tu criterio, consideras más funcionales.
• Sugiere un cambio metodológico que permita plantear la realización de actividades diversas,
algunas de ellas especialmente destinadas a mejorar el nivel de los alumnos inmigrantes.
104 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
FUENTES Y RECURSOS
Sitios web
Centro de Profesores José Castillejo de Ciudad Real.
www.cep-cr.es
La inclusión en el aula de los alumnos que acceden tardíamente al sistema educativo. Docu-
mento de apoyo 2007/08.
Cuentos Interculturales.
www.xtec.es/recursos/cultura/contes.htm
Actividades para el aula. Recoge cuentos y leyendas sobre culturas diferentes.
Edualter.
www.pangea.org/edualter
Recoge recursos para trabajar temas como interculturalidad, desarrollo y educación para la paz.
Entrecultures.
www.fbofill.org/entrecultures
Contiene información sobre materiales publicados sobre temática intercultural y experiencias
educativas con alumnos inmigrantes.
Intermon.
www.intermon.org/educacion
Encontramos campañas y proyectos de desarrollo en todo el mundo impulsados por esta or-
ganización y a favor de la igualdad entre culturas.
Programa Intercult@net.
www.cnice.mecd.es/interculturanet/recurss1.htm
Recoge diversos documentos, materiales, actividades, unidades didácticas y propuestas rela-
cionadas con la interculturalidad.
UNESCO.
www.unesco.org/general/sap
Podemos consultar propuestas y actividades muy diversas que impulsan la educación para
todos en el mundo.
LA ATENCIÓN A LOS ALUMNOS Y LAS ALUMNAS EN DESVENTAJA CULTURAL 105
Normativa legal
Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo. Boletín
Oficial del Estado (04/10/1990), 238, 28.927-28.942. También disponible en línea en:
<www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A1990-24172>.
Puede consultarse lo que plantea la legislación sobre los alumnos y las alumnas con integra-
ción tardía en el sistema educativo.
106 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Gerardo Echeita
Facultad de Formación de Profesorado y Educación. Universidad Autónoma de Madrid
Éste no es un capítulo fácil de escribir, no tanto porque la temática sea más compleja que la
tratada en otros, sino porque, seguramente, lo más relevante y estratégico para que el trabajo
de orientación contribuya a que la atención educativa a las alumnas o alumnos que hoy por
hoy consideramos con necesidades educativas especiales (NEE) sea llevada a cabo con crite-
rios de calidad y equidad, no es muy distinto de lo tratado en otros capítulos respecto al alum-
nado en general. Ello es así, a nuestro entender, porque el concepto de NEE aspiraba a ser,
en esencia y en su origen, una anticategoría que se refería solamente al atributo común de un
grupo muy amplio y diverso de alumnos (requerir ayudas educativas adicionales o muy dife-
rentes de las que habitualmente necesita la mayoría del alumnado, pero a su vez muy distin-
tas entre sí), si bien es cierto que, a la larga, se ha convertido en la macrocategoría oficial (véase
el Título II, Capítulo1, Sección Primera, de la Ley Orgánica de Educación [LOE], 2006) para re-
ferirse al alumnado con discapacidad, trastornos graves de conducta y, por extensión, a aque-
llos alumnos con dificultades de aprendizaje significativas. Creemos que, en todo caso, es útil
108 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
explicar, en primer lugar, los orígenes de esta anti-macro-categoría de las NEE, aunque, y sobre
todo, queremos destacar algunas pautas de acción que concuerden con la perspectiva inclusiva
de atención a la diversidad que se ha comentado en los dos primeros capítulos de este volumen.
Muchos de los alumnos que en la actualidad se considera que presentan NEE eran clasificados,
en la primera mitad del siglo XX, como personas con trastornos o déficits de origen endógeno,
incurables o no modificables, por lo que se consideraba que tampoco eran educables (Arnaiz,
2003). Es en la segunda mitad del siglo XX cuando comienza a hacerse fuerte una posición am-
bientalista –con especial apoyo en la corriente psicológica conductista–, desde la que se con-
sidera que la conducta es modificable y está condicionada por el entorno, lo que significa, por
lo tanto, que todas las personas pueden aprender. Esto condujo a un importante crecimiento
de las escuelas de educación especial, así como a su especialización en función de diferentes
tipos de déficits físicos, sensoriales, intelectuales, emocionales, etc., proporcionando a este
alumnado el entorno más específico y especializado para atender a sus características y con-
seguir su aprendizaje. Aunque esto supone un gran paso en relación con la idea de educabi-
lidad de este alumnado, se hace desde la perspectiva1 de que las dificultades para la educación
de estos alumnos y alumnas están determinadas por sus deficiencias o trastornos endógenos,
aunque sean parcialmente modificables por el entorno. Sin duda alguna, este enfoque protegió
y procuró cierto aprendizaje a algunos niños y jóvenes con discapacidad, pero también legali-
zó su aislamiento, su invisibilidad y su discriminación.
A mediados de la década de 1970, por un impulso renovador que se gesta años antes2, sobre todo
en los países nórdicos, se desarrollan los principios de normalización3 e integración (escolar, social,
1. Véase el capítulo 1, «La educación inclusiva», de Echeita y Cuevas, en este volumen, para recordar el sentido con
el que se usa este término.
2. La Ley danesa sobre deficiencia mental de 1959 constituye, a este respecto, un hito histórico al consagrar «la voluntad de
crear para los deficientes mentales una existencia tan cercana a las condiciones normales de vida como sea posible». En este
sentido, conviene, asimismo, señalar, como otro hito importante en este proceso, la adopción por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1971 de la «Declaración de los derechos generales y especiales de los retrasados mentales», cuyo pri-
mer artículo proclama que: «...la persona retrasada mental tiene los mismos derechos básicos que el resto de los ciudadanos
de su mismo país y edad...». Esta primera formulación en la ley danesa del principio de normalización ha sido objeto de de-
bate y ha experimentado modificaciones que conceptualmente la han enriquecido hasta llegar al enunciado, comúnmente
aceptado en la actualidad, que se debe a Wolfensberger (1986): «El uso de medios culturalmente valorados» (Giné, 2001).
3. Normalización de los servicios. Las personas con algún tipo de discapacidad deben recibir los servicios en los mis-
mos lugares y condiciones que las personas sin esta condición.
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 109
laboral) y se empieza lentamente a cristalizar un cambio de perspectiva respecto a las personas con
discapacidad4 que hace que éstas empiecen a dejar de ser consideradas como sujetos pasivos, me-
recedores en todo caso de conmiseración y cuidado en instituciones separadas de su comunidad,
a ser vistos como ciudadanos con derecho a una vida normalizada, digna y de calidad en los dis-
tintos ámbitos en los que nacen, se educan, crecen o viven (Shalock y Verdugo, 2003).
4. Las personas con discapacidad intelectual son, a estos efectos, el colectivo que representa la punta de lanza de este
proceso, habida cuenta de que son el grupo mayoritario entre todas las personas con discapacidad y que el proceso de su
normalización es el que más desafía las concepciones sociales sobre su dignidad, educabilidad y su capacidad de
autodeterminación.
5. Hay que resaltar lo positivo del concepto de necesidad educativa, pues toda necesidad (como, por ejemplo, la de
que el cuerpo humano esté hidratado) lo que evoca y precisa son las acciones que la satisfacen (como es, en el ejem-
plo propuesto, el agua). Pensar en «ayudas» y «apoyos» (en el sentido amplio del término) cambia la mirada desde lo
que no se tiene (tan propia de la perspectiva médica) hacia lo que se debe hacer, cambiar o adaptar (propia de la pers-
pectiva sociointeractiva).
110 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
• Se consideró que hasta uno de cada cinco niños puede necesitar ayuda especial en
algún momento de su vida escolar, lo que no significa que uno de cada cinco niños
tenga una discapacidad en el sentido tradicional del término.
• El Comité recomendó la abolición de la clasificación legal de «alumnos deficientes»,
y propuso que la base para la toma de decisiones acerca de la prestación educativa
que se necesitara procediera de una descripción detallada de las necesidades espe-
ciales (individuales o específicas) en cuestión. Se pensó, no obstante, que sería necesa-
rio seguir empleando algún término descriptivo y por ello se acordó usar el de
«dificultades de aprendizaje» leves, moderadas o severas.
• Se propuso la necesidad de llevar a cabo un estricto proceso de evaluación psicope-
dagógica antes de considerar, o no, a un alumno con NEE y que, en caso afirmativo,
terminaba con la elaboración de un dictamen formal («Stament») que, en último tér-
mino, debería servir para garantizar que las autoridades educativas prestasen los ser-
vicios y los recursos adicionales necesarios para una adecuada satisfacción de las NEE
detectadas. Este modelo, con algunas variaciones, es el que sigue vigente en muchos
países, empezando por el propio Reino Unido (Hegarty, 2008).
El que cabría denominar efecto Warnock ha tenido, a nuestro entender, varias consecuen-
cias importantes, algunas positivas y otras, no tanto. En todo caso, frente a la visión un tanto
negativa del concepto de deficiencia (o sus homólogos de subnormalidad, disminución o mi-
nusvalía), estos trabajos aportaron una visión más positiva, centrada en el compromiso
educativo con las posibilidades de aprendizaje de todos los alumnos, visión que, a la larga,
contribuyó al cambio radical respecto a la comprensión que hoy día se tiene de la disca-
pacidad en el ámbito educativo (Casanova y Cabra de Luna, 2009).
Hablar de NEE con ese enfoque enlazaba, además, con lo que la investigación sobre
desarrollo humano y educación estaba poniendo de manifiesto desde hacía tiempo (Pala-
cios, Marchesi y Coll, 2001): que el desarrollo evolutivo no es el resultado de un mero des-
pliegue o maduración biológica, sino el producto de una compleja red de interacciones
entre el sujeto y el ambiente social y físico que le rodea. Hoy día asumimos con naturali-
dad que en las dinámicas de esos productos interactivos es donde han de buscarse las cau-
sas de la identidad psicológica individual y donde encontramos las notas peculiares del
perfil de desarrollo y de la capacidad de aprendizaje de cada cual, pero no era ésta la con-
cepción vigente cuarenta años atrás. En todo caso, lo importante de esta comprensión
del desarrollo es que nos permite intervenir; nos hace responsables de optimizar esa inter-
acción desde una acción educativa intencionalmente planificada y explícita.
Por todo ello, se empezó a prestar mayor atención a todas aquellas medidas educativas que po-
dían prevenir y compensar las limitaciones del alumnado considerado actualmente con NEE.
No debe olvidarse que, al mismo tiempo que estos cambios se estaban produciendo, también
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 111
El impulso que en muchos países europeos tuvo el Informe Warnock y los desarrollos edu-
cativos que de él se derivaron se vio amplificado en el ámbito internacional, años después,
con los trabajos y los resultados de la «Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Necesi-
dades Educativas Especiales. Acceso y Calidad», que se desarrolló en Salamanca, en junio
de 1994, bajo el auspicio del entonces Ministerio de Educación y Ciencia. Lo que allí se
produjo sigue siendo hoy un referente indiscutible no sólo para la comprensión y la mejo-
ra de la intervención educativa en el caso del alumnado considerado con NEE sino también
para el desarrollo de la atención a la diversidad en los términos que se han analizado en el
capítulo 2, «La atención a la diversidad en la escuela inclusiva», de Martín y Mauri, en este
volumen (un análisis más extenso de las implicaciones de esta Conferencia puede encon-
trarse en el trabajo de Echeita, 2006).
6. Véanse a este respecto los trabajos de la Agencia Europea para el Desarrollo de las Necesidades Educativas Especiales,
en la cual pueden encontrarse, además, informes y documentos muy útiles al respecto (www.european-agency.org).
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 113
Alguien puede estar preguntándose, ¿qué hay de negativo en las categorías, como la de NEE,
y en los procesos de evaluación diagnóstica vinculados a éstas? ¿No es imprescindible
diagnosticar y etiquetar a los alumnos en situación de desventaja para saber cuántos hay,
qué necesitan y garantizar así la equiparación de oportunidades y la provisión adicional de
recursos necesarios? Nuestra propuesta es que tenemos que juzgar con mucho más sentido
crítico la lógica y las buenas intenciones que subyacen a estas concepciones y a las prácti-
cas que de ellas se derivan si queremos albergar la esperanza de conseguir una educación
de calidad para el alumnado que hoy consideramos con NEE, como ya algunos de nosotros
ha defendido en otras publicaciones (Echeita, 2006; Echeita y Verdugo, 2004). Para ello no
está de más observar el asunto desde otro punto de vista. Tomemos, por ejemplo, como nos
sugiere Ballard (1999), recogiendo las ideas de Cook y Slee (1994-1995), lo que ha ocurri-
do en el ámbito de la equiparación de oportunidades educativas respecto al sexo. No pare-
ce que la vía seguida en este caso para la mejora de la educación de las niñas y las mujeres
se haya producido por la vía del diagnóstico individual de los niveles de «dis-feminidad»
(femaleness), para identificar las NEE de estas estudiantes, sino a través de cuestionar, agi-
tar y denunciar la discriminación de sexo en el currículo y en la enseñanza. El conocimiento
necesario para esta transformación ha sido ideológico y está localizado en el pensamiento
feminista y en la acción política que se opone al machismo. Compartimos con Ballard
(1999), que el continuo uso de la expresión necesidades especiales sigue haciéndonos asu-
mir la división entre aprendices normales y menos que normales lo que, a la larga, inhibe
el desarrollo de un análisis crítico sobre la inclusión educativa. En su opinión: «La cultura
de separar la educación especial de la ordinaria continuará mientras el término especial
forme parte del vocabulario de la educación» (Ballard, 1999, p. 3). Por otra parte, la propia
Mary Warnock (1982), apenas cuatro años después de la publicación de su famoso infor-
me, fue la primera en reconocer su falta de precisión y utilidad:
Tal vez la razón principal de la actual pobreza evidente de las necesidades especiales está en su de-
finición… o, mejor dicho, en su falta de definición… El concepto de «necesidad especial» encierra
una falsa objetividad. Porque una de las dificultades principales y desde luego casi abrumadora, es
decir quién es el que tiene necesidades especiales, o qué significa especial. (Warnock, citado en
Slee, 1998, p. 137)
Una vez más, la cuestión de fondo no es sólo si el término es impreciso sino la de qué pers-
pectiva educativa sostiene respecto a la cuestión de la diversidad del alumnado en la edu-
cación escolar (véase el capítulo 1, «La educación inclusiva», de Echeita y Cuevas, en este
volumen) o sobre la de aquellos con discapacidad en particular. Y, en este sentido, como
nos han señalado Booth y Ainscow (2002), en el marco de sus análisis sobre la inclusión
educativa, o Barton (2009), en el ámbito específico de los estudios sobre discapacidad,
114 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
seguir hablando de alumnos con NEE (o específicas o de alumnado con necesidad específi-
ca de apoyo educativo, como reza ahora la LOE), desvía la atención de los procesos de
opresión y discriminación que experimentan algunos alumnos o alumnas, refuerza una
perspectiva esencialista, estática e individual (no sociocultural) respecto a los procesos de
desarrollo y aprendizaje y tiende a sobreenfatizar los aspectos individuales y a sacar del
foco de la atención aquellas políticas, valores y procesos educativos de baja calidad que, al
interactuar negativamente con tales características y circunstancias individuales, son los
que, en gran medida, mantienen la desventaja y la exclusión que muchos alumnos y alum-
nas sufren. Tal vez hubiera sido muy útil, para reforzar la perspectiva social en relación con la
educación del alumnado con NEE, si se hubieran aplicado también en la legislación educati-
va, al menos, algunos de los principios establecidos en la «Ley 51/2003 de 2 de diciembre de
igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con
discapacidad» y reservados en ella, sin embargo, solamente a la producción y oferta de bien-
es y servicios. De éstos destacaríamos, sobre todo, la utilidad del concepto de diseño universal
que, aplicado al currículo escolar, como ya se viene haciendo por algunos, reduciría sensible-
mente la práctica de tener que realizar, a posteriori, adaptaciones curriculares (CAST, 2008).
