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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Humanidades y Educación


Escuela de Bibliotecología y Archivología
Asignatura: Metodología de la investigación I
Profesor: Mario Santibáñez

Teorías del conocimiento

Estudiantes:
Aniuska Rodríguez
C.I: 29583495
Génesis Escalona
C.I:27302548
Inmary Martínez
C.I: 27 282 364
Yannalis Fernández
C.I: 27598266

Caracas, Mayo del 2019


Introducción

Epistemología es una palabra compuesta de dos palabras griegas: episteme que


significa ciencia y logos que significa: moderno, ciencia, crítica, estudio. La teoría del
conocimiento (epistemología) es el estudio filosófico de la naturaleza, el alcance y la
limitación de lo que constituye el conocimiento, su adquisición y análisis. El problema
fundamental que permanece sin resolver en la epistemología es la definición de
conocimiento. La mayor parte del debate en esta sección filosófica gira en torno al análisis
de la naturaleza del conocimiento y su asociación con distinciones y términos tales como
verdad, creencia y justificación. Los filósofos están divididos sobre este tema; algunos lo
analizan como creencias verdaderas justificadas, mientras que otros difieren y dicen que la
creencia verdadera justificada no constituye conocimiento. El conocimiento parece ser más
como una forma de llegar a la verdad. El análisis del conocimiento se refiere al intento de
articular en qué consiste exactamente este tipo de "llegar a la verdad”. Más particularmente,
el proyecto de analizar el conocimiento consiste en establecer las condiciones que son
necesarias individualmente y conjuntamente suficientes para el conocimiento
proposicional, respondiendo a fondo la pregunta, ¿qué se necesita para saber algo?
¿En cuanto al problema de la posibilidad del crecimiento, que es el primer
tema del texto evaluar cómo queda el conocimiento científico?

El problema del conocimiento se divide en cinco problemas parciales, los cuales


son:

El Dogmatismo: Este hecho de que el conocimiento no sea todavía un problema


para el dogmatismo, descansa en una noción deficiente de la esencia del conocimiento. El
contacto entre el sujeto y el objeto no puede parecer problemático a quien no ve que el
conocimiento representa una relación. Y esto es lo que sucede al dogmático. No ve que
el conocimiento es por esencia una relación entre un sujeto y un objeto. Cree, por el
contrario, que los objetos del conocimiento nos son dados, absolutamente y no meramente,
por obra de la función intermediaria del conocimiento. El dogmático no ve esta función. Y
esto pasa, no sólo en el terreno de la percepción, sino también en el del
pensamiento. Según la concepción del dogmatismo, los objetos de la percepción y los
objetos del pensamiento nos son dados de la misma manera directamente en su
corporeidad. En el primer caso se pasa por alto la percepción misma, mediante la
cual, únicamente, nos son dados determinados objetos; en el segundo, la función del
pensamiento. Y lo mismo sucede respecto del conocimiento de los valores. También los
valores existen, pura y simplemente, para el dogmático.

El Escepticismo: Mientras el dogmatismo desconoce en cierto modo el sujeto, el


escepticismo no ve el objeto. Su vista se fija tan exclusivamente en el sujeto, en la función
del conocimiento, que ignora por completo la significación del objeto. Su atención se
dirige íntegramente a los factores subjetivos del conocimiento humano. Observa cómo
todo conocimiento está influido por la índole del sujeto y de sus órganos de conocimiento,
así como por circunstancias exteriores (medio, círculo cultural). De este modo escapa a su
vista el objeto, que es, sin embargo, tan necesario para que tenga lugar el conocimiento,
puesto que éste representa una relación entre un sujeto y un objeto.
Igual que el dogmatismo, también el escepticismo puede referirse tanto a la posibilidad
del conocimiento en general como a la de un conocimiento determinado. En el primer
caso, estamos ante un escepticismo lógico. Se llama también escepticismo absoluto o
radical. Cuando el escepticismo se refiere sólo al conocimiento metafísico, hablamos de
un escepticismo metafísico. En el terreno de los valores, distinguimos un escepticismo
ético y un escepticismo religioso. Según el primero, es imposible el conocimiento moral:
según el último, el religioso. Finalmente, hay que distinguir entre el escepticismo metódico
y el escepticismo sistemático. Aquél designa un método; éste, una posición de principio.
Las clases de escepticismo que acabamos de enumerar son sólo distintas formas de
esta posición. El escepticismo metódico consiste en empezar poniendo en duda todo lo
que se presenta a la conciencia natural como verdadero y cierto, para eliminar de este
modo todo lo falso y llegar a un saber absolutamente seguro.
El escepticismo se encuentra, ante todo, en la Antigüedad.

