patatabrava.com
, ,ANONIMO 15-16
TEMA 1: FUNDAMENTO, CONCEPTO Y
FUENTES
DEL DERECHO MERCANTIL
1. Evolución histórica del derecho mercantil
I. EL DERECHO MERCANTIL COMO CATEGORIA HISTÓRICA
Cabe destacar la directiva europea por la cual los Estados miembros tienen la
obligación de eliminar todas las trabas jurídicas y barreras administrativas
injustificadas a la libertad de establecimiento y de prestación de servicios, esto
ha conllevado a la promulgación de la Ley 17/2009 sobre el libre acceso a las
actividades de servicios y su ejercicio. Se observa también un claro proceso de
privatización, como fenómeno tendente a disociar la empresa pública del
Estado, contribuyendo así a la transparencia de costes, e incrementando tanto
la6 presión de los gastos como el estímulo de tales empresas hacia economías
más eficientes.
3. Cambios en el plano de política legislativa: existen logros concretos de lo que
se conoce como unificación del Dº privado en materia de obligaciones y contratos (un
ejemplo relevante es el Codicecivile de 1942 que es el Nuevo Código civil holandés).
A) LEY MERCANTIL
Se limitan todos los rasgos del modelo capitalista, mediante tres declaraciones:
a) toda la riqueza del país está subordinada al interés general; b) los poderes
públicos promoverán las diversas formas de participación en la empresa de los
representantes de los trabajadores, para compartir o condicionar el poder
exclusivo del capital, y c) la libertad de empresa en el marco de la economía de
mercado podrá ser limitada si el Estado mediante Ley, planifica la actividad
económica general.
5. La jurisdicción mercantil
Ha sido tradicional la discusión en torno a la conveniencia de adscribir el
conocimiento de los asuntos mercantiles a unos tribunales especiales. Pese a
la especialidad del Dº mercantil, dicho conocimiento ha estado encomendado a
los tribunales ordinarios, sin que hayan existido juzgados especiales por razón
de la materia.
La situación ha tratado de cambiarse con ocasión de la reforma concursal de
2003. El legislador ha decidido profundizar en el criterio de la especialización,
creando los Juzgados de lo Mercantil. En principio, estos Juzgados radicarán
en toda capital de Provincia, implantándose un sistema de especialización
semejante en segunda instancia, mediante la creación de una o varias
secciones de las Audiencias Provinciales, para que asuman en exclusiva el
conocimiento de los asuntos propios de esta jurisdicción mercantil.
La competencia de los Juzgados de lo Mercantil no se limita a los asuntos
concursales sino que se amplía al conocimiento de diversas cuestiones que
nada tienen que ver con el tema concursal. Tampoco se llega al extremo de
adscribir a estos juzgados el conocimiento de todos los asuntos que puedan
incardinarse dentro del Dº mercantil. Los Juzgados de lo Mercantil conocerán,
con carácter exclusivo y excluyente, y al margen de sus amplias competencias
en materia concursal, de las cuestiones que se susciten en el orden
jurisdiccional civil respecto de las siguientes materias:
- Acciones relativas a competencia desleal, propiedad industrial , intelectual y
publicidad
- Acciones en materia de transportes, nacional e internacional
- Acciones sobre aplicación del Dº mercantil
- Acciones sobre condiciones generales de contratación
- Recursos contra resoluciones de la Dirección General de los Registros y del
Notariado
- Procedimientos de aplicación de los arts. 81 y 82 del TUE
- Aplicación de arbitraje en materias de los anteriores puntos
12
CAPÍTULO 2. EL EMPRESARIO MERCANTIL
Y SU
ESTATUTO JURÍDICO
1. CONCEPTO DE EMPRESARIO Y CLASES DE EMPRESARIOS
De forma vulgar se entiende el empresario como la persona física o jurídica que
se sirve de una empresa para realizar en nombre propio una determinada
actividad económica. Es el sujeto agente de la actividad económica. Se
caracteriza por corresponderle la iniciativa (decide su creación y asume su
organización) y el riesgo (le son jurídicamente imputables todas las relaciones
establecidas en su nombre con terceros de la empresa para la adecuada
explotación y soporta patrimonialmente el riesgo favorable o no que surge de la
actividad económica) de la empresa.
Desde un punto de vista jurídico el empresario es la persona física o jurídica
que en nombre propio y por sí mismo o por medio de otro ejerce, organizada y
profesionalmente, una actividad económica dirigida a la producción o a la
mediación de bienes y servicios en el mercado. El CdC sigue usando la
denominación de comerciante en vez de la de empresario por una simple
continuidad histórica; pero con unos efectos de inexactitud al extenderse la
actividad de éste a la industria y ser el medio principal de la actividad la
empresa. Es por ello que varias de las reformas parciales que ha sufrido el CdC
han ido incorporando esta “nueva” denominación, igual que fue incorporado en
el Reglamento del Registro Mercantil en 1989 y en el actual de 1996 (RD
1784/1996). Debe tenerse en cuenta, además, la especial posición del
empresario mercantil en el Derecho privado debido a la actividad, en masa y
racionalmente organizada, que realiza en el mercado por medio de una
empresa. Esta actividad y el status que le acompañan sirven para diferenciarlo
de otros sujetos que sin tener esta posición especial se someten igualmente el
Derecho mercantil.
