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INTRODUCCIÓN:

Los lóbulos occipitales son las terminaciones de las vías geniculocalcarinas y son
esenciales para la percepción y el reconocimiento visuales. (1)

La información visual viaja a través de las vías visuales que comprenden el nervio
óptico, Quiasma óptico, tracto óptico, cuerpo geniculado lateral, Radiaciones
Geniculo calcarinas y Corteza Visual (lóbulo occipital) (2)

Las lesiones en el lóbulo occipital pueden generar defectos de los campos


visuales cuya entidad clínica más conocida es la hemianopsia homónima
contralateral, la hemianopsia es una ceguera en la mitad del campo visual. El
término hemianopsia homónima (pérdida de la visión en las mitades
correspondientes de los campos visuales) implica la lesión de las vías visuales por
detrás del quiasma. Si los defectos de campo en ambos ojos son idénticos
(congruentes), es probable que la anomalía se encuentre en la corteza calcarina y
la sustancia blanca subcortical del lóbulo occipital. Otra lesiónes son el Defecto
campimétrico bilateral total (doble hemianopsia) o ceguera cortical, la ceguera
cortical es secundaria a una lesión bilateral del área calcarina (1); Anosognosia
visual (síndrome de Anton) cuya característica es la negación de la ceguera por un
paciente que desde luego no puede ver. (1) Cuando a un paciente con ceguera
cortical se asocia a una agnosia referida al reconocimiento de su propio cuerpo
que se caracteriza por la incapacidad para reconocer, diferenciar e integrar las
diferentes partes del esquema corporal (Anosonogsia) (3); Ilusiones visuales
(metamorfopsias) pueden presentarse como distorsiones de la forma, el tamaño,
movimiento o el color. (1); Alucinaciones visuales que son visiones irreales en
forma de figuras simples o complejas (3), ambos tipos tienen aspectos tanto
sensoriales como cognitivos (1) y por último se pueden identificar lesiones como
Agnosias visuales que se define como la incapacidad para identificar objetos
mediante la vista, en ausencia de alteraciones visuales o intelectuales
significativas. (1)

OBJETIVOS:

1. Reconocer la anatomía del lóbulo occipital y vías visuales para comprender


las lesiones producidas en dicho lóbulo
LOBULO OCCIPITAL:

I. ANATOMÍA:

Los lóbulos occipitales son las terminaciones de las vías geniculocalcarinas y son
esenciales para la percepción y el reconocimiento visuales. Cada una de estas
partes del encéfalo tiene una gran superficie medial y superficies lateral e inferior
un poco más pequeñas. La cisura parietooccipital genera una frontera medial neta
con el lóbulo parietal, pero en sentido externo el lóbulo occipital se fusiona con los
lóbulos parietal y temporal. (1)

La cisura calcarina divide la superficie medial del lóbulo occipital en el cuneus y el


giro lingual. La corteza aledaña a la cisura calcarina (denominada la corteza
estriada porque contiene una banda clara de fibras mielinizadas en la capa IV) es
el sitio de la terminación de las aferentes visuales provenientes del cuerpo
geniculado lateral; así, esta región de la corteza funge como corteza visual
primaria. El cuneus, en forma de cuña, se encuentra localizado entre las cisuras
calcarina y parietooccipital, y el giro lingual (occipitotemporal lateral) se encuentra
entre la cisura calcarina y la parte posterior de la cisura colateral. La parte
posterior del giro fusiforme (occipitotemporal medial) se ubica en la superficie
basal del lóbulo occipital. (2)

Lóbulo occipital en la Superficie superolateral del hemisferio: El lóbulo occipital


ocupa la pequeña área situada por detrás del surco parietooccipital. (3)

Lóbulo occipital en las Superficies medial e inferior del hemisferio: La cuña es un


área triangular de corteza limitada por arriba por el surco parietooccipital, por
abajo por el surco calcarino y por detrás por el borde medial superior. (3)
El surco colateral se encuentra sobre la superficie inferior del hemisferio. Discurre
hacia adelante por debajo del surco calcarino. Entre el surco colateral y el surco
calcarino se encuentra la circunvolución lingual. Por delante de esta circunvolución
se encuentra la circunvolución parahipocámpica; esta última termina por delante
en el uncus similar a un gancho. (3)

