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Obra de teatro para 12 personajes sobre las adicciones

La acción transcurre en cualquier ciudad de México, para la escenografía bastará con unas butacas para representar el salón de
clases y las demás escenas suceden en un espacio vacío.

Se ponen las acotaciones para explicar un poco más el conflicto de cada personaje, pero el director y los actores tienen la libertad de
interpretar el texto como quieran, también se vale hacer todo tipo de adaptaciones.

La butaca vacía

Personajes:

Carlos: el alumno más inteligente del salón, pero sin llegar a ser nerd, tiene muchos amigos, le gusta divertirse con Berenice, su novia.
Tiene 16 años.

Alberto: es el mejor amigo de Carlos, le gusta la música, quiere ser cantante profesional y es muy romántico, está enamorado de
Carolina, pero no anda con ella. 15 años

Fernando: el chico problemático del salón, está a punto de perder el semestre por sus bajas calificaciones. 17 años

Rodrigo: envidia a Carlos porque quisiera ser tan inteligente como él, es el segundo en la clases y todos lo consideran el enemigo de
Carlos. 16 años

Armando: amigo de Fernando, lo secunda en todas sus ideas y siempre está en problemas. 16 años

Berenice: novia de Carlos, está en el grupo de teatro y quiere ser actriz. 15 años

Cecilia: mejor amiga de Berenice, está enamorada de Alberto, le gusta leer y es booktuber. 16 años

Renata: parece una simple chica coqueta, pero es la que distribuye droga entre sus compañeros. Nunca da problemas, es muy
inteligente y no quiere que descubran lo que hace. 16 años

Julia: amiga de Renata, no está de acuerdo con el negocio de su amiga, pero la quiere mucho porque Renata la ayuda con sus
problemas famiiares. 16 años

Carolina: es la chica más tímida del salón, nadie la toma en cuenta, excepto Alberto. 16 años

Profesor de álgebra: el profesor más odiado, no por su carácter sino por la materia que imparte.

Profesora de química: es la maestra favorita de todos porque se interesa por sus alumnos y siempre está dispuesta a ayudarlos.

Cuadro I

Salón de clases vacío, entran Renata y Fernando, se entiende que vienen juntos así que no escuchamos la primera parte de la
conversación.

Renata: (molesta) ¡ya te dije que no!


Fernando: te lo juro que es solo por esta vez
Renata: ¿me ves cara de pendeja?
Fernando: Renata...
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Renata: porque no soy pendeja, que te quede claro

Entra Rodrigo, alcanza a escuchar lo último de la conversación de Renata y Fernando

Rodrigo: si te está molestando, dime y...


Fernando: (lo avienta) ¿y qué?
Rodrigo: (temeroso, se dirige a Renata) el profe está en el pasillo, ¿le hablo?
Renata: no necesito tu ayuda Rodrigo, soy capaz de cuidarme sola y Fernando sería incapaz de hacerme algo porque sabe que le
puede ir muy mal si intenta meterse conmigo.

Entra Julia, Fernando se va a su lugar

Julia: ¡Rodrigo! ¿me pasas la tarea?


Rodrigo: ¿otra vez?
Julia: es la última, te lo prometo

Rodrigo saca su cuaderno y se lo pasa a Julia, se va a sentar a su lugar.

Renata: ¿cómo te fue con tu papá? ¿se enojó?


Julia: sí, pero no mucho.
Renata: ¿estás bien?
Julia: (indecisa) sí...

Entran Carlos, Berenice, Alberto y Cecilia

Cecilia: ¡llegué a los 400 suscriptores!


Berenice: ¡felicidades!
Alberto: ¿y todos son reales? Yo no paso de 20
Cecilia: porque sólo subiste un vídeo, tú cantas muy bien, te aseguro que si hicieras más vídeos te haces famoso
Carlos: No lo engañes, Ceci, canta horrible.

Entra el profe de matemáticas, todos se sientan.

Profe de mate: buenos días, vamos a comenzar con la clase, me traen su tarea...

Rodrigo le arrebata la libreta a Julia, ella no alcanzó a copiar todo, los chicos entregan la tarea, incluso Julia. Llega Carolina, se
escabulle a su asiento tratando de pasar desapercibida.

Armando: Hola, Caro. Hay que entregar la tarea.

Caro asiente, saca su carpeta, se la da al maestro, se sienta.

Profe de mate: Hoy van a trabajar en equipo (los chicos comienzan a formar los equipos), pero no quiero los equipos de siempre, a
ver...

Llega Armando

Armando: ¿puedo pasar?


Profe: adelante, es la cuarta vez que llegas tarde en este mes, ¿hiciste la tare?

Armando saca unas hojas arrugadas y manchadas, se las entrega.

Profe: Vamos a trabajar en equipo, siéntate con Carlos y Renata. Cecilia, Alberto y Carolina serán otro equipo y Rodrigo tú trabajarás
con Berenice, Julia y Fernando.

Los chicos se sientan como dijo el maestro, se nota que no están conformes con la indicación. Fernando le hace una seña a Armando
y este le contesta que no con la cabeza. Hacer foco al equipo que esté hablando, puede ser con luz o congelando el movimiento de los
otros.

Profe: (entregando unas hojas a cada equipo) estos son los problemas que deben resolver, tienen media hora...

Rodrigo: esto lo hago en diez minutos


Berenice: Carlos, es más rápido, él termina en cinco
Rodrigo: tu vida sexual me tiene sin cuidado

Fernando se ríe
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Julia: qué grosero, Rodrigo, no tienes que decirle eso a Bere... todos sabemos que no tiene vida sexual
Berenice: qué simpática, como si tú fueras tan experta en el tema
Fernando: la experta es Renata y parece que algo le enseñará a tu novio.
Julia: no hables así de mi amiga.

Renata le dice algo al oído a Carlos, él asiente, Renata le dice algo más, los dos se ríen.

Berenice: (molesta) confío plenamente en mi novio, así que, mejor nos ponemos a resolver el problema.

Foco al grupo de Carlos, Armando y Renata

Armando: no entiendo nada


Carlos: está fácil, si quieres te explico
Renata: es que para ti, todo es fácil. Eres muy inteligente
Carlos: ¿tú crees?
Renata: sí, yo tampoco entiendo nada.
Carlos: pues mira, solo tenemos que...
Se pone a explicar el problema en voz baja, no escuchamos su conversación.

Cecilia: y si quieres yo te ayudo a mejorar tu canal, te puedo hacer una portada padrísima y subimos tus canciones a...
Alberto: todavía no tengo tantas canciones, pero estoy escribiendo una muy especial, para la presentación de fin de curso, ¿irás
Carolina?
Carolina: no sé
Cecilia: yo sí, puedo grabarte
Alberto: ¿qué música te gusta? (le pregunta a Carolina)
Carolina: de toda. El problema...
Cecilia: sí, hay que concentrarnos en resolver el problema y después hablamos de música (se nota que está molesta por la atención
que Alberto le pone a Carolina)

Los chicos trabajan por unos momentos, Carlos se levanta para entregar el trabajo.

Berenice: te lo dije (a Rodrigo)


Rodrigo: si me hubieran dejado resolver el problema a mí, lo hubiera terminado antes.

Profesor: se acabó el tiempo, les recuerdo que la próxima semana hay examen. Estudien, está sencillo si repasan todo lo que hemos
visto en el bimestre

Los chicos entregan el trabajo, el maestro sale del salón.

Berenice: Carlos, ¿qué tanto hablabas con la odiosa de Renata?


Carlos: nada, sobre el problema, ¿por?
Berenice: pues el problema no era gracioso y ustedes se reían mucho
Carlos: ¿estás celosa?
Berenice: (enojada) ¡claro que no!
Carlos: (se burla)¡estás celosa!
Berenice: ya cállate.

Berenice se va a su lugar, enojada.

Fernando: ¿conseguiste algo?


Armando: no
Fernando: la pendeja de Renata ya no me quiere dar nada, necesito pagarle
Armando: ¿y si le pides a tu mamá?
Fernando: estás pendejo. No sé que voy a hacer.
Armando: ya bájale, cálmate, eso te está haciendo mal. Tú sabes que te apoyo... mira, de vez en cuando está bien, para relajarse...
pero lo tuyo...
Fernando: ¿ahora eres mi papá?
Armando: no
Fernando: entonces deja de chingar y ayúdame.

Armando y Fernando se sientan en un rincón

Julia: ¿qué pasó con Carlos? Bere se puso celosa


Renata: lo invité a mi casa
Julia: ¿para?

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Renata: ¿tú que crees?
Julia: te pasas, Renata, a Carlos no le interesa eso, él es muy inteligente y...
Renata: y por eso mismo va a querer probar. Los inteligentes son mis mejores clientes. Oye, no me contaste lo que pasó anoche, ¿te
golpeó?
Julia: no.
Renata: sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
Julia: gracias.

Alberto: Ceci ¿puedo hablar contigo un poco?


Cecilia: sí!
Alberto: tú eres una chica muy inteligente
Cecilia: no tanto
Alberto: bueno, tú sabes muchas cosas, lees mucho... ¿me puedes recomendar un libro sobre... no sé... algo así como... cómo hablar
con una chica?
Cecilia: tú sabes cómo hablar con las chicas, estás hablando conmigo.
Alberto: pero tú eres mi amiga
Cecilia: cierto.
Alberto: soy romántico y tengo muchas ideas, pero... no puedo hablar a veces, con... tú sabes.
Cecilia: ajá. No conozco ningún libro de esos (celosa porque sabe que Alberto está enamorado de Carolina)

Cecilia se aleja, enojada. Carlos se acerca a Alberto.

Carlos: ¿qué les picó? Bere también está enojada


Alberto: ¡qué complicadas son las mujeres!
Carlos: sí. Renata me invitó a su casa
Alberto: ¿y eso?
Carlos: dice que quiere enseñarme algo
Alberto: ¿vas a ir?
Carlos: sí.
Alberto: no te metas en problemas, ya sabes lo que te quiere enseñar
Carlos: y quiero probar. Luego hablamos, ahí viene la maestra

Entra la maestra de química. Todos se van a su lugar

Profesora: hola chicos, ¿cómo están? Hoy nos toca laboratorio, ¿se acordaron de traer sus batas, verdad? Vamos..

Expresiones ad libitum, toman sus cosas, salen de escena.

Cuadro II

Nos trasladamos a las recámaras de cada chico, en realidad el espacio está vacio, pero debe quedarle claro al público que cada
personaje se encuentra en su espacio. Esta conversación tiene lugar a través del whatsapp, todos están con su teléfono en la mano.

Carlos: (ve el mensaje, se ríe, escribe) sí voy. A las 8 estoy afuera de tu casa (manda el mensaje)

Berenice: (ve el mensaje, se alegra) aquí te espero, no llegues tarde.

Rodrigo: (ve su celular, se enoja, parece que va a contestar algo, apaga el cel) idiota, ¿en serio crees que te voy a contestar?

Fernando: (ve el celular, se molesta, comienza a escribir, envía el mensaje, recibe otro) no me ha contestado, pero ya vio el mensaje

Armando: (ve el celular, se nota desesperado) ok

Alberto: (va a escribir, se arrepiente, de nuevo va a escribir, se arrepiente, avienta el teléfono, lo recoge, lo apaga)

Renata: (manda un mensaje... espera...) contéstame, por favor.

Julia: tiene puestos sus audífonos, está bailando, le llega un mensaje, sale corriendo.

Cecilia: (se toma una foto, la ve, la borra, se toma otra, la ve) está perfecta. (Escribe) ¿me perdonas por cómo te contesté hoy?

Carolina: (la misma rutina de Alberto, ninguno se atreve a enviarse un mensaje)

Alberto saca su guitarra, comienza a tocar.


Carolina reacciona a la música, como si estuviera conectada de algún modo con Alberto, se pone a bailar.
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Carlos y Cecilia salen de su espacio y caminan: Carlos llega con Renata, Cecilia llega con Bere.
Armando y Fernando se reúnen.
Rodrigo está haciendo tarea.

Carlos: Hola
Renata: Hola
(Silencio)
Carlos: ¿y?
Renata: ¿y qué?
Carlos: ¿puedo probar?
Renata: claro, pero aquí no,(Le da un paquetito disimuladamente)¿sabes como hacerle?
Carlos: pues... como fumar ¿no? Ya he fumado... no me gusta, pero sí lo hice algunas veces.
Renata: si, como fumar, pero retienes el humo un momento antes de soltarlo.
Carlos: ¿cuánto es?
Renata: nada, este te lo regalo. Considéralo un regalo anticipado de cumpleaños. Y por favor, no vayas a decir nada, mis papás me
matan si se enteran de esto. Si te descubren di que te lo encontraste o que lo compraste... no sé, inventas algo.
Carlos: no te preocupes, mis papás no están al pendiente de mis cosas... apenas se dan cuenta de que existo.
Renata: ¿tienes algún problema? ¿te puedo ayudar?
Carlos: (como quitándole importancia al asunto) no, mis papás se están divorciando y sus peleas... no pasa nada... entiendo perfecto y
no me afecta...
(silencio de nuevo)
Renata: con esto te vas a sentir muy bien. Todos los problemas desaparecen.
Carlos: (se ríe) sí, me imagino. Pero solo tengo curiosidad, no creas que voy a ser tu cliente.
Renata: claro.
Carlos: mejor te pago.
Renata: no, así está bien, de verdad.
Carlos: me voy.
Renata: sí. Mañana me cuentas...

Carlos se va. Hay dos propuestas: una es que se vea a Carlos fumando y pasándola muy mal. Otra es que no se vea fumar. Queda a
elección del director. Si se opta por la primera opción bastará con que Carlos regrese al espacio en donde se supone es su habitación
y fume mientras sucede el resto de las conversaciones.

Renata saca su celular, manda un mensaje, espera un momento, llama, no tiene respuesta.

Renata: contéstame, por favor.

Renata entra a su recámara, saca una cajita, cuenta el dinero que tiene escondida en ella. Sonríe satisfecha

Berenice: (apagando una cámara, durante la conversación de Renata y Carlos, Cecilia llegó con Berenice y grabaron el programa,
estas acciones se pueden hacer de manera muy sutil para no desviar la atención de la escena principal)¡quedó muy bien! Hasta me
dieron ganas de leer ese libro, y mira que las novelas románticas no son mis favoritas.

Cecilia: Espero escribir algún día mi novela romántica con Alberto.

Berenice: Deberías invitarlo a salir

Cecilia: Ya le lancé varias indirectas, pero está embobado con Carolina. No entiendo que le ve a esa niña... mustia

Berenice: (se ríe) ¿qué palabra es esa? Me parece que Alberto no te hace caso porque hablas muy raro. Eso te pasa por leer tanto,
Ceci, leer no es divertido.

Cecilia: Bere, no entiendo cómo quieres ser actriz de teatro si no te gusta leer.

Berenice: lo que quiero es ser actriz, salir en la televisión y ser famosa, eso no se relaciona con los libros.

Cecilia: pero... olvídalo, ¿cuándo es el casting para la próxima obra?

Berenice: en dos semanas, me tengo que aprender un monólogo. Necesito que me lo expliques porque el autor escribía rarísimo. Te lo
juro que nadie habla así. No sé para qué nos piden hacer ese monólogo si la obra que haremos es musical.

Cecilia: (suspira) hiciste que me acordara de Alberto.

Berenice: ¡tú siempre está pensando en Alberto!

Armando: ¿y si algo sale mal?


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Fernando: no va a salir mal, es fácil. Es cosa de poner atención, checar quién va distraída. Le quitamos la bolsa y corremos.
Armando: (asiente, no se ve muy convencido, pero no se atreve a decirle que no a Fernando)

Armando y Fernando se alejan caminando.

Cuadro III

La clase de química está terminando.

Maestra: ¿alguna pregunta respecto a la tarea?

Todos callados.

Maestra: bueno, espero que sus trabajos estén bien ya que tienen todo muy claro. Julia, necesito hablar contigo, acompáñame por
favor.
Julia: claro.

Julia y la maestra salen del salón.

Renata: Fernando, ¿qué onda contigo?


