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En el cierre del retiro de la Semana mayor de la vicaría de santo domingo este en

fecha de 17 de abril del año en curso, nuestro vicario Mons. Benito Ángeles enfatizó en
el lema del año de nuestro plan nacional arquidiócesano de pastoral ‘’Un Pueblo
Discípulo de Jesucristo que escucha, medita y testimonia la palabra de Dios.’’

Por medio de este lema Monseñor resalto que hemos sido llamados por el señor a la
práctica de la fe y el amor en comunidad desde la inspiración que nos trae la buena
nueva de Jesucristo, y la palabra el pueblo de Dios se hace discípulo y ese pueblo
sigue los caminos de Jesús, no somos discípulos de ideologías ni de pensamientos
foráneos que en ningún momento se compadecen por nuestra opción fundamental por
el evangelio de Jesucristo.

Partiendo de esto podemos decir que el pueblo que sigue a Jesús pone en práctica
escuchar, meditar y testimoniar la palabra de Dios.

Monseñor nos explica que escuchar es una actitud que ha de ser cultivada con
conciencia, porque el que no escucha no comprende, y el que no comprende no tiene
capacidad de llevar al corazón lo que se le ha querido transmitir a través de la
predicación, y la enseñanza de la doctrina cristiana y esto tiene valor para nuestras
vidas y la de los demás en la Fe, para que seamos fieles y mantenernos siempre
unidos a los hermanos en un mismo sentimiento y un mismo amor.

La palabra que escuchamos es para meditarla y la meditación la podemos hacer en


cualquier lugar ya sea en el templo, la casa, debajo de un árbol, con los hermanos y
hasta de camino al trabajo donde queramos siempre que estemos en comunión con
Dios.

Monseñor nos habla de que para poder testimoniar que somos católicos testigos de lo
que creemos, lo que predicamos y lo que proclamamos debemos hacer un compromiso
todos con la misión que el señor nos ha encomendado, para no traicionar a Jesucristo
como lo hizo Judas. Porque no podemos vivir de calumnias, mentiras y blasfemas con
tal de ganar un mundo material que se esfuma, que desaparece, que no va a tener un
sentido para nadie porque cada uno tiene que construir el cielo que quiere, así como
también puede construir el infierno que desee y no esperamos que sea así, si no que
cada uno construya un camino de salvación bajo la responsabilidad de una vivencia
testimonial de nuestra fe en nuestro diario vivir.

Así que sigamos orando por la vida del testimonio que estamos llamados a dar en
familia que es la base de la sociedad y donde empieza la verdadera vida en comunidad
y así poder vivir y también celebrar que somos Un Pueblo Discípulo de Jesucristo
que escucha, medita y testimonia la palabra de Dios.

Que Dios les acompañe y les bendiga en los propósitos que tienen para sus vidas.

Con cariño y afecto:

Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández

Vicario Episcopal

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