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TRATAMIENTOS PARA EL TRASTORNO PARANOIDE DE LA

PERSONALIDAD
El principal objetivo sería modificar los supuestos básicos que tiene el individuo, ya que
estos constituyen las bases del trastorno.
Sin embargo, para el paciente, la intensa vigilancia y defensividad de la persona
paranoide resultan de la creencia de que la posición defensiva y la vigilancia
constantes son necesarias para preservar su seguridad. Por lo tanto, habría que
acrecentar el sentimiento de capacidad del cliente para enfrentarse a situaciones
problemáticas, hasta el punto de que confíe razonablemente en poder abordar los
problemas que surgen, la vigilancia y la intensidad de la posición defensiva parecerían
menos necesarias.
Esto reduciría su actitud vigilante y defensiva, y con ello la intensidad de la
sintomatología, con lo cual sería mucho más fácil abordar sus cogniciones por medio
de técnicas convencionales de terapia cognitiva y permitiría convencerle de que
intente modos alternativos de manejar los conflictos interpersonales.
Por lo tanto, la estrategia primordial en el tratamiento cognitivo del TPP consiste en
tratar de aumentar el sentido que tiene el cliente de su propia capacidad, antes de
intentar la modificación de otros aspectos de los pensamientos automáticos, la
conducta interpersonal y los supuestos básicos.
1. Estrategia de colaboración
Establecer una relación de colaboración no es tarea fácil, considerando que uno
está trabajando con alguien que supone que es probable que los demás sean
malvados y mentirosos.
El enfoque más eficaz consiste en que el terapeuta acepte abiertamente la
desconfianza del cliente en cuanto se ponga de manifiesto, y gradualmente
demuestre su propia confiabilidad a través de la acción, sin presionar al cliente
para que confíe en él de inmediato.
De modo que le corresponde al terapeuta poner énfasis en demostrar su propia
confiabilidad y ello no es tarea difícil. Tiene que ofrecer lo que puede y estar
dispuesto a dar, esforzase por ser claro y coherente, corregir activamente las
percepciones y comprensiones erróneas del cliente a medida que se producen,
y reconocer abiertamente los traspiés que ocurran. Crear confianza con la
mayoría de los paranoides es algo que lleva tiempo, así que debe abstenerse de
presionar al cliente para que hable sobre pensamientos o sentimientos
delicados.
Las técnicas cognitivas estándar, pueden requerir demasiada franqueza como
para que el cliente esté dispuesto a aplicarlas al principio de la terapia. Por lo
tanto, tal vez sea útil escoger como foco inicial un problema susceptible de ser
abordado primordialmente por medio de intervenciones conductuales.
En la terapia cognitiva la cooperación es siempre importante, pero lo es
sobretodo en el trabajo con individuos paranoides porque es probable que se
pongan intensamente ansiosos y/o coléricos cuando se sientan coaccionados,
tratados injustamente o colocados en una situación de sometimiento. Es
importante, centrarse en comprender las propias metas del cliente y dirigir
hacia ellas la terapia.
Cuando el enfoque empleado se basa en la solución de problemas para
perseguir las metas del cliente, muy pronto sale a la luz el modo como su
paranoia incide en las otras dificultades. Esto crea una situación en la que
es posible comprometerle en el trabajo cooperativo sobre su desconfianza
respecto de los demás, sus sentimientos de vulnerabilidad, su actitud
defensiva y demás, porque ello constituye un paso importante para
alcanzar sus propias metas.
Con los clientes paranoides la fase inicial de la terapia puede ser muy
estresante cuando el terapeuta cree que el paciente se centra en temas
superficiales que no deberían ser amenazadores en absoluto. El solo hecho de
participar en la terapia exige que el cliente se permita ser franco, reconozca sus
debilidades y confie en otra persona, ciertas cosas que los paranoides
experimentan como muy peligrosas. Entre lo mas difícil para ellos es descubrir
sus propios pensamientos y sentimientos, reconocer sus debilidades y confiar
en los demás. Este estrés puede reducirse un tanto centrándose al principio en
los temas menos sensibles, empezando con intervenciones más conductuales y
examinando los problemas indirectamente, sin forzar que el paciente quede
directamente expuesto. Uno de los modos más eficaces de aumentar la
comodidad del cliente paranoide, consiste en proporcionarle un mayor control
que el usual sobre el contenido de las sesiones, sobre las tareas para realizar en
casa y, sobre la frecuencia de las sesiones.
2. Intervenciones específicas
Algunas de las intervenciones conductuales podrían ser la inoculación al estrés
ante situaciones amenazantes, el entrenamiento en comunicación y asertividad
y la graduación frente a la polarización de manejo.
Por otra parte centrándonos en técnicas cognitivas, al empezar a trabajar en los
objetivos iniciales del cliente, es más productivo dedicarse a aumentar el
sentimiento de su capacidad en las situaciones problema o a incrementar su
convicción de que puede afrontar con éxito todos los problemas que surjan.
