En esta nota analizaremos las implicaciones que todo esto está teniendo para
Colombia, particularmente en los frentes de: i) seguridad ciudadana, donde se ha
visto participación creciente de dichos inmigrantes en atracos y hasta en actos
terroristas (relacionados con la guerrilla del ELN); ii) presiones sobre el mercado
laboral de Colombia, incrementando su oferta en el mercado legal e ilegal, con
deterioro para los salarios de los colombianos, especialmente en tareas agrícolas
y en áreas de frontera; y iii) requerimiento de servicios de salud, pues esa
población de inmigrantes viene desnutrida y proclive a enfermedades epidémicas
(reviviendo brotes hasta de sarampión).
De otra parte, esta creciente fuerza laboral eleva la informalidad en Colombia (por
las razones arriba explicadas). Para estimar este efecto hemos considerado dos
posibilidades: i) un 25% de los venezolanos que llega es contratado de manera
formal; o ii) tan solo un 10% de estos inmigrantes es formal. Así, si solo el 25% de
la nueva fuerza laboral fuera formal, nuestras estimaciones sugieren que la
formalidad se reduciría entre 0.1pp (200.000 venezolanos llegando y 50.000
contratados formalmente) y 0.4pp (600.000 venezolanos llegando y 150.000
contratados formalmente). Por su parte, si apenas el 10% de los venezolanos
entrara al sector formal, la caída de la formalidad estaría en el rango 0.3-0.8pp. Lo
anterior implica que la formalidad podría caer desde el 42.9% de la PEA
observado al cierre de 2017 hasta el 42%-42.5% en los próximos años,
deteniéndose las ganancias logradas con la Ley 1607 de 2012 y la propia gestión
de la UGPP (ver Comentario Económico del Día 7 de marzo de 2018). Ahora bien,
dado que la formalidad laboral de cotizaciones 12 meses al PILA tan solo
representa un 15% de la PEA, ese valor seguramente no se vería afectado, pero
el valor promedio del 27% actual sí podría deteriorarse (ver Comentario
Económico del Día 21 de marzo de 2018).
¿Qué hacer frente a esta crisis generada por inmigrantes venezolanos? (a manera
de conclusión)
Hemos visto cómo la llegada de inmigrantes venezolanos a Colombia, huyendo de
la difícil situación por la que atraviesa su país, tiene efectos considerables
principalmente en tres frentes: i) deterioro en la seguridad ciudadana; ii) mayores
presiones sobre nuestro mercado laboral (pudiendo elevar la actual tasa de
desempleo del 9.4% hacia un 10%-11% en promedio-año); y iii) mayores
requerimientos de servicios en salud (pudiendo incrementar sus presupuestos
entre $72.000 millones a $432.000 millones/año). Lo anterior implica buscar
soluciones rápidas y significativas. Para empezar, es fundamental tener una buena
medición del número y composición de los inmigrantes venezolanos. En este
sentido, Anif hace un llamado al Dane y a la Cancillería-Migración Colombia para
que mejoren sus sistemas de conteo. Una forma de lograrlo es poner como
condición sine qua non la provisión de información valedera a cambio de los
servicios que les estamos dando.
Por último, Colombia requiere adecuar su mercado laboral ante este choque
externo. Es necesario lograr: i) un inventario de su capital humano; y ii) mucha
mejor organización migratoria. Por ejemplo, según los resultados de la Gran
Encuesta Pyme (GEP) de Anif, cerca del 25%-30% de los empresarios Pyme
industriales, comerciales y de servicios contrataría inmigrantes siempre que sus
requisitos migratorios estuvieran en regla. Asimismo, entre el 20% y el 25% de los
empresarios afirmó que los contrataría si tuvieran la capacitación requerida (ver
Comentario Económico del Día 29 de enero de 2018). Por ello, es urgente que el
Gobierno Nacional se concentre en labores como: i) la agilización de trámites
migratorios (incentivando la formalización laboral); ii) el fortalecimiento de las
actividades de capacitación (por ejemplo, a través del Sena); y iii) un choque
salarial temporal que, por ejemplo, reduzca el salario de contratación para este
grupo poblacional por dos años (como ya se hizo en el caso de los aprendices,
según la Ley 789 de 2002)
Y desde hace un buen tiempo se viene hablando de todas las implicaciones sociales
y laborales que tiene para los países que los reciben, los cuales significan la
esperanza de una nueva vida para estos migrantes.
Según la Organización Mundial para las Migraciones, en 2017 Colombia fue el país
con mayor número de residentes venezolanos. Le siguieron Estados unidos,
España, Chile y Argentina.
De los 181.472 venezolanos que hasta la fecha han solicitado el PEP, el cual les
permite trabajar de manera legal, el 41%(74.393) están en Bogotá, el 14% (26.010)
en Antioquia, y el 8%(15.207) en Atlántico.
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cómo se compara con otros países de América Latina
Lo que demuestra que solo entre el 16% y el 19% de los empresarios, menos de
una quinta parte, está contratando venezolanos. Y es en Industria donde más lo
están haciendo.
Luego, les preguntaron si los venezolanos que trabajan ganan menos que sus
pares colombianos. En el sector de Servicios el 63,7% afirmó que no y el 36,3%
que sí. En Industria el 73,1% de empresas cree que no están ganando menos y el
26,9% creen sí. Mientras que en el sector Comercio, el 68,7% dijo que no y 31,3%
que sí.
Por lo que en las empresas de Servicios es donde más inequidad laboral están
presentando los trabajadores venezolanos. Y casi un tercio de los sectores de
Industria (27%), Comercio (31%) y Servicios (36%) afirmó pagar salarios inferiores
a los inmigrantes.
Clavijo insiste en que se debe hacer presión sobre el mercado laboral para que los
venezolanos trabajen por encima de la mesa y con todas las prestaciones sociales,
ya que, según él hay mucho capital humanocalificado.