Una alternativa al enfoque de las NEE es la de hacer hincapié en el análisis de las barreras
para la presencia, el aprendizaje o la participación del alumnado, como nos proponen
Booth y Ainscow (2002, pp. 18-20):
Consideramos que el enfoque con que se asocia (el concepto de necesidades educativas especiales)
tiene limitaciones como modelo para resolver las dificultades educativas y puede ser una barrera para
el desarrollo de prácticas inclusivas en los centros educativos, ya que, al «etiquetar» a un alumno con
NEE, puede generar expectativas más bajas por parte de los docentes, y además esta práctica se cen-
tra en las dificultades que experimentan los alumnos que están «etiquetados», lo que puede desviar
la atención de las dificultades experimentadas por otros alumnos. Además, algunos docentes piensan
que la educación de los estudiantes clasificados como con «Necesidades Educativas Especiales» es fun-
damentalmente responsabilidad de un especialista (...). En el Index, el concepto de «Necesidades
Educativas Especiales» es sustituido por el término «barreras al aprendizaje y la participación» (...). El
uso de este concepto implica un modelo social de las dificultades de aprendizaje y de la discapaci-
dad (...). De acuerdo con el modelo social, las barreras al aprendizaje y a la participación aparecen
a través de una interacción entre los estudiantes y sus contextos; la gente, las políticas, las institucio-
nes, las culturas, y las circunstancias sociales y económicas que afectan a sus vidas.
Nos guste más o menos, lo cierto es que el concepto de NEE está vigente en la normativa
que rige el trabajo de los orientadores, y nos parece lejana la posibilidad de su desapari-
ción. Por esta razón, seguiremos utilizándolo en este texto con sentido crítico, asumiendo
la contradicción que ello nos genera, y tratándola de salvar haciendo hincapié, de nuevo,
en lo que de positivo tiene, esto es, en su potencialidad para sostener una acción educativa
y orientadora que preste más atención a la planificación, implementación y evaluación de
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 115
las ayudas pedagógicas de distinto tipo (para el acceso al currículo o para el diseño universal
y el ajuste de éste), que precisan determinados alumnos y, no tanto, a las posibles limita-
ciones personales que las condicionan.
Los futuros orientadores habrán de estar atentos para trabajar con esa perspectiva pues, la-
mentablemente, lo que viene ocurriendo es que, muchas veces, las peticiones de evaluación
que recibimos los orientadores por parte del profesorado llevan implícita la idea de que nos
encontramos ante un alumno o alumna que tiene un problema y que dicha demanda contie-
ne ya una sugerencia de respuesta educativa («a estos alumnos hay que hacerles un informe
–¡¡no una evaluación psicopedagógica!!– para que vayan al ... programa de diversificación
curricular, o al aula de adaptación curricular o a la de apoyo». Al respecto, véanse las me-
didas de atención a la diversidad analizadas en el capítulo 2, «La atención a la diversidad en la
escuela inclusiva», de Martín y Mauri, en este volumen). Esta forma de hacer es lo que en el len-
guaje habitualmente utilizado por muchos se corresponde con la expresión «evalúame al
alumno para ver qué hacemos con él o ella» (entendiendo que lo que hay que hacer es algo
distinto de lo que se hace con la mayoría del alumnado del centro) y que, en todo caso, pasa,
casi siempre, por sacarlo de su aula con el objetivo de que reciba un apoyo individual. La
evaluación psicopedagógica se convierte, entonces, en un trámite burocrático para justificar
una decisión prácticamente tomada de antemano, sin análisis de los procesos de enseñanza
y aprendizaje en los que se desenvuelve la vida escolar de esos alumnos (Echeita y Rodríguez,
2007) y colocando a los orientadores, además, en una situación éticamente controvertida.
Respecto al segundo grupo de tareas habituales de los orientadores –las relacionadas con
los procesos de intervención educativa que requieren la presencia en los centros de alum-
nado con NEE–, ocurre algo parecido a lo que acabamos de señalar. Si bien, por un lado,
representan el leitmotiv de su quehacer profesional y, por lo general, éstas absorben la
mayor parte de las energías y los tiempos de su dedicación a los centros; por otro lado, hay
que estar muy atentos a que el trabajo que se realice contribuya, realmente, a modificar de
modo positivo las condiciones en las que se trabaja en las escuelas en relación con este
alumnado y, por extensión, con todos.
Para que este tipo de intervenciones sean, en efecto, beneficiosas para todo el alumnado, lo
que se requiere es indagar, reconocer y sacar a la luz –¡y la normativa sobre evaluación psi-
copedagógica puede y debe interpretarse en este sentido!–, precisamente, las barreras para
la presencia, el aprendizaje y la participación que pueden encontrarse tanto en la cultura de
los centros escolares como en sus procesos de planificación, organización y funcionamien-
to, así como en las propias prácticas de su profesorado (sin perder de vista que unas y otras
pueden estar condicionadas, a su vez, por barreras de mayor calado en el plano de las polí-
ticas educativas locales y nacionales). Sin lugar a dudas ésta es una tarea en la que los orien-
tadores, en el desempeño de sus funciones, pueden tener (y de hecho tienen frecuentemente),
un papel singular y muy valioso, aunque no sin dificultad, habida cuenta de la naturaleza y
las condiciones en las que se desenvuelven habitualmente los procesos de asesoramiento
educativo (Monereo y Pozo, 2005). Un poco más adelante retomaremos este análisis.
Por supuesto, siempre hay necesidades individuales o singulares de algunos alumnos o alum-
nas que requieren una intervención particular y poner en marcha, por ello, adaptaciones
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 117
individualizadas, bien sea de acceso (ayudas técnicas para la visión, la comunicación, la pos-
tura o la movilidad, entre otras) o propiamente curriculares, esto es, relativas a cambios, ajus-
tes o modificaciones de distinto grado o profundidad en los objetivos, contenidos, secuencia
y métodos de enseñar y evaluar que pueda requerir dicho alumno o alumna.
La tarea de realizar tales adaptaciones está encomendada, en las normas vigentes, al profe-
sorado encargado de las materias objeto de adaptación, coordinados por su tutor y con el
asesoramiento de los orientadores. Sin duda alguna este es uno de los principales caballos
de batalla sobre este tema pues, no pocas veces, los primeros delegan esta responsabilidad,
en primer lugar, en el profesorado de apoyo disponible (el denominado profesorado de pe-
dagogía terapéutica, [PT], o el de audición y lenguaje [AL]) y, en segundo término, en los
tutores, quienes, sobre todo en la educación secundaria, se sienten, por lo general, sobre-
pasados por una tarea que raramente comprenden ni dominan. Las actuaciones del orien-
tador al respecto son, por lo tanto, de suma importancia y estratégicas para que este
principio sea algo más que buenas palabras.
9. En la actualidad es obligatorio que se revise al menos una vez por cada ciclo en las etapas de educación infantil y
primaria, y por cada curso en la educación secundaria obligatoria.
118 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
No obstante, hay que destacar con todo el énfasis que nos sea posible que tales adaptacio-
nes sólo encuentran un marco apropiado y llegan a tener sentido cuando se llevan a cabo
después o al mismo tiempo que una intervención más sistémica y global, como bien han in-
sistido Blanco (1999), Onrubia (2004) o Ruiz (2007), expertos en la materia. Cuando, como
última medida, se considere necesaria, entonces, una adaptación curricular individualizada
(ACI) para un alumno o una alumna en particular, ésta ha de ser muy bien analizada por
todos los implicados. En efecto, los DIAC se han de elaborar con el compromiso comparti-
do del profesorado implicado (coordinador por el tutor responsable final del mismo), de los
profesores de apoyo, de los orientadores y de la familia, así como con la participación
del propio alumno, ya que tienen derecho a que su voz sea tenida en cuenta al respecto. La
implicación y el compromiso de todos, por supuesto, no implica que todos tengan que par-
ticipar del mismo modo o realizar las mismas tareas.
Evidentemente el papel de la familia en este proceso es muy importante, no sólo para que
pueda colaborar en el programa de enseñanza sino porque también, teniendo en cuenta
que son los que mejor conocen a sus hijos, su opinión es muy valiosa para analizar y deci-
dir sobre lo que puede ser funcional y prioritario para ellos. No debemos olvidar, en último
término, que las familias son garantes del cumplimiento del derecho que tienen sus hijos
con NEE a una educación inclusiva (Artículo 24 de la «Convención de Derechos de las per-
sonas con discapacidad») y que la LOE (2006) les reconoce, y que si son desoídas en este
proceso, pueden iniciar demandas legales, como de hecho ya empieza a ocurrir.10
Aunque creemos que este es un tema que, sin lugar a dudas, tiene que experimentar cambios en
un futuro no muy lejano, con la normativa vigente también se puede llevar a cabo lo más rele-
vante de este proceso. En este sentido, en primer lugar, es necesario que las decisiones en cada
área se articulen, desde un análisis transversal de las mismas, de forma que se asegure lo esencial
y funcional para que los alumnos con adaptaciones en su currículo puedan conseguir las com-
petencias básicas que pretenden los objetivos generales de cada etapa. En segundo lugar, debe
servir para explicitar las principales decisiones respecto a las condiciones de enseñanza, más o
menos individualizadas, que el alumno puede precisar, sea en grupos más o menos específicos,
así como las medidas de atención más o menos transitorias que sean oportunas, la organización
horaria, las orientaciones metodológicas más ajustadas a sus competencias, las estrategias de
ayuda que les resultan más efectivas, y los procedimientos y la forma de evaluación que han
de servir para conocer su rendimiento y progreso y para construir un sentimiento de valía perso-
nal en el alumno, y no sólo para reforzar, como a veces lamentablemente ocurre, sus debilidades.
10. La asociación SOLCOM (www.asociacionsolcom.org) es una organización, no asistencial, que trabaja para que los
derechos humanos de las personas con diversidad funcional (discapacidad) y sus familias se hagan cumplir mediante
el recurso a los tribunales de justicia.
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 119
Se debe tener sumo cuidado en no equiparar ACI con la pura e inmediata reducción o elimina-
ción de contenidos y objetivos, lo que lleva aparejada la consiguiente reducción de las posibili-
dades de progresión escolar y, llegado el caso, de titulación básica y, en consecuencia, mayores
posibilidades de exclusión social del alumnado en cuestión. A este respecto hay que llamar la
atención sobre el hecho de que en no pocas ocasiones muchos profesores o profesoras entien-
den que, casi automáticamente, cuando un alumno o alumna con NEE tiene adaptaciones, esto
significa que la materia o materias en cuestión están suspendidas, con todas las implicaciones que
ello tenga para la promoción o titulación de dicho alumnado. Es importante recordar que la nor-
mativa vigente11 establece la obligación de adaptar, en el caso de los alumnos con NEE, los pro-
cesos de evaluación en función, precisamente, de las adaptaciones del currículo acordadas y que,
en este marco, en los documentos oficiales (boletines y expediente académico) se deben utilizar
los mismos términos (numéricos o cualitativos que en cada caso se establezcan –aprobado, no-
table, sobresaliente–) con un (*) indicativo de que dicha evaluación está adaptada. En este marco
cabe pensar, en puridad, que un alumno o alumna podría, en efecto, llegar a suspender una ma-
teria adaptada, situación que sólo tendría sentido en los casos en los que, con total seguridad, ese
suspenso reflejara una falta de esfuerzo contrastada en un alumno capaz de llevar a cabo, den-
tro de sus condiciones personales, los aprendizajes establecidos para él en su adaptación indivi-
dualizada. De lo contrario, lo que habría detrás es un suspenso de los implicados en su
enseñanza, bien por una mala planificación de dicha adaptación o bien por una falta de com-
prensión de lo que es adaptar con seriedad y rigor el proceso de evaluación de estos alumnos.
Para llevar a cabo el análisis de éstas y otras barreras, con la perspectiva global y sistémica
a la que anteriormente aludíamos, ya se ha comentado en otros capítulos también que dis-
ponemos de un instrumento, el Index for Inclusion (Booth y Ainscow, 2002), que se está uti-
lizando con buenos resultados en muchos países del mundo.12
11. www.boe.es/boe/dias/2010/04/06/pdfs/BOE-A-2010-5493.pdf
12. www.eenet.org.uk, www.csie.org.uk
120 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
INDICADOR B.2.3. Las políticas de «NEE» son políticas de inclusión (dimensión Políticas inclusivas)
I. ¿Se intenta reducir la categorización de alumnos considerados con necesidades educativas especiales?
II. ¿Se considera que los estudiantes etiquetados con n.e.e. son alumnos con diferentes intereses,
conocimiento y habilidades en vez de como parte de un grupo homogéneo?
