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UNIVERSIDAD NACIONAL DE VILLARRICA DEL ESPIRITU SANTO

FACULTAD DE DERECHO
MAESTRIA EN DERECHO PENAL Y PROCESAL PENAL

Titulo

Medidas Cautelares de Carácter Real

Autor:

Año: 2018/2019
Tema

Medidas Cautelares
de Carácter Real

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Resumen

La medida cautelar real es la imposición de un gravamen, sobre los bienes de las


personas para que los inmovilicen, a los efectos de asegurar que los mismos se pierdan,
lo cual imposibilitaría el cumplimiento de las resultas del juicio.
Merece destacarse el ámbito de las medidas cautelares de orden real, las cuales se
regirán por las disposiciones del CPP, aunque sus presupuestos deben ajustarse -en la
medida de lo posible, porque implica una restricción del aspecto patrimonial dispositivo
del imputado- a los principios fundaméntales establecidos al inicio mismo del instituto
de las medidas cautelares.
a) No se impondrá una medida cautelar real como regla, sino excepcionalmente;
b) Tampoco se podrá imponer si es que previamente no se formaliza el acta de
imputación, salvo los casos de flagrancia, y;
c) Tampoco se permiten medidas gravosas que podrían exceder la naturaleza de la causa
penal o simplemente ajustado a valores económicos que se presumen en la imputación
inicial, ya que tal postura podría configurar una suerte de prejuzgamiento anticipado de
la cuestión.

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Abstract

The real precautionary measure is the imposition of a lien, on the assets of people to
immobilize them, in order to ensure that they are lost, which would make it impossible
to comply with the results of the trial.
The scope of the precautionary measures of real order deserves to be highlighted,
which will be governed by the provisions of the CPP, although their budgets must be
adjusted - insofar as possible, because it implies a restriction of the patrimonial aspect
of the accused - to the fundamental principles established at the very beginning of the
institute of precautionary measures.
a) A real precautionary measure will not be imposed as a rule, but exceptionally;
b) Neither can be imposed if it is previously not formalized the record of imputation,
except in cases of flagrancy, and;
c) Neither are burdensome measures allowed that could exceed the nature of the
criminal case or simply adjusted to economic values that are presumed in the initial
imputation, since such a position could configure a kind of anticipated prejudgment of
the matter.

4
Índice general

Tema ............................................................................................................................................. 2
Medidas Cautelares de Carácter Real ........................................................................................... 2
Resumen........................................................................................................................................ 3
Abstract ........................................................................................................................................ 4
Introducción .................................................................................................................................. 6
Antecedentes históricos de las medidas cautelares. ...................................................................... 9
La presunción de inocencia y el juicio previo como garantías constitucionales limitadoras de la
privación de la libertad durante el proceso penal ........................................................................ 10
El ámbito de las medidas cautelares de orden real ...................................................................... 13
La garantía real ........................................................................................................................... 14
Hipoteca o prenda ....................................................................................................................... 14
Depósito de dinero ...................................................................................................................... 15
Entrega de la cosa o embargo de bienes ..................................................................................... 15
Las medidas cautelares precautorias ........................................................................................... 18
Establecimiento de la medidas Cautelares .................................................................................. 18
Trámite y resolución ................................................................................................................... 19
Ejecución de la caución .............................................................................................................. 20
Embargos preventivos ................................................................................................................. 26
Conclusión .................................................................................................................................. 32
Bibliografia ................................................................................................................................. 34

5
Introducción
Se ha decidido la realización del trabajo de investigación denominado “Medidas
cautelares de Carácter Real” ya que se desea determinar las similitudes y diferencias en
relación a medidas cautelares de carácter personal. Se buscan antecedentes de la
investigación, fundamentos, características y excepciones.

Las medidas de coerción son aquellas que en algún grado implican la restricción a
los derechos individuales, ya sea con relación a las personas y su patrimonio, nos ocupa
aquí la coerción procesal que tiende a preservas los fines del juzgamiento y
el empleo de la fuerza pública de ser necesario para su instrumentación y no la coerción
sustantiva que constituye la retribución del delito perpetrado obtenido luego de la
realización del debido proceso.
Las características de las medidas de coerción procesal son:
Jurisdiccionalidad: deben ser adoptadas o por lo menos controlada por los órganos
jurisdiccionales.-
Instrumentales: se utilizan para preservar los fines del proceso, sin constituirse en
decisiones sancionatorias anticipadas
Excepcionales y necesarias: se adoptan y mantienen en cuanto sean procedentes para el
aseguramiento cautelar del proceso
Transitorias y provisionales: Duran un máximo del tiempo de sustanciación del proceso
y deben modificarse, sustituirse o suprimirse de oficio o a pedido de parte al variar las
circunstancias concretas que determinan su imposición
Proporcionales: deben ser adecuadas y razonables en relación con el objeto perseguido

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La medida cautelar real es la imposición de un gravamen sobre los bienes de las
personas para que los inmovilicen, a los efectos de asegurar que los mismos se pierdan,
lo cual imposibilitaría el cumplimiento de las resultas del juicio.

Por ejemplo, el embargo preventivo sobre bienes suficientes del procesado que permitan
posteriormente cobrarse sobre dichos bienes el resarcimiento del daño generado por el
ilícito.

La principal finalidad de las medidas cautelares reales es asegurar el resarcimiento


económico del daño ocasionado a las víctimas de un delito de acción pública. Nuestra
aseveración se basa en el hecho de que en el juicio penal se puede garantizar la
inmediación del procesado o acusado al proceso por medio de una medida cautelar
personal, pero no basta que se imponga la pena a éste y que la cumpla en un centro
carcelario, sino que es necesario que el sentenciado por cometer un delito resarza los
perjuicios económicos que su infracción cometió al ofendido así como también pague
las costas procesales.

La hipótesis de la investigación consiste en lo siguiente:

Las medidas cautelares de carácter real buscan asegurar la realización efectiva de una
serie de obligaciones de índole económica que son consecuencia del delito. El trámite y
la resolución que corresponda se regirán por las normas del Código Procesal Civil.

Toda medida cautelar requiere para su aplicación la concurrencia de determinados


presupuestos legales:
1. La existencia de la imputación objetiva de la comisión de un hecho punible a una
persona determinada
2. El peligro de fuga
3. El peligro de obstrucción. Es importante tener en cuenta que los límites de la coerción
personal emanan principalmente del principio de inocencia.
Atendiendo a nuestro diseño constitucional que pretende reflejar el funcionamiento de
un sistema político fundado en la democracia republicana y participativa, el proceso

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penal se erige en la primera garantía para el imputado en cuanto a su eventual
enjuiciamiento deberá responder a reglas racionales y que propenden a defender su
persona frente a las desviaciones del poder punitivo que representa el Estado y que,
repetitivamente, se produce en el escenario de la realidad del conflicto.
Lo que se busca es la obtención de unas reglas que sean compatibles con las dos ideas
básicas que sustenta la Constitución de 1992 en el sentido de que nadie podrá ser
privado de libertad si es que, previamente no existe una sentencia que declare la
culpabilidad del imputado en virtud de un juicio realizado conforme a reglas dictadas
por autoridades competentes con anterioridad al hecho que motiva el proceso.

