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DERECHO PROCESAL CIVIL


(TEMARIO)
OBJETIVO GENERAL. COMPRENDERÁ LA DIFERENCIA ENTRE PROCESO Y
JUICIO, ASÍ COMO LAS ETAPAS DEL JUICIO ORDINARIO CIVIL DESDE LA
PREJUDICIAL HASTA LA EJECUCIÓN, Y EN PARTICULAR ANALIZARÁ Y
RELACIONARÁ EL CONTENIDO, ALCANCES, MODALIDADES, ELEMENTOS
Y CARACTERÍSTICAS DE LAS FASES DEL JUICIO ORDINARIO CIVIL, DESDE
LA POSTULATORIA CON LA INTERPOSICIÓN DE LA DEMANDA HASTA LA
SENTENCIA, Y EL CARÁCTER DE COSA JUZGADA E IGUALMENTE
ESTRUCTURARÁ LA CORRECTA REDACCIÓN DE LOS ESCRITOS QUE, DE
ACUERDO A CASOS HIPOTÉTICOS SE PUEDEN PRESENTAR EN UN
PROCEDIMIENTO CIVIL.

UNIDAD 1
PROCESO Y JUICIO

1.1 UNIDAD FUNDAMENTAL DEL PROCESO

¿En qué consiste la unidad procesal? ¿En qué campos se puede hablar de
ella? Los campos en que se puede hablar de ella son el académico-doctrinal, el
legislativo y el jurisdiccional, aunque nosotros hemos sostenido, tanto en
anteriores trabajos como en la cátedra, la posición unitaria de lo procesal, que
constituye la razón misma de la existencia de la teoría general del proceso; debe
advertirse que existen sectores muy respetables de la doctrina que postulan
posiciones separatistas y, por lo tanto, contrarias a la unidad de lo procesal.
Sostener la unidad de lo procesal radica fundamentalmente en postular que el
proceso es un fenómeno común y que presenta las mismas características
esenciales, aunque los litigios que se ventilen tengan materias o sustancias
diferentes o distintas. En otro trajo hemos sustentado que las seis razones
fundamentadoras de la unidad de lo procesal consisten en: a) el contenido e todo
proceso el un litigio; b) La finalidad de todo proceso es la de dirimir o resolver un
litigio; c) Todo proceso presenta una estructura triangular en cuyo vértice superior
está el órgano jurisdiccional y en los inferiores se encuentran las partes en
contienda; d) Todo proceso presupone la existencia de una organización judicial
con jerarquía y escalonamientos de autoridad; e) Todo proceso está dividido en
una serie de etapas o secuencias que se desenvuelven a su largo, desde su
principio hasta su fin; y f) Todo proceso tiene un principio general de impugnación
mediante el cual se postula la necesidad de que las resoluciones del tribunal
puedan ser reexaminadas o revisadas porque no estén apegadas al derecho,
porque sean incorrectas, equivocadas o ilegales.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 14).
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1.2 DIVERSOS CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DEL PROCESO

1.2.1 CIVIL, MERCANTIL, FAMILIAR, ARRENDAMIENTO INMOBILIARIO, ETC.

¿Por qué esta clasificación tripartita? Porque hablamos de proceso civil, de


proceso mercantil y de proceso de familia que sería una clasificación de los
procesos que podemos llamar del derecho privado. Estamos conscientes de que
recientemente se ha cuestionado el carácter meramente privado del proceso de
familia, en virtud de que muchos de sus institutos y de su problemática, por
implicar aspectos de interés y de orden público, podrían salir de la clasificación
tradicional del Derecho Privado. Sin embargo, hasta ahora, la pertenencia de los
problemas de proceso familiar al proceso civil ha sido poco impugnada, lo que de
ninguna manera supone la posibilidad del surgimiento de otra rama procesal más:
el derecho procesal familiar.

En este criterio de clasificación debe atenderse a aquella norma conforme a


la cual sentencie el juez cuando resuelva el conflicto. El maestro Humberto
Briseño Sierra distingue la norma sustantiva de la norma procesal, y advierte que
una es la que sirve para conducir el proceso, y la otra, la aplicable para resolver el
litigio. El proceso se caracteriza de acuerdo con la norma sustantiva que se vaya a
aplicar al sentenciarse. Nosotros hemos dicho, en otra obra, que el proceso es un
conjunto complejo de actos del Estado como soberano, de las partes interesadas y
de terceros ajenos, actos todos que tienden o que están proyectados a la
aplicación de una ley general a un caso concreto controvertido, para dirimirlo. Esta
ley general que va a ser aplicada al caso concreto no es una ley procesal sino una
ley penal, civil, mercantil o de familia, es decir, la naturaleza de la norma va a ser
la que calificará al proceso como penal, civil, mercantil, o de familia.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 15).

1.2.2 ORAL Y ESCRITO

¿Cómo puede afirmarse hoy que un proceso es oral o es escrito? En el


presente, más que habarse de procesos orales, o de procesos escritos en un
sentido puro, debe hablarse de tendencias; de tendencias hacia la oralidad y
tendencias hacia la escritura, porque de un proceso puramente oral solamente
tendría sentido hablar dentro de un enfoque histórico, es decir, en algunas épocas
de la humanidad hubo procesos puramente orales, sobre todo los proceso
primitivos como el llamado de Salomón. Las partes llegaban ante el juez, que
podía ser el rey o un anciano respetado y distinguido, pero no había registro
alguno de las actuaciones, sino que todo era verbal en el sentido material del
término puramente oral, el cual, como podemos apreciar, tiene más importancia
histórica que práctica ya que este tipo de procesos puramente orales con la
evolución de los grupos sociales, casi ya no existen. Ahora, cualquier tipo de
proceso lleva alguna clase de registro escrito, algún expediente. Entonces,
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simplemente habrá que detectar la prevalencia, o bien de lo escrito, o bien de lo


oral para caracterizar al proceso como de tendencia hacia la oralidad o como de
tendencia hacia la escritura.

También, así como afirmamos que el presente no puede haber procesos


puramente orales en el sentido histórico, es decir, como se desenvolvieron en
épocas pretéritas, no podrá de otro lado, haber procesos puramente escritos. Los
elementos de escritura y de oralidad se dan entremezclados en cualquier proceso
moderno.

Las características que la doctrina ha señalado al proceso con tendencia a


la oralidad, también pueden presentar el signo opuesto, o contrario, y ello
implicará que el proceso tenga una tendencia contraria, o sea, una tendencia a la
escritura.

Se dice que un proceso tiene tendencia a la oralidad cuando se inclina


hacia los rasgos o características siguientes:

 Primera: Concentración de actuaciones.


 Segunda: Identidad entre el juez de instrucción y el juez de decisión.
 Tercera: Inmediatez física del juez con los demás sujetos procesales.
 Cuarta: Restricción de los medios impugnativos, sobre todo de los referidos a
resoluciones o intermedias o interlocutorias.

Si bien los anteriores cuatro puntos indican las características más


sobresalientes de la tendencia a la oralidad, Cappelletti agrega una nota o
característica que es la siguiente: que para la valoración de la prueba, se empleen
métodos de los que se llaman de apreciación por prudente arbitrio, o sea, la
prueba que también se llama razonada o de la sana crítica.

Una explicación muy breve de las características mencionadas nos lleva a


precisar lo siguiente. En la primera, hablar de la concentración de actuaciones
postular un principio procesal determinado por la economía, por el llamado,
precisamente, principio de la economía procesal. Este principio postula que debe
lograrse el máximo resultado de la actividad procesal; debe haber un máximo de
resultado de la actividad procesal; debe haber un máximo de resultado con un
mínimo de actividad y, en cierto sentido, implicaría postular la ley del menor
esfuerzo, dentro del ámbito de la materia procesal. Esto está implícito en el
principio de concentración de actuaciones, cuya finalidad es que en el menor
tiempo y con el menor esfuerzo posible logremos los mejores resultados. Un
ejemplo de la concentración procesal llevada a un extremo que no es
recomendable ni aconsejable en todos los casos, cita a las partes a una audiencia
de demanda, excepciones, pruebas, alegados y sentencia. Quiere decir ello que el
proceso comenzaría a las 10 de la mañana; a las 11 o a las 12 de la mañana ha
terminado y tenemos, incluso ya dictada una sentencia. Es probable que tal
solución no sea aconsejable para todo tipo de juicios, quizás para la mayoría sí,
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pero hay cuestiones delicadas que ameritan una mayor reflexión y un mayor, un
más sereno razonamiento sobre los puntos cuestionados. Sería preocupante, por
ejemplo, que una cuestión muy delicada sobre tierras, en donde tengan que
examinarse documentos y pruebas periciales, se tratase de resolver en dos horas
o en una mañana., O que un divorcio muy intrincado, en donde haya que valorar
testimonios, declaraciones de las partes, cartas, y quizás también dictámenes
periciales, se tratara de resolver de un plumazo. Esta concentración aconsejable
para la mayoría de los asuntos cotidianos, no es recomendable, sin embargo, en
este tipo de asuntos.

La segunda característica, o sea, la relativa a la identidad entre el juez de


instrucción y el juez de decisión, aconseja que el juez que ha recibido los escritos
de las partes y ha asumido las pruebas presentadas por aquéllas, sea el mismo
que dicte la sentencia, porque al dictarla él tendrá un pleno conocimiento de todo
lo sucedido en el proceso ya que será, por decirlo así, un testigo presencial de la
actuación de las partes, de las reacciones de éstas, de las actitudes de los
testigos y de las actitudes de los peritos; en otras palabras, habrá vivido
directamente y bajo sus ojos el drama procesal. Aconsejar lo contrario implicaría el
principio de la escritura, sería romper la identidad y postular que un juez debe
ser instructor, quien reciba pruebas y escritos, y que una vez concluida la
instrucción el expediente pase a otro juez distinto, a un juez que no tuvo contacto
con las partes. Hay dos valores en juego esos dos valores son los siguientes: se
ha pensado, si se postula la identidad, que ese juez estará más compenetrado
acerca de lo que las partes quieren y de las reacciones que éstas tienen. El otro
juez, es un juez de gabinete, que no tiene identidad porque nunca habrá conocido
a las partes ni habrá vivido junto con ellas el drama procesal. ¿Qué es
aconsejable entre los dos extremos? Es muy difícil, sin más ni más, decidirse por
una o por la otra solución ya que si el juez es maduro, entonces sin temor
podemos entregarle en sus manos el drama procesal para que lo viva y con toda
sensatez resuelva, porque no se va a dejar influir por cuestiones superficiales. Por
el contrario, si el juez es una persona inmadura, sí hay el riesgo de que la relación
procesal con las partes, con los testigos o con los peritos, pueda influirlo en un mal
sentido equivocado. En otras palabras, si el juez no es maduro, entonces alguna
antipatía o alguna simpatía personal en relación con alguna parte, hasta la belleza
o la frialdad de alguna de las partes, inclinaciones ideológicas o políticas, pueden
influir en su ánimo. Se dice que la justicia es ciega, y el simbolismo de la justicia
ciega radica precisamente en que los jueces no deben ver esas cosas
circunstanciales o superficiales, peor sí tener en la mano la justicia, la balanza y
medir quien tiene la razón, desde luego, sin apasionarse. Entonces, ¿qué es lo
que debemos postular? Si sostenemos la identidad del juez de decisión estamos
sustentando precisamente la idea de que debe ser un mismo juez el que reciba
pruebas, el que reciba escritos y el que decida. Esto adelanta el tercer punto
característico del proceso oral, o sea, el relativo a la inmediatez física, porque la
inmediatez física es ese contacto personal del que estábamos hablando, es esa
posibilidad de que el juez esté presente en las audiencias, conozca a las partes,
reciba directamente los testimonios de los testigos, pueda interrogar a los peritos,
etc. Ahora bien, ¿es ello o no conveniente? Los que postulan la oralidad
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propugnan la identidad del juez de instrucción y del juez de decisión, y también


dicha inmediatez física. Por el contrario, los que postulan la escritura piensan que
es mejor que uno sea el juez de instrucción y otro el juez de decisión.

La tercera característica del proceso oral, como lo anticipamos, es la que se


ha dado en llamar inmediatez física del juez con las partes y con los restantes
sujetos procesales. Esta consiste en la afinidad que guarde el juzgador con los
sujetos procesales, a tiempo de realizar los actos del proceso, es decir, no es otra
cosa sino el contacto directo que, en el desenvolvimiento del proceso, tenga el
juzgador con los sujetos procesales. El juzgador ha de presenciar los actos que
realicen en el proceso todos y cada uno de los sujetos procesales, por ejemplo, la
presentación por las partes de su demanda, o de la contestación a la misma; o
bien los diversos actos que las partes hagan para impulsar al proceso, o bien los
actos de desahogo de sus pruebas, o bien, finamente, los actos de alegatos por
las partes o por sus abogados. Esta característica de la inmediatez física del juez
con los sujetos procesales propicia que el juzgador vaya teniendo, conforme se
desarrolla el proceso, experiencias inmediatas impresiones directas o, si se
quiere, vivencias desnudas de toda la información que se le va proporcionando, a
fin de que él pueda llegar a formarse una convicción plena acerca de la verdad
debatida en el proceso. En nuestro sistema debe darse como ejemplo de
inmediatez lo preceptuado por el artículo 60 del Código de Procedimientos Civiles
del Distrito Federal.

La cuarta característica del proceso oral radica en la restricción que se


impone a las partes en lo que se refiere al uso, al empleo de medios procesales
defectuosos, a fin de que se alcance lo más rápidamente posible la resolución del
litigio a través de la sentencia definitiva. Con dicha restricción se persigue evitar
que mediante el uso de trámites entorpecedores o de las llamadas “chicanas” se
entorpezca, se obstaculice la buena marcha del proceso.

La quinta característica consiste en el sistema de valoración de la prueba


llamado el prudente arbitrio o de la sana crítica, en el que el juzgador debe realizar
un análisis crítico de la eficacia de los resultados provenientes de los medios de
prueba desahogados.

El juzgador ha de realizar las inferencias a partir de los datos aportados por


los distintos medios probatorios, de tal manera que sena objetivamente
constatados, que sean racionalmente verificados, con ello se persigue que los
motivos de prueba que el juzgador deduzca o infiera puedan ser corroborados de
manera objetiva. Este sistema ha nacido como respuesta a los excesos a que se
llegó con los sistemas de la prueba libre y de la prueba legal o tasada; en el
sistema de la sana crítica, el juzgador no se encuentra vinculado a ningún criterio
específico de valoración, como sí se encuentra quien está constreñido a seguir el
sistema de la prueba legal; lo anterior no entraña, sin embargo, que el juzgador en
el sistema de la sana crítica tenga absoluta libertad para hacer la valoración de la
prueba.
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Por último, me parece importante citar lo que al respecto señala el jurista


español Niceto Alcalá Zamora y Castillo, quien ha hablado de cuatro sistemas de
valoración de la prueba en la historia del derecho procesal, cuyo escalonamiento
cronológico es el siguiente: el más primitivo es el llamado ordálico de apreciación
de la prueba, y se relaciona con las ordalias o juicios de dios; después vino el legal
o tasado; el tercero fue precisamente el de la prueba libre; y el cuarto sistema que
viene a tratar de remediar los excesos de la prueba libre y los de la prueba
tasada, es el que se está analizando, o sea, el del prudente arbitrio del juzgador,
de la prueba razonada, también llamado de la sana crítica.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 16 a 20).

1.2.3 DISPOSITIVO: CIVIL Y MERCANTIL

El proceso dispositivo aparece, surge con el advenimiento de los regímenes


de carácter liberal burgués. El proceso dispositivo, trata de contraponerse a la
índole, a las características del proceso inquisitorial y, en vista de ello, el juzgador
pierde los amplios poderes que tuvo durante la etapa del proceso inquisitorial y se
ve restringido en su actuación procesa, en su actuación judicial, hasta llegar a
convertirse solo en un mero espectador pasivo de la contienda litigiosa. Por el
contrario, en este tipo de proceso las partes ven fortalecidos sus derechos, ven
vigorizados sus poderes y posiciones, y formalmente se ven libres en cuanto a la
posibilidad de disponer tanto del proceso como de los derechos procesales. Dicha
disponibilidad también condujo a excesos y fue el proceso publicista el que vino
después a resolver, a superar las deficiencias del proceso dispositivo.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 20).

1.2.4 SOCIAL: LABORAL, AGRARIO, SEGURIDAD SOCIAL

 Laboral. Aquí, el proceso se conforma como la rama de la ciencia jurídica


que dicta las normas instrumentales para la actuación del derecho; que
disciplina la actividad del juzgador y de las partes, en todo lo concerniente a
la materia laboral.
 Agrario. El Derecho Procesal Agrario es la rama que regula el proceso
destinado a solucionar los conflictos relacionados con la propiedad, la
posesión y la explotación de los terrenos rurales, que surgen entre los
propietarios privados y los núcleos de población ejidal y comunal, entre estos
núcleos entre sí o entre sus miembros.
 Seguridad Social. La seguridad social y el derecho del trabajo, disciplinas
dinámicas que se incrustaron en esa nueva vertiente del orden jurídico que
es el derecho social, parten de la consideración del hombre como integrante
de un núcleo social bien diferenciado; no como el sujeto abstracto de
relaciones de contenido estrictamente jurídico. La seguridad social, en ese
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avance de la solidaridad colectiva, comprende una amplia gama de servicios


esenciales para preservar y mejorar la condición humana (asistenciales,
clínicos, económicos, sociales, culturales, deportivos, etc.). La seguridad
social, en su acepción moderna, descarta la idea privativa consistente en
considerar ''la culpa'' del trabajador en la producción del riesgo y la
consiguiente exoneración del propietario de los medios de producción. Hoy
se reconoce que la economía genera el riesgo, que éste es socialmente
creado y sus consecuencias deben ser socialmente compartidas. Resultaría
injustificable exculpar a la clase patronal, creadora real del riesgo.

(Fuente de consulta: Rafael Tena Suck y Hugo Ítalo Morales, Derecho Procesal
del Trabajo, 6ª edición, Editorial Trillas, 2ª reimpresión, México, 2003, página 15;
Sergio García Ramírez, Elementos de Derecho Procesal Agrario, 3ª edición,
Editorial Porrúa, México, 2000, página 8 y Fernando Solís Soberón y F. Alejandro
Villagómez (compiladores), La seguridad social en México, Editorial Fondo de
Cultura Económica, México, 2001, página 84).

1.2.5 PUBLICÍSTICO: PENAL, ADMINISTRATIVO, FAMILIAR,


CONSTITUCIONAL, ETC.

El proceso publicista trató de atenuar las desigualdades a que había


conducido el liberalismo característico del proceso dispositivo. En el proceso
publicista se invistió o revistió de poderes al juzgador, de los poderes que había
perdido durante la etapa del proceso dispositivo. Pero no se le dieron poderes, no
se le volvieron a conferir, con el mismo propósito que le fueron conferidos al
juzgador en el antiguo proceso inquisitorial; en cambio, en el proceso publicista, el
juzgador reconquista amplio poderes, pero se vale de ellos con fines de protección
o de tutela a los intereses de aquellas partes procesales que sean
económicamente mal defendidas o asesoradas.

En el proceso publicista, las partes que se ven beneficiadas con esta


tendencia proteccionista, derivada del empleo que hace el juzgador de los amplios
poderes con que se ve revestido, son como es de suponerse, los núcleos ejidales,
los trabajadores u obreros, los acusados en los procesos penales y los menores
de edad, entre otros. ¿De qué manera se ha logrado en el proceso publicista
proteger a los trabajadores, a los procesados en materia penal, a los campesinos
o núcleos ejidales o a los menores de edad?

Esto se ha logrado a través de dos instituciones características del proceso


publicista que son la llamada prueba para mejor proveer y la llamada suplencia de
la queja. La prueba para mejor proveer o prueba para mejor decidir o resolver, es
la institución que consiste en la atribución dada al juzgador de mayores poderes
para ordenar el desahogo de pruebas, aún en el caso de que las partes en el
proceso no las hayan ofrecido, es decir, por esta institución tiene el juzgar
facultades para disponer que se realicen las averiguaciones probatorias
conducentes a la obtención de una verdad, que es la verdad discutida en el
proceso. Ya no se trata de que las partes por su actividad lleguen a una verdad
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supuesta, a una verdad creíble o a una verdad forma, porque mediante esta
institución lo que se persigue es que en el proceso se obtenga una verdadera, una
verdad de hecho, una verdad verdadera. Y eso es así porque de lo que se trata
siempre es de proteger la posición de los económicamente desvalidos o de los
socialmente inferiores.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 20 y 21).

1.2.6 CON UNIDAD DE VISTA, PRECLUSIVO

Proceso con unidad de vista es aquél en que se lleva a cabo la


concentración de actuaciones procesales a un máximo de expresión, esto es, se
realiza una compactación de los actos procesales, de acuerdo con el principio de
economía procesal, a fin de realizar el mayor número de actos procesales en el
menor tiempo posible. Un proceso con unidad de vista, llevado a su máxima
expresión, sería aquel en que todos los actos procesales se verificaran, se
llevasen a cabo en una sola audiencia, desde la demanda, pasando por la
contestación de la misma, por la etapa probatoria, por los alegatos, y llegando
hasta la sentencia.

En cuanto la preclusión, tenemos que ésta es la situación procesal que se


produce cuando alguna de las partes no haya ejercitado oportunamente y en la
forma legal, alguna facultad o algún derecho procesal o cumplido alguna
obligación de la misma naturaleza

(Fuentes de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 22 y Eduardo Pallares, Diccionario de
Derecho Procesal Civil, 24ª edición, editorial Porrúa, México, 1998, página 610).

1.2.7 SINGULAR Y UNIVERSAL

Proceso singular es aquel en que se conoce y se resuelve un litigio en


relación con la disputa que exista respecto a un derecho o a un bien. En otras
palabras, proceso singular es aquél en que se debate una cuestión litigiosa que
tiene que ver con un derecho o un bien, o con un conjunto de derechos o un
conjunto de bienes, pero que no constituyan la totalidad de un patrimonio, y aquí
radica la distinción fundamental: que la controversia no se refiera a la totalidad del
patrimonio de alguna de las partes. Por el contrario, proceso universal es aquel
que recae sobre la universalidad de bienes y derechos de alguna de las partes o,
siendo más precisos, proceso universal es aquel en que al mismo tiempo se
ventilan, se discuten, diversas pretensiones de dos o más sujetos respecto de la
totalidad de un patrimonio, por ejemplo, el caso de que hay a una cesación de
pagos y el deudor sea insolvente. Debe advertirse que esta noción de proceso
universal la detallamos posteriormente; pro lo pronto basta con que señalemos
estas características.
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Con respecto al juicio sucesorio como proceso universal, debe advertirse


que posteriormente se hará su afinación, que nos permitirá definir si en estricto
sentido es un proceso o una mera tramitación de jurisdicción voluntaria. Las
razones que hacen nacer un proceso de los llamados universales, en su conjunto,
pueden consistir en la muerte del titular de dichos bienes, o bien la cesación de
pagos en que incurra, o en el estado de insolvencia en que se encuentre, lo que
lleva a un procedimiento en el que por regla general suele haber varios
acreedores, y a necesidad de liquidar una patrimonio y de hacer una aplicación de
bienes.

Por lo que toca a los juicios o procesos singulares, de acuerdo con los
autores De Pina y Castillo Larrañaga, pueden a su vez dividirse en ordinarios y
extraordinarios; los procesos universales pueden subdividirse primeramente en
procesos universales inter vivos y procesos universales mortis causa.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 22 y 23).

1.2.8 UNI-INSTANCIAL Y BI-INSTANCIAL

Los procesos uni-instanciales son aquellos que tienen una única instancia,
entendida ésta como el grado de tramitación procesal, según el órgano
jurisdiccional a cuyo conocimiento corresponda dicha tramitación, desde el
planteamiento de la demanda hasta la sentencia definitiva. Los procesos que se
tramiten ante un órgano jurisdiccional, sin la posibilidad de sujetarlos a revisión
mediante la interposición de un recurso o medio impugnativo intraprocesal contra
la sentencia definitiva, serán uni-instanciales. Son bi-instanciales aquellos en los
que cabe la posibilidad de un reestudio, de un reeexamen de la instancia inicial
por conducto de un órgano jurisdicconal y jerárquicamente superior a aquel otro
que hubiera emitido la sentencia y por virtud de la interposición de un recurso en
contra de ella.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 23).

1.2.9 CAUTELAR, DECLARATIVO Y EJECUTIVO

La finalidad primordial del proceso es ejecutar la resolución que emita el


órgano jurisdiccional, para impartir justicia y lograr la plena eficacia del Derecho.
Por regla general, hasta que el tribunal emite un fallo firme, se exige a la parte
vencida que garantice el cumplimiento de las prestaciones a que ha sido
condenada. Sin embargo, en ocasiones es posible que desde el inicio del proceso
se embarguen al demandado bienes de su propiedad para asegurar el
cumplimiento de las probables resultas que se dicten en su perjuicio. De ahí que
podamos dividir al proceso en declarativo, cuando se garantiza la ejecución del
fallo hasta que éste es emitido y considerado firme; y ejecutivo, cuando se da
inicio al proceso garantizando las posibles resultas del mismo a favor de la actora,
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debido a las características especiales del documento con que se funda la


demanda y que hacen presumir fehacientemente, de acuerdo con la ley, la verdad
de las aseveraciones.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 4).

1.2.10 JUICIO ORDINARIO Y JUICIO EJECUTIVO

 Ordinario. Contemplado en el título sexto, y que puede definirse como la


serie concatenada de actos en donde el tribunal, en ejercicio de su facultad
jurisdiccional, resuelve una controversia. Este es el medio al que deben
ajustarse todas las contiendas que no tienen señalada una tramitación
especial.
 Ejecutivo. Contemplado en el título séptimo, capítulo II, y al que definimos
como el proceso especial que inicia con el embargo de bienes propiedad del
demandado para garantizar las resultas del juicio y, posteriormente oírlo en
defensa y resolver la controversia con fuerza vinculativa para las partes; para
intentar la acción es indispensable que se exhiba como base de lamisma un
documento que tenga el carácter de título ejecutivo y que, por tanto, traiga
aparejada la ejecución.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 6 y 7).

UNIDAD 2
JUICIO ORDINARIO

2.1. LOS MEDIOS PREPARATORIOS

Es la serie ordenada de actos realizados con intervención del órgano


jurisdiccional y planeados como actos previos al proceso, mediante los cuales el
futuro actor pretende obtener material probatorio, perfeccionar los elementos
constitutivos de su acción o lograr el estado de hecho necesario para exponer sus
pretensiones eficazmente en la vía ordinaria, ejecutiva o arbitral, según sea el
caso. El Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal considera a los
medios preparatorios como actos prejudiciales (antes del juicio), y distingue entre
aquellos aplicables al juicio en general, al ejecutivo, al arbitral, y a lo referente a la
separación de personas.

a) Medios preparatorios del juicio en general. El juicio puede prepararse


pidiendo:
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 Declaración bajo protesta de decir verdad del presunto demandado, para que
declare acerca de algún hecho relativo a su personalidad o calidad de su
posesión o tenencia.
 Exhibición de bienes muebles, que vayan a ser objeto de la acción real que
pretenda ejercitar.
 Exhibición de cosas, al legatario o a cualquier otra persona que tenga
derecho a elegir una o más entre varias.
 Exhibición de títulos u otros documentos que se refieran a la cosa vendida, a
solicitud de comprador o del vendedor, en casos de evicción.
 Presentación de documentos y cuentas de alguna sociedad o comunidad, a
petición de un socio o comunero.
 Examen de testigos de edad avanzada, que estén en peligro inminente de
perder la vida, próximos a ausentarse a un lugar con el cual sean tardías o
difíciles las comunicaciones, si aún no puede deducirse la acción que se
pretende ejercitar por existir un plazo o condición, que no se ha cumplido.
 Examen de testigos para probar alguna excepción, siempre que la prueba
sea indispensable y que los testigos se hallen en alguno de los casos
señalados en el apartado anterior.
 Expresar la motivación y el tipo del juicio que se pretende intentar o que se
teme.
 Citar a la presunta contraparte y correrle traslado con la solicitud par que
dentro del término de tres días manifieste lo que a su derecho convenga. A
excepción de las diligencias relativas a la confesión del presunto demandado,
la exhibición de documentos que acreditan la propiedad de la cosa vendida y
la petición al socio o comunero para presentar documentos o cuentas de la
sociedad las demás deben practicarse con citación del posible demandado.

b) Medios preparatorios del juicio ejecutivo. Puede prepararse por


alguna de las siguientes formas:

 Pidiendo la confesión judicial bajo protesta de decir verdad del deudor. En


esta hipótesis el juez señalará día y hora para la comparecencia, debiéndose
citar al deudor para que se presente personalmente (y no por conducto de
apoderado), bajo el apercibimiento de ser declarado confeso, de la certeza
del adeudo en caso de inasistencia, a menos de que acredite justa causa que
se lo hubiere impedido. Es importante señalar que en la cédula de
notificación es necesario expresar el objeto de la audiencia, la cantidad que
se reclama y la causa del deber.
 Solicitando que el deudor reconozca ante la presencia judicial un documento
privado que contenga deuda líquida y que sea de plazo cumplido. Si el
obligado se rehúsa a contestar si es o no su firma o en caso de que no asista
a la audiencia de reconocimiento, sin justa causa, el documento se tendrá por
reconocido.
 Cuantificando o liquidando un documento público o privado reconocido
expresamente. Conviene destacar que el reconocimiento ha de hacerse
previamente (ante juez o notario público), por la persona directamente
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obligada, su representante o apoderado, y que este hecho debe constar al


pie del mismo. Una vez realizado lo anterior, si el documento no contiene
cantidad líquida se puede pedir su cuantificación, como acto preparatorio a la
vía ejecutiva, siempre que ésta se pueda llevar a cabo en un término que no
exceda de nueve días. La liquidación se tramita incidentalmente mediante un
escrito de cada parte y la resolución del juez solo admite el recurso de
responsabilidad.

c) Medios preparatorios del juicio arbitral. Se lleva a cabo cuando las


partes, en convenio privado o por escritura pública, deciden someter su
controversia al arbitraje y no han designado árbitro. Tramitación. En este caso se
deben satisfacer los requisitos siguientes:

 Solicitud. Puede realizarla cualquier interesado, presentando el documento


que contenga la cláusula compromisoria.
 Junta para la designación del árbitro. Una vez que el juez da entrada a la
solicitud, debe citar a las partes a una junta, dentro del tercer día, para que
se presenten a elegir árbitro, apercibidos de que en caso de no hacerlo el
tribunal lo hará en su rebeldía.
 Reconocimiento de la firma del documento. Si el compromiso se consigna en
un documento privado, previamente al momento de citarse a la otra parte, se
le requerirá para que reconozca la firma del documento y si se niega a
hacerlo por dos veces, se le tendrá por reconocida.
 Con el acta de la junta, los árbitros pueden iniciar sus labores.

Separación de personas como acto prejudicial. Procede cuando un


cónyuge pretende demandar, denunciar o querellarse contra el otro. El juez de lo
Familiar es quien debe decretarse la medida, siempre y cuando lo estime
conveniente.

 Solicitud. Puede ser escrita o verbal; debe incluir las causas en que se
fundamenta, el domicilio del promovente, la existencia de hijos menores y
demás circunstancias del caso. Una vez presentada, el juez sin más trámite
debe:
a) Determinar acerca de su procedencia, ya que como se ha indicado, el
tribunal la debe estimar conveniente.
b) Dictar las medidas necesarias para que se efectúe materialmente la
separación, atendiendo las circunstancias del caso. Es importante
señalar que estas medidas se pueden modificar cuando existen causas
que lo justifiquen.
 Resolución. Antes de dictarla, el tribunal puede ordenar que se practiquen las
diligencias que considere necesarias y una vez realizadas, en la misma
determinación, deberá:
a) Señalar el plazo de que dispone el solicitante para presentar su
demanda o acusación, el cual podrá ser hasta de quince días hábiles.
Puede concederse, por una sola vez, una prórroga por igual término.
13

b) Prevenir al cónyuge para que se abstenga de impedir la separación o


causarle molestia al otro, mediante notificación y bajo el apercibimiento
de aplicarle alguna medida de apremio en caso de desacato.
c) Determinar la situación de los hijos menores, en todo lo relativo a su
custodia y alimentos, atendiendo, a las circunstancias existentes.
 Terminación de sus efectos. Esta medida provisional queda sin efecto cuando
se dé alguna de las circunstancias siguientes:
a) Inconformidad de uno de los cónyuges sobre la resolución o alguna de
las disposiciones decretadas, en cuyo caso y en virtud de existir
controversia, ésta se tramitará en la vía de Controversias del Orden
Familiar.
b) Vencimiento del plazo concedido para presentar demanda denuncia o
querella, sin que se acredite que se ha interpuesto la misma, en cuyo
caso, el cónyuge que la solicitó estará obligado a regresar al domicilio
conyugal dentro de las veinticuatro horas siguientes.
c) Falta de ratificación de la medida por el tribunal competente para
conocer del juicio principal, en cuyo caso, el juez que la dictó debe
remitirle las diligencias practicadas.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 43 a 47).

2.2 FASE EXPOSITIVA

Se integra por la demanda, el emplazamiento y traslado de la misma, la


contestación, y en su caso, la reconvención interpuesta por el demandado y su
contestación.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 53).

2.3 AUDIENCIA PREVIA Y DE CONCILIACIÓN

Se lleva a cabo en la audiencia previa de conciliación y de excepciones


procesales que se realiza una vez contestada la demanda, acusada la rebeldía por
no hacerlo o, en su caso, contestada la reconvención en ésta el juez debe: a)
examinar la legitimación procesal, en el caso de que las partes no actúen por
propio derecho, sino a través de apoderados o representantes; b) procurar a
conciliación, proponiendo alternativas de solución, para que los interesados
lleguen a un convenio que resuelva el conflicto, el cual, una vez aprobado, se
elevará a la categoría de cosa juzgada y, c) depurar el procedimiento, procediendo
a examinar y resolver las excepciones procesales no subsanables por los
interesados, en caso de no haber podido conciliar a las partes.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 54).
14

2.4 ETAPA PROBATORIA

En esta parte del proceso, el actor debe probar los hechos constitutivos de
su acción y el demandado sus excepciones. El que afirma está obligado a probar y
el que niega, solo cuando la misma implica la afirmación expresa de un hecho o
cuando la negativa fuere un elemento de la acción. La etapa probatoria cohonesta
de cuatro partes:

 Ofrecimiento: Se realiza dentro de un periodo de diez días, el cual se inicia a


partir del día siguiente a que surte efectos, para todas las partes, la
notificación del auto que manda abrir el juicio a prueba, el cual debe dictarse
el mismo día en que se celebró la audiencia previa de conciliación y de
excepciones procesales (si el juicio no se determina por convenio o
sobreseimiento), o a más tardar el día siguiente. Los medios de prueba, por
lo general, deben ser propuestos en esta fase y deben relacionarse con cada
uno de los puntos controvertidos; expresar con claridad cual es el hecho o
hechos que se tratan de demostrar, y razonar porque el oferente estima que
con dicho medio demostrará sus afirmaciones (pertinencia de la prueba), en
a inteligencia de que puede ofrecer cualquiera, a excepción de los prohibidos
por la ley o los contrarios a la moral. No obstante, para conocer la verdad de
los hechos el juzgador puede valerse de cualquier persona, sea parte o
tercero, y de cualquier cosa o documento.
 Admisión: Al día siguiente de haber concluido el periodo de ofrecimiento, el
juez debe dictar resolución en la que determine las pruebas que se acepten
sobre cada hecho. Puede limitar el número de testigos, desechar aquellas
contrarias al derecho o a la moral, o sobre hechos que no han sido
controvertidos por las partes, imposibles o notoriamente inverosímiles, así
como aquellas que no fueron ofrecidas cumpliendo con los requisitos que la
ley exige para su ofrecimiento o se propusieron en forma extemporánea.
 Preparación: Una vez admitidas las pruebas, el juez debe ordenar la
preparación de aquellas cuya naturaleza así lo justifica, citando a las partes,
testigos y peritos, solicitando informes a las autoridades, girando exhortos,
etc. En los procedimientos ordinarios el juez es el encargado de realizarla,
pero en algunos casos y para diversos juicios especiales, a efecto de agilizar
el desahogo de pruebas, éstas quedan a cargo de las partes.
 Desahogo: Se lleva a cabo ante el juez de la causa en a audiencia de
desahogo de pruebas y alegatos, la cual tiene carácter público y se realiza
con la presencia del secretario de acuerdos, las partes (que pueden estar
asistidas por su abogado), los peritos y los testigos y demás personas que
por disposición de le ley deben intervenir; en su inicio se determina quiénes
deben permanecer en el alón y quienes en lugar separado, para ser
introducidos en su oportunidad. La audiencia se debe celebrar ya sea que
concurran o no las partes y estén presentes o no los testigos, peritos o
abogados.
15

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 54 y 55).

