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GLOBALIZACION

MARCO HISTORICO

La Globalización se ha transformado en un vehículo poderoso que aumenta el


crecimiento económico, propaga nuevas tecnologías y también aspiraría a mejorar los
niveles de vida tanto a los países ricos como a los pobres, pero también es un proceso
muy controvertido porque ataca la soberanía nacional, erosiona la cultura y las
tradiciones locales y, cabe agregar, amenaza la estabilidad económica y social
exportando las crisis de un país a otro.

En el aspecto económico la globalización no es otra cosa que la expansión del


mercado. Lo que denominamos mercado no es otra cosa que la conjunción de
compradores y vendedores, productores y consumidores y ahorristas e inversores.

En cierta forma, la historia económica es el estudio de la extensión del mercado:


del campo a la ciudad, de la región a la nación y de nación a nación. De esta manera,
podemos afirmar que el fenómeno no es nuevo, desde que se produce la caída del
sistema feudal, ha sido constante el avance del mercado y en su transcurso siempre
dejó ganadores y perdedores.

Durante el Siglo XX, la Gran Depresión de 1930 y las dos Guerras Mundiales
retrasaron el avance del mercado. Pero finalizada la Segunda Guerra Mundial, el
crecimiento fue incesante y a una velocidad jamás vista ya que fue determinante el
aporte tecnológico. Un punto a veces no tenido en cuenta fue la carrera espacial ya
que aceleró notablemente el avance científico y tecnológico en todas las ramas del
conocimiento humano.

Todos los observadores coinciden que la caída del Muro de Berlín marcó en 1989
un punto de quiebre. Ya que se lo considera ese hecho como el inicio de un cambio en
el desarrollo de las civilizaciones. Ese suceso fue continuado con la desaparición de la
Unión Soviéti a. Ade ás e t ó e isis el odelo del lla ado estado de ie esta
el llamado Tercer Mundo entró en una etapa de reubicación en el concierto de las
naciones al desaparecer el mundo comunista. El esquema tripolar desapareció. En los
países subdesarrollados, la crisis del modelo keynesiano trajo aparejada la caducidad
del modelo sustitutivo de importaciones en la cual fundaban estos países sus sistemas
económicos. Estos últimos se vieron obligados a practicar un drástico ajuste
económico que consistió en la apertura económica y la liberalización comercial. Estos
países encontraron un acceso dificultoso a la reconversión económica ya que se
encontraron vulnerables por su deuda pública y se vieron obligados a disminuir su
gasto público conseguir disciplina fiscal y achicar el Estado en cuanto a sus funciones.
Lo que acaba de expresarse es una breve reseña de un conjunto de fenómenos
vinculados al campo internacional que nos lleva a estas rápidas conclusiones: 1) ha
existido y existe una notable concentración de rupturas y discontinuidades en lo
político y en lo económico en un tiempo breve; 2) vivimos una etapa de
transformaciones de una magnitud tal que permite calificarla como cambio
civilizatorio o, como algunos dicen, vuelta de página en la historia del hombre; 3) la
realidad va más rápido que la capacidad humana para reconocerla y entenderla por lo
que ninguna interpretación puede pretender ser la definitiva. Hay un alto grado de
provisionalidad en todo lo que se exprese o se escriba.

PROFUNDOS CAMBIOS EN OCCIDENTE

El primer proceso que profundamente cambió los valores en Occidente la


constituyó la revolución científica. Los últimos cuarenta años fueron testigo de que la
automatización, la robotización y la informatización colonizaron el mundo de la
producción en todos sus vértices. El proceso productivo tanto en su organización
como en su gestión y control fue sometido al cambio científico y tecnológico. Abarcó a
todas las actividades: tanto como de índole fabril como el campo de los servicios.

El segundo proceso cambió en el mundo del trabajo. En todo el Orbe capitalista es


notorio el descenso del nivel de empleo. En el período de la revolución industrial el
aumento de la producción se acompañaba de un aumento del empleo en las ramas
industriales, en cambio, en la revolución científica se manifiesta lo contrario: la
producción crece sin que aumente la cantidad de trabajo utilizado en la misma
proporción. Más aún, el trabajo tradicional decrece o se contrae. Efectivamente, la
automatización sustituyó trabajo en la esfera directamente productiva y la desplazó
hacia el sector servicios. Hoy es notorio el incremento de puestos de trabajo en este
ámbito. Pero aún así, los niveles de empleo han caído en términos absolutos y las
altas tasas de desempleo campean por todos los países.

