MARCO HISTORICO
Durante el Siglo XX, la Gran Depresión de 1930 y las dos Guerras Mundiales
retrasaron el avance del mercado. Pero finalizada la Segunda Guerra Mundial, el
crecimiento fue incesante y a una velocidad jamás vista ya que fue determinante el
aporte tecnológico. Un punto a veces no tenido en cuenta fue la carrera espacial ya
que aceleró notablemente el avance científico y tecnológico en todas las ramas del
conocimiento humano.
Todos los observadores coinciden que la caída del Muro de Berlín marcó en 1989
un punto de quiebre. Ya que se lo considera ese hecho como el inicio de un cambio en
el desarrollo de las civilizaciones. Ese suceso fue continuado con la desaparición de la
Unión Soviéti a. Ade ás e t ó e isis el odelo del lla ado estado de ie esta
el llamado Tercer Mundo entró en una etapa de reubicación en el concierto de las
naciones al desaparecer el mundo comunista. El esquema tripolar desapareció. En los
países subdesarrollados, la crisis del modelo keynesiano trajo aparejada la caducidad
del modelo sustitutivo de importaciones en la cual fundaban estos países sus sistemas
económicos. Estos últimos se vieron obligados a practicar un drástico ajuste
económico que consistió en la apertura económica y la liberalización comercial. Estos
países encontraron un acceso dificultoso a la reconversión económica ya que se
encontraron vulnerables por su deuda pública y se vieron obligados a disminuir su
gasto público conseguir disciplina fiscal y achicar el Estado en cuanto a sus funciones.
Lo que acaba de expresarse es una breve reseña de un conjunto de fenómenos
vinculados al campo internacional que nos lleva a estas rápidas conclusiones: 1) ha
existido y existe una notable concentración de rupturas y discontinuidades en lo
político y en lo económico en un tiempo breve; 2) vivimos una etapa de
transformaciones de una magnitud tal que permite calificarla como cambio
civilizatorio o, como algunos dicen, vuelta de página en la historia del hombre; 3) la
realidad va más rápido que la capacidad humana para reconocerla y entenderla por lo
que ninguna interpretación puede pretender ser la definitiva. Hay un alto grado de
provisionalidad en todo lo que se exprese o se escriba.
2) Evidente aumentó del comercio internacional: hacia principios de los años 90 las
exportaciones mundiales fueron casi diez veces mayores que cuarenta años atrás.
3) Expansión de los mercados financieros: hasta hace poco, los países eran
considerados entidades económicas distintas, conectadas por el comercio. Ahora
es distinto. Los mercados financieros soslayan cada vez más las fronteras
nacionales cuando toman decisiones de inversión. En 1990, los Gobiernos
suministraban la mitad de los préstamos y créditos a 30 países en vías de
desarrollo (incluyendo Brasil, China, India y México) según el Instituto para las
Finanzas Internacionales con sede en Washington. En 1999, los flujos privados
totalizaron 136.000 millones de dólares en esos treinta países, en comparación
con los flujos de capital gubernamentales que fueron del orden de los 22.000
millones de dólares, de acuerdo con ese instituto. Todo esto acompañado por un
furor incontenible de las compañías multinacionales en adquisiciones de todo
tipo: en solo seis meses de 1999 las compras y fusiones fueron del orden de
500.000 millones de dólares tanto en países avanzados como en vías de
desarrollo. Este total fue siete veces mayor que los niveles de todo 1991 (que fue
de 85.000 millones de dólares) según el informe de las Naciones Unidas sobre la
Inversión Mundial.
La llamada guerra fría derivó en un mundo bipolar cuyas cabezas eran EEUU y la
Unión Soviética. El estallido de ésta última en 1991 significó el fin de la bipolaridad.
Sin embargo, contra todo lo esperado, el mundo bipolar no fue reemplazado por
un centro unipolar. Los EEUU quedaron como la única superpotencia militar (sin dejar
de reconocer el poderío de Rusia, China, Irán y Corea del Norte). Pero en lo
económico el mundo tiene un complejo y muy entramado vínculo donde existen
varios actores principales. La conclusión de todo esto que para analizar la política hay
que situarse en un plano transestatal, ya que es la única manera de comprender los
procesos de decisión política. La densidad de conexiones a escala mundial se
acrecentó aceleradamente. En los últimos veinte años basta examinar los
intercambios comerciales y financieros, las concentraciones de empresas, los
procesos migratorios, las actividades delictivas y los flujos tecnológicos.
Este nuevo espacio político global debería tener la capacidad de gestionar las
tensiones que se derivan por las desigualdades transnacionales con la secuela de sus
efectos. Se trataría de una especie de gobierno universal.