Fernando: te conseguí una parte, toma, (le da unos billetes, Renata lo cuenta) el resto te lo doy mañana, de seguro, mañana.
Renata: me estás diciendo eso desde hace tres semanas, Fernando, ya no puedo esperarte más. Tiene que ser hoy, te veo a las 7
Fernando: no chingues, no puedo pagarte hoy, pero te juro que mañana.
Renata: no entiendes, ese dinero no es mío. Yo también lo tengo que pagar y la gente con la que trato no es amable ni me va a
esperar más. Si no me pagas hoy tendré que decirles quién eres para que ellos se arreglen contigo.

Fernando se enoja, sale del salón aventando cosas, golpea a Carolina, Armando va detrás de Fernando. Alberto va a ayudar a
Carolina.

Alberto: (gritándole a Fernando) ¡fíjate, pendejo! (a Carolina) ¿estás bien?


Carolina: sí, gracias.
Alberto: ¿vamos a desayunar? Te invito a los tacos de la vuelta.
Carolina: bueno.

Cecilia los ve, se pone triste.

Berenice: ¿qué tienes?


Cecilia: Alberto se fue con Carolina a los tacos.
Berenice: pues vamos nosotras también. Carlos, ¿vamos a los tacos?
Carlos: no tengo hambre, y me falta hacer la tarea de matemáticas.
Berenice: bueno, entonces me voy con Ceci, ¿te traigo algo?
Carlos: no, gracias.
Cecilia: ¿no se verá muy mal que lleguemos?
Berenice: no inventes, siempre comemos ahí, vamos.

Rosi está trabajando (buscar una actividad que se pueda hacer en el espacio donde se van a presentar las situaciones), está triste,
observa a su alrededor para confirmar que está sola, saca una botella de su bolsa y le da un trago. Guarda la botella, pero de
inmediato se arrepiente, la saca de nuevo y da otro trago, la guarda, intenta controlarse, pero no puede, la saca de nuevo, observa que
no haya nadie y toma como desesperada. Mientras está tomando entra Lupita, Rosi no la ve.

Lupita: ¡Rosi Perez!

Rosi: (esconde la botella tras su espalda, contesta con voz de quien empieza a sentir los efectos del alcohol) ¡Presente! Digo... ¿qué
digo? ¿tengo que decir algo?

Lupita: ¡sí! Tiene que decirme qué es eso que trae en las manos

Rosi: (saca una mano, deja la otra atrás) ¡nada por aquí! (cambia la botella de mano) ¡nada por acá! Bueno un poquito de mugre nada
más, pero en seguida me lavo las manos, voy al baño... (quiere salir)

Lupita: ¿cómo de que nada? Si vi la botella desde hace rato ¿no le parece que me subestima tratando de engañarme con ese truco
tan antiguo?

Rosi: no supervisora, no trataba de engañarla, estaba haciendo magia, pero no me salió. Ahora si me disculpa, voy a continuar con mi
trabajo.

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Lupita: claro que no, no puede seguir trabajando en estas condiciones. Así como estás eres capaz de meterte a la cámara fría sólo
para ver si puedes superar el caso del empleado que se tomó dos botellas escondido en la cámara fría y salió sin que nadie se diera
cuenta que estaba borrachísimo.

Rosi: no, supervisora, un clásico como ese no se supera. Aunque es tentador pensar...

Lupita: nada, no vas a pensar nada, te vas a ir directo con el psicólogo. Te voy a dar un pase y le voy a marcar para que te atienda
porque este es un caso urgente. ¡No puedes tomar tanto!

Rosi: uy que exagerada. (Lupita le da un papel) ¿Oiga y tengo que ir a las dos direcciones?

Lupita: ¿cuáles dos direcciones?

Rosi: a esta y esta (señala un papel inexistente)

Lupita: ¡ay, ya estás viendo doble! Mejor le llamo al psicólogo para que venga, no vaya a ser que te pase algo por el camino. (le llama
al psicológo o le manda un mensaje)

Rosi: (se pone a llorar) ¡que buena es usted! ¡muchas gracias por preocuparse por mi! La aprecio tanto que voy a brindar por usted
(saca la botella) ¡salud! (Lupita la detine)

Lupita: ¡no!

Rosi: ¡está bien pues! No brindo por usted, brindo por la vida, por el psicólogo, ¡salud!

Lupita: ¡qué no! ¡que este no es el momento ni el lugar!

Psicólogo: (llega corriendo) ¿Todo bien? ¿ella es la paciente? ¿cómo se encuentra?

Lupita: muchas gracias por llegar tan rápido, sí ella es la paciente, Rosy Peréz.

Rosy: mucho gusto doctor, ¿un tequilita?

Psicólogo: sí gracias... digo.. no, gracias. No tomo cuando trabajo.

Rosi: hace muy bien, yo tampoco voy a tomar cuando trabaje, pero ahorita no estoy trabajando así que puedo tomar a gusto, ¡salud!

Lupita: (la detiene de nuevo) ¡no! Por favor aquí no. Dame la botella, la voy a guardar y te la entrego a la salida.

Rosi: es mía! La pagué! No me la quite..

Lupita: no te la voy a quitar, sólo la voy a guardar mientras platicas con el psicólogo. (se va)

Rosi: me siento mal, no puedo respirar, estoy ansiosa... (comienza a temblar) estoy temblando... ¿qué me pasa? ¿me voy a morir?
Traigan mi botella, por favor, sólo necesito un trago.

Psicólogo: no cabe duda, nos enfrentamos a una adicción al alcohol. Pero no se preocupe, podemos tratar esto de inmediato. Sólo
necesito que se tranquilice, respire profundo... eso es inhale... exhale... inhale... exhale.... así. ¿Se siente mejor?

Rosi: no, me siento más mareada, así como cuando salgo de una fiesta y me da el aire en la cara ¿no le ha pasado? Mientras estás
en la casa ni sientes nada, nomás te da el aire y ¡pum! Te sientes bien happy.

Psicólogo: ¡qué caray! Siéntese, no se me vaya a caer y menos a vomitar. A ver cuénteme, ¿desde cuándo comenzó su aficción por el
alcohol?

Rosi: no es aficción, es veneración, es respeto, es amor por nuestra tierra. Mi papá me enseñó a sentirme orgullosa del tequila, de
esta bebida que Dios le regaló a México para compensarlo por tanto sufrimiento.. ¿a poco a usted no le parece una delicia un trago de
tequila?

Psicólogo: no pues sí. A mí me gusta el tequila derecho.

Rosi: ¿y ya probó la margarita de tamarindo, especialidad de la casa?

Psicólogo: no.

Rosi: no sabe de lo que se pierde, le voy a preparar una.

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Psicólogo: muchas gracias, que ama... No! Regresemos a nuestro asunto y no me tiente con sus ofertas, ¿acostumbra beber en el
trabajo?

Rosi: no, por supuesto que no. Sólo bebo antes de entrar, cuando voy al baño, en mi hora de comida y cuando salgo.

Psicólogo: ¿se da cuenta que es una adicta?

Rosi: esa palabra se oye muy fea, yo podré ser borracha, pero no adicta.

Psicólogo: Una adicción es una dependencia a una sustancia, actividad o relación que causa cierta satisfacción, es una actividad que
no se puede controlar y que se vuelve compulsiva, como su adicción al alcohol en este caso.

Rosi: ¿y eso es malo?

Psicólogo: es peligroso porque puede poner en riesgo su trabajo, su calidad de vida o su relación de pareja.

Rosi: ¿cuál pareja? Si ni tengo, me dejó hace dos meses el desgraciado. Pero sabe qué, ya no lo extraño, estoy feliz de que se haya
ido de mi vida (casi llorando porque está muy triste), lo único que lamento es que se haya llevado el carro, pero está mejor porque así
puedo tomar mientras voy en el autobús.

Psicólogo: ¿antes de que la dejaran tomaba tanto?

Rosi: no tanto, si tomaba como todos en las fiestas, para divertirme. Oiga doctor ¿qué usted está en contra del tequila?

Psicólogo: para nada, no estoy a favor ni en contra sino todo lo contrario (rosi hace cara de que no entiende). Lo que quiero decir es
que no le estoy diciendo que debe dejar de beber, a todos se nos antoja un tequilita de vez en cuando, sólo le digo que debe controlar
su adicción y no dejar que su adicción la controle a usted. Mire, hay un momento indicado para tomar, un lugar adecuado y el trabajo
no es el sitio ni el momento para esta actividad.

Rosi: ya lo sé, pero es la única manera en la que puedo olvidar a ese desgraciado.

Psicológo: ¡por supuesto que no! También lo puede olvidar asistiendo a terapia. Le voy a agendar una cita para que tratemos su
problema, así olvidará al inombrable y podrá trabajar tan bien como antes, libre de adicciones y disfrutando el tequila en el momento
adecuado y en la cantidad precisa.

Rosi: muchas gracias, doctor, que se me hace que me está devolviendo la fe en los hombres... oiga, usted no es feo... ¿quiere tomar
unas margaritas de tamarindo conmigo?

FIN

SITUACIÓN 2

Lupita está en su oficina trabajando, se ve cansada, los ojos se le cierran, se está quedando dormida. Despierta, toma un vaso con
agua y en lugar de tomarla se rocía un poco de agua en la cara para despertar. Se le cierran los ojos, saca una caja de pastillas de su
bolsa y se toma una, se levanta da unos saltos para reanimarse, hace un gesto de que le duele la cabeza, saca otra caja de pastillas y
se toma una para el dolor de cabeza, sigue trabajando. Toma el teléfono para hacer una llamada, pero se le cierran los ojos y se
queda dormida. Entra Rosy, trata de despertarla sutilmente, pero no puede así que hace un ruido ensordecedor, Lupita se despierta
asustada.

Lupita: ¡Ay! ¿qué pasó?

Rosy: perdón por despertarla, es que el jefe me encargó que viniera a ver si pasa algo porque dice que no contesta el teléfono.

Lupita: me quedé dormida y lo dejé descolgado, ahora mismo hablo con el licenciado. (parece que va a colgar, pero deja el teléfono
descolgado y saca una caja de pastillas de su bolsa, está vacía, busca otra)

Rosy: ¿no le va a llamar al licenciado?

Lupita: sí, pero primero me voy a tomar una pastilla para que se me quite el sueño y otra para que se me quite el dolor de cabeza...
(saca un paquete de pastillas y se toma como seis de un jalón)

Rosy: le van a hacer daño tantas pastillas

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Lupita: no, para nada, son genéricas. Creo que ni siquiera tienen medicina para mí que son placebos porque no siento nada y eso que
ya he tomado varias, pero no me hacen efecto.

Rosy: ¿varias? ¿cuántas son varias?

Los proyectos exitosos dan la vuelta a las dificultades

Personajes

Andrea: Joven adolescente que se preparar para irse al exterior, a la universidad, estando lejos de su madre y afrontando los cambios
que se sobrevienen.

Helena: Mamá de Andrea, siendo una madre nerviosa y preocupada por el futuro solitario que llevará su hija durante el tiempo de
estudio.

En el terminal de autobuses de un lejano pueblo, se visualizan muchos carteles que describen los destinos de todos los autobuses y
uno grande central, donde se hace referencia a la ubicación como “Terminal de Autobuses”. En este, Andrea se prepara para
embarcar el autobús que la llevará tanto a su nuevo destino, como a su nuevo proyecto de vida.

-Madre e hija, se despiden dentro de este sitio de salida de autobuses.

–Helena: Hija, ¿estás segura de que tienes todo a la mano? ¿Tu identificación y tu móvil?

-Andrea: Claro mamá, ya lo he verificado.

-Helena: ¿Y los mapas que necesitas, los libros?

–Andrea: Todo mamá, no tienes de qué preocuparte, lo que si se me queda es las ganas de estar junto a ti. Te extrañaré.

–Helena: (ocultando su nostalgia) Se trata solo de un tiempo hija, después todo será muy bien y estaremos juntas. Embarca el
autobús.

(Abrazos)

–Andrea: Sabes cuánto te amo, Madre.

–Helena: Si hija, tanto o igual que yo a ti.

Al llegar al destino para su nueva vida, se da cuenta que todo es diferente, desde las calles hasta los supermercados, los estilos de
gente, la amabilidad… nada era similar a su pueblo. En una buena cantidad de días dentro de la universidad, Andrea llama
desconsoladamente a su madre.
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–Andrea: ¿Hola, mamá?

–Helena: Si hija, dime, ¿qué tienes? ¿qué te ha pasado?

–Andrea: No es nada de lo que imaginé, pensé que todo estaría bien a pesar de cambiar de ciudad, pero no. Ya he reprobado mi
primer examen y lo peor es que estuve preparándome por varios días. ¡No lo soportaré si sucede nuevamente!

–Helena: Tranquila hija, recuerda que el éxito da la vuelta a las dificultades y a pesar de que al principio todo parezca ir mal, pronto
verás las recompensas de haber hecho este sacrificio de alejarte de tus orígenes y prepararte con muchos cambios de por medio. Solo
debes esforzarte un poco más.

–Andrea: seguramente, estoy estudiando lo que no es para mí. No sabes cuánto te necesito, cuánta falta me haces. ¡Quiero regresar!

–Helena: Si, entiendo hija mía. Pero lo que yo necesito es que aprendas a vivir con los cambios, que aprendas que todo tiene su
resultado después de hacer un esfuerzo y que por ahora, lo único que debes hacer es centrarte en estudiar.

–Andrea: No es nada parecido a lo que imaginé.

–Helena: Es verdad que todo al principio resulta cuesta arriba, pero solo requerirás de un poco de motivación para hacer que las
experiencias se conviertan en resultados productivos que durarán toda la vida, incluso más que el tiempo que puedas extrañarme.

Esas fueron las palabras que Andrea día a día tomaba como reflexión para poder seguir adelante y conseguir lo que con sacrificio se
le dio, su título profesional y más amor hacia su madre a pesar de la distancia y de los cambios que vivió al alejarse en un principio de
ella.

6 Personajes (o más):

1. Narrador (Voz en off)


2. Juan (El pequeñín de la clase)
3. Ana Clara (La maestra de Juan)
4. Compañeros (Compañeros de clase de Juan, al menos 2 pero pueden ser más)
5. Yamal Gabán (El superhéroe amigable)

Si quieren profundizar sobre el preocupante tema del bullying, pueden leer este ensayo que explica un poco más y puede ser un
añadido interesante a la utilización de la propia obra.

Acto I

Narrador: Juan, el más pequeño de la clase y el favorito de la maestra Clara, con su elevado coeficiente intelectual, solía crear un
ambiente ameno dentro del aula. No obstante, su autoestima decaía día a día, a causa del frecuente bullying del que era víctima.

(Juan, su maestra y compañeros en el salón de clase)

Ana Clara: Buenos días mis estimados, por favor abran su libro en la página número 13. ¡Juan, querido! ¿podrías realizar la lectura?

Juan: ¡Con gusto maestra!.

Narrador: En el instante que Juan se levantó, todos sus compañeros de clase comenzaron a mirarse entre sí, y a emanar risas entre
ellos, como pretendiendo hacerle una travesura.

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(Juan camina tímidamente hasta el lugar donde está su maestra)

Maestra: Lee desde el párrafo dos por favor.

Juan: “Al caer la eterna noche, se encontraba la bella dama durmiendo en su aposento, cuando de pronto Felipe decide declararle su
amor…”

Narrador: En seguida y sin razón alguna, todos sus compañeros comenzaron a reírse a gran carcajada.

Compañeros: ¡Ja ja ja ja ja!

Narrador: Juan, al ver la burla de sus compañeros, tiró el libro al piso e inmediatamente salió corriendo del salón refugiándose en el
armario de albañilería. Cuando de pronto, como por arte de magia escuchó unos pasos cercanos a la puerta.

Acto II

(Juan empieza a temblar imparablemente crujiendo sus dientes. Seguidamente Yamal abre la puerta)

Yamal Gabán: ¡No temas pequeñín!, vengo ayudarte y a levantarte el ánimo.

Juan: Pero…Pero ¿quién eres tú?

