Anda di halaman 1dari 17

Cómo murió Jesús – Las últimas 18

horas
14 julio, 2013 | adm | Testimonios

Historiadores, expertos médicos y arqueólogos examinaron detalladamente la


ejecución que voluntariamente Jesucristo soportó. Cada uno de ellos está de acuerdo
que padeció una de las formas más dolorosas y dura de ajusticiamiento jamás ideado
por el hombre.

Aquí está un breve resumen de algunas de las cosas que sabemos sobre sus últimas
horas de historia, en la arqueología y medicina…
Jesús tenía el peso del mundo sobre sus hombros.
Incluso antes de la crucifixión, claramente tenía síntomas físicos asociados con estrés
severo. La noche antes de la ejecución sus discípulos divulgaron que Jesús estaba
en “agonía” sobre el Monte de los Olivos.
No sólo él no durmió toda la noche, pero él parece haber estado sudando
profusamente.
Tan grande era la tensión que los vasos sanguíneos minúsculos se rompieron en sus
glándulas sudoríparas y emitiendo como grandes gotas rojas que cayeron al suelo (ver
Lucas 22:44). El estrés severo se llama hematohidrosis.
Físicamente agotado, Jesús estaba en peligro de entrar en shock a menos que él recibiera
líquidos (que al parecer no). La persona que los romanos torturaron era este hombre
que fue como un cordero al matadero.
Tras haber sido golpeado anteriormente por los judíos, ahora era el turno de
los romanos.
Las palizas administradas por los soldados romanos son muy conocidas por ser muy
sangrientas, dejando laceraciones en todo el cuerpo.
Los romanos diseñaban sus látigos para cortar la carne de los cuerpos de sus
víctimas. Estos golpes fueron diseñados para ser dolorosos hasta el extremo. Esto
también podría causar una acumulación de líquido alrededor de sus pulmones.
Además, una corona de espinas fue forzada en su cuero cabelludo que era capaz de
irritarle severamente los nervios principales en su cabeza, causando creciente e
insoportable dolor, por horas. En las condiciones severamente estresadas de Cristo,
estas golpizas eran fácilmente lo suficiente como para matarlo.
Terriblemente magullado, sangrante y cortado estaba todo su cuerpo.
Seguramente ningún alimento pasó por su boca por muchas horas y habiendo perdido
los líquidos a través de la sudoración profusa con mucho sangrado, Jesús estaría
severamente deshidratado. Sin duda esta brutal tortura le provocaría lo que los
médicos llaman un “shock”.
Además, Jesús fue obligado a llevar sobre el la viga de madera en la que
moriría.
Imagine el efecto de llevar una pesada madera si usted estuviera en esa condición.
Colgado totalmente desnudo antes de la multitud, el dolor y el daño causado por la
crucifixión fueron diseñados para ser tan endiabladamente intenso que uno
continuamente anhelaría la muerte, pero podría persistir durante días sin alivio.
Según el Dr. Frederick Zugibe, la perforación del nervio mediano de la mano con un
clavo puede causar un dolor tan increíble que incluso la morfina no le ayudaría, “grave,
insoportable ardor, dolor, como relámpagos atravesando el brazo en la médula
espinal”. La ruptura del nervio plantar del pie con un clavo tendría un efecto
igualmente horrible.
Además, la posición del cuerpo en la Cruz está diseñada para hacerlo
extremadamente difícil de respirar.
Frederick Farrar describe el efecto previsto, tortuoso: “de hecho una muerte por
crucifixión parece incluir todo ese dolor y la muerte puede tener horribles y espantosos,
mareos, calambres, sed, hambre, insomnio, fiebre traumática, tétano, vergüenza, larga
permanencia del tormento, horror de la anticipación, mortificación de las heridas no
tratadas — todo intensificado hasta el punto en el que no se puede soportar y detenido
por el alivio de la perdida de la consciencia”.
Un médico lo ha llamado “una sinfonía del dolor” producida por cada movimiento,
cada respiración; incluso una ligera brisa en su piel podría hacerlo gritar de dolor en este
momento.
El examinador médico, Dr. Frederick Zugibe, cree que Cristo murió de un ataque
debido a la pérdida de sangre y líquido, además de un ataque traumático por sus
heridas, por un ataque cardiogénico causando que el corazón de Cristo no funcione más.

