Ernesto Sábato
Detenernos a pensar sobre lo que la lectura puede construir en nosotros como personas,
como individuos pensantes y forjadores de una sociedad educada, es sin duda alguna la más
asombrosa de las actitudes racionales que se nos puede pasar por la mente. De la misma manera,
concientizarnos de que la importancia de la lectura está en brindarle a nuestro intelecto la
sabiduría necesaria para transformar la forma de ver el mundo y la realidad, es en cierto sentido
saborear los placeres del conocimiento y disfrutar al máximo un recorrido por el universo mágico
de las palabras.
No se equivoca Sábato al decir que leer nos abre las puertas a la imaginación, que leer
nos ayuda a la reflexión constante de los sucesos que nos rodean y que leer es una sagrada
rebeldía que nos incita a no conformarnos con lo que ya está dado, porque leer es todas y cada
una de esos aspectos entrelazados que nos llevan a convertirnos en individuos críticos, libres y
orientados en la búsqueda y el crecimiento de la razón. Por lo tanto, la lectura no solo
proporciona información (instrucción) sino que forma (educa) creando hábitos de reflexión,
análisis, esfuerzo, concentración, recrea, hace gozar, entretiene y distrae. Una persona con hábito
de lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para aprender por sí mismo
durante toda la vida.
En cierto momento Mario Vargas Llosa se refirió a la lectura como el acto que convertía
el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era, el
universo de la literatura. Así mismo; destaca que la buena literatura tiende puentes entre gentes
distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas,
creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. De la misma forma, la literatura crea
una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y
mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.
De lo anterior se infiere a demás que el lector descubre a través del texto otras realidades
y puede llegar a interpretar de forma crítica la suya propia. De esta manera, no puede controlarse
el orden establecido, lo que pone en peligro el sometimiento del individuo a las instancias de
poder: instituciones, ideologías políticas o religiones. Por ello, aún hoy, no es extraño observar
lugares donde se quiere controlar la lectura y actitudes contradictorias en algunas instancias de
poder que, mientras recomiendan la lectura, no ponen los medios necesarios para facilitar y
generalizar los comportamientos lectores; pues la lectura generalizada y libre, supondría
personas más formadas, más críticas y, sin duda, más independientes.
En esa instancia podríamos decir que la lectura es una actividad humana, que ha
contribuido al desarrollo del hombre, es un factor importantísimo tanto en los escritores, los
oradores, el intelectual, el estudiante y la persona común. El habito lector es determinante
incentivarlo en todas las sociedades, de esta manera se logra construir un eje socio cultural
sostenible que contribuya al desarrollo del conocimiento de los individuos. Asimismo, la lectura
amplía nuestro repertorio lexical toda vez que usamos el diccionario para saber el significado de
las palabras desconocidas y cuando ampliamos nuestro vocabulario a través de palabras
sinónimas, antónimas, parónimas, etc. leer con cuidado también nos ayuda a profundizar en el
pensamiento del autor de un libro y llegar a conocer su forma de pensar, lo que apoya
grandemente la creación de una personalidad independiente e interesante.