8
Antecedentes históricos de las medidas cautelares.
Para entender de una mejor forma este punto, debemos remontarnos al desarrollo
alcanzado en la Roma, en cuanto se refiere a la teoría de las obligaciones. La obligación
no está definida en nuestra legislación, la cual se limita a indicar sus elementos
esenciales. Pero para entender de una mejor manera el significado de obligación,
reproducimos la definición recogida por el Dr. Jorge Morales quien destaca a Barros
Errazuris quien se refería en los siguientes términos: “Un vínculo jurídico entre dos o
más personas determinadas, en virtud del cual una parte queda ligada respecto de otra
para dar, hacer o no hacer una cosa…”1
Originalmente no existía ninguna diferencia entre la responsabilidad civil y penal.
Tanto el deudor como el ladrón contraían una obligación mediante la cual se
comprometía su persona, pues se daba al acreedor un derecho de dominio sobre el
delincuente o el deudor en caso de que este no cumpla lo pactado; ventajosamente la
situación del deudor, fue atenuándose con la Ley Poetelia Papiria (326 A.C.), pues no
permitió la vinculación corporal del deudor, pues el acreedor solo podía exigirle
servicios hasta cancelar la obligación.
En cambio la Ley de las XII Tablas acogieron la Ley del Talión, para ventaja de la
persona que había cometido un delito, con ello se limitaba la venganza de la víctima al
perjuicio sufrido, es decir el famoso ojo por ojo, diente por diente.
Posteriormente se concibió la figura de la composición convencional, es decir la víctima
del delito, si es que así lo deseaba, podía solicitar al delincuente una cantidad de dinero,
luego esta compensación fue establecida y regulada por el propio Estado.
Posteriormente, para fines de la República se impuso la idea del obligatio, que en su
esencia es similar a la que nace de un contrato, pues se había extendido a la
responsabilidad emergente de un delito. Pero si regresamos nuevamente nuestra mirada
a la Roma Antigua, encontraremos la institución de la MANUS INYECTIO o LA
PIGMORIS CAPIO, como los antecedentes de las medidas cautelares.
LA MANUS INYECTIO, es la aprehensión material que el acreedor o ejecutor hace de
su deudor o de su ejecutado, esto es recae en la persona del deudor cuando ha sido
condenado al pago de una cantidad determinada y no puede cumplirse, se procedía
1
Morales Álvarez, Jorge, “teoría de las obligaciones”, pág. 5. 8

9
sobre los bienes del deudor; luego esto evoluciona y ya no cae contra la persona del
deudor, sino sobre sus bienes y se estructura así la SIGNORIS CAPIO, esto es tomar
una cosa del deudor en garantía del propio crédito.
En España las Siete Partidas trataba sobre el Secuestro; aparecen regulaciones a fines
del siglo XIX en la doctrina alemana, como pertenecientes al proceso ejecutivo, luego
se separan de las medidas cautelares del proceso ejecutivo.
Hoy en lo civil la obligación es de carácter económico, y el deudor no responde con su
persona sino solamente con su patrimonio. Mientras que en nuestro país el Código de
Procedimiento Civil trata sobre estas medidas cautelares reales en concordancia con el
Código Sustantivo Civil es decir las que se practican respecto de los bienes del deudor
con el fin de buscar que no sea ilusoria la sentencia que se dicte en el proceso al cual
acceden en materia civil, y en materia penal para que se cumplan los requisitos
señalados en el Art. 191 del Código de Procedimiento Penal.

La presunción de inocencia y el juicio previo como garantías constitucionales


limitadoras de la privación de la libertad durante el proceso penal
Los lineamientos básicos de la reforma procesal penal en América Latina han aportado
ideas novedosas en el ámbito de la prisión preventiva, son sumamente esclarecedores
para enfrentar cualquier discusión respecto a los nuevos lineamientos.
El renombrado jurista Binder inicia su explicación, diciendo que: "...En primer lugar, no
se puede aplicar la prisión preventiva si no existe un mínimo de información que
fundamente una sospecha bastante importante acerca de la existencia del hecho y de la
participación del imputado en él. Éste es un límite sustancial y absoluto: si no existe
siquiera una sospecha racional y fundada acerca de que una persona puede ser autor de
un hecho punible, de ninguna manera es admisible la prisión preventiva... Pero no basta,
sin embargo, con este requisito; por más que se tenga una sospecha fundada, tampoco
sería admisible constitucionalmente la prisión preventiva si no se dan otros requisitos:
los llamados "2requisitos procesales.

2
ALBERTO BINDER - MANUAL DE DEFENSORÍA PENAL O PÚBLICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Pág.29

10
Estos requisitos se fundan en el hecho de que ese encarcelamiento preventivo sea
directa y claramente necesario para asegurar la realización del juicio o para asegurar la
imposición de la pena; por lo general, los autores distinguen dos motivos, entre los
citados requisitos procesales que se deben agregar al requisito sustancial del grado
suficiente de sospecha. El primero es el peligro de fuga, y el segundo, el peligro de
entorpecimiento de la investigación..."3.
En esta tesitura que expone la doctrina de los más prestigiosos juristas de la materia y
que exigen un cambio de cultura respecto a la aplicación de las medidas cautelares, es
que el artículo 19 de la CN debe interpretarse conforme a criterios restrictivos,
proporcionales y excepcionales.
Si el artículo 19 de la CN postula que la prisión preventiva será dictada sólo en casos
indispensables o necesarios, significa esto que los contenidos objetivos de tal
indispensabilidad o necesidad se guarecen en los elementos de convicción que la
doctrina moderna abastece al instituto, cual es, su sentido cautelar y no preventivo de
una pena anticipada.
La realidad del sistema inquisitivo se encargó de desnaturalizar la función cautelar de
las medidas de coacción en el proceso penal y para ello basta un recordatorio de
situaciones fácticas que denotan tal distorsión:
a) Muchas veces los códigos procesales señalan algunos hechos punibles que no pueden
beneficiarse con las excarcelación (beneficio del imputado para litigar si restricción de
su libertad), fundado en la gravedad o escándalo que pueden producir aquellos respecto
a la percepción ciudadana (notoriedad de la supuesta culpabilidad del imputado,
afectación de intereses supranacionales en los delitos perseguidos y la visión alarmante
que provee la opinión pública respecto al peligrosidad del imputado).
b) De esta manera y atendiendo al artículo 19 de la CN es inconstitucional considerar
que ciertos delitos o crímenes son inexcarcelables, porque la naturaleza excepcional de
las medidas cautelares no permite excepciones a dicha regla, por medio de leyes
especiales o secundarias, ya que la voluntad legislativa de la ley fundamental abarca

3
ALBERTO BINDER - MANUAL DE DEFENSORÍA PENAL O PÚBLICA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Pág.27

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para todos los hechos punibles (un caso similar se da con la Ley 1340/88 que prohíbe
excarcelar a las personas procesadas por delitos vinculados al narcotráfico);
c) En otros casos, la aplicación de las medidas cautelares también vulnera el principio
de excepcionalidad, porque su aplicación se sostiene en los antecedentes penales del
imputado y no en la conducta procesal del mismo que permita discernir razonablemente,
la posibilidad de fugo o entorpecimiento de la investigación.
d) La prisión preventiva responde a la peligrosidad del autor y antes que una medida
cautelar, se convierte en una medida de seguridad mientras dure el proceso, que no es
otra cosa que la aplicación de la prisión preventiva como pena anticipada;
e) Cifras porcentuales de la prisión preventiva revelan que casi el 92 % de los
procesados sin condena están sujetos a ésta medida cautelar, por lo que el altísimo grado
de discrecionalidad que disponen los jueces para su aplicación, convierte a ésta medida
cautelar en una regla de actuación casi automática durante el proceso, desnaturalizando
la función cautelar de dicha medida y convirtiéndola en la verdadera pena. Demás está
decir que esta distorsión del artículo 19 de la CN se concatena con la cifra porcentual
que revela apenas unos 10 % de condenados privados de libertad.
De esta manera, la prisión preventiva como centro del proceso inquisitivo constituye
una pena anticipada y al decir del Profesor Eugenio Zaffaroni, la emisión de la sentencia
como acto concluyente del proceso penal no es otra cosa que una suerte de revisión de
la continuidad o no de los presupuestos que meritaron, prima facie, la aplicación de la
prisión preventiva. En otras palabras, la sentencia definitiva dictada en un proceso de
corte inquisitivo no es más que un recurso de apelación sobre los motivos que
determinaban la vigencia de la prisión preventiva.
En elevada síntesis, podemos concluir el tópico señalando que:
a) Principiando, no se podría aplicar medida cautelar alguna durante la sustanciación del
proceso penal, si atendemos lo que prevén las normasconstitucionales que preservan la
libertad del imputado durante la sustanciación del trámite;
b) El artículo 17.1 de la CN señala que toda persona contra la cual se alza una
imputación, tiene derecho a que sea presumida su inocencia, mientras no exista una
sentencia condenatoria que así lo declare;

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c) En el mismo nivel ideológico, el artículo 17.3 de la CN señala que la sentencia
condenatoria sólo puede provenir de un juicio previo y cuya decisión es el acto
trascendental y final de los diversos actos del procedimiento penal;
d) Sin embargo, el artículo 19 de la CN establece que la prisión preventiva puede
aplicarse en los casos necesarios, lo cual, determina dos consecuencias jurídicas;
e) Que constitucionalmente se admite la privación de la libertad durante el proceso
penal, y;
f) Que esa privación debe fundarse en razones excepcionales.

