2000, 13:211-229
La evaluación comunitaría:
contextos éticos y políticos
Ricardo zÚÑíoA*
Resumen Abstract
La evaluación de los organismos comuni- The evaluation ofcommunity organizations
tarios ilustra bien la evolución del campo de la eva- pro vides a good illustration of the evolution of eva-
luación y la tensión intrínseca a todo proceso eva- luation practices and the tension intrinsic to ah eva-
luativo entre el control de gestión del proyecto glo- luation process between managemenl control of
bal (carácter externo de la evaluación) y la global projects (as Ihe external viewpointj and
participación democrática (carácterinterno). El aná- democratic participation (Ihe internal viewpoint).
lisis subraya la trama indisociable de las perspec- The analysis underlines the relations befrveen the
tivas científicas> éticas y políticas, y la interacción scientilic, cíhical and political perspectives, and
creciente de sus relaciones recíprocas. Los casos theit increasing interaction. The cases of Chile
de chile y el Ouebec muestran la contribución de and Ouebec demonstrate the contribution ofcom-
la evaluación comunitaria a la metodología espe- munity evaluation lo methodology by making more
cífica> al hacer más explícita la relación entre el explicit the reíationa betv>een centralized and local
desarrollo centralizado y el desarrollo local> y entre developmentanó Ihose between the State and civil
el Estado y la sociedad civil. society
L
os debates actuales en el Quebec diferentes, en esta ‘<inconmensurabili-
sobre la evaluación de la acción dad de paradigmas” a la que Kuhn nos
de los organismos comunita- introdujo hace treinta años, y que sigue
nos —tanto sobre la evaluación interna siendo difícil de digerir Esta nota subra-
como de sus relaciones con agencias ya específicamente algunos de los dile-
fiscalizadoras o de financiamiento— se mas confrontados por la acción comu-
pasean atropelladamente entre lo nitaria respeto a la evaluación, tanto
metodológico, lo ético y lo político. comprendida como proceso interno de
Parece adecuado situar el desafío autocrítica, como modo de hacerla
actual en esta tensión entre lógicas pública y de legitimar su trabajo.
Ricardo zúñiga es protesor en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Montreal> en el Ouebec,
Cánada. Completó sus estudios de Psicología> iniciados en Chile, su pais natal> con un Ph.D. en Psicología
Social en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachussetts. Enseñó la Psicología Social en el
Instituto de Sociologia de la Universidad católica de chile hasta 1973. Su trabajo posterior se ha con-
centrado en la formación metodológica de tos trabajadores sociales ylas prácticas evaluativas en la acción
social, en especial la de grupos comunitarios.
211
Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos
Futuro hipotético
resultado del proyecto
obstáculos
1
curso inalterado
aciertos
de la realidad actual
POSITIVOS: POSITIVOS:
experiencias adquiridas. imagen pública positiva,
colaboraciones, equipos, colaborariones, contactos,
producciones previas alianzas
FORTALEZAS OPORTUNIDADES
intereses — contactos políticos
— entusiasmos — imagen pública adquirida
— colaboradores — contactos
(información), — alianzas
— colaboradores
<apoyosrecíprocos,
economías de escala>
—duplicaciones
DEBILIDADES AMENAZAS
NEGATIVOS: NEGATIVOS:
rémoras, inercias, hábitos, imagen pública negativa,
desconfianzas, enemistades competidores, críticos, enemigos
(1989> a las tres precedentes. Esta cuar- mente ‘<objetiva”, sin referentes socia-
ta generación responde a la pregunta les o históricos reconocidos. Ella co-
sobre el destinatario de la evaluación mienza con el ideal de un modelo clási-
con una respuesta radical: la evaluación co de verificación de hipótesis, con un
debe ser la obra común de todos los diseño antes/después, y con grupo de
implicados en una acción, y debe ser control. Su meta es constatar un cam-
accesible a todos ellos. Y los actores no bio, midiendo la diferencia producida por
son sólo los administradores y los que el tratamiento, en este caso, el progra-
son reconocidos oficialmente como ma. El grupo control son las medidas de
tales. Un hospital incluye administrado- cambio, comparando el programa con
res y médicos, y también enfermeras, una ausencia de acción o con progra-
porteros, cocineros, y pacientes, y las mas equivalentes> El diseño es ortodo-
familias de empleados y pacientes, y el xia de laboratorio, en la que el “control
público en general. Una evaluación no de variables” pasa a ser el control jerár-
puede ni ignorar ni marginalizar a nadie quico del proyecto por el administrador.
