1. Biodiversidad ecológica.
Los abonos naturales también son claves para la agricultura ecológica. Un suelo
fértil se consigue con abonos verdes mediante, por ejemplo, el cultivo de
leguminosas. La incorporación de estiércol animal y compost también enriquecen
el suelo. Éstas son sólo algunas de las maneras de aumentar la materia orgánica y
la fertilidad del suelo sin fertilizantes sintéticos. El uso de abonos naturales
permite también un ahorro para los agricultores, y además elimina la necesidad de
insumos artificiales. Con los abonos naturales, el suelo es rico en materia
orgánica, más capaz de retener el agua, y permite una mejor protección contra la
erosión. No está permitido el uso de fertilizantes químicos.
Fertilizantes
sintéticos
Abonos
naturales
3. El laboreo de la tierra.
El suelo es el gran protagonista, se le trata como lo que es: un ente vivo muy
complejo, respetando la infinidad de organismos que lo conforman, trabajando
para mantener la fertilidad. Para ello es básico efectuar el mínimo laboreo posible,
incluso ninguno en algunos casos, para no alterar su complejidad intrínseca y no
perder las capas (horizontes) con mayor cantidad de materia orgánica.
Este tipo de agricultura favorece un futuro con una agricultura respetuosa y alimentos
saludables para todas las personas. Los alimentos cultivados de forma ecológica tienen
mejor sabor y son más sanos. Un estudio reciente en California muestra que las fresas
cultivadas ecológicamente son más dulces que las producidas de forma convencional. La
variedad ecológica también contiene un 10% más de antioxidantes, relacionados con la
prevención de muchas enfermedades.
También, supone la mejor forma de mitigar los efectos del cambio climático y ayudar a
la población mundial a adaptarse a los cambios que supone el calentamiento global.
¿Quién practica la agricultura ecológica?
En la actualidad, 2.600 millones de personas (cerca del 40% de la población mundial),
son pequeños agricultores. Estos son los agricultores que producen la mayor parte de
los alimentos que consumimos.
España es el país que, por cuarto año consecutivo, se ha situado a la cabeza del pelotón
en la Unión Europea en cuanto a la superficie destinada a la agricultura ecológica,
alcanzando ya la cifra de 1.845.039 hectáreas lo que representa un crecimiento en 2011
del 11,76%. Es el claro ejemplo de que la agricultura ecológica es viable y que es la única
solución para salvar a la agricultura y permitir el desarrollo rural, más aún en este
momento de profunda crisis socio-económica y ecológica.
Suelo más fértil: Un estudio que se llevó a cabo durante 21 años en explotaciones
europeas mostró que los abonos ecológicos ofrecen una mejor estabilidad del
suelo, mayor fertilidad, y una mayor biodiversidad (incluyendo las lombrices de
tierra y más microorganismos) que los suelos fertilizados sintéticamente.