Este proceso es acompañado por una tendencia a la precarización de las


relaciones laborales y al descenso de los niveles de remuneraciones. Bajo estas
situaciones, la sociedad se transforma de modo tal que el trabajo perdió la calidad de
aglutinador o integrador del conjunto humano. Durante el siglo XX, Occidente se
caracterizó por constituir un mundo social alrededor del trabajo: el salario, las
relaciones laborales, la asistencia al trabajador y su seguridad fueron tejiendo una red
de protección del mismo. Hoy dicha red de contención se halla en el centro de una
tormenta que se empecina en colocar al trabajo en la condición de mera mercancía,
es decir, es un bien transable bajo las mismas condiciones que cualquier otro de los
que se ofrecen en el mercado. El trabajo es el blanco principal de una política de
edu ió de ostos u a de o i a ió de a a egist ada es fle i iliza ió .

El tercer proceso de cambio en Occidente lo constituye la globalización


económica. Este fenómeno tiene larga incubación. Es un hecho pluridimensional que
compromete todos los órdenes de la vida y es por eso que tiene múltiples
denominaciones: aldea global, economía de mundo, fábrica global, etc. En realidad la
globalización económica no es otra cosa que una nueva fase del sistema capitalista y
cuyas características son las siguientes:

1) Apertura de los sistemas económicos nacionales y, consecuentemente,


disminución o desaparición de las políticas estatales reguladoras o proteccionistas.

2) Evidente aumentó del comercio internacional: hacia principios de los años 90 las
exportaciones mundiales fueron casi diez veces mayores que cuarenta años atrás.

3) Expansión de los mercados financieros: hasta hace poco, los países eran
considerados entidades económicas distintas, conectadas por el comercio. Ahora
es distinto. Los mercados financieros soslayan cada vez más las fronteras
nacionales cuando toman decisiones de inversión. En 1990, los Gobiernos
suministraban la mitad de los préstamos y créditos a 30 países en vías de
desarrollo (incluyendo Brasil, China, India y México) según el Instituto para las
Finanzas Internacionales con sede en Washington. En 1999, los flujos privados
totalizaron 136.000 millones de dólares en esos treinta países, en comparación
con los flujos de capital gubernamentales que fueron del orden de los 22.000
millones de dólares, de acuerdo con ese instituto. Todo esto acompañado por un
furor incontenible de las compañías multinacionales en adquisiciones de todo
tipo: en solo seis meses de 1999 las compras y fusiones fueron del orden de
500.000 millones de dólares tanto en países avanzados como en vías de
desarrollo. Este total fue siete veces mayor que los niveles de todo 1991 (que fue
de 85.000 millones de dólares) según el informe de las Naciones Unidas sobre la
Inversión Mundial.

4) Reorganización espacial de la producción e impenetración de las industrias a


través de las fronteras nacionales: las compañías cada vez más organizan su
producción globalmente, dividiendo entre muchos países el diseño de los
productos, la fabricación de los componentes y el armado final.

5) Búsqueda permanente de la ventaja comparativa y de la competitividad: así, por


ejemplo, en Europa el implacable afán por el mercado único se refleja en un
reconocimiento generalizado de que las compañías europeas se verán presionadas
para competir en los mercados globales si sus operaciones locales son restringidas
por mercados nacionales fragmentados.
6) Prioridad de la innovación tecnológica: las compañías tratan de lograr economías
de escala, es decir, reducir costos por medio de mayores ventas y volúmenes de
producción y permanecer al tanto de los cambios tecnológicos que surgen de
todas partes.

7) Aparición de elevadas tasas de desempleo.

8) Descenso de los niveles históricos de remuneración de la fuerza de trabajo.

El sistema capitalista sigue moviéndose bajo el motor de la disminución de los


costos y el incremento de las ganancias. Sus principios fundamentales son la
liberalización, la apertura, la competencia superlativa y la desregulación.

Con este cuadro de situación la globalización económica requiere


imprescindiblemente de dos consecuencias: el descenso de los costos laborales y el
descenso del costo estatal. El primero de ellos se ha obtenido con la automatización
ya que el reemplazo de hombres por máquinas es incesante y en gran número de
operarios calificados se tornaron inservibles. El segundo se caracteriza por la
disminución o abandono de las políticas sociales, la reducción de las estructuras de
seguridad social y la caída de la legislación defensora del mercado laboral.

La economía globalizada requiere una mayor libertad de movimientos para la


radicación de inversiones por parte de las empresas. Los países compiten para atraer
a esas inversiones rebajando los costos según las presiones de las empresas. Se llega
así a una dinámica perversa: el éxito económico requiere de una sociedad que se
desestructura, que excluye a sus componentes y que disgrega socialmente. Las
exigencias económicas son implacables y las consecuencias sociales son lesivas. De
aquí la perversión del movimiento parece no poder detenerse y las soluciones
propuestas no han logrado quebrar ésta dinámica.

EL NUEVO SISTEMA INTERNACIONAL

La llamada guerra fría derivó en un mundo bipolar cuyas cabezas eran EEUU y la
Unión Soviética. El estallido de ésta última en 1991 significó el fin de la bipolaridad.

