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RELACIÓN ENTRE DISFAGIA Y

TRAQUEOSTOMÍA
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

LIC. LUCÍA RAVASI


Servicio de Fonoaudiología
Introducción
En el presente trabajo se realiza una revisión bibliográfica en relación a la
presencia o ausencia de disfagia en el uso de cánula de traqueostomía, y se pretende
conocer cómo ésta influye en el proceso de decanulación.
La disfagia es la alteración del mecanismo deglutorio, que puede darse en
cualquier parte de su recorrido, provocando complicaciones nutricionales y pérdida de
la protección de la vía aérea, lo cual conlleva un alto riesgo de neumonía por
aspiración y una elevada tasa de mortalidad. Es una patología importante en muchos
pacientes con enfermedades neurológicas y en personas con edad avanzada. Con el
uso de cánula de traqueostomía, pueden ocurrir efectos adversos sobre la deglución.

Palabras clave: Disfagia, traqueostomía, decanulación, aspiración, deglución.

1
Marco teórico
Disfagia
La laringe posee, según consideraciones clásicas, tres funciones fundamentales:
respiración, protección de la vía aérea durante la deglución, y fonación. Se encuentra
dividida en supraglotis, glotis y subglotis; la glotis comprende la región donde se
encuentran las cuerdas vocales, los aritenoides y el suelo del ventrículo. A su vez, los
músculos de la laringe se dividen en intrínsecos y extrínsecos, donde la función de los
primeros será abducir, aducir y tensar las cuerdas vocales; y los últimos se encargan
de ascender la laringe, movilizándola en bloque. Al respirar, las cuerdas vocales se
encuentran abiertas, en posición de reposo; pero al deglutir, la laringe asciende y los
pliegues vocales se cierran momentáneamente, produciendo una obstrucción del flujo
a través del plano glótico.
La deglución, como lo indican Souto y González (2008), es el proceso fisiológico
cuyo conjunto de actos garantiza el paso de alimentos sólidos y/o líquidos desde la
boca hasta el estómago, atravesando la faringe y el esófago. Este proceso se debe
dar en forma segura, eficaz y placentera, y se realiza por medio de movimientos,
fuerzas y presiones que se ubican dentro de la estructura orofaríngea.
Dentro del proceso de deglución, se distinguen tres etapas, que son la etapa
oral, que a su vez se subdivide en preparatoria y oral propiamente dicha, donde el
tiempo de tránsito del bolo alimenticio comienza con el inicio de los movimientos del
bolo dentro de la cavidad oral hasta que se pasa el punto en que la mandíbula cruza la
base de la lengua, la duración normal es de 1/1,25 seg.; luego la etapa faríngea, cuya
duración normal debe ser menor a un segundo, y su tiempo de tránsito abarca desde
la base de la lengua hasta que el bolo pasa a través de la región cricofaríngea; y
finalmente, se encuentra la etapa esofágica. Cuando la duración entre las dos
primeras etapas es mayor a 2 segundos, esto es signo de alteración en la deglución.
La disfagia es “una dificultad o molestia en el trasporte de saliva y del bolo
alimenticio en sus estados líquido o sólido desde la boca hacia el estómago” (Cámpora
& Falduti, 2015). Constituye un conjunto de síntomas que afectan la forma de tragar, y
no es una enfermedad en sí misma; e independientemente de su origen, aumenta la
morbilidad y mortalidad.
Se manifiesta de forma variable, ya sea desde retraso en la formación o
transferencia del bolo alimenticio, hasta un desplazamiento patológico del mismo, o la
presencia de aspiración y pasaje a la vía aérea.
Existen diferentes grados de disfagia según la calidad de ingesta de los
alimentos por parte del paciente, y que permiten saber cuál es la terapéutica que cada
uno requiere para su caso. Algunos pacientes entonces podrán manejar su saliva,

2
pero presentan dificultades con los líquidos, semisólidos o sólidos, o bien presentar un
trastorno generalizado; dichos trastornos no son necesariamente estables en el tiempo
y pueden ser intermitentes. Según Cámpora y Falduti, los grados son cinco y van
desde normal a aguda, y se explican en la Tabla Nº1.

Tabla N°1: Grados de disfagia según la calidad de ingesta.