Esto se puede hacer principalmente de dos maneras:
- Primero, si el cliente es realmente capaz de manejar la situación pero
exagera la amenaza, o subestima su propia capacidad, las intervenciones
que generen una apreciación más realista de la aptitud aumentarán su
capacidad.
- Segundo, si el cliente no consigue dominar la situación, o cabe mejorar sus
habilidades para hacerlo, las intervenciones que tiendan a esto último
acrecentarán su capacidad.
- En la práctica lo mejor suele ser emplear los dos enfoques combinados.
Técnica del continuo
Otra técnica que se utiliza mucho es la técnica del continuo, que resulta muy
eficaz. esta consiste en hacer una línea horizontal, con una puntuación que
vaya de 0 a 10, o de 0 a 100, en cada extremo. Dependiendo de lo que
queramos medir se pone en cada lado opuesto (mala persona o buena persona,
competencia o incompetencia, etc…).
Cuando se sondea la percepción de los demás como maños, es importante no
presuponer que esté distorsionada. A menudo ocurre que los paranoides han
tenido relaciones con personas malintencionadas o han tenido serios
incidentes con algunos conocidos o compañeros de trabajo. El objetivo de esta
técnica es permitirle al cliente diferenciar entre las personas en quienes puede
confiar en alguna medida y las personas malintencionadas o que no merecen
confianza, de modo que deje de presuponer sencillamente que todo el mundo
es malo. También puede ser importante considerar la incidencia de los
allegados sobre las creencias del cliente.
No es infrecuente que los individuos paranoides se casen con personas que
también lo son, por lo tanto puede que el conyugue se oponga activamente a
los cambios que el terapeuta intenta lograr, y quizás se requieran sesiones en
pareja.
Junto con las intervenciones primordialmente cognitivas, es importante
trabajar en la modificación de las interacciones interpersonales disfuncionales
del cliente, de modo que este deje de provocar reacciones hostiles que acaban
confirmando sus propias ideas paranoides.
Sintonizar con más fineza
Hacia el final de la terapia es posible “sintonizar con más fineza” la nueva
perspectiva que el cliente tiene de las personas y sus nuevas aptitudes
interpersonales, ayudándole a desarrollar capacidad para comprender el modo
de ver de los demás y empatizar con ellos.
Esto se puede hacer formulando preguntas que requieran que el cliente prevea
el efecto de sus acciones sobre los demás y considere lo que sentiría él si los
roles se invirtieran o infieran los sentimientos o pensamientos de otras
personas a partir de sus acciones, para examinar ulteriormente la
correspondencia entre esas conclusiones y los datos a su alcance.
Es probable que al principio el cliente encuentre esos interrogantes difíciles de
responder y que a menudo se equivoque, pero a medida que reciba
retroalimentación del terapeuta y de las interacciones siguientes, aumentará su
capacidad para comprender el modo de ver de otras personas.
El cliente descubre que las acciones irritantes de los demás no están
necesariamente motivadas por malas intenciones, y que esas acciones
exasperan menos si se puede comprender el punto de vista del otro.
3. Mantenimiento del progreso
El proceso de finalizar el tratamiento con los sujetos con TPP es mucho más
fácil y directo que con el resto de los trastornos de la personalidad. Los sujetos
paranoides suelen preferir confiar en ellos mismos y solo esperan con ilusión la
conclusión de la terapia.
Para trabajar el problema del abandono es especialmente importante anticipar
aquellas situaciones en que las sospechas del cliente y su actitud defensiva
parezcan justificadas y planificar con antelación como manejar esas situaciones.
Obviamente, no es natural asumir que el cliente solo se encontrara, en el
futuro, con personas buenas. Todo lo contrario, es importante que terapeuta y
cliente reconozca que éste tratara con personas maliciosas de tanto en tanto,
pero que esas situaciones también se pueden gestionar sin demasiado
esfuerzo. Es de mucha utilidad que el cliente tenga la oportunidad de practicar
con un caso real antes de la conclusión del tratamiento.
Los sujetos paranoides pueden ser muy reacios a acudir a consulta para
sesiones de supervisión ya que para ellos volver a la terapia es una señal de
debilidad o fracaso. Hay que hacerles llegar la idea de que volver a la consulta
es una necesaria forma de “mantenimiento preventivo”, es decir, signo del
buen juicio del cliente.
4. Conclusión
Se aplican intervenciones cognitivo-conductuales estándar para abordar sus
otros problemas y sus ideas paranoides, se tratan al tiempo que se trabajan sus
objetivos terapéuticos.
Lo que distingue al enfoque presentado de los otros enfoques cognitivo-
conductuales es una atención explicita al desarrollo de la relación entre
terapeuta y cliente, el énfasis en el trabajo dirigido a mejorar en el paciente su
sensación de eficiencia desde los inicios de la terapia y el empleo de técnicas
cognitivas y experimentos conductuales para cuestionar directamente las
creencias personales que subsisten en el cliente hacia el final de la terapia.

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