Características literarias
Lenguaje con extranjerismos frecuentes: anglicanismos y galicismos con sintaxis
desordenada o quebrada.
Sus obras son fragmentarias, cosmopolitas, irónicas, humorísticas.
Entre los miembros de la generación hay diferencias en la manera de expresión,
hecho que no alcanza a quebrar la homogeneidad ideológica. Pueden distinguirse
dos posiciones extremas y una intermedia:
CANÉ. WILDE. MANSILLA.
Forma de expresión: charla, artículo periodístico, ensayo, autobiografía, cuentos
breves.
Público dirigido: miembros de la élite.
Motivación aparente: evasión del tedio, aburrimiento, tedium vitae.
Tono dominante: autobiográfico.
Motivo y finalidad real: comunicarse con los de su clase para integrar una
particular visión del mundo.
Reducción de la realidad: es estática y simple. Su rigidez ideológica les impide
captar la realidad como proceso dinámico.
Rechazo del naturalismo.
Paul John Eakin sostiene que el texto no “refleja” un autor referencial, sino que el autor se
crea a sí mismo, y ese ser inventado no puede someterse a una prueba de validación dentro
de una realidad extratextual; sino que se justifica a sí mismo. De esta forma, este autor
recurre a la psicología y sostiene que la validez del género en cuestión se encuentra en las
estructuras que permiten la evolución de una personalidad; hecho que logra su realización
en el momento en el que se recurre al lenguaje.
Desde una perspectiva similar ubicamos a J. Brunner que, en su texto Actos de significado,
explica la noción del «yo» como una instancia narradora. Es decir, el «yo» cuenta historias
en las que él participa y al propio tiempo, se crea. Es un narrador que elabora el relato de su
vida a través de sus historias. Este autor, a través del estudio de «autobiografías
espontáneas» se da cuenta de cómo en los discursos y relatos de las persona acerca de su
propia vida, siempre el «yo» es un protagonista en proceso de construcción.
Continuamente, a través de la narración, se quiere esclarecer el sentido que ha tenido el
pasado a la luz del presente. De esta forma, no importa tanto la verdad histórica como la
verdad narrativa, es decir, lo que para la persona tiene el orden de verdad, más allá de lo
fáctico.
A partir de estas concepciones dos vertientes se nos presentan. Por un lado, la intención
personal del autor, Miguel Cané, al escribir su obra. Por otro lado, retomando el concepto de
bildungsroman, salta a la vista los puntos en común que guarda el género con la autobiografía
en el nivel del relato. Es decir, el protagonista va narrando y re-significando acontecimientos de
su vida para dar un sentido nuevo a su presente.
Las novelas de juventud tienen como escenario principal la etapa adolescente. Ponen en
evidencia los procesos personales (físicos, psíquicos y sociales) que son esperables que se
desarrollen en esta etapa de la vida. El joven adolescente, habiendo dejado atrás la etapa de la
pubertad, transita la adolescencia enfrentándose a experiencias que lo ponen a prueba y lo
forjan a crearse un nuevo ser que, normalmente, desemboca en la adultez. Estas experiencias
son las que podemos encontrar en este género de novelas. Posteriormente, el personaje dará un
nuevo sentido a su pasado, y esta tarea también es propia del proceso de maduración. La
acción de recordar el pasado no busca únicamente rescatar las experiencias vividas, sino darles
un nuevo sentido para poder construir un relato de vida coherente con la persona que está
evocando desde un presente, “se busca darle un sentido narrativo al pasado” (p. 119), señala
Bruner.
1) Memoria y autobiografía
Los géneros autobiográficos y biográficos presentan múltiples conflictos a la hora de
clasificarlos y definirlos. Este debate toma diferentes matices en cada época, de manera que las
definiciones apoyadas por la mayoría de los críticos van cambiando constantemente.
* Leonor Arfuch (2014) considera que las narrativas (auto)biográficas ocupan un lugar
preponderante en el escenario contemporáneo. La cultura contemporánea exalta lo vivencial,
recupera las experiencias individuales y comunitarias y les da un valor privilegiado en la
construcción de una identidad colectiva y en la formación del sujeto social.
