Anda di halaman 1dari 11

Arreglo Institucional en el teatro de Michoacán: Análisis y Propuestas.

Por Said Soberanes


Said.soberanes@gmail.com
Comunidad Teatral Michoacana
Resumen:

En este texto queremos enfocarnos tanto en la descripción de la situación laboral y


legal que respecto al teatro ven los teatreros organizados de Michoacán, como, y
sobre todo, en el tipo de diseño institucional que, sospechamos, es si no suficiente
al menos necesario. Son un grupo de propuestas exhibidas de manera aleatoria
durante la Jornada Preparatoria de Michoacán que suponen un entramado que
afecta a los 3 ejes temáticos de este congreso. La intención es mostrar parte del
funcionamiento de la máquina teatral tal como ha operado en Michoacán
(Principalmente en Morelia), centrándonos en las instituciones públicas y privadas,
formales e informales, que tienen injerencia en la toma de decisiones (en lo que
podríamos llamar un arreglo institucional), para proponer un rediseño que tenga
una eficacia más admisible.

A diez años de una de las declaraciones más agresivas contra la sociedad civil
que hemos vivido en Michoacán (las granadas en el centro de Morelia el 15 de
septiembre de 2008), vemos con mucha claridad la necesidad de pensar un arte
que en su búsqueda de paz prevea el fortalecimiento de las formas de vida,
ateniendonos a la vía legal.

Dado que queremos renegociar con los tres niveles de poder la naturaleza con la
que los funcionarios observan nuestro trabajo, algunas de la propuestas son para
negociar con nuestro municipio, otras con nuestro estado y otras más para acordar
con la federación. Se exhibirán todas en esta ponencia buscando casos afines
donde hayan funcionado y aprender de ellos.
Señalamos 5 de varios puntos a los que apostamos: 1. Fortalecer la red ciudadana
propuesta por este congreso para generar una representatividad legítima y
fehaciente, por medio de un congreso estatal y un congreso regional. 2. Negociar
el tabulador de impuesto a espectáculo apropiado para la afluencia del evento, así
como las formas de pago de impuesto de los artistas. Fortaleciendo las redes de
espacios independientes y de autoempleo. 3. Obligatoriedad del arte teatral para
escuelas de educación básica, como derecho ciudadano y obligación educativa. 4.
Crear un criterio afín (creación de un Plan de desarrollo teatral nacional) para l_s
funcionari_s de los tres niveles de gobierno que se responsabilicen del área de
teatro, para prevenir la incertidumbre que las ocurrencias no sustentadas de
funcionarios de alto nivel provocan en el trabajo teatral, y de este modo darles más
autonomía de acción. 5. Observatorio de políticas culturales que sea autónomo, no
gubernamental y eminentemente ciudadano.

Se expondrá en el texto bajo qué principios planteamos estas necesidades.

Palabras Clave: Michoacán, leyes, instituciones, desarrollo, teatro

Trataré de no ser formal o complejo (temiendo en el fondo terminar siendo ambos)


en la estructura de lo que queremos pensar desde Michoacán, trataré de ser
operativo aunque esto pueda sentirse como algo poco delicado.

Entendemos (y espero que se entienda aquí que cuando use la primera persona
del plural hablo de los artistas escénicos michoacanos con los que tuve la
posibilidad de dialogar esto, en búsqueda que sean los más, que me eligieron y a
quienes estoy representando) que por más que enunciemos a este espacio como
un lugar de encuentro y construcción organizada de paz, esto es una arena de
confrontación que debe ser regulada; y es, sobre todo, un espacio de negociación:
Queremos construir una ley nacional de teatro y cada uno de los representantes
elegidos por cada estado viene aquí a presentar su carta de deseos imposibles.

Si queremos, como congreso, que se logre tener una ley nacional de teatro para
impulsarla en la agenda política de estas elecciones, debemos estar dispuestos a
aceptar públicamente nuestros intereses y saber negociar sobre ello. Renunciando
con esto a una perspectiva idealizada de lo que la federación significa: Consenso
irrestricto, acuerdo definitivo con un proyecto único que no se puede dar el lujo de
atender al disenso.