%1)
21 COLABORADORES DEPENDIENTES DEL EMPRESARIO – aquellos
que, de modo permanente, desde dentro y en régimen de dependencia realizan
o ayudan a realizar la actividad económica de la empresa y/o la posterior
relación con el mercado. Según la amplitud de sus funciones, la naturaleza y el
contenido de sus relaciones se distinguen distintos tipos:
a) El gerente o factor mercantil (apoderado general) principal colaborador
mercantil del empresario, con carácter de apoderado general que ha sido
nombrado por el empresario para dirigir un establecimiento. Queda
configurado por el ámbito de facultades que tenga conferidas, que vendrían a
ser las facultades mínimas de todo apoderado general, por lo que su limitación
excesiva llevaría aparejada la pérdida de esta condición. Aún así el CdC
permite que se estipulen ciertas limitaciones siempre que no se desnaturalice
su figura, igual que tampoco impide que se le confieran poderes más amplios.
En la relación empresario-gerente se distinguen dos sustratos: 1) la
naturaleza jurídica del contrato que les vincula, que consiste en un contrato
oneroso de arrendamiento de servicios tanto de carácter ordinario, como
especial; y 2) el carácter de representante del empresario que caracteriza al
apoderado general, lo que equivale a decir que contrata en nombre del primero,
por lo que los resultados de sus actos recaen sobre el mismo. Si el factor está
contratado por nombre propio quedará directamente obligado frente a tercero,
pero en el caso del factor notorio (el que notoriamente pertenezca a una
empresa o sociedad conocidas, pero que no cuente con un poder inscrito en el
RM) el propio CdC declara vinculado al empresario siempre que se trate de
contratos “comprendidos en el giro y tráfico del establecimiento” (art. 286 CdC).
El gerente es un auxiliar del empresario al que se le confieren poderes
generales para comerciar en nombre y por cuenta de su empresario principal.
Su nombramiento y otorgamiento de poderes puede hacerse de forma
escrita (escritura pública en el RM) o de forma tácita (el factor notorio, que
permita presumir a los terceros que lo ven actuar como tal que lo actuado en el
giro y tráfico del establecimiento se hace a cuenta y en nombre del empresario).
Los requisitos y deberes: 1) capacidad necesaria para actuar como
comerciante, 2) especial prohibición de competencia en beneficio de su
principal y 3) sus poderes no se extinguen por la muerte de su poderdante, sino
que subsisten hasta que sean expresamente revocados. La revocación
obligará al gerente a no actuar en nombre de su principal desde que sea
conocida tal circunstancia. Su eficacia no podrá ser opuesta frente a terceros
hasta que no figure la inscripción en el RM; pero en el caso del factor notorio,
ha de entenderse que la eficacia tendrá lugar mediante la debida notificación de
la revocación a los clientes de la empresa. Los factores o gerentes
administradores de las sociedades mercantiles, ya que estos son miembros
del órgano de administración, parte de la sociedad misma, no vinculados por
una situación de dependencia.
b) Los apoderados singulares se distinguen de los anteriores precisamente
por el ámbito de sus poderes, puesto que sólo están facultados para realizar
alguna o algunas gestiones. Respecto a los demás criterios de clasificación son
idénticos a los apoderaros generales, aunque en principio no tienen que ser
inscritos en el RM. El CdC denomina a estos apoderados como dependientes
de manera imprecisa, puesto que dependientes son todos los auxiliares.
Aunque sus poderes pueden variar según las funciones que les sean
encomendadas, su tipología concreta depende de la naturaleza de la actividad
explotada por la empresa:
1. Dependientes de comercio: son los denominados “mancebos” por el
CdC que están autorizados para vender al por menor o al por mayor
en un almacén público, también para vender en nombre del principal,
cobrar en su nombre, expedir recibos y encargados de recibir
mercancías en almacén. Están ligados por un contrato de trabajo
22 ordinario y su poder se manifiesta de forma externa por la posición y
las funciones que desempeñan (vender detrás de un mostrado, por
ejemplo)
2. Los representantes de comercio: encargados de fomentar la
captación de clientes. Los comerciales pueden ser: agentes
comerciales que son auténticos empresarios auxiliares e
independientes que prestan sus servicios a varios empresarios sin
estar ligados a ninguno de ellos por contrato de trabajo y; los
viajantes o representantes de comercio que son auxiliares
dependientes del empresario, ligados por una relación laboral.
Sus facultades suelen ser variados según la rama mercantil o la
naturaleza de la actividad y su forma de retribución suele acogerse
a la forma de la comisión.
Principios contables
El art. 37. C de c señala que las cuentas anuales han de redactarse por el
empresario. Deben ir firmadas por el empresario persona física, por todos los
socios que ostenten responsabilidad ilimitada o por todos los administradores
en las sociedades anónimas o de responsabilidad limitada.; con independencia
de que materialmente hayan sido redactadas por ellos o no: firmándolas
asumen su contenido y, con ello, las posibles inexactitudes. Si se ha producido
la sustitución de alguno de los administradores, las cuentas anuales deberán
estar firmadas por todos aquellos que conserven su cargo vigente en el
momento de la formulación. Habrán de redactarse con claridad y tendrán que
mostrar “la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los
resultados de la empresa” (art. 34.2 C de c).
Los criterios de valoración a emplear en la redacción de las cuentas anuales no
son libres. Para garantizar que las cuentas son homogéneas y comparables es
necesario que los criterios o principios utilizados sean los mismos por todos los
empresarios. El art. 38.1 C de c establece que “la valoración de los elementos
integrantes de las distintas partidas que figuren en las cuentas anuales deberá
realizarse conforme a los principios de contabilidad generalmente aceptados”
(los denominados GAAP). Se tiende a unificar los GAAP y las llamadas Normas
Internacionales de Contabilidad (NIC) o NIC-NIIF (Normas Internacionales de
Información Financiera.
