Según Weber los partidos son por su naturaleza más íntima, organizaciones de creación
libre que se sirven de una propaganda también libre en renovación constante. Su objeto
consiste siempre en la adquisición de votos en las elecciones como vía a la obtención de
cargos públicos.
Sin embargo, el propio Weber relativiza su clasificación cuando señala que por lo regular
"los partidos suelen ser ambas cosas a la vez, o sea que se proponen fines políticos
objetivos trasmitidos por tradición y que en consideración de ésta sólo se van modificando
lentamente, pero persiguen además el patrocinio de los cargos".
Michels, discípulo de Weber señala, sin embargo, que todos los partidos representan
matices o situaciones intermedias en las cuales coexisten elementos de estos tres tipos de
partidos, aunque en proporciones desiguales.
Duverger diferencia a los partidos teniendo como criterio central su estructura (morfología),
distinguiendo los partidos de cuadro y los partidos de masas.
Los primeros son partidos que prefieren la calidad de sus miembros a su número; sus
integrantes son personas que disponen de gran influencia a nivel local o nacional. Desde el
punto de vista de la organización se caracterizan por tener estructuras flexibles y poco
organizadas, por lo general son poco disciplinados, carecen de un contenido pragmático
desarrollado, por lo que cada una de las unidades partidistas disponen de gran autonomía de
acción.
E1 financiamiento de estos partidos reposa en las cotizaciones de sus afiliados, esto lleva a
estos partidos a tratar de obtener el máximo de adherentes posibles.
De esta forma actualmente se generan unas relaciones más débiles entre los partidos
actuales y su electorado; este deja de depender de la existencia de una fuente implantación
social de base y de subculturas políticas sólidas y compactas.
En el partido de masas, la burocracia del partido desempeña un papel crucial, pues ella se
constituye en el instrumento mediante el cual los lideres del partido de masas mantienen los
lazos que les unen a los afiliados, y, a través de los cuales se vinculan con el grupo social de
referencia.
En cambio, en el nuevo partido, son los profesionales los que desempeñan un papel cada
vez más importante, pues son tanto más útiles cuanto más se desplaza el centro de gravedad
de la organización desde los afiliados a los electores.
Cuadro Nº4
Partido Burocrático de Masas
Partido Profesional-electoral
1.- Papel central de la Burocracia 1.- Papel central de los profesionales
(competencia político-administivativa). (competencias especializadas).
2.- Partido de afiliación con fuertes lazos 2.- Partido electorista, con débiles lazos
organizativos de tipo vertical que se dirige organizativos de tipo vertical y que se dirige
sobre todo a un electorado fiel. ante todo al electorado de opinión.
3.- Posición de preeminencia de los
3.- Posición de preeminencia de la dirección
representantes públicos, dirección
del partido; dirección colegiada.
personificada.
4.- Financiación por medio de las cuotas de
4.- Financiación a través de los grupos de
los afiliados y mediante actividades
interés y por medio de fondos públicos.
colaterales. JESÚS HERRERA
5.- El acento recae sobre los problemas
5.- Acentuación de la ideología. Papel concretos y sobre el liderazgo. El papel central
central de los creyentes dentro de la lo desempeñan los arribistas y los
organización. representantes de los grupos de interés de la
organización.
Es importante señalar, que los modelos de partidos propuestos por Panebianco, al igual
como ocurre con todos los propuestos por los otros autores estudiados, son tipos ideales.
Panebianco señala que, así como en el pasado, ningún partido respondió por completo al
tipo "burocrático de masas", en la actualidad ningún partido responde por completo, ni
nunca podrá hacerlo, al tipo "profesional-electoral".
JESÚS HERRERA
El tipo ideal del partido profesional-electoral lo que en definitiva hace, es mostramos cuales
son las líneas de tendencia. Lo interesante es observar las diferencias y las adaptaciones del
modelo de una organización partidaria a otra; las transformaciones se producen con fuertes
variaciones, no sólo en las formas sino en los tiempos, entre unas sociedades y otras, y
entre unos partidos y otros.
Hay dos tipos de cambios o variables externas, que afectan desde hace tiempo a las
sociedades occidentales y que parecen encontrarse en el origen de esta transformación.
La primera variable afecta a los sistemas de estratificación social y tiene que ver con las
modificaciones producidas en la proporción de los distintos grupos ocupacionales y en las
características y actitudes culturales de cada grupo. Estas transformaciones de la estructura
social que preocupa tanto a la teoría sociológica, repercuten en el electorado de los partidos
políticos, obligándolos a modificar sus características, pues la antigua sociedad de clases
sociales homogéneas y votantes cautivos, ya no existen.
JESÚS HERRERA
El segundo cambio es de tipo tecnológico, y consiste en una reestructuración de las
comunicaciones, y en especial de la televisión, la que ha influido de sobremanera en la
organización de los partidos. Han cambiado las técnicas de propaganda, pues el público es
más heterogéneo y, en general, más instruido. La televisión, junto a los grupos de interés se
han convertido en una correa de transmisión entre los partidos y sus electores más
importantes que las tradicionales organizaciones colaterales y que los funcionarios o los
afiliados. Los funcionarios y militantes aún son funcionales para la organización, pero su
papel se ha visto reducido por la consolidación de la política televisiva. Como es obvio,
también se modifica el peso relativo de medios de comunicación y organización partidaria
en los procesos de socialización política.
Estos factores, sumados a los cambios en la estructura social y en los sistemas de
comunicación política, han contribuido a erosionar las subculturales políticas tradicionales,
que hacían posible la fuerte implantación organizativa de los partidos de masas.
Según Panebianco el partido burocrático de masas era una institución fuerte y el partido
profesional electoral, por el contrario, es una institución débil. La transformación implica,
por lo tanto, un proceso de desinstitucionalización. La autonomía del partido respecto a su
entorno se reduce y, simétricamente, aumenta la independencia del elector respecto al
partido; crece el peso político de los grupos de interés, y la tendencia a la "incorporación"
de los partidos al Estado.
Queremos terminar este punto, destacando que, al considerar a los partidos políticos desde
el ángulo organizacional, ellos deben ser simultáneamente entendidos como: (24)
· Burocracias; constituidas por los funcionarios especializados en el funcionamiento de la
"maquinaria" del partido y que realizan el conjunto de tareas rutinarias básicas. Estas
burocracias demandan la continuidad de la organización y la estabilidad de las propias
jerarquías internas.
· Asociaciones voluntarias; es decir organizaciones cuya supervivencia depende de la
participación no retribuida de sus miembros, la cual no puede obtenerse por medios
coercitivos. Para lograr esta participación deben distribuir a sus miembros o afiliados,
tanto incentivos selectivos (por ejemplo, cargos públicos) como incentivos colectivos
(por ejemplo, un proyecto ideológico o doctrinario).
Cabe mencionar que los incentivos selectivos explican el comportamiento de las élites que
disputan los cargos internos; de los clientes, que cambian votos a cambio de beneficios
materiales y de los militantes con deseos de ascender. Los colectivos, en cambio, explican
la conducta de la mayoría de la militancia de base y del electorado fiel.
Estos dos tipos de incentivos, son contradictorios entre sí, por lo cual, deben ser
equilibrados por el partido. Los selectivos dañan a los colectivos, pues los primeros
JESÚS HERRERA
desperfilan la causa, mas la continuidad de la organización también depende de ellos.