2.5 AUDIENCIA DE PRUEBAS Y ALEGATOS

Una vez desahogadas las pruebas en la misma audiencia de desahogo de


pruebas y alegatos, se dará derecho a las partes para que en forma verbal
aleguen personalmente o por medio de sus abogados o apoderados. Los alegatos
deberán ser breves y concisos. No se puede hacer uso de la palabra por más de
un cuarto de hora, y debe hacerlo primero el acto, posteriormente el demandado y
por último el Ministerio Público, en los casos en que intervenga.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 55).

2.6 ETAPA RESOLUTIVA

Se integra con la sentencia, que es la decisión judicial sobre los puntos


controvertidos, la cual debe ser clara, precisa y congruente con las pretensiones
aducidas por las partes; tiene que condenar o absolver al demandado y decidir
todos os puntos litigiosos. Debe dictarse y mandarse notificar por publicación en el
Boletín Judicial en un plazo de quince días contados a partir de la fecha de
citación para sentencia, y solo cuando el tribunal examine asuntos voluminosos,
podrá disfrutar de un plazo ampliado de ocho días.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 55).

2.7 ETAPA IMPUGNATIVA

Es aquella que se conforma por el conjunto de instrumentos jurídicos


consagrados por las leyes procesales(recursos a través de los cuales personas
con interés legítimo, ya sean parte o terceros, se inconforman contra una
actuación que los perjudica dentro del proceso por un magistrado, juez o autoridad
judicial, interponiéndolo antes de que la resolución sea considerada firme (recurso
ordinario) o una vez que se estima inimpugnable (recurso extraordinario),
mediante la expresión de lo que consideran deficiente, equivocado, ilegal o injusto
y con la intención de que el superior jerárquico, una vez que haya analizado las
inconformidades hechas valer (violaciones en estricto derecho), la modifique,
revoque, anule o sancione al responsable.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 43).

2.8 ETAPA EJECUTIVA


16

Después de dictada la sentencia, si ésta ha sido declarada firme, si sus


resolutivos imponen a la parte condenada la obligación de hacer, dar o abstenerse
de realizar una conducta y si la parte condenada no la cumple voluntariamente, se
inicia esta etapa o vía de apremio, que tiene como finalidad lograr su ejecución
coactiva. La ejecución de la sentencia la llevará a cabo el juez que conoció del
negocio, concediendo al deudor un término improrrogable de cinco días para que
la cumpla (si en la sentencia no se fijó un término para ello) y en caso de no
hacerlo, se procederá al embargo de bienes bastantes para cubrir las prestaciones
adeudadas, los que se pondrán en remate para que su producto se haga pago al
vencedor.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 56).

UNIDAD 3
FASE PROBATORIA

Objetivo particular, Al terminar la unidad, el alumno: Aprenderá e identificará


la naturaleza jurídica de la fase postulatoria, sus elementos, clasificación de
las demandas, así como los efectos subsanables e insubsanables de la
misma.

3.1 DEMANDA

Es el acto procesal en virtud del cual una persona física (personalmente o


por conducto de apoderado) o el representante de una persona jurídica inicia un
proceso jurisdiccional, planteado con claridad y precisión sus pretensiones al
juzgador y solicitándole que, en su oportunidad, dicte una sentencia favorable a
sus intereses, para que haga efectivo, constituya o declare la existencia de
derecho, o resuelva una obligación.

Cabe indicar que puede iniciar un proceso judicial:

 Toda persona que conforme a la ley está en pleno ejercicio de sus derechos
civiles, puede promover propio derecho o por medio de representantes o
apoderados. Los ausentes o ignorados pueden comparecer a juicio por
medio de sus representantes legítimos.
 Quien tiene interés en que la autoridad judicial declare o constituya un
derecho o imponga una condena.
 A nadie se le puede obligar a ejercitar la acción en contra de su voluntad,
excepto cuando alguna persona tiene una pretensión que depende el
ejercicio conjunto de la acción ya que en este caso se puede exigir al
interesado que la deduzca y si se rehúsa, podrá hacerlo solo el primero.
 En lo individual o un grupo de personas. En caso de que dos o más personas
demanden a la misma o mismas personas y existan idénticas pretensiones
17

que provengan de una misma causa, deben litigar unidas y bajo una misma
representación (litisconsorcio activo). Al efecto tienen que nombrar, dentro de
los tres días siguientes aun mandatario judicial (quien tendrá las facultades
que en el poder se le haya conferido) o designar al representante común de
entre los que se hubieren propuesto o de entre cualquiera de los interesados.
Al representante común se le deben hacer las notificaciones y citaciones, las
cuales surten efectos a todos los representados. El que designe el juez tiene
las mismas facultades que aquel que promueve por su propio derecho,
excepto la de desistirse, transigir y comprometer en árbitros, y el que
nombren los interesados tendrán estas facultades si expresamente es
concedida por los liticonsortes.

Cuando exista litisconsorcio, el mandatario nombrado o el representante


común será el único que podrá representar a sus poderdantes, con exclusión de
las demás personas.

Asimismo, es importante destacar que el mandatario designado o el


representante común son inmediata y directamente responsables por la
negligencia en su actuación; deben responder de los daños y perjuicios que
causen a sus poderdantes o representados; y a su vez pueden actuar por medio
de mandatario o apoderado y autorizar para oír notificaciones, en los términos que
se analizarán posteriormente.

Por último, cabe señalar que cuando existen varios demandados, los
mismos deben litigar bajo una misma representación (litisconsorcio pasivo) en los
términos y condiciones ya indicadas.

El gestor judicial. antes de ser admitido debe otorgar la fianza que señale el
juzgador, al cual ha de ser suficiente para responder sobre lo juzgado, sentenciado
y los perjuicios que pudiere causar.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 57 a 59).

3.2 REQUISITOS DE LA DEMANDA.

No existen requisitos de forma para interponer la demanda y en ella solo se


deben expresar los siguientes elementos:

 Tribunal ante quien se promueve, indicando solo la materia en que versen las
pretensiones, ya que el número de juzgado lo determina la Oficialía de Partes
Común del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, quien lo remitirá
al que le corresponda.
 Nombre y apellidos del acto, de acuerdo con las prevenciones indicadas en el
apartado anterior.
18

 Domicilio para oír notificaciones y recibir documentos y valores. Lo cual es


facultativo para las partes, pudiendo realizar para dos efectos:
a) Autorizar para oír notificaciones en su nombre a una o varias personas
con capacidad legal para interponer recursos, ofrecer e interponer en el
desahogo de pruebas, diligenciar exhortos, alegar en las audiencias;
pedir se dicte sentencia para evitar la caducidad y realizar cualquier acto
necesario para la defensa de los derechos de su autorizante, no
pudiendo delegar dichas facultades a un tercero. Estas personas
deberán acreditar su autorización para ejercer la profesión de licenciado
en Derecho, debiendo proporcionar los datos correspondientes en el
escrito en que se otorgue tal autorización y exhibir su cédula profesional
o carta de pasante en la primera diligencia en la que intervengan y si no
lo hacen perderán dicha facultad y solo tendrán las expresadas en el
siguiente apartado. Serán responsables de los daños y perjuicios que
causen, conforme a lo dispuesto para todo mandatario en el Código Civil
para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en
Materia Federal y pueden renunciar a dicha calidad mediante escrito
presentado al tribunal haciendo saber las causas de la misma.
b) Autorizar solo para oír notificaciones e imponerse de los autos a
cualquier persona con capacidad legal, sin que gocen de las demás
facultades señaladas en el apartado anterior.
 Clase de acción. Se debe tener en cuenta que la acción procede en juicio
aunque no se exprese su nombre, con tal que se determine con claridad la
clase de presentación que se exija al demandado y su título o causa.
 Nombre del demandado, que puede ser persona física o jurídica. Si es
persona física, no es necesario que acredite que es mayor de edad o que
tiene plena capacidad de ejercicio; y si es una persona jurídica, únicamente
se debe mencionar su denominación o razón social y la especie de sociedad
o asociación (A.C., S.C., S. A., S.A. de C.V., etc.); no se requiere acreditar su
existencia o la de sus representantes o apoderados.
 Domicilio del demandado, si es conocido, ya que en caso contrario, se tendrá
que manifestar este hecho a efecto de que el juez pueda tramitar el juicio
realizando las notificaciones que sean necesarias por medio de edictos,
como veremos en su oportunidad. En caso de que la demanda sea omisa a
este respecto, no se realizará el emplazamiento o la omisión.
 Objeto u objetos que se reclamen, con sus accesorios.
 Hechos en los que el actor funde su petición, numerados y narrados con
claridad y precisión, para que el demandado pueda preparar su contestación
y defensa; precisando los documentos públicos o privados que tengan
relación con cada hecho, indicando si los tiene o no a su disposición y
proporcionando los nombres y apellidos de los testigos que los hayan
presenciado.
 Fundamento de derecho. Se debe procura citar los preceptos legales y
principios jurídicos aplicables, y transcribir las tesis jurisprudenciales
existentes.
 Valor de lo demandado, si de ello depende la competencia del juez.
19

 La firma del actor o de su representante legítimo y si no supieren pudieren


firmar, pondrán su huella digital firmando otra persona a su nombre y ruego,
indicando tal circunstancia.
 La firma del abogado que asesora al interesado (de preferencia), a efecto de
que acredite plenamente su intervención para el caso de condenación en
costas.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 59 a 62).

3.3. DOCUMENTOS QUE DEBEN OFRECERSE CON LA DEMANDA.

Asimismo, se deben incluir necesariamente:

 Poder notarial (o copia certificada) con el que se acredite la personalidad del


que comparece a nombre de otro o los documentos que acrediten el carácter
con que se ostenta (si promueve como representante legal de alguna
persona, corporación o si el derecho que reclama ha sido por otro).
 Documento notarial (o copia certificada) con el que se acredite tener la
representación legal de una persona jurídica, si se actúa en su nombre.
 Copias del escrito de demanda y de los documentos anexos, para correr
traslado ala contraparte para integrar el duplicado del expediente, tal como
ha quedado analizado al hablar del llamado “expediente de constancias”. Las
copias pueden ser fotostáticas (es lo más común) o de cualquiera otra forma,
siempre que sean legibles a simple vista.
 Documentos en que la parte interesada funda su acción; si no los tiene a su
disposición, debe acreditar que ha solicitado su expedición con la copia
simple sellada del archivo o lugar en que se encentran los originales. Se
entiende que el actor tiene a su disposición documentos, si existen los
originales en un protocolo o archivo público del que se puedan obtener
copias autorizadas y exista la obligación de expedírselos. Si la parte actora
no puede presentar los documentos en que funde su acción, debe declarar,
bajo protesta de decir verdad, la causa, y si el juez lo estima procedente,
ordenará al responsable de su expedición que se lo entregue al interesado a
su costa apercibiéndolo con la imposición de una medida de apremio. Es
importante destacar que salvo disposición legal en contrario o de tratarse de
pruebas supervenientes, si no se cumplen con los requisitos anteriores, no se
recibirá (en la etapa probatoria) ningún documento que no se hubiere
presentado junto con la demanda y que se haya identificado en la misma.
Cabe indicar que para obtener copia o testimonio de cualquier documento
que se encuentre en archivos o protocolos que no están a disposición del
público, a que pretenda lograrlos y carezca de legitimación en el acto
contenido en el documento, requiere decreto judicial, el cual no se dictará
sino mediante conocimiento de causa y audiencia de parte, procediéndose
incidentalmente en caso de oposición.
20

 Por último, cabe señalar que en la demanda se puede solicitar, sin que sea
exigencia para su interposición.
a) La aplicación de medidas cautelares o providencias precautorias, a
efecto de asegurar los bienes del demandado si existe el temor fundado
de que los oculte o dilapide (embargo precautorio) o de que éste se
ausente del lugar del juicio, sin dejar representante debidamente
instruido y expensado para responder de las resultas del juicio (arraigo
de personas).
b) La anotación preventiva de la demanda en el Registro Público de la
Propiedad y del Comercio del Distrito Federa, si ésta se refiere a
controversias relativas a bienes inmuebles y siempre que el actor
otorgue fianza suficiente (al arbitrio del juez) para responder de los
daños y perjuicios que se pudieren causar al demandado.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 61 y 62).

3.4 PRUEBAS QUE DEBEN OFRECERSE CON LA DEMANDA.

Se deben incluir necesariamente las pruebas documentales públicas o


privadas, tales como:

 Poder notarial (o copia certificada) con el que se acredite la personalidad del


que comparece a nombre de otro o los documentos que acrediten el carácter
con que se ostenta (si promueve como representante legal de alguna
persona, corporación si el derecho que reclama ha sido por otro).
 Documento notarial (o copia certificada) con el que se acredite tener la
representación legal de una persona jurídica, si se actúa en su nombre
 Documentos en que la parte interesada fundada su acción; si no los tiene a
su disposición, debe acreditar que ha solicitado su expedición con la copia
simple sellada del archivo o lugar en que se encuentran los originales. Se
entiende que el actor tiene a su disposición documentos, si existen los
originales en un protocolo o archivo público del que se puedan obtener
copias autorizadas y exista la obligación de expedientes. Si la parte actora no
puede presentar los documentos en que funde su acción, debe declarar, bajo
protesta de decir verdad, la causa, y si el juez lo estima procedente, ordenará
al responsable de su expedición que se le entregue al interesado, ordenará al
responsable de su expedición que se lo entregue al interesado a su costa,
apercibiéndolo con la imposición de una medida de apremio. Es importante
destacar que salvo disposición legal en contrario o de tratarse de pruebas
supervinientes, si no se cumplen con los requisitos anteriores, no se recibirá
(en la etapa probatoria) ningún documento que no hubiere presentado junto
con la demanda y que se haya identificado en la misma.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 61).
21

3.5 CLASIFICACIÓN DE LAS DEMANDAS

A este respecto, encontramos que el maestro José Pallares consideran que


las demandas pueden clasificarse de la siguiente manera:

a) Demanda contra personas inciertas o ignoradas. A primera vista


parece que la ley no admite esa clase de demandas. El artículo 255 dice que en la
demanda se debe expresar el nombre del demandado y su domicilio, lo que
presupone que el demandado existe, es conocido y se sabe su nombre. Sin
embargo, tal razonamiento conduciría a la conclusión de que tampoco pueden ser
demandados los individuos cuyo domicilio se ignore, lo que es contrario a lo
prevenido en el artículo 122 que dice: Procede la notificación por edictos:

 Cuando se trate de personas inciertas;


 Cuando se trate de personas cuyo domicilio se ignora. En este caso el juicio
deberá seguirse con los trámites y solemnidades a que se refiere el título
noveno.

El Código Civil admite demandas contra personas inciertas. El artículo 3039


previene que procederá también la cancelación total si se presentasen, por lo
menos, las tres cuartas partes de los títulos al portador emitidos y se asegurase el
pago de los restantes, consignándose su importe y el de los intereses que
procedan. La cancelación en este caso, deberá acordarse por sentencia previo los
trámites fijados en el Código de Procedimientos Civiles. La demanda de
cancelación ha de entablarse en la hipótesis prevista en el artículo anterior,
también contra los tenedores de los títulos que no se exhiben, cuyos derechos
van a ser afectados por la sentencia que se pronuncie. De no ser citados al juicio,
se violaría en su contra la garantía del artículo 14 constitucional. Como se trata de
títulos al portador, no siempre es posible conocer quiénes son sus tenedores y, por
tal motivo, la demanda tendrá que enderezarse contra personas cuyos nombres y
domicilios se ignoran. Otro caso análogo es el de la acción prevista en el artículo
1156 del Código Civil, que dice: “El que hubiere poseído bienes inmuebles por el
tiempo y con las condiciones exigidas por este Código para adquirirlos por
prescripción, puede promover juicio contra el que aparezca como propietario de
esos bienes en el Registro Público, a fin de que se declare que la prescripción se
ha consumado y que ha adquirido, por ende, la propiedad”.

También en estas circunstancias puede suceder que se ignore quién sea el


sucesor jurídico de la persona a cuyo nombre está inscrita la propiedad en el
Registro, ya que la inscripción se habrá efectuado, en algunos casos, muchos
años atrás. La demanda deberá dirigirse contra dicha persona o contra quien la
haya sucedido en sus derechos, por ejemplo, sus herederos.
22

La Ley de Títulos y Operaciones de Crédito contiene también preceptos que


suponen demandas contra personas inciertas, en los casos de robo o extravío de
títulos al portador o endosantes.

Por último, y sin querer agotar una materia tan extensa, en los casos de
ofrecimiento y de consignación tanto el Código Civil, como el procesal autoriza
esta clase de demandas. Los artículos 224 y 226 de este último, dicen: “Si el
acreedor rehusare recibir, la prestación debida o dar el documento justificativo de
pago, o si fuere persona incierta... podrá el deudor librarse de la obligación
haciendo la consignación de la cosa. Como a las diligencias de consignación debe
seguir el juicio sumario de que hable el artículo 232, resulta que este último tendrá
que promoverse contra persona incierta.

b) Demanda de impugnación. Es el acto que concreta la iniciativa de la


misma (impugnación) y provoca el juicio. Según el significado corriente de las
palabras, ya vimos que ese acto debiera designarse como impugnación; pero
como este vocablo se emplea también para designar la institución entera y, por
tanto, lo mismo el judicium rescindens que el rescisorium, prefiero la frase
“demanda de impugnación, a fin de evitar de ese modo los equívocos resultantes”.
La demanda de impugnación no es otra cosa en el derecho mexicano, que el acto
procesal, verbal o escrito, en el que se interpone un recurso.

c) Demanda hipotética. La demanda hipotética ocurre cuando el actor, aun


negando el derecho del demandado, hace valer a su vez el derecho que le
correspondería en la hipótesis de que el derecho del demandado existiese; por
ejemplo: negando la validez de un matrimonio, se pide la separación personas;
negando la valides de una venta, se Pide la rescisión por lesión; negando que se
deba una renta, se pide la reducción por pérdida de la cosecha.

d) Demanda plural. La que tiene varios extremos.

e) Demanda simple y demanda articulada. La primera es la demanda en


la cual se exponen los hechos de modo breve y sumario, mientras que en la
articulada se hace separadamente por artículos y en diversidad de miembros,
especificando las diferentes circunstancias de lugar, tiempo, y días y personas.
Nuestra ley exige que las demanda sean articuladas, excepto en los juicios ante
los jueces de paz.

f) Demanda sintética. La demanda plural puede ser analítica o sintética,


pertenece a esta la segunda especie la demanda plural de acertamiento, cuando
la conclusión, en vez de enunciar las cuestiones singulares y su solución, invoca el
acercamiento positivo o negativo de una situación jurídica y, por consiguiente
implica una determinada solución de todas las cuestiones que a ella se refieren.
Nos encontramos, en cambio, ante la demanda analítica cuando las soluciones
invocadas no sean compatibles entre sí, entonces se suele hablar de demanda
alternativa. Cuando se propongan varias soluciones incompatibles en un
determinado orden, de tal modo que en una de ellas se invoque para la
23

desestimación de la otra, nos encontramos ante la variedad de demanda


alternativa, que cabría llamar demanda graduada.

Los conceptos anteriores no son muy claros y exigen, por lo tanto, una
explicación. La demanda sintética es aquella en que se exige una declaración de
tal manera general, que de ella deriva el derecho de exigir las diversas
prestaciones que el actor demanda, de modo que si se declara procedente la
acción en lo que respecta ala declaración de carácter general, procederá
declaración de carácter general, procederá igualmente se condene al demandado
al cumplimiento de las prestaciones. Por ejemplo. “A” demanda a “B” en acción
reivindicatoria que se declare que aquel es propietario de una cosa. Si procede la
condenación por este primer concepto procederá también que se condene a “B” a
entregar la cosa, con todos sus accesorios y a pagar el importe de los frutos que
haya percibido. En la demanda analítica sucede lo contrario, porque en ella se
consideran separadamente todas y cada una de las prestaciones exigidas
aduciendo fundamentos especiales para cada una de ellas.

Las demandas alternativas son las que se conocen en nuestro derecho con
el nombre de demandas subsidiarias.

g) Demanda subsidiaria. Es aquella en que se hace valer una acción


subsidiaria.

h) Demanda sucesiva. Francesco Carnelutti llama demanda sucesiva, a


toda demanda que se proponga en el curso de un procedimiento ya iniciado. En el
derecho italiano puede interponer demanda sucesiva el acto, el demandado y los
terceros. el actor lo hace cuando modifica la demanda original, sea variándola o
ampliándola, cosa que en nuestra ley solo permite en términos muy restringidos.
El demandado puede reconvenir al actor en el escrito de contestación, en cuyo
caso la reconvención es una demanda sucesiva porque se presenta en un proceso
ya iniciado. Finalmente, los terceros están facultados para promover tercerías.

i) Demanda única. En el léxico de Carnelutti es la que tiene un solo


extremo.

j) Demandas principales e incidentales. Las primeras determinan la


incoacción de los procesos, mientras que las segundas surgen en el curso de
ciencia procedimientos ya en plena actividad.

(Fuente de consulta: Eduardo Pallares, Diccionario de Derecho Procesal Civil, 24ª


edición, Editorial Porrúa, México, 1998, Páginas 232 a 234).

3.6 DEFECTOS DE LAS DEMANDAS

Si la demanda es obscura o irregular, el juez (dentro del término de tres


días) debe prevenir el actor, señalando con toda precisión –el proveído que al
efecto dicte- en qué consisten los defectos de la misma para que le aclare, corrija
24

o complete y una vez realizado se pueda admitir, dando curso al proceso. La


prevención se hace por escrito y una sola vez. El actor deberá cumplirla en un
plazo máximo de cinco días hábiles (contados a partir del día siguiente a aquel en
que hubiere surtido efectos la notificación de la misma por Boletín Judicial), ya que
en caso de no hacerlo se desechará la demanda y se devolverán al interesado
todos los documentos originales y las copias simples exhibidas, pudiendo
impugnarse tal determinación mediante el recurso de queja. Es criticada porque
únicamente se otorga la parte actora, sin que el demandado tenga este derecho al
contestar la demanda, en contra del principio de igualdad procesal.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 62 y 63).

UNIDAD 4
INTERPOSICIÓN DE LA DEMANDA

4.1 TIEMPO, LUGAR Y FORMA DE INTERPOSICIÓN DE LA DEMANDA

Señalábamos en un apartado anterior que lo importante de la demanda no


es hacerla sino llevarla al tribunal y presentarla oficialmente. De allí el nombre
inclusive de este tema que habla de interposición de la demanda. Interponer la
demanda quiere decir presentarla al tribunal, hacerla valer oficialmente.

El actor, que es quién inicia el proceso, quien ejerce la acción, puede


interponer en principio su demanda cuando él lo decida, cuando le convenga.
Claro, para ello debe siempre tener en cuenta –y más que él, su abogado- lo
relativo a los plazos de prescripción de los derechos. Porque si presenta una
demanda exigiendo esa circunstancia y la haga valer como excepción, es decir,
diciéndole al actor: Tu derecho, aunque lo hayas tenido, está prescrito... porque no
lo hiciste valer dentro de los plazos que la ley te concede para ello”.

Por lo que se refiere al lugar en que debe ser interpuesta la demanda, es el


de ubicación de la oficialía de partes común a los juzgados de lo civil, familiar,
arrendamiento, inmobiliario y de lo concursal en el Distrito Federal.

Parecería conveniente recordar aquí lo relativo a que los criterios para


determinar la competencia de un tribunal son la materia, el grado, la cuantía y el
territorio. De estos cuatro criterios, el que nos importa aquí con especial énfasis es
el relativo a la competencia por territorio, porque esta competencia por territorio va
a determinar cual es el juez competente en cuestión de ubicación y, entonces, esto
determinará el lugar físico en donde la demanda deba ser presentada.

En lo que atañe a la forma, basta recordar que ya señalábamos que la


demanda puede ser escrito y oral o por comparecencia y que los textos legales
marcan el contenido que tal acto debe reunir; en cuanto a la forma, si escrita
implica cumplir con extremos ya comentados previamente, a saber: el rubro, el
25

preámbulo, la narración de hechos, la invocación del derecho, los puntos petitorios


e, inclusive, el llamado juramento de mancuadra, que no es sino una frase final,
antes de cerrar el escrito que en nuestro sistema suele ser: “protesto lo necesario”.
Esta frase presume una actitud de respeto hacia el tribunal y de sometimiento a
sus mandatos legítimos.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 38 y 39).

4.2 EFECTOS DE LA PRESENTACIÓN DE LA DEMANDA

Con la presentación de la demanda se inician los actos procesales, aunque


la relación procesal no esté debidamente instaurada. En el Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, artículo 258, se establece cuáles
son los efectos de la presentación de la demanda. Analizando este artículo
encontramos que dichos efectos son: primero, interrumpir la prescripción, si no ha
sido interrumpida por otros medios. Los plazos de prescripción son distintos para
diversos derechos y pueden interrumpirse cuando haya constancia fehaciente de
que el pretensor ha exigido su derecho. Por ejemplo, un requerimiento notarial o,
inclusive, una carta en donde el deudor ha reconocido la obligación implicaría una
interrupción de la prescripción. Pero si la prescripción no se ha interrumpido por
otros medios, entonces la presentación de la demanda ante el tribunal interrumpe
el plazo de prescripción. Por lo que se refiere al segundo efecto, el artículo 258
dice que la presentación de la demanda señala el principio de la instancia,
entendida ésta como un grado del procedimiento, pero también, según Briceño
Sierra, como una instancia proyectiva. Entonces, el primer acto de esa instancia,
el que señala el principio de la instancia, es el que consiste en la presentación de
la demanda. Finalmente, también el tercero y último de los efectos de la
presentación de la demanda es el relativo a que señale, mediante esa
presentación, el valor de lo que se está pidiendo, si no es posible referir dicho
valor a otro momento o a otro tiempo.

Adicionalmente, después de las reflexiones anteriores, debemos advertir


que toda demanda debe acompañarse tanto del documento de poder que acredite
la personería con la que un representante esté presentándose ante el juicio como
de lo que se llama el documento o los documentos fundatorios de la acción.
Además de esos documentos fundatorios de la acción, además de los documentos
que acreditan la personería, debe acompañarse copia del propio escrito de la
demanda y copia de los documentos que se han anexado a ese escrito, para el
efecto de que se lleve a cabo algo que en los tribunales se llama correr traslado, y
que consiste en entregarle al demandado, en el momento en que se le notifique,
una copia de la demanda y de cada uno de los documentos que se hayan
anexado a la misma. Esto sirve para que el demandado o su abogado puedan
tener una idea integral de en qué consiste la demanda y qué documentos se han
acompañado a ella, con el objeto de que puedan preparar debidamente su
contestación.
26

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 39 y 40).

4.3 ADMISIÓN DE LA DEMANDA Y SUS EFECTOS

Insistimos en que es necesario distinguir entre la procedencia de una


demanda y su fundamentación. En el momento en que la demanda se presenta, el
juez o el tribunal no tienen por qué examinar su fundamentación, sino simplemente
su procedencia. Si es procedente se admite y se le da trámite o curso. Por lo
tanto, hay que advertir aquí en qué consiste la admisión de la demanda y cuáles
son los efectos de esa admisión, efectos que no deben confundirse con los de la
presentación de la demanda. El acto de admisión es un acto del tribunal, del juez;
el juez es el que admite: ¿cuándo la admite y porqué? La demanda cuando
cumple con una serie de requisitos legales, debe ser admitida. Esos requisitos,
entre otros, son los que señalan los artículos 95, 96 y 255 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Esto le permite al juez, una vez
que admite la demanda, poner a funcionar el mecanismo jurisdiccional para que
en seguida ordene la notificación al demandado de que se presente a juicio.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 40).

4.4 MEDIDAS QUE PUEDE ORDENAR EL JUEZ AL TIEMPO DE ADMITIR LA


DEMANDA

Reconozcamos que la orden que el juez dé para que se notifique o emplace


al demandado es la primera y más importante de éstas medidas; las demás que el
juzgador puede ordenar al momento de admitir una demanda dependen más que
nada del tipo de juicio que se esté tramitando, porque cada juicio tiene
tramitaciones específicas; así, por ejemplo, en el juicio hipotecario, una medida
que se va a ordenar es la expedición, inscripción y fijación de la cédula
hipotecaria. Otras medidas son: el aseguramiento de documentos o el embargo de
objetos, así como que se exhiban cosas, que queden separadas o depositadas
personas, etc. Hay una serie de diligencias perjudiciales que tiene precisamente
como objeto preparar la situación que después se va a venir a contemplar en un
juicio o proceso ulterior.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 40 y 41).

4.5 EL PROBLEMA DE TRANSFORMACIÓN DE LA DEMANDA

La transformación de la demanda o su ampliación se encuentran en


relación directa con las tendencias que presenten los procesos. Así, por ejemplo,
podemos advertir que la demanda puede ser ampliada o cambiada con mayor
libertad, si hay un sistema que se llama de litis abierta. Por el contrario, en el
sistema de litis cerrada es más difícil cambiar o variar el sentido de la demanda.
27

Solo que debe advertirse que el problema de cambio de la demanda lo


enfocamos suponiendo que el demandado ya está emplazado; si el demandado
no está emplazado, si aún no ha sido llamado a juicio, el actor puede llegar al
tribunal y exponer: “Ya no quiero seguir adelante, devuélvanme mi demanda,
devuélvanme mis documentos”. No ha pasado nada que tenga trascendencia
jurídica, y puede regresar el actor al día siguiente o la próxima semana, con una
nueva demanda distinta y volverla a presentar. Entonces, esto quiere decir que si
el demandado aún no ha sido llamado a juicio, el actor tiene plena libertad para
retirar su demanda, cambiarla, modificarle o agregarle lo que quiera y volverla a
presentar.

Cuando, por el contrario, la demanda ya ha sido notificada al demandado y


el actor viene con la pretensión de querer modificarla, hay mucho rigor para ello si
el sistema es el llamado de litis cerrada; si el sistema es de litis abierta,
simplemente se abre un poco la posibilidad, ya sea de cambiar esa demanda o de
introducir nuevos elementos en el litigio.

Nuestro sistema tiende, en día, un poco a la litis abierta, aunque


tradicionalmente era más bien de litis cerrada. La estructura del proceso era,
según disposiciones ya derogadas en el Distrito Federal, de cuatro escritos para
fijar la controversia; además de la demanda y contestación, había otros dos que se
llamaban escrito de réplica y escrito de duplica. La réplica y la duplica
desaparecieron ya de nuestro sistema; cuando existían tales escritos, el sistema
se calificaba como de litis cerrada. No obstante lo dicho al principio de este
párrafo, el artículo 31 que no pueden acumularse acciones contrarias ni
contradictorias en la misma demanda, contempla también una tendencia hacia la
litis cerrada.

La litis, para entender qué es lo que queremos decir con esta expresión, no
es sino la serie de puntos en donde hay contradicción entre el actor y el
demandado, o sea, los puntos fundamentales de la contradicción del litigio.

En el sistema anterior, se perdía mucho tiempo en un momento procesal en


el que el secretario del tribunal tenía que hacer un resumen o fijación de la litis y
precisar las contradicciones entre el actor y el demandado, de acuerdo con sus
escritos, se llegaba a perder toda una audiencia para que el secretario dictará el
resumen de la litis o de los puntos cuestionados. Esto ya no rige hoy la verdad es
que la litis, la determinación de los puntos cuestionados, simplemente se deduce
de determinación de los puntos cuestionados, simplemente se deduce de la
contradicción que exista entre el escrito de demanda y el escrito de contestación,
pero hasta cuando el juez tiene que dictar su sentencia, o sea, al fin del proceso.

Creo que habría que puntualizar, además, que no puede haber un sistema
total de litis abierta, sino que se debe obligar, con cierta medida, a las partes a que
jueguen limpio y exhiban todas las cartas desde el inicio. Este principio del juego
limpio y de exhibir las cartas implica que se limite la posibilidad de guardarse
argumentos y de sacarlos sorpresivamente a última hora. La tendencia para que
28

todo lo que sepan y tengan las partes lo expresen y no se guarden nada, es hacia
la lealtad procesal. Se restringe así el que oculten o guarden cosas para después
sacarlas sorpresivamente. El espíritu de esa limitación, de que todo lo que se
tenga que discutir de una y de otra parte se exprese desde un principio, está en la
postulación del sistema de tendencia hacia lo que llamamos la litis cerrada.

El desistimiento implica una renuncia procesal de derechos en manos del


actor. Este tema ya se debe haber visto en el curso de teoría general del proceso.
El desistimiento es una actitud del actor por medio de la cual renuncia, no quiere
seguir ya adelante, se hace para atrás y desiste. Ahora bien, sabemos que esos
desistimientos pueden ser de tres clases diferentes; puede haber desistimiento de
la acción (mal llamado desistimiento de la acción) que equivale a una renuncia
total del derecho sustantivo o de fondo: desistimiento de la demanda, en que el
actor puede retirar su demanda cuando quiera, si el demandado no ha sido
emplazado, y desistimiento de la instancia, que implica que el demandado ya ha
sido llamado a juicio, lo que va a obligar a recabar su anuencia o consentimiento
para no seguir adelante con el proceso. Si el demandado, por el contrario, se
niega a dar ese consentimiento o esa anuencia, entonces el juicio tendrá que
seguir adelante.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 41 a 43).

4.6 AMPLIACIÓN DE LA DEMANDA

La transformación de la demanda o su ampliación se encuentran en


relación directa con las tendencias que presenten los procesos. Así, por ejemplo,
podemos advertir que la demanda puede ser ampliada o cambiada con mayor
liberalidad, si hay un sistema que se llama de litis abierta. Debe advertirse que el
cambio de la demanda debe ser enfocado suponiendo que el demandado ya está
emplazado; si el demandado no está emplazado, si aún no ha sido llamado a
juicio, el actor puede llegar al tribunal y exponer: “Ya no quiero seguir adelante,
devuélvanme mi demanda”. No ha pasado nada que tenga trascendencia jurídica,
y puede regresar posteriormente, con una demanda nueva distinta y volverla a
presentar. Lo anterior supone que si el demandado aún no ha sido llamado a
juicio, el actor tiene libertad para retirar su demanda, cambiarla, modificarla o
agregarle lo que quiera y volverla a presentar. Cuando, por el contrario, la
demanda ya ha sido notificada al demandado y el actor viene con la pretensión de
querer modificarla, hay mucho rigor para ello si el sistema es el llamado de litis
cerrada; si el sistema es de litis abierta, simplemente se abre un poco la
posibilidad, ya sea de cambiar esa demanda o de introducir nuevos elementos en
el litigio.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1999, página 41).