Una de las finalidades de la reforma contable de 2007 fue precisamente
extender la aplicación de las NIIF en la contabilidad española. El mismo art. 38
contempla la posibilidad excepcional de no aplicación de los principios
contables, debiendo justificarse debidamente esa falta de aplicación. Los
principios contables básicos son:
-Presunción de empresa en funcionamiento
-Prohibición de variar los criterios de valoración de un ejercicio a otros
-Principio de prudencia valorativa: actualmente obliga a recoger en el balance
sólo los beneficios realizados en la fecha de cierre del ejercicio
-Principio de la no compensación de partidas de activo y pasivo, ni de gastos e
ingresos -Principio de valoración de los elementos integrantes en las cuentas
en la moneda funcional: en la moneda en la que opera la empresa
-Principio de precio de adquisición o de producción (precio histórico). Junto a
éste se contempla el criterio “valor razonable” debiendo calcularse con
referencia a un valor de mercado fiable. El criterio del valor razonable se limita a
ciertos instrumentos financieros.
Funciones
28 del Registro Mercantil:
-Publicidad: es la función esencial del registro mercantil, consistente en dotar de
publicidad legal a determinadas situaciones y actos que afectan a los
empresarios en él inscritos. La publicidad legal constituye una obligación que se
impone al empresario mercantil, cuyo contenido debe alcanzar a todo lo que
pueda directamente interesar a los terceros, cuya finalidad fundamental es
dotar de seguridad al tráfico y proteger a quienes se relacionan o pueden
relacionarse con el empresario allí inscrito, independientemente de que esos
terceros conozcan real y efectivamente el contenido de lo inscrito.
Procedimiento de inscripción
El sistema del Registro Mercantil se basa en el sistema de hoja personal, y no
en el de hoja real, por el que corresponde una hoja abierta a cada empresario
individual, a cada sociedad mercantil y a cada entidad inscrita. El Art. 22 del C
de
31c establece que serán objeto de inscripción todos los datos de identificación
de cada uno de ellos, así como todas las circunstancias de su organización y de
su actividad que la ley enumera.
La inscripción en el Registro Mercantil ha de practicarse en virtud de documento
público, salvo excepciones recogidas en la ley o en el RRM que autorizan la
inscripción mediante documento privado
Hay que tener en cuenta que lo que se inscribe son los actos jurídicos de la
empresa, no los negocios jurídicos que ésta celebra.
3. La compraventa de empresa
La empresa es frecuentemente objeto del contrato de compraventa. Su finalidad
es transmitir al comprador de modo definitivo la titularidad de cada una de las
relaciones jurídicas que ligan al empresario vendedor con cada uno de los
elementos que integran la empresa.
Pero en ocasiones sucede que se denomina compraventa de empresa a
supuestos en los que lo transmitido no es una verdadera empresa. Sólo existirá
contrato de compraventa cuando lo que se transmite y adquiere es un conjunto
organizado de elementos en funcionamiento para la actividad económica
realizada y no estaremos ante una verdadera compraventa cuando lo que se
compra y vende es un conjunto desorganizado de elementos de una empresa
futura o pretérita.
En otras ocasiones, se consiguen finalidades similares a la compraventa de
empresa por procedimientos de Derecho societario (transmisión de acciones o
participaciones, transmisión de la condición de socio…). En otras ocasiones se
recurre a la fusión de sociedades (la sociedad titular de la empresa que se
vende se extingue y pasa a integrarse mediante fusión en la sociedad
absorbente).
Para la existencia de verdadera compraventa de empresa será necesaria la
estipulación de un único contrato, cuyo objeto sea la transmisión del negocio o
empresa misma, en lugar de tantos contratos como elementos individuales la
componga. Para la perfección del contrato, será aplicable el principio de libertad
de forma establecido en el artículo 51 del Código de comercio.
Del contrato de compraventa de empresa nacen las clásicas obligaciones de
entregar y pagar el precio, además de otras obligaciones:
1) Obligación de entregar la empresa vendida Los elementos que
deben transmitirse podrán distinguirse en función de si se ha
confeccionado un inventario (deberán entregarse todos los elementos
figurantes en él) o no (se deberán entregar todos los elementos
esenciales d la empresa, no sólo los elementos aislados sino también
la organización productiva como por ejemplo las listas de clientes,
comunicación de secretos de fabricación…).
2) Prohibición de competencia El vendedor no sólo tiene que entregar
la empresa sino además debe abstenerse de frustrar la finalidad que
persigue el contrato. Implícitamente se le impone al vendedor la
prohibición de hacer competencia al comprador durante el tiempo y el
espacio geográfico necesario para que este se consolide.
4. El arrendamiento de empresa
Constituye una forma de transmisión temporal y limitada por la cual su titular
debe ceder el uso o explotación de la empresa a un tercero por tiempo
37
determinado y precio cierto (el empresario pasa a arrendatario y el arrendador
ejercita la actividad empresarial).
El arrendamiento de empresa no está regulado en nuestro Derecho positivo,
limitándose el artículo 3.2 de la Ley 29/1994 de Arrendamientos Urbanos, a
incluir el arrendamiento de fincas urbanas “para ejercerse en la finca una
actividad industrial”. Debido a la falta de definición, a la luz de la jurisprudencia,
existirá arrendamiento de empresa:
1) Cuando el objeto arrendado sea un local y el negocio o industria se
instale en él
2) Cuando todo ello constituya una unidad patrimonial con vida propia
(conjunto organizado).
3) Cuando la finalidad del arrendamiento sea continuar la explotación de la
actividad económica realizada por el arrendador con el conjunto
organizado y no iniciar la explotación de una nueva actividad por el
arrendatario.