A raíz de ello, en el campo occidental, los países que lo integraban dejaron de


privilegiar las alianzas militares y se preocuparon por las desinteligencias económicas.

Durante la bipolaridad, el mundo occidental defendía un tipo de modelo


económico y se daba a sí mismo seguridad militar a través de un complicado juego de
alianzas. El mundo comunista trataba de hacer lo mismo.
La desaparición del mundo comunista cambió el orden de las cosas, ya que dejó de
tener sentido toda la articulación de seguridad militar y económica de Occidente.

Sin embargo, contra todo lo esperado, el mundo bipolar no fue reemplazado por
un centro unipolar. Los EEUU quedaron como la única superpotencia militar (sin dejar
de reconocer el poderío de Rusia, China, Irán y Corea del Norte). Pero en lo
económico el mundo tiene un complejo y muy entramado vínculo donde existen
varios actores principales. La conclusión de todo esto que para analizar la política hay
que situarse en un plano transestatal, ya que es la única manera de comprender los
procesos de decisión política. La densidad de conexiones a escala mundial se
acrecentó aceleradamente. En los últimos veinte años basta examinar los
intercambios comerciales y financieros, las concentraciones de empresas, los
procesos migratorios, las actividades delictivas y los flujos tecnológicos.

La complejidad y las tensiones resultantes ha hecho que las instituciones


t a sestatales o o el Ba o Mu dial, el FMI, el g upo de los 7 o el g upo de los
20 ha a te ido ue i e e ta sus eu io es pe iódi as. Pe o, a su vez, estas
instituciones se encuentran impotentes para evitar que sus reuniones no sean objeto
de críticas y protestas en varias ciudades. La primera de ellas fue en Seattle en 1999
ya la que le siguieron manifestaciones en Praga, Génova, Barcelona, Madrid, Evian y
Washington. Desde entonces se repiten esporádicamente protestas populares,
convocando a foros de ciudadanos para indicar las consecuencias de la Globalización
junto con los nefastos resultados del mundo financiero.

Desde la perspectiva política se dan tres tipos de respuestas al proceso de


Globalización.

La primera es dejar que el e ado i pulse u a di á i a ue favo ez a los


intereses futuros de los individuos.

La segunda actitud es preservar la capacidad estatal para contener los efectos


negativos del proceso sobre su población.

Y la tercera respuesta es la de construir un espacio político global que acompañe


todos los efectos de la Globalización en sus diversos espacios (económico,
tecnológico, etc.).

Este nuevo espacio político global debería tener la capacidad de gestionar las
tensiones que se derivan por las desigualdades transnacionales con la secuela de sus
efectos. Se trataría de una especie de gobierno universal.

¿Dónde se perfila este espacio de Gobierno universal?


1) Algunos entienden que los organismos internacionales que existen pueden
constituir una especie de Estado Mundial, dotado con instrumentos de
coacción, de arbitraje legal, de regulación económico-financiera y de fomento
de bienestar social. Acá se pueden ubicar al FMI, al Banco Mundial, a la
Organización Internacional del Trabajo y a la Organización Mundial de la Salud.
Así será posible elaborar políticas de alcance general y aplicarlas con el auxilio
de medios coactivos.

2) Hay otra corriente de opinión que vislumbra la constitución de una


constelación de núcleos que ejerciten algún tipo de regulación de los conflictos
aunque no den respuesta a la totalidad de los mismos. Aquí se incluyen un
a po va iado: a) las alia zas i fo ales o o los lla ados G-7 G-20
que agrupan a los Estados económicamente fuertes; b) los organismos
interestatales de carácter regional (Unión Europea o el Mercosur) y de carácter
planetario (UNESCO, Organización Mundial de Comercio).

Hay otros actores que intervienen en la elaboración de políticas públicas. Influyen


sobre la opinión pública, canalizan energías ciudadanas, fomentan o vetan decisiones,
etc. Aquí se incluyen a 1) las grandes empresas transnacionales, cuya creciente
Gobiernos como a sus pares; 2) redes transnacionales de organizaciones no
gubernamentales como Amnistía Internacional, Greenpeace o Médicos sin Fronteras;
3) las redes de Universidades que colaboran internacionalmente en programas de
investigación; 4) las llamadas edes i visi les ue ez la ego io i e
organizado a escala mundial: tráfico de armas, narcotráfico y paraísos fiscales; 5)
actores privados que toman papeles reservados a las autoridades públicas, como
bufetes jurídicos, consultoras sobre finanzas y cuestiones tributarias y agencias que
evalúan la solvencia financiera de las instituciones públicas.

Todo lo reflejado indica que en la Globalización, el Estado Nacional deja de ser el


centro del sistema para convertirse en un elemento integrado en un Orden Mundial
abarcador de todo el planeta.

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