Esta autora entiende los espacios (auto)biográficos como horizontes de inteligibilidad que
permiten entender por qué en la actualidad las experiencias de una persona, sus emociones y
sus acontecimientos importantes se vuelcan dentro de esta narrativa de difícil definición. Este
concepto está vinculado con la memoria y con la historia: “memoria como trabajo, como
rememoración –anamnesis– y no como azarosa emergencia del recuerdo, como un esfuerzo
afectivo y reflexivo, en búsqueda de razones –aun para lo que parece irracional–; memoria no
tanto conmemorativa como prospectiva, podríamos decir, memoria del por-venir” (2014, p. 72).
Es decir, el relato (auto)biográfico tiene un valor memorial en la medida en que trae al presente
el recuerdo de un pasado que está cargado simbólicamente y que configura a la persona
individual que narra como a la sociedad de su tiempo.
Miguel Cané prefiguraba su destinatario: él escribía para sus contemporáneos. El autor asume
una voz colectiva que representa a sus compañeros, quiere hacer memoria no solo para
reflexionar sobre su propia personalidad, sino también para erigirse como testigo de una época,
de un pasado que no quiere olvidar: “Todos, por un esfuerzo común, levantemos ese colegio
Nacional que nos dio el pan intelectual, desterremos de sus claustros las cuestiones religiosas, y
si no tenemos un Jacques que poner a su frente, elevemos al puesto de honor a un hombre de
espíritu abierto a la poderosa evolución del siglo, con fe en la ciencia y en el progreso humano”
(p.20).
A modo de cierre
El itinerario recorrido nos ha demostrado que la obra Juvenilia puede ser estudiada a
partir de múltiples enfoques que iluminan características distintas de su composición. La novela
de desarrollo o de aprendizaje es un género en el que, sin duda, la obra se inserta. Sin embargo,
como se pudo advertir, es un género que presenta dificultades si se pretenden trazar sus
características definitivas. La manera en la que se lo define se relaciona con el ámbito de
recepción de la obra; es decir, el contexto social, político y geográfico del lugar de quien
escribe. En este caso, Miguel Cané escribe en un momento histórico específico de la historia
argentina, y esto es inseparable a la hora de estudiar su novela.
Fecha de publicación.
Fue escrita en 1882 y publicada en parte como folletín en el diario Sud América en
1884. Durante el año anterior se dieron los conflictos de la sucesión de Roca y las
discusiones ideológicas acerca del trazado del país, especialmente entre liberales y
católicos. Para algunos críticos de López, éste subordinó la composición literaria de su obra
a sus intereses políticos.
Porque es necesario convenir ¡qué diablo!, aún cuando se trate de mi tío Ramón y de
su linda novia, en que Buenos Aires regala un poco por el qué dirán, compra lo más
barato que puede, pero nunca sin transar con el punto de honor, con el amor propio
del que regala, porque todos quieren ser los primeros en la feria de exhibiciones,
gastando lo menos posible. (López, 1981, p. 121).
Podríamos inferir que la intención de Lucio V. López fue la de tratar de ilustrar con
“Gran Aldea” una época de la ciudad de Buenos Aires en la que se constataba un
fenómeno peculiar: una gran dimensión física con una escasa jerarquía urbana, tal el
caso de una aldea. Prevalece cierta descripción empírica del fenómeno urbano
conformado por lo material y lo social haciendo la salvedad que estos dos
componentes básicos que se amalgaman para dar un resultado urbano, con “Gran
Aldea” se contraponen, generando una contradicción.
Esta tensión entre los términos fue un gran hallazgo, porque dotó al rótulo de “Gran
Aldea” de una dinámica que resultaba adecuada para una etapa de transición,
reflejando las anomalías propias de aquello que no terminó de consolidarse, de allí
que el crecimiento físico de la ciudad no haya sido acompañado por el
correspondiente crecimiento en su jerarquía social y por consiguiente, urbana.
(Giunta, p. 4).
Allí encontramos a todos nuestros conocidos del club y a muchos hombres en boga.