El ámbito de las medidas cautelares de orden real


Se regirán por las disposiciones del CPP, aunque sus presupuestos deben ajustarse -en la
medida de lo posible, porque implica una restricción del aspecto patrimonial dispositivo
del imputado- a los principios fundaméntales establecidos al inicio mismo del instituto
de las medidas cautelares.
a) No se impondrá una medida cautelar real como regla, sino excepcionalmente;
b) Tampoco se podrá imponer si es que previamente no se formaliza el acta de
imputación, salvo los casos de flagrancia, y;
c) Tampoco se permiten medidas gravosas que podrían exceder la naturaleza de la causa
penal o simplemente ajustado a valores económicos que se presumen en la imputación
inicial, ya que tal postura podría configurar una suerte de prejuzgamiento anticipado de
la cuestión.
Como se pudo leer, este régimen totalmente diferente respecto a las medidas cautelares,
se complementa con otras reglas que buscan dotar de celeridad y seriedad a las
decisiones de control sobre el uso (o abuso) de la prisión preventiva.
En lo pertinente, se aplicarán análogamente las disposiciones del Código Procesal Civil,
por lo que sus presupuestos específicos y figuras nominadas e innominadas de las
medidas cautelares de orden real, deberán remitirse a dicha literatura, sin perder de vista
las particularidades y valores que entran a ponderarse en el proceso penal.
Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, “medida”
significa disposición, prevención. “Prevenir”, a su vez, significa precaver, evitar,
estorbar o impedir algo. “Precaver” viene del latín prae y cavere, prometer, garantizar.

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Como primera idea tenemos, pues, que la medida cautelar consiste en una disposición o
medida que tiene por fin prever o precaver algo.
En general, la doctrina concuerda en que las medidas cautelares son aquellas
resoluciones que tienen por objeto asegurar el resultado práctico de la sentencia de
mérito que haya de dictarse en un proceso principal al cual sirven de respaldo, para que
el cumplimiento de lo resuelto no se torne ilusorio.
El gran Couture las define diciendo: “Dícese de aquéllas dispuestas por el juez con el
objeto de impedir los actos de disposición o de administración que pudieran hacer
ilusorio el resultado del juicio y con el objeto de asegurar de antemano la eficacia de la
decisión a dictarse en el mismo.”
Calamandrei en la exposición- define las medidas cautelares como una “anticipación
provisoria de ciertos efectos de las Medidas Cautelares y Debido Proceso providencia
definitiva, encaminada a prevenir el daño que podría derivar del retardo de la misma.”
Para Casco Pagano, “Las medidas cautelares o precautorias... son aquellas que el juez
dispone para impedir que el presunto deudor realice actos de disposición o de
administración que disminuyan su responsabilidad patrimonial y convierta en ilusorio el
resultado del juicio. Las medidas cautelares tienen el objeto de asegurar la eficacia, el
resultado práctico de la resolución que se vaya a dictar en el juicio.”4

La garantía real
Consiste en la afectación de determinados bienes muebles o inmuebles al cumplimiento
de la obligación eventual de resarcir. Su otorgamiento no exonera la responsabilidad
personal ordinaria del solicitante y por consiguiente tampoco exonera la responsabilidad
patrimonial de sus restantes bienes. En general pueden consistir en:

Hipoteca o prenda
La hipoteca es el derecho real de garantía el cual una cosa inmueble se encuentra
afectada al cumplimiento de una obligación, sin que medie desplazamiento del bien
sobre el cual recae la garantía.

4Casco Pagano, Hernán; Código Procesal Civil comentado y concordado, 4º ed., Asunción, La
Ley, 2000, p. 1076.

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La prenda por su parte es también un derecho real que consiste en la entrega de la
posesión de una cosa mueble para asegurar el cumplimento de una obligación. También
existe la prenda sin desplazamiento, constituida mayormente sobre bienes registrables.
En este caso se debe atender al modo propio de constitución de cada tipo de garantía y a
los requisitos formales para ello.
Así la hipoteca solo puede establecerse por escritura pública y debe cumplir con la
exigencia de la registración. Lo propio puede decirse de la prenda con registro. Esta
clase de garantías plantea la cuestión de a favor de quién debe constituirse el derecho
real: el peticionante o el juez que la dicta.
Debe ser constituida a favor del órgano jurisdiccional, vale decir, no personalmente a
favor del juez que la requiere, sino de su cargo o investidura y jurídicamente
relacionada al litigio.

Depósito de dinero
El depósito de dinero es una de las formas más corrientes de garantía real. En este caso
el depósito deberá hacerse en una cuenta abierta en una institución pública, como el
banco central del Paraguay, a nombre del juicio y a la orden del juez interviniente en el
litigio.

Entrega de la cosa o embargo de bienes


El solicitante también podrá optar por la consignación judicial de cosas o bienes, así
como por el embargo de ellos, con la facultad de ser nombrado depositario de los
mismos. En todo caso el secuestro por parte del afectado por la medida procederá en
todos los casos en que normalmente se acuerda este extremo de conformidad con la ley
procesal, y especialmente cuando haya riesgo de que los bienes dados en garantía se
pierdan en manos del beneficiario.
La medida cautelar real es la imposición de un gravamen sobre los bienes de las
personas para que los inmovilicen, a los efectos de asegurar que los mismos se pierdan,
lo cual imposibilitaría el cumplimiento de las resultas del juicio.

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Por ejemplo, el embargo preventivo sobre bienes suficientes del procesado que permitan
posteriormente cobrarse sobre dichos bienes el resarcimiento del daño generado por el
ilícito.
Las medidas cautelares de carácter real, como el embargo por ejemplo, busca asegurar
la realización efectiva de una serie de obligaciones de índole económica consecuentes
con el delito. Así, la pena pecuniaria incluye no solo la multa, sea como pena única o
conjunta, sino, además, las costas del proceso. El trámite y la resolución que
corresponda se regirán por las normas del Código Procesal Civil.
La principal finalidad de las medidas cautelares reales es asegurar el resarcimiento
económico del daño ocasionado a las víctimas de un delito de acción pública. Nuestra
aseveración se basa en el hecho de que en el juicio penal se puede garantizar la
inmediación del procesado o acusado al proceso por medio de una medida cautelar
personal, pero no basta que se imponga la pena a éste y que la cumpla en un centro
carcelario, sino que es necesario que el sentenciado por cometer un delito resarza los
perjuicios económicos que su infracción cometió al ofendido así como también pague
las costas procesales.
El largo tiempo que duran en nuestra realidad jurídica los juicios penales ocasiona en la
mayoría de las ocasiones que el patrimonio del procesado desaparezca, al dictarse la
sentencia sancionadora el ofendido se verá nuevamente perjudicado al no tener como
hacer cumplir el decreto judicial, que será burlado. Por ello las legislaciones han
previsto este tipo de medidas preventivas.
Las medidas cautelares de tipo real puede dictarlas el Juez de Garantías Penales, cuando
ha encontrado reunidos los mismos requisitos que se establecen para que proceda la
prisión preventiva. Entonces por simple analogía se deberá considerar que el Juez debe
revisar, previo a decretar la imposición de una medida cautelar real, que existan los
siguientes presupuestos básicos:
1.- Indicios suficientes sobre la existencia de un delito de acción pública;
2.- Indicios claros y precisos de que el procesado es autor o cómplice del delito; y
3.- Que se trate de un delito sancionado con pena privativa de libertad superior a un
año. No se puede pasar por alto que el Juez es responsable de verificar procesalmente
los presupuestos detallados para la procedibilidad de las mencionadas medidas.

