En la mayoría de los casos, nuestra educación familiar, escolar y universitaria, así como
los medios de comunicación, refuerzan ese estado de inconsciencia cuando nos enseñan
desde niños "caminos hechos" y nos obligan a repetir contenidos, creencias y pautas de
conducta sin posibilidad de elegir, de manifestar nuestra opinión o de reflexionar el
sentido y el propósito que tiene el incorporarlas en nuestra vida...
...Y así la cadena cultural se repite de generación en generación "sin darnos cuenta". El
conjunto de creencias y patrones de comportamiento se hacen "cuerpo", literalmente
hablando, y se manifiestan como impresiones energéticas contenidas en la "memoria"
genética que es transmitida de padres a hijos. Posteriormente, estas primeras
impresiones originales, son "modeladas" en la convivencia con nuestros padres, otros
familiares, amigos, maestros, vecinos, medios de comunicación, etc. La interacción
recurrente termina por conformar un "yo" con una personalidad que integra el conjunto de
experiencias vividas y, sobre todo, la interpretación que hicimos de ellas.
En esta situación, también es muy común que nuestra voluntad creadora se encuentre
"anestesiada" y sólo esté presente para "cumplir con el tener que" solicitado desde el
entorno. Como ingrediente adicional, y como consecuencia de lo descrito, ocurre la
pérdida del sentido y del propósito de nuestra vida: con tantas obligaciones hacia el
mundo exterior, ni siquiera tenemos tiempo de hacer contacto con nuestro más profundo
"querer", con nuestro "don fundamental", con la "razón esencial que prende el fuego y la
pasión por la vida" en nuestro interior... Y, por supuesto, una pérdida de sentido casi
siempre va acompañada de depresión y una baja autoestima...
Para perpetuar este "pesado" guión de una película que pudiéramos titular "La vida es la
lucha por la supervivencia", reproducimos todo el tiempo las mismas escenas "sin darnos
cuenta": nuestros juicios, imágenes, emociones y disposiciones corporales recurrentes,
actúan como un "imán" que atrae el cúmulo de experiencias que confirman y validan
nuestras más profundas creencias, especialmente cuando no estamos conscientes de
ellas. De esta forma, si creemos que no somos creativos o inteligentes, atraeremos
situaciones tales como: un supervisor que no toma en cuenta nuestras propuestas o, en el
peor de los casos, invalida nuestras ideas frente a nuestros compañeros de trabajo... Y
este es sólo un pequeño ejemplo de las múltiples situaciones indeseables que vivimos a
diario...
¿Estoy construyendo "aquí y ahora" las bases del futuro que quiero para mí?