HUERTO DE LOS OLIVOS. (GETSEMANI)

Los escritores sagrados describen la oración de GETSEMANI con


enérgicas expresiones. Lo vivido por Jesús antes de ser tomado como
prisionero, lo refieren como una mezcla indecible de tristeza, de espanto, de
tedio y de flaqueza. Esto expresa una pena moral que ha llegado al mayor
grado de su intensidad.

Fue tal el grado de sufrimiento moral, que presentó como manifestación


somática, física; sudor de sangre (hematihidrosis o hemohidrosis). “sudor de
sangre, que le cubrió todo el cuerpo y corrió en gruesas gotas hasta la tierra”.
(Lc 22, 43).

Caso no usual en la practica médica. De presentarse está asociado a


desordenes sanguíneos. Fisiológicamente es debida a congestión vascular
capilar y hemorragias en las glándulas sudoriparas. La piel se vuelve frágil y
tierna.

Después de este primera situación ocasionada por la angustia intensa. Es


sometido a un ayuno que durara toda la noche durante el juicio, y persistirá
hasta su crucifixión.
FLAGELACIÓN

La flagelación era un preliminar legal para toda ejecución Romana. A la


víctima le desnudaban la parte superior del cuerpo, lo sujetaban a un pilar
poco elevado, con la espalda encorvada, de modo que al descargar sobre esta
los golpes, nada perdiesen de su fuerza y golpeaban, sin compasión, sin
misericordia alguna.

El instrumento usual era un azote corto (flagrum o flagellum) con varias


cuerdas o correas de cuero, a las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o
trocitos de huesos de ovejas a varios intervalos.

Cuando los soldados azotaban repetidamente y con todas sus fuerzas las
espaldas de su víctima, las bolas de hierro causaban profundas contusiones y
hematomas. Las cuerdas de cuero con los huesos de oveja, desgarraban la piel
y el tejido celular subcutáneo .

Al continuar los azotes, las laceraciones cortaban hasta los músculos,


produciendo tiras sangrientas de carne desgarrada. Se creaban las condiciones
para producir perdida importante de líquidos (sangre y plasma). Hay que tener
en cuenta que la hematidrosis había dejado la piel muy sensible en Jesús.

Después de la flagelación, los soldados solían


burlarse de sus víctimas. A Jesús, le fue colocada
sobre su cabeza, como emblema irónico de su realeza
una corona de espinas. En Palestina abundan los
arbustos espinosos, que pudieron servir para este fin;
se utilizó el Zizyphus o Azufaifo, llamado Spina
Christi , de espinas agudas, largas y corvas.

Le fue colocada una túnica sobre sus hombros (un


viejo manto de soldado, que figuraba la púrpura de que
se revestían los reyes, "clámide escarlata"), y una
caña, parecida al junco de Chipre y de España como
cetro en su mano derecha.

CRUCIFIXIÓN

El suplicio de la cruz es de origen oriental. Fue recibido de los persas,


asirios y caldeos; por los, griegos, egipcios y romanos. Se modifico en varias
formas en el transcurso de los tiempos.

En principio fue un simple poste. Luego se fijo en el remate una horca


(furca), de la que se suspendía el reo por el cuello. Después se adiciono un
palo transversal (patibulum), tomando un nuevo aspecto. Según la forma en
que el palo transversal se sujetara al palo vertical, se originaron tres clases de
cruces:

La crux decussata. Conocida como cruz de San Andrés, tenia la forma de


X.

La crux commissata. Algunos la llaman cruz de San Antonio, se parecía a


la letra T.

La crux immisa. Es la llamada cruz latina, que todos conocemos.

Se obligo a Jesús, como era la costumbre a cargar la cruz; desde el poste


de flagelación al lugar de la crucifixión. La cruz pesaba más de 300 libras
(136 kilos) sólo llevo el patíbulo que pesaba entre 75 y 125 libras. Fue
colocado sobre su nuca y se balanceaba sobre sus dos hombros.

Con agotamiento extremo y debilitado, tuvo que caminar un poco mas


de medio kilómetro (entre 600 a 650 metros) para llegar al lugar del suplicio.
El nombre en arameo es Golgotha, equivalente en hebreo a gulgolet que
significa “lugar de la calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenia
cierta semejanza con un cráneo humano, hoy se llama por la traducción latina
calvario.

