Para enmarcar el desarrollo del teatro de ésta época conviene empezar por una
consideración general sobre su arranque, sobre "la época de las grandes revoluciones" con los
cambios de conciencia producidos en todos los aspectos del vivir y de la cultura.
El psicoanálisis es una descripción de la mente humana. Freud pensaba que siempre existe una
tensión o conflicto entre los instintos y necesidades del hombre y las demandas del mundo que
le rodea. No es una exageración decir que Freud fue quien describió el mundo de los instintos del
hombre. ¿Qué quiere decir con "el mundo de los instintos”? No siempre es la razón la que dirige
nuestros actos. Es decir, el hombre no es un ser tan racional como pretendían los racionalistas
del siglo XVIII. Son a menudo impulsos irracionales los que deciden lo que hacemos.
Freud observó que muchas formas de neurosis o conflictos provienen de la infancia. Cuando
nacemos, damos salida sin inhibiciones y muy directamente a todas nuestras necesidades físicas y
psíquicas. Este "principio de los instintos" o del "placer' dentro de nosotros mismos Freud lo llamó el
ello. Pero pronto debemos ajustar este principio de los instintos al principio de realidad. La norma se
introduce en nosotros. Es como si las expectativas morales del entorno nos hubieran penetrado,
convirtiéndose en una parte de nosotros mismos. Esto es lo que Freud llama Súper-yo.
La expresión de lo "subconsciente" la utilizó para cosas que hemos intentado olvidar porque nos
eran "desagradables", "indecorosas" o "repulsivas". Si tenemos deseo o fantasías que resultan
intolerables a la conciencia o al Súper-yo, lo empujamos hacia el sótano para que se quiten de la
vista.
El psicoanálisis de Freud tuvo una gran repercusión en la década de los años veinte, sobre todo en
el tratamiento de los pacientes psiquiátricos. Su doctrina sobre el subconsciente tuvo, además, una
gran importancia para el arte y la literatura.
Los artistas se interesaron por la vida mental subconsciente de los seres humanos.
Aunque ese interés florecía ya en la literatura en las últimas décadas del siglo pasado, antes de
conocerse el psicoanálisis de Freud. Esto puede sugerimos que tampoco es una casualidad que el
psicoanálisis de Freud surgiese hacia 1890. No olvidemos que Freud utilizaba ejemplos literarios
para ilustrar su propia teoría.
Se trata de un modelo teórico de la conducta que reducía la respuesta a una variable dependiente
del estímulo. Allí donde en el psicoanálisis la conducta es simplemente el síntoma de la neurosis, en
esta teoría la conducta es el objeto directo de la investigación. Es decir, se trataba de modificar la
conducta y no de trabajar sobre la causa que la producía. De este modo la tecnología conductual se
ha mostrado capaz de implantar conductas donde no las había, de sustituir unos hábitos por otros;
de extinguir unos comportamientos indeseables utilizando técnicas inspiradas en el
condicionamiento.
Entenderemos esta teoría con una cita de Paulov: "La humanidad obtendría el control de la
conducta humana cuando los investigadores científicos fueran capaces de someter al hombre al
mismo análisis externo que emplean para los objetos naturales y cuando la mente humana se
contemplara no desde dentro sino desde fuera".
Marx.
La filosofía de Marx tiene una finalidad práctica y política. No sólo era filósofo, sino también
historiador, sociólogo y economista. A Marx le interesaba un cambio de una sociedad capitalista a
comunista. Este cambio puede producirse mediante la revolución. Para Marx son las condiciones
materiales de la sociedad las que deciden como pensamos y son los cambios materiales la fuerza
decisiva que impulsa la historia.
Positivismo.
Término usado para definir la doctrina de A. Comte. Consiste en "analizar los hechos reales
verificados por la experiencia". El artista debe describir objetivamente la realidad como un científico,
con una finalidad pedagógica y crítica, ha de guardar una absoluta fidelidad a la naturaleza, lo que
exige mostrar lo feo y lo bello por igual.
NATURALISMO
El teatro moderno nace con el Realismo del que el Naturalismo es su inevitable acentuación.
Cualquier puesta en escena actual de Ibsen, Chéjov y O'Neill permite reconocer referencias a
nuestro tiempo y a nuestras preocupaciones como si fuésemos sus contemporáneos. El
advenimiento del teatro realista ocurre con evidente retraso con respecto a la novela.
Zola, Naturalismo en el teatro (1881), pone las bases de la nueva actitud estética. A partir de
Antoine, el Naturalismo se impone en el panorama francés.
NATURALISMO EN FRANCIA
Francia sigue manteniendo su prestigio en todo el mundo. Esto se debe entre otras cosas a su
liberación de las censuras que lo agobiaron en el pasado, las autoridades dejan en cierto modo
de inmiscuirse y el teatro se transforma en un hecho mundano, dirigiéndose a una burguesía
más o menos viva, y también porque al organizarse de acuerdo con las necesidades del
momento, se transforma en un gran negocio, en una diversión. Francia se encuentra en la
vanguardia del espectáculo, al igual que en otros campos sociales (arte, pintura...) París dicta
leyes en el campo de la cultura, el progreso y lo mundano.
En París predomina el Naturalismo, resultado del contacto entre el Romanticismo tardío y las
verdades científicas que amparaba el Positivismo. Pretende guardar una absoluta fidelidad a la
naturaleza, lo que exige mostrar lo bello y lo feo por igual.
Su mayor representante lo encontramos en Emile Zola (1875) Fue el máximo teórico del teatro
naturalista. Sus ideas estéticas las llevó a la práctica Antoine, director del Theátre Libre,
montando las obras más importantes del momento y revolucionando la técnica escénica.
Es el máximo teórico del teatro naturalista. Sus dramas fueron estrenados sin mucho éxito y llevó
sus novelas a escena. Hijo de un ingeniero italiano y huérfano a los siete años, Emile estudió en
un pensionado, trabajó como funcionario de aduanas hasta conseguir la nacionalidad francesa.
Después de su primer libro Cuentos a Ninon (1864), empezó una gran carrera literaria de corte
naturalista que le daría fama mundial. Destacó como novelista. Pretendía crear para el público
la mayor ilusión posible de lo real. Son importantes sus ensayos:
Entre sus dramas destacan Therése Raquin (1873), Los herederos Rabourdin, El botón de rosa,
René y las adaptaciones de sus novelas (La taberna, Jacques Damour...), que no tuvieron éxito
de público y crítica.
Quiso crear un teatro donde “todo fuese verdadero, tan real como una tajada de vida". Había
estudiado la teoría naturalista y conocía los escritos de Zola, Vivía como empleado del gas, y
se unió a otros jóvenes con la decisión de renovar el teatro. Hizo un curso de declamación y
fue comparsa en el teatro. El 30 de marzo de 1887, Antoine inauguró su Theátre Libre en la
sala del Elíseo de Montmartre (con capacidad para 350 personas) Este teatro funcionaba
mediante cuotas de socios.
Antoine puso al desnudo todos los artificios de las fórmulas antiguas, arrojó fuera las
complicaciones, los trucos, los golpes efectistas, la ampulosidad, los largos parlamentos, etc.,
mostrando la vanidad de las maquinarias complicada y las exhibiciones sensacionalistas. La
obra reconstructiva de Antoine creó el gusto por la acción simple, rápida, concisa y visual, tanto
en los gestos como en las actitudes y en las palabras, buscando sus motivaciones en los
caracteres y no en los enredos de la situación, interpretando las obras sin muletillas, con
naturalidad y el medio de un marco expresivo.
Cuidó del público: abarató las entradas y se interesó por el confort de la sala.
LOS MEININGEN
El "teatro libre" de André Antoine tomó sus bases de la compañía alemana "Los Meiningen",
1871. El duque Jorge II se hizo cargo de la dirección de los actores de su teatro de corte. Era
consciente de la decadencia de la escena alemana en la época precedente, y advirtió que las
programaciones alemanas estaban calcadas de las del bulevar parisino (operetas, piezas
sentimentales...), imponiéndose la fantasía sobre la autenticidad escénica.
El propio duque entrenaba a los actores, los dirigía con férrea disciplina tanto a los protagonistas
como a la comparsa. Procuraba para el intérprete un alto grado de concentración para su
personaje, la comprensión y significado de cada pasaje, de cada estado de ánimo y se
preocupaba de la situación del actor y hasta del último elemento de la comparsería. Hasta el
teatro de Meiningen, la concepción plástica de la escena, era, por lo general, plana. Él mismo
diseñaba los decorados, buscaba originales perspectivas y dibujaba el vestuario. El actor debería
moverse, en lo sucesivo, entre los elementos de la decoración. Jorge II sustituyó bambalinas por
paredes y techos, implantó puertas y ventanas verídicas, quebró la tabla lisa del escenario con
plataformas y niveles distintos, en una palabra, dio al volumen carta de naturaleza teatral. Su
última innovación reside en el manejo de las masas, que tanto impresionó a Antoine, intervenían
no comparsas eventualmente contratadas, sino todos cuantos componían el conjunto de
Meiningen (sesenta actores) Tenían una unidad armónica instruida no sólo con acción sino
también con palabras, permanentemente activos: "El figurante tiene que cambiar de posición no
bien se da cuenta de que se halla en la misma que su vecino". Gracias a las giras al exterior
(Budapest, Amsterdam, Moscú, Bruselas, Londres, Francia...) los Meiningen fueron conocidos en
todo el mundo.
El teatro de Meiningen fue el primer exponente del naturalismo. El repertorio de Jorge II consistió
principalmente en obras históricas o románticas. Meiningen significa la ruptura total y definitiva
con el teatro caduco que le fue contemporáneo y un índice recto y claro hacia el futuro. Este
naturalismo no era el de Zola, sino que perseguía la fidelidad histórica y la verdad absoluta en
ella (las armas tenían que ser auténticas).
En Rusia, el teatro durante siglos se confundió con los ritos religiosos, sin separarse de
ellos lo suficiente para adquirir plena autonomía. En esto influyeron el relativo aislamiento, tanto
geográfico como histórico, el clima y otros factores de menos importancia.
El teatro realista ruso hunde sus raíces en el teatro de siervos, que cubre el último
tercio del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Emulando a los reyes europeos, los grandes
señores rusos organizaron sus propias cortes ilustradas, en las que el teatro constituyó un tipo
de ocio frecuente. Cuando en 1861 fue abolido este régimen de servidumbre, Rusia se
encontró con un elenco impresionante de actores, bailarines, músicos y pintores provenientes
de la servidumbre. Estos actores-siervos comprendieron la necesidad de crear un teatro más
conectado con la realidad rusa. Esta época coincide con la creación en 1898 del Teatro de Arte
de Moscú (MAT). Este teatro, gracias a un mecenas entusiasta, Morozov, dispuso pronto de un
moderno edificio, bien dotado, en el que los actores disponían por primera vez de confortables
camerinos y de un salón-biblioteca. El Teatro de Arte contaba con actores, directores y
técnicos. Sólo faltaba el elemento esencial, los dramaturgos.
Los fundadores del Teatro de Arte de Moscú, que fueron Stanislavski y Dantchenko,
propusieron un nombre, Antón Chèjov, y como texto “La gaviota” (texto estrenado con
anterioridad y que había sido un fracaso.
STANISLAVSKI (1863 – 1938)
Nació en Moscú. Era hijo de un rico fabricante, y esto le proporcionó un gran apoyo financiero
para sus aventuras teatrales de aficionado. En 1897, Danchenko se unió a Stanislavsdi para
crear el MAT (Teatro de Arte de Moscú), el primer teatro de Rusia con una compañía
completamente profesional, que sería considerado uno de los más importantes del mundo.
Apoyado por mecenas privados y por aportaciones de otra índole, el MAT ofrecía una
temporada anual de teatro de alta calidad.
De 1907 hasta su muerte, Satnislavski se dedicó a desarrollar un revolucionario sistema de
formación dramática. Aplicaba con rapidez lo que aprendía al trabajo escénico. Descubrió que
los actores que recordaban sus propios sentimientos y experiencias y los sustituían por los de
los personajes eran capaces de establecer un vínculo especial con el público (técnica
vivencial). Esto permitía a los actores y actrices repetir su trabajo escénico sin tener que confiar
en la inspiración.
Actor, director y autor de “Un actor se prepara” (1936) y “La construcción del personaje”
(publicada póstumamente en 1948), Stanislavski creó un técnica interpretativa que tuvo un
enorme efecto sobre el arte dramático estadounidense, y desarrolló un sistema de formación
de actores que gozó de amplia aceptación por todo el mundo.
Intentó cambiar los viejos vicios de actuación, consistentes en el énfasis exterior (tonos
exagerados y gestos grandilocuentes), buscando un tono natural. Buscó la verdad y la
autenticidad del trabajo personal, la identificación de cada personaje y sus relaciones con los
demás, tratando de encontrar el germen de la obra y la acción fundamental, manteniendo el
respeto a la obra del autor.
Los puntos básicos de su técnica teatral, el Realismo Psicológico, se basan en:
AUTORES
1. Datos biográficos
1. Datos biográficos.
Nace en Skien (Noruega), el 20 de marzo de 1828, de familia burguesa pero criado con
austeridad. Pronto se dedicó al teatro, y durante 11 años, de 1851 a 1862, fue administrador y
director escénico. Una beca de estudios en 1863 le permitió dedicarse a su labor creadora.
Visita Italia y se establece allí por algún tiempo.
Fue el primer dramaturgo escandinavo. Se inició con obras de inspiración romántica y más
tarde comenzará con su época realista-naturalista.
Ejerció una considerable influencia sobre las ideas y producción literaria europeas. Llegó a
convertirse en el modelo de casi todos los dramaturgos de la época. Reconocido como creador
del drama moderno por sus obras realistas que abordan problemas psicologicos y sociales.
Peer Gynt (1868), personaje radicalmente distinto al anterior, caricatura del genio
noruego.
Ninguna de estas obras tuvo mucho eco, entre otras razones por sus dificultades de montaje
(dramas en verso).
Etapa realista:
Empieza la denuncia social que lo haría célebre. Su propósito es demostrar que la sociedad
está asentada sobre unas bases falsas, sobre prejuicios absurdos e ideas injustas. Para luchar
contra ello quiere desenmascarar todo tipo de hipocresía y de conformismo, enfrentándose a
los mayores tabúes sociales.
Espectros (1881)
Época simbolista.
Algunas de sus obras son verdaderas tesis sobre la libertad e independencia de la persona
frente a la opresión de la sociedad, e incluso a cualquier norma moral.
Adquiere gran relieve el tema de la liberación de la mujer (dicen que el dramaturgo se identifica
frecuentemente con sus protagonistas femeninas). Se convirtió en abanderado del movimiento
feminista.
Ibsen despierta la conciencia, hace salir de su letargo a las mentes y pretende eliminar la
hipocresía.
Ibsen no se identifica con ningún partido o sistema existente, ni se alía con principios
revolucionarios ya formados.
Él cree en el individuo que se fija como propósito la búsqueda de su propia verdad personal.
Para él, los derechos de la ciudadanía se ganan siempre a costa de la libertad del individuo.
Durante toda su vida, los partidos políticos intentaron infructuosamente contar en sus filas con
Ibsen, y sólo hallaron indiferencia y desdén. Para él, todo lo que sea colectivo –no sólo el
Estado, sino también la comunidad, la iglesia e incluso la familia- es enemigo de la libertad.
“Yo he sido más un poeta y menos un filósofo social de lo que se ha creído comúnmente”.
Ibsen, a diferencia de Strindberg, utilizó muy raramente su biografía personal en sus obras. El
autor noruego se inspiró especialmente en la experiencia de su propia vida interior. Diseñó sus
rebeldes a través del análisis de su vida, buceando en su ojo escondido en busca de defectos y
virtudes y exponiendo su propio carácter al examen y a la crítica despiadada.