La circunvolución occipitotemporal medial se extiende desde el polo occipital hasta


el polo temporal. Está limitada medialmente por los surcos colateral y rinal y
lateralmente por el surco occipitotemporal. (3)

La circunvolución occipitotemporal se encuentra por fuera del surco y se continúa


con la circunvolución temporal inferior. (3)

II. VÍAS VISUALES


a. Anatomía

El nervio óptico está formado por


cerca de un millón de fibras
nerviosas y contiene axones que
provienen de la capa interna de
células ganglionares de la retina.
Estas fibras viajan a través de la
lámina cribosa desde la esclerótica
y después discurren a través del
canal óptico del cráneo para formar
el quiasma óptico. Las fibras de la
mitad nasal de la retina cruzan
dentro del quiasma óptico; las que
provienen de la mitad lateral (temporal) no lo hacen. (2)

La disposición del quiasma óptico es tal que los axones de la mitad lateral de la
retina izquierda y de la mitad nasal de la retina derecha se proyectan centralmente
detrás del quiasma dentro del tracto óptico izquierdo. Como resultado de la óptica
del ojo, estas dos mitades de la retina izquierda y derecha reciben información
visual del lado derecho del mundo visual. Esta disposición anatómica permite que
el hemisferio izquierdo reciba información de la mitad contralateral (lado derecho)
del mundo visual y viceversa. Después de viajar a través del quiasma óptico, los
axones de las células ganglionares retinianas viajan centralmente por el tracto
óptico, que discurre por el cuerpo geniculado lateral (también llamado núcleo
geniculado lateral) al igual que por el colículo superior. Los cuerpos
geniculados laterales, junto con los cuerpos geniculados mediales, constituyen
importantes núcleos de retransmisión (para visión y audición, respectivamente)
dentro del tálamo. Cada núcleo geniculado lateral es una estructura con seis
capas. Estas diferentes capas parecen tener funciones distintas en el
procesamiento visual. Las señales de las células ganglionares magnocelulares y
parvocelulares de la retina (véase la discusión anterior de Anatomía y fisiología
dentro de la sección titulada Ojo) convergen en diferentes capas dentro del
geniculado lateral. Estas señales conservan el principio arquitectónico de
corrientes múltiples y paralelas de información visual, cada una dedicada al
análisis de un aspecto diferente del ambiente visual. Las fibras cruzadas del tracto
óptico concluyen en las láminas 1, 4 y 6, en tanto que las fibras no cruzadas
terminan en las láminas 2, 3 y 5. L os axones del tracto óptico terminan de una
manera sumamente organizada y sus terminaciones sinápticas están organizadas
de una manera similar a un mapa (organización retinotópica) que reproduce la
geometría de la retina. (La parte central del campo visual tiene representación
relativamente amplia en
los cuerpos geniculados
laterales, lo cual es
probable que dé por
resultado una mayor
resolución visual, o
sensibilidad al detalle, en
esta región.) Los campos
receptivos de las neuronas
en los cuerpos
geniculados laterales
consisten en general en un
centro “encendido” con un
entorno “apagado” o
viceversa.

Desde cada cuerpo geniculado lateral, los axones se proyectan en forma


ipsolateral por medio de la radiación óptica a la corteza calcarina en el lóbulo
occipital. De este modo, las mitades derechas de cada retina (que corresponden a
las mitades izquierdas del mundo visual) tienen proyecciones, a través de la
radiación óptica, al lóbulo occipital derecho y viceversa. Allí se encuentra una
representación más extensa para el área de visión central. (2)

Las fibras geniculocalcarinas (radiaciones ópticas) transmiten impulsos de los


cuerpos geniculados laterales a la corteza visual. (2)

El asa de Meyer es el doblez de fibras geniculocalcarinas que se curva alrededor


del ventrículo lateral y que se proyecta dentro del lóbulo temporal antes de
proseguir hacia la corteza calcarina. El asa de Meyer lleva las fibras de la
radiación óptica que representan la parte superior del campo visual contralateral.
Además de proyectarse a los c uerpos geniculados laterales, los axones de las
células ganglionares retinianas en el tracto óptico concluyen en el colículo
superior, donde forman otro mapa retinotópico. El colículo superior se proyecta a
la médula espinal a través de los tractos tectoespinales, que controlan los
movimientos reflejos de la cabeza, cuello y ojos en respuesta a los estímulos
visuales. (2)