Antes de comenzar el suplicio de la crucifixión, era costumbre dar una


bebida narcótica (vino, con mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de
mitigar un poco sus dolores. Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no
quiso beberlo. ¿Que podría mitigar un dolor moral y físico tan intenso, cuando
su cuerpo, todo policontundido, sólo esperaba enfrentar su último suplicio, sin
alivio alguno, con pleno dominio de sí mismo?

Con los brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas en
el patíbulo. De esta forma, los clavos de un centímetro de diámetro en su
cabeza y de 13 a 18 centímetros de largo, eran probablemente puestos entre el
radio y los metacarpianos, o entre las dos hileras de huesos carpíanos, ya sea
cerca o a través del fuerte flexor retinaculum y los varios ligamentos
intercarpales. En estos lugares aseguraban el cuerpo.

El colocar los clavos en las manos


hacia que se desgarraran fácilmente puesto
que no tenían un soporte óseo importante.

La posibilidad de una herida periosea


dolorosa fue grande, al igual que la lesión
de vasos arteriales tributarios de la arteria
radial o cubital. El clavo penetrado destruía
el nervio sensorial motor, o bien comprometía el nervio mediano, radial o el
nervio cubital. La afección de cualquiera de estos nervios produjo tremendas
descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos
provoco fuerte contracciones en la mano.

Los pies eran fijados al frente del


estípete por medio de un clavo de hierro,
clavado a través del primero o segundo
espacio intermetatarsiano. El nervio
profundo peroneo y ramificaciones de los
nervios medianos y laterales de la planta
del pie fueron heridos.

¿Se clavaron ambos pies con un solo


clavo o se empleo un clavo para cada pie? También esta es una cuestión
controvertida. Pero es mucho más probable que cada uno de los pies del
salvador estuvo fijado a la cruz con clavo distinto. San Cipriano que, más de
una vez había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que
traspasaban los pies. San Ambrosio, San Agustín y otros mencionan
expresamente los cuatro clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.

San Meliton de Sardes escribió: “los padecimientos físicos ya tan


violentos al hincar los clavos, en órganos por extremo sensibles y delicados,
se hacían aun más intensos por el peso del cuerpo suspendido de los clavos,
por la forzada inmovilidad del paciente, por la intensa fiebre que sobrevenía,
por la ardiente sed producida por esta fiebre, por las convulsiones y espasmos,
y también por las moscas que la sangre y las llagas atraían”

No han faltado quienes dijesen que los pies del salvador no fueron
clavados, sino simplemente sujetos a la cruz con cuerdas; pero tal hipótesis
tiene en contra, tanto el testimonio unánime de la tradición , que ve en el
crucificado Jesús el cumplimiento de aquel, celebre vaticinio: "han taladrado
mis manos y mis pies" (sal 21); como en los mismos evangelios, pues leemos
en San Lucas (Lc 24, 39-40) “ved mis manos y mis pies; yo mismo soy;
palpad y ved..Y, dicho esto, les mostró las manos y los pies”.

Dice Bosssuet: ¿como describir los padecimientos morales que soportó


nuestro Señor Jesús Cristo durante su horrorosa agonía? Cuando una
muchedumbre de gente se saciaba sus ojos con el espectáculo de aquella
agonía, acompañando con todo tipo de ultrajes que le colmaron hasta el último
momento. Sufría al ver la mirada abnegada de su madre y sus amigos, a
quienes sus dolores tenían sumidos en profunda tristeza. Todo Él era,
digámoslo así, un tormento en sus miembros, en su espíritu, en su corazón y
en su alma.
De todas las muertes la de la cruz era la más inhumana, suplicio
infamante, que en el imperio romano se reservaba a los esclavos (servile
suppliciun)

Después de las palabras en Getsemaní vienen las pronunciadas en el


Gólgota, que atestiguan esta profundidad, única en la historia del mundo. Dios
mío, Dios mío, ¿por que me has abandonado?" Sus palabras no son sólo
expresión de aquel abandono, son palabras que repetía en oración y que
encontramos en el salmo 22.
LA AGONIA DE CRISTO

"Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de
sangre que caían hasta la tierra." -- Lucas 22: 44

INTRODUCCION

Cuando nuestro Señor terminó de comer la pascua y celebrar la cena con


sus discípulos, fue con ellos al Monte de los Olivos, y entró al huerto de
Getsemaní. ¿Qué lo indujo a seleccionar ese lugar para que fuera la
escena de su terrible agonía? ¿Por qué habría de ser arrestado allí por
sus enemigos de preferencia a cualquier otro lugar?