Grados Descripción

Normal Masticación y deglución segura y eficaz con cualquier


consistencia que ingiera.

Leve La masticación y deglución es eficiente para la mayoría


de los alimentos, pero muy de vez en cuando presenta
alguna dificultad que debe ser superada con maniobras
específicas.

Moderada Se presentan dificultades con líquidos y sólidos, pero


es una deglución aceptable con alimentos blandos.
Estos pacientes deben estar supervisados y requieren
pautas estratégicas para alimentarse.

Moderadamente aguda La ingesta oral no es exitosa, ya que el paciente


requiere supervisión constante y debe recibir
alimentación suplementaria para evitar la desnutrición y
deshidratación.

Aguda La nutrición del paciente depende de método


alternativo ya que no hay ingesta oral.
Fuente: Cámpora & Falduti (2015)

Los procesos de aspiración y penetración refieren al ingreso del bolo alimenticio


a la vía aérea, pero cada uno posee características y magnitudes diferentes. La
penetración se entiende como la entrada del alimento al vestíbulo laríngeo, es decir,
sobre el nivel de los pliegues vocales; la aspiración en cambio es el ingreso de
cualquier material que sobrepase dicho nivel; puede ser silenciosa y producirse en tres
momentos diferentes: antes de que se desencadene el reflejo deglutorio, por un
control lingual disminuido y retarde o ausencia del reflejo; durante el reflejo, por estar
éste reducido; y después del reflejo, cuando los residuos han quedado en la faringe y
circulan hacia la vía aérea por la fuerza de gravedad o por excesivo acumulamiento
(González V. & Beilacqua, 2009).

3
Además, cabe destacar que existe una escala de aspiración-penetración, que se
puede constatar a través de un estudio, y donde los resultados posibles son los que
figuran en la Tabla N°2.

Tabla N°2: Escala de aspiración-penetración

Escala Descripción

1. No entra en la vía aérea (VA)

2. Entra en la VA, se mantiene por encima de las cuerdas vocales


(CV) y es expulsado.

3. Entra a VA, se mantiene por encima de las CV y no se expulsa.

4. Entra a VA, ingresa en contacto con las CV y es expulsado.

5. Entra a VA, ingresa en contacto con las CV y no es expulsado.

6. Entra a VA, pasa por debajo de las CV y se expulsa.

7. Entra a VA, pasa por debajo de las CV y no es expulsado a


pesar del esfuerzo.

8. Entra a VA, pasa por debajo de las CV y no hace ningún


esfuerzo para expulsarlo.
Fuente: Cámpora & Falduti (2015)

Con respecto al control central de la deglución, existe un reflejo inconsciente


como forma de protección de la vía aérea, controlado por las vías de control cortical y
subcortical. Que se produzca el reflejo nauseoso indica la presencia de una sustancia
nociva en el tracto bocal, e implica la elevación de la faringe hacia la cavidad oral y el
movimiento opuesto que se requiere a la deglución, pero constituye un sistema de
defensa ante la penetración de material extraño, al igual que el reflejo tusígeno.

Traqueostomía
En condiciones crónicas donde la incompetencia de laringe y faringe pueden
producir aspiración de saliva o contenidos gástricos, será necesaria la realización de
una traqueostomía, debido a que evitará la inhalación de fluidos, y es una ruta de
acceso rápido a la tráquea y los bronquios. La necesidad entonces puede darse en
personas con enfermedades neurológicas, enfermedades respiratorias crónicas, en
estado de coma o disminución de la conciencia, infecciones respiratorias agudas, y/o
como consecuencia de un trauma. La utilización de traqueostomía reduce en un 50%