4.7 DESECHAMIENTO DE LA DEMANDA


29

Desechar o rechazar la demanda por parte del juez es una actitud contraria
a la de admitir la demanda. El rechazo de la demanda es un acto del juez, porque
considera que no reúne los requisitos, tanto del artículo 255 como de los artículos
95 y 96 del propio Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Las
consideraciones que el juez toma para el desecamiento pueden ser del siguiente
tipo: a) Que el actor no acredite debidamente su personería o representación; b)
Que los presupuestos de ejercicio de la acción no se reúnan; c) Que la vía que
hay escogido el actor esté equivocada y no sea la que proceda para ese tipo de
juicios, que el juez considere que no es competente para conocer de ese asunto y
cuando el juez se percate de que las partes ya sea el actor o el demandado, no
tienen capacidad o personalidad. Sin embargo, el juez puede equivocarse o el
actor puede creer que el juez se equivocó. Entonces, para esto debe quedar
abierta una vía impugnativa para ese rechazo de la demanda. En otras palabras,
contra el auto que desecha o que rechaza la demanda, el actor puede acudir al
recurso llamado de queja. Y esta cuestión está reglamentada y postulada en el
artículo 723 del código.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 43).

4.8 DEFECTOS DE LA DEMANDA: SUBSANABLES E INSUBSANABLES

El juez puede, en primer término, admitir la demanda, en virtud de que


considere que reúne los requisitos señalados anteriormente y se ha hecho
acompañar de los documentos y copias necesarios, por lo que ordena el
emplazamiento del demandado. Aquí el juicio sigue su curso normal; la demanda
ha sido admitida por ser eficaz. Esto no significa que el juez haya aceptado como
legítimas las pretensiones de fondo del actor; solo ha resuelto sobre su
admisibilidad y no sobre su fundamentación o eficiencia; esto deberá hacerlo
hasta cuando dicte sentencia. En segundo término el juez también puede prevenir
al demandante, cuando la demanda sea oscura o irregular, par que la aclare,
corrija o complete de acuerdo con los artículos 255, 95 y 96; realizada la
aclaración o corrección, el juez deberá admitir la demanda. En la prevención, que
debe ser hecha una sola vez y verbalmente, el juez debe señalar en concreto los
defectos de la demanda (artículo 257). Por último, el juez también puede desechar
la demanda, cuando considere que no reúne los requisitos legales y los defectos
sean insubsanables; por ejemplo, que el juzgado sea incompetente (artículo 145),
que la demanda se entable por una vía procesal inadecuada, etcétera.

(Fuente de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, páginas 64 y 65).

UNIDAD 5
EMPLAZAMIENTO Y SUS EFECTOS
30

5.1 CONCEPTOS Y FORMAS DE EMPLAZAMIENTO

a) Concepto.

 Significa el acto de emplazar. Esta palabra, a su vez quiere decir “dar un


plazo”, citar a una persona, ordenar que comparezca ante una persona,
ordenar que comparezca ante el juez o el tribunal, llamar a juicio al
demandado (Fuente de consulta: Eduardo Pallares, Diccionario de Derecho
Procesal Civil, 24ª edición, Editorial Porrúa, México, 1998, página 337).
 La palabra emplazar, en una de sus acepciones, significa dar un plazo que el
juez le impone al demandado, desde luego con base en la ley, para que se
apersone al juicio, para que comparezca a dar contestación a la demanda
(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª
edición, Editorial Trillas, México, 1989, página 44).
 Acto procesal destinado a hacer saber al demandado la existencia de la
demanda y la posibilidad legal que tiene de contestarla. El emplazamiento es
el acto del órgano jurisdiccional mediante el cual queda establecida la
relación jurídica procesal (Fuente de consulta: Rafael de Pina, Rafael de Pina
Vara, Diccionario de Derecho, 13ª edición, Editorial Porrúa, México, 2001,
página 263).
 Emplazar, en términos generales, significa conceder un plazo para la
realización de determinada actividad procesal. Citar, en cambio, es señalar
un término, es decir, un punto fijo de tiempo, para la iniciación de un acto
procesal, Sin embargo, la palabra emplazamiento se reserva generalmente
para el acto procesal, ejecutado por el notificador (o actuario), en virtud del
cual el juzgado hace del conocimiento del demandado la existencia de una
demanda en su contra y del auto que la admitió, y le concede un plazo para
que la conteste. En esto consiste el emplazamiento del demandado, que,
como puede observarse, consta de dos elementos:
I. Una notificación, por medio de la cual se hace saber al demandado que
se ha presentado una demanda en su contra y que ésta ha sido
administrada por el juez, y
II. Un emplazamiento en sentido estricto, el cual otorga al demandado un
plazo para que conteste la demanda.

El emplazamiento del demandado constituye una de las formalidades


esenciales del procedimiento a que alude el artículo 14 constitucional, el cual
establece la llamada garantía de audiencia (artículo 159, fracción I de la Ley de
Amparo). El derecho constitucional a la defensa en juicio tiene como una
manifestación fundamental el derecho al conocimiento adecuado del proceso, a
través de un sistema eficaz de notificaciones (Fuente de consulta: José Ovalle
Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición, Editorial Harla, México, 1980, páginas
65 y 66.

b) Formas de emplazamiento. El emplazamiento, como llamamiento al


juicio, como notificación especialísima para que se pueda traer alguien a juicio,
31

puede hacerse de diversas formas o maneras que están reglamentadas por el


texto legal; lo deseable es que siempre se haga en forma personal y, por lo tanto,
hay una primera forma de emplazamiento que es el que hace personalmente el
secretario actuario del juzgado, dándole de viva voz y personalmente noticia al
demandado de ese llamamiento que el tribunal le hace para que comparezca a
juicio.

Además, podemos contemplar las siguientes formas o maneras de hacer el


emplazamiento; por cédula, por boletín judicial, por edictos, por correo y por
telégrafo.

El emplazamiento por correo y por telégrafo puede presentar riesgos. En


ese orden de ideas podríamos llegar a admitir un emplazamiento por teléfono, lo
cual como puede comprenderse, sería sumamente peligroso por las dificultades
de identificación entre el emisor y el destinatario. De los emplazamientos
enunciados habría que eliminar como admisibles en nuestro sistema los dos
últimos, ya que solo encontramos en él, para el emplazamiento, la notificación
personal, la notificación por cédula, la notificación por boletín judicial, la
notificación por edictos y la notificación por correo.

Lo deseable es que el emplazamiento se haga personalmente, pero a veces


hay que optar por otro medio, básicamente, en razón de que puede haber una
imposibilidad de encontrar al demandado en su domicilio; si lo busca el actuario en
su casa y no lo encuentra, entonces de opta por otro de los siguientes métodos del
emplazamiento: el hecho por cédula, entendiéndose por cédula un documento que
condensa el acuerdo que se le va a notificar a alguien a quien no se ha
encontrado. Esa cédula la firma el secretario actuario y debe acompañarse con
copia de la demanda y copia de los documentos que se hubieren agregado a la
misma.

El actuario, en el momento de hacer el emplazamiento, debe cerciorarse,


por medio de algún recurso idóneo, de que ése es el domicilio del demandado,
debe asentar la razón que tuvo para notificar por cédula, debe asentar como se
cercioró de que ése es el domicilio del demandado y consignar que está dejando
la notificación con una persona capaz y que habita en el mismo domicilio de la
persona que no se encontró. Si ello no se respeta, el emplazamiento es nulo.

El edicto es una inserción periodística, un aviso que llama a alguien para


algo. Una de las formas de llamar personas judicialmente consiste en la
publicación por edictos; el artículo 122 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal provee las reglas de procedencia de este tipo de notificación
para los siguientes casos: si no se conoce el domicilio del demandado, si se trata
de personas inciertas y la matriculación del inmueble en el Registro Público de la
Propiedad.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 44 y 45).
32

5.2 REQUISITOS DEL EMPLAZAMIENTO

Es el acto procesal en virtud del cual el juez que conoce de la causa, una
vez admitida la demanda, realiza la primera notificación al demandado, haciéndolo
conocedor de las pretensiones del acto, a efecto de que dentro de un polazo
perentorio pueda hacer uso de su derecho de comparecer en el juicio para
allanarse a sus pretensiones u oponer las defensas y excepciones que tuviere, a
efecto de asegurarle el respeto a su garantía de audiencia y el ejercicio de sus
derechos.

Hay tres maneras de emplazar a una persona, tanto física como al


representante de una jurídica:

I. Emplazamiento personal. Se realiza por medio del notificador adscrito al


juzgado, o en caso de que así lo ordene el juez, por medio de los secretarios del
juzgado (ya sean de acuerdos o el conciliador) y debe satisfacer los requisitos
siguientes:

 Personalmente al demandado (se elimina a su representante o procurador),


si se encuentran, y en caso de que no se halle en ese momento, con los
parientes empleados, domésticos del interesado o cualquier otra persona que
viva en la casa, que sea mayor de edad y siempre que el notificador se haya
cerciorado de que el buscado tiene ahí su domicilio. En el acta que levante
debe expresar los medios por los cuales se cercioró de tal circunstancia. En
este caso, como en cualquier otra primera notificación, el funcionamiento que
lo practica debe identificarse ente la persona con quien entienda la diligencia,
requiriéndole a su vez para que se identifique.
 En la casa designada. La cual debe ser necesariamente el domicilio del
demandado, entendiéndose como tal.
a. El domicilio de una persona física es el lugar donde
reside con el propósito de establecerse en él, presumiéndose como tal,
aquel en donde permanece por más de seis meses; a falta de éste,
donde tiene el principal asiento de sus negocios; o en su defecto, donde
se encuentra en ese momento.
b. El domicilio de una persona jurídica es el lugar
donde se halla establecida su administración. Sin embargo, si tiene:
I. Administración fuera del Distrito Federal, pero realiza actos dentro
de él, se considerará domiciliada en el mismo para los actos
realizados dentro de tal circunscripción.
II. Sucursales, se considerará el del lugar de su ubicación para los
actos realizados por ellas. Es importante destacar que una vez
cerciorada la autoridad de que en el domicilio señalado vive el
demandado, si éste, o la persona con quien se entienda, se niega a
entender la diligencia, se le practicará en el lugar donde
33

habitualmente trabaja, sin necesidad de que el juez dicte una


determinación especial para ello.
c) Dejándole cédula, la cual debe contener la fecha y hora en que se entrega,
el nombre y apellido de las partes, el juez ordena practicar la diligencia,
la clase de procedimiento, transcripción de la determinación que se
manda notificar, y el nombre y apellido de la persona que la recibe.
d) Entregándole copia íntegra y autorizada de la demanda y sus anexos,
debidamente cotejados y sellados.
e) Levantando el acta de la diligencia, a la que se deberá agregar copia de
la cédula entregada, procurar recabar la firma de aquel con que se
hubiere entendido la actuación e indicar sí en la misma: el resultado del
requirimiento realizado a la persona con quien se entienda la diligencia
para que se identifique y precisando, en caso de su presentación, los
documentos exhibidos; los signos exteriores del inmueble que puedan
servir de comprobación de que se acudió al domicilio señalado; y las
demás manifestaciones que hiciere el que reciba la cédula, en caso de
que no se hubiere encontrado el demandado, en cuanto a su relación
labora, de parentesco, de negocios, de habitación o cualquier otra
existente con el interesado.

En caso de no haber podido practicar la diligencia, en el acta deberá


expresar las circunstancias precisas, para que el juez con vista en el resultado
dicte la determinación que corresponda.

II. Emplazamiento por edictos. Es una forma especial de notificar al


demandado la existencia de una demanda entablada en su contra, cuando se
desconoce su domicilio, a efecto de asegurarle su garantía de audiencia y el
ejercicio de sus derechos.

a. Procedencia. Este tipo de emplazamiento únicamente procede cuando:


 Se ignora el domicilio del demandado.
 Lo solicita la parte actora.
 Previo informe sobre la búsqueda infructuosa de domicilio, por parte de la
Secretaría General de Seguridad Pública del Distrito Federal.

b. Características. Hay que recordar que los edictos son una vía de
comunicación judicial, por virtud de los cuales se informa al interesado alguna
resolución dictada por el tribunal (que en este caso es el auto admisorio de la
demanda, en el que se ordene el emplazamiento del demandado). Los edictos se
publican en la prensa (por desconocerse el domicilio de este último) por tres
veces, de tres en tres días, en el Boletín Judicial y en el periódico local que indique
el juez, para hacerle saber al demandado que debe comparecer ante el juzgado a
contestar la demanda, dentro de un término no inferior a quince ni superior a
sesenta días, poniendo a su disposición, en la Secretaría de Acuerdos, las copias
de traslado correspondientes.
34

III. Emplazamiento en el extranjero. Es necesario practicarlo cuando el o


los demandados se encuentran domiciliados fuera del país. En este caso se debe
girar exhorto, el cual debe satisfacer los requisitos señalados por el Código
Federal de Procedimientos Civiles y los tratados o convenios internacionales en el
que los Estados Unidos Mexicanos sean parte.

Para el efecto, el actor debe acompañar con su escrito de demanda, y a su


costa, copia simple de la misma y de los documentos anexos –en idioma español-
agregando su respectiva traducción a la lengua del país extranjero. En caso de no
hacerlo su respectiva traducción a la lengua del país extranjero. En caso de no
hacerlo el juez le fijará un término para ello y, si no lo hace, se dejará de remitir el
exhorto (llamado en la práctica judicial mexicana carta rogatoria).

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 66 a 68).

5.3 EFECTOS DEL EMPLAZAMIENTO

El artículo 259 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal


señala los efectos del emplazamiento:

 Prevenir el juicio a favor del juez que lo hace. Este efecto se conecta con la
determinación de la competencia, cuando haya varios jueces que tengan
competencia en relación con un mismo asunto: entonces es competente el
que primero haya realizado el emplazamiento. Este efecto también se
relaciona con la acumulación de expedientes por conexidad, ya que, en este
caso, el expediente al cual se acumula el otro es el que corresponda al
juzgado que primeramente previno (artículo 39).
 Sujetar al emplazado a seguir el juicio ante el juez que lo emplazó siendo
competente al tiempo de la notificación, aunque después deje de serlo en
relación con el demandado porque éste cambie de domicilio o por algún otro
motivo legal.
 Imponer la carga de contestar la demanda al demandado ante el juez que lo
emplazó, dejando a salvo el derecho de promover la incompetencia.
 Producir todas las consecuencias de la interpelación judicial, si por otros
medios no se hubiera constituido ya en mora el obligado.
 Originar el interés legal en las obligaciones pecuniarias sin causa de réditos.

A su vez, el maestro Rafael Rojina Villegas explica que en el Código Civil de


1884 no regía el principio de que el día interpela por el nombre,, para las
obligaciones a plazo y en dinero.

De este modo, en las obligaciones de pagar dinero, en las que no se


hubieran estipulado réditos, el interés legal moratorio se empezaba a contar con a
partir del vencimiento del plazo (como debería ser de acuerdo al principio “el día
interpela por el hombre”), sino desde la interpelación judicial, realizada
35

normalmente a través del emplazamiento. Sin embargo, el Código Civil de 1928 ya


no contuvo esa derogación de tal principio y éste debe regir para todas las
obligaciones de dar aplazo cierto y determinado incluyendo las pecuniarias, de
manera que el interés moratorio debe originarse desde el momento del
vencimiento del plazo y no de la interpelación.

No obstante esa regla general, el citado tratadista opina que, tomando en


cuenta la norma excepcional contenida en la fracción V del artículo 259 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en los casos de créditos
litigiosos el momento en que se debe empezar a contar el interés legal será el del
emplazamiento. La regla general de que el plazo interpela por el hombre regirá
solo, a juicio de Rojina Villegas, en los casos de créditos no litigiosos.

De acuerdo con la opinión de Rojina Villegas, el interés que pague el


deudor moroso se debe contar a partir de dos momentos distintos, según el caso:
si el deudor moroso paga voluntariamente, el interés se deberá contar a partir
precisamente del vencimiento del plazo de su obligación; en cambio, si el deudor
moroso no paga voluntariamente, y el acreedor se ve precisado a demandarlo,
entonces, de acuerdo con el criterio de Rojina Villegas, el interés que deberá
pagar el deudor moroso no se contará a partir del vencimiento del plazo de la
obligación, sino desde el momento del emplazamiento.

No parece, sin embargo, justo ni razonable este doble tratamiento al deudor


moroso según pague voluntariamente o tenga que ser demandado. En realidad, la
fracción V del artículo 259 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal que señala al emplazamiento como el momento a partir del cual deberá
contarse el interés legal en las obligaciones pecuniarias sin causa de réditos,
carece actualmente de sentido, al haberse extendido en el Código Civil de 1928 la
regla de que el día interpela por el hombre a todas las obligaciones a plazo fijo,
incluyendo obviamente a las obligaciones en dinero (artículos 2104 y 2105 del
Código Civil).

En conclusión, la contradicción entre los artículos 2104 y 2105 del Código


Civil y la fracción V del artículo 259 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal debe ser resuelta, en este caso a favor de los primeros para evitar
el doble tratamiento que implica la interpretación de Rojina Villegas y porque el
ordenamiento más adecuado para regular las consecuencias del incumplimiento
de las obligaciones es, sin duda, el sustantivo.

(Fuente de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, páginas 67 a 69).

5.4 NULIDAD DEL EMPLAZAMIENTO

Los defectos del emplazamiento, debido a las graves consecuencias que


acarrea, constituye una de las violaciones procesales de mayor magnitud, por ello,
el que se realiza sin cumplir los requisitos analizados debe ser declarado nulo, ya
36

que la falta de alguna de sus formalidades esenciales trae como consecuencia


que el demandado quede sin defensa. Es importante destacar que la nulidad de
actuaciones por defectos del emplazamiento:

 Se considera de previo y especial pronunciamiento, por lo tanto, suspende el


procedimiento en lo principal hasta que se determina la invalidez del mismo,
en su caso.
 Puede hacerse valer en cualquier momento, incluso ante el tribunal de
apelación. Cabe indicar que antes de que el juez haga la declaración de
rebeldía por no contestarse la demanda, debe revisar el emplazamiento y si
encuentra que no se hizo debidamente, debe ordenar su reposición y hacer
el hecho del conocimiento del Consejo de la Judicatura para que imponga
una corrección disciplinaria al notificador, cuando resulte responsable.
 No se convalida por el lapso, aunque la parte demandada se hubiere hecho
conocedora de una actuación posterior.
 Es de orden público, por lo que los jueces están obligados a investigar de
oficio si se efectuó debidamente.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 68 y 69).

UNIDAD 6
PARTICIPACIÓN ACTIVA DEL DEMANDADO

6.1 ALLANAMIENTO

Es una forma de dar por terminado un procedimiento judicial sin que se


inicie el proceso y, por lo tanto, in que el tribunal ejerza su facultad jurisdiccional,
debido a la inexistencia de controversia entre las partes, resultado de la
conformidad de una con las pretensiones de la otra. Esto trae como consecuencia
que, sin mayor trámite, el juzgador emita resolución en la que apruebe tal decisión.

El allanamiento puede ser otorgado por:

 El demandado, cuando se conforma con las pretensiones del acto,


contenidas en la demanda.
 El actor, cuando manifiesta su conformidad con la contestación de la
demanda.

En ambos casos el Juez, sin realizar ningún otro trámite, citará a las partes
para oír sentencia y solo cuando se trata de juicio de divorcio será necesario que,
previamente, se ratifique el escrito de allanamiento. El allanamiento judicial
expreso que afecta a toda la demanda, obliga al juez para que en su sentencia
reduzca las costas y otorgue al deudor un plazo de gracia para el cumplimiento,
37

siempre que se haya efectuado el secuestro de bienes para garantizar el pago del
adeudo.

(Fuente de consulta Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 71).

6.2 CONFESIÓN DE LA DEMANDA

Surge cuando, una vez transcurrido el plazo concedido para contestar la


demanda, el demandado no lo hace. En este caso, el juez debe hacer la
declaración de rebeldía, sin que medie petición de parte, lo que trae como
consecuencia que se presuman confesados los hechos de la demanda. Sin
embargo, se tiene por contestada la demanda en sentido negativo, solamente
cuando se trata de los siguientes asuntos:

 Que afecten las relaciones familiares.


 Del estado civil de las personas.
 Juicios en los cuales el emplazamiento se realizó por medio de edictos.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 71 y 72).

6.3 OPOSICIÓN DE DEFENSAS Y EXCEPCIONES

Son los medios que tiene el demandado para oponerse a las pretensiones
del actor, ya sea que éstas afecten la validez de la relación procesal o contradigan
las afirmaciones del actor, procurando con ello un pronunciamiento favorable en
cuanto a la forma o el fondo del asunto. Se debe tener en cuenta que aunque en la
práctica se equiparan, la excepción y la defensa no son sinónimos, ya que en la
excepción no se discute la certeza de los hechos o el derecho manifestado por el
actor, no obstante, al demandado le asiste alguna disposición jurídica que los hace
ineficaces (por ejemplo, la compensación, la prescripción); y en la defensa, se
discute la veracidad de los hechos o el derecho invocado por la contraparte.

Tanto las excepciones como la defensa deben:

 Hacerse valer en el escrito de contestación a la demanda (a excepción la de


incompetencia por inhibitoria en jurisdicción y las consideradas como
supervivientes).
 Resolverse en el momento de dictar sentencia (a menos de que se trate de
excepciones procesales), y
 Dar vista a la parte atora por el término de tres días, para que manifieste lo
que a su derecho convenga debiendo observarse las particularidades para
las excepciones consideradas como procesales y las supervenientes, las
cuales se analizan posteriormente.
38

Las excepciones y defensas son muy variadas y para efectos de estudio


podemos dividirlas en procesales, perentorias y supervenientes.

a) Procesales. Son las que se refieren a cuestiones de procedimiento y


que, por lo tanto, no atacan el fondo del asunto. Son las únicas que se resuelven
en los inicios del juicio, dentro de la Audiencia previa de conciliación y excepciones
procesales. Salvo la de incompetencia, que tiene una tramitación especial y en
caso de que sean subsanables por el interesado, le juez debe indicar con claridad
y precisión en que forma deberá hacerlo y otorgarle un plazo de tres a treinta días
para realizarlo, en la inteligencia de que en caso contrario, se sobreseerá el juicio
condenando al promovente al pago de los gastos y costas causados.

Conforme al Código Adjetivo Civil para el Distrito Federal, son:

 La incompetencia.
 La litispendencia.
 La conexidad de la causa.
 La falta de personalidad.
 La falta de capacidad.
 La falta de cumplimiento de plazo o condición a la que se sujetó la obligación.
 El orden.
 La excusión.
 La improcedencia de la vía.
 La cosa juzgada.
 Las demás a las que las leyes den este carácter.

Sus características son las siguientes:

 Deben hacerse valer al contestar la demanda.


 En ningún caso suspenderán el procedimiento.
 Con ella se da vista a la contraria por el término de tres días para que
manifiesten lo que a su derecho convenga.
 Al hacerse valer y al desahogar la vista deben ofrecerse pruebas, fijando los
puntos sobre los que versen y en el entendido que solo se admite la prueba
documental, salvo la excepción de falta de personalidad en donde también se
permite la pericial y en las excepciones de litispendencia y conexidad, en
donde también se autoriza la inspección de autos.
 En los juicios de arrendamiento inmobiliario solo son admisibles como prueba
de las excepciones de litispendencia, conexidad y cosa juzgada, las copias
selladas de la demanda, de la contestación o la cédula del emplazamiento
primeramente realizado y tratándose de las dos primeras excepciones la
copia certificada de la sentencia de segunda instancia del juez de primer
grado y del auto que la declaró ejecutoriada y en caso de que dichas copias
legaren a juicio por posterioridad a la audiencia previa de conciliación y de
excepciones procesales, las mismas se resolverán incidentalmente.
39

 Una vez admitidas las pruebas se ordena prepararlas, si su naturaleza así lo


amerite.
 Deben resolverse en la audiencia previa de conciliación y de excepciones
procesales, salvo la de incompetencia, que tiene una tramitación especial.
Esta audiencia no puede diferirse bajo ningún supuesto y una vez
desahogadas las pruebas, se oirán los alegatos de las partes y en el mismo
acto se dictará la sentencia interlocutoria correspondiente, sin que el tribunal
pueda aplazar tal determinación.

Por último, cabe indicar que las consecuencias de declarar procedentes


dicha excepciones son:

 La litispendencia, sobresee el segundo juicio.


 La conexidad, acumula los autos para que se resuelvan en una sola
sentencia.
 La falta de personalidad del actor (o del demandado), obliga al tribunal a
conceder un plazo no mayor de diez para que se subsane el error, ya que en
caso de no hacerlo, si se refiere al actor se sobreseerá el juicio
devolviéndole los documentos y si es del demandado, se continuará el juicio
en su rebeldía.
 La falta de capacidad del actor, sobresee el juicio.
 La falta del cumplimiento del plazo o de la condición a que está sujeta la
obligación, el orden, la división y la excusión, dejan a salvo los derechos del
actor para que lo haga valer cuando cambien las circunstancias que afectan
su ejercicio.
 Expuesto lo anterior y debido a su importancia, entremos a estudiar en forma
particular, las siguientes excepciones procesales;

A. De incompetencia. No se puede analizar de oficio; se opone cuando el


demandado considera que el tribunal que conoce del asunto no es competente
para juzgar del asunto. No suspende el procedimiento principal, no se puede
abandonar y puede promover por declinatoria o inhibitoria en jurisdicción sin que
sea posible optar por los dos o emplearlos sucesivamente. Cabe indicar de que en
caso de no promoverse cuestión de competencia, dentro de los términos que a
continuación se señalan, el posible afectado se considerará sometido al juez que
lo emplazó y perderá todo derecho para hacerlo.

Por declinatoria en jurisdicción. El demandado la debe intentar al


momento de contestar la demanda, pidiendo al tribunal que se abstenga en
continuar conociendo el negocio y remita los autos al juez que él considera
competente, ya sea por la materia, la cuantía o el territorio (si cree que el tribunal
debe ser federal o el de otro estado de la República).

En este caso, el tribunal dentro del término de tres días, remitirá copia
certificada de las actuaciones (testimonio) a la Sala del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal a que está adscrito y citará a los interesados para que
40

comparezcan ante él. Una vez recibido el testimonio, la superioridad lo pondrá a la


vista de las partes para que dentro del término de tres días aleguen lo que a su
interés convenga y en su caso, ofrezcan pruebas. Si las pruebas son admisibles,
así lo decretará el tribunal mandando prepararlas y señalará fecha para la
audiencia indiferible de recepción de pruebas y alegatos, la cual se celebrará
dentro de los diez días siguientes y posteriormente dictará y notificará la
resolución que corresponda, en un término improrrogable de ocho días
comunicándosela de inmediato al juez que conoce del asunto, a las partes, y en
su caso, al juez que estime competente. Si el tribunal es declarado incompetente,
debe remitir los autos (expediente) a quien el superior haya ordenado; se debe
tomar en consideración (si las hubo) y las actuaciones relativas al conflicto
competencial o aquellas que se hubieren decretado de oficio se tendrán como
presentadas y se declarará nulo todo lo actuado con posterioridad a menos que se
trate de:

 Incompetencia por razón del territorio, si las partes convienen en que las
actuaciones posteriores se consideren válidas.
 Incompetencia sobre venida, es decir, que surja con posterioridad a la fecha
en que se llevaron a cabo las actuaciones.

Si se declara improcedente la declinatoria y se comprueba que el que la


opuso la promovió para alargar o dilatar el procedimiento, se le condenará a pagar
en beneficio del colitigante, una sanción pecuniaria hasta de sesenta días de
Salario Mínimo General Vigente en el Distrito Federal.

Por inhibitoria en jurisdicción. Es poco usada y es la única excepción que


no se interpone en el escrito de contestación a la demanda, ya que se intenta ante
el juez que el demandado considera competente (dentro del término de nueve días
contados a partir del adía siguiente a que fue emplazado), pidiéndole que dirija
oficio al tribunal que lo emplazó, para que remita a su superior copia certificada
(testimonio) de sus actuaciones, a efecto de que éste decida la cuestión de
competencia. En caso de que el juez a quien se le propone la inhibitoria lo
considere conveniente, girará el oficio hincado y remitirá sus autos originales al
superior del otro tribunal. Cuando el juez requerido recibe oficio inhibitorio, debe
remitir, dentro de los tres días siguientes, las mencionadas copias certificadas de
las actuaciones (testimonio) a la Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal a que está adscrito, manifestando (si lo desea) las razones por las que, en
su caso, sostiene su competencia y citando a las partes para que comparezcan
ante él. Recibidos ambos autos, el superior los pondrá a la vista de las partes para
que aleguen lo que a su derecho convenga y ofrezcan pruebas, y en caso de
admitirlas señalará día y hora para una audiencia indiferible de pruebas y
alegatos, dentro de los diez días siguientes, posteriormente, dictará y notificará la
resolución que corresponda dentro de un término improrrogable de ocho días.
Decidida la controversia de competencia, la Sala debe comunicar su resolución a
los jueces contendientes.
41

B. De litispendencia. Procede cuanto otro tribunal está conociendo del


mismo negocio, en el que por tanto, existe identidad de partes, de acciones
deducidas y e objetos reclamados, siempre que los contendientes litiguen con el
mismo carácter. Tiene como finalidad evitar que se juzgue dos veces la misma
causa con el peligro, además, de que se emitan sentencias contradictorias. Al
oponerse, se debe indicar en que juzgado se tramita el primer juicio y
acompañarse copia autorizada de las constancias que tenga en su poder o
solicitar la inspección de autos y en este último supuesto, la inspección debe
practicarse por el secretario de acuerdos dentro del plazo de tres días, ya que en
caso contrario se le impondrá una multa equivalente al importe de cinco días, de
salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, se remitirán los autos al
juzgado que primero conoció del asunto (previno el negocio por haber emplazado
con anterioridad al demandado). En caso de que el primer juicio no se tramite e el
Distrito Federal sino en otra jurisdicción, se deberá acreditar su existencia con
copias autorizadas o certificadas de la demanda y contestación, formuladas con el
juicio anterior, las cuales puede exhibir hasta antes de la audiencia previa de
conciliación y de excepciones procesales, y en caso de ser declarada procedente
tal litispendencia, se sobreseerá el segundo procedimiento.

Por último, cabe indicar que en los juicios de arrendamiento inmobiliario


solo serán admisibles como prueba de esta excepción, las copias selladas de la
demanda, de la contestación o de las cédulas del emplazamiento primeramente
practicado.

C. De conexidad. Tiene por objeto la remisión de los autos (expediente) al


juez que previno (el que primero emplazó) en el conocimiento del asunto, si ambos
juicios se consideran conexos y si los tribunales son competentes dentro del
Distrito Federal. Hay conexidad cuando existe:

 Identidad de personas y acciones, aunque las cosas sean distintas;


 Identidad de las personas y cosas, aunque las acciones sean distintas;
 Acciones que provengan de una misma causa, aunque sean diversas las
personas y las cosas, e
 Identidad de acciones y de cosas, aunque las personas sean distintas.

Al oponerse la excepción de conexidad se debe señalar el juzgado donde


se tramita el juicio conexo y exhibir la copia autorizada de las constancias que
tengan en su poder o solicitar la inspección de autos conexos, la cual deberá
practicarse por el secretario de acuerdos del plazo de tres días, en el entendido de
que en caso de no hacerla dentro del mismo se le impondrá una multa equivalente
al importe de cinco días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal. Si
se declara procedente, se mandará acumular los autos al juicio más antiguo (al
que previno en el conocimiento del negocio por haber emplazado primero al
demandado), ventilándose de manera conjunta y resolviéndose en una misma
sentencia. Cabe señalar que en los juicios de arrendamiento inmobiliario
solamente se admiten como pruebas de esta excepción, las copias selladas de la
42

demanda de la contestación o de la cédula de emplazamiento primeramente


practicada.

Es importante destacar que esta excepción no procede cuando:

 Los pleitos se encuentran en diferentes instancias.


 Los juzgados que conocen la causa conexa pertenecen a otra entidad
federativa o algún país extranjero, ya que en este caso, debido a la
autonomía de los primeros y a la soberanía de los segundos, no se les puede
obligar a que conozcan o dejen de conocer de una controversia; se origina
entonces un conflicto o convergencia de jurisdicciones, cuyo estudio
corresponde al Derecho internacional privado.

D. De cosa juzgada. Existe cosa juzgada cuando la sentencia dictada en


una juicio ha causado ejecutoria, es decir, ha adquirido firmeza y no puede ser
modificada por ningún recurso ordinario. Si ya existe una sentencia dictada por
algún tribunal del país alguna de las partes intenta un nuevo juicio sobre la causa
que ha quedado resuelta, el demandado puede oponer esta excepción, para que
quede sin efecto el segundo proceso.

Debe tramitarse incidentalmente, dando vista a la contraria por el término


de tres días y al oponerse se deben ofrecer pruebas, teniendo que resolverse en
la audiencia previa de conciliación y de excepciones procesales. Al oponerla o
antes de dicha audiencia se debe exhibir copia certificada de la sentencia y del
auto que la haya declarado ejecutoriada y el tribunal podrá ordenar, si lo considera
necesario y sea posible practicarse dentro del Distrito Federal, la inspección de los
autos en que se derive tal excepción.

Por último, cabe indicar que en los juicios de arrendamiento inmobiliario


solamente se admitirá como prueba la copia certificada en la sentencia de
segunda instancia o la del juez de primer grado y del auto que la declaró.

 Perentorias. Son aquellas que tienden a atacar el fondo del asunto ya sean
cuestiones de hecho o de derecho. Cabe indicar que si las cuestiones
controvertidas fueren puramente de derecho y no de hecho, se citará a las
partes a la audiencia de alegatos (los cuales podrán ser escritos) y
posteriormente, se dictará sentencia. En caso contrario, el procedimiento
seguirá normalmente su curso. En la etapa probatoria el demandado debe
acreditar la procedencia de sus excepciones de hecho, a efecto de que sena
valoradas y decididas en la sentencia definitiva.
 Supervenientes. Son aquellas que no conocía el demandado al momento de
contestar su demanda y que pueden hacerse valer hasta antes de que se
dicte sentencia, siempre que se haga dentro del tercer día a partir de que se
tiene el conocimiento de la misma. Se tramitan incidentalmente y se deben
resolver en la sentencia definitiva.
43

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 75 a 82).

6.4 LA RECONVENCIÓN

 Es el acto procesal en virtud del cual la parte demandada (actora


reconvencional), en su escrito de contestación a la demanda, ejercita acción
en contra de la parte actora en lo principal (demando reconvencional),
exigiéndole pretensiones que le son propia, que tienen relación con el objeto
del debate iniciado y que se ventilan en la vía elegida por su contraparte, a
efecto de que sean analizadas en el proceso y resueltas en la sentencia
(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal
Civil, Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 84 a 87).
 Es la oportunidad para el demandado de plantear una nueva pretensión suya
en el proceso en contra del actor inicial (Fuente de consulta: Cipriano Gómez
Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición, Editorial Trillas, México, 1999,
página 59).

6.5 LA DEMANDA RECONVENCIONAL

La reconvención no es una defensa o excepción, sino el planteamiento de


un nuevo juicio que la instancia del demandado y por economía procesal, se
ventila dentro de un solo, siempre que satisfaga los requisitos siguientes:

 Se interponga en el momento de dar contestación a la demanda.