Y porque el Getsemaní? Me recuerda que el señor tuvo experiencias en


este hermoso lugar, sentía el refrigerio que le venía al acordarse de las
pasadas horas transcurridas allí con tanta quietud. Allí había orado, y
había obtenido fortaleza y consuelo pero nuestro Señor quería que
nosotros viéramos que nuestro pecado había cambiado todo alrededor
de Él en aflicción, convirtió sus riquezas en pobreza, su paz en duros
trabajos, su gloria en vergüenza, y así también el lugar de su retiro lleno
de paz, donde en santa devoción había estado tan cerca del cielo en
comunión con Dios, nuestro pecado los transformó en el foco de su
aflicción, el centro de su dolor. Allí donde su deleite había sido mayor,
allí estaba llamado a sufrir su máxima aflicción.

Pero, probablemente, la principal razón para ir a Getsemaní fue que era


un lugar muy conocido y frecuentado por Él, y Juan nos dice: "Y también
Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar." Nuestro Señor no
deseaba esconderse, no necesitaba ser perseguido como un ladrón, o ser
buscado por espías. Él fue valerosamente al lugar donde sus enemigos
sabían que Él acostumbraba a orar, pues Él quería ser tomado para sufrir
y para morir. Ellos no lo arrastraron al pretorio de Pilatos contra su
voluntad, sino que fue con ellos voluntariamente.

El bendito Salvador se deleitaba en el cumplimiento de la voluntad del


Señor, aunque esto implicara la obediencia hasta la muerte.

I. LA CAUSA DE LA PROFUNDA TRISTEZA

Nuestro Señor era "varón de dolores y experimentado


en el sufrimiento" a lo largo de toda Su vida, y sin
embargo, aunque suene paradójico, pienso que muy
difícilmente ha existido sobre la faz de la tierra un
hombre más feliz que Jesús de Nazaret, pues los dolores que
tuvo que soportar fueron compensados por la paz de la pureza,
la calma de la comunión con Dios, y el gozo de la benevolencia.

Pero en Getsemaní todo parece haber cambiado. Su paz lo ha


abandonado, su calma se ha convertido en tempestad. Después
de la cena nuestro Señor había cantado un himno, pero en
Getsemaní no había cantos.

¿CUAL ERA LA RAZON DE SU AGONÍA?

LO QUE NO ERA

 Porque tuviese algún sufrimiento físico, nuestro


Salvador estaba familiarizado con la enfermedad y el
dolor, pues Él tomó nuestras enfermedades, pero nunca
antes Él se quejó de algún sufrimiento físico.
 No era por ningún duelo, nadie había muerto, en
otro texto leemos “Jesús lloro” pero aquí no había ningún
lázaro fallecido ni nada por el estilo.
 No fue tampoco por las afrentas y humillaciones
pues ya le habían llamado “hombre comilón y bebedor de
vino” lo habían acusado de echar fuera demonios por el
poder de los demonios y sin embargo todo esto lo
enfrento con valor.
 ¿Será que se debió al escarnio que sabía que se le
aproximaba? ¿Será que Jesús temía a la muerte y a la
manera en que sería crucificado? Un terror le hacía sudar
gotas grandes de sangre, pero ¿se debía a lo próximo que
estaba por ocurrir? Lean las historias de los
mártires y con frecuencia los verán alegres ante
los más crueles sufrimientos que se avecinaban.
El gozo del Señor les ha dado tal fortaleza que ningún
pensamiento cobarde los ha alarmado ni un solo
instante. No debemos considerar a nuestro Señor
como inferior a sus más valientes siervos. No puede
ser que Él tiemble allí donde ellos fueron valerosos.
 Tampoco lo podemos atribuir a un ataque de
satanás, pues en ninguna parte de la biblia dice
que Jesús se angustiara por ser tentado. No
relación a la tentación en el desierto ni una sola sílaba
que nos diga que su alma estaba triste en extremo,