4
el espacio muerto, además de que se requiere menor esfuerzo para respirar e
incrementa la ventilación alveolar1.
En la mayoría de las intervenciones quirúrgicas de cabeza y cuello, donde
generalmente existe una comorbilidad importante, la traqueostomía es usualmente
realizada de manera intencional, anticipando problemas post-operatorios en relación
con la respiración o deglución, que podrán causar riesgos aspirativos. Este grupo
incluye también pacientes que se encuentran en cuidados intensivos, donde han
requerido intubación durante un período de tiempo prolongado2.
Una de las funciones del fonoaudiólogo será identificar y trabajar sobre los
factores que pueden suponer para el paciente un riesgo aspirativo, para que el mismo
pueda recibir la nutrición e hidratación adecuadas. Es por ello que debe realizar un
trabajo en conjunto con el equipo interdisciplinario tratante, ya que debe asegurar la
deglución segura del paciente.
Dentro del impacto que puede producir la cánula de traqueostomía sobre la
deglución, podremos distinguir dos categorías: impacto mecánico e impacto fisiológico.
Acerca del impacto mecánico encontraremos cambios que afectan la función laríngea
luego de una intubación endotraqueal prolongada, como cambios en la mucosa,
edema en cuerdas vocales o edema supraglótico, desensibilización de laringe y
faringe, y atrofia de los músculos laríngeos y faríngeos. Otra consecuencia será la
restricción en la elevación laríngea, necesaria para la protección de la vía aérea 3; y la
obstrucción del esófago, debido a una excesiva insuflación del balón, que puede
causar daño en la pared esofágica traqueal, obstruyendo el pasaje del bolo hacia el
esófago. Por otro lado, en cuanto al impacto fisiológico, se producirá una
disminución o pérdida del flujo de aire a la vía aérea superior; alteración de la presión
de aire, producida por el cierre de las cuerdas vocales, y que puede ser utilizada para
expulsar residuos de la V.A.; y pérdida o reducción del flujo de aire a través de la
laringe, producida por la penetración de material en la región glótica.
La decanulación es la extracción deliberada y permanente del tubo de
traqueostomía, que sólo se indicará cuando las indicaciones de inserción de la misma
hayan sido resueltas. Para ello intervendrán todos los profesionales del equipo

1
Por otro lado, el fácil acceso a los bronquios permite una rápida extracción de secreciones en
caso de ser necesario.
2
El tiempo de intubación segura no se conoce con exactitud, pero existe una relación entre el
tiempo de intubación, y la severidad de las complicaciones laríngeas. Se conoce que el riesgo
de presentar complicaciones aumenta luego de 48 horas de intubación.
3
Esta restricción puede deberse a: la técnica utilizada para la cirugía, siendo la incisión vertical
más favorable que la realización de una incisión horizontal; el tamaño y peso del tubo, y la
presión del Cuff o manguito inflado.

5
interdisciplinario, y será necesario para la cooperación del paciente, que cuente con un
adecuado estado de alerta y orientación.
En resumen, las condiciones que favorecerán la extracción de la cánula de
traqueostomía son:
● Tener resueltas los motivos de inserción de la cánula.
● Paciente alerta, responsivo y consiente.
● Tolerancia de cuff desinflado durante 12 horas como mínimo.
● Poseer buena saturación de oxígeno.
● Capacidad de expectorar el esputo por la boca.
● Tolerancia a la oclusión digital y/o el uso de la válvula fonatoria 4.
● Tamaña y tipo de cánula adecuadas.
El tratamiento del paciente debe incluir la realización de una evaluación de la
deglución, que incluye la realización del “Blue Test”, un instrumento de evaluación que
ayuda a identificar pacientes que se aspiran con saliva y/o alimentos 5. La deglución
segura y/o el manejo de las secreciones es usualmente un requerimiento primordial
para la decanulación. Sin embargo este instrumento no resulta 100% certero en todos
los casos, ya que en algunos pacientes la aspiración sólo puede detectarse mediante
videofluoroscopía o fibroendoscopía de la deglución (FEES).
Para conocer la tolerancia a la ingesta oral, el paciente debe tolerar previamente
el desinflado del balón, manejar sus secreciones, y ser capaz de mantener una
postura adecuada durante la alimentación.

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Es un tipo de válvula que se coloca en la pericánula, y permite que el aire inhalado ingrese a
vía respiratoria por la cánula, y en la exhalación se produzca un cierre de la misma. Así el aire
pasa alrededor del tubo, por entre medio de las cuerdas vocales y se produce la fonación.
5
Debido a que el camino que recorre el alimento en el tracto oro-faringo-larígeo será el mismo
que la saliva.

