Anda di halaman 1dari 3

Mapas para explorar la literatura salvadoreña (I) Mapas de la historia de la literatura y

de la historia del paísPor Mario Zetino30/05/2018


La realidad, cada vez cobramos mayor conciencia de ello, no es plana, ni lineal, ni
cerrada; pueden serlo las representaciones que hacemos de ella. Pero la realidad, la
realidad viva, no tiene ninguno de estos aspectos.
Esto se aplica también a la literatura, que es una parte de la vida. Así, los cánones
tradicionales, los grandes libros que todos debíamos leer, se han ampliado y
transformado. Se amplían y transforman constantemente. En cada generación surgen
nuevos autores que actualizan los temas universales y eternos, y, por nuestra natural
curiosidad, deseamos conocer a esos autores: que nos digan palabras nuevas y cercanas;
que nos den fuego, impulso, fuerza, esperanza; que nos hablen mirándonos a los ojos y
diciéndonos: “No estás solo”.

Siempre surgen nuevas formas de hacer literatura y de comprenderla. La literatura, y las


artes en general, no dejan de moverse y de cambiar, como los ríos, como nosotros, como
la vida.

Y lo que quisiera hacer con este ensayo es proponer un mapa, o un conjunto de mapas,
para explorar una literatura cambiante y expandida al igual que toda literatura: la
literatura salvadoreña. Un conjunto de mapas para acercarse a esta literatura desde este
siglo XXI en que vivimos, pues esta tradición literaria hace mucho que no está
circunscrita a una lista cerrada de libros ni a las líneas del mapa del país, sino que es
mucho más amplia y profunda de lo que muchas veces hemos pensando.

Estos que propongo son mapas muy personales: lo que yo, lector curioso, ávido e
inquieto, he trazado durante y después de mis exploraciones, y que uso para planear
nuevas incursiones, entender los caminos recorridos y contarles a otros lectores de los
reinos a los que he viajado y de las cosas que allí he visto. Por lo tanto, no pretendo
decir que “así debe leerse nuestra literatura” (porque a veces las propuestas se toman
como imperativo), sino que deseo compartir unas herramientas, tan prácticas como esos
cuadrados de papel que son los mapas, para que otros lectores puedan explorar ese
territorio, ese mundo, que es la literatura salvadoreña; para que puedan saber qué hay y
quiénes están allí, y así encontrar más fácilmente textos y autores que les hablen como
amigos, cómplices, compañeros de viaje y guías.

Para mí, la literatura salvadoreña puede entenderse desde distintas perspectivas; nombro
cuatro de ellas: 1. por periodos de historia literaria, 2. por periodos de la historia del
país, 3. por lugar y circunstancias de escritura, 4. por temas. Despliego los mapas que se
pueden trazar desde estos enfoques, observando desde ya que no son mapas puros,
excluyentes uno de otro, sino que siempre un enfoque se mezclará con otros.

1. Mapa de la historia de la literatura.

Al tratar de acercarme a la literatura salvadoreña por los periodos de su producción


literaria, yo planteo cinco periodos para explorar.

1. Literatura del siglo XIX. En la actualidad es poco lo que circula de lo escrito en


nuestro país en este periodo de la historia.
2. Clásicos: desde finales del siglo XIX hasta los años cuarenta. Esta clasificación la
he hecho retomando el canon de autores y obras que propuso la Dirección de
Publicaciones e Impresos con su Biblioteca de Literatura Salvadoreña (también
conocida como Biblioteca Básica Salvadoreña). Esta colección comprende a 30 autores
publicados durante los noventa como clásicos y representativos, siendo el primero de
ellos Gavidia, cuya actividad literaria comenzó en el último cuarto del siglo XIX, y el
último, Ricardo Lindo, quien nació en 1947. Aquí se encuentran los grandes nombres de
nuestra literatura: Francisco Gavidia, Alberto Masferrer, Salarrué, Claudia Lars, Alfredo
Espino, Claribel Alegría, Roque Dalton, Manlio Argueta, David Escobar Galindo,
Ricardo Lindo, por mencionar a los más conocidos.