Por eso es importante hacer una advertencia previa a cualquiera de mis


reflexiones: La idealización centralista que alguna vez funcionó para unificar al
país está muerta. La mayoría de las comunidades provincianas no tenemos los
intereses capitalinos de la ciudad de México, porque no queremos ser y sobre todo
porque nuestro contexto nos impide ser como el centro del país. Actualmente, en
el padecimiento público de la precarización de los apoyos federales a cultura, se
visibiliza con más claridad la priorización de la capital en número de apoyos,
herramientas de cooperación y coordinación, número de teatros operados por la
federación, no porque haya más calidad de producción en la capital, sino porque
todas las políticas públicas federales siguen adecuándose a las problemáticas
capitalinas, beneficiando prioritariamente al centro del país. Hemos decidido
dejar de ignorar este hecho.

Empiezo con esta advertencia porque necesitamos asumir públicamente (y


disculpen si les canso con esta palabra) que esto, insisto, es una negociación y
quiero dejar en claro nuestros intereses en términos simples: Queremos ser
nosotrxs mismxs, no lo que el centro del país diseña para nosotrxs.

Ahora bien, ¿cómo lograrlo? Primero, definiendo aunque sea provisionalmente a


quiénes abarca el “nosotros”, cuáles son los alcances y los límites de nuestra
definición y cuáles son los intereses de ese grupo de trabajadores dialogantes;
para que, segundo, entendamos el análisis del arreglo institucional local
imperante, donde podamos ver a los jugadores en disputa con sus intereses
particulares, la intención es darnos herramientas para fortalecer estas instituciones
locales para que buscar que su diálogo con otras instancias sea horizontal.
Tercero, garantizar una instancia federal que gestione eficazmente la información
localizada de la que hemos estado hablando y construya ambientes institucionales
apropiados para el desarrollo local, más que transferir los de un sitio a otros.
* * *

Empiezo entonces con algunos conceptos importantes de acordar antes de seguir:

Cuando menciono el concepto institución lo hago desde la comprensión del


institucionalismo histórico, donde Douglass North define a la institución como las
reglas formales y normas informales que crean los agentes para reducir la
incertidumbre de la interacción humana (North, 1991); de aquí que el cambio
institucional se pueda entender como proceso de transformación perfectibles en la
designación de esas reglas formales y normas informales, pero también como
procesos que se llevan a cabo para mantenerlas funcionando y así evitar su
cambio, aun cuando éstas prueben su ineficiencia. Las instituciones son nuestros
inventos, organizamos a las instituciones de cierto modo para atender a los
agentes en juego y si estos agentes cambian de intereses, evidentemente, las
instituciones cambiarán. La forma concreta y actual en la que funciona una
institución o instituciones es lo que entendemos como arreglo institucional.

Un ambiente institucional – la condición en la que se encuentran las instituciones –


deberá aclarar los criterios que fortalezcan acuerdos, generar métodos claros para
resolver disputas, así como mantener redes de información en funcionamiento que
permitan reconocer a posibles socios así como vigilar a los deudores y finalmente,
crear y sostener un ambiente político razonablemente estable que pueda proteger
a las transacciones de la depredación y erosión del valor (Williamson 1975).

Las instituciones pueden facilitar en las transacciones 4 tipos de costos: los costos
de producción (instituciones creadoras de mercado), los de planeación
(instituciones estabilizadoras), los de negociación y promesa (instituciones
reguladoras) y los de aplicación y supervisión (instituciones legitimadoras) (Eaton
D. 2008; Rodrick & Subramanian 2003, 2).

Definimos finalmente aquí tres tipos de incertidumbre de negociación: El


oportunismo al que puede ser proclive el agente, su racionalidad condicionada
dados sus contextos e intereses, y la especificidad de los activos intercambiados
(Williamson 1975).
* * *

Parto aquí de dos puntos que a veces coinciden y otras veces se confrontan: Lo
que mi comunidad necesita y lo que le falta a mi comunidad. En función de ambas
exhibo las conclusiones fundamentales que se dialogaron en las Jornadas
Preparatorias de Michoacán.