Montifiori ha convidado a todo el mundo: la casa es pequeña para contener la
concurrencia: no faltan ni los desconocidos recientemente llegados; porque en
Buenos Aires somos tan amables, que es más fácil abrir la puerta de un salón del
gran mundo a un extranjero que acaba llegar, sea quien sea, que a un hijo del país
que nunca ha salido de su patria, ¡costumbres sud-americanas! (López, 2010, p.129)
Subtítulo
Dedicatoria.
La forma más sencilla de abordar el análisis del cuerpo de la obra será dividirlo en
dos partes, abordando la primera desde el realismo costumbrista y la segunda desde la
técnica naturalista. Es necesario aclarar que la línea divisoria no se encuentra rígidamente
marcada en el texto, pero es imposible pasar por alto el hecho de que la obra cambia cuando
Julio regresa a Buenos Aires.
Primera parte
Antecedentes históricos:
Estos recuerdos van desde la muerte de su padre, cuando Julio solo tenía diez años,
hasta el momento en el cual su tío Ramón le anuncia su nuevo matrimonio. Se
entremezclan narraciones de sus recuerdos de la vida en la casa de sus tíos. Además,
su estadía en la escuela (en el interior del país), donde se enamora por primera vez
de una joven llamada Valentina, y su primer trabajo.
Si bien la crítica coincide en rescatar los cuadros costumbristas, también es
importante resaltar la configuración del personaje de Julio.
o Es un muchacho huérfano.
o Su padre era antimitrista, por lo tanto es despreciado por su tía Medea.
o Se convierte en el niño “planta exótica”. Es un elemento del exterior, no es
tomado en cuenta y es degradado, prácticamente, a la condición de adorno.
o Tiene buena relación con la servidumbre, en especial con el mulato
Alejandro.
o No recibe verdadera educación hasta antes de ingresar en el colegio
secundario.
o Se enamora pero no se atreve a revelar sus sentimientos.
o Acata las órdenes de sus tíos.
o Cuando decide cambiar su trabajo no lo hace en pos de una pasión ni en
busca de algún emprendimiento que lo haga progresar.
Es interesante este desarrollo del personaje, aunque mejor sería hablar de un “anti-
desarrollo”. La vida de Julio no progresa, es siempre lineal. Los verdaderos cambios
se producen en la ciudad de Buenos Aires. Como explica Luque (2014) el verdadero
personaje que yace debajo, el sustento de la novela, es la capital. Cuando Julio
regresa, nota dichos cambios. Sin embargo, también le comunica al lector que en el
fondo, todavía hay rasgos muy importantes de aldea.
Antibildungsroman
El género del Bildungsroman abarca dos cuestiones que comprenden, por un lado, el
énfasis sobre la educación del ciudadano y, por el otro, el aprendizaje del protagonista a
través de las experiencias vividas. En La gran aldea, éstas características de la novela de
desarrollo se encuentran ausentes ya que el protagonista, Julio, no recibe instrucción
alguna:
Padres ausentes: cuando Julio queda huérfano, su tío Ramón decide hacerse cargo
de él a pesar de la reticencia de su esposa, Medea, quien pertenecía a la sociedad
elitista porteña y era muy dada a la política mitrista. A pesar de los intentos de su
tío, Medea decide que Julio no debe recibir la educación pertinente: <<Se trató de
mi educación, mi tío, que se interesaba por mí, quiso tomarme maestros de idiomas
y proporcionarme una enseñanza esperada, pero todo fue en vano>> (López, 2010,
p. 20). De esta forma, se rompe con la característica del Bildungsroman donde el
niño/a es una prolongación de sus padres y debe seguir una formación adecuada.
Antiguías: esta categoría se encuentra encabezada por la dualidad Medea-Trevexo.