3. Contemporáneos: nacidos entre los años cincuenta y sesenta. Son los autores
nacidos luego de los clásicos, cuya obra se ha consolidado hasta convertirlos en los
grandes del presente: Miguel Huezo Mixco, María Cristina Orantes, Horacio
Castellanos Moya, Carmen González Huguet, Rafael Menjívar Ochoa, Jacinta Escudos,
René Rodas, Tania Pleitez Vela, y más.

4. Nuevas voces: los nacidos en las décadas de los setenta y ochenta. Aquí
encontramos a autores como: Jorge Galán, Claudia Hernández, Nancy Gutiérrez y
Georgina Vanegas en la narrativa; Jorgelina Cerritos, Jenifer Valiente y Lorena Juárez
en teatro; Elena Salamanca como historiadora y autora en diversos géneros; y un gran
número de poetas, como Jorge Galán, Susana Reyes, René Figueroa, Lya Ayala,
Claudia Meyer, Roxana Méndez, Krisma Mancía, Roger Guzmán, Vladimir Amaya,
Teresa Andrade y Herberth Cea, entre otros[1].

5. Novísimos. Son los nacidos en la década del noventa, las promesas jóvenes de
nuestra literatura. Comienzan a mostrar su trabajo cuentistas como David Alejandro
Córdova, Ana María Rivas y Pedro Romero Irula, y poetas como Emmanuel
Pocasangre, Dennis Ernesto y Josué Andrés Moz.

En el mapa de la historia literaria, también se puede leer a los autores por generaciones
y grupos o talleres. Así encontramos, por ejemplo: la Generación Comprometida, el
Grupo Piedra y Siglo, la generación del desencanto (nombre dado a los narradores
nacidos en los cincuenta), y talleres como los de La Casa del Escritor, El perro muerto y
Serpiente Emplumada.

2. Mapa de la historia del país

Con este mapa, se agrupa a los autores según el periodo sociopolítico en que
escribieron. Así, se puede hablar de: literatura de la colonia, literatura de la época de la
independencia, literatura del siglo XIX, literatura de inicios del siglo XX (que ha ido
ubicándose hasta los años 30), literatura del martinato (la dictadura de Maximiliano
Hernández Martínez, de 1931 a 1944), literatura de la modernización (a la que yo,
provisionalmente, prefiero llamar del conflicto social, y que abarcaría desde los años
cuarenta a los setenta); literatura de la preguerra, los años setenta; literatura de la guerra;
literatura de la posguerra[2].

Además, el mapa de la historia se mezcla con el de los temas, pues la preguerra, por
ejemplo, es a la vez un periodo y un tema, ya que tiempo después de que sucedió se
piensa de nuevo en él y se siguen escribiendo textos sobre él, como por ejemplo
Preguerra, de Tania Pleitez Vela (Kalina, 2017), una serie de poemas narrados desde los
ojos de una niña que sufre el ambiente de la preguerra sin poder nombrar eso que ve. Lo
mismo se puede decir de la guerra: hay literatura de ese periodo de la historia del país, y
también hay textos acerca de ese periodo, como por ejemplo la novela Noviembre
(Planeta, 2015), de Jorge Galán, sobre el asesinato de los sacerdotes jesuitas de la UCA
en 1989.

Por último, quisiera repetir que los mapas que he propuesto en este ensayo han sido y
están siendo trazados desde mis particulares puntos de vista y experiencias: soy un
lector, y también un autor, hablando de la literatura de su país de origen, una literatura
que me fascina y me mantiene con curiosidad constante, y deseo contarle de ella a otros.
En la segunda entrega ahondaré en el lugar desde dónde se escribe y en los temas de la
literatura salvadoreña.

[1] Al autor de este ensayo también se lo incluye en la nómina de las voces jóvenes de la poesía
salvadoreña.
[2] Elena Salamanca habla de “las posguerras” o diferentes momentos de la posguerra. Ver el video El
artista frente a la historia III.

Anda mungkin juga menyukai