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Estado del arte
Según Jorge Eliécer Sará Ochoa y cols., en su artículo “Pacientes con trastorno
de la deglución después de ventilación mecánica y traqueostomía, resultados del
manejo con terapia deglutoria en UCI: <serie de casos>” (2015), los pacientes
ventilados mecánicamente y con traqueostomía presentan dificultades en la deglución
en el 40-85% de los casos, siendo mayor la incidencia en trastornos neuromusculares.
Por su parte, Rodríguez et. al. encuentran prevalencia de disfagia orofaríngea 63% de
los casos, clasificándolas en moderada a severa en un 39% de los pacientes. El
objetivo de Sará Ochoa y cols. es reportar las características clínicas y resultados:
tolerancia a la alimentación por vía oral, a la decanulación estancia en UCI, en
hospitalización y mortalidad.
El estudio presenta 17 pacientes con disfagia, atenuante de la malnutrición,
deshidratación y neumonía, que realizan tratamiento fonoaudiológico, cuyos
antecedentes son soporte ventilatorio, intubación orotraqueal y traqueostomía. La
evaluación clínica fue realizada por fonoaudiólogos, mediante interrogatorio a
familiares y pacientes, evaluación de los reflejos, praxias orolinguales, pruebas de
deglución con alimentos6, y auscultación cervical; y en un solo caso se realizó
videodeglución. A su vez, Medeiros y cols. identifican variables clínicas que ayudan a
predecir la disfagia, como la necesidad de múltiples degluciones, sonidos a la
auscultación cervical, pérdida extraoral de alimentos, modificaciones en la calidad de
la voz y tos, entre otros.
Los resultados obtenidos luego de realizar el seguimiento de los pacientes desde
el ingreso a UCI hasta el alta de internación fueron:
● Un paciente fallecido durante la hospitalización, sin tolerar la decanulación,
ni la utilización de la vía oral como medio de alimentación; requirió
gastrostomía.
● 16 pacientes toleraron alimentación por vía oral (94,2%).
● 12 pacientes toleraron la decanulación después del manejo de vía oral
(70,6%)
● 5 pacientes no toleraron la decanulación (29,4%)
● El promedio de permanencia en UCI fue de 39,4 días.
Finalmente concluyen que la mayoría de los pacientes toleraron la vía oral y
pudieron ser decanulados exitosamente, luego de realizar tratamiento fonoaudiológico,

6
Los mismos en consistencia blanda, sólida y líquida.

7
considerándolo el primer paso en el manejo de este tipo de pacientes. (Eliécer Sará
Ochoa, Hernández Ortiz, Resttrepo Rueda, & Ramírez Correa, 2015)
Según Fernández-Carmona y cols., en su artículo “Exploración y abordaje de
disfagia secundaria a vía aérea artificial”, la presencia de incompetencia faríngea y
laríngea, generalmente en región glótico/subglótica, en pacientes con uso de vía aérea
artificial, no se encuentra bien determinada. Existen estudios que sugieren una
proporción mayor a 40% en pacientes recientemente extubados, y entre 50 y 85% en
pacientes traqueotomizados. Y la relación de la presencia de disfagia se atribuye al
tiempo prolongado en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), y/o un mayor tiempo de
ventilación mecánica y retardo en la decanulación. Por otra parte, en las UCI la
neumonía supone hasta un 25% de las complicaciones infecciosas, debido a que gran
proporción de los pacientes requieren el uso de vía aérea artificial. En el 90% de los
casos de neumonía, ésta se encuentra relacionada con la ventilación mecánica,
existiendo una estrecha relación en el tiempo en que la misma ha sido requerida.
En este mismo artículo, los autores describen los mecanismos que pueden
lesionar la vía aérea, debido a la intubación prolongada y a la cánula de
traqueostomía. Explican que la presencia misma de la cánula, por ejemplo, puede
producir microaspiraciones, ya que el neumotaponamiento de la misma no las
previene por completo. La acumulación de secreciones en el espacio supraglótico y
glótico son difíciles de eliminar, a no ser que el tipo de cánula permita la aspiración
subglótica, minimizando el efecto de penetraciones/aspiraciones. Así mismo, el
aumento del neumotaponamiento podría producir lesión de la mucosa traqueal y
posterior aparición de granulomas o incluso necrosis de los tejidos, lo cual causaría
como consecuencia una estenosis traqueal7 y/o lesiones cicatriciales. (Fenández
Carmona, Peñas Maldonado, Yuste Osorio, & Díaz Redondo, 2011)
Una de las mayores consecuencias de la traqueostomía en pacientes con
ventilación mecánica prolongada es la modificación de la relación respiración-
deglución, causando que se vuelvan independientes, cuando en situaciones normales
son absolutamente dependientes. De esta forma se alteran los reflejos normales de
protección de la vía aérea, además de reducir el movimiento anteroposterior de la
laringe, lo cual produce una menor efectividad en la apertura del esfínter esofágico
superior y descenso de la epiglotis. Pero los efectos más perjudiciales, según los
autores, serán la atrofia muscular y de las terminales nerviosas de regiones glótica y
subglótica, así como también la pérdida de presión sublgótica por el cese del paso del