¿Quiénes son los artistas escénicos que me mandaron como representante? Una
minoría. Aun cuando llegamos a ser 26 trabajadores de la escena en las jornadas
preparatorias, varios de ellos expresaron su desconfianza de una elección – la mía
- tan prematura que no tomase en cuenta más que a los grupos de la capital del
estado, de los cuales fueron pocos, y no a los del estado en su plenitud.

Mi “ilegitimidad” – si queremos llamarla así - exhibe la primera carencia que


visibilizamos en nuestros diálogos, en los altísimos costos de planeación: No
sabemos quiénes son nuestros aliados estatalmente - otros artistas, inversionistas,
contadores, abogados, proveedores, en general, profesionistas interesados en las
artes escénicas -, dado que no tenemos desarrolladas redes de información en
funcionamiento. Esto genera el enclaustramiento de círculos creativos para su
autoprotección, pero dificulta cualquier acción regulatoria. Grupos como Compañía
Expresión Teatral, La Mueca o La Cofradía, con perspectivas económicas
dispares entre ellas, tienen en común un distanciamiento evidenciado de cualquier
creativo o proveedor no integrado activamente en sus filas.

Dado que no existen estrategias de reducción de costos de planeación a nivel


Estatal, en otras palabras, carecemos de instituciones estabilizadoras del mercado
artístico, pensamos como opción una infraestructura ciudadana financiada con
dinero estatal que se dedique no solo a censar sino a replicar espacios de diálogo
como este para que el autorreconocimiento estatal se lleve a cabo y podamos
replicar el procedimiento colegiadamente a niveles municipales y estatales.

Primera propuesta gremial: Fortalecer la red ciudadana desplegada con este


Congreso para generar un conocimiento íntegro que produzca representatividades
más legítimas y fehacientes, por medio de congresos locales y estatales.
* * *

En términos operativos, lo que tenemos como institución en Michoacán es una


secretaría de cultura que tiene 3 años sin poder diseñar un plan de desarrollo
cultural (al menos no lo comparte cuando se le solicita por IFAI) que nos dé pauta
para definir si las acciones que se piensan tomar son válidas o útiles; que no
distingue entre presupuesto asignado y partidas presupuestales federales, porque
no cuenta con la capacidad económica para sostener sus propios departamentos.
En los términos en que señalamos el estudio de una institución, el departamento
de teatro de la SECUM tiene asignada una partida presupuestal que llega a
destiempo (porque las instituciones de regulación y de legitimación carecen de
fuerza para garantizar la puntualidad distributiva), que le ha obligado a renunciar a
operar como una institución de producción escénica.

Del 2008, donde se producía una temporada del Don Juan Tenorio que llegó a
contar con un millón de pesos de presupuesto, una temporada de pastorelas, un
sistema de becas en funcionamiento llamado en aquel tiempo SECREA y dinero
suficiente para producir al menos 2 obras al año; para el 2018, carecemos desde
hace 4 años de estímulos estatales para el desarrollo artístico, la última temporada
de pastorelas hace 2 años careció de cualquier tipo de remuneración, la última
temporada de Don Juan Tenorio en 2017 fue producida de forma privada con
apoyo en especie (escenario y un vestuario en disputa por asuntos de pagos), e
incluso los grupos más arraigados al sistema institucional y con facilidades
presupuestales, sólo pudieron contar con sesgados tiempos en el único teatro en
funciones del estado en Morelia.

