Técnicas tradicionales de conservación 1. Curado: es cualquiera de los procesos de conservación y sazonado de alimentos, especialmente de carne y pescado, mediante la adición de una combinación de sal, azúcar, nitritos y nitratos. Muchos procesos de curado también incluyen el ahumado. 2. Refrigeración: consiste en la conservación de los productos a bajas temperaturas, por encima de su punto de congelación. De manera general, la refrigeración se enmarca entre -1°C y 8°C. La refrigeración preserva los alimentos al disminuir el crecimiento y la reproducción de los microorganismos y la acción de las enzimas que hacen que los alimentos se pudran. 3. Congelación: es uno de los procesos más utilizados para conservar una gran variedad de alimentos por largos periodos de tiempo. Gracias a las bajas temperaturas (inferiores a -24°C) se detiene la actividad bacteriológica y enzimática que descompone los alimentos. 4. Hervido: es un proceso mediante el cual un alimento se conserva por medio del calor. Se trata de calentar un líquido o preparada hasta su punto de ebullición (generalmente 100°C) y mantenerlo un cierto tiempo a esa temperatura, donde los alimentos son cocinados. Casi todos los alimentos son aptos para ser hervidos, algunos tienen que pasar necesariamente por este método de cocción, pues necesitan un agente hidratado, como puede ser el caso de los cereales secos. 5. Calentado: el calentado de los alimentos consiste en aplicar un tratamiento térmico para hacerlos consumibles. El objetivo principal es el desarrollo de las características organolépticas del producto: mejorar el sabor, olor, color y textura. Además, el calentado está asociado con una reducción sustancial o la eliminación de la carga microbiana presente en el producto, por lo que los alimentos cocinados suelen duras más que lo crudos. 6. Azucarado: el azúcar se se trata de un conservante natural, en el que los microorganismos no se reproducen o lo hacen a una velocidad muy baja. Esto sucede porque el azúcar retiene agua y dificulta la supervivencia de los microbios. El agua se mueve desde el interior de las células hacia afuera (osmosis) y esto genera su deshidratación parcial (plasmólisis), que impide la multiplicación de los microorganismos. Este proceso se utiliza como conservante de frutas, ya sea en la elaboración de frutas en almíbar, tales como manzanas, peras, melocotones o ciruelas, o en la elaboración de mermeladas. 7. Decapado: es un método para conservar alimentos en un líquido comestible y antimicrobiano. El decapado se puede clasificar en dos categorías: Decapado químico, cuando la comida se coloca en un líquido comestible que inhibe o elimina las bacterias y otros microorganismos. Los agentes de decapado típicos incluyen salmuera, vinagre, etanol y aceite vegetal. Decapado por fermentación, cuando las bacterias en el líquido producen ácidos orgánicos como agentes de conservación, típicamente mediante un proceso que produce ácido láctico a través de la presencia de lactobacilos. 8. Lejía: el hidróxido de sodio (lejía) hace que los alimentos sean demasiado alcalinos para el crecimiento bacteriano. La lejía saponificara las grasas en los alimentos, lo que cambiara su sabor y textura. 9. Envasado: consiste en cocinar alimentos, sellarlos en latas o frascos esterilizados y hervir los recipientes para matar o debilitar cualquier bacteria restante como forma de esterilización. 10. Mermelado: los alimentos pueden conservarse cocinando en un material que se solidifique para formar un gel. Tales materiales incluyen gelatina, agar, harina de maíz y harina de arroz. El mermelado es uno de los pasos en la producción de patés tradicionales. 11. Estofado: Se trata de un método que consiste en someter un alimento (generalmente carne, pollo, pescado, etc.) a fuego lento en un recipiente cerrado. El animal que se va a manipular generalmente se corta en pedazos, se coloca en una cazuela herméticamente sellada con salmuera o salsa, y se guisa. El estofado funciona como conservante debido a que reduce el crecimiento microbiano en los alimentos, específicamente en las carnes. 12. Enterrado: el entierro de los alimentos puede preservarlo debido a una variedad de factores: falta de luz, falta de oxígeno, temperaturas frías, nivel de pH o desecantes en el suelo. El entierro puede combinarse con otros métodos como la salazón o la fermentación. La mayoría de los alimentos se pueden conservar en un suelo que es muy seco y salado (por lo tanto, un desecante) como la arena, o un suelo congelado. 13. Fermentación: algunos alimentos, como muchos quesos, vinos y cervezas, utilizan microorganismos específicos que combaten el deterioro de otros organismos menos benignos. Estos microorganismos mantienen los patógenos bajo control al crear un ambiente toxico para ellos mismos y otros microorganismos al producir ácido o alcohol. Los métodos de fermentación incluyen, pero no se limitan a: microorganismos iniciadores, sal, lúpulo, temperaturas controladas (generalmente frías) y nivel controlados (generalmente bajos) de oxígeno. Técnicas industriales modernas 1. Pasteurización 2. Envasado al vacío 3. Secado al frio 4. Irradiación 5. Electroporación de campo eléctrico pulsado 6. Atmosfera modificada 7. Plasma no termal 8. Conservación de alimentos a alta presión 9. Aditivos alimentarios artificiales 10. Bioperservación