El subjetivismo y el relativismo: El subjetivismo, como ya indica su nombre, limita


la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. Éste puede ser tanto el sujeto
individual o el individuo humano, como el sujeto general o el género humano. En el primer
caso tenemos un subjetivismo individual; en el segundo, un subjetivismo general. Según el
primero, un juicio es válido únicamente para el sujeto individual que lo formula. Si uno de
nosotros juzga, por ejemplo, que 2 x 2 = 4, este juicio sólo es verdadero para él desde el
punto de vista del subjetivismo; para los demás puede ser falso. Para el subjetivismo
general hay verdades supra individuales pero no verdades universalmente válidas. Ningún
juicio es válido más que para el género humano. El juicio 2 x 2 = 4 es válido para todos los
individuos humanos; pero es por lo menos dudoso que valga para seres organizados de
distinto modo. Existe, en todo caso, la posibilidad de que el mismo juicio que es verdadero
para los hombres sea falso para seres de distinta especie. El subjetivismo general es, según
esto, idéntico al psicologismo o antropologismo.

El relativismo está emparentado con el subjetivismo. Según él, no hay tampoco


ninguna verdad absoluta, ninguna verdad universalmente válida; toda verdad es relativa,
tiene sólo una validez limitada. Pero mientras el subjetivismo hace depender el
conocimiento humano de factores que residen en el sujeto cognoscente, el relativismo
subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto a factores externos. Como
tales considera, ante todo, la influencia del medio y del espíritu del tiempo, la pertenencia a
un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él.
El subjetivismo y el relativismo incurren en una contradicción análoga a la del
escepticismo. Este juzga que no hay ninguna verdad, y se contradice a sí mismo. El
subjetivismo y el relativismo juzgan que no hay ninguna verdad universalmente válida;
pero también en esto hay una contradicción. Una verdad que no sea universalmente
válida representa un sinsentido. La validez universal de la verdad está fundada en la
esencia de la misma. La verdad significa la concordancia del juicio con la realidad objetiva.
Si existe esta concordancia, no tiene sentido limitarla a un número determinado de
individuos. Si existe, existe para todos. El dilema es: o el juicio es falso, y entonces no es
válido para nadie, o es verdadero, y entonces es válido para todos, es universalmente
válido. Quien mantenga el concepto de la verdad y afirme, sin embargo, que no hay
ninguna verdad universalmente válida, se contradice, pues, a sí mismo.
El subjetivismo y el relativismo son, en el fondo, escepticismo. Pues también ellos niegan
la verdad, si no directamente, como el escepticismo, indirectamente, atacando su validez
universal.

El pragmatismo : El pragmatismo modifica de esta forma el concepto de la


verdad, porque parte de una determinada concepción del ser humano. Según él, el
hombre no es en primer término un ser teórico o pensante, sino un ser práctico, un ser de
voluntad y acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su voluntad y de su acción.
El intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para poder
orientarse en la realidad. El conocimiento humano recibe su sentido y su valor de éste su
destino práctico. Su verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines
prácticos del hombre, en que aquéllos resulten útiles y provechosos para la conducta
práctica de éste. Según ello, el juicio: "la voluntad humana es libre" es verdadero porque
resulta útil y provechoso para la vida humana y, en particular, para la vida social.