7
Se refiere a la disminución anormal del calibre de la tráquea. Es una de las principales causas
de obstrucción crónica de la vía aérea superior.

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aire8, lo que afecta la aducción laríngea, la capacidad de cierre de la glotis y el reflejo
tusígeno.
En cuanto a la exploración física, Fernández-Carmona y cols. tienen en cuenta:
● Inspección de la cavidad oral.
● Inspección y palpación del desplazamiento de las estructuras laríngeas
durante la deglución.
● Función oral motora y sensitiva, realizando una exploración neurológica
según la patología de base, en pares craneales intervinientes en la
deglución y reflejo tusígeno.
● Desinflado del balón en pacientes traqueotomizados a la hora de realizar
una evaluación de la deglución, para restablecer el flujo aéreo transglótico,
permitiendo la fonación y la tos.
● Observación de la eficacia de la masticación mediante bolo alimenticio, para
palpar movimientos mandibulares y laríngeos. Además la auscultación
antes, durante y después de la deglución será útil en la evaluación física.
Por otro lado, identifican como pruebas clínicas la videofluoroscopía, el tránsito
con radioisótopos (técnica que estudia el tránsito del bolo desde la boca hacia el
estómago con sulfuro coloidal), la prueba de azul de metileno <de Evans>; y las
pruebas instrumentalizadas, como la fibroscopía, manometría y electromiografía.
La aproximación terapéutica dependerá del motivo que causa la disfagia
orofaríngea, y la finalidad del tratamiento será permitir una deglución segura y eficaz,
evitando la aspiración bronquial. En pacientes traqueotomizados, la rehabilitación
depende del restablecimiento del paso de aire por la glotis, aumento de la presión
subglótica y estimulación de terminales nerviosas periféricas y centrales. Todo esto es
posible de estimular gracias al uso de cánulas con fenestras, válvulas fonatorias
(contraindicada en pacientes con patología obstructiva en la región glótico/subglótica,
debido a que causaría insuficiencia respiratoria) y sellado intermitente de la cánula,
como ya se ha mencionado anteriormente.
El uso de válvula fonatoria es muy práctico debido a que las mismas se adaptan
tanto a las cánulas de traqueostomía como a las tubuladoras de respiradores
mecánicos, para aquellos pacientes que requieren apoyo ventilatorio; así mismo, al
recuperar la fonación, los pacientes que requieran dicho apoyo podrán mejorar su
calidad de vida. Por otra parte, este tipo de válvula no evita la broncoaspiración, sólo la
disminuye, por lo que se recomienda no utilizar durante períodos de sueño; a su vez,

