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4, San Pablo: Cuerpo, alma, espiritu La distinci6n entre la vida moral y una vida propiamente espiritual se presenta frecuentemente, en el curso de la tradicién cristiana, bajo la forma de una jerarquia. Ella se funda de buen grado sobre una antropologia tripartita, reconocible a través de la diversidad de vocabularios y en los medios de cultura mas diversos. Esta triparticién no debe evidentemente ser comprendida como implicando en el hombre tres sustancias, ni tampoco tres «facultades»: discierne, mas bien, como una triple zona de actividad, que va de la periferia al centro, 0, para retomar una palabra tradicional € irreemplazable, al «corazén»'. Ella se opone a una antropologia mas corriente, bipartita, que parece ofrecer a pensadores o sabios, cristianos o no, un cuadro o un soporte suficiente. Ella se le opone, o mas bien, como pronto lo veremos, ella la completa. En varios autores, en varias épocas, esta antropologia se relaciona expresamente a algunos textos de la Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, y mas particularmente a un texto de San Pablo citado con predileccién. Al momento de concluir su primera carta a los Tesalonicenses, el Apéstol les dirige un deseo: «Que el Dios de la paz os santifique totalmente, y que vuestro ser entero, el espiritu, el alma y el cuerpo, sea guardado sin reproche hasta la venida de nuestro Sefior Jesucristo» (1 Tes 5, 23, traduccion de la Biblia de Jerusalén)’. Este versiculo ha pasado a ciertos textos liturgicos: asi, en el Liber mozarabicus sacramentorum (Férotin, n. 18); asi también en la Liturgia romana de hoy (Lectio brevis de las Completas del jueves). Sin embargo, parece haber confundido a un cierto nimero de comentadores modemos, que sienten preocupacion, de diversas maneras, como si fuera para ellos una obligacién quitarle a este Pasaje todo tipo de alcance. £1 «corazon» puede decirse de la «octava beatitud; esta palabra toma aqui una significacién ontolégica pars designar In realidad mas radical y iéntica del ser huumano. CE Roger ARNALDEZ, Trois ‘messages pour un seul Dieu, Albin Michel 1983, p. 62 y 64. *La traduccién de L. Segond decia: aque el Dios de la paz nos santfique totalmente, y que todo vuestro ser, cLespiritu, cl alma y el cuerpo, sea conservade irreprensible hasta la Venida de nuestro Sefior Jesueristo!n Para unos, este texto no seria mas que una formula por demas corriente, banal, y no habria motivo’ para buscarle una significacién precisa, ni tampoco para tenerla en cuenta en la exposicién de la doctrina paulina. Asi por ejemplo Prat, Dibelius y Findlay. Otros hacen observar que «éste es el nico pasaje de las Epistolas en el que los tres elementos figuran lado a lado»; asi D. Buzy y Dewailly- Rigaux’. Otros aun nos dicen que seria erréneo creer «que este texto implica una division tripartita en la antropologia paulinan; asi W. David Stacey, que se apoya en una observacién de John AT. Robinson. Prudentemente, Robinson sdlo sefiala que se trata en 1 Tes 5, 23 de tres elementos «bien distintos»; el lenguaje de Pablo, observa no sin cierta verosimilitud, «es aqui muy fluido»*. Stacey concluye que en la frase del Apéstol hay que retener las dos palabras. odoTedeLs (per omnia) y ohoK\npoy (integer); estas dos palabras «indican el verdadero sentido: Pablo pone el acento sobre la integridad de esta «conservacién» que él desea para sus lectores; «es todo el hombre quien debe ser guardado; y espiritu, alma y cuerpo subrayan simplemente la totalidad de esta concepcién ... El hombre bajo cada uno de sus aspectos, el hombre en su totalidad, debe ser guardado»®. Stacey no se pregunta ( y ésta es la unica cosa que nos interesa aqui) por qué, para expresar esta totalidad del hombre, Pablo tiene que ennumerar tres elementos, o tres «aspectos», o si se quiere, tres términos, y no dos 0 cuatro. La nota adjunta al texto para la Biblia de Jerusalén constituye una honrosa excepcién. Sin duda, retiene uniéndolas, las dos ultimas de las tres consideraciones que acabamos de sefialar: «Esta division tripartita del hombre es Unica en Pablo, quien por lo demas no tiene una antropologia sistematica y perfectamente coherente»®, esto, literalmente, es incontestable. Sdlo que esta afirmacién no se sostiene. La nota afiade muy juiciosamente: «Ademés del cuerpo y del alma, se ve aparecer aqui al espiritu, que puede ser, o bien el principio divino de la vida nueva en Cristo, o bien la parte mas elevada del hombre, abierta a la influencia del Espiritu», remitiendo a Rom 5,5 y 1,9, donde el lector podra encontrar un monton de referencias paulinas y otras, en las que el eclecticismo no pretende Ela Biblia, Piro, 12, p. 169. “SAN PABLO, Epitres aux Thesaloniciens, Ed, Du Cert 1954, p. 32 *Rev. W. David STACEY, M.A. The pauline view of man. Londres, 1956, p. 123. “Edicion de 1956, p. 1562. tener lugar de comentario. Aqui muestra al menos que el deseo del Apéstol para los Tesalonicenses, en su tenor literal, es tomado seriamente: lo que constituye, sino la Unica, por lo menos una honrosa excepcidn. Otro autor mas reciente, J.W.C. Wand, después de decir: «No es dudoso que Pablo hable de un momento a otro de cuerpo, de alma y de espiritu, ya que desde su punto de vista la psicologia tiene por base una tricotomia», observa en seguida que «en otros momentos, no obstante, él habla de una manera més popular, de alma y de cuerpo, al modo en que nosotros lo hacemos hoy en diay’. Reflexién curiosa por mas de un motivo, sobre la que (tomada en su traduccién francesa) nosotros haremos solamente dos observaciones: Pablo no considera, como el autor parece al menos insinuarlo, una tricotomia “psicolégica’, y por otra parte, al revés de lo que nosotros leemos en Prat, Dibelius y otros, no es ya la tricotomia de la carta a los Tesalonicenses, sino la simple dicotomia alma- cuerpo la que es declarada banal y “popular”. Mas recientemente atin, E. Schweizer ha retornado a la idea de una tricotomia popular, y por consecuencia, sin interés: «En el famoso pasaje de 1 Tes 5, 23 es conveniente entender pneuma, al lado de psiché y soma, como un elemento del hombre, ante todo en el sentido de la antropologia popular. El saludo de bendicién es tradicional, puede ser litUrgico, y no significa gran cosa para la nocion del hombre en San Pablo. La combinacién puede ser fortuita, como en Deut 6, 5»®. Exégesis diversas, que pueden contradecirse en los detalles, pero casi todas se inclinan en el mismo sentido. No es muy dificil descubrir las razones. Para algunos intérpretes, parece que es ante todo el deseo de no halllar a San Pablo en oposicién con «nuestra doctrina clasica»y, como dice D. Buzy (op. cit. p. 170), doctrina que no cuenta en el hombre mas que dos elementos: la materia y el espiritu. ,No esta acaso garantizada "Ce que saint Paul a vraiment dit, Trad. Banine, Stock 1970, p. 148 (Ed. original en inglés, Londres 1968). “cksprit» dans le Nouveau Testament, volumen colectivo «Esprit», Ginebra, Labor et Fides 1971, p. 202 y notas (Tradueci6n francesa del articulo “Pneuma” det Diccionario biblico de Kittel). Schweizer se refiere a DIBELIUS y a ROBINSON, The Body 1952, p. 27, nota 2,

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