El criticismo: existe dondequiera que aparecen reflexiones epistemológicas. Así ocurre en


la Antigüedad en Platón y Aristóteles y entre los estoicos; en la Edad Moderna, en
Descartes y Leibniz y todavía más en Locke y Hume. El verdadero fundador del criticismo
es, sin embargo, Kant, cuya filosofía se llama pura y simplemente "criticismo". Kant llegó
a esta posición después de haber pasado por el dogmatismo y el escepticismo. Estas dos
posiciones son, según él, exclusivistas. Aquélla tiene "una confianza ciega en el poder
de la razón humana"; ésta es "la desconfianza hacia la razón pura, adoptada sin previa
crítica". El criticismo supera ambos exclusivismos. El criticismo es "aquel método de
filosofar que consiste en investigar las fuentes de las propias afirmaciones y objeciones y
las razones en que las mismas descansan, método que da la esperanza de llegar a la
certeza". Esta posición parece la más madura en comparación con las otras. "El primer
paso en las cosas de la razón pura, el que caracteriza la infancia de la misma, es dogmático.
El segundo paso es escéptico y atestigua la circunspección del juicio aleccionado por la
experiencia. Pero es necesario un tercer paso, el del juicio maduro y viril."

En la cuestión de la posibilidad del conocimiento, el criticismo es la única posición


justa. Pero esto no significa que sea preciso admitir la filosofía kantiana. Es menester
distinguir entre el criticismo como método y el criticismo como sistema. En Kant el
criticismo significa ambas cosas: no sólo el método de que el filósofo se sirve y que opone
al dogmatismo y al escepticismo, sino también el resultado determinado a que llega con
ayuda de este método. El criticismo de Kant representa, por lo tanto, una forma especial de
criticismo general. Al designar el criticismo como la única posición justa, pensamos en el
criticismo general, no en la forma especial que ha encontrado en Kant. Admitir el criticismo
general no significa otra cosa, en conclusión, que reconocer la teoría del conocimiento
como una disciplina filosófica independiente y fundamental.

¿Cómo situar el concepto científico en cuanto al origen del conocimiento?

El Concepto del conocimiento depende de su origen, debido a que existen 4 tipos de


formas científicas de ver su origen. Estos son los siguientes:

Racionalismo: En la teoría del conocimiento, el racionalismo es la tendencia que


reconoce la razón como única fuente del auténtico conocimiento, por oposición al
empirismo (ver), que considera que la única fuente del conocimiento es la experiencia
sensorial. Notables representantes del racionalismo fueron Descartes, Spinoza, Leibnitz;
todos ellos lucharon contra la concepción religioso-dogmática del mundo del feudalismo,
por el afianzamiento de la razón y de sus derechos. El progenitor del racionalismo de los
tiempos modernos fue Descartes, que fundamentó la omnipotencia de la razón,
considerándola verídica en sí misma. Los racionalistas veían el ideal de la ciencia en las
matemáticas que consideraban como una ciencia “pura”, ajena a la experiencia. Descartes
entendía que, así como el matemático con la fuerza de la inteligencia, resuelve los
problemas matemáticos, el filósofo puede concebir la verdad por la pura fuerza de la
inteligencia. Los datos sensibles nos engañan; sólo por la razón podemos concebir lo
existente. También Spinoza consideraba que los conocimientos obtenidos de la experiencia
son conocimientos casuales, no veraces, mientras que la razón nos da el conocimiento
necesario y veraz. En ello se revela la inconsecuencia del materialismo de Spinoza. Si el
empirismo convierte la experiencia en algo absoluto y menosprecia el papel de la razón en
el conocimiento, el racionalismo establece una separación entre la razón y la experiencia
sensible y las sensaciones, y convierte en absolutos los conceptos, el raciocinio.

Empirismo: El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la


experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el
empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no solo en cuanto
a su origen sino también en cuanto a su contenido.

