Anda di halaman 1dari 2

Sesión práctica- Ontología 4/V/2018

«La autoconciencia solo alcanza su satisfacción en otra autoconciencia. (…) Es una


autoconciencia para una autoconciencia. Y solamente así es, en realidad, pues solamente así
deviene para ella la unidad de sí misma en su ser otro; el yo, que es el objeto de su
concepto, no es en realidad objeto; y solamente el objeto de la apetencia es independiente,
pues este es la sustancia universal inextinguible, la esencia fluid igual a sí misma» (Hegel,
2003, p. 112 y ss).

«Dirijo mi atención principalmente hacia ese polimorfo y poderoso objeto de fe,


conocimiento y práctica llamado sistema inmunitario. Mi tesis es que el sistema
inmunitario es un elaborado icono para sistemas clave de diferencia simbólica y material
en el capitalismo tardío. Preeminentemente un objeto del siglo veinte, el sistema
inmunitario es un mapa dibujado para guiar el reconocimiento y el desconocimiento del
sí mismo y del otro en la dialéctica de la política occidental» (Haraway, 1989, p. 137).

‹‹El envite es, efectivamente, saber si, en la base del vivir-juntos, existe un motivo
originariamente moral que Hegel identificará con el deseo de ser reconocido›› (Ricoeur,
2005, p. 174).

«Los griegos no disponían de un término (único para expresar lo que nosotros


entendemos con la palabra vida. Se servían de dos términos, semántica y
morfológicamente distintos, aunque reconducibles a un étimo común: zoé, que expresaba
el simple hecho de vivir, común a todos los seres vivos (animales, hombres o dioses) y
bíos, que indicaba la forma o manera de vivir propia de un individuo o un grupo».
(Agamben, 1998, p. 9).

«La pareja categorial fundamental de la política occidental no es la de amigo-enemigo,


sino la de nuda vida-existencia política, zoé-bíos, exclusión-inclusión. Hay política
porque el hombre es el ser vivo que, en el lenguaje, separa la propia nuda vida y la opone
a sí mismo, y, al mismo tiempo, se mantiene en relación con ella en una exclusión
inclusiva». (Agamben, 1998, p. 18).

«Pero la experiencia que este individuo atraviesa, desde Hegel por lo menos, y que
atraviesa, hay que confesarlo, con una tozudez apabullante, es tan sólo la experiencia de
esto: a saber, que es el origen y la certeza solo de su propia muerte. Y su inmortalidad
traspasada a sus obras, su inmortalidad operatoria es para él incluso su propia alienación,
y hace que su muerte le sea aún más extraña que la extrañeza sin vuelta que es de todas
formas». (Nancy, 2000, p. 15)
«A su “altura” como decía Hegel, pero sin llevar el propio razonamiento a sus extremas
consecuencias autodisipativas: “(...) no habiendo visto que el sacrificio por sí mismo era
testimonio de todo el movimiento de la muerte, la experiencia final (. . .) él no supo hasta
qué punto terna razón (…)". No supo ---quiere decir Bataille-- que sólo la muerte, y la
muerte sola, constituye la verdad del hombre en un sentido distinto y opuesto a la lógica
sacrificial hobbesiana, porque se funda no sobre lo que divide a los hombres, sino sobre
lo que tienen en común: “lo que liga a la existencia a todo el resto es la muerte:
quienquiera mire a la muerte deja de pertenecer a una habitación, a seres queridos, se
entrega a los libres juegos del cielo”». (Esposito, 2003, p. 205).

Anda mungkin juga menyukai