III. ¿Se consideran los intentos de eliminar las barreras de aprendizaje y de participación de un alum-
no concreto como oportunidades para mejorar las oportunidades de aprendizaje de todos los es-
tudiantes?
IV. ¿Se considera el apoyo como un derecho para aquellos alumnos que lo necesitan en vez de un
suplemento especial a su educación?
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 121
V. ¿Los detalles de las modalidades de apoyo a los alumnos están claras para éstos y para sus pa-
dres o tutores y están incluidos en los folletos informativos del centro?
VI. ¿Se proporciona apoyo cuando es posible, sin recurrir a los procedimientos formales de catego-
rización del alumnado como con n.e.e.?
VII. ¿Se está reduciendo la práctica de enviar a los alumnos fuera de su grupo-aula (clase) para
recibir apoyo pedagógico fuera de ella?
VIII. ¿El profesorado de apoyo se incorpora al aula, en lugar de sacar de ella a un determinado alumno
o alumnos?
Esta guía puede ser de gran utilidad también para dirigir el proceso de elaboración y revi-
sión de los actuales planes de atención a la diversidad, sobre los que muchas Administra-
ciones educativas han legislado y en los que la intervención hacia el alumnado con NEE
ocupa siempre un puesto destacado. Ahora bien, para poner en marcha las dinámicas de
cambio que pueden derivarse de los múltiples análisis que el Index propone, no basta con
las ganas y la buena voluntad. Resulta necesario encontrar espacios y contextos que propi-
cien y estimulen este análisis. En la vida de los centros existen esos tiempos y espacios para
el análisis y evaluación de la práctica, así como para la planificación de la mejora, que bien
podrían aprovecharse para realizar esta reflexión y articular las intervenciones que de ella
se deriven: por ejemplo, en los procesos periódicos de evaluación de la práctica, con moti-
vo de las revisiones de los resultados de las evaluaciones trimestrales, o en las propias jun-
tas de evaluación, a la hora de elaborar la programación general anual (PGA), o cuando se
elaboran las memorias finales de todos y cada uno de los planes o programas que se ponen
en marcha en los centros. Creemos y hemos podido comprobar que los orientadores que
tienen esta perspectiva en mente siempre invierten parte de su tiempo en ayudar a encon-
trar y aprovechar de manera eficiente estos tiempos, consiguiendo, de paso, que una inter-
vención educativa que ha podido estar motivada por la presencia de alumnos o alumnas
con NEE se convierta en un estímulo y en una palanca para el desarrollo de mejores pro-
cesos de aprendizaje y participación para todo el alumnado.
122 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
ACTIVIDADES
1. En el CEIP Miguel Hernández está escolarizada María en el nivel de 5.º de educación primaria. Se
trata de una alumna considerada como NEE por una «discapacidad psíquica ligera»13 según dic-
tamen del EOEP de referencia desde 1.º de educación primaria. El grupo clase de María es un
grupo que podría considerarse bueno. De hecho, ante la sugerencia de la profesora-tutora de aco-
ger a la alumna, varias compañeras se han comprometido a invitar a María a que las acompañe
en el recreo, y así lo hacen durante algún tiempo. María comparte el espacio pero no se incorpo-
ra a sus juegos o actividades, le cuesta iniciar una interacción e incluso responder a la invitación
de sus compañeras. Se realiza un sociograma en el que se observa que es una alumna que nadie
rechaza, pero que tampoco nadie elige como amiga o como compañera de trabajo.
Claramente María encuentra algunas barreras a su participación en las actividades de grupo y de centro.
Dada esta situación:
• Con ayuda del Index, trata de anticipar qué barreras a la participación se podrían identificar en
este caso. ¿Con quién o quiénes deberías analizar dichas barreras?
• Explica algunas estrategias que se podrían llevar a cabo para permitir una mayor inclusión de la
alumna, teniendo en cuenta los distintos contextos en los que se encuentra ubicada y los dife-
rentes implicados (equipo educativo, compañeros y familia).
• ¿De qué serviría dejar por escrito las decisiones acordadas? ¿Se debería reflejar algún aspecto
de ellas en el DIAC?
2. Un orientador se incorpora con nuevo destino en un IES ubicado en el extrarradio de una gran ciu-
dad. Se trata de un IES de tres líneas en la etapa obligatoria, que, además, cuenta con dos grupos de
diversificación, dos grupos de bachillerato y cuatro ciclos formativos de grado medio, así como un
grupo de PCPI. El profesorado tiene un alto nivel de movilidad, aunque hay un núcleo estable con
un equipo directivo también estable. La población escolarizada pertenece mayoritariamente a fami-
lias de clase trabajadora, con poder adquisitivo bajo y diez de los alumnos son considerados con
NEE asociadas con dificultades de aprendizaje, fuerte desfase curricular o discapacidad intelectual.
En la evaluación de resultados se ha constatado que ninguno de los alumnos considerados con NEE
ha conseguido el título de graduado de la ESO. Teniendo en cuenta esta situación:
• Realiza una propuesta de trabajo para llevarla a la CCP con el objetivo de mejorar las expectati-
vas de titulación de este alumnado. Explica algunas de las medidas que podrían adoptarse como
centro respecto a las estrategias y criterios de evaluación y promoción y algunas orientaciones
para el profesorado en su práctica cotidiana. Revisa para ello el trabajo de Onrubia (2004).
13. La categoría de «discapacidad intelectual ligera» no es correcta según lo establecido por la AAMR (2004) aunque,
lamentablemente, se sigue utilizando tanto en las normas que regulan los dictámenes de escolarización como en las
concepciones y el lenguaje de muchos orientadores.
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 123
FUENTES Y RECURSOS
Libros
PALACIOS, J., MARCHESI, A. y COLL, C. (coords.) (1999). Desarrollo psicológico y educación,
vol. III. Trastornos del desarrollo y necesidades educativas especiales. Madrid: Alianza.
Si bien los capítulos iniciales de carácter más teórico han sido (habida cuenta de la fecha de
publicación), en parte, superados e integrados en la perspectiva más reciente de la educación
inclusiva, los dedicados a las necesidades específicas del alumnado siguen siendo de gran
valor y utilidad para comprender lo esencial de su desarrollo psicosocial y para tener
presentes algunos principios de intervención irrenunciables.
Sitios web
Servicio de Información sobre Discapacidad (SID).
http://sid.usal.es
En tanto que el concepto de necesidades educativas especiales sigue fuertemente vinculado al desa-
rrollo y la educación escolar de las personas con discapacidad, es imprescindible, para estar ac-
tualizado respecto a sus necesidades y demandas, acudir a las organizaciones del movimiento
asociativo de las personas con discapacidad. Para no perderse en la enorme red que configura
este movimiento es muy útil acudir al SID, un portal del Ministerio de Salud y Política Social,
coordinado por el INICO (<http://inico.usal.es>) de la Universidad de Salamanca (otra institución
de referencia), para tener un fácil acceso a dicha red. Se completa, además, con un buena bi-
blioteca virtual e información actualizada sobre recursos, no todos ellos educativos, pero sí mu-
chos de ellos. Conviene recordar que el desarrollo cualitativo que las organizaciones del sector
han experimentado en los últimos años ha hecho que se impliquen en el desarrollo de recursos
educativos de calidad para sus «afiliados» y para aquellos que trabajan para y con ellos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 125
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Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación, accesibi-
lidad universal de las personas con discapacidad. Boletín Oficial del Estado (3/12/2003),
289, 43.187-43.195. También disponible en línea en: <www.boe.es/boe/dias/2003/12/03/
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Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo. Boletín
Oficial del Estado (04/10/1990), 238, 28.927-28.942. También disponible en línea en:
<www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A1990-24172>.
Puede consultarse lo que plantea la legislación sobre los alumnos y las alumnas con inte-
gración tardía en el sistema educativo.
Orden EDU/849/2010, de 18 de marzo, por la que se regula la ordenación de la educación
del alumnado con necesidad de apoyo educativo y los servicios de orientación educativa
en el ámbito de gestión del Ministerio de Educación, en las ciudades de Ceuta y Melilla.
También disponible en: <www.boe.es/boe/dias/2010/04/06/pdfs/BOE-A-2010-5493.pdf>.
127
CONTENIDO DE CAPÍTULO
En las últimas décadas se han producido cambios significativos respecto de la educación del
alumnado con necesidades educativas especiales (NEE), como se puede constatar en las
conclusiones de la Conferencia Mundial sobre «Necesidades Educativas Especiales. Acceso
y Calidad» (UNESCO, 1994). Este cambio de rumbo ha favorecido la creación de políticas
educativas que impulsan en sus principios una educación equitativa y de calidad, por tanto,
una educación inclusiva, tal como exponen Galán y Echeita en el capítulo 6, «La atención
al alumnado con necesidades educativas especiales», en este volumen.
El proyecto educativo, las programaciones de aula, los planes individualizados que contie-
nen los ajustes, los recursos amplios y diversos, los criterios de evaluación y otras medidas
de escolarización, deberían ser instrumentos eficaces para eliminar las barreras que actual-
mente impiden el desarrollo potencial del alumnado con altas capacidades intelectuales.
Las primeras barreras que deben eliminarse son las que derivan del desconocimiento, e in-
cluso del prejuicio sobre este tipo de alumnos y alumnas (Guirado, 2008; Martínez y
Guirado, 2010). Por desgracia, salvo cuando surgen problemas, estos alumnos y alumnas
raramente son detectados. En todo caso, ha hecho falta un largo camino para que se les re-
conozca el derecho a aprender y a ser evaluados en función de sus capacidades.
128 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Se ha escogido la expresión genérica alumnado con altas capacidades por ser la propuesta
en la Ley Orgánica de Educación 2/2006 (LOE, artículos 76 y 77) y, también, porque
esta terminología favorece una concepción más abierta del alumnado excepcionalmen-
te dotado que permite contrarrestar algunos de los estereotipos asociados con el concepto
de superdotación. De hecho, no se trata de un grupo homogéneo, ni pueden determi-
narse sus necesidades educativas a partir de una medida de potencial intelectual en un
solo momento de su desarrollo. Las necesidades del alumnado con altas capacidades
intelectuales deben ser detectadas y atendidas de forma continuada; cómo llevar a cabo
su evaluación se analiza en el primer apartado del texto y a la intervención educativa de-
dicaremos el resto del capítulo.
Del mismo modo que a otros alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo,
se deben ofrecer oportunidades educativas al alumnado con altas capacidades para que
desarrollen su potencial y talento, y para que participen, con el objetivo de lograr su desa-
rrollo social y emocional. Entendemos que el profesorado, a menudo, se siente abruma-
do por la diversidad del alumnado que hay en su clase y que existe una tendencia natural
a atender al alumnado con discapacidad. Lejos de interpretar que identificar al alumna-
do con altas capacidades supondrá una carga más, se deberían apreciar las diversas po-
tencialidades de este alumnado como oportunidades de enriquecimiento del profesorado
y de apoyo a sus compañeros de curso.
Cuando el talentoso sólo destaca en un área concreta, mientras que en el resto presenta
valores normales y, en algunos casos, deficitarios, hablamos de un talento simple. En las
áreas propias de su talento, el talentoso se mostrará, con frecuencia, mucho más efecti-
vo que sus compañeros, incluidos los superdotados. Estos últimos presentarán buenos
rendimientos –en comparación con otros alumnos– en cualquier ámbito, mientras que el
talentoso sólo será eficaz en su área de dominio, pudiendo rendir incluso por debajo de
sus compañeros en las otras áreas. Así pues, la irregularidad es otra de las características
del talentoso.
Pueden señalarse otros talentos simples como el social, el musical o el motriz; estos ám-
bitos deben ser evaluados con pruebas específicas, aunque a menudo su potencial se
descubre por sus aficiones o por su desempeño en tareas que requieran este tipo de ta-
lento. Por ejemplo, el talento deportivo, con altos recursos de gestión de su motricidad.
De todos modos, un deportista excepcional no puede carecer de recursos intelectuales,
especialmente relacionados con la gestión perceptual (habilidad viso-motora) y la aptitud
espacial y, en el caso de los deportes de equipo, también requiere de ciertas habilidades so-
ciales para coordinarse con su grupo y ejercer en algunos casos funciones de liderazgo.
A menudo nos encontramos con formas de talento complejo en las que se combinan dife-
rentes aptitudes específicas, los denominamos talentos complejos cuando esta combinación
de recursos da lugar a una conducta o talento que podemos identificar. Se hará mención es-
pecial al talento académico, que es una forma de talento complejo en el cual se combinan,
como mínimo, recursos elevados de tipo verbal, lógico y de gestión de la memoria. Quien
responde a este perfil intelectual está capacitado, con una gran eficacia, para los aprendiza-
jes formales, obtiene información de cualquier fuente estructurada y presenta un bagaje de
conocimientos y vocabulario más extenso que sus compañeros de edad. Es preciso puntua-
lizar que las formas tradicionales de medida de las capacidades intelectuales (cociente in-
telectual [CI] superior a 120/130) no podían diferenciar entre el talento académico y la
superdotación, puesto que un talentoso académico tiene los recursos adecuados para obte-
ner un buen resultado en una prueba de inteligencia convencional.
Aun corriendo el riesgo de simplificación que implica una traducción a la terminología clá-
sica –psicométrica– de las capacidades cognitivas que deben ser evaluadas, proponemos un
resumen de aptitudes cognitivas y configuraciones intelectuales para el superdotado y los
tipos de talento más habituales. Los valores indican el percentil mínimo para cada aptitud,
la definición de éstas junto con ejemplos de pruebas de valoración se recogen en Martínez
(2010). Las casillas en blanco corresponden a factores no definitorios, por tanto, pueden
presentar cualquier valor, incluso por debajo de la media (cuadro 1). Quedan fuera de este
cuadro el talento social, el talento musical o el talento motriz, ya que difícilmente pueden
identificarse por sus aptitudes intelectuales.