Yamal Gabán: Soy Yamal, el gran amigo de todos los pequeñines. Vamos amiguito tengo algo que mostrarte, sígueme.

Narrador: Tras el asombro de Juan al ver a Yamal con su gran fuerza y fortaleza, sintió que por fin había encontrado la solución a
todo abuso sufrido.

Acto III

(Juan y Yamal miran de lejos a los chicos abusadores situados en el comedor)

Juan: ¡Mira allí están!, siempre me esperan en el comedor para comenzar a burlarse de mí, ya sea por mi estatura, por mi inteligencia
o por cualquier cosa que se les ocurra. A veces quisiera no ser así.

Yamal Gabán: Nunca digas eso amiguito, esos talentos te hacen único. Espera un momento…

(Yamal camina por el comedor y comienza a vociferar un excelso acontecimiento)

Yamal Gabán: ¡No puedo creer que me haya salvado ese pequeñín!. De no ser por él, ya hubiese muerto ahogado por un trozo de
carne.

(Los compañeros de clase de Juan, se acercan a Yamal)

Narrador: Al ser Yamal conocido por los niños como el superhéroe amigable, todos deciden acercarse para escuchar con
detenimiento los detalles de tan importante noticia. Es así, como Hassín líder innato y curioso realiza la siguiente pregunta.

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Hassín: Yamal, pero…¿Quién te salvo? cuéntanos por favor.

Compañeros: Sí, ¡dinos!, ¡dinos! (al unísono)

(Yamal pensativo, mientras Juan se queda mirándolo desde el fondo del comedor)

Yamal Gabán: ¡Me salvo aquel pequeño!…

(Yamal señala a Juan, y todos los compañeros colocan cara de asombro)

Compañeros: ¿Qué…?

Yamal Gabán: Sí, fue ese pequeño. ¡Pequeñín ven acá!.

Narrador: Juan muy tímido con paso presuroso va hacia donde esta Yamal y sus compañeros.

(Yamal lo mira juntos con todos sus compañeros, con total silencio por la conmoción)

Juan: ¡ehhh!, aquí estoy… (Con timidez)

Compañeros: ¡eeeehhhhhhh! (Gritan de alegría)

(Juan recibe un gran abrazo colectivo)

Narrador: Lo que menos esperaba el pequeño Juan, era ser sorprendido ante la reacción de felicidad por parte de sus compañeros,
gracias a lo declarado por el individuo que sin pensar, marcaría un elemento significativo en la vida de aquel niño. Recordando, que a
veces solo basta con cambiar la perspectiva de las cosas, sin importar las personas y el lugar.

Título de la obra: “Papá, choqué tu carro”

Autora: María Gabriela Méndez

Tema: Una conversación entre un chico y su amigo respecto a un grave problema: Choqué el carro de mi papá mientras él estaba de
viaje. Ambos planean cómo decírselo a su papá; luego el padre regresa de su viaje y su hijo debe hallar las mejores palabras para
enterarlo de lo sucedido.

Género: Comedia

4 Personajes:

1. Narrador (Voz Femenina)


2. Carlos (El hijo)
3. Enrique (Amigo de Carlos)
4. Rafael (Papá de Carlos)

Nota #1: Entre paréntesis () se encuentran sugerencias de expresiones no verbales, (Acotaciones)

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Nota #2: Hay algunas palabras durante la obra que son usadas en el dialecto popular Venezolano pero que tienen su significado en el
Glosario de términos, por lo que pueden ser sustituidas por palabras del mismo significado y que sean del uso popular en su país,
porque la idea es crear empatía con la Audiencia.

Ambiente

Para el primer acto se formarán dos escenarios sencillos que interactúan entre sí; se necesitan dos teléfonos, una cama y un pequeño
sofá. El segundo acto será en el escenario del sofá.

Narrador: – Carlos ha chocado el carro de su papá y ha llegado a su casa muy preocupado porque no sabe qué hacer. Su papá no
acostumbra ser “tan enfadado” pero Carlos cree que en esta ocasión será diferente; él ama su auto y no quiere ni un rasguño en él.
Carlos necesita hablar con alguien. Su amigo Enrique siempre está disponible para él, y nunca le ha dado un mal consejo. Carlos
decide llamar a su amigo en este momento de gran preocupación y angustia.

Acto 1

Carlos: (Entra en escena con cara de preocupación y se sienta en el sofá de su casa, descansa por un momento con las manos en la
cabeza y luego decide llamar a su amigo Enrique, marca el número y espera a que Enrique conteste la llamada)

Enrique: (Entra en su cuarto y se acuesta en su cama, cuando de pronto suena el teléfono, que decide responder acostado mirando el
techo, y con la otra mano lanza una pelota hacia arriba una y otra vez) – ¿Aló, Carlos?. ¿Cómo estás?

Carlos: Yo… yo bien amigo… pero el carro de mi papá no

Enrique: (Enrique deja de lanzar su pelota y se sienta en la cama) – ¿Y eso? ¿qué pasó?

Carlos: Lo choqué…

Enrique: (Enrique se ríe antes de decir algo gracioso) – Chamo1, Pero te tardaste mucho, jajajaja. Tu manejas malísimo.

Carlos: – No chamo1, no fue mi culpa, tuve que esquivar un carro y me estrellé contra un poste.

Enrique: – Y ¿no arrollaste a una viejita que venía caminando por la acera, rumbo a su casa con las bolsas del mercado? jajajaja

Carlos: – No había nadie en la acera. Pero deja de bromear y ayúdame, necesito un consejo.

Enrique: – Está bien Bro2, dejaré de bromear, ¿en qué te puedo ayudar?.

Carlos: Necesito encontrar una forma de decírselo a mi papá.

Enrique: – Eso es muy fácil, tu le dices: Papá, tuve un accidente!, luego haces una pausa, y si no muere de un infarto, entonces le
cuentas los pormenores (Enrique se ríe de forma burlesca)

Carlos: – Chamo1, de verdad necesito tu ayuda en serio, tú siempre tienes buenas ideas, pero no estás cooperando.

Enrique: – Está bien chamo1, tengo una mejor idea: Yo lo llamo y le digo lo siguiente — Sr. Rafael, su hijo ha tenido un accidente muy
grave, lamentablemente ha fallecido…. Luego haré una pausa para respetar el dolor de tu padre, para luego decirle… No, es una
broma, solo chocó el carro y está destrozado, afortunadamente Carlos solo tuvo heridas leves, pero se va a poner bien… Luego haré
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una nueva pausa, mientras tu papá se recupera de la noticia anterior y se acostumbra a ésta, y finalmente le digo. Disculpe, realmente
a Carlos no le ha pasado nada, y el carro no está destrozado totalmente, pero debe estar agradecido de que solo chocó un poco
contra un poste de alumbrado público, solo serán un par de reparaciones menores.

– ¿Qué te parece mi idea?

Carlos: – Por lo visto no me quieres ayudar no?.

Enrique: – Sí te quiero ayudar Bro2, y esto lo aprendí de un estudio sicológico realizado y que leí en internet: Si te dan una noticia más
grave de lo que realmente ha sucedido y luego te relatan la verdadera historia, ésta disminuirá su nivel de importancia.

Carlos: – Ayúdame a encontrar una forma seria de decirle a mi papá.

Enrique: – Yo creo que debes decirle y ya. Pero mejor espera a que llegue, y cuando esté tranquilo, descansado, en casa, le cuentas,
y ya.

Carlos: – Tienes razón Enrique, de todas maneras, se va a tener que enterar. Y va a reaccionar como tenga que reaccionar.

Enrique: – Chévere3

Carlos: – Hablamos luego entonces, te aviso cualquier cosa, si me tienes que hospedar en tu casa, jaja

Enrique: – Ok, jejeje, Bye4

Narrador: – Y cuando llegó el padre a casa… (Se hace una pausa de suspenso)

(El Padre de Carlos llegó a la casa y es recibido por su hijo, quien decide saludarlo, ayudarlo con las maletas. La audiencia ve la
escena del papá que se sienta en el sofá, luego el hijo busca un vaso con agua para su papá, deja que tome un poco, y luego…)

Carlos: – Papá, ¿cómo te fue en el viaje?

Rafael: – Bien hijo, un poco agotador pero excelente, y tú, cuéntame, ¿Cómo te fue en estos días solo en casa?

Carlos: – En casa me fue bien (Pausa). Aquí todo bien, como puedes ver.

Rafael: – Mmmmm. ¿Y en el resto?, digo, en la calle, ya que has hablado de la casa solamente.

Carlos: (Toma un poco de agua, como quien quiere hidratarse desesperadamente, y se pone algo nervioso) – Bueno, la verdad es
que… (pausa)

Rafael: – ¿Pasó algo? (El padre muestra una expresión de preocupación y curiosidad leve)

Carlos: – Papá, la verdad es que choqué el carro… (una pausa, y continúa) No fue mucho, solo lo choqué contra un poste de
alumbrado público. (Carlos muestra temor)

Rafael: (Se muestra muy relajado en el sofá y responde) – ah… ok… no hay problema… Voy a descansar, porque el viaje me dejó
agotado. (Sale de escena)
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Carlos: (Se muestra extrañado y mira hacia el público, expresando una señal de “hubiera sabido esto antes ni me preocupo”)

FIN.

Glosario de términos.

1. Chamo. Éste un término del dialecto venezolano que es una palabra informal para establecer confianza entre amigos. Esta palabra
se puede sustituir por otra que sea usada en su país.

2. Bro. Ésta es otra forma usualmente usada en Venezuela para referirse con confianza a un amigo cercano, es un diminutivo del
vocablo en Inglés “Brother” que en español es “hermano”. Puede cambiarse por algún otro término que sea usado en su país.

3. Chévere. Es una expresión popular usada en Venezuela y otros países latinos que significa “está bien”, o en otros casos “estoy de
acuerdo”, Puede ser sustituida por algún vocablo con el mismo significado que sea común o popular en su país.

4. Bye. ésta es una expresión en Inglés que se usa en Venezuela como sustituto de la despedida.

Título de la obra: La conducta inapropiada de Jesse

Autora: Nathalie Marin

7 Personajes:

1. Narrador (Voz en off)


2. Jesse (adolescente de 13 años mala conducta)
3. Ryan (amigo de Jesse)
4. Ronald (niño nuevo)
5. Charles (Papá de Jesse)
6. Damian (Joven de 17 años estudiante de secundaria)
7. Daniel (Joven de 16 años estudiante de secundaria)

Acto I

Narrador: Jesse, un adolescente rebelde especialista en humillar y golpear a los niños de su escuela. Inesperadamente en un abrir y
cerrar de ojos transformará su vida.

(Jesse saluda a su amigo Ryan, chocando la parte posterior de sus palmas, para luego chocar sus manos empuñadas)

Ryan: ¿Qué hay amigo?. ¿Cómo estás?

Jesse: ¡Genial!, esperando a ver qué niño nuevo llega para molestar un rato.

(Ryan y Jesse se ríen al unísono)

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Narrador: Como todo primer día de clases, las caras nuevas se hacen notar; mientras Jesse busca como fastidiar.

Jesse: ¡Ey tú!, el de la gorra azul, dame lo que traes de merienda.

Ronald: pero…¿Por qué?

Jesse: ¡Cállate niño!, solo dámelo.

(Camina una bella chica por el pasillo y seguidamente ignora a Jesse y a Ryan)

Ryan: Amigo, ¡Que linda es esa chica!

(Jesse con cara de enamorado)

Jesse: Sí, que hermosa es.

Acto II

Narrador: Daniel y Damián, dos hermanos que por años vieron la conducta inapropiada de Jesse, tomaron la decisión de investigar la
razón por la cual se la pasaba maltratando y golpeando a los niños injustamente. Por ende, al finalizar la clase procedieron a
inmiscuirse para lograr su cometido.

(Daniel y Damián escondidos en los arbustos cercanos a la casa de Jesse)

Daniel: ¡Mira!, acaba de llegar Jesse luego de su entrenamiento de Soccer.

Damián: ¡Vamos a ver qué hace tan pronto entre a casa!

(Daniel y Damián espiando el interior de la casa con binoculares, mientras Jesse entra.)

Jesse: ¡Hola papá!. ¿Cómo estás?

Charles: Quítate de ahí, en vez de estar saludando, dime ¿dónde está mi dinero de hoy?.

Jesse: éste…

(Charles agarra a Jesse por la camisa)

Charlas: ¡Que me des mi dinero te dije!

(Charles golpea a Jesse, el cual cae bruscamente en el suelo)

Narrador: Al ocurrir tan abrumador hecho, Jesse en un instante quiso llorar, pero luego la rabia lo consumió por dentro por el maltrato
constante de su padre, el cual yacía en su hogar desde varios años atrás.

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(Daniel y Damián se miran el uno al otro con cara de susto)

Daniel: ¡No puedo creer lo que acabo de ver!

Damián: Estoy tan sorprendido como tú.

Daniel: Ahora ya sabemos la verdadera razón, del por qué Jesse actúa así en la escuela. Vámonos Damián.

Narrador: Al ver ese panorama tan degradante para cualquier niño, Damián y Daniel se unen con el propósito de encontrar una
solución.

Acto III

(Damian se dispone a saludar a Jesse, según lo acordado)

Damián: ¿Qué hay Jesse?

Jesse: Nada nuevo, ¿por qué lo preguntas? (con tono serio)

(Daniel se acerca a Damián y a Jesse sorprendiéndolos por la espalda)

Daniel: ¡Chicos, que gusto verlos!. Justo quería invitarlos a jugar una partida de Soccer

(Jesse mira sorpresivamente a Daniel y a Damián, pero aun así acepta la invitación)

Jesse: Claro, ¡estupendo!, vamos.

Narrador: Luego de terminar el partido, los tres muchachos se disponen a descansar. Pero antes, Daniel busca la forma de sacarle
provecho a la situación.

Daniel: ¿En serio?. Muchachos saben que tengo algo que confesarles. ¡Mis padres son adoptivos!.

Jesse: Y ¿cómo te tratan?.

Daniel: Bien, aunque a veces me regañan pero dentro de lo normal, cuando me porto mal. (Risas).

Jesse: Que bien, y te comprendo. En mi caso, desde que mamá nos abandonó hace cinco años, mi papá suele regañarme
frecuentemente además de golpearme de vez en cuando.

(Jesse, coloca cara de tristeza, recordando el frecuente maltrato de su padre)

Daniel: Pero eso no está bien Jesse.

Jesse: ¡lo sé!

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(Damián escuchando la conversación de Jesse y Daniel decide intervenir)

Damián: La justicia siempre llega, solo trata de ser tú el mayor ejemplo, sin cometer el mismo error de tu padre. Pues no hay nada
mejor que marcar la diferencia.

FIN.

Título de la obra: “Pedro Desorientado”

Autora: Nathalie Marin

8 Personajes:

1. Narrador (Voz en off)


2. Pedro (Niño inocente y desorientado)
3. Raúl (Joven adicto)
4. José (Amigo de Raúl)
5. Anthony (Amigo de Raúl)
6. Esteban (Niño astuto)
7. Karen (Madre de Pedro-voz en off)
8. Isaías (Hombre sabio y consejero)

Acto I

Narrador: Pedro, un niño de tan solo 10 años de edad, se encontraba un día andando por las calles de su barrio, desorientado en el
mundo, sin nada que comer, sin amigos, sin nadie que entendiera la situación por la que estaba pasando. Pues, recientemente acaba
de perder a su madre, su gran tesoro irreemplazable, debido a una grave enfermedad que la había acogido durante más de siete años.

(Pedro caminando por la calle, con las manos en el bolsillo mirando en todas las direcciones)

Pedro: ¡Madre!, cómo no he de extrañarte, si fuiste quien me dio la vida. ¡Mi única familia!.

Narrador: Con una gran tristeza en su rostro, y muy pensativo, Pedro observó con detenimiento a tres jóvenes sentados en una de las
aceras de la calle, quienes no paraban de fumar exageradamente.

Raúl: ¡Oye tú!

Pedro: ¿Quién, yo?

Raúl: Sí, tu. ¿No quieres un poco?, mira que te quitará ese pesar que tienes en tus ojos.