Hay un empirismo, tanto idealista como materialista. El empirismo idealista


(Berkeley, Hume, Mach, Avenarius, Bogdanov) limita la experiencia a un complejo de
sensaciones o representaciones, negando que el fundamento de la experiencia es la
Naturaleza material. El empirismo materialista (Bacon, Hobbes, Locke, los materialistas
franceses del siglo XVIII) considera que los objetos de la Naturaleza material son el
fundamento de la experiencia sensible. El materialismo dialéctico refuta el empirismo
idealista y considera justos los puntos de partida del empirismo materialista. Pero al mismo
tiempo refuta también el empirismo extremo y unilateral, peculiar del materialismo
premarxista, que menospreciaba el papel de las teorías generales y de las abstracciones
científicas. El materialismo dialéctico, al reconocer que la base del conocimiento es la
experiencia sensible, recalca al mismo tiempo el gran papel de las teorías, de las ideas y de
los conceptos científicos.

Intelectualismo: Doctrina filosófica que promueve a primer plano el conocimiento


mediante el intelecto, separado metafísicamente del conocimiento sensorial y de la práctica.
El intelectualismo es afín al racionalismo. Los representantes del intelectualismo en la
filosofía antigua fueron los eleáticos y platónicos. En la nueva filosofía, el intelectualismo
se pronuncia contra el carácter unilateral del sensualismo y está representado por Descartes,
los cartesianos y, en parte, por el espinocismo. En la filosofía burguesa moderna, el
intelectualismo, abrumado considerablemente por el agnosticismo, es desarrollado por el
positivismo lógico. El materialismo dialéctico reconoce la unidad del conocimiento
sensorial e intelectual

Apriorismo: “El apriorismo es la tendencia a razonar por hipótesis sin considerar


los hechos reales, ni tener conocimiento adecuado del asunto, bajo influencias tendenciosas
y basado en preconceptos.

El apriorismo Kantiano:

Según Kant:

Todo conocimiento comienza con la experiencia.


No todo el conocimiento procede de la experiencia.
El conocimiento es una composición de lo que recibimos de la experiencia y lo que
producimos espontáneamente al recibir las impresiones sensoriales.

En la historia de la Filosofía existe también un segundo esfuerzo de intermediación


entre el racionalismo y el empirismo: el apriorismo. El cual también considera que la razón
y la experiencia son a causa del conocimiento. Pero se diferencia del intelectualismo porque
establece una relación entre la razón y la experiencia, en una dirección diametralmente
opuesta a la de éste. En la tendencia de apriorismo, se sostiene que nuestro conocimiento
posee algunos elementos a priori que son independientes de la experiencia. Esta afirmación
también pertenece al racionalismo. Si relacionáramos el intelectualismo y el apriorismo con
los dos extremos contrarios entre los cuales pretenden mediar, inmediatamente
descubriríamos que el intelectualismo tiene afinidad con el empirismo, mientras que el
apriorismo, se acerca al racionalismo. El intelectualismo forma sus conceptos de la
experiencia; el apriorismo rechaza tal conclusión y establece que el factor cognoscitivo
procede de la razón y no de la experiencia”

¿Cómo sustentar el conocimiento científico en cuanto al problema de la esencia


del conocimiento?

El hombre sigue su avance y para mejor comprender su circunstancia explora una


manera nueva de conocer. A esta perspectiva la llama investigación; su objetivo: explicar
cada cosa o hecho que sucede en su alrededor para determinar los principios o leyes que
gobiernan su mundo y acciones. El conocimiento representa una relación entre un sujeto y
un objeto. El verdadero problema del conocimiento consiste, por tanto, en el problema de la
relación entre el sujeto y el objeto.

Para sustentar el conocimiento científico en cuanto al problema de la esencia, se


puede responder a sin decir nada sobre el carácter ontológico del sujeto y el
objeto. En este caso nos encontramos con una solución pre metafísica del problema. Esta
"solución" puede resultar tanto favorable al objeto como al sujeto. En el primer caso se
tiene el objetivismo; en el segundo, el subjetivismo. Se puede resolver el problema del
sujeto y el objeto, remontándose al último principio de las cosas, a lo absoluto, y definiendo
desde él la relación del pensamiento y el ser. En este caso se tiene una solución teológica
del problema. Esta solución puede darse tanto en un sentido monista y panteísta como en un
sentido dualista y teísta.