Cuadro 1. Perfiles de altas capacidades en función de las aptitudes intelectuales (creatividad, razona-
miento lógico, gestión perceptual, gestión de memoria, razonamiento verbal, razonamiento matemático
y aptitud espacial)
Superdotación 75 75 75 75 75 75 75
Talento académico 80 80 80
Talento artístico-figurativo 80 ↑ 80 80
Talento matemático 95
Talento verbal 95
Talento lógico 95
Talento creativo 95
Cuadro 2. Cuadro resumen de las puntuaciones obtenidas en aptitudes intelectuales y autoconcepto glo-
bal (sombreadas las puntuaciones superiores al percentil 75)
NOMBRE RL GP RV GM RM AE C AUTOCONCEPTO
Judit 99 98,5 97,8 92,3 97 94 88 90
Alba 73 99 88,2 64 50 86 83 35
La personalidad de Judit está muy equilibrada, es una persona cariñosa y sociable, muy dispuesta a
ayudar a los demás. Su rendimiento académico siempre ha sido bueno, es perseverante en sus tareas,
ha ganado algunos premios de escritura y obtuvo una buena posición en las olimpiadas matemáticas.
Su punto débil –como ella reconoce–, son las actividades deportivas y le gustaría bajar un poco su
peso, aunque no está demasiado preocupada por su aspecto físico. Su autoconcepto es bueno y ajus-
tado a sus capacidades. Su familia siempre la ha apoyado y estimulado… Tiene muchos proyectos
para el futuro.
Podemos decir que Judit es superdotada, ¿pero qué significa en el caso de Judit? ¿Cómo aprende?
rendimiento que podría calificarse de notable en todas las áreas, quizás excelente en al-
guna materia que les interese especialmente. Al disponer también de inteligencia emo-
cional y social, pocas veces tienen complicaciones con sus compañeros. A pesar de ello, pueden
mostrar cierta tendencia a ser independientes del grupo y a regirse por criterios propios, as-
pecto que puede llegar a ser problemático tanto con los adultos como con los compañeros. No
ha sido el caso de Judit, muy cuidadosa con sus amigos y compañeros, y respetuosa con el
profesorado.
Juan tiene también un alto rendimiento académico, es muy bueno en matemáticas y se clasificó mejor
que Judit en las olimpiadas matemáticas. En las áreas artísticas y plásticas su rendimiento es normal-bajo.
Desprecia todo aquello «que no tiene utilidad» (las pruebas de creatividad le parecen una estupidez).
Tiene un buen físico y es un gran deportista, destaca especialmente en tenis. Es bastante rígido en sus
opiniones, de hecho nos sorprende en la entrevista al afirmar que dentro de 10 años se ve igual que ahora
pero trabajando (y triunfando) en vez de estudiando. Es un alumno bastante popular y su perfil de per-
sonalidad muestra que es una persona estable, realista y afectuosa. Quizás lo que tendría que cuidar es su
tendencia a ser dominante y muy competitivo.
El perfil intelectual del talento académico capacita con una gran eficacia para el apren-
dizaje escolar que se manifiesta en cualquier ámbito académico y tiene como conse-
cuencia un alto rendimiento, éste ha sido el caso de Juan que además posee la cualidad
de ser muy perseverante en la realización de sus tareas. Son capaces de obtener informa-
ción de forma autónoma y, por esta razón, es frecuente que los contenidos académicos
de un determinado curso sean, al menos en parte, ya conocidos por el alumno. Si imagi-
namos a Juan en clase unos años atrás, veremos a un niño que muestra mucho interés por
aprender, que es rápido en la comprensión, muy capaz de explicar lo aprendido o apli-
carlo en una tarea. A veces puede mostrarse muy autoexigente, y el profesor puede per-
cibirlo como un alumno pesado, es decir, también puede ser exigente con el profesor o
profesora pidiendo más materia que aprender. Este tipo de talento, si no hay problemas
(desmotivación o aburrimiento), suele detectarse en clase básicamente por el alto rendi-
miento académico. Un punto en el que Juan también podía haber tenido problemas es en
su relación con los demás; hemos visto en su perfil que es muy competitivo y confía
demasiado en sus capacidades (en términos populares diríamos que es «un creído»). Ha te-
nido la suerte de encontrarse en un grupo en el que varios de sus compañeros también
tienen altas capacidades y se ha socializado bien. También la práctica regular de deportes
y su físico le han dado una popularidad que no depende de sus capacidades intelectua-
les. Pero no podemos asegurar que en las tareas poco estructuradas de la vida real sus éxi-
tos sean los que él espera.
134 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Alba posee unas buenas capacidades cognitivas y es muy creativa, su memoria y su razonamiento mate-
mático son normales. En las asignaturas de ciencias su rendimiento es bajo, por ese motivo tuvo que re-
petir 2.º de ESO. Para sus compañeros, Alba es muy original, una artista. La familia apoya su inclinación
artística y fuera de clase asiste a talleres de diseño y dibujo. Se confecciona su propia ropa, es indepen-
diente de las opiniones de los demás y un poco rebelde, aunque nunca ha tenido problemas con sus pro-
fesores. Su autoconcepto académico es bajo, pero su autoconcepto personal es muy bueno y posee una
personalidad muy equilibrada. En clase, Alba podría pasar por una alumna normal que dibuja muy bien y
que no tiene problemas en las asignaturas que requieren lenguaje y comprensión, pero sí en aquellas que
requieren razonamiento matemático.
¿Cómo podríamos detectar sus altas capacidades, sin quedarnos atrapados sólo en aquello que no hace bien?
El talento artístico, como es el caso de Alba, es un talento complejo que suele manifes-
tarse más en el ámbito extraescolar; por esta razón, las manifestaciones en la escuela
sólo se concretan en tareas muy concretas (literatura, pintura, fotografía, diseño, etc.). La
producción plástica (especialmente el dibujo y la caricatura) suelen ser un motivo de
agrado y prestigio entre compañeros, y su producción actúa como un puente de sociali-
zación. Alba destaca por sus producciones originales en aquellos lenguajes que domina
(gráfico y lingüístico), por el tipo de conexiones entre temas, por sus preguntas poco con-
vencionales y por no depender en excesivo de la valoración de los otros. En este caso,
el apoyo familiar le ha permitido –como a la mayoría de talentos artísticos– desarrollar
sus habilidades fuera de la escuela, a través de actividades extraescolares. Que la escuela
no pudiese dar respuesta a sus necesidades educativas, lejos de mejorar sus déficits, ha
propiciado un muy bajo autoconcepto académico y, por tanto, su propia creencia de que
es incapaz de hacer ciertas tareas. Su perfil completo (buen razonamiento lógico y sufi-
ciente memoria) nos hacen pensar que con un enfoque distinto del aprendizaje en el área
de ciencias hubiese podido obtener mejores resultados, no desmotivarse y no tener un
bajo autoconcepto académico.
Con este tipo de alumnado, la motivación es el principal problema. De hecho, los recur-
sos del talento artístico son suficientes, aunque no óptimos, para el correcto aprendizaje
de las materias escolares; pero su utilización se concreta, mayoritariamente, fuera de la es-
cuela ordinaria, presentando en el aula niveles muy discretos y desiguales de aprendizaje.
En algunos casos, la actividad artística y su entorno pueden propiciar comportamientos
atípicos que pueden hacer parecer a estos alumnos excéntricos y, por tanto, dificultar su
adaptación escolar. A menudo, los perfiles en los cuales la creatividad es una caracterís-
tica dominante no son bien comprendidos; las respuestas poco convencionales o las co-
nexiones entre conceptos requieren que el profesor sea muy flexible para comprender y
guiar esta creatividad hacia tareas estructuradas. De hecho, la creatividad sólo es valorada
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON ALTAS CAPACIDADES 135
En clase se observa que no todos los alumnos aprenden igual, hay diferencias en los ritmos
o en las formas de trabajar, por ejemplo, lo que se ha conceptualizado finalmente como es-
tilos de aprendizaje (Alonso, Gallego y Honey, 1994). En este sentido, podríamos afirmar
que Juan tiene un estilo predominantemente reflexivo-teórico, Judit activo-teórico y Alba
activo-pragmático.1 Finalmente, respecto de los aspectos socioemocionales –en relación
con Alba, Judit y Juan– ya hemos ido hablando de los que pueden afectar a la escuela, tanto
el rendimiento como la relación con los otros. Éstos se centran en tres ejes: el autoconcep-
to en diversas áreas, la motivación y las habilidades sociales (con su grupo de pares o bien
con los adultos).
Y Mar, ¿es también una alumna con altas capacidades? Mar tiene unas capacidades intelectuales medias,
pero su rendimiento académico también es bueno, aunque no tan destacable como el de Judit y Juan.
Sus compañeros la seleccionaron por sus habilidades sociales, es muy popular, ha sido siempre elegida
como delegada de curso, portavoz y coordinadora de las actividades lúdicas de su grupo clase. Su perfil
de personalidad confirma sus cualidades interpersonales y de comunicación. Mar se siente bastante sa-
tisfecha de sí misma, especialmente en su autoconcepto emocional, social y físico.
1. • Activos: las personas que tienen predominantemente un estilo activo se implican plenamente y sin prejuicios
en nuevas experiencias. Son de mente abierta, nada escépticos y acometen con entusiasmo las tareas nuevas. Pre-
fieren el trabajo de grupo y se involucran en los asuntos de los otros y centran a su alrededor todas las actividades.
• Reflexivos: a los reflexivos les gusta considerar las experiencias y observarlas desde diferentes perspectivas. Recogen
datos, y las analizan con detenimiento antes de llegar a alguna conclusión. Son personas a las que les gusta con-
siderar todas las alternativas posibles antes de actuar. Priorizan la reflexión sobre la acción.
• Teóricos: los teóricos adaptan e integran las observaciones dentro de teorías lógicas y complejas. Tienden a ser
perfeccionistas. Integran los hechos en teorías coherentes. Les gusta analizar y sintetizar. Son profundos en su
sistema de pensamiento, a la hora de establecer principios, teorías y modelos.
• Pragmáticos: el punto fuerte de las personas con un estilo predominantemente pragmático es la aplicación prác-
tica de las ideas. Descubren el aspecto positivo de las nuevas ideas y aprovechan la primera oportunidad para
experimentarlas. Actúan rápidamente y con seguridad con aquellas ideas y proyectos que les atraen.
136 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
De la identificación a la intervención
El profesor o profesora puede observar estas aptitudes intelectuales a través del rendimien-
to de sus alumnos, de sus características, de su particular forma de aprender, etc. En algu-
nas ocasiones, especialmente al final de la etapa de educación primaria o al inicio de la de
educación secundaria, algunos de estos alumnos y alumnas pueden ser detectados por pre-
sentar alguno de los siguientes problemas: descenso del rendimiento académico, desmoti-
vación, excesivo grado de perfeccionismo, dificultades en sus relaciones con demás o
descenso de la autoestima (Martínez y Guirado, 2010).
Un primer paso que el docente debería sin duda llevar a cabo será compartir con otros com-
pañeros sus observaciones y contrastar lo detectado por distintos profesores respecto de un
alumno o alumna. La educación inclusiva no es posible sin un trabajo de colaboración entre
el profesorado. Este proceso compromete tanto la responsabilidad individual como la ne-
cesidad de consenso que incrementa la conciencia de equipo y lo cohesiona. En este sen-
tido, es importante que el proyecto de centro favorezca la formación de equipos docentes.
Dentro de éstos se puede ofrecer un claro aprendizaje en cooperación y, sin duda, esto debe
servir de apoyo y de ayuda mutua (Ainscow y otros, 2001). Es importante señalar que en el
proceso de identificación se puede y se debe contar con la colaboración de la familia. Esta
información puede recopilarse a través de una entrevista, procurando un clima distendido
y participativo. En algunos casos la demanda de intervención proviene de la familia y las
sospechas de los padres pueden estar avaladas con un informe psicopedagógico de un equi-
po privado externo al centro.
En este punto del proceso, el orientador del centro tiene un papel muy importante. Por un lado,
realizando una evaluación psicopedagógica que identifique las características y necesidades
educativas específicas de cada alumno (Artiles y Jiménez, 2005) y, consecuentemente, propor-
cionando una respuesta clarificadora y específica tanto al profesorado como a la familia. Por
otro lado, respecto del seguimiento, colaborando en el diseño de los planes individuales y de
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON ALTAS CAPACIDADES 137
acción tutorial, proporcionando ayuda en el diseño de las distintas acciones para atender a la
diversidad en el aula y en el centro, y mediando entre la familia y el centro si fuese necesario
(véase el capítulo 1, «La educación inclusiva», de Echeita y Cuevas, y el capítulo 2, «La aten-
ción a la diversidad en la escuela inclusiva», de Martín y Mauri, en este volumen). Tanto los
educadores como los padres van a precisar –aunque en niveles diferentes adaptados a su
rol–, información y soporte para que la intervención se lleve a cabo con éxito.
Intervención educativa
Estrategias de intervención
Entre las estrategias de intervención se podría establecer un continuo desde aquellas correspon-
dientes a los ajustes habituales que el docente realiza en el ejercicio de la práctica educativa
cuando se adapta a las características del grupo y su nivel de competencias previas, adaptando
los contenidos a la diversidad de alumnos que tiene en el aula, por tanto, diversificando la difi-
cultad y las estrategias de enseñanza-aprendizaje (tipo 1); pasando por las que implican la in-
tensificación o bien la profundización de determinados contenidos pero que no alteran ni los
objetivos generales ni las competencias básicas y que se recogen en el PI (tipo 2); hasta aquellas
que es preciso utilizar cuando el rendimiento de los alumnos con altas capacidades es muy su-
perior al del conjunto de los compañeros de grupo y sus potencialidades justifican una adapta-
ción que permita ajustar los niveles de aprendizaje a las actividades, es decir, una flexibilización
o «aceleración» (tipo 3). Esta flexibilización sólo debería llevarse a cabo si se tienen suficientes
garantías de que no se van a producir desajustes entre su nivel de desarrollo emocional y social,
y su desarrollo intelectual, asimismo, es necesario un dictamen que autorice esta medida. A con-
tinuación se presenta, en el cuadro 3, un resumen de algunas de las medidas que pueden adop-
tarse en relación con el alumnado de altas capacidades (adaptado de Martínez y Guirado, 2010).