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Hecho de singular atención es aquel que el procedimiento civil exige que el propietario
del bien que se piensa limitar el dominio, debe estar en una difícil situación económica
que haga pensar que dichos bienes podrían desaparecer.
Estas medidas que como repetimos son aplicadas generalmente en el campo civil
resultan perfectamente adecuadas al campo penal cuando con su aplicación en el caso
de una sentencia condenatoria pasarían de ser temporales a definitivas y efectivas,
garantizando de esta manera que el pronunciamiento del poder judicial se cumpla y que
a más de la sanción carcelaria el infractor pueda indemnizar al ofendido; pues los bienes
que fueron objeto de la medida cautelar garantizan dicho pago y se hace efectivo el
derecho.
Como repetimos lo anteriormente anotado, dichas medidas deben proceder
generalmente cuando haya algún, acusador particular, que tenga derecho a reclamarlas;
pero como toda regla tiene su excepción debemos anotar que el Juez de Garantías
Penales, tiene la obligación de dictar dichas medidas cautelares en los siguientes casos:
1.- En los casos de Delitos de Traición a la Patria, pues de llegarse a sancionar con una
sentencia condenatoria el responsable debe pagar los daños y perjuicios causados al
Estado;
2.- Igual criterio rige para el cometimiento de delitos contra la Seguridad Interior del
Estado, pues de ser el caso el infractor debe resarcir los daños y perjuicios ocasionados
al Fisco; y,
3.- Por Delitos de Peculado, pese a que no haya acusación particular la Ley Orgánica de
Administración Financiera y Control ha establecido que se debe liquidar los daños y
perjuicios que deben pagar los responsables a favor de las entidades del Estado
perjudicadas. Se debe establecer que en el caso de los valores por concepto de multas
que se imponen por la infracción cometida no ameritaría para que le Juez de Garantías
Penales ordene estas medidas, a menos que se trate de delitos que sancionan con penas
pecuniarias altas como serían los casos siguientes:
a) Sabotaje y terrorismo;
b) Delitos contra la Seguridad del Estado; y,
c) Delitos de cohecho y concusión.

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Las medidas cautelares precautorias
Son aquellas que el juez dispone para impedir que el presunto deudor realice actos de
disposición o de administración que disminuyan su responsabilidad patrimonial y
convierta en ilusoria el resultado del juicio.
Las medidas cautelares tienen el objeto de asegurar la eficacia, el resultado práctico de
la resolución judicial que se vaya a dictar en el juicio.
Responden a la necesidad, que muchas veces existe, de adelantar la tutela del derecho.
El embargo consiste en la traba o afectación directa y forzosa de bienes muebles o
inmuebles del imputado o responsables civiles por decisión judicial.
Puede también afectar por supuestos a fondos o depósitos bancarios, valores, acciones o
cualquier título participativo en entidades mercantiles, derechos, etc. También
constituyen medidas cautelares reales la prohibición de vender y gravar y todas las que
prescriben las leyes civiles.
En caso de insolvencia o inexistencia de bienes que embargar, se podrá disponer la
inhibición general, lo cual afecta a la libre disposición de bienes patrimoniales
registrables del imputado. De otro lado, las medidas cautelares reales tienen por fin
garantizar la reparación de los daños.
En cuanto a su apelación, es importante recordar que su modificación o rechazo, la
concesión del recurso es sin efecto suspensivo, lo cual significa que lo dispuesto por el
juez debe cumplirse aún apelada que fuera dicha resolución.
Petición de parte: Será dispuesta por el juez penal, a petición de parte, lo que significa la
imposibilidad de dictarla de oficio y solo cuando una de las partes en forma expresa así
lo solicite.

Establecimiento de la medidas Cautelares


Las medidas cautelares están establecidas en el Título XIV, Capítulos I. II, III, IV, V,
VI, y VII del Código de Procedimientos Civiles, siendo las mismas: 1) el embargo
preventivo; 2) la inhibición general de enajenar y gravar bienes; 3) el secuestro de
bienes muebles o semovientes; 4) la anotación de la litis; 5) la prohibición de innovar y
contratar, y 6) la intervención y administración.

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En el antiguo Código Procesal Penal de 1890 se facultaba al juez a disponer el embargo
preventivo sobre suficientes del procesado a fin de garantizar la responsabilidad civil
emergente, de oficio, es decir, sin necesidad de petición expresa de parte, y aun en el
caso de que la querella sea la peticionante, no es costumbre disponer conjuntamente la
contracautela, a pesar de que el Art. 386 del CPP, última parte, disponía que el embargo
se debía hacer en la forma establecida por el Código de Procedimientos Civiles.
La situación ha cambiado radicalmente con la Ley 1286/98, pues el art. 260 dispone:
“Las medidas cautelares de carácter real serán acordadas por el juez penal a petición de
parte”; es decir, el juez ya no podrá disponer de oficio las medidas cautelares de carácter
real, y si lo hace a petición de parte, antes de ordenar la ejecución de la medida, el
solicitante debe prestar contracautela”5.

Trámite y resolución
El código establece que el trámite y resolución que disponga, modifique o revoque
medidas cautelares de carácter real se regirán por las disposiciones análogas del Código
Procesal Civil. En este cuerpo legal, el art. 693 2 establece los presupuestos genéricos
de las medidas cautelares, exigiéndose a quien lo solicite:
a) Acreditar prima facie la verosimilitud del derecho;
b) Acreditar el peligro de pérdida o frustración de su derecho o la urgencia;
c) Otorgar contracautela.
La contracautela no se exigirá, según lo dispone el último párrafo del in. C) en aquellos
casos en que por la naturaleza de la medida solicitada, apreciada en cada caso, no se la
requiera, como ocurre en los casos de medidas cautelares dictadas en seguridad de las
personas, inhibición general de enajenar y gravar bienes, etc; asimismo, no se exigirá
caución si quien la obtuvo fuera:
a) El estado, una de sus reparticiones, una Municipalidad o persona reconocidamente
abonada;
b) Persona que actuare con beneficio de litigar sin gastos o eximida de obligación por
este Código: En cuanto a la recurribilidad de la decisión ordenada que fuere, se la
cumplirá sin más trámite y sin necesidad de conocimiento de la parte contraria, sin

5
Ley 1286/98, pues el art. 260

19
perjuicio de que en todos los casos, sea notificada personalmente o por cédula. La
resolución que conceda será apelable sin efecto suspensivo, pero las que hagan cesar las
medidas cautelares lo serán también con efecto suspensivo.
No se podrán trabar embargo sobre:
a) En el lecho del deudor, su mujer e hijos, en las ropas muebles de indispensable uso en
el hogar, incluyendo heladera, cocina, ventilador, radio, televisor e instrumentos
musicales familiares, máquina de coser y lavar y los instrumentos necesarios para la
profesión, arte y oficio que ejerza los dueños de tales bienes, salvo que el crédito
corresponda al precio de venta de ellos,
b) Sobre sepulcros, salvo que corresponda a su precio de venta, construcción o
suministro de materiales;
c) Sobre honorarios profesionales, comisiones, sueldos y salarios y pensiones, sino
hasta el 25%
d) sobre créditos por pensiones alimentarias y litis expensas;
e) Sobre bienes y renta pública; y
f) En los demás bienes exceptuados de embargo por la ley.

