Cuando uno se queda anclado en una vida que no le está aportando nada por
miedo al cambio, en realidad ya está dejando de vivir con plenitud
Mide tus esfuerzos. Como todo en la vida, los cambios requieren de mucho
esfuerzo y fuerza de voluntad. Evalúa cuánta energía estás dispuesto a sacrificar
en post del cambio. Si tu deseo de cambiar es débil, probablemente no sobreviva
a las demandas de la vida cotidiana y terminarás por abandonarlo.
Planifica el cambio. Muchas veces perdemos de vista que los cambios también
son procesos que necesitan ser planificados
Uno de estos imprevistos, por ejemplo puede ser que no podamos acceder a
nuestra vivienda por culpa de la cerradura. Debido a este problema no podemos
entrar en nuestro hogar, la llave no funciona y tenemos urgencia de entrar ¿Qué
podemos hacer?