En cuanto al contenido del contrato, a salvo de lo que hayan podido convenir
las partes será básicamente el general de todo contrato de arrendamiento:
Obligaciones propias del arrendador Entregar la cosa, hacer en ella
las reparaciones necesarias y asegurar su goce pacífico. Por a
especial naturaleza de la empresa arrendada surgen obligaciones
nuevas:
1. El arrendador debe conferir al arrendatario un poder de
disposición sobre las materias primas, enseres y mercancías
para explotar la empresa.
2. El arrendador está obligado a prestar una especial
colaboración al arrendatario, destinada no sólo a entregar los
elementos esenciales de la empresa sino también poner a su
disposición lo necesario para explotarla.
3. El arrendador debe mantener al arrendatario en el goce
pacífico de la empresa (fundamento indirecto de la prohibición
del arrendador de hacer competencia al arrendatario).
Tema 5: EL DERECHO DE LA
COMPETENCIA: DEFENSA DE LA
COMPETENCIA
I. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Y EL ESTADO ACTUAL DEL PRINCIPIO DE
LIBERTAD DE COMPETENCIA:
La libertad de competencia se instaura con el triunfo de la ideología liberal (puesto que
todos los sujetos son iguales ante la Ley, todos pueden iniciar una actividad mercantil,
fijando las condiciones para su ejercicio). Constituye un elemento esencial del sistema
de “economía de mercado” vigente en todos los países de la UE, aunque no se trate de
un40sistema “puro” sino más bien de economía “social de mercado”.
Son varios los presupuestos sobre los que se asienta este sistema:
[Junto a las normas que defienden la libertad de competencia, existen otras que
coexisten con ellas, pero abordan la competencia desde una perspectiva distinta. Son
las leyes de represión de la competencia desleal Tema 7. Cabe decir al respecto que
el Derecho de defensa de la competencia tiene como finalidad básica preservar la
competencia como institución, defendiendo intereses básicamente públicos, y que el
Derecho contra la competencia desleal persigue ciertas conductas que, implicando
verdadera competencia, rebasan límites que establece el ordenamiento para su
ejercicio, siendo los intereses tutelados en este sector de naturaleza privada. También
se diferencian por los órganos que velan por su respectiva aplicación y por la
41
naturaleza de sus sanciones].
%1. LA REGULACIÓN SOBRE DEFENSA DE LA
COMPETENCIA: A) Derecho Comunitario:
El primero de los estratos (siendo el segundo la regulación interna o nacional) dentro
de la regulación sobre la defensa de la competencia es el de las normas comunitarias,
constituido básicamente por los artículos 101-113 del Tratado sobre el Funcionamiento
de la UE y diversas normas de los órganos comunitarios. La importancia de la
legislación comunitaria a este respecto es tal, que no se puede entender la regulación
de la defensa de la competencia sin estudiar las pautas que el derecho comunitario
establece para este menester.
a) Conductas prohibidas:
[Se requiere que los contratos tengan cierta magnitud económica, habiéndose
obviado en incontables ocasiones el Derecho antitrust ante acuerdos de menor
importancia Acuerdos verticales: 10%del mercado. Acuerdos horizontales: 5% del
mercado].
B)Control de concentraciones:
Representado por el Reglamento 139/2004 del Consejo de 20 de enero.
Son objeto de control por parte de la Comisión tan sólo las operaciones de
concentración de dimensión comunitaria, que puedan afectar al mercado común por
involucrar a empresas de Estados miembros distintos. Quedan fuera por tanto, las
concentraciones en las que todas las empresas participantes realicen más de dos
tercios de su volumen de negocios comunitario en un solo estado miembro,
aplicándosele la normativa nacional.
Se exige que las operaciones revistan gran entidad de forma que sólo son controladas
aquellas operaciones en las que las empresas participantes tengan, en su conjunto, un
volumen de negocios a nivel mundial de más de 5.000 millones de euros y a nivel de la
UE, que al menos dos de las empresas involucradas supere 250 millones de euros.
Alternativamente, tendrán dimensión comunitaria, cuando no se alcancen los umbrales
anteriores, concentraciones con un volumen de negocios de las empresas afectadas
mayor de 2.500 millones de euros a nivel mundial y los 100 millones de euros en, al
menos, tres Estados miembros, y el realizado individualmente, por dos empresas al
menos, superen los 100 millones de euros en la CE y 25 millones de euros en los tres
Estados miembros referidos.
Todo ello se completa con la previsión de multas por suministrar información incorrecta
o engañosa en el marco del procedimiento, así como por la omisión de notificaciones
obligatorias de la concentración, o la ejecutaran cuando se hallase suspendida o
hubiese sido declarada incompatible. También se hace uso de multas coercitivas para
obligar a llevar a cabo ciertas conductas debidas.
44
C)Control de las ayudas públicas:
El TFUE no prohíbe la titularidad pública de las empresas, pero estas quedan
sometidas al Derecho de competencia.
El 106 TFUE ordena a los Estados miembros que no adopten respecto de las
empresas públicas ninguna medida contraria a las normas en materia de defensa de la
competencia.
Se encuentran por tanto prohibidas las ayudas públicas a empresas, todas aquellas
ayudas que los poderes públicos nacionales pudieran otorgar a cualquier empresa, sea
pública o privada. El 107.1 TFUE declara incompatibles, en la medida en que afecten a
los intercambios entre Estados miembros, las ayudas otorgadas por los Estados o
mediante fondos estatales, bajo cualquier forma, que falseen o amenacen falsear la
competencia, favoreciendo a determinadas empresas o producciones. Quedan
incluidas bajo cualquier forma, directas o encubiertas, pero se precisa que se ayude a
empresas concretas o a algún sector concreto.