Ejecución de la caución
Vencido el término del plazo no menor de cinco días para que comparezca al
procedimiento o se presente a cumplir la condena, con notificación al fiador,
advirtiéndose a este de que si no comparece el imputado, no justifica su
incomparecencia por motivos de fuerza mayor, la caución será ejecutada.
La imposición de una caución real que no sea depósito de sumas de dinero, exige que la
misma se dicte sobre un bien mueble o inmueble que ha sido gravado a través de una
prenda o hipoteca por su titular a favor del Ministerio Público. Quien como titular de la
acción penal pública, reclamará la ejecución cuando no se haya cumplido con su
cometido, cual es asegurar la presencia del imputado en el proceso penal.
Todo deberá realizarse conforme las reglas del procedimiento civil para gravar bienes.
Las partes deberán necesariamente constituirse ante un escribano público y previo los
trámites de rigor, procederán a suscribir el contrato de prenda o hipoteca a favor del
Estado (Ministerio Público); inscribiéndolo posteriormente en la Dirección General de

20
los Registro Públicos. Nuestro código procesal penal se remite in totum al
procedimiento civil para la ejecución de cauciones.
En caso de la caución personal, deberá ejecutarse al fiador, trabando embargo en los
bienes del fiador personal, para asegurar el pago de la suma fijada, y procediendo, en su
caso, al trámite previsto en la legislación civil. En caso de caución real, los bienes pasan
a poder del Estado, o se procederá a la ejecución de los hipotecados, prendados o dados
a embargo mediante remate público.
La caución puede ser cancelada y devueltos los bienes afectados, siempre y cuando no
hayan sido ejecutados con anterioridad, en los siguientes casos:
1) cuando el imputado sea puesto en prisión preventiva o arresto domiciliario,
2) cuando se revoque la caución,
3) cuando la resolución de absolución o de sobreseimiento quede firme;
4) cuando comience la ejecución de la pena privativa de libertad o se prescinda de ella;
5) con el pago de la multa impuesta en a la sentencia.
Las medidas cautelares podrán ser solicitadas antes o después de deducida la demanda,
a menos que de la ley resultare que ésta deba entablarse previamente.
Las cauciones son garantías que se establecen en resguardo del cumplimiento de las
obligaciones impuestas al liberado. La caución debe conciliar los intereses de la libertad
personal y de la prisión preventiva, tendiendo siempre a evitar la detención o hacerla
cesar, salvo que criterios de estricta necesidad impongan al tribunal fijar una caución
más elevada, que por gravosa pueda coartar la libertad del imputado.
El fundamento de la caución radica en garantizar la comparecencia del imputado al
proceso, pero en ningún momento puede consistir en un mecanismo para asegurar la
responsabilidad civil que surge del delito; en consecuencia, no deben fijarse cauciones
personales o reales en relación al daño ocasionado por el delito.
Para la determinación de la caución, el Juez deberá asegurar no solamente la presencia
del imputado en el proceso, sino también que dicha caución sea de cumplimiento
posible por el imputado.
Fianza, es la obligación que uno contrae de hacer aquello a que otro está obligado si este
no lo cumple o, en otros términos, es la prenda que da el contratante en seguridad del
buen cumplimiento de la obligación. La palabra FIAR define el diccionario español

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como "asegurar uno que otro cumplirá lo que promete, o pagará lo que debe,
obligándose en caso de que no lo haga, a satisfacer por él". En cambio, FIADOR es
aquella persona que fía a otra para la seguridad de aquello que está obligada.
El concepto de la fianza, debemos apuntar que para el tema a que nos referimos es
imperativo circunscribirlo dentro de la esfera penal, tanto en su contexto como en su
formatura, de donde se infiere con claridad que la fianza en sede penal ha sido instituida
con su sinónimo caución dentro del Libro Cuarto, medidas cautelares.
De la simple lectura de los articulados, se deduce que quien fija ab initio la caución, es
el Juez de Garantías dentro del proceso preliminar de investigación, la ratifica el Juez de
la etapa intermedia en la audiencia preliminar y asume la dirección del proceso oral y
público el Tribunal de Sentencia de conformidad a lo que preceptúa el art. 365 y
siguientes.
Quedará a cargo del juez penal fijar la clase y el importe, y decidir sobre la idoneidad
del fiador. La elección del tipo de caución y su monto quedan librados al prudente
arbitrio del órgano judicial, el cual deberá moverse dentro de las pautas que proporciona
la ley procesal, teniendo en cuenta no solo la necesidad de asegurar la presencia del
imputado en el proceso, sino también otras pautas que pueden sintetizarse:
a) las características del hecho
b) personalidad moral y antecedentes del imputado
c) que la misma sea de cumplimiento posible para el imputado.
Puede ser juratoria, personal o real. La juratoria la podrá prestar el propio imputado
cuando la naturaleza del hecho punible que se le atribuya haga presumir que no burlará
la acción de la justicia.
También se puede con autorización del juez, tanto el imputado como el fiador, sustituir
la caución por otra equivalente. La personal la podrá prestar cualquier persona con
suficiente arraigo en propiedades raíces y capacidad legal para contratar; la real podrá
constituirse mediante garantía real o depósito de sumas de dinero o valores razonables,
fijadas por el Juez atendiendo al patrimonio del imputado y que cubran las penas
pecuniarias y el valor de las costas procesales; puede también prestarla un tercero a
favor del imputado, en este caso el tercero asumirá solidariamente con el imputado la
obligación de pagar la suma que haya señalado el juez penal.

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El juez también puede decretar la caución juratoria del imputado, aunque dicha medida
no está expresamente enumerada; no obstante, en el artículo comentado en el penúltimo
párrafo le otorga un ámbito de aplicación especial a la citada medida, con respecto a las
demás, ya que dispone que en todos los casos, cuando el juez considere suficiente a los
fines del proceso que el imputado preste caución juratoria, se decretará la caución, antes
que cualquiera de las demás medidas.
El juez, antes de decretar cualquiera de las medidas alternativas descriptas en los siete
numerales del citado artículo, examinará si el imputado, de acuerdo a sus antecedentes y
demás condiciones personales y las características del hecho del que se sospecha sea
autor o partícipe, solo decretará la caución juratoria y, en cambio, la desechará en caso
de que no lo considere suficiente, decretando cualquiera de las otras medidas, pero
siempre respetando el principio de la medida menos gravosa para la libertad del
imputado.
Cabe resaltar que en nuestro ordenamiento los jueces casi no aplican esta medida
cautelar por no ofrecer seguridad de que, en definitiva, el procesado se someterá a los
mandatos de la justicia, ya que se trata de una simple promesa jurada, y que en otras
legislaciones se otorga cuando el riesgo de incumplimiento de la promesa es menor, o
ante imputados de escasos recursos. Las verdaderas cauciones son la personal y real, no
la juratoria, la cual no puede considerarse una caución en sentido propio.
La fianza consistirá en la obligación que el imputado asume conjuntamente con uno o
más fiadores solidarios, de pagar la suma que el juez fije, en caso de incumplimiento de
las obligaciones procesales.
Esta garantía funciona como tal mientras dure el cumplimiento por parte del impugnado
de las disposiciones del auto de soltura. Su ejecución es subsidiaria y depende
exclusivamente de que el imputado deje de cumplir aquéllas; en este último caso,
caduca la fianza y se procede de inmediato a su efectivización por intermedio del
Ministerio Público. Podrá ser fiador el que tenga capacidad para contratar y reúna las
condiciones de solvencia exigidas, es decir idoneidad.
"El fiador comparece voluntariamente al proceso a los efectos de establecer una garantía
por una suma de dinero fijada prudencialmente por el Juez al único objeto de hacerse
efectiva en supuesto de incumplimiento de las obligaciones procesales del imputado, a

23
cuyo favor se presenta, para mantener o recuperar su libertad durante el curso de la
causa".
"La fianza es una especie de presión moral para el imputado que lo induce a cumplir
con sus obligaciones.
La caución real procede cuando el juez considere que resultan ineficaces las cauciones
juratoria y personal, para garantizar la comparecencia del imputado, aunque el
magistrado también deba apreciar que la caución real pueda ser cumplida por el
imputado, según su situación económica.
En el caso de depósito judicial de sumas de dinero, se deberán colocar a plazo fijo a fin
de mantener el valor real de dicha suma.
La caución real es una medida cautelar de carácter personal, que tiene por finalidad
asegurar la presencia del imputado en el proceso penal, aunque ello se garantice sobre
derechos reales. Debe quedar claro que el contenido de la caución real no está para
pagar ningún daño, sino que constituye una interdicción provisional del patrimonio del
imputado (o del fiador) para asegurar su presencia en el proceso"
El juez, para evitar perjuicios o gravámenes innecesarios al titular de los bienes, podrá
disponer una medida precautoria distinta de la solicitada, o limitarla, teniendo en cuenta
la importancia y naturaleza del derecho que se intentare proteger.
Quien solicite una medida cautelar deberá, según la naturaleza de ella:
a) acreditar prima facie la verosimilitud del derecho que invoca;
b) acreditar el peligro de pérdida o frustración de su derecho o la urgencia de la
adopción de la medida según las circunstancias del caso; y
c) otorgar contracautela para responder de todas las costas y de los daños y perjuicios
que pudiere ocasionar si la hubiese pedido sin derecho, salvo aquellos casos en que no
se la requiera por la naturaleza de la medida solicitada.
Ordenada una medida cautelar, se la cumplirá sin más trámite, y sin necesidad de
conocimiento de la parte contraria, la que en todos los casos será notificada
personalmente o por cédula dentro de los tres días del cumplimiento de la misma.
Las resoluciones que concedan medidas cautelares, serán apelables sin efecto
suspensivo. Las que hagan cesar medidas cautelares lo serán también, pero con efecto
suspensivo.