Narrador: Pedro muy inocente ante las realidades existentes en la vida, se acercó a ellos, sin saber lo que le habría de acontecer.

(Pedro camina hacia Raúl y sus dos amigos)

Pedro: Dime, ¿tienes algo de comer?, tengo mucha hambre no he comido nada en todo el día.

Raúl: Tranquilo, en un rato conseguimos algo por ahí, pero…¡ven! siéntate con nosotros.

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(Pedro se sienta al lado de Raúl)

Raúl: Cuéntanos que te paso.

(Pedro mira al suelo con una gran tristeza en su rostro)

Pedro: ¡Estoy muy triste!, porque el día de ayer falleció mi madre, y era la única persona que tenía en el mundo.

Raúl: ¡Que mal amigo!, pero ven fuma un poco nada te pasará, al contrario te aliviará la pena.

(Los amigos de Raúl hacen señas a Pedro a modo de invitación)

José y Anthony: ¡Ven niño!, no te pasará nada.

Narrador: Pedro, ante la insistencia de Raúl y la vociferación de sus amigos, decide aceptar la propuesta.

(Pedro comienza a reírse sin medida)

Raúl: ¿Cómo te sientes ahora?

Pedro: Siento como si me hicieran mil cosquillas en la pansa (Risas)

Raúl: ¡Ja ja ja!, bien amigo, bien.

(Raúl y su grupo de amigos comienzan a reír al unísono)

Narrador: Al pasar los días, meses y años, Pedro todo un joven ya quinceañero, se situaba sumergido en una adicción que a lo lejos
parecía irreversible.

Acto II

(Pedro sentado con dos amigos en la acera, mientras por la calle pasaba un niño desorientado como él hace unos años)

Pedro: ¡Hey amigo!, ven y comparte con nosotros, para que te relajes un poco.

Esteban: No amigo, pero gracias.

Pedro: ¿Qué, me vas a decir que no quieres reírte un poco?, se nota a leguas que has pasado una pena.

Esteban: Sí amigo, mi madre acaba de fallecer

Pedro: Con mayor razón, ven aquí muchacho, siéntate un rato.

Esteban: Gracias amigo, es muy tentativa tu oferta, pero sé que a mi madre le hubiese gustado que luchase por mis sueños, y así lo
haré; aunque tenga que esforzarme y trabajar, pero no me rendiré.
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(Esteban sigue caminando sin mirar atrás, mientras Pedro se queda pensativo)

Narrador: Ante las profundas palabras de aquel muchacho, inmediatamente Pedro recordó la imagen de su bella madre, quien le dijo
estas palabras minutos antes de su muerte.

Karen: Hijo mío, prométeme que nunca dejarás de luchar por tus sueños. Recuerda que aunque yo no este físicamente en este
mundo ¡jamás te abandonaré!, siempre morare allí en tu hermoso corazón. No mires atrás, más si adelante, recorriendo cada día el
camino correcto hacia la meta.

(Pedro cae en un profundo llanto)

Pedro: ¡Madre!, como fue que olvidé tus últimas palabras y tu mayor deseo. ¡Perdóname!

Narrador: Aquel llanto de Pedro fue tan sincero, que al pasar por ahí un hombre sabio de edad ya avanzada, se detuvo a
reconfortarlo.

Isaías: Joven, no sé lo que te ha pasado, pero lo que hoy mi corazón te dice: es que nunca es tarde para volver a empezar.

Narrador: Al oír esas palabras, un gran gozo recorrió el cuerpo de aquel joven, que un día siendo niño, tomo la decisión equivocada.

(Pedro se levanta y abraza al caballero en agradecimiento)

Pedro: En mi inocencia, hace años caí en un gran vicio, pero hoy decido levantarme con mucho fervor, y animar aquellos niños como
yo o como Raúl, para que nunca permitan que la situación los lleve a caer en una irreparable adicción.

FIN.

Título: “Romeo y Julieta” (Adaptación)

Autor: Manuel Martínez

6 personajes:

1. JULIO- Joven de 18 años, enamorado de Ramona. Vive en el barrio rico de la ciudad con sus padres. Protagonista de la obra
2. RAMONA- Chica de 17 años, de ascendencia africana. Nació en el país, sus padres son inmigrantes. Enamorada de Julio, vive en un
barrio obrero de la ciudad. Protagonista de la obra.
3. LEÓN.- Joven de 18 años, mejor amigo de Julio.
4. PADRE DE JULIO.- Hombre de 45 años. Hombre adinerado.
5. PADRE DE RAMONA.- Hombre de 48 años, de origen africano.
6. MADRE DE RAMONA.- Mujer de 41 años, de origen africano.

ACTO I

(Personajes que intervienen en este acto Julio y León.)

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Noche cerrada, Julio espera frente a la casa de su amigo León. Ataviado con una mochila de viaje, tira una pequeña piedra a una de
las ventanas. Al impactar en esta, una luz al otro lado de la habitación se enciende. León se asoma por su ventana.

JULIO: ¡León!

LEÓN:¿Qué pasa? Ah, Julio, ¿qué pasa?, ¿qué haces aquí?.

JULIO: Baja León, por favor, necesito hablar contigo.

LEÓN: De acuerdo, bajo.

La ventana de León se apaga. Julio se quita la mochila y la deja en el suelo a su lado. León entra en escena.

LEÓN: ¿Qué pasa Julio?

JULIO: Necesito que me ayudes León.

LEÓN: Claro Julio, dime que necesitas.

JULIO: Tienes que ir y hablar con Ramona. Necesito que vayas y le digas que la esperaré en la estación de autobuses a las 7 de la
mañana. Sus padres le han quitado el móvil, cuando ella les contó que éramos novios. Y en mi casa las cosas no están mejor, mi
padre leyó los mensajes que me había mandado con ella y me ha amenazado con echarme de la casa si sigo con ella.

LEÓN: Que fuerte Julio, pero a lo mejor lo de tu padre fue un calentón y no lo piensa.

JULIO: Que va León, créeme. Él jamás aceptaría que yo saliera con una chica así.

LEÓN: Bueno, yo hablo con ella.

JULIO: Pero tienes que ir ahora León.

LEÓN: ¿Ahora?

JULIO: Sí, tiene que ser ahora. Ella no se asustará cuando te vea. Tienes que ir ahora y decirle que la espero a las siete en la
estación. Yo no voy a dejar que mi padre se interponga entre ella y yo, si ella me quiere nos iremos juntos, sino se presenta sabré que
estoy solo, me iré y no le guardaré rencor alguno.

LEÓN: Te precipitas Julio.

JULIO: Tengo que irme León, por favor no me falles, ve y habla con ella. Y dile que la quiero.

Julio coge la mochila y sale de la escena.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto León, Ramona, Padre de Ramona y Madre de Ramona.)
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Habitación de Ramona. Ésta sentada en la cama frente a su Madre y su Padre.

PADRE DE RAMONA: ¿Con ese chico Ramona?

RAMONA: Ese chico tiene nombre y se llama Julio.

PADRE DE RAMONA: Sí, y vive en un barrio donde nos miran con asco y miedo a la gente como nosotros.

MADRE DE RAMONA: Seguro que ese chico es un chico estupendo Ramona, pero sois muy jóvenes. Muy jóvenes y de verdad que la
vida va a llevaros por distintos caminos.

RAMONA: Bueno, pero eso es una decisión mía. Tampoco creo que sea tan grave.

PADRE DE RAMONA: Como no va a ser grave, ese niñito te ve como un juguete, una novedad, cuando se cansé de ti te desechará.
Desean todo lo que quiere hasta que lo tiene, entonces dejan de quererlo. Ya lo sabes Ramona, y el móvil no te lo pensamos devolver,
hasta que no razones. NO QUIERO QUE VEAS A ESE NIÑITO. Ya lo sabes, ¡TE LO PROHÍBO!

Padre de Ramona sale de la habitación, dando un portazo.

MADRE DE RAMONA: Disculpa a tu padre Ramona. Él todo lo dice porque se preocupa por ti.

RAMONA: Pues podría medir sus palabras un poco más. Yo quiero estar con Julio y ni vosotros ni nadie va a hacerme cambiar lo que
siento por él.

MADRE DE RAMONA: Piénsalo hija, nosotros no queremos nada malo para…

RAMONA: Déjame sola.

MADRE DE RAMONA: Cómo quieras.

La Madre de Ramona sale de la habitación entristecida. Ramona se queda sola llorando en la cama. León aparece por la ventana del
dormitorio de Ramona. Esta se levanta de la cama y le abre la ventana.

RAMONA: ¿Qué haces aquí León?

LEÓN: Ramona tengo que hablar contigo, me manda Julio. Te espera mañana a las 7 en la estación de autobuses. Me ha pedido que
te dijera que te quiere, y que si tú lo quieres él está dispuesto a irse contigo, donde no os impidan estar juntos.

RAMONA: Está loco.

LEÓN: Sí, loco por ti Ramona. Ya sabes como es. Tengo que irme Ramona, no quiero que tus padres me vean aquí contigo.

León sale por la ventana. Ramona se queda sentada en la cama, mientras mira la ventana abierta por la que acaba de salir León.

ACTO III

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(Personajes que intervienen en este acto Julio, Ramona, Padre de Julio, León y Padre de Ramona)

Estación de autobuses. Julio espera sentado junto a León mientras el reloj marca las siete en punto. Está amaneciendo.

JULIO: Seguro que le diste bien el recado, ¿no?

León asiente con la cabeza.

JULIO: ¿Y no te dijo nada?

LEÓN : Nada de nada, tampoco le di tiempo Julio me fui de allí enseguida, imagínate si me pillan sus padres con ella en la habitación.

JULIO: Me temo que no va a venir.

LEÓN: Aunque así fuera, eso no significa nada Julio. No habrá podido llegar. Espera un poco, quédate y búscala.

JULIO: Me temo que no León, voy un momento al baño y me cojo el autobús.

Julio sale de escena. León espera sentado a su amigo, mientras Ramona llega a la estación corriendo.

RAMONA: ¡León!, ¿Dónde está Julio?

LEÓN: Tranquila Ramona, ha ido un momento al baño.

El Padre de Julio se acerca desde lejos.

RAMONA: (asustada)¡El padre de Julio!, tengo que esconderme León. Si me ve no sé qué es capaz de hacer.

Ramona se aleja de ellos, el Padre de Julio se acerca a León.

PADRE DE JULIO: ¡León!, ¿Dónde está mi hijo?

LEÓN: No lo sé, sé que iba a venir aquí esta mañana, pero no lo he visto.

PADRE DE JULIO: Ven, ayúdame a encontrarlo.

LEÓN: Pero…

PADRE DE JULIO: Pero nada, además creo haber visto a la niñita esa que le ha comido la cabeza a mi hijo.

El padre de Julio sale con decisión. León lo sigue detrás. Julio aparece con su mochila, se encuentra con el Padre de Ramona.

PADRE DE RAMONA: ¡Tú!.

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JULIO: No se preocupe, su hija no ha venido. No tiene de qué preocuparse.

PADRE DE RAMONA: Pues claro que no ha venido, vengo a decirte que no quiero que te acerques más a mi hija.

JULIO: No se preocupe, me voy y no voy a volver a molestarles más.

Julio se da media vuelta y se marcha. El padre de Ramona se marcha en dirección contraria. Ramona aparece en escena.

Megafonía de la estación

El tren con salida a las siete acaba de efectuar su salida.

RAMONA: Se ha ido. Y con él se va una parte de mi corazón. Fue bonito mientras duró.

FIN

Título de la obra: “La Gran Alegría de Josué”

Autora: Nathalie Marin

4 Personajes:

1. Josué (anciano abandonado en el asilo)


2. Matilda (Bella joven que aviva el alma de Josué)
3. Martha (hija de Josué)

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4. Narrador (voz en off)

Acto I

Narrador: Un anciano de 63 años edad llamado Josué, se encontraba un domingo por la mañana sentado en el porche del viejo asilo
de la ciudad, cuando de pronto sin razón alguna llega su hija Martha con afán y con denuedo, para hacerle una ligera pero misteriosa
visita.

(Martha estaciona su auto cerca de la casa de Josué)

Josué: Pero, ¿Qué estará haciendo Martha por estos lares en un día entre semana?.

(Martha se aproxima a Josué)

Martha: Bendición papá, ¿cómo está?, ¿cómo sigue de salud?.

Josué: Bien hija, un tanto deprimido por esta soledad que me inunda.

Martha: Papá, pero si nos tienes a nosotros tus hijos.

Josué: ¡Sí, lo sé!, pero como ustedes me visitan nada más que dos veces al año.

Martha: Papá tú no sabes las ocupaciones que todos tenemos, que si llevar a los niños a la escuela, preparar el desayuno, almuerzo,
cena, más las largas horas en la oficina, y pare de contar.

Josué: Está bien hija, lo comprendo.

Narrador: Josué se entristece enseguida, y su hija sin prestarle atención alguna, se despide y se va rápidamente para sumergirse en
los afanes cotidianos de la vida.

Acto II

(Josué se levanta de su silla e inmediatamente se dirige a la capilla situada dentro de aquel asilo)

Josué: ¡Señor!, ¿dime qué puedo hacer para sanar este corazón que se ha marchitado durante estos largos años?.

Narrador: Mientras Josué realizaba esta plegaría, justo a las afueras de la capilla estaba una bella joven llamada Matilda, dedicada al
servicio de ayuda desinteresada al prójimo, la cual al ver el llanto imparable del desventurado anciano, decide caminar
presurosamente para consolarle con un fuerte y caluroso abrazo.

(Matilda mira fijamente a Josué)

Matilda: ¡No temas dice el Señor!. Así que mi estimado, de ahora en adelante recuerda siempre estas palabras: Detrás de cada
situación hay una bella bendición.

Josué: ¡Gracias bella joven!, por tan dulces y reconfortantes palabras.

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(Josué inclina su cara y su dorso ante el Cristo en señal de agradecimiento a Dios)

Matilda: ¡Ven!, acompáñame a tomar un sabroso té de limón, es muy bueno para la digestión ¿sabías?.

(Josué sonríe ante Matilda).

Josué: ¡Que maravilla! no, no lo sabía, y muchas gracias por considerar a este viejo que hasta los dientes le duelen para
hablar (Risas).

(Matilda se ríe muy sutilmente)

Matilda: Tranquilo, si algo he aprendido es que debemos disfrutar cada momento de la vida.

Josué: ¡Así es jovencita!, y que sabia eres para tan corta edad.

(Matilda conversa durante largo rato con Josué)

Matilda: Y cuéntame Josué, ¿tienes hijos?

Josué: Sí, tres, pero los veo solo dos veces al año.

(Josué coloca rostro de tristeza)

Matilda: ¡No te preocupes!, de seguro pronto vendrán a compartir contigo.

Josué: ¡Dios te oiga bella joven!

Acto III

Narrador: Después de aquella tarde, Matilda se queda pensativa y decide prepararle una sorpresa a Josué.

(Matilda llama por teléfono a los hijos de Josué)

Matilda: ¡Hola!, ¿hablo con la familia Sánchez Montilla?

Martha: Sí, ¿quién habla?

Matilda: Hablo del centro hospitalario asilo para ancianos “Casa de Jesús”.

Martha: Ajá, dígame, ¿pasó algo?

Matilda: Es que queremos decirle que su padre está pasando por una situación muy difícil, y requerimos de la presencia de toda la
familia.

Martha: ¡Oh por Dios!, ¡vamos para allá!


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Narrador: Ante tales palabras, la familia de Josué solo podía pensar que se trataba de su estado de salud, y deciden comprarle una
bellas rosas y contratar mariachis, a fin de hacer de sus últimos momentos un instante inolvidable.

Acto IV

(Llegada de la familia Sánchez Montilla al asilo)

Matilda: ¡Hola! Bienvenidos.

Martha: ¡Hola! venimos a ver a nuestro padre, nos dijeron que estaba pasando por una situación difícil, y queremos despedirnos de él.

Matilda: Su padre no está muriendo, pero si está muy mal del corazón.

Martha: ¿Es muy grave?