Las soluciones pre metafísicas serían en este caso:


El objetivismo: El objeto es el decisivo entre los dos miembros de la relación
cognoscitiva. El objeto es el que determina al sujeto, y este se rige por él. La idea del
objetivismo, consiste en reconstruir una estructura en un objeto ya dado.
Las Ideas son, según Platón, realidades objetivas. El pensamiento básico de la
teoría platónica de las ideas revive hoy en la fenomenología fundada por Edmund Husserl.
Como Platón, Husserl distingue también rigurosamente entre la intuición sensible y la
intuición no sensible, aquélla tiene por objeto las cosas concretas, individuales; ésta, por el
contrario, las esencias generales de las cosas. Lo que Platón denomina idea se llama en
Husserl esencia.

El subjetivismo: Este, por el contrario, trata de fundar el conocimiento humano en el


sujeto. Para ello coloca el mundo de las Ideas, el conjunto de los principios del
conocimiento, en un sujeto. Un tránsito del objetivismo al subjetivismo, en el sentido
descrito, tuvo lugar cuando San Agustín, siguiendo el precedente de Plotino, colocó el
mundo flotante de las Ideas platónicas en el Espírtu divino, haciendo de las esencias
ideales, existentes por sí, contenidos lógicos de la razón divina, pensamientos de Dios.
La escuela de Marburgo es, más concretamente, la que defiende el subjetivismo
descrito. La idea central del subjetivismo se presenta aquí despojada de todos los accesorios
metafísicos y psicológicos. El sujeto, en quien el conocimiento aparece fundado en último
término, no es un sujeto metafísico, sino puramente lógico.

Soluciones metafísicas

El realismo: Es aquella posición epistemológica según la cual hay cosas reales,


independientes de la conciencia. Dentro de este, tenemos varios tipos de realismo: El
ingenuo, que no se influye por ninguna reflexión crítica del conocimiento. El realismo
natural, éste si se ve involucrado en reflexiones críticas sobre el conocimiento. Y por último
tenemos realismo crítico, que es el se encuentra en descanso de lucubraciones de críticas
del conocimiento.
El idealismo: Por lo que se refiere al idealismo, existen diversas acepciones de este
término. Muchos especialistas coinciden en diferenciar entre un sentido metafísico y uno
epistemológico. El primero afirma que la realidad tiene por fondo fuerzas espirituales; el
segundo, señala que no existen cosas reales independientes de la conciencia.

Existen dos tipos de idealismo. El primero es el idealismo subjetivo o psicológico,


que afirma que toda realidad está encerrada en la conciencia del sujeto (es decir, las cosas
se encuentran sólo en la conciencia, cuando dejamos de pensar en ellas, desaparecen). “No
poseen un ser independiente de nuestra conciencia. Para Berkeley esto sólo funcionaba para
las cosas materiales, pero no para las del alma.

El segundo es el idealismo objetivo o lógico, el cual parte de la conciencia del


sujeto individual. “El contenido de esta conciencia no es un complejo de procesos
psicológicos, sino una suma de pensamientos, de juicios…” El idealismo plantea lo
contrario que el realismo.

El fenomenalismo: Este propone que las cosas en sí no las podemos conocer, sólo
podemos percibir los fenómenos, o sea como aparecen. Según esta postura no podemos
conocer la esencia de las cosas pero reconoce que hay cosas reales, o sea, las cosas tienen
ser pero no sabemos lo que son.

Crítica y posición propia: Estamos ahora en situación de hacer la crítica del realismo
y del idealismo y de tomar posición en la disputa entre ambos.
Esto es lo que ocurre, en efecto, mientras sólo se emplea un método racional. Ni el
realismo ni el idealismo pueden probarse o refutarse por medios puramente racionales. Una
decisión sólo parece ser posible por vía irracional.

Monista: Sostiene que el alma no son de naturaleza diferente, sino de


manifestaciones distintas de la sustancia única que constituye la totalidad de las cosas.
Existen tres tipos de monistas: Espiritualista, materialista, conductista.
El panteísta: El panteísmo es el monismo que considera al ser último y único como
causa inmanente de todas las cosas, de naturaleza divina, como la filosofía de Baruch
Spinoza o la de Schelling.