Unidad 8. Procesos tecnológicos para la obtención de un producto alimenticio
1. Tecnologías de inactivación a) Alta presión hidrostática: la técnica de alta presión hidrostática (HHP) se basa en el tratamiento de un producto por encima de 100 MPa, una elevada presión, que consigue afectar, especialmente, a las membranas celulares y a la estructura de algunas proteínas sensibles. La consecuencia es que se puede limitar el desarrollo microbiano y eliminar una parte significativa de las bacterias presentes en el producto. Mediante esta técnica se ha realizado una producción comercial de algunos alimentos como mermeladas, gelatinas, salsas, zumos, guacamole y jamón cocido, entre otros productos. b) Campo eléctrico pulsado: la tecnología basada en el campo eléctrico pulsado (PEF) es también un tratamiento en el que no se produce un calentamiento de los alimentos y busca inactivar grandes cantidades de microorganismos. El PEF se basa en colocar el producto entre un set de electrodos que envuelven una cámara de tratamiento. Cuando se introduce el alimento en esa cámara, se le suministran pulsos eléctricos de elevado voltaje, lo que produce una rotura en la pared y la membrana de las células microbianas. No obstante, solo se pueden tratar en la actualidad alimentos líquidos. c) Homogeneización a alta presión: esta técnica se aplica en la producción de leche. En este caso es el proceso de romper la grasa en pequeñas partículas de tamaño, de tal forma que no se separen en el futuro de la masa del líquido. Esta operación se realiza sometiendo a la leche a gran presión (entre 150 y 300 bares) para que fluya por diminutos orificios (generalmente de diámetro de 10 a 30 μm). La estabilidad obtenida evita que la grasa se separe del resto de los componentes y pueda ascender hacia la superficie por su menor peso y su menor densidad y esto a su vez evita que la leche se vuelva muy desagradable al olfato y se cree una capa amarillenta media verdosa parecida a la contextura de un moco acuoso. d) Radiación ionizante: es un método físico de conservación que consiste en exponer al producto a radiaciones ionizantes como los rayos X, gammas o electrones acelerados. La irradiación se aplica a frutas, verduras, carnes, pescados y alimentos precocinados con el fin de esterilizarlos, es decir, eliminar por completo los posibles microorganismos adheridos y prolongar la vida útil del alimento sin necesidad de frio. Mediante esta técnica se modifican los procesos normales de las células en el alimento y se consigue inhibir el crecimiento de bacterias, entre ellas salmonella o listeria. Para la industria, la irradiación es un método seguro y eficaz que garantiza la conservación de los alimentos y evita la transmisión de enfermedades por vía alimentaria; sin embargo, aún no es un método muy utilizado por la controversia que se genera. e) Radiación ultravioleta: la radiación ultravioleta se utiliza en diferentes sectores de la industria de los alimentos, debido al efecto nocivo que causa sobre el ADN de muchos microorganismos. Asimismo, es elegida por tratarse de un proceso que no altera las propiedades organolépticas de los productos y reduce el uso de sustancias químicas. Se emplea para la preservación de alimentos líquidos y sólidos, pero en estos últimos su aplicación es efectiva a nivel superficial. f) Ultrasonidos: esta tecnología consiste es aplicar ultrasonidos en el alimento. Los ultrasonidos son ondas sonoras con una frecuencia superior a 16 kHz. Estas ondas a su paso por el alimento son las responsables de su acción contra los microorganismos: Cavitación: formación, crecimiento e implosión de diminutas burbujas de gas en el líquido cuando las ondas de ultrasonidos pasan a través de él. Colapso de burbujas: producen extremos incrementos de temperatura (5000 °C) y presión (500 MPa) en puntos localizados. Sonolisis: se forman radicales libres que son muy oxidantes. Estos aumentos de temperatura extremos, los cambios de presión y la formación de radicales libres provocan daños en las paredes de los microorganismos tras provocarles un estrés físico