Incluso otros aferentes del tracto óptico envían proyecciones, por medio del área
pretectal, a las neuronas parasimpáticas en el núcleo de Edinger-Westphal
(parte del núcleo del nervio motor ocular común). Estas neuronas parasimpáticas
envían axones dentro del nervio motor ocular común y terminan en los ganglios
ciliares (figura 15-14). Las neuronas posganglionares, dentro de los ganglios
ciliares, envían proyecciones a los músculos del esfínter del iris. Esta asa de
neuronas es responsable del reflejo pupilar a la luz, que produce la contracción
de la pupila en respuesta a la estimulación de la luz en el ojo. Los axones visuales
en cada tracto óptico se proyectan de manera bilateral al núcleo de Edinger-
Westphal. Como podría esperarse, cuando una luz incide en el ojo, hay
contracción de la pupila no sólo en el ojo del mismo lado (reflejo directo de la luz),
sino también en el ojo contralateral (reflejo consensual de la luz). (2)
III. LA CORTEZA VISUAL
a. Anatomía

La información visual se retransmite del cuerpo geniculado lateral a la corteza


visual a través de los axones mielinizados en las radiaciones ópticas. Como se
describirá después, dentro de la corteza se encuentran múltiples mapas
retinotópicos del mundo visual. (2)

b. Corteza visual primaria

La corteza visual primaria es la principal estación de paso para las señales


visuales entrantes. Sin embargo, en última instancia, las neuronas que responden
a los estímulos visuales dentro de cuando menos seis partes de la corteza
occipital y dentro de los lóbulos temporal y parietal, forman áreas visuales
independientes, cada una con su propio mapa de la retina. (2)

En la figura siguiente se presenta una imagen por resonancia magnética funcional


que muestra la activación de la corteza visual en respuesta a los estímulos
visuales estructurados. Cuando se estimula la mitad izquierda del campo visual
con un patrón visual, se activa la corteza visual del lado derecho, y viceversa. (2)

La corteza visual primaria recibe sangre de la rama calcarina de la arteria cerebral


posterior. La parte restante del lóbulo occipital es irrigada por otras ramas de esta
arteria. En raras ocasiones puede haber interrupción de la irrigación arterial debido
a émbolos o por compresión de la arteria entre el borde libre de la tienda del
cerebelo y porciones agrandadas o herniadas del cerebro. (2)
La corteza visual primaria (también llamada corteza calcarina, área 17 o V1) se
localiza en la superficie medial del lóbulo occipital por arriba y debajo de la cisura
calcarina.

Esta región cortical también se conoce como corteza estriada porque, al


observarla en los cortes histológicos, contiene una estría horizontal de color claro
(que corresponde a la sustancia blanca que contiene fibras mielinizadas) dentro de
la lámina IV. Al aplicar tinción para la enzima mitocondrial citocromo oxidasa, las
capas superficiales (capas 2 y 3) del área 17 parecen estar organizadas en
regiones ricas en enzimas (denominadas regiones de burbujas [regiones blob] al
momento de su descubrimiento) y regiones interburbujas (interblob), deficientes en
enzimas. Dentro de las capas superficiales del área 17, las señales parvocelulares
que transmiten información del color tienden a proyectarse a las regiones de
burbujas, en tanto que las señales concernientes a la figura al igual que al color
convergen en las regiones interburbuja. (2)

En contraste, las señales magnocelulares, que transmiten información sobre


movimiento, profundidad y forma, se proyectan a las capas más profundas de la
corteza estriada. (2)

c. Corteza de asociación visual

Más allá de la corteza visual primaria, varias otras áreas visuales (área 18 y área
19) se extienden en forma concéntrica fuera de la corteza visual primaria. Estas
áreas también se denominan corteza extraestriada o corteza de asociación visual.
Dos mapas visuales retinotópicos independientes se localizan dentro del área 18
(V2 y V3) y tres mapas retinotópicos se localizan en el área 19 (V3A, V4 y V5). V2
contiene franjas ricas en citocromo, separadas por interfranjas pobres en
citocromo. Continuando el tema de las vías múltiples y paralelas de información
visual, las señales magnocelulares se transforman dentro de las regiones con
franjas gruesas, en tanto que las señales parvocelulares se procesan en las zonas
interfranja y en las zonas con franjas delgadas de V2. (2)