El objetivo de Ibsen en estas obras no es convertirse en campeón de esta revolución, sino más
bien demostrar la necesidad de ella, para lo cual expone el mal que infecta la vida moderna.
Ibsen es casi todos sus héroes (Osvaldo, Stockmann...) y hasta muchas de sus heroínas. Su
teatro produjo muchas polémicas, se le tachaba de todo: aristocratismo-socialismo, realismo-
simbolismo, desprecio de las exigencias técnicas y esclavitud a esas exigencias, de inmoral, de
demasiado moral...
Ibsen tiene solidez clásica: mesurado, hecho de elementos esenciales, en él todo es necesario
y nada puede suprimirse. Ibsen hace vibrar las palabras más sencillas como toques de
trompeta y concentrar en una frase vulgar el fervor exaltado de un canto. Por eso de él arranca
el teatro contemporáneo en su época.
En general, los críticos consideran a Ibsen un autor al que se admira pero al que no se ama.
Entre el público parece ser que se prefiere a sus imitadores. ¿Qué defecto, qué fallo hay?. Se
ha querido cegar la mirada del poeta. Frente a sus mismas criaturas, Ibsen no muestra
comprensión humana, piadosa, muestra intransigencia. Falta el personaje “simpático”, niega
las libres efusiones. En Ibsen se rompe el equilibrio entre amor y cerebro con todas las
desventajas para el primero.
Al final de aquel siglo XIX, que no fue estúpido sino trágico, Ibsen, agitador taciturno, ateo
religioso, antiacadémico y doctor honoris causa, revolucionario ávido de condecoraciones
caballerescas, es uno de los testigos gigantes de su contradictoria y universal tragedia.
1. Datos biográfico
1. Datos biográficos
Su infancia, en una familia de clase media, era relativamente cómoda, aunque Strindberg la
experimentó como desgraciada.
Inició estudios universitarios de medicina y después de letras, pero las dificultades económicas
le impidieron finalizar las carreras iniciadas. Fracasó en su intento de ingresar en la escuela de
actores del Teatro Real Dramático de Estocolmo, donde actuó como figurante en algunas
representaciones.
Con la novela “El salón rojo” se convierte en el escritor más importante del movimiento
renovador sueco, a los treinta años.
En 1883, Strindberg abandona Suecia por atacar con una obra histórica la estabilidad política
del país. El matrimonio vivirá 6 años de penuria, lo que deterioró la pareja.
Empieza a interesarse por algunos trabajos en el campo de la psiquiatría. Son años en los que
Siri comienza a dudar de la salud mental de su marido. A Strindberg le obsesiona la historia de
la relación lesbiana entre su mujer y una amiga.
En 1887 escribe tres obras de las más importantes: “El padre”, “La señorita Julia” y
“Acreedores”.
Strindberg desea convertir en realidad el sueño de tener su propio teatro, y pone en marcha el
teatro experimental en Copenhague, que fue un fracaso.
Se divorcia y dos años más tarde se casa con una periodista. Este segundo matrimonio fue
bastante corto.
En 1894 llega a París con la intención de conquistarlo, pero allí vivió la más profunda crisis
personal. Los fracasos matrimoniales, la exacerbada manía persecutoria y la crisis religiosa, a
la que hay que añadir su temperamento hipersensible, todo agravado por la intensa utilización
de estimulantes, bebidas alcohólicas, especialmente ajenjo, y el consumo de drogas.
Strindberg se entrega al ocultismo, la química y la alquimia, vive obsesionado con que tratan de
matarlo y se desequilibra mentalmente. Se acerca al catolicismo y al budismo.
En 1899, superada la crisis, logra plasmar sus vivencias en su obra “Infierno”. Poco después
describe su crisis utilizando la forma dramática en la primera parte de “Camino de Damasco”.
Es una época esta de gran creatividad. En ocho años escribe una 20 obras dramáticas, entre
ellas “La danza de la muerte”, “El sueño” y “La sonata de los espectros”.
Por lo general, los críticos dividen su producción literaria en dos categorías, la naturalista y la
expresionista, que coinciden con las dos grandes etapas de su vida, separadas por un período
totalmente improductivo (1894-1896), durante el cual el autor vivió en París, sufrió una
enfermedad mental y asistió al final de dos de sus desdichados matrimonios.
Primera etapa: es estrictamente naturalista. En las obras de esta etapa ahonda en los detalles
del relato, de modo incluso obsesivo, y en la huella que deja en el alma de los personajes, a
veces con insistencia masoquista. Estamos ante una escritura que partiendo de la observación
minuciosa de la realidad y de su propia biografía, se nos presenta como el drama de las
obsesiones del yo frente a la realidad.
Segunda etapa: la inaugura con su autobiografía “Infierno” (1897), en la cual el autor describe
el período de tiempo en el que estuvo mentalmente incapacitado. Su trabajo durante este
período fue menos realista, influido por sus creencias religiosas y por movimientos literarios
como el Simbolismo y el Expresionismo.
Tanto El sueño como La sonata de los espectros tuvieron una importancia extraordinaria a la
hora de liberar el teatro de comienzos del siglo XX de las convenciones realistas de tiempo,
Existen una serie de obras mezcla de naturalismo y simbolismo: Adviento (1898), Danza
macabra (1900).
Además de unas setenta obras de teatro, Strindberg produjo una cantidad de novelas,
narraciones breves, poemas, ensayos, sátiras y otros libros sobre historia y viajes. Entre los
temas favoritos de este “genio matizado de locura” se encuentran “la crueldad inherente al
matrimonio”, la crítica a las instituciones y a la situación de su país en aquella época, “la lucha
de cerebros”, la lucha de los sexos, la mujer como ente maligno, etc., todos ellos resumidos
en un solo argumento: la imposibilidad de vivir.
Escribió con intensidad y violencia. Decía haber buscado a Dios y encontrado al diablo. Ibsen
escribió de él: “He ahí a alguien que será más grande que yo”.
Presenta en su obra una humanidad básicamente cruel y enzarzada “ en la lucha por la vida”,
en la que la mujer y su maldad intrínseca, a juicio del autor, juegan un papel preeminente, que
se traduce en el enfrentamiento entre los sexos y la lucha entre caracteres y personalidades.
SIMBOLISMO
Movimiento estético, literario y teatral surgido en Francia entre 1870 y 1880, como reacción
contra el Naturalismo y el Realismo. Su objeto es acceder a lo inefable, a las verdades existentes
más allá de lo aparente, mediante una estilización del lenguaje y del asunto dramático. El desdén
por la realidad llevó a prescindir de la prosa a favor del verso.
De forma general, el simbolismo desea definir al ser humano en su totalidad y no de la forma
parcial en que es vista en los escenarios naturalistas. Por ello, en su búsqueda de imágenes que
AUTORES
En su obra se advierte un verdadero culto a la belleza (esteticismo, el arte por el arte), y una
cínica y escandalosa indiferencia por la moral. El siglo que se había alimentado con un teatro
menor se cerrará con una obra refinada y anticonformista. Además de escritor y comediógrafo,
fue todo un personaje. Nació en Dublín, de joven participaba en las tertulias literarias que
organizaba su madre (poetisa). Estudió en Oxford, destacando en los clásicos, y escribió poesía
(Rávena, 1878). Convirtió el estilo bohemio de su juventud en una filosofía de vida. De carácter
excéntrico, llevaba el pelo largo y vestía pantalones de montar de terciopelo. Su habitación
estaba repleta de objetos de arte y elementos decorativos (girasoles, plumones de pavo real,
porcelanas chinas). Su ingenio y su talento le hicieron ganar innumerables admiradores. Por otro
lado, sus modales fueron ridiculizados en una publicación satírica y en la ópera cómica
Paciencia, de Gilbert y Sullivan. Oscar Wilde estaba considerado un dandy. El dandismo se
convirtió en un referente para la moda masculina, para los valores y para las costumbres
de las sociedades europeas muy agitadas por las distintas revoluciones acaecidas entre
los siglos XVIII, XIX y principios del XX. Esta corriente fue contestataria con la sociedad de
su época.
Su primer libro fue Poemas, 1881, y su primera obra teatral, Vera o los nihilistas, se representó
por primera vez en Nueva York. Se estableció en Londres, donde se casó con una mujer muy
rica, Constance Lloyd, en 1884, con la que tuvo dos hijos. A partir de entonces se dedicó a la
literatura.
Obra
Refleja la sociedad puritana inglesa de la época victoriana, pero los medios de los que se sirve, a
pesar de su inconformismo, en cierta medida eran también Victorianos: sus diálogos, sus
personajes, sus argumentos, los sacrificaba demasiado a la elegancia, a las falsas finuras de los
salones y al placer de escandalizar. Su teatro es de intención antiburguesa, a pesar de que lleva
a cabo su crítica sin moverse nunca del interior de dicha burguesía. Influido por Baudelaire,
defensor del arte por el arte amoral y antiburgués, encabezó el movimiento fin de siglo inglés.
Dentro de la concepción simbolista escribió algunos dramas poéticos como Salomé, 1891, una
obra seria sobre la pasión obsesiva, una de las obras claves del simbolismo, que fue prohibida
por la censura inglesa. Después de esta obra, se orientó hacia la comedia de salón de
ambiente contemporáneo, donde consiguió sus mayores éxitos Sus obras más conseguidas-
son El abanico de Lady Wíndermere, 1892; Una mujer sin importancia, 1893; Un marido
ideal, 1895, La importancia de llamarse Ernesto, 1895, posiblemente su comedia más
equilibrada.
El autor ataca las convenciones de la alta sociedad victoriana, ridiculizando sus prejuicios. Wilde
despliega sus grandes dotes de observador y prodiga su agudo ingenio, que se complace en
llevar la contraria y escandalizar de un modo exquisito y refinado.
La mayoría de sus comedias presentan a una pareja de enamorados, en la que el joven suele
ejercer de alter-ego del autor, inteligente, ingenioso, divertido,…Casi siempre acompañan a los
enamorados, amigos, tías solteronas, personajes enemigos del protagonista que aparecen para
sacar a la luz alguna falta del pasado que enturbie su felicidad y que como es natural terminan
viendo sus propósitos truncados.
Escritor de “naturaleza filosófica”, desechó la teoría naturalista – realista del teatro de su época
y llevó al plano del arte teatral las teorías del relativismo. En sus obras no existe una verdad
unívoca , por eso como espectadores, nos enfrentamos a realidades huidizas e inaprehensibles
y a personajes con un yo múltiple (actores – espectadores – personajes) que nos desorientan.
Logró acortar la distancia entre vida y ficción, llevando ésta última al límite de sus posibilidades.
Como dramaturgo, su gran innovación fue la técnica del “teatro dentro del teatro” expresada
fundamentalmente su trilogía: Así es si así os parece (1917), Esta noche se improvisa
(1930), Seis personajes en busca de autor (1921). En ella Pirandello expuso una serie de
temas que lo obsesionaban como dramaturgo: el problema del autor, de los personajes como
criaturas dramáticas y autónomas, la cuestión de diversos espacios escénicos superpuestos y
el desarrollo argumental descompuesto en planos simultáneos (ilusión – realidad).
Sus temas lo pueden emparentar con el simbolismo, en su teatro da la impresión de que el
tiempo se ha detenido, y al igual que los simbolistas, no encontrará en lo social, en la crítica
política la via de salvación del individuo. En su atmósfera simbólica, la ficción es más verdadera
que la verdad. Pirandello usa la máscara, el arquetipo, el estilo farsesco, al igual que todo el
teatro vanguardista de la época. El dramaturgo va a utilizar estos elementos distanciadores con
más hondura psicológica que los simbolistas o los expresionistas.
Pirandello no sólo puso al desnudo los artificios de la tradición teatral sino que lo hizo con una
ironía y una audacia sin igual. Fue un provocador, un imprescindible que mostró genialmente y
sin vacilaciones las incongruencias del mundo moderno a través de su arte, en forma
dramática.
Fue un importante innovador de la técnica escénica e, ignorando los cánones del realismo,
prefirió usar libremente la fantasía con el fin de crear el efecto que deseaba. Ejerció una gran
influencia al liberar al teatro contemporáneo de las desgastadas convenciones que lo regían, y
preparar el camino al pesimismo existencialista de Anouilh y Sartre, así como a las comedias
absurdas de Ionesco y Beckett, y al teatro en verso, de carácter religioso, de Eliot. Entre las
restantes obras de Pirandello destacan El placer de ser honrado (1917) y Enrique IV (1922).
A ellas habría que añadir algunas obras breves de la calidad de El hombre de la flor en la
boca y un gran drama que andaba a punto de acabar en el año de su muerte Los gigantes de
la montaña.
FUTURISMO
El Futurismo es un movimiento literario y artístico que surge en Italia en el primer decenio del S.
XX. Gira en torno a la figura de Marinetti, quien publica en el periódico parisiense Le Figaro el
20 de Febrero de 1909 el Manifiesto Futurista. Proclama el rechazo frontal al pasado y a la
tradición, defendiendo un arte anticlasicista orientado al futuro, que respondiese en sus formas
expresivas al espíritu dinámico de la técnica moderna y de la sociedad masificada de las
grandes ciudades.
“Declaremos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva; la belleza
de la velocidad. Un automóvil de carreras... un automóvil rugiente, que parece correr sobre una
estela de metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia”
En 1910 ya se puede hablar de un grupo liderado por Marinetti. El futurismo fue llamado así por
su intención de romper absolutamente con el arte del pasado, especialmente en Italia, donde la
tradición artística lo impregnaba todo. Quieren crear un arte nuevo, acorde con la mentalidad
moderna, los nuevos tiempos y las nuevas necesidades. Para ello toma como modelo las
máquinas y sus principales atributos: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el
movimiento y la deshumanización. Dignifica la guerra como espacio donde la maquinación, la
energía y la deshumanización han alcanzado las máximas metas.
Sus ideas revolucionarias no deseaban limitarse al arte, sino que, como otros muchos
movimientos, pretendían transformar la vida entera del hombre. La estética futurista difunde
también una ética de raíz machista y provocadora, amante del deporte y de la guerra, de la
violencia y del peligro. El futurismo fue politizándose cada vez más hasta coincidir con las tesis
del fascismo, en cuyo partido ingresó Marinetti en 1919. En su manifiesto hay un punto que
dice:
“Queremos glorificar la guerra, única higiene del mundo, el militarismo, el patriotismo y el gesto
destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y el desprecio a la mujer.”
El futurismo italiano tuvo sus mejores exponentes en el campo de las artes figurativas, con la
introducción de un nuevo sentido del espacio que tuvo consecuencias importantes en la
vanguardia europea contemporánea y posterior: cubismo, dadaísmo, surrealismo.
Al igual que los italianos, los futuristas rusos estaban fascinados por el dinamismo, la velocidad
y la inquietud de la vida urbana moderna. Buscaron deliberadamente causar escándalo y llamar
A diferencia del movimiento fundado por Marinetti, el futurismo ruso fue más literario que
plástico. Aunque algunos de los principales poetas futuristas, como Mayakóvski y Burliuk, eran
también pintores, su interés prioritario fue siempre la literatura.
No puede decirse que la Revolución haya dado al teatro grandes autores. Ha preferido estudiar
de cerca la maquinaria teatral, crear los instrumentos, el lenguaje práctico (mecánico) de un
teatro del futuro que, también debido probablemente al exceso de propaganda, de control y de
censura que tuvo que sufrir durante el período stalinista, puede perfectamente decirse que aún
no ha nacido.
EXPRESIONISMO
Movimiento estético, intelectual, filosófico y artístico que tuvo lugar en Alemania, fundamentalmente
en la primera década del siglo XX, contrario al positivismo y al naturalismo, dominantes hasta
entonces, el expresionismo se propone encontrar y desvelar en las zonas más ocultas del alma y el
cuerpo de la persona, los elementos no bastardeados de la civilización. El expresionismo en teatro
tiene sus precedentes en Strindberg y Wedekind.