 Las pretensiones sean conexas a las del actor en lo principal, derivándose de
una misma causa y existiendo identidad departes (el demandado
reconvencional necesariamente tiene que ser el actor en lo principal).
 No importa la materia de las pretensiones planteadas y su cuantía debe
encontrarse dentro de la competencia del tribunal que conoce del juicio
principal, en el entendido de que si es menor seguirá conociendo, pero no a
la inversa.
 La vía en la que el actor reconvencional debe plantar sus pretensiones sea la
misma que sigue el juicio en lo principal.
 Satisfaga los requisitos exigidos para toda la demanda, siempre que le sean
aplicables y que son los siguientes:
 Nombre y apellidos del actor reconvencional. Se debe recordar que solo
puede iniciarlo quien tiene interés en que la autoridad judicial declare,
constituya un derecho o imponga una condena, y que se puede
promover por propio derecho o por medio de sus representantes o
apoderados.
 Domicilio para oír notificaciones, el cual debe indicarse desde el
momento de dar contestación a la demanda, puesto que conforme a la
ley, las partes deben señalarlo en su primer escrito, y tiene que estar
ubicado dentro del lugar del juicio, es decir, en el Distrito Federal, ya que
44

en caso contrario, las siguientes notificaciones, incluso las de carácter


personal, le surtirán efecto por Boletín Judicial.
 Personas autorizadas para oír notificaciones y recibir documentos y
valores, lo cual puede hacerse desde el momento de dar contestación a
la demanda, en alguna de las formas señaladas cuando a ella nos
referimos.
 Nombre del demando reconvencional, el cual debe ser el actor en lo
principal.
 Clase de acción. La acción procede en juicio aunque no se exprese su
nombre, con tal de que se determine con claridad la clase de prestación
que exija y su título o causa.
 Objeto u objetos que se reclamen, con sus accesorios.
 Hechos en los que el actor reconvencional funda su petición, numerados
y narrados con claridad y precisión, para que el demandado
reconvencional pueda preparar su contestación, indicando los
documentos públicos o privados que tengan relación con cada hecho,
señalando si los tiene o no a su disposición, acompañando los que
obren en su poder y proporcionando los nombres y domicilios de los
testigos que los hayan presenciado.
 Fundamentos de derecho, procurando citar los preceptos legales y
principios jurídicos aplicables, además de transcribir las tesis
jurisprudenciales existentes.
 La firma del actor o de su representante legítimo, y si supiere o pudiere
firmar, pondrá su huella digital firmando otra persona a su nombre y
ruego, indicado tal circunstancia.
 Estampando la firma del abogado que asesora al interesado (de
preferencia), a efecto de que acredite plenamente su intervención para
el caso de condenación en costas.

Se debe acompañar necesariamente:

 Poder notarial (o copia certificada) con el que acredite su personalidad, del


que comparece a nombre de otro, o los documentos con que acredite el
carácter con que se ostenta (si promueve como representante legal de
alguna persona, corporación o si el derecho que reclama ha sido transmitido
por otro).
 Documento notarial (o copia certificada) con el que se acredite tener la
representación legal de una persona jurídica, si actúa en su nombre.
 Copia simple del escrito de demanda reconvencional y de los documentos
anexos, para correr traslado a la contraparte y para integrar el duplicado del
expediente tal como ha quedado analizado al hablar del llamado expediente
de constancias. Las copias pueden ser fotostáticas (es lo más común) o
elaboradas por cualquier otro medio, siempre que sean legibles.
 Documentos en que la parte reconvencionista funde su acción y todos los
que obren en su poder y que pretendan servir como prueba. Si no los tiene a
su disposición, debe acreditar que ha solicitado su expedición con la copia
45

simple sellada del archivo o lugar donde se encuentran los originales. Se


entiende que el actor reconvencional tiene a su disposición documentos, si
los originales existen en el protocolo o archivo público del que se puedan
obtener copias autorizadas y exista la obligación de expedírselos. Si la actora
reconvencional no puede presentar los documentos en que funda su acción,
debe declarar, bajo protesta de decir verdad, la causa, y si el juez lo estima
procedente, ordenará al responsable su expedición, para que se lo entregue
al interesado a su costa, apercibiéndolo con la imposición de alguna medida
de apremio para el caso de desacato. Es importante destacar que salvo
disposición legal en contrario o pruebas supervenientes, si no se cumple con
estos requisitos, no se recibirán los documentos en la etapa probatoria.

Por último, cabe indicar que en la reconvención se puede solicitar, sin que
sea exigencia para su procedencia:

 La aplicación de medidas cautelares o providencias precautorias, a efecto de


asegurar los bienes del demandado reconvencional, si existe el temor
fundado de que los oculte o dilapide (embargo precautorio), o de que éste se
ausente del lugar del juicio sin dejar representante debidamente instruido y
expensado para responder de las resultas (arraigo de personas).
 La anotación preventiva de la demanda reconvencional en el Registro
Público de la propiedad y del Comercio del Distrito Federal, si ésta se refiere
a controversias relativas a la propiedad de bienes inmuebles, siempre que el
actor otorgue fianza suficiente (al arbitrio del juez) para responder de los
daños y perjuicios que se pudieren ocasionar al demandado reconvencional.

Una vez admitida la reconvención, con las copias simples exhibidas se


debe correr traslado al actor en lo principal para que pueda hacer uso de su
derecho a contestarla y oponer sus defensas y excepciones dentro de un término
de seis días. Con posterioridad, todas las etapas del juicio se unifican tanto para la
acción principal como para la reconvencional.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 84 a 87).

6.6 REQUISITOS DE LA RECONVENCIÓN

En cuanto al tiempo, la reconvención deberá proponerse al contestar la


demanda y no podrá plantearse en ningún momento posterior, según lo establece
el párrafo tercero del artículo 260 del Código Procesal Civil. Si no se presenta la
reconvención al contestarse la demanda, entonces precluirá el derecho de
hacerlo. En cuanto a la forma de proponerla, ésta deberá cumplir con los mismos
requisitos de forma que para la demanda señala el artículo 255 del código. Pero
también es requisito el de que el texto de la reconvención se proponga después
del texto de la contestación a la demanda. En otras palabras, el demandado
primero deberá responder a la demanda y después podrá pasar a proponer su
46

reconvención. Este requisito obedece a razones lógicas. Antes de reconvenir, es


decir, antes a las pretensiones del actor. Aquí conviene hacer dos aclaraciones:
una, el actor inicial reconvenido tiene un plazo de seis días para contestar la
demanda; y otra, no debe confundirse la reconvención ni la contestación a la
reconvención con los anteriores actos o escritos de réplica y duplica.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 61).

UNIDAD 7
LA REBELDÍA
7.1 CONCEPTO

 Es el acto procesal por medio el cual el juez sanciona a la parte que se ha


abstenido de realizar alguna actuación procesal a su cargo, a efecto de
continuar el proceso hasta su desenlace (Fuente de consulta: Francisco
José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil, Volumen I, Editorial Oxford,
México, 2000, página 90).
 Es la posición en que se coloca el demandado que emplazado en legal
forma no comparece a contestar la demanda, o que después de liberarse
de esta carga deja de actuar, y aquella que el demandante adopta cuando
se retira voluntariamente del proceso que él ha provocado (Fuente de
consulta: Rafael de Pina, Rafael de Pina Vara, Diccionario de Derecho, 13ª
edición, Editorial Porrúa, México, 2001, página 431).

7.2 LA DECLARACIÓN DE REBELDÍA. SUS EFECTOS

Una vez transcurrido el plazo de nueve días hábiles contados a partir del
día siguiente al del emplazamiento, sin que el demando haya dado contestación a
la demanda, el juez procederá a hacer la declaración de rebeldía sin que medie
petición de parte, para lo cual debe examinar escrupulosamente y bajo su más
estricta responsabilidad si el emplazamiento fue hecho en forma legal, ya que en
el caso contrario mandará reponerlo, imponiendo una corrección disciplinaria al
notificador, si resulta responsable.

Conforme a la ley adjetiva civil del Distrito Federal, los efectos de la


declaración de rebeldía son las siguientes:

a) Sanciones al litigante rebelde. Los efectos de la declaración de


rebeldía, en perjuicio a l demandado son los que se detallan a continuación:

 Tener por confesados los hechos de la demanda, a menos de que se trate de


asuntos que afecten las relaciones familiares, el estado civil de las personas
y en emplazamientos realizados por edictos.
47

 No se volverá a realizar diligencia alguna en búsqueda del demandado y


todas las resoluciones que de ahí en adelante recaigan en el pleito y cuantas
citaciones deban hacérsele le surtirán efecto por el Boletín Judicial.
 Si la parte actora lo pide, se podrá ordenar el embargo de bienes propiedad
del demandado que sean suficientes para garantizar las resultas del juicio;
esta medida continúa hasta la conclusión del proceso.

b) Derechos del litigante rebelde. No obstante que el demandado no haya


dado contestación a la demanda, tiene los siguientes derechos:

 Ser admitido como parte cualquiera que sea el estado del pleito, sin que
pueda retrocederse el procedimiento.
 Ofrecer pruebas sobre excepciones procesales hasta en segunda instancia,
si incidentalmente acredita que había estado impedido para comparecer en
juicio, por una fuerza mayor no interrumpida.
 Pedir que se levante el embargo trabado sobre sus bienes, si justifica no
haber podido comparecer a juicio por una fuerza mayor insuperable.
 Interponer el recurso de apelación en contra de la sentencia, en los términos
prevenidos para ésta.
 Interponer el recurso de apelación extraordinaria, dentro de los tres meses
que signa al día de la notificación de la sentencia, cuando el emplazamiento
hubiere sido defectuoso, realizado por edictos o si el juicio se tramitó ante un
juez incompetente, sin que la jurisdicción sea prorrogable, a menos que se
haya hecho expresamente sabedor del juicio.
 No se ejecutará la sentencia dictada en su contra hasta después de los tres
meses siguientes a su última publicación, si el emplazamiento se realizó por
edictos y excepto cuando el actor otorga fianza.

(Fuentes de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 91 y 92).

7.3 EXCEPCIONES A LA REGLA GENERAL

A este respecto, el maestro Cipriano Gómez Lara nos manifiesta que la


rebeldía total a cargo del actor tiene la excepción de no ser total en el sentido
estricto, toda vez que por lo menos esta parte ha realizado un acto procesal, que
es el de proponer la demanda.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1999, página 89).

7.4 SANCIONES AL LITIGANTE REBELDE

Nuestro sistema procesal establece que, una vez que se constituya en


rebeldía un litigante, se van a producir varias consecuencias que se podrían
enumerar así: a) No se volverá a practicar diligencia alguna en su busca y las
48

siguientes notificaciones se le harán exclusivamente a través del Boletín Judicial;


b) No se producirá la confesión ficta de los hechos de la demanda, excepto en
asuntos de relaciones familiares y del estado civil de las personas; c) Se seguirá el
juicio de ahí en adelante mediante las reglas especiales del llamado juicio en
rebeldía; d) Se podrá ordenar, si así lo solicitare la parte contraria, la retención de
los bienes muebles y el embargo de los bienes inmuebles de deudor.

La declaración de rebeldía la hará el juez sin necesidad de petición expresa


de la parte contraria y solo deberá examinar, escrupulosamente y bajo su más
estricta responsabilidad, si las notificaciones al demandado se hicieron en forma
legal. Si el juez encuentra que el emplazamiento no se hizo correctamente, podrá
mandarlo reponer, con lo que se da, en este aspecto, lo que se denomina el
saneamiento procesal, o sea, la posibilidad de que el propio órgano jurisdiccional
pueda corregir o enmendar diligencias o actuaciones judiciales que presenten
algún defecto o irregularidad.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 63 y 64).

7.5 DERECHOS DEL LITIGANTE REBELDE.

No obstante que el demandado no haya dado contestación a la demanda,


tiene los siguientes derechos:

 Ser admitido como parte cualquiera que sea el estado del pleito, sin que
puede retrocederse el procedimiento.
 Ofrecer pruebas sobre excepciones hasta en segunda instancia, si
incidentalmente acredita que había estado impedido para comparecer en
juicio, por una fuerza mayor no interrumpida.
 Interponer el recurso de apelación en contra de la sentencia, en os términos
prevenidos para ésta.
 Interponer el recurso de apelación extraordinaria, dentro de los tres meses
siguientes al día de la notificación de la sentencia, cuando el emplazamiento
hubiere sido defectuoso, realizado por edictos o si el juicio se tramitó ante un
juez incompetente, sin que la jurisdicción sea prorrogable, a menos que se
haya hecho expresamente sabedor del juicio.
 No se ejecutará la sentencia dictada en su contra hasta después de los tres
meses siguientes a su última publicación, si el emplazamiento se realizó por
edictos y excepto cuando el actor otorga fianza.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Tomo 1, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 91 y 92).

UNIDAD 8
FASE PROBATORIA
49

8.1 LA PRUEBA. CONCEPTO

En sentido estricto, el maestro José Ovalle Favela la define como “la


obtención del cercioramiento judicial acerca de los hechos indispensables para la
resolución del conflicto sometido a proceso”. Sin embargo, la palabra prueba tiene
varios significados y se utiliza como:

 Periodo del proceso. Cuando hablamos de que “se abre el juicio a prueba”
nos referimos a la fase del proceso (etapa probatoria) dentro del cual las
partes tienen que portar los elementos que consideren necesarios para
acreditar la certeza de sus aseveraciones.
 Instrumento probatorio, al significar a los mecanismos a través de los cuales
las partes tratan de acreditar ante el juzgador la veracidad de sus
afirmaciones (medio probatorios). Los códigos procesales nacionales y entre
ellos el del Distrito Federal, regulan de manera enunciativa y no limitativa la
prueba confesional, la testimonial, la pericial, la instrumental, la de inspección
judicial, etc.
 Resultado del instrumento probatorio, para indicar si el mecanismo de prueba
elegido es el adecuado para acreditar la verdad de ese hecho (idoneidad de
la prueba); por ello, señalamos que el instrumento “hace prueba plena” o si
“no hace prueba plena”.
 Actividad de probar, al referirnos a que parte tiene la obligación y respecto a
cuales hachos debe acreditar su veracidad (carga de la prueba). Por lo
mismo, se habla de si el actor tiene la carga de la prueba o al demandado le
corresponde la carga de la prueba.
 Resultado de la actividad de probar. Debido a que el titular del órgano
jurisdiccional tiene la obligación de analizar, en su sentencia, si los
instrumentos probatorios elegidos por las partes fueron suficientes para
acreditar su dicho, se habla de si el actor probó su acción o si el demando lo
hizo respecto de sus excepciones y defensas (valoración de la prueba).

Conforme a lo anterior y englobando todas sus manifestaciones, podemos


definir a la prueba en sentido amplio, como la fase del proceso (etapa probatoria)
en la que las partes, utilizando los instrumentos permitidos por la ley (medios de
prueba) y que consideran idóneos (idoneidad de la prueba), tratan de acredita ante
el juzgador la certeza de sus pretensiones (carga de la prueba), a efecto de que
los analice en su sentencia (valoración de la prueba) y esté en aptitud de resolver
la controversia con fuerza vinculativa par alas partes.

Otra noción conceptual es la que nos dice que la prueba es la actividad


procesal encaminada a la demostración de la existencia de un hecho o acto de su
inexistencia.// Resultado de la actividad de referencia cuando ha sido eficaz. V.
Apertura de la prueba. V. Aseguramiento de la prueba. V. Carga de la prueba. V.
Inversión de la prueba. V. Objeto de la prueba. V. Principio de prueba. V.
Recibimiento a prueba. V. Término probatorio. V. Término supletorio de prueba.
50

La palabra prueba corresponde a la acción de probar. A su vez, la expresión


probar deriva del latín probare que, en el significado forense se refiere a justificar
la veracidad de los hechos en que se funda un derecho de alguna de las partes en
un proceso. Por tanto, prueba es la justificación de la veracidad de los hechos en
que se fundan las pretensiones y los derechos de las partes en un proceso
instaurado ante un órgano que desempañará una función jurisdiccional desde el
punto de vista material. A través de la prueba se pretende la demostración de algo,
la comprobación de la veracidad de lo sostenido.

(Fuentes de consulta: Rafael de Pina, Rafael de Pina Vara, Diccionario de


Derecho, 13ª edición, Editorial Porrúa, México, 2001, página 424 y, Carlos Arellano
García, Derecho Procesal Civil, 7ª edición, Editorial Porrúa, México, 2000, página
220).

8.2 EL DERECHO PROBATORIO

Es el conjunto de normas jurídicas relativas a la prueba, o el conjunto de


normas jurídicas que reglamentan los procedimientos de verificación de
afirmaciones sobre hechos o sobre cuestiones de derecho.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 72).

8.3 CONCEPTO DE PRUEBA PROCESAL

El vocablo prueba presenta diversas acepciones. Una es la etimológica y,


desde este punto de vista, prueba significa acción y efecto de probar, pero ésta no
sirve de mucho para resolver la cuestión del concepto de la prueba, desde el
punto de vista jurídico-procesal. Veamos otros sentidos, otras acepciones que
tiene este mismo vocablo. Se entiende por prueba, en una primera acepción los
diversos medios probatorios, o sea, en ese sentido prueba es el conjunto de
instrumentos por los cuales se persigue dar al juzgador el cercioramiento sobre
las cuestiones controvertidas. Prueba designa al procedimiento probatorio, es
decir, designa el desarrollo formal de la fase probatoria del proceso. Expresa a la
actividad de probar, esto es, al hacer prueba, al conjunto de actos de pruebas, al
conjunto de actos de probar. Se ha entendido el resultado producido o resultante
de los medios de prueba ofrecidos y desahogados en el proceso. La razón,
motivo o argumento que hacen tener por verificado o verificarse las afirmaciones o
las negaciones que e ha introducido en el proceso. Prueba, en sentido estricto es
la obtención del cercioramiento judicial acerca de los hechos indispensables para
la resolución del conflicto sometido a prueba; el sentido amplio comprende todas
las actividades procésales que se realizan a fin de objeten dicho cercioramiento
con independencia de que éste se obtenga o no.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 72 y 73).
51

8.4 PRINCIPIOS RECTORES DE LA PRUEBA PROCESAL

Bajo el rubro de principios generales relativos a la prueba, expone las


siguientes ideas: el juez no debe juzgar por el conocimiento extraprocesal que
tenga de los hechos controvertidos, sino por el que se desprende de los autos; las
pruebas deben ser producidas por las partes aunque en algunos casos la ley da
facultades al juez para producirlas; solo los hechos están sujetos a prueba, el
derecho solo cuando sea extranjero; las pruebas deberán rendirse en debate
contradictorio. Además, no deberán admitirse las pruebas impertinentes, las
contrarias al derecho, las inmorales, las que se refieren a hechos imposibles o
notorios, las que conciernen a hechos cuya existencia o inexistencia no está
controvertida en el juicio y las contrarias a la dignidad del hombre o al respeto que
merece la persona humana, así como aquéllas sobre las cuales haya cosa
juzgada.

Todas las pruebas para su eficacia deben ser documentadas, excepto la de


presunciones.

Las leyes que determinan cuales son los medios de prueba y su valor
probatorio pertenecen al derecho sustantivo. Las que fijan los procedimientos
según los cuales deben rendirse, al procesal.

Las leyes relativas a la prueba son de orden público y no pueden ser


derogadas por los particulares.

El jurista José Ovalle Favela, con un criterio mucho más riguroso y


sistemático enuncia los siguientes principios:

a) Principio de la necesidad de la prueba.


b) Principio de la prohibición de aplicar el conocimiento privado del juez sobre
los hechos.
c) Principio de la adquisición de la prueba.
d) Principio de igualdad de oportunidades para la prueba.
e) Principio de publicidad de la prueba.
f) Principios de la inmediación y de la dirección del juez en la producción de
prueba.

Al explicar estos principios, el autor citado expone, en cuanto al relativo a


necesidad de la prueba, que los hechos sobre los cuales deba fundarse la
decisión judicial necesitan ser demostrados por las pruebas aportadas por las
partes o por el propio juez; en cuanto al segundo principio de la prohibición de
aplicar el conocimiento privado del juez, el problema ha sido ampliamente
debatido en la doctrina y hay posiciones de signo contrario en lo que se refiere a la
significación de dicho conocimiento, por lo que atañe al principio de adquisición,
una vez realizada la prueba, ésta ya no pertenece a quien la realiza o aporta, sino
que es propia del proceso; en cuanto a la igualdad de oportunidades, dicha
52

igualdad significa que las partes dispongan de las mismas oportunidades para
presentar o pedir la práctica de pruebas y constituye, en nuestra opinión solo una
aplicación del principio desigualdad de las partes, que debe seguir, a lo largo de
todo el proceso, para la etapa de la prueba.

La publicidad de la prueba implica la posibilidad de que las partes y terceras


personas puedan reconstruir las motivaciones que determinaron la decisión, en
otras palabras, que el examen y las conclusiones del juez sobre la prueba deban
ser conocidas por las partes y estar al alcance de cualquier persona que se
interese en ello. Finalmente, los principios de la inmediación y de la dirección del
juez, en la producción de prueba denotan que éste debe ser quien dirija, de
manera personal, sin mediación de nadie, la producción de la prueba.

Esto, desde luego, implica variaciones en cuanto a que el proceso tenga


tendencia hacia la escritura o hacia la oralidad, y es obvio que en este último, tales
principios de inmediación y de dirección del juez en la prueba se cumplirán más
cabalmente.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 73 a 75).

8.5 DIVERSOS CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DE LAS PRUEBAS

También Pallares enuncia diversos criterios de clasificación de los medios


de prueba, en los siguientes términos:

 Directas o inmediatas. Producen el conocimiento del hecho sin intermediario.


 Reales. Consisten en cosas, y son contrarias a las personales, producidas
por actividades de las personas.
 Originales y derivadas. Este es un mero criterio de clasificación, en realidad,
de las pruebas documentales y tradicionalmente se ha entendido por original
ya sea matriz o el primer documento que se produce, y como copias, las
derivadas de aquéllos.
 Preconstituidas y por constituir. Las primeras son las que se han formado o
constituido antes del juicio, y las segundas, las que se llevan a cabo durante
el mismo juicio.
 Plenas, semiplenas y por indicios. Esta división está referida al grado de
intensidad de la convicción o fuerza probatoria del medio. Si esta fuerza
probatoria es de máximo grado, se le llamará prueba plena, y por el contrario,
si la prueba por indicios es muy débil, puede llegar a representar una mera
conjetura.
 Nominales o innominadas. Las primeras son las que tienen un nombre y una
reglamentación específica en el texto de la ley. Las segundas, por el
contrario, son las que no están nombradas ni reglamentadas.
 Pertinentes e impertinentes. Las primeras se refieren a hechos controvertidos
y las segundas a hechos no controvertidos.
53

 Idóneas e ineficaces. Las idóneas no solo son las bastantes para probar los
hechos litigiosos, sino las pruebas adecuadas para ello; así, por ejemplo, la
existencia de una enfermedad solamente podrá probarse mediante una
pericial médica, o sea, que ésta será la única prueba idónea para ello. Las
pruebas no idóneas son aquellas no adecuadas para probar determinado tipo
de hechos.
 Útiles o inútiles. Las útiles o necesarias conciernen a hechos controvertidos;
las inútiles, a hechos sobre los que no hay controversia o bien a hechos que
ya están anteriormente probados.
 Concurrentes. Son varias pruebas que convergen a probar determinado
hecho. Opuestas serían las pruebas singulares, que no están asociadas con
otras.
 Inmorales y morales. El autor no las define; las considera explicadas por sí
mismas.
 Históricas y críticas. Son pruebas históricas las que implican la
reconstrucción de los hechos a través de un registro, o del relato que de los
mismos hace alguna persona; por el contrario, las críticas no reproducen el
hecho que se ha de probar, sino que implican un análisis de causas y efectos
y, por lo tanto, alguna deducción o inferencia. Básicamente, éstas son las
pruebas de tipo técnico y científico, entre ellas, las periciales.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 75 y 76).

8.6 MEDIOS PROBATORIOS REGULADOS POR EL CÓDIGO DE


PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL

Son admisibles como medios de prueba todos aquellos elementos que


puedan producir convicción en el ánimo del juzgado acerca de los hechos
controvertidos o dudosos. Sin embargo, el Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal regula expresamente los siguientes:

 La confesional, que es el instrumento probatorio a través del cual una de las


partes en el proceso, en virtud de las preguntas que le articula su contraparte
y que deben satisfacer los requisitos que exige la ley, responde afirmativa o
negativamente a las aseveraciones que sobre hechos propios del absolvente
aduce de ciertos la contraria.
 La testimonial, que es el medio probatorio a través del cual se pretende
acreditar al juzgador la veracidad de los hechos sostenidos por las partes,
valiéndose de la información proporcionada por personas ajenas a juicios que
reúnen las características que marca la ley a las que les constan de manera
directas, la totalidad o parte de los hechos que han sido controvertidos.
 La documental o instrumental, que es el medio probatorio a través del cual
las partes pretenden acreditar la veracidad de sus aseveraciones mediante
textos escritos, que pueden tener el carácter de públicos o privados.
54

 La instrumental científica, que es el medio de prueba a través del cual se


pretende acreditar al juzgador la veracidad de las afirmaciones realizadas,
utilizando mecanismos desarrollados por la ciencia o la técnica que funcionan
mediante procedimientos físicos o químicos y que conservan memoria de
hechos o actos en forma diferente del lenguaje escrito. A manera de ejemplo,
podemos mencionar las fotografías, notas taquigráficas, registros
magnetofónicos y dactiloscópicos, cintas cinematográficas, videocintas, etc.
 La pericial, que es el instrumento probatorio a través del cual las partes
pretenden acreditar al juzgador la verdad de sus afirmaciones de carácter
científico o técnico, mediante la información de personas ajenas al proceso
que poseen conocimientos especializados en la materia controvertida.
 La de reconocimiento o inspección judicial, que es el medio probatorio a
través del cual el tribunal se percata directamente de determinadas
situaciones que son materia de debate, con que la parte oferente pretende
probar la certidumbre de sus aseveraciones.
 La presuncional legal y humana, que es el instrumento a través de cual se
pretende acreditar la veracidad de las afirmaciones formuladas, probando
plenamente un hecho con algún medio de prueba, a efecto de que,
aprovechando la sospecha de verdad establecida por la ley (presunción
legal) o solicitando al juzgador la utilización específica de un razonamiento
lógico jurídico de carácter inductivo (presunción humana), se llegue a la
conjetura de verdad de otro hecho que es desconocido y sin que sea
necesario aprehenderlo intelectualmente de manera directa.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 121 y 122).

UNIDAD 9
LA CARGA DE LA PRUEBA

9.1 LA CARGA DE LA PRUEBA

Necesidad que las partes tienen de probar en el proceso los hechos o actos
en que fundan sus derechos o actos en que fundan sus derechos para eludir el
riesgo de una sentencia desfavorable, en el caso de que no lo hagan. El Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal en sus artículos 281 y 282,
contiene disposiciones precisas sobre la carga de la prueba. Señala como criterio
general, el de que el demandante y el demandado han de probar,
respectivamente, los hechos constitutivos de sus pretensiones; más exactamente,
que la prueba de los hechos corresponde, prescindiendo del carácter que tengan,
a la parte que los alegue. Es decir, que cada una de las partes está en el caso de
probar los hechos que alegue y que a falta de la actividad adecuada a esta carga
procesal supone el riesgo de ver desestimada la pretensión que hayan formado en
la demanda o en la contestación.
55

(Fuente de consulta: Rafael de Pina, Rafael de Pina Vara, Diccionario de Derecho,


13ª edición, Editorial Porrúa, México, 2001, página 144).

9.2 DISTRIBUCIÓN DE LA CARGA DE LA PRUEBA

Como ya sabemos, es necesario aportarle al juzgador material informativo


para que resuelva la controversia. Ahora bien, si hay esta necesidad ¿a quién
corresponde realizar la actividad probatoria?, ¿Si es necesario que haya material
informativo, quién va a ser el encargado de allegarlo al juzgador? Frente a este
problema, la doctrina ha tratado el tema de la distribución de la carga de la prueba,
y la legislación se ocupa también de determinar a quiénes se va asignar la carga
de la prueba.

La distribución de la prueba atiende a un principio general que puede


expresarse de la siguiente manera: el que afirma un hecho en que funda su
pretensión está obligado a probarlo. Por implicación, el que afirme un hecho en
que funde su resistencia, asimismo ha de probar tal hecho. Como corolario de este
principio general, el que niega no está obligado a probar su negación.

De Pina y Castillo Larrañaga señalan dos razones por las cuales se


distribuye de esta manera la carga de la prueba entre las partes del proceso; tales
razones son: la oportunidad y el principio de igualdad de las partes en materia
probatoria.

Por la primera razón, la carga de las pruebas se distribuye, porque tiene


más oportunidad de demostrar un hecho aquel que lo está afirmando y que por
ello está en el conocimiento de tal hecho, y está también en la posibilidad de elegir
los mejores medios de igualdad de las partes en el proceso, se distribuye la carga
de la prueba, ya que se deja a la iniciativa de cada una de ellas de hacer valer los
hechos que quiere sean considerados por el juez como verdaderos.

En nuestro sistema, la distribución de la carga de la prueba está señalada


en el artículo 281 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 77 y 78).

9.3 INVERSIÓN DE LA CARGA DE LA PRUEBA

La inversión de la carga de la prueba viene a mostrar que el principio


general que hemos estudiado en el apartado anterior tiene excepciones. No hay
que confundir una negación lisa y llana con una negación que implique una
afirmación de otro hecho. Nuestra legislación contempla cuatro supuestos en los
que se produce la inversión de la carga de la prueba.

 Primer supuesto: El que niega solo será obligado a probar cuando la


negación envuelva la afirmación expresa de un hecho; ejemplo, cuando el
56

cónyuge demandado niegue haber estado en tal fecha en el hogar conyugal,


consecuentemente, deberá demostrar que en esa fecha estuvo en otro lugar.
 Segundo supuesto. El que niega solo será obligado a probar cuando
desconozca la presunción legal que tenga a su favor el colitigante; ejemplo:
se niega la legitimidad del hijo de matrimonio, entonces deberá probarse su
legitimidad.
 Tercer supuesto. El que niega solo será obligado a probar cuando se
desconozca la capacidad; ejemplo, en materia de sucesiones, si uno de los
herederos desconoce la capacidad de otro para heredar tendrá que
demostrar la incapacidad.
 Cuarto supuesto. El que niega solo será obligado a probar cuando la negativa
fuera elemento constitutivo de la acción; ejemplos citados por Pallares son
los siguientes: las acciones (pretensiones) del pago de lo indebido, del
desconocimiento de la paternidad, de la inexistencia de un contrato por falta
del consentimiento y de nulidad de un matrimonio por no haber sido
autorizado por el funcionario debido.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 78 y 79).

9.4 PODERES DEL JUEZ EN MATERIA PROBATORIA

En el proceso se busca alcanzar una verdad que responda fielmente a la


realidad de los hechos que ha dado origen al litigio, en otras palabras, se quiere
siempre alcanzar en el proceso la verdad respecto de los hechos litigiosos, tal
como han ocurrido en la vida real. Pero para alcanzar al juez este conocimiento de
los hechos verdaderos, esta verdadera vedad, no basta con que las partes tengan
un tratamiento legal de igualdad en materia probatoria por parte del tribunal, es
decir, no se va a alcanzar esta verdad verdadera por el simple hecho de que en
los códigos procesales se consigne una igualdad legal o formal entre las partes.

En la realidad pueden darse desigualdades entre las partes, de carácter


económico, social, político y cultural. El derecho moderno, a través de la institución
denominada prueba para mejor proveer, ha tratado de superar esta situación
formalmente rígida y se ha investido al juzgador de facultades tales que le
permitan suplir la deficiente actuación probatoria de cualquiera de las partes en el
proceso, claro que preferentemente de la parte débil, mal asesorada o torpe. Esto
es, por esa facultad de la prueba para mejor proveer, puede el juez subsanar las
deficiencias, los errores, las omisiones que en materia probatoria tengan o hayan
tenido las partes.

Esta institución de la prueba para mejor proveer está reglamentada en el


Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. En él se establece la
posibilidad de que el juez, pueda valerse o servirse de cualquier persona y de
cualquier cosa material para lograr los fines probatorios del proceso. El sistema
permite amplios poderes al juez en materia probatoria al dársela al tribunal la
57

facultad de decretar en todo tiempo la práctica o ampliación de cualquier diligencia


probatoria conducente al conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 79.

9.5 PRUEBA PARA MEJOR PROVEER

Esta institución de la prueba para mejor proveer está reglamentada en el


Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. En él se establece la
posibilidad de que el juez, pueda valerse o servirse de cualquier persona y de
cualquier cosa material para lograr los fines probatorios del proceso. El sistema
permite amplios poderes al juez en materia probatoria al dársela al tribunal la
facultad de decretar en todo tiempo la práctica o ampliación de cualquier diligencia
probatoria conducente al conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 79).

9.6 SISTEMA DE VALORACIÓN DE LA PRUEBA

El Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal sigue


prácticamente el sistema de valoración libre, al indicar que el tribunal debe
analizar las pruebas: en su conjunto, atendiendo a las reglas de la lógica y la
experiencia, y exponiendo cuidadosamente en su fallo los motivos de la valoración
realizada. Sin embargo, de este tipo de valoración, queda exceptuada la
apreciación de:

 Los documentos públicos, que tienen valor probatorio pleno y cuya validez no
se perjudica por las excepciones que e aleguen para destruir las
pretensiones que en ellos se funden, a menos de que se haya comprobado la
impugnación de los reargüidos de falsos. Es importante destacar que este
valor lo tienen solo sobre los hechos afirmados por la autoridad, pero si en
ellos se contienen declaraciones de personas, solo hacen prueba de que los
mismos declararon ante la autoridad que los expidió, pero no de la veracidad
de lo declarado o manifestado.
 Las partidas parroquiales expedidas con anterioridad a la creación del
registro civil, que solo producen efecto probatorio en lo relativo al estado civil
de las personas cuando son cotejadas por notario público.
 La presunción de cosa juzgada, que tiene valor probatorio pleno, siempre que
se demuestre que en el caso sentenciado y en el que se invoca, existe
identidad de cosas, causas y personas. Se entiende que hay identidad de
personas cuando los contendientes actúan en ambos procesos con la misma
calidad, cuando las partes del segundo pleito son causahabientes de las que
58

litigaron el primero, y cuando las partes del segundo proceso están unidas a
las del primero por solidaridad o indivisibilidad de intereses; y si en el primer
juicio se ejercitaron acciones relativas al estado civil, validez o nulidad de
disposiciones testamentarias, ya que la sentencia dictada es oponible a
terceros.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 116 y 117).

UNIDAD 10
OBJETO DE LA PRUEBA
10.1 PRUEBA DE HECHOS

Se ha sostenido tradicionalmente que el objeto de la prueba son los hechos


jurídicos, comprendidos desde luego los actos jurídicos. Es importante precisar
que, en todo caso, el acto o hecho jurídico objeto de la prueba debe implicar la
realización de un supuesto normativo del cual las partes infieren consecuencias
jurídicas que esgrimen como fundamento de sus pretensiones (los actores) o de
sus resistencias (los demandados). En otras palabras, se esgrime la existencia de
un hecho –que debe probarse- y tal hecho encaja en, o corresponde a la
realización de un supuesto normativo que precisamente al haberse realizado
-objeto de la prueba- producirá consecuencias jurídicas, esto es, derechos y
obligaciones. Algunos sectores dela doctrina han sostenido también que el objeto
de la prueba no son los hechos en sí, sino las afirmaciones o negaciones que de
los mismos hacen la partes, por lo que la prueba es una verificación o
confirmación de la relación o congruencia entre los hechos y las afirmaciones que
las partes hagan de ellos.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 80).

10.1.1 HECHOS POSITIVOS Y HECHOS NEGATIVOS

En cuanto al carácter positivo o negativo de un hecho o acto, no parece


haber ninguna base, ni racional ni científica, que permita la distinción que
depende, en todo caso, de la estructura gramatical de la frase u oración en que e
haga la postulación del hecho. En otras palabras, el hecho jurídico en sí es neutral
en cuando a una calificación de la expresión significativa a través de la cual la
persona, el ser pensante, sostiene la existencia o no del hecho jurídico. Además,
en las formas de decir las cosas, cuando se hace expreso lo negativo puede haber
aspectos positivos implícitos, y viceversa. Ejemplo: si alguien afirma que es soltero
(hecho positivo) está negando ser casado, viudo o divorciado (hechos negativos);
si alguien afirma estar hoy en determinado lugar (positivo) niega estar en otros
lugares al mismo tiempo (negativo); si se niega haber estado en Guadalajara en
determinada fecha (negativo), hay la afirmación implícita de haber estado
59

necesariamente en otro lugar (positivo). La regla tradicional imperante ha


pretendido ser la de que quien afirma debe probar y quien niega no debe probar;
pero creemos necesario atemperar la radicalidad de estos postulados. Nuestro
sistema procesal lo ha intentado al establecer que el actor debe probar lo hechos
constitutivos de su demanda (pretensión) y el reo los de sus excepciones
(defensa), porque en todo caso la pura estructura gramatical de una frase no
podrá por sí sola establecer la regla de la carga de la prueba.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 80y 81).

