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El relato policial

El enigma
“En el lenguaje cotidiano, un enigma es un misterio que requiere ser develado. Plantear un
enigma es proponer una incógnita acerca de algún hecho cuya explicación no se conoce o acerca
de una persona que oculta un secreto. Generalmente los enigmas pueden resumirse en algunas de
estas preguntas:

¿Qué sucedió en realidad?

¿Quién fue?

¿Cómo ocurrió el hecho?

¿Cómo fue realizado?

¿Cuál es la verdad?

Para responder estos interrogantes, resulta necesario que la persona que quiere
descubrirlos recaude toda la información posible acerca de los hechos y de quienes intervinieron
en ellos. Recién entonces estará en condiciones de rearmar la historia como si fuera un
rompecabezas, orientando su investigación con la ayuda de indicios o pistas. Casi siempre, el
descubrimiento de la pieza faltante, gracias al ingenio, la lógica o el azar, permite construir el
rompecabezas completo, posibilitando de ese modo, que se produzca la revelación. Precisamente,
develar un enigma es revelar aquello que hasta el momento se encontraba oculto o carecía de
explicación.

En la narración de historias, es frecuente que el narrador plantee un enigma cuya solución


se llega a conocer al final. Una de las causas fundamentales de esta elección narrativa,
ampliamente utilizada en las creaciones ficcionales, es que mantiene alerta al receptor de la
historia por dos motivos: por un lado, el receptor se deja ganar por el suspenso que acompaña el
relato y, por otro lado, se siente partícipe de la historia porque él mismo intenta encontrar la
solución del enigma.

La diferencia entre el suspenso característico de gran parte de los relatos de ficción y el


suspenso de aquellos que se organizan alrededor de un enigma es que los primeros están guiados
por la pregunta ¿qué pasará finalmente?, mientras que los segundos formulan la pregunta ¿qué es
lo que verdaderamente ha pasado?

La función del enigma en los relatos y la actitud que provoca en los receptores lo han
convertido en uno de los motores más atractivos de las historias ficticias que inventan los
escritores. Tanto es así que, a partir del planteo de enigmas y de la investigación que requiere su
develamiento, se ha establecido un género literario particular: el relato policial. De todos modos,
no hay que olvidar que los enigmas no solo aparecen en los relatos policiales donde un

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investigador o detective se encarga de resolverlos. De hecho, ya en los tiempos antiguos fue
reconocida la capacidad del enigma para crear historias y provocar la atención del
público.”(Lengua y literatura I: 1999. Pp. 106)

Peripecia y Reconocimiento
El los relatos policiales el enigma gira alrededor de un delito, el lector se pregunta ¿quién
ha asesinado a la víctima?, ¿Quién ha realizado el robo?, ¿Quién ha cometido el delito?, entre
otras posibles preguntas.

Si focalizamos la mirada en la estructura de estos relatos, podremos observar que


generalmente comienzan con un hecho delictivo. Ese hecho viene a cambiar el estado o situación
en que se desarrollaba la vida de alguien. Ese cambio de fortuna nos hace pensar en lo que ocurre
en la tragedia griega y que en este género se denomina Peripecia. La peripecia está conformada
por una acción que sucede a otra pero que no es la esperada. En otras palabras, es un hecho que
sorprende y que cambia el destino de un personaje de la historia, a veces del principal. Si
pensamos en una tragedia griega, por ejemplo, Edipo Rey, en la escena en que Edipo convoca a
Tiresias (el adivino) para que lo ayude a descubrir al asesino de Layo, Tiresias le sugiere que él
mismo es el culpable. Esta acción contraria a todo lo esperado, forma parte de la peripecia.

En relación con la peripecia aparece otro momento que se ha denominado


Reconocimiento. Es el momento en que todos, en especial el protagonista, conocen la verdad. En
el relato policial es el detective quien vive este reconocimiento. Se trata de un pasaje de la
ignorancia al conocimiento. Este se produce por una serie de hechos que se van dando de tal
manera que llevan al investigador del delito a descubrir la causa del mismo y al culpable. Cuanto
más elaborado es este proceso, mejor es el relato policial.