24
En el mandamiento que el juez expida para asegurar el cumplimiento de una medida
cautelar, se autorizará a los funcionarios encargados de ejecutarlo a pedir auxilio de la
fuerza pública y allanar domicilio en caso de resistencia.
El que solicitó la medida podrá pedir la ampliación, mejora y sustitución de la medida
cautelar decretada, justificando que ella no cumple adecuadamente la función de
garantía a que está destinada.
Las medidas cautelares subsistirán, mientras duren las circunstancias que las
determinaron. En cualquier momento que éstas cesaren se podrá requerir su
levantamiento.
En cualquier momento el afectado podrá pedir la reducción o sustitución de una medida
cautelar por otra, cuando la decretada fuere excesiva o vejatoria. Podrá también dar
garantía suficiente para evitar alguna de las medidas cautelares reguladas por este
Código, o para obtener su inmediato levantamiento.
Dicha garantía consistirá en fianza,
Cuando la medida se trabare sobre bienes muebles, mercaderías o materias primas
necesarias para el funcionamiento de establecimientos comerciales, industriales o
afines, el juez podrá autorizar, sin otro trámite, la realización de los actos necesarios
para no comprometer el proceso de comercialización o fabricación.
Se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas cautelares que se hubiere
ordenado y hecho efectivas antes del proceso, si, tratándose de obligación exigible, no
se interpusiere la demanda dentro de los diez días, siguientes al de su traba. Las costas y
los daños y perjuicios causados serán a cargo de quien hubiese obtenido la medida, y
ésta no podrá proponerse nuevamente por la misma causa.
Las medidas cautelares registrables se extinguirán de pleno derecho a los cinco años de
la fecha de su anotación en el registro respectivo, salvo que a petición de parte se
reinscribieren antes del vencimiento del plazo, por orden del juzgado que entendió en el
proceso.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 700, cuando se dispusiere levantar una
medida cautelar por cualquier motivo que demuestre que el requirente abusó o se
excedió en el derecho que la ley otorga para obtenerla, la resolución lo condenará a

25
pagar los daños y perjuicios si la otra parte lo hubiere solicitado. La determinación del
monto de éstos se sustanciará por el trámite del proceso de conocimiento sumario.
Los jueces deberá excusarse de oficio o decretar medidas precautorias en asuntos en que
el conocimiento de la causa no fuere de su competencia, pero en caso que de lo hicieren,
serán válidas, siempre que hubiesen sido dictadas con arreglo a las disposiciones de este
Código, y sin que esto importe prórroga de su competencia para entender en el juicio
que deba iniciarse en adelante.
La clase y el monto de la caución a que se refiere el artículo 693 inciso c), como
condición para decretar la medida precautoria, será graduada prudentemente por el juez
o tribunal, teniendo en cuenta la mayor o menor verosimilitud del derecho y las
circunstancias del caso.
Podrá ser prestada por el interesado o por tercero.
No se exigirá caución, si quien obtuvo la medida fuere:
a) el Estado, una de sus reparticiones, una Municipalidad o persona reconocidamente
abonada, conforme a lo dispuesto por el Código Civil o leyes especiales; o
b) persona que actuare con beneficio de litigar sin gastos, o eximida de la obligación por
este Código.
En cualquier estado del proceso, la parte contra quien se hubiere hecho efectiva una
medida cautelar podrá pedir que se mejore la caución, probando sumariamente que es
insuficiente. El juez resolverá, previo traslado a la otra parte.

Embargos preventivos
Podrá pedir embargo preventivo el acreedor de deuda en dinero o especie, que se hallare
en alguna de las condiciones siguientes:
a) que la existencia del crédito esté demostrada con instrumento público, o privado
atribuido al deudor, abonada la firma por información sumaria de dos testigos;
b) que, fundándose la petición en un contrato bilateral, se justifique su existencia en la
misma forma del inciso anterior, debiendo, en este caso, probarse, además,
sumariamente, el cumplimiento del contrato por parte del actor, salvo que éste ofreciere
cumplirlo, o que su obligación fuese a plazo;

26
c) que la deuda esté justificada por libros de comercio llevados en debida forma por el
actor, o resulte de boleto corredor de acuerdo con sus libros, en los casos que éstos
puedan servir de prueba; y
d) que, estando la deuda sujeta a condición suspensiva o pendiente de plazo, el actor
acredite sumariamente que su deudor trata de enajenar, ocultar o transportar sus bienes,
o siempre que justifique del mismo por cualquier causa ha disminuido notablemente la
responsabilidad de su deudor después de contraída la obligación.
Podrán igualmente pedir embargo preventivo:
a) el coheredero, el condómino o el socio, sobre los bienes de la herencia, del
condominio o de la sociedad, si acreditare la verosimilitud del derecho, el peligro o la
demora y prestare suficiente contracautela;
b) el propietario o locatario principal de predios urbanos o rústicos, haya o no contrato
de arrendamiento, respecto de las cosas afectadas a los privilegios que le reconocen la
ley. Deberá acompañar a su petición el título de propiedad o el contrato de locación, si
lo hubiere, o intimar al locatario para que formule previamente las manifestaciones
necesarias;
c) la persona a quien la ley reconoce privilegios sobre ciertos bienes muebles o
inmuebles, siempre que el crédito se justificare en la forma establecida en el artículo
anterior, inciso b);
d) la persona que haya de demandar por acción reivindicatoria, petición de herencia,
nulidad de testamento o simulación, respecto de la cosa demandada, mientras dure el
juicio; y siempre que se presentare documentos que hagan verosímil la pretensión
deducida; y
e) el adquirente, cuando demandare el cumplimiento de un contrato de compraventa,
respecto del bien objeto del mismo, si el derecho fuere verosímil.
Durante el proceso, podrá decretarse el embargo preventivo:
a) cuando uno de los litigantes hubiere sido declarado en rebeldía, en el caso del artículo
72;
b) siempre que la confesión expresa o ficta resultare de la verosimilitud del derecho, o
ello surgiere de la contestación de la demanda o reconvención; y
c) si quien lo solicita hubiere obtenido sentencia favorable, aunque estuviese recurrida.