El expresionismo se caracteriza por una visión emocional y subjetiva del mundo, rechaza el
Naturalismo y afirma la supremacía de la vida del alma.
En el corazón del expresionismo están las experiencias vividas y las relaciones individuales con el
mundo en lo que tienen de difícil, de atormentado, de trágico. Se desafían las comentes estéticas y
sociales.
El dramaturgo expresionista piensa que la realidad no existe más que a través de su visión
personal. Se rechazan las leyes del antiguo teatro, se huye de la verosimilitud.
Vida:
Nacido en Villanueva de Arousa y muerto en Santiago de Compostela. Su nombre
original fue Ramón Valle y Peña, que decidió sustituir por el definitivo.
Escritor que escapa a su tiempo y supera con su labor los estilos de la literatura
hispana de su época, para convertirse en anunciador de corrientes renovadoras y
Casado con la actriz Josefina Blanco, con la que tuvo tres hijos, su vida de escritor
estuvo permanentemente vinculada al teatro, y dio a la escena española la producción más
original e innovadora del siglo XX, en la que evolucionó del modernismo inicial hasta el
esperpento, imbuido de la más pura esencia de lo tragicómico. Valle-Inclán ensaya distintas
vías de invención teatral, no sucesivas ni excluyentes, sino paralelas y entrecruzadas, lo cual
hace inoperante toda clasificación cronológica de su obra dramática.
Estilo:
Literariamente, parte Valle-Inclán del modernismo. En los tres géneros que cultiva
(poesía, teatro y novela) se observa, en su primera etapa, una influencia claramente
modernista y a ello debe algunos elementos característicos de su estilo
Hay otros riesgos en Valle que aminoran su vinculación al 98: nueva conciencia del
lenguaje, distinta perspectiva en el tratamiento de algunos temas, adopción de técnicas
vanguardistas y evolución dentro de su estética.
Valle está muy lejos de la fría deshumanización que algunos críticos han mencionado;
en sus personajes está todo el dolor de un espectador pero también partícipe de la vida
española. Valle se siente herido por el famoso dolor de España. De la herida, lo que brota es el
esperpento, y sus tipos son héroes grotescos de la angustia de España.
Producción literaria:
El teatro de Valle aparece como un solitario y continuo esfuerzo por llenar de poesía la
acartonada, rancia técnica dramática española de finales de siglo.
3. Esperpentos: Luces de bohemia (1920); Los cuernos de don Friolera (1921), una
revisión de los dramas de honor de Echegaray; Las galas del difunto (1926), parodia
del personaje de don Juan; La hija del capitán (1927); La rosa de papel (1924); La
cabeza del Bautista (1924); Sacrilegio (1927) y Ligazón (1926), denominadas “autos
para siluetas”.
1. Escenografía (decorado):
2. Iluminación:
3. Utilería y atrezo:
Uso del mobiliario apropiado y necesario relacionado con la época pero sin
barroquismos, sólo lo imprescindible. Objetos muy manipulados por los personajes
que a veces tienen un único objetivo acústico. Objetos con variación de uso
mediante una pequeña transformación de identidad. Objetos relacionados con la
época o intemporales asociados al resto de la ambientación (hiperrealismo, clases
sociales, colorido...)
4. Vestuario y caracterización:
5. Sonido:
Obra y estilo
Fuentes de su teatro:
Para Brecht el teatro está al servicio de las masas. Debe mostrar la sociedad de hoy y el
público debe tomar conciencia del mundo que le rodea, comprenderlo y adoptar una actitud
objetiva y crítica ante él. Brecht busca provocar al público para que pueda cambiar el mundo y
transformar lo que no le gusta de él.
“Nuestro teatro debe suscitar el deseo de conocer y organizar el placer que se experimenta al
cambiar de realidad, nuestros espectadores deben no sólo aprender cómo se libera a
Prometeo encadenado, sino también prepararse para el placer que se siente liberándolo.”
El “teatro épico” no revela personajes, no desata un drama; cuenta, narra una historia. Y lo que
tiene que mantenerse es la historia.
La obra épica no desarrolla una única gran acción: ata múltiples pequeñas acciones que
aclaran una situación. El ritmo épico es un ritmo que avanza (Madre coraje y sus hijos, 1939)
Todos los temas ardientes y contemporáneos que aborda Brecht quedan distanciados de
nosotros tanto por la invención poética y la ironía como por el alejamiento en el espacio y el
tiempo (Galileo Galilei, 1938)
Las obras de Brecht están absolutamente ligadas a razones políticas e históricas, y tienen un
sobresaliente desarrollo estético. En Brecht se encuentran siempre unidos el fondo y la forma,
la estética y los ideales. Su teatro se opone al mundo y teatro burgués, apunta a provocar la
conciencia crítica de espectadores y actores.
En las puestas en escena de Brecht se muestra con claridad que estamos en el teatro, éste
aparece desnudo, se deja ver todo el artificio, las iluminaciones, las sujeciones de los
decorados…
Brecht hizo gala de antisentimentalismo, de ahí surge su famoso “efecto V”: Verfremdung,
distanciamiento o extrañamiento. El actor no debe identificarse con el personaje, debe limitarse
a mostrarlo.
Para poner en práctica sus postulados teóricos, se vale de ciertas técnicas que rompen con la
tradición teatral de entonces. Para provocar en el espectador una sensación de extrañeza
utiliza múltiples recursos:
El actor representa al personaje sin identificarse con él, utiliza gestualidad artificial y
brusca y un vestuario que se asemeja a un disfraz.
Música y canciones.
Carteles explicativos, para evitar que el espectador siga con suspense las alternativas
de la acción.
Todo esto contribuye a crear un teatro científico en el que la representación induce a revelar la
realidad oculta.
Brecht postula que el espectador debe darse cuenta, a través de varios artificios, de que lo
presenciado es un espectáculo, y hacerle despertar una actitud crítica racional ante lo
mostrado.
Sin embargo, en sus composiciones más famosas, Madre coraje, Galileo Galilei, El círculo
de tiza caucasiano, El Sr. Puntila y su criado Matti…, Brecht se expresa con demasiada
fuerza poética como para que el espectador se olvide de sus sentimientos.
En estas obras llega a conjugar una maravillosa unión de entretenimiento, doctrina y emoción,
encumbrando la estética marxista más allá de su fondo ideológico.
La producción de Brecht abarca un gran número de textos, desde obras teatrales, piezas
didácticas con música, óperas y adaptaciones.
Su primer gran éxito se produce en 1928 con La ópera de tres centavos, que se estrenó en
Berlín. Es una adaptación de La ópera del mendigo de Gay, autor inglés del siglo XVIII. Brecht
introduce letras y canciones. También llena de canciones y música Esplendor y decadencia
de la ciudad de Mahagonny, 1929. En esta época, Brecht se siente tan autor lírico como
dramático. Poco después comienza a introducir didactismo en sus obras y busca medios
escénicos sencillos, diálogos esquemáticos, y usa la parábola como línea dramática (La
excepción y la regla, Cabezas redondas y cabezas puntiagudas, sátira contra la ya
imparable ideología nazi, al igual que Los Horacios y los Curiacios)
A estos textos le siguen Terror y miseria del III Reich, Los fusiles de la Sra. Carrar, sobre la
guerra civil española.
En el exilio, el teatro épico de Brecht alcanza su plena madurez: Madre coraje y sus hijos, La
persona buena de Sezuán, El círculo de tiza caucasiano, El Sr. Puntila y su criado Matti,
La irresistible ascensión de Arturo Ui, etc.
Escritor alemán. Hijo de un industrial de origen judío, en 1934 tuvo que emigrar con su familia a
Inglaterra primero y luego a Checoslovaquia, Suiza y Suecia, país este último donde se
estableció definitivamente. Tras una etapa inicial consagrada a la creación pictórica (en 1977
se exhibieron unas 200 obras suyas, entre cuadros, dibujos y collages, en diversas ciudades
europeas), escribió sus primeras obras literarias en sueco, lengua a la que luego renunciaría a
favor del alemán. Se trata de los libros de poemas De isla en isla (1946) y Los vencidos (1947),
así como el relato El duelo (1953).
La pieza transcurre el año 1808 en un manicomio donde el marqués de Sade, uno de los
internos, hace representar a los enfermos el asesinato del revolucionario Marat, acaecido
quince años antes. El punto culminante lo constituye la disputa entre los dos protagonistas,
polémica recreación del conflicto entre un radicalismo revolucionario de signo activista, por un
lado, y un relativismo agnóstico y cínicamente individualista, por el otro. La utilización de una
amplia gama de recursos técnicos y estilísticos -diversidad de planos temporales, teatro dentro
del teatro, coplas callejeras, teatro musical y del absurdo, etc.- asegura a la obra su constante
dinamismo y echa las bases de una modalidad expresiva adoptada por Peter Weiss en su
restante producción para la escena: el teatro-documento.
Éste es, en palabras del propio autor, "un teatro de información, renuncia a toda invención, se
sirve de material auténtico (expedientes, actas, cartas, cuadros estadísticos, balances de
empresas, entrevistas, declaraciones oficiales, reportajes, etc.) y lo da al escenario sin variar su
contenido, elaborándolo en la forma". La intención eminentemente crítica del teatro-documento
se pone de manifiesto en obras como La indagación. Oratorio en once cantos (1965), poema
fúnebre con música de Luigi Nono dedicado a las víctimas del campo de exterminio de
Auschwitz y basado en el proceso de Frankfurt (1963-65); El canto del fantoche lusitano
(1967), contra la política colonial portuguesa en Angola; el célebre Discurso sobre el Vietnam
(1968), de implacable radicalismo, y Trostky en el exilio (1969).
En los años setenta Peter Weiss dirige su atención hacia dos grandes figuras de la historia
literaria alemana: Hölderlin y Kafka, en torno a las cuales giran sus dos últimas obras teatrales:
Hölderlin (1971) y El nuevo proceso. Pieza en tres actos. Dedicada a Franz Kafka (1975).
A su etapa final pertenece la monumental trilogía novelesca La estética de la resistencia,
publicada sucesivamente en 1975, 1978 y 1981, donde reelabora, a partir de una base
autobiográfica, los temas del desarraigo, la angustia y el exilio exterior e interior. De su
producción ensayística conviene destacar Laocoonte o Sobre los límites del lenguaje (1965)
Informes (1968) y Escritos políticos (1971).
SURREALISMO
En 1924 André Bretón publicó su manifiesto surrealista en el que señaló que el arte debe brotar del
subconsciente (relación con las teorías psicoanalíticas)
Nació en Fuente Vaqueros, provincia de Granada, en 1898. Hijo de una familia acomodada,
estudió Derecho y Filosofía y Letras, carrera esta última que no finalizó. Durante diez años vivió
en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en la que trabó amistad con artistas de la talla de
Buñuel o Dalí. Viajó a Nueva York, Cuba y Buenos Aires, entre otros destinos. En su época
universitaria creó el prestigioso grupo de teatro La Barraca, con el que viajó por toda España,
dando a conocer, entre otros, el teatro clásico. Polifacético, además de escribir poesía y teatro,
también fue un gran músico, incluso grabó un disco con el maestro Falla. Jovial, alegre, gran
animador de tertulias, persona en general muy querida. Su homosexualidad y el carácter liberal
de su familia parece ser la causa de su fusilamiento al comienzo de la guerra civil.
Su obra:
Compaginó la poesía con el teatro: “El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace
humana” (García Lorca, Charla sobre teatro, 1935)
Siempre confió en la capacidad del teatro para enseñar y deleitar, según el modelo clásico. Su
producción estuvo siempre determinada por la voluntad de innovar. Nunca quiso hacer la
comedia burguesa que dominaba en su tiempo, sino acceder a los grandes temas: amor,
muerte, paso del tiempo, la fuerza del destino, opresión y rebeldía.
Experimentó con una gran variedad de formas dramáticas. Lorca rompe el modelo desde todos
los ángulos, aunque de un modo gradual. Su teatro utiliza un lenguaje poético, influido por el
drama modernista y el teatro del siglo de oro (Lope, Calderón…) y, por supuesto, por la
tradición de los títeres. Muestra una especial atención al mundo femenino, así como a la
Farsas: Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, El amor de don Perlimplín con
Belisa en su jardín.
Comedias irrepresentables (según el autor): El público, Así que pasen cinco años.
Tragedias: Yerma, Bodas de sangre.
Dramas: La casa de Bernarda Alba.
Su primera obra teatral fue El maleficio de la mariposa (1920), un gran fracaso a pesar de
que la dirección corrió a cargo de Martínez Sierra, con la actriz Catalina Bárcena como
protagonista y La Argentinita aportando su baile. El público quedó desconcertado viendo a los
actores vestidos de insectos: demasiada trasgresión para la época. En principio se pensó en la
obra para muñecos. No es la primera vez que veremos como tema el amor frustrado, en este
caso el que siente la cucaracha macho por una mariposa.
Su segunda obra, Mariana Pineda (1927), tiene reminiscencias del teatro poético modernista.
Mariana, una mujer pasional situada en un ambiente andaluz extremadamente político, resulta
mártir de la libertad. En su estreno los decorados fueron pintados por Dalí. En el prólogo y en el
epílogo aparece el romance que genera la obra: coplas populares que presagian la acción
dramática:
Lo más innovador del teatro de Lorca no procede de su teatro poético, sino del de títeres.
Desde que proyecta “un teatro de cachiporra andaluz” (1921) en colaboración con Falla, Lorca
lee la tradición popular con los ojos de la vanguardia. Retablo de don Cristóbal y doña
Rosita, Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita: Lorca nos habla del teatro de
muñecos, “vieja esencia del teatro andaluz” y a la vez paradigma de libertad. La dramaturgia
moderna europea valora las posibilidades del muñeco, que ejerce de distanciador de la
verosimilitud naturalista. Esas peculiaridades tienen que ver con la trasgresión de las
convenciones teatrales. Don Cristóbal es puro cuerpo con cachiporra y Doña Rosita,
supuestamente sumisa, cuando se enfrenta a un matrimonio impuesto ejerce libremente su
sexualidad.
El patrón de todas las piezas es el del viejo y la niña que está en la comedia del arte y en los
entremeses cervantinos.
Su siguiente obra es la primera escrita en prosa, La zapatera prodigiosa (farsa violenta, 1930)
El tema es nuevamente el del viejo y la niña. Según Lorca, en este texto quería resaltar la lucha
entre fantasía y realidad. Los personajes secundarios son estereotipos cercanos al mundo de
los muñecos.
En Así que pasen cinco años, Lorca parece decir: no hay que esperar nunca, hay que vivir. El
tiempo no circula en una única dirección; en el ambiente clausurado de una biblioteca
encontramos un tiempo lento y ensoñado, mientras en la calle es vitalista y activo:
En El público se conservan todos los cuadros menos el cuarto. La pieza aborda la relación del
teatro y la identidad del “yo”, sobre todo en el terreno de la identidad sexual y amorosa (el amor
homosexual)
Comedia sin título indaga de nuevo en el mundo del teatro y en la homosexualidad. Como
dice el autor en su prólogo, quiere hacer una encerrona al público para conmover sus
corazones y enseñarles lo que no quieren ver.
Bodas de sangre (1933) es una pieza pensada como la primera de una trilogía de tierra
española, a la que seguirá Yerma. Partiendo de un suceso real, una joven que huye con su
primo y amante la mañana de la boda, la trama se resuelve como tragedia: el destino ciego que
recae sobre la colectividad e impone a los personajes decisiones sin libertad.
Se alternan el verso y la prosa. Las partes poéticas están distribuidas por toda la obra y
cumplen la función de los antiguos coros trágicos y, al mismo tiempo, sitúan la tragedia en un
espectáculo de gran riqueza plástica y musical.