Los Estado deberán informar a la Comisión con carácter previo de los proyectos de
concesión o modificación de ayudas a las empresas, siendo la Comisión la que
determine si resulta o no compatible con el mercado común, y teniendo amplios
poderes de “fiscalización”, pudiendo ordenar incluso la devolución de las ayudas al
Estado miembro.
B)DERECHO ESPAÑOL:
Actualmente, la defensa de la competencia en el ordenamiento español se lleva cabo
mediante lo dispuesto en la Ley 15/2007 de 3 de julio de Defensa de la Competencia
(LDC). Desarrollada por el RD 261/2008, que aprueba su Reglamento, sigue muy de
cerca la técnica y la filosofía del Derecho Comunitario de la competencia.
a) Conductas prohibidas:
1. Conductas colusorias:
Se prohíbe todo acuerdo, decisión o recomendación colectiva o práctica
concertada o conscientemente paralela que tenga por objeto, produzca, o pueda
producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o en parte
del mercado nacional.
b) Supuestos de inaplicación:
Las prohibiciones de los artículos 1 y 2 LDC no revisten carácter absoluto, siendo
varias las hipótesis legalmente previstas en que las mismas no son objeto de
aplicación:
3º fase: Se celebrará en su caso una vista ante el Consejo de la CNC, que podrá
autorizar mediante resolución la concentración, subordinarla al cumplimiento de
determinados compromisos, prohibirla, o acordar el archivo.
El conflicto entre las dos legislaciones surge porque la LCD de 1991 no deroga
los artículos correspondientes de la LGP. Se resuelve este conflicto de normas,
en la mayoría de la jurisprudencia, a favor de la LGP, por especial. En realidad,
la nueva LCD de 2009 incorpora mecanismos de coordinación entre ambas
normas, unificando así las acciones y remedios que serán complementarias
para la jurisprudencia, permaneciendo la especificidad de publicidad ilícita (dijo
en clase que la mayoría de las veces se ejercitaban ambas acciones al tiempo).
2. Prácticas agresivas:
- Prácticas agresivas por coacción (Art. 28). Hacen creer al usuario que no
puede abandonar el establecimiento hasta haber contratado.
- Prácticas agresivas por acoso (Art. 29). Son las visitas a domicilio
cuando ya se ha manifestado en contra el consumidor y las propuestas
no deseadas por teléfono, fax, correo… se exceptúan los casos de
cumplimiento contractual, aunque deben ofrecer al consumidor la opción
de comunicar su petición de cese (por ejemplo, deben llamar con número
conocido).
- Prácticas agresivas en relación con los menores (Art. 30). Son aquellas
que incitan a los menores a comprar o a que convenzan a sus padres
para contratar.
- Otras prácticas agresivas (Art. 31). En lo relativo a los contratos de
seguro, son desleales las prácticas que exijan para reclamar
documentos superfluos, también la exigencia de pago inmediato, o la
invitación a la contratación asegurando peligro inminente.
A) Introducción.
B) La publicidad ilícita.
La Ley enumera los supuestos que considera ilícitos en su artículo 3. Cabe
destacar que estos están adaptados a la reforma de la LCD y contienen
numerosas remisiones a la misma. Con esta concordancia de legislaciones
quedan eliminadas las tensiones pasadas en este campo de regulación. Son
considerados actos de publicidad ilícita:
- La publicidad que atenta contra la dignidad de la persona o vulnera los
valores y derechos reconocidos en la Constitución, en especial el honor,
la intimidad, la infancia y la juventud. También se consideran
explícitamente vejatorios aquellos que atenten contra la dignidad de la
mujer, de acuerdo con las Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género.
- Protección explicita también de los menores, siempre que se abuse de
su credulidad o inexperiencia, así como la incitación a la persuasión de
padre y tutores.
- Ilicitud de la publicidad subliminal, como la encubierta.
- Serán ilícitos los actos que vulneren las normas de publicidad que regule
determinadas clases de productos, así como las invitaciones a juegos de
azar, los estupefacientes y drogas, los alcoholes de alta graduación, o
56
los medicamentos son advertencia.
- La publicidad engañosa, la desleal y la agresiva en los términos de la
LCD. Se incluye la publicidad engañosa por omisión. Interesa asimismo
destacar que la inducción al error es necesaria para que se materialice el
acto desleal y esta inducción se puede llevar a cabo por medio de la
presentación del producto; destaca aquí el emplazamiento de productos
como fenómeno que consiste en la introducción de productos en escenas
sin publicitarlos expresamente. Esta es una estrategia permitida por la
Ley 7/2010 para largometrajes, documentales, series… pero nunca para
programas infantiles, acompañado siempre de la situación del producto
al inicio o final de la producción.
La única colisión entre la LGP y la LCD se supone en el concepto de publicidad
ilícita que parece estar asimilado a la desleal.
TEMA 7: DERECHO DE LA
PROPIEDAD
INSDUSTRIAL I: PATENTES,
MODELOS DE UTILIDAD Y DISEÑOS
INDUSTRIALES.
I. INVENCIONES INDUSTRIALES.
A) INTRODUCCIÓN.
La Ley 11/1986 de Patentes (LP), supuso un hito fundamental en el régimen
jurídico del Derecho de la propiedad industrial español. Esta Ley no sólo derogó
el anacrónico Estatuto de la Propiedad Industrial en lo relativo a las patentes de
invención, sino que, como afirma su Exposición de Motivos, aproxima nuestra
legislación a la de los países más avanzados y cumplió con el mandato del
Tratado de Adhesión de España a la CEE, que imponía “hacer compatible la
legislación española sobre patentes con el nivel de protección de la Propiedad
Industrial alcanzado en la Comunidad”.