27
En estos casos no se exigirá contracautela.
En los casos en que deba efectuarse el embargo, se trabará en la forma prescripta en el
juicio ejecutivo. Se limitará a los bienes necesarios para cubrir el crédito que se reclama
y las costas. Mientras no se dispusiere el secuestro, o la administración judicial de lo
embargado, el deudor podrá continuar en el uso normal de la cosa.
La ejecución del embargo sólo podrá suspenderse cuando el deudor entregare la suma
expresada en el mandamiento.
Los bienes embargados serán depositados a la orden judicial, pero si se tratasen de
bienes muebles embargables de la casa en que vive el embargado, éste será siempre
constituido depositario de los mismos, salvo que, por circunstancias especiales, no fuere
posible.
El depositario de objetos embargados deberá ponerlos a disposición del juez dentro de
segundo día de haber sido intimado judicialmente. Si no lo hiciere sin causa justificada,
el juez remitirá los antecedentes a la justicia penal.
Prioridad del primer embargante. El acreedor que ha obtenido el embargo de bienes de
su deudor, no afectados a créditos privilegiados, tendrá derecho a cobrar íntegramente
su crédito, intereses y costas, con preferencia a otros acreedores, salvo en el caso de
concurso.
Los embargos posteriores afectarán únicamente el sobrante que quedare después de
pagados los créditos que hayan obtenido embargos anteriores.
No tienen efecto en perjuicio del acreedor embargante y de los acreedores que
intervinieren en la ejecución, los actos de enajenación del bien sometido a embargo,
salvo los efectos de la posesión de buena fe en cuanto a los muebles no inscriptos en
registros públicos.
No se trabará nunca embargo:
a) en el lecho del deudor, su mujer e hijos, en las ropas y muebles de indispensable uso
en el hogar, incluyendo heladera, cocina, ventilador, radio, televisor e instrumentos
musicales familiares, máquina de coser y lavar, y los instrumentos necesarios para la
profesión, arte u oficio que ejerza el dueño de tales bienes, salvo que el crédito
corresponda al precio de venta de ellos;

28
b) sobre los sepulcros, salvo que el precio corresponda a su precio de venta,
construcción, o suministro de materiales;
c) sobre honorarios profesionales, comisiones, sueldos, salarios y pensiones, sino hasta
el veinticinco por ciento, salvo lo dispuesto por leyes especiales;
d) sobre los créditos por pensiones alimentarias y litis expensas;
e) sobre bienes y rentas públicas; y
f) en los demás bienes exceptuados de embargo por la ley.
Los bienes enumerados no podrán ser objeto de ejecución.-
Ningún otro bien quedará exceptuado.
El embargo indebidamente trabado sobre alguno de los bienes enumerados en el artículo
anterior, podrá ser levantado, a pedido del deudor o de su cónyuge o hijos, y aun de
oficio, aunque la resolución que lo decretó se hallare consentida.
En todos los casos en que habiendo lugar a embargo esté no pudiere hacerse efectivo
por no conocerse bienes del deudor, o por no cubrir éstos el importe del crédito
reclamado, podrá solicitarse contra aquél la inhibición general de enajenar o gravar sus
bienes. La medida será inscripta en el registro respectivo.
La inhibición sólo surtirá efectos desde la fecha de su anotación. No concederá
preferencia sobre las anotadas con posterioridad.
Mientras dure la medida, el inhibido no podrá enajenar ni gravar los bienes que tuviere
al tiempo de la medida o que adquiriere con posterioridad a la misma.
La inhibición deberá dejarse sin efecto, si el deudor presentare a embargo bienes
suficientes o diere caución bastante.
Procederá el secuestro de los bienes muebles o semovientes objeto del juicio, siempre
que sea necesario proveer a su guarda o conservación para asegurar el resultado de la
sentencia definitiva. Procederá, asimismo, cuando el embargo no asegurare por sí sólo
el derecho invocado por el solicitante.
El juez designará depositario a la persona que mejor convenga, fijará su remuneración
y ordenará el inventario, si hubiere necesidad de él.
Podrá solicitarse la anotación de la litis cuando se promoviere demanda sobre el
dominio de bienes inmuebles y demás bienes registrables, o sobre constitución,
declaración, modificación o extinción de cualquier derecho real, o se ejercieren acciones

29
vinculadas a dichos bienes, si el derecho invocado fuere verosímil y la sentencia haya
de ser opuesta a terceros. Cuando la demanda hubiere sido desestimada, esta medida se
extinguirá con la terminación del juicio. Si la demanda hubiere sido admitida, se
mantendrá hasta que la sentencia sea cumplida la litis, la sentencia en el proceso
respectivo surtirá efectos contra terceros, si el bien hubiese sido gravado o enajenado,
sin que aquellos puedan ampararse en la presunción de buena fe.
Podrá decretarse la prohibición de innovar en toda clase de juicio, siempre que:
a) existiere el peligro que alterada la situación de hecho o de derecho, ello pudiere
influir en la sentencia o convirtiere su cumplimiento en ineficaz o imposible; y
b) la cautela no pudiere obtenerse por medio de otra medida precautoria.
Podrá pedirse la prohibición de contratar sobre determinados bienes cuando ella fuere
procedente por virtud de la ley o de un contrato, o necesaria para asegurar la ejecución
forzada de los bienes objeto del juicio.
El juez individualizará lo que sea objeto de la prohibición, disponiendo, cuando se trate
de bienes registrables, que se inscriba la medida en los registros correspondientes. Se
notificará, además, a los interesados y a los terceros que mencione el solicitante.
Cuando no exista otra medida cautelar suficiente para asegurar los derechos que se
intenta garantizar o la decretada fuere ineficaz, a petición de parte, podrá ordenarse la
intervención de un establecimiento comercial, una explotación industrial o un capital en
giro.
La administración judicial sólo podrá decretarse a solicitud de un socio, condómino o
comunero, y siempre que concurran los siguientes requisitos:
a) que se inicie la acción de remoción del administrador; y
b) que haya peligro en la demora.
El auto que disponga la intervención fijará las facultades del designado, las que deberán
limitarse a lo estrictamente necesario para asegurar el derecho que se intenta garantizar.
Tratándose de administración, el juez determinará las facultades de quien deba ejercerla,
teniendo en cuenta la naturaleza del negocio y las circunstancias del caso. La
designación deberá recaer, en lo posible, en persona entendida en el ramo de negocios
que constituya el objeto de la sociedad.

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Los interventores o administradores no podrán percibir honorarios con carácter
definitivo hasta que la gestión total haya sido judicialmente aprobada. Si su actuación
excediere de seis meses, previo traslado a las partes, podrán ser autorizados a percibir
periódicamente sumas con carácter de anticipos provisionales, en adecuada proporción
con el honorario total y los ingresos de la sociedad o asociación.

31
Conclusión
El Tribunal de Sentencia e interpretando taxativamente lo preceptuado por el Art. 258 del CPP.
La respuesta a tal interrogante es notoria, el Tribunal de Sentencia de oficio y sin necesidad de
requerimiento alguno de las partes, debe impulsar el procedimiento conminativo y la ejecución
de tal caución o fianza, compete a quien promueve la acción penal pública en defensa del
patrimonio público y social y que tiene la dirección funcional del procedimiento, como lo es el
Ministerio Público de conformidad al inc. 2 del Art. 268 de la Constitución Nacional, art. 1º.,
segundo párrafo del art. 3º de la ley Nº 1562/00 y sus concordantes el art. 18, 52 y 69 del CPP, y
no aquel quien normativamente no es parte del proceso penal, pero que, sin embargo,
antinómicamente, tiene la potestad constitucional de representar y defender los intereses
patrimoniales de la República como lo es la Procucaduría General, de acuerdo al artículo 246 de
la misma carta magna.
Por interpretación y aplicación de las leyes vigentes y que fueron precitadas en párrafos
anteriores, y en especial el art. 69 del CPP y el art. 268 de la Constitución Nacional, al
Ministerio Público le corresponde representar los intereses del Estado y, por tanto, es este quien
debe coadyuvar, requerir, reclamar al Tribunal de Sentencia, la intimación o cumplimiento de la
fianza o en su caso su ejecución, y es por ello debe concluirse que el Ministerio Público, es
quien debe impulsar procesalmente, la efectivización de tales cauciones.
Es importante resaltar que, constitucionalmente, a quien compete tal función, la de representar
los intereses y defender el patrimonio del Estado, corresponde a la Procuraduría General de la
República por imperio del art. 246 de la carta magna, y que incluso en su momento mereció la
deducción de una acción sumaria de inconstitucionalidad del procurador general de la
República, Dr. Juan Carlos Barreiro Perrota, contra el art. 69 de la Ley Nº 1286/00 y que se
halla aún en trámites en la Sala Constitucional de la Corte.
La caución procesal determinada por el código de forma tiene destino social y estructural
orgánica en instituciones afines del Estado, por ser esta (la caución) parte esencial del
patrimonio del estado, porque ella conforma el rubro de ingreso genuino y parte del activo del
presupuesto general de la Nación, por lo que conceptualmente y pro su naturaleza morfológica,
constituye, reitero, Patrimonio del estado; es por ello que se sostienen dos hipótesis; que, por un
lado, debe ser la Procuraduría General del Estado, y por el otro, el Poder Judicial,
específicamente del Ministerio Público.
Sobre estos puntos, tan trascendentales, la ley guarda absoluto silencio. Conforme a las
estadísticas de los tribunales, no se han dado casos de la ejecución efectiva de la cauciones.