LO QUE SI ERA

 Los castigos y sufrimientos, esta prueba, su


origen, no venían ni de satanás, ni de los judíos ni
de los romanos ni de su discípulo traidor…venían de su
propio padre. Esta copa había sido llenada por su mano,
ahora debía tomar esa copa. Isaías 53:10-12. esta prueba
venia directamente de Dios.
 La porción de esta copa era muy amarga, de
manera especial aturdía su alma y afligía lo
íntimo de su corazón. Él retrocedía frente a ella, y por
lo tanto pueden estar seguros que fue un trago más
terrible que el dolor físico
 era algo inconcebiblemente terrible, lleno de horror de
manera sorprendente, que venía de la mano del Padre.
Isaías 53:10-12
 Él estaba próximo a "que por la gracia de Dios
gustase la muerte por todos," y llevar la maldición
que merecían los pecadores.
 quiero exhortarlos para que consideren por un momento
estas angustias, para que puedan amar a Quien las sufrió.
Ahora se daba cuenta, tal vez por primera vez, qué
significaba cargar con el pecado. Como Dios, era
perfectamente santo e incapaz de pecar, y como
hombre estaba sin la mancha original y puro y
sin ninguna contaminación; sin embargo tuvo
que cargar con el pecado, ser llevado como el chivo
expiatorio cargando con la iniquidad de Israel sobre su
cabeza, ser tomado y hecho una ofrenda por el pecado, y
como una cosa aborrecible (pues nada era más
aborrecible que la ofrenda del pecado) ser llevado fuera
del campamento y ser totalmente consumido por el fuego
de la ira divina.
 Él estar ante Dios en la posición del pecador? Y
como Lutero lo hubiera expresado, ser visto por Dios
como si Él fuera todos los pecadores del mundo,
y como si Él hubiera cometido todo el pecado que fue
cometido en todos los tiempos por su pueblo, pues todo
ese pecado fue colocado sobre Él, y sobre Él debió
volcarse toda la violencia que ese pecado exigía; Él
debió ser el centro de toda la venganza y cargar sobre Él
con todo lo que debía recaer sobre los culpables hijos de
los hombres.
 Tuvo que experimentar el pecado en su propia
carne, pues tuvo una horrenda visión del pecado:
Él mismo había recibido hacía patente el odio del hombre
hacia Dios, y, al verlo, el horror se apoderó del Él, y su
alma estaba triste al pensar que tenía que cargar con todo
ese mal y tenía que ser contado entre tales trasgresores
 la pena por el pecado comenzó a ser percibida
por Él en el huerto: primero el pecado, que lo había
colocado en la posición de un sustituto que sufre, y
después la pena que debía soportarse, al estar en esa
posición de sustituto.

HERMANOS, NO FUE UN SUFRIMIENTO


INSIGNIFICANTE ESE QUE RECOMPENSÓ LA JUSTICIA
DE DIOS POR LOS PECADOS DE LOS HOMBRES.
NUNCA ME DA MIEDO EXAGERAR CUANDO HABLO DE LO
QUE MI SEÑOR TUVO QUE SOPORTAR. TODO EL
INFIERNO FUE DESTILADO EN ESA COPA, DE LA
CUAL NUESTRO DIOS Y SALVADOR JESUCRISTO FUE
OBLIGADO A BEBER.
Ningún pecador podía pagar toda esa maldad, aun en el infierno
tendría que ser un sufrimiento eterno que nunca terminaría de
pagar esa deuda tan terrible. Sin embargo es el divino y pudo
ofrecer por corto tiempo a Dios el desagravio de su justicia.

II. El CARÁCTER DE SU ANGUSTIA

¿Cómo fue descrita esa angustia?

 Ya había comenzado cuatro días antes Si leemos en Juan 12:


