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Contenido

1. CRIMINALIDAD DE LOS NIÑOS .................................................................................................... 2


1.1. CONCEPCIÓN TRIPTICA DE LA CRIMINALIDAD .................................................................... 3
2. TEORÍA ATÁVICA:......................................................................................................................... 3
2.1. TEORÍA EPILÉPTICA O DEGENERATIVA. ............................................................................... 4
2.1.1. TEORÍA DE LA LOCURA MORAL ................................................................................... 4

I
1. CRIMINALIDAD DE LOS NIÑOS

Señala el sabio veronés, que los primeros gérmenes de la delincuencia se hallan no por
excepción sino normalmente, en la primera edad del hombre. El niño representaría un hombre
privado del sentido moral, un delincuente nato. Están demostrados-la frecuencia y la
precocidad de la cólera, de la venganza, celos y mentiras en los niños. Es escaso en ellos el
afecto, el sentido moral les falta en los primeros meses y también en el primer año de vida.
Para ellos, el bien y el mal es eso que está permitido o prohibido por el papá o la mamá. Esta
edad es sin piedad.
Los Psicoanalistas han asentado definitivamente: la bondad infantil es un mito, “ una licencia
poética de no mejor fundamento que el de la candidez de las palomas que la zoología acredita
como los animales más depravados de la creación” como modernamente ha precisado
Quintano Ripollés.
Apenas nace el niño, refiere Lombroso, se observa en él esa glotonería insaciable que le hace
arrojar muchas veces la leche que mama, para volverse inmediatamente a colgar del pecho
de su nodriza; ese instinto de destrucción que lo hace destrozar cuanto encuentra en su mano;
esa sustracción de juguetes a sus hermanos, para amontonarlos (monopolizarlos),
consintiendo que aquellos le miren con ojos envidiosos.
El niño se muestra colérico porque no se le da tal o cual cosa, o porque se le antoja serlo sin
motivo alguno; vengativo cuando, ocultándose de la mirada de sus padres, pega al hermanito
menor; mentiroso cuando se disculpa; cobarde cuando golpea al niño más débil y huye del
fuerte; terco cuando no cede en su capricho; lujurioso cuando lleva sus manitas a las partes
genitales con tal frecuencia, que a veces sus padres tienen que tomar medidas enérgicas para
impedirlo.
Para Lombroso, el delito es normal en la infancia, y el niño el primer delincuente nato,
privado de sentido moral como manifestación de su naturaleza.
Niños violentos, ciertamente los hay, pero casos en los que esa violencia se lleve al extremo
de matar, son muy excepcionales. Lo que ocurre es que sorprenden especialmente porque se
supone que son inocentes, como nos sorprende igualmente la idea de que un niño, que todavía
no ha vivido, pueda suicidarse (Echeburúa, 1991).
Para que un niño se convierta en asesino han de darse una serie de condiciones: Que haya un
daño cerebral que afecte a los mecanismos reguladores de la conducta y provoque una
impulsividad extrema, o que tenga alguna vulnerabilidad de tipo biológico o psicológico.

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1.1. CONCEPCIÓN TRIPTICA DE LA CRIMINALIDAD
La doctrina Lombrosiana sobre el origen de la criminalidad, que inicialmente pensó en el
atavismo, como causa de delito, se fue colmando con la epilepsia y la locura moral, como
otras causas del mismo. En este estado se ha llegado a sintetizar la posición del sabio, por
Paul Von Naecke célebre consejero de medicina y criminalista alemán.
Clasificación de los delincuentes:

El criminal propiamente dicho es nato;


Idéntico con el loco moral
Con base epiléptica;
Explicable principalmente por atavismo; y
Forma un tipo biológico y anatómico especial.

La teoría tríptica, siguiendo el orden de aparición, parte de tres concepciones: ATÁVICA,


EPILÉPTICA O DEGENERATIVA Y LA LOCURA MORAL. De las tres, la que ha
resistido los embates de la crítica ha sido esta última.

