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La doctora Hilda Knobloch plantea 5 formas para el análisis de la conducta

infantil: la motricidad gruesa, motricidad fina, conducta personal y social, lenguaje y


conducta adaptiva; estas bases del análisis propuesto por Knobloch parten de una
escala de desarrollo de Gesell.

La motricidad gruesa incluye el control de la cabeza, tronco y extremidades, y la


fina se refiere al control de los movimientos delicados de los dedos. El
comportamiento del lenguaje comprende la producción de sonidos, palabras
aisladas o combinadas, expresiones faciales y gestos, y compresión de la
comunicación. El comportamiento personal y social depende de una gran parte de
la cultura y del ambiente; esta expresa también un grado de madurez neuromotriz.
Incluye los hábitos de alimentación y sueño, así como los habitas para evacuar la
vejiga e intestino, la identificación de objetos y personas la habilidad para trabajar y
jugar con otros, y para adaptarse a las normas impuestas por la sociedad. La
conducta adaptiva incluye la manipulación y explotación de objetos, el uso de la
capacidad motriz acerca de resolver situaciones prácticas y la solución a
problemáticas nuevas a partir de la experiencia anterior.

Con respecto a estas categorías, la doctora Hilda knobloch ha desarrollado la


siguiente guía para poder valorar el proceso del desarrollo infantil tomando en
cuenta algunas edades:

2 años

Motricidad: Corre bien, sin caerse.


Sube y baja escaleras solo.
Da golpes con el pie a una pelota grande, si se le pide.
Motricidad fina: Pasa de una en una las páginas de un libro.
Conducta adaptiva: Construye torres de 6 a 7 cubos
Alinea cubos para formar un número tres.
Imita caricias verticales y circulares
Lenguaje: Emplea pronombres
Enuncia frases de tres palabras
Realiza cuatro direcciones con la pelota (“sobre la mesa”,
“sobre la silla”, “a mamá”, “a mí”).
Conducta personal Verbaliza adecuadamente su necesidad de ir al baño.
y social Se viste con prendas fáciles.
Usa correctamente la cuchara para comer.
Juega con gesticulación.
3 años

Motricidad: Alterna los pies al subir escaleras.


Salta a pie juntillas el último escalón.
Anda en triciclo y usa los pedales.
Motricidad fina: Sostiene un lápiz entre los dedos.
Conducta adaptiva: Construye torres de 9 a 10 cubos.
Imita un puente con 3 cubos.
Nombra a su propio dibujo.
Copia un circulo e imita una cruz.
Lenguaje: Utiliza el plural.
Indica la acción en un libro con ilustraciones.
Indica su sexo y nombre complejo.
Obedece a dos mandatos preposicionales (“arriba”, “abajo”,
“adelante”, “al lado”).
Conducta personal Se lava y seca la cara y las manos; se cepilla los dientes.
y social Distingue la parte anterior de la posterior en las prendas de
vestir.
Se anuda los cordones de los zapatos.
Realiza mandados fuera de la casa.
5 años

Motricidad: Al hacer cabriolas, alterna los pies.


Se para sobre un pie durante más de ocho segundos.
Conducta adaptiva: Construye dos escalones con cubos.
Dibuja un hombre con cabeza, cuerpo, manos, etcétera.
Copia un triángulo.
Cuenta 10 objetos correctamente.
Lenguaje: Conoce cuatro colores.
Nombra las monedas de distintas denominaciones.
Hace comentarios descriptivos al ver ilustraciones.
Realiza cuatro mandados.
Conducta personal Se viste y se desviste sin ayuda.
y social Pregunta el sentido de las palabras.
Dibuja unas cuantas letras.
6 años

Motricidad: Lanzamiento perfeccionado.


Se mantiene alternativamente sobre un solo pie, con los
ojos cerrados.
Conducta adaptiva: Construye tres escalones con bloques.
Dibuja un hombre con cuello, manos y traje
Suma y resta hasta cinco.
Copia un trébol.
Lenguaje: En vocabulario, logra el modelo Stanford-Binet.
Conducta personal Se ata los cordones de los zapatos.
y social Diferencia la mañana de la tarde.
Distingue entre izquierda y derecha.
Cuenta hasta 30.
El desarrollo psicomotor resulta de suma importancia ya que la progresiva
maduración de la neuromusculatura del niño permite realizar con destreza la
variedad de actividades motoras en la edad preescolar; el aprendizaje va
desempeñando un papel esencial en el mejoramiento de estas, siempre que vaya
acompañado un adecuado desarrollo neuromuscular.

El rendimiento motor varía con la motivación, la emoción y los apoyos físicos que
el niño tenga en casa y en la escuela; el movimiento va provocando una satisfacción
natural en el niño, y genera un desarrollo básico para conseguir satisfacción y
seguridad emocional.

La educación del movimiento procura una eficaz utilización de las capacidades


psíquicas del niño, es decir, dando pie a la interacción de las diversas funciones
psíquicas y motrices. Como Piaget investigó, el dinamismo motor y los correctos
aprendizajes motrices están estrechamente ligados a la actividad mental infantil.

LOS PRINCIPALES PERIODOS SENSIBLES

Se puede identificar que el desarrollo de cada persona continua su propio ritmo.


En consecuencia, los periodos sensibles de los sujetos no coinciden, durante su
crecimiento. El educador estará encargado, por lo tanto, de estar atento en el
comportamiento para así percibir los periodos sensibles y poder responder acerca
de las necesidades del niño.

M. Montessori señalaba que, desde el nacimiento hasta los tres años, el espíritu
del infante es “absorbente” y curioso por experiencias sensoriales. Del año y medio
a los cuatro años, aparecen una mayor coordinación y desenvolvimiento de los
músculos. De los dos a los cuatro surge un interés por el conocimiento y el deseo
de descubrir la realidad, así como las sucesiones en el tiempo y limites espaciales.
A los tres a cuatro años el niño empieza a desarrollar una sensibilidad por la
escritura y la edad para su enseñanza de la lectura va de los cuatro años y medio a
los cinco y medio.

“Además, M. Montessori encontró otros periodos, que también tienen un interés


especial para el educador.”

Suele afirmarse que la adquisición del lenguaje hablado se va desarrollando


entre el año y medio y los tres años, pero esta sensibilidad comienza mucho tiempo
antes de que el niño comience a caminar o hablar. Po ejemplo, el bebe de cinco
meses intenta reproducir lo que esta escuchando se la voz de mu madre, mientras
que estos sonidos sean de una manera muy dulce y lenta para él. Esta sensibilidad
dura bastante tiempo y permanece con calma por que el niño la mayoría del tiempo
permanece rodeado de personas que hablan y le ofrecen los elementos adecuados
para la construcción de su lenguaje. Así mismo, el niño a los tres años de edad
posee una capacidad no solo para la comprensión del lenguaje hablado, sino para
tener discusiones bastantemente difíciles con un adulto, utilizando un vocabulario
relativamente rico.

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