Otras de las disposiciones de esta convención facultan a los Estados para recurrir
a la Comisión Interamericana de Mujeres de forma consultiva y, así mismo, a los
ciudadanos de los países signatarios para presentar denuncias y quejas en contra
de estos ante la comisión cuando violen alguna de las disposiciones de la
convención.
Cabe resaltar que la Convención de Belén do Pará recoge el criterio sostenido por
el Comité contra Todas las Formas de Discriminación de la Mujer (CEDAW), el
cual, desde 1992, estableció que “los Estados también pueden ser responsables
de actos privados si no adoptan medidas con la diligencia debida para impedir la
violación de los derechos o para investigar y castigar los actos de violencia e
indemnizar a las víctimas” (CEDAW, 1994).
Esta norma ha servido como punto de partida y columna vertebral a los Estados
latinoamericanos para legislar respecto a la violencia contra las mujeres y, en el
tema que se ocupa, el feminicidio, como es el caso de Costa Rica, país que amplió
su noción de feminicidio, creando, en la jurisprudencia, el concepto de feminicidio
ampliado extendiendo los posibles sujetos activos de este delito como se verá más
adelante; así mismo, esta convención fue el punto de partida para que la
legislación brasileña adoptara el concepto del homicidio en razón al género
femenino tal y como lo establece el artículo 121 de su código penal.