Un poco de historia del relato policial


El relato policial surge a fines del siglo XIX, con el auge de los estudios científicos y la
desconfianza hacia los hechos fantásticos. Gracias a estos cambios se vio afectada la mentalidad
del hombre la cual tendió hacia el racionalismo. Esta tendencia condujo a la creación de relatos
literarios que planteaban misterios y enigmas resueltos mediante explicaciones racionales
producto de observaciones detenidas de los acontecimientos y de deducciones elaboradas a
través del pensamiento analítico.

“El relato policial tanto en forma de cuento o de novela, tuvo su mayor desarrollo en las
primeras décadas del siglo XX, conformando un público que les exigía a los escritores enigmas
cada vez más sofisticados.

A medida que pasaron los años, el género policial fue sufriendo modificaciones
importantes: llegó a hacer detectives que eran culpables del crimen o delincuentes que contaban
su historia en primera persona. En muchos relatos policiales, el enigma perdía importancia e

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interesaba más la personalidad del culpable o el contexto social en el que se desarrollaba la
historia” (Lengua y literatura I: 1999. Pp.116)

Algunas pautas generales para la construcción de relatos


policiales con enigma
Entre las pautas más importantes y que mejor garantizan la eficacia de estos relatos
podemos señalar:

 En todo relato policial debe haber un investigador que reúna los indicios y las
huellas que se necesitan para llegar a la justa develación del culpable.
 El culpable debe ser descubierto por medio de una serie de deducciones, no
accidentales ni producto de la casualidad o la confesión.
 El culpable debe ser uno de los personajes centrales del relato.
 Para la solución del enigma es indispensable apelar a recursos verosímiles.
 Los indicios o las pistas que conducen a la develación del enigma deben estar a la
vista, pues el valor del juego reside en la lealtad del autor para con el lector, a cuya
perspicacia debe apelar en todo momento.
 Los móviles del crimen, es decir las causas que tiene el culpable para cometerlo,
deben ser personales y verosímiles. (Lengua y literatura I: 1999. Pp. 116-117)

Instrumentos para analizar el texto “En defensa propia” de R. Walsh


Los personajes

El investigador
En los relatos policiales, el personaje que cumple la función de realizar la investigación es
generalmente un policía o un detective que se caracteriza por su inteligencia y por su capacidad de
observación, análisis y deducción. En algunos casos aparecen ambos, es decir, el policía y el
detective, ellos compiten en la resolución del caso, casi siempre es el detective quien logra
alcanzar la verdad. Frecuentemente con el detective colabora un amigo o ayudante que es testigo
del modo en que aquel devela el enigma y que se sorprende de sus habilidades y de sus
deducciones.

En el cuento “En defensa propia”, el investigador es un comisario retirado que recuerda


uno de los casos más importantes entre los que participó. Al narrarlo, describe con detalles el
método de investigación empleado: la observación en el escenario de los hechos, la lectura de los
indicios (como el tipo de vestimenta de la víctima), el reconocimiento de las pistas falsas (el
revólver colocado por el culpable en la mano de la víctima) y la capacidad de deducción.

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Rodolfo Walsh creó un personaje que se reitera en más de una historia: el comisario
Laurenzi, quien aparece en varios relatos policiales del autor.

La víctima
En los relatos policiales puede haber una o más víctimas. En el cuento “En defensa propia”,
hay en realidad dos víctimas. La primera es el hombre que yace sin vida en la casa del Juez. La otra
es el propio Juez, como lo descubre el lector cuando el comisario explica los verdaderos móviles
del hecho. Es decir, en la situación de chantaje que antecede al crimen, es el Juez quien cumple la
función de víctima; en cambio, en la situación enigmática propiamente dicha, el juez se convierte
en culpable y el chantajista en víctima.