Matilde: Les explico, el problema de su papá va más allá de lo físico.

(Los tres hijos inmediatamente colocan un gesto de tristeza en su rostro)

Martha: ¡Por favor, llévanos a verlo!

Matilda: Está bien, pero antes debo decirles algo: Su padre no está aquí.

Martha: ¡Que!, pero nos dijiste que estaba vivo.

(La familia Sánchez Montilla coloca cara de asombro)

Matilda: Tranquilos su padre está bien, lleno de mucha salud gracias a Dios, justo ahora está con la señora Juana en la cocina
tomando el cafecito de la tarde.

Martha: Que susto nos diste, pero ¿por qué nos mentiste?

Matilda: A veces nosotros no aprovechamos ni valoramos a quién tenemos a nuestro lado, mas cuando perdemos a ese ser querido
nos lamentamos por no haber compartido con él lo suficiente. Ahora yo les insto a todos que amen a su padre y compartan con él
todos los días, como si fuera el último de su vida.

Narrador: Al escuchar detenidamente todas estas fuertes pero verdaderas palabras, la familia Sánchez Montilla se queda perpleja
reconociendo a su vez la sabiduría expresada.

Martha: ¡Tienes toda la razón!, y muchas gracias por quitarnos las vendas de nuestros ojos, a causa de los inevitables afanes de la
vida.

(Todos se miran e inclinan su cabeza abajo)

Matilde: No se preocupen, ¡Ahora es el tiempo perfecto de vivir!. ¡Josué! te buscan…

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Josué: ¡Voy!

Narrador: Ante tan conmovedor momento, Josué cae de rodillas en llanto agradeciéndole a Dios Todopoderoso por la gran dicha de
ver a su familia reunida nuevamente.

(La familia Sánchez Montilla se abraza)

Matilda: (mensaje al público) Estimados, después de lo visto y representado, los invito ahora a disfrutar del tesoro más preciado que
Dios les ha dado, y que siempre será una perla irremplazable que les alumbrará y apoyará en todo su camino: “la familia”.

(Todos los actores se unen y rea

Título de la obra: “El hijo desobediente”

Autora: Nathalie Marin

4 Personajes:

1. Narrador (Voz en off)


2. Jeison (hijo desobediente)
3. Elizabeth (madre de Jeison)
4. Mathias (Hermano menor de Jeison

Acto I.

(Elizabeth y Jeison sentados en la sala de su casa)

Narrador: Jeison era un joven extraordinario que habitaba con su madre en el barrio chino de la ciudad, intrépido pero muy rebelde;
hecho que ocasionaba constantemente grandes angustias para su mamá Elizabeth Morantti.

Jeison: ¡Madre!

Elizabeth: Dime hijo, ¿qué necesitas?

Jeison: No encuentro mi camisa de la suerte y hoy tengo una salida importante. ¡Búscala!

Elizabeth: Pero hijo…

Narrador: En seguida Jeison la mira con gran molestia en sus ojos y se da la vuelta; mientras Elizabeth se dirige a continuar sus
quehaceres y a doblar la ropa recién lavada de sus amados hijos, para salir por la tarde a trabajar y generar dinero para el sustento de
su preciado hogar.

Mathias: Mamá, ¿quieres que te ayude con eso?, yo puedo planchar la ropa. ¡Necesitas descansar!

Elizabeth: Bello hijo no te preocupes, yo puedo hacerlo sola.

Mathias: ¡Insisto madre!

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(Elizabeth agradece a Dios por tener un hijo tan servicial)

Elizabeth: Amado Dios, gracias por este hijo tan acomedido que me diste; sin embargo, hoy te pido con todo mi corazón que le des
sabiduría y entendimiento a mi hijo Jeison y que me lo llenes de mucha salud, porque me angustia los peligros que le puedan afectar
en la calle.

Acto II.

(Jeison llega a casa para cenar)

Jeison: Hola mamá, ¿ya está la cena?

Elizabeth: No hijo, ¿hoy vas a dormir en casa?

Jeison: No, debo hacer algo importante

Elizabeth: Pero hijo…

(Jeison sale de su casa)

Narrador: Después de observar este escenario, Mathias se acerca a su madre para consolarla ante su angustia inquietante.

Mathias: Madre, quiero decirte que agradezco todo lo lindo que haces por mí, porque nadie hace un esfuerzo tan grande como tú.

Acto III.

Narrador: A causa de la desobediencia, Jeison llega a casa golpeado tras haber sido víctima de un robo en el centro de la ciudad a
altas horas de la noche.

(Jeison corre a encerrarse en su cuarto y se arrodilla)

Jeison: ¿Dios pero qué he hecho tan mal para que me ocurra esto?

Narrador: En ese momento tan intenso y de dolor por todo lo que le había sucedido, vino a su memoria el trato tan amargo dado al ser
que le dio la vida.

(Elizabeth entra rápidamente al cuarto de Jeison y se une al llanto de su hijo Jeison)

Elizabeth: ¡Mathias, Mathias!

Mathias: Dios, pero ¿qué te ha pasado hermano?

Elizabeth: Tráeme rápido la caja de primeros auxilios

(Mathias corre a buscar el botiquín de primeros auxilios)

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Mathias: Toma mamá.

Narrador: Jeison mira fijamente a su madre, conmovido por el acto inmenso de amor emanado.

Jeison: ¡Madre!, ¿por qué haces esto por mí? ¡No lo merezco!

Elizabeth: Lo hago porque eres mi hijo.

Narrador: Al escuchar tan sinceras palabras de su mamá, Jeison entra llanto incontrolable y le pide perdón por no haberla valorado lo
suficiente.

Jeison: Perdóname madre, porque no supe valorarte y has sido tanto madre como padre, has luchado incansablemente por darnos
alimento y por hacer de nosotros mejores personas, y nunca te he agradecido por el esfuerzo tan enorme que has hecho. ¡Te amo
mamá!

(Jeison abraza a su madre, y seguidamente Mathias se une al abrazo en familia)

FIN.

Título: “Problemas de juventud”

Autor: Manuel Martínez

6 personajes:

1. PEPE- 16 años, atrevido, intenta ser más popular y se deja llevar por su mejor amigo El Kinki.
2. EL KINKI.- 18 años, rebelde y repetidor, se busca la vida y se salta toda norma establecida es una mala influencia para Pepe.
3. PROFESOR LORENZO.- 38 años, Profesor de Pepe y El Kinki.
4. MADRE DE PEPE.- 45 años, sufre apenada como su la conducta de su hijo no es buena.
5. PADRE DE PEPE.- 47 años, se irrita al ver como su hijo se está haciendo malo por las malas compañías.
6. AGENTE DE POLICÍA.- 36 años.

ACTO I

(Personajes que intervienen en este acto Pepe, El kinki y el Profesor León)

Pepe y El Kinki esperan en el aparcamiento del colegio. Ambos están apoyados en un coche viejo.

Pepe: Y que lo digas, el León me tiene harto, ayer tuvo la brillante idea de llamar a mi casa para decir que llevaba sin ir a su clase dos
semanas. Total para qué, si siempre dice las mismas cosas y siempre me acaba suspendiendo lo haga como lo haga.

El Kinki: Que tío, te lo dije desde el principio, es gentuza. Yo lo tengo calado desde el primer día, sólo hay que ver cómo nos mira
cuando nos ve en los pasillos, no puede ni vernos. A mí, desde que un día se la líe en clase me la tiene guardada. Pero vaya que se
va a enterar el tío este.

Pepe: ¿Y eso?, ¿Qué piensas hacerle?

El kinki: ¿Yo?, Nada de nada.

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Pepe:¿Entonces?

El kinki: Entonces nada, lo vas a hacer tú

(Dice El Kinki entre risas)

Pepe:¿Yo?, ¿Qué se supone que voy a hacerle?

El Kinki golpea con una mano el coche sobre el que están apoyados los dos. Pepe mira el coche sorprendido.

Pepe:¿Qué ocurre con el coche?

El kinki: ¿No sabes de quién es?

Pepe: No fastidies, es el coche del León.

El kinki: Bingo.

Pepe: Y ¿qué quieres, que le raye el coche?

El kinki:Mejor.

El Kinki saca una navaja del bolsillo

El kinki: Toma. Para que le quites presión a sus ruedas, que las veo muy hinchadas.

Pepe:Pero tío, y ¿si nos ve alguien?

El kinki :A esta hora no nos ve nadie. Además, no le tienes tanta rabia al León. Venga va, hazlo ya.

El kinki le pone la navaja en la mano a Pepe. Este la mira dubitativo. Tras un momento se agacha y pincha una de las ruedas del
coche.

Profesor león:¡Eh!, ¡Alto!, ¿Qué hacéis?

Pepe se asusta, deja caer la navaja al suelo y sale corriendo con El Kinki.

El kinki: Corre Pepe, jaja. Pásate esta noche detrás del híper.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto Pepe, La Madre y El Padre)

Pepe asustado, entra corriendo en el salón de su casa. Su madre tiene el teléfono en la mano. Su padre al lado mira furioso a Pepe.

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Madre:Acaba de llegar. Sí, Sí y vuelvo a repetirle lo lamentamos mucho. Por supuesto, nosotros correremos con los gastos de su
coche, sí.

El Padre y la Madre miran enfadados a Pepe, que permanece temeroso en la puerta.

Padre:Estarás contento, ¿no? ¿Sabes quién era? Tu profesor, no te puedes hacer una idea de la vergüenza tan grande que hemos
pasado.

Madre:Se puede saber qué te pasa. ¿Qué te hemos hecho?

Pepe: Nada. No me pasa nada.

Madre: Entonces, ¿qué te ocurre?

Padre:Yo te diré lo que le ocurre, que es tonto. Que tiene malas juntas y hace todo lo que hacen los demás.

Pepe: Eso no es así.

Padre: Ah, ¿no? Pues desde que te juntas con el niñato ese del Kinki, no haces más que tonterías.

Pepe: Papá déjalo ya.

Padre: No, no lo dejo, porque si sigues así. Vas a acabar fatal

Pepe: Claro, claro, porque tú lo sabes todo. No hay nada que tú no sepas. Siempre igual.

Padre: Pues sí, algo más que tú sí que sé. Y si no acabas en la cárcel, acabarás muerto con esas juntas.

Madre: Por Dios.

Pepe: Estoy harto de que siempre estéis controlándome. Dejadme tranquilo.

Pepe sale corriendo dando un portazo.

Madre: ¡Pepe!, ¡Pepe!, no te vayas hijo.

ACTO III

(Personajes que intervienen en este acto Pepe, El Kinki y el Policía)

Callejón trasero de un hipermercado. El sonido de un disparo rompe el silencio, a lo lejos se oye una sirena de policía. El Kinki herido
en el estómago entra en el callejón jadeante hasta echarse en el suelo apoyado en la pared.

El kinki: Joder, que mierda.

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Pepe entra en el callejón asustado. Se acerca rápidamente a El kinki.

El kinki: Pepe, menos mal que has venido, ayúdame a ponerme de pie.

Pepe: Kinki no te muevas, estás herido, tenemos que llamar a una ambulancia, pedir ayuda.

El kinki: No, espérate. Si llamas me pillarán.

Pepe: Y qué más da, estás herido, necesitas ayuda.

El kinki: Si la dependienta, me hubiera dado el dinero, sino hubiera llamado a nadie no habría pasado nada. No tendría que haberla
herido.

(El Kinki se queja de la herida, cada vez jadea más)

Pepe: Kinki la policía está cerca deja que hable con ellos para que te ayuden.

El kinki: ¿Ayudarme?, no me hagas reír.

(Cada vez le cuesta más hablar)

Un policía entra en el callejón.

Policía:¡Quietos!, no os mováis.

Pepe: Por favor ayúdenos, él está herido.

El Kinki fallece. El policía se acerca a El Kinki y le toma el pulso.

Policía: Lo siento chico, no tiene pulso.

Pepe:No, no, no puede ser.

Policía: La chica del Híper también ha muerto. Él la había apuñalado en el robo. Acompáñame hijo, llamaremos a tus padres.

Pepe se va llorando con el policía.

Fin.

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Título: “La calidad de vida depende de la preparación”

La misma narra la historia de 3 amigas que despues de mucho tiempo sin verse deciden reencontrarse para ponerse al día con sus
vidas. Las 3 se encuentran en realidades diferentes y reflexionan sobre lo importante que es estudiar.

Autora: Clara Pérez

4 personajes:

1. Mayra: Dra. en psicología contemporánea.


2. Susana: Secretaria ejecutiva de una gran empresa.
3. Yolanda: Ama de casa, madre de 3 niños.
4. Mesero: Atiende la mesa donde las chicas se reúnen.

ACTO ÚNICO

Ambientación: Mesa en la terraza de un restaurant en el centro de la ciudad.

Introducción: Tres chicas que se conocen desde niñas deciden reencontrarse para revivir viejos tiempo y ponerse al día con la vida
de cada una, se encuentran en un restaurant, Susana llega primero que todas y se sienta en una mesa a esperar a sus amigas.

Mayra (Llega un poco agitada): ¿Susana? Amiga tanto tiempo sin verte, casi no te reconozco ¿Cómo estás?

Susana (levantándose de la mesa y besando a Mayra en la mejilla): ¡Mayra! Que gusto verte amiga, tanto tiempo. Siéntate,
esperemos a Yolanda tomando un café ¿te parece?

Mayra (se sienta al lado de su amiga muy sonriente y feliz): Disculpa el retraso, es que llegue aquí y no encontraba donde parquear mi
auto, todo está muy lleno por la hora.

Susana: No te preocupes, ni te cuento cuanto me costó tomar un taxi para llegar aquí y luego el tráfico, y eso que vivo aquí en el
centro, pero a esta hora tratar de pasar dos calles es una odisea.

Mayra (con tono jovial): Tienes razón, pero cuéntame que ha sido de tu vida, no, espera creo que la chica que viene entrando es
Yolanda, recibámosla y luego me cuentas sobre ti, me muero por saberlo todo.

Yolanda se acercaba muy agitada, algo despeinada, vestida de una manera bastante sencilla, se acercó a la mesa con una gran
sonrisa.

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Yolanda (tropezando torpemente con la mesa mientras saluda a sus amigas besándolas en la mejilla): Hola, perdón por la demora,
vivo muy lejos y para llegar aquí tuve que subir al jeep que me saca del barrio donde vivo y luego tomar el transporte público que me
dejó a dos cuadras de aquí, pero ya estoy y feliz de verlas.

Mayra (sonriendo agradada por la naturalidad de Yolanda): No pasa nada Yolanda, te esperábamos estábamos ansiosas de verte,
siéntate amiga y pidamos un café.

Susana hace señas al mesero para que se acerque y las atienda.

Mesero (trayendo una libreta en la mano): Buenas tardes ¿Qué van a querer las señoritas?

Mayra (respondiendo por todas): Traiga por favor café para todas y algún pastelillo.

Mesero: En un momento estoy con ustedes.

El mesero se retira y ellas comienzan a hablar animadas.

Susana (recordando el pasado alegremente): Hace tanto tiempo, aún recuerdo cuando estudiábamos juntas, Yolanda tan
despreocupada, escapándose de clases, de novia todo el tiempo, no te gustaba estudiar para nada.

Mayra (sonriendo): Bueno Susana tu estudiabas, pero como te gustaban las fiestas y los paseos, recuerdo que decías yo salgo de
aquí hago algo técnico y no estudio más.

Mesero (interrumpiendo la conversación para colocar las cosas en la mesa): Permiso, su pedido.

Yolanda (riendo con ganas): Y Mayra la nerd del grupo, aburrida, estudiosa y latosa, todo el tiempo tratando de hacernos entrar en
razón, “Tienen que estudiar” “pongan atención” eras muy fastidiosa amiga.

Las tres rien de los recuerdos y siguen sin parar de contarse todo lo que se han perdido unas de otras.

Yolanda (intrigada deja de reír para preguntar algo más serio): Pero ahora en serio chicas ¿Qué fue de su vida?

Mayra (orgullosa de sus logros): Bueno de algo sirvió que fuera tan aburrida amiga, yo soy psicóloga, me va muy bien, tengo una casa
hermosa, 1 hijo, 1 perro y un esposo maravilloso.