Dualismo: Es una creencia religiosa de pueblos antiguos, que consistía en


considerar el universo como formado y mantenido por el concurso de dos principios
igualmente necesarios y eternos, y por consiguiente independientes unos de otro.

Teísta: Finalmente el objeto y el sujeto, el pensamiento y el ser desembocan en un


último principio que les es común y que reside en la divinidad.
Conclusión

Han establecido que la teoría del conocimiento es una ciencia de importancia para
todo el conocimiento humano. Solo la teoría del conocimiento puede explicarnos la
relación que los contenidos de las diversas ramas del conocimiento tienen con el mundo.
Combinado con ellos, nos permite entender el mundo, alcanzar una visión del mundo.
Adquirimos una percepción positiva a través de juicios particulares; a través de la teoría del
conocimiento aprendemos el valor de esta percepción para la realidad. Debido a que nos
hemos adherido estrictamente a este principio absolutamente fundamental y no hemos
evaluado ningún caso particular de conocimiento en nuestra discusión, hemos trascendido
todas las visiones de mundo unilaterales.
La parcialidad, como regla general, resulta del hecho de que la investigación, en
lugar de investigar primero el proceso de cognición en sí, se aproxima inmediatamente a
algún objeto de este proceso. Nuestra discusión ha demostrado que en El dogmatismo, la
"cosa en sí" no puede emplearse como su principio fundamental; de manera similar, en el
idealismo subjetivo, el "yo" no puede ser fundamental, ya que la relación mutua de estos
principios debe definirse primero por el pensamiento. La "cosa en sí misma" y el "yo" no
pueden definirse derivando una de la otra; Ambos deben definirse pensando en
conformidad con su carácter y relación.
El partidario del escepticismo debe dejar de dudar de la posibilidad de conocer el
mundo, ya que no hay lugar para la duda con respecto a lo "dado"; aún no ha sido tocado
por todos los predicados que luego le fueron otorgados por medio de la cognición. ¿Debería
el escéptico mantener que nuestro cognitivo? el pensamiento nunca puede acercarse al
mundo, él solo puede mantener esto con la ayuda del pensamiento, y al hacerlo se refuta a
sí mismo. Quienquiera que intente establecer dudas en el pensamiento por medio del
pensamiento mismo admite, por implicación, que el pensamiento contiene un poder lo
suficientemente fuerte como para apoyar una convicción. Por último, nuestra teoría del
conocimiento trasciende tanto el empirismo unilateral como el racionalismo unilateral al
unirlos en un nivel superior. De esta manera, se hace justicia a ambos. El empirismo se
justifica al mostrar que, en lo que se refiere al contenido, todo el conocimiento de lo dado
se debe lograr solo a través del contacto directo con lo dado. Y se encontrará que esta
visión también hace justicia al racionalismo. En ese pensamiento se declara ser tanto el
necesario como el único mediador del conocimiento. Y creemos que hemos demostrado
que todos los conflictos entre visiones del mundo resultan de una tendencia a intentar
alcanzar el conocimiento de algo objetivo (cosa, yo, conciencia, etc.) sin haber obtenido
primero un conocimiento suficientemente exacto de lo que solo puede dilucidar todo.
Por lo tanto, podemos ver que el conocimiento es un fenómeno extremadamente
complejo y, al mismo tiempo, más importante que nunca. Desempeña un papel fundamental
en la vida de las personas, el funcionamiento de las organizaciones y toda la existencia de
la sociedad. Es importante comprender la función bilateral del conocimiento para un
sistema que posee conocimiento. Por un lado, el conocimiento puede ser y en muchos
casos, es la fuente de cambio y desarrollo. En el nivel de un individuo (el conocedor), un
buen conocimiento y su correcta aplicación pueden llevar a una vida mejor y mayores
logros. En el nivel de la organización, el conocimiento puede mejorar la extensión de las
actividades, la expansión a nuevos dominios y la mejora de la cultura y las prácticas de la
organización. En el nivel de la sociedad, el conocimiento trae un progreso tecnológico y
económico constante, que acelera todo el tiempo.

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