El hogar de Medea era el lugar de encuentro de las más grandes personalidades
burguesas mitristas, entre ellos, el Doctor Trevexo era uno de los hombres más
influyentes y admirados. Trevexo subestimaba a los jóvenes intelectuales,
menospreciaba sus habilidades y no valoraba las Universidades; según su postura,
los libros no servían de nada, él jamás necesito de libros para instruirse:
La juventud del día no tiene talentos prácticos; ¿Cómo quieren ustedes
que los tengan? ¡Le da por la historia y por estudiar el derecho
constitucional y la economía política en libros! Forman bibliotecas
enormes y se indigestan la inteligencia con una erudición inútil que
mata en ellos toda la espontaneidad del talento y de la inventiva. ¡Sí,
señores, los libros no sirven de nada! (López, 2010, p.25)
El niño y el criado
Segunda parte
El tiempo de la enunciación y de lo enunciado se combina en uno solo. Casi todos
los críticos coinciden en que el ritmo de la narración cambia cuando Julio regresa a
Buenos Aires.
Alfonso de Laferrére ha observado que << en La gran aldea es posible señalar un
cambio de tono, una actitud que pasa de la relativa benevolencia inicial a la
acrimonia y dureza de los capítulos finales>> (Revista Capítulo, p.464).
En “El 80. Visión del mundo”, se consagra a López como uno de los escritores que
consolida la visión del mundo de clase alta, señalándole sus fisuras. Pasa de un
primer momento de rigidez ideológica a un segundo, en el que trata de comprender
la realidad cambiante con el fin de revelar a su clase los peligros que la amenazan.
Se dirige a los miembros de su propia clase, pasando de la charla novelada y el
cuadro de costumbres, a la novela de técnica naturalista.
En la segunda parte, Julio se vuelve un mero espectador de las vidas de los demás
personajes. Entre estos encontramos como protagonistas a Ramón y a Blanca. Ella
representa a la trepadora social y él a la aristocracia venida a menos que se rebaja a
mezclarse con la familia de inmigrantes.
Es notoria la xenofobia que el autor expresa a través de estos personajes. De el
señor Montifiori se dice: << Era en efecto el doctor Montifiori; el marido de
Fernanda; un ex diplomático de un país híbrido como la Herzegovina o el
Montenegro: no importa>> (López, 1981, p. 88). Ni siquiera es de relevancia su
procedencia, alcanza con saber que es inmigrante.
El tío Ramón no es el único personaje que decide contaminarse con sangre
extranjera. El mulato Alejandro también se ve involucrado con una “gringa”. Este
acontecimiento desencadena el final de la novela. La tragedia recae sobre la familia
de Blanca y Ramón como un castigo fatal, propio de la técnica naturalista.
En la última noche de carnaval, Alejandro convence a la criada de Blanca, quien
está al cuidado de su pequeña hija, de salir a bailar. Su descuido causa la muerte de
Ramón y de la niña. << La desgraciada criatura había muerto quemada, por un
descuido de Graciana, que, atolondrada por la fuga, había dejado la bujía a poca
distancia de la cuna>> (López, 1981, p. 147).
Conclusión
En algún punto esto tiene su eco en el personaje estrella: la ciudad de Buenos Aires.
Si bien se narran sus asombrosos cambios (téngase en cuenta que hacia 1880, Buenos Aires
tenía una población de 286 000 habitantes; en el término de los diez años siguientes su
puerto recibió un contingente de 648 000 inmigrantes) volviendo a lo desarrollado en base
al título, podemos decir:
Su obra:
Su producción total alcanza los 23 títulos entre novelas y libros de cuentos escritos
entre 1876 y 1943
Aparte de El Esclavo de 1874, publica en 1883, La Cruz de la Falta, a los 23 años de
edad. Con estas obras inicia su estudio del proceso social argentino y modela su estilo
narrativo
Quilito tuvo una primera edición en 1891, en París. En 1913 la publica la
“Biblioteca de la Nación”. Sin embargo, no tuvo la difusión que merecía. Por lo tanto, se
publicó nuevamente en 1917 y EUDEBA la incluyó en 1964 en su biblioteca “Serie del
siglo y medio”
En 1892, publica Entre dos luces, donde se instala otra vez en la realidad nacional
para juzgarla
Sigue en 1893, El Candidato, esta como la anterior también de tema político se
levanta como una denuncia contra el fraude electoral y los desenlaces sangrientos en las
elecciones de nuestro país
Estas primeras obras tienen un valor argentino que luego perderá el autor al
distanciarse cada vez más de su patria
La Ginesa, novela de tipo psicológico en la que predomina el tema de la mujer en
conflicto con las convenciones sociales
En Promisión trata el tema de la inmigración, aquí lo hace para señalar sus
beneficios. En misia Jeromita, otra vez el tema de la mujer y las convenciones sociales.