8
Para la rehabilitación de dicha alteración, resulta útil la utilización de válvula fonatoria y
cánulas fenestradas.

9
al no adaptarse a los sistemas de humidificación pasiva, la válvula favorece la
formación de tapones mucosos.
Finalmente, los autores sostienen que este tipo de pacientes se verá beneficiado
con la realización de tratamiento integral adecuado a sus necesidades respiratorias,
permitiéndoles recuperar su capacidad vital y tos eficaz, mediante ejercicios para
deglución, estimulación del reflejo tusígeno y fortalecimiento de la musculatura
faringolaríngea.
Garuti y cols. (2014) realizan un trabajo titulado “Swallowing disorders in
tracheostomised patients: a multidisciplinary/multiprofessional approach in
decannulation protocols”, cuyo objetivo es discutir métodos de evaluación de la
disfagia en los protocolos de decanulación. La decanulación exitosa es uno de los
mayores logros en la rehabilitación de pacientes traqueotomizados para que adquieran
independencia progresiva del soporte mecánico y reduzcan el riesgo de
complicaciones respiratorias. La cánula de traqueostomía suele resultar incómoda
para el paciente, debido a que reduce sus posibilidades de comunicación verbal,
además de causar dificultades en la deglución.
Un apropiado manejo de la cánula está relacionado con la correcta evaluación y
tratamiento de la disfagia, en orden a limitar las consecuencias que la aspiración
traería a los pulmones y las complicaciones nutricionales. Sin embargo, no existen en
la actualidad protocolos estandarizados sobre dicha evaluación y tratamiento; además,
varios estudios reportan que esto es esencial para desarrollar criterios de
decanulación, combinándola con el estudio fisiopatológico de la respiración. Según
estos autores, dicho protocolo debería incluir:
● Valores basales de saturación de oxígeno (SaO 2) en sangre: la SaO2 debe
estar por encima de 92%, ya sea en respiración normal o con la utilización
de oxígeno suplementario en pacientes con desórdenes pulmonares previos,
en orden a asegurar una oxigenación de los tejidos apropiada.
● Necesidad de aspiración mecánica: una abundante broncorrea o la
necesidad de aspiración frecuente suelen ser contraindicaciones para la
decanulación.
● Evaluación de los reflejos de protección: particularmente del reflejo tusígeno,
evaluando la intensidad de la tos espontánea, o inducida por la aspiración
traqueal. La ausencia de una tos efectiva es también considerada una
contraindicación.
● Ecografía de tórax: descartar la presencia de neumonía o derrame pleural.

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● Fibroendoscopía: esencial para evaluar el movimiento de las cuerdas
vocales y la permeabilidad de la tráquea; siendo la parálisis cordal motivo
para que el paciente no sea decanulado.
● Taponamiento de la cánula, con balón desinflado, controlando la SaO 2: este
procedimiento se realizará para evaluar la habilidad del paciente de respirar
por sus propios medios. Muchos estudios evalúan la relación de los cambios
de SaO2 con la aspiración; los resultados son contradictorios, pero notan
episodios de desaturación en pacientes que han sufrido accidentes
cerebrovasculares. En algunos casos, las dimensiones de la cánula son
excesivas para la luz traqueal, y cuando esto ocurre el paciente presenta
dificultades para respirar. Por lo tanto, luego de corroborar el tamaño de la
luz traqueal mediante la realización de una fibroendoscopía, la cánula puede
ser reemplazada por una de menor tamaño, y la evaluación de taponamiento
de cánula puede repetirse.
A su vez, los autores manifiestan que un protocolo de evaluación de la disfagia
debe incluir una historia clínica detallada, análisis de los factores de riesgo, ejercicios
linguales, faciales y orales; evaluación oro-naso-faríngea del manejo de secreciones;
test de deglución e indicaciones operativas.
Por otro lado encontraremos la evaluación instrumental, que permite observar
íntegramente las estructuras involucradas en la deglución, además de la fisiología de
la cavidad oral, laringe, faringe y el esófago durante el pasaje del bolo alimenticio. La
utilización de este tipo de evaluación es necesaria ya que los procedimientos de
screening, particularmente la evaluación Bedside de la deglución, no son exhaustivos,
en especial cuando existe compromiso neurológico; pero a su vez puede ser
pospuesta en caso de que el paciente presente condiciones clínicas inestables.
Ejemplos de evaluación instrumental son la videofluoroscopía de la deglución
(Videofluoroscopic swallowing study, VFSS) y la fibroendoscopía (FEES); y utilizadas
en menor medida, la fibroendoscopía de la deglución con testeo sensorial, manometría
y auscultación cervical.
Finalmente, los autores concluyen que si bien la decanulación es un importante
paso en el proceso de rehabilitación, no siempre es posible. Además implica un
proceso complejo y multidisciplinario, que tiene en cuenta varios aspectos importantes,
como la deglución. En el caso de pacientes en estado vegetativo o de mínima
conciencia, la decanulación sólo es posible luego de constatar que cuenta con una tos
efectiva y una deglución espontánea. En cualquier caso, la rehabilitación de pacientes
con cánula de traqueostomía requiere de la participación de muchos profesionales.