10.2 HECHOS QUE NO REQUIEREN PRUEBA

La doctrina ha sostenido que no requieren prueba: a) Los hechos


confesados o reconocidos por las partes; b) Aquellos a cuyo favor exista una
presunción legal; c) Los derivados de las máximas de la experiencia; d) Los
notorios.

 Hechos confesados o reconocidos por las partes. Por regla general, un


hecho confesado o reconocido por una parte esta fuera de la litis o de la
controversia. Sin embargo, las tendencias modernas han puesto en tela de
duda el valor de los medios de convicción y la jurisprudencia ido sosteniendo
el principio de validez de la confesión, siempre y cuando no resulte
inverosímil lo confesado o reconocido en relación con otros medio de
confirmación u otras evidencias.
 Hechos a cuyo favor existe una presunción legal. El principio de que
tratándose de una presunción que no admite prueba en contrario (jure et de
jure) estamos frente a una excepción absoluta a la necesidad de probar;
mientras que en la presunción que sí admite prueba en contrario (juris
tantum) solo se trata de una inversión de la carga de la prueba.
 Hechos derivados de las máximas de la experiencia. Es difícil definir lo
que deba entenderse por máxima de la experiencia. Es obvio que se trata de
los mecanismos presuncionales derivados de las reglas científicas de la
causalidad, así como de razonamiento lógico y matemático. Recuérdese que
ya hemos mencionado que el progreso científico permite directamente al
tribunal o juzgador cada vez más la utilización de aparatos o procedimiento
que la divulgación científica y técnica van haciendo de uso común.
 Hechos notorios. La naturaleza del hecho notorio que solamente necesita
invocarse por la parte, sin probarlo, también ha sido motivo de preocupación
doctrinal. Puede afirmarse que el hecho notorio es aquel conocido por todas
las personas de nivel medio social, cultural y económico de un grupo social o
comunidad. Quedará por precisar en qué consiste ese nivel media.

Entre hecho notorio y la fama pública parece haber una mera diferencia de
grado, y no esencial. La fama pública también constituye un conocimiento
generalizado socialmente, solo que en un grupo o comunidad más reducidos, e
60

implica, además, el desahogo de una prueba testimonial de calidad especial. En el


hecho notorio, en la notoriedad, se invoca un hecho que forma parte de la
conciencia o del conocimiento social generalizado, por ejemplo, que alguien sea
presidente de un país, o la visita pública a una ciudad de un personaje conocido
mundial o internacionalmente.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 81 y 82).

10.3 PRUEBA DEL DERECHO

El juez, por la esencia de su función, debe ser un perito en derecho, un


experto conocedor del orden jurídico. Por lo tanto, la regla general señala que las
normas jurídicas solo deben ser invocadas por las partes y no se requiere que
prueben o justifiquen su existencia. El principio llega al extremo, en las
controversias de orden privado, de obligar al juzgador a resolver un asunto sin que
pueda invocarse la inexistencia de normas aplicables al caso, las que están
necesariamente implícitas en el sistema y deben encontrarse por el juzgador
inclusive yendo a buscarlas a lo que la doctrina ha llamado principios generales
de derecho.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 82 y 83).

10.3.1 DERECHO EXTRANJERO

El juez está obligado a conocer el derecho nacional, no el extranjero.


Cuando se invoque una ley extranjera, deberá probarse su existencia con la
edición oficial del ordenamiento respectivo legalizada y traducida. Se ha planteado
el problema de si el juez de una entidad federativa está obligado a conocer las
leyes de otras entidades. Opinamos que el conocimiento jurídico de los jueces
debe ser de todo el derecho nacional. Es práctica común la pericial jurídica que
dictamine la existencia de normas en sistemas ajenos o extraños al del juez de
conocimiento.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 83).

10.3.2 DERECHO CONSUETUDINARIO

La costumbre tiene mayor jerarquía que el uso y menor jerarquía que la ley.
No pueden invocarse costumbres contra legem, según el artículo 10 del Código
Civil para el Distrito Federal, disposición de la cual desprendemos que la
costumbre debe estar sancionada por la ley y, también, debe probarse al juez su
existencia.
61

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 83.

10.3.3 LA JURISPRUDENCIA.

La jurisprudencia extranjera, entendida como la reiteración de criterios


judiciales que crean normas de precedente para futuros casos similares, según la
legislación procesal civil distrital, debe probarse al juez nacional.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 83).

UNIDAD 11
PROCEDIMIENTO PROBATORIO

11.1 PRECONSTITUCIÓN DE LA PRUEBA

Preconstituir una prueba es producirla o desahogarla antes del proceso.


Hay razones que pueden llegar a justificar tal anticipación, por ejemplo, que las
personas o cosas que vayan a examinarse estén en peligro de desaparecer o de
desplazarse a otro lugar. Esto da lugar a lo que se ha denominado prueba para
futura memoria.

Nuestro Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal


reglamenta este tipo de pruebas preconstituidas en los artículos 193 a 200. En
dichos dispositivos se encuentran reglamentadas acciones de exhibición de cosas
o documentos, o bien examen anticipado de testigos (fracciones VII y VIII del
artículo 193) o prueba confesional anticipada (fracción I del mismo artículo).

Fuera de estos casos puede surgir la duda respecto de la posibilidad de


ofrecer, antes de que el juicio se inicie, el desahogo de otro tipo de pruebas, a
saber; dictámenes periciales, reconocimiento o inspección judicial, fama pública,
otros registros y demás elementos que produzcan convicción en el juzgador; el
código no reglamenta estos extremos y habrá que examinar la procedencia de un
ofrecimiento y desahogo anticipado de estos medios, en cada caso. De tal suerte y
para que el medio ofrecido pueda tener efectos probatorios eficaces, se deberá
desahogar con citación de la parte contraria, con objeto de respetar el principio de
igualdad de las partes; si esto se viola, la prueba que se hubiere desahogado sin
la debida citación de la parte contraria no tendrá ninguna eficacia en el juicio.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 84).

11.2 PRUEBA CONSTITUYENTE


62

Son aquellas que se elaboran durante el juicio, tales como la pericial, la


fama pública, los dictámenes periciales, confesional y testimonial.

(Fuente de consulta: Eduardo Pallares, Diccionario de Derecho Procesal Civil, 24ª


edición, Editorial Porrúa, México, 1997, página 664).

11.3 TÉRMINOS Y PLAZOS PROBATORIOS

Ya debe haberse precisado, en un curso anterior, la distinción entre


término y plazo, en el sentido de que el primero es un momento determinado y fijo,
y el segundo es un lapso o sucesión de momentos, o sea, un espacio de tiempo
dentro del cual válidamente puede ser realizado un acto procesal. Aunque nuestra
legislación habla siempre de términos, en realidad el vocablo plazo es justo para
examinar el fenómeno al que queremos aludir. En otras palabras, el plazo nos
interesa como el lapso dentro del cual válidamente pueden desarrollarse o
desenvolverse diligencias procesales. En materia probatoria, según nuestro
sistema establecido por el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, deben tenerse en cuenta los siguientes plazos:

 El de 10 días para ofrecer pruebas a partir del día siguiente al de la


notificación del auto que manda abrir el juicio a prueba (artículo 290).
 El de 30 días dentro de los cuales deberá citarse a la audiencia para el
desahogo de las pruebas (artículo 299).
 El de 15 días dentro de los cuales se deberá fijar fecha para una segunda
audiencia de continuación de pruebas pendientes que no se hubieren
desahogado en la primera audiencia (artículo 299).
 De 60 y 90 días como plazos extraordinarios para desahogo de pruebas que
hubiere de practicarse fuera del Distrito Federal o del país, respectivamente
(artículo 300).

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 85).

11.4 CLASIFICACIÓN DE LOS PLAZOS PROBATORIOS

El procedimiento probatorio comprende cuatro etapas, que son el


ofrecimiento de la prueba, su admisión, su preparación y su desahogo.

a) Ofrecimiento de la prueba. Éste será el acto de una de las partes, en


donde ofrece al juez los medios para convencerlo de su vedad, éste es un derecho
de las partes, derecho que está sujeto a que su ofrecimiento se haga dentro del
término que para ello se señale y además cumpliendo con las formalidades que en
su caso establezcan las leyes procesales de la materia. Ésta es una de las partes
más importantes en el resultado final del proceso, ya que en la sentencia sólo se
ocupará el juez de las pruebas desahogadas que se hubieren ofrecido, salvo
casos excepcionales, en donde el juez tiene libertad de ordenar la práctica de
63

algunas pruebas que no hubieren sido ofrecidas por las partes, u ordenar la
ampliación de alguna prueba que hubiere sido ofrecida en forma limitada o
deficiente.

b) Admisión de la prueba. Este es un acto del tribunal, en que determina


admitir la prueba por haberse ofrecido oportunamente en tiempo, y de acuerdo a
las formalidades prescritas para su particular ofrecimiento; sin embargo esta
segunda etapa pudiera resultar la etapa final respecto de esta prueba, si el tribunal
determina no admitirla, en virtud de no haber sido ofrecida oportunamente o sin
cumplir las formalidades correspondientes. El hecho de que un juez admita una
prueba, no significa que va a se r suficiente para probar algún hecho, la admisión
es un acto de obligación del juzgador; cuando su ofrecimiento se haga en tiempo y
de acuerdo a las formalidades que marca la ley, será hasta la sentencia, cuando
valores si una prueba es suficiente para acreditar algún hecho controvertido.

c) Preparación de la prueba para su desahogo. Deberá ser desarrollada


por el tribunal que admitió la prueba o el oferente de la misma, para que ésta se
pueda desahogar, por ejemplo: el tribunal deberá para el desahogo de una prueba,
tal vez tenga que hacer algunas citaciones o apercibimiento a las partes, a los
testigos, a los peritos o a quien así lo determine el tribunal, puede ordenar también
que se giren algunos oficios para recabar información y poder desahogar la
prueba, pero esta preparación también puede se a cargo de las partes, como
pudiera ser el nombrar oportunamente a sus peritos, o presentar a los testigos el
día señalado para su interrogatorio.

d) Desahogo de la prueba. Es la culminación de la prueba, como en el


caso de los peritos el rendir su dictamen, en el caso de los testigos el rendir sus
declaraciones, etc. Este es el desarrollo o desenvolvimiento del medio de prueba,
es decir, si se ofrece la prueba pericial, los peritos deberán rendir sus dictámenes,
en la prueba testimonial, los testigos deberán rendir sus declaraciones, etc.

(Fuente de consulta: Santiago A. Kelley Hernández, Teoría del Derecho Procesal,


5ª edición, Editorial Porrúa, México, 2006, páginas 113, 139 y 140).

11.5 PRÓRROGA DE LOS PLAZOS PROBATORIOS

Primeramente es necesario mencionar que para la recepción de pruebas


existe un término ordinario de pruebas que se desprende de lo dispuesto por el
artículo 299 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, que a la
letra indica lo siguiente: “El juez al admitir las pruebas ofrecidas procederá a la
recepción y desahogo de ellas en forma oral. La recepción de las pruebas se hará
en una audiencia a la que se citará a las partes en el auto de admisión,
señalándose al efecto el día y hora teniendo en consideración el tiempo para su
preparación. Deberá citarse para esa audiencia dentro de los treinta días
siguientes a su admisión”.
64

En la práctica suele fijarse después de los treinta días la citada audiencia


cuando las labores del juzgado no permiten el acatamiento de este dispositivo por
estar ocupados los días con otras audiencias.

Además, el término de los treinta días no es tan perentorio, dado que está
permitido que haya prolongación del término de prueba con términos adicionales
que en el lenguaje forense se denominan términos supletorios de prueba,
terminología que se opone al llamado término ordinario de prueba.

Establece sobre el particular el segundo párrafo del artículo 299 del Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal: “La audiencia se celebrará con
las pruebas que estén preparadas, dejándose a salvo el derecho de que se
designe nuevo día y hora para recibir las pendientes, y para el efecto se señalará
la fecha para su continuación que tendrá verificativo de los quince días siguientes.
En este caso no hay que seguir el orden establecido para la recepción de las
pruebas”.

(Fuente de consulta: Carlos Arellano García, Derecho Procesal Civil, 7ª edición,


Editorial Porrúa, México, 2000, página 229)

11.6 OFRECIMIENTO DE LAS PRUEBAS

De acuerdo con lo establecido en el artículo 290 del Código de


Procedimientos Civiles para el Distrito Federal hay un plazo, según se ha dicho ya
anteriormente, de diez días. Conforme al nuevo sistema, ese plazo empezará a
contarse desde el día siguiente al de la notificación del auto que manda abrir del
juicio a prueba; debe relacionarse el artículo 290 con el 277 a la luz de las
reformas publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero de 1987.
El ofrecimiento de prueba es el primero de los cuatro momentos en que se
desenvuelve la etapa probatoria; los otros tres consecutivos son: la admisión, la
preparación y el desahogo. El ofrecimiento de prueba es un acto procesal
característico de la parte; y el oferente, en nuestro sistema, debe relacionar las
pruebas que haya ofrecido con los hechos de la demanda o de la contestación que
pretenda confirmar o refutar. En el anterior sistema procesal y tratándose del
extinto juicio sumario, no existía este plazo; las pruebas debían ofrecerse
precisamente en los escritos que fijaban la controversia, la regla anterior sobrevive
actualmente solo para los asuntos familiares que conservan una tramitación
especial.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 85 y 86).

11.7. PRUEBAS SUPERVENIENTES

Las pruebas supervenientes son aquéllas de las que no se tenía


conocimiento en el momento normal del ofrecimiento, o bien, se refieren a hechos
no sucedidos hasta entonces. Las reglas en relación con estas pruebas, sobre
65

todo documentales, están contenidas en los artículos 98 y 99 del Código Civil para
el Distrito Federal. Parece más correcto hablar de hechos supervenientes que de
pruebas supervenientes.

Claro está que pueden darse dos supuestos: uno es el de que no se tuviera
conocimiento de la existencia de determinado medio probatorio en el momento del
ofrecimiento; y otro es el caso propiamente del hecho superveniente que consiste
en que haya un acontecimiento posterior al ofrecimiento de la prueba y que ese
acontecimiento, ese hecho o acto sea de tal importancia para el litigio que venga
a determinar en forma muy decisiva la suerte del mismo, de tal manera que
entonces la parte le dice a juez que ha habido un hecho nuevo, un acto jurídico
nuevo que modifica totalmente en el planteamiento inicial; este hecho es un hecho
superveniente y sobre el mismo, sobre su existencia, se ofrece esa otra prueba.

El artículo 98 del Código prescribe la regla general de que haya una serie
de documentos que deben presentar las partes desde los escritos en que se fija la
controversia; sin embargo, el propio artículo da reglas de excepción: a) Escritos
con fecha posterior a los que fijen la controversia (aquí tendríamos que imaginar
que, desde luego, son documentos producidos haciendo constar actos posteriores
a los de los escritos que fijan la controversia); b) Documentos anteriores respecto
de los cuales bajo protesta de decir verdad, se declare no haber tenido antes
conocimiento de su existencia (la parte que los presente va a decirle al juez, bajo
protesta de decir verdad, que no tenía conocimiento de la existencia de estos
documentos); c) los que no hayan sido posible adquirir con anterioridad por
causas que no sean imputables a la parte interesada y siempre que se haya hecho
oportunamente la designación.

Desde luego, el artículo 99 del Código de Procedimientos Civiles para el


Distrito Federal también completa las anteriores reglas, al advertir que en la
audiencia de pruebas y alegatos, no se le va a admitir a parte alguna ningún
documento una vez que se inicie; contrario sensu esto querrá decir que al iniciarse
la audiencia todos los documentos deben estar presentados, tanto los que se
hayan acompañado a los escritos que fijan la controversia, como los que se hayan
ofrecido durante el plazo de los diez días; deberán exhibirse porque de lo contrario
el juez repelerá de oficio todos los documentos que se pretendan agregar, es
decir, los rechazará, no admitiéndolos como medios probatorios, todo lo anterior
sin perjuicio de las facultades amplísimas que los tribunales tienen para conocer o
para investigar la verdad de los hechos controvertidos.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 86 y 87).

11.8 ADMISIÓN DE PRUEBAS, REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD

De los momentos en que se subdivide lo que hemos llamado la etapa


probatoria, el segundo es la admisión; primero es el ofrecimiento que es un acto
de parte; la admisión es un acto del tribunal; después viene la preparación, y
66

finalmente el desahogo. La admisión de la prueba, como acto del tribunal,


depende de que las pruebas o los medios de prueba que hayan ofrecido las
partes sean pertinentes, sean idóneos, sean congruentes.

La calificación de congruencia, pertinencia, procedencia e idoneidad, desde


luego, la hace el tribunal. Debe haber una congruencia, una pertinencia de la
prueba para que el tribunal la admita y además de esa congruencia y de esa
pertinencia y procedencia, en el caso concreto, no debe olvidarse que hay una
cuestión sumamente importante ya antes mencionada, o sea, la de que la prueba
esté directamente relacionada con los hechos que se investigan, esta relación de
la prueba con los hechos que se investigan hay que vincularla con algunas
disposiciones del Código, en especial con el artículo 291 que expresa que las
pruebas deben ser ofrecidas relacionándolas con cada uno de los puntos
controvertidos y señala otros requisitos; por ejemplo, si se trata de testigos o de
peritos, hay que dar su nombre y domicilio para que se pueda preparar la prueba,
así como citar a la contraparte; si la prueba es confidencial, ello implica una
absolución de posiciones y la necesidad de exhibir el llamado pliego de
posiciones. Debe advertirse que en la práctica existe una corruptela muy
extendida en los tribunales en relación con esta carga e relacionar las pruebas.

Para que tal carga se desahogase o se cumpliese debidamente, en el


ofrecimiento de la prueba, cada medio debería de relacionarse concretamente con
algunos de los puntos de la demanda o de la contestación; así por ejemplo, si el
punto uno del escrito de demanda establece que los cónyuges procrearon hijos o
contrajeron matrimonio, al hacerse el ofrecimiento de las pruebas esa relación
señalada por el artículo 291 entre las pruebas y los hechos controvertidos debería
hacerse más o menos en estos términos: “Ofrezco como prueba las documentales
públicas consistentes en las copias certificadas de actas de nacimiento y de
matrimonio... y relacione esta prueba con el punto uno de la demanda”: porque en
el punto uno de la demanda, en el caso, se había ya hecho referencia a la
existencia del matrimonio y a la existencia de los hijos, y así sucesivamente. Por
ejemplo, si en el punto seis de la demanda se ha hecho referencia a la causal en
virtud de la cual se va a pedir el divorcio, suponiendo que sea la dramática causal
del adulterio, ¿cómo vamos a probar el adulterio para el divorcio?; probar esta
causal es sumamente difícil, es una prueba difícil, pero quizás el abogado, el
cónyuge ofendido o la cónyuge ofendida fueron ingeniosos para la creación y
obtención de prueba, por medio de fotografías, grabaciones, filmaciones y
testigos; al ofrecer esas pruebas deberán relacionarse expresamente con el punto
seis d e la demanda, en el caso, en donde se invoca dicha causal de divorcio.

Esta carga no se desahoga correctamente en el trabajo de los tribunales y


existe la corruptela, en los escritos en los que se ofrecen las pruebas, de afirmar
que se relacionan éstas con todos y cada uno de los hechos de la demanda o de
la contestación; con esta frase se quiere salir del paso y lo peor de todo es que los
tribunales así lo admiten; lo anterior no es relacionar las pruebas, pues no quedan
relacionadas y, por lo tanto, no se estaría dando cumplimiento a lo ordenado por el
artículo 291.
67

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 87 y 88).

11.9 FORMA, LUGAR Y MODO DE DESAHOGAR LAS PRUEBAS

En cuanto a estos puntos de forma, lugar y modo de desahogo de los


distintos medios de prueba, no se pueden hacer consideraciones de tipo general,
porque cada medio de prueba tiene sus propias reglas. En otras palabras, los
aspectos relativos a la forma, el modo, el tiempo y el lugar de desahogo de las
pruebas van dándose de forma particular con cada una de las clases de prueba,
ya que cada medio de prueba tiene sus propias reglas y su propia naturaleza en
cuanto a su desahogo.

Por ejemplo, por lo que se refiere al desahogo de la prueba documental, se


suele afirmar que se desahoga por su propia naturaleza; simplemente los
documentos ya obran en el expediente, están agregados a los autos y ya no hay
que hacer nada para desahogar la prueba, el tribunal, en todo caso, cuando la
vaya a valorar, la tiene a la vista agregada al expediente y, por lo tanto, se
desahoga por su propia naturaleza; pero es distinto el desahogo de otras
pruebas, como la confesional o la testimonial, que sí requieren de todo un
procedimiento para que la prueba se reciba o sea asumida por el tribunal; no basta
ofrecerla, no basta admitirla, ni siquiera prepararla, pues después hay que
desahogarla y tenemos todo un procedimiento que va a indicar precisamente la
forma, el modo, la manera, el tiempo y el lugar en que va a ser recibida. Si es
necesario, el juez saldrá del recinto del tribunal por la naturaleza, ubicación o
situación de las cosas y personas que deban examinarse; si es posible, se le
traerán esas cosas o personas al juez al recinto mismo del tribunal para su
examen.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 88 y 89).

11.10 AUDIENCIA DE PRUEBAS Y ALEGATOS.

Es el acto procesal por medio del cual el titular del órgano jurisdiccional, en
forma pública primero, recibe los instrumentos probatorios aportados y admitidos a
las partes de manera directa; posteriormente escucha sus alegatos, y por último,
los cita para oír la sentencia que en derecho corresponde. En esta audiencia se
concretan dos etapas del proceso: la probatoria y la conclusiva, que estudiaremos
más adelante.

a) Principios que se deben observar. En el desahogo de los medios


probatorios (que se realiza de manera oral en la audiencia denominada “Audiencia
de desahogo de pruebas y alegatos”) se deben observar los lineamientos
siguientes:
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 Continuidad, ya que la audiencia no se suspende ni interrumpe hasta que se


haya terminado el desahogo de las pruebas; por lo mismo, deben desecharse
los recursos e incidentes que puedan hacerlo. Si por causas graves se tiene
que prolongar la audiencia durante horas inhábiles, no se requiere
providencia de habilitación; y si por el tiempo hay necesidad de diferirla, se
continuará en las primeras horas hábiles siguientes (en teoría). Asimismo, no
se permite la interrupción de la audiencia por ninguna persona, sean los que
intervengan en ella o terceros ajenos, pudiendo el juez reprimir esos
hechos con medidas de apremio o correcciones disciplinarias, ordenando,
además la expulsión con uso de la fuerza pública del responsable, en la
inteligencia de que en caso de resistencia podrá ser arrestado hasta por 6
horas.
 Inmediatez, ya que el juez que dicta la sentencia tiene que ser el mismo que
asistió a la recepción de las pruebas y oyó los alegatos de las partes. En
caso contrario, se puede ampliar cualquier diligencia probatoria, siempre que
sea conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados y conforme a lo establecido por el artículo 297 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
 Igualdad, la cual debe mantenerse entre las partes, de modo que cualquier
concesión que se haga a una, también se realice a la otra.
 Probidad, en tanto se debe reprimir con energía las promociones de las
partes que tiendan a suspenderla o retardarla y tomar todas las medidas
necesarias, establecidas por la ley, para mantener el buen orden y exigir que
se guarden el respeto y la consideración debidos al tribunal y entre las
partes, previniendo y sancionando cualquier acto contrario, así como las
faltas de decoro y probidad, al punto que puede solicitarse, incluso, el auxilio
de la fuerza pública.
 Publicidad, puesto que a la audiencia puede asistir cualquier persona,
excepto cuando se ventila un asunto de divorcio, nulidad de matrimonio u
otra cuestión que a juicio del juez lo considere conveniente, ya que en estos
supuestos se llevará a cabo en forma reservada y “a puerta cerrada”. En los
casos en que no se verifiquen públicamente, el juez debe hacer constar los
motivos para hacerlo en privado, así como la conformidad o inconformidad de
los interesados, siendo el acuerdo reservado.

b) Desarrollo. En cuanto a la forma de realización de la audiencia, conviene


considerar lo siguiente:

 Es optativo para las partes acudir asesoradas, y en este caso deben hacerlo
licenciado en Derecho con cédula profesional y en ejercicio de su profesión.
Si concurrieron ambas partes, en caso de que una de ellas se encuentre
asesorada y la otra no, al celebrarla deben suplir las deficiencias de aquella
que no se encuentre asistida por abogado, procurando la mayor equidad,
haciendo este hecho del conocimiento de la defensoría de oficio para que dé
atención en las actuaciones subsecuentes.
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 Debe celebrarse concurran o no las partes, estén o no presentes los testigos,


peritos o abogados.
 Las partes pueden estar presentes en el desahogo de todas las pruebas,
pero al comenzar la audiencia el juez debe indicar a las demás personas que
intervienen, quienes permanecerán en el salón y quiénes en lugar separado
para ser introducidos en su oportunidad, de acuerdo con la naturaleza de las
pruebas.
 El tribunal debe prevenir a las partes a que se concretan a los puntos
controvertidos; puede interrumpirlas para pedirles explicaciones e
interrogarlas.
 Se inicia con las pruebas ya preparadas, dejando pendiente para su
continuación aquellas que no lo hubieren sido.
 La prueba confesional se recibe asentando solo las contestaciones e
incluyendo implícitamente las preguntas, sin necesidad de asentar estas
últimas (en la práctica judicial solo se asientan las respuestas).
 La prueba instrumental se recibe relatando los documentos presentados,
como planos, croquis o esquemas. Las partes tiene el derecho de
explicárselo al juez, mostrando o leyendo la parte conducente, y el tribunal
puede formular todas las preguntas necesarias sobre su contenido, sin que
sea indispensable hacerlo constar en acta.
 La prueba pericial se recibe oyendo el dictamen de los peritos, ya sea que se
presente en forma oral o escrita. En la práctica judicial los dictámenes
periciales se presentan generalmente por escrito con anterioridad a la
audiencia y se da vista con ellos a las partes durante un término de tres días,
para que manifiesten lo que a su derecho convenga. Tanto las partes, el juez
y el perito tercero en discordia pueden formular observaciones y hacer las
preguntas pertinentes. En caso de que no concurran, sin justificación, los
peritos citados oportunamente serán sancionados con multas hasta por
quince días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
 La prueba testimonial se desahoga examinando a los testigos indicados en el
auto de admisión de pruebas, lo que se llevará a cabo en presencia de las
partes. El juez de oficio puede interrogar a los testigos, limitándose a los
puntos controvertidos y evitando que se les formulen preguntas ociosas o
impertinentes. En el acta no debe asentarse literalmente las preguntas ni
respuestas, a menos de que el juez lo estime conveniente; en todos los
demás caos se asentarán las contestaciones, implicando la pregunta.
 El Secretario de Acuerdos del juzgado, bajo la vigilancia del juez, debe
levantar un acta desde que principie la audiencia y hasta que se concluya. En
ella ha de hacer constar el día, el lugar y la hora en que se inicia y se
termina; la autoridad judicial ante quien se celebra, los nombres del actor
demandado y sus abogados, peritos, testigos e intérpretes; el nombre de las
partes que no concurrieron, las decisiones judiciales, declaraciones de los
contendientes en la confesional, de los testigos y peritos; el resultado de la
inspección ocular, si la hubo; los documentos ofrecidos como prueba, si no
constaren en el auto de admisión, y las conclusiones de las partes en debate,
a no ser que se hubieren presentado por escrito.
70

 Los peritos y testigos pueden retirarse de la audiencia después de


desempeñar su cometido, para ello deben firmar al margen del acta, en la
parte correspondiente a ellos.
 Al concluir el desahogo de pruebas, la audiencia continúa con la etapa de
alegatos, que se analizará posteriormente

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 107 a 110).

UNIDAD 12
PRUEBA CONFESIONAL
12.1 CONCEPTO

 La prueba confesional es el instrumento probatorio a través del cual una de


las partes en el proceso, en virtud de las preguntas que le articula su
contraparte y que debe satisfacer los requisitos que exige la ley, responde
afirmativa o negativamente a las aseveraciones que sobre propósitos del
absolvente aduce de ciertos la contraria. Es importante destacar que la
prueba confesional se limita a las partes del proceso, quienes son las únicas
facultadas para absolver posiciones, ya que los terceros informan al tribunal
de hechos relacionados con el proceso, mediante la prueba testimonial.
 La prueba confesional es la declaración vinculativa de parte, la cual contiene
la admisión de que determinados hechos propios son ciertos. La confesión es
una declaración vinculativa, pues generalmente contiene un reconocimiento
de hechos de consecuencias jurídicas desfavorables para el confesante. Es,
además, una declaración de una de las partes del juicio, lo cual la distingue
del testimonio, que es una declaración de un tercero ajeno a la controversia,
declaración que, por otro lado, no tiene el carácter vinculativo de la confesión.
Por último, la confesión debe de referirse a hechos propios, es decir, a
hechos en cuya ejecución haya participado el confesante.

(Fuentes de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, páginas 147 y 148 y, Francisco José, Contreras
Vaca, Derecho Procesal Civil, Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página
123).

12.2 OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA CONFESIONAL

La prueba confesional se puede ofrecer de dos formas, a saber:

 En primer lugar, este medio de prueba se puede ofrecer anexando al escrito


de ofrecimiento de pruebas el pliego que contenga las posiciones. Este es el
documento que se presenta generalmente en un sobre cerrado, en el cual se
expresan cada una de las preguntas o “posiciones” que deberá contestar o
71

“absolver” el confesante. Las posiciones son, al decir de Becerra Bautista,


“las preguntas que hace una de las partes a la otra sobre hechos propios que
sean materia del debate, formuladas en términos precisos y sin insidias, que
permitan ser contestadas en sentido afirmativo o negativo”. Para Pallares, las
posiciones son fórmulas autorizadas por la ley, mediante las cuales el
articulante afirma la existencia que un hecho litigioso y conmina al confesante
para que lo reconozca como tal. Por esta razón, la fórmula tradicional de
esas posiciones empieza con la frase: “Diga usted si es cierto, como lo es
que...”. El pliego de posiciones se puede presentar no solo anexo al escrito
de ofrecimiento de pruebas, sino también en forma separada, con tal de que
sea antes de la audiencia.
 También se puede ofrecer la prueba confesional sin acompañar el pliego de
posiciones; pero, en este caso, si el que debe absolver las posiciones no
asiste a la audiencia de pruebas, no podrá ser declarado confeso, ya que
esta declaración solo procede respecto “de aquellas posiciones que con
anticipación se hubieren formulado” (artículo 292). Esto significa que si el
pliego de posiciones no se presenta antes de la audiencia y la parte citada a
confesar no comparece a ella, el juez, no obstante esta incompetencia, no
podrá decretar la confesión ficta.

(Fuente de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, páginas 149 y 150).

12.3 PREPARACIÓN DE LA PRUEBA

De acuerdo con el artículo 309 del Código de Procedimientos Civiles para


el Distrito Federal, el que deba absolver posiciones será citado personalmente, a
más tardar el día anterior al señalado para la audiencia, bajo apercibimiento de
que si dejase de comparecer sin motivo justificado, será tenido por confeso. Se
requiere pues, primero, que el absolvente sea citado en forma personal, tal como
lo indica también el artículo 114, fracción II, y, además, que se haga expresamente
el apercibimiento de que, en caso de que no comparezca, será declarado confeso.
Sin estos dos requisitos no podrá producirse la confesión ficta (artículo 323).

(Fuente de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, página 150).

12.4 OBJETO DE LA CONFESIÓN

El objeto u objetivo de la confesión es que el sujeto pasivo, el absolvente de


la prueba, reconozca hechos propios, además, como se verá más adelante, esta
prueba confesional a través del medio de prueba de la confesión constituye, de
tener éxito, una típica confesión provocada. A través del interrogatorio se
provocará que quien declara reconozca hachos que le pueden, en un momento
dado, perjudicar; en muchas ocasiones, sobre todo si la parte absolvente es hábil
o si demás se conduce con verdad y el contrario no tiene razón, no se va a lograr
la finalidad de hacer que la contraparte reconozca hechos que le son perjudiciales.
72

Otras veces el absolvente, inclusive, al ir contestando lo va haciendo de manera


que niega los hechos y se afirma en su declaración. Habiéndose tenido un
desahogo de la prueba confesional, no hubo confesión, confesión como resultado,
es decir, como reconocimiento de hechos propios que perjudiquen al que declara,
aunque si haya habido confesión como prueba desahogada.

Es evidente, pues, que una cosa es el desahogo de una prueba confesional


y otra cosa bien distinta es un resultado que puede consistir, precisamente, en que
se haya provocado, en que se haya logrado ese reconocimiento, o bien, en que
ese intento o ese propósito haya fallado.

Es muy importante la forma en que el absolvente da respuesta a las


posiciones que se le formulen por la contraparte. El código establece que las
contestaciones deben ser categóricas, en sentido afirmativo o negativo. Después
de la contestación, después de sí o del no, el absolvente podrá agregar todas las
aclaraciones que juzgue pertinentes, es decir, tiene libertad, pero debe
inicialmente definirse por un sí o por un no; las respuestas deben ser categóricas y
es muy peligroso para el absolvente adoptar actitudes evasivas, por ejemplo,
actitudes que suelen ser muy comunes en personas que están siendo
interrogadas. Entonces el tribunal debe instar al que está contestando a que
responda positiva o negativamente, porque esas evasivas (... quién sabe, no me
acuerdo...) pueden conducir a que se declare confeso al que está absolviendo las
posiciones.

(Fuente de consulta; Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 94).

12.5 REQUISITOS DE LAS POSICIONES

a) Requisitos de fondo: Las posiciones deben satisfacer los requisitos


siguientes:

 De hechos propios del absolvente, puesto que nadie está obligado a conocer
situaciones que le son ajenas.
 Precisas, a efecto de que el absolvente las responda afirmativa o
negativamente de manera categórica y terminante.
 Afirmativas, ya que solo pueden articularse proposiciones sobre hechos
negativos cuando impliquen una abstención o un hecho positivo, siempre que
se formulen en términos que no den lugar a una respuesta confusa.
 Contener solo un hecho, teniendo en cuenta que uno complejo, compuesto
de dos o más hechos, puede ser formulado en una sola posición cuando por
la íntima relación que exista entre ellos no puede afirmarse o negarse uno sin
que se afirme o niegue el otro.
 No ser insidiosas, ya que serán desechadas si se dirigen a ofuscar la
inteligencia del que va a responder, con el objeto de hacerlo caer en error y
obtener una confesión contraria a la verdad.
73

 Limitarse al debate; el juez debe vigilar escrupulosamente que se cumpla


con este requisito y repeler de oficio aquellas posiciones que sean contrarias
a esta exigencia.

b) Requisitos de forma. La ley no establece ninguna exigencia de forma


para articular posiciones. Sin embargo, en la práctica judicial se acostumbra iniciar
una posición con la frase “Diga el absolvente si es cierto como lo es...” y
posteriormente, se adiciona el hecho afirmado, de acuerdo con los lineamientos
señalados en el apartado anterior. A manera de ejemplo formulamos las siguientes
posiciones:

 Diga el absolvente si es cierto como lo es que es propietario del negocio


denominado “Las aves”. La pregunta es categórica, para responder afirmativa
o negativamente (si o no) y de solo un hecho, que es propio del absolvente.
 Diga el absolvente si es cierto como lo es que con fecha 20 de febrero de
1994 firmó un contrato de arrendamiento con el señor Juan Suárez Calderón
respecto del departamento 303 del edificio 43 de la calle de Amores, colonia
del Valle, Delegación Benito Juárez, Distrito Federal. La pregunta es
categórica, para responder afirmativa o negativa (si o no), de hecho propio
absolvente y sobre un hecho propio del absolvente y sobre un hecho
complejo que engloba varios hechos, por lo que es posible incluirlos en una
sola posición, puesto que no se puede a firmar o negar una pregunta sin que
lo mismo se haga con la otra.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 124 a 126).