Incluso otra área visual, denominada MT, se localiza en la parte posterior del surco
temporal superior. Esta área visual recibe y analiza información sobre la
localización de los estímulos visuales, pero no sobre su figura y color. El área MT
no proporciona información sobre qué es el estímulo, pero sí sobre dónde se
localiza. (2)
d. Histología

La corteza visual primaria parece contener seis capas. Contiene una línea de
fibras mielinizadas dentro de la lámina IV (línea de Gennari o línea externa de
Baillarger; figura 15-19). Las células
estrelladas de la lámina IV reciben señales del
núcleo geniculado lateral y las células
piramidales de la capa V se proyectan al
colículo superior. Las células de la capa VI
envían una proyección recurrente al núcleo
geniculado lateral. (2)

IV. IRRIGACION

Los lóbulos occipitales están irrigados por las


arterias cerebrales posteriores y sus ramas.
Una zona pequeña del polo occipital recibe
sangre de la rama inferior de la arteria cerebral
media. La corteza visual primaria recibe sangre
de la rama calcarina de la arteria cerebral
posterior. La parte restante del lóbulo occipital
es irrigada por otras ramas de esta arteria (1)

V. FISIOLOGÍA

Como se señaló antes, existe un mapeo ordenado (llamado, de nuevo,


retinotópico) del mundo visual en múltiples partes de la corteza visual. La
proyección de la parte macular de la retina se amplifica dentro de estos mapas,
una característica de diseño que probablemente da una mayor sensibilidad a los
detalles visuales en la parte central del campo visual. (2)

A medida que la información visual se retransmite de una célula a otra en la


corteza visual primaria, se procesa de maneras cada vez más complejas (figura
15-20). Las células simples en la corteza visual tienen campos receptivos que
tienen un centro “encendido” o “apagado”, con forma similar a un rectángulo y con
una orientación específica, rodeado de zonas complementarias. En general, las
células simples responden a los estímulos en una localización particular. Por
ejemplo, es posible que una célula simple con un centro “encendido” responda
mejor a una barra, orientada precisamente a 45°, rodeada de un área “apagada”
más grande, en una localización específica. Si la barra se gira ligeramente o se
mueve, disminuirá la respuesta de la célula. De ese modo, estas células
responden a las líneas, orientadas de manera específica, y localizadas en
regiones particulares del mundo visual. Las células complejas en la corteza visual
tienen campos receptivos que en general son más grandes que aquellos de las
células simples (figura 15-20). Estas células responden a las líneas o bordes con
una orientación específica (p. ej., 60°), pero se estimulan cada vez que esas líneas
están presentes en cualquier sitio dentro del campo visual, sin importar su
ubicación. Algunas células complejas son especialmente sensibles al movimiento
de bordes o líneas con una orientación específica. D. Hubel y T. Wiesel, quienes
recibieron el premio Nobel por su análisis de la corteza visual, sugirieron que los
campos receptivos de las cél ulas simples en la co rteza visual podrían haberse
desarrollado a partir de los campos más sencillos de las neuronas visuales en el
geniculado lateral. El patrón de convergencia de las neuronas geniculadas en las
células de la corteza visual confirma esta hipótesis. De manera similar, al
proyectarse hacia una célula compleja en la corteza visual, un conjunto de células
simples con campos receptivos apropiados puede crear una respuesta de mayor
nivel que reconozca líneas y bordes con una orientación particular en una variedad
de posiciones. (2)

La corteza visual contiene columnas para orientación vertical, de 1 mm de


diámetro cada una. Cada columna contiene células simples cuyos campos
receptivos tienen posiciones y orientaciones retinianas casi idénticas. En
apariencia, las células complejas dentro de estas columnas procesan la
información por generalización al reconocer la orientación apropiada, sin importar
la localización del estímulo. (2)

Cerca de la mitad de las células


complejas en la corteza visual reciben
estímulos de ambos ojos. Las señales
son similares para los dos ojos en
términos de la orientación y localización
preferida del estímulo, pero en general
hay una preferencia por un ojo. Se ha
dicho que estas células muestran
dominancia ocular y que están
organizadas en otra serie superpuesta
de columnas de dominancia ocular, cada
una con 0.8 mm de diámetro. Las
columnas de dominancia ocular que
reciben señales de un ojo se alternan
con las columnas que reciben
información del otro ojo. (2)

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