que participe oque sea afectado por una
acción. El evaluador es el facilitador de Con Guba y Lincoln (1989) la eva-
una negociación de intereses, de los luación trata de incluir la apertura meto-
intereses de todos. Este modelo hace de dológica de métodos cualitativos, de
la evaluación un lugar de encuentro, de teorizaciones <‘ancladas” en contextos
intercambio y —en lo posible— de cons- específicos, el “diálogo de paradig-
trucción colectiva de significaciones y de mas» (Guba, 1991). En una lógica kuh-
acciones consensuales. niana, en este trabajo partimos de la
base que el “paradigma evaluativo” es
La evaluación comunitaria es here-
un producto histórico social, cuya
dera directa de los debates sobre el sen-
expresión científica refleja la impronta
tido de la evaluación, reivindicando el
de sus orígenes: la promesa del positi-
punto de vista de los actores directos,
vismo económico como incluyendo la
oponiéndose frecuentemente al modelo
garantía de transparencia de políticas
empresarial clásico, que la reducía a ser
de inversión, de evaluación factual de
un complemento dócil de control de ges-
decisiones políticas. Con la irrupción
tión. Para situarla, hay que analizar su
del constructivismo en la sociología de
evolución desde tres perspectivas: la
las ciencias, la tarea de la evaluación en
científica, la ética y la política.
general y, muy especialmente de la eva-
2. La contribución luación de acciones comunitarias, se
desplaza de la verificación como control
científica de gestión al intraducible “empower-
nient” (Simon, 1994; Fetterman et al.,
2.1. La evolución intranquila 1996). El desafío no es el de controlar
actores: es el hacerlos participantes
La evaluación comienza como dig- responsables. El tema, que resonará
na heredera de una ciencia supuesta- con mayor fuerza en la psicosociologia
sólo hay periodos y países en las que El desafío que planteaba es tan
han debido estar reducidas a la catego- difícil como costoso> Un evaluador a
ría de comentarios sibilinos. En sus pri- contrata negocia la tarea con quien lo
meros balbuceos en los Estados Unidos, contrata. Es con él que define la tarea,
la evaluación se expresa en términos éti- es a él a quien responde; no es raro que
cos y políticos cautelosos, con los recuer- sea él la única persona que recibe el
dos frescos de las persecuciones antico- informe y que tiene el derecho de deci-
munistas del tristemente célebre Comité dir si darlo a conocer u ocultarlo. La pre-
sobre las actividades no americanas del gunta delicada es: ¿Qué servicio es el
Senado> que marcaron los debates que vende el evaluador? La primera
sociales> y restringieron la libertad aca- respuesta es: una recolección de infor-
démica por autocensura. Es en este sen- mación> Pero no de cualquier informa-
tido que podemos entender la audacia ción: de aquélla que será útil para los
ética y política de la afirmación primera fines con los que se realiza la evalua-
de Cronbach que, como Lutero, clava sus ción, para los fines de quién contrata el
“95 tesis” sobre la evaluación en las servicio. Y este producto no es sólo
puertas de la catedral de la ortodoxia: información, sino también evaluación.
Dado que los criterios de evaluación ya
1. La evaluación de progra- han sido definidos de antemano, su
mas es un proceso por el que la producto principal resulta de aplicarlos
sociedad aprende a conocerse. criterios acordados con el administrador
11. Una teoría de la evalua-
ción debe ser una teoria de la inte- a la información recolectada. Estamos,
racción política en el mismo grado en así, hablando de que la producción a
que sea una teoria sobre el cómo contrata es información orientada por
determinar hechos. juicios de valor, según un contrato
18. La exigencia de la rendi-
ción de cuentas es un signo de pato- negociado con uno sólo de los actores
logia en un sistema político> 20. El implicados, que ya era y que seguirá
ideal de eficiencia en el gobierno está siendo el único que reciba la informa-
en tensión con el ideal de la partici- ción, y que la usará como le parezca útil
pación democrática: el racionalismo a sus fines.
está peligrosamente cerca del totali-
tarismo.
44. La aspiración del evalua- En lo social, el evaluador se supo-
dor a beneficiar la comunidad exten- ne que está al servicio de todos los
sa debe reconciliarse —un proceso a actores, porque la acción se supone
veces doloroso— con las obligaciones
contraídas con el patrocinador y con que es consensual; pero ¿qué relación
las personas que han provisto la infor- tiene esta suposición con la realidad?
mación, con las convicciones políticas En ningún momento estamos sugirien-
del mismo evaluador, y con su deseo do que el evaluador es un cómplice cul-
de mantenerse en el negocio. pable, un agente tenebroso al servicio
93. El evaluador es un educa-
dor: su éxito debe ser juzgado por lo del aparato de control. Lo que no pode-
que los otros aprenden de su trabajo mos dejar de subrayar es que un eva-
(Cronbach, 1989, Pp. 407 a 412). luador forma parte de una acción social
cómplices políticos ni por estatuto ni por “conversión por las armas”. ¿Cómo
credibilidad en sus propios países. La se puede emitir un juicio de valor ex-
solución necesaria era la de dos dis- terno, sin tratar de comprender el jui-
cursos, dos lógicas de gestión. Traté de cio de valor de los que realizan la
describir este dilema real en lo que lla- acción? Cómo puede una evaluación,
mé <‘la gestión anfibia” (1988), que un juicio de valor, ser externo a quien
podía llevar a un clivaje interno entre debe orientarse en base a este núcleo,
trabajadores en el terreno y directivos. el más íntimo, el más difícil de formular
y, por lo tanto de transmitir? Y cuando
El gobierno militar pudo instaurar
comprendo “desde adentro”, ya no
políticas económicas neoliberales sin
estoy “afuera>’, ya no soy externo con
contrapesos políticos; las ONG, más
esa distancia emocional que caracteri-
cercanas a modelos de solidaridad
za (o se supone debiera caracterizar) al
social, trataron de defender un espacio
médico que inflige dolor con la tranqui-
para la sociedad civil, que reconoció el
lidad de saber que es necesario, que es
sesgo fuertemente estatista del mode-
por el bien del paciente. Como actor,
lo de desarrollo de la Unidad Popular, y
por otra parte, yo puedo aceptar una
que trató de promover una acción arrai- condición física, yo puedo aceptar un
gada en la sociedad civil, en la comuni-
control inevitable; pero cuando hago
dad local, como una forma de experi- mía una directiva de control, cuando me
mentación social viable para confrontar
la apropio, porque la acepto, porque
las privaciones muy reales de grandes
estoy de acuerdo con ella o resignado
sectores de la población: “del macete- a ella, ya deja de ser completamente
ro [la maceta] al potrero» (UNICEF,
externa. Evaluar no sólo apela al cono-
1986; Zúñiga, 1975).