Cuadro 3. Estrategias de intervención en función del tipo de adaptación y del nivel de organización al
que afecta
TIPO 1 TIPO 2-PI TIPO 3-PI + DICTAMEN
Estrategias de organi- Diversificación natural Agrupaciones parcia-
zación de carácter ge- de las agrupaciones. les dentro del mismo
neral Mentorías o tutorías grupo, por afinidades
sobre otros alumnos. y por tareas.
Entre las medidas que implican la reducción y/o ampliación de determinados contenidos
de aprendizaje sin renunciar a su grupo de edad, ni a los objetivos del área, ni a las com-
petencias básicas, se cuenta con las siguientes:
• Compactar (Rais, 1994; Renzulli, 1994). Se refiere a la eliminación de aquellas partes
del currículo que el alumno ya domina. Esta reducción de tareas le deja tiempo libre
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON ALTAS CAPACIDADES 139
Asimismo, entre las medidas que implicarían avances de contenidos con flexibilización o
sin ella, podemos señalar las siguientes:
• Actividades de tutoría con otros alumnos con niveles de aprendizaje diferentes (véase
capítulo 6, «El asesoramiento para el aprendizaje cooperativo en la escuela», de Pu-
jolàs y Lago, del tercer volumen de esta colección).
• Realización de determinadas materias escolares de cursos superiores según sea su
nivel de desarrollo cognitivo y sus capacidades y/o talentos. Ello implicaría también
una organización por áreas y niveles educativos que permitiera estos intercambios sin
perjudicar el funcionamiento general del centro docente. Romper las estructuras rígi-
das de horarios y grupos en determinados momentos puede ser una buena respuesta
a la no uniformidad del conocimiento.
• Relaciones con el entorno. Los centros escolares deben ampliar sus relaciones con
agentes e instituciones diversas, ya que el cambio no afecta sólo a la escuela sino tam-
bién al entorno próximo. Estas relaciones incluyen redes intercentros que favorecen el
intercambio de experiencias y materiales didácticos; es indispensable «incluirse» en
redes para compartir recursos y aprender a trabajar con las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación. La inversión inicial del profesorado puede ser muy
rentable para planificar tareas y evaluar procesos.
Parece que hay ciertos atributos que favorecen la alianza positiva entre ambos agentes for-
mativos. Respecto de los padres se han señalado como cualidades positivas: la armonía fa-
miliar, el éxito en colaboraciones anteriores, una postura abierta a las ideas de los demás,
y una autoestima adecuada. Los padres con este tipo de atributos son constantes en su par-
ticipación en actividades escolares y familiares. En relación con los profesores influyen po-
sitivamente la sensibilidad y preocupación mostrada hacia los alumnos, la disposición
positiva, la flexibilidad y la disponibilidad.
En los pactos debe quedar claro cuál es el papel que desarrolla cada uno: los padres pacta-
rán sobre las actividades y la orientación que se dará a los programas de intervención en el
ámbito extraescolar, así como sobre el seguimiento y evaluación conjunta con el profesor;
el profesorado se centrará en la aplicación de los programas en el aula y en su evaluación,
además de en el seguimiento conjunto con la familia. Para establecer una auténtica cola-
boración deben darse respeto mutuo, confianza y un proceso permanente de negociación,
revisando y renovando los pactos educativos establecidos siempre que sea necesario.
ACTIVIDADES
Actividad 1
Actividad 2
El objetivo de esta actividad es diseñar medidas de atención a la diversidad para cada uno de los
tres alumnos que hemos descrito en el apartado «Conociendo al alumnado con altas capacidades»
(Judit, Juan y Alba) en función de sus características. Esta actividad debe realizarse en grupos de
tres o cuatro alumnos:
• Diseñad algunas medidas que favorezcan la atención a la diversidad de este tipo de alumnos.
• Señalad algunas de las condiciones que favorecen la implementación de aquéllas en los
centros.
• Valorad cómo pueden revertir estas medidas en el trabajo de los demás alumnos del
grupo-clase.
144 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
FUENTES Y RECURSOS
SEP (2006). Propuesta de intervención: atención educativa a alumnos y alumnas con aptitu-
des sobresalientes. México: SEP.
El conjunto de materiales ofrece una visión bien integrada de la intervención en los distintos
niveles. La apuesta por el enriquecimiento tanto en el contexto del centro como del aula está
bien articulada y con unas bases constructivistas y sistémicas claras y bien integradas con los
ejemplos prácticos. Los autores que han colaborado en la elaboración de los textos tienen
una larga experiencia en proyectos piloto adaptados en el contexto mexicano. También dis-
ponible en: <http://normalista.ilce.edu.mx/normalista/boletin/index.html>
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON ALTAS CAPACIDADES 145
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AINSCOW, M., y otros (2001). Hacia escuelas eficaces para todos. Manual para la formación
de equipos docentes. Madrid: Narcea.
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de diagnóstico y mejora (6.ª ed.). Bilbao: Mensajero.
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alumnado de altas capacidades intelectuales, vol. II. Procedimientos e instrumentos de de-
tección del alumnado con altas capacidades intelectuales en el ámbito familiar. Las Palmas
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Identificació i intervenció educativa. Documents d’Educació Especial. Generalitat de
Catalunya. Departament d’Ensenyament.
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rritorials d'Educació de Girona: Creences dels professionals de l'educació, mestres i Equips
d'Assessorament i Orientació Psicopedagògica (EAP) sobre la detecció d'aquests alumnes i les
mesures d'intervenció educativa. Universidad de Girona: Tesis doctoral. Disponible en:
<www.tesisenxarxa.net/TESIS_UdG/AVAILABLE/TDX-0723108-101713//tags1de 2.pdf>.
GUZMÁN, R. y VICENTE, L. (1995). La competencia curricular en el alumnado con altas
capacidades intelectuales: valoración del logro académico y la competencia acadé-
mica basada en procesos cognitivos. En C. Artiles y J.E. Jiménez (coords.), Identificación
e intervención educativa y familiar con el alumnado de altas capacidades intelectuales,
volumen II. Procedimientos e instrumentos de detección del alumnado con altas capa-
cidades intelectuales en el ámbito familiar, pp.103-139. Las Palmas de Gran Canaria:
ULPGC.
HUGUET, T. (2006). Aprender juntos en el aula: una propuesta inclusiva. Barcelona: Graó.
JIMÉNEZ, J.E., y otros (2007). Adaptación y baremación del test de pensamiento creativo de
Torrance: expresión figurada. Educación primaria y secundaria. Canarias: Consejería de
Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias.
MARTÍNEZ, M. (2005). Valoración de la competencia socio-afectiva y del contexto socio-fa-
miliar del alumnado con altas capacidades. En C. Artiles y J.E. Jiménez (coords.), Identifi-
cación e intervención educativa y familiar con el alumnado de altas capacidades
intelectuales, vol. II. Procedimientos e instrumentos de detección del alumnado con altas ca-
pacidades intelectuales en el ámbito familiar, pp. 141-195. Las Palmas de Gran Canaria:
ULPGC/Prensa Universitaria.
— (2010). Identificación del alumnado con altas capacidades. En M. Martínez y A. Guirado
(eds.), Atención al alumnado con altas capacidades. Colección Escuela Inclusiva, vol.II.
Barcelona: Graó.
146 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Normativa legal
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado (4/05/2006), 106,
artículos 76 y 77. También disponible en: <www.boe.es/boe/dias/2006/05/04/pdfs/A171
58-17207.pdf>.
147
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Cecilia Simón
Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Universidad Autónoma de Madrid
Marta Sandoval
Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Universidad Autónoma de Madrid
Ana Martín
Equipo Educativo de Orientación y Psicopedagógico de Moncloa-Chamberí. Madrid
que podríamos afirmar que están poniendo a prueba claramente nuestras aspiraciones de
obtener una educación cada vez más inclusiva.
A menudo, en la práctica diaria, el orientador se encontrará con casos que respondan a las
características expuestas anteriormente, aunque no exista ningún diagnóstico clínico que
respalde la decisión de incluirles como «alumnos con necesidades educativas especiales».
En cualquier caso, tendrá que hacer una evaluación de las necesidades que presentan y de
los factores que existen en el centro que impiden su participación y aprendizaje. En el si-
guiente apartado ofrecemos algunos indicadores para llevarla a cabo.
colar como uno de los contextos más cercanos, desde el que es preciso intervenir, sin
que esto suponga que olvidemos la importancia fundamental que tienen los demás con-
textos para entender la aparición, desarrollo y mantenimiento de dichas dificultades.
En el cuadro 1 hemos tratado de sintetizar algunas de las principales barreras que se pue-
den encontrar en los centros escolares para promover la presencia, el aprendizaje y la par-
ticipación (dimensiones fundamentales de la inclusión educativa) del alumnado que
presenta dificultades emocionales y de conducta, y que deben ser consideradas cuando el
orientador recibe una demanda al respecto. Se trata de una aproximación pues, por ejem-
plo, las relacionadas con el propio alumno dependerán de cada caso concreto.
• Dificultades en la coordinación entre profesores (falta de espacio y tiempo para reuniones, inefi-
cacia de éstas, etc.).
• Falta de implicación y coordinación con la familia (ausencia de relación de cooperación/ayuda mu-
tua, falta de acuerdos y coherencia en la actuación entre centro y familia, estigmatización, etc.).
• Ausencia de coordinación con otros servicios de apoyo como servicios sociales o salud mental. Falta
de tiempos y espacios para establecer coordinación con servicios y recursos externos.
• Ausencia de un modelo de prevención de conflictos (en momentos lectivos y no lectivos) en el que
se implique a toda la comunidad.
PERSONALES
• Dificultades en el desarrollo de la competencia social (habilidades sociales, estrategias para la re-
solución de conflictos, expresión, comprensión y regulación de emociones, empatía, autoconcepto,
autoestima, etc.).
• Bajo rendimiento académico.
• Desmotivación.
• Dificultades para demorar la recompensa.
• Rechazo por parte de los iguales.
• Absentismo escolar.
• Falta de identificación con la escuela.
Una vez planteadas algunas de las barreras que podemos encontrarnos en los centros es-
colares, a continuación nos centraremos, sin pretender ser exhaustivos, en algunas pau-
tas que pueden tenerse en cuenta en la evaluación psicopedagógica. Nuestro objetivo
será identificar las barreras que aparecen en la escuela, el aula y el alumno, y para ello
necesitaremos recurrir a diferentes fuentes de información (familia, tutor, el propio estu-
diante, otros profesionales relevantes como pueden ser los diferentes profesores, moni-
tores de comedor, así como otros adultos cercanos según los casos). En este momento es
importante:
• Delimitar la conducta que se considera «problemática» y los factores relacionados
con ella, es decir, definir claramente qué conductas concretas son las que presenta,
152 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Debemos tener en cuenta el ámbito familiar, el escolar y el personal del alumno, así como
otros factores relevantes de su entorno social, en definitiva, los diferentes elementos que
pueden estar relacionados con su conducta (siendo conscientes de que no siempre pode-
mos incidir en todos ellos), aunque aquí nos centremos especialmente en el centro escolar
(en Farrell [1995] se profundiza en todo este proceso de evaluación).
Cuadro 2. Problemas emocionales y de conducta: indicadores para el análisis de las barreras para el
aprendizaje y la participación de los alumnos. Reflexión sobre la práctica
En este apartado haremos referencia a aquellas medidas que, tanto la investigación como la
práctica educativa, han resultado ser eficaces para dar una respuesta de carácter más gene-
ral a las necesidades específicas de estos alumnos y alumnas. Si bien las actuaciones que se
llevan a cabo pueden ser de diferente tipo (individuales, centradas en programas específi-
cos, desde el centro en su conjunto), las que aquí propondremos y que consideramos es-
pecialmente relevantes se sitúan en el marco de la respuesta que puede articularse desde el
centro, sin detrimento de otros apoyos que se puedan necesitar en cada caso concreto. Las
sugerencias que realizaremos a continuación deben entenderse como claves tanto para la
intervención como para la prevención, de forma que pueden articularse en facilitadores de
la inclusión, no sólo de éstos, sino de todos los alumnos del centro escolar.
Planteamiento curricular
De acuerdo con Parrilla (2001), el currículo es una herramienta que debemos considerar
para hacer frente y prevenir los problemas emocionales y de conducta en el centro escolar.
En este sentido, siguiendo a Torrego y Moreno (2003), algunas propuestas serían las de prio-
rizar objetivos y contenidos relacionados con la competencia social y ciudadana, revisar los
contenidos para que sean coherentes con los principios de no discriminación, respeto por
otras culturas, el desarrollo del pensamiento crítico, etc.; introducir los relacionados con los
conflictos de convivencia (currículo de resolución de conflictos), asegurar aprendizajes fun-
cionales que potencien la autonomía (Reyzábal, 2006), así como fomentar los métodos ac-
tivos de aprendizaje y aquellos que promuevan la participación de los alumnos, como
señalaremos más adelante. En este marco, es importante tener en cuenta la necesidad
de trabajar lo que Marchesi (2004) denomina alfabetización emocional, que implica el
reconocimiento, la expresión y el control de las emociones, la empatía, las habilidades de co-
municación y la resolución de conflictos, etc. Por ello, la enseñanza explícita de las com-
petencias sociales y emocionales debe formar parte del trabajo que se lleve a cabo en el
marco del currículo. Además de tener en cuenta este aspecto en el diseño curricular, es fun-
damental reforzar la accción tutorial e introducir medidas coherentes con los planes de
convivencia en esta dirección.
156 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
1. http://utopiadream.info/red/tiki-inex.php
LOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO 157
También queremos resaltar la importancia de la empatía, «ver el mundo a través de los ojos
del alumno», como nos recuerda Visser (2005). No se trata de excusar, sino de preguntar-
nos e intentar entender por qué un alumno presenta determinadas conductas, qué ha ocu-
rrido, por qué se comporta así en este momento, qué siente, qué intenta expresar.