Pequeñas miserias, introduce el tema rural
En 1902 y 1925 publicó Don Perfecto que es una novela biográfica.
En Nebulosa trata nuevamente el tema femenino. Detiene su producción novelística
para publicar dos tiradas de cuentos: Mis cuentos de 1924 y Sartal de Cuentos de 1907
En 1911, con El Peligro, vuelve a tocar el tema de la inmigración para alertar contra
sus peligros, lo que significaría la inmigración para la pureza del idioma castellano en la
Argentina
Luego interrumpe la serie de novelas argentinas. Publica Seis novelas danesas, de
poca significación en nuestro país.
Retoma la novela argentina y el tema de la mujer con Victoria en 1922
Con El camión: seis novelas españolas, vuelve a abandonar la temática nacional
Otra vez la serie argentina, con La cola de paja donde denuncia el peligro de las
drogas en la alta sociedad porteña en 1923. Esta última obtuvo el Premio
Hispanoamericano de Novela, otorgado por la Real Academia Española
Sus mejores obras son las que quedaron dentro del siglo XIX. En el XX, su obra ha
quedado fuera de época
Este novelista sigue a Balzac, a Zolá y a su más cercano Pérez Galdós. Sus cuentos
y novelas cortas tienen poca significación
El empeño por la pluralidad del lenguaje hace la validez de su obra sea siempre
psicológica y estilística, pero no lingüística, Cada una de sus novelas tiene diez capítulos
y en ninguna falta la intención moralizante.
De Galdós toma el gusto por el estilo indirecto
Es realista en la pintura de pasiones y situaciones, pero se vuelve romántico en la
descripción de mujeres y lo que a ellas se refiere
Generación del 80
Es la que actuó y escribió entre la federalización de Buenos Aires en 1880 y la
revolución de 1890. Son los hombres de los primeros tiempos de la organización nacional.
Para ellos la literatura fue un mero pasatiempo o una manera de luchar pero siempre una
actividad entre otras: son abogados, políticos, diplomáticos, militares, periodistas y
literatos. Aunque perduran en algunos de ellos los caracteres románticos, la mayoría
maduró en la filosofía y en las letras leyendo a los grandes pensadores y escritores
franceses, ingleses positivistas y realistas
Augusto Compte, Heriberto Spencer, Claude Bernard, Charles Darwin, Balzac y
Emilio Zolá, entre otros
Su credo fue liberal, democrático y progresista. Fueron quienes consolidaron el
carácter agroexportador de nuestra economía y los que dieron una estructura jurídica al
país. Poseen una gran influencia por parte del liberalismo positivista imperante en aquella
época. Ocupaban todos los ámbitos del quehacer ideológico, eran representantes jóvenes
de la clase gobernante
Literariamente, se expresaron mediante dos formas principales: la prosa discursiva y
la narrativa
En el primer grupo se instalan Cané, Wilde y Mansilla. Utilizan la charla en todas
sus variantes: el libro de viajes, las memorias y el ensayo periodístico. Definen la visión
del mundo de su clase. Se comunican con los miembros de su grupo mediante un lenguaje
de alcance restringido
En la prosa narrativa se destaca Ocantos. La técnica es naturalista. Refleja un
determinado momento de la realidad histórica-el crac de la bolsa, las transformaciones
sociales a fines del siglo XIX y principios del XX-. Presenta la realidad como un proceso
dinámico y emplea un lenguaje de alcances más amplios.