En una economía industrial las invenciones y las creaciones industriales son el
instrumento que permite el avance y el desarrollo técnico, industrial y
económico de la sociedad, razón por la que desde muy antiguo (Estatuto de los
Monopolios inglés de 1628) el Estado concede a quienes con su esfuerzo
obtienen una invención susceptible de resolver un problema técnico que tenga
aplicación industrial, un premio o un privilegio, una compensación moral y unos
derechos patrimoniales. El “premio” que el Estado otorga al titular de la creación
industrial es un derecho de exclusiva o de monopolio que la Ley le concede de
forma absoluta (exclusiva y excluyente), aunque de manera temporal. Este
monopolio es, por sí mismo, una restricción a la libertad de competencia, en
perjuicio de los competidores (sin autorización del titular no podrán explotar la
invención) y en beneficio del inventor. No obstante, ello tiene una doble
justificación, de una parte, porque así se concede al titular una compensación
por el esfuerzo realizado en I+D+i; de otra, y sobre todo, porque se piensa que
es la mejor manera de fomentar el progreso de la técnica y de la industria
(fomenta competitividad en la investigación), posibilitando que las invenciones
se hagan públicas, pasando así a formar parte de los que se denomina el
estado de la técnica. Se aprecia que el interés protegido por la concesión de
certificados de invención no es exclusivamente el interés individual del titular,
sino que también busca elevar el nivel tecnológico de un país. En virtud de este
indudable componente de interés público adquiere sentido que exista un
verdadero deber de efectiva explotación de la patebte (arts. 83 ss. LP).
No
58 debe confundirse invención y descubrimiento científico. Si la primera es una
regla para el obrar humano, en la que se indica qué operaciones hay que hacer
para obtener un resultado determinado, el descubrimiento no necesariamente
implica una regla para el obrar humano, sino que a través del mismo se
constatan elementos o fenómenos que están en la naturaleza o características
o fenómenos de los mismos.
No obstante, siendo cierto lo anterior, no lo es menos que actualmente se
difuminan las fronteras de separación entre ambos. Prueba de ello es la
admisibilidad reciente de la patentabilidad de las invenciones biotecnológicas
(art. 4 LP, redacción por la Ley 10/2002 que incorpora la Directiva 98/44).
Las creaciones industriales pueden ser de fondo y de forma. Las primeras
pueden merecer una patente de invención o un modelo de utilidad, porque
ambas creaciones participan de unos requisitos comunes que analizaremos,
dado que ambas, siendo creaciones, aportan algo nuevo al estado de la técnica
y son explotables industrialmente. Las creaciones industriales de forma carecen
de la condición de verdaderas invenciones; no obstante, por su forma y
condiciones estéticas aportan innovaciones que merecen ser premiadas y
protegidas. La LP se aplica a creaciones de fondo (patente y modelos de
utilidad), pero no a las de forma (modelos y dibujos industriales), que se hallan
sometidas a la Ley 20/2033 de Protección Jurídica del Diseño Industrial, que
incorpora la Directiva 98/71/CE de 1998. B) PATENTES.
a) Concepto y requisitos de patentabilidad.
Bajo la expresión “patente” caben, al menos, tres conceptos: acto administrativo
de concesión, que es reglado y obligatorio si concurren los requisitos de
patentabilidad; título o certificado de patente, que es el documento acreditativo
que expide la Administración; y derecho de patente, que es el conjunto
integrado por los derechos y deberes que la Ley atribuye al titular de la
invención patentable.
Para poder obtener una patente se exigen ciertos requisitos de patentabilidad,
unos positivos y otros negativos. Pero, previamente es necesario que nos
encontremos ante una verdadera “invención”. No se consideran como tales ni
los descubrimientos, teorías o métodos matemáticos; ni las obras literarias,
artísticas o científicas; ni los planes, reglas y métodos para el ejercicio de
actividades intelectuales o económicocomerciales, p para juegos; ni los
programas de ordenador; ni as formas de presentar informaciones; ni los
métodos de tratamiento quirúrgico o terapéutico. Como se dijo, puede tener
como objeto un producto compuesto por o que contenga materia biológica, o un
procedimiento para producir, transformar o utilizarla. La Ley entiende como
“materia biológica”: “la materia que contenga información genética
autorreproducible o reproducible en un sistema biológico”, y define
“procedimiento microbiológico” como “cualquier procedimiento que utilice
materia microbiológica, que incluya una intervención sobre la misma o que
produzca materia microbiológica”.
1. Requisitos positivos de patentabilidad:
1º) novedad, entendiendo que concurre cuando la invención “no está
comprendida en el estado de la técnica”, de forma que ni exista una patente
igual anterior sobre la misma invención ni haya sido divulgada antes de la fecha
de solicitud ni en España ni en el extranjero. Se trata de la novedad absoluta o
mundial. El estado de la técnica comprende todo aquello “que antes de la fecha
de presentación de la solicitud de patente se ha hecho accesible al público en
España o en el extranjero por una descripción escrita u oral, por una utilización
o por cualquier medio” (catálogos, ferias, prototipos…). Además, se
comprenden las solicitudes españolas de patentes cuya fecha de presentación
se anterior. Ello es así porque las meras solicitudes de patentes son objeto de
publicidad, en los términos que veremos. No obstante, en ocasiones, la
divulgación no hace desaparecer la novedad. No anticipan la novedad los
ensayos
59 realizados por el propio solicitante o cuasante o la exhibición de la
invención en ferias oficiales por el mismo, siempre que una u otra se hubieran
realizado dentro de los 6 meses anteriores a la presentación de la solicitud.