Por otro lado, y como ya dijimos, el estado carece de estrategias para reducir
costos en términos de planeación, que serviría como formato de estabilización
entre proyectos recién formados y proyectos de largo respiro que se han
acomodado adecuadamente al esquema institucional. A la inexistencia de una red
de información de agrupaciones y proveedores del arte escénico (red que la actual
secretaria demandó a la comunidad, pero que es su responsabilidad plena), habría
que sumarle el rompimiento durante al menos 2 años entre los departamentos de
teatro y danza de la SECUM y la administración del teatro del IMSS local, la
desaparición paralela del foro cultural la bodega (cuya organización venía fallando
desde hace casi 9 años antes de su desaparición), con lo que nos encontramos
con una falta de infraestructura y un teatro cooptado históricamente por la
Orquesta Sinfónica (Ya en 1970 ese teatro era prioritariamente para la OSIDEM)
como es el teatro Ocampo.

Esto obligó a que la institución se sostuviese para su operación en los teatros


independientes que tampoco apoya para preservar su existencia.

Dado que la institución no cumple como herramienta de reducción de


incertidumbre entre pares en negociación, la Secretaría ha funcionado como
distribuidor de espectáculos para los intereses privados de la administración en
turno (Insistir que NO existe un plan de desarrollo estatal que se comparta con la
ciudadanía). En otras palabras, ha servido como cliente de los artistas a quienes
utiliza como proveedores.

En ese sentido, si como institución está en crisis, como cliente es materialmente


de lo que nos queremos proteger: Sus necesidades cambiantes, su decisiones
inciertas, sus intereses unilaterales, hacen de este cliente un peligro para
cualquier proveedor: El teatro de la bodega se cerró por falta de pago al
arrendador, las oficinas de la SECUM cambiaron por falta de pago al arrendador,
los convenios con el IMSS, con los hoteleros, renta de muebles y un importante
etcétera, han desaparecido o están en riesgo por falta de pago al proveedor, a
finales del 2017 se le adeudaba a los artistas escénicos cientos de miles de pesos,
cuyo adeudo más antiguo provenía del 2009; pocos de estos adeudos son
comprobables, pues los acuerdos verbales rara vez devienen en convenios
firmados. Discrecionalidad, opacidad, evasión, falta de contratos son los criterios
de incertidumbre que caracterizan ser proveedor de la SECUM.

No nos imaginamos a corto plazo un cambio institucional que rectifique estas


faltas, sabemos que la sendero-dependencia (la tendencia propia de la institución
a preservarse) de la secretaría es mucho más pesada que un conjunto de
acuerdos verbales. Por eso preferimos atenernos a cómo facilitar la negociación
con un cliente peligroso.

Segunda propuesta gremial: Negociar el tabulador de impuesto a espacios


culturales, por espectáculo de forma que sea apropiado para la afluencia del
evento; así como las formas de pago de impuesto de los artistas, pudiendo
acceder al pago en especie. Fortaleciendo las redes de espacios independientes y
de autoempleo.

Esto implicaría generar también facilidades en el pago de servicios como agua y


luz (para los foros propietarios), pagos en especie de sus impuestos para foros y
artistas escénicos como ya lo existe para artistas visuales, y mayores facilidades
cuando el cliente sea el estado.

* * *

Respecto a los costos de negociación y promesa, donde nuestro agente principal


(o cliente, pues al parecer es el único lenguaje que entendemos claramente) en
términos de comercio está posicionado, hablamos del público como primer
consumidor, las dificultades son más difíciles de rastrear. Los programas de
generación de públicos y de acercamiento a las artes tienen aún un gran pero
limitado apoyo en programas como alas y raíces, y de importantes gestoras
culturales ajenas a la institución – hablar de su valioso trabajo implica hacer otra
ponencia apropiada para ello - ; pero si algo hemos perdido con la emancipación
de la cultura del ámbito educativo son las herramientas para preservar y seguir
generando públicos que facilitaba la secretaría de educación.

El ejemplo más dramático de esta carencia es que la más elaborada estrategia de


acercamiento a jóvenes públicos como era el PNTE, ha sufrido por entrega de
presupuesto, espacios de presentación, publicidad oportuna, con más intensidad
en los últimos años.