27, "Ahora está turbada mi alma." Nunca le escuchamos
decir algo igual antes. "Ahora está turbada mi alma; ¿y
qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he
llegado a esta hora."
 Luego leemos mateo 26: 37 Él "comenzó a angustiarse en
gran manera," y esa expresión está llena de significado.
Puede significar la abstracción de la mente, y la
completa invasión de la mente por la angustia, de tal
manera que cualquier otro pensamiento que
pudiera aliviar la pena queda totalmente
excluido. Un pensamiento lacerante consumía su alma
entera, y quemaba todo lo que hubiera podido dar
consuelo. Por unos instantes su mente se rehusó a
considerar el resultado de su muerte, el consiguiente
gozo puesto delante de Él.
 la mente de nuestro Salvador hubiera
experimentado perturbaciones y convulsiones muy
distantes de su calma usual y de su espíritu recogido.
 Como dice la escritura en Isaías: "Y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y abatido." Como dijo el
salmista
 No era un simple hombre sobrecargado, era un
hombre aturdido y con cargas al límite humano sumido
en una angustia sinigual.
 Marcos nos dice a continuación, en el capítulo catorce
y en el versículo treinta y tres, que nuestro Señor
"comenzó a afligirse profundamente." Él estaba
asombrado y sorprendido, sino que su estupefacción
llegaba al límite del horror, como el que
experimentan los hombres cuando se les ponen
los pelos de punta y tiembla su carne.
EL SALVADOR ESTABA PRIMERO "AFLIGIDO
PROFUNDAMENTE," LUEGO DEPRIMIDO, Y
"ANGUSTIADO," Y FINALMENTE AGUDAMENTE
ESTUPEFACTO Y LLENO DE ASOMBRO; PUES
AUN ÉL EN SU CONDICIÓN DE HOMBRE,
ESCASAMENTE PUDO SABER QUÉ ERA LO QUE
SE HABÍA COMPROMETIDO A CARGAR. LO
HABÍA CONSIDERADO CON CALMA Y
TRANQUILIDAD, Y HABÍA SENTIDO QUE
INDEPENDIENTEMENTE DE LO QUE FUERA,
ÉL LO CARGARÍA POR NOSOTROS; PERO
CUANDO LLEGÓ EL MOMENTO DE CARGAR
REALMENTE CON EL PECADO ESTABA
TOTALMENTE PERPLEJO Y SORPRENDIDO POR
LA TERRIBLE POSICIÓN DE ESTAR EN EL LUGAR
DEL PECADOR ANTE DIOS, DE QUE SU SANTO
PADRE LO CONTEMPLARA COMO EL
REPRESENTANTE DEL PECADOR, Y DE SER
ABANDONADO POR ESE PADRE CON QUIEN ÉL
HABÍA VIVIDO EN TÉRMINOS DE AMISTAD Y
DELEITE DESDE TODA LA ETERNIDAD.

III. CUAL FUE SU ALVIO

Es perfectamente normal que nosotros esperemos


que nuestros hermanos vigilen con nosotros en nuestra
hora de prueba; pero nuestro Señor se dio cuenta que los
hombres no eran capaces de ayudarle; sin importar cuánto
querían ayudar sus espíritus, su carne era débil. Entonces ¿qué
hizo? Recurrió a la oración, y especialmente a la oración a Dios
en su carácter de Padre.

He aprendido por propia experiencia que no


conoceremos la dulzura de la Paternidad de Dios
hasta que no experimentemos una muy amarga
angustia; puedo entender que cuando el Salvador dijo "Abba,
Padre," fue la angustia la que lo redujo como un niño castigado
a apelar quejosamente al amor de un Padre.

La oración era el cauce del consuelo del Redentor,


verdadera, intensa, reverente, la oración que se repite, y
después de cada tiempo de oración le regresaba la calma y
volvía a sus discípulos con una medida de paz mental
restaurada.

Queridos hermanos y hermanas, si alguno de ustedes


experimenta su propio Getsemaní y sus pesadas
aflicciones, imiten a su Señor recurriendo a la oración,
clamando a su Padre y aprendiendo a someterse a Su voluntad.