Como sabemos, la relación que un alumno tiene con sus iguales determinará en gran medida
su comportamiento y ajuste personal. El profesor tiene una función importante pues puede in-
cidir en esta relación a través de aspectos mencionados anteriormente (comunicación en el aula,
metodología empleada, forma de realizar agrupamientos para desarrollar actividades, también
se pueden llevar a cabo actividades para conocer a los alumnos y que los demás compañeros
les conozcan más allá de las actividades escolares, compartir intereses y aficiones, utilizar las
nuevas tecnologías para promover trabajos de colaboración, excursiones fuera del centro, etc.).
158 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Por otro lado, para que el alumno tome conciencia de las normas, así como de la necesidad
de que se respeten, las consecuencias de su transgresión para el centro y para él mismo y,
en consecuencia, de los motivos que justifican su mantenimiento, es importante que partici-
pen en su elaboración, que existan cauces claros y organizados para darlas a conocer y para
su aplicación. Además, escuchar las voces de los alumnos que presentan estas dificultades
puede ayudarnos a comprender mejor su situación y a encontrar respuestas más ajustadas.
Las tutorías son momentos especialmente propicios para escuchar las voces de todo el alum-
nado y, en concreto, de aquellos con mayores dificultades de comportamiento. El estableci-
miento de asambleas, buzones de elogios y sugerencias, encuestas para recabar su opinión,
comisiones, etc., también puede ser un cauce complementario para lograr este fin.
Cagigal (2005) denomina alianzas de expertos (los profesores y los padres como exper-
tos en sus propios ámbitos).
Las actuaciones encaminadas a abordar los problemas emocionales y de conducta que sur-
gen en las aulas requiere de la planificación de dos tipos de intervenciones: las que debe-
remos diseñar ante las situaciones problemáticas cuando éstas ya hayan surgido y las
dirigidas a su prevención primaria. Cualquier planteamiento en este sentido requiere consi-
derar los diferentes factores tanto del contexto como del propio alumno o alumna que están
interviniendo, y promover la coordinación necesaria con los diferentes agentes implicados,
tanto del propio centro como externos a él.
Teniendo en cuenta que la intervención en el tema que nos ocupa no es una cuestión de
miembros aislados del centro, a continuación proponemos unos supuestos prácticos para
cuya elaboración se puede partir del capítulo, así como de las fuentes documentales
recogidas.
ACTIVIDADES
Actividad 1
Nos encontramos en un IES de reciente creación en la periferia de Madrid. En su primer año lectivo,
los profesores de 2.º de educación secundaria obligatoria comentan en una reunión de coordina-
ción que hay una alumna que interrumpe la clase constantemente con gritos, notas, levantándose y
haciendo muecas a los profesores. Además, con frecuencia, contesta de malas maneras al profesor
LOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO 161
y a sus compañeros. Algunos de los docentes comentan que, en ciertas ocasiones y especialmente
durante amonestaciones públicas o castigos, su conducta ha sido «más grave» llegando, incluso, a
la agresión verbal hacia ellos.
Sin embargo, otros profesores comentan que en sus clases (Educación física y Música) la alum-
na en cuestión suele comportarse de forma «más o menos correcta». Respecto a su rendimiento
académico, ha suspendido tres asignaturas en la primera evaluación, pero en el curso pasado no sus-
pendió ninguna.
La orientadora del centro y la jefa de estudios se proponen realizar un seguimiento de esta alumna.
Planifica las actuaciones que, en tu opinión, este centro debería llevar a cabo y, en relación con este
aspecto, analiza las dimensiones que deberías tener en cuenta para valorar si esta alumna tiene o no
un problema de conducta, en función de los contenidos vistos en el capítulo:
• ¿Qué información te interesaría recabar? ¿Con qué instrumentos recogerías esta información?
• ¿Cómo y en qué aspectos asesorarías al equipo docente?
Actividad 2
Una de las labores del orientador es promover la reflexión sobre la práctica, y contribuir a trasladar
estos análisis y sus implicaciones a los procesos de elaboración de documentos institucionales. El di-
seño y la revisión de estos documentos son momentos cruciales en los que el orientador, en colabo-
ración con el equipo directivo, puede ayudar a dirigir la atención de los profesionales hacia aquellos
elementos vinculados a la aparición de una disrupción en el aula o, por el contrario, prevenirla.
Actividad 3
Todos los profesores y profesoras de 1.º A de educación secundaria obligatoria se han quejado durante
dos últimos meses del comportamiento de un alumno que falta mucho a clase sin justificación, llega
162 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
tarde y, con frecuencia, se olvida del material necesario. Manifiestan también que la familia del
alumno, a pesar de las notas negativas enviadas en la agenda, «no colabora ni acude
a las reuniones». En las escasas ocasiones en las que se han comunicado por teléfono, la madre ha
manifestado que su amplio horario laboral y la lejanía del lugar de trabajo le impiden llegar a casa
antes de las 20 horas, y se lamenta de que poco puede hacer en sus circunstancias.
FUENTES Y RECURSOS
Libros y documentos
CLOUGH, P., y otros (2005). Handbook of emotional & behavioural difficulties. Londres: SAGE
Publications.
En este manual se abordan temas centrales sobre los problemas emocionales y de conducta
que pueden ayudar a completar los dos primeros apartados del capítulo. Comprende la revi-
sión teórica de la definición, desde una perspectiva histórica y contextual; el análisis del origen
y los factores relacionados con la comprensión de estas dificultades. Por otro lado, se pro-
porcionan estrategias y pautas para llevar a cabo intervenciones desde el centro escolar. Tam-
bién se discuten algunos temas pendientes para la investigación y la práctica. Es un texto que
sirve de punto de partida para situar teóricamente y comprender mejor la complejidad
de estas dificultades, así como para estructurar una intervención global que promueva la in-
clusión educativa de este alumnado, objetivo del último apartado del capítulo.
GILMAN, R., y otros (eds.) (2009). Handbook of positive psychology in schools. Nueva York:
Routledge.
En este manual se puede encontrar una aplicación de los principios de la «psicología positiva»
en la escuela. Además de una reflexión en torno a los fundamentos conceptuales de la «psi-
cología positiva», se lleva a cabo un recorrido amplio por factores o recursos de especial re-
levancia, tanto del propio alumno o alumna (autoconcepto positivo, regulación de las
emociones, empatía, conducta prosocial, esperanza, optimismo, etc.) como del contexto
LOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO 163
LÓPEZ, F., y otros. (2006). Promoción del desarrollo personal y social. Madrid: Pirámide.
Consiste en un programa de intervención cuyo objetivo principal es promover el bienestar
personal y social del alumnado de educación secundaria. Se proporcionan recursos para afron-
tar mejor las situaciones de riesgo o dificultad que se pueden encontrar diariamente. Esta pro-
puesta puede servir de base para un planteamiento curricular que incluya la alfabetización
emocional, como comentábamos en el tercer apartado del capítulo. El programa se organi-
za en siete unidades didácticas: ponemos nuestras normas, concepto de ser humano, valores
y desarrollo moral, autoestima, la empatía o el corazón social inteligente, autocontrol y ha-
bilidades de comunicación.
LÓPEZ DE DICASTILLO, N., IRIARTE, C., y GONZÁLEZ, M.C. (2008). Competencia social y
educación cívica. Madrid: Síntesis.
En este libro se ofrece una revisión del concepto de competencia social, se profundiza en su
definición y en sus diferentes componentes. En este sentido, se hace un recorrido por los fac-
tores conductuales, cognitivos y afectivos implicados y se analiza, además, la influencia de los
distintos agentes de socialización. Además de esta base teórica, encontramos recursos prácti-
cos para promover el desarrollo de la competencia social dentro del planteamiento curricu-
lar del centro. Se recogen instrumentos para la evaluación de la competencia social, así como
propuestas y programas de intervención. Por ello, puede servir para completar alguno de los
aspectos tratados en el tercer apartado del capítulo. La finalidad última de estas orientaciones es
el desarrollo de relaciones interpersonales de calidad, no sólo para lograr una mayor satisfacción
y adaptación en el alumnado, sino también para favorecer una convivencia armónica y pacífica.
MONJAS, M.I. (dir.) (2009). Cómo promover la convivencia: programa de asertividad y habi-
lidades sociales (PAHS). Madrid: CEPE.
En este texto encontramos otro recurso para el desarrollo del plan de acción tutorial. Es un
programa detallado que trabaja actitudes, valores, cogniciones, emociones y comporta-
mientos que pueden ayudar a convivir, de forma eficaz y satisfactoria, a niños y adolescen-
tes a través de diez habilidades sociales referidas a: comunicación, asertividad, emociones,
interacciones sociales positivas e interacciones sociales difíciles. Está dirigido a profesores de
educación infantil, primaria y secundaria, y puede servir al orientador para asesorar a los tu-
tores en la aplicación del plan de acción tutorial.
164 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
MUÑOZ, J.A. y RODRÍGUEZ, A. (eds.) (2007). La respuesta educativa al alumnado con alte-
raciones graves de conducta en educación secundaria obligatoria. Disponible en: <www.ma
drid.org/dat_sur/upe/orientacion/Conductas_graves_en_ESO.pdf>.
Este documento fue redactado en el seminario de profundización «La atención a los alumnos
con trastornos de conducta en educación secundaria» por orientadores de los centros de edu-
cación secundaria de la DAT Madrid-Sur. Ofrece un análisis muy práctico de las necesidades
del alumnado vinculado a esta problemática en los centros madrileños (entre ellas, muchas de
las barreras que se han descrito en el segundo apartado del capítulo), y propuestas específi-
cas para diseñar un plan de prevención e intervención pensando tanto en el centro como en
el contexto del aula.
VAELLO, J. (2007). Cómo dar clase a los que no quieren. Madrid: Santillana.
Es un libro práctico para profesionales de la educación que, desde planteamientos inclusivos
en la educación, propone estrategias encaminadas a la construcción de un clima de convi-
vencia adecuado en el aula que facilite, por tanto, el aprendizaje y la participación de todos
los alumnos. En el texto se presta una atención especial a cómo prevenir y actuar ante con-
ductas que interfieren la convivencia y el trabajo que se desarrolla en la clase. Estas estrate-
gias están centradas en torno a aspectos como la gestión y control de clase, la motivación, la
autoestima, la empatía, cómo captar la atención, el trabajo desde la tutoría o la coordinación
entre los docentes. Contiene algunos materiales prácticos diseñados para mejorar las prácti-
cas docentes en esta dirección
Sitios web
Social, Emotional and Behavioural Difficulties Association, Sebda.
www.sebda.org
Asociación de profesionales (profesores, psicólogos, trabajadores sociales, etc.) del Reino
Unido interesados por las dificultades sociales, emocionales y de conducta. Esta página web
ofrece información actualizada sobre eventos y noticias referentes a estas dificultades y di-
versos recursos a los que acceder (para lo cual es necesario ser miembro de la asociación).
También publican una revista científica sobre estas dificultades. Puede resultar especialmente
interesante para todos aquellos profesionales que quieran estar actualizados, conocer la rea-
lidad y las medidas que se ponen en marcha en otros países.
Golden 5.
www.golden5.org
Se trata de un programa formativo sobre mejora del clima escolar, que puede ayudar a los orien-
tadores y profesores a promover una cultura inclusiva en el centro y a mejorar la convivencia
en las aulas, como se comentaba al comienzo del tercer apartado del capítulo. Se trata de un
programa encaminado a construir un ambiente escolar más agradable y adecuado en el aula. En-
globa cinco áreas: la gestión del aula, la construcción de relaciones positivas en el aula, la me-
jora del clima social, el ajuste a la diversidad y el refuerzo de las relaciones familia-escuela. Se
ha aplicado con profesores de diferentes países, creándose en torno al mismo una red de profe-
sionales. En la página se pueden encontrar documentos que explican cómo se trabajan las cinco
áreas y un tutorial con materiales para la implantación del programa, pero también datos sobre
los resultados y referencias bibliográficas relevantes para el proyecto.
166 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MARTÍN, E., y otros (2009). La respuesta educativa al alumnado con trastornos de conducta.
En Defensor del Menor de la CM (ed.), Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid.
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elaboración y desarrollo. Madrid: Alianza.
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VAELLO, J. (2007). Cómo dar clase a los que no quieren. Madrid: Santillana.
VISSER, J. (2005). Key factors that aenable the successful management of difficult behaviour
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Normativa legal
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado (4/05/2006),
106, artículos 76 y 77. También disponible en: <www.boe.es/boe/dias/2006/05/04/pdfs/
A17158-17207.pdf>.
169
9. LA ATENCIÓN AL ALUMNADO
CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Pero los factores genéticos y ambientales, neurobiológicos y sociales que deben conside-
rarse en cada caso interaccionan entre sí de manera que no tiene sentido considerar su
170 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
Diferentes síntomas que presentan los adolescentes pueden encajar en categorías psiquiátricas
diversas. Chamorro (2009) efectúa un breve repaso a algunas posibles. El objetivo de este ca-
pítulo no es llevar a cabo una descripción de los diferentes tipos de patología psiquiátrica, se
puede recurrir para ello al «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales» de la
American Psychiatric Association (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM
IV, está en preparación el DSM V), a la Clasificación Internacional de Enfermedades en su dé-
cima edición (CIE 10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o a manuales de psico-
patología. En Saldaña (2001), se encuentra una panorámica global del conjunto de dificultades
y patología adolescente junto con orientaciones educativas. El objetivo del capítulo es más bien
llevar a cabo reflexiones que ayuden a plantear el centro de secundaria como contexto de
apoyo para aquellos adolescentes con una problemática de salud mental.
«Despistado…». «Es inteligente pero… Está en su mundo…». «Va a su bola…». Son comen-
tarios del profesorado que pone de manifiesto su dificultad en saber qué le pasa al adoles-
cente. Veamos algunas dificultades que experimentan los adolescentes a partir de algunas
descripciones de sus profesores.
N. es un chico de 1.º de educación secundaria obligatoria que, según anotaciones del profesorado, se
muestra insoportable, no para de llamar la atención en clase, de molestar a los compañeros. En una de las
clases se tira al suelo, en la siguiente se muestra más calmado, pero es evidente que no se entera de nada.