Yerma (1934) será la tragedia de la mujer estéril. Una tragedia con cuatro personajes y coros.
Yerma es la imagen de la fecundidad castigada a la esterilidad. El destino ciego recae sobre
Juan, y sobre el matrimonio sin amor. El conflicto ocurre en el interior de Yerma, que no
transgredirá las reglas sociales que le oprimen. Al igual que en Bodas de sangre, el verso y la
Con Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935), última obra que estrenó en su
vida, Lorca iniciaba un ciclo diferente, al que se refirió como “crónicas granadinas”, que
comprende también Los sueños de mi prima Aurelia (1936), de la que sólo pudo escribir el
comienzo, orientado no hacia la tragedia sino a la comedia.
El texto está lleno de notas costumbristas. Doña Rosita vive en el carmen con sus muros
cerrados al exterior y su jardín acentúa dentro de la escena la importancia de lo interior. La
acción dramática es reducida: la espera. Doña Rosita vive en una constante prórroga del
presente. A través de canciones, modas, objetos, veremos el fluir del tiempo.
La casa de Bernarda Alba se representó por primera vez en 1945 por Margarita Xirgu, ya en
el exilio. El autor reduce la presencia de la poesía en escena: “¡Ni una gota de poesía!…
¡Realidad! ¡Realismo puro!” Lorca lo subtituló drama de mujeres en los pueblos de España.
Predomina el blanco y negro en toda la obra, hay un despojamiento de todo lo accesorio. La
casa de Bernarda es la casa de la ley y de la rebelión. Las acciones ocurren en espacios
interiores al que vemos. Las ventanas son fronteras sin protección. El tiempo exterior sirve de
contraste con el tiempo interno de las esperas y las comprobaciones. La casa actúa como
convento, cárcel o manicomio, y tanto como las palabras cuentan los silencios. Bernarda
ordena y manda. Esta autoridad es importante ante la libertad de Adela, sus convenciones
inútiles ante la explosión del instinto. Se enfrentan la sociedad artificial contra la naturaleza:
“Esto hago yo con la vara de la dominadora” (Adela) Pero no hay refugio en el exterior salvo
para la vieja loca María Josefa: “Me escapé porque me quiero casar, porque quiero casarme
con un varón hermoso de la orilla del mar”
Teatro del absurdo es un término genérico empleado por Esslin (profesor y tratadista
inglés) en 1962 para clasificar a ciertos dramaturgos que escribían durante la década de 1950,
principalmente franceses, cuyo trabajo se considera como una reacción contra los conceptos
tradicionales del teatro occidental. Autores: Samuel Beckett, Eugéne Ionesco, Fernando
Arrabal, Adamov, Jean Genet.
Algunos críticos consideran a Alfred Jarry (1896), con su obra Ubú rey, como el
iniciador del llamado teatro del absurdo. También bebe este tipo de teatro de las teorías de
Antonin Artaud: combinación del movimiento físico y gesto, sonidos inusuales y eliminación de
las disposiciones habituales de escenario y decorados. Su libro El teatro y su doble (1938),
La comicidad bufonesca del teatro del absurdo tiene sus raíces en las películas de
Charles Chaplin, Stan Laurel y Oliver Hardy, los hermanos Marx y Buster Keaton.
Para el teatro del absurdo, el ser humano se encuentra esencialmente aislado, no tiene
relación con los demás, está solo como condición humana permanente. Vuelven al monólogo
como recurso teatral. El diálogo desaparece, las figuras hablan pero no dialogan. El lenguaje
Ionesco, Beckett, Jean Genet, han expresado estas angustias individuales en juegos
escénicos, en un antiteatro que carece de personajes, de fábula, de conflictos dramáticos, de
un desarrollo causal, lógico. Su lenguaje dramático es un lenguaje formado de palabras
gastadas, repetidas, que se vuelven trozos sonoros, rítmicos, desprovistos de toda idea. El
teatro del absurdo denuncia pero no da respuestas, no señala caminos.
Nace en Rumania, de padre rumano y madre francesa. Pasó su infancia en París, aunque
volvió a Rumania cuando contaba 13 años. Regresó a París en1938, donde fijó su residencia y
se dedicó a escribir.
Sus obras teatrales describen la ridícula y fútil existencia humana en un universo totalmente
impredecible, en el que las personas son incapaces de comunicarse unas con otras. Su
pesimismo forma parte de la base del teatro del absurdo, en donde se lamenta de la falta de
sentido de la condición humana. Sus obras rezuman humor y son ricas en situaciones cómicas.
Escribió bastantes obras en un solo acto (típico del absurdo), utilizando ambientes sofocantes,
llenos de objetos, con situaciones ilógicas para enfatizar la extrañeza y alienación humana.
Considerado como uno de los padres del absurdo, Ionesco mantuvo una actitud antipolítica
ante la vida, que derivaba de su profundo escepticismo de cara a la imposibilidad de evadirse
de la injusticia, la violencia y la muerte.
La incomunicación, el miedo y la degradación del ser humano son los temas centrales de su
producción, emparentada con el surrealismo, y a la que el propio Ionesco ha calificado de
antiteatro. La voluntaria pobreza del lenguaje, el cultivo del silogismo absurdo y del tópico y una
comicidad rayana con la angustia son características esenciales de su teatro.
La cantante calva (1950) es una sátira que exagera algunos aspectos de la vida cotidiana con
el fin de demostrar la falta de sentido del personaje. Éstos forman un gran galimatías al hablar
y se muestran incapaces de comunicarse unos con otros. Ionesco utiliza esta misma técnica
recitativa en La lección (1950), en la cual un profesor lunático asesina a sus alumnos. En esta
Sus temas centrales son la incomunicación entre los seres humanos, el miedo a la muerte, la
presión que ejercen las normas sociales sobre el ser humano, la degradación de las
personas...
Nace en Dublín. Estudia lenguas romances en 1927 y obtiene el doctorado en 1931. Pasó
varios años como profesor en París, al mismo tiempo continuó estudiando filósofos. Comenzó a
escribir y a viajar, conoció al poeta y novelista irlandés James Joyce, que le influyó para
escribir. En 1937 se establece definitivamente en París, pero en el 42, al formar parte de la
Resistencia, tuvo que huir de la Gestapo al sur de Francia.
Al final de la guerra regresó a París, donde escribió Esperando a Godot (1952), su obra
maestra en opinión de la mayoría de los críticos. Gran parte de su producción está escrita en
francés y en inglés. Beckett centró su atención en la angustia indisociable de la condición
humana, que en última instancia redujo al yo solitario o a la nada. Experimentó con el lenguaje
hasta dejar tan sólo su esqueleto, lo que originó una prosa austera, sazonada de humor
corrosivo. Su influencia en dramaturgos posteriores fue tan notable como el impacto de su
prosa.
Su gran mérito estriba en la elaboración de un nuevo lenguaje teatral, en el que el silencio tiene
tanto o más valor que el texto interpretado. Heredero del psicologismo estético de Joyce, la
imposibilidad de la comunicación y la inalcanzable identidad del individuo en la sociedad
moderna son sus dos ejes conceptuales.
Obras:
Esperando a Godot (1952): se trata de una farsa trágica en la que dos vagabundos
esperan la llegada de un misterioso Godot, personaje indefinido y omnipotente, quein
de un modo inexplicables lo transformará todo, pero nunca llega. Los dos vagabundos
No yo (1973)
Rescoldo (1959)
En sus obras más significativas el mundo se describe como un paisaje desolado, en el cual el
instrumento de la razón parece impotente y ninguna fe tiene valor alguno. Para el ser humano
no hay esperanza de salvación si no es en la ilusión de aferrarse a aspiraciones irrealizables o
a los frágiles recuerdos de un pasado legendario. Por lo general, sus obras teatrales son
confesiones desesperadas y trágicas denuncias de la condición humana que, mediante un
simbolismo lírico, revelan la inutilidad de toda esperanza y esfuerzo redentor.
Nació en París, hijo ilegítimo de una prostituta. Fue sorprendido robando a la edad de 10 años
y durante toda su adolescencia y hasta unos 30 años después, hubo de enfrentarse a una larga
serie de procesos por robo y prostitución homosexual. En 1947 fue condenado a cadena
perpetua. Mientras estaba en la cárcel, Genet escribió y publicó varios libro, y su creciente
Vinculado claramente al teatro de Artaud, elige a sus personajes entre los marginados de la
sociedad, y verifica una estética en la que el sacrilegio y el principio de la crueldad y la maldad
aparecen como una forma personalísima de religión y vinculación con lo trascendente. Una
estética uncida de poesía, en la que el ritual es determinante. Su escritura tiene conexiones
con el teatro del absurdo y con el teatro de la crueldad.
Novelista y dramaturgo, cuyas obras expresan una profunda rebelión contra la sociedad y sus
convenciones. Descubierto y patrocinado por Sartre, Genet ha llevado a cabo, con un
consciente exhibicionismo y un lenguaje que no retrocede ante la obscenidad, una apología de
sus obsesiones personales y de su vida irregular, que han motivado resonantes escándalos, el
último de ellos el estreno en 1965 de Los biombos. Obras anteriores, caracterizadas por los
temas de la violencia y la crueldad (el crimen ritual) y las tensiones eróticas. Su primera obra,
Las criadas (1947), una de las más exitosas, marcó su entrada en el teatro del absurdo. En
esta obra, dos criadas se van turnando para interpretar el papel de su señora, buscando sus
identidades en un medio que fluctúa sin cesar entre la realidad y la fantasía. En Estricta
vigilancia (1949), El balcón (1957), Los negros (1959) y Los biombos (1961), Genet utilizó
frecuentemente el cambio de papeles y la inversión entre el bien y el mal, como técnicas para
subrayar la falsedad de los valores sociales y políticos. Todas las obras de Genet expresan su
profunda simpatía hacia los desheredados y los marginados de la sociedad, expuestos como
se encuentran a los siempre omnipresentes sexo, delito y muerte. Contienen rituales, crueldad
y la convicción del autor acerca de lo absurdo de los conceptos morales. Aunque sus escritos
fueron considerados al principio como pornográficos, Genet fue definido muy pronto como
existencialista preocupado por los problemas de la identidad y la alienación. En 1983 se le
concedió el Premio Nacional de las Letras Francesas.
“¿Qué es un marica? Un hombre, que por su naturaleza, se opone a la marcha del mundo,
se niega a entrar en el sistema según el cual está organizado el mundo. El marica se niega
a esto, niega eso, lo socava, quiera o no. Para él el sentimiento es sólo tontería y engaño,
sólo existe el placer. Vivir de sorpresas, de cambios, aceptar los riesgos, exponerse a las
afrentas, es lo contrario de la coacción social, de la comedia social”
Dejó de escribir y se dedicó a liderar distintas causas a favor de los marginados, los pobres, los
homosexuales, ladrones... Genet declaró (1970): “El teatro es una forma de expresión pasajera
que debe desembocar en la acción política. El teatro no es mas que una forma de expresión
oblicua. Hay una forma de expresión directa que es la acción política del mundo. He concluido
con la primera forma de expresión, debo pasar a la segunda”.
Picnic (1952) y El triciclo (1953) son las obras más representativas. Existe también en
esta primera etapa otra serie de obras en las que aparecen nuevas características (teatro del
exilio y ceremonia), con mayores reminiscencias personales: Fando y Lis (1955), Ceremonia
por un negro asesinado (1956), Los dos verdugos (1956), El laberinto (1956), Oración
(1957) y El cementerio de automóviles (1957).
La importancia de este primer período viene dada por las diferencias que abre con la
dramaturgia española (La tejedora de sueños, Buero Vallejo, 1952; El pan de todos, de
Alfonso Sastre, 1953), derivada de su residencia en el extranjero y de su proximidad a
movimientos culturales de vanguardia.
Estas obras tienen siempre una estructura muy lineal, con un leve hilo conductor,
fácilmente comprensible. Desde un principio aparece su concepto de la muerte, que llegará a
ser ejercicio de ritual. Es un teatro de víctimas, de seres indefensos. Introduce en sus obras
notas autobiográficas, reales o no, pero siempre sentidas.
Los decorados que utiliza son de planteamiento que roza el realismo, aunque muy
despojadas de elementos. Sus descripciones son muy escuetas, disponen de señales
simbolistas que abren la imaginación del escenógrafo.
Teatro pánico.
Surge de sus colaboraciones con Jodorowski y Topor, y se inspira en el teatro de la
crueldad de Artaud y en los surrealistas de Breton, en los happenings. El nombre de este
teatro alude al dios Pan de la mitología griega, que con su música hacia perder la cabeza a
quienes les escuchaban (Pan es “todo”, pero también “dios bufón del terror”), que liberaban
sus sentimientos y emociones de entrega y repulsión. Así surge un teatro cuya naturaleza
es establecer una relación sadomasoquista entre los personajes y el espectador, para lo
cual el autor no duda en presentar en escena un mundo amoral y cruel presidido por le
erotismo y la perversidad, lo que provoca las acciones airadas del público, que era lo que se
pretendía.
Obras: Orquesta teatral (1957), que más tarde será Dios tentado por las matemáticas; La
princesa (1957), La primera comunión (1958), Concierto en un huevo (1958), La
bicicleta del condenado (1959), El strip-tease de los celos (1963), Ceremonia para una
cabra sobre una nube (1966), La juventud ilustrada (1966), ¿Se ha vuelto loco Dios?
(1966), y la ópera Ars Amandi (1968)
El pánico era definido como una manera de ser presidida por la confusión, el humor, el
terror, el azar y la euforia (“La vida es la memoria y el hombre es el azar”). El pánico se
realiza en la “fiesta pánica”. Fueron autores pánicos, junto a Arrabal, Jodorowski, Topor, y
Sternberg.
Combinan elementos del pánico con formas de vodevil (El rey de Sodoma, 1978) o revista
musical. Los elementos escénicos en el teatro pánico cumplen con una misión estética
además de su función utilitaria. Arrabal soñó con un teatro en el que los objetos cobrasen
plena autonomía y fuesen capaces de reemplazar a los personajes (Ópera pánica, Los
cuatro cubos).
Base sagrada.
Las obras de Arrabal pueden ser unicirculares (el interior de la obra, la misma
estructura vuelve sobre sí misma en repetidas ocasiones). Busca un lenguaje meramente
teatral, de imagen. La ceremonia es la forma que explica y da sentido a todos los
elementos que la conforman: el personaje, el espacio, el objeto y el tiempo.
Objetos: en algún momento Arrabal soñó con un teatro en el que los objetos
cobrasen plena autonomía y fuesen capaces de reemplazar a los personajes. Entre los
objetos aportados por la memoria del mundo de la infancia destacan: candelabros,
cuchillos, ataúd, corona de espinas, sillón-trono, cetro. Dentro de la ceremonia caben
destacar los vestuarios, maquillajes, etc., que contribuyen a la transformación visible del
personaje. Existen también objetos simbolizantes de la huida: triciclos, bicicletas, carrito de
niño, coche, globos de colores...
Teatro de guerrilla.
Arrabal lanza a partir de aquí sus “dramas de la esperanza inmediata” (teatro del yo en el
mundo), etapa provocada por su experiencia carcelaria en España (verano del 67). Empieza
a utilizar espacios barrocos. Obras: La aurora roja y negra (1968), Bestialidad erótica
(1968), Una tortuga llamada Dostoievski (1968), Y les pusieron esposas a las flores
(1969), El cielo y la mierda (1970), La guerra de mil años (1971), Jóvenes bárbaros de
hoy (1974), La balada del tren fantasma (1975) y Oye patria mi aflicción (1975). Los
decorados ofrecen un mundo de sugestiones, más cercanas al neoexpresionismo que a su
inicial surrealismo.