Susana: Bueno, a mí no me fue tan bien, pero no me quejo, aún estoy soltera, hice una carrera técnica, vivo sola en un departamento
bastante acogedor en el centro y me siguen gustando las fiestas, y tu Yolanda ¿que ha sido de tu vida?

Yolanda (algo avergonzada): Bueno yo por bruta no le presté nunca atención a los estudios, me embaracé poco después de salir del
liceo, no seguí estudiando, soy ama de casa, tengo 3 hijos, vivo en un barrio humilde con mi suegra y mi esposo, y me he arrepentido
muchas veces de no haber estudiado. Tarde me di cuenta que la calidad de vida depende de la preparación que tengas, pero me
alegro tanto de verlas amigas y de darme cuenta lo bien que están.

Mayra y Susana llevan sus manos al centro de la mesa y colocando una sobre la otra las tres amigas se tocan.

Mayra: Para nosotras también es un placer haberte visto amiga, y esperamos que esta no sea la última oportunidad, pero antes de
irnos quiero darte un consejo, nunca es tarde para hacerlo, aún puedes estudiar y mejorará tu calidad de vida.

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Las amigas dejan el dinero para cancelar la cuenta sobre la mesa, se levantan, salen del restaurante y en la puerta se abrazan
prometiéndose volver a verse.

FIN

Título: “La Odisea de Ulises”

La misma nos enseña que perseverando y siguiendo nuestra voz interior, podemos llegar a lugares muy distintos de dónde se inicia
nuestra vida.

Autora: Silvina Carrasco

9 Personajes:

1. Ulises niño: Es un niño de unos once años. Luce descuidado. Su ropa está vieja y rota. Más allá de su aspecto, su actitud es calmada
y reflexiva.
2. Santiago niño: Es un niño de unos siete años. Es el hermano de Ulises. Luce igual de descuidado que su hermano, pero su actitud es
distinta: es rebelde y se nota su frustración.
3. Carlitos: Es un niño de unos tres o cuatro años. Es el hermanito menor de Ulises.
4. Isabel: Mamá de Ulises, Santiago y Carlitos. Es una mujer de unos 32 años pero el peso de una vida difícil y su adicción al alcohol han
hecho mella en su aspecto y parece de mayor edad.
5. Ulises joven: Es un joven de unos veinte años. Aunque su aspecto sigue siendo austero, viste ropa limpia y sana. Su forma de actuar
sigue siendo calmada y reflexiva, aunque con más seguridad que la de Ulises niño.
6. Santiago adolescente: Tiene unos dieciséis años. Viste con ropa de rapero y su actitud es aún más rebelde que la de Santiago niño.
7. Ulises adulto: Es un hombre de unos cuarenta años, seguro y calmo.
8. Aracelis: secretaria de Ulises adulto.
9. Voz en off: Recita la poesía del final

(Es importante para la verosimilitud de la obra que Ulises niño, Ulises jóven y Ulises adulto – al igual que Santiago niño y Santiago
adolescente- compartan rasgos físicos: mismo color de pelo y ojos, rasgos parecidos, etc.)

ACTO I

Infancia de Ulises

Personajes que intervienen en este acto: Ulises niño, Santiago niño, Carlitos e Isabel.

Escenario: Un ambiente de una casa muy precaria. Paredes manchadas, poca iluminación, un sofá roto y sucio, una mesa, unas sillas
y algún mueble. Todo tiene aspecto de viejo y descuidado.

Ulises está sentado en la mesa, tratando de estudiar con sus cuadernos y lápices sobre la mesa. A su alrededor todos gritan y se
escucha música bastante fuerte que viene de la calle.

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(Carlitos golpea una olla con una cuchara cerca de su mamá que está tirada en el sofá, despeinada y con el maquillaje corrido.)

–Santiago: (con voz alta para ser escuchado entre tanto ruido) Ulises, necesito dinero para el autobús.

–Ulises: Ya no tengo nada, tuve que pagar la cuenta del almacén.

–Isabel: Ulises, pues, vé otra vez dónde don Armando, a ver si tiene más trabajo para tí.

–Ulises: No puedo mamá, tengo mucho que estudiar.

–Isabel: (gritando) Ya deja eso del estudio y búscate una ocupación. Eso de los libros no es para gente como tú.

–Carlitos: (sigue golpeando la olla) ¡Tengo hambre mamá! ¡Mamá tengo hambre!

–Isabel: ¡Silencio Carlitos, me duele la cabeza!

–Santiago niño: ¡Si usted no bebiera hasta quedar tirada, no le dolería la cabeza!. ¡Además tendría plata para comprar comida!.

–Isabel: ¡Si quieres comida, pídele a tu padre, si es que logras saber dónde vive! (Carlitos sigue gritando y haciendo ruido con la
olla) ¡Mi cabeza! ¡Callen a ese niño!. (Se cubre la cabeza con una manta que hay en el sofá)

(Ulises se para, le saca con cuidado la olla y la cuchara a Carlitos y le dá algo de comer que saca de su mochila. Se sienta, respira
profundo y sigue estudiando con rostro triste. La música sigue sonando a todo volúmen)

ACTO II

Juventud de Ulises

Personajes que intervienen en este acto: Ulises jóven y Santiago adolescente

Escenario: El mismo ambiente de la casa del ACTO I. Tiene algunos adornos nuevos y la disposición de los muebles es distinta (han
pasado nueve años). El sofá, sillas y mesa son los mismos, pero está limpio y ordenado.

(Ulises está sentado en la mesa estudiando. Llega Santiago, arrogante)

–Santiago adolescente: ¡Qué sorpresa, sigues estudiando! ¿Por qué no dejas esa historia y te vienes a tomar un trago conmigo y con
los panas?

–Ulises joven: Lo siento hermano, después de clases tengo que ir una reunión de la escuela de Carlitos y luego a trabajar.

–Santiago adolescente: ¡Disculpa! Me había olvidado que eres el tipo perfecto y no tienes tiempo pa’ la rumba.

–Ulises joven: (muy apenado. Deja lo que está haciendo, se acerca a su hermano, apoya su mano en el hombro de éste y lo mira a
los ojos) Santiago, hermano, no te dejó ninguna enseñanza el final de nuestra madre, ¿piensas terminar como ella?. ¡Podemos tener
una vida mejor!

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-Santiago adolescente: (furioso) ¡La buena vida no es para gente como nosotros y no me compares con esa borracha! (saca
violentamente la mano de Ulises de su hombro y se dirige a la puerta). (Se detiene en la puerta y lo mira) ¡Deja esos libros y
confórmate con ésto Ulises, tú no eres mejor que yo! (sale).

(Ulises muy apenado toma un retrato con la foto de su madre. Respira profundamente, se seca una lágrima, pone sus libros en una
mochila, la toma y sale)

ACTO III

Adultez de Ulises

Personajes que intervienen en este acto: Ulises adulto y Aracelis

Escenario: Consultorio de un médico. Escritorio, silla deslizable, sillón de dos cuerpos, lámpara, una mesita, florero con flores frescas,
diplomas enmarcados en la pared, retratos con fotos. Todo luce impecable, cómodo y confortable.

(Ulises sentado en la silla detrás de su escritorio, vestido impecablemente con guardapolvo blanco, pantalón de vestir, zapatos y un
fonendoscopio en el cuello.)

–Aracelis: (se asoma a la puerta) Doctor Ulises, su próximo paciente.

–Ulises adulto: Hágalo pasar, por favor.

(Aracelis sale)

Ulises respira profundamente y sonríe (por primera vez en la obra) con un sereno regocijo.

(Mientras Ulises adulto, sentado en su escritorio respira profundo y sonríe)

Voz en off: Vivió su propia Odisea,

libró sus propias batallas

durmiendo entre la pobreza

y la marginalidad.

No era un héroe de otros tiempos

inmortal y sobrehumano

la frustración le dolía

cómo a todos los demás.

No creía en el destino,
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hizo su propio camino,

su fe y fortaleza internas

le dieron la libertad.

Título: “El gordito”

La misma nos deja un agran enseñanza sobre lo malo que es discriminar a otras personas por ser diferentes, y las consecuencias que
trae hostigar y ser agresivo con los demás.

Autor: Manuel Martínez

6 personajes:

1. ALFREDO.- 14 años, tímido y reservado. Vive amenazado por unos compañeros del colegio, que se ríen de él por ser gordo.
2. QUINO.- 17 años, repetidor, es un mal estudiante que abusa de los compañeros aunque tiene especial fijación con Alfredo.
3. JUAN GABRIEL.- 16 años, amigo y vasallo de Quino.
4. MADRE DE ALFREDO.- 36 años, madre de Alfredo, tiene que criarlo a él, ella sola.
5. LIDIA.- 46 años, profesora de Alfredo. Mujer preocupada por sus alumnos.
6. POLICIA.

ACTO I

Colegio Santo Tomás, cinco de la tarde, un grupo de cinco niños apelotonados en el pasillo no pierden detalle de la acción.

Quino tiene agarrado por las solapas de una camisa a Alfredo, este lo zarandea de un lado a otro mientras Alfredo suplica entre
sollozos.

QUINO: Venga, hazlo y te suelto.

ALFREDO: Por favor Quino, suéltame ya.

QUINO: Venga

ALFREDO: Por favor, hace un rato que tendría que estar en mi casa.

QUINO: Sino lo haces no te vas a ir a ninguna parte.

Los otros cinco niños en el pasillo no dejan de reírse viendo la situación.

JUAN GABRIEL: Quino humíllalo de una vez.

Quino vuelve a zarandear a Alfredo con violencia

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QUINO (Con una sonrisa socarrona en los labios): Tranquilo querido público, tranquilo. Parece que no tenía también domada a la
morsa como yo pensaba. Pero…

Quino le suelta un bofetón a Alfredo que los enmudece a todos. Alfredo empieza a llorar desconsoladamente.

QUINO: ¿Ves? Si es que me obligas a ser malo contigo, ¿te crees que no me duele pegarte?, pero claro no me obedeces y tengo que
hacerlo.

Todos en el pasillo permanecen en silencio.

QUINO: Venga Alfredo, voy a darte una última oportunidad sino…

Quino alza la mano en señal de amenaza.

ALFREDO (sin dejar de llorar): Está bien, Quino, no me pegues.

Alfredo se tira al suelo, se alza sobre sus rodillas y empieza a chocar los brazos imitando a una foca mientras imita el sonido. El pasillo
vuelve a inundarse de carcajadas.

JUAN GABRIEL: Jajaja, muy bueno Quino, muy bueno.

La profesora Lidia entra en el pasillo.

LIDIA: ¡Eh!, ¿qué estáis haciendo?

El grupo de niños y Quino salen corriendo y desaparecen. Alfredo intenta incorporarse torpemente y Lidia lo alcanza.

LIDIA: Ey, Alfredo, ¿qué estabais haciendo?

Ésta sujeta la cara de Alfredo para mirar más de cerca la marca enrojecida, de la mano de Quino, que Alfredo tiene sobre su rostro.

LIDIA: ¿Quién te ha hecho eso Alfredo?, dímelo.

ALFREDO: Nada, no ha sido nadie. Déjeme que me vaya por favor, mi madre me está esperando.

Alfredo se desengancha de Lidia y sale corriendo torpemente entre lágrimas del colegio.

ACTO II

Casa de Alfredo, es un salón humilde donde una pequeña y solitaria bombilla ilumina con dificultad la habitación.

La Madre de Alfredo plancha la ropa mientras Alfredo juega con un perro en el salón. Llaman al timbre. La Madre sale a atender la
puerta y entra en la habitación la profesora Lidia.

MADRE DE ALFREDO: Buenas, no la esperaba. Alfredo, ¿cómo no me dijiste que tu profesora iba a venir?

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ALFREDO: No lo sabía

LIDIA: No se preocupe señora, Alfredo no lo sabía. He venido para hablar con usted. Alfredo podrías dejarnos a solas a tu madre y a
mí un momento.

MADRE DE ALFREDO: Ya has oído Alfredo, ve a tu habitación con Cobo y ahora vienes cuando te llame.

ALFREDO: Sí, mamá.

Alfredo sale de la habitación con el perro siguiéndolo.

LIDIA: Mire he venido rápidamente después del colegio porque he visto algo que me ha asustado mucho.

MADRE DE ALFREDO (con el rostro sorprendido): ¿Qué sucede?

LIDIA: Mire, sabe usted si su hijo está bien en el colegio o si tiene algún problema con un compañero.

MADRE DE ALFREDO: Pues no la verdad, que yo sepa está bien.

LIDIA: ¿Entonces no ha notado nada raro en él?

MADRE DE ALFREDO: No. Aunque bueno ahora que lo dice, la verdad es que está un poco encerrado en la casa, yo le animo a salir
a la calle a jugar, pero nada no hay quien lo saque de aquí.

LIDIA: Si fuera otro niño, no sería raro, ya sabe hoy en día con las consolas y los ordenadores los niños no salen a la calle, pero de
Alfredo me extraña.

MADRE DE ALFREDO: ¿Usted sabe si le ha pasado algo en el colegio a Alfredo?

LIDIA: Pues mire hoy he presenciado una situación rara en el colegio. Ya habían terminado las clases, y se oía mucho algarabío en el
pasillo. Al principio pensé que serían unos chicos que se había quedado jugando en el pasillo después de las clases, pero después
cuando me acerqué todos salieron corriendo. Alfredo se estaba levantando del suelo con los ojos enrojecidos como si hubiera estado
llorando y tenía la marca de un guantazo en la cara.

MADRE DE ALFREDO: ¿A mi niño?, ¿Quiénes eran los otros niños? A lo mejor era parte de un juego.

LIDIA: ¿Qué le parece si llamamos a Alfredo y entre las dos le sacamos alguna información?

MADRE DE ALFREDO: Sí, será lo mejor. ¡Alfredo ven!

Alfredo entra en la habitación.

LIDIA: Alfredo, por qué no nos cuentas a tu madre y a mí, qué te ha pasado esta tarde en el colegio.

ALFREDO (con la cabeza agachada): Será mejor que no.

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MADRE DE ALFREDO: Y eso ¿por qué lo dices? No estamos enfadadas contigo.

LIDIA: Si nos dices que todo era un juego, no va a pasar nada, no nos vamos a enfadar, ¿era un juego?

Alfredo niega con la cabeza

ALFREDO: Es que se va a enfadar.

MADRE DE ALFREDO: ¿Quién?

ALFREDO: Quino y va a ser peor.

La madre de Alfredo se acerca a su hijo para ponerle la mano en el hombro, pero este la aparta corriendo dolorido.

MADRE DE ALFREDO: ¿Qué te sucede? A ver levántate la camiseta.

Alfredo se levanta la camiseta y su torso está lleno de moratones. La Madre de Alfredo y Lidia miran horrorizadas.

ACTO III

Entrada del colegio. Los niños se agolpan, suena el timbre y todos suben. Quino y su amigo Juan Gabriel se detienen en la entrada.
Mientras todos entran hasta quedarse solos.

JUAN GABRIEL: Vamos Quino, que nos van a cerrar la puerta.

QUINO: ¿Y qué más da? Pues se entra después

JUAN GABRIEL: También es verdad. Por cierto, ¿qué le tienes preparado hoy a la foquita?, ¿vas a hacer algún número nuevo con
él?.

QUINO: No lo sé, puede que hoy simplemente le pegue y ya está, no estoy hoy motivado.

Lidia está escuchándolos sin ser vista detrás de ellos.

LIDIA: ¿Cómo podéis ser tan animales?

Quino y Juan Gabriel se giran sorprendidos

LIDIA: Ahora atrévete a negarlo.

QUINO: ¿El qué?

LIDIA: Todo lo que estabas hablando de Alfredo.

QUINO: No sé de lo que me habla.


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LIDIA: Ah, ¿no? Tranquilo igual estos señores te ayudan a recuperar la memoria. Adelante.

De la puerta del colegio salen un policía.

POLICIA: ¿Quino?

QUINO (con voz temblorosa): ¿Sí?