12.6 DESAHOGO DE LA PRUEBA CONFESIONAL.

Hay que contemplar dos hipótesis: si el citado a absolver posiciones


comparece y si no lo hace.

a) Si el citado a absolver posiciones comparece, se deben observar los


lineamientos siguientes:

 La absolución debe ser personal, cuando se trata de personas físicas y así lo


exija el oferente, ya que si no lo hace el procurador puede absolverlas
cuando tiene poder especial o poder general que contenga cláusula que se lo
permita. En este caso, desde el momento de ofrecerse la prueba se debe
exigir la absolución personal, señalando la necesidad de tal medida, y
siempre y cuando existan hechos concretos en la demanda o contestación
que justifiquen la necesidad de tal exigencia, la cual será calificada por el
tribunal.
 Si la absolución la realiza el mandatario o representante, forzosamente debe
conocer todos los hechos controvertidos propios de la persona a quien
representa y no pude manifestar que los desconoce, ignora contestar con
74

evasivas o abstenerse de responder de modo categórico afirmativa o


negativamente, puesto que en caso de hacerlo será declarado confeso de las
posiciones que por ser calificadas de legales se le hubieren formulado.
 Las personas morales deben absolver posiciones por conducto de su
apoderado o representante con facultades para absolverlas, sin que pueda
exigirse que desahogue la confesional a través de representante o
apoderado específico, estando obligados a responder en los términos
indicados en el apartado anterior.
 Si existe pliego, el tribunal lo abrirá; posteriormente lo firmará el absolvente y,
por último, el juez procederá a calificarlas, aprobando solo las que se ajustan
a los patrones indicados, en el entendido de que contra la calificación de las
posiciones no existe recurso alguno.
 Si son varios absolventes bajo un mismo interrogatorio, la diligencia se
practicará separadamente y en el mismo día, evitando que los que absuelvan
primero se comuniquen con los que lo hagan después.
 Si no existe pliego de posiciones o al concluir con el mismo, el oferente de la
prueba puede formular oral y directamente posiciones al absolvente, las
cuales deben satisfacer los requisitos que hemos indicado, en el entendido
de que contra la calificación de las posiciones no existe recurso alguno.
 Está prohibido que el absolvente esté asistido por abogado o cualquier otra
persona, que se le dé copia de traslado de las posiciones o tiempo para que
se les aconseje. Solo si no habla español puede estar acompañado de un
intérprete que el juez nombrará.
 Se tomará al absolvente la protesta de decir verdad, sus generales y se
procederá al interrogatorio. Es necesario tener en cuenta que al hablar de los
generales de una persona nos referimos a su nombre, edad, lugar de
nacimiento, estado civil, religión, escolaridad, ocupación y domicilio actual.
 Las contestaciones deben ser categóricas, en sentido afirmativo o negativo
(sí o no); posteriormente se pueden agregar los que a su interés convenga.
 Si el absolvente se niega a contestar, lo hace con evasivas o afirma ignorar
hechos propios, se le declarará confeso, siempre que previamente el tribunal
lo aperciba de hacerlo si no produce su contestación en forma categórica y
terminante.
 El tribunal puede interrogar libremente a las partes, sobre los hechos y
circunstancias conducentes a la averiguación de la verdad.
 Absueltas las posiciones, el absolvente tiene derecho a formular posiciones
al articulante, si éste asistió al desahogo de la prueba.
 Se debe levantar acta del desahogo de la prueba, en la cual se asentará la
protesta de decir verdad (en caso de que así hubiere pedido la absolución de
posiciones el oferente de la prueba) y los generales del absolvente. Después,
se transcribirá literalmente las respuestas a medida que se vayan
produciendo, implicando en ellas la pregunta (en la práctica solo se asienta la
respuesta).
 Cuando el absolvente no esté conforme con los términos asentados de su
declaración se lo deberá manifestar al juez, quien decidirá si proceden las
75

modificaciones, ya que una vez firmada el acta no puede variarse, ni en


sustancia ni en redacción.
 El acta debe ser firmada por al absolvente al pie de la última hoja y al margen
de las que contengan las contestaciones producidas, después de leerlas por
sí mismo, o si lo desea, por medio del secretario de acuerdos del juzgado. Si
el absolvente no sabe firmar, se debe hacer constar esta circunstancia, a
efecto de que estampe su huella digital y firme otra persona a su ruego.
 Solo procede la nulidad del acta por error o violencia; ésta debe sustanciarse
incidentalmente y su resolución se reserva para la sentencia definitiva.
 En caso de enfermedad de la persona que va a absolver posiciones, el
tribunal deberá trasladarse a su domicilio, en donde se debe efectuar la
diligencia en presencia de la otra parte, si asiste.

b) Si el citado a absolver posiciones no comparece, el tribunal debe


proceder de la manera siguiente:

 Revisará cuidadosamente si el absolvente quedó citado conforme a la ley, ya


que en caso contrario, tendrá que citarlo nuevamente.
 Si no existe causa justificada para la inasistencia, se abrirá el pliego, se
calificarán las posiciones en él contenidas y, por último, si lo pide el oferente
declarará al absolvente confeso; es decir, afirmando presuntivamente las
aseveraciones contenidas en el pliego correspondiente.
 El absolvente solo podrá ser declarado confeso de posiciones calificadas de
legales que se contengan en pliego, siempre que exista apercibimiento legal
de ser declarado confeso y limitado a hechos propios. Cabe destacar
nuevamente que esta declaración se realiza a petición de parte, en el acto de
la diligencia o dentro de los tres días posteriores.
 El auto que declare confeso a una de las partes o que lo niegue, es apelable
en efecto devolutivo, si la sentencia definitiva admite el recurso de apelación.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 127 a 129).

12.7 INTERROGATORIO DIRECTO. INTERROGATORIO RECÍPROCO

 Interrogatorio directo. Se entiende por interrogatorio directo el formulado


por una parte a la otra, sin pliego de posiciones, y solo puede formularse si
está presente en el desahogo la parte absolvente, ya sea que todo el
interrogatorio sea así, o que se formule ese interrogatorio, a continuación del
interrogatorio de las posiciones escritas y una vez agotadas éstas.
 Interrogatorio indirecto. Si la parte que ha ofrecido la prueba confesional se
encuentra presente en el momento de su desahogo por el absolvente, podrá
éste, el absolvente, después del desahogo de la prueba a su cargo, pedir que
el oferente, a su vez, desahogue las posiciones que le quiera formular
directamente.
76

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 93 y 94).

12.8 CONFESIÓN EXTRAJUDICIAL

La doctrina la define como la confesión hecha fuera de juicio, en


conversación, carta o en cualquier documento que en su origen no haya tenido por
objeto servir de prueba del hecho sobre el que recae; también se ha considerado
así la confesión hecha ante el juez incompetente; se ha extendido esta calificación
a la confesión desahogada ante un juez competente, cuando faltan algunas
formalidades legales. Vale la pena considerar el caso de la confesión desahogada
ante el juez competente y cumpliéndose todas las formalidades, pero en juicio
distinto de aquel en que se ofrece. La calificación de extrajudicial equivaldría, en
este caso, a fuera del juicio.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 94 y 95).

12.9 NULIDAD DE LA CONFESIÓN

La nulidad entendida como una sanción que produce la ineficacia de los


actos jurídicos, implica la presencia de algún vicio o defecto de los que tal
acto adolece y que, precisamente por su importancia, o relevancia, acarrea la
ineficacia. Ahora bien, es necesario desentrañar la naturaleza dela expresión
nulidad de la confesión; en nuestra opinión, son dos supuestos distintos los
que podrían darse. Primer supuesto: el de nulidad de una actuación judicial,
en la que se hubiere desahogado, indebidamente o violándose reglas de
procedimiento, una prueba confesional y, al decretarse la nulidad, la
consecuencia consistiría en la necesidad de reponer el procedimiento,
observándose todas las reglas y requisitos para que la actuación nueva fuere
válida (el caso estaría regido por los artículos 74 y 78 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal). Segundo supuesto: el de la
nulidad de la confesión, no como actuación judicial, sino como acto
dispositivo o de voluntad de la parte y de la confesión como resultado de la
prueba, lo que acarrearía, no una nulidad de actuación, sino una nulidad del
acto dispositivo de reconocimiento, sin que, en el caso, cupiese ningún tipo
ni clase de reposición de procedimiento, sino simplemente un acuerdo
judicial que suprime los efectos del acto jurídico nulo: la confesión (el caso
estaría regido por los artículos 320 y 405 del mismo ordenamiento legal).

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 95).

UNIDAD 13
PRUEBA POR DOCUMENTO
77

13.1 LA PRUEBA DOCUMENTAL

Humberto Briseño Sierra sostiene que los documentos se comprenden


dentro de lo que él llama medios de acreditamiento, los que a su vez forman un
capítulo de lo que ya conocemos, en mayor extensión, como medios de
confirmación. Otros medios de acreditamiento, junto con los documentos, con los
instrumentos, los monumentos y los registros. Lo que va, según Briseño Sierra, a
distinguir al documento de otros medios de acreditamiento como son los
instrumentos, los monumentos de otros medios de acreditamiento como son los
instrumentos, los monumentos o los propios registros, es su carácter escritural. El
documento podría definirse, de manera simplista, como un instrumento escrito. De
ahí que todavía a la prueba documental se le llama también instrumental. Solo que
el término instrumento es más amplio; hay instrumentos que no son documentos.
El documento es un instrumento escritural, es decir, un instrumento en el cual
haya escritura; y, entonces, mediante la escritura se plasma una serie de datos, de
noticias y, en cierta forma, también de registros escritos sobre acontecimientos.
Eso está muy ligado con la aparición de la escritura en la historia, ya que el
documento aparece cuando nace la escritura y, además, tanto el instrumento
como el documento son cosas en las cuales están plasmadas, en forma gráfica o
escritural, ideas, conceptos y finalmente palabras.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 96).

13.2 CLASIFICACIÓN DE LOS DOCUMENTOS

Etimológicamente este término deriva del vocablo latino documentum, que


significa enseñanza o lección. La concepción del documento como medio de
prueba ha evolucionado, desde considerar tal solo a los textos escritos
(concepción estructural) hasta abarcar a cualquier objeto mueble cuya finalidad
consiste en representar a cualquier hecho o idea no necesariamente en lenguaje
escrito (concepto funcional), tales como las cintas magnetofónicas, registros
dactiloscópicos, videocintas, etc.

Desde una concepción estructural, los textos escritos pueden clasificarse en


dos tipos: públicos y privados.

a) Públicos. Son aquellos cuya formación está encomendada por la ley a


funcionarios revestidos de fe pública o en ejercicio de sus facultades. De lo
anterior se desprende que existe un sinnúmero de ellos y para efectos de
clasificación los dividiremos en judiciales, administrativos, notariales y registrales.

 Judiciales. Abarcan todos los actos del proceso que dejan constancia escrita
y que son emanados del juzgado, tales como autos, decretos y sentencia.
 Administrativos. Incluyen a todos aquellos expedidos por funcionarios
públicos en ejercicio de sus funciones.
78

 Notariales. Comprenden las escrituras (registro de actos) y actas (registro de


hechos) que se asientan en los libros (protocolo) manejados por un notario
público al dar fe, así como los testimonios y copias certificadas que de ellas
expida.
 Registrales. Son una modalidad de los documentos administrativos, con la
peculiaridad de que son expedidos por dependencias gubernamentales
encargadas de llevar el registro de hechos y actos jurídicos, tales como el
Registro Civil o el Registro Público de la Propiedad y del Comercio.

b) Privados. Por exclusión, son todos aquellos que no tienen el carácter de


públicos.

En el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal predomina


la concepción estructural; por tanto, solo considera documentos a los textos
escritos. A los objetos que representan pensamientos no escritos se les analiza en
forma independiente, dentro del medio probatorio conocido como la instrumental
científica, que en su oportunidad se analizará.

Los documentos públicos. En este apartado mencionaremos la


enumeración que dicho ordenamiento hace de los documentos públicos, después
distinguiremos entre los expedidos por los funcionarios del Distrito Federal, por los
de otra entidad federativa y por los del extranjero, y por último, haremos referencia
al derecho de las partes para adicionar constancias en documentos solicitados por
su contraria.

La legislación adjetiva del Distrito Federal, de manera enunciativa y no


limitativa menciona como documentos públicos a los siguientes:

 Las escrituras públicas, pólizas y actas otorgadas ante notario o corredor


público y los testimonios y copias certificadas de dichos documentos.
 Los documentos que obran en archivos gubernamentales públicos.
 Las copias certificadas de las actas del registro civil.
 Las certificaciones cotejadas por notario público, de constancias parroquiales
asentadas antes del establecimiento del registro civil.
 Las actuaciones judiciales.
 Los estatutos, reglamentos y actas de sociedades, asociaciones o
universidades, aprobadas por el gobierno federal o estatal, y sus copias
certificadas.
 Las certificaciones expedidas por corredores públicos y las bolsas
mercantiles y mineras.
 Expedidos por las autoridades del Distrito Federal. A ellos se les otorga
entera fe y crédito.
 Expedidos por autoridades federales o de alguna entidad federativa. A estos
se les otorga entera fe y crédito sin necesidad de legalización.
 Provenientes del extranjero. Para otorgarles credibilidad (hacer fe), han de
satisfacer los siguientes requisitos:
79

I. Deben estar debidamente legalizados por el funcionario consular


mexicano acreditado en el lugar de donde proviene. La legalización
consiste en la certificación de autenticidad de la firma y los sello
estampados en el documento, más no de su contenido.
II. Si se presentan en idioma extranjero deben acompañarse de su
traducción al español, la cual puede realizar cualquier persona. Con la
misma se tiene que dar vista ala parte contraria para que dentro del
término de tres días manifieste o no su conformidad, en la inteligencia
de que si está de acuerdo o no desahoga la vista, se pasará por la
traducción; en caso contrario, el tribunal mexicano nombrará un
traductor oficial.
 Adición de constancias en la expedición de copias certificadas de
documentos públicos, cuando alguno de los contendientes en el proceso pide
copia o testimonio de tan solo una parte y no de la totalidad de un documento
existente en archivos públicos o en actuaciones judiciales, en otro tiene
derecho a que, a su costa, se adicionen la constancia del mismo que
considere convenientes.
 Copias certificadas de documentos localizados en archivos sin acceso al
público. Es importante destacar que para obtener copia o testimonios de
cualquier documento o protocolo que no se encuentra a disposición del
público, se requiere decreto judicial. En este caso, el que pretenda lograrlo y
carezca de legitimación en el acto contenido en le documento debe
manifestar las razones por las que lo pide, debiendo el tribunal dar vista a la
contraria para que indique lo que a su derecho convenga y posteriormente,
resolverá lo conducente.

Los documentos privados. En este apartado conviene primero examinar


qué entiende el Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal por
documentos privados. Posteriormente nos referimos al reconocimiento de los
mismos.

Son aquellos documentos que no reúnen el carácter de públicos, tales


como los vales, libros de cuentas, cartas y escritos firmados por las partes o
elaborados a su orden, sin que estén autorizados por notario público o algún
funcionario competente.

Los documentos privados no impugnados por la parte contraria surten todos


sus efectos, pero pueden ser reconocidos expresamente si lo pide quien los
presentó. En el reconocimiento se debe:

 Seguir las reglas de la prueba confesional.


 Mostrar al interesado la totalidad del documento y no solo la firma.
 Hacerlo quien firmó el documento, el que lo mandó extender o sus legítimos
representantes, siempre que el poder contenga cláusula especial.
80

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 136 a 139).

13.3 AUTENTICIDAD DE LOS DOCUMENTOS

La autenticidad es, en realidad, una indubitabilidad, es decir, el no poder


dudar del origen y de la procedencia de un documento. El hombre desde épocas
muy remotas para garantizar esta autenticidad, aunque algunas veces haya
fallado en ello, ha recurrido a una serie de mecanismos y procedimientos: las
firmas, las rúbricas, los sellos, los lacrea, las huellas, los papeles especiales,
papeles con ciertos sellos que a veces se ha pretendido que son infalsificables o,
al menos, de difícil falsificación. En el sistema anglosajón, por ejemplo, hay una
serie de listones de colores que se pegan con lacre y con sellos para darle
autenticidad a los documentos. Esos listones, que en la mayoría de los casos son
rojos, han dado lugar en el idioma inglés a una expresión que literalmente quiere
decir cinta roja, o sea, red tape, y que curiosamente la sabiduría popular ha
identificado con burocracia, papeleo, trámite difícil. Otra forma de garantizar la
autenticidad de los documentos, sobre todo de los documentos públicos que van a
surtir efecto en otros lugares, es el procedimiento llamado de legalización de
firmas es un procedimiento para garantizar la autenticidad de los documentos. Los
documentos públicos, y entre ellos los notariales, tienen una presunción de
autenticidad que solo quedará desvirtuada si son objetados oportunamente y
también acreditada su falsedad o su origen indebido o siniestro. En cuanto a los
documentos privados, si la contraparte de quien los haya ofrecido considera que
no son auténticos, debe objetarlo en tiempo y acreditar su falsedad o su no
autenticidad.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 100).

13.4 DOCUMENTOS OFICIALES Y LOS DOCUMENTOS NOTARIALES.

Desde luego, hay que hacer una distinción entre el documento notarial y el
documento oficial. El oficial es un documento público y el notarial también. Nada
más que tiene un distinto origen.

Mientas que el notarial, como su nombre lo indica, proviene de un


funcionario público que es el notario, el oficial proviene de cualquier autoridad en
el ejercicio de sus funciones. Los notariales, a los que también se les suele
denominar instrumentales, están autorizados por los notarios. Y, desde luego, hay
un enorme cúmulo de documentos notariales que lo deben ser, inclusive por ley.
La adquisición de un inmueble que exceda de cierto valor, la constitución de una
sociedad anónima y otra serie de actos, forzosa y necesariamente tienen que ser
notariales.

Aquí volvemos a la cuestión de la solemnidad, porque, por ejemplo, el acta


constitutiva de una sociedad tiene que extenderse en el protocolo de un notario;
81

de lo contrario no vale legalmente esa sociedad, sería una sociedad irregular, una
sociedad que no está bien constituida porque no lo está en escritura pública.

Los documentos oficiales o administrativos comprenden una gama muy


amplia, desde una licencia de manejar expedida por una dirección de policía y
tránsito, hasta los expedientes en os que se consigna cualquier tipo de trámite en
dependencias oficiales.

Finalmente, habría que hacer referencia a los informes. Estos informes son
relaciones de actividades que dan las autoridades al tribunal en relación con
hechos o con actos jurídicos sobre los cuales se les pide que den noticia. El
campo de los informes es sumamente amplio.

En nuestro sistema está reglamentado como medio de prueba el informe de


autoridad, que podría considerarse como un medio de prueba autónomo,
independientemente de que en la práctica se limita a ser la forma de desahogo,
por las autoridades, de pruebas confesionales o testimoniales rendidas a su cargo.
El informe de autoridad, tanto previo como justificado, es una institución de
nuestro juicio de amparo que equivale a la contestación de la demanda de
garantías por parte dela autoridad responsable, a la que se atribuyen actos
violatorios de garantías individuales.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 101 y 102).

13.5 IMPUGNACIÓN A LOS DOCUMENTOS

Es el acto procedimental por medio el cual alguna de las partes en el


proceso manifiesta su inconformidad con la autenticidad de algún documento
representado por la contraria, advierte sobre su falsedad, tacha su admisión o
hace observaciones sobre su alcance y valor probatorio. Hay que tener presente
que es posible impugnar tanto a los documentos públicos como a los privados.

La impugnación puede ser de cuatro tipos:

 De autenticidad, cuando se presume que el documento no es fiel a su original


o que fue elaborado por persona distinta de aquel a quien se le imputa.
 De falsedad, cuando se considera que el documento ha sido alterado
voluntariamente.
 Sobre su admisión, cuando se estima que el documento se admitió, a pesar
de haberse presentado fuera de los plazos establecidos por la ley.
 Sobre su alcance y valor probatorio, si considera que el instrumento no es el
medio idóneo para probar los hechos que con el mismo pretende acreditar.
82

I. Impugnación de los documentos públicos. Como hemos indicado en el


apartado anterior, ésta puede ser de tres tipos: de autenticidad, de falsedad y
sobre su admisión.

 De autenticidad. Procede cuando se presume que el documento público no


es fiel a su original. En principio, dichos documentos se tienen como
legítimos y eficaces, salvo que se impugne su autenticidad o exactitud por la
parte a quien perjudique. En este caos se deben observar los lineamientos
siguientes:
 Si existe el original del documento, el secretario de acuerdos lo cotejará
con su protocolo, y señalará día y hora para que se constituya en el
lugar en donde se encuentra la matriz, pudiendo asistir las partes. Si se
considera conveniente, el cotejo loase directamente el juez; también se
puede exigir la necesaria presencia de las partes o llevarlo a cabo en el
acto de la audiencia de desahogo de pruebas. Cabe indicar que los
documentos existentes en entidades federativas distintas se
compulsarán en vía de exhorto.
 Si el documento no tiene matriz se procederá a analizar su autenticidad
por medio de la prueba pericial, cuyas reglas se examinarán al estudiar
este instrumento probatorio.
 De falsedad. Procede cuando se considera que el documento público ha
sido alterado de manera voluntaria, puede versar sobre su contenido o
firmas. En estos casos se deben observa las reglas siguientes:
 Puede hacerse valer desde la contestación a la demanda y hasta seis
días antes de la audiencia de desahogo de pruebas.
 La parte que redarguya de falso un documento debe especificar los
motivos y ofrecer las pruebas necesarias para acreditar sus
afirmaciones.
 En caso de que el documento no tenga matriz, se deben señalar los
documentos indubitables para el cotejo y promover la prueba pericial, ya
que sin estos requisitos no se tendrá por hecha la impugnación.
 Con la impugnación se correrá traslado al colitigante.
 En la audiencia de ley se deberá recibir las pruebas relativas a la
impugnación.
 La impugnación se resolverá en la sentencia definitiva, la cual debe
decidir sobre la fuerza probatoria del documento impugnado, pero no
puede hacer declaración alguna que afecte al documento en general.
Los derechos del impugnador deben reservarse para que los haga valer
penalmente, y puede también subordinar la eficacia ejecutoria de la
sentencia a la presentación de una caución.
 Sobre su admisión. En el caso de que el documento público se hubiere
admitido, a pesar de haber sido presentado fuera de los periodos señalados
por la ley, se puede realizar esta clase de impugnación que el juez debe
resolver en el momento de dictar sentencia.
83

II. Impugnación de los documentos privados. Como hemos señalado, ésta


puede ser de autenticidad, de falsedad y sobre su admisión.

 De autenticidad. Procede en el caso de que presuma que el documento no


fue elaborado por persona a quien se le imputa, sin que exista dolo en ello.
Como ha quedado indicado, en principio los documentos privados se tienen
por legítimos, ya que si no son objetados por la parte contraria surten
efectos como si hubieran sido reconocidos, pero en caso de que se
impugne su autenticidad o exactitud por la parte a quien perjudique, se
debe observar las reglas que se detallan a continuación:
 Se ha de realizar dentro de los tres días siguientes a la apertura del
término de prueba, cuando se trata de los documentos exhibidos con
anterioridad, ya que los presentados posteriormente podrán ser
objetados dentro de los tres días siguientes al auto que ordene el
desahogo de las mismas.
 La persona que realice la impugnación debe pedir el cotejo del
documento con el que señale como indubitable, o solicitar que se cite
al interesado para que ante la presencia judicial ponga su letra, firma o
huella digital, a fin de que sirvan de base para el cotejo.
 Para el cotejo se seguirán las reglas de la prueba pericial y el juez
puede hacer por sí mismo la comprobación después de oír a los
peritos, apreciando el resultado de la prueba conforme a su casa
crítica, sin tener que sujetarse el dictamen de aquéllos y con la
posibilidad de ordenar que se repita el cotejo por otros peritos.

 De falsedad. Procede cuando se considera que el documento ha sido


alterado de manera voluntaria en cuanto a su contenido o firmas. Para
resolverla se siguen las mismas reglas que se han indicado para los
documentos públicos, por lo cual nos remitimos a ellas.
 Sobre su admisión. Procede cuando el documento se admite, a pesar de
haberse presentado fuera de los periodos señalados por la ley. En este
caso, el juez debe resolver lo conducente en el momento de dictar la
sentencia definitiva.
 Sobre su alcance y valor probatorio. Procede cuando la contraparte
considera que el instrumento exhibido no es el idóneo para acreditar con él
los hechos que pretende probar. Solo se puede hacer valer dentro de los
tres días siguientes a la apertura del plazo para ofrecer pruebas, tratándose
de los presentados antes de dicho periodo y los exhibidos con posterioridad
pueden ser objetados en igual plazo, contado desde el día siguiente a aquel
en que surta efectos la notificación del auto que ordena su recepción.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 142 a 145).

13.6 OBJECIÓN DE DOCUMENTOS


84

La objeción y la impugnación de documentos son figuras sutilmente


diferentes y así son tratadas por nuestra legislación procesal civil. Los artículos del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal que regulan estos
problemas son básicamente lo siguientes: 101, 335, 340, 341 y 386.

Las anteriores disposiciones ameritan, a nuestro juicio, las siguientes


reflexiones: es necesario distinguir la objeción, propiamente dicha, como una
oposición a la admisión del documento, o sea, a la pretensión puramente procesal
de que no sea admitido y se rechace; y, por otro lado, la impugnación como un
documento que entraña una pretensión en el sentido y dirección de restarle o
nulificarle la fuerza probatoria a un documento ya admitido, pero que se considera
inadecuado, ineficaz o falso.

Así, el primero de los numerales citados está refriéndose no a una


impugnación, como erróneamente lo dijo el legislador, la propia ley dispone:

El artículo 335, que debe examinarse conjuntamente con el 340, implica


una consecuencia grave al no objetarse los documentos privados ofrecidos par a
contraparte, pues ello traerá como resultado que dichos documentos se tengan
como admitidos y como si se hubiesen reconocido expresamente.

La objeción que se haga a dichos documentos deberá hacerse valer dentro


de los tres días siguientes a la apertura del término de prueba, si ya habían sido
presentados, y respecto de documentos exhibidos con posterioridad, también en
un plazo de tres días contados a partir de la notificación del auto que ordene la
recepción. El artículo 341 remite al dictamen pericial para el cotejo de firmas y
letras, siempre que se pongan en duda la autenticidad de documentos privados o
públicos que carezcan de matriz.

Por último, el artículo 386 reglamenta propiamente la impugnación de


falsedad de un documento, la cual debe hacerse en un plazo que va desde la
contestación de la demanda hasta seis días antes de la celebración de la
audiencia de pruebas y alegatos, indicándose motivos y pruebas de la
impugnación, con señalamiento de los documentos indubitables para el cotejo y
promoviendo la pericial correspondiente, sin todo lo cual no se tendrá por
redargüido o impugnado el instrumento.

El proceso penal que se hubiere instaurado sobre la falsedad del


documento no suspenderá el proceso civil, y el juez podrá reservar los derechos
del impugnador para el caso de que penalmente de muestre la falsedad, o bien,
podrá el juez subordinar la eficacia ejecutiva de la sentencia a la prestación de una
caución.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 102 y 103).
85

UNIDAD 14
PRUEBA PERICIAL
14.1 CONCEPTO DE PRUEBA PERICIAL

El dictamen pericial es el juicio emitido por personas que cuentan con una
preparación especializada en alguna ciencia, técnica o arte, con el objeto de
esclarecer algún o algunos de los hechos materia de la controversia.

La preparación del juzgador, el cual sólo es o debe ser un perito en


derecho, no puede alcanzar todos los ámbitos del conocimiento científico y de la
técnica, y, sin embargo, en ocasiones aquél debe resolver conflictos que
presentan aspectos complejos, los cuales requieren de esos conocimientos. En
estos casos es cuando el juzgador debe ser auxiliado por los peritos.

De acuerdo con el artículo 293 del Código de Procedimientos Civiles para


el Distrito Federal, la prueba pericial “procede cuando sean necesarios
conocimientos especiales en alguna ciencia, arte o industria, o lo mande la ley, y
se ofrecerá expresando los puntos sobre os que versará, sin lo cual no será
admitida, y si se quiere, las cuestiones que deban resolver los peritos”. Esta
prueba debe ofrecerse señalando también el nombre y domicilio del perito (artículo
291).

(Fuente de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, páginas 159 y 160).

14.2 FUNCIÓN DE LOS PERITOS

En la doctrina procesal se ha debatido y discutido acerca de la naturaleza


de la función del perito. Se ha dicho que es un auxiliar del juez, también, que es un
medio de prueba, que es un testigo de calidad y que finalmente, es un auxiliar o
encargado judicial. Becerra Bautista sostiene que las funciones del perito son dos:
ser auxiliar del juez o de la administración de justicia, y ser un medio de prueba. El
mismo autor señala como funciones que realizan las siguientes:

 Auxilian al juez en la percepción o en la inteligencia de los hechos.


 Indican al juez los principios científicos o técnicos que le permitan reducir
consecuencias de hecho indispensables para el conocimiento de la verdad.
 Se deducen las consecuencias de tales hechos basándose en sus
conocimientos especializados.
 Señalan las consecuencias jurídicas que extraen por la subsunción del hecho
en la norma jurídica.

Las cuatro funciones las podemos reducir a dos: el perito es un auxiliar del
juzgador, cuando, por ejemplo, es traductor; pero es a la vez auxiliar y medio de
86

prueba, cuando le proporciona a aquél el conocimiento científico y técnico para la


explicación o comprensión de los hechos controvertidos.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 105).

14.3 OBJETO DE LA PRUEBA

Pueden ser objetos de la prueba pericial los hechos controvertidos que


requieran explicar científica, técnica o de la experiencia y también,
excepcionalmente, el derecho extranjero tanto escrito en cuanto a su
interpretación y el consuetudinario, en cuanto a su existencia.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 106).

14.4 TIEMPO, LUGAR, MODO Y FORMA DE LA PRODUCCIÓN DE LA PRUEBA


PERICIAL

Nuestra legislación y la doctrina indican que el tiempo de desahogo de la


prueba pericial es precisamente el de celebrarse la audiencia, aunque el juez
podrá fijarles a los peritos un término prudente para que rindan su dictamen; el
lugar es la sede o domicilio del tribunal, el modo y la forma es la rendición de un
dictamen, escrito u oral, en presencia de las partes. Los peritos podrán ser
interrogados o formulárseles observaciones por el juez, por las partes y por el
perito tercero. El ofrecimiento de la prueba, por cualquiera de las partes, implica la
designación de un perito, y el derecho de la contraparte para nombrar un perito de
su parte, así como la posibilidad de que el tribunal designe otro perito más, tercero
en discordia; todo esto implica la naturaleza colegiada de la prueba pericial, ya
que el juez examinará libremente todos los peritajes rendidos, los que podrá
valorar atendiendo a las reglas de la lógica y de la experiencia.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 106).

14.4.1 OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA PERICIAL

La razón del ofrecimiento de la prueba pericial, como requisito legal y como


orientación para las partes en el proceso está clara y expresamente establecida en
el artículo 293 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal:

“La prueba pericial procede cuando sean necesarios conocimientos especiales en


alguna ciencia, arte o industria o la mande la ley, y se ofrecerá expresando los puntos
sobre los que versará, sin lo cual no será admitida, y si se quiere, las cuestiones que
deban resolver los peritos”.
87

Por tanto, la necesidad de que se aporten conocimientos especiales en


alguna ciencia, arte o industria, es lo que fundamenta el ofrecimiento de la prueba
pericial. Conviene que puntualicemos con mayor precisión todos y cada uno de los
requisitos que han de reunir las partes al ofrecer la prueba pericial:

a) Relacionar la prueba pericial con los puntos controvertidos del


juicio. El anterior requisito deriva del artículo 291 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal: “Las pruebas deben ofrecerse expresando con
toda claridad cual es el hecho o hechos que se tratan de demostrar con las
mismas así como las razones por las que el oferente estima que demostrarán sus
afirmaciones, declarando en su caso en los términos anteriores el nombre y
domicilio de testigos y peritos... si a juicio del tribunal las pruebas ofrecidas no
cumplen con las condiciones apuntadas, serán desechadas, reservándose lo
dispuesto en el artículo 298 de este ordenamiento”.

Dada la sanción tan clara de desecamiento por incumplimiento del requisito


de relacionar la prueba con los puntos controvertidos, buen cuidado tendrá la parte
de no omitir en su ofrecimiento de prueba pericial este requisito.

b) Expresar el nombre y domicilio de los peritos. Con base en el artículo


291 del Código de Procedimientos Civiles antes transcrito, la parte oferente de la
prueba, deberá comprender en su escrito de ofrecimiento de la prueba pericial el
nombre y domicilio del perito que designa de su parte. A su vez, la parte contraria,
al designar perito de su parte, respecto de la pericia ofrecida por la contraparte,
tendrá que cumplir con este requisito. Si no cumple con este requisito del
domicilio, en los términos del artículo 347 del mismo ordenamiento, se designará
perito de su parte por el juez.

c) Precisión de los puntos sobre los que debe versar la prueba pericial
y si se quiere, las cuestiones que deban resolver los peritos. Supongamos
nosotros que, en la demanda, la parte actor ha reclamado el pago de daños y
perjuicios a juicio de peritos, derivados de la afectación a una construcción anterior
por una nueva construcción. Esa parte actora deberá indicar que el peritaje deberá
versar sobre los daños que presente la construcción antigua, sobre si tales daños
fueron ocasionados por la nueva construcción y sobre la cuantificación en moneda
nacional del monto a que ascienden esos daños, así como sobre los perjuicios
ocasionados y el monto de ellos.

Esto sería determinar los puntos sobre los que la pericial versará. Además,
como lo autoriza un detallado interrogatorio a los peritos para que alrededor de él
gire el desahogo de la prueba pericial. La exigencia de precisar los puntos sobre
los que deberá versar la prueba pericial y si se quiere, las cuestiones que deben
resolver los peritos, está apoyada en el texto expreso del artículo 293 que ya
transcribimos.

d) Término en que debe hacerse el ofrecimiento de la prueba pericial.