La novela argentina, se inicia con una pieza romántica: Amalia de José Mármol en
1851. Cuando llega el 80, el romanticismo todavía no ha muerto. Sin embargo, no pudo
escapar de los reclamos por parte de los lectores, anhelosos de nuevas técnicas, temas y
estilos. Comienza a generarse un disgusto por parte de los lectores que determina el fin de
esta etapa en la literatura argentina
Por lo tanto, la novela vuelve a ser la reproducción fiel de la circunstancia social y
del modelo exterior, individual o colectivo. Es así como el naturalismo irrumpe en el
ámbito literario. Este no correspondía a nuestra realidad histórica sino que fue adoptado
por ese afán de imitar el modelo europeo, particularmente el francés. Se usaron las
mismas técnicas pero sin apuntar a los mismo contenidos. Uno de los aportes más
importantes de este movimiento en nuestro país fue haber abierto la temática urbana
La novelística de esta época se ocupa de dos temas fundamentales que están
presentes en la obra argentina de Ocantos. El inmigrante y la bolsa. A partir del crac
financiero del 90. Tocan esta temática en orden cronológico. Este grupo de novelas
integran el llamado “Ciclo de la Bolsa”. Las más importantes son: La Bolsa, Quilito y
Horas de Fiebre
Algunas generalidades
Estructura
Diez capítulos. Cada capítulo tiene una estructura independiente (tema, personaje o
situación). División:
1. Introducción: capítulo 1 al 3
2. Desarrollo de la narración: capítulo 3 al 8 (Situación en la Bolsa y el momento del
crac)
3. Desenlace: capítulo 8 al 9
4. Capítulo 10: vacilaciones de Quilito antes del suicidio y reflexión moral de
Ocantos a modo de epílogo
Narrativa “genética”: se detiene en antecedentes y pormenores para dar una visión
clara de personajes y sucesos (ante el estallido de un hecho, se vuelve atrás para
describir sus causas y procesos).
Dos historias paralelas: los Vargas y los Esteven. Conexión: situación económica y
relación Quilito-Susana
Personajes
Quilito
Era él delgaducho y endeble, rubito y anémico, los ojos azules, muy grandes y
muy abiertos, ojos de tonto o de inocente, como angelote de retablo;
estatura, menos que regular; señas particulares, ninguna… al parecer
(Ocantos, 1964, p. 20)
Sustenta:
a. Desarrollo de la trama
b. Evolucióndesenlace trágico (el cual se vislumbra desde el comienzo)
Alrededor de él, se aglomeran los secundarios, los cuales pertenecen a dos
realidades:
a. Mundo exterior: especuladores, corredores de Bolsa, ministros
corrompidos, banqueros, etc.
b. Mundo co-sanguíneo: familias de Pablo Aquiles Vargas y Bernardino
Esteven. Fuera de ellas, a modo de juez: Agapo.
Patronomía (motivación de los nombres propios): caricatura de Aquiles, héroe de
los tiempos clásicos, el de la corta vida.
Tiene 19 años, edad de la inocencia
Centro de la alegría, esperanza e ilusiones de la familia Vargas. “Niño mimado”.
El juego condiciona su vida y su accionar: el trato con su tía Casilda es
“comprador”.
Oposición apariencia-realidad: desprecia los tratos de su casa, y en público lleva
una vida de apariencias. Como no puede costeársela, lo hace a costa de Jacinto y su
círculo de amigos (La mala educación y exigencias sociales aparecen como
causantes de la vida artificial).
Ambicioso y confiado en su éxito. Busca tener dinero para ganarse la complacencia
de Bernardino Esteven y casarse con Susana
Alcanza madurez de pensamiento hacia sus escenas finales. Sus pensamientos
ganan altura y seriedad
Según Roberto F. Guisti: Carácter postizo el escritor sustituye a los personajes
para pensar por ellos (voz interior)
Pablo Aquiles
Misia Casilda
Gregoria
“Ni Gregoria ni Casilda eran bellas; rubias cenicientas ambas, y de ojos que ni
eran verdes ni azules, ni tenían color definido; eran de buen talle y de mejor
andar, más graciosa Casilda que Gregoria y más elegante Gregoria que
Casilda” (Ocantos, 1964, p. 32)
Joe Nitrick opina que, a pesar de aparecer rara vez en primer plano, es uno de los
personajes más destacables.
De carácter irascible, es la única que levanta la voz a su padre y logra escapar de la
casa.