Teatro bufo:
Arrabal, sin dejar de reírse de los demás, se ríe ante todo de sí mismo: “Vosotros,
dramaturgos de bulevar, que soy capaz de haceros la competencia en vuestro propio
terreno”. Además de esta razón, reivindicó el teatro de vodevil, un género injustamente
infravalorado.
Arrabal se interesa más y en detalles particularizantes (de la actualidad) por los
hitos históricos recientes que ya han pasado la prueba del tiempo (Concilio Vaticano II y
Mayo del 68, el ecologismo, el feminismo...) Arrabal intenta ser exponente de su momento
y perdurar en el futuro.
El espacio utilizado frecuentemente es una casa, que puede estar en cualquier
parte del mundo (un salón, un dormitorio...) Hay que añadir la ilusión del espacio
extraescénico. Los objetos no cumplen funciones simbólicas, sino que están para dar
información sobre sus propietarios (sociedad de consumo: teléfono, radio, televisión...)
REALISMO
Realismo americano
Biografía:
Thomas Lanier Williams, (Columbus, EE UU, 1911-Nueva York, 1983), más conocido como
Tennessee Williams, fue un dramaturgo, poeta y novelista estadounidense. Fruto de una
decepción amorosa, a los once años empezó a escribir, tomando como modelos a Chéjov, D.
H. Lawrence y el poeta simbolista Hart Crane. Se licenció en la Universidad de Iowa en 1940,
el mismo año en que estrenó, sin éxito, su primera pieza teatral.
Vivió la bohemia de Nueva Orleans, hasta que, movido por un sentimiento de culpabilidad
hacia su hermana, que había sufrido una lobotomía, escribió el que sería su primer gran éxito
teatral, El zoo de cristal (1944), inicio de una ferviente producción que lo consolidaría como el
más importante dramaturgo estadounidense de su tiempo.
El Sur natal proporciona a Tennesee Williams el escenario más frecuente para sus creaciones,
como en su famosa pieza La gata sobre el tejado de cinc caliente (1955), que sería llevada al
cine en varias ocasiones (la primera en 1958, por R. Brooks). Sus obras alcanzaron durante los
años cincuenta un renombre internacional, sobre todo Un tranvía llamado Deseo (1947), que le
valió el Premio Pulitzer y también sería llevada a la pantalla (en 1952, por Elia Kazan).
Sin embargo, tras esta etapa dorada siguió una época dura para Williams, víctima de
calmantes y drogas, solo y abrumado por las críticas adversas, en la que no consiguió escribir
Características de su obra:
Parece existir una cierta coincidencia entre la crítica en general al afirmar que Williams hereda
muchas de las preocupaciones del teatro de entreguerras en América. Cuando O’Neill muere
en 1953 ya tenía un joven heredero ansioso de recoger su testigo. La escena dramática
norteamericana contaría así con dos psicoanalistas de lujo: uno para el norte (urbano), otro
para el sur (rural).
La nostalgia de los años de su infancia, los recuerdos de su familia y las dolorosas escenas
sobre el ambiente agresivo que le tocó vivir hasta llegar a la Universidad le inspiran para
escribir su teatro dolorido y poético. Sus experiencias infantiles y adolescentes le habían
dejado una huella indeleble que iba a arrastrar toda su vida. La soledad, el sentirse marcado, el
sentimiento de culpa por su homosexualidad conformarán una personalidad contradictoria:
reflexivo y temerario, retraído y ocurrente, cordial y desabrido serán características que harán
de Williams una figura entrañable. Ama la belleza y le aterra la contemplación de las
debilidades humanas. A pesar de todo las busca, las disecciona y procura racionalizarlas. No
obstante, en el fondo, prima el corazón que siente sobre la mente que piensa y, al final, la
respuesta, cuando existe, es simbólica, mítica.
Producción dramática:
Un tranvía llamado deseo será su segundo gran éxito. Se estrena en el Barrymore Theatre de
Nueva York el 3 de diciembre de 1947, aguanta 855 representaciones y obtiene varios premios.
En este drama vuelve a recrearse en la figura de la mujer fracasada. Una ascendencia de
privilegio, un matrimonio desgraciado, una plantación en ruinas y el dramático recurso al
alcohol para olvidar y huir hacia adelante conforman los ingredientes típicos de la trama. En el
fondo, la crónica de una saga sureña sobre la desintegración física y moral de una dinastía
arruinada por prestamistas y burócratas. Una vez más, sus propias patologías personales
encuentran cobijo y catarsis en el escenario.
De esta catarsis surge su tercer drama, Verano y humo (1948). Es esta obra probablemente
un experimento demasiado atrevido incluso para Williams. La ambivalencia y la aureola mística
perjudican al drama. Se juega en exceso con el símbolo. De este choque nace primero la
incomprensión, después la tragedia y por último el abandono y la soledad.
En 1951 estrena La rosa tatuada, en la que el dramaturgo vuelve al tema de la lucha entre el
concepto de vida y de muerte, para decantarse, sin ambages, por la vida. De nuevo estamos
ante el Williams transgresor: el sexo libera, no tiraniza, la pasión enriquece, no degrada, la
mística redime, no subyuga. Y por encima de todo la poesía; y el humor, a veces.
Con el estreno de Camino real (1953), cosechó un gran fracaso. A pesar de la ingeniosa
tramoya técnica, del atrevimiento experimental y del espléndido espectáculo, la obra resultó
vacía y fracasó. Sin embargo, esta decepción fue el acicate necesario para activar su genio
dramático.
Volvería de nuevo a saborear el éxito en 1955 con su nueva obra La gata sobre el tejado de
zinc caliente, obra que le devuelve la confianza en sí mismo y con la que gana definitivamente
el respeto del mundo del teatro. Abandona los clichés de las damas sureñas angustiadas e
insatisfechas y sus preocupaciones dramáticas se vuelven más complejas. Williams vuelve a la
sorpresa, a la ruptura, a la transgresión. Todo ello, no obstante, dentro de sus peculiares
coordenadas: una mujer bella y valiente que cree en la vida intentará redimir al condenado a
través de la mística de la pasión y el sexo.
Este ciclo violento del que el autor no puede evadirse desembocará en toda su plenitud en
Dulce pájaro de juventud, estrenada en marzo de 1959 permanece en cartel durante 383
representaciones hasta enero de 1960. Violencia, brutalidad y culpabilidad vuelven a ser
puntos referenciales obligados en la temática. No es que Williams esté obsesionado con el
tema es que cree sinceramente que el denunciar la violencia como una servidumbre de la
condición humana en el escenario puede resultar un antídoto excelente para librarse de ella.
Esta obra representa el enésimo intento de Williams por hacer aflorar el sentimiento de culpa
desde su subconsciente.
Después de este estreno, Williams quiere iniciar ahora un nuevo rumbo en su producción
dramática, con obras que escenifiquen la parte más atractiva de nuestra existencia: el amor, la
espiritualidad, la armonía; y llega a tiempo con dos títulos que le reportarán un relativo éxito.
Hasta llegar a Entenderse, que se estrenará en 1960 y aguantará 132 representaciones y La
noche de la iguana que se estrenará en 1961 y se mantendrá en cartel durante 316
representaciones.
A partir de aquí la estrella de Williams irá apagándose poco a poco. Aún estrenará otras once
obras, sin incluir las cortas, pero la cota de cartel será testimonial en comparación con los
momentos álgidos de su carrera.
Fue hijo de una familia de inmigrantes judíos polacos de clase media. Su padre, Isadore,
poseía una próspera empresa textil, lo que permitió a la familia vivir en Manhattan, junto a
Central Park. Sin embargo, la Gran Depresión acabó con la empresa familiar, por lo que la
familia tuvo que mudarse a un modesto apartamento en Brooklyn. Este apartamento le serviría
posteriormente como modelo de la vivienda del protagonista de Muerte de un viajante.
En la década de 1950 fue víctima de la caza de brujas. Acusado de simpatías comunistas por
Elia Kazan, rehusó revelar los nombres de los componentes de un círculo literario sospechoso
de tener vínculos con el Partido Comunista ante la Comisión de Actividades Antiamericanas en
1956, acogiéndose a la protección constitucional. A pesar de las presiones que sufrió (le fue
retirado el pasaporte, no pudiendo viajar a Bruselas para asistir al estreno de una de sus
obras), Miller no dio ningún nombre, declarando que, aunque había asistido a reuniones en
1947 y firmado algunos manifiestos, no era comunista. En mayo de 1957 se le declaró culpable
de desacato al Congreso por haberse negado a revelar nombres de supuestos comunistas. Sin
embargo, en agosto de 1958, el Tribunal de Apelación de los Estados Unidos anuló la
sentencia, de forma que no tiene que ingresar en la cárcel.
Se casó en tres ocasiones. El 5 de agosto de 1940 contrajo matrimonio con su novia del
colegio, Mary Slattery, la hija católica de un vendedor de seguros. La pareja tuvo dos hijos,
Jane y Robert (un director, escritor y productor). El matrimonio se divorció en 1956.También
estuvo casado con Marilyn Monroe (1956-1961, divorciados) y con la fotógrafa de prensa Inge
Morath (1962-2002, año en el que Inge muere).
Miller también es conocido por su intenso activismo político y social. Arremetió contra la
deshumanización de la vida estadounidense; se aproximó al marxismo, criticándolo más tarde;
se opuso activamente a la caza de brujas de McCarthy y denunció la intervención de Estados
Unidos en Corea y Vietnam. Fue delegado en la convención demócrata de 1968, pero terminó
en una posición escéptica respecto de la política.
Características de su obra:
La mayor parte de los críticos coinciden al afirmar que Arthur Miller es un dramaturgo que
domina su oficio de forma magistral y que además cree en la capacidad del escenario para
servir de levadura dentro de la sociedad que lo produce. El arte dramático para Miller no es
sólo un espectáculo más o menos vistoso, es además un referente estético obligado para
cualquier hombre culto y debe reivindicarse como herramienta de aprendizaje. El teatro en el
que Miller cree y al que ha entregado toda su vida es el teatro reflexivo, de argumentación y,
sobre todo, reivindicativo; ese teatro que ha demostrado ser el lujo de la inteligencia, el que
combina el espectáculo, la denuncia y la reflexión. Sin olvidar la poesía. El artesano y el técnico
deben ir parejos, pero también el poeta y el intelectual. Entiende que el lenguaje poético es el
vehículo más apropiado para acercar al espectador a la tramoya escénica y que la poesía hace
fácilmente comprensibles incluso los aspectos más complejos del arte escénico. En este
sentido, como en otros muchos, coincide con Williams.
El teatro para él es un ente orgánico en el que deben confluir aspectos éticos y estéticos de la
experiencia humana e integrarse armónicamente. Para conseguir esto hay que ser algo más
que un dramaturgo con talento, hay que conocer la trastienda teatral. Exhibe un capital
intelectual considerable: sus reflexiones sobre el mito y el hombre, la verdad y la hipocresía, el
mal y la ética, la función del teatro y la psicología de la escena demuestran una consistencia
envidiable. Sus apreciaciones técnicas sobre el realismo, el expresionismo, los recursos de la
ilusión teatral o los límites del arte dramático son precisas además de originales. Aunque denso
y profundo, se las arregla perfectamente para reducir a términos comprensibles para el lector
toda la gama de sutilezas técnicas que encierra el arte escénico.
Los personajes de Miller, por otra parte, son más realistas, más fáciles de aceptar, nos
identificamos mejor con ellos. Resultan mucho más cercanos al espectador. Son los hombres-
víctima de una sociedad materialista y consumista que termina aniquilando al individuo.
Representan arquetipos con una problemática humana (social o psicológica) que nos tocan
muy de cerca. Aunque sacados de una realidad típicamente americana, se nos antojan
familiares conocidos. Todos sus problemas son nuestros problemas y pertenecen ya al acervo
de la cultura occidental. La obra de Arthur Miller no sólo resulta atractiva e interesante para el
crítico o el estudioso literario también lo es para el sociólogo o el psicólogo.
Producción dramática:
Producto de la primera época, que podríamos denominar como etapa ética, son obras
mundialmente conocidas y admiradas como Todos eran mis hijos (1947), La muerte de un
viajante (1949) y El crisol (1953). En ellas, es todavía el joven Miller el que escribe, un
intelectual producto de las tensiones de los años treinta y deslumbrado por las bondades de las
teorías marxistas. Desengañado más tarde, evoluciona hacia posturas menos dogmáticas y
comienza a preocuparse por otras cuestiones más de tipo existencial que de tipo social, de ahí
que podríamos denominar esa segunda época de su producción como etapa ontológica, y en
ella habría que incluir obras como Después de la caída (1964), Incidente en Vichy (1964) y
El precio (1968) A partir de aquí sus preocupaciones dramáticas van a dar un giro sustancial y
van a desembocar en sus inquietudes de tipo mítico.
Todos eran mis hijos (1947) reproduce la historia traumática y dramática de la familia Keller. Es
un drama que no puede limitarse exclusivamente al conflicto padre/hijo y trasciende incluso el
ámbito familiar para convertirse en una obra de tipo social. Plantea otras preguntas de tipo
ético de mucha más relevancia: ¿es comprensible que se utilice la justificación familiar como
coartada moral?, ¿se puede actuar en contra de principios éticos por razones familiares?
El crisol (1953), más conocida en España como Las brujas de Salem, plantea una temática
aparentemente diferente pero, en el fondo, siguen presentes los grandes interrogantes que
preocupan a Miller: el mal como raíz y causa de la tragedia del individuo, la responsabilidad
social como tapadera de intereses inconfesables, las etiquetas político-religiosas como garantía
de posesión de la verdad, el culto a la liturgia del poder, etc. Progresivamente el individuo va
ganando en concienciación. Cuando Miller escribe esta obra ya ha llegado a la conclusión de
que la corrupción institucional es una característica innata en nuestras sociedades y que actúa
en determinados períodos de tiempo como una fuerza diabólica capaz de desestabilizar la
convivencia de cualquier comunidad, pervirtiendo las relaciones humanas hasta límites
inimaginables. Ocurrió en el siglo XVII con la caza de brujas de Salem y ocurre en el momento
en que redacta su obra con la puesta en marcha del Comité McCarthy. El crisol representaba
un ataque directo a los métodos inquisitoriales del Comité McCarthy y el mismo Miller lo
reconocería en varias ocasiones. El estreno de esta obra marcó el punto de partida que
enfrentaría a Miller con el HUAC. Siempre se le había considerado un escritor cercano al
marxismo y, tras el éxito, el peligro de cárcel para el autor fue real. La dureza crítica de sus
planteamientos y las similitudes temáticas añadían más leña al fuego y le convertían en
altamente sospechoso.
Durante los siguientes años, la presión política a la que se hallaba sometido y diversos
desengaños sentimentales y desequilibrios emocionales le provocan inestabilidad, desasosiego
y pobre inspiración dramática. Sólo llega a estrenar tres títulos y con menos éxito del esperado:
el 29 de septiembre de 1955 estrena Un recuerdo de dos lunes y Panorama desde el puente, y
unos años más tarde, en 1961, un guion cinematográfico: Vidas rebeldes.
En Panorama desde el puente nos ofrece un magnífico panorama del doloroso mundo de la
emigración: la corrupción, la violencia contenida, la brutalidad de las condiciones de trabajo, la
falta de adaptación, la angustia de los obreros ilegales. Formas varias en las que se manifiesta
el demonio que llevamos dentro: un retrato tragicómico de nuestras debilidades humanas.
El 23 de enero de 1964 Miller estrena Después de la caída. El drama gira en torno a dos ideas
fundamentales: el sentimiento de culpa y el concepto del mal y trata de dar respuesta a dos
En diciembre de 1964 estrena Incidente en Vichy, una obra que representa una defensa a favor
del judío perseguido y una denuncia dura del genocidio nazi. Vuelve de nuevo al tema de la
responsabilidad del individuo con respecto al mal que le rodea y al sentimiento de culpa frente
a la injusticia.
