Introducción:
El famoso pensador Agustín de Hipona hace muchos siglos dijo lo siguiente: “Ama y haz lo
que quieras: si callas, calla por amor; si gritas; grita por amor; si corriges, corrige con amor;
si perdonas, perdona por amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor
serán tus frutos”
1. Yo soy Jehová tu Dios… No tendrás dioses ajenos delante de mí (Éx 20:2-3) Amor a
2. No te harás imagen (Éx 20:4-6) Dios
Ilustración:
En el caso del amor entre novios: A todos nosotros no es muy fácil entregarle el amor a
alguien que tú sabes de antemano que te ama, pero al tratar de hacer los mismo con Dios nos es
difícil, aun sabiendo que Dios nos ama (porque Dios nos amó primero) y expresándolo al enviar
a su Hijo. Lo dicho anteriormente genera la siguiente pregunta: ¿Por qué nos resulta difícil
amar a Dios?
V. 20 si nosotros decimos que amamos a Dios como inicia este versículo debemos tener en
cuanta algo. R.W. Orr dice lo siguiente: Si alguien afirma: “Yo amo a Dios” imaginando que
sus sentimientos religiosos de adoración y gratitud valen más que el amor con hechos en verdad,
pero al mismo tiempo odia a su hermano, y le desea el mal de manera consciente, entonces es
un mentiroso.1 En los primeros versículos del capítulo 13 de la primera carta a los corintios nos
sirve de demostración a este punto. Incluso el versículo tres nos muestra hechos que a simple
vista son “buenos” pero la motivación es la incorrecta.
V. 21 Amar a Dios y amar a mi prójimo. En Mateo 25:40 nos ayuda para afianzar la idea de
amar a nuestro hermano como sinónimo de amor a Dios mismo.
Conclusión:
Ama a tus familiares
Ama a tu congregación
Ama a tu sociedad (Ciudad, país)
Ama a tus amigos
Ama a tus enemigos.
“La medida del amor, es amar sin medida” Agustín de Hipona
1
R.W. Orr – Comentario Bíblico Bruce: Antiguo y Nuevo Testamento. Editorial Peniel: Buenos Aires, Argentina. Pág.
1509.