A pesar de los celos hacia su esposo (y de imaginarlo con diferentes amantes),
reluce una sensatez tardía
Bernardino Esteven
Mister Robert
Susana
Agapo
“Agapo no era, así como así, un tipo cualquiera, sino un atorrante de raza,
[…] libre como un pájaro y celoso de su independencia; con el sucio
pantalón doblado sobre la rodilla y la camisa desteñida asomando por sobre
los fondillos, un sombrero agujereado sobre la rubia cabeza […]” (Ocantos,
1964, pp. 51, 52)
Otros personajes
Esposa de Pablo Aquiles: opaca y sin personalidad. “Este poder moderador […] no
se hizo sentir nunca en vida de aquella buena mujer, víctima ella misma y culpable
inconsciente de las desventuras de la familia” (Ocantos, 1964, p. 36)
Pilar: se vuelve caprichosa en enfermedad. “[…] Pilar pasaba por buena moza y
aun llegaba a parecer bonita, y lo hubiera parecido mucho más sin aquella palidez
[…]” (Ocantos, 1964, p. 43)
Jacintito: “mequetrefe”, solo le interesan los caballos y el juego. Se parece mucho a
Quilito. Hubiera sufrido la misma suerte si su padre no hubiera tenido suficiente
dinero.
Rocchio: corredor. “Rocchio habla en un corro y da noticias de la crisis; es un
hombrazo con muchas barbas, italiano con sus ribetes de criollo” (Ocantos, 1964,
p. 91)
Don Raimundo de Melo Portas e Azevedo: prestamista. “[…] de estado casado, de
nacionalidad portugués y de profesión usurero, el ángel protector de empleados sin
cobrar […]” (Ocantos, 1964, p. 68)
Pampa: Interés y desprecio por parte de Ocampo (condición de hombre blanco).
Niña y pura.
Ministro Eneene. “[…] tenía una facha muy lastimosa […] el paño negro de su
traje mostraba un lustre indiscreto, sin duda del mucho uso, los golpes de grasa
aparecían sin recato, y la caspa sobre los hombros y la espalda […]” (Ocantos,
1964, p. 157)
Angelita
Estilo y lenguaje
Los cuentos que trabajaremos son: «El emparedado», «El fantasma de un rencor» y
«Una visita infernal». Los tres pertenecen a la misma antología, titulada Coincidencias.
Esta obra fue publicada en 1876 y posee una estructura similar a la del Decamerón y las
Mil y una noches: se trata de relatos enmarcados.
En el primer cuento aparece la introducción en la cual hay un narrador que presenta la
situación y a los personajes, entre los cuales se incluye, quienes luego serán a su vez
narradores de un relato. Como su título lo indica, la materia narrativa serán las
coincidencias.
«El emparedado»
El narrador se presenta como un personaje testigo de la situación que describe: un grupo
«heterogéneo», conformado por hombres de iglesia, jóvenes muchachas, señoras mayores,
se encuentra en un salón, retenido por una fuerte lluvia. El aburrimiento los lleva a contar
relatos sobre coincidencias.
El primer relato es narrado por un vicario en este primer cuento. El anciano cuenta un
extraño suceso que le había ocurrido hacía mucho tiempo.
El narrador era cura y se había comprometido a dar un sermón en una fiesta, pero se
demoró mucho en prepararlo. Llegó el día de ir al lugar del festejo y aún no lo tenía listo.
En aquel lugar se encerró, bajo llave, en una celda para escribir su sermón. Eran las doce de
la noche y el cura se sentía muy cansado. Quería citar una frase que, según él, era de
Tertuliano. Intentó buscarla pero se durmió en el intento.
Tuvo un «sueño»: un clérigo se apareció y le dijo que la cita que buscaba era en realidad
de San Agustín y que se encontraba en el capítulo octavo de las Confesiones. El cura se
preguntó cómo había entrado el hombre, si la puerta estaba cerrada con llave, pero él se
adelantó a señalar que dormía en el fondo de la celda.
Luego de esto, el personaje se despierta y sigue escuchando las palabras del clérigo acerca
de la cita. La busca donde le había dicho y la encuentra allí.
Al día siguiente, la pared que dividía la celda que había ocupado el cura y la siguiente, fue
derribada por reformas. Esta resultó ser doble y en el medio se encontró el cadáver
«emparedado» de un jesuita.
