no me pidas lo mismo
lo que escribo,
inútil subterfugio
del olvido,
si algo vale
ese algo
será rescatado
por un lector futuro
y sólo por ello
habrá sido tasado
y salvado momentáneamente
de la noche eterna
leo las cosas que no recuerdo
haber escrito
y estoy seguro
que fue otro
alguien muy parecido a mí
quien pensó y escribió
con letra semejante,
con ideas afines,
y con una visión muy diferente
del aquí y ahora
que me enlaza a una tierra
donde mis pies no son ya mis pasos
gustaba de la erudición
y cruzaba con facilidad
la reseña con el gesto,
la cita con el párrafo
y la idea con el discurso
y luego, al enfrentarse
cara a cara contra la hoja en blanco
prodigaba un verso
extenso, torpe,
cual justificación de una lectura
o algún sentimiento que no alcanzó a florecer
y en ese momento era mejor callar
envidio a los poetas que pueden
de memoria, citar todos sus versos
no me pidas lo mismo:
sé que algo escribí
y aquellas letras
azules sobre papel amarillento
eran la cifra de un destino
y un futuro que me alcanzó
y terminó dejándome
sangrante y maltrecho
en el límite moribundo
de este presente
francisco arriaga
méxico, frontera norte
22/ix/2018-27/v/2019