POLICIA: Nos vas a acompañar

LIDIA: Tú Juan Gabriel te has librado por hoy, así que márchate antes de que me arrepienta.

Juan Gabriel entra en el colegio rápidamente.

POLICIA: Así que te gusta pegarle a los compañeros.

Quino empieza a llorar desconsoladamente, por las ventanas del colegio empiezan a asomarse todos los niños para ver cómo se
llevan a Quino.

LIDIA: Espero que ahora te lo pienses mejor antes de pegarle a un compañero por ser diferente.

Título de la obra: “Mi Espejo”

Autora: María Gabriela Méndez

Tema: Obra de teatro pequeña, especialmente dirigida a estudiantes de Secundaria. Acerca de una chica que se siente insegura con
su cuerpo. Quiere estar más delgada y ser más hermosa, por lo que tiene una conversación con su espejo.

Género: Comedia – Ficción

3 Personajes:

1. Narrador (Voz Masculina)


2. Sofía (Chica insegura)
3. Espejo (Debe ser una voz de un jovencito)

Nota: Entre paréntesis () se encuentran sugerencias de expresiones no verbales, (Acotaciones)

Ambiente

Una habitación de una chica moderna pero contiene básicamente una peinadora con una silla que se pueda mover en el espacio, un
espejo de cuerpo entero, muchas prendas de ropa y zapatos regados por el lugar, y bastante maquillaje, secador de cabello, plancha,
y otros accesorios de mujer.

Narrador: – Sofía ha sido invitada a una fiesta de cumpleaños de una amiga, debe arreglarse para salir y está bastante preocupada.
En la fiesta estará el chico que le ha gustado desde el primer día de Secundaria, nunca ha logrado llamar su atención.

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Sofía cree que es demasiado simple, y es por eso que no ha logrado captar la atención del apuesto chico que tanto ha ocupado sus
pensamientos.

Sofía está en problemas, el tiempo se agota, debe estar perfecta en solo unas horas y no logra conseguir la combinación de vestuario,
maquillaje y peinado que le quiten su simplicidad y la hagan realmente atractiva para la ocasión.

Acto Único

Sofía: (Entra en el cuarto bastante molesta consigo misma, tiene un conflicto, se sienta con fuerza en una silla frente a su espejo) -No
sé qué hacer, me molesta mi cuerpo, mi estatura, mi cabello, mi ropa… toooooodo!!!! (pausa, mientras se mira con inconformidad,
luego se pone una chaqueta de jean y se mira al espejo, se recoge el cabello, se lo vuelve a soltar, posa delante del espejo, trata de
encontrar un ángulo que le guste) – No voy a encontrar nada que me guste, no hay remedio: soy gorda (Pausa: se pone la mano en la
cintura una y otra vez como quien quisiera reducir centímetros de diámetro de forma mágica e inmediata), -chiquita (Pausa: se para de
puntilla, intenta saltar, se prueba unos tacones, los observa en el espejo, se los quita y los lanza con una leve violencia de molestia
consigo misma. Luego se sienta en la silla de nuevo y se recuesta haciendo un gesto de cansancio).

Narrador: – Sofía cree que nadie la escucha, ella está sola en la habitación, quién pudiera estar escuchando sus fuertes críticas y su
arranque de inseguridad e inconformidad con su aspecto físico. Pero de pronto escucha una voz que pareciera salir de la nada.

Sofía: Un fantasma!!!???? Un espíritu!!!??? Qué voz pudiera ser esta?

Espejo: – Por qué eres tan dura contigo misma, viéndolo bien, y vaya! que he visto desfilar gente por aquí. Y no eres lo peor que he
visto… (Pausa), -Perdón, quise decir que no estás tan mal como dices.

Sofía: (Se asusta al escuchar esta voz pero tiene curiosidad de saber de dónde viene, por lo que comienza buscar en toda la
habitación) – Quién habla?, Sea quien sea debe salir de una vez? (Toma el secador para usarlo como arma y vuelve a buscar en la
habitación) – A ver, basta de escondites, quién está donde quiera que esté? (Quiere parecer segura, dispuesta a enfrentar a quien sea
pero a la vez la delata un aspecto y una voz de algo de pánico, no tanto, pero sí, está un poco asustada)

Espejo: – Soy yo chica, deja el show de policía asustado, soy el espejo, ¿la gente cree que uno va a estar aquí calándose sus peores
fachas, o cuando están en sus “mejores” momentos, aquí, hablando frente a mí sin yo poder contestar ni una vez? pues me cansé,
ahora me vas a tener que oír. (Esto debe sonar con un ligero fastidio pero con seguridad. El espejo es un personaje masculino, un
poco irónico en su forma de hablar)

(Sofía voltea a ver el espejo y pone el secador a un lado)

Sofía: – Ah eres tú, ya, está bien. (Pausa: se sienta en su silla frente al espejo y se relaja y mira hacia el suelo un poco desarreglada
en su forma de sentarse, pero de pronto vuelve a mirar el espejo con rapidez) -Ya va, de cuando a acá los espejos hablan, aquí hay
algo muy extraño. (Dirigiéndose al espejo le dice) – Desde cuándo hablas, y por qué no lo habías hecho hasta ahora… Yo te he hecho
tantas preguntas, tú jamás me respondes. He necesitado tantas veces tú opinión, por qué no has estado cuando te he necesitado?

Espejo: – Demasiadas preguntas para ser la primera vez que hablamos, no te parece?.

Sofía: – No me parece, tantas preguntas que te he hecho sin respuesta, siempre sin respuesta, y te he perdonado porque creía que no
hablabas pero hablas!!!

Espejo: – Pero no me cambies de tema, te decía que eres hasta bonita chica, deberías ponerte cualquier cosa, creo que casi todo lo
que te has puesto te queda bien. Ah bueno, No… Jamás te pongas de nuevo esos pantalones de pepitas negras… Quémalo por favor,
me aturde solo ver que te lo estás poniendo. (Pausa) Pero… en líneas generales creo que estás muy bien.

Sofía: – No estoy de acuerdo. Estoy gorda (y se vuelve a tomar la cintura).

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Espejo: – No, no lo estás… Creo que el vestido rojo te queda muy bien.

Sofía: – Y mi cabello?.. Es un desastre, está seco y sin brillo (se intenta hacer peinados y se lo vuelve a soltar).

Espejo: – A mí me gusta tu cabello, hasta antes de que te lo quemes con esos aparatos que tanto te gustan.

Sofía: – Pues no, no tengo ni tamaño… No te has dado cuenta de que uso estos tacones (toma unos tacones del suelo y los vuelve a
tirar), – y estos (toma otros del suelo y los vuelve a poner en su lugar), – y estos (toma otros que están tirados en el suelo a sus
espaldas, los ve y los vuelve a colocar en su lugar), -aunque son incomodísimos, pero intento verme como Carla, Jessica, María
Joaquina. Ellas sí que son altas, esbeltas, y siempre saben qué ponerse.

Espejo: – Ah no, chica! tú lo que eres es tremenda envidiosa. Ya me estás cansando.

Sofía: – es que es así, tengo que dejar de comer y hacer ejercicios hasta morir. (se acuesta en el suelo a mirar el techo, con expresión
de pensamiento)

Espejo: – Sabes qué? Pues sí, si lo que quieres es escuchar tus defectos te ayudaré. Creo que ciertamente necesitas entrar al GYM
porque tu trasero es, (pausa) – digamos, (pausa) – siiiiimple.

Sofía: (Se sienta con molestia y lo mira) – Qué? Tampoco así, a mí me gusta mi trasero (Y se mira en el espejo con agrado)

Espejo: – Y viéndolo bien, creo que necesitas unas extensiones de cabello porque siempre lo usas corto y eso no está de moda.

Sofía: -Ay no, a mí me luce el cabello así. (Y se peina con agrado)

Espejo: – Y… Creo que unos implantes de senos serían digamos que… necesarios, porque tú eres como una nadadora: Nada por
delante y nada por detrás.

Sofía: (se pone la mano en la cintura y se molesta) – Pues no chico, si supieras que me han observado en las calles y me han dicho
que son lindos. Ay espejito, tú como que necesitas anteojos. Ya me estás cansando con tus críticas. Deberías enmudecerte otra vez.

Espejo: – Y ni se te ocurra ponerte el vestido azul, ese que hace que se te vean las piernas como una garza, porque las garzas y tú,
(pausa), – perdón, creo que le ganas a las garzas con esas piernas flacas.

Sofía: (Se mira las piernas sorprendida y comienza a mirarlas en el espejo con agrado y empatía) – Yo amo mis piernas, y ahora que
lo dices, ya encontré que me pondré esta noche. El vestido azul… y (Pausa: lo busca entre toda la ropa regada) – Y… Ya sé los
zapatos que combinan con este vestido. (Busca entre todos sus zapatos y consigue los que le gustan)… – Bueno, mi cabello, lo llevaré
suelto, creo que me está gustando como se ve – (refunfuña) – y que largo, este espejo no tiene buen gusto, la verdad. (corre a la
peinadora y vuelve al espejo) – Me pondré estos sarcillos. Y listo. (Se sale de escena a cambiarse de ropa)

Narrador: – Parece que Sofía le halló sentido a su figura, ya no le parecía que era tan gorda, tan simple, ni tan chiquita, como le creía
antes de su conversación con el espejo. Sofía tuvo un encuentro con su realidad, creo que todo lo que veía como defectos
comenzaron a ser virtudes para ella.

Sofía: (Entra en escena pero no habla, solo trae su vestido azul, sus tacones, se sienta en la peinadora y comienza a maquillarse,
mientras el narrador sigue hablando)

Narrador: – curiosamente, nuestro querido espejo no volvió a hablar con Sofía, y ella no lo extraña, quizá fueron sus pensamientos
quienes hablaron todo el tiempo. No lo sé, pero quien quiera que haya sido ha logrado un verdadero cambio en ella.

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Sofía: (Termina de maquillarse, busca un perfume en la peinadora, se pone un poco frente al espejo, luego busca su cartera y regresa
al espejo) – ¿Con que sin trasero, con senos pequeños y piernas de garza?. Pues mira espejo, avísame cuando alguien pase por aquí
y me supere. (Sonríe con picardía y sale de escena, segura de sí misma y rumbo a la fiesta)

Narrador: – Creo que muchos necesitamos a un personaje como “El Espejo” en nuestras vidas, que nos permita ver lo que tenemos
ante nuestros ojos acerca de nosotros mismos. Lo prototipos sociales nos engañan respeto al hecho de que la singularidad y
originalidad en la que fuimos elaborados nos hace todo lo atractivos que queramos ver y reconocer con nuestra propia percepción.

Título: “El problema de prejuzgar”

Autora: Silvina Carrasco

6 Personajes:

1. Verónica: Adolescente de 15 años. Es la chica nueva del barrio. Parece agresiva y antisocial pero en realidad trata de protegerse del
sufrimiento.
2. Camila: Es la primera en conocer a Verónica en la escuela y en contarles a los amigos del barrio su impresión sobre ella.
3. Pablo: Adolescente de 15 años. Forma parte del grupo de amigos del barrio. Su personalidad es conciliadora.
4. Francesca: Adolescente de 15 años. Forma parte del grupo de amigos del barrio.
5. Rafael: Adolescente de 15 años. Forma parte del grupo de amigos del barrio.
6. Doña Paula: Vecina del barrio de los adolescentes. Es la tía con la que ha llegado a vivir Verónica.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Pablo, Camila, Francesca, Rafael y Verónica.

Escenario: La calle de un barrio tranquilo.

Introducción: Pablo, Camila, Francesca y Rafael son amigos del barrio desde la infancia. Como acostumbran, están reunidos
conversando y pasando el tiempo.

–Pablo: ¿Conocieron a la chica nueva?

–Francesca: ¿Cual?

–Pablo: La sobrina de doña Paula, se mudó con ella hace unas semanas. Tiene nuestra edad, quizás quiera ser nuestra amiga.

–Camila: ¿Verónica?

–Pablo: Sí, creo que así se llama.

–Camila: ¡Imposible! Esa niña no puede ser amiga de nadie. Vá conmigo a la escuela y es la persona más antipática del mundo.

–Francesca: ¿De veras? Pero si doña Paula es la persona más amable.

–Camila: No sé por qué es, pero en la escuela casi ni logramos que nos responda el saludo y eso que hemos tratado de integrarla.

(Verónica se acerca)

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–Francesca: ¿Es ella?

–Camila: Sí, (irónica) mira la cara de simpática que trae.

(Camila y Rafael se ríen.)

–Pablo: Shhh, no sean groseros.

(Verónica llega a una distancia cercana a los adolescentes)

–Pablo: (A Verónica) Hola.

(Verónica no responde y sigue caminando.)

–Camila: Disculpa, creo que no escuchaste el saludo, mi amigo acaba de decirte hola.

–Verónica: (Molesta) Déjenme en paz.

–Rafael: Sólo queremos ser tus amigos.

–Verónica: No me interesa ser amiga de ustedes, prefiero estar sola.

(Verónica sigue su camino.)

–Camila: ¿Vieron?, les dije. Esta chica es lo más antipática y antisocial.

–Francesca: Si, Camila tiene razón. Si hasta tiene cara de agresiva.

–Pablo: No sé, a mí más bien me parece cara de tristeza.

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Pablo, Camila, Rafael, Francesca y Doña Paula.

Escenario: La misma calle del ACTO I.

(Los amigos están reunidos. Se acerca Doña Paula con las bolsas de las compras.)

–Francesca: Buenos días Doña Paula.

–Doña Paula: Buenos días mis niños.

–Rafael: ¿La ayudo con las bolsas, Doña Paula?

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–Doña Paula: No es necesario Rafita. Sí voy a pedirles otro favor aprovechando que los encuentro aquí.

–Camila: Díganos, ¿qué necesita?

–Doña Paula: Supongo que ya se enteraron de que hace un tiempo tengo una sobrina viviendo en mi casa, ella no conoce a nadie de
aquí y como tiene más o menos la edad de ustedes, pensé que quizás podrían invitarla a hacer cosas para que se haga de amigos.

(Camila, Francesca, Pablo y Rafael se miran entre sí, ninguno se atreve a decir nada y se produce un silencio incómodo que Doña
Paula advierte.)

–Doña Paula: (Entendiendo el silencio de los adolescentes) Mmm, veo que ya la conocieron. Verónica puede parecer muy cerrada,
pero es solo una fachada, una forma de protegerse.

–Camila: ¿Protegerse de quién, si nosotros no le hemos hecho nada?

–Francesca: ¡Camila!

–Doña Paula: Protegerse de la vida mi chiquita, esa niña ha tenido que pasar por tanto… Su madre era una buena mujer, pero no
estaba lista para ser madre, así que la abandonó cuando tenía unos pocos años.

–Rafa: No teníamos idea.

–Camila: No, no lo sabíamos.

–Doña Paula: Su padre no pudo sólo con ella, de modo que unos años después también él se marchó. Verónica quedó al cuidado de
unos parientes que por cuestiones de dinero ya no pudieron mantenerla y por eso vino a vivir conmigo.

–Pablo: Por eso tiene esa cara de tristeza.

–Doña Paula: Si, es por eso. Y el motivo de que sea antipática es que intenta protegerse. Yo sé que le gustaría mucho ser amiga de
ustedes pero le da miedo encariñarse con alguien, no soportaría otro abandono.

–Camila: No se preocupe Doña Paula. No tendríamos que haberla juzgado sin conocer su historia, pero lo vamos a remediar.

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Verónica, Camila, Pablo, Francesca y Rafael.

Escenario: La calle de los Actos anteriores.

(Los amigos están parados en la puerta que simula ser la entrada de la casa de Verónica. Llega Verónica.)

– Camila: Hola Verónica.

–Verónica: (Fastidiada) ¿Qué quieres?

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–Camila: Van a inaugurar una sala de juegos en el centro comercial, ¿quieres venir con nosotros?

–Pablo: Va a ser divertido.

–Verónica: No, no quiero.

–Rafael: Pero ¿qué vas a hacer todo el día sola y encerrada, más que aburrirte?