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Existen dos casos muy mediatizados en los casos de secuestro, que hasta la fecha no han podido
efectivizarse, a pesar de que los profesionales han asumido fianzas millonarias. Que es la
consecuencia de la falta de registro de fianzas a fin de que la misma cumpla sus objetivos, cual
es la de mantener al procesado, sometido a la causa.
Empero, la caución debe ser exigida de oficio por el Tribunal de Sentencia o, en su defecto, por
su inacción, debe ser impulsada por el Ministerio Público su ejecución, siendo vedada a la
Procuraduría General de la República su intervención en dicho proceso pena por imperio de la
ley procesal penal vigente.

33
Bibliografia
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Universidad de Alicante, Revista justicia. N°1,2008.

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Edición, Editorial Grupo de investigación de Bioética de Galicia (GIB), España, 1998.

Código Procesal Civil del Paraguay

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Constitución Nacional del Paraguay

FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio: Manual de Derecho Romano, Editorial Félix Varela, La Habana,
2002.

FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Teoría del Estado y el Derecho. Teoría del Derecho, Editorial
Félix Varela, La Habana, 2004.

FLORÍAN, Eugenio: De los Hechos Punibles y de las Penas en General, Editorial Imprenta “El
siglo XX” ,1919.

Montañés Pardo, Miguel Ángel: La Presunción de Inocencia, Análisis Doctrinal y


Jurisprudencial. Pamplona, Ed. Aranzadi, 1999.

34
Nogueira Alcalá, Humberto: Consideraciones sobre el Derecho Fundamental a la Presunción de
Inocencia, En Revista Ius et Praxis, año 2005.

Peña Cabrera, Alonso Raúl: "Exégesis del Nuevo Código Procesal Penal",

Primera Edición, Editorial Rodhas, Lima 2007.

35
Apéndice

Ley N° 2493/2004

Prohibición de aplicación de medidas a crímenes ni revisión. Ella determina que "durante el


proceso penal no se podrán otorgar medidas alternativas, ni la prisión preventiva decretada
podrá ser modificada por una medida sustitutiva cuando el hecho sea tipificado como crimen
que lleve aparejado la vulneración de la vida o la integridad de la persona como resultado de
una conducta dolosa; tampoco se podrá modificar la prisión preventiva cuando el imputado éste
incurso en los presupuestos previstos en el numeral tercero del Artículo 75 del Código Penal; o,
cuando el sindicado este imputado en otras causas, por la comisión de crímenes que lleven
aparejados la vulneración de la vida o la integridad de las personas, como resultado de una
conducta dolosa".

Si se dan los tres requisitos del Art. 242 del Código Procesal Penal, que justifican el dictado de
la prisión preventiva contra el imputado, el juez debe necesariamente individualizar
taxativamente o concretamente los presupuestos que motivan la medida, en especial, sobre la
existencia del peligro de fuga o de obstrucción, tal como lo dispone el Art. 247 inc. 3º del CPP;
pero el juez, conforme a su prudente arbitrio, y siempre y cuando aún la existencia de peligro de
fuga o de obstrucción puedan ser evitados con la aplicación de otra medida menos gravosa para
la libertad del imputado, podrá sustituir la prisión preventiva por una de las medidas cautelares
previstas en el Art. 245 en carácter de alternativa o sustitutiva.

A fin de evitar el dictado de medidas de cumplimiento imposible, o que no estén de acuerdo con
la finalidad de su naturaleza y caracteres como medida cautelar, el juez no impondrá una medida
que el imputado no pueda cumplir, ya sea por una imposibilidad material razonable, como por
ejemplo si se trata de persona de notoria insolvencia o disponga del beneficio de litigar sin
gastos; en estos casos no se le impondrá caución económica alguna

El mencionado artículo, describe algunas situaciones que podrían darse, y que el juez debe tener
en cuenta para adoptar la medida más adecuada, según el caso. Así, el juez puede imponer una o
varias de estas alternativas, en forma conjunta o indistintamente, según cada caso.-

Toda medida cautelar requiere para su aplicación la concurrencia de determinados presupuestos


legales:

36
1. La existencia de la imputación objetiva de la comisión de un hecho punible a una persona
determinada

2. El peligro de fuga

3. El peligro de obstrucción. Es importante tener en cuenta que los límites de la coerción


personal emanan principalmente del principio de inocencia.

Atendiendo a nuestro diseño constitucional que pretende reflejar el funcionamiento de un


sistema político fundado en la democracia republicana y participativa, el proceso penal se erige
en la primera garantía para el imputado en cuanto a su eventual enjuiciamiento deberá responder
a reglas racionales y que propenden a defender su persona frente a las desviaciones del poder
punitivo que representa el Estado y que, repetitivamente, se produce en el escenario de la
realidad del conflicto.

Lo que se busca es la obtención de unas reglas que sean compatibles con las dos ideas básicas
que sustenta la Constitución de 1992 en el sentido de que nadie podrá ser privado de libertad si
es que, previamente no existe una sentencia que declare la culpabilidad del imputado en virtud
de un juicio realizado conforme a reglas dictadas por autoridades competentes con anterioridad
al hecho que motiva el proceso.

La estructuración de los principios cardinales de todo proceso penal de corte acusatorio y que se
resumen en los presupuestos para el juicio previo y la presunción de inocencia, respectivamente.

El artículo 17.3 de la CN establece que toda persona tiene derecho a un juicio previo, fundado
en una ley anterior del hecho del proceso, lo que significa que solamente existirá culpabilidad
mediante sentencia que así lo declare sobre la base de unos actos procesales secuenciales que
reciben el nombre extensivo de juicio previo; como correlato de la idea del juicio previo, debe
añadirse necesariamente la presunción de inocencia como principio constitucional consagrado
en el artículo 17.1 de la CN, de cuyo concurso se puede obtener una visión general acerca de la
privación de libertad en un proceso penal a tenor del diseño constitucional precedentemente
expuesto y que se traduciría en la siguiente posición: la percepción apriorística que por virtud de
las dos ideas básicas esbozadas, resultaría imposible aplicar la fuerza punitiva estatal durante el
proceso penal, o sea, lo inviable de aplicar medidas cautelares contra las personas imputadas
mientras no exista una sentencia condenatoria proveniente de la culminación del juicio previo.

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Empero, esta conclusión inicial no guarda relación con la previsión del artículo 19 de la CN que
admite la posibilidad de aplicar medidas restrictivas de libertad durante la sustanciación del
proceso penal, en particular con la prisión preventiva, siempre que se reúnan los requisitos de
indispensabilidad y consecuente excepcionalidad, ya que la regla es la libertad de las personas
durante el proceso y la excepción su privación.

Es por eso, que la prisión preventiva debe ser diseñada jurídicamente como un instituto cautelar
con claras limitaciones para su implementación, porque existen dificultades materiales que
dificultan una adecuada justificación de la medida, ya que ordinariamente aparece como una
clara limitación al principio de inocencia y la consecuente vulneración del juicio previo, lo que
de por sí es suficiente para abrigarla con las mayores garantías, seguridades y consecuentes
restricciones en cuanto a su aplicación o interpretación.

Este problema se ha dado en forma reiterada, cuando la prisión preventiva y demás medidas
cautelares ha sido tratada en las leyes de procedimiento como institutos fundados en la supuesta
culpabilidad -sobre la base de indicios considerados subjetivamente por el juez- del imputado y
nunca en la aplicación razonable como verdadero medio cautelar que sería la única
argumentación que constitucionalmente permita privar de libertad a las personas sometidas al
proceso penal.

Lo que se acaba exponer aún sigue latente por la persistencia de una cultura inquisitiva que
desdibuja la centralidad del juicio previo y con ello, el carácter excepcional de la restricción de
la libertad del imputado antes de la emisión de una sentencia condenatoria.

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