No aguanta un minuto concentrado, no trae las hojas de trabajo del día anterior, parece que esté en otro
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL 171
planeta. Se muestra como enfadado con el mundo y en la a clase suscita fácilmente órdenes estrictas y
reproches. Difícilmente puede recibir muestras de aliento con ese comportamiento.
T. asiste a clase con gran regularidad y no presenta problemas para seguir el ritmo de trabajo del grupo
clase. Sin embargo no trabaja, sencillamente se ausenta y se niega a participar en las actividades que re-
quieran un trabajo en grupo y/o cooperativo. Siempre se sitúa en la última fila de la clase, sola. A este res-
pecto, se la ha invitado en numerosas ocasiones a cambiar de posición en clase si quiere mejorar su
rendimiento, a lo que ella se ha negado. Alega que es «superior a mis fuerzas» el hecho de tener gente
que pueda llegar a hablar mal de ella a sus espaldas. Su círculo de amistades es bastante reducido y se
centra básicamente en dos o tres alumnas que se encuentran en otras clases. Por otro lado, las relaciones
con el resto del grupo son prácticamente inexistentes.
Las ausencias de S. son frecuentes. No participa en clase ni interrumpe. Tiene muy claro el comporta-
miento que debe tener en el aula para no tener problemas, no se enfrenta al profesorado y busca es-
trategias diversas para conseguir –lo acaba logrando– que el profesor de turno le deje salir («me
encuentro mal», «necesitaría ir al lavabo porque estoy indispuesto», «me he dejado un libro en la taquilla
y tendría que ir a buscarlo»). Su comportamiento es muy diferente cuando no hay un adulto delante o no
se siente observado. Entonces se convierte en el prototipo de alumno problemático. Consume drogas, va
con un grupo de chicos de más edad y parecidos hábitos que no son de su clase. A la hora de patio sue-
len juntarse en el lugar menos visible. Tiene dotes de líder, convence fácilmente a sus compañeros, algu-
nos de los cuales han tomado parte en episodios vandálicos en los cuales serían incapaces de
involucrarse por sí solos: robos, roturas de puertas y ventanas, amenazas a compañeros, etc.
El rendimiento escolar es muy bajo, no por falta de capacidad sino de interés. Cuando algo le interesa se
convierte en buen estudiante.
Fijándonos con detalle en los apuntes de L. o en sus exámenes se podía apreciar que era incapaz de re-
dactar nada coherentemente en lenguaje matemático. No eran errores de cálculo o de planteamiento, ni
de dejar las hojas en blanco: simplemente sus escritos eran incoherentes, un montón de símbolos que no
seguían ninguna lógica ni estructura. En una ocasión se descubrieron en uno de sus cuadernos dibujos y
frases incomprensibles referidas a sí mismo. Los compañeros comentaban que explicaba historias que no
eran creíbles.
Señales de alerta
Éstas son indicadores de malestar o de desconexión que reclaman nuestra atención sobre as-
pectos que pueden comprometer la salud mental de un alumno o alumna. Además del bajo
rendimiento escolar, perceptible a partir de comportamientos concretos –no entrega los trabajos,
no se compromete en tareas o iniciativas, suspende, etc.– se señalan los siguientes:
• No responde a la intervención de profesores o tutores.
• Abandona actividades lúdicas, deportivas o los estudios.
• Sufre miedos o agitación excesivos. Obsesiones.
• Muestra agresividad física, verbal y/o episodios de ira frecuentes aparentemente in-
justificados.
• Descuida el aspecto y la higiene personal. Presenta conductas autodestructivas.
• Incomunicación total con los de su edad y/o con la familia.
• Alteraciones en los hábitos alimentarios y del sueño.
• Verbaliza ideas extrañas, creencias extrasensoriales, historias que no son creíbles.
• Manifestaciones somáticas como dolores, vómitos.
• Hiperresponsabilidad, ansiedad.
• Absentismo.
Estos indicadores son observables en los diferentes contextos en los que se mueve el
adolescente. En función de la persistencia e intensidad de los síntomas es preciso recurrir a
profesionales clínicos para iniciar cuanto antes estrategias compartidas de afrontamiento.
FACTORES ASOCIADOS CON EL RIESGO DE SALUD MENTAL FACTORES PROTECTORES DE SALUD MENTAL
• Vulnerabilidades genéticas. • Establecimiento de vínculos afectivos.
• Estilos educativos inadecuados. Comunicación con familiares. Cariño y
• Conductas de riesgo (consumo de sustancias y contención por parte de las figuras de
otras). apego.
• Funcionamiento impulsivo. • Buenos resultados en algún aspecto de
• Rechazo por parte de compañeros, familia, profesores. la vida.
• Conflictividad familiar. • Potenciación de recursos personales y
• Desvalorización, acoso, maltrato. habilidades sociales.
• Acontecimientos estresantes: separaciones, aban- • Disminución de factores de tensión.
dono, hospitalizaciones, duelos. • Estilo de vida y ocio saludables: contac-
• Cambios importantes que exigen un gran esfuerzo to naturaleza, deporte, actividades ex-
de adaptación (remodelación núcleo familiar, emi- presivas y artísticas, etc.
gración, traslados, etc.). • Cumplimiento del tratamiento psiquiá-
• Abandono de tratamiento psicológico y/o psiquiátrico. trico y/o psicológico cuando éste es ne-
• Problemas de aprendizaje. Bajo o nulo rendimiento cesario.
académico. • Contextos de apoyo: amigos, compañe-
• Presencia de modelos violentos y negativos. In- ros, tutores. Vínculos afectivos estables.
fluencia de líderes seductores no democráticos. • Alternativas al consumo en el entorno
• Ausencia de metas o expectativas a corto y largo de ocio.
plazo. • Autoestima suficiente.
• Segregación escolar. Expectativas negativas del pro- • Expectativas de futuro por parte de las
fesorado. personas próximas y de uno mismo.
• Exigencias académicas excesivas e inasumibles. • Referentes adultos positivos.
• Acogida. Inclusión en el centro escolar.
• Tutoría disponible para el proceso de
acompañamiento.
Los protagonistas de este capítulo se han convertido en alumnos molestos con los que no
se sabe muy bien qué hacer, aparte de pedir ayuda a los profesionales de apoyo. Cons-
tituyen la antítesis del alumno ideal, aquel que todo profesor desea encontrar en sus gru-
pos: el atento, interesado, participativo, responsable y regular en el esfuerzo. Por ello, la
molestia que ocasionan debe ser objeto de análisis por parte del profesorado. De una u
otra forma, será necesario movilizar esta percepción negativa, no permitir que se instau-
re de forma determinista una percepción que puede contagiar rápidamente al resto del
profesorado. Hay que contrarrestar el sentimiento de incompetencia del adulto para in-
tentar un tipo de aproximación al adolescente que permita un «enganche» positivo, por
leve que éste sea.
Es esencial combatir la tentación fácil de atribuir las causas de la problemática, de manera ex-
clusiva, estática y determinista, a las características personales o a la falta de voluntad del alum-
no o alumna en concreto («Es un vago…», «No está motivada…»). Esta actitud responde al
«modelo del déficit» centrado en el diagnóstico del «problema» y en la propuesta de medidas
de carácter individual dirigidas al alumno o alumna, en la línea de la perspectiva individual
(véase el capítulo 1, «La educación inclusiva», de Echeita y Cuevas, en este volumen).
Evidentemente, no todos los problemas conducirán a la enfermedad mental. Pero los inte-
rrogantes e incógnitas que resultan de la incomprensión del contexto son percibidos por los
alumnos como representaciones negativas y rechazo de los adultos, lo que aumenta la lista
de factores de riesgo con influencia sobre el proceso.
Dificultades en el diagnóstico
Y es que, si se analiza la sintomatología asociada con algunos cuadros clínicos, sobre todo
entre los que tienen una mayor prevalencia, se observan coincidencias que inducen a la con-
fusión. Así, las dificultades de atención, la frecuencia de errores y descuidos, las distracciones
y olvidos, las reiteradas interrupciones en tareas y conversaciones, la falta de seguimiento de
las instrucciones, la dificultad para la organización de materiales y tareas, la resistencia ante ta-
reas escolares complejas, etc., constituyen indicadores del trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (TDAH), pero también de otras patologías y, en concreto, de la psicosis. Dicho
de otro modo, la falta de atención o la hipercinesia no son exclusivas del TDAH.
Algunos de estos variados síntomas son comunes a diferentes cuadros clínicos, lo que permite
explicar la dificultad del diagnóstico e incluso lo inoportuno que resulta realizar un diagnósti-
co prematuro. Además, algunas de las categorías psiquiátricas son controvertidas, en especial
aquellas que son definidas por los síntomas y comportamientos observables.
En cambio, el TDAH y el trastorno negativista desafiante –definido clínicamente por las con-
ductas de desafío al adulto, de discusión continua para no aceptar las propias responsabili-
dades, rehusar acatar reglas y peticiones, atribuir la culpa a los demás, susceptibilidad,
irritabilidad, resentimiento, terquedad, etc.– corresponden a categorías diagnósticas de
la infancia y adolescencia. Sus manifestaciones muestran claramente la inadaptación de la
conducta a los patrones y pautas que rigen los diferentes contextos (escolar, familiar, ex-
traescolar) y las dificultades que ello ocasiona, siempre vividas de forma molesta por el en-
torno, y de forma dolorosa por los niños y adolescentes.
Aquello que más caracteriza el funcionamiento de las personas con TDAH es la impulsividad
cognitiva, es decir, la no planificación ni revisión de las propias acciones; el no examinar ni
tener en cuenta las consecuencias con el fin de evitar los efectos negativos. Con frecuencia
estos alumnos entregan las tareas de manera precipitada, con errores. Sufren, por ello, malas
notas, malentendidos y conflictos interpersonales. Actualmente existe abundante bibliografía
sobre este trastorno, así como orientaciones para educadores y profesorado (véase Guía prác-
tica para educadores. El alumno con TDAH. Y para la práctica clínica, véase Guía de Prácti-
ca Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en niños y
adolescentes y el Informe del Observatorio FAROS, en Alda y otros, 2009).
Para resumir, el hecho de no disponer de una valoración diagnóstica clara no puede justi-
ficar la inhibición del adulto. Aseguramos que, en todo caso, la intervención en la evolu-
ción de las diferentes problemáticas mentales es clave para disminuir el impacto negativo
en el currículo escolar, profesional y vital de las personas que padecen las características y
limitaciones mencionadas en este apartado. La primera consideración que debe realizarse
es que el adolescente que las presenta experimenta un sufrimiento muy importante que, en
la mayoría de ocasiones, no sabe o no puede verbalizar y que, en cambio, muestra a través
de sus conductas inadaptadas. En algunos casos, las dificultades emocionales (en forma de
evitaciones, pensamientos irracionales acerca de uno mismo, temores o síntomas fisiológi-
cos) se interiorizan y no se detectan si no se traducen en dificultades de conducta.
1. www.madrid.org
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL 177
Un capítulo especial merece el tema del consumo en el contexto actual. La adicción está
actualmente reconocida como categoría psiquiátrica, pero en cambio no está reconocida
socialmente como enfermedad mental. Ello causa una disfunción al ser consideradas las
personas que las padecen como viciosas, negligentes, con falta de voluntad, etc.
Debemos distinguir entre experimentación por curiosidad –práctica frecuente entre adolescentes
atraídos por aquello que a ojos de los adultos resulta peligroso– del consumo regular y del abuso
del consumo. Éste repercute en dificultades escolares y de relación, y conduce a la adicción.
Actualmente, las pautas de consumo han variado mucho, así como también ha descendido
la edad de inicio de la experimentación. En el siglo XXI, en nuestro contexto, se trata de po-
liconsumo: tabaco, cannabis en sus variadas formas, cocaína, alcohol, drogas de síntesis di-
versas, anestésicos e inhalantes varios, etc. El consumo combinado de dos o más sustancias
potencia su efecto y es por ello que la actividad de experimentación es compleja y puede
atraer y ocupar las energías y tiempo de los jóvenes y los menores. Los adolescentes se ob-
servan y pueden caer fácilmente en el error de considerar la falta de peligro («Mis amigos
hace tiempo que… y no les pasa nada»).
La adicción puede observarse en las contradicciones entre lo que piensa, dice y hace el ado-
lescente; en los cambios súbitos de estado de ánimo, en los descuidos de las obligaciones,
citas, etc.; en los incumplimientos, excusas, desapariciones, ocultaciones, etc.; en los cambios
de carácter. Ello puede ocurrir en un momento en que el chico o chica reivindica privacidad,
no tener que dar cuenta de sus actividades o de sus amistades, lo cual confunde al adulto.
La hipótesis que se sostiene es la de que los jóvenes con problemas psiquiátricos adelantan
el consumo de drogas respecto a la media de su generación y esa precocidad, a su vez, agra-
va los problemas psicológicos que padecen, de forma que entran en un círculo vicioso ace-
lerado, de difícil diagnóstico y más difícil curación. Los adolescentes con conflictos de
naturaleza psiquiátrica son especialmente vulnerables a los efectos de las sustancias psico-
activas (véase Guía de Práctica Clínica sobre la Esquizofrenia y el Trastorno Psicótico Inci-
piente, 2009).
La prevención de la enfermedad (sea adicción, sea patología dual) es, pues, la primera e in-
eludible estrategia por parte de los responsables comunitarios, de sanidad y educativos.
Existen abundantes materiales pensados para la orientación de clínicos, de educadores y de
acceso directo a adolescentes y jóvenes (véase «Fuentes y Recursos»).
Esta entidad recientemente denominada patología dual, emergente debido al consumo ex-
tendido de sustancias psicoactivas, está llamada a revolucionar la prevención y el trata-
miento. Ya no tiene sentido tratar por separado el trastorno mental y la adicción porque se
trata de una entidad que exige un tratamiento integral y, en consecuencia, el esfuerzo por
coordinar redes de asistencia paralelas: los equipos de salud mental y los equipos de aten-
ción y seguimiento a la drogadicción o servicios análogos, que pueden tomar distinto nom-
bre dependiendo de la Comunidad Autónoma de referencia.