Tercera propuesta gremial: Consideramos que una de las funciones más


importantes que puede dar una ley nacional de teatro es el reencuentro con la
institución educativa, de forma tal que se reintegre como obligación pública básica
la enseñanza de las artes (incluido el teatro) y se prime a la gente egresada de las
carreras de la escena que hay en el país como profesorxs de esas materias.

* * *

Dada la fragilidad de la institución, no es de sorprender que todos los esfuerzos


individuales de las diferentes jefas de departamento (Desde Cardelia Amezcua,
Selma Sánchez y Yunuén Durán) hayan sido rechazados y apagados por
desconfianza del gremio, por inconsistencia con los intereses federales o por sus
jefes y jefas directos. Esto ha generado un departamento que no opera en interés
de los artistas escénicos – que en un círculo vicioso se niegan a colaborar por
dicha ceguera institucional -, que responde a intereses discrecionales y que tiene
que jugar azarosamente a saber si es concordante con los de la federación.

Es decir, las reglas y normas de operación de la institución, así como sus


planeaciones, tienen como agente principal a alguien imposible de rastrear
públicamente, y ante esa incertidumbre, la federación no puede hacer gran cosa
sino seguir operando maquinarias de enorme tamaño que carecen de
adaptabilidad.

Volviendo al ejemplo del PNTE, pudimos ver que la maquinaria estatal carecía de
los mecanismos para distribuir presupuesto (un formato de legitimación donde
todo el dinero se centraliza en finanzas y emerge al gusto), que la encargada
institucional de operarlo carecía de herramientas de negociación dentro de su
propio instituto y que la coordinación nacional no tuvo muchos mecanismos para
refrendar los intereses del grupo o de buscar los intereses del arte escénico.

Por ello, consideramos que la estructura de la coordinación debe de


transformarse; más que ser la operadora de ciertos proyectos generados sin la
atención de las diferentes coordinaciones, departamentos e institutos dedicados al
teatro, con una subcoordinación que negocia con los estados para eventos
precisos como la MNT o el PNTE; creemos que la coordinación debe ser un lugar
donde se generen diálogos constantes entre lxs coordinadorxs y jefes de
departamento de teatro estatales para la generación colegiada de un plan de
desarrollo nacional teatral que sirva de refrendo. Transformar la estructura de la
coordinación implicaría más discusión, a la que estoy dispuesto, pero por tiempo
no puedo extenderme aquí.

Cuarta propuesta gremial: Crear un criterio afín (creación de un Plan de


desarrollo teatral nacional) para l_s funcionari_s de los tres niveles de gobierno
que se responsabilicen del área de teatro, para prevenir la incertidumbre que las
ocurrencias no sustentadas de funcionarios de alto nivel provocan en el trabajo
teatral, y de este modo darles más autonomía de acción.

* * *

La quinta propuesta gremial es muy concreta y por ello con ésta termino: Crear
un observatorio de políticas teatrales que sea autónomo, no gubernamental y
eminentemente ciudadano que nos permita visualizar y poder señalar con más
precisión la gama de imperfectos, y de abusos de las que hemos hablado y que
queremos corregir en nuestras instituciones para que nos sirvan y nos atiendan.
BIBLIOGRAFÍA

Eaton, D., G. Meijerink, J. Bijman. 2008. Understanding institutional


arrangements: Fresh Fruits and Vegetable value chains in East Africa. Markets,
Chains and Sustainable Development Strategy and Policy Paper, no.XX. Stichting
DLO: Wageningen.

North, D.D. (1991); Institutions, Institutional Change and Economic

Performance, Cambridge University Press, Cambridge.

Rodrik, Dani and Subramanian, Arvind (2003): “La primacía de las

instituciones (y lo que implica).” Finanzas & Desarrollo. Fondo Monetario

Internacional, 1 de junio de 2003, pp. 31-34.

https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2003/06/pdf/rodrik.pdf

Williamson, O. 1975. Markets and hierarchies, analysis and antitrust

implications: A study in the economics of internal organization. New York: Free

Press.

Anda mungkin juga menyukai