2º) Ha de implicar, por si misma, una actividad inventiva, lo que significa, según
el art. 8, que la invención, además de nueva, no debe resultar o deducirse “del
estado de la técnica de una manera evidente para un experto en la materia”. Es
decir, no puede derivarse fácilmente del conjunto de conocimientos técnicos
conocidos en ese momento, aunque, a diferencia de lo que ocurría con el
requisito anterior, aquí no serán tenidas en cuenta las eventuales solicitudes de
patente que pudiesen formar parte del estado de la técnica. La LP desprecia la
patentabilidad de las invenciones que no aporten realmente un progreso técnico
notable (invenciones protegidas por la vía del modelo de utilidad).
En el caso de invenciones biotecnológicas, la diferencia entre éstas y los
descubrimientos radica en que en las primeras concurre una aportación técnica
del hombre (procedimientos técnicos para identificar, purificar, caracterizar y
multiplicar un elemento aislado de su entorno natural).
3º) Debe ser suceptible de aplicación industrial, en el sentido de que pueda ser
utilizada la invención en cualquier clase de actividad industrial, incluida la
agrícola. Repetible o ejecutable en un proceso industrial.
70
TEMA 8: DERECHO DE LA
PROPIEDAD INDUSTRIAL II: LOS
SIGNOS DISTINTIVOS
1. Introducción al Derecho de marcas: concepto de marca y catálogo
ejemplificativo.
Por signos distintivos se entienden los medios a los que recurre el empresario
para “dar nombre” y diferenciarse a sí mismo como titular de una empresa
(nombre comercial) y a sus productos o servicios (marca). Esta distinción se
realiza pensando en que cualquier empresario, en el ejercicio del derecho de
competencia haya captado una clientela y siente la necesidad de distinguirse de
sus competidores y que sus productos puedan ser distinguidos de los de la
competencia. Los signos distintivos sirven pues para recoger y consolidar la
clientela obtenida en el ejercicio de una actividad explotada por medio de una
empresa. Tiene interés tanto el empresario como los consumidores, que
desean evitar la confusión que puede serles perjudicial respecto del origen de
los productos o servicios. Se trata de bienes inmateriales que conceden a su
titular (empresario) un derecho de uso exclusivo y excluyente erga omnes. De
estos signos pueden derivarse dos principios básicos: el principio de
novedad, en virtud del cual el signo que comienza a utilizarse debe ser distinto
(no confundible) ; y el principio de especialidad, que permite la existencia
simultánea de dos o más marcas, idénticas o semejantes y pertenecientes a
distintos
71 titulares, siempre que se utilicen en relación con productos o servicios
diferentes. La Ley y la jurisprudencia permiten por ello la convivencia de dos
marcas idénticas, siempre que se refieran a productos distintos [ Camel: sector
del tabaco, Kamel: perfumería].
Esta materia se encuentra disciplinada en la Ley 17/2001 de Marcas, que
regula las marcas y los nombres comerciales derogando la anterior ley de 1988,
y por el RD 687/2002 por el que se aprueba el reglamento para la ejecución de
la Ley. La nueva ley es fuero de la adaptación de la Directiva 89/104/CEE del
Consejo de 21 de diciembre de 1988, además de la necesidad de acomodarse
a la doctrina del TC (STC 103/1999) que delimitaba las competencias del
Estado y las Comunidades Autónomas en materia de propiedad industrial, y la
necesidad de incorporar compromisos internacionales asumidos por España.
La marca es “todo signo susceptible de representación gráfica que sirva para
distinguir en el mercado los productos o servicios de una empresa de los de
otra” (art. 4.1 de LM). La marca es pues el signo distintivo con el que una
empresa (marca individual) o un conjunto de empresas (marca colectiva)
diferencian el resultado material o tangible de su actividad económica.
En cuanto a los criterios de distinción, la marca puede ser:
- En función de su objeto:
· de producto
· de servicio
- En función de su naturaleza:
· marcas industriales: puestas por los fabricantes sobre sus productos
· marcas comerciales: puestas por quienes comercializan o distribuyen los
productos adquiridos de los fabricantes.
- En función de la titularidad:
· marcas individuales: cuando su titular sea una persona física o jurídica
· marcas colectivas: son las que podrán solicitar las asociaciones de
productores, fabricantes, comerciantes o prestadores de servicios para
distinguir en el mercado los productos o servicios de los miembros de esa
asociación titular de la marca. De las marcas colectivas se diferencian:
· marcas de garantía: que son los signos o medios utlizados por una
pluralidad de empresas bajo el control de su titular “ que
certifican que los productos o servicios a los que se aplica cumplen unos
requisitos comunes en lo que concierne a su calidad, componentes, origen
geográfico, condiciones técnicas o modo de producción”. La Ley permite que la
misma pueda consistir en una indicación de procedencia geográfica. Además,
desaparece de la ley la dicotomía entre marcas principales y derivadas,
quedando abierta, la posibilidad de solicitar una marca nueva con variaciones
accesorias.
- En función de su ámbito: · marcas nacionales:
· marcas internacionales: aquellas que por haber sido depositadas en la
Oficina Internacional de la Organización Mundial para la Propiedad Industrial
(OMPI), se consideran automáticamente registradas y protegidas en España.
Cualquier marca regularmente inscrita en su país de origen podrá ser admitida
a depósito y protegida en todos los países de la Unión. Distintas de las marcas
internacionales son:
· marcas comunitarias: reguladas en el Reglamento 40/94 del
Consejo, que conceden, mediante una única solicitud ante la Oficina de
Armonización del Mercado Interior (OAMI), una marca que se extiende, de
forma directa, al territorio de toda la UE y que puede coexistir con las marcas
nacionales.