La regla general que rige el ofrecimiento de todas las pruebas, según lo hemos
88

determinado reiteradamente, es en el sentido de que el período de ofrecimiento de


pruebas es de diez días. Este término empezará a contarse el día siguiente al de
la notificación del auto que manda abrir el juicio a prueba (artículo 290 del Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal). Respecto de términos en
cuanto a la prueba pericial dispone el artículo 347 del Código de Procedimientos
Civiles del Distrito Federal: “Las partes propondrán la prueba pericial dentro del
término de ofrecimiento de pruebas, en los siguientes términos:

 Señalarán con toda precisión la ciencia, arte, técnica, oficio o industria sobre
la cual deba practicarse la prueba; los puntos sobre los que versará y las
cuestiones que se deben resolver en la pericial, así como la cédula
profesional, calidad técnica, artística o industrial del perito que se proponga,
nombre, apellidos y domicilio de éste, con la correspondiente relación de tal
prueba con los hechos controvertidos.
 En caso de estar debidamente ofrecida, el juez la admitirá, quedando
obligados los oferentes a que sus peritos, dentro del plazo de tres días,
presenten escrito en el que acepten el cargo conferido y protesten su fiel y
legal desempeño, debiendo anexar copia de su cédula profesional o
documentos que acrediten su calidad de perito en el arte, técnica o industria
para el que se le designa, manifestando, bajo protesta de decir verdad, que
conocen los puntos cuestionados y pormenores relativos a la pericial, así
como que tiene la capacidad suficiente para emitir dictamen sobre el
particular, quedando obligados a rendir su dictamen dentro de los diez días
siguientes a la fecha en que hayan presentado los escritos de aceptación y
protesta del cargo de peritos.
 Cuando se trate de juicios sumarios, especiales, o cualquier otro tipo de
controversia de trámite específicamente singular, las partes quedan
obligadas a presentar a sus peritos dentro de los tres días siguientes al
proveído en que se les tenga por designados para que se cumpla con lo
ordenado en el párrafo anterior, los cuales quedan obligados, en estos casos,
a rendir su dictamen dentro de los cinco días siguientes a la fecha en que
hayan aceptado y protestado el cargo”.

e) Intervención de intérprete. El intérprete es la persona que está en


aptitud de traducir de una lengua a otra. Por tanto, se trata de un auténtico perito
que posee conocimientos especiales coadyuvadores en el desempeño de la
función jurisdiccional. Sus conocimientos están referidos al idioma castellano en el
que se actúa y el idioma en el que sirve de intérprete, dadas sus facultades de
traducción. Para la intervención de los intérpretes, no se requiere el ofrecimiento
de la prueba pericial, sino que el juez, de oficio, o a petición de pare, acuerda la
injerencia de los intérpretes. Aludiremos a varios dispositivos legales que
previenen la intervención de los intérpretes:

En materia de prueba confesional, si el absolvente es extranjero y por


supuesto habla idioma distinto al castellano, requerirá la intervención de un
intérprete.
89

“...si el absolvente fuere extranjero, podrá ser asistido por un intérprete, en


cuyo caso el juez lo nombrará. (Artículo 315 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal).

La asistencia por un intérprete al testigo que no sepa el idioma castellano


está prevista por el artículo 367 el mismo Código Adjetivo:

“Si el testigo no sabe el idioma, rendirá su declaración por medio e intérprete, que será
nombrado por el juez. Si el testigo lo pidiere, además de asentarse su declaración en
castellano, podrá escribirse en su propio idioma por él o por el intérprete”.

(Fuente de consulta: Carlos Arellano García, Derecho Procesal Civil, 7ª edición,


Editorial Porrúa, México, 2000, páginas 349 a 352).

14.4.2. ADMISIÓN DE LA PRUEBA PERICIAL

Al día siguiente de la conclusión del término de prueba, el juez dictará


resolución en la que determinará las pruebas que se admiten sobre cada hecho
(artículo 298 del Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal). En esa
resolución, si la prueba pericial ha sido ofrecida legalmente la admitirá y si no, la
rechazará. A efecto de que el ofrecimiento de la pericial sea legal, deberán
cumplirse los requisitos que previene el artículo 293 del Código antes referido, a
saber:

 Que se requieran conocimientos especiales en alguna ciencia, arte o


industria o lo mande la ley.
 Al ofrecer la prueba pericial deberán expresarse los puntos sobre los que
versará, sin lo cual no se admitirán.
 Si se quiere, deberán expresarse las cuestiones que deben resolver los
peritos.

Acerca de las cualidades que deberán tener los peritos, el artículo 346 del
ordenamiento procesal señala que los peritos deben tener título en la ciencia o
arte a que pertenezca el punto sobre que ha de oírse su parecer, si la profesión o
el arte estuvieren legalmente reglamentados. Para corroborar este requisito
deberá consultarse la Ley Reglamentaria del artículo 5º Constitucional para el
Distrito Federal, conocida como Ley de Profesiones.

Si la profesión o el arte no estuvieren legalmente reglamentados, o


estándolo, no hubiere peritos en el lugar, podrán ser nombradas cualesquier
personas entendidas, aun cuando no tengan título (tercer párrafo del artículo 346
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal).

En los términos del artículo 348 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal, el juez, antes de admitir la prueba pericial, dará vista a la
contraria por el término de tres días, para que manifieste sobre la pertinencia de
90

tal prueba y para que proponga la ampliación de otros puntos y cuestiones


además de los formulados por el oferente, para que los peritos dictaminen.

Admitida la prueba pericial, los oferentes de la prueba están obligados a


que sus peritos, dentro del plazo de tres días, presenten escrito en el que acepten
el cargo conferido y protesten su fiel y leal desempeño, debiendo anexar copia de
su cédula profesional o documentos que acrediten su calidad de perito en el arte,
técnica o industria para el que se les designa, manifestando, bajo protesta de decir
verdad, que conocen los puntos cuestionados y pormenores relativos a la pericial,
así como que tiene la capacidad suficiente para emitir dictamen sobre el particular
(artículo 347, fracción III).

El dictamen correspondiente lo deberán rendir los peritos dentro de los diez


días siguientes a la fecha en que hayan presentado los escritos de aceptación y
protesta del cargo (artículo 347, fracción III).

Si los dictámenes de los peritos de las partes resultan sustancialmente


contradictorios, se designará el perito tercero en discordia por el juez, si a este no
le es posible encontrar conclusiones que le aporten elementos de convicción
(Artículo 347 fracción V y artículo 349).

Al perito tercero en discordia deberá notificársele para que en un lazo de


tres días, presente escrito en el que acepte el cargo conferido y proteste su fiel y
legal desempeño, debiendo anexar copia de su cédula profesional o documentos
que acrediten su calidad de perito en el arte, técnica, oficio o industria para el que
se le designa, manifestando, bajo protesta de decir verdad, que tiene la capacidad
suficiente para emitir dictamen sobre el particular, así mismo señalará el monto de
sus honorarios, en los términos fijados en la Ley Orgánica del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, los que deben ser aprobados y autorizados por el
juez, y cubiertos por ambas partes en igual proporción (artículo 349).

Si el perito designado por alguna de las partes, que haya aceptado y


protestado el cargo conferido, no presente su dictamen pericial en el término que
le haya sido concedido, se entenderá que dicha parte acepta aquél que se rinda
por el perito de la contraria, y la pericial se desahogará con ese dictamen. Si los
peritos de ambas partes, no rinden su dictamen dentro del término concedido, el
juez designará en rebeldía de ambas partes un perito único, el que rendirá su
dictamen dentro del plazo que corresponda, según las fracciones III o IV del
artículo 347 (artículo 347, fracción VI).

Además en los casos citados en el párrafo que antecede, el juez sancionará


a los peritos omisos con multa equivalente a sesenta días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal (artículo 347, fracción VII).

Es factible que las partes, en cualquier momento, puedan convenir en la


designación de un solo perito para que rinda su dictamen al cual se sujetarán
(artículo 347, fracción VIII).
91

Las partes, en cualquier momento, pueden manifestar su conformidad con


el dictamen del perito de la contraria y hacer observaciones al mismo, que serán
consideradas en la valoración que realice el juez en su sentencia (artículo 347,
fracción IX).

Cualquiera de las partes tienen derecho a interrogar al o a los peritos que


hayan rendido su dictamen, y a que el Juez ordene su comparecencia en la
audiencia de pruebas en la que se lleve a cabo la junta de peritos, donde la parte
que la haya solicitado o de todos los colitigantes que la hayan pedido, podrán
formular sus interrogatorios (artículo 350).

En todos los casos en que se trate únicamente de peritajes sobre el valor


de cualquier clase de bienes y derechos, los mismos se realizarán por avalúos que
practiquen dos corredores públicos o instituciones de crédito, nombrados por cada
una de las partes, y en caso de diferencias en los montos que arrojen los avalúos,
no mayor del treinta por ciento en relación con el monto mayor, se medirán estas
diferencias. De ser mayor tal diferencia, se nombrará un perito tercero en
discordia, conforme al artículo 340 del Código, en lo conducente (artículo 353).

Cuando alguna de las partes no exhiba el avalúo antes referido, el valor de


los bienes y derechos será el del avalúo que se presente por la parte que lo
exhiba, perdiendo su derecho la contraria para impugnarlo (artículo 353).

Es a cargo de las partes su respectiva obligación de pagar los honorarios


de los peritos que hayan designado (fracción VII del artículo 347).

Notificado el perito tercero en discordia de su nombramiento, en un plazo de


tres días, deberá presentar escrito de aceptación, protesta de fiel y legal
desempeño del cargo, acompañando de copia de los documentos a que ya nos
hemos referido y manifestando, bajo protesta de decir verdad que tiene la
capacidad suficiente para emitir dictamen sobre el particular. En ese escrito
señalará el monto de sus honorarios, con sujeción a los términos fijados por la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (artículo 349).

Los honorarios del perito tercero en discordia deben ser aprobados y


autorizados por el juez, y cubiertos por ambas partes en igual porción (artículo
349).

En el supuesto de que se declare fundada alguna causa de recusación del


perito que nombre el juez, a la que se haya opuesto el perito, el tribunal en la
misma resolución condenará al recusado a pagar dentro del término de tres días,
una sanción pecuniaria equivalente al diez por ciento del importe de los honorarios
que se hubieren autorizado, y su importe se entregará a la parte recusante
(artículo 351).
92

En todos los casos en que el tribunal designe a los peritos, los honorarios
de éstos se cubrirán por mitad por ambas partes, y aquéllas que no pague los que
le corresponde será apremiada por resolución que contenga su carga procesal de
pago de honorarios al perito designado por el juez, dicha parte incumplidora
perderá todo derecho para impugnar el peritaje que emita por dicho tercero
(artículo 353).

Conforme al artículo 106 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de


Justicia del Distrito Federal, los honorarios de los peritos designados por el juez,
serán cubiertos de acuerdo con el arancel que al efecto fija la mencionada ley, sin
perjuicio de lo que disponga la sentencia definitiva respecto al a condenación en
costas.

En la mencionada Ley Orgánica, el artículo 140 establece que los peritos de


las diferentes especialidades que prestan sus servicios como auxiliares de la
administración de justicia, cobrarán conforme al arancel siguiente:

 En asuntos relacionados con valuaciones, el 2.5 al millar del valor de los


bienes por valuar.
 En exámenes de grafoscopia, dactiloscopia, y de cualquier otra técnica entre
$500.00 y $1,000.00.
 En los negocios de cuantía indeterminada, los peritos cubrían hasta
$5,000.00, cantidad que se determinará por el juzgador, tomando en cuenta
la naturaleza del negocio y la complejidad de la materia sobre la que verse el
peritaje. Dicha cantidad se actualizará en términos de lo dispuesto por el
último párrafo del artículo anterior”.

(Fuente de consulta: Carlos Arellano García, Derecho Procesal Civil, 7ª edición,


Editorial Porrúa, México, 2000, páginas 352 a 355).

14.4.3. EL PERITO ÚNICO.

A este respecto, tenemos que cada parte puede nombrar un perito o


ponerse ambas de acuerdo en la designación de uno solo (artículos 347 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y 145 del Código
Federal de Procedimientos Civiles); pero en algunos casos el juez podrá hacer tal
nombramiento, si alguno de los litigantes dejare pasar el termino que se le
conceda, cuando los que deban nombrar peritos no se pongan de acuerdo;
cuando el designado no aceptare el cargo o lo renuncia después, o cuando el
designado no compareciere a la audiencia en que deba rendir su dictamen.

(Fuente de consulta: Instituto de Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia Jurídica


Mexicana, Tomo V, M-P, 2ª edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Editorial
Porrúa, México, 2004, páginas 526 a 529).

14.4.4. EL DICTAMEN PERICIAL


93

El perito, dentro del término, puede presentar su dictamen en cualquier


momento, ratificando el contenido y firma ante la presencia judicial.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 153).

UNIDAD 15
INSPECCIÓN Y RECONOCIMIENTO JUDICIAL

15.1 EL SUJETO DE LA INSPECCIÓN

El sujeto de la inspección es el propio juez, el propio titular del tribunal, que


es quien está inspeccionando las cosas.

(Fuente: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición, Editorial Trillas,
México, 1989, página 108).

15.2 OBJETO DE LA INSPECCIÓN

El objeto de la inspección lo pueden ser cosas y personas. Así, puede


inspeccionarse u observarse un inmueble, un edificio, las personas, los
semovientes, los animales, las cabezas de ganado, etc., siempre y cuando ésta
inspección no requiera conocimientos especializados de quien la realice. La
inspección en sí misma, debe estar íntimamente relacionada con el asunto
litigioso, porque, de no estarlo, sería una prueba inconducente o impertinente, ya
que no tendría nada que ver con los puntos puestos a discusión. De la inspección
o reconocimiento se levanta siempre un acta en la que se hace constar la fecha, la
hora, el lugar en donde se está actuando y las cosas, los objetos o las personas
que se hayan observado, procurando que dicha acta sea lo más precisa y lo más
descriptiva posible. Se debe pormenorizar todo aquello que es lo importante de la
inspección; para qué se llevó a observar esas cosas, con objeto de que se diera
de qué cuestiones. Es muy importante aquí, más que en otras pruebas, el aspecto
de la oralidad o de la no oralidad del proceso, en cuanto a la identidad del juez de
instrucción y del juez de decisión, porque no va a ser lo mismo que el juez que
haya ido personalmente a la inspección sea el mismo que decida o que, por el
contrario, el juez que haya ido a la inspección sea distinto del que va a decidir,
pues este último en ese caso, el segundo, juez solo tendría frente a sí un acta fría
en el expediente. Será muy distinto que el mismo juez que realizó la inspección
sea el que dicte la sentencia y ello significará indudablemente una tendencia hacia
la oralidad.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 108 y 109).

15.3. INSPECCIÓN Y PERICIA ANEXA


94

Independientemente de que la pericia no debe confundirse con la


inspección, el código procesal distrital advierte que pueden acompañar al juez, en
esta prueba de inspección judicial, tanto los que se llaman testigos de identidad
como los peritos. Acompañan al juez los testigos de identidad para identificarle la
cosa, la persona o los objetos por inspeccionarse, y el perito, para dar lo que se
llama la pericia anexa a la inspección. La inspección, en sí, no debe requerir
conocimientos especializados ya que para explicar los puntos complementarios de
interpretación que el juez no puede apreciar por sí mismo, es para lo que la ley
autoriza esta asociación de pruebas. Esta combinación de la prueba de inspección
con la prueba pericial e, inclusive, con los testigos de asistencia, representa una
tendencia que persigue cumplir el principio de economía procesal permitiendo que
varios actos no tengan que repetirse en distintos momentos, sino que se realicen
en una misma y única diligencia.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 109).

15.4 CLASES DE INSPECCIÓN

Se puede hablar de dos tipos de pruebas de inspección, deduciendo esta


clasificación de código distrital; la inspección puede ser a petición de parte si es
que ésta ha sido solicitada por alguna de las partes, pero también ésta puede ser
de oficio, o sea, no a petición de parte sino cuando la prueba es provocada u
ordenada por el propio tribunal.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 109).

UNIDAD 16
PRUEBA TESTIMONIAL
16.1 CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN DE LOS TESTIGOS

a) Concepto. Este medio de prueba tuvo una gran importancia histórica, al


grado que Bentham llegó a decir: “Los testigos son los ojos y oídos de la justicia”.
Sin embargo, la evolución histórica ha ido mostrando una paulatina reducción de
la confiabilidad de esta prueba, tanto por los problemas propios de la percepción,
que derivan de la misma falibilidad humana, como por las operaciones indebidas a
que se presta dicho medio de prueba. En términos generales, el testimonio es la
declaración procesal de un tercero ajeno a la controversia, acerca de hechos que
a ésta conciernen. Devis Echandía lo define como “un medio de prueba
consistente en la declaración representativa que una persona, la cual no es parte
en e proceso que se aduce, hace a un juez, con fines procesales, sobre lo que
sabe respecto a un hecho de cualquier naturaleza”.
95

b) Clasificación de los testigos. Siguiendo en términos generales a


Alcalá-Zamora, podemos clasificar a los testigos según los siguientes criterios: 1)
Por razón del nexo del testigo con el hecho y 2) Por la función que desempeña.

De acuerdo con el primer criterio, el testigo puede ser directo, también


llamado de presencia, de vista o de visu, cuando ha tenido conocimiento inmediato
del hecho, o bien, indirecto, de referencia, de oídas o de auditu, si su conocimiento
del hecho proviene de informaciones proporcionadas por otras personas.

El testigo al que la Suprema Corte de Justicia de la Nación concede mayor


crédito es el directo, sin embargo, no rechaza en definitiva al testigo indirecto o de
oídas, cuya declaración debe analizar cuidadosamente el juez.

Ahora bien, por la función que desempeñan, los testigos pueden ser
narradores, cuando comparecen a declarar en juicio sobre hechos controvertidos;
los testigos describen o narran los hechos sobre los que son interrogados. Son
instrumentales cuando su presencia es exigida para la validez de un determinado
acto jurídico. Los testigos que interesan al proceso son los primeros, es decir, los
narradores; son ellos quienes producen la prueba testimonial.

Además, por el contenido de su declaración, los testigos pueden ser


contradictorios (o discordantes) o contestes (o concordantes), según haya o no
discrepancia en su declaración.

De acuerdo con la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia, las


discrepancias que existan entre los testigos, en el proceso civil, si no alteran la
esencia de los hechos objeto de la prueba, no afectan la sustancia de las
declaraciones de aquéllas, por lo que tales declaraciones no deben considerarse
contradictorias.

Inclusive, la coincidencia total en las declaraciones de los testigos de motivo


para sospechar que éstos han sido aleccionados previamente. De esta manera, la
Tercera Sala de la Suprema Corte ha considerado que “la perfección en las
declaraciones engendra sospecha sobre la sinceridad de los testigos, por lo cual
no puede estimarse contraria a las reglas de la lógica, la apreciación del juzgador
que, ante las respuestas de los testigos en los mismos términos y hasta con
idénticas palabras, deduzca que han sido aleccionados previamente.

(Fuente de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, páginas 163 y 164).

16.2 EL DEBER DE RENDIR TESTIMONIO

Decíamos líneas arriba que el artículo 356 del Código de Procedimientos


Civiles para el Distrito Federal impone a todos los ciudadanos, no solo a los que
sean requeridos por la autoridad para ello, la obligación de rendir el testimonio.
Esto no incluye solamente a los ciudadanos sino a todos los gobernados.
96

El testigo está obligado, además, a declarar con veracidad y a ser imparcial.


No debe tener interés en el asunto. Debe emitir antes de su declaración lo que se
llama la protesta de decir verdad, de conducirse con verdad. Esta protesta implica
que el secretario del tribunal, ala hora en que el testigo esté proporcionando sus
generales, le advierta que hay una sanción penal para aquellos que no digan la
verdad en declaraciones judiciales, los testigos que falten a su obligación de decir
verdad incurrirán en falsedad en declaraciones judiciales.

Los testigos, por regla general, son testigos de parte, porque es una parte la
que los ofrece, de tal suerte que puede haber testigos de la parte actora o testigos
de la parte demandada. Al ofrecerse la declaración debe relacionarse ese
ofrecimiento con hechos expresados en los escritos de la demanda o de la
contestación. Es obvio que en nuestro sistema puede haber testigos a los que
llama el juez, quien tiene esa posibilidad dentro de sus amplísimas atribuciones o
facultades aun los no ofrecidos por otras partes. Y finalmente, también, opinamos
que puede haber testigos que lleguen solo al proceso, sin que nadie los haya
llamado, invocando, desde luego, que tienen la obligación de declarar los hechos
que les constan.

(Fuente de consulta. Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 112 y 113).

16.3 EL TESTIMONIO Y LA PSICOLOGÍA JUDICIAL

Es importante hacer notar que existe en la prueba testimonial algo muy


parecido a la prueba confesional. El juez, al apreciar la prueba, sobre todo en el
proceso oral, debe procurar ser un muy buen psicólogo, debe hacer uso de la
psicología. Por eso se habla de la psicología judicial. Es muy difícil en un juicio con
tendencia hacia la escritura que se haga uso de esta psicología judicial, porque el
juez lo único que ve son las hojas escritas y las actas en las que constan lo que
declararon los testigos o lo que declararon las partes. Por el contrario, en el
proceso oral, el juez está en mejor posibilidad (dadas la identidad del juez de
instrucción con el juez de decisión, y la inmediatez física) de hacer uso el arbitrio y
de la psicología judicial.

El juzgador debe tener mucho cuidado en esto. Debe ser cauto. Muchas
veces, el testigo o a veces la parte, si se trata de la confesional, pueden aparentar
un gran aplomo, una gran seguridad, una certeza, hasta un tono de voz teatral y
engolado y ser los declarantes más falsos; y, al revés, un testigo puede tener una
voz vacilante, estar sudando, ponerse blanco o verde y, sin embargo, estar
diciendo la verdad. En el saber apreciar esto consiste, precisamente, la madurez
del juez para apreciar la prueba psicológicamente.

El juez no debe dejarse llevar por las apariencias y, sobre todo debe estar
también muy atento ala constatación de unos elementos probatorios con los otros,
de unas pruebas con otras y más que nada, en el caso de la testimonial, el cotejo
97

de lo que un testigo conteste, en relación con lo que los otros testigos expongan.
Por regla general, los testigos deben ser dos o más sobre los mismos hechos, y
por ello e les pregunta de forma separada, como ya lo hemos visto, y de forma
sucesiva, lo que implica que no se les puede interrogar al mismo tiempo, ni un
testigo puede oír las preguntas que se formulen a otro, sino que hay que
separarlos y examinarlos sucesivamente como lo está estableciendo el código
distrital.

La valoración de las respuestas es muy importante. Y, desde luego, ello


entraña la utilización de una verdadera técnica, sobre todo por el doble
interrogatorio que es el que le da su verdadero valor a la prueba testimonial.

El interrogatorio primero formula la parte que ofrece la prueba; pero


después lo continúa el abogado de la contraparte, quien repregunta.
Generalmente, las preguntas del abogado de la parte que ofrece son sobre temas
o puntos en los que el testigo ya ha sido aleccionado, ya sabe lo que se le va a
preguntar porque ya se le ha dicho antes. El riesgo y el peligro para el testigo
viene en las repreguntas, porque no las sabe de antemano. Aquí es donde la
técnica de la pregunta, del examen cruzado, lo que en el derecho anglosajón se
llama cross examination, cobra importancia. Las preguntas que se formulen van a
ser sobre detalles y ahí es donde pueden caer los testigos en contradicciones.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 113 y 114).

16.4 TÉCNICA DEL INTERROGATORIO A TESTIGOS

Si en la prueba confesional, como en su oportunidad lo vimos, la forma


para absolver las posiciones es que haya una respuesta categórica acerca del
hecho sobre el cual se interroga, con un sí o un no, respecto de la misma, en la
prueba de testigos esto no es así. No se le pide al testigo que diga sí o no
respecto de algo, sino más bien si le consta, si sabe algo.

Debe ponerse atención en la diferencia de la forma de la pregunta en la


prueba confesional y en la prueba de testigos. En la confesional, se le diría al
absolvente: “diga usted si es cierto, como lo es, que usted conoce a Juan Pérez”;
la respuesta puede ser sí o no. En la prueba testimonial, la pregunta respecto de
un hecho similar será: ¿es cierto que usted conoce al señor Juan Pérez?

En el interrogatorio al testigo inclusive hay más libertad al formular las


preguntas, es más abierto, se pueden preguntar más cosas. Porque no
necesariamente son hechos propios del que declara, como en la prueba
confesional, sino solo deben ser cualesquiera hechos que le consten al testigo.

En nuestro sistema, de todas maneras, la prueba de testigos en cuanto al


interrogatorio tiene cierta limitación, porque el hecho sobre el cual se esté
98

preguntando debe tener una relación directa e íntima con la litis, o sea, con los
puntos cuestionados.

En este aspecto existe una diferencia muy importante entre la técnica del
interrogatorio en nuestro sistema y en otros sistemas como, por ejemplo, el
anglosajón, en el que hay mayor libertad de formular preguntas sobre cuestiones
que aparentemente no tendrían relación directa con la litis, pero que después, a
través de una serie de inferencias, de conexiones lógicas, sí van a presentar esa
vinculación o conexión.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 115).

16.5 FORMAS DE INTERROGATORIO.

Es importante analizar los requisitos de fondo y forma, aunque previamente


definiremos qué se entiende por él.

Concepto. Como ha quedado indicado, es el mecanismo a través del cual


se desahoga la prueba testimonial y se integra por una serie de preguntas
formuladas verbal y directamente al testigo, primero por el oferente (preguntas),
sobre hechos que se presume conoce y que son materia del debate, las cuales
una vez autorizadas por el tribunal deberán ser respondidas.

Requisitos de fondo para las preguntas. Las preguntas que el oferente


de la prueba realiza a los testigos deben satisfacer los siguientes requisitos:

 No implicar la respuesta.
 Formularse de manera inquisitiva.
 Tener relación directa con los puntos controvertidos.
 No ser contrarias al Derecho o a la moral.
 Ser concebidas en términos claros y precisos.
 Procurar que en una sola pregunta no se comprenda más de un hecho.

Requisitos de fondo para las repreguntas. Las repreguntas deben


formularse una vez que la oferente ha concluido con su interrogatorio, deben
cumplir las exigencias establecidas para las preguntas y tienen que estar
relacionadas necesariamente con alguna de las realizadas por el oferente de la
prueba (pregunta directa), a efecto de que el testigo ahonde sobre su primera
respuesta. Es importante destacar que el oferente no puede realizar nuevas
preguntas sobre las repreguntas.

Requisitos de forma, tanto para las preguntas como para las


respuestas y repreguntas. La ley no exige ningún requisito de forma; sin
embargo, para facilitar su formulación se recomienda que las mismas se inicien
con ¿cuándo...?, ¿dónde...?, ¿por qué...?, ¿cómo...? ¿a qué hora...?, etc.
99

Asimismo, se sugiere las repreguntas principien con la frase: En relación con la


No.____ pregunta directa, que diga el testigo...; y posteriormente agregar
¿cómo...?, ¿cuándo...?, ¿dónde...?, etc.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 131 y 132).

16.5.1 INTERROGATORIO JUDICIAL

El interrogatorio judicial es aquel que hace el tribunal sin que se lo pidan las
partes, o sea, por su propia cuenta.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 115).

16.5.2 INTERROGATORIO POR LAS PARTES

El interrogatorio por las partes es el común y corriente, el que hacen,


primero, la parte que ofreció la prueba, que puede ser tanto la actora como la
demandada, y, después, la parte contraria.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, página 115).

16.6 PRECONSTITUCIÓN DE LA PRUEBA PERICIAL

Las pruebas preconstituidas, como lo hemos visto, son las producidas


previamente o antes de que el proceso se inicie, y, por lo tanto, en una fase o
etapa preprocesal. En cuanto a las posibilidades del emplear una prueba
testimonial para futura memoria, cabe señalar que nuestro sistema jurídico
contempla diversas disposiciones en las que se reglamentan los siguientes
extremos:

 Posibilidad de que el juicio se prepara pidiendo el examen de testigos,


cuando éstos sean de edad avanzada o se hallen en peligro inminente de
perder la vida, o próximos a ausentar a un lugar alejado y de difícil
comunicación y la acción respectiva no pueda deducirse aún por depender su
ejecución de un plazo o de una condición que no se hayan cumplido.
 También se podrán llamar testigos para probar alguna excepción, siempre
que la prueba sea indispensable y los testigos se hallen también en alguno
de los casos señalados en el inciso anterior.
 Y también se llamará a los testigos para acreditar la necesidad de que se
obtenga una providencia precautoria, ya sea el arraigo o el embargo
precautorio, los testigos deberán ser por lo menos tres.
100

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 115 y 116).

16.7 TACHA DE TESTIGOS.

En una de sus acepciones la palabra “tacha” alude a una imperfección, a


una falta, a un defecto. Por tanto, hacer valer tachas en contra del testimonio
rendido por uno o varios testigos es señalar las imperfecciones que demeritan las
declaraciones del o de los testigos de la parte contraria. El objetivo de las tachas
que se formulen es indicar al juzgador las deficiencias de la prueba testimonial
rendida pro la parte contraria para que ésta no perjudique los intereses de la parte
que formula tales tachas.

Es muy ilustrativa sobre las tachas la obra denominada Curia Filípica


Mexicana al expresar: “Queriendo las leyes evitar los perjuicios que pudieran
ocasionarse al litigante, por las declaraciones o dichos de los testigos que no
tuvieren toda la imparcialidad debida, bien por amor o por odio, hacia las personas
contendientes o por cualquier otro motivo; que aquellas adolecieren, las que
justificadas se desprecien sus dichos como sospechosos”.

Mas adelante en la misma obra, se determinan que pueden enderezarse las


tachas contra las personas por no ser hábiles, contra el examen por no haberse
respetado las formas o las leyes, o contra sus dichos por contradicciones,
oscuridad, pro inverosímiles, singulares, por no haberse dado la razón del dicho.

El gran jurista argentino Hugo Alsina alude a la existencia de tres categorías


de tachas: las referidas a la persona, al examen o al dicho.

Externamos el criterio de que, en efecto, las tachas, pueden encauzarse a


señalar defectos:

 En la persona del testigo que ha depuesto y que puede impugnarse en


cuanto a su falta de credibilidad por tener alguna de las vinculaciones con la
parte que lo ha ofrecido y que se anotan en el artículo 363 del Código de
Procedimientos Civiles.
 En la realización del desahogo de la prueba testimonial, por haber
desacatado alguna o algunas de las disposiciones procesales que establecen
las formalidades a que ha de sujetarse el desarrollo de la prueba testimonial.
 En las declaraciones rendidas por los testigos o por el testigo por ilógicas, por
inverosímiles, por contradictorias, por endebles, por notoriamente falsas, por
no haberse expresado la razón del dicho, por cualquier precariedad en ella
que pueda argumentarse.

La oportunidad procesal para plantear el ataque ala prueba testimonial de la


parte contraria, conforme a lo establecido por el artículo 371 del Código Procesal
en consulta, es doble:
101

 En el acto del examen de un testigo.


 Dentro de los tres días siguientes a ese acto.

Sobre el particular dispone el artículo 371 del citado ordenamiento: “En el


acto del examen de un testigo, o dentro del los tres días siguientes, pueden las
partes atacar el dicho de aquel por cualquier circunstancia no ha solo concepto
afecte su credibilidad, cuando esa circunstancia no haya sido expresada en sus
declaraciones. La petición de tachas se sustanciará incidentalmente y su
resolución se reservará para definitiva, debiendo suspenderse mientras tanto el
pronunciamiento de esta”.

Es pertinente que del anterior precepto transcrito destaquemos algunas de


las reglas procesales que rigen las tachas, conforme a ese Derecho Vigente en el
Distrito Federal:

 Las tachas solo se encauzan en ese dispositivo a combatir el dicho del


testigo por alguna circunstancia que afecte la credibilidad del testigo. Eso
quiere decir que, no se hará valer tachas por alguna violación procesal en el
desahogo de la prueba testimonial, ni por lo establecido en las declaraciones.
En diverso tenor: las tachas solo están dirigidas a la persona del testigo, por
alguna circunstancia que afecte su credibilidad.
 Si la circunstancia que origina las tachas ya ha sido expresada en las
declaraciones del testigo, no se promoverá incidente de tachas. La parte
contraria a la oferente de la prueba se limitará a señalar en su escrito de
alegatos tales circunstancias para desvirtuar el alcance probatorio de la
prueba testimonial.
 La sustanciación procesal que corresponde al derecho de tachar los testigos
es la tramitación incidental. Conforme al artículo 88 del Código de
Procedimientos Civiles, los incidentes se tramitan, con un escrito de cada
parte y tres días para resolver. En caso de que se promueva prueba debe
hacerse el ofrecimiento en los escritos respectivos, con fijación de los puntos
sobre los que verse, y se citará para audiencia indiferible dentro del término
de ocho días, en que se reciba, se oigan brevemente las alegaciones y se
cite para sentencia interlocutoria que debe pronunciarse dentro de los ocho
días siguientes.
 A diferencia de la tramitación incidental genérica regulada por el citado
artículo 88, en el incidente de tachas que se promueva la resolución de ese
incidente se reserva para la definitiva.
 La tramitación del incidente de tachas suspende mientras tanto el
pronunciamiento de la sentencia. Concluido el incidente de tachas, con
excepción del dictado de la interlocutoria que lo resuelva, se puede dictar la
sentencia definitiva en la que se resolverá sobre el incidente de tachas que
se ha promovido.
102

Una última regla procesal vigente sobre el incidente de tachas se contiene


en el artículo 327 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal:
“No es admisible la prueba testimonial para tachar a los testigos que hayan
declarado en el incidente de tachas”.

Es lógica esta limitación pues, se podría iniciar una cadena interminable de


pruebas testimoniales y de incidentes de tachas.

(Fuente de consulta: Carlos Arellano García, Derecho Procesal Civil, 7ª edición,


Editorial Porrúa, México, 2000, páginas 391 a 393).

UNIDAD 17
LA PRUEBA PRESUNCIONAL
17.1 CONCEPTO DE LAS PRESUNCIONES. CLASIFICACIÓN

a) Concepto. Como ha quedado indicado, es el instrumento a través del


cual se pretende acreditar la veracidad de las afirmaciones formuladas, probando
plenamente un hecho con algún medio de prueba, a efecto de que aprovechando
la sospecha de verdad establecida por la ley (presunción legal) o solicitando al
juzgado la utilización específica de un razonamiento lógico-jurídico de carácter
inductivo (presunción humana), se llegue a la conjetura de verdad de otro que es
desconocido y sin que sea necesario aprehenderlo intelectualmente de manera
directa. Al igual que muchos autores, considero que la presuncional no es un
verdadero instrumento probatorio sino una actividad mental específica, que una
vez admitida debe llevar a cabo el juzgador al valorar el medio de prueba en que
ésta se basa, procediendo a realizar inducciones o aplicando las que hizo el
legislador, a efecto de que éstas lo persuadan de la certidumbre o no de un hecho
que entró en debate y que es imposible conocer en forma directa. Hay que
recordar que la inducción es el razonamiento lógico por medio del cual, a partir del
conocimiento de hechos particulares, procedemos a formular enunciados
generales.

b) Clasificación. De conformidad con el ordenamiento adjetivo civil del


Distrito Federal, las presunciones pueden ser legales y humanas. La primera
surge cuando la establece expresamente la ley y la segunda, cuando el juez de
un hecho debidamente acreditado induce otro que es consecuencia ordinaria de
aquél.

A. La presunción legal. Surge cuando la ley establece expresamente la


sospecha de verdad de un hecho que es imposible conocer de manera direca, y
para su procedencia es necesario que nazca en forma inmediata del hecho
conocido, debiéndose tener en cuenta que quien tiene en su favor una presunción
legal, solo está obligado a probar el hecho en que se funda. A ésta podemos dividir
en:
103

 Jure et de jure. No admite prueba en contrario y constituye una norma


imperativa que de manera excepcional excluye la necesidad de probar el
hecho en que se basa, al que considera verdadero aunque tal vez no lo sea.
La presunción tiene este carácter cuando la ley expresamente lo indica.
 Juris tantum. Admite prueba en contrario y tiene este carácter aquella que el
ordenamiento legal no considera como jure et de jure. En este caso, surge lo
que se conoce como inversión de la carga de la prueba, es decir, que la parte
que niega la procedencia de la presunción manifestando que existe prueba
que la desvirtúa, debe acreditar su negativa.

B. La presunción humana. Surge cuando de un hecho, debidamente


acreditado por algún medio de prueba, el juzgador, utilizando de manera
específica un razonamiento lógico-jurídico de carácter inductivo, llega a la
conjetura de verdad de otro que es desconocido y sin que sea necesario
aprehenderlo intelectualmente de manera directa.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 159 y 160).

17.2 DETERMINACIÓN DE SI LAS PRESUNCIONES SON REGLAS DE


PRUEBA.