En 1968 estrena El precio, donde, desde una óptica más discreta, vuelve a reflexionar sobre el
compromiso del deber familiar, el engaño del éxito, el veneno del culto al número uno y la
liturgia del poder y el dinero como referentes de corrupción.
Todos los títulos publicados y estrenados desde 1972 hasta 1993: El techo del arzobispo
(1979), El reloj americano (1980), ¡Peligro: recuerdo! (1986), Monte Morgan abajo (1993) y
El último Yankee (1993), tendrán una recepción muy modesta y reflejarán poca sintonía con
el público.
Realismo español
Nacido en Guadalajara, en 1916. Hacia 1934, se traslada a la capital con su familia, y cursa
estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.
Al final de la guerra es condenado a muerte, pena que le fue conmutada ocho meses después.
Tras pasar por diferentes cárceles españolas, sale en libertad condicional en el año 1946.
Vuelve a su antigua vocación pictórica, la cual quedará relegada a un segundo plano al obtener
el año 1949 el premio Lope de Vega con Historia de una escalera y en el mismo año el
premio de la Asociación de Amigos de los Quinteros por su acto único: Las palabras en la
arena. Buero desempeña una actividad intelectual y literaria intensa, acudiendo a diversas
ciudades extranjeras para dar conferencias, charlas, debates o abrir coloquios. Muchas de sus
adaptaciones de Shakespeare, Ibsen y Bertol Brecht son de una perfección notable. Desde
1971 pertenece a la Real Academia. Murió en Madrid en el año 2000.
Su obra:
Rebelde a las clasificaciones, la obra dramática de Buero Vallejo se integra en una serie de
planos que aparecen superpuestos en sus primeras obras (lo simbólico y lo realista, lo
existencial y lo social) y que irán evolucionando a lo largo de su trayectoria dramática. Historia
Por todo ello, antes de iniciar la exposición del tema que nos ocupa, necesariamente
tenemos que hacer hincapié en su contexto, y el más destacable, sin duda, es el de la última
Guerra Civil española (1936-1939), de tan trascendentes consecuencias para la vida del país
y para el desarrollo de su literatura.
Sabido es que una guerra supone una tremenda convulsión, cuyas repercusiones,
tanto sociales como culturales y artísticas, son muy significativas. Añadamos en este caso lo
que supuso la implantación de un régimen dictatorial, el franquismo, que dura desde los
comienzos de la contienda (1936) hasta la muerte de Franco ,1975) Hablar de dictadura es
tanto como referirnos a restricciones ideológicas, introducción de una rigurosa y coercitiva
censura, exilio de muchos escritores en desacuerdo con el régimen, cerrazón política de
España en el concierto internacional, escasez de trabajo y consecuente emigración.
Al estudiar, pues la literatura española del siglo XX, tenemos que distinguir entre un
antes y un después. Es decir, desde principios de siglo hasta el año 36, y la que se inicia a
partir de los años 40, como tendremos ocasión de ver.
Representado sobre todo por Jacinto Benavente (1866-1954) Escribe un teatro con el
que el sector tradicionalista se identifica plenamente, fundamentado en una actitud crítica
con la sociedad burguesa y aristocrática, conseguida con frases ingeniosas y cargadas de
ironía, pero respetuoso con los principios y los límites que aseguraban su posición. La
"Comedia de salón", creada por Benavente, tiene como característica principal la
presencia de lo actual, aunque es una actualidad efímera que lo mantuvo alejado de la
gran transformación teatral que se estaba produciendo en la escena europea. Su teatro no
sigue una única línea, pues en él encontramos desde las citadas comedias de salón, a
comedias dell'arte, dramas rurales..., etc.
Esta dramaturgia, a pesar de que en ocasiones tenga una excesiva carga literaria y resulte
poco sincera, renueva la escena española. Después de Echegaray, el gran renovador de
la técnica dramática será Valle-Inclán.
Benavente tuvo mucho éxito - escribía para el público de sus estrenos - , pero tuvo un
rápido envejecimiento artístico.
En este mismo apartado hemos de situar a los hermanos Álvarez Quintero (1873-1944),
de fácil comicidad y ambientes refinados de Andalucía. Serían fácilmente entroncables con
un costumbrismo romántico o posromántico. Otro autor destacado es Pedro Muñoz Seca,
inventor del astracán, derivado del sainete y el vodevil.
Desde Benavente, todos los autores que hemos mencionado, tienen un carácter burgués
innegable: es un teatro fácil, escrito para entretener a un público multitudinario de clase
media y escasa preparación, que busca evadirse de la realidad, aunque sea a costa de la
misma realidad, como ocurre en el caso de Benavente.
d) Teatro antiburgués.
Más difícil, que obliga a pensar y, por consiguiente, resulta minoritario, es el de los autores
de la Generación del 98. Crean un teatro que no es entendido por el público del momento
y que presenta dificultades de representación (Fedra, de Unamuno; Old Spain, de Azorín,
o los esperpentos de Valle)
La gran figura será Valle-Inclán (1866-1936), cuyo teatro, como el resto de su obra, está
en constante evolución; fue tachado de irrepresentable por las dificultades técnicas que
presentaba y por su violencia léxica. Arranca con obras modernistas y finaliza con los
esperpentos, que constituyen la gran aportación al teatro español del siglo XX y su más
radical y atrevida renovación. Buscó el realismo en las raíces populares, el ritual, la
superstición, el destino trágico de los humildes. La estética de Valle-Inclán rompe los
cánones clásicos y, basada en la deformación sistemática, con una temática expresionista
muy original, profundiza en la negra realidad de la vida española, como lo hiciera Goya, a
quien el autor de los esperpentos atribuye su invención.
Al contrario que los del 98, los dramaturgos del 27 intentaron un cambio y la creación de
un nuevo público mediante la formación de las masas populares (La Barraca) El teatro era
para ellos un medio de rescatar a las clases populares del oscurantismo y hacer que
tuvieran acceso a formas culturales de todo tipo (El Búho, Teatro de Urgencia, Teatro del
Pueblo) Su producción se desarrolla sobre todo después de la guerra civil.
Alejandro Casona (1903-1965) crea "El pájaro pinto", teatro para niños, y el "Teatro
popular. Su obra se caracteriza por el conflicto que presenta entre realidad y fantasía,
realidad e ilusión. Aunque marcha al exilio a causa de la guerra, este tema no aparecerá
nunca en sus obras, de ahí que algunos críticos tilden a su teatro de escapista.
Max Aub (1903-1972), director de "El Búho", es un autor integrado en los movimientos de
vanguardia. Sus primeras obras apuntan hacia la desintegración que el ser humano sufre
la sociedad moderna. A partir de 1936 realiza un teatro testimonial y comprometido.
Rafael Alberti (1903-1999) escribió un teatro muy variado: político (de tono panfletario),
poético, esperpéntico, costumbrista. A excepción de "El hombre deshabitado" (1931), el
resto de sus obras pertenece a la época de guerra o de posguerra.
En resumen, el teatro español del primer tercio del siglo XX va desde el estreno de El nido
ajeno, de Benavente (6 de octubre de 1894), hasta La casa de Bernarda Alba, de García
Lorca. Son años de grandes cambios políticos (monarquía, dictadura, segunda república),
y de acontecimientos significativos.
tradicional, que se escribe y se representa con gran aceptación del público en los años
inmediatamente anteriores al 36, de acuerdo con las circunstancias externas del momento,
1. Nivel escénico: segmentación tradicional. Tres actos, lo cual supone condensar tres
espacios de tiempo determinando el argumento.
4. Nivel literario: los textos muestran calidades estilísticas indudables, de autores que
poseen formación intelectual, universitarios. La escritura literaria se caracteriza por un
enorme ingenio, que hace derivar a un terreno de humor verbal, generalmente amable
y fino.
5. Nivel temático: la mayoría trata de amor, ya que dado el nivel ideológico, es oportuno
para neutralizar cualquier derivación peligrosa que pueda surgir. El amor aparece corno
excusa de los llamados valores eternos: familia, hogar, matrimonio, etc.
7. Nivel sociológico: la clase media burguesa está instalada en el escenario como reflejo
único del público, asimismo burgués. Decorado tópico de sus casas. La mayoría de los
protagonistas tienen criados, que sólo sirven el café o van a dar recados.
Un autor a considerar aparte es José María Pemán (1897-1981), que escribió más obras
históricas o histórico-religiosas, en verso, muy de acuerdo con sus ideales religiosos y
patrióticos, y que, habiendo sido compuestas antes del año 36, alcanzarán durante los años de
la guerra y en la inmediata posguerra su mayor aceptación. El divino impaciente fue un éxito
por los valores religiosos y misioneros y su lenguaje arrebatador. Pero el teatro de Pemán es
un teatro "para su época", y cambiadas las circunstancias de España ha dejado de interesar.
Generación realista (I): Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre y Miguel Mihura.
En los años 50, por primera vez, Buero (1916-2000) plantea la problemática social en una
estructura dramática. El teatro encuentra la vía realista que hace del ser humano gris el objeto
de su estudio.
El teatro de Buero evoluciona hacia formas más posibilistas y hacia nuevas formas escénicas,
como el escenario múltiple en un solo espacio escénico, personajes puente entre escena y
espectador, rupturas de la temporalidad dramática.
Alfonso Sastre (1926), con una conciencia clara del papel que el teatro podía desempeñar en
el plano social, fue promotor, junto con otros autores (Paso entre ellos) del llamado "Arte
nuevo". La idea de un teatro político se da a conocer en un manifiesto del TAS (Teatro de
Agitación Social) Sastre inicia investigaciones sobre el realismo. Su obra dramática tiene un
carácter combativo, crítico o testimonial, y su temática es variada, pero siempre relacionada
con temas como la tiranía, el problema de la responsabilidad y la culpabilidad de la sociedad, la
lucha del individuó para salir de la postración, la explotación del hombre por el hombre.
En los años 60 hay una serie de autores que siguen produciendo obras de talante realista junto
a otros que buscan nuevas orientaciones estéticas. Cabría citar a Carlos Muñiz (1927), Martín
Recuerda (1922), Lauro Olmo (1922-1994), Alfredo Mañas (1924), Rodríguez Méndez
(1925), Juan Antonio Castro (1928-1980) y, aunque con importantes diferencias, Antonio
Gala (1936).
Durante la Transición, una serie de autores dramáticos anteriores van a seguir teniendo
verdadera importancia en el teatro del momento:
▪ Buero Vallejo -además de recuperar algún texto prohibido por la censura- sigue con su labor
creadora con La Fundación (1974), La detonación (1977), Jueces en la noche (1979) y
Caimán (1981), y otras de periodos posteriores. Siempre acompañado por un público fiel y el
reconocimiento de los autores de las generaciones posteriores, sin embargo, Buero entró
▪ Francisco Nieva vive en esta etapa un momento de esplendor, que luego remitiría por
diversas circunstancias. Junto a estrenos de obras escritas mucho tiempo antes (El combate
de Ópalos y Tasia, 1976; La carroza de plomo candente, 1976; La señora Tártara, 1980;
Coronada y el toro, 1982), escribe nuevas obras originales y varias dramaturgias de textos
clásicos. Entre las primeras, en el periodo sólo llegó a estrenarse Delirio del amor hostil en
1978; y las dramaturgias estrenada, algunas bajo la dirección escénica del propio Nieva,
fueron: Sombra y quimera de Larra (1976), Casandra, de Pérez Galdós (1976), La paz, de
Aristófanes (1977), Los baños de Argel, de Cervantes (1979), Don Álvaro o la fuerza del
sino, del Duque de Rivas (1983).
Suele entenderse la Transición como un periodo que va desde la muerte de Franco, en 1975,
hasta el triunfo del PSOE en las elecciones generales de 1982, un triunfo que llevaba al poder
a una fuerza política derrotada en la guerra civil y que, como muchas otras, durante el
franquismo sólo pudo actuar en clandestinidad. Aunque la Constitución de 1978 quiso clausurar
el modelo de una España dividida en vencedores y vencidos vigente durante la dictadura, la
llegada del PSOE era la plasmación real de ese propósito constitucional y, por tanto, acababa
la Transición y comenzaba la normalidad democrática.
Poco después de 1975 hay que apuntar varios hechos relevantes desde el punto de vista
teatral:
1) La aparición de los Teatros Estables, en los que culmina el largo y difícil proceso de
profesionalización de los mejores grupos del Teatro Independiente.
2) La creación del Centro Dramático Nacional (CDN) por la Dirección General de Teatro y
Espectáculo en 1977. El CDN comienza la labor de dar a conocer el teatro que el franquismo
no permitió -las llamadas operación rescate y restitución- y atiende también a uno de los
sectores más abandonados del teatro español, el teatro del Siglo de Oro, sin olvidar incorporar
al repertorio muestras de teatro extranjero. En el horizonte de CDN, que comienza bajo la tutela
de Adolfo Marsillach (aunque dimitió al año siguiente), está el poner las bases de un proceso
de descentralización del teatro público.
Durante años se pensó que la censura franquista estaba arrinconando en los cajones las
mejores obras teatrales, que dejaba inermes a los realizadores con su estrecha legislación y
puritanismo, que, en último término, tenía sofocada a una cultura que necesitaba libertad para
crecer y dar frutos.
1) El destape: La libertad en la difusión de temas sexuales trajo, por su novedad, una moda de
pseudoproductos teatrales que atraían al público por su escabrosidad.
2) El teatro recobrado: Lo que denominó Ruiz Ramón "operación rescate". Se trataba, por un
lado, de lanzar un puente con la herencia teatral anterior al franquismo, especialmente con
Valle Inclán y Lorca, y, por otro, de dar vida escénica al teatro que la censura (Buero -La doble
historia del doctor Valmy-, Lauro Olmo -La condecoración-, Rodríguez Méndez -Bodas que
fueron famosas del Pingajo y la Fandanga-, Martín Recuerda -Las arrecogías del beaterio
de Santa María Egipciaca...-, Muñiz -Príncipe don Carlos... ) o el exilio habían impedido (Se
representaron textos de Rafael Alberti y Fernando Arrabal). Unas recuperaciones que no
satisfacían del todo a los que alentaban posturas más rupturistas: "No nos engañemos: el
teatro que hasta ahora hemos recobrado es sólo una parte del teatro silenciado; es el teatro
que la conjunción de una Administración reformista y una estructura empresarial de carácter
burgués capitalista espera rentabilizar [...], cuando ya ni los Paso, ni los Pemán, ni los Luca de
Tena, dicen nada". (J.M. Pérez Carrera, "El País", 16-II-1977).
Como ha denunciado Nieva, todo apunta hacia una gran hipocresía. Mientras la censura se
encargaba de detener este tipo de teatro, todo el mundo lo apoyaba, cuando se quedó al albur
de empresarios y público, ya no sirvía. Para muchos empresarios la censura fue un paraguas.
Grupo de la Transición
Está formado por esos autores que, formados en el periodo anterior -muchos de ellos en el
Teatro Independiente, que justamente en este tiempo se extingue-, comienzan a llevar a
escena desde mitad de los años setenta sus obras más personales.
Estas obras siguen las coordenadas del compromiso social, y tienden a una revisión de la
historia desde perspectivas políticas e interpretativas nuevas con la aspiración de ofrecer
formas válidas al momento político que se vive o a focalizar desde el realismo (un realismo
ampliado, que deja entrar elementos simbólicos o subjetivos, que tiene poco que ver con los
cánones del realismo social de los años cincuenta y sesenta) los lugares más sangrantes,
menos libres, de la realidad española del momento.
Domingo Miras (1934): Especializado en dramas históricos como Las brujas de Barahona
(1978), El doctor Torralba (1982), o Las alumbradas de la Encarnación Benita (1986).