2. TEORÍA ATÁVICA:
Atávico viene de atavno bisabuelo. Por eso Lombroso concibe el atavismo como la aparición
en el hombre moderno de algunos estigmas (signos, señales) característicos del hombre
primitivo o salvaje, hasta llegar a los animales; o sea la regresión a reproducir caracteres, en
nuestros tiempos, de los antepasados.
Una mañana de 1871 en la cárcel de Pavía, hace el descubrimiento del atavismo del
delincuente. Abriendo el cráneo (autopsia) de un famoso bandolero, Vilella, que tenía 70
años, encuentra en él una foseta occipital media. A la vista de ella, dijo: “el problema de la
naturaleza del delito se me apareció súbitamente iluminada”. Desde este instante, la teoría
atávica comienza a desarrollarse día a día, halla nuevos caracteres regresivos que se suman a
la foseta.
Partiendo de este descubrimiento, dedujo la existencia de un nexo entre los criminales y los
seres inferiores de la escala zoológica, así como entre éstos y el hombre de los primeros
tiempos. Esta teoría la expuso, por primera vez, en el Instituto Lombardo, en 1871.

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2.1. TEORÍA EPILÉPTICA O DEGENERATIVA.
No bien aparecida la tesis atávica sufrió serias objeciones , muy severas críticas por las
lagunas que presentaba. Por eso Lombroso trató de colmarlas con su teoría epiléptica,
fundándose en los graves delitos del soldado italiano Salvador Misdea. Tratábase de un sujeto
epiléptico que, en 1884, hizo fuego en su cuartel por espacio de ¼ de hora, cometiendo varios
homicidios con la rapidez del huracán.
Estudiando la personalidad del reo, infirió Lombroso, “que la criminalidad es una variedad
de la epilepsia, en la que las convulsiones están sustituidas por impulsos violentos e
irresistibles a cometer el delito”. Se refería a una epilepsia larvada o exclusivamente psíquica
(ausencia de vértigo), de carácter congénita.
Ha sido llamada esta teoría. Degenerativa, en virtud de que la epilepsia provenía de la
degeneración, considerada como una desviación progresiva y hereditaria del tipo normal que
conduce a la extinción de la familia. De un temperamento nervioso y una conducta relajada,
en la 1era generación la degeneración produce la epilepsia; el histerismo y el alcoholismo
en la 2da; los suicidios y las psicosis en la 3era; para terminar, en la imbecilidad y
monstruosidades.
La epilepsia, según Lambroso, en mayor o menor dosis se encontraba en todos los
delincuentes. El sujeto criminal era un epiléptico porque actuaba como salvaje, con accesos
de furia, aullaba y se retorcía. La epilepsia era por eso una causa del delito.
Hoy en día, la psicosis epiléptica o mal sagrada (morbus sacer) tiene el ataque convulsivo
como característica fundamental, en que se pierde la conciencia. Esta brusca irrupción o
reacción brutal y violenta, hace caer al epiléptico como fulminado, en sus fases de rigidez y
agitación violenta (fases tónica y clónica). Pero no se acepta la sustitución de las convulsiones
epilépticas por impulsos irresistibles hacia el delito.

2.1.1. TEORÍA DE LA LOCURA MORAL

Como otra de las causas del crimen, aparte del atavismo y la epilepsia, considera Lambroso
la hoy discutidísima locura moral. Con esta cierra su tríptico de la etiología delictiva.
Esta concepción la tomó de la “moral insanity” de Pritchard, quien a su vez se basó en la
“manía moral” del médico inglés del rey Jacobo II, Tomás Abercomby. Es concebida la
locura moral como entidad en que estaría alterado el sentido moral e intacto o casi intacto la
inteligencia. (MINAYA, 2018)
El criminal para Lombroso era un loco moral, pero no un enajenado (psicótico), ya que su
anomalía consiste en la deformación ética: carece de piedad, de benevolencia, de respeto a la
propiedad ajena, de pudor, de remordimiento, etc. No siente el código moral, lo mismo que
el daltoniano no percibe ciertos colores y como muchos hombres sanos, inteligentes y

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honrados están desprovistos del sentido musical. Que el delincuente es un loco moral, por la
erosión psicofísica que le ocasiona la epilepsia.
Modernamente esta entidad, clasificada muy bien como psicopatía, sigue con sus primigenias
características: (ZARZOSA, 2019)
-Insensibilidad afectiva;
-Conciencia de superioridad;
-Atrofia del sentido ético;
-Refinamiento intelectual; y
-Capacidad volitiva extraordinaria.

Bibliografía
MINAYA, R. (2018). CIVIL. MEXICO: DINA.

ZARZOSA, M. (2019). LEGISLACION. PERU: SANDOVAL.

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