APLICACIONES

 la humanidad real de nuestro Señor


Jesucristo. siéntanlo como relacionado con ustedes,
hueso de sus huesos, carne de su carne. ¡Cuán
plenamente Él puede entenderlos!
 A ontinuación contemplen aquí el intolerable mal del
pecado. Tú eres un pecador, pero Jesús nunca lo fue, y
sin embargo estar en el lugar del pecador fue tan terrible
para Él que estaba muy triste, hasta la muerte. ¡Qué será
para ti un día el pecado si eres encontrado culpable al
final!
 SI PUDIESEMOS DE VERDAD ENTENDER LO QUE ES
PECADO si pudiésemos describir el horror del
pecado no habría ninguno entre ustedes que estaría
satisfecho de permanecer en el pecado ni por un
momento; creo que esta mañana se elevaría desde esta
casa de oración un lamento y gemidos tales que podrían
ser escuchados en las propias calles
 el pecado debe ser una cosa terrible si aplastó de
esa manera a nuestro Señor. Si la pura imputación
del pecado produjo sudor sangriento en el santo y puro
Salvador, ¿qué producirá el pecado mismo?
Evítenlo, no pasen junto a él, aléjense de
cualquier cosa que se le parezca, caminen con
mucha humildad y cuidado con su Dios para que el
pecado no les dañe, porque es una plaga mortal, una
peste infinita.
 el amor sin par de Jesús, que por causa de
ustedes y por mí no solamente sufrió en el
cuerpo, sino que consintió en cargar con el
horror de ser contado como un pecador, y
colocarse bajo la ira de Dios por causa de nuestros
pecados: aunque le costó sufrir hasta la muerte y una
terrible aflicción, el Señor se presentó como nuestra
garantía antes que ver que nosotros pereciéramos.
 Acaso no podríamos soportar con alegría la
persecución por causa de Él? ¿No podríamos
trabajar por Él con total entrega? ¿Somos tan poco
generosos que su causa pueda tener necesidades
mientras nosotros contamos con los medios para
ayudarla?
 la excelencia y la plenitud de la expiación. Cuán
negro soy, qué sucio y despreciable a los ojos de Dios.
Yo sólo merezco ser lanzado a lo más profundo del
infierno, y me asombra que Dios no me hubiera arrojado
allí desde hace mucho tiempo; pero entro a Getsemaní, y
observo esos torcidos olivos, y veo a mi Salvador.
 Cuál no será el terror del castigo que recaerá
sobre aquellos hombres que rechazan la sangre
expiadora,

Los que rechazan a mi Señor. Jesucristo mi


Señor y mi Dios es un signo y una profecía para
ustedes de lo que les pasará. No en un huerto, sino
en la cama de ustedes donde a menudo han descansado
serán sorprendidos, y los dolores de la muerte se
apoderarán de ustedes. Serán entristecidos con una
tremenda tristeza y remordimiento por la vida
que han desperdiciado y por haber rechazado al
Salvador. Entonces el pecado que más aman, su
lascivia favorita, como otro Judas, los va a traicionar
con un beso. Cuando todavía su alma cuelgue de sus
labios será tomada y llevada por un grupo de demonios,
y llevada al tribunal de Dios, tal como Jesús fue llevado
a la silla de juicio de Caifás. Habrá un juicio sumario,
personal y de alguna manera privado, como resultado del
cual serán enviados a prisión donde, en tinieblas y crujir
de dientes y llanto, pasarán la noche antes de la sesión
del tribunal que tendrá el juicio por la mañana.
Entonces vendrá el día y vendrá la mañana de la
resurrección, y así como nuestro Señor
compareció ante Pilatos, así comparecerán
ustedes ante el más alto tribunal, no el de Pilatos,
sino del terrible trono de juicio del Hijo de Dios,
a Quien ustedes han despreciado y rechazado. Luego
aparecerán testigos declarando en contra de ustedes, no
testigos falsos, sino verdaderos, y ustedes se quedarán
sin habla, así como Jesús no dijo ni una palabra frente a
sus acusadores. Luego sus conciencias y su
desesperación los sacudirán, hasta que se conviertan en
tal monumento de miseria, tal espectáculo de desprecio,
hasta poder ser descritos adecuadamente por otro Ecce
Homo (he aquí al hombre), y los hombres los
mirarán y dirán: "He allí al hombre y al
sufrimiento que le ha sobrevenido, porque
despreció a su Dios y encontraba placer en el
pecado."

Después serán condenados. "Apartaos de mí, malditos,"


será la sentencia que recibirán, así como "¡Sea
crucificado!" fue la condenación de Jesús. Y serán
llevados por los oficiales de justicia al lugar de su
condenación.

Ustedes exclamarán: "Tengo sed," pero nadie les dará ni


una gota de agua;
Jesús, especialmente si han profesado alguna religión
falsa; todos los que pasen por allí dirán: "A otros salvó, a
otros predicó, pero a sí mismo no se puede salvar." El
mismo Dios se burlará de ustedes. No, no piensen que
estoy soñando, ¿no ha dicho Él: "También yo me reiré en
vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que
teméis"?

Arrepiéntanse del pecado y crean en Jesús. Que Su


Espíritu así se los permita, en el nombre de Jesús. Amén.

Anda mungkin juga menyukai