José Sanchis Sinisterra (1940): Primero encontró su vía de expresión en el teatro épico de
Brecht, después llegó -dentro de un horizonte temático personal inspirado en la historia, en la
literatura, en el teatro o en acontecimientos actuales- a un concepto dramatúrgico de
estructuras indeterminadas al estilo de Pinter, que le ha convertido en uno de los autores
fundamentales del último cuarto de siglo y quizá también de los más influyentes en las
generaciones posteriores. Entre sus obras destacan: Ñaque o De piojos y actores (1980),
¡Ay, Carmela! (1986), El cerco de Leningrado, El lector por horas...
▪ José Luis Alonso de Santos (1942): El autor más destacado de la comedia urbana.
Realismo crítico basado en la observación del mundo contemporáneo: un mundo poblado de
marginados, de fracasados, de gentes que no encuentran con facilidad su hueco en la trama
social: La estanquera de Vallecas, 1981; Bajarse al moro, 1985; Fuera de quicio, 1987; y
Trampa para pájaros, 1991...
▪ Fermín Cabal (1948): Como Alonso de Santos, un teatro volcado en la realidad inmediata,
con el que denuncia submundo injustos y cambiables: ¡Vade retro!, 1982; Esta noche, gran
velada, 1983; Caballito del diablo, 1985; Ello dispara, 1991; Travesía, 1993; Castillos en el
aire, 1995, Tejas verdes, 2003…
Esta comedia popular, en sus orígenes, fue una manifestación más de la llamada movida
madrileña (Joaquín Sabina, Javier Krahe, Alberto Sánchez: aplicada a la música) o comedia de
Madrid (Almodóvar, Colomo: cuando se refieren al cine). Sectores juveniles, que durante el
franquismo optaron por formas políticas marxistas, en la transición, desencantados por la
imposibilidad de conseguir el rupturismo o simplemente hastiados de la política, propiciaron el
nacimiento de importantes corrientes contraculturales, una de las cuales fue la famosa movida.
No es casual que Fermín Cabal llevara al teatro Albéniz de Madrid una versión teatral de la
película de Almodóvar Entre tinieblas en noviembre de 1992.
Son rasgos del teatro de Alonso de Santos y de Cabal, y por extensión, parte de la generación
posterior:
2. Afirmación de principios vitales, incluso advertidos como efímeros, frente a las pautas de la
moral tradicional. No se cree en códigos morales objetivos.
3. Autoafirmación afectiva.
"Yo soy absolutamente aristotélico. Creo que la historia la escribieron los griegos y en el
aspecto teatral lo inventaron, codificaron y explicaron. Y lo que no se hace tal y como explicó
Aristóteles es porque pertenece más al mundo del espectáculo que al drama. Ojalá
conserváramos ese libro, la Comedia de Aristóteles". (Alonso de Santos, "El Mundo", 4-X-
1992).
"Las formas dramáticas son las que son, lo demás son artes plásticas; lo que pasa es que los
artistas plásticos han ocupado el espacio del teatro porque los escritores tardan más en
aparecer y en convencer que los plásticos". (Fermín Cabal, "Boletín ACEE", 7, I-1992).
Se regresa al dramaturgo como creador de historias capaces de interesar a un público.
8. Predominio del humor satírico. Constante presencia del humor como dinamizador de la
acción y suavizante de las posturas ideológicas.
6. Democracia
Grupo de los 80
Con la llegada del PSOE al gobierno de la nación (octubre, 1982-marzo, 1996) buena parte del
aparato teatral pasa a manos de antiguos miembros del Teatro Independiente
El PSOE, en consonancia con su visión del teatro como "servicio público", afianza el
intervencionismo estatal en temas teatrales, un intervencionismo no siempre bien valorado.
Los recursos económicos destinados al teatro crecen de una forma muy significativa. Los que
entendían el hecho teatral como un factor de interés social y cultural llevaban años reclamando
una política coherente de subvenciones, sin embargo, pronto algunas voces denunciaron el
otro lado del problema: "El sistema de subvenciones es, evidentemente, un mecanismo de
poder. Es más sutil que la censura, que corresponde a un proceso traumático, pero está claro
Parte del esfuerzo se dirige hacia la descentralización teatral en apoyo de las nuevas
instituciones autonómicas: se restauran buena parte de los antiguos teatros por toda la
geografía nacional, con la idea de crear un circuito teatral que desnuclearice Madrid y
Barcelona. A lo largo de los años van surgiendo los Centros Dramáticos Nacionales
(Cataluña, Galicia, Valencia, Extremadura, Andalucía). En esta misma vía, se integran los
numerosos festivales internacionales que surgen por toda España: Almagro, Mérida,
Granada, Madrid, Barcelona, Cádiz... En 1988 se llegaron a celebrar en España 165 festivales,
según comenta César Oliva ("Gestos", XI-1992, nº 12).
▪ 1983: Jesús Cracio, que había sido actor de los grupos de teatro independiente La Máscara,
Los Goliardos, El Espolón del Gallo y El Gayo Vallecano, da inicio, dentro del Instituto de la
Juventud del Ministerio de Cultura, a un programa de talleres, seminarios, muestras y
encuentros en promoción del teatro escrito por autores jóvenes. El Premio de Textos Teatrales
"Marqués de Bradomín" se instituyó también para este fin.
▪ 1984: Se crea el Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas con sede en la Sala
Olimpia de Madrid, con el fin dar cabida y empuje a un teatro de riesgo alentado por un público
minoritario. Se encarga de su desarrollo a Guillermo Heras, antiguo director del grupo Tábano.
El CNNTE cerró sus puertas en 1993.
▪ 1986: Nace Compañía Nacional de Teatro Clásico, que al estilo de sus homólogas
francesas o inglesas, pretende dar solidez al repertorio clásico español, afianzando unas
maneras escénicas cada vez más eficaces en su relación con el público contemporáneo. Se
nombra director de la CNTC a Adolfo Marsillach que la dirige dirige desde enero de 1986 a julio
de 1989, y de enero de 1992 y enero de 1997.
▪ Nace el movimiento alternativo, que, de algún modo, restituye cierta parte del espíritu del
teatro independiente, pero que responde a las fórmulas off-off ensayadas en Estados Unidos e
Inglaterra. En las grandes ciudades (Madrid -"Cuarta Pared" 1986; "Ensayo 100" 1988...-,
Barcelona -"Beckett" 1989-, Aranjuez- "La Nave" 1989-, Palma de Mallorca -"Teatre Sans"
1990-, Sevilla -"La Imperdible" 1990-, Zaragoza -"Teatro Arbolé" 1990, etc.,) surgen un buen
número de salas pequeñas que sobreviven sobre todo por su actividad como escuelas
Literatura dramática
Buena parte del caudal dramático de este periodo -escrito por autores nacidos entre 1950-
1960, está "vinculado con una serie de autores de la generación anterior como Alonso de
Santos o Fermín Cabal, que parte de una determinada concepción aristotélica de la puesta en
escena, aplicada a un teatro de "hoy", por lo general de raíz naturalista [...]; dentro de un
determinado estilo que puede conectar tal vez con algunas tendencias del más reciente
realismo norteamericano". (Lourdes Ortiz, "I Encuentro de Autores en Asturias", 19-I-1990,
"Primer Acto", separata nº 233, p. 11-12). Incluso muchos de los más jóvenes asistieron a un
Taller de dramaturgia dirigido por Cabal (Caballero, Pedrero, Onetti, Nancho Novo,
Armada, García May...), que les sirvió para tomar una cierta conciencia de generación, a pesar
de sus diferencias personales en la escritura.
Aunque en parte continúan las corrientes de realismo crítico del grupo anterior (tienden a
personajes aturdidos en el torrente existencial, de niveles medios o marginales, en todo caso,
desvalidos y masacrados por cercos sociales específicos), aunque cada autor llevó esas líneas
hacia su territorio personal: Pedrero hacia un ahondamiento en las relaciones humanas, Del
Moral fijando su mirada en los protagonistas sociales más desamparados, Caballero
conduciendo su realismo a un punto de cruce con el simbolismo existencial, Zurro
reencontrándose con la farsa popular y el esperpento.
Son escritores de esta generación de los ochenta: Paloma Pedrero (1957), Ignacio del Moral
(1957), Ernesto Caballero (1957), Alfonso Zurro (1953), Miguel Murillo (1953), Francisco
Benítez (1944)...
Rasgos comunes a este grupo de autores, que en buena parte ya están presentes en la
generación anterior, son:
▪ Casi todos ellos proceden del teatro: de los estudios oficiales o privados, de la práctica
teatral como actores o como directores... Lo que acarrea una determinada manera de entender
la escritura teatral muy próxima a la realidad de la representación.
▪ La nueva política teatral del PSOE no impidió que siguiera acelerándose la estampida general
del público de teatro. El primer objetivo de esta generación de autores es lograr la
recuperación del público teatral. Sin público no hay teatro. Si el público se ha marchado,
habrá que iniciar un camino hacia él desde el teatro. El autor se legitima con un público:
"Escribo teatro para representarlo. Lo contrario es una frustración. Por eso el escritor ha de
tener en cuenta al público; el teatro es un arte para el público y lo demás son consuelos o
▪ Su interés por lo visual, siempre queda dentro de un realismo popular, como "militantes de
la inmediatez", en palabras de Ernesto Caballero. ("I Encuentro de Autores en Asturias", 19-I-
1990, "Primer Acto", separata nº 233, p. 12). Realismo en sentido amplio, no en la formulación
restringida de los años 50 o 60, con predominio del humor y la ironía, y sin dejar de acoger
formas simbólicas o poéticas.
▪ El escritor es sobre todo un creador de historias que interesan a un público: "Cada uno
verá las cosas a su manera y las comunicará según sus códigos éticos y estéticos, pero todos
tenemos claro que es necesario despertar el interés de quien nos escuche". (Ignacio del Moral,
"I Encuentro de Autores en Asturias", 19-I-1990, "Primer Acto", separata nº 233, p. 7).
Grupo del 90
Durante el periodo se afianzan una serie lugares comunes alrededor del funcionamiento del
teatro español:
1. El teatro español sufre una grave crisis de autores dramáticos. A parte de los propios
autores, muy pocos defienden la tesis contraria: "Existe en la actualidad del Estado Español
una dramaturgia de autores inteligentes y sensibles que caso de disponer de más posibilidades
para que sus obras accedieran de una manera normalizada a los espectadores, demostrarían
la vigencia del texto teatral contemporáneo y echarían por tierra ese malintencionado
comentario general de que en España faltan autores teatrales. Lo que falta es riesgo a la hora
de programar y compromiso ideológico y formal a la hora de apostar por las diferentes
generaciones que configuran nuestro panorama de textualidad teatral". [Guillermo Heras,
Programa de mano a Indian summer (1991)]. Curiosamente, hacia finales de los 80, el CDN
emprendió una promoción de novelistas para la escena -Martínez Pisón, Javier Tomeo, Carlos
Fuentes, Juan José Millás, Eduardo Mendoza- con el ánimo de atraerlos hacia el mundo del
teatro. Sastre denunciaba que los "verdaderos escritores" eran recibidos "como si fueran un
santo advenimiento". ("El Mundo", "Escritores invisibles", 12-I-1992). Y citaba los nombres
como García Márquez y Vargas Llosa.
En este contexto, nace en 1990 la Asociación de Autores de Teatro, que intenta una
progresiva reivindicación del papel del dramaturgo en la sociedad y en el mismo proceso
teatral, ya que sienten que en los últimos años la acción de los directores de escena y las
políticas teatrales han sido poco favorables a los derechos del dramaturgo. La Asociación
celebra dos congresos nacionales; el primero en San Sebastián en 1991 y el segundo, en
Salamanca en 1995. "Ahora se intenta un rescate del autor para hacer un teatro de nuestra
época, "moderno", aunque no de vanguardia. La razón de este redescubrimiento es que,
posiblemente, esa época, en la que, de una manera un tanto eufórica, se prescindió del autor,
también puso en evidencia cierta debilidad en las propuestas escénicas". (Ignacio del Moral, I
Encuentro de Autores en Asturias, 19-I-1990, "Primer Acto", separata nº 233, p. 4).
El teatro oficial, por su parte, en explícita renuncia a una idea de teatro vinculado a la realidad
social inmediata, parece anclado en una visión culturalista, es decir, el teatro visto como museo
donde, con gran belleza y prepotencia de medios, se exhiben las grandes obras de la
dramaturgia mundial. Sirvan las siguientes muestras sobre el recelo de los dramaturgos
hacia el teatro institucional:
▪ "Los teatros públicos, que tienen ciertas pretensiones estético-artísticos, pero que están
muertos y repiten un repertorio pretendidamente culto, histórico, etc., y cuando estrenan un
autor vivo, generalmente es un intelectual cuya conexión con el público es nula. La única
excepción sería quizá el Centro de Nuevas Tendencias, que presenta cosas de autores como
Sanchis Sinisterra o Rodolf Sirera, pero que programa las obras quince días y se acabó".
(Fermín Cabal, "Boletín ACEE", 7, I-1992).
▪ "Luego está el teatro que hacen los organismos oficiales, supermontajes absurdos no
amortizables, que suelen desvirtuar el espíritu de las obras y sus autores. Eso es equivocar el
teatro, que es y ha sido siempre el actor y la palabra. El actor y la palabra, nada más" (Nancho
Novo, "El Mundo" (Magazine), 30-V-1993).
1992. Nace la Red de Teatros Alternativos, una Asociación que busca dar estabilidad a este
tipo de teatro facilitando una infraestructura estatal y una progresiva identidad jurídica, estética
e ideológica. Este tipo de teatros -junto a sala Olimpia entre 1984 y 1994 para un tipo muy
1995. El modelo instaurado por el Teatre Lluire de Barcelona -un modelo de compañía estable
con administración semipública en el que la gestión privada garantiza la autonomía del trabajo,
y los poderes públicos ejercen estricto control de los fondos atribuidos- hace fortuna también en
Madrid y surge el Teatro de la Abadía, Centro de Estudios y Creación Escénicos de la
Comunidad de Madrid. Está regido por una Fundación Cultural participada por la Comunidad
de Madrid, el Ministerio de Educación y Cultura y el Ayuntamiento de la Ciudad, y una serie de
personalidades públicas y artísticas que, con José Luis Gómez a la cabeza, conforman el grupo
de patronos "civiles" de la Fundación. El primer espectáculo de la Abadía -Retablo de la
avaricia, la lujuria y la muerte, de Valle-Inclán, dirigido por José Luis Gómez- se estrena el 14
de febrero de 1995, en su sede oficial, una antigua iglesia en la calle Fernández de los Ríos de
Madrid.
Literatura dramática
Desde la instauración, en 1985, del Premio Marqués de Bradomín para Jóvenes Autores, se
ha venido hablando de una denominada "Generación Bradomín". Este hipotético grupo -que
daría sus frutos durante los años 90- estaría formado por todos aquellos que lo ganaron en las
sucesivas ediciones o que sólo pudieron lograr algún accésit. Es muy poco probable que salvo,
las coincidencias en la edad, pudieran proponerse rasgos comunes a la escritura de estos
jóvenes. Bien es cierto que, al menos en una larga fase del premio, los jurados optaron por
premiar textos que se apartaran decididamente de las propuestas dramáticas tradicionales, es
decir, simplificando mucho, de aquellas propuestas que siguen una estructura realista. Quizá
éste sea el único aspecto común a todos los bradomines, pero que apenas sirve para
caracterizarlos porque esa ruptura, en el caso en que verdaderamente la hubiera, tenía
orígenes y cristalizaciones teatrales muy diversas.