PROHIBICIONES ABSOLUTAS:
No pueden registrarse como marca, entre otros, los signos que carezcan de
carácter distintivo (se incluye las marcas que se compongan exclusivamente de
signos genéricos); ni los que, en el lenguaje común o en las costumbres del
comercio se hayan convertido en habituales para designar los productos o
servicios que se pretenden distinguir con la marca (prohibición de las “marcas
vulgarizadas” por el uso); ni los compuestos exclusivamente por signos que
sirvan
74 para designar la especie, calidad, cantidad, destino, valor, la procedencia
geográfica. Tampoco pueden inscribirse los signos constituidos exclusivamente
por la forma impuesta por la naturaleza del producto o por la forma del producto
necesaria para obtener un resultado técnico; ni los signos contrarios a la Ley, al
orden público o a las buenas costumbres; los que puedan inducir a error al
público; los que, aplicados a identificar vinos o bebidas espirituosas, contengan
o consistan en indicaciones de procedencia que identifiquen vino o bebidas
espirituosas que no contengan esa procedencia, incluso cuando se indique el
verdadero origen del producto o se utilice la indicación geográfica traducida o
acompañada de expresiones tales como “clase”, “tipo”, “estilo” o “imitación”; ni
los símbolos de la Nación ni de las Administraciones Públicas.
PROHIBICIONES RELATIVAS:
Afectan a los casos de identidad o semejanza entre el signo elegido por el
solicitante, y un derecho anterior (normalmente marca). No se exige
explícitamente que la marca anterior se encuentre “solicitada o registrada”.
No se permite registrar como marca los signos que sean idénticos a una marca
anterior que designe productos o servicios productos o servicios idénticos; o
que resulten idénticos o semejantes a una marca anterior y que por ser
idénticos o similares los productos o servicios designados, exista riesgo de
confusión en el público (artículo 6.1 LM). Por marca anterior : son las marcas
registradas, las marcas comunitarias, así como las solicitudes de unas y otras, y
las marcas notorias no registradas (artículo 6.2 LM)
Tampoco se podrán registrar como marca los signos que sean idénticos a un
nombre comercial anterior que designe actividades idénticas a los productos
para los que se solicita la marca; o los signos que sean idénticos o semejantes
a un nombre comercial anterior, cuando por la identidad o similitud en las
actividades, pueda inducir a confusión al público (artículo 7 LM)
Se establece una prohibición de registrar como marca para los propios
productos o servicios el nombre civil, o la imagen que identifique a una persona
distinta del solicitante, o el nombre, apellido, seudónimo o cualquier otro signo
que “para la generalidad del público” identifique a una persona distinta del
solicitante de la marca sin la debida autorización (artículo 9.1 LM)
Tampoco podrán registrarse como marcas “el nombre comercial, denominación
o razón social de una persona jurídica que antes de la fecha de presentación o
prioridad de la marca registrada identifique en el tráfico económico a una
persona distinta del solicitante, si, por ser idéntica o semejante a estos signos y
por ser idéntico o similar su ámbito de aplicación, existe un riesgo de confusión
en el público (artículo 9.1 LM)
La nueva norma faculta a la persona jurídica a oponerse, sobre la simple base
de su denominación o razón social, a la concesión de una marca
posteriormente solicitada, cuando por la semejanza de los signos y del ámbito
de aplicación, puede dar lugar a confusión, siempre que se pruebe su efectiva
difusión.
En principio no existe ningún obstáculo para registrar como marca propia el
nombre, apellidos o seudónimo del solicitante. Ahora bien, cuando los mismos
coincidan ya con alguna marca solicitada o registrada a favor de un tercero, la
LM resuelve el conflicto a favor de este titular registral (artículo 9.2 LM).
83
TEMA 9. TEORÍA GENERAL DE LOS
TÍTULOS VALORES.
1. Introducción.
Históricamente es muy importante el papel que los títulos-valores han
desempeñado. La economía moderna es esencialmente una economía
crediticia.
El crédito no posee un carácter estrictamente personal, posee un valor que
debe someterse a circulación, ya que la economía moderna exige la
transmisión de todo lo que implique un valor patrimonial. De ese modo, el
vendedor que concede crédito a sus compradores, en vez de esperar a que
venza, prefiere transmitir este crédito a un tercero, porque al percibir
anticipadamente su importe pude destinarlo a nuevas compras para revender.
Los títulos-valores aparecieron para dotar de seguridad y facilidad a la
transmisión de derechos. Se trata de instrumentos destinados a procurar una
circulación ágil del derecho de crédito, sin recurrir al procedimiento ordinario de
cesión del crédito propia del Derecho común (artículo 348 C.C).
Tanto en nuestro ordenamiento jurídico como en la doctrina no existe un
concepto claro de lo que se entiende por los contornos precisos de un título-
valor. Ante tal situación, algunos juristas como Paz-Ares y Vicent se han
acogido a una noción amplia del título-valor, que gire exclusivamente en torno a
la necesidad de la tenencia y presentación del documento para obtener la
prestación consignada en el papel. La concepción restringida, defendida por
Garrigues entiende por título-valor, aquél documento sobre un derecho privado,
cuyo ejercicio y transmisión están condicionados a la posesión del documento.
Los títulos-valores comprenden un aspecto activo y otro pasivo, es decir, todo
valor incorpora en él un derecho, y todo derecho posee un polo activo
correspondiente al acreedor y un polo pasivo correspondiente al deudor. Por
tanto, deben interpretarse desde dos perspectivas, la del obligado a una
determinada prestación escrita en el documento (el deudor, que suele crear o
emitir el título) y la de quien está facultado para exigir tal prestación (acreedor:
el poseedor del documento).
94