importante. Esta técnica cuenta con la ventaja de que se le pueden sumar otras tecnologías durante el tratamiento como el calor y la aplicación de presiones mayores haciendo más efectivo el proceso de inactivación. g) Campos magnéticos: en esta tecnología, el alimento envasado en un material plástico, se somete a un campo magnético oscilante de intensidad entre 5 y 50 teslas (1000 veces superior al campo magnético de la tierra) y una frecuencia entre 5 y 500 kHz. La temperatura durante el procesado se mantiene entre 0 y 50 °C. Los alimentos más idóneos para someterse a este proceso de conservación son: zumos, mermeladas, frutos tropicales en soluciones azucaradas, derivados cárnicos, productos cocidos, envasados y listos para su consumo. 2. Tecnología conservadora a) Envases activos: son recipientes que incorporan materiales con efectos antioxidantes o antimicrobianos que, en la mayoría de los casos permite alargar la vida comercial de los alimentos. Para evitar que se produzcan transferencias de las sustancias del envase al alimento, los envases incorporan sustancias que absorben oxígeno, etileno, humedad, dióxido de carbono, sabores u olores. Un ejemplo de envase activo lo constituyen las verduras o frutas lavadas, cortadas y envasadas sin más tratamiento. b) Películas biodegradables: ofrecen una barrera entre el alimento y su entorno y crea una protección contra los efectos no deseados como microrganismos. Este tipo de películas tienen capacidad para descomponerse a través de la acción de los organismos vivos, y se perciben como más agradables con el medio ambiente. c) Plasmas fríos: una de las formas emergentes de destruir microorganismos sin que se altere la calidad del producto es el uso de plasma frio, un tipo de gas que se usa en la eliminación de bacterias sin dañar superficies y cuya temperatura se sitúa cerca de la ambiental. El plasma frio, una prometedora tecnología de tratamiento no térmico de alimentos, emplea electricidad y un gas (aire, oxigeno, nitrógeno o helio) para hacer su función, sin necesidad de recurrir a agentes químicos microbianos. d) Recubrimientos comestibles: se desarrollan utilizando materiales tales como proteínas, lípidos, derivados de la celulosa y otros polisacáridos. Pueden incluir agentes antioxidantes o antimicrobianos. Tienen la ventaja de poder ser consumidos con el propio alimento. Extienden su vida útil, controlando el desarrollo microbiano y los cambios fisiológicos y fisicoquímicos. Pueden controlar el intercambio gaseoso (vapor de agua, oxigeno, dióxido de carbono), mejorar las características organolépticas, nutricionales y las propiedades mecánicas y texturales de los alimentos. e) Envases inteligentes: estos tienen la capacidad de controlar el estado de los alimentos envasados y su entorno. Los materiales inteligentes en contacto con alimentos supervisan su estado o su entorno y proporcionan información sobre la frescura. Estos envases inteligentes ofrecen información sobre si su contenido está suficientemente caliente o frio o si son aptos para el consumo. También informan sobre las condiciones a las que se ha sometido el alimento durante su distribución y almacenamiento. Además, pueden actuar como indicadores de temperatura. Conclusión La descomposición de los productos alimenticios es estado natural está acompañada de una serie de transformaciones fisicoquímicas, bioquímicas y microbiológicas, tales como: cambios de color, aroma y sabor; transformaciones de azucares, fermentaciones, desarrollo de mohos y otras. Además, hacen que el producto es estado natural sea perjudicial a la salud del hombre o no apto para el consumo. Por ello, la conservación de los productos alimenticios es extraordinariamente importante, pues permite mediante una adecuada planificación de áreas de cultivo, mantener la existencia de productos y suplir su carencia en épocas del año en que no pueden ser cosechados (cambios de estaciones, alteraciones climáticas, etc.). Hay muchos agentes que pueden destruir las peculiaridades sanas de la comida fresca. Los microorganismos, como las bacterias y los hongos, estropean los alimentos con rapidez. Las enzimas, que están presentes en todos los alimentos frescos, son sustancias catalizadoras que favorecen la degradación y los cambios químicos que afectan, en especial, la textura y el sabor. El oxígeno atmosférico puede reaccionar con componentes de los alimentos, que se pueden volver rancios o cambiar su color natural. Igualmente, resultan dañinas las plagas de insectos y roedores, que son responsables de enormes pérdidas en las reservas de alimentos. No hay ningún método de conservación que ofrezca protección frente a todos los riesgos posibles durante un periodo ilimitado de tiempo.