El maestro Rafael de Pina define a la presunción como la operación lógica


mediante la cual, partiendo de un hecho conocido, se llega a la aceptación como
existente de otro desconocido, y por tal se entiende a la presunción. Debemos
concluir que la presunción por sí misma no aporta información nueva ni adicional
al proceso, en el sentido en que aportan esa información nueva y adicional todos y
cada uno de los otros medios probatorios.

Esto es, por la presunción no se le allegan al juzgador nuevos materiales


informativos, sino que, por el contrario, por la presunción a partir del material
informativo recabado, se llegan a extraer nuevas implicaciones, si bien éstas
pueden tener el carácter de novedosas.

El Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal regula la


presunción en sus artículos 379 al 383. No es posible estimar a la presunción
como medio probatorio.

Al respecto, el jurista español Niceto Alcalá Zamora distingue dos


significados que se dan al vocablo presunción. Uno de ellos es el que tiene la
llamada presunción legal y está relacionado con la carga de la prueba. El otro, que
es el que corresponde a la llamada presunción humana, se relaciona con la fuerza
probatoria de los medios de prueba. Este autor sostiene que la única presunción
es la legal.
104

La llamada presunción humana no es tal porque cuando los medios


probatorios permiten llegar directamente a la prueba no se hace necesario ningún
raciocinio, no se hace indispensable ninguna operación lógica; pero cuando los
medios probatorios pro sí mismos directamente no permiten llegar a la prueba,
entonces, se hace indispensable acomodar, que interpretar y adecuar los datos
que brindan los medios probatorios desahogados para llegar a obtener la prueba
de un hecho.

En otras palabras, por sí mismos, cuando no se trata de una prueba directa,


los medios probatorios no prueban nada, o sea, se trata simplemente de medios
probatorios semiplenos e indirectos.

Será necesario que mediante la conjunción, mediante el agrupamiento de


todos esos medios probatorios y de su interpretación, llegue a una presunción.
Pero por esa vía no se llega a la presunción legal que hemos definido, sino a un
hecho inferido de los datos y de las informaciones proporcionadas por los medios
probatorios. La presunción, pues, por sí sola, no produce prueba plena, pero un
conjunto de presunciones sí pueden llegar a ella, es decir, un conjunto de
presunciones pueden permitir llegar a una prueba plena.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 118 y 119).

17.3 PRESUNCIONES Y FICCIONES LEGALES.

La ficción legal se ha confundido con la presunción; se dice que ambas son


sinónimas, que son semejantes. Sin embargo, se trata de dos cosas distintas. La
ficción legal debe entenderse, según Escriche, como: una suposición que hace la
ley dando a una persona o cosa una calidad que no le es natural, para establecer
en su consecuencia cierta disposición que de otro modo parecería repugnante. La
ficción obra los mismos efectos que la verdad, y por lo tanto debe imitarla sin
presentar cosa alguna que sea contraria a la verosimilitud, y sin que se extienda a
lo que por la naturaleza de las cosas es imposible...

Por su parte, la presunción legal es el reconocimiento que la ley ordena o


impone que se tenga de una situación de hecho como cierta, cuando concurren
los elementos señalados por la ley, a fin de que se le imputen determinadas
consecuencias jurídicas.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 119 y 120).

17.4 LOS INDICIOS. SU FUNCIÓN.

En torno a estos conceptos existe en la doctrina un verdadero caos, nadie


sabe por dónde se encuentran y cada quien toma su rumbo. Se dice, por un lado,
que las presunciones, los indicios y las conjeturas, son lo mismo. Por otro lado, se
105

sostiene que los indicios se distinguen de las presunciones. De Pina indica que
indicio es la prueba indirecta deducida de una circunstancia o circunstancias, que,
en relación con un hecho o acto determinado, permite fundar racionalmente su
existencia; entiende por conjetura un juicio probable formado de las cosas,
derivado de determinadas observaciones e indicios, y que se asemeja al indicio en
ser medio de prueba indirecta. Se dice, por otra parte, que indicio es el hecho
conocido de que se parte para establecer la presunción y conjetura, es una
vacilación que se tiene respecto a la exactitud del hecho inicial, que puede
trascender a la formación de la presunción. Para nosotros, el indicio es el dato de
que se parte en el mecanismo presuncional; la hipótesis es una reconstrucción
lógica de los hechos sucedidos; la conjetura es el punto de arranque de la duda,
que conduce al mecanismo presuncional y la sospecha, que puede ser fundada o
no, es simplemente una inclinación del ánimo que hace poner la existencia de
ciertos hechos, partiendo de alguna base que puede ser cierta o no, fundada o no.

Función. De todo lo anteriormente expuesto podemos llegar a la conclusión


de que las presunciones no son medios de prueba propiamente dichos y que su
verdadera naturaleza se determina por la función que están llamadas a cumplir.

Por lo que se refiere a las presunciones legales, si estamos frente a la


presunción que no admite prueba en contrario (jure et de jure), se tratará de una
excepción absoluta a la necesidad de probar; por el contrario, si estamos frente a
la presunción que sí admite prueba en contrario (juris tantum), se tratará de una
inversión de la carga de la prueba.

En cuanto a las presunciones humanas, que son las que el juez puede
inferir de los hechos ya acreditados, su utilización debe ceñirse a la más rigurosa
lógica. El juez deberá aplicar, previo dictamen pericial si fuese necesario, las
reglas de la causalidad fenomenológica, es decir, cuando entre el hecho conocido
y el desconocido exista a un nexo causal que implique una necesidad lógica de
causa a efecto o de efecto a causa, esta inferencia es obligada e inevitable. Por el
contrario, el juez deberá ser receloso y frío cuando no exista esa necesidad lógica
causal entre el hecho conocido y el desconocido, pues se está ante sospechas
infundadas, conjeturas o meros indicios que pueden derivarse de la ignorancia
popular, del fanatismo político o religioso o de otras distorsiones del pensamiento,
de las cuales, desgraciadamente, está llena la historia judicial de la humanidad.

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 120 y 121).

UNIDAD 18
FASE CONCLUSIVA
18.1 LOS ALEGATOS. CONCEPTO
106

 Es la fase del proceso que da inicio una vez terminada la recepción de


pruebas, en donde las partes en forma verbal o escrita y de manera
individual, breve y precisa, por sí o por medio de sus abogados o
apoderados, exponen ante el tribunal los hechos controvertidos;
argumentan sobre la eficacia de los elementos de convicción que hicieron
valer para acreditar la procedencia de sus pretensiones o defensas,
razonan acerca de la aplicabilidad de los preceptos legales invocados, y
piden se resuelva el conflicto de manera favorable a sus intereses, a efecto
de que el juzgador vaya normando su criterio para dictar la sentencia
definitiva.
 Los alegatos son las argumentaciones que formulan las partes, una vez
realizadas las fases expositiva y probatoria, con el fin de tratar de demostrar
al juzgador que las pruebas practicadas han confirmado los hechos
afirmados y que son aplicables los fundamentos de derecho aducidos por
cada una de ellas, por lo cual aquél deberá acoger sus respectivas
pretensiones y excepciones al pronunciar la sentencia definitiva. Couture
define los alegatos “de bien probado”, como anteriormente se les
designaba, como el “escrito de conclusión que el actor y el demandado
presentan luego de producida la prueba de los principal, en le cual exponen
las razones de hecho y de derecho que abonan sus respectivas
conclusiones”. El autor limita su concepto a la forma escrita de los alegatos.
Por su parte, Becerra Bautista expresa que los alegatos “son las
argumentaciones jurídicas tendientes a demostrar al tribunal la aplicabilidad
de la norma abstracta al caso controvertido, con base en las pruebas
aportadas por las partes”.

(Fuentes de consulta: José Ovalle Favela, Derecho Procesal Civil, 5ª edición,


Editorial Harla, México, 1980, página 178 y, Francisco José Contreras Vaca,
Derecho Procesal Civil, Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, página 163).

18.2 CONTENIDO Y OBJETO DE LOS ALEGATOS. SU ESTRUCTURA

De la definición indicada en el apartado anterior podemos desprender que


los alegatos deben contener, de manera breve y concisa:

 La exposición de los hechos controvertidos, que sirven de sustento.


 La argumentación sobre la eficacia los elementos de convicción que se
hicieron valer para acreditar la procedencia de las pretensiones o defensas,
analizando cada uno de los instrumentos de prueba aportados y realizando
una valoración jurídica propia, ya sea unilateralmente de acuerdo con su
lógica-jurídica o apoyados en disposiciones legales.
 Los razonamientos lógico-jurídicos acerca la aplicabilidad de los preceptos
legales invocados, no solo en cuanto a los dispositivos que regulan el fondo
del asunto, sino también para aquellos que rigen la vía elegida y la forma del
proceso.
107

 La petición de que se resuelva favorablemente el conflicto a favor de los


intereses de la parte a que representa, ya que si existe litigio es porque cada
uno de los contendientes considera que sus pretensiones son las adecuadas.

Estructura. Según el sistema jurídico a que nos refiramos y de acuerdo con


el tipo de proceso elegido, la forma de realizarlos puede variar entre la oral y la
estricta.

Los alegatos en la legislación adjetiva civil. En ésta normatividad, los


alegatos siguen los lineamientos que a continuación se expresan:

 Debe realizarse en la audiencia denominada Audiencia de desahogo de


pruebas y alegatos, una vez concluida la recepción de los instrumentos
probatorios.
 Si las partes no asisten a la audiencia o no desean expresar agravios, se
tendrá por precluido su derecho.
 Primero los expondrá el actor y posteriormente el demandado.
 Deben ser verbales, breves y concisos; el uso de la palabra se concede por
dos veces a cada una de las partes, que no puede alargar su intervención, en
cada oportunidad, por más de un cuarto de hora en primera instancia y de
media hora en la segunda.
 Se debe evitar las palabras injuriosas, alusiones a la vida privada, u
opiniones políticas y religiosas, limitándose a tratar los puntos del debate y
las cuestiones incidentales que hayan surgido.
 El Ministerio Público debe presentar alegatos en los procesos en que
intervenga.
 Esta prohibido que en el acta de la audiencia se transcriban los alegatos; sin
embargo, es posible presentar conclusiones de los mismos por escrito, para
que se agreguen al expediente.
 Los alegatos de las partes no son vinculativos para el juzgador, ya que puede
dictar una resolución contraria a las opiniones vertidas o hacer suyos los de
una parte y dejar a un lado a los que considere inadecuados o inaceptables.
 Una vez concluida la etapa de alegatos, el juez debe citar a las partes para
oír sentencia, la cual debe dictarse dentro de los quince días hábiles
siguientes, solo cuando se tengan que examinar documentos voluminosos se
podrá ampliar el término por ocho días más.

(Fuente de consulta: Francisco José, Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 164 y 165).

18.3 LA CITACIÓN A LAS PARTES PARA OÍR SENTENCIA.

Si la primera etapa del proceso es la instrucción y la segunda el juicio, hay


un momento procesal entre ambas que destaca más en los procesos penales,
denominado citación para sentencia, con citación para sentencia se subraya que
ha terminado la instrucción, se inicia la segunda etapa, o sea, la del juicio. Citar
108

para sentencia es indicar entonces que ha terminado la instrucción y que se pasa


a la segunda etapa, es decir, la del juicio.

Las consecuencias procesales de importancia de la citación para sentencia,


además de señalar que la instrucción ha terminado y que se pasa a la etapa del
juicio, son las de señalar que terminan, precluyen, varios derechos procesales; al
cerrarse esta instrucción, ya no se puede seguir postulando, ni probando, ni
alegando; las etapas para hacerlo han quedado atrás. Las partes dieron todo lo
que tenían que dar y ahora les corresponderá recibir, porque en la primera etapa,
en la instrucción, las partes dan y el tribunal recibe; y en la segunda etapa, o sea,
en la del juicio, el tribunal da y las partes reciben, y lo que reciben es nada menos
que la sentencia, la decisión de su litigio; entonces, una primera consecuencia es
la de que las partes ya no pueden ni afirmar, ni alegar nada, porque ya pasaron las
oportunidades que tuvieron para hacerlo; además, después de ese momento, ya
no es posible interponer la recusación, ni tampoco puede hacerse valer la
inhibitoria de jurisdicción, que es un medio para promover la incompetencia de los
jueces. Doctrinalmente estamos enfocando este fenómeno de la citación para
sentencia, pero en nuestro parchado y remendado código distrital, una reforma
reciente eliminó la citación para sentencia; ya no existe como un momento
procesal determinado, y no existiendo esta citación, los litigantes y los jueces y,
también, los teóricos, se preguntaron si habrá algún momento en el proceso que
sea equivalente a la citación para la sentencia, se ha creído, por cierto sector, que
tal momento sustitutivo es el de la iniciativa de la audiencia de pruebas y alegatos.

Merced al reformismo legislativo precipitado e incongruente, sobrevivió en


el código distrital una disposición que continúa hablando de la citación para
sentencia cuando prescribe que la sentencia debe dictarse dentro del plazo de 15
días, contados a partir de la referida citación; es decir, en dicha disposición se
conserva todavía la expresión, no obstante que otro artículo que hablaba de la
misma fue derogado expresamente.

Lucero Montaño ha expuesto en torno a este problema que debería


corresponder al momento de citación para sentencia, el del auto que declare
terminada la audiencia de pruebas y alegatos. Aunque advierte que no se trata de
un auto formal, esto es, un auto que expresamente da por terminada la audiencia
de pruebas y alegatos. Esto porque solamente hasta que termina la instrucción, o
sea, hasta que termina el último acto dentro de la audiencia, por ejemplo, el
alegato de parte del demandado, podría entenderse que se da por terminada la
instrucción en sentido estricto. En efecto, al iniciarse la audiencia pueden quedar
pendientes de realizarse muchos actos de instrucción, y si la función técnica de la
citación de la sentencia es para dividir la instrucción del juicio, parece lógico y
congruente que el momento equivalente del cierre de la instrucción sea aquel en
que la audiencia termina y no el del inicio de ésta. Por desgracia, este punto no
está resuelto legalmente, en virtud de todas las consideraciones y reflexiones
anteriores.
109

(Fuente de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1989, páginas 125 y 126).

UNIDAD 19
SENTENCIA Y COSA JUZGADA

19.1 LA SENTENCIA CIVIL. CONCEPTO

De acuerdo con lo que señala el tratadista Eduardo Couture, podemos


distinguir dos significados de la palabra sentencia: como resolución judicial y como
documento.

 Como resolución judicial, es el acto procesal en virtud del cual el tribunal


resuelve los puntos litigiosos sometidos al debate, en uso de la facultad
jurisdiccional delegada por el Estado.
 Como documento, es la pieza emitida por el órgano jurisdiccional que
contiene el texto escrito de la decisión tomada en el litigio objeto del proceso.
Cabe hacer notar que aunque es lo comúnmente aceptado, la determinación
del tribunal no necesariamente debe ser realizada por escrito.

De acuerdo con las ideas anteriores, podemos definir a la sentencia, en


sentido amplio, como el acto de mayor trascendencia dentro del proceso, en virtud
del cual el tribunal, después de recibir los instrumentos de prueba necesarios y de
oír los alegatos de las partes, de manera verbal o en un documento de carácter
escrito, resuelve los puntos litigiosos sometidos a debate haciendo justicia, en uso
de la facultad jurisdiccional delegada por el Estado, utilizando los criterios y las
formalidades procedimentales establecidas por la normatividad vigente en el foro.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Volumen I, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 171 y 172).

19.2 CLASIFICACIÓN DE LAS SENTENCIAS.

Existen muy variadas formas de clasificar a la sentencia y en este apartado


expondremos las que consideramos más importantes.

a) Desde el punto de vista de sus efectos:

 Declarativa. Se limita a reconocer una situación o relación existente y, por lo


mismo, no necesita ejecución coactiva. Ejemplo: la de prescripción.
 Constitutiva. Crea o modifica una situación o relación jurídica. Ejemplo: la de
divorcio o nulidad de matrimonio.
 De condena. Impone a una de las partes la obligación de realizar una
determinada conducta, ya sea de dar, hacer o no hacer. Ejemplo: la que
ordena el pago de rentas.
110

Hay que tener presente que la mayoría de las sentencias no son puras, sino
que en sus resolutivos se combinan los tipos indicados.

b) Desde el punto de vista de sus resultados.

 Estimatoria. Si considera fundadas las pretensiones del actor.


 Desestimatoria. Si considera infundadas las pretensiones del actor.

c) Desde el punto de vista de su función en el proceso.

 Interlocutoria. Resuelve una cuestión accesoria (incidente) planteada en el


juicio. No es una verdadera sentencia, ya que no da solución al fondo del
asunto y tiene, en realidad, el carácter de un auto judicial.
 Definitiva. Resuelve el fondo de una controversia sometida a debate, de
manera vinculativa para las partes y pone fina al proceso.

d) Desde el punto de vista de su eficacia.

 Impugnable. Es susceptible de ser recurrida por algún medio de defensa y,


por tanto, puede sufrir modificaciones o ser revocada.
 Firme o inimpugnable. No puede ser recurrida por ningún medio de
defensa, ya sea porque la ley no lo permite o porque dichos medios hayan
sido agotados, obligando a las partes a pasar por ella en todos sus términos.
En casos excepcionales, también obliga a terceras personas que no litigaron.
Ejemplo: las del estado civil.

e) Desde el punto de vista de su autoridad.

 Ejecutoria o que produce el efecto de la cosa juzgada. Como se analizará


con posterioridad, es aquella sentencia firme a la que se le considera la
verdad legal; por tanto, la causa que le dio origen no puede ser sometida
nuevamente a proceso. A la mayoría de las sentencias se les otorga este
carácter.
 No ejecutoria o que no produce el efecto de la cosa juzgada. Es aquella
sentencia firme que puede alterarse o modificarse si cambian las
circunstancias, al grado de que afecten a la pretensión que se dedujo en el
juicio correspondiente. Ejemplo: la de alimentos, suspensión de la patria
potestad, interdicción, etc.

19.3 REQUISITOS DE LA SENTENCIA. FORMALES Y MATERIALES.

a) Externos o formales. Son aquellos que debe satisfacer el documento en


donde está contenida la determinación judicial. A este respecto, cabe indicar que
el código adjetivo civil para el Distrito Federal, en sus artículos 80, 82 y 86,
respectivamente, señala que:
111

No existe fórmula para dictar sentencia, bastando que el juez apoye los
puntos resolutivos en preceptos legales o principios jurídicos, de conformidad con
lo dispuesto por el artículo 14 constitucional. De acuerdo con la opinión de los
tratadistas Rafael de Pina y José Castillo Larrañaga, aunque en principio este
ordenamiento cancela las antiguas fórmulas para dictar sentencia, posteriormente
exige requisitos de forma y que son:

 Debe contener lugar, fecha, tribunal que las pronuncia, nombre de los
contendientes, carácter con el que litigaron y objeto del pleito.
 Debe ser autorizada por el juez y el secretario, con su firma entera.

b) Internos o materiales. Son aquellos que deben cumplir la determinación


en sí misma (razonamiento del juez), sin importar el documento que la contenga.
Este tipo de requisito se clasifica a su vez en:

 Congruencia. Consiste en la armonía o concordancia que ha de existir en la


misma, se debe distinguir entre la congruencia interna y la externa. La
primera estriba en que la decisión emitida tenga relación con las pretensiones
formuladas por las partes; y la segunda, en que la determinación no se
contengan afirmaciones que se contradigan entre sí. El artículo 81 del Código
de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal se refiera a ella e indica
que la sentencia ha de ser clara, precisa y congruente con la demanda y
contestación como con las demás pretensiones deducidas en el pleito y debe
condenar o absolver al demandado.
 Motivación y fundamentación. Por su íntima relación las agrupamos una
sola; consisten en que la decisión judicial se expongan las argumentaciones
de hecho y de derecho que hayan conducido al juzgador a tomarla. Respecto
a ellas, cabe indicar que nuestra legislación positiva indica que nadie puede
ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino
en virtud del mandamiento escrito emanado de una autoridad competente,
que funde y motive la causa legal del procedimiento; y que en los juicios del
orden civil, la sentencia debe ser dictada, conforme a la letra, a la
interpretación jurídica de la ley y a falta de éstas, en los principios generales
del Derecho.
 Exhaustividad. Consiste en que la decisión del tribunal resuelva todas las
peticiones de las partes, ya sea en su favor o en contra. A este respecto, la
legislación civil del Distrito Federal indica que la sentencia debe resolver
todos los puntos litigiosos que hayan sido objeto de debate y cuando hayan
sido varios, tiene el pronunciamiento correspondiente a cada uno de ellos.

(Fuente de consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil,


Tomo 1, Editorial Oxford, México, 2000, páginas 173 a 175).

19.4 COSA JUZGADA. CONCEPTO. SUS FORMAS DE ADQUISICIÓN.


112

a) Conceptos:

 Es la autoridad y la fuerza que la ley atribuye a la sentencia ejecutoriada.


Entendemos por autoridad la necesidad jurídica de que lo fallado en las
sentencias se considere como irrevocable e inmutable, ya en el juicio en que
aquéllas se pronuncien, ya en otro diverso. La fuerza consiste en el poder
coactivo que dimana de la cosa juzgada o sea en que debe cumplirse lo que
en ella ordena.
 Se entiende como tal la inmutabilidad de lo resuelto en las sentencias o
resoluciones firmes, salvo cuando éstas puedan ser modificadas por
circunstancias supervinientes.
 Expresión que involucra la existencia de una sentencia ejecutoria en un caso
concreto que por este acto jurisdiccional se entiende resuelto definitivamente
y sin ulterior recurso alguno.

b) Formas de adquisición: Podemos definir la cosa juzgada como el


atributo, la calidad o la autoridad de definitividad que adquieren las sentencias.
Con base en esta característica esencialmente procesal, se ha llegado a
establecer una distinción de la cosa juzgada que nos ha permitido distinguir entre
el punto de vista procesal y el punto de vista material. Se dice que la cosa
juzgada, desde un punto de vista formal o procesal, significa la imposibilidad de
impugnación de una sentencia. Desde el punto de vista material o de fondo alude
al carácter irrebatible, indiscutible, inmodificable de la decisión de la controversia
de intereses a que se ha llegado mediante la aplicación de una norma sustantiva
general al caso conflictivo y la imputación de las consecuencias jurídicas
concretas que tal aplicación produce. Se ha dicho que la cosa juzgada, en el
sentido material, consiste en la verdad legal. Es una verdad definitiva que ya no
puede ser rebatida desde ningún punto de vista y en ninguna oportunidad.

(Fuentes de consulta: Cipriano Gómez Lara, Derecho Procesal Civil, 4ª edición,


Editorial Trillas, México, 1999, página 132; Eduardo Pallares, Diccionario de
Derecho Procesal Civil, 24ª edición, Editorial Porrúa, México, 1998, página 198;
Rafael de Pina y Rafael de Pina Vara, Diccionario de Derecho, 30ª edición,
Editorial Porrúa, México, 2001, página 81 e, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
Enciclopedia Jurídica Mexicana, Tomo II, C, 2ª edición, Instituto de Investigaciones
Jurídicas-Editorial Porrúa, México, 2004, página 654).

19. 5 LOS LÍMITES SUBJETIVOS DE LA COSA JUZGADA EN MATERIA CIVIL

Los llamados límites subjetivos se refieren a las personas que están sujetas
a la autoridad de la cosa juzgada, y que en principio solo afecta a los que han
intervenido en el proceso o a los que están vinculados jurídicamente con ello,
como los causahabientes, los que se encuentren unidos por solidaridad o
indivisibilidad de las prestaciones, etc. (artículos 92 y 422, párrafo. tercero, del
multicitado ordenamiento).
113

(Fuente de consulta: Instituto de Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia Jurídica


Mexicana, Tomo II, C, 2ª edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Editorial
Porrúa, México, 2004, página 656).

19.6 LOS LÍMITES OBJETIVOS DE LA COSA JUZGADA EN MATERIA CIVIL.

Una cuestión que no ha sido resuelta satisfactoriamente por el Código de


Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, que la regula expresamente, es la
relativa a los que se han calificado como los limites objetivos y subjetivos de la
cosa juzgada, considerados los primeros como los supuestos en los cuales no
puede discutirse en un segundo proceso, lo resuelto en uno anterior, ya que el
artículo 422 del citado Código (situado en el capítulo relativo al valor de las
pruebas), establece que para que una sentencia firme (ejecutoria) dictada en un
juicio, surta efectos de cosa juzgada en diverso proceso, es necesario que, entre
el caso resuelto y aquel en que la sentencia sea invocada, concurra la identidad
en las cosas, las causas, las personas de los litigantes y la calidad con que lo
fueron, elementos que se conocen tradicionalmente como ''triple identidad'' es
decir: las partes, el objeto del litigio y las pretensiones, así como las causas de
estas últimas.

(Fuente de consulta: Instituto de Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia Jurídica


Mexicana, Tomo II, C, 2ª edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Editorial
Porrúa, México, 2004, página 656).

19.7 LAS COSTAS PROCESALES. CONCEPTO

 Son erogaciones que las partes efectúan con motivo del proceso (Fuente de
consulta: Francisco José Contreras Vaca, Derecho Procesal Civil, Tomo 1,
Editorial Oxford, México, 2000, páginas 173 a 175).
 Son las erogaciones que realizan las partes en un proceso judicial y que
están comprendidas dentro de la legislación aplicable, mismas erogaciones
que serán soportadas por quien las realiza o por parte a quien condena el
juez a su pago (Fuente de consulta: Carlos Arellano García, Derecho
Procesal Civil, 7ª edición, Editorial Porrúa, México, 2000, página 489).
 Gastos ocasionados en el proceso, derivados directamente de él, sobre cuyo
pago está obligado el juez a resolver, ordenando a cuál de las partes
corresponde abonarlos a declarando que no procede, en el caso especial,
condenación en costas (Fuente de consulta: Rafael de Pina y Rafael de Pina
Vara, Diccionario de Derecho, 30ª edición, Editorial Porrúa, México, 2001,
página 198).

19.8 REGULACIÓN DE LAS COSTAS PROCESALES

En el ordenamiento mexicano, contrariamente a lo que ocurre en


numerosas legislaciones, se prohíbe el cobro de costas judiciales por mandato
expreso del artículo 17 de la Constitución Política Federal vigente, disposición que
114

se introdujo en el precepto del mismo número de la Carta Magna del 5 de febrero


de 1857; no obstante, en la practica procesal algunos funcionarios y empleados
judiciales sí reciben determinadas retribuciones por los servicios que están
obligados a prestar gratuitamente.

Sólo en las materias procesal civil y mercantil se hace una regulación sobre
el pago de las costas procesales en sentido estricto, ya que en las restantes
ramas de enjuiciamiento no se hace referencia a la parte que debe cubrir los
gastos del proceso, y tratándose del proceso administrativo el artículo 201 del
Código Fiscal de la Federación disponen expresamente que en el juicio fiscal
federal en el Distrito Federal no ha lugar a condenación en costas, por lo que cada
parte será responsable de sus propios gastos.

También debe tomarse en cuenta la disposición similar contenida en el


artículo 11 del Código Federal de Procedimientos Civiles, que excluye el pago de
costas en los conflictos de poderes, y en todo caso cuando el litigio se establezca
exclusivamente entre entidades federativas, o entre éstas y la Federación.

En la materia procesal civil y mercantil se siguen dos criterios esenciales: a)


el sistema subjetivo, conforme al cual sólo debe condenarse al pago de los gastos
y costas a la parte que hubiere conducido el proceso con ''temeridad y mala fe'', y
b) el sistema objetivo, de acuerdo con el cual se debe condenar siempre al pago
de los gastos y costas a la parte que haya sido vencida en el juicio En el primer
supuesto se toma en cuenta un dato subjetivo, la conducta temeraria y de mala fe
de una de las partes, la cual puede ser difícil de probar, en tanto que de acuerdo
con el criterio objetivo, la prueba la constituye la propia sentencia con la que se
acredita el hecho del vencimiento.

Debemos distinguir a este respecto dos sistemas en el ordenamiento


mexicano; por una parte, el seguido por el Código de Procedimientos Civiles del
Distrito Federal y el Código de Comercio, que coinciden en lo esencial por
inspirarse directa o indirectamente en la Ley de Enjuiciamiento Civil española de
1881; y por la otra, el régimen que establece el Código Federal de Procedimientos
Civiles.

Por lo que se refiere a los primeros ordenamientos, es decir, los Código de


Procedimientos Civiles y el Código de Comercio, estos adoptan parcialmente los
criterios objetivo y subjetivo, y además, establecen dos principios generales, ya
que reiteran la disposición constitucional que prohíbe el cobro de las costas
judiciales (artículos 139 y 1081, respectivamente), así como que cada parte será
inmediatamente responsable de las costas que originen las diligencias que
promueven y que en caso de condenación en costas, la parte condenada
indemnizará a la otra de todas las que hubiere anticipado (artículos 139 y 1082).

Por lo que concierne al sistema subjetivo, los dos códigos mencionados


disponen que la condena en costas se hará cuando así lo prevenga la ley, o
cuando, a juicio del juez, se hubiese procedido con temeridad y mala fe, y agregan
115

que siempre será condenado el que ninguna prueba rinda para justificar su acción
o su excepción, si se funda en hechos disputados, y el que presente documentos
falsos o testigos falsos o sobornados (artículos 140, fracciones I y II, y 1084,
fracciones I y II). Las reformas al Código de Procedimientos Civiles publicadas en
el Diario Oficial de la Federación del 21 de enero de 1985, adicionaron el artículo
140, con las fracciones V y VII, de acuerdo con las cuales deben ser condenados
en costas, el que intente acciones o haga valer excepciones notoriamente
improcedentes, y así lo declare la sentencia definitiva, y el que haga valer recursos
e incidentes de igual naturaleza, con el fin de entorpecer la buena marcha del
juicio. Debe destacarse que en la práctica los jueces mexicanos no acuden con
frecuencia al sistema subjetivo para hacer la condena en costas.

Existe una ligera diferencia en ambos códigos por lo que se refiere al


criterio objetivo, ya que los dos coinciden en que será condenado en costas quien
resulte vencido en el juicio ejecutivo (artículos 140, fracciones III y 1084, fracción
III), pero el Código de Procedimientos Civiles agrega, además, al vencido en el
juicio hipotecario, y en los interdictos de retener y recuperar, pero vuelven a
coincidir por lo que concierne a la condena de la parte vencida en dos sentencias
''conformes de toda conformidad'' en su parte resolutiva, sin tomar en cuenta la
declaración sobre costas (artículos 140, fracción IV, y 1084, fracción IV).

Una vez decretada la condena en costas en la sentencia definitiva, la


liquidación de la suma total que debe pagar la parte condenada por este concepto
se tramita a través de un incidente llamado de liquidación de gastos y costas, el
cual se inicia con posterioridad a que se ha dictado la sentencia y esta ha
adquirido firmeza. La parte beneficiada por la condena en costas presenta al juez
su ''planilla de gastos y costas'', que es un escrito en el cual se detallan cada uno
de los gastos y costas procesales realizados por aquella; el juez, después de
conceder a la parte condenada un plazo para que formule las objeciones que
estime pertinentes, resuelve el incidente de liquidación de gastos y costas para
precisar la suma total que el condenado debe cubrir a la otra parte (artículos 141
Código de Procedimientos Civiles y 1086 al 1088 del Código de Comercio).
Finalmente, en los juicios de mínima cuantía ante los jueces de paz, nunca se
debe hacer la condena en costas (artículo 142 del Código de Procedimientos
Civiles).

Dentro de los códigos procesales locales debe destacarse como peculiar el


sistema seguido por el Código de Procedimientos Civiles del Estado de Sonora, el
cual distingue entre gastos y costas procesales (artículo 78), y adopta el sistema
objetivo para los procesos en los cuales se deduzcan pretensiones de condena
(artículo 80), y el subjetivo cuando dichas pretensiones sean meramente
declarativas o constitutivas (artículo 81), y además al lado de los gastos y costas
procesales, también prevé la condena al pago de ''daños y perjuicios'' que una de
las partes produzca a la otra por ''el ejercicio malicioso de la acción y la falta de
probidad y lealtad'' (artículo 86).
116

El Código Federal de Procedimientos Civiles define las costas del proceso


como la suma que, según la apreciación del tribunal y de acuerdo con las
disposiciones arancelarias, debió o habría debido desembolsar la parte
triunfadora, excluido el gasto de todo acto o forma de defensa considerado
superfluo (artículo 7º, cuarto párrafo).

Dicho ordenamiento procesal federal sigue de manera predominante el


criterio objetivo, ya que el primer párrafo del citado artículo 7o., dispone que la
parte que pierde debe reembolsar a su contraria de las costas del proceso, y en le
segundo, que si las dos partes pierden recíprocamente, el tribunal puede
exonerarlos de dicha obligación, en todo o en parte, pudiendo imponer un
reembolso parcial contra una de ellas, según las proporciones recíprocas de las
pérdidas.

Sin embargo, también toma en cuenta la conducta que han seguido las
partes en el proceso, en cuanto el artículo 8º, establece que no se hará la citada
condena en costas, si a la parte vencida no le es imputable la falta de composición
voluntaria de la controversia, y además, si limitó su actuación en el desarrollo del
proceso a lo estrictamente indispensable para hacer posible la definitiva resolución
del negocio. Según dicho precepto, se entiende que no es imputable a la parte la
falta de composición voluntaria de la controversia cuando: a) la ley ordena que sea
decidida necesariamente por la autoridad judicial; b) consiste en una mera
cuestión de derecho dudoso, o en sustituir el arbitrio judicial a la voluntad de las
partes, y c) tratándose de la demandada, cuando hubiese sido llamada a juicio sin
necesidad.

Por otra parte, dicho ordenamiento establece que cuando haya temor
fundado de que una parte no pueda responder, en su oportunidad, del pago de las
costas, a petición de la contraria se le exigirá garantía bastante, a juicio del
tribunal, y si no la otorga, se le embargarán bienes suficientes para lograr, en su
caso, el pago de aquéllas (artículo 9º). Además, cuando sean varias las personas
o partes que pierdan, el tribunal distribuirá, entre ellas, proporcionalmente a sus
respectivos intereses la carga de las costas, cuyo importe se distribuirá entre las
partes o personas que hayan vencido, también proporcionalmente a sus
respectivos intereses (artículo 10).

(Fuente de consulta: Instituto de Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia Jurídica


Mexicana, Tomo II, C, 2ª edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Editorial
Porrúa, México, 2004, páginas 658 a 660).

19.9 RECONOCIMIENTO Y EJECUCIÓN DE SENTENCIA EXTRANJERA.

En Derecho Internacional Privado se plantea el problema del


reconocimiento, así como de la ejecución en el territorio nacional de las sentencias
emitidas por un juez extranjero, Tal problema forma parte de los conflictos de
jurisdicción y el tema del reconocimiento de las sentencias extranjeras el conocido
como el procedimiento de exequatur.
117

La dificultad que se plantea reside en el hecho de que una sentencia tiene


fuerza obligatoria exclusivamente en el ámbito territorial del foro emisor fuera de
este la sentencia extranjera requiere de un nuevo procedimiento para su
reconocimiento por el juez receptor. Según los distintos sistemas jurídicos el
procedimiento de exequatur es más o menos sencillo ya que algunos países
prevén un sistema estricto de revisión, mientras en otros se procede a un simple
control de la regularidad internacional de la sentencia del juez emisor.

En el caso de México, los artículos 599 a 608 del Código de Procedimientos


Civiles rigen la ejecución de las sentencias extranjeras y establecen un sistema
flexible de control, impidiendo explícitamente a los jueces de proceder a una
revisión de la decisión extranjera.

(Fuente de consulta: Instituto de Investigaciones Jurídicas, Enciclopedia Jurídica


Mexicana, Tomo II, C, 2ª edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Editorial
Porrúa, México, 2004, páginas 396 y 397).

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