Estos adolescentes siguen una lógica interna propia que se interpreta como anormalidad. «El
malestar no es una producción del sujeto destinada a los otros sino que es algo que le so-
breviene al sujeto, que le invade y se le impone» (Monseny, 2009, p. 79). Y frente a ese
malestar se hacen intentos desesperados para conseguir algún tipo de alivio por el procedi-
miento que sea.
La observación del comportamiento de una persona en el día a día nos permite conocer el
manejo de sus temores y limitaciones, sus competencias y responsabilidades, las maneras
de afrontar sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales y su grado de autonomía.
Por ello, la observación continuada en el aula y fuera de ella es el recurso indispensable,
aun cuando el adolescente desarrolle estrategias de evitación. Además, algunas conductas
inapropiadas o extrañas de algunos de estos alumnos y alumnas pudieran convertirlos en
blanco de bromas, burlas, insultos, abuso o acoso por parte de compañeros. Este peligro
puede surgir en los tiempos no reglados o no vigilados (patio, pasillos o salida del centro),
por lo que hay que extremar las medidas de seguimiento y de protección.
Qué da de sí la exclusión
En este contexto, las conductas coercitivas, así como las respuestas emocionales reactivas
de los adultos a conductas inadaptadas, pueden potenciar la desobediencia y el desafío por-
que inducen a la activación emocional y de impulsos y a la irritabilidad. La actitud provo-
cadora que resulta de este proceso genera nuevas formas de inadaptación, lo que se
constituye en círculo vicioso que puede desembocar en la exclusión física (inhabilitación o
expulsión).
ser reconocidos por el medio que sea y al precio que sea, aunque no sean los más adecua-
dos, y también la evasión por el consumo. Éste es el verdadero caballo de batalla en el con-
texto escolar: evitar que aparezca un atisbo de rechazo o de discriminación en el entorno
es no sólo indispensable para permitir el desarrollo de estos alumnos especiales, sino tam-
bién para conseguir en el centro y en la clase el clima de aceptación y convivencia ade-
cuado y necesario para el desarrollo social, afectivo y moral de todo el alumnado. El
planteamiento y las condiciones de un centro escolar inclusivo se encuentran claramente
expuestos en este volumen, en los capítulos 1, «La educación inclusiva», de Echeita y Cuevas,
y 2, «La atención a la diversidad en la escuela inclusiva», de Martín y Mauri.
• Explorar la percepción del chico o chica sobre su situación y sobre sus expectativas.
• Apoyar y alentar en su proceso de reconocimiento.
Todo ello requiere del adulto que se implica dedicación personal y un buen estado psico-
lógico: disponibilidad, estabilidad emocional, seguridad; sentirse apoyado por el resto del
equipo y profesionales en esa tarea.
El alumno con problemas en su funcionamiento mental es un alumno que sufre, pero que,
como cualquier otro, está en proceso de construcción de su personalidad. Necesita llevar a
cabo esa construcción de manera realista y con expectativas de crecimiento. Cuanta más
dificultad, más apoyo es necesario; la presencia de los próximos (compañeros, tutores,
182 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
El enfoque cooperativo del aprendizaje con sus variadas modalidades y técnicas (trabajo de
investigación, grupos de expertos, tutoría de iguales, etc.) es adecuado para estos alumnos
porque los propios compañeros se convierten en fuente de ayuda y de regulación. Al mismo
tiempo, tienen la ocasión de experimentar que pueden aportar cosas a sus iguales, de au-
mentar su autoestima y de desarrollar habilidades sociales.
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL 183
Como señala Lalucat (2006), la mayoría de personas que experimentan por primera vez una
psicosis reciben un impacto profundamente negativo sobre su sentido del yo y sobre la ca-
pacidad de dirección sobre su propia vida. La alteración global de sus funciones cognitivas,
la interrupción de su trayectoria vital y el inicio de un tratamiento para una grave enferme-
dad psiquiátrica se suele acompañar de una serie de secuelas como la experiencia del es-
tigma, una reducción de las capacidades de competencia personal en los distintos roles
personales y en oportunidades vitales. Estas secuelas suelen conducir, a menudo, a la pér-
dida de autoestima, de autoeficacia y la desmoralización. Sin embargo, la negación de
la enfermedad suele ser la reacción mas frecuente entre los adolescentes y los jóvenes.
Será necesario un tiempo antes de llegar a poder asumir la enfermedad y la limitación, para
poder implicarse activamente en el propio tratamiento.
En los casos de trastorno, existen diversos tipos de psicoterapia que pueden combinarse o no con
medicación psicotrópica. La psicoterapia tiene por objetivo reducir la angustia y la interferencia
con el funcionamiento normal producidos por la sintomatología; reducir el trastorno emocional,
184 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
y promover una comprensión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando se prescribe un
tratamiento farmacológico, un porcentaje de adolescentes y jóvenes rechazan ese tratamiento, lo
abandonan por cansancio. Las quejas sobre los efectos secundarios son, por otra parte, frecuen-
tes. Tampoco es fácil conseguir que cumplan con el seguimiento del terapeuta.
En casos de crisis, puede ser necesaria la hospitalización que tendrá como objetivo la obser-
vación continuada que conducirá a la valoración y la orientación del tratamientoque deberá
seguirse. Actualmente se están desarrollando unidades de hospitalización psiquiátrica de larga
duración, con atención de profesionales de la educación, para atender las necesidades de es-
colarización y para procurar una adecuada reinserción al centro escolar ordinario.
En la educación secundaria, y sobre todo una vez superada la edad de escolarización obli-
gatoria, es preciso el seguimiento de cada caso para evitar el abandono escolar, que puede
pasar desapercibido en los centros. Después de un período de hospitalización al adoles-
cente le resulta complicado y difícil el retorno para continuar o emprender nuevos estudios.
Las dificultades de concentración y los interrogantes sobre uno mismo o la dificultad por
ajustar las expectativas de futuro hacen que sea especialmente difícil la reincorporación.
Una vez más, la coordinación entre equipos sanitario, educativo y de servicios sociales es
imprescindible para asegurar el apoyo suficiente para la continuidad del proyecto vital.
La atención a la salud mental infantojuvenil debe tener un carácter preventivo. Hace falta des-
arrollar planes en ese sentido y también es necesaria la mejora de las prestaciones y la coordina-
ción en red de los diferentes dispositivos creados: asistencia en unidades infantojuveniles,
hospitales de día, escolaridad compartida, tratamiento y seguimiento de la drogadicción, orien-
tación escolar y profesional, escuelas de la segunda oportunidad, oportunidades de inserción
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL 185
laboral. La fragmentación de los dispositivos hace difícil la colaboración entre profesionales, pro-
fesionales por otra parte que no tienen tradición de trabajo en red. Sobre este tema, puede verse
la implicación de los distintos colectivos y dispositivos en Gómez Alemany y Bassedas (2004) y
sobre la colaboración entre profesionales y el trabajo en red, en Bassedas (2007) y en el capítulo
«Orientación y trabajo intersectorial», de Bassedas, en el primer volumen de esta colección.
ACTIVIDADES
1. Antes de comenzar la lectura del capítulo, puede ser interesante que intercambies y discutas
sobre tus concepciones previas acerca de las siguientes cuestiones:
• ¿Qué caracteriza al trastorno mental?
• ¿Cuándo y a partir de qué es posible hablar de trastorno?
• ¿Cuál es el tratamiento que reciben los alumnos con problemas de salud mental en el cen-
tro escolar?
A partir de los criterios y dudas se pueden formular unos interrogantes concretos que puedes
contestar personalmente y que puedes contrastar en equipo a lo largo del texto. La contras-
tación se puede llevar a cabo por medio de un debate presencial o virtual.
2. Varios de los apartados del texto remiten a informes y guías consultables en línea que permi-
ten profundizar en aspectos que no están tratados en este capítulo por falta de espacio. En
primer lugar, cabe identificar los aspectos sobre los que se requiere más información y selec-
cionar los fundamentales de acuerdo con criterios explícitos (prevalencia del trastorno, as-
pectos más desconocidos, etc.). Puedes organizarte de manera que cada uno tome una de
las problemáticas presentadas en el texto con el fin de intercambiar los esfuerzos con los com-
pañeros que habrán trabajado otras temáticas.
El intercambio puede ser espontáneo, pero también puede organizarse para todo un grupo, con un
enfoque de trabajo cooperativo. La técnica del rompecabezas puede ser apropiada para ello. En pri-
mer lugar se constituyen los grupos base en el seno de los cuales cada miembro asume la respon-
sabilidad sobre un aspecto entre los elegidos. A continuación, se forman los grupos de expertos
compuestos por aquellos alumnos y alumnas responsables del mismo tema con el fin de aclarar con-
ceptos, construir criterios y llegar a conclusiones. Seguidamente, cada experto presenta su trabajo
de profundización en el grupo base de origen, integrado por lectores de las diferentes temáticas que
toman el compromiso de mostrarse mutuamente sus descubrimientos y conclusiones.
186 ORIENTACIÓN EDUCATIVA. ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD Y EDUCACIÓN INCLUSIVA
3. Contrasta el contenido de este capítulo con el contenido del capítulo 8, «Los problemas de com-
portamiento», de Simón, Sandoval y Martín, en este volumen. Toma uno de los casos enunciados
en el apartado 1 del presente capítulo (pp. 170-171). Trata de interpretar la situación del alumno
o alumna y de entender sus dificultades. A continuación, selecciona principios y criterios útiles
para su atención y seguimiento a partir de criterios y medidas expuestas en los dos capítulos.
FUENTES Y RECURSOS
Informe
ALDA, J.A., y otros (coords.) (2009). Trastornos del comportamiento en la infancia y la ado-
lescencia: ¿qué está sucediendo? Esplugues de Llobregat: Hospital Sant Joan de Déu. Obser-
vatorio FAROS. También disponible en: <www.faroshsjd.net/item.php?id=341&lang=1>.
Aborda los siguientes trastornos: del comportamiento, por déficit de atención con hiperacti-
vidad, de la conducta alimentaria, negativista desafiante y de personalidad. Incluye un glosa-
rio de psicopatología.
MENA, B., y otros (2006). Guía práctica para educadores. El alumno con TDAH. Fundación
ADANA. Disponible en: <www.f-adana.org/uploads/revistas/LIBRO_ALUMNO_TDAH_(11)_i
ndd.pdf>.
PENA, M. y SÁNCHEZ, M. (2010). Anorexia, bulimia y comedor compulsivo. Manual para do-
centes. Conserjería de Sanidad de Madrid e Instituto de Nutrición y Trastornos Alimentarios.
Disponible en la sección de publicaciones de la página: <www.madrid.org/>.
Plan Nacional para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo y
Agència d’Avaluació de Tecnologia i Recerca Mèdiques de Catalunya.
• Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
en niños y adolescentes, 2009. En preparación.
• Guía de Práctica Clínica sobre la Esquizofrenia y el Trastorno Psicótico Incipiente,
2009. Disponible en: <www.guiasalud.es/egpc/esquizofrenia/completa/index.html>.
El anexo 3 contiene una guía para personas afectadas.
• Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos de la Conducta Alimentaria, 2009. Disponible
en: <www.gencat.cat/salut/depsan/units/aatrm/pdf/gpc_trastor_cond_alim_aatrm-09.pdf>.
Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Política So-
cial y Axencia de Avaliación de Tecnoloxías Sanitarias de Galicia.
Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y en la Adolescencia. (ava-
lia-t). 2009. Disponible en: <www.guiasalud.es/egpc/depresion_infancia/completa/index.html>
El anexo 2 contiene una guía para personas afectadas.
VILA, F., y otros. (red) (2007). Els trastorns de conducta a l’escola. Barcelona: Departament
d’Educació. Generalitat de Catalunya. Disponible en: <www.xtec.cat/crp-altpenedes/docs/Els
_TC_a_l_escola__maig_07.pdf>.
Documento elaborado a partir del trabajo conjunto de profesionales de diversos equipos de
asesoramiento psicopedagógico de diversas zonas de Cataluña.
Zeroestigma.
www.feafes.com/FEAFES/DocumentosElectronicos/Capitulo6493/Zeroestigma.htm
Mentalízate.
www.mentalizate.info/
Proyecto Chamberlain.
www.proyectochamberlin.org/
LA ATENCIÓN AL ALUMNADO CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL 189
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Normativa legal
Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. Boletín Oficial del Estado (29/04/1986),
102, 15.207-15.224. También disponible en: <wwwboe.es/aeboe/consultas/bases_datos/
doc.php?id=BOE-A-1986-10499>.
Colección Formación del Profesorado. Educación Secundaria
Director: César Coll
2. Biología y Geología
Coordinador: Pedro Cañal
VOL. I Biología y Geología. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Biología y la Geología
VOL. III Biología y Geología. Investigación, innovación y buenas prácticas
4. Educación física
Coordinadores: Carlos González Arévalo y Teresa Lleixà Arribas
VOL. I Educación física. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Educación física
VOL. III Educación física. Investigación, innovación y buenas prácticas
5. Física y Química
Coordinador: Aureli Caamaño
VOL. I Física y Química. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Física y la Química
VOL. III Física y Química. Investigación, innovación y buenas prácticas
6. Filosofía
Coordinadores: Luis María Cifuentes y José María Gutiérrez
VOL. I Filosofía. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Filosofía
VOL. III Filosofía. Investigación, innovación y buenas prácticas
7. Francés
Coordinadora: Carmen Guillén
VOL. I Francés. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica del Francés
VOL. III Francés. Investigación, innovación y buenas prácticas
8. Geografía e Historia
Coordinador: Joaquim Prats
VOL. I Geografía e Historia. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Geografía y la Historia
VOL. III Geografía e Historia. Investigación, innovación y buenas prácticas
9. Inglés
Coordinadora: Susan House
VOL. I. Inglés. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica del Inglés
VOL. III Inglés. Investigación, innovación y buenas prácticas
13. Música
Coordinadora: Andrea Giráldez
VOL. I Música. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Música
VOL. III Música. Investigación, innovación y buenas prácticas
14. Tecnología
Coordinador: David Cervera
VOL. I Tecnología. Complementos de formación disciplinar
VOL. II Didáctica de la Tecnología
VOL. III Tecnología. Investigación, innovación y buenas prácticas
VOLÚMENES CORRESPONDIENTES AL
MÓDULO GENÉRICO Y AL PRÁCTICUM