cimiento detallado y crítico de una rea-
lidad, del producto de una acción.
Evaluar apela a la dimensión axiológica,
4.2. Evaluación y control: la
a la apropiación de la acción y a la iden-
reivindicación de autonomías
tificación con ella, al terreno en que la
comunitarias.
objetividad se revela como un concep-
to insufidiehte jiara compíendér una
El mito de la evaluación objetiva realidad humana.
ha pesado mucho tiempo sobre el para-
digma científico de la evaluación. Éste
Evaluar hace referencia a los
considera como exigencia elemental valores en juego, los valores significati-
que la evaluación sea “externa» —en el vos y orientadores del actor. Si sólo son
sentido de ser una acción diferente-
los valores del agente de control, ellos
bajo la responsabilidad de un evaluador
lo serán para la evaluación que le con-
que no esté directamente implicado en viene, no para quien es el receptor de
la acción a evaluar.
una directiva de acción, que le llega
Pero el concepto de <‘evaluación como directiva, orden o sugerencia,
externa” es tan ambiguo como el de pero como una directiva de acción que
recibe, que debe obedecer, pero que no como consejero objetivo de quienes
necesita apropiársela. Ser objeto de detentan el poder de decisión. El res-
evaluación tiene poco que ver con ser balón ideológico del evaluador puede
sujeto evaluador. Sin autoevaluación, haber estado en la falsa atribución de
sin participación y sin aceptación libre, representatividad que le ha conferido
la evaluación sólo es un eufemismodel implícitamente a su punto de inserción
control externo. institucional, que es el administrador
que lo contrató. Aconsejar a un actor no
El punto de partida es, precisa- es un acto neutro en la política de la
mente, distinguir la evaluación del con- acción colectiva; es un acto que aumen-
trol de gestión. Distingui4 no oponer. Ni ta el poder de ese actor, aumentando
siquiera separar, dicotomizando. Hay las bases de sustentación de su situa-
relaciones importantes entre ambos tér- ción en relación a los otros actores.
minos que pueden ayudar a utilizar más Cuando el actor único privilegiado con
específicamente aquel que sea el más la información evaluativa es el adminis-
adecuado a una situación. trador, la evaluación tiene un contenido
La primera diferencia entre eva- político innegable, que dista de ser neu-
luación y control radica en los grados en tro.
que sean externos a la acción. El juicio
Una tercera consideración es más
sobre una acción puede ser impuesto
sutil: la evaluación es siempre tanto
por un actor a los otros, con una ausen-
externa como interna. Si «externo” no
cia de negociación y de alternativas;
puede ser propuesto con el respaldo significa ‘<hecha por otro’>, podemos
reconocer que el evaluar es un cierto
de una autoridad que es reconocida y
aceptada por todos los participantes; distanciamiento de la dinámica de la
acción. Evaluar es siempre, en cierto
puede ser acordado, cuando es el pro-
modo dialéctico, un identificarse y un
ducto de una colaboración consensual,
construida conjuntamente por quienes oponerse, ser al mismo tiempo defensor
y fiscal> Si, por una parte, evaluar signi-
deben tener parte activa en ella. El jui-
fica captar, el evaluador debe compren-
cio impuesto refleja el polo del control;
der los puntos de vistas implicados,
el acuerdo es la polaridad de la evalua-
debe meterse en el pellejo de los que
clon.
actúan, para entender su acción, que
La segunda diferencia se refiere incluye el sentido que tiene para ellos y
al grado de autonomía reconocido al la racionalidad que le atribuyen. La neu-
actor directo> La evaluación clásica ha tralidad pasa a ser muy problemática,
sabido siempre situarse fuera de la porque compenetrarse es también den-
estructura formal de la toma de deci- tificarse. Si, por otra parte, evaluar sig-
siones. Ya sea como “ayuda a la toma nifica hacer un juicio de valor, el eva-
de decisiones”, ya sea como peritaje luador confronta la acción, sus efectos
“externo” o como suministro de datos, y su racionalidad, se disocia de ella, la
el evaluador se ha limitado a verse cuestiona, asume el rol del abogado del