Termina el relato y se vuelve a la situación anterior, en la cual el otro canónigo comienza
su relato, dando lugar al siguiente cuento.
Análisis
Lo fantástico se manifiesta con la aparición, la cual está ligada al espacio cerrado y al
tiempo (medianoche), situación ideal para este tipo de suceso.
Se establece una continuidad entre el plano de lo real y lo onírico, esto está verificado en
dos niveles paralelos: cuando la cita de San Agustín se encuentra en la realidad en el
capítulo octavo de las Confesiones, y cuando se encuentra el cadáver.
Es un antecedente de lo fantástico, ya que está compuesto por elementos tradicionales
pero cumple su cometido de transmitir un misterio.
El narrador
El mundo ficticio
Visiones
Simbología
Viajes: el vuelo horizontal y los ascensos y descensos (por ejemplo, subir la escalera por
su cuenta, le cuesta, en cambio con Nanela, el descenso es rápido y fácil). Esta escalera
simboliza un paso a una nueva forma de ser
La fatalidad como destino, aquello a lo que el protagonista y Nanela se encuentran
atados. Aunque tiraran de él, nunca lograrían avanzar. El protagonista quiere huir de él.
Incluso el papel de Tucker representa lo fatal: él tiene la culpa, porque es la culpa: se
supone que está muerto, pero luego lo hallan vivo en el ataúd; es decir, se lo puede
esconder en lo más recóndito, (como la culpa se esconde en la conciencia) pero no hay
posibilidad de anularlo, de matarlo. Se asocia también al tiempo: la muerte llega en el
momento justo, ni antes ni después. Habla del hilo (que representa la vida)
La salamandra: es el demonio del fuego: sufre las llamas del Infierno, pero no se
consume (relacionada a la pérdida de los miembros)
El nombre del protagonista: su ausencia es el problema, ese nombre no cabe en el
mundo, no puede decirse
El cementerio: especie de descanso (proclamado por Nanela)
Todos los mundos se encuentran en el nivel del inconsciente: con solo esas veinticuatro
horas de fiebre, se desarrolla todo un nuevo cosmos que responde a lo más profundo de
la razón.
El tiempo
Las veinticuatro horas (que representan el viaje repetido, el eterno retorno del sol, un
viaje al infinito) de tiempo cronológico se transforman en ese mundo ficticio, en siglos.
El protagonista no conoce si lo que sucederá ya pasó, o viceversa, gracias a la confusión
que este tiempo le genera. Todo se reduce al caos
Hace alusión también al reloj como aquello que mata las esperanzas y allí deja entrever
su propia reflexión acerca del tiempo
Parte del presente (el insomnio) y retrocede al origen
Hay desajustes e interpolaciones del tiempo cronológico, como los “siete años” que
Nanela espera al protagonista
El tiempo absorbe al espacio, muchas veces distintos tiempos se fusionan El espacio se
comprime. El único que no tiene tiempo es la ciudad de la muerte.
Es también contradicción: ambos avanzan durante años sin llegar a ningún lado, sin
desplazarse de donde están.
Las trasmutaciones de Nanela (que se dejan ver por los cambios de nombre) simbolizan
las vivencias en el tiempo, que es lo que la va cambiando. Además, se transforma en
animales, que a su vez también mutan.
Los distintos mundos: aquellos que existieron y de los que quedan vestigios, los espacios
supuestos, los posibles (concepción mítica y religiosa), los reales (de los que a veces
sufre un extrañamiento), y el espacio de Tucker: el cementerio.
Lo grotesco
La realidad es desfiguración que se encuentra desde la lexia título. Logra a través de estas
imágenes, recrear la pesadilla del protagonista y mostrar el sentimiento de sofocación. Se
reduce a un desajuste entre realidad y sueño, sueños dentro de otros, sin un límite forjado
entre ellos y la vigilia.
Elementos igualados, sin importar si son aparentes o infinitos, lo que lleva al límite difuso
entre el macro y el microcosmos. Con esto logra lo fantástico: integra un todo, dentro de un
mundo puramente psíquico, lo que conlleva, además, un cinismo a lo largo de la
composición.
El lenguaje