Las potestades administrativas se definen como poderes que la Ley confiere directamente a las
Administraciones Públicas y que las facultan para realizar fines de interés general o público.
Estos poderes que les con otorgados las sitúan en una posición de supremacía y de prerrogativa,
que, además, las faculta para constituir, modificar o extinguir situaciones jurídicas y de que son
titulares activos los administrados; imponiéndoles obligaciones y situaciones jurídicas, de forma
unilateral e incluso sin contar con su voluntad o consentimiento, aunque sujeto al ordenamiento
jurídico y ejecutivo. Sus características principales son:
- Se trata de poderes regulados por la Ley y por ello no cabe olvidar que las potestades
administrativas están sujetas al principio de legalidad propio de nuestro Estado de Derecho.
- Esta facultad otorgada a las Administraciones Públicas sólo pueden ser ejercidas para la
persecución del interés público y en ningún caso el interés propio o privativo de la propia
Administración.
A) Según su contenido:
- Potestad reglamentaria.
- La potestad reglamentaria es la prerrogativa por la que las administraciones públicas
pueden crear normas con rango reglamentario, es decir, normas subordinadas a las leyes,
ya sean reglamentos, decretos o instrucciones. Derecho No es privativa del Poder Ejecutivo,
otros órganos también pueden ejercerla. Así, por ejemplo, las Cámaras del Parlamento, o
Tribunales Superiores de Justicia. No obstante, ello, la potestad reglamentaria está radicada
principalmente en el Ejecutivo.
- Potestad organizatoria.
- Por potestad organizatoria se entiende el conjunto de facultades que cada
Administración ostenta para configurar su estructura. La posibilidad, por
consiguiente, de autoorganizarse. Con la llegada del constitucionalismo la potestad
organizatoria queda escindida en varios niveles: en sus líneas maestras viene
normalmente impuesta por la Constitución; después el poder legislativo configura
directamente los órganos de la Administración o habilita a ésta para dictar
reglamentos de organización. En sentido estricto, pues, la potestad organizatoria
sería la facultad de la Administración para configurar, dentro de los límites de las
leyes constitucionales y ordinarias, su propia estructura.
- Potestad tributaria.
- Potestad sancionadora.
La potestad sancionadora es aquella facultad de la administración pública de
imponer sanciones a través de un procedimiento administrativo, entendida la
sanción administrativa como aquel mal infligido a un administrado como
consecuencia de una conducta ilícita, con finalidad represora, consistiendo la
sanción en la privación de un bien o derecho, o la imposición de un deber, al estar
vedada para la administración pública las sanciones consistentes en privación de
libertad.
- Potestad revocatoria
la existencia de la potestad revocatoria de actos administrativos conduce a la
afectación de la seguridad jurídica, debido al efecto expropiatorio que tiene sobre
derechos y situaciones jurídicas, con lo que se torna necesaria la búsqueda de
fórmulas conciliadoras. En tal contexto, el presente artículo, además de brindar
importantes alcances conceptuales, busca identificar los requisitos para la
revocación del acto administrativo, ahondar en su estructura operativa, distinguir
las clases de revocación existentes y señalar sus diferencias con otras figuras,
como la nulidad, la caducidad, entre otras.
a) Innovativas:
- De naturaleza normativa (reglamentos) por las que se aprueban, modifican o derogan las
normas administrativas, alterando el sistema normativo anterior.
- De conformidad de situaciones y relaciones jurídicas.
b) No Innovativas:
- Potestades de autotutela: Que implica que la Administración Pública está capacitada como
sujeto de derecho para tutelar por sí misma sus propias situaciones jurídicas, incluso sus
pretensiones innovativas del statu quo, eximiéndose de este modo de la necesidad, común
a los demás sujetos, de recabar la tutela judicial.
Para más información, y a modo de ejemplo, según la Ley 7/ 1985 de Bases del Régimen Local,
modificada por la Ley 57/2003 de medidas para la modernización del gobierno local: