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GUIA DE PREPARACIÓN PARA CONFERIR EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC

Uso exclusivo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Material para el presbítero en preparación para recibir el Sacerdocio Mayor

LECCION 1

EL SACERDOCIO

¿Qué es el sacerdocio?

El sacerdocio es el poder y la autoridad de Dios. Por medio de los poderes de Su sacerdocio se


crearon los cielos y la tierra. Por medio de este poder el universo se mantiene en orden perfecto.
Mediante ese poder Él realiza Su obra y Su gloria, que es: “…llevar a cabo la inmortalidad y la vida
eterna del hombre” (Moisés 1:39). Nuestro Padre Celestial comparte el poder del sacerdocio con
los varones dignos de la Iglesia. El sacerdocio les permite actuar en nombre de Dios para la
salvación de la familia humana. Por su intermedio, pueden ser autorizados para predicar el
Evangelio, administrar las ordenanzas de salvación y gobernar el reino de Dios sobre la tierra.

¿Por qué necesitamos el sacerdocio sobre la tierra?

Debemos tener la autoridad del sacerdocio para actuar en nombre de Dios cuando llevamos a
cabo las ordenanzas sagradas del Evangelio, tales como el bautismo, la confirmación, la
administración de la Santa Cena y el matrimonio en el templo. Si un hombre no posee el
sacerdocio, aun cuando fuese sincero, el Señor no reconocerá las ordenanzas que efectúe (véase
Mateo 7:21–23). Esas ordenanzas importantes se deben realizar sobre la tierra por hombres que
posean el sacerdocio. Los hombres necesitan el sacerdocio para presidir en La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días y para dirigir la obra de ésta en todas partes del mundo. Cuando
Cristo vivió sobre la tierra, eligió a Sus apóstoles y los ordenó para que dirigieran Su Iglesia. Les dio
el poder y la autoridad del sacerdocio para actuar en Su nombre.

(Véase Marcos 3:13–15; Juan 15:16.) Otra de las razones por las cuales es necesario el sacerdocio
sobre la tierra es para que podamos comprender la voluntad del Señor y llevar a cabo Sus
propósitos. Dios revela Su voluntad a Su representante autorizado del sacerdocio sobre la tierra: el

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profeta. El profeta, quien es a la vez el Presidente de la Iglesia, sirve como portavoz de Dios para
todos los miembros de la Iglesia y para toda la gente que vive en esta tierra.

Análisis

• Nombre algunas de las cosas que sólo pueden llevar a cabo los varones que poseen el
sacerdocio. Analice por qué es necesaria la autoridad del sacerdocio.

¿De qué manera reciben los varones el sacerdocio?

El Señor ha preparado una manera ordenada para que Sus hijos varones reciban el sacerdocio
sobre la tierra. Un varón digno, miembro de la Iglesia, recibe el sacerdocio por medio de “la
imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el
Evangelio y administrar sus ordenanzas” (Artículo de Fe Nº 5). Esta es la misma forma en que el
hombre recibió el sacerdocio hace mucho tiempo, aun en los días de Moisés: “Y nadie toma para sí
esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón” (Hebreos 5:4). Aarón recibió el
sacerdocio de Moisés, su líder del sacerdocio (véase Éxodo 28:1). Solamente quienes poseen el
sacerdocio pueden ordenar a otros. Los hombres no pueden comprar ni vender el poder y la
autoridad del sacerdocio, ni adquirir por ellos mismos esa autoridad. En el Nuevo Testamento
leemos acerca de un hombre llamado Simón que vivió durante la época en que los apóstoles de
Cristo presidían la Iglesia. Simón se convirtió y fue bautizado en la Iglesia. Debido a que era un
mago muy hábil, la gente creyó que poseía el poder de Dios; sin embargo, Simón no poseía el
sacerdocio y él lo sabía. Simón sabía que los apóstoles y los demás líderes del sacerdocio de la
Iglesia poseían el verdadero poder de Dios. Él los vio utilizar el sacerdocio para hacer la obra del
Señor, y deseaba poseer también él ese poder; de modo que ofreció comprarlo. Sin embargo,
Pedro, el apóstol con más autoridad, le dijo: “…Tu dinero perezca contigo, porque has pensado
que el don de Dios se obtiene con dinero” (Hechos 8:20).

Análisis

• Solicite a alguien que lea o cite el quinto artículo de fe.

• ¿A quién se le confiere el sacerdocio? ¿Cómo se confiere?

• ¿Quién puede ordenar al sacerdocio a un miembro varón?

¿De qué manera utilizan debidamente el sacerdocio los hombres?

El sacerdocio se debe utilizar para bendecir la vida de los hijos de nuestro Padre Celestial sobre la
tierra. Los poseedores del sacerdocio deben presidir con amor y bondad. No deben forzar a su
familia y a otras personas a obedecerlos. El Señor nos ha dicho que el poder del sacerdocio sólo
debe manejarse por medio de la rectitud (véase D. y C. 121:36). Cuando tratamos de utilizar el
sacerdocio para obtener bienes materiales, fama o con otro propósito egoísta, “…he aquí, los
cielos se retiran, el Espíritu del Señor es ofendido, y cuando se aparta, se acabó el sacerdocio o

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autoridad de tal hombre” (D. y C. 121:37). Cuando un hombre utiliza el sacerdocio “por
longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero” (D. y C. 121:41), puede hacer cosas
maravillosas por su familia y por otras personas. Puede bautizar y confirmar, administrar el
sacramento de la Santa Cena y bendecir a los enfermos. Puede dar bendiciones del sacerdocio a
los integrantes de su familia para alentarlos y protegerlos cuando tengan necesidades especiales.
Puede también ayudar a otras familias con esas ordenanzas y bendiciones cuando se le pide que lo
haga. Los hombres pueden utilizar la autoridad del sacerdocio para presidir en la Iglesia en
llamamientos como el de presidente de rama, obispo, presidente de quórum, o líder de estaca o
de misión. Las mujeres que tienen cargos de oficiales y maestras dentro de la Iglesia trabajan bajo
la dirección del sacerdocio.

Análisis

• Lea D. y C. 121:34–40. ¿En qué forma no se debe utilizar el sacerdocio?

• Lea D. y C. 121:41–44. ¿En qué forma se debe utilizar el sacerdocio?

¿Qué bendiciones se reciben cuando utilizamos el sacerdocio en forma apropiada?

El Señor ha prometido grandes bendiciones a los poseedores del sacerdocio que son justos y que
lo utilicen con el fin de bendecir a sus semejantes: “…entonces tu confianza se fortalecerá en la
presencia de Dios; y la doctrina del sacerdocio destilará sobre tu alma como rocío del cielo. “El
Espíritu Santo será tu compañero constante, y tu cetro, un cetro inmutable de justicia y de verdad;
y tu dominio será un dominio eterno, y sin ser compelido fluirá hacia ti para siempre jamás” (D. y
C. 121:45–46). Un gran profeta de los últimos días, el presidente David O. McKay, prometió a todo
hombre que utilizara el sacerdocio rectamente que “su vida sería más tranquila, su discernimiento
más agudo para decidir rápidamente entre el bien y el mal, sus sentimientos más tiernos y
compasivos, y su espíritu más fuerte y valiente en defensa de la verdad; que él encontraría en el
sacerdocio una fuente infalible de felicidad: una fuente de aguas vivas que brota hasta convertirse
en vida eterna” (“Priesthood”, Instructor, octubre de 1968, pág. 378).

Análisis

• ¿Cuáles son algunas de las bendiciones que usted ha recibido por medio del sacerdocio?

• ¿Cuáles son algunas de las bendiciones que puede recibir por medio del sacerdocio?

Pasajes adicionales de las Escrituras

• D. y C. 107 (revelación acerca del sacerdocio).

• D. y C. 20:38–67 (se explican los deberes del sacerdocio).

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LECCION 2

LA ORGANIZACIÓN DEL SACERDOCIO


El Sacerdocio de Melquisedec, también conocido como el sacerdocio mayor, recibe el nombre del
Sumo Sacerdote de la antigüedad, Melquisedec, a quien Abraham pagó el diezmo. En Doctrina y
Convenios 107:2-4 se explica porqué el sacerdocio lleva su nombre: “La razón por la cual… se
llama Sacerdocio de Melquisedec es que Melquisedec fue un gran sumo sacerdote. Antes de su
época se llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios. Más por respeto o
reverencia al nombre del Ser Supremo, para evitar la demasiado frecuente repetición de su
nombre, la iglesia en los días antiguos dio a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec, o sea, el
Sacerdocio de Melquisedec” Pablo en su epístola a los hebreos, menciona que Cristo “fue
declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.” (Hebreos 5:10) El Sacerdocio
de Melquisedec fue dado a Adán y desde entonces, cada patriarca y cada profeta autorizado por
Dios ha tenido este poder. Este sacerdocio fue quitado del pueblo de Israel durante el tiempo de
Moisés. En vez del sacerdocio mayor, el pueblo de Israel recibió el sacerdocio menor, mejor
conocido como el Sacerdocio Aarónico. Cristo personalmente restauró el Sacerdocio de
Melquisedec a sus apóstoles durante su ministerio. Después de la muerte de sus apóstoles, el
sacerdocio se perdió durante lo que ahora se conoce como la Gran Apostasía. En 1829, como parte
de la restauración del evangelio, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, ordenaron a José Smith y a
Oliver Cowdery al sacerdocio mayor. El sacerdocio gobierna la Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días. El sacerdocio, al cual siempre se le asocia con la obra de Dios, “…continúa en
la Iglesia de Dios en todas las generaciones, y es sin principio de días ni fin de años” (D. y C. 84:17).
En la actualidad se encuentra sobre la tierra, y tanto a los varones jóvenes como a los adultos que
se bautizan en la Iglesia, cuando se les considera dignos, se les ordena al sacerdocio, y se les da la
autoridad para actuar en el nombre del Señor y hacer Su obra sobre la tierra.

Las dos divisiones del sacerdocio

El sacerdocio está dividido en dos partes: el Sacerdocio de Melquisedec y el Sacerdocio Aarónico


(véase D. y C. 107:1). El Sacerdocio de Melquisedec es el sacerdocio mayor. Hace mucho tiempo se
le llamaba “el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios”; pero el nombre se le cambió con
el fin de no utilizar con tanta frecuencia el nombre del Señor. La Iglesia en los tiempos antiguos
llamó al sacerdocio: “el Sacerdocio de Melquisedec” en honor a un gran sumo sacerdote que vivió
durante la época de Abraham. (Véase D. y C. 107:2–4.) El sacerdocio menor, o Aarónico, es una
dependencia del Sacerdocio de Melquisedec. Se le llama Sacerdocio Aarónico debido a que le fue
conferido a Aarón y a sus hijos a través de todas sus generaciones. Quienes poseen el Sacerdocio
Aarónico tienen la autoridad de administrar las ordenanzas exteriores del arrepentimiento y el
bautismo. (Véase D. y C. 107: 13–14, 20.)

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Quienes poseen el Sacerdocio de Melquisedec tienen el poder y la autoridad para dirigir la Iglesia y
la predicación del Evangelio en todas partes del mundo. Ellos tienen a cargo todo lo concerniente
a la obra espiritual de la Iglesia (véase D. y C. 84:19–22); dirigen la obra que se efectúa en los
templos; presiden sobre los barrios, las ramas, las estacas y las misiones; sanan a los enfermos,
bendicen a los bebés y dan bendiciones especiales a los miembros de la Iglesia. El profeta escogido
del Señor, el presidente de la Iglesia, es el sumo sacerdote que preside sobre el Sacerdocio de
Melquisedec (véase D. y C. 107:65–67).

Análisis

• Lea D. y C. 107:1–4. ¿Cuáles son las dos divisiones del sacerdocio? ¿De quién obtuvo su nombre
el Sacerdocio de Melquisedec).

Las llaves del sacerdocio

“Hay una diferencia entre el sacerdocio y las ’llaves‘ del sacerdocio. El presbítero de un barrio
tiene suficiente poder para bautizar, pero no está autorizado para efectuar esa ordenanza a
menos que el obispo le haya dado su autorización. El obispo tiene las llaves para administrar todos
los asuntos que dependan de su jurisdicción eclesiástica. Por lo tanto, él es la persona indicada
para dar a un presbítero la autorización para bautizar. “El presidente y profeta de la Iglesia tiene
las ’llaves‘ del sacerdocio para administrar todos los asuntos espirituales y temporales de la Iglesia.
Tiene el derecho de delegar en los presidentes de estaca, obispos, patriarcas y otros, las ’llaves‘
pertenecientes a oficios específicos en ciertas zonas geográficas. “El presidente Joseph F. Smith
enseñó al respecto: “ ’Dicha autoridad se delega a todo aquel a quien se confiere cualquier grado
del sacerdocio. Pero es necesario que todo acto efectuado bajo esta autoridad se haga en el
momento y lugar apropiados, en la manera debida y de acuerdo con el orden correcto. El poder de
dirigir estas obras constituye las llaves del sacerdocio.‘ (Doctrina del Evangelio, pág. 131)” (Melvin
R. Brooks, L.D.S. Reference Encyclopedia, pág. 393).

Análisis

• ¿Qué diferencia hay entre el sacerdocio y las llaves del sacerdocio?

Los oficios y los deberes del Sacerdocio Aarónico

Cuando a un hombre o a un joven se le confiere el Sacerdocio Aarónico, se le ordena a un oficio en


ese sacerdocio. Los oficios en el Sacerdocio Aarónico son diácono, maestro, presbítero y obispo.
Cada uno de esos oficios tiene deberes y responsabilidades propias. Un líder de grupo o un
presidente de quórum preside sobre un grupo o quórum y enseña a los miembros sus
responsabilidades y les pide que cumplan con determinadas asignaciones. Algunos hombres se
unen a la Iglesia o se activan después de que han pasado la edad en que usualmente se reciben los
oficios de este sacerdocio. A estos varones, por lo general, se les ordena a un oficio dentro del
Sacerdocio Aarónico y al poco tiempo, si son dignos, se les avanza a otros oficios.

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Diácono

A un jovencito que ha sido bautizado y confirmado miembro de la Iglesia y es digno se le puede


ordenar al oficio de diácono al cumplir los doce años de edad. A los diáconos por lo general se les
da la asignación de repartir la Santa Cena a los miembros de la Iglesia, actuar como
acomodadores, mantener en orden los edificios de la Iglesia y sus alrededores, actuar como
mensajeros de los líderes del sacerdocio y cumplir asignaciones especiales tales como recolectar
las ofrendas de ayuno.

Maestro

A un joven digno se le puede ordenar maestro al cumplir los catorce años de edad o después. Los
maestros tienen todos los deberes, derechos y poderes del oficio de diácono, además de algunos
adicionales. Los maestros en el Sacerdocio Aarónico deben ayudar a los miembros de la Iglesia a
vivir los mandamientos (véase D. y C. 20:53–59). Con el fin de ayudarlos a cumplir con esa
responsabilidad, generalmente se les llama como maestros orientadores. En esa capacidad, visitan
las casas de los miembros de la Iglesia y los exhortan a vivir los principios del Evangelio. También,
se les ha mandado que enseñen las verdades del Evangelio por medio de las Escrituras (véase D. y
C. 42:12). Los maestros también preparan el pan y el agua para el servicio sacramental.

Presbítero

A un joven digno se le puede ordenar presbítero al cumplir los dieciséis años o después. Los
presbíteros tienen todos los deberes, derechos y poderes de los oficios de diácono y de maestro,
además de algunos adicionales (véase D. y C. 20:46–51). Un presbítero puede bautizar; puede
además administrar la Santa Cena, ordenar a otros presbíteros, maestros y diáconos. Un
presbítero puede hacerse cargo de las reuniones cuando no haya un poseedor del Sacerdocio de
Melquisedec presente, y puede predicar el Evangelio a las personas que se encuentran a su
alrededor.

Obispo (Aplica para presidente de rama)

Un obispo es ordenado y apartado para presidir sobre el Sacerdocio Aarónico de un barrio. Él es el


presidente del quórum de presbíteros (véase D. y C. 107:87–88). Cuando un obispo actúa en su
oficio del Sacerdocio Aarónico, él se encarga principalmente de los asuntos temporales, tales
como la administración de las finanzas y los registros, y dirigir el cuidado de los pobres y los
necesitados (véase D. y C. 107:68). A un obispo se le ordena también sumo sacerdote para que
pueda presidir sobre todos los miembros del barrio (véase D. y C. 107:71–73; 68:15). Un obispo es
un juez en Israel (véase D. y C. 107:74) y entrevista a los miembros de su barrio con el fin de
concederles recomendaciones para el templo, ordenanzas del sacerdocio y otras necesidades.
Tiene el derecho de poseer el don del discernimiento.

Análisis

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• Analice los derechos del diácono, el maestro, el presbítero y el obispo.

Los oficios y deberes del Sacerdocio de Melquisedec

Los oficios del Sacerdocio de Melquisedec son: élder, sumo sacerdote, patriarca, setenta y apóstol.
Élder

A los élderes se les llama para enseñar, exponer, exhortar, bautizar y cuidar de la Iglesia (véase D.
y C. 20:42). Todos los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec son élderes. Tienen la autoridad
para conferir el don del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos (véase D. y C. 20:43).
Los élderes deben conducir las reuniones de la Iglesia bajo la guía del Espíritu Santo (véase D. y C.
20:45; 46:2). Los élderes pueden administrar a los enfermos (véase D. y C. 42:44); se les manda
que bendigan a los niños pequeños (véase D. y C. 20:70) y pueden presidir sobre las reuniones de
la Iglesia cuando no haya ningún sumo sacerdote presente (D. y C. 107:11).

Sumo sacerdote

A un sumo sacerdote se le puede dar la autoridad para oficiar en la Iglesia y para hacerse cargo de
los asuntos espirituales (véase D. y C. 107:10, 12). Él puede también oficiar en todos los oficios
menores (véase D. y C. 68:19). A los presidentes de estaca y de misión, a los miembros del sumo
consejo, a los miembros del obispado y a otros líderes de la Iglesia se les ordena sumo sacerdotes.

Patriarca

A los patriarcas los ordenan las Autoridades Generales, o los presidentes de estaca cuando reciben
autorización del Consejo de los Doce, para dar bendiciones patriarcales especiales a los miembros
de la Iglesia. Esas bendiciones nos brindan una mayor comprensión acerca de nuestros
llamamientos sobre la tierra. Ellas son la voz del Señor dirigida personalmente a nosotros. A los
patriarcas también se les ordena al oficio de sumo sacerdote (véase D. y C. 107:39–56).

Setenta

Los setentas son testigos especiales de Jesucristo ante el mundo y deben ayudar a edificar la
Iglesia y dirigir sus asuntos (véase D. y C. 107:25, 34, 38, 93–97).

Apóstol

Un apóstol es un testigo especial de Jesucristo en todo el mundo (véase D. y C. 107:23). Los


apóstoles administran los asuntos de la Iglesia por todo el mundo. A quienes se ordena al oficio de
apóstol en el Sacerdocio de Melquisedec, por lo general, se les aparta también como miembros
del Consejo de los Doce Apóstoles. A cada uno de ellos se les dan todas las llaves del reino de Dios
sobre la tierra, pero sólo el apóstol de más antigüedad, quien es a la vez el Presidente de la Iglesia,
ejercita activamente todas las llaves. Los demás actúan bajo su dirección.

Análisis

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• Analice los deberes de los élderes, los sumos sacerdotes, los patriarcas, los setentas y los
apóstoles.

Los quórumes del Sacerdocio Aarónico

El Señor ha dado instrucciones de que los poseedores del sacerdocio se organicen en quórumes.
Un quórum es un grupo de hermanos que poseen el mismo oficio del sacerdocio. En el Sacerdocio
Aarónico hay tres quórumes:

1. El quórum de diáconos, que lo componen hasta doce diáconos (véase D. y C. 107:85). El obispo
es quien llama a la presidencia del quórum de diáconos seleccionándola de entre los miembros de
ese quórum.

2. El quórum de maestros, que lo componen hasta veinticuatro maestros (véase D. y C. 107:86). El


obispo es quien llama a la presidencia del quórum de maestros seleccionándola de entre los
miembros de ese quórum.

3. El quórum de presbíteros, que lo componen hasta cuarenta y ocho presbíteros (véase D. y C.


107:87–88). El obispo del barrio, al cual pertenece el quórum, es quien preside sobre este quórum.
El obispo es un sumo sacerdote y por lo tanto pertenece también al quórum de sumos sacerdotes.
Cuando el número de miembros de un quórum exceda la cantidad especificada, el quórum se
puede dividir.

Los quórumes del Sacerdocio de Melquisedec

En las estacas de Sión existen los siguientes quórumes del Sacerdocio de Melquisedec:

El quórum de élderes

Todo quórum de élderes “…se ha instituido para los ministros residentes; no obstante, pueden
viajar, pero son ordenados para ser ministros residentes” (D. y C. 124:137). Ellos hacen la mayor
parte de la obra cerca de sus casas. El quórum consta de hasta noventa y seis élderes, presididos
por una presidencia de quórum llamada por el presidente de estaca.

El quórum de sumos sacerdotes

Cada quórum abarca todos los sumos sacerdotes que residen dentro de los límites de una estaca,
incluyendo a los patriarcas y obispos. El presidente de estaca y sus consejeros constituyen la
presidencia de ese quórum. En cada barrio, los sumos sacerdotes están organizados en un grupo
bajo la dirección de un líder de grupo.

La importancia de los quórumes del sacerdocio

Cuando a un adulto o a un joven se le ordena al sacerdocio, automáticamente se convierte en


miembro de un quórum del sacerdocio. A partir de ese momento y durante toda la vida, se espera

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que sea miembro de un quórum del sacerdocio según el oficio que tenga dentro de él. (Véase
Boyd K. Packer, “El quórum”, en Fortalece a tus hermanos, [Guía de estudio personal del
Sacerdocio de Melquisedec, número 4], págs. 147–153) Si un quórum del sacerdocio funciona
como debe, los miembros del quórum recibirán aliento, serán bendecidos, hermanados y sus
líderes les enseñarán el Evangelio. Aun cuando un hombre sea llamado y relevado de algunas
asignaciones dentro de la Iglesia, por ejemplo, de maestro, oficial, obispo, miembro del sumo
consejo o presidente de estaca, el hecho de ser miembro de su quórum no cambia. El ser miembro
de un quórum del sacerdocio debe considerarse un privilegio sagrado.

Análisis

• ¿Qué es un quórum? ¿De qué manera ayuda un quórum a fortalecer a los miembros en forma
individual?

• ¿Cuántos miembros integran un quórum de élderes, de sumos sacerdotes, de diáconos, de


maestros, de presbíteros?

Pasajes adicionales de las Escrituras

• Alma 13:1–19 (la manera en que los hombres fueron ordenados al sacerdocio)

• Hebreos 7:11–13 (el Sacerdocio de Melquisedec se restauró con la venida de Cristo).

• Mateo 16:19; D. y C. 68:12 (se da poder a los apóstoles; lo que ellos sellen en la tierra será
sellado en los cielos).

• D. y C. 20:38–67 (los deberes de los élderes, los presbíteros, los maestros y los diáconos).

• D. y C. 84; 107 (revelaciones sobre el sacerdocio).

• 1 Corintios 12:14–31 (todos los oficios del sacerdocio son importantes).

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LECCION 3

JURAMENTO Y CONVENIO DEL SACERDOCIO


Un juramento es una afirmación solemne de ser fiel a las promesas que se hayan hecho; un
convenio es una promesa solemne que se hacen dos personas entre sí. El Sacerdocio Aarónico se
recibe solamente por convenio. Los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec reciben el
sacerdocio tanto por un juramento tácito como por un convenio. Cuando los poseedores del
sacerdocio son fieles y magnifican sus llamamientos según la dirección recibida de Dios, Él los
bendice. Los que sean fieles hasta el fin y hagan todo lo que Dios les pida recibirán todo lo que el
Padre tiene (DyC 84:33–39). Hizo Jehová un pacto con Abraham, y Abraham obedeció, Gén. 15:18;
17:1; 22:16–18. Los sacerdotes de la época de Ezequiel no apacentaron a los rebaños Ezeq. 34:2–
3. Los sacerdotes de la época de Malaquías corrompieron el pacto Mal. 1–2. Un convenio es un
contrato, establecido entre Dios, el Padre Eterno y sus hijos en la tierra; todos los oficios en el
Sacerdocio de Melquisedec se reciben con un convenio y un juramento. El convenio es triple; en
él, el que recibe el llamamiento promete que:

1. Recibe el Santo Sacerdocio para convertirlo en una parte de su vida y de su ser, y que lo honrará
como lo que es: un poder y una autoridad sagrados.

2. Magnificará su llamamiento en el sacerdocio; o sea, que llevará a cabo todos los deberes
pertinentes a ese oficio y todo el trabajo que le sea asignado con el mismo.

3. Vivirá "con cada palabra que sale de la boca de Dios" (D. y C. 84:44); o sea, que guardará todos
los mandamientos y vivirá con rectitud.

La parte del convenio que corresponde a Dios es que El ha de dar a los fieles todo lo que El tiene.
En otras palabras, dará vida eterna a todo aquel que sea fiel a los convenios. Se ha mencionado un
convenio y un juramento en lo que concierne al Sacerdocio de Melquisedéc. El juramento consiste
en una solemne promesa del Señor, de que todos aquellos que sean fieles al convenio del
sacerdocio, obtendrán también la exaltación. Esto quiere decir que el Señor hace juramento de
que sus hijos obedientes, serán para siempre sumos sacerdotes según el orden de Melquisedec, y
coherederos con su Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo.

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Tiempo
Tema Desarrollo Escrituras de soporte
aproximado

“Acuerdo libre y
voluntario de dos o
5 minutos ¿Qué es un convenio? Explicar que un convenio
más personas para
consta de un acuerdo crear, modificar o dar
entre dos partes. por terminados
derechos y
obligaciones entre 2
partes”.

La parte del convenio Enseñar que quienes


que refiere al hombre reciben el sacerdocio
10 minutos que recibe el hacen un convenio D y C 84:33-35
sacerdocio. sagrado y hacen la parte
que les corresponde.

10 minutos La parte del convenio Enseñar que Dios cumple D y C 84:38-39


que refiere a Dios quien su parte del convenio con
comparte su poder. el hombre.

7 minutos Castigo por violar el Observar que el no


juramento y convenio. cumplimiento de nuestra
parte dentro del convenio D y C 84:40-42
trae serias consecuencias.

7 minutos Bendiciones al Mencionar que hay


esforzarnos por cumplir grandes cosas temporales
el juramento y y espirituales reservadas D y C 84:33, 44,46-48,
convenio. para nosotros si nos 61
esforzamos en cumplir
nuestra parte. Comparta
su testimonio.

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LECCION 4

LLAVES DEL SACERDOCIO


Las llaves constituyen el derecho de presidencia, o sea, el poder que Dios da al hombre para
dirigir, controlar y gobernar el sacerdocio de Dios sobre la tierra. Los poseedores del sacerdocio a
quienes se les llama a ocupar cargos de presidencia reciben las llaves de manos de los que tienen
autoridad sobre ellos. Los poseedores del sacerdocio solamente ejercen su sacerdocio dentro de
los límites designados por los que poseen las llaves. El Presidente de la Iglesia posee todas las
llaves del sacerdocio (DyC 107:65–67, 91–92; 132:7).

Pedro recibió las llaves del reino, Mateo 16:19. Miguel (Adán) recibió las llaves de la salvación bajo
la dirección de Jesucristo, DyC 78:16. Las llaves del reino siempre corresponden a la Primera
Presidencia, DyC 81:2. El Sacerdocio de Melquisedec posee la llave de los misterios del
conocimiento de Dios, DyC 84:19 José Smith y Oliver Cowdery recibieron las llaves del
recogimiento de Israel, del evangelio de Abraham, y de los poderes de sellamiento, DyC 110:11–16
Los Doce Apóstoles poseen llaves especiales, DyC 112:16. La Primera Presidencia y los Doce
poseen las llaves de la dispensación del cumplimiento de los tiempos, DyC 112:30–34. Los oficiales
en el sacerdocio poseen llaves del sacerdocio, DyC 124:123. El que posee llaves puede obtener
conocimiento DyC 128:11. El Sacerdocio Aarónico tiene las llaves del ministerio de ángeles y del
evangelio de arrepentimiento y del bautismo, JS–H 1:69 (DyC 13).

RESPONSABILIDAD EN EL SACERDOCIO COMO MAESTROS ORIENTADORES

Tiempo
Tema Desarrollo Escrituras de soporte
aproximado

10 minutos “Caridad” el amor puro Explicar que no


de Cristo. podemos actuar con el
sacerdocio, si antes no
entendemos que es la
caridad.

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10 minutos Nuestro primer llamado Explicar que nuestro
a servir, “Maestros primer llamado a servir
orientadores” es como maestro
orientador, velando
por nuestros
semejantes, como lo • Marcos 16:15
hizo Jesucristo.
• Mateo 25:35-40

• D y C 137:7-10
10 minutos Orientación familiar, Explicar la importancia
“Escenario de de realizar la
enseñanza”. orientación familiar,
llevamos el amor puro
de cristo en cada visita
que hacemos.

Explicar la importante
oportunidad que
10 minutos Noche de Hogar, tenemos de enseñar a
“Escenario de
nuestra familia el
aprendizaje. evangelio y fortalecer
nuestra familia.

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LECCION 5

LAS ORDENANZAS Y BENDICIONES DEL SACERDOCIO

Las ordenanzas del sacerdocio son actos sagrados dados por el Señor y se efectúan por medio de
la autoridad del sacerdocio. Las bendiciones del sacerdocio se dan por medio de esta autoridad del
sacerdocio y tienen el propósito de sanar, consolar y alentar a los demás. Los hermanos que
efectúan las ordenanzas y bendiciones deben prepararse para ello por medio de una vida que esté
en armonía con los principios del Evangelio y de un esfuerzo sincero por obtener la guía del
Espíritu Santo. Deben llevar a cabo toda ordenanza y bendición de una manera dignificante. Las
ordenanzas y bendiciones deben cumplir con los requisitos que se dan a continuación; la
ordenanza debe:

1. Efectuarse en el nombre de Jesucristo.

2. Efectuarse por la autoridad del sacerdocio.

3. Efectuarse siguiendo todas las pautas precisas; por ejemplo, seguir las palabras prefijadas para
la ordenanza o utilizar aceite consagrado para las bendiciones de salud.

4. Cuando sea necesario, debe ser autorizada por el líder del sacerdocio que posea las llaves
apropiadas.

Las ordenanzas que requieren autorización de los líderes del sacerdocio son las siguientes: dar
nombre y bendecir a los niños, realizar bautismos y confirmaciones, conferir el sacerdocio y
ordenar a un oficio del sacerdocio, bendecir y repartir la Santa Cena y dedicar sepulcros.

Dar nombre y bendecir a los niños

“Todo miembro de la Iglesia de Cristo que tenga hijos deberá traerlos a los élderes ante la iglesia,
quienes les impondrán las manos en el nombre de Jesucristo y los bendecirán en su nombre” (D. y
C. 20:70). De conformidad con esta revelación, solamente los dignos poseedores del Sacerdocio de
Melquisedec pueden participar en la ordenanza de dar nombre y bendecir a niños pequeños. La
ordenanza de dar nombre y bendecir a los niños requiere la autorización por parte de la autoridad
presidente. Cuando se bendice a un bebé, los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec se
reúnen en un círculo y lo toman colocando las manos debajo de él. Para bendecir a un niño mas
grande, los hermanos le colocan la mano levemente sobre la cabeza. La persona que pronuncie la
bendición hace lo siguiente:

1. Se dirige al Padre Celestial.

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2. Declara que la bendición se efectúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.

3. Da el nombre al niño o a la niña.

4. Pronuncia una bendición del sacerdocio de acuerdo con lo que el Espíritu le inspire.

5. Termina en el nombre de Jesucristo.

Bautismo

Bajo la dirección de la autoridad presidente, un presbítero o un poseedor del Sacerdocio de


Melquisedec que sea digno efectúa la ordenanza del bautismo. Para ello, hace lo siguiente:

1. Se pone de pie en el agua junto con la persona que vaya a bautizar.

2. Por conveniencia y seguridad con la mano izquierda toma la muñeca derecha de la persona, y
ésta a su vez toma la muñeca izquierda del poseedor del sacerdocio con la mano izquierda.

3. Levanta el brazo derecho en forma de escuadra.

4. Pronuncia el nombre completo de la persona y dice: “Habiendo sido comisionado por Jesucristo,
yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén” (D. y C. 20:73).

5. Hace que la persona se oprima la nariz con la mano derecha por conveniencia; luego, coloca la
mano derecha en la parte superior de la espalda de la persona y la sumerge por completo, incluso
toda la vestimenta.

6. Ayuda a la persona a salir del agua.

Para todo bautismo se debe contar con dos presbíteros o dos poseedores del Sacerdocio de
Melquisedec que actúen como testigos y se aseguren que éste se lleve a cabo en la forma
apropiada. Si las palabras no fueran exactamente las que aparecen en Doctrina y Convenios 20:73,
o si parte del cuerpo o de la vestimenta de la persona no quedara totalmente sumergida, la
ordenanza deberá repetirse. La persona que está bautizándose y la persona que efectúa la
ordenanza deben vestir ropa blanca que al mojarse no sea transparente.

Confirmación

Los conversos de nueve años de edad o mayores y los que tienen ocho años pero ninguno de sus
padres es miembro son confirmados en la reunión sacramental (véase D. y C. 20:41). Los niños de
ocho años de edad pueden ser confirmados inmediatamente después de su bautismo en el lugar
en que hayan sido bautizados si al menos uno de los padres es miembro de la Iglesia y ambos
padres dan su permiso para que el niño sea bautizado y confirmado. Bajo la dirección de la
presidencia de rama, uno o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden efectuar esta
ordenanza. Colocan las manos levemente sobre la cabeza de la persona y quien efectúe la
ordenanza hace lo siguiente:
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1. Pronuncia el nombre completo de la persona.

2. Declara que la ordenanza se efectúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.

3. Confirma a la persona miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

4. Confiere el don del Espíritu Santo diciendo: “Recibe el Espíritu Santo”.

5. Da una bendición del sacerdocio según lo inspire el Espíritu.

6. Termina en el nombre de Jesucristo.

Conferir el sacerdocio y ordenar a un oficio

El presidente de rama supervisa cuando se confiere el Sacerdocio Aarónico y se ordena a los oficios
de diácono, maestro y presbítero. Antes de que una persona sea ordenada a un oficio en el
Sacerdocio Aarónico, debe ser entrevistado por el presidente de rama y ser hallado digno.
También debe ser sostenido en el quórum y presentado en una reunión sacramental de rama. Con
la autorización del presidente de rama, un presbítero puede conferir el Sacerdocio Aarónico a otra
persona y ordenarle a un oficio en el Sacerdocio Aarónico. El presidente de misión supervisa
cuando se confiere el Sacerdocio de Melquisedec y se ordena al oficio de élder. Para conferir el
sacerdocio u ordenar a una persona a un oficio en el sacerdocio, uno o más poseedores del
sacerdocio requerido que han sido autorizados por la autoridad presidente colocan las manos
levemente sobre la cabeza de la persona. Luego, el poseedor del sacerdocio que efectúa la
ordenación hace lo siguiente:

1. Pronuncia el nombre completo de la persona.

2. Declara la autoridad por la cual se efectúa la ordenación (el Sacerdocio Aarónico o el de


Melquisedec).

3. Confiere el Sacerdocio Aarónico o el de Melquisedec, a menos que ya se le haya conferido.

4. Ordena a la persona al oficio correspondiente del Sacerdocio Aarónico o de Melquisedec, y

confiere los derechos, los poderes y la autoridad de ese oficio.

5. Da una bendición del sacerdocio según lo que le inspire el Espíritu.

6. Termina en el nombre de Jesucristo.

Santa Cena

La Santa Cena es una ordenanza muy sagrada. El participar de la Santa Cena proporciona una
oportunidad de recordar la vida, las enseñanzas y la expiación de Jesucristo. Es el momento para
renovar los convenios que se hacen con el Señor en el momento del bautismo (véase Mosíah

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18:8–10). Los maestros y los presbíteros pueden preparar la Santa Cena; los presbíteros pueden
bendecirla; y los diáconos, maestros y presbíteros pueden repartirla. Los poseedores del
Sacerdocio de Melquisedec pueden preparar, bendecir y repartir la Santa Cena, pero por lo
general sólo lo hacen cuando no hay suficientes poseedores del Sacerdocio Aarónico para hacerlo.
Si alguien ha cometido una transgresión grave, no debe preparar, ni bendecir ni repartir la Santa
Cena hasta que se haya arrepentido y haya resuelto el problema con su presidente de rama. Los
que preparan, bendicen o reparten la Santa Cena administran esta ordenanza en nombre del
Señor. Todos los poseedores del sacerdocio deben tratar esta asignación con una actitud solemne
y reverente. Deben estar bien arreglados, aseados y vestir con modestia. La apariencia personal
debe reflejar el carácter sagrado de la ordenanza. Los hermanos que preparan la Santa Cena
deben hacerlo antes de que comience la reunión. Colocan el pan sin partir en las bandejas del pan,
las que deben estar limpias. Después colocan las bandejas del pan y las de los vasitos de la Santa
Cena en la mesa sacramental. Los vasitos deben contener agua fresca. Finalmente cubren el pan y
el agua con un mantel blanco y limpio. Durante el himno sacramental, los que están sentados a la
mesa sacramental quitan la parte del mantel que cubre las bandejas del pan y parten el pan en
trocitos pequeños. Después del himno, la persona que bendice el pan se arrodilla y ofrece la
oración sacramental del pan. Los hermanos reparten después el pan a los presentes de manera
reverente y ordenada. La autoridad que preside la reunión es el primero que recibe la Santa Cena.
Cuando todos los presentes hayan tenido la oportunidad de participar del pan, los que lo reparten
llevan las bandejas a la mesa sacramental y los que bendicen la Santa Cena vuelven a cubrir las
bandejas con el mantel. Los que están sentados a la mesa sacramental quitan la parte del mantel
que cubre las bandejas del agua. La persona que bendice el agua se arrodilla y ofrece la oración
sacramental del agua. Los hermanos reparten después el agua a todos los presentes. Las bandejas
se devuelven a la mesa sacramental y se cubren otra vez. Los hermanos que hayan bendecido y
repartido la Santa Cena toman entonces sus asientos junto a la congregación. La Santa Cena es
para los miembros de la Iglesia, incluso los niños. La persona que dirige la reunión no debe
anunciar que se repartirá sólo para los miembros; no se debe hacer nada para evitar que las
personas que no sean miembros participen de ella. Las oraciones sacramentales deben
pronunciarse con claridad, exactitud y dignidad. Si la persona que bendice la Santa Cena se
equivoca con las palabras y no se corrige ella misma, el presidente de rama le pide que repita la
oración para que se ofrezca de manera correcta. La oración para bendecir el pan es la siguiente:
“Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, te pedimos que bendigas y santifiques
este pan para las almas de todos los que participen de él, para que lo coman en memoria del
cuerpo de tu Hijo, y testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno, que están dispuestos a tomar sobre
sí el nombre de tu Hijo, y a recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos que él les ha dado,
para que siempre puedan tener su Espíritu consigo. Amén” (D. y C. 20:77 y Moroni 4). La oración
para bendecir el agua es la siguiente: “Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu Hijo,
te pedimos que bendigas y santifiques [esta agua] para las almas de todos los que [la] beban, para
que lo hagan en memoria de la sangre de tu Hijo, que por ellos se derramó; para que testifiquen
ante ti, oh Dios, Padre Eterno, que siempre se acuerdan de él, para que puedan tener su Espíritu
consigo. Amén” (D. y C. 20:79 y Moroni 5). La Santa Cena deberá retirarse de la mesa tan pronto
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como sea posible después de la reunión. El pan que sobre puede comerse. La bendición y la
repartición de la SantaCena requieren la autorización de la autoridad que preside.

Consagración del aceite

Uno o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec deben consagrar aceite puro de oliva para
su santo propósito de ungir a los enfermos y afligidos. A fin de consagrarlo, el poseedor del
sacerdocio hace lo siguiente:

1. Sostiene un recipiente abierto que contenga aceite de oliva.

2. Se dirige al Padre Celestial.

3. Declara que actúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.

4. Consagra el aceite (no el recipiente) y lo aparta para la unción y la bendición de los enfermos y
afligidos.

5. Termina en el nombre de Jesucristo.

Bendición de los enfermos

Solamente los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden bendecir a los enfermos o
afligidos. Por lo general, dos o más lo hacen juntos, pero también lo puede hacer uno solo. Si no se
tuviera aceite consagrado disponible, un hombre que posea el Sacerdocio de Melquisedec podrá
dar una bendición por la autoridad de ese sacerdocio. Un padre de familia que posea el Sacerdocio
de Melquisedec debe bendecir a los miembros enfermos de su familia. Puede pedir a otro
poseedor del Sacerdocio de Melquisedec que le ayude. La bendición de los enfermos consiste en
dos partes: (1) la unción con aceite y (2) el sellamiento de la unción.

Unción con aceite

Un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec unge a la persona enferma de esta manera:

1. Vierte una pequeña cantidad de aceite consagrado en la cabeza de la persona.

2. Le coloca las manos levemente sobre la cabeza y pronuncia su nombre completo.

3. Declara que unge a la persona por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.

4. Declara que unge con aceite que ha sido consagrado para ungir y bendecir a los enfermos y
afligidos.

5. Termina en el nombre de Jesucristo.

Sellamiento de la unción

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Por lo general, dos o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec colocan levemente las
manos sobre la cabeza de la persona enferma, y el que vaya a sellar la unción hace lo siguiente:

1. Pronuncia el nombre completo de la persona.

2. Declara que sella la unción por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.

3. Da una bendición según le inspire el Espíritu.

4. Termina en el nombre de Jesucristo.

Bendiciones de padre y otras bendiciones de consuelo y de consejo

Las bendiciones de padre y otras bendiciones del sacerdocio se dan con objeto de proporcionar
dirección y consuelo, según lo que inspire el Espíritu. Un padre de familia que tenga el Sacerdocio
de Melquisedec puede dar a sus hijos bendiciones de padre. Esas bendiciones pueden ser
particularmente beneficiosas cuando los hijos se alejan para continuar estudios, van a una misión,
empiezan un empleo, se casan, entran en el servicio militar o se enfrentan a problemas especiales.
Esas bendiciones pueden fortalecer en gran manera a la familia. La familia puede anotar o grabar
una bendición de padre para guardarla en sus archivos, pero no se guarda en los registros de la
Iglesia. Los padres deben alentar a sus hijos a solicitar una bendición de padre cada vez que
sientan la necesidad de hacerlo. Los poseedores dignos del Sacerdocio de Melquisedec pueden dar
también bendiciones de consuelo y de consejo a su esposa, a familiares y otras personas que las
soliciten. Para dar una bendición de padre u otras bendiciones de consuelo y de consejo, un
hombre que posea el Sacerdocio de Melquisedec, ya sea él solo o junto con uno o más poseedores
dignos de dicho sacerdocio, coloca levemente las manos sobre la cabeza de la persona que vaya a
recibirla. No se requiere aceite para esta bendición. Luego, el poseedor del sacerdocio que vaya a
dar la bendición hace lo siguiente:

1. Pronuncia el nombre completo de la persona.

2. Declara que la bendición se efectúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.

3. Da la bendición según lo que le inspire el Espíritu.

4. Termina en el nombre de Jesucristo.

Dedicación de un sepulcro (sepultura)

La persona que vaya a dedicar un sepulcro debe poseer el Sacerdocio de Melquisedec y estar
autorizado por el oficial del sacerdocio que dirija el servicio. Para llevar a cabo la dedicación de un
sepulcro, hace lo siguiente:

1. Se dirige al Padre Celestial.

2. Declara que dedica el sepulcro por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.


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3. Dedica y consagra el sepulcro como lugar de descanso para el cuerpo del difunto.

4. Donde sea apropiado, ora para que el lugar permanezca sagrado y protegido hasta la
Resurrección.

5. Pide al Señor que consuele a la familia y expresa otros pensamientos que el Espíritu le inspire.

6. Termina en el nombre de Jesucristo.

Si la familia lo prefiere, alguien puede ofrecer una oración junto al sepulcro en lugar de una
oración dedicatoria. (Es preferible que la ofrezca un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec).

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LECCION 6

EL DIEZMO Y LAS OFRENDAS DE AYUNO


Nuestro Padre Celestial sabe todo lo que necesitamos y nos ha dado el siguiente mandamiento y
promesa: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6:33). Se nos han dado mandamientos para que nos preparemos en todos los
aspectos con el fin de volver a vivir en la presencia de nuestro Padre Celestial. Él nos ha
proporcionado la forma de agradecerle nuestras bendiciones. El pagar los diezmos y las ofrendas
de buena voluntad es una forma de agradecerle. Al pagar las ofrendas, le demostramos al Salvador
que lo amamos y que obedecemos Su consejo: “…en verdad, es un día de sacrificio y de requerir el
diezmo de mi pueblo” (D. y C. 64:23).

Análisis

• ¿Cómo podemos demostrar gratitud a nuestro Padre Celestial por todas las bendiciones que
recibimos de Él?

La obediencia a la ley del diezmo

Antiguamente, Abraham y Jacob obedecieron el mandamiento de pagar un tributo que consistía


en la décima parte de sus ganancias (véase Hebreos 7:1–10; Génesis 28:20–22). En tiempos
modernos, el profeta José Smith suplicó: “¡Oh Señor! Indica a tus siervos cuánto requieres de las
propiedades de tu pueblo como diezmo” (Encabezamiento de la Sección 119); el Señor le
contestó: “Y esto será el principio del diezmo de mi pueblo. Y después de esto, todos aquellos que
hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les
será por ley fija perpetuamente” (D. y C. 119:3–4). El diezmo es la décima parte de nuestros
ingresos, lo cual significa que damos un diez por ciento de todo lo que ganamos antes de satisfacer
nuestras propias necesidades, tales como comida, vestido y habitación. Si nuestro ingreso consiste
en rebaños, ganados o cosechas, en lugar de dinero en efectivo debemos dar la décima parte de
esas cosas (véase Levítico 27:30–32). Cuando pagamos el diezmo demostramos nuestra fidelidad
al Señor y a la vez enseñamos a nuestros hijos la importancia de esa ley. Ellos entonces desearán
seguir nuestro ejemplo y pagar el diezmo de cualquier dinero que reciban.

Análisis

• ¿Qué es un diezmo honrado?

• ¿Qué podemos hacer para enseñar a nuestros hijos a pagar el diezmo?

Debemos darlo de buena voluntad

Es importante que paguemos el diezmo de buena voluntad: “Cuando alguien paga su diezmo sin
gozo, se está robando una parte de la bendición. Debe aprender a dar alegremente,

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voluntariamente y con gozo y lo que dé será bendecido” (Stephen L. Richards, La ley del diezmo,
folleto, pág. 6). El apóstol Pablo enseñó que la forma en que lo damos es tan importante como lo
que damos, cuando dijo: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

Análisis

• Lea 2 Corintios 9:6–7. ¿Qué significa dar “no con tristeza”?

• Analice la importancia de nuestra actitud al dar.

El diezmo y otras ofrendas

Como miembros de la Iglesia, damos al Señor el diezmo y otras ofrendas en dinero, mercancía y
tiempo.

Diezmo

La Iglesia utiliza el dinero del diezmo para diversos fines, algunos de los cuales son:

1. La edificación, el mantenimiento y el funcionamiento de templos, centros de reuniones y otros


edificios.

2. El proporcionar fondos de funcionamiento para las estacas, los barrios y otras unidades de la
Iglesia. (Esas unidades utilizan los fondos para llevar a cabo los programas eclesiásticos de la
Iglesia, entre los cuales se encuentra la enseñanza del Evangelio, y las actividades sociales y de
entretenimiento.)

3. La ayuda al programa misional.

4. La educación de la juventud de la Iglesia en escuelas, seminarios e institutos.

5. La publicación y distribución de materiales didácticos.

6. La ayuda para la historia familiar y la obra del templo.

Otras ofrendas

Las ofrendas de ayuno. Los miembros de la Iglesia ayunan una vez al mes, durante la cual se
abstienen de alimentos y líquidos por dos comidas consecutivas; luego contribuyen el dinero que
hubieran gastado en ellas. Pueden dar en forma tan generosa como su situación se los permita. A
ese donativo se le llama ofrenda de ayuno. Los obispos utilizan las ofrendas de ayuno para
proporcionar comida, abrigo, ropa y atención médica a los necesitados. Como parte del ayuno, los
miembros asisten a una reunión llamada reunión de ayuno y testimonio, en donde expresan su
testimonio de Cristo y Su Evangelio.

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Fondo misional. Los miembros contribuyen al fondo misional de la Iglesia con el fin de ayudar a
expandir el Evangelio por el mundo. Esos fondos se utilizan para mantener las misiones y los
misioneros en casi todos los países.

Servicio. Los miembros también ofrecen parte de su tiempo, habilidades y bienes para ayudar a
otras personas. Ese servicio permite a la Iglesia ayudar a los necesitados, ya sean miembros o no,
por todo el mundo a nivel comunitario, nacional e internacional, especialmente cuando ocurre
alguna catástrofe.

• ¿De qué manera las ofrendas, además del diezmo, demuestran nuestro agradecimiento a
nuestro Padre Celestial?

Somos bendecidos cuando damos diezmos y ofrendas

El Señor promete bendecirnos si pagamos fielmente los diezmos y las ofrendas. Él dijo: “Traed
todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto… si no os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”
(Malaquías 3:10). Una revelación de los últimos días habla sobre otra bendición que recibirán
quienes paguen el diezmo: “…y en verdad, es un día de sacrificio y de requerir el diezmo de mi
pueblo, porque el que es diezmado no será quemado en su venida” (D. y C. 64:23). Las
bendiciones que se nos han prometido son tanto materiales como espirituales. Si damos de buena
voluntad, nuestro Padre Celestial proporcionará lo necesario para satisfacer nuestras necesidades
diarias de comida, ropa y abrigo. Nos ayudará también a progresar “en el conocimiento de Dios,
en nuestro testimonio, en el poder de vivir el evangelio e inspirar a nuestra familia a hacer lo
mismo” (Heber J. Grant, Gospel Standards, pág. 58). Quienes pagan el diezmo y las ofrendas son
grandemente bendecidos, además de tener un buen sentimiento de que están ayudando a edificar
el reino de Dios sobre la tierra.

Análisis

• Mencione tres bendiciones que recibimos por ser obedientes a la ley del diezmo.

Pasajes adicionales de las Escrituras

• D. y C. 119:1–4 (la ley del diezmo).

• Génesis 14:19–20; Alma 13:13–16 (Abraham pagó diezmos).

• 2 Crónicas 31:5–6, 12; Nehemías 10:37–38 (los hijos de Israel pagaban diezmos).

• 3 Nefi 24:8–10 (¿robará el hombre a Dios?).

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