En todo caso, es cierto que si durante el periodo anterior se da una preponderancia del
realismo crítico -siempre dentro de esas pautas amplias que ya señalamos- y los autores de
referencia son Alonso de Santos y Cabal, en los años noventa se produce una tendencia hacia
estructuras teatrales más indeterminadas, al estilo de Pinter, y el autor de referencia es, sin
duda, Sanchis Sinisterra, y, en algunos casos, el escritor y psiquiatra chileno Marco Antonio de
la Parra.
Son dramaturgos pertenecientes a esta década: Antonio Onetti (1962), Antonio Álamo
(1964), Alfonso Plou (1964), Yolanda Pallín (1965), Ignacio García May (1965), Laila Ripoll
(1965), Paco Zarzoso (1966), el autodenominado grupo El Astillero, compuesto por Juan
Mayorga (1965), José Ramón Fernández(1962), Raúl Hernández (1964) y Luis Miguel
González (1965). Algunos rasgos que, de un modo muy genérico, pudieran ser comunes a
esta nueva generación de dramaturgos son:
▪ Preocupación por plasmar en el texto una visión integral del teatro, como sistema de
signos complejo (palabra, sonido, movimiento y luz)
▪ Aunque siguen con un firme compromiso social (ahora desde una perspectiva más global,
más existencial, menos partidista) y abordan temas parecidos que en periodos anteriores
(antimilitarismo, droga, SIDA, contra el racismo, contra el poder, antisistema, feminismo...), su
tendencia al fragmentarismo argumental, a trabajar minimalísticamente con elementos
imaginativos y oníricos fundidos a situaciones cotidianas y al lenguaje coloquial, les da un
aspecto de irrealidad, de absurdo, de fantasmagoría o de ritual, según los casos.
Vanguardismo formal
Desde 1985, el novelista Álvaro del Amo (1942) dedicó algunas creaciones al teatro que se
estrenaron en el CNNTE o en salas alternativas. Geografía, Motor, Lenguas de gato, La
emoción, son alguna de ellas, donde predominan lo enigmático, la sugerencia existencial, lo
onírico, la indeterminación...
Resumiendo:
En la década de los 90, una vez asentada la democracia en nuestro país, el movimiento teatral
comienza a buscar cauces de expresión dramática distintos, que partan de cero, olvidando el
pasado y a los autores que lo sufrieron. Las universidades empiezan a editar publicaciones
teatrales con significativa frecuencia, se crean talleres al frente de los cuales se sitúan autores
de cierto renombre -como por ejemplo José Sanchis Sinisterra-, nacen instituciones con visos
vanguardistas como el Institut del Teatre de Barcelona o el Teatro de Nuevas Tendencias,
con Guillermo Heras al frente, se crean incentivos como el Premio Marqués de Bradomín, con
Sergi Belbel como primer galardonado, etc.
No obstante, los nuevos autores apenas consiguen estrenar sus obras en teatros públicos y
comerciales. La mayoría lo hace en salas alternativas (surgidas en la década de los 80) o en
festivales como el de Teatro Internacional de Sitges o la Muestra de Teatro Español de
Autores Contemporáneos de Alicante, que contribuyen a difundir las nuevas creaciones
dramáticas. Dichas creaciones tienen una pátina distinta a todo lo conocido en décadas
anteriores, ya que se trata del trabajo de gentes que conocen el oficio, que lo han aprendido
sobre las tablas; son producciones cuya autoría final es cosa de muchos y en las que el
dramaturgo es una pieza más.
Sin embargo, una vez más la falta de apoyo público a los nuevos autores y a la investigación y
experimentación teatral dificultan el desarrollo de este efervescente movimiento. Entre las
consecuencias de dicha indiferencia institucional cabe destacar la desaparición del Teatro de
Nuevas Tendencias.
A modo de conclusión, podríamos decir que no todo el teatro que se escribe en la década
de los noventa pertenece a las llamadas nuevas dramaturgias. La mayoría de los temas
siguen siendo universales, pero es nueva la manera de abordarlos porque el entorno socio-
político y la visión del mundo que nos rodea han cambiado significativamente. Lo que resulta
novedoso en el tratamiento de temas como la violencia, el racismo, la miseria, la
marginalidad… es la inmediatez de su planteamiento, la manifestación directa de que son
problemas que no sólo afectan a nuestro país sino a todo el planeta; son temas globalizados
que, gracias a la potencia de los diversos medios de comunicación, no pueden sernos ajenos.
Por eso surgen obras en las que la soledad, la incomunicación, la huida, etc., impregnan
unos textos que indagan en los límites de la realidad conformando personajes anónimos en
espacios que ponen de relieve su desamparo. Los viejos temas (amor, sexo, muerte…) se
El texto teatral se revaloriza dentro del espectáculo, y es en esa textualidad donde se produce
la búsqueda de imágenes. No se siguen las coordenadas aristotélicas, no se dan soluciones.
La función denunciadora y crítica del hecho teatral no se produce a través de los medios
más tradicionales del género dramático, sino que indaga en sus aspectos estéticos,
técnicos y formales.
El texto no busca sólo la significación clara y concreta de lo que se dice, sino que investiga
en la sonoridad de la verbalización, organiza el texto con repeticiones que afectan a la
percepción. Lenguaje conciso y fragmentado, en el que el silencio es un subtexto tan
revelador como el blanco en la pintura. Es un lenguaje que, al no buscar la representatividad,
tampoco busca el decoro en el habla de los personajes. El lenguaje se semantiza de forma
distinta a la tradicional. El espacio como determinante de la acción, tiempo discontinuo, circular.
Todo provoca significados.
Los autores tienen casi todos conciencia histórica vinculada al tiempo en que viven y critican
esta realidad, su realidad inmediata. Hay una búsqueda de identidad, orígenes, memoria…,
rechazan un mundo que no les gusta. Huyen de cualquier afán adoctrinador.
Entre los nombres más señalados de las nuevas dramaturgias podemos citar a Juan Mayorga,
Sergi Belbel, Itziar Pascual, Laila Ripoll, Antonio Álamo, Rodrigo García, Juan García
Larrondo, Angélica Líddell, Yolanda Pallín, etc.
El mundo parisino se agota, deja de tener aliciente para nuestro autor, que decide
después de nueve años separarse de su mujer y marchar a Venecia. Esta ciudad vuelve a ser
aire fresco frente al abigarramiento de París; significa locura, desenfreno, novedades.
Vuelve a España en 1964, donde colabora con José Luis Alonso, Adolfo Marsillach y
Miguel Narros, realizando decorados (El rey se muere, El tartufo...) Felsenstein lo reclama
desde Berlín para realizar escenografías. Del dramaturgo, sin embargo, sigue sin conocerse
nada. Hasta 1971, año en que la revista "Primer Acto" le publica "Es bueno no tener cabeza",
estrenada en la Escuela de Arte Dramático de Madrid, de la que es profesor desde 1970.
Sin embargo, Nieva tiene un teatro elaborado desde hace ya muchos años que
despierta la admiración de Buero Vallejo, Ruiz Ramón..., y que tímidamente comienza a abrirse
paso. En 1972 empiezan a publicar sus obras. Se le concede el premio Mayte en 1977, el
Premio Nacional de Teatro en 1979 por su adaptación de "Los baños de Argel», de Cervantes.
En 1982 recibe el Premio de la Crítica por el estreno de "Coronada y el toro". La Real
Academia de la Lengua lo elige para ocupar el sillón "J" en mayo de 1986.
El camino del personaje que olvida sus temores y acepta el cumplimiento de sus
deseos es un camino trágico. El "más acá» y el "más allá" establecidos por Nieva no responden
a criterios maquiavélicos, no aparecen previamente marcados con carácter positivo o negativo.
No se elige entre uno y otro, sino que se conciben comunicados. La vida y su doble, el teatro,
son una comunicación de ambos elementos, en medio de los cuales la CULPA establece una
frontera que exige ser franqueada para que la comunicación se verifique. Ahí surge el conflicto
del corazón del hombre en la poética nieviana, en la imposibilidad de que ese paso se
produzca sin dolor. Establecido el destino trágico sólo cabe una salida existencial, el humor.
Según Nieva, "si nada hay que transgredir, muere el éxtasis dramático de la transgresión. La
imposibilidad de traspasar el límite crea frustración".
División de su obra
La diferencia entre ambos (furioso y farsa) radica en el punto de vista del autor, más
radicalizado en el teatro furioso, donde existe más rabia e intransigencia, con prisa por
conquistar el ideal transgresor, viviendo la furia de sus personajes y su triunfo o derrota. Es un
teatro agónico, en el que la transgresión se cumple, pero en el que tiene un papel importante la
derrota, la desilusión previa de la que los personajes se pretenden liberar.
Obras:
Malditas sean Coronada y sus hijas (Madrid, 1949-1968)
El rayo colgado (Madrid, 1952)
Tórtolas, crepúsculo y...telón (París, 1953)
El maravilloso catarro de Lord Bashaville (Viena, 1967)
El corazón acelerado (Berlín, 1968)
La señora tártara (Madrid, 1970)
Funeral y pasacalle (Madrid, 1971)
El paño de injurias (Granada, 1974)
El baile de los ardientes (Madrid, 1974)
Los españoles bajo tierra (Madrid, 1975)
Obras:
Sombra y quimera de Larra.
4. Adaptaciones:
Esta crítica religiosa evidencia un afán de herir y ridiculizar. Es una crítica interesada,
rabiosa, alejado de toda religión positiva, pero cercano a lo que toda religión tiene de
esoterismo, magia, misterio, sueño. Todo eso viene de su época de niñez, un Valdepeñas de
fanatismo religioso y anticlericalismo, fragua una personalidad contradictoria en la que
confluyen potencias que la convención considera irreconciliables. Así surge el afán de liquidar
una España negra; pero en ella hunde sus raíces. De ahí esos personajes con carácter
religioso, esos conceptos de bien y mal, ese concepto de transgresión, concebido casi como un
sacerdocio.
Personajes:
Coro
Personaje coral y presentador
Personaje doble
Niño
Joven héroe
Madre cenagosa
Mujer víctima superior
Constrictores.
El niño: es quizá el personaje más ambiguo, a medias entre la traición y el apoyo a la acción
liberadora. Es un personaje de pensamiento indescifrable.
El joven héroe: muchacho hermoso, dubitativo y puro. Resulta ser la víctima más propicia a la
confusión catártica.
Los constrictores: los personajes del "más acá" como del "más allá". Personajes diabólicos que
pretenden mover los hilos de cuanto acontece, personajes de otro mundo, seres maravillosos
que mezclan en sí mismos la esencia divina y diabólica. Suelen aparecer cargados de
simbolismo y tienen como función dirigir a los restantes protagonistas para que terminen por
asumir su naturaleza dual y sus deseos.
Personaje doble: con su presencia la acción se interna por derroteros imprevisibles, llenos de
gracia y sorpresa unas veces, de misterio y gravedad otras. Dos caras de una misma moneda,
el desdoblamiento de una realidad forzosa dual. Se aman y se odian, se apoyan y se enfrentan.
Participan de una misma alma, de un mismo origen, de un mismo destino. Conciben la vida
como un sueño y tienden a desvariar, valiéndose de un lenguaje que no conoce las barreras
lógicas.
Lenguaje
Características:
D) Mecanismos propios de los géneros vulgares por los que el autor tiene una especial
devoción (los Quintero, Arniches, Ramón de la Cruz, la zarzuela...) Son géneros de los que
Nieva toma la gracia, la agilidad, el disparate.
Este extrañamiento del lenguaje tiene también su origen en los modelos literarios
preferidos por el dramaturgo, los que ofrecen el Barroco y el Romanticismo. La desmesura
frente a la contención, frente a la realidad, el misterio, el inconformismo con un mundo caduco,
la búsqueda del lado oscuro de la realidad.
La puesta en escena:
El teatro de Nieva invita a un realismo especialmente travestido y amanerado, a esa
exaltación de ballet que se ríe del naturalismo y se filtra en un histrionismo plástico.
Una forma de actuar no propiamente realista por apoyarse en una expresión oral y
gestualidad exageradas y paralelas a la acción teatral de la puesta en escena (vestuario,
escenografía, teatralidad), pero con todo ello confiere a la actuación un aspecto de
campechanería y naturalidad ilógica.
En la mayoría de los personajes de Nieva hay momentos muy intensos, sean poéticos,
humorísticos, trágicos, grotescos... Al margen de toda comicidad o dramatismo, el actor
siempre debe proceder con seriedad y sinceridad. A veces, sinceridad teatral y gesticulante
(ceremonias)
Autor contemporáneo nacido en Buenos Aires y nacionalizado español, que en 1989 creó "La
Carnicería Teatro", con la que ha montado sus propias obras, así como las de otros autores.
Su vinculación hacia el teatro va más allá de la creación de un texto, él mismo dirige sus obras
e incluso, en muchas ocasiones, participa en sus escenografías.
Hijo de padres españoles, vive en España desde 1986. Su primer trabajo fue de ayudante de
carnicero en el negocio familiar, experiencia que aparece
Rodrigo García califica su obra global como "combativa, ingenua y optimista", y rechaza que le
utilicen como un "transmisor de cultura. Lo cierto es que a través de sus montajes junto a "La
Carnicería Teatro", la crítica ha ido calificando sus obras con palabras como las siguientes:
Según el autor, sólo se puede confiar en las nuevas generaciones para mejorar el mundo. Esta
es una de sus utopías. La segunda, el teatro como foco de resistencia. El arte como
instrumento para cambiar ciertas actitudes. Como vemos, son palabras bastante reveladoras
de la herencia vanguardista.
El teatro de García es una propuesta donde la palabra alterna con la imagen y donde se
abordan los problemas marginales con un alto nivel de crítica. Se vale de diferentes disciplinas
para reflejar la realidad y divertir, al tiempo que deja espacio para la reflexión.
Características de su teatro
Las características propias del teatro de Rodrigo García se pueden hacer extensibles al resto
de los autores de su generación. Señalamos las siguientes:
• El tratamiento del cuerpo como materia creativa frente a la palabra como elemento
exclusivo de información; la existencia de cuerpos vivos, plurales, libres, contradictorios.La
asociación del mundo cotidiano, de lo pequeño con lo poético. La realidad es múltiple,
compleja, plural, y abarca un amplio espectro de posibilidades: lo real, lo onírico, lo
invisible. En una acción sórdida puede haber mucho de poético.
• La carencia de una cuarta pared férrea. Se rompe la frontera con el espectador y se apela
a su presencia concreta en el espacio emocional y simbólico. Su presencia, su actitud, su
energía, influyen en la propia acción teatral, la moviliza.
• Se amplía el mundo de los sentidos. Se busca no sólo comunicar con espectador a través
de la vista y el oído, sino también a través del olfato y el gusto.
• Se mezclan los géneros canónicos. Se trata de un teatro que explora las fronteras, que
trasciende el camino entre la tragedia, el drama, la comedia, que propone la cohabitación
de lenguajes distintos, que se atreve con la farsa, que no descarta la parodia y el
melodrama.
• Se establece una clara relación dialéctica entre palabra y cuerpo. Existen trabajos de
movimiento, coreografías, expresión gestual.
• El humor está presente, ese humor que aniquila prepotencias, totalitarismos y de paso el
culto a la gravedad de pretensiones trascendentes. Se convierte en una herramienta para
abordar la relación con el mundo. Rodrigo García empieza escribiendo obras de aliento
trágico y el humor se ha ido filtrando cada vez más en sus textos.
A continuación, una de las opiniones que Rodrigo García tiene sobre teatro:
Lo mismo sucede con los estrenos teatrales, la mayoría de ellos realizados en salas
alternativas de poca capacidad (Teatro Pradillo de Madrid, Sala Cuarta Pared, Sala Mirador...)
y en festivales (Festival Internacional de Granada, Sitges Teatre Internacional), así como fuera
de nuestras fronteras (Chile, Francia, Festival Intercity de Italia, Festival de Delfos (Grecia),
Butlrinti (Albania)...)