Los sospechosos y el culpable


Para que la trama sea más compleja y resulte más interesante al lector, el número de
sospechosos es amplio, pero casi siempre el culpable es sólo uno de ellos. Generalmente, cada
uno de los sospechosos tiene un móvil, es decir un motivo personal para cometer el crimen; de
este modo el interés por develar el enigma aumenta. También los sospechosos presentan
coartadas que demuestran que en el preciso momento en que se cometió el descubrir delito no se
encontraban en la escena del hecho. La sagacidad del investigador radica en cuál de los
sospechosos tiene una coartada falsa, para dar así con el verdadero culpable.

En el caso del cuento “En defensa propia”, no hay sospechosos porque el culpable revela
desde el comienzo su identidad. Por eso mismo, no presenta ninguna coartada, pero introduce
pistas falsas para desorientar al comisario Laurenzi acerca de los móviles del crimen.

El enigma
En los relatos policiales parecen formulados dos enigmas fundamentales: ¿Quién cometió
el crimen? Y ¿cómo lo hizo? Para poder resolverlos, el investigador reconoce la escena del hecho,
interroga a los sospechosos, sigue las pistas y busca indicios o huellas que lo orienten en su tarea.
Además es preciso que utilice su capacidad de deducción, su inteligencia y los saberes que posee
para llegar a la resolución. Por último se produce la reconstrucción del hecho, que finaliza con el
develamiento del enigma.

El enigma del relato “En defensa propia” presenta algunas variaciones con respecto a las
características mencionadas. El investigador saber de antemano quién es el culpable del crimen,
pero debe averiguar si este fue cometido en defensa propia o por motivos personales. Además de
la importancia que tiene la deducción, en este cuento es fundamental la experiencia del comisario
como investigador y la ayuda que le otorga su memoria para reconocer la identidad de los
distintos personajes que intervienen en la historia. Todos esos elementos contribuyen a plantear
el verdadero enigma del cuento, que no es ¿quién cometió el crimen?, sino ¿por qué lo hizo? Y
¿cómo lo hizo?

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Peripecia
En el cuento en cuestión, la peripecia, es decir el cambio de situación de un estado a otro,
se puede observar en los dos personajes principales: el comisario Laurenzi y el Juez. Para Laurenzi
el hecho de comprobar que el juez Reynal era el asesino y el hecho de tener que llevarlo ante la
justicia le provocó una situación de duda moral y lo hizo decidir tomar distancia de su profesión.
Para el juez Reynal el hecho de haber asesinado a quien le quitó el amor de su hija le cambia de
modo radical su vida intachable como hombre de la justicia a delincuente.

Reconocimiento
En el cuento “En defensa propia”, el reconocimiento se produce cuando el comisario
Laurenzi reconoce que el Juez Reynal es el asesino y que realmente no ha actuado en defensa
propia, sino que había preparado la situación para matar a quien le había arrebatado a su querida
hija.

La historia del crimen y la historia de la investigación


Todo relato policial cuenta dos historias. La primera es aquella en la que el investigador se
enfrenta con un hecho policial y el enigma correspondiente: se trata de la historia de la
investigación, que termina cuando se encuentra la solución del problema.

La segunda historia es la historia del crimen. Generalmente, esta aparece al final, cuando
el investigador reconstruye los hechos hasta exponer la resolución del enigma. La historia del
crimen es anterior a la de la investigación, pero su relato aparece una vez finalizada esta última.

La presencia de estas dos historias significa que en los relatos policiales se produce una
alteración en la sucesión temporal de los hechos, es decir en la cronología, ya que sólo así es
posible que exista un enigma. La resolución del mismo hace posible el restablecimiento de la
cronología.

En el cuento de Rodolfo Walsh, el comisario Laurenzi cuenta cómo realizó la investigación


y solo al final expone ordenadamente la historia del crimen, cuya cronología reconstruye gracias a
la lectura correcta de los indicios hallados en el cuarto del juez y a su capacidad de deducción.
Teniendo en cuenta la extensión del relato, es posible observar que la historia de la investigación
abarca casi todo el desarrollo del cuento, mientras la historia del crimen forma parte del
desenlace.

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