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Andrés Alvo y Christian Olavarría (2013) refieren en su artículo “Decanulación y
evaluación de la deglución del paciente traqueotomizado en cuidados intensivos no
neurocríticos” que el uso de traqueostomía tiene como consecuencia la disminución de
la sensibilidad glótica e impide el aumento de presión de subglótica durante la
deglución, aunque estudios recientes demuestran que este efecto no sería tan
importante como se pensaba previamente; sobre esto, Kang y cols. estudiaron 13
pacientes mediante VDG cuando poseían traqueostomía y luego de ser decanulados,
sin encontrar diferencias significativas en la fisiología de la deglución.
Por otro lado, sugieren que el uso de balón no impide totalmente la aspiración,
permitiendo el pasaje de líquido a través de pliegues que se forman al adaptarse a la
pared traqueal. No obstante, estudios recientes refieren que la decanulación no
empeoraría los episodios de aspiración; por lo tanto, la presencia de traqueostomía no
favorecería pero tampoco evitaría la aspiración.
Generalmente las indicaciones de traqueostomía pueden dividirse en tres
grandes grupos: obstrucción de la vía aérea, necesidad de ventilación mecánica
prolongada, y facilitación del manejo de secreciones broncopulmonares. La
decanulación, entonces, será tenida en cuenta cuando el paciente ya no cumple
ninguno de estos indicadores. Para ello, según los autores, se debe evaluar la
condición general del paciente, su estado de conciencia y comorbilidades. Luego se
procede a realizar aspiración de la faringe y oclusión de la cánula, junto con desinflado
del balón. Si el paciente logra respirar y fonar sin presentar desaturación de oxígeno
en sangre, esto da una mayor seguridad para la decanulación. Por el contrario, si el
paciente presentara dificultades, las causas pueden ser variadas: falla en la laringe o
bomba pulmonar, o espacio muy estrecho entre la pared traqueal y la cánula de
traqueostomía, lo cual impide el paso de aire suficiente 9, y no constituye una
contraindicación para la decanulación necesariamente. Finalmente, los autores
concluyen que la evidencia que existe actualmente respecto a si la presencia de una
cánula de traqueostomía prevendría o mejoraría la aspiración es escasa y
contradictoria.
Acerca de los determinantes de la decanulación, una encuesta realizada por
Henry Thomas Stelfox y cols., realizada en 118 centros con pacientes
traqueotomizados, recaba la opinión de los profesionales sobre los factores que
influyen en la misma. Dicha encuesta es publicada en el artículo “Determinants of
tracheostomy decannulation: an international survey” (Crimi, y otros, 2008), y
concluyen que los cuatro principales determinantes son:

9
Dicha complicación no se presenta en caso de utilización de cánulas fenestradas.

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 Tolerar el tapado de la traqueostomía
 Toz efectiva
 Adecuado nivel de conciencia
 Disminución de la cantidad de secreciones
Por otro lado, la función deglutoria, las etiologías respiratorias, la frecuencia
respiratoria y la oxigenación son juzgadas como menos importantes. En último lugar
se tiene en cuenta la edad.

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Conclusión
En este trabajo se realiza una revisión acerca de la relación que existe entre la
presencia de disfagia en pacientes con cánula de traqueostomía, y si la misma es un
condicionante para la decanulación.
A raíz de lo investigado, se observa que una de las mayores consecuencias del uso de
cánula de traqueostomía en la deglución es la alteración de los reflejos normales de
protección de la vía aérea y la reducción del movimiento anteroposterior de la laringe,
causando menor efectividad en la apertura del esfínter esofágico superior y en el
descenso de la epiglotis. La traqueostomía además tiene como consecuencia la
disminución de la sensibilidad glótica e impide el aumento de presión de subglótica
durante la deglución, aunque este efecto no sería tan importante como se pensaba
antiguamente.
Por su parte, la rehabilitación depende del restablecimiento del paso de aire por la
glotis, aumento de la presión subglótica y estimulación de terminales nerviosas
periféricas y centrales; y es necesario tener en cuenta que si bien la decanulación es
un importante paso en el proceso de rehabilitación, no siempre es posible.
Finalmente, se evidencia que la decanulación no empeoraría los episodios de
aspiración; por lo tanto, la presencia de traqueostomía no favorecería pero tampoco
evitaría la aspiración.

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