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POJ¡,
BARTOLOMÉMITRE
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BUENOS- AIRES
Jmprcnta y Librería de MAYo, de C. Casavalle, Perú lió
1881
~.
OLLANTA Y.
ESTUDIO SOBRE EL DRAMA QUECHUA
II
III
IV'
original uel cura Valdez, hecha por uon Justo Pastor J lIstinia-
ni, excelente quechuista que se decia sucesor de los Incas, en
la cual se encuentran trozos omitidos en el códice dominico.
Esto es lo único que dá valor al libro de Markham, pues no
obstante las· notas críticas, históricas y arqueolójicas con
que lo ha ilustrado para probar que el Ollantay es un clrama
genuinamente indígena, este escritor ha sido convencido de
que no tenia nociones del idioma quechua y que se habia
guiado por la traduccion de Barranca, poseyendo muy im-
perfectamente el espaiíol.
Por los aiíos de 1873 imprimióse en Lóndres un nuevo
testo quechua del OLLANTA Y, con una traduccion castellana
al frente, obra del escritor peruano don José Fernandez No-
daJ~ que difiere ue todas las demas. No la conocemos, pero
Regun Pacheco Zegarra, juez competente, todas las nuevas
Jeccionesque él introduce en el testo original, son altera-
ciones y auulteraciones caprichosas llenas de barbarismos,
que responden á un sistema de corr~cciones, que acusan una
completa incompetencia. Por lo demás, Nodal es partidario
convencido de la originalidad del drama.
Poco antes qlle Nodal publicara su fantástico testo, con
posterioridau al primero de Tschudi, y simultáneamente con
el ue Markham, el doctor don Vicente F. Lopez se ocupó in-
cidentalmente del OLLANTAyen su conocida obra sobre «Les
Races Ariennes du Perou», publicada en 1871. Aun cuando
este ilustrado escritor argentino no pretende que la forma
actual del drama sea anterior á la conquista, sostiene lo que
tanto vale, y es, que «encierra rasgos veruaderamente an-
tiguos por la espresion, y que ciertas iueas, que se encuen-
tran espresac1as en él, son una inspiracion natural del génio
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indígena»; agregando que los coros y el dialogo tienen ese
color yesa fisonomia que la imitacion solo puede reproducir
imperfectamente, no encontrandose en ellas ni una sola vez
una alusion ó una idea moderna, y apenas una palabra que
pueda llamarse modern'l.» Va mas adelante aun, insinnan-
do que los coros deben ser una reminiscencia directa de las
forma.s helénica~, así como algunas imagenes que corres-
ponderian al simbolismo de los antiguos pelasgos, quienes
seglill su sistema histórico-filológico, son los progenitores de
los quechuas. Mas adelante examinaremos de paso el valor
de esta argumentacion h!potética, que complica la leyenda
literaria del OLLANTA Y.
Viene por último el nias competente do los comentadores
del famoso drama, así por su saber, como por su profundo
conocimiento del idioma quechua y el" estudio detenido que
de la obra ha hecho, aun cuando carezca de las calidades de
un crítico penetrante en materias litei'arias. El señor Pa-
checo Zegarra, que hemos citado ya, ha publicado en 1878 en'
Paris un grueso volúmen, que contiene un estenso comen-
tario sobre el OLLANTAy Ytodo cuanto a él se refiere, acom-
pañándolo de U!l nuevo testo fundado sobre el manuscrito
dominicano; y adernas una trac1uccion literal ilustrada con
abundantísimas notas crítico-filológicas, que representan in-
merisa labor. Decidido partidario de lri· originalidad de· la
obra qu.e comenta con el respeto de un libró sagrado, se apo-
ya en la autoridad del doctor Lopez para. negar al cura vai-')
dez su paternidad, declarando apócrifo su tosto y recono-
ciendo como el único verdadero el de los Domínicos. Su
argumentacion, empero, no adelanta mucho sobre la de sus
antecesores.
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(1) En una lnsfrltccion contra los ritos \le los Inuios, publicada en
Lima en 1585 por úrden del Concilio de 1583, se ve que, aun de~pl1es de
la con'luista Y convertidos al cristianismo, la uocion de la muerte eomo
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