–Verónica: Asunto mío y ya déjenme en paz… ¿Mi tia les pidió que se hagan amigos míos, verdad? Pues no es necesario.

–Francesca: No, fue idea de nosotros invitarte.

–Pablo: No Fran, no le mintamos, entre nosotros siempre hablamos con la verdad y también podemos hacerlo con ella. (A
Verónica) Sí Verónica, Doña Paula nos pidió que seamos tus amigos pero nosotros aceptamos porque queremos hacerlo.

–Camila: Si, queremos ser tus amigos y si necesitas tiempo para conocernos y confiar en nosotros, lo entendemos.

–Francesca: Y mientras tanto podemos divertirnos.

–Rafael: Yendo al centro comercial por ejemplo.

–Verónica: No lo sé, es que tengo tarea de la escuela. Además no me gusta el centro comercial.

–Rafael: Bueno, no queremos presionarte.

–Verónica: (Titubeante) Igual… gracias por la invitación.

(Los adolescentes empiezan a marcharse)

–Verónica: ¡Oigan! Mañana tengo que salir a comprar unas cosas y como no conozco bien la ciudad, quizás puedan acompañarme si
quieren.

–Camila: ¡Claro!

–Pablo: No hay problema.

–Verónica: Adiós.

–Francesca: Adiós.

–Rafael: Hasta mañana.

(Verónica sale de escena)

–Pablo: ¿Es un inicio, no?


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–Camila: Si, es un buen inicio.

FIN

Título: “El mejor ejemplo”

Autora: Silvina Carrasco

7 Personajes:

1. Adriana: Mujer de unos 38 años. Su sueño siempre ha sido ser actriz, pero lo ha tenido que dejar de lado por sus responsabilidades
como madre y esposa, a una edad temprana.
2. Esteban: Marido de Adriana.
3. Sole: Joven de 20 años, es la hija mayor de Adriana y Esteban.
4. Julieta: Joven de 18 años, es hija de Adriana y Esteban. Sueña con ser modelo. Es quién le hará replantearse su vida a Adriana.
5. Claudio: Joven de unos 20 años, es el novio de Julieta.
6. Susana: Vecina de la familia y amiga de Adriana de toda la vida.
7. Voz en off: (Simula venir del televisor) Es quién promociona en la televisión la búsqueda de actrices.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Adriana, Julieta, Claudio, Sole, Voz en off y Susana.

Escenario: Living-comedor de una casa familiar. En él: un televisor, sillones, una mesa, sillas y una biblioteca.

Julieta y Claudio están estudiando en la mesa. Sole mira la televisión. Adriana limpia la biblioteca.

–Voz en Off: ¿Eres actriz profesional?, ¿eres actriz amateur y quieres darte a conocer al gran público? ¡Esta es tu gran oportunidad!

(Adriana deja de hacer instantáneamente lo que está haciendo y se queda mirando el televisor como hipnotizada.)

–Voz en Off: ¡Preséntate el sábado 27 a las 20 horas en Santa Ana 1830 y podrás hacer un casting para actuar con los número uno
de la actuación!

(Entra Susana muy emocionada)

–Susana: (Casi gritando) ¡¿Adri, estás viendo la tele?!

(Adriana se avergüenza y simula estar ordenando unos libros)

–Adriana: No, ¿qué pasó?

–Susana: Están buscando actrices para la nueva novela. Lo escuché la otra vez en el programa de la tarde, ¡ya lo están
promocionando! ¡Están buscando a alguien con tu perfil!

–Sole: ¿Con tu perfil?

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–Susana: Si, tu madre era LA (resalta ¨LA¨) actriz de la escuela. En el nivel básico, en la preparatoria… había que actuar y la llamaban
a ella… ¡y cómo le brillaban los ojos cuando lo hacía!; si estábamos convencidos de que la veríamos triunfar en la tele.

–Adriana: (Avergonzada y un poco nerviosa) Luego me quedé embarazada y fin de la historia. Eso pasó hace mucho Susy.

–Sole: (En tono de broma). ¿Entonces por mi culpa no seguiste tu sueño de ser actriz?

–Adriana: Por la culpa de nadie…pero con tu llegada mis responsabilidades cambiaron. Después llegó Juli y ya no pude dedicarme a
nada más que cuidarlas a las dos y a tu padre. Y además con mucho gusto porque ustedes son lo más importante para mí.

–Claudio: Claro, es lo que tiene que hacer una mujer que tiene una familia.

–Susana: Pero amabas actuar.

–Adriana: (Nerviosa) Hice lo que tenía que hacer Susy, tratar de ser una buena madre y una buena esposa. (Queriendo cambiar de
tema) Voy a terminar de cocinar.

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Adriana, Esteban, Sole y Julieta.

Escenario: Comedor de la casa familiar.

(Adriana dispone perfectamente los alimentos y utensilios para desayunar sobre la mesa. Entra Sole, agarra una tostada y empieza a
comer.)

–Sole: (Mientras come) Mami, ¿te acuerdas de recoger mis libros por favor?, a mi no me alcanza el tiempo.

–Adriana: Si, te compro 3 cuadernos grandes, lapiceras y archivadores; paso por la biblioteca, retiro tus libros; paso al instituto, te dejo
tus libros y a la noche te voy a buscar donde Naty.

–Sole: Si mamita, gracias. No sé qué haría sin ti. (Toma jugo y se va.)

–Esteban: (Entra a escena y le da un beso a Adriana) Amor, ¿Mi corbata azul?

–Adriana: En la cama, con el resto de tu ropa.

–Esteban: Gracias. (Sale de escena.)

(Entra Julieta.)

–Julieta: Buen día mamá.

–Adriana: Hola mi modelo preferida. ¡Se acerca el gran día! ¿Estás nerviosa? ¡Vas a hacer tu primer desfile grande!

–Julieta: Mmm… No sé mamá. Es que no estoy segura de hacerlo.


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–Adriana: ¿Cómo?

–Julieta: Es que a Claudio no le gusta tanto esto del modelaje. El es más conservador y lo pone un poco celoso.

–Adriana: Pero mi amor, esperaste tanto una oportunidad como ésta.

–Julieta: Sí mamá, pero como dices tú lo más importante es la familia, y un día Claudio y yo formaremos una familia.

–Adriana: Hija, pero cuando amas a alguien no le pides que renuncie a sus sueños.

–Julieta: Mamá, pero si tu siempre postergas tus deseos por atender a papá… y a nosotras.

–Adriana: Pero… es diferente… porque…

(Adriana se queda callada. Entiende que su hija tiene razón.)

–Julieta: Me voy mami, se me hace tarde. (Sale de escena)

(Adriana se queda sola pensando. Luego de un momento toma el teléfono y marca.)

–Adriana: Susy, ¿puedes acompañarme al casting de actuación?

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Adriana, Julieta, Esteban y Sole.

Escenario: Mesa del comedor.

(La familia está cenando)

–Adriana: Hijas, tengo que darles una noticia. (Mira con complicidad a Esteban) Me anoté para el casting de actuación.

–Sole: ¡Mamá! ¡Qué alegría, te felicito!

–Julieta: ¡Si, mamá, qué bueno! ¡Me pone muy contenta que hagas lo que te hace felíz!

–Esteban: (A Adriana) Te dije que les iba a gustar la noticia.

–Adriana: Es que, ahora quizás no tenga tanto tiempo para ocuparme de las cosas de la casa.

–Sole: No te preocupes, nos vamos a organizar.

–Esteban: Sí, claro, vamos a dividir las tareas y todo vá a estar bien.

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–Adriana: ¡Que feliz me pone escucharlos! Tengo tantas ganas de hacer ésto, pero me pone nerviosa.

–Julieta: Lo que más queremos es que seas feliz y hagas lo que amas… ¡Que emoción!, yo puedo acompañarte a tus pruebas de
actuación y tú puedes acompañarme a mis pruebas de modelaje.

–Adriana: Pensé que no estabas segura de seguir con el modelaje.

–Julieta: Acabo de cambiar de opinión… Voy a hacer lo que me haga feliz y los que me quieren tendrán que apoyarme.

FIN

Título: “Ego o Autoestima”

Autora: Silvina Carrasco

5 Personajes:

1. Sandra: Joven de unos 22 años, es la protagonista principal de la obra. En un principio tiene una personalidad combativa y la
necesidad de tener siempre la razón. Al final, entiende que se siente más en paz y con más alegría cuando no se deja guiar por su ego
sino por su autoestima.
2. María: Joven de unos 22 años, es compañera de departamento de Sandra. Tiene una personalidad parecida a la de ésta, por lo que
pelean y discuten por todo; intentando ambas, tener siempre la razón.
3. Juana: Joven de unos 22 años, comparte el departamento con Sandra y María. Es la menos temperamental de las tres por lo que
suele actuar como mediadora.
4. Cecilia: Mamá de Sandra. Le ha heredado a su hija el hábito de buscar imponerse siempre.
5. Pedro: Papá de Sandra. Le ha heredado a su hija el hábito de buscar imponerse siempre.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Sandra, María y Juana.

Escenario: Pequeño departamento compartido por las tres jóvenes. De concepto abierto; la cocina y el comedor se comunican.

Sandra lee una revista en la mesa. Ingresa María a escena, abre la puerta del refrigerador y se queda un momento observando el
interior.

–María: Sandra, ¿tú te comiste mis postrecitos light?

–Sandra: (Levanta la vista de la revista y la mira fastidiada) ¿No?

–María: ¿No? o No. Ayer dejé dos postrecitos y ahora no están.

–Sandra: (Enojada) ¿Todos los días me vas a preguntar lo mismo? Si sabes que yo no como esas porquerías light.

–María: (Queriendo provocar más a Sandra) ¡Qué misterio! Porque mis barras de cereal también desaparecen como por arte de
magia.

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–Sandra: María, ¡¿por qué no te comes un tazón de helado y me dejas de molestar?! Total, es lo mismo que comer los veinte
postrecitos light que comes por día.

–María: ¡Genial! ¡Ahora tú me vas a enseñar de alimentación a mí! ¿Tienes idea de cuántas calorías tienen las cosas que comes?

–Sandra: ¡Claro que sé más de alimentación que tú! Lo único que haces es repetir lo que escuchas en esos programas que ves en la
tele.

(Ingresa a escena Juana)

–Juana: ¡Chicas! ¿Tan temprano y ya están discutiendo? ¿Es que no pueden estar en un mismo lugar si no es gritando y
peleando? (Irónica y cansada de las discusiones) ¿y cuál es el tema tan trascendental por el que debaten en este día?

–María: Es que mis postrecitos desaparecen misteriosamente…

–Juana: ¿Por esa tontería están discutiendo?

–Sandra: No. El problema es la actitud de sabelotodo de algunas personas.

–María: El que sabe, sabe. Un poco de humildad por favor.

(Sandra se levanta y sale de escena furiosa.)

Sandra: (Balbuceando mientras se va) Resulta que ahora todos somos médicos y nutricionistas… Pero ¡¿qué sabe de nada esta
chica?!…

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Sandra, Cecilia y Pedro.

Escenario: Cocina de la casa de Cecilia y Pedro.

(Cecilia y Pedro cocinan. Entra Sandra con cara seria y les da un beso a cada uno.)

–Sandra: Hola papá, hola mamá.

–Cecilia: ¡Hola hija! ¡Llegaste! (Observa a Sandra) Mmm… ¿Qué es esa cara?

–Sandra: ¡María! Ya no soporto tener que verla cada día. ¡Nunca puede reconocer cuando tengo la razón! Porque tengo la razón.
¡Siempre tengo la razón! Pero, no, ella pone esa cara de…

–Cecilia: Bueno, bueno. Olvidémonos de María. Ahora vamos a comer una rica carne con hierbas que estoy cocinando.

–Pedro: Cecilia, esa comida no va a estar lista para cenar ahora, compremos algo listo.

–Cecilia: (Mira a Pedro muy enojada) ¡Pedro, que novedad tú queriéndome hacer la contra!
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–Pedro: Es un corte de carne muy grande y lo pusiste a cocinar hace veinte minutos.

–Cecilia: (Furiosa. Como queriendo atravesarlo con la mirada y con un pequeño corte entre cada palabra) Que-Es-Lo-Que-Tarda-En-
Cocinarse.

–Pedro: No se va a cocinar en tan poco tiempo, compremos una pizza y listo.

–Cecilia: Cómprate tú una pizza, si es lo único que puedes apreciar. Nosotras vamos a comer una comida más gourmet.

–Pedro: ¿Desde cuándo eres chef?

(Sandra observa a sus padres, viéndose reflejada en su hábito de elevar cualquier pequeñez a una discusión. Suena el timbre/alarma
del horno/cocina. Cecilia y Pedro se acercan, abren la puerta y miran hacia adentro.)

–Cecilia: ¡Perfecto! (A Pedro) Te lo dije.

–Pedro: Está cruda.

–Cecilia: ¡Por favor! ¡Está perfecta!

–Pedro: Desde aquí se nota que está roja.

–Cecilia: Está a punto.

–Sandra: (Incómoda) Mamá, papá, disculpen, acabo de acordarme que le prometí a una amiga ayudarla con algo importante.
Dejamos la cena para otro día, disculpen.

(Sandra sale de escena.)

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Sandra, María y Juana.

Escenario: El mismo escenario del Acto I.

(María prepara un té en la encimera, Sandra come un sándwich en la mesa. Juana entra por la puerta con un bolso de viaje en la
mano, mira sorprendida hacia adentro y lo deja al lado de la puerta.)

– Juana: (Sorprendida) ¡Ah!, hola chicas, pensé que no había nadie, como no escuché grit…, voces desde afuera, pensé que no había
nadie.

–Sandra: ¿Cómo te fue? Se te hizo largo el viaje.

–Juana: Sí, es que mi mamá me convenció de que me quedara unos días más.

–Sandra: Sí, con María nos imaginamos que tu mamá no te dejaba volver.
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–María: Sí, pensamos que no volverías más.

(Sandra y María se ríen en tono cómplice y Juana está cada vez más asombrada. )

–María: Bueno, me voy porque se me hace tarde. (Sale de escena.)

–Juana: (A Sandra) No recuerdo cuando fue la última vez que entré por esa puerta y no estaban discutiendo.

–Sandra: Ha, eso. Si, en estas semanas pasaron algunas cosas. (Pequeña pausa). El día que te fuiste de viaje, fui a cenar con mis
padres. Me detuve a observarlos llegar al borde de una guerra mundial por el punto de cocción de una carne, y me vi tan identificada
que tuve que inventar cualquier excusa y salir corriendo.

–Juana: ¿Por qué identificada?

–Sandra: Me di cuenta de que cuando peleábamos con María, lo importante no eran los temas de discusión sino tener la razón, y con
mi papá y mi mamá es igual: no les importaba la comida, solo querían tener razón.

–Juana: Entiendo.

–Sandra: Mi ego me exigía que gane todas las discusiones con María. Era como si tuviera que demostrar que sabía más, que era más
inteligente, que era mejor que ella.

–Juana: ¿Tu ego?

–Sandra: Sí, eran batallas de mi ego, no mías. Yo en realidad me sentía muy estresada e insegura y estaba enojada todo el tiempo.
Ya no aguantaba más vivir en ese ambiente de tensión.

–Juana: ¿Entonces? ¿Dejaron de discutir y listo?

–Sandra: (Se ríe) ¡No!, los primeros días no fue tan simple. María estaba acostumbrada a provocarme y yo tenía que morderme la
lengua o irme a otra parte para no contestarle. Pero con los días me fue resultando más fácil.

–Juana: (En tono de chiste) Será que tu ego se fue debilitando porque dejaste de alimentarlo.

–Sandra: Aunque te haga gracia fue así. Y con el tiempo María se cansó de que no le respondiera, y como pelear sola no tiene gracia
dejó de provocarme y empezamos a llevarnos mejor.

–Juana: Me pone contenta lo que me cuentas. Además te veo muy bien, más contenta, más tranquila.

–Sandra: Me siento así. Tengo una imagen más positiva de mí. Ahora prefiero alimentar a mi autoestima que me pide que me sienta
bien y en paz, no que tenga razón.

FIN

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